#puntilla
Explore tagged Tumblr posts
hacheaefeblog · 9 months ago
Text
Mi vecino Rolando
Tengo un vecino que es un relojito. Se levanta todos los días a las seis de la mañana, arma la cama, se baña, desayuna, y a las siete ya está saliendo para el trabajo. Mi vecino se llama Rolando, pero le apodan Rolex… ¡Ahora caigo! ¡Con razón dicen que es un relojito! Pero en realidad, más que un relojito es un señor reloj. Y él le hace honor a su apodo. Rolando –Rolex para los amigos- es…
View On WordPress
0 notes
piensoenversos · 1 year ago
Text
Tumblr media
Tengo la estatura exacta para besarlo de puntillas y sentir que puedo alcanzar el cielo.
@piensoenversos
33 notes · View notes
aricastmblr · 1 year ago
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Jimin de puntillas para sobrepasar a Jungkook
43 notes · View notes
lapazdelmar · 3 months ago
Text
Tumblr media
Me pongo de puntillas porque deseo llegar a la altura de tus labios.
Luego bajaré y seguiré soñando sin volar.
Buenas noches amor
3 notes · View notes
losjavis · 2 years ago
Text
Tumblr media
un delito que tampoco tengamos el video de esto
7 notes · View notes
armatofu · 11 months ago
Text
Tumblr media
0 notes
fallasweb · 2 years ago
Text
ARTESANIA VIANA S.L.
ARTESANIA VIANA S.L. es una empresa fundada en 1986, nuestros comienzos fueron en el popular barrio marítimo de la Malvarrosa, nuestra dedicación desde hace más de 35 años al diseño, fabricación y comercialización de manteletas valencianas.
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
largativa55 · 6 months ago
Text
La conejita de Sainz
Carlos "Chilli" Sainz
cw: obscenidad/pwp, lectora-esposa, apodos, lectora borracha, fetiche paternal, fetiche de tamaño, diferencia de edad (24/36), misionero, charla sucia, apodos.
La historia original pertenece a @bunnys-kisses
Tumblr media
El licor corría suavemente por tu cuerpo mientras caminabas por el borde de la piscina. Te reías mientras tratabas de mantener el equilibrio.
" Conejita", escuchaste la voz de Carlos mientras te alejabas de la piscina y te apoyabas contra su pecho.
Te aferraste a la parte delantera de su camisa blanca y te reíste. Miraste hacia arriba y sonreíste, "Chilli". Intentaste ponerte de puntillas para besarlo, olvidando la realidad de que estabas en medio de una fiesta en la piscina.
Alguien había tomado demasiadas sangrías y estaba borracho y un poco tonto junto a la piscina. Carlos casi lo encontró adorable, si no estuviera tan cerca de la piscina. No quería que su pequeña conejita se golpeara la cabeza.
Él ahuecó la parte de atrás de tu cabeza por un momento y presionó tu cara contra su pecho. Gemiste un poco en su camisa mientras la oleada de borrachera corría hacia tu cabeza. Pobre conejita.
"¿Qué estás haciendo, conejita ?" preguntó mientras te alejaba de la piscina y te acercaba a las sillas del patio. Te bajó y se agachó a tu lado.
"Quería nadar", cantaste y pateaste un poco los pies, lo que solo te hizo reír a carcajadas. Eras dolorosamente adorable.
Estabas vestida para la ocasión, con un bikini estampado de color amarillo pastel y azul oscuro que mostraba felizmente tus curvas a los asistentes a la fiesta. Podrías llamar la atención de cualquier hombre, pero luego tendrían que lidiar con la mirada asesina del piloto madrileño.
Carlos tomó tus manos y te miró, "no creo que sea la mejor idea ahora mismo". Frotó tus nudillos por un momento mientras miraba tus manos, "no te pares demasiado cerca del borde, conejita . podrías lastimarte".
Lo miraste y te reíste, "Carlos, ¡te preocupas demasiado!" y uniste tus dedos con los de él juguetonamente, "Estoy tan bien como la lluvia".
Carlos te miró, claramente no estabas "bien como la lluvia", estabas más borracho que un marinero y todavía tenías más en tu taza. Afortunadamente, lo dejó en una mesa auxiliar cercana antes de que terminaras todo el tiempo. Besó tus manos amorosamente y dijo: "¿Qué tal si entramos un rato?" Su tono era tierno.
"pero la fiesta."- dije con un puchero.
Carlos se inclinó para besarte en los labios. "Sé que eres el alma de la fiesta". Se inclinó un poco más hacia tu oído y dijo: "Pero papá quiere que no tengas resaca. ¿Te gusta mi persona ?"
Hiciste pucheros por un momento antes de asentir con la cabeza y dejar que Carlos te ayudara a levantarte de la silla. Él se mantuvo cerca de ti mientras te llevaba adentro. Afortunadamente, la mayoría estaban afuera, disfrutando del sol del verano italiano.
Pero la pobre Conejita de Carlos había tomado demasiado licor y demasiado sol. Le preocupaba que te quemaras con el sol mientras te llevaba a través de la casa de verano hasta el dormitorio en el que ibas a dormir durante la semana.
Carlos te detuvo al pie de la cama antes de desatar los cordones de tu bikini y dejarlo caer de tu cuerpo, fue fácil nada los mantenía sujetos a tu cuerpo.
Pobre niña, las líneas de bronceado iban a ser interesantes en unos días. Puso sus manos sobre tus caderas desnudas y te miró a los ojos. Se arrugaron cuando sonrió. "Buena niña". Frotó círculos en tus caderas con sus pulgares. "Sé que querías festejar más, pero papá tiene que cuidarte".
Hiciste pucheros, "Ni siquiera estoy tan borracha. ¡Puedo probarlo!" cantaste patéticamente. Hoy eras su pequeña princesa borracha.
—¿Y cómo lo harías, mi pequeña conejita ? —preguntó mientras te miraba. Se detuvo sobre ti como una sombra alta, era más alto que tú.
"¡Podría chuparte la polla!" le sonreíste.
Él te miró y sonrió, "Creo que te he malcriado, ¿no?" preguntó mientras sostenía tu barbilla para que siguieras mirándolo. Se rió entre dientes, "Te malcrié muchísimo, ¿crees que puedes obtener lo que quieras si me chupas la polla?" Sacudió la cabeza.
No podía creer que había dejado que su pequeña se volviera tan malcriada, pensando que ella podría salirse con la suya si tan solo lo hacía correrse. Te dejó en la cama y se puso encima de ti. Su cinturón fue lo primero que se quitó.
Rápidamente ajustó el cinturón alrededor de tus muñecas, asegurándose de que su pequeño ángel se quedara quieto. Con tus muñecas atadas, miró tu cuerpo desnudo. Sus manos recorrieron tus costados, lo que te hizo retorcerte.
"Por eso no quería que usaras ese bikini", dijo sacudiendo la cabeza y con los ojos clavados en tu figura, "todos se quedarían mirándote. Eres la mujer más hermosa que jamás habían visto". Se acurrucó más cerca de ti y te besó la cara con tanto cariño, "no quería que mi pequeña esposa saliera lastimada. Habías bebido demasiado, Tienes que escuchar a papá o podrías lastimarte".
Su ternura te hizo retorcerte, podías sentir la pegajosidad entre tus muslos crecer por sus palabras suaves pero fuertes. Él no estaba arrojando a su princesa sobre su regazo y abofeteando sus mejillas hasta que se amorataran. Él solo pensó que simplemente no lo sabías mejor, que no estabas acostumbrada a que las cosas estuvieran en tanta abundancia.
Eras la esposa de Carlos, más pequeña, más débil, más inocente, dolorosamente más joven. Carlos sintió una sensación de protección sobre ti cuando capturó tus labios en los suyos y sus dedos encontraron su camino hacia su cabello. Gemiste en el beso y pudiste sentir tu calor irradiando tu cuerpo.
Cuando él se apartó, tomaste su camisa blanca y comenzaste a desabrochar los pequeños botones. Te estabas impacientando y, como la mocosa que eras, dejaste caer tus manos sobre la cama y gemiste: "¡Papi!"
Él se rió entre dientes y se inclinó hacia atrás para sacarse la camisa del cuerpo. Una vez que se la quitó, junto con la camiseta blanca, tus manos recorrieron su torso desnudo.
Tu núcleo palpitaba mientras gemías: "Papi, vamos. ¡He sido buena!"
Él te sonrió y dejó que las prendas cayeran de la cama en un montón en el suelo. Su pequeña diosa del sol, su pequeña conejita... no había suficientes palabras en ninguno de los idiomas que se hablaban que describieran con precisión lo que sentía por ti.
Se quitó los pantalones sin tu ayuda y tu mirada se detuvo en el bulto de sus calzoncillos. Su polla estaba dolorosamente dura, lo que significaba que sentirías su longitud en lo profundo de tu coño.
Él era una ducha, seguro. Sin cortar y pesado. Incluso después de todo este tiempo de tener sexo con él, todavía era un ajuste apretado. Una vez dijo que era como tratar de caber en un lugar de estacionamiento estrecho . Cuando hiciste una mueca por su broma, él simplemente te tiró las rodillas a las orejas y te hizo ver estrellas.
"¿Te gusta lo que ves, conejita ?" preguntó con curiosidad, agarró tus manos atadas y te hizo tocar su polla a través de su ropa interior. Su impresionante tamaño todavía te hizo tragar saliva mientras lo sentías.
No te hizo ninguna gracia admitirlo, pero en otra ocasión, cuando estabas borracho en una fiesta en la piscina, charlaste alegremente con Charles o Lando (no te acordabas) de que Carlos tenía la "salchicha española más rica" ​​y luego te echaste a reír antes de irte tambaleándote a buscar a tu marido. Todo lo que sabías era que ambos conductores no pudieron mirar a su amigo a los ojos durante unos dos meses después. Saberlo todo era demasiado para ellos.
Asentiste, "Sí, papi. Creo que se ha vuelto más grande".
Él se rió entre dientes mientras bajaba su ropa interior debajo de su polla, esta se balanceó y tú tragaste saliva al verla. Te dijo mientras estiraba la mano para acariciar tu suave mejilla, "es solo para satisfacer tu apetito insaciable, conejita ".
Hiciste pucheros, el zumbido en tu cabeza era fuerte mientras decías, "¡No soy tan codicioso!"
Te dirigió una mirada severa mientras decía: " Conejita, no mientas. Ya sabes lo que les pasa a los mentirosos". Te dijo enarcando las cejas y observando tu movimiento incómodo. Podía notar que te estabas poniendo caliente por todas partes.
"Lo siento, papi."
Se quitó la ropa interior y la dejó en el suelo con el resto de su ropa. Se sentía como si el resto del mundo se hubiera apagado, ni siquiera podía concentrarse en los sonidos de la fiesta afuera. La música y las conversaciones llegaban a través de las ventanas abiertas, pero estaba tan embelesado por tu belleza desnuda debajo de él.
Sus manos rozaron tus costados mientras te veía reír. Te retorciste un poco, qué niña tan cosquillosa. Él se inclinó para besarte, estaba arrodillado entre tus piernas y sus manos estaban toqueteando tus pechos.
El beso fue descuidado y desordenado, te hizo sentir caliente por todas partes. Tener a tu apuesto esposo demorándose sobre ti, su lengua dentro de tu boca. Su polla estaba completamente firme, ansiosa por hundirse en ti. Se frotó contra ti, su dura polla presionada contra tu estómago.
El empujón hizo que tu corazón se acelerara antes de que él se alejara y miraras fijamente esos hermosos ojos. Te moviste un poco, el placer y el alcohol hicieron que tus pensamientos fueran turbios. Parecías estar impulsada por el único propósito de alcanzar el orgasmo.
Él te agarró por los muslos y los levantó, mantuviste la posición mientras él colocaba una almohada extra debajo de tus caderas para hacer palanca. Se lamió los labios al verte.
"Hermosa, pequeña conejita ", se rió, " cariño". Su tono estaba vidrioso con afecto mientras se colocaba completamente entre tus piernas y frotaba su polla contra los labios de tu vagina.
Gimoteaste y trataste de cubrirte la cara con tus manos atadas, pero Carlos no quiso saber nada de eso. Se tumbó de nuevo en la cama y se inclinó sobre ti. Con su polla dura en la otra mano, "No te escondas de mí", dijo, su voz teñida de más lujuria, "Quiero ver la cara de mi hermosa esposa cuando la estoy follando". Sus palabras fueron sucias, "Quiero que recuerdes esta cara para cuando no esté y te sientas tan necesitada. Pequeña necesitada".
Tu corazón latía con fuerza mientras él frotaba su polla contra tu coño, casi deslizándose dentro. Te retorciste un poco con anticipación, pero Carlos te mantuvo abajo.
—No, no —dijo—. Quédate quieto.
"Pero papii", hiciste puchero.
Él negó con la cabeza, "compórtate". Dejó un dolor en ti que pronto fue llenado por su polla entrando suavemente en ti. Él te observó hacer una mueca y esperó un momento para que te adaptaras porque él se hundió por completo.
Su mente se quedó en blanco por un momento antes de salir de ella para continuar empujando toda su longitud dentro de ti. Tenía tus piernas envueltas alrededor de su cintura. Amaba la sensación de tu suave piel contra la suya. Te veías divina, nerviosa y borracha, pero anhelándolo.
un dolor carnal, de esos que te dejaban la cabeza dando vueltas. el placer te dejaba ahogado mientras tus gemidos eran dulces ruidos para sus oídos. su encantadora esposa. ¿Cómo tuvo tanta suerte?
Te mantuvo inmovilizada contra la cama con sus manos en tu muñeca y comenzó a empujar. Usó su agarre en ti como palanca. Su polla estaba cómoda en tu apretado coño, un ajuste apropiado. Empujó dentro y fuera de ti y te dejó sin aliento. Escuchó tus gemidos aéreos mientras empujaba su polla dentro de ti.
Eras tan dolorosamente dulce. Su pequeña y tonta conejita , la pequeña cosa que lo tenía alrededor de tus dedos. Te miraba con amor, dándote besos abrasadores. Sus caderas chocaban contra ti mientras arqueabas la espalda fuera de la cama. No tenías la fuerza para soltarte de su agarre.
Incluso a su edad, él todavía era capaz de inmovilizarte y follarte sin parar. Hacerte ver estrellas cuando el placer te invadía. Algunos gemidos quedaron atrapados en tu garganta, lo que lo incitó a follarte duro.
El marco de hierro de la cama chocaba contra la pared blanca del dormitorio. La luz de la tarde entraba por las ventanas. Eras un espectáculo digno de contemplar en el resplandor del día. Su pobre ángel, estabas un poco quemado por el sol.
pero estaba bien, papá se encargaría de eso, tal como cuidaba de ti en todo lo demás. Sus besos eran delicados en tus mejillas y clavículas, a diferencia del ritmo en el que te estaba cogiendo.
Fue opresivo y fuerte, hizo que se te hiciera un nudo en el estómago mientras sentías los latidos de tu corazón en tus oídos. Él te abrazó y te hizo rebotar sobre su polla.
Tus retorcimientos solo alimentaron el fuego en sus entrañas mientras empujaba su polla dentro de ti hasta la raíz. Se aseguró de que recordaras firmemente la sensación de él dentro de ti. Tus expresiones, desde el poco dolor hasta el inmenso placer, solo hicieron que el hombre mayor se sintiera más excitado por ti.
Sus palabras eran sucias mientras se frotaba contra ti, "¿Te gusta cuando te cojo? ¿Cuando se siente tan bien? Te gusta cuando te tengo inmovilizada en la cama y te cojo como a un animal. Hay gente afuera que quiere verte y hablar contigo, pero en cambio estás demasiado ocupada tomando la polla de tu marido como la buena chica que eres". Te besó en la entrepierna, estaban húmedos y te pusieron caliente por todas partes, "hermosa, niña". Ronroneó, "Sabes exactamente cómo hacerme sentir bien. No es tu culpa que te emborraches tanto, solo te dieron vaso tras vaso. Pequeña tontería", se rió entre dientes mientras dejaba un lindo chupetón en tu cuello.
Estabas en las nubes, dejando que tu marido te follara. Sentías el placer en tus entrañas cuanto más fuerte embestía. Estabas perdida en un mar de lujuria mientras sentías que tus paredes se aferraban a su polla. Dos mitades de un agujero perfecto.
Jadeaste salvajemente y trataste de aferrarte a él, pero él te tenía por las muñecas. Estabas atrapada debajo de él, con las piernas alrededor de su cintura mientras él empujaba dentro de ti.
Su ritmo comenzó a tambalearse y sentiste el calor acumularse en tus entrañas. Gemiste y te retorciste tanto como pudiste. Y antes de que te dieras cuenta, sentiste la oleada del clímax consumirte por completo. Tus ruidos se cortaron cuando quedaron atrapados en tu garganta y tu cabeza palpitaba por la emoción.
" Conejita ", ronroneó.
"ahmh papii", respondiste, sintiendo la lengua pesada en tu boca.
Él empujó más dentro de ti, doblando tu espalda para perforarte con su polla. Podías saborear el líquido preseminal en el fondo de tu garganta. Te cogió sin demasiado abandono hasta que sintió la intensa experiencia del orgasmo.
Él entró en ti y tú lo aceptaste como la buena esposa que eras. Gimoteaste su nombre mientras él disminuía la velocidad. Su pobre chica ya estaba sobreestimulada. Él quería una segunda ronda, pero tú estabas drogada. Tu cabello era un desastre, parcialmente quemado por el sol con el alcohol todavía en tu sistema.
"Pobrecita, conejita ", te susurró mientras sostenía su polla dentro de ti por un momento.
Luego se retiró y frotó su polla ablandada contra tu coño para una última sensación de tu sexo. Estabas feliz, exhausta debajo de él.
—¿Mi conejita ya terminó por hoy? —preguntó mientras palmeaba tus pechos, sintiendo la masa entre sus dedos.
Asentiste lentamente: "Sí, papi".
—Bueno, descansa ahora, Conejita . Voy a ver cómo están nuestros invitados. Si te sientes mejor, puedes unirte a nosotros nuevamente. Pero no más alcohol, no es bueno para una chica como tú. —Besó la parte superior de tu cabeza antes de salir de la cama para buscar su ropa.
Permaneciste acurrucada desnuda con la manta sobre tu cabeza, miraste desde la manta y tuviste una buena vista del trasero de tu marido mientras se inclinaba para recoger sus calzoncillos. Te reíste para ti misma antes de seguir vigilándolo.
Aquí les dejo la historia original por si gustan leerla.
77 notes · View notes
neuroconflictos · 8 months ago
Text
Regresaré sola y con la nostalgia impresa en el verso. Entraré en algún sitio de puntillas; con la sorpresa expuesta al encuentro.
Mabel
64 notes · View notes
byaguscortes · 4 months ago
Text
Un monstruo más exótico
Tumblr media
"Where the fuck did Monday go?"  —David Bowie
1
Mi psicóloga me comentó en una ocasión que es cosa común en aquellos que viven solos el prever la posibilidad de un accidente y tener escrito las personas a las que habría que contactar ante dicha eventualidad. No es posible confiar en que uno mismo pueda gestionar esa situación, así que el individuo se ve forzado a vagar en dichos futuros posibles y anotar sus opciones en cada caso.
A veces, sigo su consejo y escribo en un papel a quién querría llamar si me caigo en la ducha, o si sufriera un ictus o un infarto. O tropezara en las escaleras. Reviso quiénes en mi familia, amigos y conocidos se preocuparían por mí en ese momento difícil. Pienso en Javier, amigo de la infancia. Quizás podría contar mi ex mujer, Verónica. A pesar de nuestro accidentado divorcio quizás se interesaría por mi estado ya que nos quisimos durante quince años. A mi hermana Lucía, sin duda. O llamaría a alguno de mis primos: Juanjo, Fede o Victoria. Con ellos compartí la infancia, veranos luminosos y navidades soberbias, momentos en los que nuestra familia se reunía. Creo que ayudarían en esas circunstancias difíciles para mí.
Pero no son nombres que sirvan en mi lista puesto que, con total seguridad, están muertos.
2
Es un hecho conocido que hay sensaciones (imágenes, olores...) que evocan de forma poderosa y casi automática ciertas emociones. La luz de las farolas del alumbrado público tenía este efecto en mí. Es algo curioso. Al parecer, ese típico color naranja se ha mantenido en parte por coherencia cromática con las antiguas lámparas de gas. 
Pues bien, desde siempre ese color me ha sugerido la idea de la libertad. Encontrarme en un paisaje urbano iluminado de esa forma me ha evocado multitud de opciones, de multitud de aventuras o recorridos. De encontrarme, en suma, en un lugar maravilloso donde todavía era posible elegir: ¿continuamos respetando el propio camino o escogemos otro nuevo y rompemos con todo?
No es que haya perdido la capacidad de elegir, pero… ¿cómo se define una situación sin salida? Yo creo que es aquella en la cual toda acción que emprendemos para mejorarla en algún aspecto, no solo no la mejora, sino que la empeora o, en el mejor de los casos, la mantiene idéntica. No es posible elegir o, mejor dicho, elegir es inútil. Si fallamos en reconocer en una situación este carácter, podemos caer en el error de aplicar soluciones que serían efectivas en circunstancias habituales, pero que resultan inútiles o contraproducentes en este contexto. Es enorme el número de gente que se confundió en este punto. El resultado: la mayoría, casi toda la humanidad, pereció durante los primeros días.
Porque en estos tiempos ver esa luz anaranjada resulta otra cosa. Verla significa que eres visto, que eres accesible. Lo eres a una hora, ya de noche cerrada, donde más te vale estar protegido. 
Mucha, muchísima gente no comprendió esto y murió. 
O algo peor.
3
Estar protegido durante la noche significa: atrincherado, sin hacer ningún ruido. Dejando pasar las horas. Atento a cualquier alteración de un silencio que aplasta todos los perfiles de la realidad. En esos momentos, uno se fuerza a la inmovilidad y ocurre pronto que el único movimiento seguro de hacer es comprobar la hora. Al principio de todo, miraba el reloj cada minuto. Luego hice el propósito de no hacerlo tan seguido, para no volverme loco. Con enorme esfuerzo conseguí hacerlo solo cada quince minutos. Ahora ya estoy acostumbrado y lo hago únicamente cada hora. Es un éxito que no creo que me sea posible mejorar.
Por las noches no es posible dormir, de ninguna manera. Todo lo más, si eres afortunado, entras en un duermevela como febril, en el que la conciencia sólo está despierta a medias y entra y sale del sueño atravesando esa frontera de puntillas, de manera furtiva. Sin que uno se dé cuenta. Porque, en cuanto eres consciente de haberte adormilado un poco más de la cuenta, un ramalazo de pánico hace que te despiertes con un sobresalto. En esos instantes me quedo inmóvil de terror. Imaginando qué ruido podría haber hecho y si se habrá oído. Y por quién, o por qué.
En cuanto amanece, mi cuerpo se relaja y caigo dormido profundamente. Descanso dos o tres horas. Cuando me despierto, este momento es el mejor momento del día. Descansado y con alguna hora de sol por delante.
Es tiempo de buscar algo de comer. Claro, es una tarea que podía llevar todo el día y que tiene dos finales posibles. Encuentras algo, lo que sea, o no. Si encontraba algo lo comía, daba igual de qué forma. Lo comía con cubiertos, si los había. Con las manos, como fuese. Es un goce el encontrar algo todavía comestible. 
O podía ocurrir (y ocurría cada vez con más frecuencia) que no encontraba nada. Lo que solía coincidir con ocasiones en las que me había alejado demasiado de mi refugio como para arriesgarme a volver sin que, mientras tanto, anocheciera. Así que me atrincheraba en una casa ajena y la noche resultaba peor de lo habitual. No os sorprendáis, toda situación puede empeorar. Si he aprendido algo que considere lo suficientemente valioso como para comunicarlo, antes de morir, a otro ser humano, es eso.
No supe lo avanzadas que estaban tecnologías como la Inteligencia Artificial hasta que ocurrió esto. Se me fue desvelando cuando. A medida que pasaban los días, los telediarios continuaban emitiéndose. Eso me llenó de esperanza al principio: el desastre estaba controlado. Había territorios del país que no habían sido afectados o que lo habían superado. Gente que seguía viva y que pensaba que, en estas circunstancias aciagas, lo mejor era continuar cumpliendo con sus obligaciones cotidianas.
Seguí los telediarios con creciente inquietud puesto que la ausencia de mención a cualquier desastre me resultó primero como una forma de mantenerse cuerdo pero luego claramente extraño. Como si habitasen una realidad paralela con cuya evolución se fuese alejando de nuestra propia línea temporal, yo miraba con pasmo el mundo que presentaban los telediarios, cada vez más ajeno y distinto. Claro, más tarde lo entendí. En este momento, por ejemplo, está cubriendo las elecciones. Unas elecciones que no es posible celebrar, fundamentalmente por ausencia de votantes. La mayoría de los candidatos son desconocidos para mí. Probablemente ni siquiera existan y han sido creados para cumplir un rol en un guión ya escrito por un algoritmo. 
Sin embargo, al principio no me fue evidente que los telediarios no eran ejercicios para dar cuenta de la realidad sino ficciones creadas por un ordenador. Eso lo entendí más tarde, mirando las redes sociales. Porque siguen bullendo de actividad. Incluso a día de hoy, recibo menciones y mensajes. Es de locos.
5
Las primeras semanas estuve en shock. Los sucesos nos golpeaban sin que supiéramos cómo reaccionar. Yo no convivía con nadie por entonces y eso me permitió tomar decisiones radicales sin tener que dar explicaciones o temer que me tuviesen por loco. Decisiones que, en medio del caos de esos primeros días, probablemente me salvaron la vida.
Pero también, como el corredor que persiste y avanza hacia la meta, comencé a quedarme solo. dejando atrás a todo el mundo, sin nadie a mi alrededor con quien compartir noticias o vivencias de lo que estaba ocurriendo. 
A veces escuchaba discusiones en la escalera. O gritos. Varias veces llamaron a la puerta. Nunca me atrevía a abrir. A los tres días se hizo el silencio y no volvió a oírse una voz humana ahí fuera.
Entonces ni siquiera me atrevía a mirar por la ventana y mi forma de comunicarme con los demás era a través de las redes sociales, del móvil. 
Pasaba el día chateando con familia, amigos y compañeros de trabajo. Es verdad, que ya habia bloqueado a varios de ellos que se habian descubierto poseedores de un sentido del humor demasiado negro para mi: mandaban mensajes sobre su maravilloso fin de semana en la sierra o como planeaban ir a esquiar a Navacerrada el proximo puente. Me parecía una actitud estúpida y simplemente les descartaba como interlocutores válidos en el angustioso momento que vivíamos.
Con uno de ellos, Luis, un compañero de trabajo que vivía cerca, a unas calles de distancia, comencé un intercambio de noticias e ideas que me resultó enormemente útil. Al parecer estaba atrincherado con su familia. Simpatizamos, ya que teníamos ideas similares sobre las cosas y no nos resultaba difícil ponernos de acuerdo. Me invitó a visitarlo y unirme a ellos.
Valoré lo arriesgado que era tomar esa decisión y cómo, en la ignorancia de lo que estaba pasando y que podía ocurrir en adelante, resultaba algo apresurado. Sin embargo, en un acceso de debilidad, en un día en el que la soledad amenazaba con aplastarme, acepté su oferta.
Me decidí a salir. Para ello busqué la forma más segura de hacerlo. Me puse un abrigo, cuyas hombreras me hacían parecer más corpulento y me cubrí con una manta, que me ocultaba y no daba pistas sobre la persona avanzaba por la calle. Así de esta manera salí a la calle por primera vez. No podía hacer más.
Bajando por las escaleras, lo más silenciosamente posible, encontré que la puerta del primero izquierda estaba abierta. Entornada apenas unos centímetros. Tuve un mal presentimiento y me detuve.
Cuando conseguí hacer acopio de algo de coraje, continué bajando, con la mirada fija en esa rendija de oscuridad que daba acceso a la vivienda. Superé esa planta, pero luego, mientras avanzaba por el siguiente tramo de escaleras, oí como, a mis espaldas, la puerta se cerraba con un portazo. Sobresaltado, eché a correr el resto de la bajada, con el corazón encogido, hasta que llegué al recibidor de la finca y salí al exterior.
Lo primero que pensé fue que era domingo. Naturalmente, no lo era y, en realidad, la organización de la semana en siete días estaba siendo, rápidamente descartada como un artificio inútil. Pero ver las calles sin coches, los comercios sin actividad y las aceras vacías de peatones, me transmitió la imagen de un día festivo en el que la ciudad, remolona, se resistía a levantarse de la cama. 
Comencé a caminar. Ahora dudaba si era buena idea. ¿Acaso sabía que me podía encontrar? Aceleré el ritmo y avancé, trotando, por la acera. Por alguna razón, me avergonzaba correr. La idílica impresión de mañana de domingo se veía estropeada por algunos detalles: Un coche atravesado en una calle adyacente. Una cristalera rota en algún comercio. Pero nada más.
Mientras caminaba miraba también hacia los edificios. Escrutaba las ventanas, esperando encontrar alguien asomado, una figura, un indicio de movimiento. Pero no fue así.
Luis vivía apenas a tres calles de mi piso. Llegué en poco tiempo. La puerta de acceso daba a un pequeño jardín y entonces, tras subir una breve escalera, se accedía a un adosado de dos pisos que habitaba él y su familia. La puerta de acceso estaba abierta. La de la vivienda, también. Entornada. Uno sabe que las trampas tienen ese aspecto así que me puse en tensión y evité subir. Iba a volver a casa sin más, pero la puerta del garaje estaba abierta de par en par así que me acerqué a mirar 
Encontré su cadáver. Allí, colgado, inmovil, estaba Luis. Podría hacer días que estaba así. Yo era la primera vez que veía un cadáver en mi vida. Me quedé quieto. Incapaz de reaccionar. 
Entonces vibró el móvil y resultó que era Luis, que acaba de publicar en una de las redes sociales en que participaba. “Aquí, sufriendo, con unos amigos!”. En la foto, manipulaba con evidente entusiasmo unas piezas de carne en una barbacoa. Parecía ser el jardín de esa casa. Inmediatamente, varias personas hicieron like a la foto. Incluso hubo quien hizo un comentario irónico. En la imagen, en un segundo plano, estaba yo mismo, sonriendo a la cámara, sosteniendo una cerveza.
6
La tarde de mi descubrimiento Luis me contactó varias veces. Se mostró preocupado por mi silencio y luego se comenzó a irritar. Terminó dejándome de hablar porque le parecí un imbécil desagradecido. Durante ese tiempo, a pesar de la terrible evidencia, no pude tomar plena conciencia de lo que ya sabía. Solo era tecnología, un algoritmo, un programa de ordenador que suplantaba a Luis. Yo había visto cómo estaba el verdadero Luis.
Pasado ese primer momento de sorpresa, comencé a valorar con desolación el estado de cosas. ¿Quién de todos con los que había estado hablando estos días estaba vivo y quienes eran meros fantasmas que la tecnología había hecho posible? No podía saberlo.
Pasó una semana y, entonces, resignado, escribí a Luis. Le pedí disculpas y retomamos la amistad.
41 notes · View notes
piensoenversos · 5 months ago
Text
Yo no quiero ser recuerdo
A la mierda el conformismo
Yo no quiero ser recuerdo
Quiero ser tu amor imposible
Tu dolor no correspondido
Tu musa más puta
El nombre que escribas en todas las camas
Que no sean la mía
Quien maldigas en tus insomnios
Quien ames con esa rabia que solo da el odio.
Yo no quiero
Que me digas que mueres por mí
Quiero hacerte vivir de amor
Sobre todo cuando llores
Que es cuando más vivo eres.
Yo no quiero que tu mundo se dé la vuelta
cada vez que yo me marche.
Quiero que darte la espalda
Solo signifique libertad
para tus instintos más primarios.
Yo no quiero quitarte las penas y condenarte,
Quiero ser la única
De la que dependa
tu tristeza,
Porque esa sería
la manera más egoísta y valiente
de cuidar de ti
Yo no quiero hacerte daño,
quiero llenar tu cuerpo de heridas
para poder lamerte después
y que no te cures
para que no te escueza.
Yo no quiero dejar huella en tu vida
Quiero ser tu camino
Quiero que te pierdas
Que te salgas
Que te rebeles
Que vayas a contracorriente
Que no me elijas
Pero que siempre regreses a mí para encontrarte.
Yo no quiero prometerte
Quiero darte
Sin compromisos ni pactos
Ponerte en la palma de la mano
el deseo que caiga de tu boca
Sin espera
Ser tu aquí y ahora.
Yo no quiero que me eches de menos
Quiero que me pienses tanto
Que no sepas lo que es tenerme ausente.
Yo no quiero ser tuya
Ni que tú seas mío,
quiero que pudiendo ser con cualquiera,
nos resulte más fácil ser con nosotros.
Yo no quiero quitarte el frío
Quiero darte motivos para que cuando lo tengas
Pienses en mi cara
Y se te llene el pelo de flores.
Yo no quiero viernes por la noche
Quiero llenarte la semana entera de domingos
Y que pienses que todos los días
Son fiesta
Y están de oferta para ti.
Yo no quiero tener que estar a tu lado
Para no faltarte
Quiero que cuando creas que no tienes nada
Te dejes caer
Y notes mis manos en tu espalda
sujetando los precipicios que te acechen
Y te pongas de pie sobre los míos
para bailar de puntillas en el cementerio
Y reírnos juntas de la muerte.
Yo no quiero que me necesites
Quiero que cuentes conmigo hasta el infinito,
Y que el más allá
Una tu casa y la mía.
Yo no quiero hacerte feliz
Quiero darte mis lágrimas
Cuando quieras llorar
Y hacerlo contigo
Regalarte un espejo
Cuando pidas un motivo para sonreír
Adelantarme al estallido de tus carcajadas
Cuando la risa invada tu pecho
Invadirlo yo
Cuando la pena atore tus ojos.
Yo no quiero que no me tengas miedo
Quiero amar a tus monstruos
Para conseguir que ninguno
Lleve mi nombre.
Yo no quiero que sueñes conmigo
Quiero que me soples
Y me cumplas.
Yo no quiero hacerte el amor
Quiero deshacerte el desamor.
Yo no quiero ser recuerdo
Mi amor
Quiero que me mires
Y adivines el futuro.
— Elvira Sastre
34 notes · View notes
fragmentosadolescentes · 7 months ago
Text
En silencio, de puntillas, a oscuras: No me acercaré y no tendré miedo. Me resistiré al mal, no al remedio; pero no regresaré a la penumbra...
Mabel
31 notes · View notes
kamas-corner · 7 months ago
Text
Tumblr media
Yo no quiero ser recuerdo
A la mierda el conformismo: Yo no quiero ser recuerdo Quiero ser tu amor imposible, Tu dolor no correspondido, Tu musa más puta, El nombre que escribas en todas las camas Que no sean la mía, Quien maldigas en tus insomnios Quien ames con esa rabia que solo da el odio.
Yo no quiero Que me digas que mueres por mí, Quiero hacerte vivir de amor, Sobre todo cuando llores, Que es cuando más viva eres.
Yo no quiero Que tu mundo se dé la vuelta Cada vez que yo me marche, Quiero que darte la espalda Solo signifique libertad Para tus instintos más primarios.
Yo no quiero Quitarte las penas y condenarte, Quiero ser la única De la que dependa Tu tristeza Porque esa sería La manera más egoísta y valiente De cuidar de ti.
Yo no quiero hacerte daño, Quiero llenar Tu cuerpo de heridas Para poder lamerte después, Y que no te cures Para que no te escueza.
Yo no quiero Dejar huella en tu vida, Quiero ser tu camino, Quiero que te pierdas, Que te salgas, Que te rebeles, Que vayas a contracorriente, Que no me elijas, Pero que siempre regreses a mí para encontrarte.
Yo no quiero prometerte, Quiero darte Sin compromisos ni pactos, Ponerte en la palma de la mano El deseo que caiga de tu boca Sin espera, Ser tu aquí y ahora.
Yo no quiero Que me eches de menos, Quiero que me pienses tanto Que no sepas lo que es tenerme ausente.
Yo no quiero ser tuya Ni que tú seas mía, Quiero que pudiendo ser con cualquiera Nos resulte más fácil ser con nosotras.
Yo no quiero Quitarte el frío, Quiero darte motivos para que cuando lo tengas Pienses en mi cara Y se te llene el pelo de flores.
Yo no quiero Viernes por la noche, Quiero llenarte la semana entera de domingos Y que pienses que todos los días Son fiesta Y están de oferta para ti.
Yo no quiero Tener que estar a tu lado Para no faltarte, Quiero que cuando creas que no tienes nada Te dejes caer, Y notes mis manos en tu espalda Sujetando los precipicios que te acechen, Y te pongas de pie sobre los míos Para bailar de puntillas en el cementerio Y reírnos juntas de la muerte.
Yo no quiero Que me necesites, Quiero que cuentes conmigo Hasta el infinito Y que el más allá Una tu casa y la mía.
Yo no quiero Hacerte feliz, Quiero darte mis lágrimas Cuando quieras llorar Y hacerlo contigo, Regalarte un espejo Cuando pidas un motivo para sonreír, Adelantarme al estallido de tus carcajadas Cuando la risa invada tu pecho, Invadirlo yo Cuando la pena atore tus ojos.
Yo no quiero Que no me tengas miedo, Quiero amar a tus monstruos Para conseguir que ninguno Lleve mi nombre.
Yo no quiero Que sueñes conmigo, Quiero que me soples Y me cumplas.
Yo no quiero hacerte el amor, Quiero deshacerte el desamor.
Yo no quiero ser recuerdo, Mi amor, Quiero que me mires Y adivines el futuro.
-Elvira Sastre
42 notes · View notes
viejospellejos · 9 months ago
Text
Arroz meloso de puntillas 🥘
¿Hay hambre?
36 notes · View notes
caostalgia · 2 years ago
Text
Vaya, vaya.
El destino tiene sus arrebatos. Le gusta guardar un puñado de jugarretas insospechadas y caprichos burlones:
Las amenazas y todas mis pesadillas se volvieron hechos; infame amor.
Infame, amor, que me hayas dejado en el quicio del balcón cuando empezaron las lluvias, sin tu calor y sin esperanza. Contra todo pronóstico, no morí ese día ni tampoco los subsecuentes pese a que el torrente de aguaceros no dejó de caerme encima. Malograda tu intención de acabar conmigo sin piedad.
Infame amor, que te empecinaste en destruir lo que no te correspondía -tuya no fui jamás- y ahora alguien más te tira de la soga mientras de puntillas intentas respirar: insisto el destino tiene sus arrebatos porque cobra lo malpalgao que dejamos en los demás...
Vaya, vaya... Te toca, amor.
-Cinthyacabalga
181 notes · View notes
fallasweb · 2 years ago
Text
Álvaro Moliner Indumentaria Valenciana
Confección a medida de indumentaria tradicional valenciana en comercio con mantones de Manila fundado en 1939.
Tumblr media
View On WordPress
0 notes