#sanguex
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@sanguex
— Weona, qué brutal...
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Kotaro sentía que cualquier momento perdería la cordura, y es que aquellos gestos dulces y suaves que la chica dejaba entrever hacían que todo pareciera tan hermoso al punto de lucir irreal. ¿Cómo era posible que Ai, la única persona que iluminaba su mundo por completo, se dejara tocar y besar por él? ¿Cómo era posible que alguien tan inferior como él tuviese permitido sentir el calor de su piel, la suavidad de sus labios y los tiernos quejidos que brotaban de su garganta? Se sentía indigno de todo eso. Y, aún así, una parte suya deseaba probar más. Deseaba seguir adelante, buscar más de esos delicados gestos, quería recorrer cada centímetro de la piel ajena y cubrirla de caricias y roces discretos hasta descubrir todos esos puntos sensibles que la harían gemir y entregarse poco a poco.
No podía pensar en nada ni en nadie más que no fuese ella.
Quiso hacer más profundo el beso al oír aquel tierno gemido ahogarse contra su propia boca, atraerla más hacia sí y abrazarla como si quisiera volverse uno con ella. Mas lo que siguió le tomó por sorpresa al ver que Ai guiaba las manos del mayor hacia sus propios pechos, sonriéndole con ternura y dedicándole aquellas palabras que hacían latir su corazón y girar su cabeza. Era imposible que alguien tan perfecta quisiera ser tocada de esa forma, era impensable que alguien a quien tanto adoraba pensara aquello sobre él. Y, sin embargo, ahí estaba; sonriéndole y tentandole a seguir más allá, a dejarse llevar y no pensar en nada más que no fuesen ellos dos. Francamente, le costaría demasiado creer que eso estaba ocurriendo en realidad.
— Ai... Yo... — No formuló su frase por completo, un suave suspiro abandonó sus labios apenas sintió la suavidad de la piel contraria en la palma de sus manos. Y, siguiendo la indicación de la joven, volvió a besarle ahora con ternura para justo después acariciarla por sobre la tela del brasier con algo de nerviosismo, notando que aunque sus pechos fuesen poco pronunciados, eran agradables de tocar. Se le hacía algo difícil alternar el ritmo de sus besos junto con las caricias, no tenía costumbre en absoluto al hacer esa clase de cosas. Pero eso no le detendría, no estaría conforme hasta saber que la chica gozaba de esto tanto como él; y por ello se esforzó lo más que pudo para continuar con los besos y los roces de sus lenguas al mismo tiempo que sus dedos palpaban y apretaban con ligereza sus pechos por sobre la tela, suspirando ansioso de ver más de esas tiernas reacciones que ya le estaban volviendo loco.
exenterizo:
Al igual que ella, Kotaro dejó escapar un suave suspiro apenas escuchó su respuesta; era curiosamente reconfortante el saber que no le estaba obligando a nada que ella no quisiese, le gustaba. Durante unos segundos se preguntó si Ai se sentiría igual que él en esos momentos; si sentiría su corazón latir a mil por hora, si sentiría esas ansias de abrazarle y no dejarle ir, si necesitaba tanto como él ese contacto entre sus bocas, si solo deseaba permanecer en ese mundo donde nada más importaba salvo su felicidad. Y es que aún no creía que fuese real que alguien como ella correspondiese a alguien tan inferior como él; menos si pensaba en todo lo que hizo desde que la conoció y se enamoró. Mas lo que ahora importaba era ella y nadie más, lo que ahora era relevante eran esos cosquilleos que recorrían su figura cada vez que la estrechaba contra sus brazos y la besaba como si fuese adicto a la tibieza de sus labios. No quería que eso terminara. No quería separarse de ella.
— Si te sientes más cómoda así, las apagaré. — Replicó antes de dejar un beso discreto sobre sus labios; de verdad quería seguir así junto a ella por el resto de su vida. Mas tuvo que separarse de ella para erguirse y así apagar las luces del cuarto, haciendo que el ambiente adquiriera un aire mucho más íntimo al ser solo las luces de la calle las que iluminaban el lugar. Y, para que ambos estuvieran más cómodos, tomó la mano de la joven para guiarla hasta el borde de su cama, lugar donde ambos tomaron asiento frente a frente antes de volver a acercarse poco a poco hasta que la distancia entre los dos se hizo nula una vez más, sumergiéndose en un nuevo beso lento y apasionado que les embriagaba al punto de no querer privarse de ese gustillo. Y en ese nuevo sopor el mayor se hallaba tan sumergido que no se dio cuenta que había empujado con ligereza a la chica mientras la besaba de manera que quedó recostada bajo su figura, sin interrumpir el contacto entre ambas bocas, al mismo tiempo que sus manos se atrevían a recorrer la tibia piel que ahora ocultaba las marcas de viejas agresiones tras la oscuridad de la habitación; subiendo con lentitud hasta encontrarse con la tela del brasier y pausando allí con algo de duda, inseguro sobre si estaría bien ir más allá y tocarla como tanto quiso durante todo este tiempo.
Era vergonzoso el pedir apagar las luces, mas sabía que esto iría a llegar mucho más lejos. Aún cuando la vergüenza irradiaba, Ai sabía que el contrario se preocupaba por su bienestar y también entendía que esto era lo único que Kotaro soñó, estaba junto a la persona que más amaba en el mundo y ella trataba en lo posible de entender esos sentimientos que muy rara vez llegó a experimentar. Recibió gustosa ese fugaz contacto, sus labios de verdad eran suaves y cálidos y además las palabras que le seguían de verdad le tranquilizaba, no podía creer que siguiera su tonta petición. Tímida, Ai dejó que el chico se moviera para así acercarse al interruptor y apagar las luces. Guardó silencio todo el trayecto que Kotaro ejercía, solo miraba al contrario y su cuerpo estaba estático y sin ganas de moverse, el nerviosismo de momento poco a poco le atacaba. El cuarto estaba oscuro, pero visible y lo que escuchó fueron los pasos del contrario, tanto que no esperó la mano contraria asirle para así levantarse de su lugar. No emitió ningún sonido, solo se dejó guiar y al momento que ambos tomaron asiento, la chica atinó a mirarle de reojo y de verdad esperaba que el contrario acortará una vez más la distancia, tanto que podía sentir el mezclar de ambos alientos.
— Kotaro…— Suspiro el nombre contrario, sabía que respuesta no tendría ya que ambos labios se unían en un nuevo beso. Le gustaban, le gustaban sus labios y de verdad nunca pensó besar a alguien, mas sabía que ese único alguien sería Kotaro y nadie más. Sus manos, tímidas y temblorosas, se posaron por sobre el pecho del mayor y decidieron en aferrarse con suavidad. Sus labios poco a poco volvían a seguir el compás, seguir sus labios y el roce de su lengua, difícil pero no imposible. Un repentino quejido se ahogó en ambas bocas, de la nada Kotaro recostaba su figura debajo de la suya; el estar debajo de su figura de verdad le ponía nerviosa, mas sabía que estaba en buenas manos y nada había que temer. Quería ser tocada, querida y amada, nadie más importaba y lo que importaba ahora eran ambos y la oscuridad que ambos compartían. Dejó que las manos contrarias recorrieran su frágil figura, que tocara todo lo que quisiera, su temblor no importaba y qué si era su primera vez, estaba disfrutando y eso importaba.
El ligero toque sobre sus pechos le llevó a gemir con suavidad, dicha parte de su cuerpo era bastante sensible y que fuera tocado le hacía más sensible aún. ¿Estaría bien desabrochar su brasier y que Kotaro le tocara de manera directa? no lo sabría hasta dar el paso. Sin esperarlo, Ai deshizo el beso y tímida, le miró. — Puedes tocarme…estaré bien. — Y mientras hablaba, la chica guió las manos contrarias por sobre la tela de su brasier, tocando justo su pecho. — Tengo un poco de miedo, pero sé que Kotaro será amable. — Susurró, ese tono tímido y suave sabía que alentaría los deseos contrarios.
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@sanguex | @eritrina | @exenterizo
-- No me voy a enojar, en serio. Solo quiero saber quien fue el tan considerado individuo que aposto y perdió mi saco nuevo. Eso es todo -- alguien morirá hoy, oof.
#◇; OceanPrince#KLJAHSLKDJAHL LA ULTIMA EN CONTESTAR FUE (????)#goodbye one of the pirate gays (????)
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Un gruñidito algo triste se escuchó luego de aquellas palabras, parecía que Michael no disfrutaba de esas muestras de afecto tanto como él. O quizá... Solo era necesario un pequeño cambio de apariencia.
— ¿Y qué tal así? Mucho más fácil, ¿No? — Ahora convertido en humano, no sería problema alguno el tema de la diferencia en tamaños. Y, con ello en mente, dejó un enérgico y sonoro beso en la mejilla ajena.
{ @exenterizo }
— ¡Y-Ya entendí! no en necesario que hagas eso. — Y se refería a los besos que propinaba en su forma de dragón.
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@sanguex
— Ahm... B-buenos días... — Su saludo se asomó con cierto temblorcillo en sus labios, y es que por muchas pijamadas que hubiesen compartido juntos, aún le descolocaba - y le causaba cierto nerviosismo, el despertar tan cerca de la suave expresión ajena al dormir. — Este... ¿Dormiste bien?
#{ ;;Yasu tag }#{ ;Hikaru }#sanguex#{ suavecitos que seguro se quedaron dormidos conversando naskdansdla /melts }
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@sanguex
— Hace un tiempo estuve por aquí y encontré un lugar que seguro te gustará. ¿Quieres ir a conocerlo? — No era tan solo el que fuese Symond el que tomaba la iniciativa lo que hiciera de esa invitación algo peculiar, sino también el hecho que se hallaban en medio de la noche y no habían demasiados lugares singulares que visitar en medio del bosque.
#{ ;;Symond tag }#{ ;Iosif }#sanguex#{ no tengo rowcito de estos dos y es raro so we must fix it (?) }#{ anlknasda }
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@sanguex
— ¿JaeHee? ¿Estás despierto? — En el tono de voz más bajo con que podía hablar, SeokKyu entró a la habitación ajena sin siquiera avisar antes; no había necesidad de aquello. Siendo casi medianoche y estando todo el mundo descansando después de un arduo día, había que ser discretos para no levantar sospecha y poder escabullirse sin problema a la cuidad; no por ser pilotos debían resignarse a no tener un rato de esparcimiento como cualquier joven de su edad.
— Ya están todos dormidos, podemos salir. — Volvió a llamarle, picando su hombro con insistencia.
#{ ;;SeokKyu tag }#{ ;JaeHee }#sanguex#{ hc que de repente se escapan en la noche para hacer leseras (?) }
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@sanguex
— ... ¿Ukyo? ¿Qué hora es? — Algo adormilado, siquiera recordaba el momento exacto en el que terminó quedándose dormido mientras ambos veían series; tan solo atinó a restregarse los ojos mientras observaba a la figura recostada sobre su pecho. De lo que no se percató, eso si, fue que su acompañante también se había dormido allí consigo, acostado sobre su propio cuerpo mientras el mayor le abrazaba cálidamente.
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@corvittae & @sanguex
El día gris anunciaba una tormenta cercana, algunas gotitas con las que esta se dejaba notar ya caían desde el cielo e iban a parar a la armadura del caballero, ya opaca de tanto uso. Aun resguardándose bajo un árbol a las puertas de un pueblo, esperando un mejor clima y aprovechando de tomar algo de descanso (¿Cuánto tiempo llevaba caminando sin parar ya? ¿Días, semanas?), no era inmune al frío que poco a poco le envolvía; frío que cuando se vió acompañado por Kirot e Iosif creyó jamás volvería a sentir. Mas las vueltas de la vida le hicieron regresar a lo que en su momento fue, un viajero solitario y desamparado.
Nunca había imaginado que acostumbrarse nuevamente al silencio del camino sería tan difícil.
�� Echándose encima una capucha de piel que llevaba consigo, sacudió su cabeza como si de esa forma pudiese esfumar todos esos recuerdos nostálgicos, todas esas noches en las que por fin la soledad que sintió durante su vida se esfumaba tras esa calidez que jamás creyó vivir. Misma calidez que terminó destruída por su culpa, al guiarles sin querer a una trampa que casi les cuesta la vida; misma calidez que añoraba desde hace tanto ya pero que, por la vergüenza y la culpa, se había convencido que no merecía vivirla otra vez. Ya había perdido la cuenta del tiempo transcurrido luego de aquel incidente, luego de la última vez en la cual logró ver sus rostros en la penumbra de la noche mientras les ayudaba a escapar. Mas ¿Qué importaba? Ya era casi imposible el volverlos a ver... ¿O no?
A la distancia, antes de que el camino se perdiera en el horizonte, dos figuras familiares se acercaban con lentitud; seguramente buscando refugio del temporal que se avecinaba. No podía encontrarse con ellos otra vez, no podía dirigirles la palabra después de lo que causó. De no haber conocido a Symond, ninguno de los dos hubiese tenido que aguantar semejante suplicio. Y si volvían a encontrarse, la historia estaba condenada a repetirse otra vez. Debía irse de allí. Debía ocultarse antes que fuese descubierto. Por mucho que le doliese, y por el bien de ambos, debía mantenerse lo más lejos posible sin dejar rastro alguno de su presencia.
¿Mas por qué sus piernas no querían responderle ahora?
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Por primera vez en mucho tiempo, la cocina no se sentía como el lugar solitario que siempre vio al llegar a casa. No, esta vez era completamente distinto; los pasitos ligeros siguiéndole al caminar, la voz suave que irrumpía el silencio de vez en cuando... Detalles especiales que quizá nunca jamás pensó que podría contemplar con gusto.
Una vez dejó lista la arrocera se dedicó a observar a la chica en caso de que surgiera algún problema, cosa que era probable sucedería pronto si no hacía algo al respecto o le ayudaba a manejar el pelador. ¿Cuán aislada le habrían tenido si no se manejaba con una tarea así de sencilla?
— O-oye, no hay prisa. No es necesario que lo hagas rápido o te lastimarás — Aprovechando esa pequeña pausa de sus propios quehaceres, abrazo a la chica por la espalda para luego tomar sus muñecas y guiarle poco a poco hasta que tuviese la práctica suficiente para llevarle a continuar por su cuenta —. Hoy solo seremos tú y yo, así que no tienes por qué apresurarte. Ve a tu ritmo, ¿Si?
exenterizo:
Si su yo del pasado viese lo que sus ojos observaban ahora, no creería lo que estaba ocurriendo. ¿De verdad era posible que alguien estuviese disfrutando de su compañía sin hacerle sentir como basura? ¿Era real que la chica a quien tanto observó de lejos ahora compartía el mismo techo con él y lucía entusiasmada ante la sola idea de preparar juntos la cena?
Era lo más cercano que había estado en su vida de sentirse plenamente feliz.
— Entonces esa será tu misión de hoy — Dejando otra suave palmadita en los cabellos ajenos, se encaminó a la cocina sabiendo que Ai le seguiría —. Pero si tienes problemas, no dudes en pedirme ayuda. Estaré aquí para ti, ¿Si?
Una vez recibió la fugaz caricia en su cabellos, Ai sonrió con levedad y cómo no, siguió sus paso para encaminarse también a la cocina.. Su primera misión después de mucho y era algo que no le disgustaba, no eran insultos o descargos ajenos, se trataba de algo sano y divertido. Sí, esto se sentía diferente y todo tenía un tinte distinto; aunque no pudiera describirlo, le gustaba y mucho.
— Puedo sola, no te preocupes. — Convencida, la chica agarró el pelador de papas y comenzó con su tarea. Aunque de primera le costaba, poco a poco le agarraba el ritmo y eso que a veces se resbalaba la cuchilla y amenazaba con cortar un poco sus dedos; ser cuidadosa era difícil, pero no imposible. — Tú siempre lo haces rápido y no te cortas, mientras que yo he resbalado varias veces. — Bueno, sus habilidades para la cocina eran nulas, era de esperarse.
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💏 - Iosif y symond
fifty ways to kiss someone. send me a 💏 and i will randomise a number in order for my muse to kiss yours…
@sanguex
Aquellos bosques siempre le habían dado mala espina. Siempre se oían historias de gente desaparecida al sumergirse en dichos parajes, y eso - agregándole el hecho que cada vez que pasaba la noche en el claro de alguno oía ruidos que no cesaban hasta el amanecer, le indicaban que no eran sitios del todo seguros para explorar por su cuenta. Mas esta vez el trío se vio obligado a cruzar uno para continuar con su viaje al no existir camino alguno que les indicara cómo seguir. Y claro, durante un momento se convenció de que esta vez sería diferente, no estaba solo y teniendo a un dragón y un hechicero de su lado sería difícil perderse. Eso, hasta que de un momento a otro, casi sin percatarse de aquello, perdió el rastro de sus acompañantes, quedando desolado en medio de territorio desconocido.
Con sospecha, observaba cada rincón donde percibiera movimiento, alerta no tan solo para encontrar a sus compañeros, sino también en caso que cualquier peligro se avecinara. Y era ese mismo suspenso el que traía un sinfín de interrogantes a su confundida mente. ¿Cómo terminaron extraviándose? ¿Estarían bien? ¿Y si algo les ocurría? ¿Y si no les encontraba para cuando hallase una salida? ¿Se quedaría solo otra vez? ¿Les volvería a encontrar?
Estaba cada vez más y más acongojado. Pasaban los minutos, las horas caminando, la noche amenazaba con llegar y no encontraba a nadie. Pero no podía rendirse, no podía tirar la toalla cuando se trataba de aquellos a quienes poco a poco consideraba su familia, quizá más que eso. Mas justo en el momento que se daba fuerzas para continuar, divisó a la distancia una cabellera clara moverse entre los árboles. ¿Podría ser...?
— ¡¡Iosif!! — No le importó si su grito pudiese atraer a cualquier criatura y les hiciera correr un riesgo mayor, ¡Había encontrado a Iosif por su cuenta! Ahora estando ambos juntos sería menos difícil dar con Kirot, y una vez los tres reunidos podrían salir de allí sin dificultad, mas por el momento no era eso lo único que le aliviaba. El susto de quedarse solo nuevamente le hizo meditar en lo mucho que le faltó algo de compañía en su travesía, además de hacerle pensar en cuánto apreciaba tener a ambos a su lado, conversando animados en noches frías y dándose apoyo en largas caminatas. Por primera vez en mucho tiempo, no se sentía solo.
Corriendo con prisa, siquiera dudó en el momento en que notó con claridad que era él, y por ello - sin ápices de bajar la velocidad, le abrazó de golpe provocando que ambos cayeran al suelo, al menos el follaje y la tierra húmeda amortiguó un poco su caída.
— ¡Estaba tan preocupado, pensé que no te volvería a ver! — No disimuló en ningún momento el alivio que le traía el verle una vez más, aún cuando no habían pasado más de medio día extraviados en aquel bosque. Y, dejándose llevar por esa misma emoción, dejó un par de besos enérgicos en su mejilla para luego, medio sin querer medio en serio, cubrir los labios ajenos con los propios en un tierno contacto que no duró muchos segundos antes de que Symond se diese cuenta que había hecho algo inapropiado para un caballero como él.
— Uhm, este...
— Yo... Ahm... — Los nervios posteriores no tardaron en hacerse presentes, llevándole a erguirse con rapidez y tenderle la mano al contrario como ayuda para levantarle. Esperaba que Iosif no hiciera pregunta alguna sobre su efusivo actuar.
— Lo siento, yo... Eh... ¿H-Haz encontrado algún rastro de Kirot?
23.- …in relief.
#{ ;;Symond tag }#{ ;Iosif }#{ ME QUEDÓ LARGO POR PONERLE CONTEXTO LSKJFSLKD }#{ me imagino que kirot les dice ''Em; podemos sobrevolar el bosque'' pero symond ya se metió y no les queda opción que seguirlo (?) }#{ also si lo respondes (NO ES NECESARIO QUE SEA LARGO I SWEAR) podemos colar a kirot mas adelante dkjaslkjaslkjad }#soiarie
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💏 - Aloisio y pietro
fifty ways to kiss someone. send me a 💏 and i will randomise a number in order for my muse to kiss yours…
@sanguex
Difícil era observar la rutina de su siguiente víctima - todo para averiguar el momento propicio para atacar, si le acompañaba una voz que no parecía querer callarse nunca. Siquiera tenía idea alguna de lo que Aloisio parloteaba con tanta insistencia, y es que había abandonado el hilo de la conversación hace un buen rato, cuando prefirió prestarle más atención a quien espiaba en cuestión. Mas llegó un momento en el cual no podía ignorar más esa charla incesante, como si el contrario se divirtiera en hacerle el trabajo más difícil. Y por ello asió sus ropas de la nada para atraerle y callarle un rato con un beso repentino, profundizando aquel contacto solo lo suficiente para dejar al contrario atontado un rato y así aprovechar el silencio que tanto ansiaba.
— Si sigues hablando, me encargaré de ser más violento para la próxima. — Y no sería un beso lo que recibiría esta vez.
7.- …to shut them up.
#{ Andragathos }#{ ;Aloisio }#{ respondí este primero pq era lo que más calzaba con el random generator (?) }#{ LKSNJFLK }#soiarie
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@sanguex
— Anda a dejar esta weá allá, weón...
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Ah... Lo había hecho enfadar, para la próxima debía escoger mejor sus palabras. Y es que Felix aún no acostumbraba a tener a otros en los que apoyarse, toda su existencia se las había arreglado para continuar por su cuenta. Sin embargo y gracias a los giros de la vida, ahora tenía a alguien especial a quien cuidar, junto con alguien que le brindaba toda esa ayuda que necesitaba y refrenaba un poquito ese impulso adicto al trabajo del mayor.
— Lo sé, lo sé — Suspiró mientras se arremangaba la camisa para comenzar a cocinar; había algo en las palabras ajenas que le dejaba con remordimiento. ¿Quizá era porque, después de mucho, por fin admitía en voz alta que eran pareja? —. Solo... No quiero que le falte nada a Jan, y tampoco quiero hacerte las cosas más difíciles. Por eso prefiero lidiar con todo por mi cuenta — Y, con lo perfeccionista que era, se creaba la fórmula perfecta para dar con un adicto al trabajo —. Pero bueno... No te detendré si quieres ayudarme. Los dos juntos terminaremos más rápido y hacer... No lo sé, ¿Algo para distraernos?
exenterizo:
— No es como si necesitara tener esos días libres, nunca hallo qué hacer en ellos. — He ahí la razón por la cual solía llevarse tanto papeleo consigo inclusive cuando correspondían sus vacaciones o los descansos por días festivos; de más estaba decir que también le tomaba bastante ocuparse de las tareas correspondientes al cuidado del pequeño humanito.
— Ah… No te preocupes, puedo preparar algo yo. Eso me ocupará tiempo y ya no estaré en esa duda existencial de la que tanto te gusta reírte. — ¿Quizá le había picado un poco el hecho que el contrario se diese cuenta de su intriga? No era cosa de todos los días el que Felix no supiera qué hacer en una situación. Y, dicho esto, se levantó de su asiento para dirigirse a la cocina.
— Perdona, pero existo y soy tu pareja. — Quizá sus palabras tocaron cierta fibra sensible que no siempre dejaba entrever y más cuando el mayor mencionaba el no saber qué hacer durante sus días libres. — Te recuerdo que Jan existe en tu vida también. — Refunfuñó mientras le seguía los pasos contrarios, al parecer estaba demostrando demasiado su disconformidad ante sus palabras. Bueno, de momento solo miraría de lejos.
— Si necesitas ayudas, me dices. — Quería disipar un poco ese mal saborcillo de la boca. — Por cierto, día libre significa descansar y pasarla con tus seres queridos. Es navidad, todos gustan de pasarla bien.
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@sanguex
— Lo siento si hace algo de frío, no he tenido tiempo de arreglar la calefacción. — Sabía que Ukyo no era de tolerar las bajas temperaturas, y que por eso solía pasar más tiempo en el hogar del mayor buscando un poquito de ese calor que tanto le gustaba. Mas para remediar el desperfecto, el pelinegro le recibió con una taza de chocolate caliente para luego acomodarse en el sillón y cubrirle con la manta más acolchada que encontró; el más joven era su invitado especial y por ello quería darle la mejor de las bienvenidas ahora que por fin pasaban una tarde más juntos.
— Espero que esto lo compense. — Sin decir más, besó los labios ajenos con ternura para después reír suavecito al notar lo bien que sabían junto con el chocolate.
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@sanguex
— Nunca había visto a Shiro-chan durmiendo así con otra persona. — Con cámara en mano, fue lo primero con lo que saludó a la chica una vez ella despertó de su siesta. En efecto, lo que más le había sorprendido del momento al llegar a casa y verle dormida fue el hecho que su mascota, un gato tímido y escurridizo, estuviese durmiendo tan plácidamente junto a su visita. ¿Cómo resistiría el impulso de tomarle mil fotos?
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