#san silvestre
Explore tagged Tumblr posts
Text
Basilica of Saints Sylvester and Martin in the Mountains, Rome, ITALY
#basilica#saint sylvester#saint martin#mountains#san martino#ai monti#san silvestro#rione monti#san silvestre#san martin#montañas#monte#rome#roma#italy#italia#europe#europa
123 notes
·
View notes
Text
La San Silvestre Solidaria de Alicante espera reunir este viernes a 2.800 corredores
La Carrera San Silvestre Solidaria de Alicante que se disputa este viernes 29 de diciembre con salida a las 19:30 horas desde la Rambla espera alcanzar los 2.800 corredores, superando la previsión inicial de 2.500 participantes, para cubrir un circuito circular de tres kilómetros. Este martes la cifra de inscritos alcanzaba los 2.602, a falta día y medio para el cierre de la misma prevista para…
View On WordPress
0 notes
Text
Regulación en Jujuy para las reservas naturales privadas
#MedioAmbiente #GobiernoProvincial #Turismo | Regulación en #Jujuy para las #reservasnaturalesprivadas
La ministra de Ambiente y Cambio Climático de Jujuy, María Inés Zigarán, encabezó una reunión que convocó a titulares de reservas naturales privadas con altos valores de biodiversidad. Estas iniciativas responden al compromiso de particulares con la conservación y su decisión de implementar soluciones basadas en la naturaleza.La Ministra valoró “el gran trabajo que realizan los titulares de…
View On WordPress
#Adriana Díaz#Ambiente#Área Silvestre Protegida El Pantanoso#Áreas Naturales Protegidas#Arroyo Lapachal#Biodiversidad#cambio climático#Consejo de la Microempresa#Daniel Zenón#El Trébol de Brisa#Estefanía Sánchez Cuartielles#Finca San José de Chijra#Fundación Biodiversidad#Jujuy#Ley Provincial 6080#Loma Chata#Manantial de Vida#María Inés Zigarán#María Teresa Agostini#naturaleza#Reserva Chasquimayo#Reserva Don Gustavo#Reserva Ecoportal de Piedra#Reserva Natural Aldea Luna#Reserva Natural Villa Monte#Reserva Termas de Caimancito#Reserva Tiraxi#reservas naturales privadas#San Salvador de Jujuy#Sandra Nazar
4 notes
·
View notes
Text
El Misterio de Hvaldimir: La Trágica Muerte del 'Espía Ruso' que Conquistó a Noruega
Hvaldimir, una ballena beluga que en un principio fue sospechada de ser un espía ruso, se ganó el corazón de los noruegos gracias a su comportamiento juguetón y su notable afinidad por la interacción humana. El pasado fin de semana, su cuerpo sin vida fue encontrado flotando en la Bahía de Risavika, en Noruega, lo que ha causado una profunda tristeza en quienes lo conocieron y siguieron su…
#activo de inteligencia#arnés de San Petersburgo#Bahía de Risavika#ballena beluga#biólogo marino#comportamiento animal#conexión humano-animal#conservación de la vida silvestre#embajador de especies#espía ruso#espionaje acuático#fauna marina#Hvaldimir#marina rusa#Marine Mind#muerte de ballena#Noruega#noticias ambientales#resultados de autopsia#vida marina
0 notes
Text
El pinar en mayo
Camino por el campoy el frescor de la fragancia de los pinosembriaga mi nariza la vez que el canto armonioso de los pajarillosdeleita mis oídos… es mayoy ya hace mucho que las florescompiten entre sí,su lucha es la bellezaes el color que inunda todos aquellos lugares que aún no han sidocontaminados por el hombre. Paseo en ese cielo de olores, colores y sonidosde ese sueño que me sabe a paraíso…
View On WordPress
#arte#belleza#Embalse de San Juan#Literatura#Madrid#naturaleza#Pelayos de la Presa#poesía#primavera#Sierra Oeste#Silvestre#vida#vivir
0 notes
Text
Día 31-12-22 Carrera de San Silvestre la Vallecana. Nationale Nederlanden
0 notes
Photo
Garita del Diablo, San Juan, Puerto Rico. Photo by Monica Silvestre.
873 notes
·
View notes
Text
Flores silvestres de Francesco Gioli (San Frediano a Settimo di Cascina, Pisa 1846 – Florencia, 1922)
Descripción Fecha: 1896 Museo: Palazzo Pitti Recopilación: Galería de Arte Moderno Técnica: Óleo sobre lienzo Dimensiones: 152x76.8 cm Inventario: Génesis 313; Depósito 110
La obra fue presentada en 1896 en la exposición florentina titulada Festa dell'arte e dei fiore. La forma en que Gioli abordó el tema, combinando sentimientos de prosperidad materna con el fértil despertar de la naturaleza en primavera, fue entendida y apreciada por la mayoría de los críticos de la época. El resto de comentarios convirtieron estas peculiaridades en negativas, definiendo este trabajo como "monótono y demasiado moderado". Gioli eligió un formato inusual para este tema y utilizó la línea diagonal no sólo para realzar el movimiento ascendente de los personajes, sino también para acercar la mirada del observador al juego dinámico entre madre e hijos. Siguiendo el trazado del camino, el grupo familiar finaliza con una cuarta figura, una niña pequeña no muy lejos, ocupada recogiendo unos manojos de retama exuberante. Gioli relata con gran detalle estos fragmentos de la vida cotidiana, estudiando los colores de la ropa, equilibrando los tonos, animando el contexto en el que se mueven los personajes. Las retamas y las margaritas, a medida que la vegetación se espesa, se transforman de manchas de color en puntos de luz. Al mismo tiempo, sobre el cielo variable, destacan las siluetas sombrías de los árboles, testigos silenciosos del alegre paso de la familia. Esta pintura es la ejemplificación del período de madurez de Gioli, cuando su adhesión al movimiento Macchiaioli era completa. Además de frecuentar el grupo de artistas - tanto en Florencia como en Castiglioncello, en casa de Diego Martelli (1839-1896) -, la estancia de Gioli en París en 1875 con Giovanni Fattori (1825-1908), Egisto Ferroni (1835-1912) y Niccolò Cannicci (1846.1906). El debut de Gioli, sin embargo, fue muy diferente. Su formación fue académica y sus primeros trabajos se centraron en temas queridos por el romanticismo histórico. Su capacidad artística fue inmediatamente apreciada, aunque lejos del espíritu vivaz ejemplificado en este cuadro. Sin embargo, es precisamente gracias a esa fructífera educación que su paso por Macchiaioli tuvo un impacto tan incisivo. El artista cambió de género, perfeccionó su técnica, se comparó con colegas italianos y extranjeros, pero sin olvidar nunca las importantes lecciones aprendidas de los maestros: Annibale Marianini (1814-1863) en la Academia de Pisa, Antonio Ciseri (1821-1891) y Enrico Pollastrini (1817-1876) en el florentino. Comprado por Umberto I el mismo año de su ejecución, el cuadro fue posteriormente donado a la Galería de Arte Moderno del Palacio Pitti, lugar designado para albergar la naciente colección de obras de arte contemporáneo. Texto por Graziella Cirri
Información de la web de la Gallerie degli Uffizi, fotografía de mi autoría.
2 notes
·
View notes
Text
Throwback to New Year’s Eve 2013 and Unai running the San Silvestre de Hondarribia charity race 💚
7 notes
·
View notes
Text
TISANE NATURALI, PRODOTTI DI ERBORISTERIA E l LORO BENEFICI:
Avena sativa: aiuta a rilassare. Si può prenderne una tazza mezz’ora prima di andare a dormire.
Alchemilla: amica delle donne, aiuta contro i dolori femminili.
Altea radice: aiuta ad alleviare i dolori alla gola
Artiglio del diavolo: anti infiammatorio per chi ha dolori alle ossa o ha preso una botta.
Assenzio: aiuta a digerire
Radice di Bardana: serve per depurare la pelle 
Biancospino: aiuta ad abbassare la pressione
Betulla: aiuta ad eliminare liquidi
Boldo: aiuta a depurare il fegato
Borsa pastore: contro le emorragie
Calamo: aiuta in caso di disturbi gastro-intestinali e contribuisce a tonificare il processo digestivo.
Calendula: Per i dolori allo stomaco
Cardo mariano: serve soprattutto a trattare disturbi epatici del fegato. È anche depurativo.
Centella e Equiseto: : è drenante e aiuta anche contro la cellulite. Perché essendo che la cellulite è un accumulo di grassi è anche un accumulo di liquidi in eccesso.
Spaccapietra: aiuta a rompere i calcoli renali
Echinacea: aiuta a rinforzare il sistema immunitario
Elicriso: utile per trattare disturbi all'apparato respiratorio e cutaneo. Aiuta anche che in caso di irritazioni della pelle sensibile.
Epilobio: è utilizzato per trattare i disturbi alla prostata. Interviene nel trattamento delle iperplasie benigne della prostata e, in generale, migliora il sistema urinario.
Erisimo: aiuta ad alzare la voce
Eucalipto: aiuta ad aprire i bronchi se hai la tosse.
Eufrasia: è utilizzata per lavaggi oculari. È utilizzata anche come collirio nei casi di disturbi agli occhi: fenomeni di stanchezza, bruciore, fotofobia, orzaioli, blefariti...
Fiori d’arancio: Grazie al suo potere tranquillizzante, l'arancio contrasta l'insonnia e l'ansia.
Genziana radice: per la digestione e per fare ottimi liquori. Aiuta a rinforzare il sistema immunitario, favorire l’eliminazione dell’acido urico, la tosse, il raffreddore.
Iperico/Erba di San Giovanni: aiuta per tranquillizzare, contro il malumore.
Le foglie di lampone: aiutano a prepararsi al parto. Si assume solo dopo la 37esima settimana di gravidanza. Meglio consultare il medico o l'ostetrica prima di bere la tisana foglie di lampone. Allenta le tensioni della cervice e dei muscoli del bacino. È antispasmodica, disintossicante e ha un’azione rilassante sull’utero. In più può scatenare le doglie.
La liquirizia: serve per alzare la pressione. Ottima per chi soffre di pressione bassa.
Luppolo: serve per rilassare ed è contro gli stati d'ansia, l'agitazione, l'irrequietezza e l'insonnia.
Lichene d’Islanda: è ottima quando si ha la voce giù e tanti cantanti la usano.
Malva: è specifica per lo stomaco e va bene anche quando hai infiammazioni in bocca, fai la tisana, la lasci raffreddare e poi fai dei risciacqui.
Mirtillo: contro la diarrea.
Passiflora: serve a rilassare e a scacciare i pensieri negativi.
Piantaggine: contro il catarro
Pino silvestre: aiuta d’inverno quando si è raffreddati per respirare meglio.
Rabarbaro: va bene come lassativo.
Rovo: depurativo, anti infiammatorio e contro la diarrea.
Tarassaco: aiuta a pulire il fegato.
Uva Ursina: contro la cistite.
Valeriana: aiuta a dormire e calma.
Verbasco: anti infiammatorio. Se prendi una botta puoi usarlo mettendolo in un cuscinetto e poi stendendolo sulla pelle.
Veronica: È ottimo quando ti fanno male le ossa ed è anti infiammatorio.
Vischio: serve per abbassare la pressione.
LupoSolitario00 🐺
13 notes
·
View notes
Note
I believe Miguel Angel Silvestre is a bit like that too / YES, totally forgot about Miguel! thank you Mami. Miguel was VERY sociable with the ladies, that's all I'm gonna say 🤭 that little trip he and P did to San Andres must have been quite fun, I bet they... met a few new friends 😏
Lol, maybe? For Pedro obviously whatever gender he wanted. 😄
2 notes
·
View notes
Text
La 15ª San Silvestre ilicitana para el 31 de diciembre abre sus inscripciones
Elche se prepara para recibir la 15ª edición de la San Silvestre Ilicitana, un evento deportivo emblemático que organiza el Ayuntamiento de Elche a través de la Concejalía de Deportes y la Fundació de l’EsportIl·licità. La carrera solidaria se ha presentado esta mañana en el Centro Comercial El Corte Inglés de Elche donde ha acudido el concejal de Deportes, José Navarro. La prueba se llevará a…
View On WordPress
0 notes
Text
Me siento muy triste porque tengo miedo a la ternura, a la inocencia. Hace tiempo el pudor ante la vulnerabilidad es mío y hace que lo suave se sienta como vergüenza.
Vivo sobre el cristal helado de un lago congelado, y lloro si pienso en sumergirme en el río que recorría en mi infancia. Ese tiempo está lejos. No se puede volver, los tiempos míticos son de piedra: observables, impenetrables.
El río de mi infancia era claro y por las mañanas la bruma poblaba todo, hasta mis ojos se colmaban de pequeña bruma.
Las orillas eran verdes, el agua, dulce y en la profundidad, un manto arenoso con piedras picudas. Se me clavaban en los pies. El dolor, leve y juguetón, me hacía reír y jugar con él a las escondidas.
Ese río, perdido en la infancia, estaba entre montañas. La luz del sol era más dorada que en los otros lugares en los que estuve. La piedras, más grises. En la montaña se escondía una pequeña vertiente de agua helada, que predecía el río. En la montaña, también, espinas y víboras. Ovejas y caballos marcaban un camino, y arriba, carroña. Mi río me mostró una yegua muerta, pudriéndose, y los cielos con caranchos y jotes. Una vez en la orilla pedregosa, me mostró carne viva de serpiente, y luego otra como ella sin cabeza. También, la orilla daba sapos que apenas eran sapos y saltaban como yo quisiera saltar. También langostas que me asustaban, con sus ojos inquisitivos y piernas impensadas. Y moho y líquenes en donde reposaban las mariquitas de San Antonio y yo pensaba “viene la suerte”. Mariposas a montones en el aire verdaderamente cristalino, contaba sus colores, llevaba mis registros. Mi vida estaba en esos censos, y en el de flores silvestres, las cuales celebraba especialmente si tenían aroma. Robaba frutos autóctonos y extranjeros, y me subía a las copas de esos árboles para conocer mejor el río. Salía, niña y en soledad, con destino al río: “Mamá me voy al río”. Tenía una perra que corría conmigo en la orilla y nadaba en las aguas del río. Volvía de noche, y en el camino, luz de luciérnaga que nunca más volví a ver, salvo en pequeños pueblos durante mi pubertad.
Mi río me daba todo: vida y muerte, con todo lo que hay en el medio. Amor y violencia, belleza y terror. Mis ojos estaban en el pasto de la rivera y en la bruma matinal, en donde me fundía. Mi piel estaba hecha de su arena pálida, seca, pero llena de misterios ancestrales. Mis piernas eran fuertes, para recorrer la montaña, saltar entre piedras o subir a un punto alto y sumergirme, de un salto, en la profundidad de sus aguas. En esa oscuridad, los cangrejos muertos me recordaban que todo lo que amo va a morir. Mi río, mi pérdida, me dio todo antes de que Wordsworth me informara en un poema, que ese río nunca más será mío. Ahora mis ojos no se parecen a nada y mi piel se estiró y creció cicatrices. Ahora estoy sola. Ahora te extraño. Ahora temo que hayas sido como sumergirme en el río. Ahora temo tu pérdida. Ahora me asusta no saber retornar.
3 notes
·
View notes
Text
Boceto primaveral 2
Un hombre dice: lilas frente a las casas blancas, dos gorriones, uno rayado, en un abedul mermante, y no encuentra manera de expresarlo.
Para ser anhelada, dijo Thorstein Veblen* -desesperado en Palo Alto- una cosa debe ser inservible, es decir, surgir de “una adaptación selectiva de formas a propósito de un desperdicio ostensible “.
Así que intentamos no tirar nada, como Keith, quien preparándonos la cena, tal como lo hacía su abuela en Jamaica -sin dejar nada; la cocina estaba tan limpia al final como cuando empezaba- aprovechó hasta los caparazones de gambas y las hojas de zanahoria,
y cuando tratamos de expresar nuestra admiración dijo: “Escuchad, debería enviaros al corral a por un clavo oxidado para enriquecer la sopa en hierro”.
La primera tentación de Sakyamuni** fue el deseo, pero se dio cuenta de que conducía a la realización y luego, otra vez al deseo, así que la superó fácilmente.
Por haberla podado mal en años sucesivos, la rosa trepadora ha echado, entre los grandes capullos rosa pálido, unas blancas rosas silvestres.
Supongamos que, antes de decir plateado, luz de luna o hierba mojada, cada poeta tuvo que aceptar la responsabilidad por la inocencia de todo el sufrimiento en la tierra,
porque aprendió en aritmética, durante las largas jornadas escolares, que si quedaba algo,
tenías que llevarlo. La rosa silvestre parece ingrávida, mientras a los capullos grandes les pesan la riqueza y la tristeza de Europa
porque imitan la agonía, pétalo a pétalo, de las personas que los cultivaron.
Puedes oír cómo canta el dolor en los nervios de las cosas -no es un cántico-.
La cabeza de la gacela se tornó -tres chacales están devorando sus entrañas y ella está mirando-.
- ROBERT HASS (EE.UU., SAN FRANCISCO, 1941. Traducido al español por Ada Trzeciakowska
*Sociólogo y economista estadounidense. En “Teoría de la clase ociosa” explica que el producto no necesita tener un valor por sí mismo. Le basta con un valor atribuido por su novedad, escasez, rareza o cualquier otra circunstancia. De esta forma cumple la premisa de que cuanto más elevado es su precio, más demandado es.
** Uno de los nombres de Buda
5 notes
·
View notes
Text
¿Amor o amistad? Parte 18
Paso sus manos mágicas por arriba, simplemente porque no quería tocarlos directamente, no sin limpiarlos primero, ni siquiera quería imaginar quien había usado aquello; mirando un poco, podía notar que había algunas cosas variadas, en especial cosas de diferentes colores o más importante aún, tamaños, pudo notar también una hilera de bolas que iban de pequeñas en la punta a una con un buen diámetro al final, después había cilindros de algún material parecido a la goma, pero traslucidos la mayoría, también lo que parecían pequeños huevos con un pequeño control unido a ellos, muchas de las cosas que había parecían tener algún funcionamiento a base de baterías reducidas, como las desgastadas que habían recogido para recargar con el núcleo y curiosamente funcionaban.
—¡D-Doctor!
Cerró la caja de golpe y volteó automáticamente.
—¿Q-Qué sucede Alphys? —intento mantenerse neutro.
—¡Doctor mire! —Alzó en sus manos un par de cajas finas.
Gaster suspiró con cierto alivio de que su asistente estaba tan concentrada en sus propios descubrimientos que no noto donde estaba revisando él.
—Otro de esos... ¿anime? —la miró ya más tranquilo.
—¡Oh sí!
Cuando se quiso dar cuenta de su error ya era demasiado tarde. Pasó la siguiente hora escuchando la emoción encarnada, un montón de palabras prácticamente fusionadas de lo rápido que describía uno de los animes que ya había encontrado y un muy extrañamente preciso resumen de lo que acababa de encontrar.
Solo el apagón repentino de las luces fuertes les dio indicio de que ya habían pasado al horario completamente nocturno, Gaster aprovecho la oscuridad para encubrir la caja e hizo un mapa mental de donde se encontraba para volver por ello en la mañana, no podía llevar algo así a casa así que lo escondería en su oficina bajo llave.
Si bien el sótano se oía como una buena alternativa, no lo era tanto contando las amalgamas.
—Creo que es hora de irnos, si vas a desvelarte con eso espero que directamente te comas los granos de café mañana.
—I-Intentaré no hacerlo.
Luego de ello, cada uno tomó su camino, Gaster estaba consciente de que la caja podría llegar a desaparecer si algún monstruo fisgoneaba antes de que volviera, pero tenía que tomar ese riesgo, moriría de un ataque o Sans lo asesinaría si llevará eso a casa y Papyrus lo encontrara.
No tardó demasiado en llegar a casa, tal vez si no hubiese abierto la caja de pandora hubiera llegado a un horario mejor, incluso Grillby ya había cerrado por completo el bar así que no había una parada para un refrigerio. Fue hasta la cocina y abrió la nevera, encontrando un plato de espagueti con un aspecto más o menos decente, más la salsa con pintas violetas y con una consistencia cuestionable le hacía notar que quizá su niño habría usado bayas para la salsa, esperaba que fuera eso y no la tinta de los armarios.
—De algo hay que morir. — Tomó el plato un poco dudoso y trajo un cubierto para poder probar un bocado.
Enrollo un poco de la pasta, cuidando de no tomar demasiada de la misteriosa salsa, su lado lógico saltaba con todas las alarmas solo por eso, pero de una forma u otra tendría que ver si su niño estaba aprendiendo algo o tenía que decirle a Asgore que sus clases necesitaban un poco más de cuidado.
Después de meditarlo durante medio minuto metió el bocado a su boca.
Sorprendentemente, no tenía su clásico sabor indescriptible y la sensación arenosa por los ingredientes no comestibles, tal como había pensado, la salsa de esta ocasión era dulce, probablemente hecho de las bayas silvestres cultivadas por entre los árboles de Snowdin; incluso podía admitir que la mezcla de pastas con la sensación dulzona era en cierto punto agradable al gusto, era muy posible que su niño quisiera hacer una combinación entre la cena y el postre.
Y había que tener una razón para que Sans no se deshiciera de ello apenas Papyrus se durmiera.
—¿Y doc? ¿Qué tal la comida?
—Debo decir que no esperaba encontrar algo comestible todavía —dijo sin voltear, apoyando el plato en la mesada —puedo imaginar que tú has comido.
—No es santo de mi devoción la salsa de chocolate blanco y bayas, pero hey, es comestible.
—Debo decir que es un acierto que no mezclara la salsa de tomate con esos ingredientes.
—Me hubiese gustado saberlo antes.
—Adivino, ¿kétchup?
—Fue una mala idea esta vez.
Gaster solo negó con la cabeza y dio otro bocado, ciertamente no era el mejor plato del mundo, pero si podría decir que era el mejor que Papyrus había preparado hasta ahora.
—Por cierto, doc ¿le has preguntado a Asgore del tema que hablamos?
—El rey sugirió investigarlos más adelante, sin embargo, quiero creer que no tendrán el mismo problema.
—Volver a el laboratorio no es una opción que me apetezca, prefiero correr el riesgo.
Gaster volteó apenas para verlo, sabiendo de sobra que la experiencia en el laboratorio, los exámenes, entrenamientos y educación que recibió allí no fueron de la mejor forma, así que no le sorprendía una respuesta así.
—Bueno, este percance me ha sucedido en una edad alta, así que no habría que preocuparse al menos por un siglo o dos, hipotéticamente hablando.
—Esperaremos a ver si ocurre entonces.
El mayor solo negó con la cabeza y siguió comiendo, para una vez que había algo digerible en la casa, no quería desperdiciarlo, podía decir también que, aunque no sería algo que él preparara, no se negaría a comer de nuevo la misma preparación.
No hubo mucha charla después de ello, más allá de compartir algunos datos variantes de lo que tenían investigado, cosa que tendrían que llevar a la práctica tarde o temprano; no es que le hiciera mucha gracia hacerlo con datos no tan precisos, pero necesitaban calibrar mejor la medición de magia en el combate real.
Al final, después de mucho tiempo, pudo terminar un plato sin la incesante mirada de su hijo menor, esperando aprobación sobre su comida y no puso su vida en riesgo por eso para variar. Dejo todo para limpiar más adelante, yendo directo a su cuarto para dormir un poco, pondría la alarma más temprano e iría a por la caja del vertedero antes de que otro monstruo la encontrara.
—Es más pesada de lo que esperaba... —murmuró suave más para sí mismo antes de bostezar.
Milagrosamente había conseguido llevar la caja desde el vertedero hasta el laboratorio sin que ningún monstruo lo viera, tuvo que ir antes de que las luces de la mañana volvieran a encenderse y vigilar que nadie estuviera en su camino, podría haber usado un atajo, tal vez, pero no quería correr el riesgo de que la caja se abriera o directamente no viajara con él, a veces pasaba con el cartón en específico, había tenido veces en el sótano que solo llegaban papeles y no sus contenedores, pasaba horas reorganizando por culpa de eso.
Y no quería desperdigar todo eso en su oficina o donde pudiera llegar con el atajo.
—Ahora... ¿debería limpiarlos?
La idea de que aquellas cosas estuvieran usadas y sin su debido mantenimiento de limpieza le daban una mala sensación por debajo de las costillas, con un revuelto donde no existía nada, pero a la vez podía notarlo a pesar de todo. Respiró hondo mientras escondía la caja poniendo una sábana encima y otras cajas más pequeñas, llamaría menos la atención si se veía como un mueble viejo en vez de una caja con letras flúor, eso atraería la atención de todo el maldito subsuelo sin duda. Ya se encargaría de la limpieza más tarde, por ahora, aprovecharía su tiempo revisando el catálogo y viendo su funcionalidad antes de siquiera probar algo de ello.
Por desgracia no pudo leer demasiado, más por la vergüenza en sí que por el tiempo de lectura, escondió aquello en su escritorio, incluso si se dormía no había forma de que Alphys pudiera encontrarlo, no sin despertarlo primero.
Salió cuando todos estaban llegando a la hora de entrada, todos en la zona de cafetería, solo tomó una taza de café negro y lo bebió de un trago, sirviéndose unas tres tazas más, no era lo más saludable, pero prefería espabilarse así.
—¿D-Doctor?
—Oh Alphys, veo que no soy el único que necesita una jarra de café.
—S-Supongo, huh, no pude resistirme a-a ver lo que encontré en Waterfall.
—Puedo notarlo —pudo notar las ligeras ojeras por debajo del marco de sus lentes.
—¿U-Usted encontró algo?
—Nada interesante.
Desvió la mirada a su taza, tomando un sorbo; podía decir que lo que encontró podía no ser interesante, si no mucho más que eso, así que técnicamente no estaba mintiendo. Después de un par de minutos escuchando chismes varios y demás del resto de trabajadores, comprobando que no hubiera nada sobre su majestad o de él, decidió volver a su oficina.
Podía decir que su concentración no era la mejor ese día, más cuando su mirada iba del cajón del escritorio y de ahí a la caja cubierta no muy lejos de su lugar de trabajo, se sentía un poco estúpido de dejar que su curiosidad fuese la que tomaba el control de a ratos, necesitaba los balances del núcleo y demás cálculos, pero su mente no avanzaba. También estaba el hecho de recordar las palabras de Asgore, lo que lo ponía un poco más inquieto sobre aquellos artefactos, quizá servirían para su celo, ¿podrían ser útiles para apaciguarlo por su cuenta? Aunque ya había dicho a su majestad que estaría a su cuidado, así que, ¿habría posibilidad de usarlos con él?
"¡¿En qué demonios estoy pensando?!" Agitó la cabeza, como si eso alejara esas ideas.
Se frotó insistentemente las sienes con los índices, intentando que su cabeza estuviera metida en los cálculos, al menos hasta que los terminara, después vería como luchar contra su traicionera curiosidad; si es que era posible.
—¿Todo bien doctor?
Dio un salto en el lugar, casi cayendo de la silla por el susto.
—¿S-Su majestad? ¿Qué hace aquí?
—Oh, estoy hace unos minutos, parece que estaba muy concentrado y no ha visto la hora.
—Ah, qué día tan improductivo. —Se quejó por lo bajo.
—¿Pasó algo?
Gaster solo suspiró con desgana mirando lo prácticamente nada avanzado del día, solo había revisado superficialmente las lecturas del núcleo, ni siquiera había preparado adecuadamente el papeleo, podría decir que había hecho un nulo trabajo ese día.
—He tenido problemas para concentrarme.
—Oh, me parecía que algo estaba pasando, no has venido a horario con los informes semanales.
—¡¿Era hoy?! —Se levantó de golpe.
—Bueno, sí, cuando no viniste a la hora de siempre pensé que habría un problema de último momento y que la guardia real me avisaría, pero nadie vino.
—Dios, siento haberlo preocupado majestad.
—Dígame doctor, ¿nuestra charla pendiente es la que le tiene distraído?
El científico enrojeció al instante, claramente no había olvidado que tenían una charla sobre el celo, sin embargo, su mente se encargó no solo de incomodarlo con la idea, sino que también de meter nuevas con su pequeño hallazgo. Titubeó por un par de segundos, intentando encontrar las palabras, pero nada coherente parecía salir de su boca. Asgore por su parte sonrió un poco divertido por la pequeña escena, no es que le divirtiera ponerlo nervioso, para nada, pero verlo hacer expresiones diferentes al semblante serio y frío eran algo que apreciaba.
Y para que mentir, el hecho de que solo se mostrara así con él le hacía sentir especial.
—¿Hay algo más tal vez?
—"¡No, no, para nada!"
—Oh, sigues siendo un mal mentiroso Dings.
—"No es... no es nada, solo... tonterías."
—Entonces, ¿qué te impide decirme?
—"V-Verá yo..."
Gaster solo hizo el ademan de pasar saliva mientras uno de sus dedos tiraba del cuello de su suéter de forma nerviosa, intentando sin mucho éxito no mirar a donde pudiese delatarlo, como observar su escritorio o el nuevo "mueble" que ahora estaba en la oficina; su rey pudo adivinar fácilmente con solo ver los movimientos del ojo y como el brillo rojo en su cara aumentaba dependiendo donde fijara la vista, se acercó hasta el área de trabajo del esqueleto, posando una mano por arriba del cajón, el esqueleto se tensó instantáneamente.
—¿Aquí?
—"¡Majestad espere!" —se pone delante del escritorio.
—¿Encontraste algo muy malo? —lo mira curioso.
—"No es eso, es solo... agh..." —se cubrió el rostro avergonzado.
—Dings no puede ser tan malo, puedes decirme.
—"Bien..." —finalmente se rindió.
Respiró hondo antes de darse la vuelta y abrir temblorosamente el cajón, tomando el catálogo con nerviosismo, lo miró unos pocos segundos para luego voltear nuevamente hacia el rey, apretando los dedos contra el papel. Asgore miró aquello de forma curiosa cuando su científico estiro los brazos y le puso en las manos aquella pequeña revista, no parecía nada del otro mundo, no por fuera al menos, así que decidió abrirla y mirar desde el principio; se encontró con un listado de nombres extraños, algunos fáciles de entender, otros no tanto, optó por un nombre en particular e ir al número de la página indicada.
Dio un ligero bote al ver lo que había en la página y por fin entendió que tenía tan nervioso al otro monstruo.
—Oh, vaya...
—"¿Es suficiente para entenderme ahora?"
—Los humanos avanzaron en cosas... peculiares —leyó un poco de la descripción. —Así que, ¿esto es lo que te ha tenido desconcentrado?
—"En gran parte."
—¿Acaso quieres crear algo de esto?
—"No es necesario."
Gaster miró a un lado, donde se encontraba la caja cubierta.
—Oh, ¿no solo estaba esto?
—"Lo encontré ayer mientras me desestresaba en el vertedero," —levantó la sábana que cubría la caja—"los traje esta mañana antes de que las luces se encendieran... no podía llevar algo así a casa y.… no podía dejarlo ahí para que otro monstruo pequeño lo viera, muchos van a jugar entre la basura."
—Entiendo eso, —lo miró lo que pudo ser un minuto —podría decir que no has probado nada, pero quieres hacerlo.
—"¡Claro que no!"
—Podría adivinar qué eso es lo que te mantuvo distraído todo el día.
Gaster se puso de nuevo de color rojo, intentando hacer señas con las manos temblorosas, lo cual delataba que claramente lo que su mente traicionera pensaba.
Asgore solo pudo reír por lo bajo.
—"¡Majestad no se ría!" —Se quejó avergonzado.
—Lo siento, lo siento —sonrió un poco —bueno, admito que, dentro de todo, no es tan grave que esto te distrajera.
—"Supongo, es decir... no puedo negar que mi curiosidad con estas... cosas, está bastante activa.”
—Bueno —se frotó la barba con la mano libre —supongo que podría ser interesante probar.
Asgore miró un poco más el catálogo, que parecía tener instrucciones básicas para el uso de la mayoría de los objetos; Gaster por su parte se mantuvo plantado en su lugar, como procesando lo que acababa de escuchar, ¿el rey estaba interesado en aquellas cosas? No era algo que pudiera dejar pasar.
—"M-Majestad... "
—¿Pasa algo?
—"N-No, solo... ¿está interesado? "
—Tal vez un poco, creo que prefiero mucho más que avancen en esta clase de cosas que en armas o quien sabe que más que sea para dañar a otros.
—"Buen punto. "—parpadeo curioso.
—En fin, dejaremos esto para otro momento, ahora tenemos una charla pendiente Dings.
—"Oh, s-supongo que sí. " —lo miró nervioso. —"Quiero decir, bueno, yo... "
—No estés nervioso Dings, ven.
Gaster solo se acercó al sillón donde el rey se dirigía, sintió un pequeño escalofrío por su columna, realmente hablar sobre ello lo ponía sobre todo nervioso porque, además de su asistente, él también tenía una muy vivida imaginación algunas veces. Quizá más de las que estaba dispuesto a admitir.
Asgore miró tranquilamente a su científico mientras reía internamente esta vez, él parecía caminar incluso más robótico que la invención de su asistente, era ciertamente divertido ver como otras pequeñas facetas del esqueleto salían a la luz con su persona, o al menos no escucho ningún rumor más allá de que era demasiado estricto o hasta amargado con prácticamente el resto del mundo.
Al final el esqueleto tomó asiento a su lado, una vez que llegó al sillón.
—"¿Q-Qué hay que no haya en los libros su majestad?" —movió titubeante las manos.
—Bueno, sé que dice muy por arriba que hay más de un tipo de celo, pero ¿recuerdas haber leído algo de ello?
—"N-No recuerdo mucho sobre eso, puede que fuera tan corto el dato que lo pase de largo. "
—Bueno, en los monstruos jefe suele haber dos tipos bastante específicos.
—"¿Dos tipos?" —lo mira ahora un poco curioso y menos nervioso.
—Así es, son dos polos opuestos, un celo puede ser sumamente dominante o por el contrario uno completamente sumiso.
—"¿Y qué hay de los monstruos normales?"
—Oh, ellos son más adaptables, por lo general no tienen un celo, y de tenerlo es muy sutil, pero suelen influenciarse con los jefes.
—"Puedo asumir... que el mío sería la segunda opción entonces, al menos por como los he pasado, ¿estoy en lo correcto? "
—No es difícil de adivinar, aunque no esperaba que tus feromonas mágicas fueran tan... potentes.
—"¿No es algo normal?"
—Bueno, he de decir que es la primera vez que encuentro a alguien con celo sumiso, ni siquiera Toriel lo tenía.
Gaster apretó los dientes ligeramente al oír ese nombre, odiaba la simple idea de que la mencionada, sin embargo, tenía curiosidad sobre eso.
—"Como... ¿Cómo funcionaba eso?"
—¿Cómo funcionaba...?
—"Quiero decir... ¿su majestad tiene uno dominante también?"
—Bueno, sí, lo tengo, supongo que era menos fuerte dependiendo de quien era el celo, nunca le preste demasiada atención a eso. —Miro a otro lado.
Su científico no pudo evitar notar ese pequeño instante de frustración en la mirada del rey, mirada que quería ocultar de su vista, pero sin éxito en ello.
—"Majestad, ¿puedo hacer una pregunta personal?"
—Oh, —volteó a verlo curioso —adelante Dings.
—"No quiero ofenderlo con esto" —desvió la cara un momento antes de verlo un poco inquieto —"pero ¿puede ser que... la reina no quisiera ayudarlo con su celo majestad?"
Al momento de soltar esa interrogante se hizo un silencio sepulcral y se podía sentir la tensión repentina en el ambiente, también podía decir que podría cortarse el aire con un cuchillo; Gaster sintió casi al instante que la pregunta que había hecho era un claro y grave error, pero su curiosidad pudo más en ese momento.
Movió las manos de forma nerviosa, intentando disculparse por su atrevimiento.
—No lo hacía. —Confesó por lo bajo.
—"¿Qué?" —lo observó un momento, como procesando lo que acaba de oír.
—No la juzgues, ¿sí? Es solo que... puedo ser bastante... intenso, más de lo que me gustaría admitir, así que no quería incomodarla con ello.
—"¿Pero no sería lo mismo con ella?"
—Dijiste solo una pregunta, Dings.
Gaster se quedó durante unos segundos completamente quieto, sin saber cómo responder a ello, bajo las manos y apretó la tela de sus pantalones entre los dedos, a la par que apretaba también los dientes, él no quería hacer que su majestad lo tratara como a ella, no quería ser como ella tampoco.
—Eso es malditamente injusto. —Terminó por gruñir aquello.
—Ah...—Asgore levanto la vista.
—No sé cómo será su celo majestad, pero si es al menos la mitad de sofocante que el mío... aunque me diga que no la juzgue... ¿Cómo podría no hacerlo? Es realmente una falta total de empatía y de preocupación por su parte hacía usted...
—No lo diría así, fue también mi decisión.
—Su mirada hace un momento me hacen dudar seriamente de ello, —frunció el ceño, molesto —su majestad es demasiado amable, podría apostar mi alma a que simplemente quiso ser complaciente con ella o simplemente se negó y usted lo aceptó sin discutirlo.
Cuando se quiso dar cuenta ya había vuelto a soltar veneno por la boca, pero mucho más intenso, por desgracia para él, no podía controlar lo mal que le parecían algunas acciones de la reina, ahora no solo sabía que no era responsable con su pueblo, sino que también dentro de su vida marital era una pésima pareja, realmente estaba empezando a odiarla mucho más cada que un nuevo dato salía a la luz.
—Dings...
—Lo lamento su majestad —volteó la mirada, llevando una mano a la cara —no debería opinar sobre temas privados, es solo que... agh... quiero creer que no puede ser así... y de todos modos solo puedo pensar que ella es más egoísta de lo que suponía.
—Sería mejor dejar el tema, ahora veo que tu resentimiento aún sigue muy fresco.
—¿Puede culparme?
—No realmente, sé que muchos de nuestra edad o apenas un poco más jóvenes que nosotros piensan similar, solo... quisiera que no dejaras que esto vaya más lejos.
—Lo sé, lo sé, mantendré mi boca cerrada en público.
—Bueno, podría volver al tema anterior antes de mencionarla.
—¿Hay más para decir?
—No mucho más, solo quiero que cuando empiece tu celo, vengas conmigo, no creo que quieras que algún otro monstruo se abalance contra ti.
—Preferiría evitar ese tipo de altercados —suspiro por lo bajo —majestad...
—¿Qué sucede?
—Yo... —miró a otro lado sin saber cómo proseguir —yo.... m-me preguntaba...
—Respira Dings.
—Yo... —apretó sus dedos —s-si... si se encargará de mi celo... ¿entonces yo... podría...?
—¿Oh? —lo miró y abrió un poco más los ojos —¿Quieres ayudarme a mí?
El científico solo se puso rojo, mirando a otro lado durante casi un minuto entero, nervioso, antes de asentir para confirmarlo.
—"Y-Yo, yo... ah, quiero decir... s-sería algo... ah... yo solo... n-no quiero que su majestad... pase por ello solo... s-si es que me permite... a-ayudarlo."
—Soy demasiado intenso para ti Dings, apenas puedes aguantar una vez en tu celo.
—No lo... sabríamos si no lo intentamos... —murmuró más para sí mismo juntando los dedos de forma inquieta.
Pero no fue lo suficientemente bajo como para que Asgore no lo oyera, este solo lo miró, sabiendo que su resistencia era muy baja y no quería llegar a lastimarlo o peor que eso, quitarle su inmortalidad de forma accidental, no sabía si podría controlarse tan bien en su propio celo y no quería que el esqueleto tuviera que tomar una decisión que le afectara de forma permanente, eso pasaría sin importar que elección tomara.
—Podría ser peligroso Dings.
—"Dudo que su majestad me haga daño."
—Lo digo en ese sentido, pero en el otro también, podría no ser tan cuidadoso o podría no controlarme adecuadamente... —bajó la mirada al suelo.
Se quedó un momento pensando una respuesta, le aterraba la idea de perder su inmortalidad, ya había esquivado esa bala con Sans e incluso fue igual de arriesgado con Papyrus y era probable que una tercera vez no tuviera tanta suerte; miró un momento a su majestad, que él realmente no parecía esperar una respuesta a ello.
Aun así, no iba a quedarse callado, no esta vez.
—"Confío en su majestad... aún sí usted no lo hace. "
—No deberías correr un riesgo así por mí, no me lo perdonaría...
— . . . —respiró hondo antes de calmar lo suficiente su boca —Asgore.
—Ah —levantó la vista al oír su nombre.
—Confío en ti Asgore... y —tembló su voz un momento —no quiero dejar que pase por el celo solo.
—¿Por qué te arriesgarías así conmigo Dings?
El esqueleto sintió un escalofrío recorrer su columna, no podía simplemente decir la razón por la que se arriesgaría a cualquier cosa por él, por más que quisiera, no tenía el valor para ello, no aún; además, si llegaba a rechazarlo, no había forma que pudiera superarlo ni sabría cómo actuar frente a él después de ello.
—No quiero ser egoísta como ella, ni tampoco tener el mismo trato... a diferencia de la reina, yo... yo quiero estar ahí para usted majestad...
------------------------------------------------------------------------------
Parte 17
Parte 19
5 notes
·
View notes