#sigo tragando
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Lo malo de estar tan gorda es comprar ropa, todo se te ve putamente mal y lo peor es que sigo tragando como cerdo, que asco me doy dios, estoy tan enojada en serio, me siento asquerosa y rabiosa.
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GRACIAS MCDONALS POR TAPAR MIS ARTERIAS. ESTOY EN MI CAMA ESFORZÁNDOME POR RESPIRAR, LA DIABETES NO DEJA DE EMPEORAR, EL COLESTEROL NO DEJA DE SUBIR Y SIGO TRAGANDO MCDONALS. LOS MEDICOS DICEN QUE MCDONALS ME VA A ARRUINAR 🍔🛌
#death feedee#glorify obesity#immobile feedee#gaining weight on purpose#morbidly obese#immobile#getting bigger#obese piggy#death feederism#feed me
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Ela posa para a câmera
Lançando aquele olhar docemente perigoso
Incita meus olhos a mergulhar
Tragando minha alma, sem hesitar
Os múltiplos tons de castanho refletidos pelo luar
Com lábios carmesim e cabelos sedosos que fazem divino par
Te sigo, te decoro
Devoro-te sem tocar
Esse desejo casto que me fez devoto de instinto tão impuro e vulgar
Essa tal impureza que eu venero
Corrompe a carne para a alma purificar
Pois quem morre desejoso permanece no inferno, por toda a eternidade a rastejar.
#escritos meus#meustextos#tumblr escritos#lardepoetas#mardescritos#carteldapoesia#mentesexpostas#espalhepoesias
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⃕ ִㅤ𝅄 ㅤׂ ﹝ @grccve ﹞ ♱
era un empleo temporal, eso se había dicho, alcanzó lo suficiente para comprarse la vestimenta necesaria e incluso un poco más para gustos culposos aquí y allá, ¿porqué seguía en ese estúpido trabajo?, avanza hacía el lobby y observa a la mujer tras el escritorio de bienvenida. “ si sigo así como ahora, seré asistente del gerente en cualquier momento, ¿puedes creerlo?, podría ser tu jefa cualquier día de estos. ” se acomoda al lado de ella, moviendo el aparato frente suyo e ingresando para comenzar su jornada tras el escritorio. “ así que haría lo mejor para quedar bien conmigo desde ahora. ” truena su lengua y sonríe triunfante, sonrisa gatuna antes de mover su cabello sobre su hombro. atenta, observa a la mujer a su costado, interesada por la reacción que provocaría, mirándole de pies a cabeza y tragando en seco al final, negándose a los nervios aflorantes que surgían sobre suyo cuando estaba cerca de la de hebras sedas cobrizas.
#♱ . . . ⛓️ 𝐓𝐀𝐋𝐊𝐈𝐍𝐆 : kim hwayun .#grccve#ay q tonta es intentando ser pesada pls#hay q patearla kjsdfbsdkf#hice q trabajara con ella en el hotel jiji#IMAGINA LA TENSIÓN DE ESTA KSJDFSKF#YO DIGO Q HAGAMOS ESCENA DE DRAMA Y SE VAYAN A TOMAR SOJU#Y LE CONFIESE SU AMOR Y SE CASEN AH#DBFSDJBF
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El 7 de octubre del año pasado se casó mi mejor amiga de la universidad. Fue un día hermoso; un día que yo llevaba esperando desde que la conocí. Es una persona que da todo y más cuando se enamora, a quien se le ve el amor hasta en el cabello. Nos conocimos por allá del 2011 y desde entonces estaba yo imaginando ese día. Nadie les va a mentir diciéndoles que fue amistad a primera vista, pero cuando por primera vez la escuché decir “perroasco” dije Esta morra tiene que ser mi amiga. Y, agradecida con el de arriba, aquí seguimos. Tanto que tuve el privilegio de acompañarla en ese momento tan esperado (por mí), y no sé, supongo que también por ella. Estuve con ella cuando el primer pretendejo le propuso casarse por el civil a escondidas. Es una etapa de idiotez que ataca a los hombres (y a varios ya no los suelta) y los hace decir cada barbaridad que nombre, hasta ellos se sorprenden de su propia audacia. Gracias, Universa, por no haberla dejado caer en las garras de la intensidad del amor universitario y haberse negado a tal fechoría legal. Deja tú que el wey al final resultó no ser husband material; la boda iba a ser la más exprés y sin chiste del año, nomás por darle gusto al celillo del vato. El 7 de octubre del año pasado fue también el día que me tocó aceptar que no me iba a casar con la persona con la que juraba que ahí era. Tu amiga la más delulu ya se imaginaba viviendo juntos, endomingados cada fin-viendo netflix-tragando alitas-tirados en el sillón con los perritos jugando a las mordidas. Tenía hasta una hija prestada. Neta que yo ya tenía una familia propia. Se me propuso en modo “es broma pero si quieres no es broma” casarnos: obvio acepté. Pero tenía pendientes por terminar antes de eso. Que si el diplomado, que si la tesis, que si mil cosas que quería dejar en orden antes de empezar mi nueva vida de señora. En verdad que en ese tiempo lo único que quería era casarme con mi vato. Lo ÚNICO. Obvio me emocionaba pertenecer a la clase VIP de los paramédicos, y claro que quería ver completa mi tesis. Pero nada me llenaba el cora como pensar que estaba cerquísima de cumplir mi sueño de infancia. El 7 de octubre me tocó viajar con mi hermana a una ciudad que yo llevaba meses soñando visitar con mi señor. Me gustan las vacaciones y la playa y los pueblitos mágicos, pero ninguno tanto como hacer la revisitación de mi lugar seguro. Cuando recibí la invitación oficial, lo primero que hice fue pedirle que apartara ese fin de semana para que me acompañara. Lo primero que él hizo fue decirme Vemos; que por el trabajo, que la familia, que a ver si no le ponían juntas. Entiendo que ser adulto es cargar mil responsabilidades ajenas, pero no creo que sea tan imposible salirte dos horas antes…de tu chamba…virtual. Una parte de mí no lo culpa por no haber aceptado mi propuesta con el entusiasmo que mi cabeza se imaginó: desde nuestra primera salida hubo tropiezos y eventos desafortunados. Pero pos una es aferrada y hasta capaz de pedir libros a otro estado con tal de volver a ver a alguien. Una es tonta y piensa que una boda ajena puede ayudar a tapar los hoyos de tu relación. El 7 de octubre me agarró la lloradera típica de cuando entro a una iglesia. Sigo sin saber porqué me pasa, pero pos pasa. Lloro sin control a los segunditos de haber entrado, y aunque le agradezco con el cora a mi hermana por haber estado conmigo abrazándome todo el tiempo que lo necesite, no podía dejar de pensar en que no eran esos bracitos los que había planeado que estuvieran ahí. El 7 de octubre conocí esta delicia de canción: la bailó/cantó mi amiga con una emoción hermosa, la cantó hacia y para su esposo, la bailó como tenía años sin verla bailar (porque además tenía años sin verla y ya, punto). Fue un remolino de emociones: contentísima de ver a Mime recién casada con una persona que la llena de amor cada segundo, y al mismo tiempo, derrumbada por dentro porque acepté que mi relación había llegado a su final. Y como dice Nodal, esta vez para siempre...
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*Mientras sigo chupando el pecho de Uzi mis manos van a su torso empezando a acariciarlo suavemente* Mmm~♡-J
Me dieroN uN trofeo!-N
*tragando mucha saliva mientras sudo* Cabron, lo ha-haces tan bien... /////" -Uzi
Aaay pero qve bien por ti mi amor, te lo mereces! <3 -V
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TE VI PASAR
Te vi pasar y otra vez el tiempo se detuvo, fue aquel rubor que me cambió el humor, me dejó mudo.
Mientras desnudo tus ojos, cierro los míos, y con un imperfecto suspiro pienso que tú eres la perfección a la que aspiro.
Y aún deliro y pierdo los papeles cada vez que vienes y te acercas, aunque nunca tanto como para sentir cómo hueles.
Y tu sabor, tu sabor es la mayor utopía. Me quedo en la inopia pensando que algún día te podría conquistar con mi poesía.
Aun no te he visto sonreír, inventaría una comedia con telón de oro. Aun no te he oído hablar, ¿cuánto daría por un susurro tan solo?
Pobre bobo iluso que de ilusión se desvive, que pide a gritos silenciosos que te gires, que me mires y que sepas que aquí estoy, como un eterno después, esperando un gesto tuyo para ponerme a tus pies.
Y es que al verte pasar, el dulce en mi paladar me dice que vas a parar, pero acabo tragando amargo, cuando sin embargo sigues y pasas de largo.
Te vi pasar.
Quiero saber, ¿con qué sueñas? ¿Qué te excita? ¿Qué te atormenta? ¿Qué te irrita? ¿Qué te regala la vida? Quiero saber, ¿qué te quita? ¿Cómo es posible que tanto llanto deje tan seca mi almohada? ¿Cómo es posible amar tanto sin apenas saber nada.. de ti? ¿Cómo es posible que me olvide de pensar para solo sentir? ¿Cómo es posible que algo tan bello como tú pueda existir?
Y mientras te sigo a tientas sé que tu luz me alimenta, que tu sola presencia es una mezcla de ausencia y aumenta, que tu recuerdo me hace un mago de la papiroflexia, intentando definir cómo te iluminas, cómo difuminas al resto de la galaxia y la anestesias, y solo estás tú, tú, elegante y ausente, sin ser consciente de haber reverdecido cada rincón de mi mente.
Tú, andando indiferente, haciendo que la gente sea como estatuas inertes ante la vida que desprendes. Y es que nunca te he tenido y si no estás te echo de menos, es este veneno bendito, es la locura que habito, me hace querer ser bueno... lo sería más entre tus senos, imposibles como el cielo, inalcanzables como el pasado, lejanos como la muerte cuando te sueño a mi lado.
Te vi pasar...
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Ni siquiera pude bajar de peso, no sirvo para eso siquiera, me he decepcionado y sigo tragando como una vaca y cada día estoy más gorda y tonta.
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Estoy rota.... me gano la vida reparando cosas con mis manos.... pero no puedo hacerlo conmigo.... y sigo rota.....No puedo enfocar mi mente.......no logro rotular mis sentimientos son tantos a la vez que terminan siendo uno....un vacío inconmensurable se adueñó de mi pecho..... un agujero negro que va tragando todo a su paso se llevó mi luz...y me invita a entrar..... a caer.....en un lugar sin fondo para salir..... no hay dónde tomar impulso.....sólo el seguir cayendo hasta la eternidad.
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Olhos Azuis
Meu velho companheiro Pares está com sede e cansado. A língua de fora e o trote lento arrasta-nos até as montanhas. O cantil está seco e as nossas gargantas também. O deserto é cruel, mata aos poucos e definha o homem tragando todas as suas forças e vontades de viver. O sol castiga como uma fornalha a pleno vapor e aquece nossos corpos a temperaturas insuportáveis. Não podemos parar agora, amigo ou morremos. Desço de cima dele e sigo na frente puxando-o. Estamos velhos, o tempo foi cruel com nós dois. Prometo que lhe darei um descanso assim que cumprirmos o que deixamos de fazer há dez anos atrás. A noite cai e nosso ritmo também. Procuro um lugar em meio as montanhas sinuosas e traiçoeiras para descansarmos, prosseguiremos assim que o sol nascer. Acendo uma fogueira pequena para não chamar muita atenção e espantar as cobras e os lobos. Deixo Pares ao seu calor e parto em busca de algo pra comer. A noite é tão fria quanto o dia é quente. É uma dádiva do próprio deus, assim acredito, é para castigar nossas almas, disse o padre uma vez. A essa hora não tenho muita escolha para o jantar. Coelhos ou cobras me servirão bem essa noite. Enquanto caminho devagar ouço um barulho. Meus sentidos estão focados com um bom par de olhos e um velho Winchester em mão é o que disponho. Abaixo e espero seu próximo movimento. Nada, é astuto como deve ser para poder sobreviver nessas terras. Pego uma pedra e jogo na direção de onde veio o som e posiciono a mira lá. Assim que a pedra toca o chão o bicho corre. Meus olhos são hábeis e velozes, rapidamente o vejo se expor sob a luz da lua. Tenho quatro balas no tambor e preciso acertar uma das quatro para poder ter o que comer essa noite. Mão firme e um dedo leve são o suficiente, a idade pesou sobre meus ombros e ossos, mas não sobre minha habilidade de matar. Sinto muito, amigo, hoje é você, talvez amanhã seja eu. Puxo o gatilho e ouço seu corpo rolar. Caminho até lá e recolho a janta dessa noite. Pobre coelho, nunca poderia se defender. Pego alguns chumaços de capim e volto a fogueira. Tiro sua pele e o coloco para assar. Dou o capim para Pares e espero o coelho assar. Ceamos sob essa noite estrelada e de barriga cheia e usando o sobretudo de couro velho como encosto de cabeça me agasalho e coloco o chapéu no rosto, adormeço com os uivos ecoando pelas paredes e o estalar da lenha na fogueira.
Ouço o engatilhar de uma arma e acordo. Levanto um pouco o chapéu e a minha frente está um desconhecido de roupas gastas, duas pistolas, uma em sua mão apontada para mim e a outra em seu coldre invertida. Em seu peito um brasão com a letra "S". Olhar baixo e morto aparentando cansaço, por mais que esteja vivo, parece já está morto há muitos anos. O olhar é opaco, frio, triste e fundo. Fui descuidado
— Cada dia é uma dádiva e devemos vive-lo como se fosse o último. – Diz enquanto enrola seu cigarro. – A vingança faz do homem deserto, consome a todos e a si mesmo. – Termina acendendo e tragando seu cigarro.
– O que procura? – Indago sem me mover, pois um movimento em vão poderia colocar tudo a perder. Não sei de suas intenções.
– Dois olhos azuis. – Responde ao tirar seu cigarro da boca.
Eu ficaria tranquilo se meus olhos fossem de outra cor agora, mas não são. Há ódio nos olhos dele, mas está calmo, foi consumido até perder a alma, a vontade de viver e vive somente por esse ódio. Vou morrer aqui? Não quero morrer aqui, não antes de completar o que devo fazer. Mas acho que não vou ver o sol se pôr hoje. Pares, trota na direção do estranho instintivamente. Não faça isso, meu amigo, não entregue a sua a ele. Ele prossegue com raiva e o estranho muda seu alvo e o acerta, duas vezes. Nesse átimo de segundo eu saco minha arma. Eu sou mais rápido, eu tenho ódio em meus olhos também. Antes dele estar em minha mira uma bala atravessa minhas costelas logo abaixo do coração. Ele é rápido, muito rápido, mais do que eu. É o meu fim. Fecho os olhos.
– Não são seus olhos que eu procuro, viajante. – Diz ele guardando a arma.
O estranho monta em seu cavalo e começa a sair. Levanto meu braço com dificuldade e o coloco na mira. Ele para e coloca sua mão em sua arma. Baixo a arma sem forças para continuar. Olho Pares, seus olhos arregalados partem meu coração, sinto sua dor, sinto sua respiração fraca e sua luta pela vida. Me perdoe, meu amigo, eu fui fraco. A dor aumenta e eu apago sem forças. Quando acordo estou sendo arrastado por um cavalo em uma maca improvisada amarrada a cela. O sol queima meu rosto. Murmuro algo. Sinto muita dor.
– Ainda está vivo. – Diz uma voz feminina. – Aguente mais um pouco, logo chegaremos à cidade.
Apago novamente no percurso. Acordo em uma cama sem camisa e com o tórax enfaixado. Vejo a minha frente uma cômoda velha com dois retratos. Em um deles uma senhora segura uma criança nos braços e a outra está ao lado. A poeira toma conta dessas lembranças. O quarto é todo fechado, sem janelas tendo apenas a porta como saída. A velha cama range as molas com qualquer movimento que faço. Tento me levantar e com muita dificuldade consigo. Caminho devagar escorando nas paredes pela velha casa. O piso de madeira velha range denunciando minha presença caminhando pela casa. Ao passar a cortina encontro uma bela moça de cabelos dourados com cachos nas pontas, olhos azuis e bem trajada com um vestido volumoso e suor na testa. Suas feições delicadas se misturam a poeira e exaustão que pairam sobre seu rosto fino e branco como a neve. Transpira maturidade em seus olhos. As pálpebras cerrando os olhos mostram que está saturada de algo, cansada, talvez da vida que leva ou da própria vida. Esse semblante desaparece quando ela me vê e sorrindo me recepciona.
– Onde estou? – Pergunto a estranha.
– Em Dirtville. – Responde com um sorriso simpático. – Eu o encontrei ferido graças ao seu cavalo. Ele relinchava muito e quando cheguei onde ele estava, já estava morto e depois vi você respirando bem fraco, tentei falar com você, mas percebi o ferimento e vi que estava desacordado e sangrando muito. Seu cavalo não teve a mesma sorte. Sinto muito. – Termina com ternura na voz.
– Por que me ajudou? Eu poderia merecer o que aconteceu. – Questiono o ato de bondade.
– Quando cheguei perto de você senti que não era uma pessoa ruim. Eu tenho isso comigo desde criança, desde que minha mãe morreu. Não sei explicar. Fico feliz que esteja vivo e melhor. A vida é o que temos de mais valioso. E todos tem o direito de se arrepender e recomeçar. Não somos nosso passado, somos quem decidirmos ser agora – Seus olhos brilham e ela emana uma bondade imensurável em suas palavras. – Devemos salvar primeiro e depois fazer perguntas. Minha mãe me educou assim.
– Obrigado por tudo, mas preciso ir. Não quero mais incomoda-la. Não mereço toda essa bondade de sua parte. – Tento voltar a cama para pegar o resto de minhas roupas e caio. Sinto muita dor. Toco onde a bala entrou e sinto o sangue passar pelo curativo. Ela me ajuda a levantar. Sinto seu perfume e nossos olhos se cruzam. Seus olhos irradiam uma luminosidade assombrosa, como o sol nascendo. O azul é vivo, nítido e fulgurante. A minha alma dói. Me arrependo de tudo de ruim que um dia fiz na vida. Essa moça tem um dom, o dom de deus dado as pessoas puras para quebrar o ciclo de ódio desse mundo. Estou tomado por uma calma que nunca tinha sentido antes.
– Não é nenhum incomodo e, você ainda está muito fraco. Descanse e recupere suas energias primeiro. Vou fazer um café e lhe trazer algo para comer. – Diz ela com ternura nos olhos.
Volto a cama e espero. Lembro de Pares e meus olhos ficam marejados. Sinto muito, meu amigo, não pude nem me despedir e lhe dar um enterro decente. A dor que sentiu eu vou carrega-la comigo. Alguns minutos depois ela volta com café e uns biscoitos.
– É o que tem de mais rápido para você comer agora. Mais tarde trago a janta. – Diz ao me entregar a xícara e o prato com biscoitos.
– Está de bom grado. Muito obrigado. – Agradeço acanhado. – Não sei seu nome. – Pergunto sem cerimônia.
– Me chamo Margot Sant'Anna. E o seu?
– Martin Hetliff, senhorita. – Respondo de boca cheia. – Perdão, senhora, não tinha visto sua aliança.
– Está tudo bem. – Ela fica cabisbaixa e introspectiva por um momento e sai.
Termino o café e os biscoitos e deixo o prato e a xícara na cômoda e deito. Lembro-me do desconhecido que quase me matou. A ferida arde como se estivesse sentindo outra bala entrar. Vejo sua face calma e serena. “Cada dia é uma dádiva e devemos vive-lo como se fosse o último”. Eu o acharei e o matarei da forma mais cruel que puder. Eu viverei todos os dias como se fossem os últimos e, o último dia será quando eu arrancar suas vísceras.
Deitado e sem nada pra fazer fico olhando para o teto por um longo tempo até adormecer novamente. Sonho que estou em um desfiladeiro com minha arma em punho e o desconhecido a minha frente. Atiro várias vezes, mas ele não sente nada, não consigo feri-lo. Novamente estou a sua mercê e nada posso fazer. Ele atira várias e várias vezes e a cada tiro sou empurrado para trás, para a beirada. Ele para um pouco, abaixa a arma e sorri. Mira e atira na minha cabeça empurrando-me definitivamente para o desfiladeiro. Caio lentamente. Uma queda interminável. Por dia eu caio. Vejo minha vida passar diante dos olhos. Vejo todas as coisas que fiz na vida, boas e ruins. Tudo está lento agora. Sinto dores, muitas e então vejo o chão. Estou levitando sobre ele e estou tão perto que estendo o braço e o toco. Ouço uma voz, uma voz feminina. “Martin?". Sinto meu braço doer. A voz aumenta e de repente caio no chão e acordo. Levanto da cama suado e assustado e vejo Margot. Ela está segurando meu braço com os olhos assustados. De súbito solta como se me profanasse.
– Desculpe, você estava falando muitas coisas e se mexendo muito. – Diz ela meio assustada. – Então eu toquei seu braço, mas não adiantou e então eu apertei e puxei. Me desculpa.
– Não se preocupe. – Tento acalma-la com um tom de voz suave e um sorriso. – Foi só um sonho ruim, um sonho bem ruim.
– Vim aqui dizer que a janta está pronta.
Tento me levantar novamente, mas não consigo, minhas costelas doem demais.
– Não precisa levantar, vou trazer.
– Tudo bem, mas não se acostume. – Tento quebrar o gelo, inutilmente, percebo.
Ela traz meu prato e sai. Logo em seguida volta com o seu e um banquinho, o coloca perto da cama e senta.
– Mamãe dizia que não devemos deixar as visitas comerem sozinhas. – Ela sorri, eu também.
Jantamos e o silencio impera sobre nós, os talheres batendo nos pratos de esmalte desordenadamente são as únicas coisas que produzem som.
– Você é casado? – Perguntou abaixando os olhos e acabando com o silêncio.
– Era... – Respondo secamente.
– Desculpa estar perguntando demais, mas o que aconteceu? – Pergunta arriscando um sorriso forçado.
– Ela morreu há muito tempo. – Respondo com pesar na voz.
– Qual era o nome dela?
– Sílvia. Ela era educada e gentil assim como você. Acreditava que tudo poderia se resolver com diálogo e amor. – Fico introspectivo e as coisas fluem. – Ela tinha um dom com os animais. Conseguia domar um cavalo selvagem com as mãos nuas em questão de minutos. Seus olhos eram pretos como a noite. Às vezes eu via estrelas em seus olhos. Hoje ela é uma. – Quando volto do devaneio vejo Margot com as mãos no queixo a minha frente, passo a mão no rosto e sinto ele molhado. – Me perdoe, acho que falei demais. – Digo enquanto cerro as lágrimas com as mãos.
– Apenas homens de verdade choram assim. – Diz ela tentando me consolar. – Essa dor deve ser um grande fardo. Eu te entendo.
– Eu vou descansar, tudo bem? – Corto o assunto.
– Tudo bem. – Diz ela se levantando e pegando o banquinho. – Boa noite.
– Boa noite.
Por causa das dores não consigo dormir. O ódio me consome, mas ele vai embora sempre que Margot aparece. O teto vazio e sem vida parece interessante até eu começar a sentir uma forte sonolência. Ouço a madeira do piso ranger. Acendo a lamparina e vejo Margot.
– Está sem sono também? – Pergunto disfarçando a sonolência.
– Sim e, me sinto estranha. Talvez seja porque você está aqui. – Diz um tanto confusa.
– Desculpa, eu não vou fazer nada com você. – Tento amenizar o que ela sente. – Está com minha arma, fica com ela nas mãos, talvez lhe passe mais segurança.
– Eu não gosto de armas, muito menos de porta-las. Tirei a sua com medo dela cair no caminho, se quiser eu a devolvo agora. Eu disse que senti que era uma boa pessoa, minha sensitividade quanto a isso nunca me falhou, não estou sem sono por medo, é algo que desconheço.
A noite passa rapidamente enquanto conversávamos e, só percebemos quando a luz do sol entra por uma brecha na parede.
- Nossa, já é de manhã. – Diz surpresa. – Vou preparar o café. Com licença.
- Muito obrigado.
- Pelo que? – Pergunta.
- Por estar sendo tão gentil comigo. Eu estou sendo um peso morto aqui.
- Não diga isso. Está apenas machucado, quando se recuperar, poderá fazer tudo que quiser. E aliás, está sendo uma ótima companhia. – Sorri e sai.
Minhas costelas ainda doem bastante, mas sei que está melhor. Tento me levantar e sem muita dificuldade consigo. Estou me recuperando rápido graças aos cuidados de Margot. Caminho lentamente e passo a porta.
- Onde fica o banheiro? – Pergunto elevando o tom da voz até onde a dor me permite.
- A direita do quarto, segunda porta. – Diz lá do fundo.
Caminho escorando nas paredes pendendo para o lado direito para não forçar o ferimento. Urino como se não o fizesse há uma semana. Lavo bem as mãos e volto. Ao passar pela cortina vejo Margot já com o café em uma bandeja com biscoitos, dos mesmo que me serviu dia anterior. Sento-me na beirada da cama. Pego a xícara e dois biscoitos a mão.
- Quais os ingredientes? – Pergunto vagamente para puxar assunto.
- Trigo, manteiga, cravos, ovos e amêndoas. Receita da minha mãe passada pela minha avó. É um legado que elas faziam questão de passar.
- São os melhores que já comi.
- Obrigada. - Agradece acanhada.
- Eu sei que seria muito invasivo, mas eu gostaria de conhecer sua história. Poderia me contar?
- Eu nunca a contei a ninguém. - Diz olhando para o chão. - Imaginei que algum dia teria que fazê-lo, pois é isso que somos, história, não é mesmo?
- Tem razão, somos histórias ambulantes incompletas. - Concordo ajeitando-me na cama.
- Meu pai tinha um rancho longe da cidade onde plantava flores, herdou de seu pai. Não era lá grande coisa, mas com esse pedacinho de terra ele tirava seu sustento e era feliz. Amava cuidar do rancho, dizia ter nascido para essa vida. Conheceu minha mãe na cidade, em uma festa que acontecia todos os anos para celebrar a chegada da primavera. Ele dizia que naquele dia foi a cidade vender suas flores, das quais se orgulhava muito, dizia ser as mais belas da região. Os invejosos, segundo ele, diziam que ele não enxergava que as suas rosas não eram as mais belas. Nesse dia, quando viu minha mãe, comprovou que eles estavam certo e, que as suas rosas não eram as mais belas, pois a mais bela não estava em seu jardim. Ele levou 4 anos para conseguir chamar minha mãe pra sair. Nesse dia ele levou a cidade um exemplar raro de uma orquídea ao qual pensara estar extinto. A flor mais cara do evento. Todos ficaram impressionados a ponto de causar quase uma confusão, pois todos queriam ver. Então minha mãe se aproximou, ele a olhou em seus olhos azuis e disse "a beleza que se esconde e tão bela quanto uma estrela que não brilha". Ele então pegou a orquídea e deu a ela. Todos ficaram pasmos sem entender, mas ele sempre dizia e hoje entendo; "que o amor não é para se entender". Ela disse que nunca tinha sentido tão perdida na vida quanto naquele dia. Após algum tempo eles se casaram e ela foi morar com ele no rancho. Toda vez que ela ia ao jardim que ele tinha em volta da casa, ele dizia que enfim seu jardim agora tinha a flor mais bela. Ela deu a luz a dois filhos, gêmeos. Eu e Marcus. Eu e meu irmão éramos ligados de uma tal forma que, quando ele se machucava, eu chorava junto. Sentia sua dor como se fosse minha. Estávamos em sincronia, desde a barriga até quando ele se foi.
- O que aconteceu com ele? - Interrompo. - Ele morreu?
- Sim. Foi há mais de vinte e cinco anos atrás. Nós estávamos felizes. Tínhamos tudo que queríamos até o dia em que uns homens estranhos apareceram querendo comprar as terras de meu pai. Ele se negou a vender, disse que não venderia, pois aqui não era só um pedaço de chão, era toda a sua vida, a vida de seus pais, avós. Ele passaria esse legado aos seus filhos e deles para seus netos e que essas terras sempre seriam nossas, dos Sant'Anna. Ouvi boatos na cidade que nas nossas terras tinham muitas jazidas de ouro. O pai não se importava com isso, ele dizia que já tinha toda a riqueza que poderia conseguir na vida. E que nenhum pedaço de ouro valia mais do que nossas terras.
Então em uma noite de outono tudo mudou. Os cachorros latiram, nós todos acordamos. O pai pegou sua espingarda e pediu para ficarmos escondidos. Após alguns minutos de silêncio ouvimos tiros. O pai voltou correndo para dentro, fechou a porta e nós fomos até ele. Estava sangrando. Nós o ajudamos e enquanto estancávamos o sangramento, a porta foi arrombada e um tiro saiu da escuridão acertando meu irmão no peito. Ele caiu, eu também, senti sua dor como se tivesse me acertado também. A mãe pegou a arma do pai e matou o homem. Eu apaguei. Acordei dois dias depois no hospital local. A mãe disse que Marcus tinha morrido e que já tinham enterrado ele. Eu era só uma criança de cinco anos, mas senti a morte dele de uma tal forma que nunca a superei e até hoje sinto sua presença. Eu não tive chance de me despedir de meu irmão, pois o pai pegou todos nós no dia que acordei e nos levou para bem longe, para a pequena cidade de Sameland, o único lugar que ele tinha certeza que não iam nos encontrar. Depois de nos deixar aqui vi a mãe chorando, discutindo com ele. Ele dizia que não ia entregar as terras assim, que ia lutar até sua última gota de sangue. A mãe o abraçou forte e deu um beijo em seu rosto. Desde esse dia eu nunca mais o vi. Com o passar do tempo eu esqueci seu rosto, me sinto horrível por isso. É como se toda esse sofrimento tivesse varrido ele de mim, do meu coração. A mãe cuidou de mim como pode. Depois de um tempo ela adoeceu, eu não sabia o que ela tinha, mas ela sentia muitas dores e passava todo o tempo na cama. O médico me disse que eu deveria cuidar dela, pois precisaria muito. Eu cuidei, passei noites em claro ao seu lado, secando seu rosto, lavando seu corpo com pano úmido, dando seus remédios e tentando alimenta-la, mas não adiantou. A mãe morreu em um dia de primavera. A flor voltou a ser semente para novamente se tornar flor. Eu não entendia porque ela tinha morrido, eu fiz tudo direito e mesmo assim não consegui salva-la. Eu era só uma criança de seis anos, nada fazia muito sentido para mim, ainda mais a morte. Depois da morte da mãe foi que eu comecei a sentir as pessoas, sentir algo bom ou ruim vindo das pessoas, acredito que seja o espirito da mãe em mim, me ajudando, me guiando e cuidando de mim. Me dizendo que eu não estou sozinha. O médico que atendeu a mãe cuidou de mim por um tempo, assim que percebi que ele queria abusar de mim eu fugi. Me escondi no primeiro trem que chegou à cidade e viajei sem destino. Desci na primeira cidade que ele parou, era Dirtville. Sobrevivi nas ruas comendo resto, lixo e algumas coisas que pessoas boas me davam. Cresci e apesar de andar suja, eu tinha me tornado uma bela moça. Uma senhora me viu na rua e quis me ajudar, disse que uma menina tão bela não poderia ficar jogada assim. Ela me levou a sua casa, me banhou, me deu roupas de sua filha que havia falecido e educou-me da melhor forma possível. Enquanto estudava, eu trabalhava em umas casas como
méstica para ganhar algum dinheiro. A vida foi complicada, mas eu consegui superar tudo isso, mas a dor e o vazio permaneceram dentro de mim, como uma doença tentando me consumir as forças. Foi em uma dessas casas que conheci Lennin, um jovem inteligente, educado e doce com quem me casei. Antes de me casar tentei achar meu pai. Tinha esperanças que ainda estivesse vivo. Com a ajuda de Lennin voltei ao antigo rancho onde morávamos. Senti tanta tristeza ali, mal consegui andar. Estava abandonado, caindo aos pedaços, mas ainda estava ali tudo que deixei. Estava até a mancha de sangue de meu pai e de Marcus. Voltamos a Dirtville e nos casamos. Após 10 anos de felicidade plena a vida me deu outro golpe do qual não achei que fosse suportar. Lennin morreu em um acidente. Foi muito dificil aceitar. Passei meses chorando todos os dias. E ainda choro as vezes. Lennin era de uma família que tinha muitas terras, deixou uma fazenda, essa casa e mais algumas posses. Eu não quis nada além dessa casa. Após dois anos da morte de Lennin eu comecei a reunir forças para seguir em frente. Decidi ajudar as pessoas. Dar-lhe algo bom, tentar curar essa dor em meu peito ajudando os outros a curarem as suas. Me formei em medicina e comecei a ajudar as pessoas. Mas a dor não sumiu. Eu quis esquecer tudo que vivi, por causa da dor, de tudo que senti e ainda sinto, mas não consegui. Esquecer isso é esquecer todos que amei e foram bons para mim. É esquecer do pai, da mãe, do Marcus, do Lennin e da Senhora Délia, a moça que cuidou de mim, mas não posso ficar remoendo toda essa dor, ou nunca ficarei bem. Ainda tenho algo dentro do meu coração que me diz que meu pai está vivo e, que algum dia eu vou encontra-lo. Eu acredito. - Quando ela termina eu estou com lágrimas nos olhos. Que vida trágica, mas por mais que tenha sentido tanta dor, por algum tempo ela teve flores e felicidade em sua vida.
- Você foi uma pessoa muito forte. - É a única coisa que consigo dizer.
- Eu não fui forte, passei por tudo sofrendo cada dia, cada minuto e cada segundo. eu me tornei com o tempo.
- Entendo. A vezes acredito que a vida só nos dar a quantidade de peso que aguentamos carregar. As vezes pensamos que o fardo é pesado demais, mas não é. Só precisamos encontrar nossas forças dentro de nós. Seguir em frente depois de algo que muda nossas vidas radicalmente bastante dificil, mas mais dificil ainda é encontrar essa força oculta que está dentro de nós.
- Você entende bem. Eu gostaria de ouvir também sua história, mas está na hora de fazer o almoço. - Levanta e faz o gesto de limpar um pó imaginário que se acumulou sobre seu vestido.
- Tudo bem, outro dia eu conto.
O tempo passou bastante, tive uma recuperação um pouco lenta apesar da melhora repentina que tive depois que Margot começou a cuidar de mim. Passei um mês em sua casa, não sai uma vez se quer para ver a luz do sol, mas estou bem, com forças e pronto para seguir, sinto algo estranho, parece medo ou receio, eu não sei direito. Não tenho vontade de deixar Margot aqui sozinha, mesmo sabendo que ela é uma mulher forte e que sabe se cuidar, mas aqui não é meu lugar. Não sei como dizer a ela que estou de partida, que vou embora quando o sol nascer, mas sei que ela vai entender. O tempo que passei aqui em sua companhia fez meu coração esfriar, me deu paz. Fez-me pensar muito sobre tudo que fiz e vivi esses anos todos. A cruz e a espada sempre estiveram a minha frente e eu sempre sabia qual escolher, mas hoje, hoje eu nem sequer consigo olha-las. As coisas não se tornaram confusas para mim, mas sim bem claras, tão claras e nítidas quanto os olhos delas. Eu devo cumprir o que prometi, Pares pagou com sua vida e mesmo que eu também pague com a minha, tenho que cumprir. As minhas mãos ainda estão cheias de sangue e minha redenção está bem longe de ser alcançada.
Margot saiu, disse que ia comprar remédio. Recolho todas as minhas coisas, o coldre, meu Winchester, minhas botas, meu sobretudo e meu chapéu. Penso em escrever um bilhete e deixar na cama para não enfrentar a despedida, mas não o faço. Sento na mesma e espero. Após algumas horas de espera ela não chega. Começo a ficar preocupado. Ela nunca foi de demorar assim. Sempre cumpriu bem seus horários. Levanto e saiu da casa. O sol arde e me vem a lembrança do deserto e do estranho. Paro por uns segundos no meio da rua, mas logo me movo. As pessoas me estranham, eu não me importo, porque sei que elas nunca me viram aqui e isso é normal. Pergunto a todo mundo que vejo por Margot Sant'Anna. Apesar da cidade ser pequena, está dificil encontra-la. Depois de quase uma hora de busca um homem bem trajado em um terno me diz que ela está cuidando de umas pessoas feridas. Eu me acalmo e faço o caminho de volta a casa dela. Eu deveria ter suposto que ela estaria ocupada assim, deve ser uma das poucas médicas daqui ou a única, é normal está sempre ocupada ou ter sempre alguém para dar uma olhada. Sento-me na cama e espero mais um pouco e nada. Olho o velho relógio de bolso que ela deixou sobre a mesa. Está perto da hora do jantar. Tomo a liberdade de ir a cozinha preparar algo. Ela vai chegar cansada. Não estou mais doente e é meu dever ajudar. Devo minha vida a ela, devo muito mais. Quando estou para terminar a janta ela chega. Para na porta da cozinha e arrega-la os olhos. Sorri e pergunta.
- O que tem pra janta?
- Algo comestível. - Brinco tentando não parecer nervoso. - Vi que não chegaria a tempo e me arrisquei aqui. Espero que goste.
- Está cheirando bem, espero que seja bastante comestível. - Abre um sorriso lindo, espontâneo, diferente de todos que vi até agora. - Vou tomar um banho e já volto.
- Já está quase pronto. - Meu coração acelera. O nervosismo aumenta e minhas mãos começam a ficar suadas. Sinto paz e euforia ao mesmo tempo. Havia anos que não me sentia assim. Eu estou apaixonado?
Termino e coloco a mesa. Sento-me e a espero. Depois de alguns minutos ela aparece. Está linda. Olhos radiantes. Cabelos úmidos. Está cheirando como um campo de rosas. Está vestida em um vestido leve, simples, sem renda e que termina um pouco acima dos joelhos. Quando ela se aproxima meu coração acelera tanto que parece que vai sair do peito. Tento disfarçar arrumando os pratos na mesa e novo. Estou realmente apaixonado, mas não devo contar a ela. Não posso complicar a sua vida e devo respeitar sua dor. Eu não posso ficar e, dizer isso a ela e depois ir embora não é justo, não é certo.
- Boa noite. - Digo enquanto me levanto para recebe-la.
- Boa noite. - Diz se sentando a mesa. - Nunca imaginei que soubesse cozinhar. Hoje em dia os homens não se prestam a cozinhar, dizem ser um dever das mulheres.
- Aprendi a cozinhar com meu pai. Não conheci minha mãe, meu pai cozinhava e me passou esses conhecimentos.
- Interessante. - Diz se servindo. - Eu gostaria de ouvir mais, mas primeiro vamos comer. Estou morrendo de fome.
- Concordo, não sou muito bom com conversas a mesa.
Após a janta Margot foi direto para seu quarto. Estava cansada. Eu disse que limparia tudo e depois dormiria. Eu limpei, mas não consegui dormir. Por que está tão dificil sair daqui? Éssa pergunta me perturba por horas até finalmente eu pegar no sono.
Acordo cedo, apesar de ter dormido tarde. Ajeito novamente todas as minhas coisas e fico sentado na beirada da cama. Assim que levanto vejo Margot passando pra cozinha.
- Bom dia, dormiu bem? Pergunto um tanto abatido. pelo que vou dizer a seguir.
- Bom dia. Sim, e você? - Pergunta de costas colocando a água no fogo para o café.
- Estou bem, graças a você. Eu não sei como vou agradecer por tudo e, espero algum dia poder fazê-lo a altura. Eu... Eu estou de partida hoje. - Digo com um pesar na alma.
Ela não se vira, para um instante de fazer o que estava fazendo.
- Como se sente?
- Ainda sinto algumas dores, pequenas dores, mas vai passar. - Digo passando a mão nas costelas.
- Saiba que as portas sempre estarão abertas sempre que precisar. - Diz voltando a fazer o café.
- Eu sei. - Eu não sei. Juro que não sei, tudo está confuso e nebuloso. Sei que estou apaixonado, é a única certeza que tenho. Sei que a amo. Sei que daria minha vida por ela. Casaria, teria filhos e viveríamos felizes, mas eu não posso. - Eu espero que se cuide. Sentirei sua falta. - Sentirei muito, como o ar para um afogado, como a cura para um enfermo.
- Espera. - Ela se vira e vejo seu semblante abatido. - Eu vou lhe dar um remédio para aliviar essas dores. - Ela vai até seu quarto e volta com um frasco. Estende a minha frente e diz. - Tome um pela manhã e o outro a noite. Eu sei que está sem cavalo e, gostaria que levasse o meu. Não vou aceitar um não como resposta. Deve estar indo para muito longe. Não conhece ninguém aqui e não tem como arrumar um. Está tudo bem, eu arrumo outro.
- Tudo bem. - Em qualquer outra ocasião eu negaria, mas estou precisando muito de um.
Quando eu vou pegar o frasco nossas mãos se tocam. Sinto seu calor, suas mãos tremem, as minhas também. Eu a puxo e a beijo forte. Beijo como se o mundo fosse acabar. Sinto seu gosto de rosas e seu corpo macio. Tento controlar toda a minha euforia e desejo, mas não consigo e tudo transborda em um beijo selvagem que traz à tona todos os nossos instintos.
- Fica! - Pede ela segurando meu rosto com as duas mãos.
- Eu não posso. Hoje eu sou deserto.
- E quando não será?
- Eu não sei.
- Quando estiver pronto, se algum dia estiver, eu estarei aqui esperando você.
Suas palavras me cortam o coração e me dão forças para desistir, mas eu sou deserto e nunca deixarei de ser até cumprir o que prometi. Eu nunca terei paz se não enterrar minhas dores. Minha redenção é você Margot, e eu volto para recebê-la.
Ela chora e eu também. Nos abraçamos forte por alguns minutos. Eu dou um beijo em sua testa e a deixo ali. Quieta, esfriando, preparando um café solitário. É um adeus estranho. Mais nenhuma palavra é dita, é como se sepultássemos tudo em alguns segundos. Me perdoe. Eu não posso ter você com minhas mãos cheias de sangue. Não posso, não assim. Eu te amo
Pego seu cavalo e parto sem olhar para trás. A cidade aos poucos vai ficando distante. Cruzo as montanhas e sigo para o norte. A noite cai e paro para descansar. Dou água do meu cantil para a égua de Margot e bebo um pouco. Não vou jantar hoje, estou sem fome. Tomo o remédio que ela me deu para aliviar as dores. Pego minha arma e coloco-a na mão e durmo com certo receio, ainda estou marcado e não superei o ocorrido. A noite passa como um piscar de olhos. Levanto e sinto meu caminho. Dois dias de viagem e avisto Sameland. A cidade está a mesma coisa desde que a deixei há vinte anos atrás. Aqui se quer encontrar alguém que procura, basta entrar no Saloom esperar. E é o que faço. Amarro a égua e entro lentamente. Todos do Saloom me encaram. Um rosto novo, um estranho, uma ameaça em potencial. Vou ao balcão e peço tequila. O barman me serve.
- Procura alguém ou algum serviço em especial?
- Só um pouco de tequila. - Viro o copo. - outra, por favor.
- Você que manda.
- Deixa a garrafa. - Ele o faz. Pego e sento em uma das mesas vazias e espero.
Após eu me sentar o movimento do Saloom volta a rotina. O barman serve os drinks, o carteado continua na mesa mais distante. As garotas circulam oferecendo seus serviços ou simplesmente distraindo os outros jogadores para ganhar um extra. Sou só um estranho com uma garrafa de tequila afogando alguns sentimentos. Quando a garrafa está pela metade a porta se abre lentamente. O ar fica pesado. Meu coração acelera e os olhos cerram. Não era quem eu estava esperando, mas o destino tem seus meios de ajustar suas contas. Eu estava pronto para tudo, menos pra ele. O estranho que atirou em mim. Reconheço esses olhos mortos, suas roupas gastas, suas pistolas e uma delas encaixada no coldre invertido e seu brasão com um "S" no peito. A minha mão rapidamente desce para meu revolve e o engatilha. O ódio tenta me consumir, vejo Pares e sinto as costelas arderem. Bebo mais um copo. Quando tento me levantar vem a imagem de Margot na cabeça. Sinto seu braço tocar o meu. Paraliso por alguns segundos e sinto uma sensação horrível. O estranho passa e vai até o bar. Pede whisky. O desejo de vingança volta e fico em um dilema, não sei se o mato aqui dentro ou lá fora. O estranho entrega um pouco de dinheiro ao barman, mais até do que consumiu. Se vira vai caminhando lentamente até a porta. Ele não lembra de mim, fui só mais uma bala gasta, só mais um corpo em seu caminho. Levanto-me e vou atrás dele em passos rápidos, assim que ele passa pela porta eu chego perto o suficiente para tocar seu ombro.
- A vingança faz do homem deserto. - Digo antes dele se virar.
- Consome a todos e a si mesmo. - Completa se virando e olhando em meus olhos.
Estamos frente a frente a um metro de distância. Estou eufórico e enlouquecendo, mas mantenho a calma. E ele está com o mesmo olhar do dia que matou Pares e atirou em mim a sangue frio. Não tem mais vida nesses olhos, nesse corpo, nem sequer parece que tem uma alma. Ele se mantem frio, calmo e estático, não teme nada, não teme a mim, que estou perto de mata-lo.
- Se está pronto para matar, tem que está pronto para morrer. - Diz ele colocando sua mão em uma das armas.
- Eu sou a morte e vim te buscar.
Saco minha arma e ele também. Seguro seu braço direito com o meu esquerdo. Puxo seu corpo contra o meu, empurro e acerto uma cotovelada em seu queixo. Ele cai tonto no chão e sua arma cai ao lado. Quando vai sacar a outra eu estou com ele na mira. Sinto meu sangue ferver. Sinto o demônio correr pelas minhas veias e puxar o gatilho. Acerto ele no mesmo lugar que me acertou. Seu corpo cai de vez ao chão. Respiro, tento conter minha insanidade. Quero atirar mais, mas não o faço. Pego suas duas armas e amarro suas pernas. Amarro a corda na égua de Margot, monto e o puxo. Vou terminar isso tudo longe daqui. Parto em disparada para longe arrasando seu corpo. Quando estou bem longe da cidade paro. Desço e puxo seu corpo até uma pedra e o escoro lá. Tiro do bolso um velho canivete e cravo em sua perna. Ele não grita. Puxo de cima até embaixo abrindo toda sua perna e ele geme.
- Eu quero que sinta o que a dor significa. - Digo a ele enquanto cravo o canivete na outra perna.
- Você não sabe o que é dor de verdade. - Diz sorrindo. - Não sabe o que é ter o coração arrancado várias vezes do peito e ainda estar vivo. Não sabe o que é perder sua vida, perder tudo o que tem e todos que ama. Não sabe, garoto. Talvez algum dia saberá
Abro a outra perna e cravo o canivete em seu peito. Ele grita. Saco minha arma e atiro em seus pés até minhas balas acabarem. Pego as armas dele e descarrego em seus braços deixando apenas uma bala. Olho em seus olhos e sinto dor. Não deveria sentir isso. Deveria estar satisfeito, mas não estou. Sinto um vazio misturado com dor e pesar.
- Você começou isso. - Digo colocando a arma entre seus olhos. - Mas eu vou terminar.
- Eu não sou um assassino, mas eles me transformaram nisso. - Diz fechando os olhos. - Me perdoe filh... - Antes dele terminar eu atiro. Tiro desse homem o que tinha de mais precioso. Acabo com sua história, com suas tristezas, alegrias, sonhos e desejos em alguns segundos. Eu tirei dele, mas sinto como se tivesse tirado de mim.
Acabou. Sento ao chão e choro. Fico ali quase uma hora olhando o que fiz e como fiz. Após me recuperar eu mexo em suas roupas caçando algo de valor. Acho um bolo de notas que não me orgulho em pegar. Mexo mais um pouco e no bolso de dentro do lado esquerdo encontro um papel dobrado. Uma carta. Abro e quando começo a ler minhas mãos tremem sinto como outra bala tivesse perfurado meu peito. Não é possível! Esse homem não! Não, não, não! Eu custo acreditar, mas está tudo ali, na minha frente em uma carta feita para Margot. Esse homem que acabo que matar é o pai de Margot, o pai que ela tanto queria encontrar. Os olhos azuis que ele procurava eram os de Margot. O mundo desaba em cima de mim esmagando todos os meus ossos e não me matando. Não, a morte agora é luxo, é dádiva, eu não mereço isso.
Eu sou deserto, infértil...
Hetliff mata o pai de Margot, pois esse era o desconhecido que quase o matou. Ele descobre isso após atirar nele e achar uma carta que ele carregava para ela. A carta explicava o motivo dele ter saído de casa cedo e que ele a amava.
Margot quer encontrar seu pai, mas não sabe como ele se parece, pois ela era muito pequena quando ele partiu.
Hetliff fica no dilema de entregar ou não a carta a Margot, no fim ele escreve um bilhete a ela pedindo perdão e entrega a carta.
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Bro, llevo más de medio año deprimida, pero sigo aquí, ya no he mortificado a nadie con mis problemas porque aprendi que cada quien esta atravesando batllatas diferentes con su cabeza
Y creo que he estado siendo muy fuerte porque me he estado tragando toda esa mierda sola, para no preocupar a nadie, para no fastidiar a largo plazo a nadie y porque a pesar de todo lo que he sentido sigo aquí
He sentido millones de deja vus, he amanecido sintiendo que no me puedo parar, sintiendo que quiero dormir más por la desesperación de empezar el día tan pronto cuando no se como aguantarlo, me he apretado el cuello millonedbfe veces al despertar por la cantidad de ansiedad que he sentido, mi ansiedad me ha durado más de 7 meses sin que un día descanse y no lo comento, no le digo a nadie para no molestarlo y también porque mucha gente antes preguntaba en porque cuando no tenía nueva respuesta clara yo misma, entonces era tan fastidioso el que me pregubtaran una y otra vez que por que cuando era la misma ansiedad de agosto que no se iba y que solo iba incrementando
Me canse de dar explicaciones, aprendí que eso era mio y solo mio y que solo yo iba a ser la que lo iba a poder entender mejor que nadie.
Quise tomar la desicion madura de aprender a sentirlo y disfrutarlo, amar mi tristeza, amarme mientras me sentía rota, romantizar el también sentirme hasta abajo para sobrellevarlo mejor y poder respirar mejor
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Algunas veces sentimos ligeramente un oído más sordo que el otro. Suponemos que tal vez nos entró agua cuando nos bañamos o quizás la lluvia de estos días se escurrió y se quedo allí tapando en parte aquello que nos ayuda a oír.
Yo en lo personal, odio tener un oído tapado, me molesta escuchar desigual y pasó todo el rato tragando saliva o metiéndome el dedo al oído y luego sacándolo de golpe para que la presión y la fuerza bruta hagan su trabajo. Pero si sigue tapado, uso cotonetes, a veces funciona, a veces no y es frustrante.
Esto me recuerda a los pensamientos que me invaden y poco a poco se vuelven una molestia... Conocen de este tema de la ANSIEDAD? Bueno, les explico...
No todos los días, ni cuando estas triste o estas contento o te sientes solo o incluso en compañía, no sabes exactamente en que momento puede llegar un ataque de ansiedad, ocurre sin que te des cuenta y para cuando logras identificarlo, es tarde.
Igual que cuando el agua se escurre hacia tus oídos, los pensamientos que permanecen en la parte más alejada de tu cabeza, aparecen y se ponen en primer plano. Primero es una pequeña molestia y luego eres más y más conciente de ello y comienza a ser una molestia absoluta que no te deja en paz y es ahí cuando comienzan los síntomas.
Cuando te desesperas por oír como normalmente lo haces, buscas métodos y medicamentos para aliviar el malestar. Pues con la ansiedad es igual, tu cuerpo busca métodos y formas de controlar el malestar, el asunto es que tu cerebro es el encargado de hacer esas funciones y como sus códigos genéticos se basan más en la química y biología del cuerpo, el sabe que nuestros sistema nervioso y emocional está saturado y por eso crea estos síntomas en nuestro cuerpo.
El cerebro desata la ansiedad en distintas formas... Si tu corazón está afligido y lleno de emociones que has reprimido, para descomprimir todo ese dolor, te hace llorar sin razón alguna. Cuando te nota agobiado, con tanto estrés, te desata un ataque de pánico que te deja aislado, a veces por horas, a veces por días e incluso he escuchado de personas que pasan así por años. También está ese momento aterrador en el que tu cuerpo está demasiado estresado y convulsiona, tiembla descontroladamente y te impide tener control propio sobre tus extremidades. Y mi peor miedo, lo que más odio de la ansiedad, es cuando me dispara un pensamiento tan chocante, que me paraliza, me deja quieta y con el cuerpo congelado, pero mi mente, mi corazón y mi sangre van a mil por hora, la adrenalina recorre mi cuerpo sin poder ser liberada y me siento como un caballo desbocado en una vidriería... Grito, pero no me sale la voz; le ordenó a mi cuerpo que se mueva, qué corra, que huya, pero me quedo quietecita; Le digo a mi cuerpo que haga algo, lo que sea, pero solo me quedo allí, como si mi cuerpo estuviera hecho de cristal, una prisión de vidrio, desde la cual yo puedo ver a través de mi misma, viendo como la vida pasa y yo no me muevo, viendo como el tiempo avanza y yo no cambio, viendo como todos siguen sin mi y yo solo estoy ahí deseándoles lo mejor mientras me quedo inerte en el mismo sitio, pero yo grito, les juro que atrapada allí estoy gritando...
"Espérenme!"
"Estoy aquí, paren!"
"No tan rápido, por favor."
"Esperen por mi! Estoy aquí!"
Y sin embargo la vida sigue. El mundo avanza y yo sigo en el mismo lugar, sin sentirme diferente o por lo menos cerca de lograr llegar a donde todos ya han llegado.
En el Internet dicen que es normal, qué es algo que ya pasará, igual que el agua en el oído, eventualmente se te va a destapar y oirás perfectamente otra vez...
Pero la Ansiedad que vive conmigo no sé en qué momento se irá y me dejará ser la chica perfecta y alegre que era antes... Porque todo el mundo la extraña, empezando por mis padres que cada tanto me preguntan "Que paso contigo? Donde esta esa niña alegre y perfecta que eras antes?" Rayos! Yo también la extraño, papá, te juro que quisiera que ella vuelva cuando antes. La vida se sentia mejor cuando era ella quien tenía las riendas de esta mente ya rota y frágil....
... Ojalá ella vuelva cuando antes.
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Estoy bien
La alarma suena a la misma hora, tengo 60 minutos para alistar y empezar el día en el trabajo.
Pongo a calentar el café, entro a la ducha, me alisto y alimento a mi gata. Por fin ya estoy en la oficina, todos caminan de un lado a otro, están preocupados, ansiosos, empiezo a revisar los correos, las llamadas, es lo mismo de siempre, trabajo y mas trabajo, no se ni porque reviso, si se lo que voy a encontrar. Por fin la hora de almuerzo, todos en el comedor, todos tienen su propia vida, no recuerdo si alguien me pregunto como estaba, pero no importa. Veo moverse a las chicas de un lado a otro, como si escondieran algo, de pronto la gente empieza a murmurar y revisas su teléfonos, el mío nunca sonó, será que tienen su propio grupo de chat, no importa, sigo haciendo lo mío. De pronto se acerca la asistente, que vaya al comedor, alguien me mando a llamar, extrañado me puse de pie y camine al comedor, era raro, las escritorios estaban todos vacíos, solo la encargada de limpieza camina de un lado a otro, empujo la puerta del comedor, están todos ahí, empezaron a gritar, Feliz cumpleaños, Feliz cumpleaños; me bordearon y empezaron a cantar Happy birthday, acaso es mi cumpleaños hoy?, que día estamos, ya es febrero? será por eso que sonaba mi teléfono personal? Llegaron los abrazos, las felicitaciones, tanto personal trabaja en esta empresa? hay gente que ni siquiera conozco y me abrazaron deseando feliz cumpleaños. Llego a casa, con una caja de torta para compartir conmigo mismo, agarro un puñado de galletas para mi gata, sube a la mesa, le sirvo su vaso de leche, y cenamos los dos, en silencio, sin interrumpir nuestra cena. Recordé que mi teléfono sonaba todo el día, alguien se acordó de mi? no creo, nadie sabe mi fecha de cumpleaños, lo tengo todo en privado y siempre desvió la fecha cuando me preguntan. Y bien, no estaba equivocado, mi teléfono sonó tantas veces, era el banco recordándome que tengo una deuda de por vida con ellos, y alguna que otro mensaje en automático recordándome las promociones de comida rápida. Estoy apunto de meterme a la cama, suena el teléfono, es ella, insistió tantas veces que respondí, ¿Estas bien? me pregunto, me quede callado, respire lento y respondí, Si estoy bien y corte la llamada. Amaneció nuevamente, la historia volvería a repetirse una vez mas, calentar el café, ducharme y alimentar a mi gata, ir al trabajo y volver a casa a descansar. Parecía que este día iba ser distinto, sonaba alguna música en la oficina, la gente estaba relajada, en el comedor todo fue mas divertido, todos se reían, bromeaban, no entendía nada, pero era divertido verlos bromear. De pronto sonó el teléfono, era ella, que raro que llamara tantas veces en menos de una semana, al ver que no respondía, escribió un mensaje, ¿Estas bien?. Antes de salir del trabajo, le escribí, estoy bien, ahora no puedo hablar, estoy camino a casa, hablamos luego. Esta vez, camine a casa por la ruta larga, bordeando el boulevard, demore en llegar a casa, abrí la puerta de la casa, estaba todo igual, la ropa en el suelo, los platos sucios, la gata sentada en la mesa esperando su comida. Fui al cuarto, y del closet saque aquella caja que escondía como si fuera un tesoro, lo lleve a la cocina, me aliste un vaso de agua, y saque lo que había, pastillas y mas pastillas y aquella hoja cuadriculada, con aquel mensaje que dejaría a quien me encontrase, empecé a leer, mientras me daba valor para tomar las pastillas que acabarían conmigo; una, dos, tres pastillas empecé tragando, volvió a sonar el teléfono, puse "mute", y seguía leyendo aquella hoja, el teléfono sonaba cada vez mas insistentemente, ya casi no tenia lagrimas, ni fuerzas, estaba empezando el efecto somnoliento de las pastillas, la respiración cada vez era mas lenta, el teléfono seguía sonando, solo recuerdo el ultimo mensaje casi repetitivo, ¿Estas bien?, estoy intentando responde, las letras están borrosas, de pronto alguien toca la puerta, la gata se asusta y se esconde, hoy no esperaba visitas, ya no tengo fuerzas, el teléfono y la puerta, empezó a ser abrumador, el teléfono cayo de mis manos, me desplome y casi no puedo hablar, estoy demasiado cansado, por fin acabara esto aquí. abro los ojos con mucho esfuerzo, no puedo casi reconocer quien es, pero esas manos, esa voz; estoy bien, estoy bien, repetía las veces que podía; ella lloraba y me reclamaba, que hiciste, que hiciste, que te pasa, porque lo hiciste. No se si hice bien en darle un duplicado de llaves de la casa, seguro tenia la idea que alguna vez vendría y se por fin se quedaría conmigo. Estoy bien, estoy bien. Ahora, solo miro por la ventana de esta habitación si alguna vez vendrá por mi, no puedo ni siquiera gritar porque nadie me escuchara, no entiendo porque tengo la camisa de fuerza, no entiendo porque estoy aquí, en esta habitación tan fría, tengo hambre, quiero salir a caminar, quiero ver a mi gata, quiero saber mas de ese día. Quiero preguntarle porque lo hizo, porque no solo me dejo ir; porque si yo estaba bien, porque aquí, que día es hoy, cuanto tiempo paso, tantas preguntas y sin nadie que me las responda. No es justo. Yo solo quería terminar conmigo mismo. Yo estaba bien, yo estaba bien...
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Noche 7:
no sé ni porqué sigo escribiendo aquí, la verdad sé que no lo estás leyendo, pero creo que lo hago por mi, para poder sacar todo lo que me he estado tragando. Estos días han sido los días más difíciles para mi, el dolor que tengo en mi pecho no se compara a nada. La verdad no sé qué me duele más, saber que este adiós es para siempre, o saber que tú nunca pudiste luchar ni una sola vez por mi. Cada vez que algo entre nosotros sucedía, yo siempre te busqué, yo siempre te rogué, te pedí que no me abandonaras. No siento justo que deba hacerlo otra vez, ademas, si para ti es tan fácil perderme, dejarme ir como si fuese cualquier cosa, entonces tal vez es lo que yo deba hacer contigo también.Todos los días tengo que pasar frente a tú barreada, he estado tomando buses y chivas para poder ir al gimnasio, jajaja, sé que estarías orgulloso de que estoy modo ahorrativa. A veces la chiva que me deja en ondgo demora mucho y me tengo que ir en la que me deja en tu barreada, es muy difícil tener que pasar por los lugares en donde tú y yo pasábamos tiempo juntos, y solo ignorarlo. Cada vez que me toca hacer eso tengo que contener mis ganas de salir corriendo a tu casa, tocar el timbre y rogarte que no me abandones. Esto es muy difícil Juan. Pero sé que tú no me quieres en tu vida, y para ti esto es mucho mejor. Así que tendré que seguir. Hay muchas cosas que quisiera decirte, cosas de mi vida, de la universidad, de mi, de todo, pero ya no importa, ya te fuiste y no queda nada. ojalá existiera otra vida, otro universo en el que pudiera amarte y no renunciar a ti. Ojalá existiera otro mundo en el que tú y yo sí tengamos un feliz por siempre, en el que pudiésemos tener una vida juntos. Extraño tus ojitos, tu nariz perfecta, tu sonrisa que aunque a ti no te gustara, para mi era lo más Perfecto de este mundo, extraño tus besos, tus abrazos, el sonido de tu risa, y como me decías “eres mía”. Extraño dormir contigo, ver naruto, jugar valo aunque en verdad yo nunca jugué bien jajaja, extraño jugar Mario, ir a la tienda por pipas, ir a los columpios, existir en tu cuarto, extraño poder llegar a tu casa, decir buenas y saber que podía abrir tu cuarto y tumbarme en tu cama. Extraño tanto, pero de eso ya no queda nada. Supongo que es hora de que vaya aceptando que no regresaras. Supongo que es hora de dejarte ir.
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No maldigo la comida...ellas no tienen la culpa de ser ricas y deliciosas, tampoco a la sociedad y que si un grupo de ellos nos joden o gracias a ellos queremos ser como esas modelos....ya no me importa ... En fin ahora estoy tragando. Y no puedo parar ...sera la ansiedad? O simplemente lleno él hambre de otras veces cuando no como.
Fuente: pleasantsublimebanana
#hambre#gorda#sociedad#sola#triste#tristeza#tragona#comelona#ansiedad#ansiedad de comer#sigo tragando
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I got a Shirt and a Panera gift Card for xmas .
#fuck yeah#was really not expecting anything#🙌🏽👌🏽#pero como sigo tragando no me quedo la camisa#asi que ire a panera#😂
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