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Tu sei il mio soldatino
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soldatinosarmy-blog · 6 years ago
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          ⥈ 𝐒𝐭𝐚𝐫𝐬 ⥈     "𝘍𝘰𝘳 𝘮𝘺 𝘱𝘢𝘳𝘵 𝘐 𝘬𝘯𝘰𝘸 𝘯𝘰𝘵𝘩𝘪𝘯𝘨 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘢𝘯𝘺 𝘤𝘦𝘳𝘵𝘢𝘪𝘯𝘵𝘺,      𝘣𝘶𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘪𝘨𝘩𝘵 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘵𝘢𝘳𝘴 𝘮𝘢𝘬𝘦𝘴 𝘮𝘦 𝘥𝘳𝘦𝘢𝘮."             - Vincent Van Gogh
Al bajar de la camioneta, lo primero que hizo fue acomodar una sábana en la parte trasera, además de instalar el telescopio. Hacía mucho que no se escapaba de la ciudad sencillamente para ver las estrellas. No sabía si se debía a la escuela de leyes, al temor de decepcionar a los demás o quizás ya se estaba acostumbrando a la rutina, que había olvidado esconderse en el desierto.
Esta vez fue Jane quien lo convenció, pues la pelirroja había notado cierto desgaste en la mirada de su chico optimista. Incluso tuvo temor de perderlo, porque ya no brillaba como antes. No obstante, Theo le aseguraba que no se preocupara, ya que era normal cuando intentaba dar lo mejor de sí en los estudios. Aunque ¿cómo mentirle? Jane lo conocía perfectamente y sabía que una escapada de la ciudad les haría bien.
–¿Algo de café? –El joven le preguntó, a sabiendas que a Jane le había tocado madrugar ese día. Por esa razón, Theo hesito, pues prefería que la pelirroja descansara. Pero Jane era obstinada, nunca podría aceptar un no como respuesta. Ahora que la veía prácticamente envuelta como un burrito y abrazada a una almohada, la haría beber algo de café –. Pronto empezará la lluvia de estrellas, y no voy a dejar que te duermas.
La chica no hizo más que dedicarle una sonrisa. No se iba a dormir, quizás cerraría los ojos por unos segundos. Aunque ahora que lo pensaba mejor, el café le vendría perfecto.
–Oh, vamos... –Jane volteo los ojos, estirando la mano poco después –. No olvidemos que esta fue mi idea.
Enseguida, Theo se acomodó a la par de su pelirroja y no dudo en abrazarla por la cintura, ansiando poder tenerla cerca. A Jane le agradó, sobre todo cuando el hombre se inclinó y dejo un corto beso en los labios.
–Hey, las estrellas. Venimos a verlas ¿los recuerdas? –La joven susurró, aun manteniendo la cercanía entre sus rostros – Además, harás que tire mi café.
Theodore bufó. ¿Cómo podía ver las estrellas cuando tenía a su propia Jane Doe enfrente? El chico no le respondió, se limitó a besarla, esta vez con claras intenciones de no parar.
En el pasado, las escapadas al desierto eran casi un ritual para Theo. Él jamás llevaba a alguien consigo, pues eran momentos que guardaba celosamente. Le gustaba creer que en noches así, el universo y él hacían las paces, todo mientras contemplaban las maravillas que el firmamento les ofrecía. Si bien decían que el universo se encargaba de acomodar las estrellas, pero a Theo le gustaba creer que estás se movían a voluntad propia.
Justo como las estrellas, él y Jane podían forjar su destino como desearan, pues estaban compuestos de la misma materia. Al menos hacía lo veía Theodore y algo le decía que podía confiar en la pelirroja, convirtiéndola en la primera y única persona en acompañarlo al desierto.
Aunque esa misma noche, los ojos de Theodore jamás estuvieron sobre el cielo. En aquel momento, toda su atención, cada beso y caricia le pertenecían a Jane. Más que perderse en un mapa de constelaciones, prefería hacerlo en el mapa de su cuerpo y memorizar cada peca; Ella era de hecho su adoración.
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soldatinosarmy-blog · 6 years ago
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First Days
       ⥈ 𝐅𝐢𝐫𝐬𝐭 𝐃𝐚𝐲𝐬 ⥈          #Saphugo
Primero de septiembre. No hizo falta alarma, ni que Rose saltará a despertarlo. Se despertó como si su cuerpo ya lo hubiese estado esperando desde hacía mucho. Aunque el sol ayudaba bastante, pues este se coló entre las persianas. ¿Y si se tomaba unos cinco minutos más? Por un breve instante lo consideró, mas al recordar que la última vez estuvo a poco de perder el tren, supuso que lo mejor sería levantarse de una vez.
Hugo Weasley, aún adormilado y con el cabello más alborotado que de costumbre, se quedó ahí en la esquina de la cama. No entendía porque los primeros días eran tan difíciles. ¡Todo estaba de cabeza! ¡Su habitación es un fiasco con tanta ropa tirada en el suelo! ¡Incluso tenía la ropa de Rose tirada en el suelo! Luego hablaría con ella seriamente, pues hacia mucho que había dejado de utilizar la ropa de su hermana. Tristemente, ya no eran la misma talla, pues los pantalones ya ni le entraban.
– De acuerdo, Hugo. ¡Tú PUEDES! –Se animó. Creía que, si nadie lo haría, entonces era su deber darme unas palmaditas en la espalda. Además, estaba hablando de Hogwarts, la mejor escuela de magia y hechicería de todo el mundo. Todo valía la pena–. Accio mochila.
Movió la varita y al segundo la mochila salió volando justo a su pecho, por poco dejándolo caer al suelo. Hugo podía ser tan desordenado, pero con este hechizo nada podía perdérsele. Al menos eso creía, hasta que creyo que lo siguiente podría funcionar.
–Accio ganas de vivir... ¡Oh vamos!
No es que estuviese de mal humor, sencillamente detestaba madrugar. Él siendo un zorro, todos debían entender que se trataba de un ser nocturno ¿cierto? Hugo estaba hecho para la noche, incluso nació tarde. ¡Todo tenía sentido! Oops, de nuevo se perdía entre sus pensamientos. No había tiempo, los demás seguramente ya estarían fuera del hogar. Apurado, casi con el corazón en la boca, Hugo se echó a correr.
Desafortunadamente, Hugo Weasley había olvidado algo muy importante. De haber tenido la recordadora cerca, quizás lo habría recordado, porque hasta ahora creía que todo estaba bien.
–¡Smaug, andando! –Le gritó a su cachorro, quién por alguna razón no se apareció de inmediato. Odiaba dejarlo ahí, pero si no se apresuraba, se quedaría atascado en la madriguera–. ¡Cinco minutos!
Aquello lo gritó bajando las escaleras, corriendo a toda prisa. No fue hasta que sus pies descalzos tocaron el césped, que el pelirrojo entendió que estaba sucediendo. Y ahí estaba, semi desnudo, vistiendo nada más que su bóxer y una corbata a medio poner. Claramente no tenía la cabeza bien puesta ese día.
Lo siguiente que hizo fue acomodarse la mochila, al dejar escapar un suspiro y esperar no entrar en pánico. ¿Por qué los primeros días eran tan complicados? Por eso siempre intentaba tener todo listo un día antes, incluso Hermione le ayudaba, pues conocía perfectamente a su hijo. Además, tenía un serio problema para quedarse quieto, quizás por eso nunca estaba listo. Ahora mismo sí que le vendría bien el giratiempo de Rose. ¿Dónde se había metido su hermana?
El joven Gryffindor se volteó esperando poder encontrarse con algún rastro de su hermana. Aunque terminó por darse una gran sorpresa al girarse y encontrar nada más y menos que a Saphire Malfoy justo debajo el marco de la puerta. Lucía encantadora como siempre, aunque tenía los ojos adormilados, además del cabello levemente alborotado. ¿Y no era su camisa la que tenía puesta? Oh, sí. Hugo recordaba perfectamente esa camisa.
–Buenos días... –Susurró con voz aterciopelada, sacándole un suspiro a Hugo–. ¿Qué sucede? ¿por qué te levantaste tan temprano, Weasley?
Se inmutó por unos segundos, porque la visión que tenía enfrente no le ayudaba a concentrarse. Aunque al notar la mirada de Saphire sobre él, no pudo evitar sonrojarse.
–Es primero de septiembre, Saph–respondió sin más. Saphire sonrió y se le quedó contemplando por unos segundos. Enseguida, la chica se acercó a él y lo primero que hizo fue llevar ambas manos a la corbata de Hugo. Después de tantos años, Hugo nunca aprendió a atarla adecuadamente.
–Así es... –Las manos de la rubia se deslizaron por el cuello del pelirrojo, pasando sobre las tantas pecas del muchacho. Y aun cuando Hugo luciera más confundido que nunca, Saphire esperó unos segundos antes de hablar. Sin embargo, el muchacho nunca pudo atar cabos–. Hugo, nos graduamos hace un año. ¿Lo recuerdas? Hemos estado todos estos meses de viaje, visitando las montañas de Rumania, el lago negro e incluso el mediterráneo.
–Oh... –fue lo único que logró decir, antes que Saphire se carcajeara–. Sólo estoy muy feliz que sea primero de septiembre, y contigo. ¿Cómo paso? ¿Cuándo? Merlín. ¿Estás loca?
–Sólo por ti... –le respondió al encogerse de hombros.
Enseguida Hugo la besó con bastante emoción, pues terminó cargándola. Aquello no fue más que un reflejo, casi similar al que tuvo al levantarse ese mismo día porque el calendario marcaba primero de septiembre. Ahora finalmente podía recordarlo.
Se había encontrado tan ansioso, ¿y como no estarlo? Saphire solía ponerlo tan nervioso y enamoradizo, justo como si aún siguieran en sus días de Hogwarts. Con ella todos los días eran así, toda una aventura.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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         – ᴇxᴘʟᴏʀɪɴɢ ᴛʜᴇ ᴡᴏʀʟᴅ –
–¿Cuánto falta? –tenía las manos entumecidas, podía sentir cada músculo de su cuerpo arder y sin importar cuando avanzaran la chica no veía la cima más cerca–. ¿Estás seguro de que no podemos aparecernos arriba y ya? –Escalar es parte de la experiencia, Saphire –un metro arriba de ella se encontraba su pelirrojo favorito, quien detuvo su avance para voltear a verla y sonreírle–. Además, ¿no te gustaría presumir que subiste una montaña? Es una habilidad que no todos tienen. –Tengo una habilidad mejor –la rubia alcanzó a su novio, deteniéndose a su altura para voltear a verlo–, volar una escoba. Hugo se carcajeó, volviendo a avanzar segundos después. Ese último tramo los obligaba a escalar forzosamente, no como habían hecho antes de encontrar otros caminos donde podían caminar sin problemas. Llevaban unas cuantas semanas viajando, dejando todo atrás para moverse juntos por el mundo. Ya habían visto cosas increíbles, pero la lista era larga y ambos tenían aún muchas sorpresas que mostrarse mutuamente. La montaña, como era evidente, fue elección de Hugo, quien la había conocido por ser el hogar de algunos dragones salvajes. Le prometió a su novia que las criaturas se encontraban del otro lado de la montaña y que no los molestarían, no obstante la chica no podía quitarse de encima la sensación de ver a uno de ellos en cualquier momento. Pronto, Hugo soltó un grito de euforia, sacando a la rubia de sus pensamientos. Había llegado a la cima. El pelirrojo subió, pero no tardó en inclinarse para aguardar por la llegada de Saphire y ayudarla a terminar. Desde su lugar la animaba a seguir, lo cual no le hizo gracia a la chica. Pero Hugo sabía justamente como motivarla. –¡Parece que la victoria una vez más es de los Gryffindor! La representante de Slytherin se ha quedado dormida hoy –sus palabras, por más molestas que fueran, ayudaron a Saphire a sacar las últimas energías para terminar la escalada. El pelirrojo le tendió la mano y ella la tomó. Por unos segundos estuvo muy tentada a tirar de él, pero en la zona donde estaban sería peligroso hacerlo. Si hubieran estado en un sitio mucho menos riesgoso, seguramente su venganza se habría realizado. Aún así, una vez que estuvo nuevamente de pie, la chica no tardó en empujar a Hugo al suelo, tomándolo por sorpresa. –Te felicito por haber ganado, ya casi me alcanzas –colocó las manos en sus caderas, intentando normalizar su respiración luego del esfuerzo físico que había hecho–, ¿cómo vamos? ¿105 a 22? La serpiente se mofó, viendo a Hugo ponerse de pie mientras sacudía la tierra de su ropa. –Muy graciosa –no tardó en acercarse a su novia, sujetándola del rostro. –Hugo, estoy sudando –susurró la chica, intentando apartar sus manos. –Como si no te hubiera visto tan agitada antes –con ese comentario logró hacerla sonrojar, y una sonrisa picara se dibujó en el rostro pecoso del Weasley–. Que mente la tuya, Saph. Yo hablaba de los partidos de Quidditch, pero ya veo que te tengo descuidada. –Cállate –dijo Saphire, silenciándolo con un beso. Luego de hidratarse un poco, la pareja se dirigió hacia el borde de la superficie a donde habían llegado. La vista era increíble, realmente quitaba el aliento. Saphire contempló el paisaje que tenía ante ella, pero había algo en particular que llamaba toda su atención. Hugo Weasley. El león se había acercado al borde, cerrando los ojos e inhalando profundamente. Le había dicho antes a la rubia que esa montaña era famosa por la leyenda de dar energías limpias a los que lograran llegar a la cima, llenándolos de una carga positiva que no tenía comparación. Al parecer estaba comprobando si la leyenda era cierta. Hubo un momento donde pareció estremecerse, y acto seguido levantó los brazos, echando la cabeza hacia atrás como si estuviera recibiendo algo. La chica estaba intrigada, pero aún más, fascinada por verlo. Siempre amaba hacerlo. Pasaron los minutos y ella se mantuvo en silencio, siendo una simple observadora de lo que sucedía. Cuando terminó, Hugo bajó los brazos y se giró hacia ella, sonriendo de oreja a oreja. –Valió completamente la pena –le dijo, estirando una mano en su dirección para que se acercara. Saphire lo hizo–. Deberías probarlo. –Quizá en unos momentos –deslizó sus manos por el pecho de Hugo, observándolo fijamente. Lo único que quería era besarlo. –Bueno, pero debes hacerlo. Vas a necesitar toda esa energía para el descenso. Saphire lo empujó con fuerza, dando media vuelta para evitar soltarle una maldición al mago. Hugo, incapaz de contenerse la risa, no tardó en correr detrás de ella, atrapándola para comérsela a besos.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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Fugitivos.
Laetitia:
Apenas las luces se apagaron en los dormitorios, la niña de cabellos rojizos no hesitó ni un solo segundo en saltar de su cama y colocarse sus botas. Era pequeña, silenciosa y ágil, por lo cual casi nunca la descubrían. En el hogar para niños se hacía llamar por distintos nombres pero el mas conocido era "Pecas". No solía ser muy fanática de aquel apodo pero sin duda era mejor que ser llamada comadreja. Reed o como solían llamarla los demás, Pecas, tendía a salir cada noche y escabullirse hasta el lago. Saltarse la cerca y evadir a los perros no solía ser tan difícil para alguien como ella. Como cualquier otro niño dentro del orfanato, era infeliz y deseaba ser libre, aunque no muchos lograban tener un final feliz. Ella estaba decidida que si alguien lograba sacarla de aquel lugar, sería ella y nadie mas. A diferencia de algunos niños, ella si había conocido sus padres y habían sido las personas mas extraordinarias que jamas hubiese imaginado pero ellos ya no estaban. Ella se encontraba prácticamente sola en aquel mundo pero no tenía miedo o eso creía ella. La pelirroja justo se encontraba bajando la escalera hasta que logró percatarse que una pequeña figura se encontraba en la primera planta. Aunque no podía verle el rostro debido a que todo se encontraba a oscuras, ella estaba completamente segura de quien se trataba. Sentía una corazonada y además lo había estado observando las ultimas semanas. Tan pronto vio como se alejaba saliendo por la puerta, la chica descendió aun mas rápido y salió corriendo esperando alcanzar la puerta antes que cerrara. En cuanto lo reconoció una amplia sonrisa se dibujo en su rostro. ¡Sabía que era él! ¡El chico de la ventana! Era nuevo, no llevaba mucho pero vaya que ya se había metido en varios problemas. Además, los demás chicos del hogar no paraban de hablar sobre él puesto que era muy distinto y no generaba confianza en ellos. Reed era distinta, mas intrépida, curiosa y sumamente terca, por lo cual le importaba poco ser tan atrevida. — ¿A donde crees que vas? —Ella le preguntó en voz baja al sorprenderlo por detrás. Estaba completamente seria pero enseguida una sonrisa burlona apareció en su rostro.— Si vas de ese lado, la señorita Johnson te verá. Su habitación se encuentra allá y además suele padecer de insomnio cuando su madre llama. Esta noche, durante la cena, ella llamó.   Enseguida la pelirroja le señalo que la siguiera con un pequeño gesto de manos. Si él pretendía escapar por un rato de aquel sitio, tendría a la mayor experta en el arte del escape, Laetitia Reed casi nunca era descubierta.
Leif:
El refugio no le gustaba para nada. Leif estaba acostumbrado a un cierto nivel de vida, y aún con la guerra, continuó rodeado de comodidades hasta el momento en que subió a la nave que lo sacó de su planeta. Ahora, se veía a si mismo atrapado en un lugar donde ya no se le respetaba, era tratado como un estorbo, no toleraban sus comentarios y además la comida era terrible. ¡Odiaba la comida humana! Tenía demasiados sabores extraños, nada como los platillos de Athen. Sin embargo, su estomago rugía y tuvo que alimentarse, a pesar de que su cuerpo rechazó al principio aquellos nutrientes y proteínas extrañas. La señora Johnson creía que era por alguna enfermedad, y Leif la dejó creer eso. Esa noche supo que debía salir de aquel lugar, por lo que no dudó en escaparse de su habitación tan pronto los cuidadores se fueron a dormir. No le importaba meterse en problemas, no consideraba que hubiera algo con lo que pudieran castigarlo. ¿Lo dejarían sin comer? Para él, mejor. Después de bajar al primer piso, avanzó silenciosamente por el recibidor hasta la salida, sin darse cuenta de que alguien lo seguía. Abrió la puerta con lentitud y salió al aire libre, respirando hondo para llenar sus pulmones de oxigeno. Ese planeta tenía una atmósfera muy similar a la de Athen, fue específicamente elegido por eso para que los chicos llegaran. Estaba por iniciar su paseo nocturno cuando una voz lo sorprendió por detrás, sobresaltándolo. Se giró y la vio; era la misma niña que antes había hablado con él. No le agradaba, pero tampoco tenía nada en contra de ella; no como con los otros chicos del orfanato. Los detestaba. –Quería tomar aire –dijo de inmediato, frunciendo el ceño. Escuchó sus palabras y se sintió avergonzado, pues desconocía demasiadas cosas en aquel planeta. Apenas estaba acostumbrándose al idioma, el cual por fortuna podía dominar gracias a sus poderes... De lo contrario, habría tenido serios problemas. La siguió en silencio, mirando a todos lados como si alguien pudiera verlos y entonces decidió comenzar a interrogar a esa curiosa niña terrícola. –¿Por qué me estás ayudando? –preguntó en voz baja, confundido–. Dijiste que era extraño.
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Laetitia:
"¿Por qué me estás ayudando? Dijiste que era extraño." En cuanto escuchó esas palabras salir de la boca del chico nuevo, Reed no pudo evitar voltear los ojos. Si había algo que detestara era que cuestionaran sus acciones, aun menos que desconfiaran en ella. Aunque ella no podría culparlos por tener esos presentimientos sobre ella, después de todo siempre andaba rompiendo reglas.   — No te estoy ayudando… —dijo entrecerrando los ojos al girarse unos segundos y verlo. Enseguida no tardó en voltearse y proseguir su camino, atravesando ya el jardín—. Eres nuevo, no conoces muy bien y estabas a segundos que te descubrieran. Echarías a perder una noche perfecta como esta. ¿Sabes? No siempre tengo la oportunidad perfecta de salir. Los pronósticos de esta noche han avisado que habrá una lluvia de estrellas. No planeaba perderla. ¡Jamás lo haría! Además le prometí al Señor Bigotes que le traería comida. De inmediato la pelirroja guardo silencio. Lo cierto es que no sabía porque le estaba contando esas cosas al chico nuevo. Ni siquiera sabía su nombre pero él ya sabía de sus escapadas. Ese era un gran problema de Laetitia… ¡Nunca sabía cuando callarse! Por cierto no tuvo que seguir hablando o preocupándose de seguir con el cuestionario que tendría él porque desde donde estaba podía ver la cerca que marcaba el fin de aquel lugar y la entrada a la libertad. Ella estaba por girarse e indicarle al otro que ya pronto llegarían de no ser porque unos aullidos se escucharon a pocos metros de donde estaban. — Oh no… —La chica palideció al voltearse. Enseguida observó a su compañero y espero que el chico entendiera lo que estaba sucediendo—. Han sacado los perros. Seguramente fueron tus gritos… Ella podría haber seguido, de no ser porque vio como dos perros salían disparados en dirección hacia ellos. El orfanato contaba con una jauría de caninos, en caso que algún ladrón se metiera (lo cual casi nunca sucedía) o cuando algún muchachito se le ocurría salir de su cama y vagar por los jardines a altas horas de la noche. La pelirroja solía evadirlos y casi siempre salía antes que los dejaran ir libres pero esa noche se había tardado en largarse. Pocos sabían pero si había algo de lo cual ella tenia pánico, era de los perros, sobre todo cuando eran enormes, grotescos, con colmillos filosos y espuma saliendo de su hocico… Esos eran los peores. Tardó unos cuantos segundos en reaccionar pero sentía que sus extremidades no respondían, menos aún su cabeza.
Leif:
La chica hablaba sin parar. Leif se preguntó si acaso sería algo que hacia con frecuencia o simplemente quería abrumarlo con información. No era muy interesando en ver las cosas que el resto de los niños en el refugio hacían, así que no tenía idea de que clase de persona miniatura tenia frente a él. Simplemente decidió seguirla en silencio, preguntándose cuanto tiempo tendría que lidiar con su parloteo. "Tiene una voz muy aguda" pensó Leif, suspirando. Vio la cerca y supuso que ese sería el final del camino, lo que le permitió relajarse y cambiar su expresión. Por lo menos la niña había cumplido lo que prometía, lo sacaría de ahí pronto. Pero al escuchar un sonido extraño a sus espaldas se tensó; parecía que una manada de animales los estaban persiguiendo. –¿Los perros? –Leif sabía lo que eran esas criaturas, pero según sus conocimientos eran mascotas humanas. ¿Por qué la niña a su lado se veía tan asustada. Vio venir a dos grandes animales, ladrando y mostrándose amenazantes. Leif seguía sin entender que era lo que estaba pasando, pero supuso que no podía ser bueno. El comportamiento de los perros no era nada amigable. Leif supo que si los alcanzaba seguramente saldrían heridos, así que tomó cartas en el asunto. Volteó a ver a la pelirroja, pero estaba incapaz de hacer algo, así que se encargó él mismo. Avanzó un par de pasos hacia adelante y apuntó discretamente a una rama que estaba cerca de ellos. La movió con su telequinesis, poniéndola en el camino de uno de los perros y haciendo que este se tropezara. El otro siguió avanzando, mostrando sus dientes y mordiendo el aire en dirección a Leif. El chico se concentró y creó un campo de fuerza frente al perro, apenas unos segundos, pero fue lo suficiente para que el animal sintiera un golpe y se asustara, confundido. Leif sonrió. –Perros malos –murmuró, divertido. Los perros miraron en dirección a los niños, olfateándolos, aún confundidos si continuar con la persecución o no. Teniéndolos estáticos y a pocos metros de distancia, Leif usó lo que sabía sobre esos animales y tomó una rama a espaldas de la pelirroja, usándola para llamar la atención de los perros. Podía leer sus mentes, instintivas y llenas de sensaciones, por lo que decidió jugar con esos pensamientos primitivos. –¡Vayan por ella! –gritó, lanzándola lo más lejos posible. El par salió corriendo detrás de la rama, afectados por la presencia de Leif en sus mentes. El chico se giró hacia su compañera, esperando verla reaccionar–. Deberiamos irnos antes de que vuelvan.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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Orfanato St. Vincent.
Leif:
Tres semanas desde su llegada a la Tierra. Orfanato St. Vincent.
Leif descubrió que los vegetales eran venenosos. Según pudo escuchar en los comentarios del resto de los niños en el refugio, a casi nadie le gustaba comer las verduras que las cocineras les daban. Tal parecía era una característica común en los disgustos de los infantes humanos, por lo que Leif no entendía como podían alimentarlos con cosas que claramente odiaban. Él se dio cuenta por sus propios medios lo peligrosos que podían ser.
–¡Hey, niño! ¡No hagas eso! –le gritó una de las cocineras al ver como Leif escupía en el cesto de basura. Estaba devolviendo el brócoli que le habían servido.
Leif tenía modales impecables a la hora de comer, sus padres así lo habían criado, y no parecía ser muy distinto a como los humanos debían comportarse. No era algo propio de Leif escupir la comida, pero tan pronto el vegetal fue masticado por el joven atheniense, sintió nauseas y un gran ardor en la lengua. Era intolerante a esa comida verde, pero claro que cuando quiso explicárselo a la señora Johnson -la dueña del orfanato- ella no le creyó. Decía que no era la primera vez que alguien usaba esa excusa, y obligó a Leif a comer todos sus vegetales. Como consecuencia, el pobre chico estuvo enfermo el resto del día. Se le prohibió salir de su cuarto, por su propio bien, pero Leif no seguía ordenes de quienes él consideraba inferiores. En su planeta él era parte de la nobleza, nadie además de sus padres le decía que hacer. No estaba acostumbrado a tener que responder ante desconocidos, lo que lo llevaba a ignorar cualquier orden, por más simple que fuera. Fue así como bajó a la primera planta en busca de algo con que entretenerse y se topó con una de las mujeres que ayudaban en el orfanato. Era de las más jóvenes, además de que no parecía tan gruñona como el resto. Leif se acercó directamente a ella, sin importarle que pudiera reprenderlo por estar fuera de su "encierro".
–¿Dónde está el líder de este lugar? –le preguntó, sin siquiera saludar o llamar su atención antes de hablar–. Quisiera reportar una queja sobre el intento de envenenamiento a un prisionero. Quién sea que esté al mando debe saber de las faltas de la señora Johnson; pude haber muerto.
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Cirque:
—Me encontraba ordenando algunos de los libros infantiles que abundaban en la institución, como los niños estaban en el patio con las otras ayudantes, no había quien me interrumpiera y podría terminar mi trabajo cuanto antes. Ello pensaba cuando una infantil voz llego hasta mis oídos, deje los libros y voltee para ver quien me hablaba.— Uh..Leit ¿Ese es tu nombre o me equivoco? Dudo mucho que la señora Johnson sea una homicida, puede que solo acabamos de descubrir algo a lo que eres alérgico. —Me agache un poco para quedar a su altura mientras sonreía. Posteriormente puse una mano sobre su frente para comprobar si tenía fiebre o algo parecido.— ¿Qué fue lo que comiste? Siempre llego después del almuerzo así que no estoy al tanto de los alimentos del lugar.
Leif:
–Leif –le corrigió, encogiéndose de hombros para restarle importancia. Permitió que la joven tocara su frente, pues sabía que no habría indicios de enfermedad en él. A lo que él estaba acostumbrado era que no podía enfermarse, pues así funcionaban las cosas en su planeta, pero desde su llegada a la tierra supo que ahí podía ser diferente. El malestar en su estomago causado por la verdura que había comido era un indicio de que no sería tan indestructible como antes creía ser. –Las desconsideradas cocineras han servido brocoli, más de lo que era la ración esperada, y por eso me intoxiqué –respondió, negando lentamente con la cabeza–. Les dije que no podía comerlo y creyeron que bromeaba. Pude haber resultado envenenado. Leif desvió la mirada a espaldas de la mujer, encontrando los libros que antes había estado ordenando. Curioso, le preguntó cambiando drásticamente de tema. –¿De que tratan esos libros?
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Cirque:
Lief, lo siento, hay tantos niños que luego me confundo con sus nombres. -Quite la mano de su frente, por suerte no habia indicio alguno de fiebre y por lo que podia ver tampoco sarpullido. Aun asi lo que mas me sorprendia era la forma de hablar de Lief, parecia haber sido sacado de una pelicula ya que su manera de expresarse era muy avanzada a esa edad.-  Brocoli, bueno a la mayoria de los niños de aqui no les gusta asi que mas de uno suele decir que es alérgico a este, por ello no te creyeron. Asi que la señora Jonson no tenia ninguna intencion de matarte.  Y no estas muerto, pero aun asi vayamos a la cocina por algo de leche fria, ello ayudara por si acaso comienzas a sentirte mal. -Volte a mirar los libros y tome uno de estos para si enseñárselo.-  Son cuentos para niños de tu edad, todos ellos tienen grandes personajes como los tres cerditos y el lobo, ademas  te enseñan grandes valores como el no hablar con extraños.
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Leif:
–No hay problema, por lo que sé, tampoco es un nombre común –dijo el chico, sin tomar importancia en la confusión del nombre. Escuchó la explicación de la joven, volviendo a mirarla a los ojos. Algo así le había explicado la señora Johnson cuando intentó disculparse con él, pero ante el criterio de Leif aún así resultaba una pobre excusa. Los niños no eran idiotas; debían saber qué podían comer y qué no. El problema era con los adultos que al parecer no confiaban en la palabra de los más jóvenes. Era una lástima. –Ir por algo de tomar no suena mal –admitió, esperando que la leche pudiera hacerlo sentir mejor. Cuando le contó sobre los libros, no pudo evitar hacer una pequeña mueca, pues no reconocía aquellos personajes animales. ¿Sería común que los cuentos infantiles tuvieran animales como personajes principales? Estaba tentado a leer uno, solo para saber que tal podía ser. –¿No hablar con extraños es un valor? –preguntó, curioso–. Bueno, entonces he roto ese valor desde que llegué aquí. Todos son extraños para mi. ¿No lo rompes tú también? Somos extraños; tú para mi y yo para ti.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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–¿Hola? ¿Hay alguien ahí? –preguntó Leif en voz baja, con la boca a pocos centímetros del radio en su mano–. ¿Alguien puede escucharme?
Después de hurtar un par de radios walkie-talkie de uno de los niños en el refugio, Leif comenzó a alterar sus circuitos con las herramientas que el conserje dejó en el baño la noche anterior. Tenía la esperanza de poder hacerlo funcionar y ampliar su señal, de alguna manera intentar contactar a alguien de su planeta. Por lo menos una nave de su sistema, algo que le asegurara de que no estaba completamente solo. El primer intento fue un desastre, un intento fallido, pues el radio explotó tan pronto lo encendió después de las modificaciones. Tuvo que arriesgarse con el otro, esperando que funcionara y que sus circuitos no fueran a hacer un corto o algo por el estilo. Comenzó a buscar una señal, hablando una y otra vez al radio, pero lo único que recibía era silencio.
–Debe ser la antena, es demasiado pequeña –pensó en voz alta, rindiéndose.
Salió del ático y bajó hacia las habitaciones compartidas, caminando en total silencio hasta su cama. Apagó el walkie-talkie y lo ocultó debajo de su almohada, a pesar de que no funcionara, no podía perder todas las esperanzas. Athen estaba ahí afuera, al igual que sus amigos.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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–Eres un niño muy raro –le dijo una pelirroja al tiempo que se acercaba al chico en la ventana. Leif observaba las estrellas cada noche, desde la ventana de la habitación que compartía con el resto de chicos del refugio. Cuando llegó a la tierra, no pasó mucho tiempo en las calles pues a las dos semanas un policía lo descubrió durmiendo en una banca del parque. Poco después fue enviado a un refugio para niños sin hogar, hasta poder descubrir algo de él; contactar a sus padres o algún familiar cercano. Se llevarían un gran dolor de cabeza intentando buscar documentos del muchacho. –No soy de aquí –respondió Leif, sin siquiera mirar a la niña. –¿De dónde vienes? La señorita Johnson dice que no hay nada de información sobre ti –contó la pequeña, parándose junto al chico–. ¿Eres de otro país? –Soy de otro planeta –dijo con simpleza, al tiempo que señalaba las estrellas–. Mi hogar está muy lejos de aquí... Más allá de su sistema. La pequeña guardó silencio, observando con atención el cielo nocturno. Después suspiró, riéndose con torpeza. –Que extraño eres. Leif sonrió, pero en el fondo no le agradaba ese tipo de comentarios. Extrañaba Athen, extrañaba a sus padres, extrañaba a Zeek. Solo quería irse de ese lúgubre lugar y encontrar un modo de volver a casa y ayudar a su planeta. O por lo menos, hundirse con él.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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Something special.
        ✘ sʜᴇ ɪs sᴏᴍᴇᴛʜɪɴɢ sᴘᴇᴄɪᴀʟ ✘
–Ella es algo especial, de verdad –confesó Alex, cambiando el tema abruptamente. Él y su guardián habían estado hablando sobre los panecillos que Charlotte había hecho la noche anterior, criticando al menor de los Devereux por arrasar con ellos cuando nadie lo veía. Solo uno fue el sobreviviente de la masacre, el cual Tormund estaba comiendo en ese momento. Alex por otro lado tuvo que renunciar a una delicia que nunca comería y conformarse con un emparedado. Ahora, mientras Tormund lo molestaba presumiendo la calidad del panecillo, el brujo se había quedado perdido, pensando. Y rompió el silencio con aquella frase. –¿Lo dices por su talento en la cocina? –comentó el otro con burla, aunque sabía bien que Alex estaba hablando de algo mucho más profundo. No solo lo sabía por su conexión, lo conocía mejor que nadie–. Al menos no pasarás hambre con ella. –Cuando nos mudamos a Chicago, lo último que esperaba era encontrar a alguien como Charlie. Ni siquiera creí que encontraríamos un hogar. –Habla por ti, Alexander. Si fuera posible hubiera dejado esta ciudad desde el segundo en el que llegamos –gruñó el otro, lo cual hizo sonreír a su protegido–. Quita esa estúpida sonrisa, no estoy bromeando. –Yo sé que no –se encogió de hombros, volviendo a perderse en sus pensamientos. Visualizó la sonrisa de Charlotte, la pequeña caricia que le hizo anoche en el rostro antes de despedirse. Pequeños gestos que le encantaban. –Si sigues pensando así de fuerte voy a terminar golpeándote –murmuró Tormund con malhumor. Luego se giró hacia él, sonriendo con malicia–. O besándote. Alexander soltó una carcajada cuando el otro levantó los labios en su dirección, para después unirse a la risa del brujo. En esos momentos era cuando parecía desvanecerse el mundo y los problemas sobrenaturales, sintiéndose como si solo fueran un par de amigos charlando de chicas. Quizá así los percibieran algunos curiosos pasando por ahí, pero que equivocados estarían.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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Body Heat
A: ���Hey Charlie –llamó el chico, mirándola desde la sala de su departamento–. ¿Soy yo o hace calor aquí? El chico se quitó la chamarra que llevaba encima, en un intento de verse seductor.
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C: Ante la voz de Alex, la francesa se dispuso a dejar el libro que había estado hojeando hacía unos segundos. Lo siguiente que vio fue al brujo deshacerse de su chamarra, con un rostro del cual Charlotte, aún no se acostumbraba a ver. — En realidad, había estado muy cómoda pero ahora que lo mencionas... —Hizo una breve pausa, dejando escapar una leve carcajada—. ¿Debe ser por mí, cierto? ¿Qué tan familiarizado estás sobre los cambiaformas y su temperatura corporal más alta de lo normal? 
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A: –¿Temperatura corporal? –dijo el brujo, confundido. Repentinamente, Alex se sintió demasiado idiota. ¿Por qué hizo eso? Ahora no podía echarse para atrás. Debía seguir aparentando que todo estaba bien. –Eh, bueno… –pasó la lengua por sus labios, un gesto que su madre le había reclamado por mucho tiempo. Era de mal gusto, decía–. Sí, sí, es exactamente por ti. Te tuve muy cerca, es decir, quiero tenerte cerca… No podía más con su torpeza. Solo Charlotte lograba ponerlo así. Agradecía profundamente que no hubiera nadie más cerca, para que no se burlaran más.
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C: Fue ante el nerviosismo de Alex que Charlotte entendió perfectamente lo que estaba sucediendo. Se sintió bastante halagada, pero terriblemente torpe. ¿Cómo no lo vio venir? — ¿Me quieres cerca? No creo que sea muy buena idea —la castaña preguntó al levantar una ceja. Lo siguiente que hizo fue colocarse de pie y caminar hacia el brujo—. Puede ponerse muy caliente. Aquello dijo bromeando un poco. Quería aliviar el ambiente, no servía mucho que ambos terminaran siendo un manojo de nervios. 
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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       Yᴏᴜ ʟᴏᴏᴋ...
            Dɪғғᴇʀᴇɴᴛ?
Una semana después que el verano iniciará, Alex y Charlotte se reencontraron en farmers market. Llevaban varios días sin verse porque solían estar muy ocupados, y cuando finalmente se vieron, cada uno se llevó una gran sorpresa. Alex lucía más joven de lo normal, puesto que se había afeitado la barba, en cuanto a Charlotte, ella había decidido cortarse el cabello por los hombros, un drástico cambio para ella. El británico se percató del nerviosismo de la muchacha, puesto que no había dejado de tocarse el cabello. En ese momento, Charlotte hesitó y no pudo evitar preguntarse si el corte había sido una buena idea. — Luces... — ¿Distinta? — Me gusta. — A mi igual me gusta, aunque extrañaré la barba. No digamos Bastian, él tendrá que despedirse de los malos chistes sobre vagabundos. Ambos jóvenes rieron ante la idea. Lucían como cualquiera otra pareja, nadie tendría la menor idea de lo que cada uno había pasado. Era encantador verlos interactuar como lo que eran, jóvenes y torpes adolescentes enamorados.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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#Headcanon    Existían leyendas imposibles de olvidar, solían ser tan heroicas y nobles, que después de tantos años, el niño dentro suyo no podría desprenderse de ellas. Seguramente, hubo un tiempo, del cual estás ya no estaban tan presentes. Se debía escoger entre soñar un mundo lejano o estar despierto al cual aparentemente estaba condenados. Theodore no creía que hubiese forma de entrelazar ambos, lo cual entendió una vez que se vio expuesto al mundo adulto. Sin embargo, el destino o la vida misma volvía actuar de forma inesperada.    — ¿Necesitas ayuda? —Preguntó observando a Catherine, la joven justo se encontraba guardando unos cuantos libros. Algunos parecían muy pesados, dado a eso, Theo no hesitó en ofrecerle su ayuda—. Por alguna extraña razón, verte con tantos libros no me parece tan inusual. En cambio, si fuese Matthew…    El norteamericano se vio obligado a guardar silencio tan pronto vio aparecer a su amigo, quien no tardó en tomar asiento cerca de ellos.    — Podrías pasarme los últimos que quedan en la mesa...—la británica le sonrió al señalarle una pila de libros. No era precisamente como Theo prefería pasar sus tardes en Londres, pero había comenzado a acostumbrarse.    Ahí mismo, entre los libros de Jane Austen y las colecciones vanguardistas, Theo encontró un extraño manuscrito. En aquel instante, el muchacho se dejo caer al lado de Matthew, quien no tardó en deslizarse hacia el otro extremo. No es que Gladstone fuese aficionado a manuscritos antiguos pero este había llamado su atención, pese a que carecía del nombre del autor. Peor aún, estaba escrito en latín, y él hacía mucho había dejado de estudiarlo. Sin embargo lograba reconocer algunas palabras como: Honor, nobleza, plaga, sangre y Excalibur.    En aquel entonces, Theodore desconocía por completo que entre sus manos se encontraba una leyenda de los tiempos de Britannia, una historia que se había perdido hacía mucho.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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New York Days 001
    • ┊ Muse ┊• Uɴᴛɪʟ ᴛʜᴇ ɴɪɢʜᴛ ᴛᴜʀɴs ɪɴᴛᴏ ᴍᴏʀɴɪɴɢ Yᴏᴜ'ʟʟ ʙᴇ ɪɴ ᴍʏ ᴀʀᴍs Wᴇ'ʟʟ ᴊᴜsᴛ ᴋᴇᴇᴘ ᴅʀɪᴠɪɴɢ Aʟᴏɴɢ ᴛʜᴇ ʙᴏᴜʟᴇᴠᴀʀᴅ Aɴᴅ ɪғ I ᴋɪssᴇᴅ ʏᴏᴜ, ᴅᴀʀʟɪɴɢ Pʟᴇᴀsᴇ ᴅᴏɴ'ᴛ ʙᴇ ᴀʟᴀʀᴍᴇᴅ Iᴛ's ᴊᴜsᴛ ᴛʜᴇ sᴛᴀʀᴛ Oғ ᴇᴠᴇʀʏᴛʜɪɴɢ ɪғ ʏᴏᴜ ᴡᴀɴᴛ A ɴᴇᴡ ʟᴏᴠᴇ Iɴ Nᴇᴡ Yᴏʀᴋ https://youtu.be/vhkZuRUsm4w NYC, 2015.   Pronto anochecería y si Theo planeaba ir hasta Manhattan, tenían que apresurarse lo antes posible. Todo apuntaba que por primera vez llegarían tarde por culpa de él. Incluso Jane, la pelirroja ya se encontraba esperándolo. — ¿Qué tal luzco? —el muchacho preguntó, y Jane no hizo más que suspirar. Tenía que ser la quinta vez que le preguntaba lo mismo—. No logró decidirme si llevar un reloj de muñeca o bolsillo. ¿Crees que el de bolsillo logre impresionarlo? Tienes razón. ¿A quién engaño? Seguramente tiene un iPhone. Nadie usa estás cosas, él no lo haría. ¿Cierto?   La pelirroja no hizo más que entrecerrar los ojos, no podía creer que Theodore se estuviese comportando de aquella forma. Es verdad, él tenía sus dudas como cualquier otro individuo. Aunque esto era demasiado. — ¡Luces encantador! —ella exclamo desde su asiento, parecía que no pretendía moverse de ahí hasta que Theo empezará a caminar hacia la puerta—. Cualquier cosa te quedaría bien, además no es tan difícil de agradarlo. No eres su hija, sólo a ella parece cuestionarle absolutamente todo.¿Sabes? Empiezas a preocuparme.   De inmediato, Theo se volteo casi ofendido. — Esto es importante, Jane— se lo dijo al meterse el reloj de bolsillo sutilmente en el bolsillo de su pantalón—. Estoy yendo retro. Lo amará. Será un gran rompe hielo. Ya lo verás.   La pelirroja no hizo más que observarlo entre perpleja y compadecida por él. — No seas celosa, eres mi musa. Sencillamente estoy por conocer al creador de mi musa. — ¿Ves? Theo, ahora sólo lo vuelves todo más incomodo.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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#ProbablementeAlgoQuePasó
–That was...

–Amazing, I know.

–I hate you so much.

–You love me.
*A couple of minutes later*
–Ragnar...

–Yes, love?

–You put on a condom, right?

–...

–Ragnar?!

–No.

–Oh, fuck.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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Gone.
#AU #SigoSinSaberQuéEsEsto
–Ragnar, what's wrong?

–I lost her.

–What? What happened?

–I lost her, Annie. I didn't stop it.

–Léa is gone?

–They snatched her from me.
*Ragnar hablando con Annie después de que Léa se una al consejo de la Logia*
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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Goodbye.
#AU #Maybe #QuéEsEsto
–It's over, Ragnar, okay?

–Léa, don't.

–My loyalty is with the Lodge.

–But your heart is with me.

–Not any more. It's too late.

–We still have time. Run away with me.

–I gave my word, there's no turning back.

–Please. 

–Goodbye, Ragnar.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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Big news.
#Headcanon #12YearsLater
Saphire acababa de llegar de San Mungo, a donde fue con Astoria después de una sospecha de la rubia. Cuando se apareció en la Mansión Malfoy y le contó a su madre, la bruja no dudó en llevar a su hija con un medimago. Hugo no saldría del trabajo hasta muy tarde ese día, por lo que no estaba enterado de la situación, y Saphire no quería alarmarlo si solo se trataba de una imaginación suya. Seguramente estaba bien y nada estaba pasando.
Una vez de vuelta en la casa que la pareja compartía, la rubia comenzó a hacer la cena para cuando su esposo llegara, pero tuvo que parar en algunas ocasiones. Se sentía mareada, algo cansada también. Fue por la necesidad de recostarse que tardó tanto en hacer la cena, pero por fortuna, la tuvo lista antes de que llegara Hugo.
Estaba poniendo los platos sobre la mesa cuando escuchó la puerta de la entrada abrirse, y de inmediato sintió un nudo de nervios en su estómago. Tenía que decirle, pero no estaba del todo preparada.
–Estoy en casa –gritó Hugo, pensando que Saphire estaría en la planta superior. Se sorprendió al verla aparecer por la sala–. Hola, cariño.
–Me alegra verte –saludó Saphire, acercándose para darle un beso de bienvenida al pelirrojo.
La pareja se fue hasta el comedor en donde estaba la comida servida y lista, e iniciaron la cena con calma y un ambiente cálido. Hugo le contaba sobre el trabajo a Saphire, haciéndola reír con sus anecdotas. Pero la rubia se interrumpió a si misma al sentir otro mareo, lo que la hizo llevar una mano a su frente para respirar hondo. Hugo notó el cambio y se puso serio, preocupándose.
–¿Te encuentras bien? –le preguntó al acercarse a ella.
–Hugo, fui a San Mungo esta mañana –soltó la rubia, volteando a ver al dragonolista.
Hugo se puso tenso de inmediato.
–¿Cómo? ¿Por qué no me dijiste nada? –se puso de pie, levantándose de su silla para ir y arrodillarse junto al asiento de su pareja–. ¿Qué te sucede?
–No quería preocuparte, seguramente no era nada. Astoria me acompañó cuando le dije lo que sospechaba –explicó Saphire, mirando a su marido a los ojos.
–¿Qué sospechabas? ¿Que tienes? –estaba angustiado, podía oírse en su voz.
–El medimago me lo confirmó, y estaba buscando una forma de decirte, pero creo que será mejor que lo diga directamente –Saphire guardó silencio, mientras Hugo la miraba con preocupación, expectante. Fue cuando una enorme sonrisa surcó el rostro de la bruja y un brillo de felicidad iluminó su rostro. Tomó la mano de Hugo y se la apretó con suavidad–. Estoy embarazada.
El pelirrojo casi se desmayó ahí mismo, menos mal logró mantenerse consciente y abrazar a su esposa con tanta fuerza que casi la dejó sin aire.
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soldatinosarmy-blog · 7 years ago
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#12YearsLater
–Tengo malas noticias –dijo anunció Saphire, saliendo de la habitación para encontrarse con Hugo–. Es terrible.

–¿Qué sucede? –preguntó su esposo de inmediato, alarmado–. ¿Te sientes mal? ¿El bebé está bien?

–Hugo... –dijo la rubia, mirando con tristeza a su pareja–. Mi vestido favorito ya no me cierra. 

El pelirrojo se carcajeó, abrazando a su esposa con cariño.

–Oh, Malfoy... Te pondrás gorda –dijo con burla, recibiendo un golpe en el hombro–. Solo bromeo. Te verás adorable.
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