#ringo: gloria y muerte
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Jerónimo Bosia in Ringo: Gloria y muerte S01E01
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Soy malo, soy rápido, soy lindo… “Ringo: Gloria y Muerte”
La historia se sumerge de lleno en el mundo del boxeo para relatar el ascenso, la gloria y la decadencia de Oscar Natalio Bonavena, conocido públicamente como ‘Ringo Bonavena’, en dos líneas temporales paralelas, al tiempo que revela la trama oculta detrás de su asesinato.
Por un lado, el relato se centra en los últimos tres meses de vida del boxeador para retratar el ocaso de una celebridad que quiere reinventarse. Por otro, la historia recorre los hitos de la vida de Ringo de un modo cronológico, desde sus orígenes humildes y su llegada al boxeo amateur, hasta su rápido ascenso, su debut en el Madison Square Garden de Nueva York, y su consagración como campeón argentino.
Estreno: 24 de marzo de 2023 en Star+.
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La serie cuenta con las actuaciones de Jerónimo Giocondo Bosia, Delfina Chaves, Lucila Gandolfo, Thomas Grube, Connie Isla, Pablo Rago, María Onetto, Ariel Nuñez, Renato Quattordio y Andrés Ciavaglia.
Pósteres Individuales
#Ringo: Gloria y Muerte#Jerónimo Giocondo Bosia#Delfina Chaves#Lucila Gandolfo#Thomas Grube#Connie Isla#Pablo Rago#María Onetto#Ariel Nuñez#Renato Quattordio#Andrés Ciavaglia#Series#Star+
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Ringo: Gloria y muerte
Ringo: Gloria y muerte (Serie 2023) #JeronimoBosia #DelfinaChaves #RenatoQuattordio #GermanDeSilva #MartinSlipak #MariaOnetto Mehr auf:
Serie / Ringo: Glory and DeathJahr: 2023- (März) Genre: Biografie / Drama / Sport Hauptrollen: Jerónimo Bosia, Delfina Chaves, Renato Quattordio, Germán De Silva, Martín Slipak, María Onetto, Lucila Gandolfo, Javier Drolas, Lautaro Bettoni, Andrés Ciavaglia, Connie Isla, Thomas Grube, Pablo Rago, Agustín Corsi, Matías Okosi … Serienbeschreibung: Ist von dem außergewöhnlichen und kontroversen…
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Ringo: Gloria Y Muerte | Official Trailer (2023) It chronicles the life of Argentine boxer Oscar "Ringo" Bonavena, tracing his ascent, the triumphs of his success, and his subsequent decline.
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“Ringo. Gloria y muerte”, el nuevo thriller de Star Original Productions
“Ringo. Gloria y muerte”, el nuevo thriller del sello Star Original Productions basado en hechos reales e inspirado en la vida del campeón argentino de boxeo Oscar “Ringo” Bonavena, llegará en exclusiva a Star+ en Latinoamérica y a los servicios de streaming de Disney globalmente con todos sus episodios el 24 de marzo. De origen humilde, con un éxito rápido y arrollador, y una muerte trágica a…
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2-Hogar y trabajo
¡Ah, aquellos días! No dejaba divertirme, jugaba con desconocidos, comía todo lo que quería. Nadie me molestaba, todo el ambiente era agradable, ¡cómo para no termimar! ¡Oh, qué lamentable! todo duró poquisímo. Exactamente, la última noche que pasé allí, estaba recargada en el barandal observando la pequeña barra de la Vía Láctea, ¡tan adorable qué es! ¡es muy enigmática! Entonces empecé a razonar, sí toda la creación del Cosmos es un misterio, entonces ¿los seres humanos lo somos? ¿somos insignificantes ante el resto? yo digo que no tenemos la necesidad de hacernos menos, por el simple hecho de que nuestras partículas se formaron en estrellas. Por lo tanto la muerte es vida, “la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Luego la brisa se hizo abundante tapando el infinito azul, asi que tuve que ir a mi camarote.
Al día siguiente, al llegar al puerto con todas mis pertenencias, tomé un taxi, el primero que mis ojos observaron. El conductor, amablemente subió todo, luego le dije la dirección de mi destino, él afirmó que no me preocupara porque tiene memorizada cada rincón de Londres; hizo una especie de mini tour durante el trayecto. Al llegar quedé con todas mis cosas en la banqueta; buscaba mi llavero; busqué por todos los bolsillos de mi ropa; qué tonta, las llaves las tenía en mi cuello, como si fueran un collar. Abrí el gran y oxidado portón, “ está cosa se va a desmoronar”. Metí todo, hasta llegar a la puerta principal, la de mi nueva morada.
No quiero sonar como una chillona; pensé que iba hallar un nido de ratas, cucarachas, telarañas, por todos los rincones de la casa, eso si iba a ser un arduo trabajo de limpieza. Mas no fue lo que esperé, todo estaba en orden, los muebles se encontraban cubiertos con sábanas, deteniendo el polvo. Entré a cada habitación de la casa, sólo en una tenía una cama. Después de supervisar todo, al menos no me encontré ningún cadáver o cosa putrefacta. Arreglé todo… Por la tarde descansé, sin embargo escuché que alguien gritaba desde la calle. Tuve que salir, desde la puerta observé a una mujer con dos niñas ,“arh, los testigos de Jehová nunca dejan de enfadar lugar en donde estes”.
Las saludé y ellas correspondieron, entonces la doña que no está tan vieja que digamos, me preguntó que si soy Hope Roderickson , afirmé; la mujer trató de abrazarme pero las barras del portón lo impedían. Por lo tanto tuve que abrir; me contó que es prima de mi mamá y las niñas son sus hijas: Rita y Penny. Les permití dejarlas pasar a la casa. La pobre Joy estaba tan emocionada, pues jamás me llegó a conocer. Ella es madre soltera, su espeso murió por un choque eléctrico, pues era técnico en una subestación, ella estaba con un mes de embarazo de la segunda hija, Rita. Me contó que algunos miembros de la familia de mi mamá vive en Marylebone, pero son unos desgraciados interesados. Y también de mi mamá que fue una dulce mujer.
Me sentía mal porque no tenía nada para ofrecer, además las niñas me regalaron una caja de galletas. Las niñas no tenían ni la más mínima idea de lo que estaba hablando su madre conmigo, unas inocentes. Creo que pasó más tiempo hablando con Joy de lo que limpié. No importa es interesante hablar con ella. Al fín y acabo me voy a llevar muchas sorpresas viviendo aquí.
En la noche pude dormir tranquilamente, preparandome para ir a entregar los documentos y tratar los asuntos con Epstein. Además sería de útil ayuda salir para conocer.
[…]
Eran las siete de la mañana, me sentía bien muy bien. Daba vueltas de alegría por todo la banqueta, pisando las hojas de los árboles. La gente me miraba extraño, como sí nunca habían visto a alguien que reflejará su alegría. Qué ciudad tan más fría, en el sentido de la temperatura del ambiente.
Llegué a la oficina de Brian. La secretaria preguntó que quería; le respondí que tenía una cita con Brian; me dejo pasar a su oficina. Le entregué los documentos, sonrió.
— ¡Qué bueno que te animaste Azul! bueno tendremos que ir a los mismos estudios hoy a dejar todo esto para que formes parte de allí.
«Asentí con mucho gusto»…
Me atendió cómo todo un caballero y bueno me presentó a todo el personal; las personas de ese lugar parecen ser muy atentas y amables. Por último me presento a George Martin, el productor musical, que al igual que yo es ingeniero en sonido y bueno ahora en adelante seremos colegas, espero llevarme bien con él y los demás por ser equipo, o algo asi ya que es un labor gigantesco tener que manipular toda una producción. Mi responsabilidad, la de hacer mejor cada pieza, de hacerla realista para el cliente y que piense que esta allí con los músicos.
Y lo único que sé de los músicos con quienes trataré es que tengo dos álbumes de ellos. Son cuatro integrantes. La banda tiene muchos adoradores… porque son The Beatles.
[…]
Esos benditos The Beatles, si ellos no existieran la posibilidad fuese mínima. Exactamente puedo describir el primer día en que me tocó grabar. Había llegado a buen tiempo, saludé al personal mientras me dirigía a el estudio dos, en el pasillo se encontraban tres chicos: Ringo, John y George; peleaban por algo; seguí con mi curso, empujé la puerta, subí las escaleras allí se encontraba George Martin, ¡ah! y Paul. Recuerdo que Goerge volteó , le siguió Paul, quien parecía escáner ya que no desplegaba su mirada en mi, eso me inquietó mucho. George me presentó ante Paul, pues al parecer no esperaba que estuviera allí. Él me estrechó la mano, le correspondí, fue tan extraño hacer eso, aún más:
— Paul McCartney — me guiña sin soltar la mano — a tus órdenes linda.
Cuando en realidad sería quien estaría bajo sus órdenes e inquietudes por la obviedad.
Luego llegaron los otros tres; John hizo tanto alboroto por verme. Me dieron la bienvenida a casa. Además se diculparon por no saludarme en el pasillo.
Ese día fue tan largo, estaban tan entusiasmados por su nuevo proyecto.
Exactamente todo duró seis horas. Ellos se habían retirado, Paul no. “Es tan especial hablar sobre él”. “El hombre de las pestañas bonitas, su mejor atributo además de su voz”. Quien no dejaba de mirarme como si fuera un bicho raro. «¡Qué me ves!» sería muy agresiva si le dijese eso. En aquel entonces olvidaba su nombre a excepción de su patronimico apellido irlandés.
[…]
Un día de esos en los que la inspiración se va y entra en juego mi papel para motivarlos, McCartney me preguntaba tantas cosas que iban más allá, quería saberlo todo. Sin embargo John se había molestado pues Paul me quitaba tiempo, el tiempo para solucionar las cosas.
John es muy divertido a la hora de molestar a sus amigos así que retaba a Paul a que en una hora no me hablará, si no lo lograba le bajaría los pantalones enfrente de mi. Traté de no reir por semejante reto.
— No creo que lo logre Paul, el es de un espíritu platicador — menciona George.
Paul hace una mueca y se sienta cercas del amplificador de su bajo y me da la espalda, a todos. Ringo pasa por ahí y empiezan a murmurar algo. Entonces John empieza a platicar conmigo para provocar celos al pobre de Paul. Cosas triviales, cielos… George observaba la escena desde lo más alto, movía los controles dándole jugo a el sonido del bajo de McCartney; el seguía tocando y llevando un ritmo pegajoso haciendo que la batería de Ringo se sincronizara. Luego entró la guitarra de John, mezclándose; por último George que tocava peculiares rifs ritmicos en solitario.
No recuerdo que esto se le haya consebido un nombre, fue espontáneo, una broma para McCartney. Trece minutos de gloria improvisada, que cuando quedó lista la pista fue gozada por los dichosos oídos presentes.
— Sólo calentamos, realmente somos unas bombas cuando tenemos algo en mente y lo queremos resaltar — suelta orgulloso John.
Había pasado la hora y Paul se acercó a mí. Únicamente sonreía cómo niño bueno. Me quité mis auriculares, en eso se va George quien va por donas y café. Observo por la ventana que a bajo están los tres, volteo y Paul está a mi lado. Este hombre es tan rápido al moverse. Jugaba con sus manos. Él me empieza a sacar plática, pregunta cosas típicas, qué comida me gusta, cuántos años tengo, dónde resido…
Al pasar un par de horas se concluyó la sesión. Cada quien para su casa. Entonces los chicos me hablan.
Tembloroso Paul — Bueno, Azul, quisieras ir mañana a las 5 de la tarde a una pequeña fiesta con nosotros ¡por favor!
—Por favor, queremos llevarte para poder conocernos mejor — John me lanza una mirada picara muy graciosa, no pude evitar reír.
—Está bien chicos, déjenme anotarles mi dirección.
Busqué entre mis cosas papel y pluma. Me recargé en una pared como apoyo y arranqué la hoja donde escribí, la cual entregué al mismísimo McCartney. Él desvió su mirada, los chicos le dieron palmadas en su espalda y empezaron a reírse. De ahí me retiré y me despedí de los presentes. No pude contenerme con la invitación de los chicos, aunque en el tiempo de cada sesión no los he tratado de una manera formalmente, son unos chicos simpáticos.
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3-Paranoia
Al día siguiente... Ya eran las 9 de la mañana y no tenía ni la más mínima de que ponerme, mi ropa ¡Ah, aquellos días! No dejaba divertirme, jugaba con desconocidos, comía todo lo que quería. Nadie me molestaba, todo el ambiente era agradable, ¡cómo para no termimar! ¡Oh, qué lamentable! todo duró poquisímo. Exactamente, la última noche que pasé allí, estaba recargada en el barandal observando la pequeña barra de la Vía Láctea, ¡tan adorable qué es! ¡es muy enigmática! Entonces empecé a razonar, sí toda la creación del Cosmos es un misterio, entonces ¿los seres humanos lo somos? ¿somos insignificantes ante el resto? yo digo que no tenemos la necesidad de hacernos menos, por el simple hecho de que nuestras partículas se formaron en estrellas. Por lo tanto la muerte es vida, "la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma". Luego la brisa se hizo abundante tapando el infinito azul, asi que tuve que ir a mi camarote. Al día siguiente, al llegar al puerto con todas mis pertenencias, tomé un taxi, el primero que mis ojos observaron. El conductor, amablemente subió todo, luego le dije la dirección de mi destino, él afirmó que no me preocupara porque tiene memorizada cada rincón de Londres; hizo una especie de mini tour durante el trayecto. Al llegar quedé con todas mis cosas en la banqueta; buscaba mi llavero; busqué por todos los bolsillos de mi ropa; qué tonta, las llaves las tenía en mi cuello, como si fueran un collar. Abrí el gran y oxidado portón, " está cosa se va a desmoronar". Metí todo, hasta llegar a la puerta principal, la de mi nueva morada. No quiero sonar como una chillona; pensé que iba hallar un nido de ratas, cucarachas, telarañas, por todos los rincones de la casa, eso si iba a ser un arduo trabajo de limpieza. Mas no fue lo que esperé, todo estaba en orden, los muebles se encontraban cubiertos con sábanas, deteniendo el polvo. Entré a cada habitación de la casa, sólo en una tenía una cama. Después de supervisar todo, al menos no me encontré ningún cadáver o cosa putrefacta. Arreglé todo... Por la tarde descansé, sin embargo escuché que alguien gritaba desde la calle. Tuve que salir, desde la puerta observé a una mujer con dos niñas ,"arh, los testigos de Jehová nunca dejan de enfadar lugar en donde estes". Las saludé y ellas correspondieron, entonces la doña que no está tan vieja que digamos, me preguntó que si soy Hope Roderickson , afirmé; la mujer trató de abrazarme pero las barras del portón lo impedían. Por lo tanto tuve que abrir; me contó que es prima de mi mamá y las niñas son sus hijas: Rita y Penny. Les permití dejarlas pasar a la casa. La pobre Joy estaba tan emocionada, pues jamás me llegó a conocer. Ella es madre soltera, su espeso murió por un choque eléctrico, pues era técnico en una subestación, ella estaba con un mes de embarazo de la segunda hija, Rita. Me contó que algunos miembros de la familia de mi mamá vive en Marylebone, pero son unos desgraciados interesados. Y también de mi mamá que fue una dulce mujer. Me sentía mal porque no tenía nada para ofrecer, además las niñas me regalaron una caja de galletas. Las niñas no tenían ni la más mínima idea de lo que estaba hablando su madre conmigo, unas inocentes. Creo que pasó más tiempo hablando con Joy de lo que limpié. No importa es interesante hablar con ella. Al fín y acabo me voy a llevar muchas sorpresas viviendo aquí. En la noche pude dormir tranquilamente, preparandome para ir a entregar los documentos y tratar los asuntos con Epstein. Además sería de útil ayuda salir para conocer. [...] Eran las siete de la mañana, me sentía bien muy bien. Daba vueltas de alegría por todo la banqueta, pisando las hojas de los árboles. La gente me miraba extraño, como sí nunca habían visto a alguien que reflejará su alegría. Qué ciudad tan más fría, en el sentido de la temperatura del ambiente. Llegué a la oficina de Brian. La secretaria preguntó que quería; le respondí que tenía una cita con Brian; me dejo pasar a su oficina. Le entregué los documentos, sonrió. — ¡Qué bueno que te animaste Azul! bueno tendremos que ir a los mismos estudios hoy a dejar todo esto para que formes parte de allí. «Asentí con mucho gusto»... Me atendió cómo todo un caballero y bueno me presentó a todo el personal; las personas de ese lugar parecen ser muy atentas y amables. Por último me presento a George Martin, el productor musical, que al igual que yo es ingeniero en sonido y bueno ahora en adelante seremos colegas, espero llevarme bien con él y los demás por ser equipo, o algo asi ya que es un labor gigantesco tener que manipular toda una producción. Mi responsabilidad, la de hacer mejor cada pieza, de hacerla realista para el cliente y que piense que esta allí con los músicos. Y lo único que sé de los músicos con quienes trataré es que tengo dos álbumes de ellos. Son cuatro integrantes. La banda tiene muchos adoradores... porque son The Beatles. [...] Esos benditos The Beatles, si ellos no existieran la posibilidad fuese mínima. Exactamente puedo describir el primer día en que me tocó grabar. Había llegado a buen tiempo, saludé al personal mientras me dirigía a el estudio dos, en el pasillo se encontraban tres chicos: Ringo, John y George; peleaban por algo; seguí con mi curso, empujé la puerta, subí las escaleras allí se encontraba George Martin, ¡ah! y Paul. Recuerdo que Goerge volteó , le siguió Paul, quien parecía escáner ya que no desplegaba su mirada en mi, eso me inquietó mucho. George me presentó ante Paul, pues al parecer no esperaba que estuviera allí. Él me estrechó la mano, le correspondí, fue tan extraño hacer eso, aún más: — Paul McCartney — me guiña sin soltar la mano — a tus órdenes linda. Cuando en realidad sería quien estaría bajo sus órdenes e inquietudes por la obviedad. Luego llegaron los otros tres; John hizo tanto alboroto por verme. Me dieron la bienvenida a casa. Además se diculparon por no saludarme en el pasillo. Ese día fue tan largo, estaban tan entusiasmados por su nuevo proyecto. Exactamente todo duró seis horas. Ellos se habían retirado, Paul no. "Es tan especial hablar sobre él". "El hombre de las pestañas bonitas, su mejor atributo además de su voz". Quien no dejaba de mirarme como si fuera un bicho raro. «¡Qué me ves!» sería muy agresiva si le dijese eso. En aquel entonces olvidaba su nombre a excepción de su patronimico apellido irlandés. [...] Un día de esos en los que la inspiración se va y entra en juego mi papel para motivarlos, McCartney me preguntaba tantas cosas que iban más allá, quería saberlo todo. Sin embargo John se había molestado pues Paul me quitaba tiempo, el tiempo para solucionar las cosas. John es muy divertido a la hora de molestar a sus amigos así que retaba a Paul a que en una hora no me hablará, si no lo lograba le bajaría los pantalones enfrente de mi. Traté de no reir por semejante reto. — No creo que lo logre Paul, el es de un espíritu platicador — menciona George. Paul hace una mueca y se sienta cercas del amplificador de su bajo y me da la espalda, a todos. Ringo pasa por ahí y empiezan a murmurar algo. Entonces John empieza a platicar conmigo para provocar celos al pobre de Paul. Cosas triviales, cielos... George observaba la escena desde lo más alto, movía los controles dándole jugo a el sonido del bajo de McCartney; el seguía tocando y llevando un ritmo pegajoso haciendo que la batería de Ringo se sincronizara. Luego entró la guitarra de John, mezclándose; por último George que tocava peculiares rifs ritmicos en solitario. No recuerdo que esto se le haya consebido un nombre, fue espontáneo, una broma para McCartney. Trece minutos de gloria improvisada, que cuando quedó lista la pista fue gozada por los dichosos oídos presentes. — Sólo calentamos, realmente somos unas bombas cuando tenemos algo en mente y lo queremos resaltar — suelta orgulloso John. Había pasado la hora y Paul se acercó a mí. Únicamente sonreía cómo niño bueno. Me quité mis auriculares, en eso se va George quien va por donas y café. Observo por la ventana que a bajo están los tres, volteo y Paul está a mi lado. Este hombre es tan rápido al moverse. Jugaba con sus manos. Él me empieza a sacar plática, pregunta cosas típicas, qué comida me gusta, cuántos años tengo, dónde resido... Al pasar un par de horas se concluyó la sesión. Cada quien para su casa. Entonces los chicos me hablan. Tembloroso Paul — Bueno, Azul, quisieras ir mañana a las 5 de la tarde a una pequeña fiesta con nosotros ¡por favor! —Por favor, queremos llevarte para poder conocernos mejor — John me lanza una mirada picara muy graciosa, no pude evitar reír. —Está bien chicos, déjenme anotarles mi dirección. Busqué entre mis cosas papel y pluma. Me recargé en una pared como apoyo y arranqué la hoja donde escribí, la cual entregué al mismísimo McCartney. Él desvió su mirada, los chicos le dieron palmadas en su espalda y empezaron a reírse. De ahí me retiré y me despedí de los presentes. No pude contenerme con la invitación de los chicos, aunque en el tiempo de cada sesión no los he tratado de una manera formalmente, son unos chicos simpáticos. tenía nada que ver con el estilo de Inglaterra. En mi poca estancia en Nueva York me llamó la atención un artículo que trata sobre la modelo Jean Shrimpton, me gusta mucho la manera fresca en la que ella lucía en la foto. Por lo tanto decidí ir de compras.Las personas iban y venían de distintos lugares. Me llamo la atención una tienda en la que estaba un hermoso vestido ginda. Decidí entrar a la tienda y le pregunté a la encarda sí me lo podía medir, ella asintió. Es ideal. Pregunté por su precio y pagé. [...] El resto del tiempo decidí escribir una carta para mi sobrino, más que eso lo considero como mi hermano menor y para mi ''amor platónico'' por así describir a su amigo. En pensar como redactar todo lo que les iba a enviar el tiempo pasó volando. Alguien había gritado mi nombre, así que me asomo por la ventana. —Azul ¡apúrate por favor linda! ¡¿Linda?!, ¡cielo, es Paul!, me fui deprisa hasta donde estaba Paul con su carro parqueado. Entonces tuve esa sensación de arrepentimiento, no quería subir. Me quedé estática, luego volví a la normalidad, cerré el portón y me subí a su carro. —¡Hola! , Paul... —¡Bonjuor! , Azul Francés, no era ni seré buena a la hora de hablarlo. — No muerdo — hace un chasquido con sus dedos — bueno hay que arrancar. Al ir por la avenida Paul empezó a sacar conversación. —¿Así que eres una chica francesa, verdad? —Eh... Paul, ayer te dije que soy canadiense. ¿¡Recuerdas!? —Ah disculpa estimada Azul. Entonces eres de la provincia de Quebec — sonríe. — De Ontario, ¡cabeza de chorlito! — no debí decirlo — digo, a veces se pega el acento francés cuando vas a Quebec, es vital hablarlo allí. — Paul se quedó pensativo.— Bueno muchacho ¿cuánto falta para llegar? — A ver cómo te digo, el asunto es que los muchacho se emborracharon ayer y no se recuperan de la resaca. — ¿Y a donde me quieres llevar? — Curiosamente pregunté. — A la casa "beatle"— Paul se sonrió. — No te preocupes no queda lejos. Sí ves muchachas por ahí con miradas matonas, carteles, sonrisas y gritando son admiradoras que buscan pescar a alguno de los cuatro. — Supongo que son peligrosas. Había una que otra niña tomando fotos cercas. Eso es algo muy bueno. Al llegar a la casa me percaté que quedaba cercas de los estudios. No es tan grande pero ni tan chica. Me indicó que me sentará en el sofá, él fue por vasos con agua. Al regresar se sentó a mi lado y comenzó cuestionarme: —Supongo que una chica hermosa como usted tenga novio — me entrega el vaso. «¿¡Qué?!, no sé qué le puedo decir, pero que bárbara pregunta me haces Paul. Tomé el vaso y bebí mientras él estaba muy atento a cada movimiento que ejecutaba». —Bueno no— ¡no! — digo si pero se quedó al otro lado del océano, su nombre es William... — ( Mi amor platónico). William mi segundo o algo así, novio. El amigo de mi sobrino... Cada vez que pienso o hablo de él no dejo de suspirar y reír, como ahora mismo. —¿Y por qué te dejo? — Emm — me trabé — razones equis... — traté de sonar lo más seria. — ¿Y sigues enamorada de él? «¡Mugre Paul preguntón!» A William ya no le volví a ver, ni mandar llamada ni mensaje desde que me fui de Ontario. Fue algo muy difícil y tentador pero tenía que aprender a vivir sin su presencia. —No, ya no me gusta. Conozco a los tipos como Paul, sí le hubiera dicho que si estoy enamorada a lo mejor investiga a William, se llevaría sorpresas. Por eso dejé la obviedad. Después de esa conversación incomoda, Ringo baja de las escaleras con un libro. Al vernos despega su vista del libro, dejándolo arrumbado en un mueble para ir a sentarse con nosotros. Paul se pone inquieto. —¿Qué haces aquí?, ¿no estabas con los otros bebiendo? —No, recuerda que me quede jugando póker en la otra mesa y tu estabas retando a George y John, sobre quien aguantaba más tragos de whisky. —Ah si es verdad —Paul se rasca la nuca. — A veces uno se excede en retar a los demás. —Uhh Mister McCartney, digo Paulie, jamás me imaginé que abusaras así de tus amigos. —Wow me dijiste Paulie — Paul todo sonrojado. —Como sea, al menos estan ustedes dos — vi como Paul dejó de estar emocionado. Paul se levanta — Bueno iré por algunas cosas, enseguida regreso chicos. De repente Ringo me susurra en el oído. — ¿Te puedo contar un secreto? —Claro, por algo me tienes confianza. Sólo alejate un poco más de mi oído, sino voy a reir. —Creo que le gustas a Paul. —¡¿Qué!?, pero si apenas lo conozco. —Si ya se, pero Paul se comporta diferente cuando te ve. — ¿Cómo que diferente? en que aspecto. —Por momentos no nos hace caso cuando estas cercas de él, cuando alguno de nosotros sea George, John o yo preguntamos cualquier cosa a ti, él se enoja, en cambio nunca se había comportado así cuando le preguntamos a sr. Martin. Además el ya no se acerca tanto con el sr. Martin como antes, ya sabes para escuchar cómo andamos en la voz, cosas acerca de los instrumentos, entre otros aspectos. — Pues tal vez le es más fácil entenderme. — Puede ser Azul, pero otro aspecto que ha notado George y yo es que a veces te espía en el almuerzo. — ¿Y ustedes le espían a él? — Bueno si... —Ahh verdad pues no está bien que anden acosando a Paul... bueno mejor hay que cambiar de tema. —Este bien. Hay que poner algo de música, porque se ve que quieres bailar. —Wow me leíste la mente Ringo! Me concedió una pieza. Tomó mi mano para levantarme del sofa. Bailamos al son de la música sin problema alguno. Todo era genial al bailar con Ringo hasta que llega Paul. —Miro que se están divirtiendo sin mí. — Pues ven si quieres divertirte-. Gritó Ringo a Paul. Se negó Paul. —Por favor, tú me invitaste, fuiste el que tuvo el valor de hablar. — Le supliqué. —Solo porque tú lo dice preciosa. Le extendí la mano a Paul y puso una cara de felicidad, Ringo estaba riéndose de todo. Después comenzamos a decir un montón de cosas estúpidas que para mí me daban risa. Lo más gracioso es que Ringo le aventaba humo de su cigarrillo al rostro de Paul y este también le hacía lo mismo. Todo la diversión se detuvo por que ha Ringo le dio sueño y decidió ir a descansar a su habitación. —Pobre, ya no resistió más. — Le dije a Paul — Hay que descansar mis pies se volverán frágiles de tanta pisada. Nos sentamos en el sofa, de nuevo. Tenía ancias de escribir, por fortuna el siempre contaba con pluma y papel a la mano; para esas letras que surgen de la nada y se transforman en canciones. Quería escribir una carta para Edward y el abuelo, al fin de cuentas lo hice; peculiar ejercicio de escritura al lado de Paul. Él estaba muy atento a cada palabra — esa no queda, te recomiendo está —, McCartney es como un diccionario de carne y hueso. Una carta descente para mis seres queridos. Le pregunté dónde queda la oficina de correos, pues la quería mandar mañana mismo. El me dijo que hay una cercas de Richmond. — Paul, ya es tarde, tengo que estar en casa. No despegaba su mirada de mi. Coloca su mano en su mentón. — Vale, tengo que llevar. — lanza una risa de burla — Es que te puedes perder. — McCartney, no gracias, es mejor que me vaya sola, así es más fácil. ¡No insistas! Lo dejé callado, sólo me acompañó hasta la banqueta. Tomé mi rumbo, caminaba muy deprisa cómo sí estuviera en una persecución. Algo dentro de mi invadía en lo más profundo de mi mente. Esa vocesilla que invade mis pensamientos apareció de nuevo. «No pases por allí» «no toques eso» «no hables con él o ella es peligroso». Preferiría no hacer nada, el miedo de hacer algo me empezaba a comer. Al llegar a casa pude descansar de aquel martirio, en casa puedo estar segura, nada me va hacer daño... Sola entre silencio con una picazon en mi frente, preferí dormir en mi prisión.
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