#puerta corredera
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Library Living Room
Inspiration for a remodel of a mid-sized transitional open concept living room and library with white walls, no fireplace, and no television.
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Wrought iron scroll windowed office door - homebnc.com
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Modern Home Office
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Modern Home Office
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Contemporary Family Room Image of a medium-sized, modern family room with a concrete floor and white walls but no fireplace or television.
#techos de hormigón visto#suelos de microcemento#techo estampado#puertas correderas de madera#bancos
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Modern Home Office
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Modern Family Room - Open Family room library - small modern open concept family room library idea
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Modern Home Office
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Modern Home Office
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Family Room Open in Barcelona Mid-sized trendy open concept concrete floor family room photo with white walls, no fireplace and no tv
#techos de hormigón visto#family room#bancos#suelos de microcemento#puertas correderas de madera#open#puertas blancas
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Living Room - Library Large danish open concept medium tone wood floor living room library photo with no fireplace, a tv stand and white walls
#marcos de ventana de madera#butaca lc2 de cassina#puertas correderas#sofás beige#parquet#sillones y butacas#alfombras rojas
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Modern Home Office Example of a small minimalist home office library design
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Modern Home Office in Barcelona Small, contemporary ideas for a home office library
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Open - Library
#Inspiration for a small modern open concept family room library remodel with white walls and a gray floor correderas#madera#treku#estudio#desnivel#puertas correderas#chillout
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» Temática: Hyunjin x afab!Lectora » Rating: SMUT ❗❗ (con plot) » Warning: Tercera persona, Angst, menciones de ruptura (la lectora estaba en una relación anterior), menciones de genitales de manera sutil, oral (ella recibe), p en v, hurt/confort, fluff muy cariñoso, si me olvido de algo, decídmelo. » Tipo: One-Shot » Premisa: Hyunjin consuela a su mejor amiga después de una ruptura. Ella ha estado en una relación durante dos años, pero al parecer, para su ex no era suficiente. Así que, tras la segunda vez que quedan para darle todas las cosas que tenía en su casa, Hyunjin la encuentra en el balcón, sufriendo sola.
Palabras: 3.421. | Masterlist
𝗠𝗔𝗥𝗜𝗣𝗢𝗦𝗔𝗦
Hyunjin tocó la puerta de su habitación dos veces. En ninguna obtuvo respuesta, pero sabía que debía entrar. Movió el pomo y se sorprendió al ver que el pestillo no estaba echado. Lentamente entró en la estancia: Nadie. La cama estaba vacía, y la bolsa de la chica descansaba encima. Los zapatos, desperdigados a un lado de la habitación y el cuaderno de exámenes se fusionaban en el suelo en una mezcla extraña de cuero y hojas.
Un movimiento fuera llamó su atención, y vio el hombro de la muchacha sobresalir a través de la ventana del balcón. Estaba encogida sobre sí misma.
El chico se acercó y, abriendo la puerta corredera, también salió al exterior. No hacía especial frío, pero la brisa era molesta. Ella ni siquiera levantó la cabeza más que para echarle un rápido vistazo, aunque se había puesto tensa.
— ¿Cómo estás? —le preguntó, distraído. Tampoco quería invadir su privacidad, pero… estaba seguro de que necesitaría a alguien con quien hablar. Y dado que se habían vuelto cercanos en poco tiempo, ¿qué mejor opción que su nuevo mejor amigo Hyunjin?
— ¿Tú qué crees? —contraatacó, mordaz—. Me han dejado, y la segunda vez que he tenido que hablar con él para que me devolviera las cosas, me ha dicho… —bajó la voz, triste—. Me ha dicho muchas cosas horribles. Yo creía… Yo creía que realmente me quería. Me vine aquí por él, para que tuviéramos un futuro juntos y ahora me desprecia como si nada. Como si no fuera nadie.
Hyunjin se acercó un poco más a ella, a fin de transmitirle un poco de seguridad. No era propio de él comportarse así, acercarse tanto, mas no le importó.
— Cuando tienes unas expectativas, suelen romperlas de la peor manera posible. —Hyunjin jugueteó con un hilo de la manga de la chica distraído—. Y más gente como Jigeum. No supo valorarte, y gente como él, que engaña, miente, tergiversa y manipula no tiene cabida en esta sociedad. Pronto todo el que le rodee acabará por verlo. Así se dará de bruces con la realidad de estar solo. Dale tiempo.
— ¡Pero no quiero que le pase nada! —exclamó, alterada—. ¡Yo no soy así! No quiero que lo pase mal, quiero que sea feliz sin mentir y sin engañar. Aunque no sea conmigo…
El bailarín la miró largo y tendido, maravillado. Era demasiado buena para este mundo. Si seguía de esta manera no podría sacársela de la cabeza, y menos del corazón. La chica siguió hablando del tema con renovada rabia. Porque, pese a todo, seguía siendo humana con emociones humanas.
— ¿Quieres saber lo que me dijo? “Eres demasiado fiel, como un perrito siguiendo a su amo. Solo que en tu caso perteneces a ese grupo de pacotilla.” ¿Sabes, Jigeum? ¡Esta perrita tiene malas pulgas también! ¡Voy a salir con todos los hombres que encuentre a partir de ahora! —bramó, semi incorporada y con los puños cerrados—. ¡Y me voy a acostar con todo el que se presente! ¿Cree que soy fácil? ¡Pues ahora lo voy a ser! ¿Quiere que sea la típica occidental que llega a Corea en busca de un “oppa” del que colgarse? ¡Pues lo seré! ¿Qué tengo más que perder?
Hyunjin la observaba en silencio a medida que se desahogaba. No quiso interrumpirla en ningún momento, y su rostro ni siquiera mostraba signos de que le molestara que gritara todas esas cosas. Lo cierto era que se le estaba formando una idea en la cabeza que podría o no tener consecuencias desastrosas.
Ella volvió a sentarse junto a él y enterró la cabeza entre las rodillas. Tras un largo silencio, volvió a hablar.
— ¿Por qué? ¿Por qué la gente es así? Tengo más que ofrecer que el hecho de ser extranjera… La gente solo quiere salir conmigo por eso, para acostarse con “la novedad” —hizo comillas en el aire—. Nadie piensa que tengo un corazón.
El chico asintió lentamente, dándose cuenta de lo que le atraía tanto de la persona que tenía delante. No era que fuera de la otra punta del mundo, ni el delicioso olor de su pelo recién lavado, ni su mirada penetrante o su brillante sentido del humor… No, eso solo eran añadidos. Ella era como él. No podía fiarse de nadie a la hora de salir, no podía conocer gente porque sabía que lo querrían por su físico y no valorarían su talento. Estaba tan atrapado como ella.
Puso su mano sobre la de la muchacha y le acarició el dorso con la otra. Ella contempló la acción en silencio en una mezcla de sorpresa y fascinación, estremeciéndose por completo.
— No hace falta que te acuestes con todos los hombres que se topen contigo. —musitó casi en un susurro—. Puedes acostarte conmigo. Hoy. Ahora. Siempre que lo necesites.
Ella lo miró al fin con los ojos como platos, y cuando sus miradas se encontraron, su corazón se olvidó de latir durante un instante. Las mariposas aletearon en su estómago. ¿Cómo no había podido ver que lo que se escondía tras sus irises marrones era lo mismo que le estaba contando? ¿Cómo había estado tan ciega? Sin embargo…
— No quieres estar con una persona fea. —le dijo, conteniendo las lágrimas y dejó de mirarlo—. Para ti debe ser vomitivo. No necesito compasión.
Hyunjin hizo lo imposible a fin de no poner los ojos en blanco. Cortó el poco espacio que quedaba entre ambos y le plantó un profundo beso en los labios, saboreando cada movimiento. Su lengua se coló ágil y apremiante en su boca, instándola a seguirlo, si es que podía. Fue un beso lento, sin prisa bajo la noche nublada y el ligero viento del verano, pero intenso, tanto que ella tuvo que agarrarse a su camiseta para no desmayarse. Soltó un gemido ahogado contra su boca, temblando al percatarse del creciente deseo en su interior. En ese instante, Jigeum no existía.
Al cabo de los minutos tuvieron que separarse y coger aire, pero no dejaron de mirarse en ningún momento. Ella le tocó la comisura del labio con la punta de los dedos y dejó la mano sobre su mejilla. Hyunjin cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación.
— ¿Responde eso a tu duda? —quiso saber él.
— ¿Estás seguro de que lo que sientes no es compasión por mí?
Hyunjin negó.
— Jamás podría hacer eso.
La muchacha suspiró y asintió.
— Vayamos dentro.
Se levantaron en silencio y cerraron la puerta de la ventana corredera. Una vez el uno frente a la otra, Hyunjin la volvió a besar, esta vez con un poco más de prisa y de ganas. Le fue desabrochando los botones de la blusa y se la deslizó por los brazos, exponiendo su piel desnuda a él. No era justo, pensó, por lo que, haciendo una pequeña pausa, se quitó la sudadera y así quedó en igualdad de condiciones.
Pronto sus labios volvieron a conectarse con los de ella, apremiantes y hambrientos. Su lengua se coló en su boca, saboreando cada parte, cada rincón inexplorado sin dejarse nada. La chica ahogó un suspiro de placer, embelesada.
Al separarse un tanto, le admiró el torso desnudo, sintiendo la inseguridad propia de una persona que ha estado con un hombre que la menospreciaba incluso en el ámbito íntimo. Quiso tocarlo, pero no se atrevió. Hyunjin, interpretando sus intenciones le cogió una mano y se la puso sobre el pecho. Sus latidos se intensificaban conforme los segundos pasaban, y ella lo notó, puesto que su rostro adquirió un color rojizo intenso.
— Hyunjin…
— ¿Sí?
— No quiero que pienses que hago esto solo porque me parezcas atractivo.
El chico se rio y le pareció el sonido más hermoso que había escuchado en toda su vida. Más incluso que la de Jigeum.
— No quiero que pienses que hago esto solo porque me gusta hacerlo con extranjeras. —contraatacó.
— Touché.
Poco a poco dejaron atrás la poca ropa que les quedaba. No había prisa alguna, se tomaron su tiempo en explorarse con leves caricias y besos ligeros. La mano de Hyunjin que no acariciaba su espalda de deslizó por su estómago hasta el entrepierna y le coló un dedo por entre los labios inferiores, explorando. La joven dio un respingo, pero no emitió nada que no fueran quedos suspiros y leves gemidos.
— J-Jinnie…
— ¿Sí?
— Por favor…
— “Por favor”, ¿qué?
— Te necesito.
No se dio cuenta de que se habían tumbado en la cama hasta que lo tuvo al lado. Se fundieron en un abrazo íntimo, sintiendo la calidez del otro y los latidos que, a pesar de que parecían tranquilos, repiqueteaban contra sus costillas dolorosamente. Se miraron, largo y tendido, y se besaron también, diciéndose cosas que no se atrevían a decirse en voz alta. De momento.
Y entonces, Hyunjin se incorporó un tanto y se deslizó hacia abajo hasta colarse entre las piernas de la chica que, alarmada, las cerró de manera inmediata. Cualquier confianza que hubiera tenido se desvaneció como el humo. El bailarín la contempló, interrogante.
— Es que…
Hyunjin le acarició los muslos con las uñas describiendo círculos irregulares sobre su piel, sin presionar demasiado, lo justo para relajarla. No habló en un buen rato, pero la chica sabía lo que estaba haciendo. Era como colorear un lienzo: Si eras lo suficientemente paciente con las pinceladas, puedes llegar a pintar un cuadro excelente.
— Déjame hacerlo. —le pidió en un susurro—. Todo irá bien.
Abrió las piernas poco a poco, tímida e insegura.
— No me mires mucho. —le imploró—. Si me miras…
…verás lo horrible que soy, fue su último pensamiento antes de que el chico bajara la cabeza y enterrara el rostro entre sus piernas. Lo que más le llamó la atención de ese momento fueron los pequeños besos que iba repartiendo en el interior de los muslos, admirando y adorando cada centímetro de su piel. Lo segundo, el cariño y el tacto con el que la trató durante los preliminares aquella noche.
Jigeum había sido un horrible amante en la cama que solo se preocupaba de su propia satisfacción, ahora lo veía claro. En cambio, Hyunjin se encargó de prepararla a conciencia para que disfrutara lo máximo posible de la experiencia. La lengua del chico pasó, ahora sí, a su punto de placer. La espalda de ella se arqueó, asombrada y asustada de sentirse tan bien con el primer lametón. Hizo acopio de todo su autocontrol para no gritar: Aunque estuvieran en el altillo, las paredes y el suelo eran del grosor del papel y estaba segura de que si no se contenía los inquilinos que vivían en el mismo bloque presentarían una reclamación.
Se puso una mano en la boca y se obligó a no cerrar las piernas. De todas maneras, Hyunjin se las sujetó a una distancia prudencial, aplicando la fuerza justa. Ella bajó la cabeza, esperando verlo concentrado en su labor, pero se encontró con que… ¿la estaba mirando? Oh, dios mío. Oh, dios mío. La estaba mirando directamente, casi sin pestañear, con la lengua fuera a centímetros de su labia, jugando, travieso. Oh, tan arrebatadoramente erótico...
No podía sujetarle la mirada, era demasiado intensa. En cambio, se concentró en el techo y agarró las sábanas con fuerza, respirando fuerte. No, esto no lo había experimentado antes. Un tirón bajo el ombligo le hizo dar un respingo, anunciando el orgasmo que se acercaba rápido e implacable.
Su cuerpo vibró con la pronta oleada de placer que la recorrió, y gritó contra una de sus manos hasta quedarse sin fuerzas. Creyó que ya estaba, que ahora Hyunjin la haría suya como debería ser, pero… el chico no hizo ademán de levantarse. En cambio, siguió lamiendo y sobre estimulando, esta vez con los ojos cerrados, concentrado.
Aunque el ritmo de su lengua había decrecido, seguía siendo implacable. Era como saborear el mejor de los helados: No tenía intención de parar hasta estar satisfecho. La punta encontró su entrada y presionó a través, mandando ondas de placer por su cuerpo. Los dedos viajaron a su pelo, dándole un toque de atención para que la mirase.
— ¿Hyunjin…? —musitó, temblorosa.
— Shh… —musitó contra su piel. La visión que tuvo de esa posición fue arrebatadora. Los ojos castaños de Hyunjin habían adquirido un matiz mucho más oscuro, con las pupilas dilatadas y el semblante ensombrecido por el placer. Le gustaba, le encantaba hacer estas cosas. Si se hubiera fijado, se hubiera dado cuenta de que el chico intentaba liberar algo de tensión moviendo la caderas sobre las sábanas.
No tardó en sobrevenirle otro largo e intenso clímax que le hizo hasta ver puntos negros en los rebordes de los ojos. Una vez finalizado su trabajo, Hyunjin se relamió, se limpió las comisuras y escaló por el cuerpo de la muchacha igual que si fuera un gato.
— ¿Estás bien? —le preguntó, cosa que le resultó extraño.
— Es la primera vez que me preguntan cómo me siento en esta situación. —confesó. Mierda. Había sonado demasiado triste.
— No entiendo por qué no lo hicieron antes. Son solo dos palabras. —sonrió. A la muchacha se le contagió la sonrisa, tranquilizándola de sus preocupaciones.
— Estoy totalmente bien. —le aseguró.
— Genial. Pues sigamos entonces.
Hyunjin rebuscó en los bolsillos de su pantalón tirado detrás de él y extrajo un sobre cuadrado. Una vez abierto, se colocó el preservativo en el miembro dolorosamente erecto que ya goteaba líquido preseminal. Luego se posicionó en su entrada y empezó a empujar suavemente.
No notó ningún tipo de resistencia: Eso estaba bien, significaba que la había preparado de manera correcta. Se deslizó en su interior rápido y certero, y ambos exhalaron un suspiro mezcla de alivio y placer. Durante unos segundos, lo único que se escuchaba eran sus respiraciones aceleradas en la penumbra iluminada por la luna.
Cuando el interior de la chica se acostumbró a la presencia de Hyunjin, este empezó a moverse en un ligero vaivén, como comprobando que podía hacerlo. De nuevo, sin resistencia alguna. Es más, cada vez que se movía, la muchacha dejaba escapar un suspiro de placer que para él era precioso. Ya que la tenía donde quería, se inclinó un tanto a fin de atacarle el cuello. Ella se agarró a sus hombros, que acarició al principio…
…Pero a medida que el calor iba incrementando y la fricción de sus cuerpos se volvió errático, esas caricias fueron transformándose en un agarre desesperado. Cuando Hyunjin notó las uñas clavársele en la piel, emitió un gruñido más agudo de lo normal.
— ¡L-Lo siento! —dijo ella con un hilo de voz, alarmada. Levantó los brazos y se tensó—. ¡Siento haberte hecho daño!
Hyunjin se detuvo, enterró la cabeza en el hueco del hombro de la chica y con la voz ronca dijo:
— Hazlo otra vez.
— ¿Qué?
— Hazlo otra vez. —repitió. La miró, y en sus ojos vio la sombra de un brillo febril que le quitó el aliento. Nunca lo había visto tan deseoso de algo antes, y menos de dolor provocado—. Es extremadamente placentero.
LA chica enrojeció, si es que podía estarlo más en esa situación. Lo abrazó como antes, pero no hizo lo que le pedía de manera inmediata.
— Es que… —tragó saliva—. No quiero hacerte mucho daño… No me lo podría perdonar.
El bailarín la embistió con las caderas quizá un poco demasiado fuerte, porque se le pusieron los ojos en blanco y esta vez sí, obtuvo lo que pedía. Se miraron durante todo lo que duró ese momento tan íntimo, besándose ocasionalmente e intercambiando palabras cortas que ambos necesitaban oír, no demasiadas ni demasiado pocas, las justas a fin de no romper el maravilloso momento.
Ni ninguno tenía prisa por llegar a la meta, ni ninguno pretendía parar pronto. Tan solo… se dejaban llevar por el sonido que su miembro hacía al penetrar en sus paredes y por los jadeos sincronizados.
Llegó un momento en el que se les hizo difícil, eso sí, a causa de lo increíblemente sudorosos que tenían los cuerpos: Hyunjin se resbaló dos o tres veces con las sábanas y estuvo a punto de caer de boca contra la cara de su amante, cosa que a ambos les arrancó unas cuantas carcajadas. Si bien ninguna primera vez solía ser perfecta, lo cierto es que esta estaba siendo la más divertida e interesante hasta la fecha.
— No voy a aguantar mucho más. —le dijo, apretando los dientes sobre su cuello, desesperado. Quería seguir, dios… el placer comenzaba a ser insoportable. Deseaba fundirse con su piel y nublarle los sentidos una y otra vez.
— Si te sientes cómodo, vente dentro. —le pidió, jadeante—. Vivo en anticonceptivas y estoy limpia.
— N-No me digas eso… Si me… ugh… No podré salir a tiempo… ¡arg! —se le tensó el cuerpo y tras un par de pequeñas sacudidas, notó la semilla de Hyunjin derramarse en su interior y pintar sus paredes de blanco.
Sin salir, el chico bajó una mano y le acarició el punto de placer durante minutos hasta que la notó llegar al clímax. Sus paredes se contrajeron una infinidad de veces, y Hyunjin juró que podría llegar a venirse una segunda vez gracias al masaje que estaba recibiendo ahí abajo.
Tras el esperado orgasmo por parte de ambos y el consiguiente momento de relajación en la cama de la muchacha sin decir ni una palabra, Hyunjin entrelazó una mano con la de ella, poniendo especial atención en sus dedos: Parecía que habían nacido para estar así, encajaban perfectamente.
— ¿En qué piensas? —quiso saber la muchacha, insegura ahora que el momento candente había pasado. Hyunjin le sonrió.
— En que no quiero que sea nuestra última vez así. No solo en una cama, desnudos y esas cosas… —se rio, entretenido, para tranquilidad de la muchacha—. Sino con este tipo de intimidad entre nosotros. Ser capaces de hablar sin realmente decirnos nada, o contarnos las cosas que nos suelen pasar del día a día, lograr apoyarnos como solemos hacer… Siento si soy egoísta ahora que Jigeum y tú habéis roto, es muy pronto, sí, pero…
La mención del nombre de su ex pareja le despertó el sentimiento de tristeza que durante la última hora y media se había evaporado como el humo. Se incorporó un tanto y se retiró el pelo de la cara, pegado y desordenado por el sudor. Los sentimientos que había dejado apartados por esa noche volvieron a ella igual que un boomerang. Hyunjin la imitó y, sin musitar una sola palabra, empezó a depositarle pequeños besos en el hombro, en el brazo más cercano y en cada parte de la piel con los ojos cerrados.
— Siento haber sacado el tema. —susurró entre beso y beso—. Sé que es delicado y demasiado reciente.
— No es culpa tuya. —le contestó sin mirarlo—. Hyunjin… Jamás pensé que podría estar así con alguien, ni siquiera con Jigeum. Me has demostrado más en los meses que llevo conociéndote y en esta noche que Jigeum en los dos años que estuve con él. Pero necesito… un poco de tiempo. Sé que no somos nada, y no quiero empezar otra relación ahora. Menos sabiendo que tú, que eres un idol de un famoso grupo a nivel mundial, tampoco estás interesado en—
— Sí que lo estoy.
Ella parpadeó, incrédula, y lo examinó, desde la ingenua sonrisa y el posterior puchero teatral a seriedad que demostró poco después.
— ¿Qué? —dijo, y añadió en tono pedagógico—. ¿Te importaría justificar tu respuesta?
— Yo sí que estaría interesado en tener una relación contigo, pero no ahora. Ni por mi situación de estrés con el comeback, ni por tu situación de ruptura. No sería justo para ninguno de los dos. Sin embargo… —depositó un nuevo beso, esta vez más cerca del lóbulo de la oreja—. Llevo conviviendo contigo algunos meses ya, y mentiría si dijera que no deseo algo más. Algo más privado, algo de nosotros dos, no sé si me entiendes. Así que, aunque no podamos salir fuera al cine, o ir a comer juntos como personas normales… Si para ti está bien que de momento lo mantengamos en secreto y compartamos momentos íntimos en esta casa…
— Claro. —le retiró el flequillo con la mano y Hyunjin entrecerró los ojos, disfrutando de la breve sensación de sus dedos rozándole la frente—. Claro que sí. Esto, lo que tenemos ahora mismo, aunque haya sido precipitado, es nuestro. Con el tiempo… veremos dónde nos lleva la vida, ¿vale? Poco a poco.
— Poco a poco. —repitió, sonriendo, y la besó una vez más.
Fue como sellar un pacto secreto.
© 𝘕𝘰 𝘦𝘴𝘵á 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭 𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘥𝘦 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘯𝘪𝘯𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘭𝘢𝘵𝘢𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢. Obra sujeta a cambios.
#stray kids#skz#fanfic#hyunjin#hwang hyunjin#hyunjin x reader#skz smut#stray kids x reader#smut#fluff
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Mamparas de ducha a medida: lujo personalizado para tu baño
El baño es uno de los espacios más importantes de nuestro hogar. Es un lugar de relax, donde comenzamos y terminamos el día, por lo que merece ser tratado con la misma importancia que cualquier otra estancia. Si estás pensando en renovar tu baño, una de las mejores inversiones que puedes hacer es optar por una mampara de ducha a medida. No solo aportan elegancia y sofisticación, sino que también ofrecen soluciones prácticas para cualquier tipo de espacio.
En este artículo, te contamos todo lo que necesitas saber sobre las mamparas de ducha a medida y por qué son una opción ideal para crear un baño único y funcional.
¿Qué es una mampara de ducha a medida?
Cuando hablamos de mamparas de ducha a medida, nos referimos a aquellas que están diseñadas específicamente para adaptarse a las dimensiones y necesidades de tu baño. A diferencia de las mamparas estándar que se encuentran en las tiendas, las mamparas personalizadas permiten elegir cada detalle, desde el tamaño, los materiales, el acabado y hasta el tipo de apertura. Esto garantiza que la mampara se integre perfectamente en el espacio disponible, maximizando tanto la funcionalidad como el estilo.
Ventajas de optar por una mampara de ducha a medida
Las mamparas de ducha a medida ofrecen múltiples ventajas frente a las opciones prefabricadas. Estas son algunas de las principales:
Personalización total: Al diseñar una mampara a medida, puedes elegir entre una amplia gama de materiales, acabados y diseños. Esto te permite crear una pieza única que se adapte a la estética de tu baño y a tus preferencias personales.
Optimización del espacio: No importa si tienes un baño pequeño o con formas complicadas; las mamparas a medida están pensadas para aprovechar al máximo cada centímetro, adaptándose perfectamente a cualquier rincón.
Mayor durabilidad: Al estar fabricadas con materiales de alta calidad y pensadas para resistir el paso del tiempo, las mamparas a medida suelen tener una mayor durabilidad que las prefabricadas.
Valor añadido a tu hogar: Una mampara de ducha personalizada no solo embellece tu baño, sino que también añade valor a tu vivienda. Este tipo de mejoras son muy apreciadas en el mercado inmobiliario.
Tipos de mamparas de ducha a medida
Existen diferentes tipos de mamparas que se pueden personalizar según tus gustos y necesidades. A continuación, te presentamos las más populares:
1. Mamparas de ducha correderas
Las mamparas correderas son perfectas para baños pequeños, ya que las puertas se deslizan y no ocupan espacio adicional al abrirse. Se pueden personalizar con diferentes tipos de cristal y acabados en los perfiles, lo que las convierte en una opción versátil y elegante.
2. Mamparas de ducha abatibles
Este tipo de mampara es ideal si cuentas con suficiente espacio, ya que las puertas se abren hacia afuera. Ofrecen un acceso cómodo a la ducha y, al estar hechas a medida, puedes escoger tanto el ángulo de apertura como el material del cristal, ya sea transparente, mate o decorado.
3. Mamparas de ducha fijas
Las mamparas fijas, también conocidas como "walk-in", son una tendencia muy popular en baños modernos. Este diseño minimalista se compone de una única pieza fija que no requiere apertura, lo que proporciona una estética limpia y contemporánea. Al ser a medida, puedes ajustarla a la altura y el ancho exacto que desees.
Materiales y acabados disponibles
Uno de los grandes beneficios de las mamparas de ducha a medida es la posibilidad de elegir entre una amplia variedad de materiales y acabados, lo que permite adaptarlas completamente al estilo de tu baño. Entre las opciones más comunes se encuentran:
Cristal templado: Es la opción más popular por su resistencia y seguridad. Disponible en diferentes grosores y acabados (transparente, mate, con serigrafías, entre otros).
Perfiles de aluminio o acero inoxidable: Estos perfiles pueden estar disponibles en diversos colores, como el negro, dorado o plateado, dependiendo de la estética que quieras lograr.
Tratamientos antical: Muchos fabricantes ofrecen la posibilidad de añadir un tratamiento antical al cristal, lo que facilita su limpieza y mantenimiento.
Factores a considerar al elegir una mampara de ducha a medida
Si ya estás convencido de que una mampara de ducha a medida es la mejor opción para tu baño, aquí te dejamos algunos factores que debes tener en cuenta antes de hacer tu elección final:
1. Medidas exactas
Al tratarse de un producto personalizado, es fundamental que las medidas del espacio donde se instalará la mampara sean exactas. Es recomendable contar con la ayuda de un profesional que se encargue de tomar las dimensiones correctamente para evitar sorpresas.
2. Tipo de apertura
El tipo de apertura de la mampara dependerá del espacio disponible en el baño. Si tienes un espacio reducido, lo mejor es optar por una mampara corredera o fija, mientras que en baños más amplios puedes elegir una abatible.
3. Estilo del baño
Es importante que la mampara se integre con el resto de la decoración del baño. Si tienes un baño de estilo moderno, una mampara minimalista de cristal transparente será perfecta. Para baños más clásicos, los acabados en dorado o bronce pueden añadir un toque de lujo.
4. Mantenimiento
Elige materiales y acabados que sean fáciles de limpiar y mantener. El cristal templado con tratamiento antical es una excelente opción si quieres reducir el tiempo de limpieza.
¿Por qué elegir una mampara de ducha a medida frente a una estándar?
La principal diferencia entre una mampara a medida y una estándar es la personalización. Con una mampara estándar, las opciones son limitadas en cuanto a diseño, tamaño y materiales. Sin embargo, con una mampara a medida, tienes el control total sobre cada detalle, lo que te permite crear una pieza única adaptada perfectamente a tu baño.
Además, las mamparas estándar pueden presentar problemas de ajuste, especialmente si el baño tiene formas irregulares o si los espacios son muy pequeños. Las mamparas a medida están diseñadas para encajar a la perfección, evitando filtraciones de agua o problemas con la apertura de las puertas.
Costo de las mamparas de ducha a medida
Una de las preguntas más comunes al considerar una mampara de ducha a medida es el precio. Aunque suelen ser más caras que las mamparas prefabricadas, la inversión vale la pena debido a la durabilidad, la personalización y la mejora estética que ofrecen.
El precio dependerá de varios factores, como el tamaño, los materiales elegidos, el tipo de apertura y los acabados. Por ello, es recomendable solicitar varios presupuestos antes de tomar una decisión. En cualquier caso, una mampara de ducha a medida representa una inversión a largo plazo que revaloriza tu hogar.
Cómo mantener en perfectas condiciones tu mampara de ducha
El mantenimiento adecuado de una mampara de ducha a medida es clave para prolongar su vida útil y mantenerla en perfectas condiciones. Aquí algunos consejos:
Limpieza regular: Limpia el cristal después de cada ducha para evitar la acumulación de cal y suciedad. Utiliza productos específicos para cristales con tratamiento antical.
Revisión de las juntas: Verifica periódicamente las juntas de la mampara para asegurarte de que no hay fugas de agua. Si notas alguna grieta o desgaste, reemplázalas de inmediato.
Mantenimiento de los perfiles: Los perfiles metálicos también requieren limpieza para evitar la corrosión, especialmente si vives en una zona con alta humedad.
Conclusión
Optar por una mampara de ducha a medida es una de las mejores decisiones que puedes tomar si deseas personalizar tu baño y convertirlo en un espacio elegante y funcional. Con una amplia gama de diseños, materiales y acabados disponibles, podrás crear una mampara que no solo se adapte a las características de tu baño, sino que también refleje tu estilo personal.
Recuerda que aunque el precio pueda ser un poco más elevado que el de las opciones estándar, la inversión vale la pena a largo plazo por la calidad, la durabilidad y el valor añadido que aportará a tu hogar.
Si estás pensando en darle un nuevo aire a tu baño, no dudes en considerar una mampara de ducha a medida. ¡Tu baño te lo agradecerá!
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