#Poemas no recogidos en libros
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pizarnikfragmentada · 1 year ago
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Alejandra Pizarnik | Casa de la mente [frag.] «Poemas no recogidos en libros» 1962-1972.
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qualitypoetryartisan · 7 months ago
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liriosimplescos · 1 year ago
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Eight months, with u, my angel.
Finalmente, hemos llegado al mes postrero del año, el mes en el cual se conmemoran conjuntamente un sinfín de festividades las cuales llenan de gozo a nuestro corazón.
Y entre todas aquellas actividades se haya una muy especial, la cual recordamos con emoción cada mes, ¿adivinará lo que es? Por supuesto: Nuestro aniversario de cada mes.
No podría sentirme más agradecido con la vida y el destino. Recuerdo con tanta claridad aquellas noches en las cuales entre sollozos y a baja voz, le pedía al cielo que por favor enviase un ángel a mi lado, alguien que me amase de verdad y me enseñase la dulzura del amor, que me inunde hasta las venas de su cariño logrando así reverdecer mi alma.
¿Recuerda nuestro inicio? Fue tan singular, tan repentino que tomó a todos por sorpresa: pero así inician las historias de amor verdadero.
Desde el día cero, en el cual tomé su mano y nuestras vidas se unieron, pensé “Quiero brindarle de todo aquello que alguna vez quise que me brindasen”, me determiné dar lo mejor de mí para usted porque, realmente, la amo con la sinceridad con la cual se ama a quién es indispensable en nuestro existir, la amo con la ternura con la cual se espera al atardecer, la amo con la devoción con la cual se cree en los milagros, y, por, sobre todo, la amo con cada partícula de mi alma y corazón.
En mi mente yacen nuestras memorias que creamos en cada estación, las noches en las cuales hemos descansado bajo la calidez de nuestra compañía, las mañanas de desayunos sorpresas, los momentos entre risas en nuestras veladas de cine y los infinitos, incontables, incontables momentos de besos y cariño sincero el cual devela el inmenso amor que nos tenemos el uno por el otro.
He logrado conocer diversas facetas de su ser, desde las más íntimas hasta las más sensibles las cuales valoro y aprecio en demasía. Le agradezco en sobremanera por abrirme las puertas de su ser, por confiar en mí todo aquello que muchas veces guarda para sí misma, gracias por compartirme de sus sueños y anhelos, y gracias por permitirme ser parte de ellos.
Usted es la impulsora de mis versos, de los poemas y sentires que mi corazón experimenta. Quizá no se lo he dicho o sé lo esté haciendo recordar, pero cada uno de los proyectos en los cuales me he embarcado en este presente año que está a puertas de terminar es gracias a usted. Me gusta compartirle de mí, de mi vida, de mis ambiciones y sueños que florecieron desde el momento en que su tacto toco mi piel.
Desde su presencia hasta sus palabras, las cuales reposan en el libro de mi corazón me han alentado, me han enviado por nuevos caminos de los cuales he recogido experiencias y conocimientos los cuales gustoso he compartido con usted, porque me es maravilloso impartirle de lo mío, amor mío.
Quisiera decirle en este treinta de diciembre que usted, dulce niña bella, ha sido y sigue siendo todo para mí. ¿Ha observado el brillo que mora en su alma? ¿Se ha tomado el tiempo de apreciar la belleza de su corazón? Porque así es, posee tanta vida en su ser que me ha empapado de su esencia la cual permanece en mí día tras día, ha inundado a mi ser con ese toque risueño y de magia pura, magia que me ha permitido darle una nueva razón a mi sonreír.
¿Quiere conocer el motivo? La respuesta es simple: usted, tan solo usted jovencita de risueño corazón, ha causado un torbellino de emociones en mi alma, torbellino que llego juntamente acompañado de margaritas y lirios, el mar se mostró apacible ante ello y acogió al remolino dentro provocando de ese modo que mi sonreír tengo un nuevo comienzo en el cual no solo sonreía por mí, sino que empecé a sonreír gracias a la presencia de usted en mis pensamientos y en mi vida.
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Me ha enseñado que, incluso en medio de las tempestades, es genuino e indispensable contar con una mano que nos socorra, con unos brazos que nos acojan y con una boca que nos aconseje, y también nos bese, y todo ello lo he hallado en su alma, en su calidez.
Nunca desista, nunca dude del gran valor que posee su ser, es inigualable y no se compara con todo lo anterior. Soy amante de los mundos gentiles, aquellos que están espolvoreados por la sencillez e ingravidez de la cual se carece en este presente. Y el suyo posee todo ello, posee esa aura única, difícil de hallar por las andanzas de la tierra.
El calendario ha perdido la cuenta de cuantas veces nos hemos jurado amor eterno, de cuantas veces nos hemos besado a lo largo de estos ocho meses, y es que sucede así cuando el amor se renueva en cada día y en cada respirar, lo cual es especial porque nuestro sentir rejuvenece en cada amanecer.
En este acuarelado destino, he deseado permanecer junto a usted por siempre y siempre, porque no he hallado persona que provoque en mí todo lo que usted ha logrado hasta en este día presente. Sé que la vida aguarda por un sinnúmero de momentos más por crear, vivir y disfrutar; los cuales provocarán que nuestros lazos se compacten aún más.
El año se encuentra próximo a terminar y que dicha, cuan grato me es poder pasar al dos mil veinticuatro estando al lado de quién más amo en este existir, de quién encantó a mi raudo corazón y me tendrá embelesado de su ser hasta el final.
¿Me acompañaría en esta nueva aventura, tomados de la mano, en la cual nuestros corazones serán los intérpretes de la historia una vez más?
La amo más que a nada en este mundo.
Este joven siempre suyo será. ʚ For u: https://youtu.be/CDjEn_Rmcfc?si=S-T9_MHZSnAVQuwc
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lainutilidaddelapoesia · 2 years ago
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"Boca enlutada..." - Alejandra Pizarnik (en "Poemas no recogidos en libros" 1956-1960)
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escritosvaleria-blog · 9 months ago
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Mugre rosa - Fernanda Trías
El libro presenta un mundo distópico donde las personas se enferman a causa de la niebla roja, una peste que se contagia a través del viento y provoca que a las personas les empiece a caer la piel. En este escenario, nuestra protagonista lidia con diversas situaciones. Su ex esposo se enfermó, pero es uno de los pocos que sobreviven y lo mantienen en un lugar llamado Crónicos para estudiarlo. Además, mantiene una difícil relación con su madre y cuida a un niño que sufre de una enfermedad que lo hace sentir hambre constantemente. Todo esto ocurre en una ciudad portuaria casi abandonada y llena de restricciones.
A lo largo del libro, la protagonista experimenta momentos de hambre, encierro, injusticia e incertidumbre. La narración comienza con la preparación para la llegada de Mauro y concluye después de que es recogido y la ciudad debe ser desalojada.
Es un libro muy conmovedor que invita a la reflexión profunda. Logra un equilibrio perfecto entre los pensamientos de la protagonista y los eventos que ocurren a su alrededor. Además, ofrece un vívido retrato de la mente de una persona con ansiedad en su vida diaria. Aborda diversas temáticas como las clases sociales, la desigualdad, la depresión, la enfermedad y los estigmas sociales con gran facilidad. También ejemplifica claramente la resignación de los ciudadanos ante situaciones de catástrofe, esperando soluciones del Estado.
Me encanta cuando los títulos de los libros tienen una relación directa y relevante con su contenido, y este libro logra eso. Uno de mis detalles favoritos son los poemas cortos de pensamientos de la protagonista que separan los capítulos. Este libro llegó a mis manos por recomendación de uno de los trabajadores de la librería Wilborada y fue un gran acierto.
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cchiroque · 2 years ago
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Una santa que no creía en Dios: Madre Teresa de Calcuta
LEONARDO BOFF
Todo es político pero lo político no es todo. Por eso dejemos a un lado, por un momento, las cuestiones políticas y ocupémonos de un tema de gran relevancia existencial y espiritual. Se trata de la noche oscura que la recién canonizada Madre Teresa de Calculta vivió y sufrió desde 1948 hasta su muerte en 1997. Tenemos los testimonios recogidos por el postulador de su causa, el canadiense Brian Kolodiejchuk en el libro Come Be My Light (Ven, sé mi luz).
Como es sabido, la Madre Teresa vivía en Calcuta recogiendo moribundos de las calles para que muriesen humanamente dentro de una casa y rodeados de personas. Lo hacía con extremo cariño y completa abnegación. Todo indicaba que lo hacía a partir de una profunda experiencia de Dios.
Cuál no sería nuestra sorpresa cuando nos enteramos de su profundo desamparo interior, verdadera noche sin estrellas y sin esperanza de un sol naciente. Esa pasión dolorosa duró casi 50 años. Ya en agosto de 1959 escribía a uno de sus directores espirituales: «En mi propia alma siento un dolor terrible. Siento que Dios no me quiere, que Dios no es Dios y que Él verdaderamente no existe».
En otra ocasión escribió: «Hay tanta contradición en mi alma: un profundo anhelo de Dios, tan profundo que me hace daño; un sufrimiento contínuo y con él el sentimiento de no ser querida por Dios, rechazada, vacía, sin fe, sin amor, sin cuidado; el cielo no significa nada para mí, me parece un lugar vacío».
Sabemos que muchos místicos testimonian esta experiencia de oscuridad. Lo constatamos en San Juan de la Cruz, en Santa Teresa de Ávila, en Santa Teresa de Lisieux, entre otros. Esta última, tan dulce y expresando la mística de las cosas cotidianas, escribió en su Diario de un Alma: ��No creo en la vida eterna; me parece que después de esta vida mortal, no existe nada: todo desapareció para mi, solo me queda el amor».
Es conocida la noche oscura de san Juan de la Cruz, tan bien expresada en su poema “La noche oscura”. Él distingue dos noches oscuras: una, la noche de los sentidos por la cual el alma vive sin consuelos espirituales y en una tremenda sequedad interior. La otra es la noche del espíritu “oscura y terrible” en la cual el alma ya no consigue creer en Dios, llega a dudar de su existencia y se siente condenada al infierno.
Especialmente la modernidad, centrada en si misma y perdida dentro del inmenso aparato tecnológico que creó, vive también esta ausencia de Dios que Nietzsche calificó comola muerte de Dios”. No es que Dios haya muerto, porque entonces no sería Dios. Es que nosotros lo matamos, es decir, Él ya no es un centro de referencia y de sentido. Vivimos errantes, solos y sin esperanza.
Dietrich Bonhöffer, teólogo mártir del nazismo, captó esta experiencia, aconsejándonos vivir “como si Dios no existiese” (etsi Deus non daretur), pero viviendo en el amor, en el servicio a los demás y cultivando la solidaridad y el cuidado esencial.
Sospechamos que Jesús conoció esta noche terrible. En el Huerto de los Olivos se sintió tan solo y angustiado que llegó a sudar sangre, expresión suprema de pavor. En lo alto de la cruz, grita al cielo: ”Padre, ¿por qué me has abandonado?” No obstante esa ausencia de Dios, se entrega confiadamente: “Padre, en tus manos entrego mi espíritu”. Se despojó de todo. La respuesta vino en forma de resurrección como la plenitud de la vida.
La noche oscura de la Madre Teresa al punto de decir: «Dios verdaderamente no existe” nos deja un interrogante teológico. Descompone todas nuestras representaciones de Dios. “A Dios nadie lo ha visto jamás” dicen las Escrituras. Es “nuestro saber no sabiendo, toda ciencia transcendiendo”, al decir de San Juan de la Cruz. Creer en Dios no es adherir a un dogma o doctrina. Creer es una actitud y un modo de ser en el mundo con los otros; es adherirse a una esperanza que es “la convicción de las realidades que no se ven” (Hebreos 11,1), porque lo invisible es parte de lo visible. Creer es una apuesta, según dice Pascal, que conoció también su noche oscura.
Simone Weil, la judía que en la última guerra se convertió al cristianismo pero no quiso bautizarse en solidaridad con sus hermanos condenados a las cámaras de gas, nos da una pista de comprensión: “Si quieres saber si alguien cree en Dios, no te fijes en cómo habla de Dios sino en cómo habla del mundo”, si habla en forma de solidaridad, de amor y de compasión.
Como decía el gran poeta y pastor el Obispo Pedro Casaldaliga:
“Donde tú dices ley, yo digo Dios.
Donde tú dices paz, justicia, amor ¡yo digo Dios!
Donde tú dices Dios ¡
yo digo Libertad, Justicia, Amor!”
Dios no puede ser encontrado fuera de estos valores. Quien los vive está en dirección a Él y junto a Él aunque niegue a Dios.
La Madre Teresa de Calcuta amando a los moribundos estaba en comunión con el Dios escondido. Ahora que ya se transfiguró vivirá la presencia de Dios cara a cara en el amor y en la comunión.
Leonardo Boff es teólogo y articulista del JB online.
Traducción de Mª José Gavito Milano
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Paola Riffo
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newcastle-ediciones · 2 years ago
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José Mateos
“3 noches. 3 auroras”
16,5 x 12 cm
116 páginas
PVP 10 €
Este libro consta de tres ensayos sobre Dante, Cervantes y Shakespeare… autores que no nos ofrecen ni un catálogo de opiniones ni un inventario de saberes, sino lo más valioso y esencial que el hombre ha recogido en su experiencia de la vida. Imaginarlos como un montón de retratos polvorientos o como estatuas inamovibles de un panteón sagrado es una equivocación habitual de nuestra época. Dante, Cervantes, Shakespeare… son, por el contrario, algo vivo, son el testimonio de la continuidad de la experiencia humana y pueden ser diferentes al ser escuchados con oídos diferentes. 
Sobre el autor:
José Mateos (Jerez, 1963) es autor de libros de poemas como Canciones, La niebla, Cantos de vida y vuelta, Un sí menor, Primavera, año cero o La hora del lobo; de libros de ensayos como La Razón y otras dudas, Un mundo en miniatura o Tratado del no sé qué; de libros narrativos como Historias de un Dios menguante o Un año en la otra vida; de libros de aforismos como Silencios escogidos o Un pensamiento sin máscara; y de dos obras teatrales como Proyecto Amniótica y ¡Silencio, se piensa!
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written-rave · 3 years ago
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Si te contará lo que realmente siento, sería insoportable y posiblemente no podrías volver a mirarme de la misma manera.
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williammoll · 4 years ago
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Alejandra Pizarnik. Yo voces. Textos de Sombra. Poemas no recogidos en libros. [24]
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alejandrapizarnik-world · 5 years ago
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Alejandra Pizarnik. Yo no canto, no celebro. 1956-1960. Poemas no recogidos en libros. [39]
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literatura-periodismo · 3 years ago
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Biografía de Mario Benedetti
Mario Benedetti (Paso de los Toros, 14 de septiembre de 1920-Montevideo, 17 de mayo de 2009). Poeta, novelista, dramaturgo, cuentista y crítico uruguayo perteneciente a la Generación del 45. La literatura ciudadana es el medio que tiene Benedetti para comunicarse con sus lectores. Desde temprana edad tuvo que ejercer distintos oficios, y no fue hasta 1948 cuando empieza a entrar en contacto con el mundo literario al publicar el volumen de ensayos Peripecia y novelas y al fundar y tomar la dirección de la revista Marginalia, que serviría de inspiración para su generación. 
Su formación como periodista comenzó en el semanario Marcha, llegando a dirigir la sección literaria. Como periodista trabaja también en El Diario y La Mañana, centrándose sobre todo en crítica cinematográfica y teatral. Su primer libro de poemas, La víspera indeleble, se publica en 1945. Un año después, se casa con Luz López Alegre, duradera relación que serviría de inspiración para el poema Bodas de Perlas, recogido en La casa y el ladrillo (1977). En 1949, publica su primer libro de cuentos, Esta mañana, con el que obtiene el Premio del Ministerio de Instrucción Pública. Su primera novela, Quién de nosotros, aparece en 1953. Con Poemas de la oficina (1956), Benedetti impacta en el desarrollo de la poesía uruguaya y con La tregua (1960), adquiere trascendencia internacional. Abarca gran variedad de géneros como la novela Gracias por el fuego (1965), el ensayo Revolución posible (1974), los cuentos Con y sin nostalgias (1977) y la poesía Viento del exilio (1981). Lleva a cabo varias direcciones, desde 1968 a 1971 dirige el Centro de Investigaciones Literarias (La Habana) e integra el Consejo de Dirección de la misma. A esta dirección le sigue entre 1971 y 1973 la del Departamento de Literatura Hispanoamericana de Montevideo. Tras esta etapa, abandona el país por razones políticas y no volvería hasta pasados doce años. Este tiempo reside en distintos países hasta establecerse en Montevideo y Madrid. Para salvaguardar su extensa obra, traducida a más de 25 lenguas, en su testamento deja creada la Fundación Mario Benedetti con la cual pretende preservar su obra, apoyar la literatura y ser un medio de lucha por los derechos humanos. Sus poesías también han llegado al mundo de la música a través de sus propias grabaciones leyendo sus poemas. Además, ha escrito canciones y numerosos músicos como Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti o Nacha Guevara se han encargado de musicalizar su obra. Al margen de los numerosos premios con los que ha sido galardonado, también ha participado como jurado de cine en los festivales internacionales de La Habana, San Sebastián y Valladolid, y de literatura en Uruguay, Argentina, Cuba, México, Ecuador, Panamá y España.
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pizarnikfragmentada · 1 year ago
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Alejandra Pizarnik | Los ojos… [frag.] [de «Poemas no recogidos en libros» [1956-1960]
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qualitypoetryartisan · 9 months ago
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Pequeños fragmentos de poesía...
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Noches parisinas, noches espartanas
Había noches parisinas y había noches espartanas. Las noches «parisinas» de Hugo eran las que terminaban a las dos, las tres o incluso las cuatro de la mañana, y se sustentaban en interminables tazas de té, cigarrillos, rumiaduras, angustias, breves fulgores de gozo, visiones, palabras entreoídas, imágenes venidas del pasado y jirones de anhelo proyectados hacia el futuro, y se resolvían en retazos y fragmentos, versos sueltos, poemas, párrafos, impromptus hablados que registraba en el teléfono y a veces volcaba después, o a la mañana siguiente, en su página web. Podían ser «noches oscuras del alma», en su sentido más desgarradoramente tragicómico, o noches no tan oscuras, de menor carga de congoja y ansiedad, que transcurrían con relativa calma sobre las olas más serenas de la lectura. Había también noches de deslumbramiento semidelirante, aquellas de las que Chandler decía que podían ser peligrosas, en las que Hugo vertía en folios virtuales dudosas microtrombas de aguachirle iluminado, o lanzaba al vacío sincopados correos de cuasi automática telegrafía acelerada, cuyo destinatario último y único, al margen de que fueran dirigidos a personas de carne y hueso, era él mismo.
Sendos ejemplares de la Biblia, uno en la versión King James inglesa y otro en versión española de los años 70, de cuando Hugo iba al colegio (Ediciones Paulinas; siempre le sonó ese nombre a hermoso campo poblado de margaritas), descansaban con plácida solidez de canes dormidos en su mesa. En ocasiones abría el libro santo, en una de sus dos lenguas, por alguna página al azar, y leía con avidez expectante y turbada. El salmo 16, con el que se había vuelto a topar en la madrugada de su última velada parisina, le había traspasado de una especie de exultante alegría vivificadora:
Me enseñarás el camino de la vida; la plenitud de goces delante de tu rostro, a tu diestra, delicias para siempre.
¡El rey David, pergeñando salmos! Esa estampa le recordaba unos versos de C. K. Williams, el gran poeta norteamericano, que él mismo había traducido al español hacía varios lustros, en los que un enajenado vagabundo se refugia en la Biblioteca Pública de Boston, para pegar harapos de papel recogidos en cubos de basura en un gran cuaderno de dibujo, sacado de sabe Dios dónde, mientras fuera el mercurio cae hasta menos diez y ruge la ventisca. «Su concentración era inspiradora», decía en un momento dado el vate, comparando a continuación al mendigo con el regio autor del libro de los Salmos. Instantánea como venida de otro mundo, en un flash cienciaficcional recreado ahora por Hugo en las tiernas horas de este nuevo día, el de hoy, que sucedía al otro tipo de noche: la «espartana». Eran esas noches espartanas las de temprana retirada, buen sueño profundo y prolongado, despertar con el canto de los pájaros, y sesión fecunda, inmediatamente después, de rabiosamente inspirado trabajo, en la cima del siguiente amanecer, ante el beatífico rumor blanco, como de nieve callada, de la pantalla.
Hoy el mirlo había cantado hacia las cinco y veinticinco, cuando Hugo yacía en el lecho todavía, esperando que unos minutos más tarde sonara el despertador —un viejo terminal telefónico de Nokia que actualmente solo tenía encomendadas funciones de radio portátil y de «alarma»—, para poder alargar la mano y tantear, al tiempo que silenciaba el dispositivo, el arranque de una nueva jornada. Escuchando los divinos gorjeos de su ave favorita, Hugo recitó para sus adentros una de sus mentales ofrendas de acción de gracias, de tono siempre similar pero siempre ligeramente distinto, que en esta ocasión decía: «Bendito mirlo, llevas velándome mi vida entera en todas partes, ¡Dios te colme de dones la emplumada crisma!». O palabras, en cualquier caso, de parecido estilo (lo bueno que tenían los efluvios sentimentales privados era que uno podía guardárselos para sí, y degustar sin excesivo bochorno esos accesos de poesía cuestionable, o incluso mala poesía, que como todos sabemos es a veces la mejor). En este momento, llevado en volandas por el canto de su eterno amigo, comenzaba de nuevo la batalla para Hugo: una tetera llena de vigorizante brebaje de la India, unas tostadas con aceite y mermelada de naranja, y un cigarrillo con cuya chispa prender la mecha del recién llegado día, que resultaba ser el primero de la semana seis del año; puede que fuera un lunes bueno, puede que fuera un lunes malo, o puede que fuera un lunes indiferente. Hugo se dispuso a cogerlo con saludable energía por los cuernos, sin dudar por un instante que en seguida iba a averiguarlo.
8 de febrero de 2021
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elrincondelescritornovato · 4 years ago
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Kathleen Resch, autora del relato "La oscuridad", que forma parte de la selección hecha por Ramsey Campell en "Ómnibus de nuevos terrores" de Pan books Ltd., conocido como "Horror 3" de Ediciones Martínez Roca, S.A. en latinoamérica. Cito de forma textual lo comentado por ella en este libro: " Nació en 1955 y trabaja como administrativa de una pequeña empresa californiana. Sus poemas y relatos cortos han aparecido en diversas revistas de pequeña circulación, y su poema "Revenant" fue incluido en Swords Against Darkness, III, de Andy Offut, pero este es su primer relato recogido en una antología. Trata de uno de los terrores más antiguos, pero nunca había visto sus características psicológicas exploradas tan a fondo, ni siquiera por Robert Aickman. El talento y la imaginación de Kathleen Resch constituyen toda una novedad". Expongo que solo conseguí estas imágenes de referencia sobre esta dama; como en el caso de Dorothy K. Haynes, ni hallé ni un dibujo ni retrato de su persona. Las primeras imágenes acá presentadas son de la publicación de un fancine que hallé por internet y el cover de la selección de Andy Offut. Por lo visto publicó más poemas que relatos. . . . . . #elrincóndelescritornovato #elrincondelescritornovato #kathleenresch #relatosdeterror #poemasdeterror #poemasdefantasía #escritorasamericanas #escritorasnorteamericanas #escritoras #megustaescribir #escribohistorias #escribomilibro #pasionporlalectura #pasionporlaescritura #pasiónporleer #pasionporescribir #pasiónporlalectura #pasiónporlaescritura #pasiónporleer #pasiónporescribir #narrativa #poetasamericanas #poetas #elescritornovato #esritornovato #escritoraficionado #narradornovato #narradoraficionado #soyunnarradornovato #devenezuela (en Venezuela, Maracay, Edo Aragua) https://www.instagram.com/p/CLULtjuF_ED/?igshid=lzpwdlw32vnm
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poemaenprosa · 4 years ago
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Amelia Gaitán
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-Me siento como Sakura cuando convirtió varias cartas Clow a cartas Sakura de golpe.
Eso me suele decir cada vez que tiene un día pesado. Esa referencia traduce un cansancio mental y emocional. Generalmente enuncia la frase, termina de abotonarse el pijama y se acuesta sobre mi pecho y en cuestión de minutos, mientras le acaricio su cabello se desvanece en un profundo sueño. La primera vez que salimos a tomar un café, de su cuello colgaba una cadena con una pequeña estrellita bordeada por un círculo rosado, dos alitas pequeñitas a sus laterales y debajo de ella una llave. No dude en preguntarle, me sonrió enseguida. Me contó que vio ese anime estando muy chiquita y lo repitió cuantas veces pudo. A veces la descubro repitiendo algunas escenas importantes en YouTube.
Amelia dice que Sakura Card Captors fue elemental para entender las múltiples maneras de amar. Que ver una serie donde había relaciones homosexuales y se tratan con total normalidad hizo que ella jamás viera con rechazo a personas con orientaciones sexuales diversas. Como también me confesó que su primer amor de la infancia fue Shaoran Li. Le brillan los ojos cuando lo menciona, dice que su ideal del amor lo construyó a raíz del cuidado, ayuda y apoyo que le brindó este personaje a Sakura. Cómo también deseo profundamente tener una amiga como Tomoyo y en efecto, Elenora es su amiga más cercana, que curiosamente tiene una marca de ropa y le confecciona camisas muy seguido.
A veces siento celos por superar las expectativas infundadas por Shaoran Li.
Cuando Amelia habla de sus padres lo hace a través de momentos muy claros y precisos. Su amor por la radio viene de su padre. Todos los domingos desde que era muy niña se sentaba con él a escuchar el programa de Historia del Mundo de Diana Uribe, lo comentaban y ella le hacía preguntas en un acto pedagógico en el que ambos aprendían del otro. Ahora se envían los podcasts y aunque lo escuchan en tiempos diferentes y a sus propios ritmos se llaman para socializar y discutir lo escuchado.
Ella me cuenta que en los anaqueles de la biblioteca de su casa de la infancia había un libro que siempre le llamó la atención y que su papá reiteraba que aún no estaba lista para leer. El libro tiene en su portada la foto antigua de una niña rubia con un violín en sus manos y se titula: “El olvido que seremos”. Cuando su padre se fue a vivir a Bogotá, ella le dijo que en la universidad le sugirieron leer el libro, su papá le mandó el dinero y se lo compró. Así que, en una sala de espera, mientras esperaba su turno para reclamar unos medicamentos lloró enternecidamente una vez terminó de leerlo. Comprendió porque su papá paseaba al libro a todos lados, porque repetía su lectura y cuando descubrió la visceral asociación del poema de Borges con el título de la novela su desolación fue peor. Lloró la violencia de este país, lloró las masacres, la corrupción, y sobre todo sin entender porqué se puso a imaginar el día de la muerte de su padre y como esto la destrozaría por completo.
Cuando inició la cuarentena se despertaba a media noche llorando. Me decía que tenía miedo de perder a su papá que cumple los requisitos para ser población de riesgo: mayor de setenta años, diabético e hipertenso. Y aunque mi suegro está muy bien y lleva meses que no sale ni a la recepción del edificio, ella siente miedo de perderlo y si pasa una semana y no lo llama o escucha su voz, la invade la ansiedad. Me mira con los ojos desorbitados y me dice: El día que mi padre se vaya me voy yo con él. Ahora juntos no vemos el momento en que podamos ver la película de Fernando Trueba sobre este desgarrador libro.
En lo que confiere a su madre hay una escena clara: Amelia siendo una bebé de meses o un año quizás, metida en su cuna aferrada a las barandas viendo con su mamá alguna telenovela. Si nos ubicamos en los noventa, debió ser Esmeralda, Cuna de lobos, Café o La Potra Zaina. Y así sería por los años siguientes en los que las telenovelas tuvieron parte esencial en su educación sexual y sentimental. Amelia puede hacer una tesis o hablar por horas de las industrias de las telenovelas, puede enumerar las de Cris Morena y cantar algunas bandas sonoras; discutir los detalles de las producciones de las telenovelas de Carla Estrada o sacar una lista de razones del porqué Adela Noriega fue tan icónica y ninguna otra actriz alcanzará su belleza y genialidad.
La última novela con la que estuvo obsesionada fue La Ley del Corazón y reafirma que si tuviera más tiempo tendría un canal en YouTube donde analizaría cada novela, en especial el discurso machista y las creencias erradas sobre el amor en cada una de estas historias.
Sin embargo, hay una serie que siempre le recuerda el ideal de relación que le gustaría tener con su madre, por eso mientras cambiaba de canal en Warner vio Gilmore Girls. Se ha leído la mayoría de libros que Rory menciona, a veces creo que estudió periodismo por lo mismo, pero también la relación Rory  y Lorelai le causa gran frustración, porque mientras ellas tienen rituales, se cuidan sus tusas y se expresan su amor la relación de Amelia y Amalia (porque a sus padres le pareció sencillo cambiar una vocal del nombre de su mamá para elegir el de ella) es una relación llena de desencuentros, gritos, peleas, temporadas sin hablarse, visiones opuestas de la vida. Me dice que su mamá es imposible porque es escorpio y ella es leo, pero una vez vio Lady Bird y evidenció una relación madre e hija más honesta, sintió un poco de consuelo.
Cuando habla de sus amigas es inevitable que no hable de campos de fresas, de Lucy en el cielo con diamantes, de submarinos amarillos. Incluso tiene una lista en Spotify que dura ¡veinticuatro horas! De las bandas sonoras de su adolescencia. Amelia estaba en once grado, cuando en un festival de inglés ocurrió lo inesperado: cuatro chicas de décimo grado vestidas de negro, con corbata y el cabello recogido hasta los hombros salieron a cantar: All you need is Love. Nadie nunca había cantado alguna canción de The Beatles, solían reversionar a Britney o alguna de High School Musical o un caso más extraño a Sinatra, pero a los Beatles ¡Nunca! Ella toda su secundaria se sintió un bicho raro, porque nadie compartía sus gustos musicales y cuando vio a estas cuatro mujeres en escena se propuso conocerlas y ser su amiga: “Las vi, las amé y las elegí”, dice cuando empieza a contar esta historia que disfruto escuchar.
Para ella la amistad femenina es una forma elevada del amor. Han pasado diez años desde ese festival de inglés y ella defiende a cada una con la vida. Posterior a este encuentro se sumaron otros artistas y canciones, pero en especial uno: Gustavo Cerati.
Descubrí su obsesión por Cerati, cuando vi por primera vez un tatuaje que tiene en la parte inferior de uno de sus pechos, allí dice en letra cursiva y pequeña: “La poesía es la única verdad”. Para ella Cerati es un poeta, no a nivel estructural, pero si un hombre alado que definió y acompañó momentos cruciales de su vida. Me cuenta que, en el 2014, una de sus amigas la llamó y le preguntó si había leído las noticias, ella para entonces hacía sus prácticas laborales en un periódico local. Llegó a su cubículo encendió el computador y leyó lo inesperado: Gustavo Cerati había muerto. Quedó en blanco y se puso a llorar, hizo un duelo de semanas como si hubiera perdido a un pariente muy cercano. Luego de esa terrible noticia, le sucedieron videollamadas con sus amigas en las que ponían alguna canción y lloraban a cántaros.
Amelia Gaitán tiene muy mala memoria para memorizar poemas aun cuando siendo una niña se llevaba todos los aplausos en los recitales de poesía declamando a Lorca o Bécquer. Sin embargo, cuando menciona esos años grises en los que solo pensaba en hacerse daño leyó la obra completa de Alejandra Pizarnik, sus diarios, poemas, poesía en prosa, novelas cortas y vio todos los documentales. Alejandra le dio nombre a su herida. No se sabe algunos poemas, pero de vez en cuando comenta en voz alta: “Las palabras no hacen el amor, hacen la ausencia”, o “¿si nos anticipamos de sonrisa en sonrisa hasta la última esperanza?”. Tiene todos sus libros en un lugar especial de nuestra biblioteca y a veces los abre y relee sus poemas favoritos, pero no se siente capaz de volver a leer a Pizarnik con detenimiento, dice que sus letras la retornan a oscuridades que no quiere volver a vivir.
Odiaba que Diomedes Díaz se hubiese muerto dos días antes de navidad, decía que no había algo tan detestable como el vallenato, banda sonora de la cultura paraca y feminicida colombiana. Su visión cambió totalmente cuando trabajó como docente en zona rural de Montería. Sus estudiantes no recordaban el día de la independencia, pero sí había un sentimiento colectivo todos los 26 de mayo; en ese entonces era profesora de español y literatura; sentía que cuando explicaba las figuras literarias con versos de los poetas del siglo de oro los adolescentes la miraban como si hablara en chino.
Un día les leyó en voz alta fragmentos de “La eterna parranda de Diomedes” y allí Salcedo Ramos enuncia algunas canciones, como Amarte más no pude. Ese día, los estudiantes interrumpieron su lectura y le dijeron: “espere profe” y a continuación comenzaron a corear la canción. Ella se deslumbró y entonces los chicos aprendieron a identificar símiles, metáforas e hipérboles en canciones como: el cóndor herido, sin medir distancias, que será mi vida sin ti, señora, entre muchas otras que ella aprendió a amar.  
A veces la escucho cantando en voz alta temas de Rafael Orozco y Patricia Teherán y cuando lo hace la garganta le sabe a ron. Me pide que le alcance un trago y entre canción y canción discutimos la poesía camuflada en los versos de los juglares vallenatos. Ahora está obsesionada con las voces femeninas en este género y se la pasa viendo en vivos de Martina La Peligrosa cantando vallenato y comentando sus letras.
Sin saberlo Jorge Drexler ha sido su terapeuta. Amelia y la tristeza tienen una relación muy cercana, pues en varias ocasiones cuando llego del trabajo y escucho el agua caer de la ducha armonizada con alguna canción de él, sé que no se siente bien. 
“Tu corazón va a sanar, va a sanar y va a volver a quebrarse mientras le toque pulsar”, se repite como mantra cuando siente que el mundo se le viene encima. Esas veces interrumpo su ritual y decido acompañarla.  No me dice nada, me mira con los ojos hinchados de tanto llorar, se sienta en mi regazo. La abrazo mientras escuchamos a Drexler en silencio, esperando que la señora tristeza decida irse.
Hay una relación directamente proporcional entre los géneros musicales que escucha y sus gustos etílicos. Recientemente vimos el documental sobre la vida de Chavela Vargas en Netflix, yo no sabía el significado de Chavela en su vida. Esa noche además de ver un par de lagrimones que resbalaron por sus mejillas, me contó de sus días en México. De su amor por el picante y de cómo el performance de Chavela entonando cada canción son prácticamente un hecho poético. Es como si cualquier bolero o ranchera interpretada con esa voz desgarradora además de darle unas ganas tremendas de beber tequila, le revuelven las nostalgias acumuladas en su alma.
El 23 de julio de este año inesperadamente Taylor Swift anunció su octavo álbum de estudio: Folklore. Ese día mientras cada uno daba clases virtualmente la vi revisando Instagram cada rato, comentando con sus amigas y saltando por los títulos de las canciones. Amelia ama a Taylor Swift desde que escuchó Crazier en la película de Hannah Montana, desde ahí la ha seguido por años y con dos de sus amigas tienen un ritual que nunca han hecho presencialmente: se reúnen en la distancia y escuchan canción por canción, eligen sus favoritas las comentan y hacen teorías conspirativas sobre la vida de Taylor.
Se ha repetido varias veces el documental de Miss Americana y ambos coincidimos en que es una obra maestra. Esa noche le dije que me acostaría temprano que estaba cansado, ella me dio las buenas noches con un beso, buscó aguapanela caliente y se sentó en la sala esperando que fuese medianoche y el álbum estuviera disponible en todas las plataformas. Sus amigas ya estaban conectadas, una desde Taiwán y la otra desde Manizales.
Me dio mucha curiosidad y aunque ya había tenido mi primera experiencia distante con Lover el año anterior, este año quise integrarme a pesar de que me sintiera muy ajeno. A la media hora de haberme despedido, regresé y me senté con ella en el sofá y vimos el vídeoclip de cardigang. Cuando escuchamos la frase: “Peter losing Wendy”, nos miramos con los ojos aguados y sonreímos, al poco tiempo junto con Ferna y Karen vía Skype nos desvelamos comentando cada canción, intuyendo las historias, saboreando los ritmos. Nos desvelamos elogiando la genialidad de Taylor, el concepto del álbum, lo asombrosamente diferente al resto de sus discos y seleccionamos nuestras favoritas a eso de las dos de la mañana que terminó el ritual.  Para Amelia sus favoritas son This is me trying y August. La primera porque así se ha sentido todo este encierro: intentándolo, luchando con que sus propios demonios no la absorban y August por el significado especial de agosto en su vida.
Si hay algo que pueda definir a Amelia Gaitán en treinta y seis segundos es el discurso de Jo March, en la versión de  Little Women de Greta Gerwing: “es que siento que las mujeres tienen mente y tienen alma al igual que corazón.  Tienen ambición y tienen talento, así como belleza; y ya me harté de que muchos digan que el amor es lo único para lo que servimos ¡ya me harté de eso! Pero también me siento muy sola”.
Este monólogo la atravesó por completo y resumió su angustia de años: el amor. Esa contradicción y anhelo de que el amor es el fin último y pleno de su vida, cuando hay mucho más. Esta preocupación la atraviesan los poemas que escribe, es una especie de trascendencia filosófica transversalizada en su quehacer, en las canciones que le gustan y las series que ve, porque se contrapone con la soledad, esa que la inunda cuando la depresión la visita. 
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