#sanameseñor
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Amigo fiel.
Lecturas del día (26-jun-2020): 2R 25, 1-12 / Sal 137[136], 1-2.3.4-5.6 (R. 6a) / Mt 8, 1-4.
«Señor, si quieres, puedes limpiarme» (Mt 8, 2)
Jesús es amigo fiel, compañero de camino, luz en medio de la oscuridad, compasivo y misericordioso, y así se nos presenta hoy en el Evangelio de San Mateo, mediante la sanación de un leproso.
La lepra era considerada en el pueblo Judío como una enfermedad que hacía al hombre impuro, por ello los leprosos eran excluidos de la sociedad, nadie se les acercaba, nadie los abrazaba, nadie les demostraba cariño, y sin embargo en este pasaje vemos al Hijo de Dios, acudir al llamado de un hombre que quiere quedar limpio, que necesita ser restaurado, liberado de la enfermedad, y con ello recuperar su dignidad de ser humano, ser incluído nuevamente en la sociedad, este hombre lleno de confianza reconoce en Jesús la presencia divina del creador y más que una sanación física lo que busca es una sanación espiritual.
Dice la Palabra que el leproso se acerca a Jesús, lo busca, y esa misma necesidad es la que debemos sentir nosotros cuando le fallamos a Dios y caemos en la enfermedad del pecado, nuestro Dios no es un Dios lejano, siempre está allí esperando como un Padre amoroso, que volvamos a Él, nos ama tanto que nos da la libertad de que seamos nosotros los que busquemos su gracia sanadora, Él está dispuesto a sanarnos porque quiere lo mejor para nosotros.
Imagino la cara de la muchedumbre al ver que Jesús se acercaba a tocar al leproso, transgrediendo la ley antigua, la misma cara que en la actualidad muchos colocan cuando en la comunidad algún hermano ha fallado y quiere acercarse a la Eucaristía. Dios, sin embargo no espera que nos acerquemos para juzgarnos o para castigar nuestras acciones, lo único que quiere y puede hacer es liberarnos de nuestros sufrimientos.
Claramente a Dios no le gusta vernos enfermos, tristes, ansiosos, angustiados, derrotados, el amor de Dios es incomparable pero quiere que nos acerquemos con un corazón contrito y humillado y al igual que el leproso digamos "Señor, si quieres, puedes sanarme". La misericordia de Dios puede sanarte de todas tus lepras pero tú debes desear que él obre en tu vida, abrir espacio en tu corazón para dejarlo actuar.
Oremos hoy hermanos para que nuestras lepras no nos impidan acercarnos a nuestro Padre Celestial, que su poder sanador llegue a nuestra vida y restaure lo que este dañado, que Él sea nuestra medicina diaria que sane heridas, que podamos escuchar ese dulce "si quiero", quiero sanarte, quiero acompañarte, quiero guardarte en mi amor como la niña de mis ojos, quiero hacer parte de tu vida, quiero guiarte y acompañarte y quiero compartir contigo el banquete de la vida eterna.
Por: Andrea Lasso Guerra – Pastoral Provida Parroquia Inmaculado Corazón de María, Barranquilla – Colombia
Agradecimientos: Imagen de andreas160578 en Pixabay
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que dia tan feliz al lado de mis niños que terminaron su ultimo juego,caminamos ejercitamos y por los alimentos,gracias por este dia maravilloso! #vivo #respiro #diafeliz #lamejormedicina #BendiceMiCamino #buenavibra #BendiceAOtros #SanameSeñor #lavidaescorta #sintinosoynada #universo #vibraspositivas (at Odessa, Texas) https://www.instagram.com/p/CDDYzO_sYf-/?igshid=w5o40pdg1nc1
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Preparando el corazón
Lecturas del día (30-oct-2020): Flp 1, 1-11 / Sal 111[110], 1-2.3-4.5-6 (R.2a) / Lc 14, 1-6
«Jesús tocando al enfermo, lo curó y lo despidió» (Lc 14, 4)
Relata el Evangelio de San Lucas hoy que Jesús entro en casa de un fariseo para comer, sin embargo, otros fariseos lo espiaban pues siempre estaban atentos a las acciones de Jesús para acusarlo pues según ellos no respetaba la ley de Moisés, así las cosas, colocaron delante de Él, a un hombre enfermo para ver si era capaz de sanarlo en día sábado.
Un hombre hidropónico (lo que se conoce en la actualidad como retención de líquidos) pasa en frente de Jesús, y Él, compadecido, lleno de misericordia y por supuesto de amor, decide sanarlo, aún cuando la ley judía prohibía realizar cualquier tipo de actividad en día sábado. ¿Por qué lo hace? La respuesta la encontramos en la misma Palabra, Dios es señor del sábado, y nos hace saber que por encima de cualquier ley de los hombres está la ley del amor al prójimo. Sabemos que Jesús está lejos de la hipocresía de los fariseos, vino a predicar un evangelio que salva, que restaura, que libera.
Pero, más allá de una sanación física, lo que quiere Jesús hoy es sanar la hidropesía espiritual propia de los fariseos, ellos hinchados de soberbia, querían siempre estar por encima de los demás, se afanaban por los primeros lugares, el reconocimiento, los aplausos y esto les impedía reconocer al Hijo de Dios. En el mismo sentido en la actualidad podemos ver qué muchos hermanos se afanan por buscar el reconocimiento de los hombres y no el amor del Padre, sus logros los atribuyen a sus propios esfuerzos y capacidades y no a la misericordia de nuestro Señor. No obstante, aún en medio de esa ceguera espiritual Jesús se muestra clemente y dispuesto a sanar, pues no puede haber sanación física si antes no permitimos que Jesús nos de la sanación espiritual, preparando el corazón para que El habite allí.
Hoy es el día de reconocernos necesitados de la fuerza sanadora de Jesús, dispongamos nuestro corazón para recibirlo, para decirle aquí estoy sáname de mi hidropesía espiritual, y si quieres sáname de la enfermedad física, alivia mis cargas, lléname de tu amor, abre mis ojos para poder reconocerte en todo momento.
¡El señor ha hecho maravillas memorables, es piadoso y clemente!
Por: Andrea Lasso Guerra – Pastoral Provida Parroquia Inmaculado Corazón de María, Barranquilla – Colombia.
Agradecimientos:
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