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La sinodalidad a la luz de la doctrina social de la Iglesia y de la teología de la comunicación
Fr. Manuel Rivero, O.P.
La Iglesia vive un nuevo proceso sinodal. No se trata de una búsqueda de la innovación por la innovación. Jesús mismo, resucitado de entre los muertos, caminó con los discípulos de Emaús. La palabra sínodo, de origen griego, significa "caminar juntos". El Señor Jesús continúa caminando con sus discípulos hoy en día. En el camino de Jerusalén a Emaús, Jesús conversó con Cleofás y otro discípulo cuyo nombre de pila desconocemos. La revelación divina se desplegó en forma de caminar y diálogo.
El espíritu sinodal nos hace vivir y revivir la pedagogía revelada por Jesús mismo: después del Viernes Santo se encuentra con sus discípulos desanimados; camina con ellos en silencio, comienza escuchándolos, luego les hace preguntas abiertas, no intrusivas, para que expresen con sus propias palabras los pensamientos y emociones que fluyen en su corazón (cf. Lc 24, Los discípulos releen la historia de la Pasión con Jesús. A continuación, Jesús les explica que "la derrota, la pérdida, el trauma, la muerte son inevitables, pero no destruyen nada definitivamente[1]".
Siguiendo el ejemplo de Jesús, las reuniones sinodales en Roma y en todo el mundo han reunido sacerdotes, religiosas, religiosas y laicos en fraternidad bautismal, denominador común, cemento y gloria de los fieles cristianos, renacidos del agua y del Espíritu Santo a la vida nueva de los hijos de Dios. La elección de las mesas redondas simbolizaba la igualdad de los bautizados y la corresponsabilidad en la Iglesia.
Me parece bien vincular el proceso sinodal a los seis principios fundamentales de la doctrina social de la Iglesia que iluminan y realzan la vocación y la misión de los cristianos, discípulos misioneros, llamados a santificar la creación y las relaciones humanas.
Si la doctrina social de la Iglesia contiene una inmensa riqueza de enseñanzas, hay que subrayar los seis principios siguientes: la dignidad, el bien común, la subsidiariedad, la participación, el destino universal de los bienes y la solidaridad.
1) Dignidad humana. Un concepto difícil de definir desde el punto de vista jurídico, pero que sigue siendo la matriz de todos los derechos y deberes humanos[2]. Para los cristianos, la dignidad del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, es igual para todos, universal, absoluta, intrínseca, inalienable. Toda persona humana, antes y después de su nacimiento, incluso si está enferma, discapacitada o muy anciana, conserva su dignidad, don del Creador[3].
Tenemos que diferenciar entre dignidad y dignidades. La dignidad humana va más allá de la importancia efímera de las dignidades sociales vinculadas a los cargos políticos y a los rangos eminentes.
El comportamiento humano es indigno cuando trata a los demás como medios y no como fines. Los seres humanos no son medios para satisfacer la ambición de los dictadores o la sed de dinero o placer. El hombre es la única criatura que Dios ha querido por sí misma. En la vida moral, el fin no justifica los medios. A veces amamos las cosas y usamos a las personas cuando sería correcto amar a las personas y usar las cosas.
La creación del hombre llega al final y a la cumbre de la obra de Dios en el principio del mundo. El hombre recibe entonces un aliento de vida distinto al de los animales. "Capax Dei", "capaz de Dios", el hombre puede compartir la sabiduría divina.
El reconocimiento de la dignidad humana se manifiesta en el respeto que presupone una segunda mirada más allá de clichés y prejuicios. Respetar a una persona equivale a mirarla por segunda vez con cautela y humildad ante el misterio de cada uno. Los sociólogos muestran que cuando conocemos a una persona, nos hacemos una idea de ella en pocos segundos basándonos en su físico, peinado, ropa, acento y gestos. Sin embargo, ¿qué podemos saber de alguien en unos segundos cuando nosotros mismos nos conocemos tan poco y tan mal?
El Concilio Vaticano II enseña que "el Hijo de Dios, por la Encarnación, se unió en cierto modo a todos los hombres" (Gaudium et spes, n. 22). La humanidad de Jesús, denominador común de todos los hombres y mujeres con la santísima Trinidad, hace resplandecer la dignidad humana con la luz de la Resurrección, victoria sobre los poderes de la muerte. Los bautizados se convierten en miembros del Cuerpo de Cristo. El Papa San León Magno predicó en un admirable sermón de Navidad en el año 461: "Cristiano, reconoce tu dignidad. Ya que ahora participas en la naturaleza divina, no degeneres volviendo a la decadencia de tu vida pasada. Recuerda a qué líder perteneces y de qué Cuerpo eres miembro. Acuérdate de que fuiste rescatado de la potestad de las tinieblas para ser transferido a la luz y al reino de Dios" (Sermón de Navidad 7:6). La sinodalidad se basa en esta dignidad de la persona.
2) El bien común. Esta expresión evoca lo bueno y lo común, mientras que el "interés general" se refiere a una ganancia y a lo que sigue siendo general, con el riesgo de favorecer a los grupos de presión económicos y políticos. Si la definición del bien común dada por el Concilio Vaticano II parece a primera vista compleja, revela su riqueza y precisión : "El conjunto de condiciones sociales que permiten, tanto a los grupos como a cada uno de sus miembros, alcanzar su perfección de un modo más completo y fácil" (Gaudium et spes, 26).
El bien común respeta la dignidad y la libertad de la persona, sin caer en el individualismo y en la existencia sin objetivo, al tiempo que exige condiciones sociales que permitan la igualdad de oportunidades y el perfeccionamiento integral de los grupos intermedios y de sus miembros.
El bien común no está definido de antemano, sino que se realiza a través de las elecciones libres y sabias de las personas. La sinodalidad, a su vez, representa una búsqueda del bien de los grupos y de los individuos en la escucha recíproca activa, el diálogo y el debate contradictorio, evitando los enfoques ideológicos y rigidos. Es un equilibrio dinámico vivido que se puede comparar al personalismo comunitario de Emmanuel Mounier (+1950) que no separaba a la persona de su comunidad y de su vocación comunitaria.
La búsqueda del bien común se opone al "yo primero" y al "después de mi vendra el diluvio".
El bien común aporta una visión del hombre, de la sociedad y de la historia en la que el hombre trabaja en sinergia con los demás y de manera responsable.
La visión sobrenatural de la Iglesia está en sintonía con el desarrollo personal y colectivo.
La misión apostólica de los cristianos no consiste en un proceso de proselitismo, sino en "la creación de condiciones para que cada uno pueda encontrarse personalmente con Cristo Jesús, con el corazón abierto [4]".
3) El principio de subsidiariedad. Este principio implica que "toda persona debe poder hacer todo lo que sea capaz de hacer en el ejercicio de sus responsabilidades[5]". La etimología de la palabra subsidiariedad, del latín subsidium, designa ayuda y apoyo. La subsidiariedad no puede reducirse a una delegación que descienda de los directivos a los subordinados. La subsidiariedad es un derecho ascendente que consiste en exigir a las autoridades responsables que reconozcan la autonomía necesaria en el ejercicio del trabajo, así como el apoyo para llevar a cabo las tareas recibidas y, al mismo tiempo, el desarrollo de competencias. Cada persona, a su nivel, sigue siendo responsable de las funciones que se le han confiado. Por supuesto, en caso de culpa o de incompetencia, corresponde a la autoridad superior actuar en consecuencia para preservar el bien común y el propósito de la comunidad. "La confianza no excluye el control", dice el lema del Banco de Francia. Por el contrario, el hecho de controlar es entonces sinónimo de apoyar y garantizar el éxito honesto de las misiones, a imagen y semejanza de un ecosistema donde todos dependen de todos.
La sinodalidad en la Iglesia aplica el principio de subsidiariedad de tal manera que no se infantilice a los laicos ni se les clericice, preocupándose por el crecimiento de los fieles en la vida teológica y por la competencia necesaria para ejercer los ministerios de catequista, de dirección, de animación litúrgica...
El principio de subsidiariedad da lugar a una cultura de estímulo y de inclusión en la que cada uno crece personalmente en la conciencia de formar un "nosotros" con los demás.
4) Participación. Este concepto de participación atraviesa la doctrina social de la Iglesia. No corresponde a una simple política democrática con mayorías en los votos. Partiendo de una visión humanista integral, el cristiano está llamado a participar en todos los ámbitos: familiar, económico, social, político, eclesial... Creado creativo, libre y responsable, la misión del hombre es gobernar el mundo sabiamente.
En la Iglesia, el cristiano, en sinergia con la gracia del Espíritu Santo, participa en las decisiones y en la misión de evangelización. En las diócesis y parroquias, los consejos pastorales, económicos, litúrgicos y de otro tipo cuentan con la participación activa de los bautizados, a quienes se les confía la misión por su bautismo y confirmación: "Juntos somos más inteligentes que solos". El Espíritu Santo se deleita en manifestar su voluntad en consejos y reuniones vividas en la fe y en la oración.
Es una democracia teológica y no una simple "gestión" participativa que podría resultar de las políticas económicas. Habitados por el Espíritu Santo, todos los bautizados son enviados a dar testimonio de su fe en el corazón de la sociedad y de la Iglesia. La sinodalidad reconoce esta misión de los fieles recibida en los sacramentos de la iniciación cristiana y promueve su realización.
San Francisco de Sales no dudó en decir: "Si quieres aprender, enseña". Por su parte, el Papa Juan Pablo II dijo a los catequistas: "La fe crece cuando se da". El camino se hace al andar. En biología, la función crea el órgano. No es oportuno esperar a la perfección para participar en la marcha de la Iglesia.
La palabra participación es una de las tres palabras clave del sínodo: comunión, participación, misión. "La sinodalidad se aprende con la experiencia[6] ", dice sor Nathalie Becquart, Xavière, subsecretaria de la Secretaría General del Sínodo. Se trata de "convertirse en sínodo", comenzando por la familia, donde la pareja vive en diálogo, un "mini-sínodo", como lo demuestra la práctica de los matrimonios, miembros de los Equipos de Nuestra Señora, cuando se citan para vivir en verdad el diálogo espiritual en el Espíritu Santo[7].
La participación es un derecho y un deber. No participar en la vida política y eclesial puede ser un pecado de omisión que con demasiada frecuencia se ignora o se trivializa.
En el misterio de la Redención, Dios no ha querido salvarnos sin nuestra ayuda.
En su obra "El Diálogo" (1,6), santa Catalina de Siena revela la voluntad de Dios que quiso compartir sus gracias de tal manera que las personas se necesitaran mutuamente. "Necesito la verdad de los demás", dijo el beato obispo dominico asesinado en Argelia, Pierre Claverie O.P. (+1996).
Oración del Padre Guy Gilbert:
"Solo Dios puede crear, pero tú puedes valorar lo que Él ha creado.
Solo Dios puede dar vida, pero tú puedes transmitirla y respetarla.
Solo Dios puede dar salud, pero tú puedes guiar y curar.
Solo Dios puede dar fe, pero tú puedes dar tu testimonio.
Solo Dios puede infundir esperanza, pero tú puedes restaurar la confianza en tu hermano.
Solo Dios puede dar amor, pero tú puedes enseñar al otro a amar.
Solo Dios puede dar alegría, pero tú puedes sonreír a todos.
Solo Dios puede dar fuerza, pero tú puedes apoyar a una persona desanimada.
Solo Dios es el camino, pero tú puedes mostrárselo a los demás.
Solo Dios es la luz, pero tú puedes hacerla brillar en los ojos de los demás.
Solo Dios es vida, pero tú puedes devolver a los demás el deseo de vivir.
Solo Dios puede hacer milagros, pero tú puedes ser el que traiga los cinco panes y los dos peces.
Solo Dios puede hacer lo que parece imposible, pero tú puedes hacer lo que es posible.
Solo Dios se basta a sí mismo, ¡pero prefirió contar contigo!
Amen. ».
5) El destino universal de los bienes. Para los cristianos, Dios creó la Tierra para todos: "La Tierra es de todos". ¿Quién es el dueño de la Tierra sino su Creador? El principio de la propiedad privada permanece subordinado al principio del destino universal de los bienes. El Papa San Juan Pablo II enseña en su encíclica "Laborens exercens" (14 de septiembre de 1981) que no se puede "poseer por poseer". El capital, fruto del trabajo, está al servicio del trabajo y no al revés.
La opción preferencial por los pobres se basa en el principio del destino universal de los bienes. Cuando una madre de varios hijos ve enfermo a uno de ellos, es a él a quien cuida, no porque sea bueno o lo merezca, sino porque lo necesita. En la Biblia, Dios tiene seno materno, y Él actúa como una madre para su hijo sufriente y necesitado.
La sinodalidad también da un lugar privilegiado a los pobres y vulnerables, miembros del Cuerpo de Cristo, porque lo necesitan. Su dignidad permanece intacta en la enfermedad, la cárcel o el fracaso. Los hombres no son los dueños de la Tierra, son sólo inquilinos y administradores de la misma. "¿Qué tienes que no hayas recibido? Entonces, ¿por qué te jactas de ello ? » (I Cor 4,7), se exclama san Pablo.
La participación en la propiedad incluye no sólo los bienes materiales, sino también el conocimiento y los bienes espirituales. La conversación espiritual, una experiencia de escuchar y compartir momentos de gracia, muestra que Dios da sus gracias para el beneficio de todos. El destinatario de la misericordia de Dios se equivocaría si dejara improductivo lo que Dios le ha concedido pensando en el bien de todos. Compartir debilidades y fracasos crea más conexiones humanas que describir cualidades y éxitos. La fuerza de Dios se despliega en la debilidad humana. El Señor eleva a los humildes, como canta el Magnificat de la Virgen María.
En la Iglesia, misterio de comunión, los cristianos ponen en común sus riquezas intelectuales y amistosas, creando relaciones y apoyándose mutuamente.
6) Solidaridad. —¿Soy yo el guardián de mi hermano? (Gn 4,9-11), preguntó Caín, el asesino de su hermano Abel. Como miembros de la humanidad, los hombres son responsables los unos de los otros.
San Pablo compara la Iglesia con un cuerpo humano en el que cada miembro necesita de los demás (1 Cor 12,12-30).
En la sinodalidad, cada cristiano reconoce su necesidad de los demás.
El Padre Henri Caffarel (+1996), fundador de los Equipos de Nuestra Señora (https://www.equipes-notre-dame.fr/), respondió a las preguntas de algunas parejas durante los primeros pasos de este Movimiento: "¡Busquemos juntos!" Es con este espíritu que creó los Equipos de Nuestra Señora, donde parejas y sacerdotes, consejeros espirituales, buscan juntos la voluntad de Dios.
A San Alberto Magno O.P. (+1280) le gustaba describir a la Orden de Predicadores como "una búsqueda de la verdad en la dulzura de la fraternidad". La sinodalidad es, en efecto, una búsqueda común en la dulzura de la fraternidad bautismal.
La sinodalidad a la luz de la teología de la comunicación[8]
La sinodalidad representa una experiencia de teología práctica en la que los cristianos descubren la acción del Espíritu Santo a través de la recopilación, la escucha y el intercambio de su vida de fe en Cristo Jesús.
¿Cómo definir la comunicación? La comunicación puede definirse de forma abreviada como "una puesta en común", « un compartir ».
El Dios de los cristianos es relación y comunicación. Se revela en la historia de la humanidad. Él llama y él manda. San Juan escribe: "Dios es Amor" (1 Jn 4,16).
Los cristianos experimentan a Dios y dan testimonio de ello.
La teología, como su etimología indica, se ocupa del misterio de Dios. En la revelación bíblica, Dios, que es el Espíritu invisible, se manifiesta como un ser de comunicación. Establece un diálogo con la humanidad a través de la creación y la revelación bíblica. La Creación y la Biblia forman estos dos libros que lo dan a conocer. En la Epístola a los Romanos, san Pablo ve en las obras visibles de la creación la manifestación de lo divino invisible (cf. Rm 1, 20). El cardenal Ratzinger, que se convirtió en el papa Benedicto XVI, vincula la comunicación humana con el misterio de Dios: "Conocemos a Dios a través de la historia que ha vivido con los hombres. Así como la naturaleza del hombre se manifiesta en la historia de su vida y en las relaciones que establece, así Dios se hace visible en una historia, en las personas humanas, a través de las cuales resplandece su propia naturaleza, de modo que a través de ellas puede ser nombrado y en ellas puede conocerse el Dios de Abraham. de Isaac y Jacob[9]. »
Sólo Dios habla bien de Dios. Es por eso que la teología se basa en las Sagradas Escrituras inspiradas por el Espíritu Santo.
En la sinodalidad, la Palabra de Dios ocupa el primer lugar. Los participantes en los procesos sinodales escuchan al Espíritu Santo compartiendo las Sagradas Escrituras. En efecto, la fe nace de la escucha de la Palabra de Dios que ilumina y santifica: "Me atrevería a decir que la Sagrada Escritura es, como los sacramentos, una cosa santa[10]", escribió el padre Marie-Joseph Lagrange, O.P., fundador de la École Biblique de Jérusalem.
Mientras algunos ven en las reuniones sinodales charlas inútiles o ideológicas, hay que subrayar que el proceso sinodal nace de la revelación bíblica y que es una experiencia de Dios, una relectura de la experiencia y una interpretación comunitaria de los signos y de los acontecimientos, en una palabra, una obra de teología práctica de la comunicación llamada a convertirse en una comunicación práctica de la teología a través del testimonio y de las orientaciones que siguen. Aventura en el Espíritu Santo !
La teología de la comunicación estudia el misterio de Dios en sí mismo, en su revelación bíblica, así como en sus manifestaciones externas, desde el ángulo de la comunicación. Para la fe católica, Dios es la comunicación, o mejor dicho, la comunión de amor, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. De este modo, la Trinidad constituye la fuente, el modelo y la finalidad de la comunicación humana.
Hay que tener en cuenta que algunas palabras que se han convertido en palabras claves en la comunicación actual, especialmente en Internet, forman parte de una larga historia de la Iglesia: compartir, icono, comunidad...
La teología de la comunicación aspira a responder a algunas preguntas persistentes en el corazón humano: "¿Quién es Dios? ¿Por qué Dios va al encuentro del hombre? ¿Cómo se comunica Dios con los hombres? ¿De dónde viene la sed de comunicación y de amor del corazón humano? ¿Qué sucede en el acto de comunicarse y amar? ¿Existe un vínculo entre la comunicación humana, interpersonal y comunitaria y el misterio de Dios? ¿Cómo dice la comunicación humana algo acerca de Dios? ¿A qué comunicación está llamado hoy el hombre? ¿Qué medios debemos usar hoy para comunicarnos con Dios y con los demás? ».
La teología es un discurso sobre Dios a la luz de la fe. Sin fe, es posible hacer análisis de textos, sociología e historia, pero no teología. En esta ciencia divina, el hombre mira el mundo con los ojos de Dios, como enseña Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica: "En la doctrina sagrada, todo se trata 'bajo la razón de Dios', o desde el punto de vista de Dios, ya sea que el objeto de estudio sea Dios mismo, o que se relacione con Dios como su principio o como su fin[11]".
La sinodalidad se convierte así en un modo de hacer teología y de comunicar una teología que se presta a la transmisión de la experiencia de Dios hoy. El método sinodal promueve la expresión de la experiencia de Dios en cada persona. Estas experiencias, verdaderos fiorettis, dan como resultado ramos ricos con diferentes frutos y flores según los dones del Espíritu Santo. Corresponde a los animadores desempeñar el papel de comadrona en una mayéutica socrática que recuerda la de Jesús en su diálogo con los discípulos de Emaús.
El cardenal Carlo Maria Martini escribió estas reflexiones sobre la proximidad de su muerte: "Experimentar a Dios es lo más fácil y, al mismo tiempo, lo más importante de la vida. Creo que lo experimento en la naturaleza, en las estrellas, en el amor, en la música y en la literatura, en la palabra de la Biblia y de muchas otras maneras. Es un arte de estar atento, un arte que debe aprenderse de la misma manera que el arte de amar o el arte de tener éxito en el propio trabajo [12] ". El arte de contemplar la belleza.
La sinodalidad es la antítesis del espíritu de dominación o de la separación jerárquica entre los que saben y los ignorantes, comportamientos que conducen a actitudes de sobrepasar a los demás.
En este sentido, la sinodalidad representa un camino de conversión a la fraternidad evangélica y a la humildad donde todos están al mismo nivel en relación con Dios. Como gustaba predicar al Beato Padre Jean-Joseph Lataste O.P. (+1869), apóstol de las cárceles, o Dios levanta a los que caen, o los impide caer ; el resultado es el mismo: todas las personas son salvadas y se encuentran en el mismo nivel, llenas de la alegría de la salvación.
[1] Marie Marcolini, "Comentario a Lc 24,15-35", meditación del 17 de julio de 2024, en el encuentro de los Equipos de Nuestra Señora, en Turín (Italia).
[2] Cf. Joël-Benoît d'Onorio et al., La dignité au regard du droit, París. Éditions Téqui, 2015.
[3] Cfr. Declaración Dignitas infinita sobre la dignidad humana. Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Roma. Año 2024.
[4] Cf. Gabriella Gambino, Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, "Vayamos con el corazón ardiente", conferencia en el encuentro de los Equipos de Nuestra Señora en Turín, julio de 2024.
[5] Subsidiariedad. Los cuadernos EDC. 2016. Pág. 13.
[6] Hermana Nathalie Becquart. "La sinodalidad como camino de comunión", discurso en el encuentro de los Equipos de Nuestra Señora, el 19 de julio de 2024, en Turín (Italia).
[7] Cf. https://www.equipes-notre-dame.fr/autour-du-couple/les-points-concrets-deffort/le-devoir-de-sasseoir/
[8] Cf. Manuel Rivero. Por una teología de la comunicación. Ediciones Parole et Silence, 2015.
[9] Cardenal Joseph Ratzinger. Hans-Urs von Balthasar, Marie, première Église, París, Médiaspaul, 1998, p. 63.
[10] Marie-Joseph Lagrange, des frères prêcheurs, Revue biblique, RB I, 1892, p. 2.
[11] Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, Ia, q.1, a. 7.
[12] Carlo Maria Martini, El sueño de Jerusalén. Entrevista con George Sporschill sobre la fe, los jóvenes y la Iglesia. París, DDB, 2009, p. 18.
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Segovia celebra la festividad de Santo Domingo de Guzmán
El pasado 8 de agosto, en conmemoración de la festividad de Santo Domingo de Guzmán, se celebró una emotiva ceremonia en la histórica Cueva de Santo Domingo en Segovia, lugar emblemático para la orden dominica. La eucaristía fue presidida por Fr. Julián de Cos, O.P., quien resaltó la figura del fundador de la Orden de Predicadores, destacando su legado espiritual y la importancia de seguir su ejemplo de fe y servicio. La celebración reunió a fieles y miembros de la comunidad dominica, quienes participaron con devoción en este día tan significativo para la Orden.
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Santo Domingo de Guzmán, la última obra de Alejandro López
Los Santos son para la Iglesia un modelo de vida que se ofrece al creyente, así como intercesores entre Dios y los hombres. Sus distintos carismas hacen que podamos sentirnos identificados con ellos y que provoquen el despertar o aumento de la vocación que el Espíritu Santo provoca en cada uno de nosotros. Por eso es tan importante que sus representaciones, a través de las imágenes sagradas, transmitan los valores que encarnan y aparezcan imbuidos en una honda espiritualidad.
Todo eso es lo que encuentro en la obra de Alejandro López Imaginero, que podríamos calificar como el imaginero de las órdenes religiosas, puesto que dota a este género de una dignidad, monumentalidad y mundo interior verdaderamente únicos.
Su última obra es este Santo Domingo de Guzmán para la iglesia de su nombre en Guadix (Granada), que aparece totalmente concentrado en la lectura de un libro mariano. Nos lo representa en su juventud, con un rostro delicado, cuya quietud contrasta tanto con el dinamismo de los cabellos rizados, como con la propia postura, de enorme elegancia y gallardía, que nos deja ver al caballero cristiano, cuyas armas son la oración, el conocimiento y la fe, que le hacen merecedor del lábaro de la victoria ante el maligno. No podemos dejar de lado la riqueza en matices de la encarnadura, así como la cuidada vestimenta y su disposición, ideada por el propio autor.
Quizás Alejandro López sea el imaginero que mejor ha sabido adaptar al siglo XXI la estética granadina, de la que bebe en muchas de sus obras, llevándola a las más altas cotas de calidad.
Jesús Romanov Alfonso
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Las dominicas de Alcalá de Henares celebran el día de Santa Catalina de Siena
El Monasterio de Santa Catalina de Siena en Alcalá de Henares, llevó a cabo el pasado sábado 27 de abril, una solemne celebración eucarística en honor a Santa Catalina de Siena. La misa fue presidida por el dominico fray Luis García Matamoro, quien estuvo acompañado por el fraile Antonio Rodríguez García, además de otros sacerdotes que se unieron a la ceremonia.
La homilía de fray Luis fue un recorrido por la vida de la Santa, desde su nacimiento hasta su muerte, dejando un valioso legado. Con meticulosidad y devoción, el predicador desentrañó los episodios más significativos de la vida de la santa Catalina, ofreciendo a los presentes una visión más íntima y comprensiva de su espiritualidad y entrega.
La asistencia a la eucaristía fue numerosa y diversa, con una destacada presencia de la Familia Dominicana, así como de otras personas cercanas al convento que se congregaron para rendir tributo a Santa Catalina. Entre los invitados especiales, se contó con la presencia de Sor María Dolores Mesuro, federal de la Federación Santo Domingo, quien compartió su compañía con los presentes.
Tras la celebración religiosa, los asistentes se reunieron en el patio del monasterio para disfrutar de un momento de comunión fraterna. Allí, en un ambiente de camaradería y alegría, se compartió un piscolabis, fortaleciendo los lazos de amistad y espiritualidad que caracterizan a la comunidad religiosa del Monasterio de Santa Catalina. La jornada culminó en un clima de gratitud hacía las monjas del monasterio por su invitación y acogida, dejando en los corazones de los presentes el eco de la fe y la devoción hacia la santa patrona.
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Fray Vicente Botella OP reflexiona sobre el papel de la religión en los conflictos bélicos contemporáneos
En una sesión de la Escuela de Teología Fray Luis Urbano, ubicada en Valencia, fray Vicente Botella Cubells profundizó en el papel crucial que desempeña la religión en los conflictos bélicos actuales. En un discurso lleno de perspicacia y análisis, el dominico abordó las conexiones entre las principales tradiciones religiosas y conflictos de gran envergadura, como el enfrentamiento entre Palestina e Israel y la guerra entre Rusia y Ucrania.
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Botella destacó la dualidad de la religión en estos escenarios, planteando la incisiva interrogante sobre si las religiones son el problema o parte de la solución. Si bien es innegable que las religiones pueden exacerbar los conflictos, también pueden ser pieza clave para su resolución.
El análisis de Botella se estructuró en torno a tres aspectos fundamentales: la pretensión absoluta de la religión, la interpretación fundamentalista de los textos sagrados y la compleja relación entre la religión y el poder político. A través de esta perspectiva, el conferenciante abordó la evolución de los conflictos religiosos en el contexto occidental y, específicamente, dentro del cristianismo.
La conferencia, que tuvo lugar el 18 de abril de 2024 en Valencia, proporcionó una valiosa reflexión sobre un tema de relevancia global, incitando a la audiencia a replantearse las percepciones convencionales sobre el papel de la religión en los conflictos contemporáneos.
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El Camino de la cruz y la pasión: una reflexión de fray Enrique Ruiz Martínez O.P.
Aula de Teología Basílica de Candelaria
El viernes 1 de marzo a las 19.00 se llevará a cabo en la Basílica de Candelaria una charla sobre "El camino de la cruz y la pasión", a cargo de fray Enrique Ruiz Martínez O.P., el tema de la cruz y la pasión de Cristo ha sido un punto central de contemplación y reflexión en la espiritualidad de Santo Domingo de Guzmán y en toda la Iglesia.
En una reciente charla magistral, el teólogo dominico Fray Enrique Ruiz Martínez ofreció una perspectiva profunda sobre este tema, llevando a los oyentes a una meditación espiritual hacia el corazón del significado de la cruz en la vida cristiana.
La charla, que tuvo lugar en un contexto íntimo y devoto, atrajo a una audiencia diversa en búsqueda de comprensión y orientación en su fe. Fray Enrique comenzó explorando el simbolismo y la importancia de la cruz en el cristianismo, recordando a los presentes que la cruz no solo representa el sufrimiento de Cristo, sino también su sacrificio redentor por la humanidad. La cruz es el símbolo supremo del amor divino que trasciende el sufrimiento y la muerte.
Continuando, Fray Enrique nos invitó a contemplar el camino de la cruz como un modelo de vida cristiana. Nos recordó que el sufrimiento y la adversidad son inevitables en la vida, pero la forma en que respondemos a ellos puede ser transformadora: “en nuestras propias vidas, enfrentamos nuestras cruces personales”, explicó, “sin embargo, al igual que Cristo aceptó su cruz con humildad y amor, nosotros también podemos encontrar redención y propósito en nuestras propias pruebas”.
La pasión de Cristo, según Fray Enrique, no solo es un evento histórico, sino una experiencia continua para los creyentes. Al meditar sobre la pasión de Cristo, nos unimos místicamente a su sufrimiento y a su victoria sobre el pecado y la muerte, compartió con fervor que “Cristo nos invita a abrazar nuestras propias cruces con valentía y confianza en la gracia redentora de Dios".
En el corazón de la charla de Fray Enrique estaba el llamado a la imitación de Cristo en nuestras vidas diarias. Animó a los presentes a seguir el ejemplo de humildad, perdón y amor desinteresado que Cristo demostró en su camino hacia la cruz: “La verdadera grandeza no se encuentra en el poder o la riqueza, sino en el servicio y el sacrificio por los demás”, enfatizó.
Para concluir, Fray Enrique instó a la audiencia a abrazar el camino de la cruz con esperanza y confianza en la promesa de la resurrección: “la cruz no es el final de la historia, sino el preludio de la victoria”; “en la muerte de Cristo encontramos vida, en su sufrimiento encontramos redención”.
La charla de Fray Enrique Ruiz Martínez O.P. dejó una profunda impresión en todos los presentes, recordándonos la importancia de contemplar la cruz y la pasión de Cristo como fuente de inspiración y esperanza en nuestras vidas. Su mensaje resonó con aquellos que buscan una comprensión más profunda de su fe y un camino hacia la verdadera libertad y redención en Cristo.
Fr. Carlos Ávila Martínez O.P.
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Fr. Thomas Joseph White, director del Angelicum y miembro de los Hillbilly Thomists, nombrado miembro de ‘Deering Banjos’
Fr. Thomas Joseph White es miembro cofundador de los Hillbilly Thomists, que publicaron su primer álbum en 2017. Originario del sureste de Georgia, White empezó a tocar música bluegrass como pasatiempo, y acabó uniendo fuerzas con otros miembros de los Hillbilly Thomists en Washington DC.
La banda está compuesta por frailes de la Orden de Predicadores (dominicos), una orden religiosa católica. Después de tocar música juntos durante varios años, lanzaron su álbum debut homónimo en 2017, que alcanzó el puesto # 3 en la lista de bluegrass de Billboard y consistía principalmente en estándares de bluegrass y favoritos de Americana. Desde entonces, han publicado series de álbumes de composición propia y emprendido varias giras. Combinando estilos que proceden de la música bluegrass antigua, así como del folk y el country, la banda está desarrollando su propia forma única de música folk gótica sureña con temas que tocan lo sagrado y lo profano, lo humorístico y lo solemne. Tomás de Aquino era dominico, y a veces las letras se inspiran en su pensamiento (el tomismo).
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El título del grupo se inspira en la autora literaria estadounidense Flannery O'Connor, que en una ocasión se describió a sí misma como una "hillbilly Thomist". En las canciones también aparecen imágenes de sus relatos.
Thomas Joseph White toca principalmente el banjo, así como la steel guitar y el dulcimer. Toca tanto un Deering Eagle II como un banjo Sierra de cinco cuerdas. Se inspira sobre todo en el trabajo de Tony Trischka y Jens Kruger. Johnny Cash también es importante.
Cuando no toca el banjo, el Padre Thomas Joseph White es rector (presidente) de una universidad pontificia de Roma, donde es profesor de teología católica y escribe libros y artículos.
Web del grupo: https://www.hillbillythomists.com
*Texto traducido de https://www.deeringbanjos.com/blogs/deering-artists/thomas-joseph-white
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8 de noviembre: Día de Todos los Hermanos y Hermanas difuntos: Un homenaje a la Herencia Dominicana
Cada 8 de noviembre, la Orden de Predicadores, también conocida como la Orden de Santo Domingo, celebra el Día de Todos los Hermanos y Hermanas Difuntos. Esta fecha es un momento para honrar y recordar a todos aquellos que, a lo largo de la historia, han sido parte de esta comunidad religiosa y han contribuido a su rica tradición espiritual. En este artículo, exploraremos la importancia de esta conmemoración y cómo esta tradición perdura a lo largo de los años.
En esta fiesta, instituida por Clemente X en 1647, recordamos con amor «a aquellos miembros de la familia dominicana que nos han precedido, dándonos ejemplo con su vida, compañía con su amistad y ayuda con su intercesión» para que «nos sintamos animados a imitarlos y se afirme el espíritu de nuestra vocación» (Cf. LCO, nn. 16 y 67).
La Orden de Predicadores: Una Tradición Centenaria
La Orden de Predicadores, fundada por Santo Domingo de Guzmán en el siglo XIII, es una de las órdenes religiosas más antiguas y respetadas en la Iglesia Católica. Los dominicos, como se les conoce comúnmente, han desempeñado un papel fundamental en la promoción de la fe, la enseñanza y la predicación a lo largo de los siglos.
La celebración del Día de Todos los Hermanos y Hermanas Difuntos se remonta a los inicios de la Orden. En este día, los dominicos recuerdan y rezan por todos los hermanos y hermanas que han fallecido, agradeciendo sus contribuciones y sacrificios en nombre de la Iglesia y la sociedad. Es un momento para reflexionar sobre el legado dejado por aquellos que han vivido la vida dominicana y han llevado adelante la misión de la Orden.
El Significado de la Conmemoración
Este día de conmemoración no solo rinde homenaje a los hermanos y hermanas que han fallecido, sino que también refuerza la idea de que la vida dominicana es una vocación que trasciende la vida terrenal. La fe y el servicio a Dios son valores fundamentales que unen a los dominicos a lo largo de las generaciones.
La celebración del Día de Todos los Hermanos y Hermanas Difuntos es un recordatorio de que la Orden de Predicadores es una hermandad en constante crecimiento, que abarca tanto a los vivos como a los difuntos. Los lazos espirituales que unen a los dominicos no se rompen con la muerte, sino que se fortalecen a medida que la comunidad ora por sus antecesores y se encomienda a la intercesión de aquellos que ya han partido.
La Relevancia en la Actualidad
Aunque esta tradición se originó en los albores de la Orden, sigue siendo de gran relevancia en la actualidad. Los dominicos continúan su misión de predicar el Evangelio y servir a la Iglesia y al mundo. Cada generación de hermanos y hermanas aporta su propia contribución, inspirada en la rica herencia dominicana.
El Día de Todos los Hermanos y Hermanas Difuntos es un recordatorio de la continuidad de esta misión a lo largo del tiempo. Los valores de la Orden, como el estudio, la predicación y la caridad, siguen siendo la brújula que guía a los dominicos en su labor diaria.
Conclusión
El 8 de noviembre es una fecha especial para la Orden de Predicadores, un día en el que los dominicos recuerdan y honran a todos sus hermanos y hermanas difuntos. Esta conmemoración no solo es un acto de gratitud por las contribuciones pasadas, sino también un recordatorio de la misión en curso de la Orden. La rica tradición dominicana perdura a través de las generaciones, inspirando a los dominicos a seguir predicando la fe y sirviendo a la humanidad.
En un mundo en constante cambio, el Día de Todos los Hermanos y Hermanas Difuntos nos recuerda que algunos valores trascienden el tiempo y que la hermandad y la fe continúan siendo pilares fundamentales en la vida de la Orden de Predicadores.
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Celebrando la herencia de los santos de la Orden de Predicadores
Cada 7 de noviembre, la Orden de Predicadores se une en celebración para honrar a los Santos de nuestra rica tradición. Es un día especial en el que recordamos y celebramos a aquellos hombres y mujeres que dedicaron sus vidas a la predicación, la enseñanza y la búsqueda incansable de la Verdad.
La Orden de Predicadores, fundada por Santo Domingo de Guzmán en el siglo XIII, ha dejado una huella profunda en la historia de la Iglesia. Desde sus inicios, los dominicos se comprometieron a difundir el Evangelio y a defender la verdad, incluso en los momentos más desafiantes de la historia.
Todos los Santos de la Orden de Predicadores
Cada uno de los Santos de la Orden de Predicadores aportó un don único a nuestra comunidad. Desde Santo Tomás de Aquino, cuyas obras filosóficas y teológicas siguen siendo fundamentales, hasta Santa Catalina de Siena, una mística y teóloga inspiradora. Todos ellos nos enseñan la importancia de la fe, la razón y la caridad en nuestra vida cristiana.
En este día, recordamos con gratitud a estas santas y santos dominicos, cuyo legado continúa inspirándonos a vivir una vida de autenticidad, compromiso con la verdad y servicio a los demás. Nos desafían a seguir sus pasos y a ser testigos valientes de la Palabra de Dios en el mundo de hoy.
A medida que celebramos a los Santos de la Orden de Predicadores, unámonos en oración y reflexión. Pidamos su intercesión para que podamos llevar adelante su misión de predicar la verdad y la gracia de Dios en un mundo que tanto lo necesita. Que su ejemplo nos inspire y fortalezca en nuestro propio camino de fe y predicación.
En este día especial, recordemos que somos parte de una comunidad rica en historia y espiritualidad, y que tenemos un legado invaluable para abrazar y compartir con el mundo.
¡Feliz Día de Todos los Santos de la Orden de Predicadores! 📖🙏🕊️ #OrdenDePredicadores #SantosDominicos #Fe #Predicación
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Las 10 cualidades admirables de San Martín de Porres
San Martín de Porres es una figura icónica en la historia de la Iglesia Católica y un ejemplo perdurable de virtud y caridad. Nacido en Lima, Perú, en 1579, este humilde hombre se convirtió en el primer santo mulato de América y dejó un legado que trasciende fronteras y épocas. En este artículo, exploraremos las diez cualidades que hicieron de San Martín de Porres un modelo a seguir para todos nosotros.
Devoción inquebrantable: San Martín tenía una fe profunda y un amor inquebrantable por Dios. Pasaba horas en oración y adoración, buscando una conexión más profunda con lo divino.
Humildad: A pesar de sus dones y virtudes, San Martín de Porres nunca se consideró superior a nadie. Siempre se vio a sí mismo como un humilde siervo de Dios y un servidor de los menos afortunados.
Caridad sin límites: La caridad fue el pilar central de la vida de San Martín. Atendía a los pobres, los enfermos y los marginados, sin importar las circunstancias ni el momento del día.
Compasión: San Martín tenía un corazón compasivo que le permitía conectarse profundamente con el sufrimiento de los demás. No solo les brindaba ayuda material, sino que también les ofrecía consuelo y esperanza.
Servicio desinteresado: Siempre dispuesto a servir a los demás, San Martín de Porres trabajó incansablemente en el hospital de Lima, cuidando a los enfermos y heridos, incluso aquellos con enfermedades contagiosas.
Tolerancia y respeto: A pesar de las barreras raciales y sociales de su época, San Martín de Porres trató a todas las personas con respeto y dignidad, sin importar su origen étnico o posición social.
Sencillez: A lo largo de su vida, San Martín vivió una vida simple y sin lujos. No buscaba la riqueza ni el reconocimiento, sino la felicidad en el servicio a los demás.
Paciencia: San Martín enfrentó numerosos desafíos y dificultades en su vida, pero siempre mantuvo la paciencia y la serenidad, confiando en la voluntad de Dios.
Alegría y optimismo: A pesar de las adversidades, San Martín irradiaba alegría y optimismo. Su sonrisa y su actitud positiva inspiraban a quienes lo rodeaban.
Amor por la naturaleza y los animales: San Martín de Porres tenía un profundo amor por la creación de Dios, incluyendo a los animales. Se dice que podía comunicarse con ellos y sanarlos.
San Martín de Porres es un ejemplo de virtud, humildad y servicio desinteresado que continúa inspirando a personas de todo el mundo. Su vida y sus cualidades son un recordatorio de la importancia de la caridad y la compasión en nuestras vidas, y nos instan a seguir su ejemplo en nuestra búsqueda de la santidad y el amor por nuestros semejantes.
Más información: https://www.dominicos.org/quienes-somos/grandes-figuras/santos/san-martin-de-porres/
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La Universidad Autónoma de Santo Dominga celebra 485 años de su fundación
El 28 de octubre de 1538 nació en el Convento de los Dominicos en la ciudad de Santo Domingo, capital de la Republica Dominicana, la primera universidad de América, hoy Universidad Autónoma de Santo Domingo. Por este motivo, autoridades académicas y administrativas, así como también una representación de estudiantes y demás integrantes de la alta casa de estudios, encabezada por su rector Editrudis Beltrán Crisóstomo, se reunieron en la Iglesia del Convento de los Dominicos en la Zona Colonial para celebrar una eucaristía en acción de gracias por los 485 años de la fundación de la universidad.
Previo a la eucaristía, el rector acompañado de los decanos de la Facultad de Humanidades y de Ciencias Jurídicas y Políticas, sostuvieron un encuentro con el prior del convento fray José Alberto Hidalgo Alarcón y otros miembros de la comunidad, con el objetivo de establecer posibles proyectos entre la comunidad de frailes del convento y la universidad. En este contexto, también se revisó el acuerdo que se realizó en su día entre los frailes del vicariato y la alta casa de estudios, específicamente la Cátedra Antón de Montesinos.
La eucaristía estuvo presidida por fray Juan Manuel Febles, acompañado de fray Aridio Castro Tejada, quien tuvo a su cargo la homilía, durante la cual resaltó la importancia para el hombre y mujer de hoy de mantener un diálogo entre ciencia, razón y fe. Fray Aridio agradeció a las actuales autoridades de la universidad, en nombre de la comunidad de frailes, por retomar este espacio a los que la anterior administración presto poca atención.
Felicidades a todos los integrantes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, primada de América, en el 485 aniversario de su fundación.
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Humildad, caridad y servicio: San Martín de Porres
San Martín de Porres es un santo peruano conocido por su humildad, caridad y servicio a los más necesitados. Fue el primer mestizo canonizado por la Iglesia y es patrono de la Justicia Social y de los hermanos cooperadores dominicos. Su vida y obra son un ejemplo de unidad en una sociedad fracturada por diversos conflictos.
Martín de Porres nació en Lima el 9 de diciembre de 1579. Fue hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava, y Ana Velázquez, negra libre panameña.
Martín decide entrar al convento de Nuestra Señora del Rosario en Lima. Ingresa a la comunidad como “donado”. En el convento se le confió el oficio de la limpieza; su escoba fue, con la cruz, la gran compañera de su vida. De ahí que fuera popularmente conocido como Fray Escoba.
Martín se destacaba por el cuidado que brindaba a los enfermos. A todos amaba y curaba sin distingo de su procedencia étnica (indígenas, españoles y negros). Por sus cuidados pasaban todos los sectores de la sociedad limeña.
San Martín falleció en 1639 y sus restos se encuentran en la Basílica de Santo Domingo en Lima. Fue canonizado en 1962 por Juan XXIII. Su relación con los dominicos se remonta a su ingreso al convento del Rosario en Lima. A pesar de las dificultades que enfrentó debido a su condición social y racial, Martín se convirtió en un referente muy importante en la reforma de la Provincia de San Juan Bautista.
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'Nueve modos de orar de Santo Domingo'
Descubro, gracias a un artículo del sacerdote dominico José Antonio Martínez Puche, la existencia de 'Nueve modos de orar de Santo Domingo', opúsculo anónimo que revela una técnica de oración que, como la oriental, implica cuerpo y alma. Una técnica que bien merece un hilo. pic.twitter.com/cyUinW8PGg
— Luis Landeira Caro (@LuisLandeira) March 20, 2023
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2 de febrero, la Iglesia celebra la Jornada de la Vida Consagrada: «Caminando en esperanza»
«Caminando en esperanza». Este es el lema con el que la Iglesia celebra el 2 de febrero la Jornada de la Vida Consagrada, coincidiendo con la fiesta de la Presentación del Señor. «Un día especial para pararse a valorar y agradecer el don de la vida consagrada tal y como el Espíritu la va suscitando en la Iglesia de cada tiempo«, como destacan los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada en su mensaje para este día.
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En nuestra acción de gracias queremos percibir mejor el momento cultural e histórico que nos ha tocado vivir. Un tiempo en el que el #Espíritu nos sigue descubriendo nuevas demandas para la evangelización. No queremos permanecer dormidos. Tampoco indiferentes a lo que en la sociedad ocurre. Siguen resonando en nuestros oídos los niños y jóvenes a los que queremos educar desde la fe en #Jesucristo; las personas a las que acompañamos en su devenir existencial; los más alejados y aquellos más próximos con los que celebramos la fe y los #sacramentos; los enfermos y ancianos a los que procuramos cuidar con el mimo de la bondad; los más pobres y vulnerables a los que amamos de verdad. Caminando en esperanza. Hombres y mujeres de Dios, consagrados a una misión, a un anhelo, al proyecto de quien nos invitó a compartir su camino. Que así sea y que todo esto se cumpla en cada Instituto, en cada una y en cada uno de nosotros. ¡Feliz Jornada para la Vida Consagrada!
¿Cuál es el mensaje de los obispos?
«Cada mañana trae su propio camino» y «solo puede aventurarse en él sin extraviarse quien lo afronta bajo el signo de la esperanza en Jesús resucitado«. Con estas palabras los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada sintetizan el lema de ese año, «Caminado en esperanza», que también conecta con el Sínodo 2021-2024.
«Caminando -explican- es un gerundio que hace referencia a una acción continua y persistente, que no se cansa ni se detiene, que conlleva paciencia y tesón«. En esperanza, «indica un modo muy concreto de llevar adelante dicha acción a través de la virtud cristiana más necesaria para quien desea vivir en marcha y volcado hacia el futuro que hemos de construir todos los miembros de la Iglesia unidos».
La Jornada de este año invita a contemplar «el talante y el horizonte» de los que se consagran a Dios «caminando en esperanza» para «ser cada día apóstoles del reino, levadura en la masa, semilla en la tierra, sal en el guiso y candelero en lo alto».
«Dios, su desde, en y hacia dónde», «los hermanos, su con quién» y «los empobrecidos, su para qué».
Las personas consagradas tratan de confiar caminando en esperanza «aun cuando no tienen, como su maestro, dónde reclinar la cabeza» porque «Dios es su desde, en y hacia dónde». Tratan de compartir caminando en esperanza «aun cuando no llevan bastón ni alforja ni una capa o túnica de sobra» porque «los hermanos son su con quién». Y tratan de acompañar caminando en esperanza, «aun cuando no consiguen más que un par de monedas que echar en la ofrenda del templo» porque «los empobrecidos son su para qué».
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«Un paso detrás de otro con «determinada determinación»
«Para ir lejos -advierten los obispos- hay que dar un paso detrás de otro con «determinada determinación». Y hay que hacerlo cada día con ánimo esperanzado» siguiendo el ejemplo del anciano Simeón y la profetisa Ana que «supieron sembrar con paciencia y recoger con gratitud, servir calladamente y cantar de júbilo, esperar a que el Mesías se abriera camino hasta ellos y caminar compartiendo con todos la esperanza del Señor«.
En el espejo de Simeón y Ana «se mira hoy toda la vida consagrada, consciente del momento que vive y alentada por el deseo de sumarse al compás sinodal de la Iglesia «caminando en esperanza». Y en su figura se reconoce «el rostro de tantos consagrados y consagradas que caminan sinodalmente en esperanza».
«Demos gracias a Dios por la luz que nos llega a través de su vocación entregada y elevemos nuestra oración por la humanidad sufriente, para que llegue el día en que los ojos de todos contemplen a su Salvador», concluyen los obispos su mensaje.
Con motivo de esta Jornada, el martes 31 de enero tenía lugar un coloquio en torno al tema de este año. Se contó con las intervenciones del hermano José Carlos Bermejo, religioso camilo; la Hna. Marta Gonzaléz, benedictina del Monasterio de Sahagún; y Mercedes Luján, virgen consagrada de la diócesis de Valladolid. Silvia Rozas actuó de moderadora.
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Nuevo relicario para el cráneo de Santo Tomás de Aquino en el convento dominico de Toulouse
El 26 de enero, con ocasión de la apertura del VII centenario de la canonización de Santo Tomás de Aquino (18 de julio de 1323), la reliquia de su cráneo fue trasladada a un nuevo relicario creado por Augustin Frison-Roche. En presencia de monseñor Jean-Louis Bruguès, OP, del abad J.-François Galinier-Pallerola (canciller de la diócesis de Toulouse), de Fr. Philippe Jaillot OP, prior del convento de Toulouse - Fr. Philippe-Marie Margelidon OP, promotor del VII Centenario.
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Fray Franklin Buitrago Rojas, O.P., nuevo prior provincial de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia
La Provincia de San Luis Bertrán de Colombia se complace en presentar al nuevo Prior Provincial electo en la ciudad de Tunja el pasado 5 de noviembre de 2022 y desea que su oficio al servicio de los dominicos en Colombia redunde en la abundancia de la Gracia y de la obra evangelizadora con la Iglesia colombiana.
En la celebración eucarística del miércoles 9 de noviembre tomó posesión como provincial. En la homilía pidió a los presentes su oración “por esta familia de frailes predicadores, para que nuestro testimonio y nuestro ministerio sean cada vez más coherentes con el don de la vocación que hemos recibido”.
Fray Franklin Buitrago Rojas, O.P.
Nació el 22 de julio de 1980 en la ciudad de Bogotá. Estudió en el Colegio Santo Tomás de Aquino, de la misma ciudad, donde conoció a los Frailes Dominicos. Recibió el hábito dominicano el 26 de julio de 1997. Hizo su profesión solemne el 9 de julio de 2002. Tras sus estudios institucionales de filosofía y teología en el Studium Generale de la Provincia de Colombia, fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 2005.
Es Licenciado en Filosofía de la Universidad Santo Tomás, Bachiller Canónico en Teología de la Pontificia Universidad Bolivariana, Magister en Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana, Magister en Teología del Dominican College de Ottawa (Canadá) y Doctor en Teología de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica).
Es docente de Filosofía y Teología en la Universidad Santo Tomás, en la Facultad San Esteban de Salamanca en España y en el Seminario Mayor de la Arquidiócesis de Bogotá.
A lo largo de su ministerio en la Orden se ha desempeñado como Secretario del Prior Provincial, Capellán del Centro de Pastoral Universitaria de la Universidad de Montreal, Vicario de la Parroquia Saint-Arsene y Capellán de la Misión Hispanohablante de Montreal, Investigador becado por la Fundación Sedes Sapientiae de la Universidad de Lovaina en Bélgica, Secretario General de la Orden de Predicadores, Coordinador Internacional de la Celebración del Jubileo de los 800 años de la Orden y Decano de la División de Filosofía y Teología de la Universidad Santo Tomás.
Desde 2019 se desempeñaba como Maestro de Frailes Estudiantes y como Decano de Teología de la Universidad Santo Tomás.
Ha sido miembro del Consejo de Fundadores de la Universidad Santo Tomás en dos periodos y actualmente es miembro del Consejo de Administración de la Pontificia Universidad Santo Tomás-Angelicum y de la Comisión Teológica de la Orden de Predicadores.
Fue elegido como Prior Provincial de la Provincia San Luis Bertrán de Colombia el 5 de noviembre de 2022.
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Dos nuevos laicos para las fraternidades laicales de Santo Domingo en Madrid
Carlos Arias y Noemí Arocas realizan el rito de la promesa temporal en la fraternidad del Olivar
El sábado 30 de abril, Carlos Arias Crespo y Noemí Arocas Vázquez, dos laicos de la parroquia del Olivar de Madrid, realizaron el rito de la promesa temporal en las Fraternidades laicales de Santo Domingo.
El rito tuvo lugar durante la eucaristía de las 8 de la tarde, presidida por el asistente religioso de la fraternidad laical, Fr. Vicente Niño Orti OP. Carlos y Noemí estuvieron acompañados por sus hijos, por los miembros de su fraternidad y por diferentes miembros otras fraternidades laicales de Madrid.
“Que cada una de las cosas cotidianas que hagáis fructifique enormemente”
Fr. Vicente Niño, en la homilía, indicó a Carlos y Noemí que como laicos dominicos están llamados a “hacer presente a ese Dios de amor en medio de vuestras relaciones, en vuestros trabajos, en vuestras familias, en vuestras amistades, en vuestra cotidianeidad. Para que cada una de las cosas cotidianas que hagáis fructifique enormemente. A eso estáis llamados; en la tradición, en la identidad, en el carisma de la Orden de Predicadores”.
“Estáis llamados a vivir en pobreza, en la búsqueda de la Verdad, estáis llamados a vivir compasivamente, y desde ahí vivir juntos, orar juntos, estudiar juntos para la predicación del Evangelio; como Domingo soñó: una familia de hijos e hijas al servicio de la Iglesia, para la construcción del Reino, para la predicación de la Buena Nueva de Jesucristo”, añadió el asistente religioso.
Arias y Arocas hicieron su promesa temporal ante Dña. Julia Moreno Rojo OP, presidenta de la fraternidad, con estas palabras: “En honor de Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo; y de la bienaventurada Virgen María, y de Santo Domingo, yo (Carlos o Nomeí) ante vosotros, Julia Moreno Rojo, presidente de la fraternidad laical de Santo Domingo, fray Vicente Niño Orti, asistente religioso de la fraternidad, en lugar del Maestro de la Orden de frailes predicadores, fray Gerard Timoner, prometo, que yo quiero vivir según la regla de los laicos de Santo Domingo por tres años”.
Tras el compromiso, la Presidenta de la fraternidad les entregó la cruz de las fraternidades laicales, pronunciando las siguientes palabras: “Recibe la cruz distintiva de nuestra Orden. Llévala siempre en tu corazón, como signo de pertenencia a la obra de Santo Domingo, y con la ayuda de la Madre Dios y para gloria de la Santísima Trinidad y el bien de la Iglesia, te ayude a que tu testimonio de vida sea una auténtica predicación para los que te rodean, i a ejemplo de Santo domingo transformes tu vida hablando con Dios o de Dios, llevando su palabra por todo el mundo”.
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