#sanarae
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bookishfeylin · 2 years ago
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Hmm. I didn't want to do this, but after receiving a lot of harassment here and on Ao3 I'm debating abandoning ACOHAS. It is just... not fun to go there and expect negativity all the time about THAT ONE THING so my internet experience would be much better by simply stopping with that one fic BUT it also is the fic of my heart and I have so many arcs I want to complete, so I have really mixed feelings on it :(
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comunidadanamcara · 2 years ago
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MEDITACIÓN PODEROSA SANACIÓN 💚 TENDONES MÚSCULOS LIGAMENTOS ARTICULACIONES FIBROMIALGIA 💚 HAZLA ! 🌿 COMUNIDAD ANAM CARA 
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cinemedios · 7 months ago
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Denalí Sanara destaca en la nueva serie de Netflix "Los Reyes de Oriente"
Platicamos con la joven actriz Denalí Sanara sobre su participación en Los Reyes de Oriente ¡Entérate!🍿
Denalí Sanara da vida a Rizos en la nueva serie de Netflix “Los Reyes de Oriente”, dando paso a posicionarse como una de las jóvenes actrices más prometedoras para México. La nueva serie mexicana “Los Reyes de Oriente” se estrenó el pasado 25 de septiembre de 2024 en la plataforma de streaming Netflix, rápidamente se colocó en el top 10 de lo más visto en dicha plataforma y puso el reflector en…
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ludovicahappy · 1 year ago
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Happy birthday sanara ❤️❤️❤️❤️
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also for @mannycalaveracafe @sapphire-heart-tippy @picapicamagpie
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akultalkies · 2 years ago
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Nimai Bali, Sanara Roy, Sanyam Srivastav, Bhavna Naskar, Pragya Sharma
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birthday-cake-rockz · 2 years ago
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Not rot, it’s still in the distance.
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levunalangs · 4 months ago
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Lexember 14: Hlira
Today’s word is hlira [ɬi.rä], meaning “to please.” The basic way to say that you like something in Valya is to use this verb:
Murba hlira ra. Murba tüsahlira, ngu sanara dru. I like onions. If a person doesn’t like onions, they are not wise.
For some speakers, the object of hlira is generally indirect rather than direct, following the preposition da (which generally indicates alienable possession, but is used in varied situations). The use with da is more conservative, and results from the fact that hlira comes from the phrase lu hira, literally “to be music.” The original phrasing was something like:
Murba hlira da ra. Onions are music to me.
The noun hira got more general over time, referring to anything pleasant. For the more specific meaning, it was replaced by kihwu “song.” Using hira, you could also say:
Murba lu hira ((da) ra). Onions are a pleasure (to me).
Or, perhaps more idiomatically:
Murba kigza lu hira da ra. Eating onions is a pleasure to me.
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coolpizzazonkplaid · 2 months ago
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La heredera del Infierno
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Avisos: La canción que canta Daniela es Yes To Heaven de Lana del Rey.
Verdades crueles
Durante los días siguientes en la Academia Wu Shi, Liu Kang había prohibido el envío de cartas a Arctika y salidas, a menos que fueran para buscar suministros. También, había dado la orden a los monjes de patrullar alrededor de la entradas, mientras los combatientes entrenaban más seguido. El dios había comenzado a quedarse durante los almuerzos y cenas y visitaba tanto a Kenshi como a Daniela por sus heridas.
La pierna de la muchacha no había sanado del todo, pero lograba caminar por la academia y cerca de los campos de entrenamientos para visitar a sus amigos. Las muletas le resultaban un poco incómodas al usarlas, a pesar de estar por varias semanas con ellas. Por otro lado, se sentía apenada por la pérdida de la vista de Kenshi, por más que le dijera que su espada, Sento, se la había devuelto.
Continuaba escribiéndose cartas con Shang Tsung, comentándole sus frustraciones por la pierna rota, su entusiasmo de cocinar algún postre y de verlo otra vez. Releía libros que tenía en su habitación y había empezado ayudar, en lo que podía, a Mariano con su torre de radio.
Le sostuvo los cables enredados, mientras el muchacho no paraba de cantar a todo pulmón y Daniela rio cuando la radio hizo cortocircuito haciendo que Mariano volviera a la realidad.
–Puto cable de mierda y la concha renegrida de su hermana, también –dijo–. ¿Me apuntas la luz de la linterna acá? Por favor.
–Sí –respondió Daniela estirando más su brazo y acercándose como podía–. ¿No podrías bajarle volumen a la música?
–No, es Ozzy Osbourne y nunca le voy a bajar el volumen, a menos que sea de noche –afirmó Mariano metiendo los cables en los botones de control y luego sus ojos azules se enfrentaron a los de ella–. Che, acabo de pensar que quizás podríamos traer la avioneta.
–¿Podríamos? –inquirió Daniela–. Es tu idea, no mía y creo que Liu Kang no te va dejar.
–Pero la vamos a necesitar.
–¿En qué? –preguntó la joven.
–En alguna nueva misión relacionada con lo que enfrentamos.
Daniela pudo darse una idea de lo que habían luchado Mariano y los demás, era una amenaza. El muchacho le comentó sus sospechas de que los hechiceros buscaban hacer un golpe de Estado hacia la emperatriz Sindel y la curiosidad de Daniela se acrecentó. Pero se informaría en cuanto su pierna sanara por completo y se enfocó en ayudar a Mariano.
Daniela había visto a los nuevos luchadores de la Tierra, Ashrah y Syzoth en el complejo de estudiantes y en el comedor durante las comidas. Se presentaron mientras tomaban un descanso de los entrenamientos y le resultaron agradables y bastante graciosos. Cada cosa que para Daniela y Mariano les parecía cotidiana, Syzoth y Ashrah las veían como artefactos de otro mundo y querían descubrir sus secretos.
Daniela escuchó pisadas, estiró la cabeza hacia la puerta para quién era y resultó ser Ashrah usando el uniforme anaranjado de la Academia Wu Shi. Sus ojos negros como la noche mostraron sorpresa, al ver parte de la cabeza de Daniela y sonrió amablemente.
–Hola, habitante de la Tierra –saludó.
–No es necesario que me digas así, Ashrah –aclaró la pelirroja–. Llamame por mi nombre.
–Está bien –dijo la demonio–. Solo quería saber de dónde provenía esa melodía.
–Ah, de mí –señaló Mariano y volvió a enfocarse en la radio–. ¿Querés ayudar, Ashrah?
–¿Cómo viene tu música? –preguntó acercándose más al dúo–. ¿La generas tú?
–Eh, no –respondió Mariano alzando la mirada hacia Ashrah–. Viene de mi celular.
El muchacho mostró el aparato y la demonio se acercó observando lo que hacían.
–¿Qué quieren hacer?
–Él está haciendo una torre de radio y yo solo lo ayudo –respondió Daniela.
–¿Qué es eso? –preguntó Ashrah.
–Es un aparato para comunicarse a largas distancias –respondió Mariano–. El celular lo permite, pero como Adelina está en Arctika y sospecho que ahí no hay WiFi ni Internet y, menos una línea de teléfono. Toca usar el método antiguo.
–¿Qué tan antiguo es? –preguntó Ashrah observando y tocando los metales y cables desperdigados por el suelo.
–No tanto, se sigue usando hasta el día hoy –contestó Daniela–. Los policías lo usan, los pilotos de aviones e incluso los que van a excavar como Adelina… También, yo lo uso cuando necesito que Mariano me busque.
–Es fascinante –exclamó la demonio–. ¿Por qué se fue su amiga?
–Para entrenar con los Lin Kuei –respondió Mariano ordenando los cables–. Resulta que es criomante y… le toca entrenar con el Doctor Frío.
Daniela soltó una risa pequeña y siguió iluminando a su amigo. Ashrah los ayudó pasándole algunas herramientas y unió el micrófono con el selector del canal. Inmediatamente, el muchacho se levantó de su almohada, corrió entusiasmado hacia la ventana y sacó la mitad del cuerpo mirando hacia el techo. Daniela y Ashrah se quedaron en silencio obsevándo entre ellas y Mariano volvió a entrar a la habitación entre respiraciones pesadas.
–Después, veo cómo carajos consigo la antena –dijo Mariano acomodándose la ropa arrugada–. Voy a tener que ser muy persuasivo con Liu Kang y, más con lo de la avioneta.
El gong sonó por todo el complejo de estudiantes anunciando la hora de la cena. Daniela recogió las muletas, Mariano la ayudó a ponerse de pie y caminaron junto a los demás luchadores al comedor. Los faroles dieron luz a los caminos de piedra, los maestros entraron y se acomodaron en los asientos de madera. El rubio ayudó a Daniela a subir las escaleras y al acomodarse en la mesa, dejó cerca las muletas.
Los cocineros trajeron los platos abundantes de comida, excepto el de Syzoth que tenía insectos tratando de escapar. Daniela contuvo una arcada, vio a los monjes ponerse de pie ante la presencia de Liu Kang y se inclinaron ante él. La deidad hizo un gesto dando inicio la cena, el tintineo de los platos y el barullo de los estudiantes fueron acrecentándose a los pocos segundos.
–Lamento preguntar –dijo Daniela–. Pero ¿cómo puedes comer eso?
Señaló los insectos en el plato de Syzoth y se limpió un poco de viscosidad de insectos.
–El alimento de los sangre caliente lastima nuestro sistema –respondió el zaterrano–. Los insectos son mejores y los del Reino de la Tierra son bastante buenos.
–Deberías ir a Australia –dijo Johnny sonriente–. Es un paraíso de esas cosas.
–No sé cómo los australianos pueden vivir –soltó Mariano terminando su plato y pidiendo otro–. Una vez, vi un video donde un tipo tenía en la pared una araña –apartó el plato y gesticuló con las manos midiendo el ancho de la mesa–. De este ancho y de altura, como tres de nuestros platos.
–Debe ser una araña deliciosa, si es de ese tamaño –dijo Syzoth con una sonrisa, pero Daniela notó algo de tristeza en su tono.
–Te la comes vos, hermano –espetó Mariano dramáticamente–. Yo dinamito la casa y no me ves por esa zona nunca más. Imaginate que mi vecina, tiene esas putas arañas por la humedad. Cada vez que me pide ayuda con algo del techo, cargo una pistola por esas cosas asquerosas.
–Tus vecinos son raros –dijo Raiden terminando su plato.
–Se llama humedad y es una mierda –dijo el rubio comiendo su segunda porción de cena–. La madera se infla, vienen esas arañas de porquería y después… Los mosquitos en verano, la ropa no se seca y más en invierno.
–¿Les pasó eso? –preguntó Kung Lao.
–¿Lo de la ropa? Obvio –espetó Daniela masticando las gachas de arroz–. El año pasado, hizo una semana de tormenta y humedad, en pleno invierno. No podíamos lavar la ropa porque, literalmente, no se secaba y tocó… rebajarse.
–¿En qué sentido? –preguntó Ashrah.
–Usar la misma ropa… varias veces –respondió Mariano–. Tuve que usar mi pijama, un pulóver agujerado y mi bata para pasar la semana. Fue horrible.
–También, hubo casas que le crecieron hongos en las paredes –agregó Daniela.
Las charlas entre los estudiantes continuaron hasta que los maestros dieron por finalizado la cena. Todos los luchadores se fueron hacia sus complejos entre risas y la pelirroja pudo ver a Ashrah y Syzoth mantener una conversación hasta los jardines del complejo. Se metió a su habitación iluminada por una vela, se sentó en el escritorio atestado de libros y cartas de Shang Tsung y comenzó a releerlas deseando recibir una nueva carta. Inmediatamente, tomó una hoja y una lapicera, escribió lo que había acumulado en la semana y deseó verlo una vez más.
Querido Shang Tsung:
Espero que te encuentres bien en el Mundo Exterior. Aquí en la Tierra, no hay mucho que contar, son días tranquilos, pero con mucho entrenamiento. Lamentablemente, puedo hacer poco por mi pierna rota, trato de pasear por los alrededores del complejo de estudiantes y estoy volviendo a releer libros que me traje de mi casa.
Me siento un poco sola, ya que los demás están avanzando en sus aprendizajes y mi amiga sigue estando con los Lin Kuei. Desearía poder verte nuevamente y pienso en mil y un formas de cómo haber evitado romperme la pierna. Lo poco que me alegra son las anécdotas de mis amigos y las ideas locas de Mariano.
Espero con ansias tu respuesta,
Daniela.
La carta se esfumó entre las llamas, la joven se frotó los ojos cansados y se preparó para dormir. Su mente la llevó a su amiga, quiso escribirle cartas; pero los monjes habían retirado a todas las aves en cuanto Liu Kang restringió el envío de cartas. Deseó saber si se encontraba bien e incluso contarle sobre Shang Tsung, pero por ahora esperaría. Se recostó en su futón acomodándose en las acogedoras y cálidas sábanas y el sueño la tomó.
Daniela despertó por el estruendoso sonido del gong. Se levantó del futón usando las muletas como soporte, salió de la habitación entre bostezos y vio Ashrah y Syzoth caminar con entusiasmo hacia el comedor. Detrás de ellos, Mariano cargaba su equipo de mate y soltó un quejido a modo de saludo a Daniela. Se unió a los demás en las afueras del complejo y fueron al comedor.
La muchacha entrecerró los ojos tratando de evitar los rayos matutinos del sol. Se sentó al lado de Mariano que estaba vertiendo el agua caliente en el recipiente, Daniela lo tomó y absorbió de la bombilla sintiendo el calor de la bebida. Los presentes se levantaron ante la presencia de Liu Kang, Daniela se percató de que Mariano no los imitó por su estado de somnolencia y tuvo que darle un golpe detrás de la cabeza para hacerlo reaccionar. Todos se inclinaron ante la deidad y empezaron a desayunar.
–¿Qué le pasa a Mariano? –preguntó Syzoth–. ¿Tiene tarkat?...
–No –respondió Daniela con un bostezo–. Solo es así en las mañanas… Parece un zombie y luego de un par de minutos se reactiva.
Mariano soltó un quejido agudo y tomó mate. Ashrah y Syzoth miraron con dudas a la muchacha.
–No es tan malo comparado cuando se pone en pedo –agregó.
–Eso quiero verlo –dijo Johnny entre risas.
–Yo no –dijo Kenshi.
Continuaron desayunando hasta que el gong dio inicio a los entrenamientos. Mariano y los demás fueron a los campos de entrenamientos y Daniela, como de costumbre, se quedó sola. Se percató de que el único que estaba en el comedor fue Liu Kang, pero se marchó a los pocos minutos para resolver sus asuntos.
Tomó sus muletas levantándose de su asiento y fue hacia su habitación a buscar un libro y un cuaderno. Después, se dirigió hacia uno de los campos de entrenamiento donde estaban sus amigos, se sentó en las escaleras de piedras cubiertas de musgo y empezó a leer haciendo algunas anotaciones de las nuevas críticas que tenía de su lectura actual. Los gritos de entrenamiento se volvieron cotidiano a sus oídos y relajó sus inquietudes.
Pocos minutos antes de que la hora terminara, un maestro le avisó a Daniela que la buscaban en enfermería. La acompañó en todo el camino y pudo escuchar a los maestros vociferar órdenes y el choque de armas por toda la academia. El sol subió más, las hojas anaranjadas cayeron cerca de la muchacha y el leve viento elevó sus rulos rojizos.
Al llegar a la enfermería, uno de los médicos la atendió revisando las puntadas de la pierna y se las quitó cuidadosamente. Después, la cubrió con algunas hierbas para que le bajaran la inflamación y acomodar mejor el hueso. Se quedó recostada en la cama por varios minutos esperando a que las hierbas se secaran, decidió continuar con su lectura hasta la hora del almuerzo. Vio a sus amigos llegar al comedor, Mariano fue el primero en sentarse y preparó sus cubiertos. Se ajustó el cabello rubio atado en una cola de caballo y preguntó:
–¿Qué te dijo el médico?
–Me sacaron los puntos y me dieron unas hierbas para la inflamación –respondió Daniela recibiendo su plato.
El barullo inundó el comedor y los presentes empezaron a devorar la comida. Daniela saboreó la carne de cerdo y el arroz disfrutando el pequeño momento, mientras las charlas con sus compañeros la entretuvieron hasta que el gong dio fin al almuerzo. La muchacha salió del comedor respirando el aire fresco y empezó a caminar por los alrededores de la academia contemplando las estatuas de los guerreros cubiertas de verdín y observó a los guardias hacer sus rondas en las murallas.
A mediada que pasaba el día, Daniela se quedó en el complejo tomando mates mientras escribía la crítica a su lectura escuchando música. Las letras calmaron su mente y sus ganas de ver a Shang Tsung. Recordó sus rasgos, los ojos marrones como tortas negras y su cabello negro y suave hasta los hombros. Una sonrisa adornó su rostro y se sorprendió al ver unas llamas anaranjadas formando una carta. Daniela abrió inmediatamente la carta y leyó su contenido.
Querida Daniela:
Me entristece verte tan agobiada por no poder caminar, entiendo tu frustración y quiero alegrarte contándote algunas cosas que ocurren en el Mundo Exterior. Espero que te ayuden a pasar el rato y logren cautivarte.
Hay nuevas festividades en honor a la emperatriz y sus hijas. Desearía que pudieras ver el gran apogeo que hay en Sun Do. Hay fuegos artificiales en la noche y mucha música y comida. Quisiera tener más tiempo para celebrar, pero hice muchos avances en tratar de ayudar a los habitantes que pierdo la noción de todo. Es entretenido ver a la gente pasear por los alrededores e incluso los nobles salen a ver las maravillas de la capital. Desearía que lo pudieras ver.
Te extraña mucho,
Shang Tsung.
Inmediatamente, Daniela buscó una lapicera y arrancó una hoja de su cuaderno. Empezó a escribir con velocidad.
Querido Shang Tsung:
Me alegra que traigas esas noticias del Mundo Exterior. Seguramente Sun Do debe ser preciosa en su vida nocturna y me imagino lo abarrotadas que deben estar las calles. La comida que probé durante el poco tiempo que estuve allá, fue deliciosa y me encantaría volver a probarla.
Por otro lado, estoy feliz de que avanzaras en ayudar a tus pacientes y a los soldados de la emperatriz. Pero por favor, disfruta de la noche y despeja tu mente. Siento que te estás esforzando demasiado y me preocupa, no quiero que te agobies. Por favor, disfruta de la fiesta por un par de horas y trata de dormir un poco, así podés rendir mejor en tus investigaciones.
Te desea suerte,
Daniela.
La carta desapareció entre las llamas y la muchacha escuchó las voces de sus compañeros acercarse al complejo. Se levantó tambaleante con las muletas, avanzó hacia las afueras y trató de controlar su adrenalina. Vio a Ashrah y Syzoth mantener una conversación entre los jardines, Mariano se acostó en el suelo de piedra y Kenshi trató de levantarlo, mientras Johnny caminaba de forma coqueta hacia la muchacha.
–¿Me esperabas a mí, preciosa Daniela? –preguntó el actor juguetonamente.
–Seguí participando –respondió.
–Qué duro fue hoy –soltó Kung Lao–. Sí, que los maestros se pusieron en serio con los entrenamientos.
–La amenaza de los brujos está haciendo que Liu Kang tome sus medidas –dijo Raiden sentándose en las escaleras de piedra.
–Eso, no quita que es frustrante –argumentó Mariano desde el suelo–. ¿Me das un mate, Dani?
Llenó el pequeño recipiente con agua caliente y se lo dio al rubio. Sorbió de la bombilla, se tiró al suelo nuevamente y Kung Lao trató de levantarlo. Daniela compartió con sus compañeros el mate, vio a su amigo dirigiéndose a su habitación y la música comenzó a sonar seguido de sus entonaciones. Se volvió ruido blanco en mente por tanto tiempo escuchando la música de Mariano y Adelina desde la adolescencia.
La noche azotó a la Academia Wu Shi, los faroles iluminaron los caminos y los alrededores de las murallas; y el aire se volvió fresco. Los monjes se sentaron a meditar cerca de las grandes estatuas y otros, se quedaron definiendo los turnos de la vigilancia. El grupo se separó metiéndose en sus respectivos asuntos hasta que el gong anunció la hora de cenar. Daniela salió de su habitación notando que Mariano la esperaba para ayudarla y se sentaron juntos.
Luego de cenar y de ver a Mariano devorar más de cinco platos, todos se prepararon para dormir. Mientras el agua caliente recorría su cuerpo, su mente trajo la imagen de su amiga. Se preguntó en cómo le iría en Arctika y si perfeccionaba su criomancia. Salió del agua caliente secándose el cabello corto y enrulado, se puso un pijama cómodo y se acostó en el cómodo y suave futón hasta quedarse dormida.
Los días siguientes fueron parecidos, pero uno fue bastante particular. Mariano había desaparecido en uno de los portales creados por Liu Kang, Daniela y los demás se quedaron esperando en el sitio y dando vueltas en círculos para matar las horas y el ruido de un motor invadió todo el complejo. Mariano regresó en un portal más grande manejando la avioneta, logró ubicarlo en una zona de los jardines libre de árboles y Daniela no logró procesar lo que sus ojos veían.
Nunca creyó que su amigo pudiera convencer a Liu Kang de traer la avioneta, pero lo había conseguido y pudo vislumbrar entre los vidrios una sonrisa orgullosa. Kung Lao, Ashrah y Syzoth se acercaron a mirar con detenimiento el vehículo y quisieron tocarla como si fuera una reliquia. Inmediatamente, Mariano abrió la puerta metálica de un estruendoso golpe y con una sonrisa adornando su rostro. Sus manos sostuvieron una pequeña antena de radio y la alzó victoriosamente.
–¡Me encanta que salgan bien mis planes! –exclamó bajando de la avioneta y quitándose los mechones rubios del rostro.
–¡Es fascinante! –soltó Ashrah–. Qué artefacto tan peculiar.
–Si tenemos una emergencia, la podemos usar –dijo Mariano golpeando una de las alas–. Aguantó muchas cosas y puede soportar más.
Kung Lao, Ashrah y Syzoth miraron cada parte de la avioneta tratando de descubrir los secretos de algo tan cotidiano y Mariano les respondió cada pregunta que tenían. Les permitió entrar, el trío observó el interior de la avioneta y Daniela escuchó el alegre parloteo, mientras tomaba mate junto a Kenshi, Johnny y Raiden relajándose del arduo día de entrenamiento.
Mariano se fue a su habitación cargando la pequeña antena y la puerta corrediza hizo un estruendoso golpe. La música comenzó a sonar junto a los sonidos de los chisporroteos, Daniela continuó tomando mate por varios minutos hasta que sus compañeros se desperdigaron por los alrededores del complejo y la muchacha se refugió en su cuarto sentándose en el escritorio. Puso música en volumen bajo, encendió una vela y empezó a escribir. Inmediatamente, unas llamas emergieron frente a ella y sonrió.
–“…If you go, I'll stay/You come back, I'll be right here…” –cantó la joven–. ”…Like a barge at sea/In the storm, I stay clear…”
La puerta corrediza se abrió revelando a Mariano y las mejillas de Daniela se volvieron tan rojas como su cabello. La carta de Shang Tsung cayó entre sus dedos junto a un pequeño frasco y lo ocultó en su regazo. Tomó una almohada y la lanzó hacia el cuerpo de su amigo.
Mariano se felicitó así mismo por segunda vez por convencer a Liu Kang de una de sus ideas. Aprovechó su corta visita a Argentina para comprar una pequeña antena y se tentó por pedir dos docenas de empanadas, pero sería un lujo que se daría en otro momento.
Caminó hacia la habitación de Daniela con la esperanza de colocar la antena en el techo de su amiga y abrió la puerta. Las dudas y temores de Mariano se acrecentaron al ver las llamas formar una carta. Salió de su trance, bloqueó la almohada con la antena y sonrió a modo de disculpa. Esperaba que su amiga supiera lo que hacía. Caminó hacia la ventana que dejaba entrar el aire nocturno y dejó la antena a las afueras.
–¿Cuántas veces te dije que no entraras sin tocar? –cuestionó la muchacha enojada.
–Perdón –dijo sacando la mitad del cuerpo y observó el techo–. Quiero ver si puedo poner acá la antena.
Daniela guardó silencio y asintió retomando lo que hacía.
–¿Quién te envió esa carta? –preguntó Mariano observando el cielo estrellado.
–Es el hechicero del Mundo Exterior –respondió Daniela–. El que entrevisté durante el torneo.
¿Y si era Shang Tsung? ¿O uno de sus cómplices? ¿Sabría Daniela la ubicación de ellos? ¿Y si Mariano estaba exagerando por la paranoia? Algunas de las piezas sobre el estado de alegría de su amiga se unieron como un rompecabezas. No creyó que se comunicaran por cartas, aun así, sus preocupaciones no cesaron.
–Tene cuidado, Dani –dijo Mariano–. Ahora, con lo que pasa en el Mundo Exterior hay que estar precavido.
–Sí, lo sé –coincidió–. Pero, él es agradable y buena persona. Trata de mejorar sus conocimientos y ayudar los habitantes del Mundo Exterior.
–Por favor, cuídate.
–Está bien, Mariano –dijo Daniela con una sonrisa amable–. Te pido que no se lo cuentes a Liu Kang. No quiero causar problemas.
–Ya de por sí, lo que pedís es un problema –argumentó Mariano–. Pero voy a tratar, siempre y cuando ese hechicero no te lastime.
La pelirroja soltó una risa pequeña y Mariano subió al techo. Le costó llegar cargando la pequeña antena, la sostuvo con fuerza para evitar que cayera y con una risotada victoriosa la dejó en el techo. El viento nocturno azotó el rostro de Mariano, el cabello se movió en el sentido contrario tapando su visión y soltó un gruñido seguido de maldiciones, mientras ubicaba la antena en el medio de las habitaciones de él y la de Daniela.
La preocupación por los dichos de su amiga aumentó. Mariano confiaba absoluta y completamente en ella, habían estado juntos desde la infancia, pero no creía en lo que el hechicero le había escrito sobre su persona.
En su batalla por poner la antena en la madera, el gong sonó anunciando la hora de la cena, Mariano bajó escuchando su estómago rugir con insistencia y estiró los brazos y la espalda por tanto esfuerzo. Caminó con Daniela quitándose el sudor de la frente y los mechones rubios pegados por su rostro cuadrado. La ropa repleta de transpiración le causó asco y deseó de meterse al agua caliente. Ayudó a su amiga a sentarse, se unió soltando un quejido aliviado y vio a sus amigos llegar lentamente.
Mariano notó la alegría y entusiasmo de Daniela, por lo que ese hechicero le había escrito, y esperó que sus intenciones fueran buenas. Tomó el plato caliente, lo devoró tan rápido como se lo dieron dejándolo limpio y pidió otra porción. La carne de cerdo inundó su paladar y se combinó con los fideos chinos. Dejó de contar las porciones que comió, pero fueron las suficientes para estar sin aliento y con menos ganas de moverse. Soltó un eructo y Daniela le dio un golpe detrás de la nuca haciendo que Mariano soltara una mueca de disgusto.
Todos los presentes se inclinaron ante el dios y se marcharon a sus habitaciones. El rubio puso música en volumen bajo, entonó algunas letras, mientras arreglaba los botones programables y la máquina dio varios chispazos y cortocircuitos. Se sorprendió de lo tarde que era, pasada las dos de la madrugada. Mariano apartó los metales y cables de su vista y se refugió en las colchas entregándose completamente al sueño.
Los días pasaban con lentitud, mientras los entrenamientos continuaban su ritmo habitual. Mariano le resultaba extraño no ver las cartas de Adelina, al igual que Daniela quisieron poder enviarle varias, pero los monjes las habían retirado del palomar a un sitio desconocido. El muchacho sentía curiosidad por la vida de los Lin Kuei y si sabían algo más que estar entrenar.
Por otro lado, Mariano notaba una mejora en la pierna de Daniela. Había empezado a caminar sin la ayuda de las muletas y a los pocos días, caminaba con normalidad. Decía que fue gracias a los ungüentos que los médicos le daban, pero Mariano sospechaba. Sanar una pierna duraba bastante tiempo y era extraño que su amiga pudiera caminar a las pocas semanas.
Mariano continuaba construyendo la torre de radio. La antena la había colocado correctamente en el techo con ayuda de Kung Lao y Raiden. Este último le había dado electricidad con su medallón y en un momento, la idea de encender la torre en un día de tormenta eléctrica lo había hecho reflexionar. La primera vez que le daba corriente (en un día soleado) no había funcionado generando una explosión en el selector de canal. Tampoco había encendido a la segunda… ni a la tercera. Mariano tenía que construir todo entre maldiciones que las combinaba sin darle algún sentido.
En su cuarto intento de mejorar el selector de canal, el día fue ajetreado por los entrenamientos y Daniela se incorporó completamente. Mariano se alegró por ella, le divirtió verla entusiasmada por estar al lado de sus compañeros y querer esforzarse en mejorar. Al atardecer, terminaron todos cansado, el rubio cayó al suelo, como era de costumbre, y Daniela lo ayudó a ponerse de pie entre quejidos.
Mariano caminó lentamente hacia su habitación, puso música y trató de arreglar el selector de canal. Se desconectó del alrededor en cada canción, se enfocó en los cables y botones frente suyo entonando algunas letras y volvió a colocar el selector de canal. Maldijo ante los chispazos repentinos y trató de no aspirar el olor a cable quemado.
–¡Mariano! –gritó Daniela detrás de su puerta.
–¡¿Qué?! –repreguntó.
–La comida ya está lista. Bajale a la música.
–Nunca –dijo Mariano.
Se levantó del almohadón estirando las extremidades y salió de su habitación. El aire nocturno invadió sus pulmones, azotó su rostro y elevó el cabello rubio. Caminó al comedor viendo los faroles encenderse por los monjes, se unió a sus compañeros a esperar a que abrieran las puertas sintiendo el calor del día cobrarle factura y, para su alegría, los cocineros abrieron las puertas. Mariano se sentó acercando su plato y miró con ansias la entrada hacia la cocina.
–Tengo hambre –dijo el rubio–. Quiero comer milanesa con papas fritas…. Y empanadas… Y choripán.
–Vamos a comer eso, cuando terminemos con la amenaza de los brujos –dijo Raiden.
–¿Puedo saber cómo se llaman esos brujos? –preguntó Daniela–. Quiero darles nombre y cara.
–Son Quan Chi y Shang Tsung –respondió Kung Lao.
Mariano pudo ver la expresión de Daniela, ante la mención del último nombre. Sus ojos la delataron, lo conocía. La vio tratar de mantener su postura relajada, al igual que su mirada.
–Son poderosos… –agregó el zaterrano con la mirada perdida en la pared de madera–. Y crueles. Shang Tsung mató a mi esposa e hijo.
–Lo lamento mucho, Syzoth –dijo Daniela en un susurro apenas oíble.
–A mí, casi me tira por la ventana –agregó Mariano manteniendo su tono despreocupado–. Tremendo forro.
–Quan Chi puso a mis hermanas en mi contra –el tono de Ashrah se volvió oscuro–. Quiero salvarlas y que vean el camino de la luz.
–Hace lo que puedas, Ashrah –dijo Mariano–. A veces, las personas quieren estar donde están y si buscan el cambio. Deben hacerlo por su cuenta, podes ayudar, pero no hacerte cargo de su salvación.
–Gracias por el consejo –dijo la demonio.
–Por ahora, prepárate para enfrentar esta crisis –dijo Syzoth masticando un insecto–. Pero si necesitas ayuda para derrotar a Quan Chi, cuenta con mi apoyo.
–Muchas gracias, Syzoth –la demonio sonrió y el zaterrano la imitó.
El rubio notó el acercamiento entre Syzoth y Ashrah. Los vio mantener conversaciones a los alrededores del complejo de estudiantes y ayudarse en los arduos entrenamientos. Se dio cuenta que ambos compartían sentimientos y tuvo la esperanza de que se confesaran en algún momento.
Mariano volvió a enfocarse en el rostro de Daniela. Vio su intento de pasar desapercibida por el nombre de Shang Tsung, pero sus ojos y gestos la delataron. Conocía a Daniela desde la niñez y sabía cuando mentía, al igual que Adelina. Trató de seguir comiendo, aunque dejó su plato a la mitad y guardó silencio durante el resto de la cena. Mariano no lo podía creer que su amiga lo conociera ¿Y si era una paranoia? ¿Una mala jugada de su mente? ¿Y si era otro brujo?
Al terminar, se quedó atrás de Daniela y los demás luchadores se metieron a sus cuartos. Inmediatamente, Mariano empujó a su amiga al interior de su habitación, casi emitió un chillido por el toque repentino y le tapó la boca lo más rápido que pudo.
–¿Vos conocés a uno de esos brujos? ¿A Shang Tsung? –preguntó Mariano en susurros y sacó la mano de su boca.
–Sí –afirmó Daniela y desvió sus ojos cafés revolviéndose el cabello rojizo y enrulado–. Pero no puede ser él. Debe ser otro. Puede que el nombre Shang Tsung sea bastante común en el Mundo Exterior.
–¿De enserio, Daniela? –preguntó Mariano en un grito silencioso–. Es un nombre raro ¿Qué otro tiene el nombre Shang Tsung? ¡Nadie! –tuvo que hacer un esfuerzo titánico de no alzar la voz, mientras gesticulaba con las manos–. Si te muestro una foto ¿Lo conocerías?
Daniela guardó silencio, mientras se frotaba las cienes y asintió soltando un suspiro. Mariano buscó el retrato del brujo entre las profundidades de su mochila quitando cualquier cachivache que se interpusiera, sus dedos tocaron la hoja y la sacó tirando la mochila hacia la otra punta de su habitación. Se metió en la habitación de Daniela con sigilo y le mostró el retrato. Lo tomó temblando y sus ojos cafés se enfocaron en los de Mariano.
–Es él –afirmó y se sentó en el futón–. Pero no puede serlo. Me dijo que era médico de la familia imperial.
–Dani –Mariano la tomó por los hombros con cuidado–. Shang Tsung no es bueno. Si tenes algo de información, se lo debes decir a Liu Kang.
–Él… –Daniela miró a Mariano con miedo y buscó un pequeño frasco–. Me dio esto. Era una poción para mi pierna ¿Y si era…?
–¿Tarkat? No, ya habrías tenido síntomas desde hace días –dijo Mariano y estudió las pupilas de la muchacha–. Tampoco es hipnosis o trance ¿Tenes otra cosa de él?
–Cartas.
Daniela sacó del cajón de su escritorio un conjunto de papeles anudados en una fina cinta de seda y se las dio a Mariano.
–Es todo lo que tengo de Shang Tsung –dijo en susurros–. Son solo cartas y…
–¿Y qué? –preguntó Mariano con alarma en su voz–. ¿Tenes algo más? ¿Hizo algo más?
–Me reunía con él… Antes de romperme la pierna.
Mariano se tapó los ojos conteniendo un quejido de frustración. Los ojos de Daniela se volvieron rojos y trató de contener el llanto.
–No lo sabía –continuó entre lágrimas–. Pensé que era amable y tenía buenas intenciones.
–Está bien, Dani. Él solo te estaba utilizando para llegar a la Academia Wu Shi –dedujo Mariano–. Quería descubrir nuestras defensas, es lo más posible.
–Pero… –empezó la muchacha–. No puede ser él. Quizás lo estén utilizando o…
–¡Dani! –llamó Mariano en un grito silencioso. Tuvo que contener de zarandearla una y otra vez–. Quiso matarnos, experimentó con gente transformándola en monstruos, asesinó a la familia de Syzoth y nos envió a la guerra con el Mundo Exterior. No es utilizado ni es bueno. Es un reverendo hijo de re mil puta.
Su amiga abrió la boca y la cerró inmediatamente. Su cuerpo comenzó a temblar como una hoja, sus moqueos imposibles de ocultar y Mariano se acercó con cuidado.
–¿Cómo no me di cuenta? –preguntó la joven y Mariano la abrazó sintiendo su remera mojada por las lágrimas–. Creí que era bueno.
–Es un buen mentiroso, Dani –respondió el muchacho en voz baja–. Pudo engañar a la familia imperial del Mundo Exterior. Por ahora, se lo tenes que contar a Liu Kang.
–No puedo –empezó la pelirroja–. ¿Y si Liu Kang me expulsa?
–Si lo hace, pierde a tres campeones, contando a Adelina. Dudo que quiera eso.
–Syzoth y Ashrah van a odiarme –susurró Daniela quitándose las lágrimas de sus mejillas–. Y los demás también.
–Syzoth también fue usado y le mintieron. Te va entender igual que Ashrah –dijo Mariano mostrando una sonrisa confortante.
–Soy una estúpida.
–No lo sos, Dan-Dan –Mariano le quitó unas lágrimas y le dio un beso en la frente–. Ahora, se lo tenes que decir a Liu Kang.
Daniela caminó junto a Mariano en el silencio de la noche. Los monjes comenzaron a vigilar las murallas, las antorchas iluminaron los caminos y algunos profesores empezaron a meditar bajos los árboles. El rubio mantuvo un brazo sobre uno de los hombros de la muchacha dando un calor confortante ante las bulliciosas emociones en su pecho.
Las palabras de Mariano le resultaron imposibles de creer. No podía ser que Shang Tsung, el que había entrevistado y visto en secreto. Quien le había regalado un anillo para escribirse cartas y la había besado con pasión, era el causante de tantos problemas para la Tierra y el Mundo Exterior. La mente de la joven le costó ponerse esa imagen en la cabeza.
No iba a ignorar las palabras de Mariano. Confiaba en él y en el retrato que le había dado, pero una parte pequeñita de su ser conservó esperanza. Esperanza de que Shang Tsung no fuera un asesino ni un mentiroso. Que no la utilizó para fines oscuros, sino que la quería y sus sentimientos eran verdaderos.
Daniela y Mariano llegaron a los aposentos de Liu Kang. Las velas y faroles encendidas formaron la silueta del dios, salió de su habitación juntando las manos cerca de su pecho y sus ojos ojos blancuzcos como la nieve observaron al dúo. La mirada penetrante pareció analizar el interior de Daniela, una sensación incómoda y relajante recorrió cada centímetro de su cuerpo y trató de mantenerse calmada.
–¿Qué necesitan Mariano Baldor y Daniela Ramoter? –preguntó el dios.
–Liu Kang tengo que decirle algo –dijo la muchacha con miedo y se limpió las lágrimas de los ojos–. Algo sobre Shang Tsung.
La mirada del dios se tornó más seria de lo que ya estaba y extendió una de sus manos hacia la puerta.
–Pasen y hablemos más cómodos.
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alasdepaloma · 3 months ago
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‘Necesito mucho de un abrazo’. Le dije.
‘Es natural tener esa necesidad, un abrazo contiene muchos significados y muchos beneficios también…’, dijo. Entonces me abrazó con fuerza. Me sentí protegida, tenía días sintiéndome vulnerable, tanto, que hasta me daba vergüenza expresarlo. Qué mal que nos sintamos así, avergonzados de nuestras emociones… de nuestra fragilidad… de nuestra condición humana. Qué mal que al necesitar un abrazo, tengamos que silenciarnos. ‘Ojalá vendieran abrazos allá afuera, abrazos hechos con mucha empatía y amor…’, le dije, ‘…esa esperanza que me otorga tu abrazo, esa seguridad de que todo va a estar bien, de que hay alguien que me sostiene y acompaña… elimina mis miedos, mis ansiedades, mi ira… y todos mis males’.
Pero es que, no es solo el abrazo… es la música que lo compone, hay un corazón detrás que late, un alma viva que aprisiona con suavidad la piel, que eleva la alegría y que elimina las dudas. Ese latido, lub dup… lub dup… lub dup… me gusta cantarlo cuando me abraza. Qué maravilla estar vivo cuando se tiene a alguien para abrazar y para resguardarse.
Las noches habían sido frías… la mente no encontraba el sosiego y la vida parecía que no tenía sentido alguno… Pero, llegó su abrazo y el gris de mi mundo se tiñó de colores. Su abrazo era lo único que me inspiraba a continuar, a avanzar, a no rendirme.
La magia de la imaginación…
Ese apuro por sentirnos parte de algo o de alguien, el sentido de pertenencia. Eso… eso fue lo que llevó a mi soledad a crear una historia que sanara mi dolor, que menguara el silencio… la realidad de saberme sola… aquí, en estas cuatro paredes.
Entonces lo creé a él, poniéndole nombre a mi almohada… y aquí me tienes todavía, abrazada a ella haciéndome creer que me está abrazando el latido de un hombre.
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—Paloma🦋
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magdalunatica · 20 days ago
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Cuántos corazones rescataste y no hubo quién sanara el tuyo.
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Girlæn Earfalas 📖
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tecitodmelisa · 4 days ago
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estoy segura que va a llegar un punto en el que lograrás la tranquilidad, sanaras, te irás y yo me quedaré aquí en el mismo lugar o tal vez muerta antes que tú
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comunidadanamcara · 1 year ago
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SAGRADA y Poderosa  SANACIÓN CUÁNTICA 💚 MEDITACIÓN SONIDOS Y MÚSICA para SANAR y DORMIR 💤
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jr-sl · 2 years ago
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Me rendí de esperar a que sanaras, porque yo también tengo un infierno por dentro pero nunca lo refleje para hacerte daño, yo también quiero morir en las noches pero quise intentar estar a tu lado, yo también quise ser amada así que trate de amarte... y ahora entiendo que hice demasiado por alguien que nunca trato si quiera de intentarlo.
JR
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sombraoscura15 · 2 years ago
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Bien algunos datos actuales de Underfissure sans
*Su cuerpo esta pagando las consecuencias de haber usado un poder el cual no puede soportar, hay que recordar que fissure sans es considerado una falla y su alma y cuerpo no puede soportar niveles tan altos de esa extraña energia.
*Tras su pelea contra una version de Pandora el esta en proceso de recuperacion ya que quedo muy mal herido, eventualmente sanara y volvera a su estado original pero el haber sido afectado por su propio poder lo dejo debil.
*Varios amigos del esqueleto quieren cuidarlo pero ya se canso de estar en una sala acostado comiendo comida de hospital y estando solo con sus pensamientos asi que se escapo.
*Mientras no vuelva a su usar su poder al maximo estara bien, pero encontrar a su frisk y chara ahora se volvio su maximo prioridad ya que no sabe cuanto tiempo le queda.
*Tras los eventos multiples seres se dieron cuanta de su existencia y lo estan buscando, ha sido clasificado como peligroso y lo quieren capturar o mucho peor, asi que fissure esta actualmente escapando hasta recuperarse.
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fantasy-relax · 11 months ago
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Por favor, solo ámame.
Parte 5
Bela estaba viendo que iba ser para la comida de hoy, tarareando una canción mientras lo revisaba el refrigerador.
“¿Qué se te antoj-”   volteo a verte solo para encontrarse con tus ojos centrados en ella mientras le sonrías con cariño volteo de inmediato, carraspeando continuo “¿que se te antoja comer hoy?
Estabas tentada a responder “tu” pero no querías arruinar el ambiente, después de tu platica la rubia se había relajado considerablemente y lo último que deseabas era dar un mal paso que la mandara a otra espiral.
Una tos te saco de tus pensamientos.
“…Deja de mirarme tanto” Su voz era suave mientras evadía tu mirada, con el sonrojo que tanto adorabas ver cubriendo sus mejillas.
Dios ¿Cómo podía ser tan linda?
Moviste mal tu brazo y un ligero dolor te hico fruncir el ceño con molestia, aún faltaba otro mes para que tu brazo sanara e incluso después aun tendrías que tener cuidado, el rostro de amada cambio de vergüenza a preocupación, pero tu sonreíste para calmarle.
“Cualquier cosa, mientras sea del agrado tuyo y de las visitas lo que sea está bien para mí” Ella asintió y volvió a la cocina aun con el ceño fruncido, odiabas como no podías quitarle la preocupación por completo, deseabas sanar rápido para poder consentirla después de todo la pobre se ha hecho cargo de todo mientras tu descansabas como gato viejo en el sofá.
Ding Dong
El sonido del timbre te saco de tus pensamientos antes que la rubia pudiera si quiera salir de la cocina hablaste.
“Yo abro” Mínimo eso si podías hacer.
Al abrir te encontraste de frente con Daniela Dimitrescu y Angie Beneviento, detrás de ellas había una mujer que reconociste como Donna Beneviento, ya sabias quienes eran debido a las historias que Bela te había contado junto con las fotografías que te había mostrado.
Las tres se quedaron quietas expectantes de tu reacción y una idea para romper el ambiente tan tenso que había cruzo por tu cabeza.
“Disculpen esta es una casa orgullosamente gay por favor retírense de las premisas antes que llame a la policía para que lo haga” Dijiste con un tono de voz más agudo de lo normal mientras mirabas tus uñas de la manera más diva posible.
Las tres te miraron con sorpresa, antes de que Daniela pudiera terminar de siquiera abrir la boca hablaste de nuevo de la manera más fresa posible.
“Si, si Jehová es tu pastor y no sé qué otra chingadera, ugh fuera de aquí yaaa arruinas mis buenas y fabulosas vibraasss” Te apoyaste dramáticamente al costado de la puerta colocando tu mano buena sobre tu frente, escuchaste como Donna suprimía una risita y no pudiste controlar tu sonrisa.
Angie levanto una ceja. “MC se que pareces un Twink, pero no hay exagerar”
Te echaste reír y ellas te siguieron el ejemplo.
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Bela se acerco al escuchar el escándalo, viendo como su hermana y Angie te abrazaban con cuidado mientras lloraban suavemente bajo la mirada aliviada de su tía quien volteo a verle al oírle llegar.
“Hola Bela, ¿Cómo ha estado todo?” Dijo mientras se acercaba a darle un abrazo.
“Todo bien, Donna”La Dimitrescu no pudo evitar abrazar a su tía con un poco más de fuerza de la necesaria, pero la mujer no soltó queja alguna y mantuvo el abrazo hasta que la rubia se alejó.
Solo para ser tacleada y casi llevada al suelo por su hermana menor.
“¡Daniela, casi me tiras!”
“Lo siento es que te extrañe mucho” La pelirroja dijo con los rastros de llanto aun en su voz.
La mayor suspiro y abrazo a su hermana.
“Yo también te extrañe”
La voz incrédula de MC las separo.
“¿Cómo que te robaste el carro de las maletas?”
La rubia más pequeña lucia orgullosa de sí misma mientras tomaba asiento en el reposabrazos del sofá.
“No es mi culpa que su seguridad sea tan débil y no lo robe solo di una vuelta rápida encima junto con Dani”
Bela miro a su hermana quien volteo la cabeza enseguida. La pelirroja salió del abrazo y procedió a mirar a todos lados menos hacia su hermana mayor, trago saliva y señalo la decoración de la sala.
“Wow que muebles tan bonitos y el tapiz es uhm efervescente”
Antes de que pudiera regañar al dúo por sus travesuras Donna le hablo.
“¿Estabas cocinando? Déjame ayudarte” Sin esperar respuesta la mayor se dirigió a la cocina.
Al escucharte reír a carcajadas Bela volteo a verte, tu risa era tanta que tuvieras caído de rodillas si no estuvieras sentada. La sorpresa y el alivio en los ojos de tus compañeras de cuarto era notable, así como las lágrimas apenas contenidas; Angie trago profundo antes de sonreír y continuar con su relato de la manera más dramática posible, Daniela se limpió los ojos con rapidez y acompaño a su prima en su historia, las dos determinadas a hacerte reír hasta que te doliera el estómago.
¿Cuánta tiempo había pasado desde que te vieron así de relajada?
Esto era prueba de que había tomado la decisión correcta.
| ¿Cuánto tiempo tienes antes de que tu palacio de mentiras caiga? |
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Cocinar con Donna siempre era relajante (mientras siguieras al pie de la letra sus instrucciones cuando se tratara de la gastronomía italiana) era una de las tantas cosas que extraño cuando se fue a estudiar. La pelinegra fue quien le enseño después de todo, aun recordaba como dejaba que Daniela decorara el pastel de cumpleaños lo cual terminaba siempre en una monstruosidad de merengue y frutas, pero ayudaba a distraerle del hecho que no toda su familia estaba presente para celebrar con ella.
Se mordió el labio.
¿Qué estará haciendo Cassandra? ¿Realmente se había olvidado de ti por completo?
| ¿Por qué no le marcas? ¿Por qué le niegas el derecho a saber del estado de su pareja? |
Ella debería ser quien marque, ya ha pasado más de un año sin que ella demostrara la mínima señal de interés en su querido “Romeo”.
|No tienes derecho a meterte en su relación, aun puedes decir la verdad aun puedes arreglar este desastre|
Volteo a ver a Donna quien a pesar de ser retraída ofrecía buenos consejos, ella no estaba involucrada contigo pues para ella tú eras simplemente una amiga querida de su preciada sobrina. Si Bela le contaba la verdad Donna entendería sus motivos, su tía no lo demostraba mucho pero siempre había un aura de melancolía alrededor de ella al menos es lo que recuerda, recientemente en las pocas interacciones que han tenido había notado como sus sonrisas eran más sinceras como si finalmente estuviera recuperándose de las tragedias pasadas.
Donna entendería que lo único que ella deseaba era tu felicidad y bienestar.
|Cometiste un error, ella lo comprenderá déjala ayudarte|
Tragando saliva Bela se preparó para revelar su engaño. Las palabras se ahogaban en su garganta al escuchar las Risas a través de la puerta, técnicamente las conociste hoy y aun así no tenías problema algún para relacionarte con su hermana y prima.
Estabas libre de preocupaciones.
 “Casi pareciera que nada ha ocurrido” La voz de su tía sonaba llena de alivio, pero Bela no pudo evitar notar la ligera tristeza en ella.
“Tenía miedo de que Angie tuviera que perder a alguien querido para ella otra vez” La pelinegra mantenía la mirada fija en los tomates que estaba cortando “Tan solo dos años y parecía que se conocieran de más” Su sonrisa estaba torcida con algo que la rubia no podía reconocer “Es como si MC fuera una estrella capaz de atraer a cualquiera que le mire” ¿Envidia? “Tiene una personalidad tan encantadora que no puedes evitar protegerle y quererle” ¿Por qué Donna sentiría envidia hacia ti? “Te hace querer enfrentarte al mundo entero” ¿A caso tenías una relación cercana a ella? “Tan solo para mantener esa luz contigo siempre” ¿Cuándo? ¿Como? “Bela”
Ocultando el escalofrió la rubia trata de relajarse.
“¿Sí?”
Su tía deja lo que estaba haciendo para mirarle con atención, haciéndole tragar saliva.
| ¡Dile! |
“Has pasado por tantas cosas tu sola, lamento no haber estado ahí para ti” Las manos de Donna están llenas de callos fruto de su trabajo, a pesar de eso su toque es delicado como el pétalo de las flores que cultiva “Cualquier cosa que necesites dime y te ayudare”
| ¡DILE! |
La confesión de su traición se encuentra atrapada en su garganta por las raíces de su amor no correspondido.
Las risas son tan fuertes que atraviesan la puerta y casi hacen eco en la cocina.
La expresión en el rostro de Donna le llena de preguntas que se niegan a salir.
“Pero a pesar de los obstáculos has hecho un excelente trabajo, estoy orgullosa de ti” la pelinegra le ofrece un pañuelo ¿cuándo fue que empezó a llorar? “MC ha mejorado bastante, lo que sea que estes haciendo sigue así” ¿Por qué no puede parar de llorar?
“El pasado no se puede cambiar hay que disfrutar el presente y crear un mejor futuro”
Desde que recupero su corazón este solo le ha traído problemas “Mereces una vida de felicidad Bela” ¿Enserio?
La mayor se levanta para buscar los demás ingredientes dejando a la rubia con sus pensamientos. Con la cabeza metida en el refrigerador su voz es opacada evitando que la rumana escuche sus palabras.
“¿Quién soy yo para juzgar como la consigues?”
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leregirenga · 4 months ago
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Nada es eterno, ni siquiera los tiempos malos y oscuros, aquellos que a veces parecían interminables y que parecía que jamás verías de nuevo la luz.
¿O acaso miento?
Por supuesto que no, así que si estás pasando por momentos así, ya deja de preocuparte y solo déjate fluir con la vida. En algún minuto todo eso va a acabar y verás de nuevo el sol salir detrás de un horizonte lleno de esperanza, fe, ilusiones y alegría.
Sanaras, estarás bien y volverás a sonreír.
Leregi Renga
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