#quizá me paso de categórica
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Necesitamos ser asertivas y desprendernos del discurso tan extendido de "Eso es trabajo del ayuntamiento / gobierno / autoridad x".
Para la construcción de un mundo más sano es básico asumir que la responsabilidad será colectiva o no será y, por tanto, en primer lugar, hemos de asumirla como nuestra.
No podemos contentarnos con quejarnos del pésimo funcionamiento de la institución y de su falta de criterio y de cuidado; hemos de seguir siendo críticas, sí, pero sobre todo hemos de dotarnos de herramientas para ser soberanas de nuestras propias vidas.
Menos delegación y más acción directa.
#quizá me paso de categórica#con dos amigas hablábamos esta tarde#sobre cómo se abordan la prevención y gestión de las agresiones machistas por parte del ayuntamiento durante fiesta mayor#y ha aparecido esa frase un par de veces#y es que en general es algo recurrente#que se repite incluso en espacios que pretenden ser alternativos#enfin pensando pensamientos como siempre#nada nuevo bajo el sol#personal
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Ocho consejos para leer más y no dormirte en el intento
Las líneas que leerás a continuación encarnan la tercera publicación del blog, pero es la primera que estará enfocada en el aspecto que quizás puede interesar más al público y, debo confesar, que más me apasiona: emprendimiento.
Hace días subí una publicación a mi Instagram —de paso aprovecho y les dejo mis redes sociales al final de esta publicación para que nos sigamos y compartamos más sobre todos estos temas— sobre algunos tips que he implementado para poder ser constante en el hábito de la lectura, desde luego, uno de los hábitos más importantes que se pueda cultivar.
Las reacciones fueron satisfactorias, recibí algunos comentarios solicitando que se ampliara la información sobre estos tips; así que decidí, gracias a la gran acogida, que este fuera el primer tema sobre emprendimiento. Empecemos afirmando, de manera categórica, que la lectura no solo hace parte del crecimiento personal, sino que también debe considerarse piedra angular de toda empresa humana.
Delimitado lo anterior, definamos lo que es un emprendedor. A mi juicio, es una persona que está en constante reflexión de sí mismo y de su entorno, esto con el fin de evolucionar como individuo y a la vez proponer soluciones asertivas de cara a los retos del día a día. Para mí todo esto se resume en ser conscientes y creativos.
Así, la lectura sin duda impacta de manera significativa estas variables mencionadas, variables que describen a cabalidad a un emprendedor; de suerte, la lectura nos permite aprender y desaprender; y al ser constantes con dicho ejercicio, nos permite ver lo que otros no ven. Vale la pena reforzar esta idea: un buen lector es casi sinónimo de un buen emprendedor, en consecuencia, un buen lector está más cerca de desarrollar un emprendimiento exitoso.
Ya entendiendo la importancia de la lectura que por cierto es mucho más que solo lo anterior, pero que para efectos prácticos del tema que se quiere tratar en este blog lo dejaremos hasta ahí, vamos ya al grano, es decir, empecemos de una vez por todas con los tips que más me funcionaron para adoptar este hábito de la lectura.
Primero, empieza leyendo libros que no superen las 250 páginas, que sean de fácil digestión (puedes identificarlos por recomendaciones de tus amigos o por los comentarios en las páginas web donde los compres) y, por supuesto, que sean temas de tu interés.
Evalúa los libros que lees, si has avanzado hasta en 1/3 del libro, y no logras conectarte con ellos, cámbialos, no te preocupes, Jorge Luis Borges te daría el mismo consejo; caso contrario, si fuerzas la lectura es posible que quieras evitarla. Con el tiempo, cuando ya tengas el hábito marcado y puedas leer textos más complejos, y no me refiero si no a la forma como están escritos, con toda seguridad encontrarás el mismo libro más atractivo.
Segundo, el tiempo: el standard aconsejable para empezar es leer entre 30 minutos y una hora al día. Pero he aquí el consejo más importante que puedo darte, cambia esas largas jornadas e intenta esto: lee en sesiones que abarquen solo 10 páginas, trata de hacer mínimo una sesión al día y máximo dos, pero debes hacerlo mínimo seis días a la semana, es decir, descansas un día a la semana (esto además te incentiva a leer de nuevo y evitas la fatiga), los otros días es imprescindible que tengas mínimo una sesión.
Mira, en promedio un lector se despacha una página en un lapso de un minuto treinta segundos y dos minutos treinta segundos; así que supongamos que eres ese lector promedio, deberías leer, cuando menos, una página en dos minutos o menos, es decir, las 10 páginas, con toda calma, las lees en máximo 20 minutos.
Este es el único tiempo que vas a invertir en lectura al día, o 40 minutos si haces hasta dos sesiones, generalmente una sesión de 10 páginas en la mañana y otra en la noche, cada una te exigirá apenas 20 minutos, ¿muy poco no?. Recuerda que en el primer tip te dije que leyeras libros de máximo 250 páginas, pues bien, leyendo 10 páginas diarias, o sea, haciendo una sola sesión, podrás leer mínimo un libro al mes, 12 al año. Es un maravilloso comienzo, ya estás muy por encima del promedio nacional que se sitúa en apenas tres o cuatro libros, ¡al año! Imagínate si hicieras dos sesiones al día.
Tercero, ten identificado un momento del día dentro de tu rutina para la lectura, si no tienes una rutina establecida, o si no separas ese espacio dentro de la misma, es posible que nunca tengas tiempo para leer y así no vas a capitalizar este importante hábito. En publicaciones siguientes hablaré un poco sobre la importancia de la rutina, para mí, la herramienta mas poderosa a la hora de acercarte realmente a tus objetivos.
Cuarto, y aunque suene loco es importante, hidrátate y se consciente del momento. Esto es, ingerir líquidos, ojalá agua, durante la lectura, y ojo, no empieces a leer solo por hacerlo, tómate tu tiempo para iniciar, respira profundo antes de comenzar e inicia tranquilamente tu tiempo de lectura.
Quinto, si tienes problemas con la concentración, trata de leer en voz alta, si no puedes, lee en tu mente, pero a la mayor velocidad posible, esto aumenta nuestra concentración ya que el foco tiene que ser tal que no podremos pensar en otras cosas.
Sexto, si tienes problemas visuales visita a un profesional especializado para que te formule y puedas leer sin problemas, este aspecto es muy importante toda vez que la fatiga visual nos altera la concentración y nos aleja del placer de la lectura (además de atentar contra nuestra salud).
Séptimo, el lugar es muy importante. Estar en un ambiente tranquilo, silencioso y sin distracciones es fundamental, por lo menos mientras logras consolidar el hábito, después podrás concentrarte en diversos escenarios. Otro aspecto de relevancia es la luz, asegúrate de que la luz sea lo suficientemente buena para que no esfuerces la vista y no pierdas concentración ni afectes la salud de tus ojos.
Octavo y último, debes evitar leer en la cama, no le estás enviando a tu cerebro y cuerpo el mensaje indicado, la cama es para dormir, y por eso, de modo inevitable, te entrará sueño si lees a buen resguardo de edredones y almohadas, además de tener posiblemente una mala postura; trata de buscar un espacio en el que puedas estar cómodo, erguido y sin hacer esfuerzo. Si usas asiduamente el espacio correcto, tu mente terminará por saber que, cuando estés ahí con tu libro, debe estar en disposición de la lectura.
Espero te haya gustado la primera entrada acerca de emprendimiento. Cuéntanos, ¿hay más tips que incluirías en este post?
Recuerda que entre todos podemos aportarnos y mejorar. ¡Comenta aquí abajo!
Twitter: @sebaszapata Instagram: @sebastianzapata
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[ Dios no es una máquina de hacer oraciones ]
No creo que estas dos posturas se anulen entre sí; vaya, hay ciertos planteamientos que obviamente son contrarios. Sin embargo, tanto lo planteado por Zizek, como por Chul Han, me suena a que podrían ser ideas y posibilidades que se complementan [y que pre-dicen el probable acomodo global de los “grandes” bloques políticos, económicos e ideológicos].
Me explico: Han tiene razón cuando dice que el COVID-19 no necesariamente significa un golpe letal al "capitalismo", y que incluso una crisis como la que padecemos, podría hasta avivarlo y recrudecerlo [y miren que los que tenemos más de 35 años podemos corroborar que este sistema económico en el que vivimos ni se destruye, ni se transforma [de fondo]: sólo vuelve sus mecanismos cada vez más elusivos y con ello se fortalece. Pero Zizek es certero cuando expone que la pandemia ha revelado de una manera brutal y hasta terrorífica lo que todos ya sabíamos: las balanzas están cargadas y existen desequilibrios y dependencias injustas [y normalizadas] que siempre pone en desventaja la economía local-comunitaria e inmediata, frente a la economía “global”-corporativista.
Ok. El capitalismo [como concepto y sistema] no morirá al dar el quinto paso [puesto a que lo traemos bien entreverado en nuestra carne y por lo mismo no podría dejar de existir a un corto plazo; inclusive ante un escenario de devastación total, el capitalismo podría prevalecer entre los pocos humanos que sobrevivan].
Y, bueno, el mensaje de Zizek tampoco debería tomarse tan literal [duh, utilizó una película de Tarantino para demostrar su “punto”]: el nudo del problema no si el golpe es mortal o no [no se puede decapitar a una sombra de cien mil cabezas]; el asunto es que hacia quién va dirigido.
Y el golpe fulminante no va para el capitalismo. No, el putazo va dirigido a todos aquellos que no somos Jeff Bezos y que no tenemos 4 mil 800 millones para perder en un día y aun así figurar como uno de los seres más ricos del planeta. La tunda entonces [nuevamente] no la recibe el “sistema”, la madriza la recibimos los individuos-comunidades en desventaja que precisamente “produce” y condiciona precisamente ese sistema. Y lo que el esloveno destaca es que esta coyuntura puede servir para descorrernos la venda de los ojos y darnos cuenta que, efectivamente, el golpe siempre e irremediablemente va para nosotros y sus efectos podrían ser cada vez más mortales y fulminantes; y, por ello, es necesario y urgente buscar la organización local y comunitaria para resistir y sobrevivir. ¿Esto supondría una nueva forma de comunismo o una amenaza relevante contra el capitalismo?, pues eso sí quién sabe. Chul Han hace bien en exponer su desconfianza y pesimismo. Así como esta crisis puede ser una “oportunidad” para ensayar nuevas formas de organización más solidarias; también puede sacar a relucir lo peor de nosotros [sólo hay que darse una vuelta a los super-mercados para constatarlo] y sobre todo, de los regímenes. Y en tal sentido, también adelanta que los estados seguramente darán tres pasos adelante para ejercer un mayor control económico, ideológico, político, socio-cultural, y ahora hasta biológico.
Los dos escenarios son probables y complementarios: por un lado los aparatos ideológicos y de ejercicio del poder buscarán robustecerse [siempre lo hacen] y del otro, en la base, en las capas del fondo, los individuos y comunidades tendremos que buscar nuevas formas de equilibrar las balanzas y de hacer soportable y posible una vida digna [como siempre lo hemos hecho].
Y hay otra cosa bastante curiosa en la que ambos coinciden y que es fundamentalmente la misma moneda vista desde perspectivas no tan contrarias: Zizek invoca a un Supra-estado regulador [quizá hasta global], por encima de los estados que provea y administre el bienestar social. Han asegura y vaticina la instalación del Ultra-estado, una instancia cuasi todopoderosa y omnipresente capaz de fiscalizar toda actividad humana.
Considero que ambos le conceden una prominencia demasiado categórica y prominente a estos aparatos-estado, a estas “entidades” cuya inmanencia pareciera divina y totalizadora. Y pareciera que dejan de lado y olvidan el factor de los grupos, de los colectivos y la organización social. Dan por hecho [más Han que Zizek] que la carrera de antemano está perdida y que desde la base [y a través de ella] no es viable un contrapeso significativo. Puede ser. Sin embargo, lo que intuyo que nos tocará vivir en los próximos años será una especie de utopía-distópica ineludible. No habrá de otra: la única manera de sobrevivir y resistir a lo que viene será mediante la solidaridad, la organización comunitaria.
Sí, ningún virus acabará con la barbarie; somos nosotros los que tenemos que exterminarla.
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Lali Espósito, una estrella que combina talento y humildad: "Juzgo con mucho respeto porque todos cantan mejor que yo"
La jurado habló con Ciudad sobre su rol en La Voz Argentina, su exitosa carrera y la atención que recibe ante cada paso que da.
Estrella con luz propia en el universo artístico, pero con los pies bien plantados sobre la tierra, Lali Espósito (29) combina a la perfección experiencia y talento para brillar en La Voz Argentina. “Estoy contenta por muchas razones. Una es que en su momento me habían convocado para La Voz, no lo pude hacer y aquella vez me quedé con las ganas de hacerlo”, comentó Lali a Ciudad en referencia a la versión que habían hecho Axel, Soledad Pastorutti, Ricardo Montaner y Tini Stoessel.
Instalada en Madrid, donde participó del rodaje de la serie Sky Rojo, desplegó sonrisas pícaras y gestos serios cuando el tema lo ameritó. Transparente y espontánea, Lali fue categórica al expresar la buena onda que tiene con Marley, la Sole y los Montaner: Ricardo, Mau y Ricky. “Los conozco hace mucho tiempo, trabajé con todos. Para mí es muy natural compartir, nos reímos. El grupo tiene un flow bastante copado, hay buena vibra de verdad, más allá de conocernos profundamente en la vida privada y trabajando todos”, afirma.
Y reivindica el gran presente personal que atraviesa: “Estoy muy feliz porque estoy bien conmigo, porque estar feliz o verse bien no tiene que ver con estar con alguien. No tiene que ver con que esté enamorada, porque salgo con tal, estoy empezando a salir con tal que yo estoy mejor. Creo que el amor en general nos hace mejor”. Por otra parte, con la misma humildad con la que afirmó que los concursantes "cantan el cuádruple de mejor" que ella, Lali reflexionó sobre la consciencia que tiene de ser una privilegiada con casa propia "en un país que tiene el 50 por ciento de pobreza".
-¿Cómo te sentís tras el debut de La Voz Argentina?
-Estoy contenta por muchas razones. Una es que en su momento me habían convocado para La Voz, no lo pude hacer y aquella vez me quedé con las ganas de hacerlo. Para mí es el mejor formato de reality musical que hay, soy fan de todas las “voces” de todo el mundo. El año pasado tampoco pudieron retomar el proyecto y ahora sucede. Entonces tengo como esa adrenalina, ese subidón de que por fin está sucediendo.
-Estás nada menos que como jurado, a la par de Ricardo Montaner, la Sole, y Mau y Ricky.
-¡Encima estar ocupando ese lugar de jurado! Que lo hago con mucho respeto porque todos los que se suben ahí cantan el cuádruple de mejor que yo. No puedo creerlo, aunque una siempre tiene cosas para aportar. Para mí es muy emocionante estar en esa silla y todos los presentes, Ricardo Montaner, Mau y Ricky, y la Sole, mismo Marley son amigos. Los conozco hace mucho tiempo, trabajé con todos. Para mí es muy natural compartir, nos reímos. El grupo tiene un flow bastante copado, hay buena vibra de verdad, más allá de conocernos profundamente en la vida privada y trabajando todos. Y eso está bueno.
-¿De verdad sentís que no estás tan capacitada para juzgar a otros artistas como posteaste en tus redes sociales porque cantan mejor que vos?
-Es que es la verdad, uno siempre tiene esa cosa... Una carrera se construye por muchos factores. Yo me preparo, me rompo el alma para lo que hago con la música y siempre intento hacer los mejores shows que puedo, ponerle mucha impronta. O lo que yo considero impronta por cómo me salen a mí las cosas. Por supuesto que a esta altura tengo cositas para aportarle alguien y si le sirven, espectacular. Pero no dejo de sentir que son todos unos cantantes tremendos y digo, “esta gente también tiene que estar sentada acá”. Hay gente muy especial que se presenta en el reality.
-¿Qué es lo que más te gusta del formato?
-La buena onda. Hay muchos realities donde no está el centro puesto en el talento. En La Voz el centro es el talento. Punto. Después descubrimos las historias, nos encariñamos, empatizamos más o menos con determinados participantes, de eso también se trata. Que la gente se sienta parte del show. Pero el protagonista es la voz, el talento. Yo voy aportando lo que siento que a cada uno le pueda sumar, aunque uno no es tan consciente de toda la vida vivida profesionalmente, y estando ahí uno se da cuenta de que sabe “un poquito de esto”, “es verdad, yo viví esta experiencia”. También uno va recordando su propia historia y de ahí se pueda aconsejar lo que sea que pueda a alguien.
-Y además de tus devoluciones, le ponés tu sello de humor al programa.
-¡Porque estoy loca! Como no me da vergüenza, estuve toda la vida jodiendo. Encima, Telefe es medio mi casa y no siento que esté en un estudio de televisión. Es medio como que entro en culo, como muy natural estar ahí. Yo la paso bien. Cada uno tiene su personalidad en el jurado y sus aportes. Mi energía es muy distinta a la de Mau y Ricky, a la de la Sole, o la de Montaner, como a la vez ellos son distintos entre sí y tienen cosas para aportar. Lo que a mí me sale siempre es el relax, el divertirnos, hacer jodas, molestar a mis compañeros y pasar un buen rato más allá del show. Aporto eso porque me sale, no porque sea un personaje que hago, sino que también soy así.
-¿Vas a preparar un nuevo disco después de Libra?
-En noviembre del año pasado, en plena pandemia fue un momento medio raro para sacar un disco, pero lo quise sacar igual porque ya lo tenía hecho y venía trabajando hacía dos años en ese disco que fue Libra, mi cuarto disco. Y lo saqué desde acá, desde Madrid, y ahora estoy trabajando con unos productores increíbles haciendo musiquita nueva sin ninguna presión. Estoy haciendo un poco mi propia movida, entrando a sonidos pop, electrónicos o hiphoperos como de los que quizá me había alejado, pero ahora estoy volviendo a sonidos más originales más “yo”, siento de alguna manera. Creo que esos procesos llevan tiempo y no me gusta que la industria me apure. Ni sacar un single porque tengo que sacarlo, porque la gente saca singles. Hay algo de eso en lo que yo no creo. Por suerte puedo ocupar siempre mi tiempo cantando en determinados momentos, haciendo un programa musical como La Voz, mientras tanto sigo trabajando mi propia música, que no faltará mucho para que salga. Pero bueno, le doy tiempo para que esté tal cual lo deseo.
-Si tuvieras que elegir una sola carrera, ¿qué eligirías? ¿Actriz o cantante?
-Psicología, ja, ja. No haría ninguna de las dos (risas). No, mentira. Me cuesta mucho porque desde muy pequeña mi vida fue la fusión de las dos cosas. Hice series que tenían música, entonces actuaba, pero tenía que bailar y cantar. El “Universo Cris Morena” es un 360 artístico. Entonces, me acostumbré mucho a dividirme y fusionarme en lo mismo, en todas las áreas, digamos. Últimamente, sí fui dividiendo más la actuación de la música, pero porque no siempre iba a estar haciendo ficciones musicales. Sky Rojo me dio la posibilidad de hacer otro tipo de ficción también, de vivir en otro lado. Fue una gran experiencia para mí, y pude seguir trabajando en mi música de una u otra forma. Y me gusta pulular entre una y otra, la verdad. Y no es que me aburra, porque amo hacerlo. Pero todo el tiempo los estudios de grabación, todo el tiempo el ritmo de un escenario, o todo el tiempo filmar una ficción o película, me abruma. Está bueno tener la posibilidad de cortar y hacer por un ratito una, y de cortar y hacer por un ratito otra. Para mí es como el mejor combo.
-¿Cómo tomás que tu vida personal sea foco de tanto interés y hasta se polemicen tus bromas? Como cuando dijiste en chiste que tenías dos millones de pesos devaluados en el banco.
-¡No se puede hacer un chiste! Estoy un poco curtida, la verdad, a esta altura de la vida, de que eso importa. Que la sacada de contexto, o cuando uno le quiere poner humor a algo, capaz que no hice nada y dicen algo que no es verdad… O sacan notas que no son ciertas, cosas personales o de la vida personal. Hace poco salió una nota que decía dónde vivía y mostraban fotos de mi supuesta casa, pero la información era falsa y esa no era mi casa.
-En ese momento reaccionaste rápido en Twitter…
-Era falso, no me tendría que haber preocupado. Pero la verdad es que nunca salto ni me enojan esas cosas porque entiendo que es parte de (mi popularidad), pero eso no es Mariana Espósito, no es lo que la gente o los medios flashean sobre uno, como si está de novia, no está de novia, que para mí son pelotudeces marca cañón. Porque mis amigos, mi gente es la que me conoce y sabe si estoy de novia, cómo vivo el amor, si no me quiero poner de novia, dónde vivo. Ellos saben la verdad. Entonces, no me hago tanto drama, pero esa nota me jodió particularmente.
-¿Por qué te enojaste tanto?
-En el fondo hay una cosa de castigo al tener y que en la gente genera una incomodidad porque te pudiste comprar tu casa. Y yo laburo desde los 10 años, claro que me pude comprar mi casa, que para mí es un privilegio. Yo sé exactamente del privilegio del que gozo por tener 29 años y tener una casa propia. Eso no existe en nuestro país para mucha gente. Soy una mina consciente. Mis viejos no tienen su casa propia, o sí, pero gracias a que tuvieron una hija con una actividad que les podía dar una mano para ayudarlo. Pero no es lo normal, mis hermanos (Ana Laura y Patricio) no tienen su casa. Yo no soy boluda, sé exactamente que eso significa mucho. Lo que a mí no me gusta de esas notas, primero es que la noticia es falsa, ni siquiera era verdad, estaba mal, no era mi hogar. Y si lo fuera, creo que son notas que alimentan la frustración de la gente, y entiendo que alimente la frustración. Salvo que entiendas que ese alguien gana bien en su laburo y es normal. Pero hay algo de eso, en un país que la pasa mal como el nuestro, que tiene el 50 por rciento de pobreza…
-Son temas que te sensibilizan.
-Yo no soy careta. A mí me va re bien, yo gano mi dinero que por suerte me sirve para ayudar a los míos, vivir bien, hacerme un viaje. Soy una puta privilegiada, pero ponerlo como una noticia creo que tiene como una connotación negativa. Y cuando pasa eso, para responder la pregunta, quizá salté un poco más. Porque es imposible como ciudadano no decir “¡¿Loco, te parece hacer esto?! Inventá que estoy de novia, que no estoy de novia, que salgo con Pepito, con Menganita”. Eso es más gracioso. Pero hay algo en la noticia que capaz toca en una fibra más íntima de molestia, que a veces saltás un poquito.
-Hablando cosas más graciosas, como romances… ¿Qué significa David Victori hoy en tu vida?
-No defino a nadie. Yo tengo amigos increíbles, gente adorable, un montón de amores de mi vida, y no defino a la gente. Aparte también, si hay algo que aprendí en este tiempo, redondeando los 30, es que también la vida de uno es de uno. Yo puedo permitir que digan lo que quieran, pero de mi boca solo voy a contar lo que me apetezca, en cierto sentido y cierta manera. También me alejé mucho de etiquetar gente, una persona que no es más mi pareja, pero fue mi pareja, pero es mi amigo. Es lo que es. Es una persona en mi vida. Y me encanta tener personas maravillosas en mi vida, como David y como un montón de otra gente maravillosa con la que comparto mi tiempo y mi presente.
-Se te ve muy feliz por lo pronto.
-Estoy muy feliz porque estoy bien conmigo, porque estar feliz o verse bien no tiene que ver con estar con alguien. No tiene que ver con que esté enamorada, porque salgo con tal, estoy empezando a salir con tal que yo estoy mejor. Creo que el amor en general nos hace mejor. Pero el amor todo, de los amigos, estar en movimiento por el mundo, quererse más. Yo también descubrí la clase de mina que soy hoy y me re amigo con eso, y me encanta. Eso también me hace verme bien, estar bien. Porque es algo mío directamente, con la persona que yo soy, no tiene que ver con terceros.
-Y en el viaje a Cataratas, ¿fuiste con otros amigos? ¿o solo con David?
-Eso es mi vida, de mis vacaciones prefiero no hablar para todo el mundo. La verdad. Están las fotos, ya está. Me fui con quien me fui, no pasa nada. La mejor.
-¿Te imaginás viviendo en otro país por un amor o por trabajo? De hecho, estuviste mucho tiempo en España
-Sí, sí, me veo viviendo, claro. De hecho, a mí siempre me costó. Me iba de viaje y volvía a la Argentina, siempre a casa, y la verdad es que la experiencia de estar en España haciendo Sky Rojo, que fue casi un año y medio que estuve acá, me despertó eso. De pronto, soy muy laburadora, me gusta mucho laburar, y siempre fui a dónde me llevó el trabajo. Tengo un trabajo que por suerte me permite ese movimiento, esa vida más nómade y re disfruto de eso. Así que sí, me re veo viviendo en diferentes lugares donde el laburo me vaya llevando. Ojalá.
https://www.ciudad.com.ar/espectaculos/lali-esposito-estrella-combina-talento-humildad-juzgo-mucho-respeto-porque-todos_172192
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Si de algún logro puedo estar orgullosa este año, es de haber conseguido mi objetivo de conseguir llegar a los 52 libros leídos (un promedio de 1 por semana). Bien es cierto que en los 50 incluyo cómics, bien es cierto que ha habido varias semanas de cero libros y otras de 3 o 4 -normalmente en vacaciones-, pero qué coño, es toda una proeza volver al ritmo lector de años ha, y más teniendo en cuenta que el 2017 ha sido un año realmente de mierda a nivel “cero tiempo libre” (ejem… ¿hola, cambios en el trabajo?). Mi suerte es que leo muy rápido, y que las vacaciones me cunden mucho en cuanto a lecturas… es gracias a ello que he podido llegar a mis cincuenta y dos (que por cierto voy registrando religiosamente en Goodreads).
La cuestión es que a la hora de hacer mi lista, y con lo que leo en general, es que no son publicaciones de este año. Por lo tanto, de ahí el título, “los mejores libros que he leído en 2017”, y no “los mejores libros de 2017”.
LA MEMORIA HISTÓRICA PRIMO LEVI: “El sistema periódico” y “Si esto es un hombre”
Ha sido uno de los autores que más me ha gustado descubrir este año. Comencé con El Sistema Periódico (reseña pendiente), donde curiosamente relaciona hechos importantes en su vida (sobre todo después de su paso por un campo de concentración nazi) con su profesión y su pasión: la química. En su día me llamó la atención por esta correlación, y disfruté leyendo el libro. ¿Qué pasó después? Que buscando más sobre el autor me enteré de que quizá no había leído su mejor obra, así que acabé leyendo la que consideran una de las obras más importantes del siglo XX: Si esto es un hombre. No suelo hacer mucho caso de afirmaciones tan categóricas, pero en este caso creo que no es exagerado. Relato en primera persona de un judío en un campo de concentración; sobrevivieron él y las heridas que le dejó la experiencia. Y no fueron pocas. Mi reseña aquí. Aunque leeré lo que me falta de Primo Levi, no puedo evitar sentirme triste por la muerte que tuvo; que alguien capaz de narrar con precisión y tanta sabiduría hechos tan duros, acabara suicidándose… no sé.
ENTENDERNOS “El chico a quien criaron como perro” y “El Cerebro”
Siempre me ha atraído la psicología, el saber por qué las personas hacen lo que hacen, dónde nace el trauma, cómo funciona la mente humana. Leer sobre experiencias concretas, en autobiografías por ejemplo, está muy bien, pero es algo subjetivo, claro está. Quería tener un punto de vista más “clínico” y por eso me interesó El chico a quien criaron como perro (reseña pendiente), un libro donde un psiquiatra infantil explica algunos de sus casos más impactantes. Y no es por buscar el impacto por el impacto, sino que los casos ayudan a entender cómo un niño se puede (o no) recuperar de un grave trauma, cómo la relación con los padres en los primeros años es crucial para el desarrollo de los niños… un libro muy muy interesante para quien, como yo, esté interesado en temas de psicología y psiquiatría. Por ahí seguimos con El cerebro: nuestra historia (mi reseña) un libro que de forma sencilla y digamos que para legos en la materia, explica cómo funciona y se desarrolla nuestro cerebro, cuáles son los mecanismos para percibir nuestra realidad.
LO QUE OTROS HAN VIVIDO: AUTOBIOGRAFÍAS “Nada se opone a la noche” de Delphine de Vigan y “Las cenizas de Angela” de Frank McCourt
Lo que comentaba de las autobiografías, en los últimos años he leído unas cuantas y mi interés no disminuye. Normalmente suelo acertar bastante con las que leo, y disfruto bastante con algunas. De este 2017, me quedaría con estos dos libros. Uno bastante más conocido que el otro, con su adaptación al cine y todo, en Las Cenizas de Angela (mi reseña aquí), Frank McCourt habla sobre sus orígenes en una Irlanda muy pobre, donde su familia era de las más pobres, debido al alcoholismo de su padre. Su madre, Angela, una luchadora que lo hizo todo por sus hijos; a su padre dan ganas de matarlo. En Nada se opone a la noche (mi reseña aquí), la historia es bien diferente. Delphine de Vigan quiere hablar sobre su madre y cómo la enfermedad mental (era bipolar) la marcó y también marcó la relación con ella y su hermana; su madre se suicidió después de toda una vida de altibajos y sufrimiento, el libro es el homenaje que le rinde la escritora.
PROBLEMAS “DE MUJERES” “No mamá no” y “Canción dulce”
Dos libros duros, muy duros, cada uno a su manera. Tengo que decir que la proporción de libros escritos por mujeres quizá no esté igualada a los de hombres que leo, pero de lo que estoy orgullosa es de que acabo leyendo verdaderas joyitas, como estas dos pequeñas novelas. No por cortas son menos intensas, y cada una cuenta una historia bastante dura, cada una a su manera. Imaginaos depresión postparto, un entorno opresivo, mezclado con traumas diversos… esa es la situación en que se encuentra la protagonista de No mamá no (aquí mi reseña), una madre que siente que es incapaz de querer a su hijo recién nacido, y ya que estamos, también al hijo mayor. La falta de afecto hacia sus hijos, veremos que es solo el principio. Por otro lado, si No mamá no es dura, qué decir de Canción dulce (mi reseña aquí)… uf. Niños asesinados por la niñera perfecta: esa es la premisa y creo que no hace falta explicar mucho más aquí.
ANDREA CAMILLERI “El traje gris”, “Mujeres”, “El homenaje” y “Muerte en mar abierto”
Nunca había leído nada de este autor italiano, hasta este verano. Entonces me prestaron unos cuantos libros, y me enganché. Aunque ya ha muerto, dejó escritas multitud de novelas y toda una serie sobre el Comisario Montalbano (de las cuales he leído Muerte en mar abierto este año, aquí la reseña). De él me ha gustado su estilo plano y directo, la calidez de sus personajes, su afición por la buena comida… Del autor he reseñado este año también El traje gris, los otros dos todavía los tengo pendientes.
LOS CÓMICS “El arte de volar” y “La liga de los hombres extraordinarios, vol.1”
Dos cómics muy diferentes han sido mis favoritos de este año. La verdad es que no he leído muchísimos en 2017, y por casualidad estos dos los he terminado en el mes de diciembre. No pueden ser más diferentes entre sí… En El arte de volar (reseña pendiente), Antonio Altarriba cuenta la historia de su padre, que a los 91 años se suicidó. ¿Cómo entender ese final, si no es empezando por el principio? Una historia bastante triste de derrotas, esperanzas truncadas, una historia bastante particular la de Antonio padre. Por otro lado, La liga de los hombres extraordinarios ya me sonaba, por supuesto (y no he visto la peli), y de hecho la premisa es muy similar a la de la serie Penny Dreadful. Aventuras, malos muy malos, buenos no demasiado buenos, y un dibujo que da gusto ver. Tengo en casa las continuaciones, pronto las leeré.
UN POCO DE HUMOR PARA TERMINAR “Hasta arriba”
Es de esas novelas en que las que al principio me ha costado un poco entrar, pero que al final acabé disfrutando como una enana. Hasta arriba (mi reseña aquí), cuenta las peripecias de una expedición para coronar una montaña. Los montañeros van acompañados de una cientos de sherpas que les asisten más bien mal, el espíritu de equipo entre los montañeros no existe, y las situaciones son absurdas e inverosímiles. Un tipo de humor bastante curioso, en el que al final entré de lleno, y que seguramente no es para todos los paladares y no hará gracia a todo el mundo, pero yo sí conseguí disfrutar el libro, tanto como para mencionarlo en este post de final de año.
Lo mejor que he leído en 2017 (libros + cómics) Si de algún logro puedo estar orgullosa este año, es de haber conseguido mi objetivo de conseguir llegar a los 52 libros leídos (un promedio de 1 por semana).
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Por: Adriana Felici (Periodista - directora sección En Familia) Si todos dejamos huellas en nuestro camino por la vida, no cabe duda que los maestros las imprimen a fuego en los niños que pasan por sus aulas. En este Día del Maestro elegimos para esta contratapa a una docente que contagia entusiasmo y amor por su tarea: María Inés Bustamante (50, casada, 2 hijos), que lleva 30 años tiza en mano, y creemos referente de la palabra vocación. Nacida en Candelaria Sur, desde 2005 está en la Escuela Coronel Pascual Pringles de Sinsacate. Antes, durante 13 años, fue maestra rural (en Campo Columbo, Las Astillas, Los Algarrobitos, Los Cometierra…), y después de un tiempo en Sarmiento, trajo a las aulas de Sinsacate su apasionamiento por la docencia, que hoy se mantiene intacto. ¿Por qué sos maestra? - Creo que desde chiquita tengo vocación de enseñar. Jugaba a la maestra con mis gatos. Tocaba un cencerro, venían, les daba la leche, y cuando se dormían les daba clase. Usaba una pared de pizarrón, escribiendo con tiza o carbón. Mis hermanos se mataban de risa. Y yo les decía: ¡Salgan! ¡Me interrumpen la clase! Me encantaba enseñar y me sigue encantando. ¿Cómo fue tu primera experiencia como maestra rural? - Un desafío. No nos habían preparado para ser personal único. ¡Cuando vi todo ese mundo que era esa escuela tuve un miedo! –ríe. ¡Las planillas que había que hacer! Y yo de lo administrativo no tenía idea. Gracias a Dios ya andaba de novia, y mi suegra, que hacía años que estaba en una escuela rural, me ayudó mucho. Ser personal único –explica – implica un vínculo profundo con la comunidad. En la ruralidad la escuela es el 80 por ciento: es el lugar de reunión, de difusión; es todo. Se organizan loterías, bailes, partidos de fútbol, comuniones… Fuera del horario escolar… - Sí. A veces me quedaba para las reuniones hasta que los padres terminaban de trabajar en el campo. Mi primer auto fue una “renoleta” (R4)… Me acostumbré a manejar en el barro, aprendí a cambiar gomas…- ríe nuevamente, tal como lo hará frecuentemente durante la entrevista. El día que más horas estuve fuera de casa –continúa- fue cuando iba a los Cometierra. Fuimos con mis hijos que eran chiquitos, y volviendo nos agarró la lluvia. Nos empantanamos y no había llevado pala. Fuimos a pedir ayuda a una estancia. Les rogaba porque se hacía de noche. Terminamos todos embarrados, dice risueña. ¿Viviste el éxodo del campo de los ’90? - Se vaciaron muchos campos porque la gente no tenía con qué vivir y empezaron a disminuir las matrículas. Sufrí mucho cuando amenazaron con cerrar las escuelas rurales. Siempre me planteé que así fueran uno o dos niños, alguien tenía que atenderlos. ¿Por qué te fuiste de Nintes? - Era interina y al año llegó el titular. Fue de un día para otro. Me volví llorando a casa. Los más chiquitos Hace 10 años que está a cargo de primer grado; un nivel que no siempre es muy apetecido. ¿Por qué ocurre esto? - Creo que hay cierto temor porque el paso de los chicos de un nivel a otro implica muchos cambios. Quizá se necesita que el maestro no se ajuste tanto a la currícula para que el pasaje sea más placentero; que el corte no sea tan abrupto. Hay que formar el oficio de estudiante: no entramos a la escuela, nos ponemos el guardapolvo y ya sabemos lo que es ser alumno de primaria. ¿Sentís lo tuyo como un trabajo? - Más que trabajo… -reflexiona- lo tomaría como una misión. Misión de acompañar a los niños y darles las herramientas para desenvolverse en sociedad. Los contenidos son necesarios, pero también es importante que sean ciudadanos competentes, poniendo por delante valores como el respeto, que para mí es fundamental. Respeto en la palabra, en la diversidad, en todo. Creo que todos son capaces y todos pueden hacer algo. ¿Cómo manejás las particularidades? - Usando distintas metodologías; llegando a un mismo contenido de diferentes formas. Por ejemplo si un niño ya lee y escribe solo, puede leer para todos las consignas del día. Lo hacés participar. Tienen que ser protagonistas; es la mejor forma de aprender. Pienso que por más años que uno lleve enseñando no tiene que sentir que ya sabe todo. Los chicos siempre te sorprenden. Hay que buscar ayuda si no sabemos algo. Siempre hay algo nuevo para intentar. ¿Se puede ser maestro sin vocación? - Sin vocación no vas a ser maestro en un ciento por ciento –responde rotundamente. Vas a ser un transmisor de conocimientos, pero no un maestro de alma. Siempre te va a faltar un poquito. La escuela tiene que ser un espacio para aprender disfrutando. Tienen que ver sentido a lo que hacen. Más semillas En 1996 María Inés hizo un curso de la Fundación Acude (Ambiente, Cultura y Desarrollo) para producir árboles. Durante varios años los produjo en las escuelas rurales, y luego, todo lo que aprendió lo trajo a la escuela de Sinsacate, donde desde 2007 funciona un vivero (construido por la Municipalidad). Allí los niños producen árboles autóctonos a partir de semillas. - Es fantástico –nos cuenta. Todos participan. Están los que preparan la tierra, los que siembran, los que trasplantan… Y así también practicamos materias: por ejemplo, midiendo con regla cuánto creció un árbol hacemos matemáticas. Además ayuda a crear conciencia del cuidado del medio ambiente. Un chico que planta árboles no los destruye… Cuando pasó el desastre del río surgió por qué había pasado y entendieron cómo corre el agua cuando hay desforestación. Y la necesidad de reforestar, aunque lleve años. ¿Te sentís una maestra querida? - Gracias a Dios sí -ríe complacida. Es importante porque te da ganas de seguir haciendo cosas. Para mí el afecto es fundamental en todo. ¿Podrías seguir siendo docente si no lo disfrutaras? - No –dice categórica. Y menos hoy. Necesitamos maestros de alma con ganas de hacer cosas, de innovar todos los días. ¿Qué huella quisieras dejar en tus alumnos? - Que me recuerden como alguien que les enseñó valores. y que creyó en ellos.
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Tendencias: Un giro sin precedentes en la crisis venezolana de Leopoldo Martínez Nucete
La que hoy concluye ha sido una semana muy importante para el devenir en Venezuela. No solo en los países de la región sino en el planeta entero se siguen al minuto los hechos que pusieron en riesgo definitivo el funcionamiento del sistema democrático venezolano. Esta atención internacional no es nueva. Solo que desde el fallecimiento de Hugo Chávez se viene produciendo una radicalización del conflicto político que ha prendido todas las alarmas. Lo ocurrido en las últimas horas, me refiero a la declaración de la fiscal Luisa Ortega Díaz y sus inmediatas consecuencias, podría ser el inicio de una tendencia de cambio en el curso de los acontecimientos que afectan a Venezuela.
Esta semana se puso en evidencia que el sistema de alianzas regionalesdeVenezuela se ha debilitado. El escudo diplomático y petrolero, que había sido eficaz en el sistema interamericano, cada día tiene menos adherentes. Pero la persistencia de Luis Almagro, Secretario General de la OEA, también se enfrenta a una difícil prueba: que sus diligencias desemboquen en otro intento de diálogo como alternativa a la suspensión de Venezuela de ese organismo, a pesar de que la mayoría de los países entienden que la situación venezolana es insostenible.
Así estaban las cosas cuando se produjeron las dos decisiones del TSJ (luego modificadas parcialmente), que representaban no un paso sino una zancada en la vía de la radicalización. La primera de ellas, restringió y delimitó el alcance de la inmunidad parlamentaria, establecida en la Constitución vigente. De la misma se desprende que los diputados elegidos con el voto de los venezolanos podrán ser encarcelados por su actividad de oposición al régimen. La segunda sentencia, relacionada con el desespero económico en que está sumido el Gobierno, lo autoriza a realizar las asociaciones petroleras y acceder al financiamiento que propone Rusia, saltándose el paso establecido en la Constitución y las leyes, según las cualestales asociacionesdeben ser aprobadas por la Asamblea Nacional, con el agravante de que se pretendía colocar, según esa decisión, toda la función legislativa en manos del TSJ, o quien este desginase.
Frente a estas medidas, que no son otra cosa que la disolución de la Asamblea Nacional, se ha producido una categórica reacción, dentro y fuera de Venezuela. El propio Secretario General de la OEA definió la situación como un “auto-golpe” de Estado.
No es la primera vez que, en el plano internacional, sedenunciael creciente deterioro del estado real de la democracia en Venezuela. Lo que no había sucedido nunca hasta ahora es que un funcionario en ejercicio, cabeza de uno de uno de los poderes públicos, hiciera las categóricas declaraciones ofrecidas por la fiscal Luisa Ortega Díaz hace dos días: “Las recientes decisiones del TSJ constituyen una ruptura del orden constitucional”. Estopuso en marchaalgomássignificativo: Nicolás Maduro tuvo que buscar formas para distanciarse de las decisiones; y el TSJ en 24 horas rectificó sus fallos.
En sintesís, lo acontecido no traealivio a la crisis democráticavenezolana ni a la alteración del orden constitucional (de hecho siguen vigentes decenas de sentencias de la Sala Constitucional que lo trasgreden), pero sí aborta el auto-golpe de Estado que pretendía Maduro para convertirse en portador de facultades ejecutivas y legislativas, sin control parlamentario o de ningún otro poder. Y eso sucede por la declaración de la fiscal Ortega, quien tiene en sus manos la autoridad exclusiva del ejercicio de las acciones judiciales ante delitos contra el orden constitucional y la facultad de iniciar el proceso para la remoción de jueces con la aprobación de la Asamblea Nacional.
Con este precedente se quiebra el blindaje del régimen, que depende de la actuación en bloque con el TSJ, como recurso que simule la legitimidad del proceder autoritario del Poder Ejecutivo. De este blindaje depende, entre otras cosas, la subordinación incondicional, con el TSJ como pretexto constitucional, del estamento militar a toda forma o expresión de ese autoritarismo. El pronunciamiento de Luisa Ortega Díaz inaugura una nueva tendencia en el conflicto político de Venezuela: la de litigar institucional y públicamente las diferencias y resistencias internas del oficialismo. No se ha restablecido en pleno el respeto a la autonomía de la Asamblea Nacional, ni tampoco puede concluirse que el TSJ es un vigilante independiente de la constitucionalidad –en suma, no hay una auténticademocracia-, pero sepone por primera vez un freno a la intención de acumular todo el poder en manos de Maduro. Y en el episodio, la Fiscal General Luisa Ortega Díaz, como cabeza del Poder Moral que incluye a la Defensoría del Pueblo y la Contraloría General, ha devenido, quizás y si persiste en su actuación, en nueva interlocutora institucional para la búsqueda de soluciones al conflicto político en Venezuela, incluso de relevancia para el proceso que adelanta la OEA bajo la Carta Interamericana. Parece importante cultivar esta tendencia como una oportunidad en medio de un proceso de transición que podría entrar en marcha.
Pero esto no es todo. La cuestión petrolera está en el meollo de esta compleja coyuntura. Como se sabe, el régimen de Venezuela ha dependido de dos herramientas: la diplomacia petrolera, ejercida a través de Petro-Caribe y el ALBA,y el producto de la alianza financiera y política con China. La caída de los precios del petróleo, más la merma de la producción petrolera han cerrado la fuente de financiamiento chino. Esta es la realidad que explica el movimiento que emplaza a Rusia como el nuevo gran protagonista de la política petrolera venezolana.
En su búsqueda insaciable de financiamiento, el gobierno de Maduro ha decidido crear empresas petroleras mixtas con Rusia. En otras palabras: ha comenzado a vender PDVSA a Rusia. Además, hay un agravante, del que apenas se habla: Rosneft, la petrolera estatal rusa, es la principal acreedora, con garantía sobre el 50% de las acciones, de CITGO, la filial de PDVSA que opera en Estados Unidos.
El gobierno de Venezuela está, pues, jugando con fuego. Tras hacer insostenible sus compromisos con China, escoge forjar una alianza más estrecha con Putin y Rusia, país ahora mismo en el centro del debate político norteamericano (además de la resistencia que sus planes y actuaciones tienen en la Unión Europea), por su injerencia en las elecciones presidenciales que condujeron a Trump a la presidencia. El país con el que el régimen venezolano ha decidido aliarse es el señalado de haber usado las herramientas de la ciberguerra para afectar la candidatura de Hillary Clinton y contribuir con el triunfo del candidato republicano. Putin, tal como señalan los expertos en asuntos de inteligencia, tiene en sus manos el poder de comprometer, y hasta de extorsionar a Trump. Justo en el momento en que Venezuela se pone en manos en Putin y Rusia, Luisa Ortega Díaz protagoniza un episodio que muestra una grietacuya profundidad y consecuenciasestán en pleno desarrollo.
Son dos nuevas tendencias en el conflicto político venezolano, que ocurren en el marco de otras dos tendencias internacionales la de una era pos-petrolera (por el crecimiento de alternativas energéticas) con precios bajos para el crudo; y la de una nueva coalición interamericana que no es indiferente ante la suerte de la democracia en Venezuela.
Nos leemos por twitter @lecumberry.
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Sobre el espejo unas letras que invertidas dicen mi nombre
Joker es una película efectiva e interesante no sólo por el fenómeno cultural que ha desatado; tiene sus detractores, que la tildan de película mediocre, y otros que la encumbran como la “mejor película de superhéroes jamás hecha” e incluso la entienden como una “obra maestra”. Phillips ha dado en el clavo porque creó un personaje y un producto que es un tiburón blanco —un signo vacío, como lo describe Zizek en The Pervert’s Guide to Cinema cuando analiza a ese escualo de goma que aterrorizaba a nadadores ingenuos en Jaws, el primer éxito masivo de Spielberg—, una máscara que calza en múltiples rostros: donde unos encuentran una reivindicación de derecha y una victimización por la pérdida de los privilegios del hombre blanco; otros advierten una feroz crítica al sistema económico y a la clase política depredadora; y algunos más descubren una celebración del machismo y una posible incitación al movimiento de los incel.
Y lo excepcional de este Guasón es que “soporta” y permite estas lecturas y aún más. En ese sentido, y tal como el personaje que proyecta, esta cinta es un corto-circuito y un desafío ante los convencionalismos que estamos acostumbrados a ver en los multicinemas. Como buen prestidigitador, Todd Phillips traza una delgadísima línea que se estira, se retuerce y se balancea. La línea se extiende para uno y otro lado, pero jamás se rompe. Como espectador nunca terminas de descifrar lo que la historia te está contando. Si te detienes en la superficie, el filme podría quedarse a mitad de camino: como una mera nostalgia y un homenaje desesperado y aspiracional al Nuevo Hollywood (Taxi Driver, The King of Comedy, Network); pero, si superas esa lectura obvia y simplista, te enfrentas a un personaje, a una estructura y a una historia sumamente ambigua. Lo suficiente como para sospechar que el cineasta neoyorkino está jugueteando con el espectador en distintos niveles. Tanto en el plano político-ideológico, como en el de las estructuras de la ficción (al menos en el de las ficciones cinematográficas que nos son comunes); de tal manera que, como Arthur Fleck, la audiencia ya no sabe ni puede distinguir entre lo que es “real” y lo que no lo es: ¿esta es una buena película?, ¿o no?, ¿es malísima?, ¿y si todo es una alucinación?, ¿entonces el malo es bueno?; ¿por qué me emociono y aplaudo a la pantalla cuando el psicótico asesina y genera el caos?
Quizá ese último guiño: cuando la familia Wayne asiste (en medio de la reyerta social) a la función de la comedia “Zorro, The Gay Blade”, no es tan gratuito y revela el tono y carácter lúdico y eminentemente troll de este filme. Y, bajo ese cristal, los excesos de Arthur Fleck; sus contorsiones famélicas y su feroz búsqueda de empatía son un gag que nos revienta en el rostro y nos pinta una distorsión camuflada como sonrisa: el público posmoderno ya no puede creer en nada, y al contrario de lo que se piensa, su desconfianza y su nihilismo de supermercado lo vuelve una audiencia dispuesta a la manipulación. Sólo hay que saber qué botones pulsar. Y es que si algo hace bien Todd Phillips es tomarnos de la mano y conducirnos a un descenso velocísimo al infierno de la empatía: el Joker es el caballo negro, el jugador débil y derrotado y, que, pese a su anunciada condición, permanece e incluso rompe el listón de la victoria con una sonrisa demencial. Es un relato perfecto, el eterno cuento de la Cenicienta. Por eso el espectador establece una conexión inmediata con este personaje: porque es el débil que se desafía a sí mismo y que con su fuerza “antinatural” desestructura al otro y al status-quo (un deseo que nunca será satisfecho y es que para eso existen las películas).
Cuando recién terminé de ver la película inmediatamente identifiqué que la locura del personaje del Joker era, para mi gusto, un desquiciamiento programado y a todas luces medido y, por ello, predecible. Al verla por segunda y tercera vez reconfirmé que sí, que Arthur está despojado de esa carcajada cáustica, demoledora y desesperanzada que sí tiene Travis, Alex DeLarge o incluso Rupert Pupkin. Pero esto sucede porque el personaje que interpreta J. Phoenix (y lo hace muy bien, sólo hay que ver su transformación cuando se viste de rojo) es una ficción nacida de las entrañas de nuestro contexto. Y su carácter y naturaleza están mediados por ese distanciamiento irónico y por nuestra imposibilidad de tomarnos en serio (a nosotros mismos y a lo que nos rodea). Este Joker es una reelaboración del mito del [anti]héroe con el ritmo y la consistencia del tiempo histórico que nos rige y determina; es una representación en fondo y forma que nos relata la caída de uno de los arquetipos más influyentes en la cultura pop de los últimos 50 años: ya no podemos creer en los héroes y menos aún en los villanos.
¿Entonces por qué la actual proliferación de películas, series y contenidos que adaptan las historietas de superhéroes a un lenguaje “más realista” y complejo, más cercano a nuestros tiempos? Precisamente por dicha imposibilidad. La edad de oro de los cómics de superhéroes tiene su comienzo a finales de la década de los treinta y esta se caracteriza por su iconografía binaria y categórica: el bien y el mal y su lucha constante por la supremacía. Un código simple y que al mismo tiempo proyectaba el zeitgeist de la época: el nacionalismo bélico norteamericano y su dios está de nuestro lado y se llama Superman; e incluso el incipiente Batman, un agente del orden que pugnaba por la homogeneidad de las ciudades y la preservación de la tradición ante el ascenso constante de la marginalidad y la periferia.
El muro y las distancias estaban muy bien identificadas y salvaguardadas: nosotros, el mundo ordinario que es bueno, y los otros-extraños que no viven en los suburbios y que siempre serán una amenaza. Con el paso de las décadas esos muros y distancias, simbólicas, políticas y culturales se relativizaron. Donde antes había certezas y arquetipos modélicos que había que perseguir, ahora predominan la incertidumbre, la indeterminación y la complejidad. No hay buenos ni malos. Nada es lo que parece. Las fronteras se desdibujan y la masificación de las ficciones en torno a los superhéroes nos revela esa enorme e insoldable deuda que tenemos con los ideales perdidos: extrañamos la certidumbre, la noción de unidad. Y por eso Watchmen (la serie y la película; el cómic se cuece aparte), The Boys, The Dark Knight Rises, Legion, Titans, Dardevil, Punisher, Logan, Iron Man y las demás producciones de Marvel y tantas otras que quieren recuperar esos mundos simples. Aunque la propia existencia de esos contenidos implica una incongruencia y una destrucción. Ya no basta con aceptar e imitar la figura al superhéroe; también debemos comprenderlo. Y comprenderlo significa domesticarlo, destruir su poder, su fuerza mística y sobrenatural. Joker opera en esta contradicción y lo hace muy bien. El súper poder de Arthur Fleck es su propia anulación, su ausencia de poder. Es nada y es nadie y ni siquiera su mente le pertenece. Phillips explota y aprovecha esa añoranza de certidumbre, esta necesidad identificar a “buenos y malos” y recoloca al villano, a fuerza de hipérbaton, en el centro de la empatía. Y sí, entonces el malo es el bueno al final de la película. Es la Cenicienta que se invierte como esas letras en rojo en la última secuencia de un Guasón ya consumado frente al espejo. Sí, al comprender a Fleck se destruye el mito del Joker, pero al mismo tiempo esa destrucción le confiere una fortaleza anómala y hasta supernatural. El director invierte el orden y, en nuestros términos, le otorga al personaje un poder simbólico inusitado, casi mítico.
Presiento que esta es la gran broma del cineasta: sí, Joker es la Cenicienta; pero en realidad es un filme que se solaza y expone el por qué nos sigue gustando la fábula de la Cenicienta, y por qué están tan presentes las historias de superhéroes. Aquí radica la potencia de este filme y también su pertinencia. Y no sé, pienso en Phillips y me gusta imaginarlo como un guasón (su pasado lo delata), y que su película en sí misma es otra de las bromas del Joker. Y entonces están él y J. Phoenix, los dos a carcajadas abierta y disfrutando de lo lindo; riéndose de nosotros los espectadores abarrotando las salas de cine. Cientos de miles de Arthur Flecks con los rostros iluminados por los destellos índigo de la pantalla; imaginando que estamos en el show de Murray Franklin; creyéndonos que somos el centro y que somos el Joker, el caballo negro que nadie esperaba.
Link a publicación original:
http://revistalevadura.mx/2019/11/19/sobre-el-espejo-unas-letras-que-invertidas-dicen-mi-nombre/?fbclid=IwAR3GMTOUHP2b6UdGKVZ4D1GVchH6Rxiv1AlILeEkOERfQ1s_AYi0ttGI_AE
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