#saphugo
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First Days
⥈ 𝐅𝐢𝐫𝐬𝐭 𝐃𝐚𝐲𝐬 ⥈ #Saphugo
Primero de septiembre. No hizo falta alarma, ni que Rose saltará a despertarlo. Se despertó como si su cuerpo ya lo hubiese estado esperando desde hacía mucho. Aunque el sol ayudaba bastante, pues este se coló entre las persianas. ¿Y si se tomaba unos cinco minutos más? Por un breve instante lo consideró, mas al recordar que la última vez estuvo a poco de perder el tren, supuso que lo mejor sería levantarse de una vez.
Hugo Weasley, aún adormilado y con el cabello más alborotado que de costumbre, se quedó ahí en la esquina de la cama. No entendía porque los primeros días eran tan difíciles. ¡Todo estaba de cabeza! ¡Su habitación es un fiasco con tanta ropa tirada en el suelo! ¡Incluso tenía la ropa de Rose tirada en el suelo! Luego hablaría con ella seriamente, pues hacia mucho que había dejado de utilizar la ropa de su hermana. Tristemente, ya no eran la misma talla, pues los pantalones ya ni le entraban.
– De acuerdo, Hugo. ¡Tú PUEDES! –Se animó. Creía que, si nadie lo haría, entonces era su deber darme unas palmaditas en la espalda. Además, estaba hablando de Hogwarts, la mejor escuela de magia y hechicería de todo el mundo. Todo valía la pena–. Accio mochila.
Movió la varita y al segundo la mochila salió volando justo a su pecho, por poco dejándolo caer al suelo. Hugo podía ser tan desordenado, pero con este hechizo nada podía perdérsele. Al menos eso creía, hasta que creyo que lo siguiente podría funcionar.
–Accio ganas de vivir... ¡Oh vamos!
No es que estuviese de mal humor, sencillamente detestaba madrugar. Él siendo un zorro, todos debían entender que se trataba de un ser nocturno ¿cierto? Hugo estaba hecho para la noche, incluso nació tarde. ¡Todo tenía sentido! Oops, de nuevo se perdía entre sus pensamientos. No había tiempo, los demás seguramente ya estarían fuera del hogar. Apurado, casi con el corazón en la boca, Hugo se echó a correr.
Desafortunadamente, Hugo Weasley había olvidado algo muy importante. De haber tenido la recordadora cerca, quizás lo habría recordado, porque hasta ahora creía que todo estaba bien.
–¡Smaug, andando! –Le gritó a su cachorro, quién por alguna razón no se apareció de inmediato. Odiaba dejarlo ahí, pero si no se apresuraba, se quedaría atascado en la madriguera–. ¡Cinco minutos!
Aquello lo gritó bajando las escaleras, corriendo a toda prisa. No fue hasta que sus pies descalzos tocaron el césped, que el pelirrojo entendió que estaba sucediendo. Y ahí estaba, semi desnudo, vistiendo nada más que su bóxer y una corbata a medio poner. Claramente no tenía la cabeza bien puesta ese día.
Lo siguiente que hizo fue acomodarse la mochila, al dejar escapar un suspiro y esperar no entrar en pánico. ¿Por qué los primeros días eran tan complicados? Por eso siempre intentaba tener todo listo un día antes, incluso Hermione le ayudaba, pues conocía perfectamente a su hijo. Además, tenía un serio problema para quedarse quieto, quizás por eso nunca estaba listo. Ahora mismo sí que le vendría bien el giratiempo de Rose. ¿Dónde se había metido su hermana?
El joven Gryffindor se volteó esperando poder encontrarse con algún rastro de su hermana. Aunque terminó por darse una gran sorpresa al girarse y encontrar nada más y menos que a Saphire Malfoy justo debajo el marco de la puerta. Lucía encantadora como siempre, aunque tenía los ojos adormilados, además del cabello levemente alborotado. ¿Y no era su camisa la que tenía puesta? Oh, sí. Hugo recordaba perfectamente esa camisa.
–Buenos días... –Susurró con voz aterciopelada, sacándole un suspiro a Hugo–. ¿Qué sucede? ¿por qué te levantaste tan temprano, Weasley?
Se inmutó por unos segundos, porque la visión que tenía enfrente no le ayudaba a concentrarse. Aunque al notar la mirada de Saphire sobre él, no pudo evitar sonrojarse.
–Es primero de septiembre, Saph–respondió sin más. Saphire sonrió y se le quedó contemplando por unos segundos. Enseguida, la chica se acercó a él y lo primero que hizo fue llevar ambas manos a la corbata de Hugo. Después de tantos años, Hugo nunca aprendió a atarla adecuadamente.
–Así es... –Las manos de la rubia se deslizaron por el cuello del pelirrojo, pasando sobre las tantas pecas del muchacho. Y aun cuando Hugo luciera más confundido que nunca, Saphire esperó unos segundos antes de hablar. Sin embargo, el muchacho nunca pudo atar cabos–. Hugo, nos graduamos hace un año. ¿Lo recuerdas? Hemos estado todos estos meses de viaje, visitando las montañas de Rumania, el lago negro e incluso el mediterráneo.
–Oh... –fue lo único que logró decir, antes que Saphire se carcajeara–. Sólo estoy muy feliz que sea primero de septiembre, y contigo. ¿Cómo paso? ¿Cuándo? Merlín. ¿Estás loca?
–Sólo por ti... –le respondió al encogerse de hombros.
Enseguida Hugo la besó con bastante emoción, pues terminó cargándola. Aquello no fue más que un reflejo, casi similar al que tuvo al levantarse ese mismo día porque el calendario marcaba primero de septiembre. Ahora finalmente podía recordarlo.
Se había encontrado tan ansioso, ¿y como no estarlo? Saphire solía ponerlo tan nervioso y enamoradizo, justo como si aún siguieran en sus días de Hogwarts. Con ella todos los días eran así, toda una aventura.
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ᅝᅝᅝᅝ❝It’s shaking the sky ᅝᅝᅝᅝAnd I’m following lightning ᅝᅝᅝᅝI’ll recover if you keep me alive ᅝᅝᅝᅝDon’t leave me behind ᅝᅝᅝᅝCan you see me I’m shining ᅝᅝᅝᅝAnd it’s you that I’ve been waiting to find❞ https://youtu.be/gjALSZghw24 ᅝᅝSu mirada era perdida, al igual que él. Hugo se encontraba a su lado pero a la vez no, puesto que su cabeza era un caos. Ella lo supo desde el momento en el cual lo vio adentrarse a la habitación con ese cabello alborotado y las mejillas cubiertas de cenizas. Aun más que verlo en aquel estado, le había sorprendido ver al mismo Hugo Weasley salir de su chimenea. Se suponía que no se verían hasta dentro de dos semanas porque nuevas crías de dragón habían llegado y como era de esperarse estarían más ocupados que nunca. ᅝᅝTal vez fue su repentina aparición, su mirada o verle en aquel estado que la rubia no hesitó en acercarse a él y rodearlo con sus brazos. No hizo falta palabras, casi nunca hacían falta esas cosas entre ellos. Luego en cuanto menos lo esperaron, ambos jóvenes se encontraron acurrucados en la bañera. Ella recostada sobre él y él rodeándola con sus brazos temiendo que en cualquier momento ella desapareciera. ᅝᅝEran pequeños y preciados momentos entre ambos que solían aprovechar lo más que pudiesen. En aquel instante no eran más que ellos y burbujas alrededor. Mientras el pelirrojo se entretenía trazando pequeños círculos en la piel pálida de Saphire, ella tomaba una de sus manos. ᅝᅝHugo no supo en que momento todo lo que conocía se había visto abajo en segundos. En los últimos días solía recibir golpe tras golpe y le costaba reaccionar. Si bien eran tiempos oscuros, donde tanto él como Saphire habían perdido seres queridos, solían encontrarse en pequeños, fugases y gratos momentos. Disfrutaban la compañía del otro y era algo que nadie podría quitarles.
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– ᴇxᴘʟᴏʀɪɴɢ ᴛʜᴇ ᴡᴏʀʟᴅ –
–¿Cuánto falta? –tenía las manos entumecidas, podía sentir cada músculo de su cuerpo arder y sin importar cuando avanzaran la chica no veía la cima más cerca–. ¿Estás seguro de que no podemos aparecernos arriba y ya? –Escalar es parte de la experiencia, Saphire –un metro arriba de ella se encontraba su pelirrojo favorito, quien detuvo su avance para voltear a verla y sonreírle–. Además, ¿no te gustaría presumir que subiste una montaña? Es una habilidad que no todos tienen. –Tengo una habilidad mejor –la rubia alcanzó a su novio, deteniéndose a su altura para voltear a verlo–, volar una escoba. Hugo se carcajeó, volviendo a avanzar segundos después. Ese último tramo los obligaba a escalar forzosamente, no como habían hecho antes de encontrar otros caminos donde podían caminar sin problemas. Llevaban unas cuantas semanas viajando, dejando todo atrás para moverse juntos por el mundo. Ya habían visto cosas increíbles, pero la lista era larga y ambos tenían aún muchas sorpresas que mostrarse mutuamente. La montaña, como era evidente, fue elección de Hugo, quien la había conocido por ser el hogar de algunos dragones salvajes. Le prometió a su novia que las criaturas se encontraban del otro lado de la montaña y que no los molestarían, no obstante la chica no podía quitarse de encima la sensación de ver a uno de ellos en cualquier momento. Pronto, Hugo soltó un grito de euforia, sacando a la rubia de sus pensamientos. Había llegado a la cima. El pelirrojo subió, pero no tardó en inclinarse para aguardar por la llegada de Saphire y ayudarla a terminar. Desde su lugar la animaba a seguir, lo cual no le hizo gracia a la chica. Pero Hugo sabía justamente como motivarla. –¡Parece que la victoria una vez más es de los Gryffindor! La representante de Slytherin se ha quedado dormida hoy –sus palabras, por más molestas que fueran, ayudaron a Saphire a sacar las últimas energías para terminar la escalada. El pelirrojo le tendió la mano y ella la tomó. Por unos segundos estuvo muy tentada a tirar de él, pero en la zona donde estaban sería peligroso hacerlo. Si hubieran estado en un sitio mucho menos riesgoso, seguramente su venganza se habría realizado. Aún así, una vez que estuvo nuevamente de pie, la chica no tardó en empujar a Hugo al suelo, tomándolo por sorpresa. –Te felicito por haber ganado, ya casi me alcanzas –colocó las manos en sus caderas, intentando normalizar su respiración luego del esfuerzo físico que había hecho–, ¿cómo vamos? ¿105 a 22? La serpiente se mofó, viendo a Hugo ponerse de pie mientras sacudía la tierra de su ropa. –Muy graciosa –no tardó en acercarse a su novia, sujetándola del rostro. –Hugo, estoy sudando –susurró la chica, intentando apartar sus manos. –Como si no te hubiera visto tan agitada antes –con ese comentario logró hacerla sonrojar, y una sonrisa picara se dibujó en el rostro pecoso del Weasley–. Que mente la tuya, Saph. Yo hablaba de los partidos de Quidditch, pero ya veo que te tengo descuidada. –Cállate –dijo Saphire, silenciándolo con un beso. Luego de hidratarse un poco, la pareja se dirigió hacia el borde de la superficie a donde habían llegado. La vista era increíble, realmente quitaba el aliento. Saphire contempló el paisaje que tenía ante ella, pero había algo en particular que llamaba toda su atención. Hugo Weasley. El león se había acercado al borde, cerrando los ojos e inhalando profundamente. Le había dicho antes a la rubia que esa montaña era famosa por la leyenda de dar energías limpias a los que lograran llegar a la cima, llenándolos de una carga positiva que no tenía comparación. Al parecer estaba comprobando si la leyenda era cierta. Hubo un momento donde pareció estremecerse, y acto seguido levantó los brazos, echando la cabeza hacia atrás como si estuviera recibiendo algo. La chica estaba intrigada, pero aún más, fascinada por verlo. Siempre amaba hacerlo. Pasaron los minutos y ella se mantuvo en silencio, siendo una simple observadora de lo que sucedía. Cuando terminó, Hugo bajó los brazos y se giró hacia ella, sonriendo de oreja a oreja. –Valió completamente la pena –le dijo, estirando una mano en su dirección para que se acercara. Saphire lo hizo–. Deberías probarlo. –Quizá en unos momentos –deslizó sus manos por el pecho de Hugo, observándolo fijamente. Lo único que quería era besarlo. –Bueno, pero debes hacerlo. Vas a necesitar toda esa energía para el descenso. Saphire lo empujó con fuerza, dando media vuelta para evitar soltarle una maldición al mago. Hugo, incapaz de contenerse la risa, no tardó en correr detrás de ella, atrapándola para comérsela a besos.
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Big news.
#Headcanon #12YearsLater
Saphire acababa de llegar de San Mungo, a donde fue con Astoria después de una sospecha de la rubia. Cuando se apareció en la Mansión Malfoy y le contó a su madre, la bruja no dudó en llevar a su hija con un medimago. Hugo no saldría del trabajo hasta muy tarde ese día, por lo que no estaba enterado de la situación, y Saphire no quería alarmarlo si solo se trataba de una imaginación suya. Seguramente estaba bien y nada estaba pasando.
Una vez de vuelta en la casa que la pareja compartía, la rubia comenzó a hacer la cena para cuando su esposo llegara, pero tuvo que parar en algunas ocasiones. Se sentía mareada, algo cansada también. Fue por la necesidad de recostarse que tardó tanto en hacer la cena, pero por fortuna, la tuvo lista antes de que llegara Hugo.
Estaba poniendo los platos sobre la mesa cuando escuchó la puerta de la entrada abrirse, y de inmediato sintió un nudo de nervios en su estómago. Tenía que decirle, pero no estaba del todo preparada.
–Estoy en casa –gritó Hugo, pensando que Saphire estaría en la planta superior. Se sorprendió al verla aparecer por la sala–. Hola, cariño.
–Me alegra verte –saludó Saphire, acercándose para darle un beso de bienvenida al pelirrojo.
La pareja se fue hasta el comedor en donde estaba la comida servida y lista, e iniciaron la cena con calma y un ambiente cálido. Hugo le contaba sobre el trabajo a Saphire, haciéndola reír con sus anecdotas. Pero la rubia se interrumpió a si misma al sentir otro mareo, lo que la hizo llevar una mano a su frente para respirar hondo. Hugo notó el cambio y se puso serio, preocupándose.
–¿Te encuentras bien? –le preguntó al acercarse a ella.
–Hugo, fui a San Mungo esta mañana –soltó la rubia, volteando a ver al dragonolista.
Hugo se puso tenso de inmediato.
–¿Cómo? ¿Por qué no me dijiste nada? –se puso de pie, levantándose de su silla para ir y arrodillarse junto al asiento de su pareja–. ¿Qué te sucede?
–No quería preocuparte, seguramente no era nada. Astoria me acompañó cuando le dije lo que sospechaba –explicó Saphire, mirando a su marido a los ojos.
–¿Qué sospechabas? ¿Que tienes? –estaba angustiado, podía oírse en su voz.
–El medimago me lo confirmó, y estaba buscando una forma de decirte, pero creo que será mejor que lo diga directamente –Saphire guardó silencio, mientras Hugo la miraba con preocupación, expectante. Fue cuando una enorme sonrisa surcó el rostro de la bruja y un brillo de felicidad iluminó su rostro. Tomó la mano de Hugo y se la apretó con suavidad–. Estoy embarazada.
El pelirrojo casi se desmayó ahí mismo, menos mal logró mantenerse consciente y abrazar a su esposa con tanta fuerza que casi la dejó sin aire.
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#12YearsLater
–Tengo malas noticias –dijo anunció Saphire, saliendo de la habitación para encontrarse con Hugo–. Es terrible.
–¿Qué sucede? –preguntó su esposo de inmediato, alarmado–. ¿Te sientes mal? ¿El bebé está bien?
–Hugo... –dijo la rubia, mirando con tristeza a su pareja–. Mi vestido favorito ya no me cierra.
El pelirrojo se carcajeó, abrazando a su esposa con cariño.
–Oh, Malfoy... Te pondrás gorda –dijo con burla, recibiendo un golpe en el hombro–. Solo bromeo. Te verás adorable.
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#Headcanon #12YearsLater
–Es tan pequeña... Y tan bonita –dijo Saphire, arrullando a la pequeña en sus brazos. –Se parece a ti –susurró Hugo, observando a sus dos amores con una amplía sonrisa. –Tiene tus ojos –le respondió la rubia, volteando a verlo mientras sonreía.
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#Headcanon #12YearsLater
La rubia se encontraba acostada en su habitación, leyendo un libro. Fue cuando escuchó que alguien tocaba la puerta y tuvo que dejarlo, poniéndose de pie. Al abrir la puerta se encontró con Scorpius, quién tenía una expresión seria en el rostro. La chica frunció el ceño, confundida.
–¿Qué sucede, Scorp? –preguntó, haciéndose a un lado para dejarlo pasar. Él no se movió.
–Saphire, me puse en contacto con el jefe de aurores. Le hablé sobre tu petición –el rubio no miraba a su hermana a los ojos, lo que le preocupó.
–No han aceptado, ¿cierto? –preguntó ella, suspirando–. Ya me había hecho a la idea. Parecía demasiado pedir que dejaran a un prisionero asistir a una boda, pero creía que quizá...
–Saphire –le interrumpió Scorpius, alzando la mirada–. ¿Has leído el periodico?
–Pues no, he estado muy ocupada –respondió, un poco confundida–. ¿qué sucedió?
–Es August –le dijo, tomando aire antes de seguir–. Ha muerto.
La rubia retrocedió, negando lentamente con la cabeza. "Estás equivocado" le dijo a su hermano, incapaz de creerlo. Incluso siguió negándolo después de correr en busca de el Profeta, donde aparecía el nombre de August Turner en la lista de fallecidos. Quizá lo había fingido, su muerte podía ser una mentira, como la última vez. Seguramente era eso...
Aunque en el fondo, una parte de ella sabía que no era un engaño.
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Cronología
Saphugo
Años Hogwarts
Primer año: 2018 - 2019 Segundo año: 2019 - 2020 Tercer año: 2020 - 2021 Cuarto año: 2021 - 2022 Quinto año: 2022 - 2023 Sexto: 2023 - 2024 Septimo: 2024 -2025
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ᅝᅝᅝᅝAɴᴅ ɴᴏᴡ, I ɴᴇᴇᴅ ᴛᴏ ᴋɴᴏᴡ ɪs ᴛʜɪs ʀᴇᴀʟ ʟᴏᴠᴇ
ᅝᅝᅝᅝOʀ ɪs ɪᴛ ᴊᴜsᴛ ᴍᴀᴅɴᴇss ᴋᴇᴇᴘɪɴɢ ᴜs ᴀғʟᴏᴀᴛ? ᅝᅝᅝᅝAɴᴅ ᴡʜᴇɴ I ʟᴏᴏᴋ ʙᴀᴄᴋ ᴀᴛ ᴀʟʟ ᴛʜᴇ ᴄʀᴀᴢʏ ғɪɢʜᴛs ᴡᴇ ʜᴀᴅ ᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝLɪᴋᴇ sᴏᴍᴇ ᴋɪɴᴅ ᴏғ ᴍᴀᴅɴᴇss ᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝWᴀs ᴛᴀᴋɪɴɢ ᴄᴏɴᴛʀᴏʟ
https://youtu.be/Mq9zhpBweDk
ᅝᅝEs adrenalina y euforia, ambas luchando por ser liberadas de su organismo. No son sensaciones desconocidas, puesto que las ha experimentado tiempo atrás. Es esa sensación similar a la primera vez que sostuvo una varita, su primer partido de quidditch, la vez que realizó una perfecta poción, un encantamiento completo e incluso cuando la besó. Sin embargo, esto era distinto. ᅝᅝLas veces pasadas podían ser controladas, no le nublaban del todo la mente. Esta vez, temía perder la poca cordura que le quedaba y ser preso de aquella sensación, la cual iba más allá que cualquier otra cosa que hubiese experimentado. Lo cual entendió perfectamente al verla frente suyo, esa misma noche en el baile de mascaras. Sus rizos dorados estaban recogidos en un moño impecable, dejando al descubierto la piel de su espalda. ᅝᅝHugo jamás había anhelado tanto tocarle. Luego sus miradas se encontraron en medio de la multitud que bailaba sudorosa al compas de la música. En ese momento Hugo intentó fingir indiferencia pero ya era demasiado tarde, puesto que la rubia lo señaló. Y sin hesitación alguna, con un simple gesto le indicó que se acercará. Hugo avanzó, no sin antes beber algo del whisky de fuego que había conseguido de James. ᅝᅝ— Creía que nunca me lo pedirías —bromeo Hugo al acercar sus manos a la cintura de la chica. En cuanto sintió sus pronunciadas caderas bajo la tela fina del vestido, Hugo sintió que estaba por derretirse o seguramente explotar como un caldero. Ella sencillamente le sonrió. Ambos portaban mascaras, pero tanto la sonrisas como sus ojos seguían siendo visibles, lo cual era suficiente para ellos. ᅝᅝ— No te emociones, es sólo una canción. —respondió Saphire acercándose a su novio sin poder evitar morderse el labio inferior al verle. ᅝᅝElla tenía que parar de hacerlo. Ante los ojos de Hugo era sumamente fastidioso, más que todo porque no tenía ni idea de cómo actuar. No quería arruinar nada, menos hacer el ridículo pero ella no se lo estaba poniendo tan fácil. Afortunadamente a Hugo le fascinaban los desafíos. ᅝᅝ— Ya veremos. Apenas ha iniciado. —él susurró acercando sus rostros. Ahora una de sus manos se encontraba deslizándose por la espalda baja de Saphire Malfoy. Eran pequeños tactos, los suficientes para hacerlos perder la cabeza—. Luces distraída, preocupada… Déjame ayudarte. ᅝᅝUna vez más él susurró, para segundos después tomar de su mano y alejarla de la pista. Era sumamente riesgoso, inmaduro y absurdo de su parte, sobre todo tomando en cuenta que se encontraban en la Mansión Malfoy pero una vez que era preso de aquel deseo, era incapaz de controlarse. ᅝᅝEnseguida, ambos jóvenes se encontraron besándose con cierta agresividad, ignorando por completo que se encontraban a mitad de un pasillo. Hugo aún con mascara, se mantenía suspirando sobre los labios de Saphire en cuanto deslizo una mano por debajo del delicado vestido. En ese momento, él deseo arrancárselo ahí mismo. Aunque tuvo que contenerse hasta llegar a la puerta del dormitorio, pero una vez que esta quedó bajo llave, nada pudo detenerle. ᅝᅝLo primero que hizo fue encerrarla contra su torso y la pared atreviéndose a acariciarla por encima de las bragas. Segundos después, la habitación entera se vio sumergida en calor, uno del cual hasta ese momento Hugo había sido ignorante. ᅝᅝÉl mismo podía sentir como la sangre bombea frenéticamente, en cuanto recostó a Saphire en la cama. Lo cierto era que no estaba seguro hasta donde podrían llegar esa noche, pero nada le interponía realizar lo que tenía en mente. ᅝᅝ— Si me dices ahora, me detendré pero una vez que inicie, dudo tener las fuerzas necesarias para hacerlo —dijo al verla, pero Saphire sencillamente le respondió con un beso. ᅝᅝHugo prosiguió al trazar un camino de besos por el escote de la rubia. Luego se acomodó levantando un poco las piernas de Saphire. El león sonrió al ver como ella reaccionaba a sus caricias, y fue ahí cuando se rehusó a limitarse, puesto que deseaba besarla como nunca. ᅝᅝEventualmente lo hizo, al levantar el vestido de la rubia y acercar sus labios a las bragas de su novia. Inicio con pequeños besos, moviendo su lengua alrededor pero estos terminaron por hacerse más intensos. La beso sobre aquella delicada tela sin pudor alguno y permitiéndose verla. ᅝᅝEra la forma en la cual contraía sus músculos, y se dejaba completamente bajo su merced. Luego Hugo no tardó en sentirla humedecerse, pero aquello no hizo más que hacerle sonreír ante la idea de ser el causante de aquella explosión de euforia y adrenalina que aparecía en ella.
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Shipping.
Por Emma J. Grintwood
#Headcannon #Saphugo
Cuando Emma se dio cuenta de que a su primo le gustaba Saphire, ella y Lena armaron un plan para hacer que estuvieran juntos. Un año, durante los días cercanos a Navidad, pusieron muérdago en un aula vacía para que tuvieran que besarse, y les mandaron notas que decían ser del profesor Flitwick, donde avisaban que la clase sería en ese aula. Todo parecía ir muy bien hasta que se enteraron de que Hugo se había confundido de aula, y había terminado pasando media hora cabeza abajo, colgado del techo por Peeves.
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#DeepTalks w/ Lysander Scamander
—Hugo… ¿En qué piensas? —Scamander solía hacer la misma pregunta cada vez que ambos se fugaban hacia el lago a fumar un poco. —A que si no bajas la voz alguien nos descubrirá. —Bromeó un poco al darle una pitada a su cigarrillo. —No… No me refiero a eso… —La expresión de Scamander cambio a una más seria, dando a entender que iba muy en serio la pregunta. —Pienso en todo. —Respondió secamente.— En ella sobre todo. —¿Que dices? ¿Como es posible pensar en todo cuando sólo te concentras en una sola persona? —Sonará absurdo… —Comentó el pelirrojo al ver como un poco de ceniza caía de su cigarrillo.— Pero de pronto ella se convirtió en todo. ¿Sabes? —No… Realmente no lo sé… Mejor apresúrate que lo que menos quiero es encontrarme con McGonagall.
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Christmas Letters
24 de diciembre, 2022. Vacaciones de invierno, quinto año.
Querido Hugo:
¿Alguna vez has tenido que usar zapatos de tacón por más de cuatro horas? Genuinamente no te lo recomiendo. Las cosas en Malfoy Manor se están saliendo de control, Narcissa sí que se lució en la cena de este año. Todos los amigos de mis padres luciendo anticuadas ropas, bebiendo champaña y conversando sobre los "buenos tiempos". No quieres saber lo que ellos consideran ser esos buenos tiempos. Viéndole el lado positivo, Sophie está aquí, haciéndome compañía y cubriéndome en estos momentos al escribirte esta carta. Solo espero llegue a tiempo; por eso mismo la enviaré con Midnight y no la lechuza ordinaria que tanto adora ni madre. Deberías ver al viejo Lucius caminando por el comedor, llevando su bastón y sintiéndose el rey de la fiesta. Ni siquiera en Navidad puede sonreír un poco. Scorpius comienza a llamarlo el viejo dragón, aunque dudo que sea el apodo que mejor le quede. Te envidio en estos momentos, Emma solo cuenta maravillas de la cena en la Madriguera. Ojalá algún día pudiera ir, para ver cómo es una Navidad normal -y sin tener que usar un ajustado vestido-. Sophie me está llamando, Nott pregunta por mí. Nos veremos el próximo año, Hugo. Te tengo una sorpresa que olvidé darte antes de irnos de vacaciones. Piensa en mí cuando sea la medianoche, yo estaré pensando en ti.
Con amor, Saphire Malfoy.
24 de diciembre, 2022. Vacaciones de invierno, quinto año.
Querida Malfoy:
Vaya curiosa pregunta. Dime ¿Emma te ha contado sobre algo que no debería haber contado, porque habíamos quedado en que nadie debía saber? De no ser así, entonces olvida lo que he dicho. No, pero seguramente estás teniendo una noche larga. Por cierto, Midnight ha tenido algo de comer. No podía permitirme dejarlo ir, sin algo. Saphire, si tan sólo estuvieras aquí, seguramente tendrías un suéter. Aunque deberías aguantas las bromas pesadas de James y Fred, pero siempre tenemos la casa del árbol. Por ti rompería cada una de las reglas. No le digas a James... ¿Una sorpresa? Espero ansioso, aún más espero verte. Es decir, Smaug te extraña y se pone molesto. Es insoportable, no tienes ni la menor idea. Te escribo con prisa, puesto que me temo que la carta no llegue a tiempo. Además, los chicos están por iniciar un espectáculo de luces. Ha sido idea del tío George, que todos estén a los alrededores una vez que inicia. Es mágico, sé que lo amarías. ¿Puedo pedirte un favor? A medianoche, intenta escapar un rato de tu familia. Sal al balcón de tu habitación y observa la Luna. Es absurdo pero es la misma Luna ¿no? La estaré viendo y pensaré en ti.
Siempre tuyo, Hugo Weasley.
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The Secret Of Wands
#Headcanon #TheSecretOfWands
Jardines de Hogwarts, 2023.
Recostada sobre su novio, Saphire terminaba de leer un pergamino de la clase de Transformaciones. Las manos de Hugo acariciaban la piel de la rubia, dejándole un cosquilleo agradable en los brazos y en sus mejillas, ahí donde pasaban sus dedos. Eran oficialmente una pareja, ya no había secretos y no debían ocultar sus sentimientos por el otro. No todos estaban conformes con aquella pareja, pero a ellos no les interesaba lo que otros pudieran decirles. –¿Cuando comenzarás a hacerme caso, Malfoy? –preguntó Hugo, susurrándole cerca del oído. –Tan pronto termine de leer esto, ¿acaso ya lo leíste tú? –le cuestionó, mirándolo de reojo. –Tengo tiempo –dijo con una sonrisa. –Es para mañana. –Soy un lector rápido –estiró sus manos hasta tomar el pergamino y quitárselo a la bruja, dejándolo a un lado–. Suficientes tareas. Ella se giró lentamente, apoyando una de sus manos en el césped para no dejar caer todo su peso sobre el pelirrojo. –¿Quién lo dice? –Tu novio lo dice –dijo en voz baja, acercando su rostro al de ella. –Bueno, fuiste muy paciente. Creo que mereces... –Saphire estaba por cortar la distancia entre ambos con un beso, pero entonces vio por detrás de Hugo una silueta pasando. Al reconocerlo dejó salir un grito de sorpresa y no tardó en ponerse de pie, empujando al pelirrojo para poder levantarse–. ¡Ollivander! ¡Ollivander, espera! La rubia se alejó de su novio y fue corriendo en dirección al chico de Ravenclaw, quien no tardó en reconocerla al escuchar esos gritos. –Oh, no de nuevo –no tardó en dar media vuelta e iniciar una fuga hacia el castillo, huyendo de una rubia que no dejaba de llamarlo con emoción. Hugo se quedó tirado en el césped, donde Saphire lo había lanzado en su escape. James Potter, quien pasaba por ahí, vio a su primo en el suelo y alzó una ceja, curioso. –Hey Hugo –al ver dos mochilas a su lado, pero ninguna chica, le preguntó–: ¿dónde está tu novia? El pelirrojo volteó a verlo, y encogiéndose de hombros, respondió. –Oh... Ya sabes –le dijo, mirando hacia el castillo, donde todavía se distinguían dos figuras corriendo–. Lo de siempre, persiguiendo al chico Ollivander. Nada raro.
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How do you know that you love someone?
Hᴏᴡ ᴅᴏ ʏᴏᴜ ᴋɴᴏᴡ ᴛʜᴀᴛ ʏᴏᴜ ʟᴏᴠᴇ sᴏᴍᴇᴏɴᴇ? Sᴏᴍᴇᴛɪᴍᴇs, ʏᴏᴜ ᴊᴜsᴛ ᴅᴏ.
La pregunta del pequeño Tony logró que Saphire alzara la vista del papeleo en el que estaba trabajando, fijando sus ojos verdes en el niño frente a ella. Estaban de visita en Malfoy Manor, pues Astoria había pescado algo y Saphire cuidaba de ella hasta que se sintiera mejor. Pero aún con aquella tarea, el trabajo no cesaba; ni el que tenía en el ministerio ni su trabajo como madre. Anthony se llevaba muy bien con sus abuelos, lo adoraban, y le gustaba jugar en los jardines de la mansión. Si fuera por él, viviría ahí. Draco había acompañado a Astoria a San Mungo, mientras su hija se quedaba a terminar unos pendientes que había descuidado por faltar al trabajo. Mientras ella lo hacía, Tony jugaba en la sala con la figura de dragón que su padre le había llevado desde Rumania, un obsequio del tío Charlie. El niño tenía cuatro años, pero poseía una mente fugaz, nunca se le escapaba nada. Tenía una buena memoria, además de una facilidad para aprenderse canciones pegajosas. En esa ocasión, llevaba todo el día cantando una en particular que estaba irritando a su madre. –Sí feliz estás tú puedes aplaudir –canturreaba el pequeño, dejando en el suelo a su dragón para poder aplaudir. De vez en cuando se olvidaba de la canción, entreteniéndose con otra cosa, pero no pasaba demasiado antes de volver a cantarla. En un momento determinado, cuando Saphire perdió el hilo de lo que estaba pensando, volteó a ver a su hijo y le suplicó un poco de silencio. –Tony, ¿podrías bajar la voz? –le preguntó, teniendo una idea poco después–. Hey, ¿no te apetece un poco de pastel de limón? Hay un trozo en la cocina, puedo traértelo. –Mamá, ¿qué es estar feliz? –preguntó, volteando a verla con curiosidad. Saphire arqueó una ceja, sorprendida, pero no tardó en sonreírle y responder de forma corta a su pregunta, para volver a sus deberes. –Es cuando sientes muchas ganas de sonreír, cuando tienes mucha felicidad. Aquello pareció satisfacer al niño, quien siguió jugando con su dragón. Esta vez fingía que los cojines del sillón favorito de su abuelo eran una cueva. Después de un rato, Anthony volvió a llamar a su madre. –¿Qué es la felicidad? –preguntó, acercándose a ella. La rubia meditó un poco, intentando encontrar una forma de explicarle. Encontró la respuesta perfecta. –Estar con alguien a quién amas –le dijo, estirando los brazos para que él se acercara. Cuando lo hizo, le dio un fuerte abrazo. Pero la curiosidad del pequeño no terminó ahí, como tampoco sus preguntas. –¿Y cómo sabes que amas a alguien? –dijo, mirando a su madre con grandes ojos. Una sola cosa vino a su mente, lo cual le sacó una gran sonrisa. El solo pensar en él la llenaba de felicidad, ¿pero cómo podía explicarle eso a su pequeño Tony? No tenía idea. Por eso, le respondió con simpleza. –A veces, solamente lo haces.
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Do you love her?
#AfterHogwarts
—¿La amas? —La pequeña pelirroja preguntó sin hesitación alguna. Siempre con la mirada puesta sobre los ojos azules de su padre. Era Hugo quien por ratos se sentía levemente intimidado, como si la pequeña fuese capaz de leer su mente.
Su pregunta lo tomó tan por sorpresa que Hugo fue incapaz de responder. Aunque viniendo de la pequeña Lena, era de esperarse ese tipo de preguntas. La pequeña no entendía porque los adultos hacían tanto escándalo por estas, tampoco entendía porque Tony se la pasaba suspirando al hablar de cierta chica del colegio. Eran demasiadas incoherencias para ella, pero en cuanto realizaba una pregunta, debía ser respondida. Dado a eso, la niña no tardó en levantar sus cejas exigiendo que su padre hablará.
Hugo no hizo más que suspirar al acomodarse sobre la manta que habían colocado en el césped. Era día de picnic entre ellos dos, una tradición que la misma Lena había propuesto para atrapar mariposas. Aunque su padre creía que la niña no usaba esa excusa más que para investigar sobre la vida de los adultos.
—¿Puedes guardar un secreto? —El mayor preguntó casi en un susurró—. Lo que estoy por decirte, ni Tony lo sabe.
— Tony asegura que es asqueroso... —Lena habló arrugando su nariz—. Yo creo que Tony es asqueroso.
Enseguida Hugo le indicó a la pequeña que se acercará, Lena por su parte se acomodó sobre el regazo de su padre. Él no tardó en inclinarse para susurrarle algo al oido.
« Expecto Patronum »
Un simple susurró, un movimiento de manos bastaron conjurando uno de los más potentes hechizos que un mago podría realizar. Y también fueron las acciones causantes para hacer brillar los ojos de Lena. Al no poder contenerse y ver la figura que correteaba frente suyo, la niña no hesitó en colocarse pie. Fue ahí mismo que la figura se detuvo dejándose examinar por la pelirroja. No era nada más y menos que un zorro. Cada que Lena ladeaba la cabeza, el patronus lo hacía de la misma forma como si estuviese imitándola. Luego una mariposa pasó volando sobre la cabeza del zorro, como si pretendiese posarse sobre su puntiaguda nariz. Lo cual pareció hacer por un breve instante provocando que Lena se carcajeara. Segundos después el patronus desapareció, luego la niña se volteo encontrándose con la mirada de su padre.
— Es la razón de mi patronus... —dijo Hugo caminando hacia su hija—. Nada, ni nadie más pudieron hacer que llegará a conjurarlo. Hasta que ella apareció, ahí lo entendí. Entonces sí, lo sabía antes, lo supe en ese momento y lo sigo sabiendo. Tengo la certeza de amarla como sé que un patronus es uno de los conjuros más potentes para defenderse. Recuérdalo, Minny no puedes olvidarlo.
— No lo haré... —La pequeña respondió haciendo una mueca—. ¿Puedo verlo de nuevo?
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#Saphugo #12YearsLater
Los primeros copos de nieve habían comenzado a teñir el techo de la casa, aunque aún no eran suficientes para cubrir las calles con la bella capa blanca que anunciaba la llegada del invierno. Desde la ventana, una pequeña bebé asomaba la cabeza para ver caer aquellas bolitas blancas. A su espalda, todo un espectáculo se llevaba a cabo. Una rubia batía su varita una y otra vez, decorando la sala de estar con adornos navideños. Estaba preparando todo para maravillar a su pequeña hija, y a su esposo que no tardaría en llegar con el árbol de Navidad. Al escuchar un alboroto en la entrada, supo que había llegado. –¡Saphire! –llamó una voz inconfundible desde la entrada–. Un poco de ayuda me vendría bien… La bruja lo contempló desde el pasillo de la entrada, sonriendo con diversión. El hombre estaba cargando con el árbol, pero este se había atorado en la entrada. –¿No dijiste esta mañana que conseguir el árbol es trabajo del hombre de la casa? –le recordó, riendo. –Lo conseguí. Nunca dije nada de hacerlo entrar… ¡Saphire, me resbalo! La rubia soltó una carcajada cuando lo vio tropezarse con el tapete de la entrada, pero gracias a un movimiento rápido de su varita evitó que fuera aplastado por el árbol, haciendo flotar con un sencillo “Wingardium Leviosa". Entonces se acercó al pelirrojo en el suelo, sonriéndole. –Nunca pierdes tu encanto, Hugo Weasley. –Me amas así. Saphire le dio un beso en los labios, antes de ayudarle a ponerse de pie. Hugo sacó su varita y, rindiéndose a hacerlo de forma tradicional, hizo pasar el árbol hasta la sala de estar, donde los esperaba su pequeña hija, quién festejó la llegada de su padre con gritos y aplausos. Juntos, decoraron el árbol. La bebé estaba entretenida con las esferas de plástico, haciéndolas rodar más que ponerlas en las ramas, y entonces Saphire notó que la caja de luces no estaba por ningún lado. –Hugo, ¿viste las luces navideñas? –al no recibir respuesta, se giró, notando que el mago había desaparecido–. ¿Hugo? –¡Zorro! –la pequeña balbuceó entusiasmada, y entonces Saphire supo donde habían terminado las luces. Un zorro se encontraba jugando con ellas, haciendo reír a la bebé cuando se enredaba en estas. Las intenciones de Hugo habían sido ayudar a desenredarlas, pero terminó necesitando la asistencia de Saphire para poder liberarse. Cuando la noche llegó, el árbol estaba listo. Solo hacia falta la punta del mismo. –Aquí tienes –Saphire le pasó la estrella dorada a su hija, quien reposaba en los brazos de su padre. Él la elevó, estirándose para que pudiera alcanzar la punta. Con una risa triunfal, la bebé colocó la estrella, la cual tenia unos sospechosos brillos rojos. Saphire rodó los ojos, pero no podía quejarse. Ella había elegido casarse con un Gryffindor.
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