#que bonitos sonfkjlddffd

[mikrokosmcs]

“Estuvo días pensando qué regalarte.” Bueno, en realidad fueron semanas de anticipación, haciendo listas de los posibles presente y platicando con sus hermanos en busca de recomendaciones y llegar a la mejor opción. Recuerda a su gemela diciendo que se estaba preocupando demasiado, que de seguro Kayden era feliz con cualquier cosa y a Damian riéndose porque nunca la había visto tan interesada por alguien a pesar de tener parejas en el pasado, entonces este chico debía ser muy especial para ella. Y estaba en lo cierto, su corazón latía con rapidez cuando lo ve o piensa en él, llevaban un par de meses juntos pero las mariposas en su estómago no dejaban de revolotear cada que se toman de las manos, abrazan o dan un pequeño beso a solas o en sus citas por la ciudad. Niega con la cabeza, ahora no era momento para estar insegura de su decisión. La familia del mayor la había invitado a celebrar ese día tan importante y aprovechó que la fiesta aún no empezaba para compartir un momento juntos en privado, extendiendo su regalo con las mejillas coloradas. Sabe que le gusta pintar con distintos materiales así que optó por los mejores óleos y pinceles de distintos tamaños que se podían conseguir. “Feliz cumpleaños, mi dulce y gentil ángel guardián.” Comenta, ese apodo fue usado cuando lo conoció, cuando no le importó salir lastimado para salvarla de alguien y cuando sintió ese flechazo en su pecho mientras le limpiaba las heridas. Si el hilo rojo del destino realmente existe entonces no duda que, en el otro extremo del suyo, estuviese Kayden ♡

Su  cumpleaños  se  había  vuelto  una  situación  algo  agridulce,  porque  no  solo  representaba  el  día  de  su  nacimiento,  sino  también  el  de  su  hermano  difunto  que  al  parecer  no  estaba  completamente  muerto  si  es  que  Kayden,  perdía  el  foco  y  este  volvía  a  la  vida.  Algo  terrorífico,  y  algo  que  honestamente  no  les  devolvía  a  sus  padres  ningún  tipo  de  confort  puesto  que  era  solo  un  desbalance  en  su  mente,  no  obstante,  si  que  se  volvió  una  fecha  para  ellos  que  debía  ser  celebrada  porque  él  estaba  vivo,  sano  y  estaban  trabajando  para  hacerlo  completamente  normal.  Lo  que  le  hacía  más  normal  de  todo,  era  su  hermosa  y  adorable  novia  que,  sin  querer,  había  conseguido.  No  se  explica  que  es  lo  que  veía  ella  en  un  perdedor  extraño  como  él,  pero  la  sola  idea  de  que  estuviese  en  su  mesa,  que  comiera  con  sus  padres  y  sus  hermanas,  le  hacía  sentir  bonito  en  el  estómago.  Kayden  sonríe,  sonrojándose  a  la  par  que  la  pelirroja  porque  todo  aquello  le  hacía  sentir  vergüenza,  pero  una  vergüenza  bonita  que  revolotea  como  mariposas  en  la  panza.  -  —Oh  Agnes  —  -comenta,  con  una  dulzura  y  un  afecto  que  no  podía  contener  en  su  gran  cuerpo,  sonriendo  de  oreja  a  oreja  por  el  obsequio  una  vez  lo  abrió  y  pudo  observar  el  contenido.  Estaba  encantado,  no  podía  esperar  pintar  un  retrato  de  la  otra,  de  alguna  de  las  miles  de  fotografías  que  tenía  y  le  tomó  desprevenida.  Deja  el  obsequio  de  lado,  solo  para  tomar  las  delicadas  manos  de  su  novia  y  besar  las  palmas,  inclinándose  el  resto  de  la  distancia  para  depositar  un  beso  gentil  sobre  los  pétalos  rosados,  quedándose  cerca  para  tocar  sus  narices.  -  —Gracias,  mi  princesa  rescatada  de  un  feo  ogro  —  -ríe,  suavecito,  adorable  y  arrugando  un  poco  su  nariz.  Con  cuidado,  toma  el  rostro  entre  sus  manos  solo  para  buscar  un  beso  más  real,  más  profundo,  uno  que  exprese  sus  más  grandes  anhelos  para  con  la  muchacha.