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San Martín de Porres: “Humildad, caridad y dedicación a los necesitados”,
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La Festividad del Santo Negro San Martín de Porres en Limones, Esmeraldas
Genesis Castillo, investigadora del proyecto RECLAMA de Quinindé escribe sobre la importancia de la celebración de San Martin de Porres en Esmeraldas:
Al norte de la provincia de Esmeraldas, específicamente en Limones, la cabecera cantonal de Eloy Alfaro, se da inicio a la festividad de San Martín de Porres, un fraile nacido en el virreinato del Perú de la orden de los dominicos, quien, por su labor y amor a Dios, fue declarado santo.
Este año se celebra el quincuagésimo aniversario de la festividad de San Martín en esta localidad. Acompañados de manifestaciones culturales de la población afrodescendiente, se llevan a cabo las fiestas patronales del "negrito humilde" o San Martincito, como se le conoce en la provincia de Esmeraldas.
Personas de diversas localidades se trasladan para formar parte de esta festividad y disfrutar de la agenda cultural que Limones ofrece a los visitantes en esta fecha especial, que coincide con el feriado de Fieles Difuntos. El desplazamiento y la degustación de los platos típicos esmeraldeños hacen que la experiencia sea única, como realizar un recorrido de aproximadamente 3 horas desde Quinindé hasta Limones para asistir a este acto de santidad en honor a San Martín de Porres.
La actividad del 3 de noviembre inicia con la procesión por las calles de la isla Limones, donde los nativos y visitantes se reúnen para acompañar con arrullos mientras se desplazan hasta el muelle. Allí, embarcan en una gran barcaza que se desplaza por las hermosas aguas para arribar con los fieles creyentes hasta la isla Canchimalero, donde se reúnen varias embarcaciones de las comunidades aledañas para formar una sola procesión que culmina con la misa católica impartida por el párroco y el obispo de la provincia.
Me dirigí a este sector acompañada de mi familia, quienes, por parte de mi madre, hemos adoptado la creencia de venerar a San Martín de Porres. Llegar a esta isla es sentir paz, armonía y reconciliación, ya que la brisa del estero, rodeada de imponentes manglares, se observa durante el recorrido en lancha y te llena de calma. Conectarse con la naturaleza te brinda esa tranquilidad que estabiliza tus sentidos por varios minutos. La armonía se manifiesta al escuchar los instrumentos, como el bombo, cununo, maracas y wasá, que junto a los arrullos, forman parte de las tradiciones y saberes del pueblo afrodescendiente. Me llena de armonía sentirme identificada y ser parte de esta etnia y su tradición. El momento de espiritualidad y encuentro, mediante las enseñanzas y consejos que San Martín con su ejemplo de vida ha dejado, me hace sentir reconciliada con mi cuerpo, mente y espíritu.
Llegar a Canchimalero por San Martín es un acto de devoción y respeto por parte de quienes creemos en este santo y en cómo ha influido en nuestras vidas como ejemplo de humildad y amor a Dios. No se trata solo de llegar y estar ahí, sino de aprender a través de las lecturas bíblicas las vivencias y enseñanzas que Jesús nos legó y que se reflejan a través de San Martín.
En este día tuve la oportunidad de conversar con el Padre Javier, quien mencionó que: "los jóvenes están llamados a la sencillez desde su realidad de jóvenes, con alegría, entusiasmo y ganas de soñar y construir un mundo mejor". Este relato muestra que podemos seguir los pasos de San Martín y estar presentes en el evangelio con nuestra alegría, sin ser diferentes, y animar a más personas a formar parte de una iglesia alegre.
Además, dialogué con Sabina Quiñonez, una cantora nacida en Canchimalero, quien ha participado en esta tradición toda su vida. La voz de Sabina se escuchaba entonando el arrullo "de Medellín Martín ha llegado y trajo palomas arrulladoras". Y es de esta forma como varios cantores expresan su cariño hacia Martín.
San Martín fue un ejemplo de perseverancia, ya que, a pesar de las injusticias que vivió, lo que más le importaba era su amor a Dios, su humildad y su ayuda al prójimo. En sus relatos, nos insta a mirar las necesidades de los demás antes que las nuestras. Como joven afrodescendiente y católica, me siento feliz de haber llegado a Canchimalero y de haber sentido una conexión con Dios y mis ancestros. Mediante la fe, siento el compromiso de mejorar y seguir el ejemplo de Martín, imitando sus virtudes, incluyendo el amor a Dios y al prójimo.
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Las 10 cualidades admirables de San Martín de Porres
San Martín de Porres es una figura icónica en la historia de la Iglesia Católica y un ejemplo perdurable de virtud y caridad. Nacido en Lima, Perú, en 1579, este humilde hombre se convirtió en el primer santo mulato de América y dejó un legado que trasciende fronteras y épocas. En este artículo, exploraremos las diez cualidades que hicieron de San Martín de Porres un modelo a seguir para todos nosotros.
Devoción inquebrantable: San Martín tenía una fe profunda y un amor inquebrantable por Dios. Pasaba horas en oración y adoración, buscando una conexión más profunda con lo divino.
Humildad: A pesar de sus dones y virtudes, San Martín de Porres nunca se consideró superior a nadie. Siempre se vio a sí mismo como un humilde siervo de Dios y un servidor de los menos afortunados.
Caridad sin límites: La caridad fue el pilar central de la vida de San Martín. Atendía a los pobres, los enfermos y los marginados, sin importar las circunstancias ni el momento del día.
Compasión: San Martín tenía un corazón compasivo que le permitía conectarse profundamente con el sufrimiento de los demás. No solo les brindaba ayuda material, sino que también les ofrecía consuelo y esperanza.
Servicio desinteresado: Siempre dispuesto a servir a los demás, San Martín de Porres trabajó incansablemente en el hospital de Lima, cuidando a los enfermos y heridos, incluso aquellos con enfermedades contagiosas.
Tolerancia y respeto: A pesar de las barreras raciales y sociales de su época, San Martín de Porres trató a todas las personas con respeto y dignidad, sin importar su origen étnico o posición social.
Sencillez: A lo largo de su vida, San Martín vivió una vida simple y sin lujos. No buscaba la riqueza ni el reconocimiento, sino la felicidad en el servicio a los demás.
Paciencia: San Martín enfrentó numerosos desafíos y dificultades en su vida, pero siempre mantuvo la paciencia y la serenidad, confiando en la voluntad de Dios.
Alegría y optimismo: A pesar de las adversidades, San Martín irradiaba alegría y optimismo. Su sonrisa y su actitud positiva inspiraban a quienes lo rodeaban.
Amor por la naturaleza y los animales: San Martín de Porres tenía un profundo amor por la creación de Dios, incluyendo a los animales. Se dice que podía comunicarse con ellos y sanarlos.
San Martín de Porres es un ejemplo de virtud, humildad y servicio desinteresado que continúa inspirando a personas de todo el mundo. Su vida y sus cualidades son un recordatorio de la importancia de la caridad y la compasión en nuestras vidas, y nos instan a seguir su ejemplo en nuestra búsqueda de la santidad y el amor por nuestros semejantes.
Más información: https://www.dominicos.org/quienes-somos/grandes-figuras/santos/san-martin-de-porres/
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Curro Claret
Curro Claret. Diseñador industrial freelance y profesor de diseño.
Curro Claret (1968, Barcelona, España) estudió diseño industrial en la Escuela de Diseño Superior Elisava de Barcelona, y amplió su formación -pero no la finalizó- en la Central St. Martins de Londres.
A su regreso a Barcelona trabajó en varias actividades relacionadas más o menos con el diseño. Como él mismo reconoce “¿Hay algún trabajo que no esté relacionado con el diseño?“.
El trabajo más sorprendente fue el de una fábrica de piezas de automóviles, donde los trabajadores permanecen todo el día frente a una máquina prácticamente sin moverse, repitiendo el mismo gesto una y otra vez.
En 1998 comenzó su trabajo freelance, y desde entonces ha estado trabajando en una variedad de proyectos diferentes (objetos pequeños, objetos grandes, instalaciones, diseño de interiores, eventos, sucesos…).
“Todos estos diseños se hicieron para mi familia, amigos, galerías, instituciones, fundaciones, la ciudad de Barcelona, la Generalitat de Catalunya, pequeñas empresas, medianas empresas y algunas grandes empresas“.
Durante estos años de trabajo independiente ha estado trabajando como profesor de diseño industrial, principalmente en la Escuela Elisava y, ocasionalmente, en otros centros españoles y también en otros países.
En la actualidad, Claret forma parte de la junta directiva de FAD (Foment de les Arts i el Disseny).
Curro Claret empezó en esto del diseño porque quería ser como Mariscal.
“Mariscal era conocido… y caía simpático. Un tipo divertido que hacía cosas simpáticas, atrevidas y un poco gamberras… y encima entonces ganaba mucho dinero“.
Y eso para un joven como Claret era muy atractivo. “Mariscal ha dejado huella en todos nosotros“.
Lejos del estrellato, el trabajo del diseñador es a menudo una herramienta para generar el proceso de inclusión, colaboración y co-diseño con comunidades que se encuentran en una situación socialmente frágil.
En lo personal reconoce que no tiene coche, no tiene hijos ni hipoteca, vive en el piso de su novia y, aun así, hay meses que le cuesta llegar a fin de mes.
“Sí, vivo en una incertidumbre económica, como tantas muchas personas, y mirando con lupa los gastos. Yo me aprovecho de unas circunstancias que son poco habituales entre mis colegas de profesión. Si tuviera una familia, no podría hacer lo que hago ahora“.
En una entrevista en Mayo de 2016 a Luis Miguel Marco para El Periódico de Catalunya, el periodista describe a Curro Claret como la antítesis del diseñador estirado.
Para él su trabajo es la mejor recompensa. “Es lo que hace que me levante cada mañana. Soy consciente de ser un privilegiado. No estoy ocho horas trabajando en algo que no me llena con el único aliciente de la paga a final de mes y esperar las vacaciones de verano“.
“Me considero un diseñador al que le gusta estar donde hay jaleo, donde hay problemas, donde hay personas que, por lo que sea, se han quedado al margen“.
Por poner un ejemplo, una de sus creaciones, “Por el amor de Dios“, es un banco de iglesia con un respaldo reclinable para que sirva también de cama.
Esa propuesta en concreto pretendía recuperar el espíritu que durante mucho tiempo tubo la iglesia, acogiendo a personas que por diferentes motivos han necesitado esporádicamente un lugar donde dormir.
Curro Claret reconoce que en general “el establishment” para un diseñador es algo peligroso.
“Me incomoda estar al lado del establishment porque significa que aceptas el sistema y sus normas, que además han establecido unos pocos privilegiados. Para él “urge re-diseñar este caos… que provoca graves fracturas sociales y mucho sufrimiento“.
Claret reconoce que tiene una relación de amor / odio con la industria. “Yo creo en la idea de un sistema de producción industrial honesto. Pero… ¿cuántas empresas lo son? Existimos como clientes, como usuarios. Pero ¿dónde quedan las personas?“.
Por otro lado entiende también que el empresario busque obtener beneficios. “Vivimos todo el tiempo inmersos en la contradicción, haciéndonos preguntas“.
El estudio en el que trabaja Curro Claret es espartano, con una mesa recogida en la calle que ni siquiera es de Ikea.
Siguiendo con la entrevista para éste diario catalán, Claret declara que a ésta empresa sueca hay que reconocerle que ha hecho realidad el sueño del diseñador del siglo XX: “crear muebles y objetos accesibles y útiles“.
“Aunque luego está la trampa de la vida limitada, de la secuencia de producción no demasiado clara y esa cosa de usar y tirar que no es posible, porque hay que frenar tanto consumo“.
Para él la sostenibilidad debería ser el mayor desafío de los diseñadores. “Cuando yo estudiaba, estábamos convencidos de que el diseñador debía estar donde fuera útil para solucionar problemas“.
“Hace unos años, empecé a aplicar el diseño en este contexto de la gente que no piensa en el diseño porque bastante tiene con resolver su día a día y lo hice sin saber muy bien cómo. Y aquí seguimos, repensando cómo hacer cosas reutilizando más que reciclando, sin maltratar el medio ambiente“.
El discurso detrás del objeto, más allá de la función para la que ha sido creado.
Para Curro Claret el diseño -superada la fase donde la funcionalidad ya está resuelta- debería buscar más “una intencionalidad; plantear otra forma de hacer las cosas. Yo valoro que haya historias detrás de los objetos“.
Ejemplos suyos de objetos respaldados por un discurso coherente son por ejemplo el florero Chapapote, entendido éste como una denuncia, “pero la fealdad podía albergar una flor”.
“Reutilizar es mucho más simple, no implica ninguna transformación. Es la botella vacía que se convierte en jarrón”.
También diseñó la “T300“, una plancha de metal cortada con láser, doblada y con agujeros a la que se le puede atornillar tres patas y una superficie lisa para hacer taburetes a partir de materiales encontrados en la calle por personas que intentan rehacer sus vidas.
De esta “pieza” de metal salió una colección de sillas que se hicieron con la ayuda de diferentes personas de diferentes áreas, utilizando los recursos y materiales específicos de cada una.
El diseñador tiene querencia por los materiales pobres y piensa que la cantidad de objetos que desperdiciamos es un reflejo de un sistema desajustado. “Un cartón pisado por un camión y sucio me atrae de manera inconsciente”, asegura.
“Más allá de los materiales, hay una afinidad en todos los sentidos con lo rechazado, con lo que se tira, con lo que no se valora, con lo que se desprecia“.
Con la “T300” hay sillas como las hechas por Careli, una mujer que trabaja en el servicio de limpieza doméstica; por vendedores de bolsos de marcas falsas en la calle; por chatarreros de la calle; por Claudia, una trabajadora sexual, o por Joana Barcala, una asociación de artesanía urbana que trabaja con un tejido de lana.
En 2014, las sillas fueron presentadas en una exposición en la galería Vinçon (Barcelona) durante los meses de Junio y Julio.
“Esos objetos tienen valor por sí mismos, y no se han hecho para que la gente los compre por caridad. Tampoco hemos hecho el taburete que haría Ikea“.
Involucrar a los desfavorecidos en el proceso de diseño: una oportunidad en su proceso de recuperación.
Tuvo mucha repercusión el interiorismo de las dos tiendas para Camper, una en Barcelona (2012) -realizada con Arrels Fundació– y otra en Madrid (2014) -con la Fundación San Martín de Porres– con bancos, taburetes y lámparas hechas con cordones de colores de los zapatos.
“La empresa Metalarte confió en nosotros para hacer una serie de lámparas“.
Las piezas están hechas por organizaciones que ayudan a las personas que han estado en la calle y están en riesgo de exclusión social y la intención es involucrar a los participantes en el proceso de diseño, ofreciendo una oportunidad para ayudar en su proceso de recuperación.
En la tienda de Camper en Barcelona (en el Centro comercial Triangle, en la plaza Catalunya) se dio un paso más y trabajaron un grupo de seis “ex personas sin hogar” de Arrels Fundació (José, Nicolai, Miguel, Valerio, Aurelio y José).
Fue una gran oportunidad al involucrar a todas estas personas no solo en la construcción del interior, sino también en participar y tomar ciertas decisiones en el diseño mismo.
Para hacerla, se reutilizó la mayoría de los materiales empleados, algunos de ellos de la tienda anterior, y otros como madera encontrada en la calle o zapatillas viejas, carteles y cuero de las existencias fuera de uso de la misma marca Camper.
Para mostrar y explicar el proceso del proyecto, Miguel Fuster (uno de los miembros del equipo, 15 años viviendo en la calle) hizo algunos dibujos impresos en madera (también encontrados en la calle) y los pusieron en la entrada de la tienda.
Claret piensa que el consumo desaforado está destrozando el planeta.
“Uno necesita un techo donde cobijarse, pero eso no implica que la solución pase por hipotecarse toda la vida“.
Para él no está claro que acaparar bienes garantice el bienestar o la felicidad. Y entender eso es uno de los mayores retos que tenemos todos.
En esta línea, muchos separadores del carril bici en Barcelona son suyos. Los diseñó con ayuda de la empresa Zicla, que recupera residuos industriales, en este caso hechos con restos del aislamiento de plástico de los cables eléctricos.
Al hablar de las nuevas generaciones, con las que se relaciona en su trabajo como docente, reconoce que “les ha tocado vivir una realidad muy dura y ven que no puede ser más de lo mismo“.
“Sí o sí les toca a ellos repensar a fondo el papel que como diseñadores quieren tener en esta sociedad, y no solo para sobrevivir, sino para que sientan que lo que hacen da un cierto sentido a sus vidas“.
Según él, muchos jóvenes buscan otras fórmulas. “Me parece buenísimo que se imponga una menor dependencia de lo material y se abogue por construir un entorno de bienes compartidos“.
También hay un libro sobre el diseñador. “Conversación polifónica sobre diseño y otras cosas. Retrato imperfecto de Curro Claret“, escrito por el profesor Oscar Guayabero y Ramón Úbeda, y editado por Gustavo Gili.
El libro es una conversación sobre “diseño y otras cosas” en la que varias personas, entre ellas Curro y Guayabero, conversan en un texto fluido sobre un montón de aspectos.
“No queríamos que fuera un libro sobre diseño, sino un libro de ideas, dudas, experiencias, contradicciones y pensamientos que se han expresado a partir del lenguaje del diseño”.
La obra de Curro Claret ha sido expuesta en numerosas galerías y museos, y publicada en diferentes medios.
Curro Claret ha recibido varios honores y premios, como el premio Ciutat de Barcelona en 2013 en la categoría Diseño, por las piezas presentadas en la exposición “Un dilema, l’art contemporani i la inversió en la certesa“, como resultado de su colaboración con Arrels Fundació.
Curro Claret (pág. web).
Fuente (El Periódico).
Curro Claret con la colección de lámparas “Shoeslaces” (2014) para Metalarte, y silla hecha con la pieza “T300” para la exposición en la galería Vinçon (Barcelona 2014).
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Muchos cameruneses llevan la diabetes en su sangre sin saberlo. Es el caso de René-Claude Mballa Omgbwa, de 49 años, que espera su turno para ser atendido por el doctor Bernard Blaise Noujep Noujep. A finales del año pasado, tuvo una crisis que hizo a su familia correr con él al hospital. Fue así como se enteró de que padecía esta enfermedad. “Sí, tenía los síntomas, pero no lo sabía. Me sentía muy cansado, me dolía todo, los pies especialmente y la vista. No veía bien. Y a veces tenía calor pero por dentro tenía frío”, comenta. Algo parecido le sucedió a Justin Nouken, de 80 años; a pesar de que tenía dolores y se le hinchaban los pies, nunca supo que padecía diabetes hasta el día que fue al médico porque se encontraba débil y se la descubrieron al hacerle una analítica.
Aunque la diabetes es generalmente considerada una condición de las naciones desarrolladas, el 80% de las muertes por esta enfermedad se registran en países de ingresos bajos y medios, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). África tiene la tasa de mortalidad por diabetes más alta del mundo. Se estima que en este continente hay actualmente 15 millones de diabéticos diagnosticados, pero que el 80% de los enfermos siguen sin identificarse. En los próximos 20 años, el número de diabéticos en esta región se duplicará.
La diabetes plantea un problema real de salud pública en la mayoría de los países africanos y su gestión se complica por las dificultades socioeconómicas. Además, es una afección a la que no se le ha concedido importancia hasta hace poco debido a que la urgencia de enfermedades tropicales, como la malaria, o transmisibles -tuberculosis o el VIH/SIDA-, acaparaba los escasos recursos de los ministerios de Salud. Esta situación comenzó a revertir en los últimos años y en muchos países se han adoptado planes nacionales de lucha contra la diabetes. Este no es el caso de Camerún a pesar de la petición expresa que le formuló la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2016.
Los diabéticos siguen enfrentándose a numerosas barreras para el seguimiento de su enfermedad
La diabetes es la quinta causa de muerte en Camerún. Es responsable del 2% de los fallecimientos anuales en el país, según el informe sobre esta enfermedad elaborado por la OMS en 2016; que además muestra la rapidez con la que progresa en el país. En 2014, ya afectaba al 5% de la población y el porcentaje continúa en aumento. El sobrepeso representa el mayor factor de riesgo y es responsable del 29,5% de los casos, seguido por la falta de actividad física (29,3%) y la obesidad (9,6%). Son más las mujeres que mueren por esta enfermedad (2.480 de más de 30 años en 2016) que los hombres (1.920 en el mismo grupo de edad y año).
“Es una enfermedad que puede ocurrir a cualquier edad”, explica el doctor Noujep, jefe de la unidad de diabetes del hospital San Martin de Porres de Yaundé. “Pero la mayoría de los casos que nos llegan son de la conocida como diabetes tipo II, que se manifiesta, principalmente, a partir de los 40 años. También nos llegan de tipo I, que afecta a niños y jóvenes, pero son menos”. Se calcula que la prevalencia de diabetes tipo II aumenta en un 6% anualmente, pero los pacientes diabéticos siguen enfrentándose a numerosas barreras para el seguimiento de su enfermedad.
Justin Neukeu espera ha pasar su revisión periódica para controlar su diabetes. Silvia Cachafeiro
El doctor Noujep confirma que los casos de Mballa o Nouken no son atípicos. “Suele ser lo normal. La mayoría de los pacientes no saben que padecen la enfermedad y nos llegan por otros problemas, como, por ejemplo, por falta de circulación. Por eso, cuando empezamos el tratamiento están en un estado muy avanzado de la enfermedad y ya se han producido complicaciones irreversibles (como ceguera, nefropatía, coma diabético, accidentes cardiovasculares o neuropatía de los pies) que les causan a discapacidades de por vida e incluso a la muerte prematura”. Un 10% de los diabéticos corren el riesgo de amputación. “Para evitar complicaciones, debe equilibrarse la glucosa en sangre y normalizar la presión arterial y los niveles de colesterol. Por eso es tan importante el seguimiento que se hace a estos enfermos y los análisis que se repiten, por norma general, cada tres meses”, concluye el médico.
Cuando empezamos el tratamiento están en un estado muy avanzado de la enfermedad y ya se han producido complicaciones irreversibles
El hospital de San Martín de Porres de Yaundé es uno de los pocos que ha comenzado un programa para prevenir, detectar y controlar la enfermedad en el país con la colaboración de la Fundación Recover. Hospitales para África. Este apoyo permite que desde hace un par de años, cada miércoles, el doctor Noujep pase consulta en un anexo del complejo hospitalario. Allí se derivan todos los casos que se detectan en el centro y él hace el seguimiento de cada uno de ellos. Aquí las estadísticas también confirman la velocidad con la que la diabetes se extiende por Camerún: a 30 de septiembre de este año, el centro sigue a 332 pacientes (222 mujeres y 110 hombres). Esto supone casi el doble de los que estaban registrados el 30 de septiembre de 2016, 181. Si se compara el tercer trimestre de 2016 con el de 2017, en el primero se registraron 18 nuevos casos y este año 52, lo que indica que el ritmo de crecimiento es cada vez mayor.
Tras escuchar las preocupaciones del personal médico de San Martin de Porres, Recover decidió crear este programa, comenta Ángela Sevillano, directora de proyectos de la fundación. “Ellos estaban preocupados por el creciente aumento de casos de diabetes en consulta. Además, el carácter crónico de la enfermedad hace que muchos de los enfermos detectados tengan grandes dificultades para costearse el seguimiento y tratamiento que requieren, lo que aumenta sus problemas de salud”.
“También hubo que hacer frente a la inexperiencia de los profesionales en el seguimiento de la enfermedad y ausencia de especialistas, puesto que hasta hace unos años era prácticamente desconocida en el continente africano. El personal estaba muy preparado en enfermedades tropicales, VIH y tuberculosis, pero no en enfermedades no transmisibles como la diabetes”, continúa Sevillano. “Ante esta situación, Recover trabajó en el diseño del programa de forma conjunta con los profesionales sanitarios del hospital, que son quienes detectaron la necesidad de adaptarse al nuevo perfil de pacientes que recibía el centro mediante la creación de una Unidad para Diabetes”.
Recover trabajó en el diseño del programa con los profesionales sanitarios del hospital
Finalmente, la unidad se puso en marcha en 2015, y entre las actividades desarrolladas para ello, Sevillano enumera que, además de la provisión inicial de los materiales necesarios, se crearon protocolos médicos sobre el diagnóstico, seguimiento y tratamiento de pacientes diabéticos con apoyo de voluntarios especialistas; se dio formación especializada al equipo sanitario del hospital asignado a la unidad; se estableció un circuito específico para pacientes diabéticos dentro del hospital y un sistema de pago mensual para el seguimiento regular a precios asequibles y sociales "al alcance de todos"; comenzaron grupos de educación para la salud específicos para estos pacientes; se elaboraron manuales con información clara sobre la enfermedad, cuidados básicos, seguimiento terapéutico, signos de alarma y estilos de vida saludables; además de un modelo de dieta para diabéticos, adaptado a la disponibilidad de alimentos en Camerún”.
Quizás, uno de los principales problemas a los que se enfrentan los enfermos de diabetes es el cambio de estilo de vida y el seguimiento de una dieta alimentaria especial, lo que representa un problema para muchos pacientes por los gastos extras que supone. A pesar de eso, la mayoría realiza un esfuerzo, como es el caso de la señora Wanko, de 60 años, que dice que hace todo lo posible para seguirla: “no puedo saltármela, ¡es mi vida!”, exclama. Mballa confiesa que muchas veces tiene ganas de transgredir las prohibiciones que le impone el doctor, “sobre todo, las relacionadas con la comida, pero me aguanto”. Lo que dice echar más de menos es su antigua vida social. Se ha visto obligado a abandonar la bebida, y consecuentemente ya no frecuenta los bares y mismos lugares de diversión que antes lo que le ha supuesto, también, dejar de ver a la mayoría de sus amigos. Yvette Nouken, de 55 años, tiene dificultades para ser fiel al régimen. “Conseguir alimentos especiales cuesta dinero”, confiesa, pero tiene que hacer todo lo posible para seguirlo. “Ahora mi cuerpo se ha acostumbrado y se ha hecho a él, y también a la enfermedad, no puedo arriesgar”.
Una paciente de diabetes pasa la revisión en el hospital de San Martín de Porres de Yaundé. Silvia Cachafeiro
Ha costado mucho conseguir esta concienciación por parte de los enfermos. El éxito se debe en gran parte al equipo de formación del hospital que cada día aprovecha las horas de espera de los pacientes antes de ser recibidos por los médicos para concienciarles sobre distintos asuntos. Entre otros hacen especial hincapié en la diabetes. Con vídeos y folletos explican síntomas, causas y consecuencias, al tiempo que anima a los que crean que puedan padecerla a comentarlo con su doctor y pedir un análisis. Ellos también aconsejan a los enfermos que ya han sido detectados a seguir estrictamente la dieta impuesta a pesar de los sacrificios que ello pueda suponerles.
Ha costado mucho conseguir esta concienciación por parte de los enfermos
La OMS ha pedido a Camerún que establezca un plan nacional de lucha contra la diabetes, pero aunque ya se han tomado algunos pasos en este sentido, todavía no está disponible. Este, siempre según la OMS, debe incluir la implementación de criterios estándar para mover a los pacientes desde el nivel de atención primaria de salud a un nivel superior; estándares nacionales basados en la evidencia para la diabetes; políticas para reducir la sedentarización, el sobrepeso y la obesidad. También deben fortalecer la respuesta garantizando la disponibilidad de medicamentos, tecnologías y técnicas básicas en la formación médica pública.
Camerún, en la actualidad, parece lejos de estos parámetros. A falta de campañas nacionales para su prevención y medios para su tratamiento, los cameruneses dependen de los escasos programas existentes en el país. Tal es el caso del puesto en marcha en el hospital San Martin de Porres que se ha visto obligado a diseñar sus propios protocolos para atender dignamente a la cada vez mayor población enferma de diabetes que llega hasta él.
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Muchos cameruneses llevan la diabetes en su sangre sin saberlo. Es el caso de René-Claude Mballa Omgbwa, de 49 años, que espera su turno para ser atendido por el doctor Bernard Blaise Noujep Noujep. A finales del año pasado, tuvo una crisis que hizo a su familia correr con él al hospital. Fue así como se enteró de que padecía esta enfermedad. “Sí, tenía los síntomas, pero no lo sabía. Me sentía muy cansado, me dolía todo, los pies especialmente y la vista. No veía bien. Y a veces tenía calor pero por dentro tenía frío”, comenta. Algo parecido le sucedió a Justin Nouken, de 80 años; a pesar de que tenía dolores y se le hinchaban los pies, nunca supo que padecía diabetes hasta el día que fue al médico porque se encontraba débil y se la descubrieron al hacerle una analítica.
Aunque la diabetes es generalmente considerada una condición de las naciones desarrolladas, el 80% de las muertes por esta enfermedad se registran en países de ingresos bajos y medios, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). África tiene la tasa de mortalidad por diabetes más alta del mundo. Se estima que en este continente hay actualmente 15 millones de diabéticos diagnosticados, pero que el 80% de los enfermos siguen sin identificarse. En los próximos 20 años, el número de diabéticos en esta región se duplicará.
La diabetes plantea un problema real de salud pública en la mayoría de los países africanos y su gestión se complica por las dificultades socioeconómicas. Además, es una afección a la que no se le ha concedido importancia hasta hace poco debido a que la urgencia de enfermedades tropicales, como la malaria, o transmisibles -tuberculosis o el VIH/SIDA-, acaparaba los escasos recursos de los ministerios de Salud. Esta situación comenzó a revertir en los últimos años y en muchos países se han adoptado planes nacionales de lucha contra la diabetes. Este no es el caso de Camerún a pesar de la petición expresa que le formuló la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2016.
Los diabéticos siguen enfrentándose a numerosas barreras para el seguimiento de su enfermedad
La diabetes es la quinta causa de muerte en Camerún. Es responsable del 2% de los fallecimientos anuales en el país, según el informe sobre esta enfermedad elaborado por la OMS en 2016; que además muestra la rapidez con la que progresa en el país. En 2014, ya afectaba al 5% de la población y el porcentaje continúa en aumento. El sobrepeso representa el mayor factor de riesgo y es responsable del 29,5% de los casos, seguido por la falta de actividad física (29,3%) y la obesidad (9,6%). Son más las mujeres que mueren por esta enfermedad (2.480 de más de 30 años en 2016) que los hombres (1.920 en el mismo grupo de edad y año).
“Es una enfermedad que puede ocurrir a cualquier edad”, explica el doctor Noujep, jefe de la unidad de diabetes del hospital San Martin de Porres de Yaundé. “Pero la mayoría de los casos que nos llegan son de la conocida como diabetes tipo II, que se manifiesta, principalmente, a partir de los 40 años. También nos llegan de tipo I, que afecta a niños y jóvenes, pero son menos”. Se calcula que la prevalencia de diabetes tipo II aumenta en un 6% anualmente, pero los pacientes diabéticos siguen enfrentándose a numerosas barreras para el seguimiento de su enfermedad.
Justin Neukeu espera ha pasar su revisión periódica para controlar su diabetes. Silvia Cachafeiro
El doctor Noujep confirma que los casos de Mballa o Nouken no son atípicos. “Suele ser lo normal. La mayoría de los pacientes no saben que padecen la enfermedad y nos llegan por otros problemas, como, por ejemplo, por falta de circulación. Por eso, cuando empezamos el tratamiento están en un estado muy avanzado de la enfermedad y ya se han producido complicaciones irreversibles (como ceguera, nefropatía, coma diabético, accidentes cardiovasculares o neuropatía de los pies) que les causan a discapacidades de por vida e incluso a la muerte prematura”. Un 10% de los diabéticos corren el riesgo de amputación. “Para evitar complicaciones, debe equilibrarse la glucosa en sangre y normalizar la presión arterial y los niveles de colesterol. Por eso es tan importante el seguimiento que se hace a estos enfermos y los análisis que se repiten, por norma general, cada tres meses”, concluye el médico.
Cuando empezamos el tratamiento están en un estado muy avanzado de la enfermedad y ya se han producido complicaciones irreversibles
El hospital de San Martín de Porres de Yaundé es uno de los pocos que ha comenzado un programa para prevenir, detectar y controlar la enfermedad en el país con la colaboración de la Fundación Recover. Hospitales para África. Este apoyo permite que desde hace un par de años, cada miércoles, el doctor Noujep pase consulta en un anexo del complejo hospitalario. Allí se derivan todos los casos que se detectan en el centro y él hace el seguimiento de cada uno de ellos. Aquí las estadísticas también confirman la velocidad con la que la diabetes se extiende por Camerún: a 30 de septiembre de este año, el centro sigue a 332 pacientes (222 mujeres y 110 hombres). Esto supone casi el doble de los que estaban registrados el 30 de septiembre de 2016, 181. Si se compara el tercer trimestre de 2016 con el de 2017, en el primero se registraron 18 nuevos casos y este año 52, lo que indica que el ritmo de crecimiento es cada vez mayor.
Tras escuchar las preocupaciones del personal médico de San Martin de Porres, Recover decidió crear este programa, comenta Ángela Sevillano, directora de proyectos de la fundación. “Ellos estaban preocupados por el creciente aumento de casos de diabetes en consulta. Además, el carácter crónico de la enfermedad hace que muchos de los enfermos detectados tengan grandes dificultades para costearse el seguimiento y tratamiento que requieren, lo que aumenta sus problemas de salud”.
“También hubo que hacer frente a la inexperiencia de los profesionales en el seguimiento de la enfermedad y ausencia de especialistas, puesto que hasta hace unos años era prácticamente desconocida en el continente africano. El personal estaba muy preparado en enfermedades tropicales, VIH y tuberculosis, pero no en enfermedades no transmisibles como la diabetes”, continúa Sevillano. “Ante esta situación, Recover trabajó en el diseño del programa de forma conjunta con los profesionales sanitarios del hospital, que son quienes detectaron la necesidad de adaptarse al nuevo perfil de pacientes que recibía el centro mediante la creación de una Unidad para Diabetes”.
Recover trabajó en el diseño del programa con los profesionales sanitarios del hospital
Finalmente, la unidad se puso en marcha en 2015, y entre las actividades desarrolladas para ello, Sevillano enumera que, además de la provisión inicial de los materiales necesarios, se crearon protocolos médicos sobre el diagnóstico, seguimiento y tratamiento de pacientes diabéticos con apoyo de voluntarios especialistas; se dio formación especializada al equipo sanitario del hospital asignado a la unidad; se estableció un circuito específico para pacientes diabéticos dentro del hospital y un sistema de pago mensual para el seguimiento regular a precios asequibles y sociales "al alcance de todos"; comenzaron grupos de educación para la salud específicos para estos pacientes; se elaboraron manuales con información clara sobre la enfermedad, cuidados básicos, seguimiento terapéutico, signos de alarma y estilos de vida saludables; además de un modelo de dieta para diabéticos, adaptado a la disponibilidad de alimentos en Camerún”.
Quizás, uno de los principales problemas a los que se enfrentan los enfermos de diabetes es el cambio de estilo de vida y el seguimiento de una dieta alimentaria especial, lo que representa un problema para muchos pacientes por los gastos extras que supone. A pesar de eso, la mayoría realiza un esfuerzo, como es el caso de la señora Wanko, de 60 años, que dice que hace todo lo posible para seguirla: “no puedo saltármela, ¡es mi vida!”, exclama. Mballa confiesa que muchas veces tiene ganas de transgredir las prohibiciones que le impone el doctor, “sobre todo, las relacionadas con la comida, pero me aguanto”. Lo que dice echar más de menos es su antigua vida social. Se ha visto obligado a abandonar la bebida, y consecuentemente ya no frecuenta los bares y mismos lugares de diversión que antes lo que le ha supuesto, también, dejar de ver a la mayoría de sus amigos. Yvette Nouken, de 55 años, tiene dificultades para ser fiel al régimen. “Conseguir alimentos especiales cuesta dinero”, confiesa, pero tiene que hacer todo lo posible para seguirlo. “Ahora mi cuerpo se ha acostumbrado y se ha hecho a él, y también a la enfermedad, no puedo arriesgar”.
Una paciente de diabetes pasa la revisión en el hospital de San Martín de Porres de Yaundé. Silvia Cachafeiro
Ha costado mucho conseguir esta concienciación por parte de los enfermos. El éxito se debe en gran parte al equipo de formación del hospital que cada día aprovecha las horas de espera de los pacientes antes de ser recibidos por los médicos para concienciarles sobre distintos asuntos. Entre otros hacen especial hincapié en la diabetes. Con vídeos y folletos explican síntomas, causas y consecuencias, al tiempo que anima a los que crean que puedan padecerla a comentarlo con su doctor y pedir un análisis. Ellos también aconsejan a los enfermos que ya han sido detectados a seguir estrictamente la dieta impuesta a pesar de los sacrificios que ello pueda suponerles.
Ha costado mucho conseguir esta concienciación por parte de los enfermos
La OMS ha pedido a Camerún que establezca un plan nacional de lucha contra la diabetes, pero aunque ya se han tomado algunos pasos en este sentido, todavía no está disponible. Este, siempre según la OMS, debe incluir la implementación de criterios estándar para mover a los pacientes desde el nivel de atención primaria de salud a un nivel superior; estándares nacionales basados en la evidencia para la diabetes; políticas para reducir la sedentarización, el sobrepeso y la obesidad. También deben fortalecer la respuesta garantizando la disponibilidad de medicamentos, tecnologías y técnicas básicas en la formación médica pública.
Camerún, en la actualidad, parece lejos de estos parámetros. A falta de campañas nacionales para su prevención y medios para su tratamiento, los cameruneses dependen de los escasos programas existentes en el país. Tal es el caso del puesto en marcha en el hospital San Martin de Porres que se ha visto obligado a diseñar sus propios protocolos para atender dignamente a la cada vez mayor población enferma de diabetes que llega hasta él.
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