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Preparando el corazón
Lecturas del día (30-oct-2020): Flp 1, 1-11 / Sal 111[110], 1-2.3-4.5-6 (R.2a) / Lc 14, 1-6
«Jesús tocando al enfermo, lo curó y lo despidió» (Lc 14, 4)
Relata el Evangelio de San Lucas hoy que Jesús entro en casa de un fariseo para comer, sin embargo, otros fariseos lo espiaban pues siempre estaban atentos a las acciones de Jesús para acusarlo pues según ellos no respetaba la ley de Moisés, así las cosas, colocaron delante de Él, a un hombre enfermo para ver si era capaz de sanarlo en día sábado.
Un hombre hidropónico (lo que se conoce en la actualidad como retención de líquidos) pasa en frente de Jesús, y Él, compadecido, lleno de misericordia y por supuesto de amor, decide sanarlo, aún cuando la ley judía prohibía realizar cualquier tipo de actividad en día sábado. ¿Por qué lo hace? La respuesta la encontramos en la misma Palabra, Dios es señor del sábado, y nos hace saber que por encima de cualquier ley de los hombres está la ley del amor al prójimo. Sabemos que Jesús está lejos de la hipocresía de los fariseos, vino a predicar un evangelio que salva, que restaura, que libera.
Pero, más allá de una sanación física, lo que quiere Jesús hoy es sanar la hidropesía espiritual propia de los fariseos, ellos hinchados de soberbia, querían siempre estar por encima de los demás, se afanaban por los primeros lugares, el reconocimiento, los aplausos y esto les impedía reconocer al Hijo de Dios. En el mismo sentido en la actualidad podemos ver qué muchos hermanos se afanan por buscar el reconocimiento de los hombres y no el amor del Padre, sus logros los atribuyen a sus propios esfuerzos y capacidades y no a la misericordia de nuestro Señor. No obstante, aún en medio de esa ceguera espiritual Jesús se muestra clemente y dispuesto a sanar, pues no puede haber sanación física si antes no permitimos que Jesús nos de la sanación espiritual, preparando el corazón para que El habite allí.
Hoy es el día de reconocernos necesitados de la fuerza sanadora de Jesús, dispongamos nuestro corazón para recibirlo, para decirle aquí estoy sáname de mi hidropesía espiritual, y si quieres sáname de la enfermedad física, alivia mis cargas, lléname de tu amor, abre mis ojos para poder reconocerte en todo momento.
¡El señor ha hecho maravillas memorables, es piadoso y clemente!
Por: Andrea Lasso Guerra – Pastoral Provida Parroquia Inmaculado Corazón de María, Barranquilla – Colombia.
Agradecimientos:
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