#sala de psicopatología
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Alejandra Pizarnik, sala de Psicopatología.
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Lo que le ocurrió a Kafka es lo mismo que me ocurrió a mí: Él se aisló demasiado en la soledad y sabía; él debió de saberlo, «que de ahí no regresa nunca nadie».
Fragmento de Sala de Psicopatología, Alejandra Pizarnik.
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sala de psicopatología, alejandra pizarnik
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"(Ridículamente, te han adornado para este mundo -dice una voz apiadada de mí) Y Que te encuentres con vos misma -dijo. Y yo dije: Para reunirme con él migo de conmigo y ser una sola y misma entidad con él tengo que matar al migo para que así se muera él con y, de de este modo, anulados los contrarios, la dialéctica suplicante finaliza en la fusión de los contrarios. El suicidio determina un cuchillo sin hoja al que le falta el mango. Entonces: adiós sujeto y objeto, todo se unifica como en otros tiempos, en el jardín de los cuentos para niños lleno de arroyuelos de frescas aguas prenatales, ese jardín es el centro del mundo, es el lugar de la cita, es el espacio vuelto tiempo y el tiempo vuelto lugar, es el alto momento de la fusión y del encuentro. Fuera del espacio profano, en donde el bien es sinónimo de evolución de sociedades de consumo, y lejos de los enmierdantes simulacros de medir el tiempo mediante relojes, calendarios y demás objetos hostiles." - Alejandra Pizarnik "sala de psicopatología "
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A tontas y a locas
Imantadas al piso, un forcejeo cotidiano con la gravedad
las amigas que conocen el pozo
y sus profundidades
Las uñas rotas, callos en las manos,
los ojos hundidos
mejillas irritadas.
Psicofarmacos como alimento,
el alivio como cebo
consuelo prescripto
el deseo del subidón con el que se alisan las neuronas
como antes nos alisábamos el pelo
cuando a las drogas no las comprábamos en farmacias y el refugio era
caer de rodillas en la madrugada, aturdidas
y dormir ensuciando las sábanas.
¡La tontera, la locura y la ingenuidad!
Ah, las piedras sobre las que levantábamos nuestros templos:
subterráneos túneles derrumbados.
Entregadas al mundo como si alguien fuera a recibirnos en los brazos
imantadas al piso, un forcejeo cotidiano con la gravedad,
postradas,
pidiendo que nuestro último rechazo sea el del suelo.
Dios las cría,
y ser obstinadas nos amontona.
Revolcadas juntas porque las piernas no se erguían,
un poco pisoteadas, si,
sudadas
lloradas
besadas
lastimadas,
expertas en las anestesias
para cada dolor,
expertas en exacerbar el dolor
hasta las últimas consecuencias.
Tafirol, tramadol, ibuprofeno, keterolak, paracetamol, sertralina, venlafaxina, desvenlafaxina, lamotrigina, ketamina, cocaina, extasis
y tés
y terapia
la sala de psicopatología
el cuarto propio
los fantasmas de mi vida
el jardín
los mapas locos
la toalla tirada de otras tontas y otras locas
el pacto de vida, los de muerte, los de a medio camino
la solidaridad radical con las amigas muertas
y con las vivas enraizadas como plantas del desierto
así, no muy destinadas a vivir pero obstinadas
haciendo chispas
no para el fuego
más para recordar
de que la oscuridad se interrumpe.
A veces.
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Sala de Psicopatología
Después de años en Europa
Quiero decir París, Saint-Tropez, Cap
St. Pierre, Provence, Florencia, Siena,
Roma, Capri, Ischia, San Sebastián,
Santillana del Mar, Marbella,
Segovia, Ávila, Santiago,
y tanto
y tanto
por no hablar de New York y el del West Village con ras-
tros de muchachas estranguladas
-quiero que me estrangule un negro -dijo
-lo que querés es que te viole -dije (¡oh Sigmund! con
vos se acabaron los hombres del mercado matrimonial que frecuenté
en las mejores playas de Europa)
y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada,
y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo,
aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18,
persuadiéndome día a día
de que la sala, las almas puras y yo tenemos sentido, tenemos des-
tino,
-una señora originaria del más oscuro barrio de un pueblo que no
figura en el mapa dice:
-El doctor me dijo que tengo problemas. Yo no sé. Yo tengo algo
aquí (se toca las tetas) y unas ganas de llorar que mama mía.
Nietzsche: "Esta noche tendré una madre o dejaré de ser."
Strindberg: "El sol, madre, el sol."
P. Eluard: "Hay que pegar a la madre mientras es joven."
Sí, señora, la madre es un animal carnívoro que ama la vegetación
lujuriosa. A la hora que la parió abre las piernas, ignorante del sentido
de su posición destinada a dar a luz, a tierra, a fuego, a aire,
pero luego una quiere volver a entrar en esa maldita concha,
después de haber intentado nacerse sola sacando mi cabeza por mi
útero
(y como no puede, busco morir y entrar en la pestilente guarida de
la oculta ocultadora cuya función es ocultar)
hablo de la concha y hablo de la muerte,
todo es concha, yo he lamido conchas en varios países y sólo sentí
orgullo por mi virtuosismo -la mahtma gandhi del lengüeteo, la Ein-
stein de la mineta, la Reich del lengüetazo, la Reik del abrirse camino
entre pelos como de rabinos desaseados -¡oh el goce de la roña!
Ustedes, los mediquitos de la 18 son tiernos y hasta besan al lepro-
so, pero
¿se casarían con el leproso?
Un instante de inmersión en lo bajo y en lo oscuro,
sí de eso son capaces,
pero luego viene la vocecita que acompaña a los jovencitos como
ustedes:
-¿Podrías hacer un chiste con todo esto, no?
Y
sí,
aquí en el Pirovano
hay almas que NO SABEN
por qué recibieron la visita de las desgracias.
Pretenden explicaciones lógicas los pobres pobrecitos, quieren que
la sala -verdadera pocilga- esté muy limpia, porque la roña les da te-
rror, y el desorden, y la soledad de los días habitados por anti-
guos fantasmas emigrantes de las maravillosas e ilícitas pasiones de la
infancia.
Oh, he besado tantas pijas para encontrarme de repente en una sala
llena de carne de prisión donde las mujeres vienen y van hablando de
la mejoría.
Pero
¿qué cosa curar?
Y ¿por dónde empezar a curar?
Es verdad que la psicoterapia en su forma exclusivamente verbal es
casi tan bella como el suicidio.
Se habla.
Se amuebla el escenario vacío del silencio.
O, si hay silencio, éste se vuelve mensaje.
-¿Por qué está callada? ¿En qué piensa?
No pienso, al menos no ejecuto lo que llaman pensar. Asisto al ina-
gotable fluir del murmullo. A veces -casi siempre- estoy humeda. Soy
una perra, a pesar de Hegel. Quisiera un tipo con una pija así y coger-
me a mí y dármela hasta que acabe viendo curanderos (que sin duda
me la chuparán) a fin de que me exorcisen y me procuren una buena
frigidez.
Húmeda.
Concha de corazón de criatura humana,
corazón que es un pequeño bebé inconsolable,
"como un niño de pecho he acallado mi alma" (Salmo)
Ignoro qué hago en la sala 18 salvo honrarla con mi presencia
prestigiosa (si me quisiera un poquito me ayudarían a anularla)
oh no es que quiera coquetear con la muerte
yo quiero solamente poner fin a esta agonía que se vuelve ridícula a
fuerza de prolongarse,
(Ridículamente te han adornado para este mundo -dice una voz
apiadada de mí)
Y
Que te encuentres con vos misma -dijo.
Y yo dije:
Para reunirme con el migo de conmigo y ser una sola y misma enti-
dad con él tengo que matar al migo para que así se muera el con y, de
de este modo, anulados los contrarios, la dialéctica supliciante finaliza en
la fusión de los contrarios.
El suicidio determina
un cuchillo sin hoja
al que le falta el mango.
Entonces:
adiós sujeto y objeto,
todo se unifica como en otros tiempos, en el jardín de los cuentos
para niños lleno de arroyuelos de frescas aguas prenatales,
ese jardín es el centro del mundo, es el lugar de la cita, es el espacio
vuelto tiempo y el tiempo vuelto lugar, es el alto momento de la fusión
y del encuentro,
fuera del espacio profano en donde el Bien es sinónimo de evolu-
ción de sociedades de consumo,
y lejos de los enmierdantes simulacros de medir el tiempo median-
te relojes, calendarios y demás objetos hostiles,
lejos de las ciudades en las que se compran y se vende (oh, en ese jar-
dín para la niña que fui, la pálida alucinada de los suburbios malsanos
por los que erraba del brazo de las sombras: niña, mi querida niña que
no has tenido madre (ni padre, es obvio)
De modo que arrastré mi culo hasta la sala 18,
en la que finjo creer que mi enfermedad de lejanía, de separación
de absoluta NO-ALIANZA con Ellos
-Ellos son todos y yo soy yo-
finjo, pues, que logro mejorar, finjo creer a estos muchachos de
buena voluntad (¡oh, los buenos sentimientos!) me podrán ayudar,
pero a veces -a menudo- los recontraputeo desde mis sombras in-
teriores que estos mediquillitos jamás sabrán conocer (la profundidad,
cuanto más profunda, más indecible) y los puteo por que evoco a mi
amado viejo, el Dr. Pichon R., tan hijo de puta como nunca lo será nin-
guno de los mediquitos (tan buenos, hélas!) de esta sala,
pero mi viejo se me muere y éstos hablan y, lo peor, éstos tienen
cuerpos nuevos, sanos (maldita palabra) en tanto mi viejo agoniza en la
miseria por no haber sabido ser un mierda práctico, por haber afron-
tado el terrible misterio que es la destrucción de un alma, por haber
hurgado en lo oculto como un pirata -no poco funesto pues las mone-
das de oro del inconsciente llevaban carne de ahorcado, y en un recin-
to lleno de espejos rotos y sal volcada-
viejo remaldito, especie de aborto pestífero de fantasmas sifilíticos,
cómo te adoro en tu tortuosidad solamente parecida a la mía,
y cabe decir que siempre desconfié de tu genio (no sos genial; sos
un saqueador y un plagiario) y a la vez te confié,
oh, es a vos que mi tesoro fue confiado,
te quiero tanto que mataría a todos estos médicos adolescentes para
darte a beber de su sangre y que vos vivas un minuto, un siglo más,
(vos, yo, a quienes la vida no nos merece)
Sala 18
cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en
ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua,
15 ó 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las
analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante,
porque -oh viejo hermoso Sigmund Freud- la ciencia psicoanalíti-
ca se olvidó la llave en algún lado:
abrir se abre
pero ¿cómo cerrar la herida?
El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos médicos no resta-
ñan la herida que supura.
El hombre está herido por una desgarradura que tal vez, o segura-
mente, le ha causado la vida que nos dan.
"Cambiar la vida" (Marx)
"Cambiar el hombre" (Rimbaud)
Freud:
"La pequeña A. está embellecida por la desobediencia", (Cartas...)
Freud: poeta trágico. Demasiado enamorado de la poesía clásica.
Sin duda, muchas claves las extrajo de "los filósofos de la naturaleza",
de "los románticos alemanes" y, sobre todo, de mi amadísimo Lich-
tenberg, el genial físico y matemático que escribía en su Diario cosas
como:
"Él le había puesto nombre a sus dos pantuflas"
Algo solo estaba, ¿no?
(Oh, Lichtenberg, pequeño jorobado, yo te hubiera amado!)
Y a Kierkegaard
Y a Dostoyevski
Y sobre todo a Kafka
a quien le pasó lo que a mí, si bien él era púdico y casto
-"¿Qué hice del don del sexo?" -y yo soy una pajera como no exis-
te otra;
pero le pasó (a Kafka) lo que a mí:
se separó
fue demasiado lejos en la soledad
y supo -tuvo que saber-
que de allí no se vuelve
se alejó -me alejé-
no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal)
sino porque una es extranjera
una es de otra parte,
ellos se casan,
procrean,
veranean,
tienen horarios,
no se asustan por la tenebrosa
ambigüedad del lenguaje
(no es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches)
El lenguaje
-yo no puedo más,
alma mía, pequeña inexistente,
decidíte;
te la picás o te quedás,
pero no me toques así,
con pavura, con confusión,
o te vas o te la picás,
yo, por mi parte, no puedo más.
Alejandra Pizarnik, 1971
https://youtu.be/KzygcWKgvXc
youtube
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Alejandra Pizarnik. Sala de psicopatología. Textos de sombra. Poemas no recogidos en libros. [02]
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Sala de psicopatología
Después de años en Europa Quiero decir París, Saint-Tropez, Cap St. Pierre, Provence, Florencia, Siena, Roma, Capri, Ischia, San Sebastián, Santillana del Mar, Marbella, Segovia, Ávila, Santiago, y tanto y tanto por no hablar de New York y el del West Village con ras- tros de muchachas estranguladas -quiero que me estrangule un negro -dijo -lo que querés es que te viole -dije (¡oh Sigmund! con vos se acabaron los hombres del mercado matrimonial que frecuenté en las mejores playas de Europa) y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada, y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo, aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18, persuadiéndome día a día de que la sala, las almas puras y yo tenemos sentido, tenemos des- tino, -una señora originaria del más oscuro barrio de un pueblo que no figura en el mapa dice: -El doctor me dijo que tengo problemas. Yo no sé. Yo Tengo algo aquí (se toca las tetas) y unas ganas de llorar que mama mía. Nietzsche: "Esta noche tendré una madre o dejaré de ser." Strindberg: "El sol, madre, el sol." P. Eluard: "Hay que pegar a la madre mientras es joven." Sí, señora, la madre es un animal carnívoro que ama la vegetación lujuriosa. A la hora que la parió abre las piernas, ignorante del sentido de su posición destinada a dar a luz, a tierra, a fuego, a aire, pero luego una quiere volver a entrar en esa maldita concha, después de haber intentado nacerse sola sacando mi cabeza por mi útero (y como no puede, busco morir y entrar en la pestilente guarida de la oculta ocultadora cuya función es ocultar) hablo de la concha y hablo de la muerte, todo es concha, yo he lamido conchas en varios países y sólo sentí orgullo por mi virtuosismo -la mahtma gandhi del lengüeteo, la Ein- stein de la mineta, la Reich del lengüetazo, la Reik del abrirse camino entre pelos como de rabinos desaseados -¡oh el goce de la roña!
Ustedes, los mediquitos de la 18 son tiernos y hasta besan al lepro- so, pero ¿se casarían con el leproso? Un instante de inmersión en lo bajo y en lo oscuro, sí de eso son capaces, pero luego viene la vocecita que acompaña a los jovencitos como ustedes: -¿Podrías hacer un chiste con todo esto, no? Y sí, aquí en el Pirovano hay almas que NO SABEN por qué recibieron la visita de las desgracias. Pretenden explicaciones lógicas los pobres pobrecitos, quieren que la sala -verdadera pocilga- esté muy limpia, porque la roña les da te- rror, y el desorden, y la soledad de los días habitados por anti- guos fantasmas emigrantes de las maravillosas e ilícitas pasiones de la infancia. Oh, he besado tantas pijas para encontrarme de repente en una sala llena de carne de prisión donde las mujeres vienen y van hablando de la mejoría. Pero ¿qué cosa curar? Y ¿por dónde empezar a curar? Es verdad que la psicoterapia en su forma exclusivamente verbal es casi tan bella como el suicidio. Se habla. Se amuebla el escenario vacío del silencio. O, si hay silencio, éste se vuelve mensaje. -¿Por qué está callada? ¿En qué piensa? No pienso, al menos no ejecuto lo que llaman pensar. Asisto al ina- gotable fluir del murmullo. A veces -casi siempre- estoy humeda. Soy una perra, a pesar de Hegel. Quisiera un tipo con una pija así y coger- me a mí y dármela hasta que acabe viendo curanderos (que sin duda me la chuparán) a fin de que me exorcisen y me procuren una buena frigidez. Húmeda. Concha de corazón de criatura humana, corazón que es un pequeño bebé inconsolable, "como un niño de pecho he acallado mi alma" (Salmo) Ignoro qué hago en la sala 18 salvo honrarla con mi presencia prestigiosa (si me quisiera un poquito me ayudarían a anularla) oh no es que quiera coquetear con la muerte yo quiero solamente poner fin a esta agonía que se vuelve ridícula a fuerza de prolongarse, (Ridículamente te han adornado para este mundo -dice una voz apiadada de mí) Y Que te encuentres con vos misma -dijo. Y yo dije: Para reunirme con el migo de conmigo y ser una sola y misma enti- dad con él tengo que matar al migo para que así se muera el con y, de de este modo, anulados los contrarios, la dialéctica supliciante finaliza en la fusión de los contrarios. El suicidio determina un cuchillo sin hoja al que le falta el mango. Entonces: adiós sujeto y objeto, todo se unifica como en otros tiempos, en el jardín de los cuentos para niños lleno de arroyuelos de frescas aguas prenatales, ese jardín es el centro del mundo, es el lugar de la cita, es el espacio vuelto tiempo y el tiempo vuelto lugar, es el alto momento de la fusión y del encuentro, fuera del espacio profano en donde el Bien es sinónimo de evolu- ción de sociedades de consumo, y lejos de los enmierdantes simulacros de medir el tiempo median- te relojes, calendarios y demás objetos hostiles, lejos de las ciudades en las que se compran y se vende (oh, en ese jar- dín para la niña que fui, la pálida alucinada de los suburbios malsanos por los que erraba del brazo de las sombras: niña, mi querida niña que no has tenido madre (ni padre, es obvio) De modo que arrastré mi culo hasta la sala 18, en la que finjo creer que mi enfermedad de lejanía, de separación de absoluta NO-ALIANZA con Ellos -Ellos son todos y yo soy yo- finjo, pues, que logro mejorar, finjo creer a estos muchachos de buena voluntad (¡oh, los buenos sentimientos!) me podrán ayudar, pero a veces -a menudo- los recontraputeo desde mis sombras in- teriores que estos mediquillitos jamás sabrán conocer (la profundidad, cuanto más profunda, más indecible) y los puteo por que evoco a mi amado viejo, el Dr. Pichon R., tan hijo de puta como nunca lo será nin- guno de los mediquitos (tan buenos, hélas!) de esta sala, pero mi viejo se me muere y éstos hablan y, lo peor, éstos tienen cuerpos nuevos, sanos (maldita palabra) en tanto mi viejo agoniza en la miseria por no haber sabido ser un mierda práctico, por haber afron- tado el terrible misterio que es la destrucción de un alma, por haber hurgado en lo oculto como un pirata -no poco funesto pues las mone- das de oro del inconsciente llevaban carne de ahorcado, y en un recin- to lleno de espejos rotos y sal volcada- viejo remaldito, especie de aborto pestífero de fantasmas sifilíticos, cómo te adoro en tu tortuosidad solamente parecida a la mía, y cabe decir que siempre desconfié de tu genio (no sos genial; sos un saqueador y un plagiario) y a la vez te confié, oh, es a vos que mi tesoro fue confiado, te quiero tanto que mataría a todos estos médicos adolescentes para darte a beber de su sangre y que vos vivas un minuto, un siglo más, (vos, yo, a quienes la vida no nos merece) Sala 18 cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua, 15 ó 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante, porque -oh viejo hermoso Sigmund Freud- la ciencia psicoanalíti- ca se olvidó la llave en algún lado: abrir se abre pero ¿cómo cerrar la herida? El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos médicos no resta- ñan la herida que supura. El hombre está herido por una desgarradura que tal vez, o segura- mente, le ha causado la vida que nos dan. "Cambiar la vida" (Marx) "Cambiar el hombre" (Rimbaud) Freud: "La pequeña A. está embellecida por la desobediencia", (Cartas...) Freud: poeta trágico. Demasiado enamorado de la poesía clásica. Sin duda, muchas claves las extrajo de "los filósofos de la naturaleza", de "los románticos alemanes" y, sobre todo, de mi amadísimo Lich- tenberg, el genial físico y matemático que escribía en su Diario cosas como: "Él le había puesto nombre a sus dos pantuflas" Algo solo estaba, ¿no? (Oh, Lichtenberg, pequeño jorobado, yo te hubiera amado!) Y a Kierkegaard Y a Dostoyevski Y sobre todo a Kafka a quien le paso lo que a mí, si bien él era púdico y casto -"¿Qué hice del don del sexo?" -y yo soy una pajera como no exis- te otra; pero le pasó (a Kafka) lo que a mí: se separó fue demasiado lejos en la soledad y supo -tuvo que saber- que de allí no se vuelve se alejo -me alejé- no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal) sino porque una es extranjera una es de otra parte, ellos se casan, procrean, veranean, tienen horarios, no se asustan por la tenebrosa ambigüedad del lenguaje (no es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches) El lenguaje -yo no puedo más, alma mía, pequeña inexistente, decidíte; te la picás o te quedás, pero no me toques así, con pavura, con confusión, o te vas o te la picás, yo, por mi parte, no puedo más.
Alejandra Pizarnik (1971)
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SALA DE PSICOPATOLOGÍA
Después de años en Europa Segovia, Ávila, Santiago, y tanto y tanto por no hablar de New York y del West Village con rastros de muchachas estranguladas - quiero que me estrangule un negro – dijo - lo que querés es que te viole – dije (¡oh Sigmund! con vos se acabaron los hombres del mercado matrimonial que frecuenté en las mejores playas de Europa) y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada, y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo, aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18, persuadiéndome día a día de que la sala, las almas puras y yo tenemos sentido, tenemos destino, - una señora originaria del más oscuro barrio de un pueblo que no figura en el mapa dice: - El dotor me dijo que tengo problemas. Yo no sé. Yo tengo algo aquí (se toca las tetas) y unas ganas de llorar que mama mía. Nietzsche: “Esta noche tendré una madre o dejaré de ser.” Strindberg: “El sol, madre, el sol.” pero luego una quiere volver a entrar en esa maldita concha. (1) Ustedes, los mediquitos de la 18 son tiernos y hasta besan al leproso, pero ¿se casarían con el leproso? Un instante de inmersión en lo bajo y en lo oscuro, sí, de eso son capaces, pero luego viene la vocecita que acompaña a los jovencitos como ustedes: - ¿Podrías hacer un chiste con todo esto, no? Y sí, aquí en el Pirovano hay almas que NO SABEN porqué recibieron la visita de las desgracias. Pretenden explicaciones lógicas los pobres pobrecitos, quieren que la sala – verdadera pocilga – esté muy limpia, porque la roña les da terror, y el desorden, y la soledad de los días vacíos habitados por antiguos fantasmas emigrantes de las maravillosas e ilícitas pasiones de la infancia. Oh, he besado tantas pijas (2) para encontrarme de repente en una sala llena de carne prisión donde las mujeres vienen y van hablando de la mejoría. Pero ¿qué cosa curar? Y ¿por dónde empezar a curar? Es verdad que la psicoterapia en su forma exclusivamente verbal es casi tan bella como el suicidio. Se habla. Se amuebla el escenario vacío del silencio. O, si hay silencio, éste se vuelve mensaje. - ¿Por qué está callada? ¿En qué piensa? después de haber intentado nacerse sola sacando mi cabeza por mi útero (y como no pude, busco morir y entrar en la pestilente guarida de la oculta ocultadora cuya función es ocultar) hablo de la concha y hablo de la muerte, todo es concha, yo he lamido conchas en varios países y sólo sentí orgullo por mi virtuosismo – la mahtma gandhi del lengüeteo, la Einstein de la mineta (3), la Reich del lengüetazo, la Reik del abrirse camino entre pelos como de rabinos desaseados - ¡oh el goce de la roña! No pienso, al menos no ejecuto lo que llaman pensar. Asisto al inagotable fluir del murmullo. A veces – casi siempre- estoy húmeda. Soy una perra, a pesar de Hegel. Quisiera un tipo con una pija así y cogerme (4) a mí y dármela hasta que acabe (5) viendo curanderos (que sin duda me la chuparán) a fin de que me exorcicen y me procuren una buena frigidez. Húmeda Concha de corazón de criatura humana, “Como un niño de pecho he acallado mi alma” (Salmo) El suicidio determina al que le falta el mango. en la que finjo creer que mi enfermedad de lejanía, de separación de absoluta NO-ALIANZA con Ellos corazón que es un pequeño bebé inconsolable, Ignoro qué hago en la sala 18 salvo honorarla con mi presencia prestigiosa (si me quisieran un poquito me ayudarían a anularla) oh no es que quiera coquetear con la muerte yo quiero solamente poner fin a esta agonía que se vuelve ridícula a fuerza de prolongarse, (Ridículamente te han adornado para este mundo –dice una voz apiadada de mí) Y Que te encuentres con vos misma –dijo. Y yo le dije: Para reunirme con el migo de conmigo y ser una sola y misma entidad con él tengo que matar al migo para que así se muera el con y, de este modo, anulados los contrarios, la dialéctica supliciante (6) finaliza en la fusión de los contrarios. un cuchillo sin hoja Entonces: adiós sujeto y objeto, todo se unifica como en otros tiempos, en el jardín de los cuentos para niños lleno de arroyuelos de frescas aguas prenatales, ese jardín es el centro del mundo, es el lugar de la cita, es el espacio vuelto tiempo y el tiempo vuelto lugar, es el alto momento de la fusión y del encuentro, fuera del espacio profano en donde el Bien es sinónimo de evolución de sociedades de consumo, y lejos de los enmierdantes (6) simulacros de medir el tiempo mediante relojes, calendarios y demás objetos hostiles, lejos de las ciudades en que se compra y se vende (oh, en ese jardín para la niña que fui, la pálida alucinada en los suburbios malsanos por los que erraba del brazo de las sombras: niña, mi querida niña que no has tenido madre (ni padre, es obvio) De modo que arrastré mi culo hasta la sala 18, - Ellos son todos y yo soy yo finjo, pues, que logro mejorar, finjo creer a estos muchachos de buena voluntad (¡oh, los buenos sentimientos!) me podrían ayudar, pero a veces – a menudo – los recontraputeo (7) desde mis sombras interiores que estos mediquillos jamás sabrán conocer (la profundidad, cuanto más profunda, más indecible) y los puteo porque evoco a mi amado viejo, el Dr. Pichón R (8), tan hijo de puta como nunca lo será ninguno de los mediquitos (tan buenos, hélas!) de esta sala, pero mi viejo se muere y éstos hablan y, lo peor, éstos tienen cuerpos nuevos, sanos (maldita palabra) en tanto mi viejo agoniza en la miseria por no haber sabido ser una mierda práctico, por haber afrontado el terrible misterio que es la destrucción de un alma, por haber hurgado en lo oculto como un pirata – no poco funesto pues las monedas de oro de inconsciente llevaban carne de ahorcado, y en un recinto lleno de espejos rotos y sal volcada – viejo remaldito, especie de aborto pestífero de fantasmas sifilíticos, cómo te adoro en tu tortuosidad solamente parecida a la mía, y cabe decir que siempre desconfié de tu genio (no son genial; sos un saqueador y un plagiario) y a la vez te confié, oh, es a vos que mi tesoro fue confiado, te quiero tanto que mataría a todos estos médico adolescentes para darte a beber de su sangre y que vos vivas un minuto, un siglo más, (vos, yo, a quienes la vida no nos merece) Sala 18 Cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua, 15 o 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante, porque – oh viejo hermoso Sigmund Freud – la ciencia psicoanalítica se olvidó la llave en algún lado: abrir se abre El hombre está herido por una desgarradura que tal vez, o seguramente, le ha causado la vida que nos dan. pero ¿cómo cerrar la herida? El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos médicos no restañan la herida que supura. “Cambiar la vida” (Marx) “Cambiar al hombre (Rimbaud) Freud: “La pequeña A. Está embellecida por la desobediencia”, (Cartas...) se alejó – me alejé – no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal) sino porque una es extranjera una es de otra parte, ellos se casan, procrean, veranean, tienen horarios, no se asustan por la tenebrosa ambigüedad del lenguaje (No es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches) El lenguaje - yo no puedo más, alma mía, pequeña inexistente, decídete; te las picás (9) o te quedás, o te vas o te las picás, Freud: poeta trágico. Demasiado enamorado de la poesía clásica. Sin duda, muchas claves las extrajo de “los filósofos de la naturaleza”, de “los románticos alemanes” y, sobre todo, de mi amadísimo Lichtenberg, el genial físico y matemático que escribía en su Diario cosas como: “Él le había puesto nombres a sus dos pantuflas” Algo solo estaba ¿no? (¡Oh, Lichtenberg, pequeño jorobado, yo te hubiera amado!) Y a Kierkegaard Y a Dostoyevski Y sobre todo a Kafka a quien le pasó lo que a mí, si bien él era púdico y casto - “¿Qué hice del don del sexo?” – y yo soy una pajera (10) como no existe otra; pero le pasó (a Kafka) lo que mí: se separó fue demasiado lejos en la soledad y supo – tuvo que saber – que de allí no se vuelve pero no me toques así, con pavura, con confusión, yo, por mi parte, no puedo más.
Alejandra Pizarnik (1971)
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Alma mía, pequeña inexistente, decidíte; te la picás o te quedás, pero no me toques así, con pavura, con confusión, o te vas o te la picás, yo, por mi parte, no puedo más.
Alejandra Pizarnik - Sala de Psicopatologías
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Alejandra Pizarnik, Sala de Psicopatología.
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Y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada, y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo, aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18, persuadiéndome día a día de que la sala, las almas puras y yo tenemos sentido, tenemos destino.
Alejandra Pizarnik (Sala de Psicopatología)
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La Idealización Del Amor Con Relación Al Desarrollo De La Personalidad Histérica En Los Y Las Jóvenes de 20 a 30 años Dentro De Sus Relaciones De Pareja. Escrito Por: Iram Alvarado. Carlos Salas. Braulio Nolasco.
1.0 Introducción:
Durante los últimos años, se ha hecho visible un incremento en el “despertar” de una crítica social, que se puede reconocer por medio de las plataformas de videoblogs, en foros, películas y publicación de libros e investigaciones de carácter social, que ha mostrado una incomodidad en ciertos sectores o grupos sociales, e impulsa un repensar de la forma en la que se ha construido el amor durante el paso de los años.
El tema se ha abordado desde la teoría feminista, haciendo alusión a cómo hemos vivido el amor de una manera errada y como ha influenciado la estabilidad emocional de las mujeres alrededor del mundo, y su rol dentro de la relación. Así mismo, dichos debates generados desde esta teoría, no dejan de lado el papel del hombre, pues, se habla de una estabilidad emocional colectiva.
Con este ensayo tratamos de apoyar estos movimientos, dando un argumento desde un enfoque psicoanalítico, ligando el amor romántico directamente con la personalidad histérica, los problemas que esta, trae implícitos y la coacción entre las parejas jóvenes de entre 20 y 30 años generada por esta forma de vivir el amor.
1.1 Tema:
Trastorno de la personalidad histérica y el amor romántico.
1.2 Problema de investigación:
¿Cómo la idealización del amor ayuda al desarrollo de la personalidad histérica en los y las jóvenes de 20 a 30 años dentro de sus relaciones de pareja?
1.3 Objetivo de la investigación:
Identificar las características de la personalidad histérica dentro de las relaciones de pareja en los y las jóvenes de entre 20 y 30 años, para relacionarlas con la idealización del amor. Y reconocer, si esta idealización, fomenta dicho trastorno en la personalidad.
1.4 Justificación:
Mientras buscábamos un tema el cual pudiéramos desarrollar, dimos a parar con el tema de amor romántico, sus implicaciones, los problemas que generaba, su origen y las críticas.
Rápidamente pudimos relacionar dicha forma de vivir el amor, a un trastorno de la personalidad, en este caso, la histeria, desde la teoría psicoanalítica. Y ahí surge nuestra pregunta.
Nosotros como jóvenes que rondan las edades de los 20 y 25 años, decidimos que era importante esclarecer dudas y proponer una nueva forma de vivir el amor, para llevar una relación de pareja más sana, y compartir los conocimientos adquiridos con jóvenes de nuestra edad.
2.0 Desarrollo:
Actualmente vivimos en una sociedad en la que nosotros los jóvenes hemos hecho lo impensable, hemos crecido sin saber cómo funciona nuestra realidad. Nos hemos apropiado de los conceptos de la vida y creemos entenderlos.
Entendemos el trabajo, pero desconocemos el porqué tenemos que trabajar. Conocemos las fronteras, pero ignoramos porqué están donde están. Así con cada la mayoría de los temas que interceptan nuestro entorno. Este es un problema gravísimo, pues cada vez nos alejamos más del origen y alteramos el significado del contexto. Esto nos produce un malestar psicológico, al que llamaremos como neurosis. antes de continuar con el tema definiremos neurosis:
En psicoanálisis, el término neurosis, está ligado a una parte fundamental de la teoría sobre la psicopatología. Partiendo de la teoría freudiana, el concepto de neurosis abarca, completamente, la afección psicógena, donde los síntomas se presentan en la expresión simbólica de un conflicto psicológico que tiene raíces en la infancia del sujeto y, que se encuentra estructurada por los deseos y las defensas (Laplanche & Pontails, 1967, p. 236-237).
Cuando hablamos de síntomas neuróticos nos referimos a los trastornos de la conducta; en los sentimientos o en las ideas. Las personas neuróticas sufren ansiedad, culpa, ira y envidia, con mayor intensidad que el resto de las personas. Se presentan sensibles a estas emociones y a los cambios de su medio ambiente.
Es decir, que desde el punto de vista de la nosografía, la neurosis trae consigo afecciones que se reparten en tres partes, o campos de la misma. Como es la histeria; en el lado psicosomático se encuentra la neurastenia y las afecciones digestivas; en neurología, se tiene la epilepsia y la enfermedad de Parkinson (Laplanche & Pontails, 1967, pag. 236-237).
En el apartado que habla sobre la neurosis en El Diccionario De Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis, se citan un ensayo de definición:
»a) Por los síntomas neuróticos. Se trata de trastornos de la conducta, de los sentimientos o de las ideas que manifiestan una defensa contra la angustia y constituyen, en relación con este conflicto interno, una transacción de la cual el sujeto obtiene, en su posición neurótica, cierto beneficio (beneficio secundario de la neurosis).
»b) Por el carácter neurótico del Yo. Éste no encuentra, en la identificación con su propio personaje, buenas relaciones con los demás y un equilibrio interior satisfactorio (Laplanche & Pontails, 1967, p. 238).
Entonces entendemos que, la neurosis es el escape que utilizan las personas para escapar de lo inaceptable, la decepción, la frustración, ira, etc. Pero, el principal sentimiento del que se desea escapar, es de la angustia o la ansiedad.
Es tener los mecanismos de defensa altos para evitar tener sentimientos negativos, pensamientos, o la realidad que dependiendo de la perspectiva, resulta ser muy difícil, como para afrontarse de forma natural.
2.1 Trastorno De La Personalidad: Histeria.
Histeria es un término con origen en el francés [hystérie], aunque sus antecedentes más lejanos nos llevan a la lengua griega. Hay diferentes formas de tratar el problema del trastorno histérico, pero el que trataremos aquí será el que se aborda en El Sublime Objeto De La Ideología De Zizek, donde tratan a la histeria desde el Sujeto En Falta, es decir, que falta de algo, busca el amor, busca la aceptación social, pero no se da cuenta por sí mismo.
Entonces, cuando el deseo pasa por el Point De Capiton, se da origen al Sujeto-Falta-De-Algo. (El Point De Capiton es la intersección de la línea del deseo con la línea del significante).
Pero, como el Sujeto no es consciente de que el deseo fue, primero, se toma a él como punto de partida. Más otros factores como El Gran Otro, El Jouissance, la voz, la Identificación en el otro, etc. Da paso, a lo que Lacan llamaba, El Grafo Del Deseo Completo:
Para ser más claros, usaremos, una cita del libro de Zizek:
La relación entre la identificación imaginaria y simbólica -entre el yo ideal [Idealich] y el ideal del yo [Ich-Ideal]- es, para valernos de la distinción hecha por Jacques-Alain Miller (en su Seminario Inédito), la que hay entre identificación “constituida” y “constitutiva”: para decirlo simplemente, la identificación imaginaria es la identificación con la imagen que nos resultamos amables, con la imagen que representa “lo que nos gustaría ser”, y la identificación simbólica es la identificación con el lugar desde el que nos observan, desde el que nos miramos, de modo que nos resultamos amables, dignos de amor (Zizek, 1989, p. 147).
Es decir, el sujeto, identifica la falta del otro, que en realidad, representa la falta propia, la falta del Sujeto-Falta-En-Sí.
Entra la variable del Che Voi? que se interpreta como “¿Qué quiere?” entonces, cuando el Che Voi? entra en juego, el sujeto se hace la pregunta ¿qué quiere el gran otro de mi?
Zizek, lo aborda de esta manera:
Como mejor se puede articular esta brecha es con la ayuda del par hegeliano “para el otro/para sí”: el neurótico histérico se vive como alguien que actúa un papel para el otro, su identificación imaginaria es su “ser para el otro”, y la ruptura crucial que el psicoanálisis ha de lograr es inducirlo a darse cuenta de que él es este otro para el que se está actuando un papel -cómo este ser-para-el-otro es su ser-para-sí, porque él ya está simbólicamente identificado con la mirada para la que está representando su papel (Zizek, 1989, p. 147).
En conclusión, la personalidad histérica, desde Zizek interpretando los Grafos de Lacan, es meramente el deseo del sujeto que no reconoce su propio deseo, y lo disfraza en el deseo del otro. Lo cubre con la fantasía, y no acepta el Che Voi? en su lugar da una respuesta fantasiosa, que tapa el vacío a la pregunta del Che Voi?
2.2 Una Forma De Vivir El Amor: Amor Romántico:
El Romanticismo (siglo XIX) juega un papel fundamental en las artes, impregnando algunas de las ideas centrales del amor romántico es una construcción social que tiene mayor presencia en occidente, la búsqueda de una fantasía creada por la industria que frustra al ser humano en la distinción entre la fantasía y la realidad. La industria y la cultura expresada en películas, canciones, poemas, novelas, etc. Ha adquirido elementos tan puntuales y marcados, que es difícil desarrollar una distinción entre lo cultural, artístico y la realidad misma.
Por otra parte, analizando estos mitos podemos ver cómo forman los roles femeninos y masculinos en las relaciones de pareja. Desde la infancia temprana y tardía se diferencian las formas de transmitir el amor romántico, las niñas por su parte son vestidas de princesas, con lo cual se las motiva a que esperen por su príncipe azul. De adolescentes, las novelas y la música son un claro ejemplo de socialización del amor, dirigidas principalmente a las mujeres, pues hablan de la búsqueda del hombre que las complemente y logre satisfacer las necesidades que ellas mismas no puede cumplir por sus propios medios emocionales, lo cual genera co-dependencia e histeria individual y colectiva. Los hombres, en cambio, aparecen como los llamados a vencer los obstáculos, romper las esperas y dar el paso principal en la construcción de un noviazgo y posteriormente un matrimonio.
Hay una infinidad de constructos desarrollados en la actualidad, que sin inteligencia y un alto grado de analfabetismo emocional el ser humano toma e integra su catálogo de ideas que construyen su filosofía de vida en el ámbito de las relaciones interpersonales con el enfoque a las parejas románticas. Ejemplos:
- El amor es ciego.
- La pasión de los primeros momentos deberá durar para siempre.
- Los celos son una prueba de amor.
- El amor lo puede todo.
Al desarrollar una relación amorosa a base de estas ideas infundadas, el resultado llegá a ser catastrófico la decepción sufrida por ambos miembros conlleva a una indignación y posteriormente una pérdida de fé e indiferencia ante el amor.
A partir de la diferencia sexual, a la mujer se le coloca en el ámbito de lo privado, ejecutando el papel de madre, esposa y cuidadora; en el caso de los hombres se les ubica en el rol de proveedores del hogar, representan la figura primordial o jefes en la familia, y destacan en la esfera pública (Mejía, 2008).
La distinción de roles y de acciones concernientes a cada género, impiden llegar a la realización de metas y sentido de vida desarrollada por cada uno de los miembros de la pareja constituyente. El hombre deberá cumplir con ciertos roles así como la mujer, aún cuando su tendencia u objetivo sea diferente al establecido. La norma social, rige la vida del individuo cercenando su autonomía moral, objetiva y espiritual.
3.0 Reflexiones Finales:
El hecho de desarrollar un concepto vivencial del amor romántico en automático crea una histeria individual ante las decepciones en el balance de la fantasía de la mano con la creación del concepto de amor romántico, en comparación con la realidad. En el plano individual, hacer una comparación ante el planteamiento propuesto y vendido por la industria y lo que conlleva en un plano empírico interiorizar el sentimiento,emoción y experiencia creada por una relación, crea un desbalance y un desvanecimiento formulado ante la expectativa desarrollada por el tiempo que puede ser desvanecida o erradicada por un momento de decepción y eliminación de expectativas fantasiosas.
Al parecer, es normal crear una postura tóxica relacionada totalmente con la definición normalizada del amor. Si se sufre una decepción, en un caso específico de una infidelidad en una relación significativa. Se crea la tendencia a pensar que todas las relaciones próximas van a cometer exactamente el mismo acto de infidelidad que una persona en el pasado cometió y que afectó a nivel mental, emocional y somático al sujeto afectado.
Las emociones crean una tendencia extrema ante la realidad y crean una represión inmediata ante la posibilidad de vivir nuevas experiencias por el temor a la decepción. Si analizamos un aspecto psicoanalítico, la histeria se desarrolla a nivel inconsciente. Si el complejo edípico o complejo de electra no ha sido resuelto en su totalidad, debido a un abandono del padre o indiferencia ante la hija. En el plano del ello, la pulsión de placer será destinada a buscar parejas con las mismas cualidades emocionales o de personalidad del padre o madre según sea el caso, pero si esto no ha sido resuelto en el plano principal (relación padre e hija, o madre e hijo), la histeria saldrá a la luz y el fracaso de la relación será inminente, desarrollando un cúmulo más ante las experiencias posteriormente vividas.
3.1 Respuesta A La Pregunta De Investigación:
El concepto sociocultural construido para amor, este caso, amor romántico, no puede ser desarrollado en un plano real y vivencial del ser humano en el siglo XXI. Quizás algunas alusiones o características si pueden ser experimentadas en un plano vivencial, sin embargo, las normas sociales y roles destinados a cada miembro de la sociedad impiden vivir una vida cegada por el amor ya que hay demasiadas cuestiones que resolver más allá del sentimiento y la fantasía.
Desarrollar un concepto impuesto sin interpretar y concientizar lleva de manera automática a desarrollar una histeria y más en el plano de la juventud, donde las emociones y el constructo de una realidad todavía no son construidas debido a las influencias externas y el pensamiento fantasioso.
La distinción crucial es que el amor es un valor fundamental que requiere ser desarrollado en lo más interior de cada ser humano, si se busca en una figura objetal con un fin que debe ser resuelto por otro sujeto y no por si mismo creará de manera automática una codependencia, que a su vez desarrolla neurosis. Nadie tiene la misma capacidad de dar, por lo tanto si se espera recibir algo específico de otro ser, sin contemplar otras posibilidades y/o respuesta, la decepción y el dolor serán inminentes.
3.2 Interpretación:
La fijación de la persona histérica es una composición creada desde el constructo familiar por complejos edípicos y de electra sin resolver desde el plano familiar. La formulación de una pareja ideal con la búsqueda inconsciente de cualidades similares a las del madre y/o el padre según sea el caso, en combinación de constructos socioculturales fantasiosos creados con el paso del tiempo. Llevan una idea distinta en cuanto al amor como valor fundamental para el desarrollo del ser humano y el amor romántico el cual se asemeja más a un revoloteo emocional y construido desde la imaginación, crea una desilusión y una búsqueda constante de una realidad que quizá nunca se vaya a dar.
3.3 Aportación De La Investigación:
Aunque la ideología del ~amor romántico~ suele ser un término complejo y que se tiene distintos significantes, esto en la mayoría de las situaciones puede propiciar una conceptualización donde inconscientemente pueda crearnos conflictos psicológicos, tanto personales y socioculturales, ya que como bien se abordó en este ensayo se crea la propia idea de momentos, de imágenes, de películas, de historias de nuestros padres, donde nos han presentado esta “formación” del amor romántico, y tiene que suceder como nos lo han hecho saber y entender.
Por eso, como aportación de esta investigación logramos enfatizar que esta personalidad histérica, se debe así, resolver el complejo de Edipo y Elektra desde el desarrollo del infante para desenvolverse nuestra psique y no creer en esta ideología del amor romántico, ya que si esto no se resuelve conlleva una diferente perspectiva de la realidad y nos puede llevar a un deseo jamás inalcanzable o creer que ese deseo ya está cumplido.
4.0 Referencias:
Laplanche, J., Pontails, J. (1967). Vocabulario de la psychanalyse: Presses Universitaires de France, París.
Jarne, A., Talarn, A. (2015). Manual De Psicopatología Clínica: Editorial Herder.
Nasio, J. D. (1991). El dolor en la histeria: Paidós, Argentina
Marroquí, M., & Cervera, P. (2014). INTERIORIZACIÓN DE LOS FALSOS MITOS DEL AMOR ROMÁNTICO EN JÓVENES: Universidad de Granada: REIDOCREA
GARCÍA VILLANUEVA, J., HERNÁNDEZ RAMÍREZ, C. I., & MONTER ARISMENDI, N. S. (2019). Amor Romántico Entre Estudiantes Universitarios (Hombres Y Mujeres), Una Mirada Desde La Perspectiva De Género. Revista de Estudios de Género. La Ventana, 6(49), 218–247
Sangrador, José Luis (1993). Consideraciones psicosociales sobre el amor romántico. Psicothema, 5. ISSN: 0214-9915.
Illouz, E. (2009). El Consumo De La Utopia Romantica; El Amor Y Las Contradicciones Culturales Del Capitalismo. KATZ EDITORES.
Zizek, Slavoj (1992). El sublime objeto de la ideología. Siglo XXI. ISBN 9789682317934.
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(1971) ALEJANDRA PIZARNIK, SALA DE PSICOPATOLOGÍA
Alejandra Pizarnik escribió este poema en 1971, durante su estadía en el Hospital Pirovano. El texto fue mecanografiado y tenía correcciones a mano de la autora. No conocemos los datos de publicación.
Alejandra Pizarnik nació en 1936 y se mató en 1972, en Buenos Aires.
Fuente: Contranatura
Descargar lectura: https://drive.google.com/file/d/1ar4WRkHqDGA1gTfoX5oOa-F7iSaPM03h/view?usp=sharing
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De modo que arrastré mi culo hasta la sala 18, en la que finjo creer que mi enfermedad de lejanía, de separación de absoluta NO-ALIANZA con Ellos -Ellos son todos y yo soy yo-
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