#se supone que el gato iba a ser Oscuro pero como no se le ven los ojos pues no se pudo
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#artfight#kazzy dibuja#se supone que el gato iba a ser Oscuro pero como no se le ven los ojos pues no se pudo
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Jueves, 25 de mayo de 2017.
La princesa despertó de su letargo a las 6:00 a.m, sin embargo, no quería afrontar la conciencia plena tan temprano, así que alargó su sueño hasta las 8:00. Despertó con facilidad debido a que anoche se había ido a dormir temprano, aprovechando su cansancio para huir de sus preocupaciones.
La Reina se adelantó hasta plafam, un centro médico más económico que el promedio privado que ofrecía servicio psicológico. La princesa tenía cita a las 9, y esa sería su segunda. Hacía 15 días de la primera, a la cual asistió a regañadientes; pues el estrés económico de que “no alcanza” cada vez más a menudo, aunado a su experiencia con anteriores psicólogos que nunca han generado la sensación de alivio o mejoría, la hacían pensar en la pérdida de tiempo y dinero que resultaba el asunto y le provocaba a su vez una disimulada expresión de culo.
Fumó el mañanero usual, se bañó placenteramente y se dirigió al lugar (que quedaba a dos cuadras del palacio). Llegó puntual, estuvo unos minutos frente a la puerta del consultorio, aún con los audífonos reales puestos, divagando sobre si debía esperar a que la llamasen o entrar directamente. Las otras mujeres en la cola para pagar la miraban discretamente, y su alteza ya se había acostumbrado; la calva le sentaba bien estética y anímicamente. Finalmente superó sus miedos y tocó la puerta. “No salgas con una patada, no salgas con una patada” se repetía para mantener la calma. Recordaba un momento al inicio de la primera cita en el que la psicóloga preguntó “¿qué te trae por aquí?”, y sus emociones arremolinadas estaban por escupir un cortante “No sé, dígame usted, que es la se supone que sabe”, pero se contuvo.
A Estrellas le estresaban los psicólogos. Se sentía desnuda frente a ellos, como si ellos pudieran manipularla al saber cosas que ella no, y esa sensación de constante amenaza le incomodaba. También la constante duda de si lo que están suponiendo es correcto, porque ellos no la conocen. Puede que contase sus problemas y cómo se sentía, y que respondiera sus preguntas, pero ella sabía que aún no decía todo. Nunca decía todo, y esa maña se había vuelto ley estos últimos meses. Total que la sesión de hoy se trató de hablar de las exparejas. Pff -pensaba, sarcástica- el tema que más odio. Estrellas sólo se entusiasma conversando sobre polémica existencialista o sus ex. Aunque desconfiaba de los psicólogos y les tenía poca fe, en esta doctora veía algo distinto. Parecía tener un poder de observación objetiva y le preguntaba aspectos sociales sobre su entorno, no sólo sobre sus sentimientos; llevándola a decirle algo interesante:
Hablaban de las ex de Estrellas. Cyborg, un primer amor imposible; Fresa Negra, un capítulo oscuro y tembloroso; y finalmente el Hada Innombrable. “¿Qué crees que tienen en común estas ex? ¿Por qué crees que se interesaron en ti?”
“No lo sé. Por mi personalidad tan diversa y tan abierta, supongo. Siempre me ha gustado ver ambos lados de todo.”
“¿No has notado que estas ex, han vuelto a estar con hombres? Se debe a que son personas que no están seguras de lo que quieren, y que ven en ti todo eso que les gusta. No tienes un cánon precisamente femenino, y al ver en ti ese espectro de de todo un poco, se sienten atraídas.”
Estrellas quedó fascinada. Nunca lo había analizado de esa forma.
“Es normal que sientas que es poco probable que encuentres pareja, o amor nuevamente, porque al ser tan única, sólo puedes relacionarte con estas personas que sobresalen del promedio, que son inusuales. Pero apenas tienes 19, y ya has vivido bastante ¿no crees?. A mí me parece probable que puedas encontrar a alguien.”
Su forma de animar no era basada en la simple esperanza, como solía hacer la psiquiatra. Era basada en probabilidades resultantes de hechos, aunque Estrellas comprendía que el mundo del psique era muchísimo más complejo que eso. No obstante se sintió más realizada ante su lejana decisión de no intentar nada con bisexuales otra vez. No significaba que empezaría a discriminar a las chicas bisexuales como potenciales parejas, sino que primero analizaría su personalidad para averiguar si eran personas decididas o no. Se había vuelto cautelosa, más jaguar que gato. Acechar antes de hacer contacto, analizar y dejar de contar múltiples aspectos personales a nuevas personas.
Fue una mañana bastante profunda, pero al volver a casa se dio cuenta de que eran apenas las 10. A esa hora debía llegar la dama Swan junto con el Pirata, quienes habían acordado ser lienzos de su majestad. Su impuntualidad los hizo llegar al mediodía y mientras pasaban los diseños y buscaban donde comprar cigarros baratos, el tiempo se escabulló frente a sus narices. Eran ya las 2:00 p.m., la Reina y el príncipe habían llegado y almorzaban mientras la princesa apenas empezaba la labor de práctica. Cabe destacar que los jueves a las 4 pm es el momento sagrado para batería.
Estrellas estaba estresada. El efecto de la nota mañanera ya había pasado y Pirata estaba un poco más irritante este día en particular; más inquieto y confianzudo. Entraba y salía del aposento real repetidamente, movía de sitio las cosas y le decía cómo debía hacer su labor. La princesa solía aceptar consejos y todo tipo de ayuda con humildad, pero ese día estaba de malhumor y lo único que le causaba era irritación. Su guarida se había vuelto sagrada y con dos seres ajenos a ella, merodeando por ahí y jurungando los objetos, la muchacha sentía cómo se marcaban las venas de su frente. Además, le quedaba poco papel hectográfico, sólo dos agujas y aún le faltaban materiales como lubricante, toallín y vaselina (estos dos últimos aún tenía pero a punto de agotarse). Son materiales caros, y la clínica le debe dinero a los doctores desde hace meses (la reina incluida); el Palacio estaba cada vez más desgastado y defectuoso, el Sugar Daddy no le comentaba nada sobre el negocio que estaban por emprender y los materiales no estaban cooperando para el tatuaje.
El diseño no se pegaba a la piel con vaselina, así que tuvieron que usar perfume para traspasar la tinta, que no se marcó bien y eventualmente se borró a medida que limpiaba el exceso de tinta y sangre. Debido a esto, el diseño no quedó igual al que Estrellas hizo en papel, y varias líneas salieron temblorosas e inseguras. Pirata había puesto la máquina en 5, porque según su experiencia en la tienda de tatuajes calibrando equipos, ahí sonaba bien; la cuestión era que Estrellas había estado practicando en 9 y 10 las últimas semanas y no terminaba de convencerla el hecho de que fuera tan lento. La posición en que estaba tatuando le dejó entumecida la espalda y coxis, y ya eran las 3:15 p.m.
Decició parar. Completó el diseño principal del tatuaje, pero no hizo todos los detalles y a su parecer las sombras quedaron mediocres y faltas de trabajo. Era decepción cruda y autoevaluación potente. Recogieron apurados, pues la reina había llamado más temprano para avisar que llegaría tarde y que no podría llevar a la princesa hasta su clase en Chacao, pero las probabilidades confabularon a su favor y a las 3:50, justo antes de que los muchachos salieran del palacio, llegó. Estrellas los despidió y fue llevada a su clase.
Estaba fuertemente afectada al ir en el asiento de copiloto en el corcel con ruedas; pensar en todos los materiales que le faltaban y su precio añadiendo la baja calidad de sus obras “de arte” le ocasionaban fuertes ganas de llorar. Llorar agobiada, entre sollozos que rasguñan la garganta y tapan el tabique con moco. Tanto era así que su madre quiso hacer un comentario agradable sobre le tatuaje, pero la doncella asumió inmediatamente que lo decía parcialmente y que era una opinión alienada por el cariño y las ganas de salvar un corazón. Y eso la irritó aún más, porque si algo no soportaba era que le dijeran lo que quería escuchar por simple lástima. Mera, banal, vergonzosa, indigna lástima. Ella prefería cien veces que la apuñalaran de frente; que fueran sinceros pero con tacto.
Aunque quizás la reina estaba siendo genuinamente sincera.
La clase la relajó, claramente, batería es el método más eficaz (y sano) para distraer a Estrellas. Su examen de grado sería en dos semanas y ya tenía el contenido aprendido, sólo necesitaba pulirlo para que quedase perfecto. Volvi�� a Palacio, donde estaba el príncipe viendo televisión. Al pasar frente a dicho aparato vio que estaban pasando Historias cruzadas, una de sus películas favoritas. Iba por la escena en que la protagonista rubia sale alterada de su casa, y en un banco a las afueras tiene un flasback de ella más joven, siendo consolada por su ama de casa Constantine, una mujer de color. La joven llora, diciendo que los chicos dicen que es fea y que nadie la invitó al baile escolar, y Constantine le dice que la fealdad es algo que se lleva dentro. Que ella no es como esos chicos feos, ella no tiene por qué ser cruel. Pero justo en ese momento emotivo y artísticamente representado de forma sublime, Chillidos cambió de canal. Llevaba toda la escena quejándose y chillando para que Estrellas saliera del maldito cuarto, pero ella había desarrollado un superpoder para ignorarlo demasiado eficaz, y su choconería la aplastó contra su pared de placer esporádico.
¿Ves que eres un maldito? Un gran maldito.
Él la remedó en silencio y ella se encerró en su cuarto de un portazo. Ese tipo de acciones le afectaban más de lo que le gustaría admitir, y quería caerle a golpes al imbécil en ese momento, porque él sólo hacía las vainas con intención de molestarla o hacerla alterar. Y lo lograba, siempre lo lograba. Su actitud sociópata de no importarle nada más que entretenerse a sí mismo mediante la manipulación de senitmientos ajenos, la hacía considerar la posibilidad de cometer asesinato. A esa edad ya están jodidos, pero ella estaba demasiado cansada para afrontar todo eso. No había almorzado, tenía la regla y quería ir a casa de la abuela para ver a los mosqueteros y drenar un poco. Pero quedó acostada, sin quitarse los zapatos, en su cama estupefaciente.
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