#proposición
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«Tomemos, por ejemplo, el caso Pegaso. Si no hubiera tal Pegaso, arguye McX, no estaríamos hablando de nada cuando usamos la palabra; por tanto, sería un sinsentido incluso decir: 'Pegaso no es'. Y pensando que eso muestra que la negación de Pegaso no puede ser mantenida coherentemente, McX concluye que Pegaso es.
Pero McX no puede convencerse a sí mismo plenamente de que alguna región del espacio-tiempo, próxima o remota, contenga un caballo alado de carne y hueso. Si pues se le urgen ulteriores detalles sobre Pegaso, dice que Pegaso es una idea presente en la mente de los hombres. Aquí, empero, empieza a manifestarse una confusión. Por amor del argumento podemos conceder que hay una entidad, y hasta una entidad única (aunque esto ya resulta muy poco plausible), que es la mental idea-Pegaso; pero esta entidad mental no es precisamente aquello de lo que uno habla cuando niega a Pegaso.»
Willard Van Orman Quine: Desde un punto de vista lógico. Ediciones Paidós Ibérica, pág. 40. Barcelona, 2002.
TGO
@bocadosdefilosofia
@dias-de-la-ira-1
#quine#willard van orman quine#desde un punto de vista lógico#barba de platón#platón#barba#problema del ser y del no-ser#ser#no-ser#pegaso#pensamiento#proposición#idea-pegaso#mcx#metafísica#navaja de occam#filosofía del lenguaje#filosofía contemporánea#teo gómez otero#edward burne-jones
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VOX exige al Gobierno la creación de un plan nacional de construcción de vivienda social en toda España
Denuncia que España es uno de los países más atrasados en términos de vivienda social construida en relación con la población total, con menos de una vivienda por cada 100 habitantes. • Demanda la derogación de la ley de vivienda por contribuir al incremento del precio de la venta y alquiler y propone incrementar la construcción de viviendas protegidas y sociales en régimen de propiedad o…
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#Actividad parlamentaria#plan nacional de construcción de vivienda social#proposición no de ley relativa a la construcción de la vivienda social y protegida en España#Vivienda y Agenda Urbana
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La Proposición No de Ley (PNL), presentada por el Grupo Parlamentario Plurinacional Sumar, aborda la necesidad urgente de endurecer el reglamento propuesto sobre nuevas técnicas genómicas en plantas, que se está negociando actualmente en la UE. Ecologistas en Acción, que ha colaborado activamente en la elaboración de la PNL con el objetivo de alcanzar una regulación más estricta sobre los organismos modificados genéticamente, solicita a todas las fuerzas políticas que actúen con urgencia La PNL se ha presentado en un contexto marcado por la propuesta reciente de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo sobre los vegetales obtenidos mediante nuevas técnicas genómicas. En este sentido, Ecologistas en Acción cree firmemente que estas prácticas deben estar reguladas por la legislación vigente. Sin embargo, si se aprueba una nueva legislación para las nuevas técnicas genómicas, estas deben ser objeto de una regulación rigurosa para preservar tanto la salud pública como el equilibrio ambiental. Uno de los puntos destacados en la exposición de motivos de la PNL es la necesidad de la participación ciudadana en la toma de decisiones relacionadas con organismos genéticamente modificados (OGM). Para la organización ecologista, es preocupante que el Comité de Participación adscrito al Consejo Interministerial de Organismos Modificados Genéticamente (CIOMG) no haya celebrado ninguna reunión desde 2011. Considera que esta falta de convocatoria limita la voz de la ciudadanía en un tema de vital importancia como lo es la regulación de las nuevas técnicas genómicas. En el texto presentado por SUMAR y en el que Ecologistas en Acción ha participado, también se destaca la importancia de modificar la composición y funcionamiento de este comité para garantizar una representación más amplia y diversa de la sociedad. La organización ecologista reitera su compromiso con la protección del medioambiente y la salud pública e insiste, una vez más, en que la actual propuesta legislativa de la UE exime a la inmensa mayoría de los nuevos OMG de los protocolos de trazabilidad y evaluación de riesgos, lo que hace imposible garantizar una alimentación y una agricultura sin nuevos OMG. Tampoco protege contra la patentabilidad de rasgos e información genética, lo que podría dar lugar a una oleada de patentes que repercutirá negativamente sobre todo en los agricultores pequeños. Una vez presentada la PNL, Ecologistas en Acción hace un llamamiento a todas las fuerzas políticas para que actúen con urgencia en la regulación de las nuevas técnicas genómicas en consonancia con los principios de precaución y transparencia. Elena Alter, portavoz de la organización ecologista, ha declarado: “La propuesta legislativa europea sobre nuevas técnicas genómicas supondría una degradación de las normas medioambientales y sanitarias en la UE, ignorando la ciencia que advierte de los riesgos que entrañan. Por ello, solicitamos al Gobierno que vote en contra de la propuesta legislativa de la Comisión hasta que cumpla sus compromisos con el CIOMG y garantice la participación de la sociedad y la información pública en el dictamen del CIOMG sobre la propuesta legislativa”. Fuente Ecologistas en Acción
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La Proposición [ESP]
[ Oneshot basado en la OTP entre John Price y Alejandro Vargas de Call of Duty ] Es un texto exclusivo de Patreon, ¡échale un vistazo a las diferentes membresías y lo que cada una te pueden ofrecer!
——— La Proposición
Alejandro se miraba en el espejo del elegante y sobrio cuarto de hotel con un nerviosismo palpable. La emoción delataba sus ojos marrones, brillando como dos estelas en medio de la penumbra solitaria. La habitación, decorada con una discreta, parecía más lujosa de lo necesario y de lo acostumbrado por el militar, con sus cortinas de terciopelo pesado y una cama cubierta con un edredón blanco inmaculado. A pesar del lujo, Alejandro apenas notaba su entorno, pues estaba concentrado únicamente en su reflejo. Sus dedos temblaban ligeramente mientras abotonaba los últimos botones de su camisa negra, una prenda que había elegido con sumo cuidado para la ocasión y estaba perfecta, sin una mísera arruga. Era de una tela suave, de calidad, que se adhería a su torso de manera impecable, resaltando su figura atlética sin ser demasiado ajustada. Cada botón parecía un pequeño desafío, pero logró abrocharlos todos con meticulosa atención. Sus ojos recorrieron su figura, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto, desde el pliegue de la tela hasta el brillo de sus zapatos recién lustrados.
En el interior de su pecho anidaba una sensación conocida cuando algo se trataba de Price. Era una sensación infantil, pura y dulce, que hacía bombear su corazón con la ilusión propia de un adolescente enamorado por primera vez. Aunque los años habían pasado desde el inicio de su relación con el capitán, cada día que pasaba sentía que sus sentimientos se profundizaban, creciendo con la fuerza de un río subterráneo que se ensancha con el tiempo. Era un amor que no se agotaba, sino que se renovaba continuamente, siempre fresco y vibrante.
La realidad de sus vidas los mantenía apartados con una frecuencia dolorosa. Las misiones se volvían cada vez más peligrosas, demandando cada vez más de ellos, como una amante celosa y exigente. Ghost Team operaba en la delgada línea entre lo correcto y lo ilegal, desafiando a las altas esferas del poder militar con el fin de proteger a los civiles y a sus países. Ocultos tras máscaras, enfrentaban la corrupción que infectaba cada rincón del mundo, y su carga de trabajo aumentaba con cada día que pasaba. A veces, se sentía como si estuvieran luchando contra una hidra, cortando una cabeza solo para ver crecer dos más en su lugar.
A pesar de la doble vida que llevaban, Alejandro y sus compañeros no dejaban de ser humanos. Entre traiciones y pérdidas, la línea que los separaba de los fantasmas que perseguían se desdibujaba constantemente. Sin embargo, en medio de la oscuridad y el peligro, Alejandro encontraba consuelo y fortaleza en su equipo, una familia de hermanos en la que confiaba su vida entera. Y en ese equipo, había alguien especial, alguien a quien quería cuidar por encima de todo: John Price.
...
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@BeatrizBandera3
Esto es lo que nos espera si no les frenamos . Escuchen a @EnricJuliana
Porque lo clava ante la proposición de @agaramendil
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vede a forza
entre un silencio esgotado a invisibilidade do lóstrego atopara o líquido do presente tiven un país descoñecido enganado era a miña patria vixiada un país de mercado de veráns e muros
espesor de bosques marítimos vixiada forza do teu rostro de bolboreta na túa chaqueta a auga absorta para conciencia primavera perseguida da túa realidade a dor da inutilidade frea as horas no vaso das proposicións e o seu medo
© Manoel T, 2023
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Notas
“Y sin un ápice de energías, dejan en este mundo su último respiro, testamento de una insuficiente pero vigorosa voluntad de vivir doblegada por el designio implacable de una naturaleza cruelmente indiferente"
Entran en la palma de una mano, están hipóxicos algunos, destinados al óbito otros. Las madres ahí, al lado, algunas con un semblante solemne, retrato de la desesperanza, pero también está impresa la resignación a la inercia de la ilusión de que las cosas van a salir bien. La sala de neonatología es la prueba más evidente e irrefutable de la siguiente proposición: no hay tal cosa como merecedores de sufrimiento o no merecedores, simplemente hay sufrimiento y suerte para evitarlo. Otra prueba son los cementerios donde se divisan las tumbas adornadas con juguetes y notas de padres devastados por la pérdida de sus vástagos. Animales tirados a su suerte o martirizados por un bípedo superior a ellos… y así se me va el día siendo negativo.
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Empatía Maldita (Gojo x OFC)
Clasificación: Madura
Categoría: M/F
Fandom: Jujutsu Kaisen
Capítulo: 6/20
Sinopsis:
Satoru Gojo y Akari Itoyama entrelazan sus historias desde la adolescencia como estudiantes de hechicería. La presencia en la vida del otro, aunque es intermitente, es significativa: el primer beso, misiones, pérdidas, discusiones y en el futuro, parentar a un hijo. Una historia sobre madurar y las segundas oportunidades. Actualizamos los viernes.*
Capítulo 6: El espíritu del templo
—Akari, ¿me harías el honor de convertirte en la madre de mi heredero? —me pregunta con donaire, como si se tratase de una proposición romántica. Mi corazón late fuerte, bombeando sangre a mis mejillas. Debería sentirme halagada de que siquiera me considerara como candidata, pero la verdad es que me sentía como plato de segunda mesa, como la última en la lista. Ahora entendía que lo habían rechazado tantas veces porque confiaba demasiado en su encanto. El cual, supongo que funciona con algunas personas, pero yo no lograba articular palabra, me sentía incapaz de responder algo coherente. Sentimientos encontrados como nubes que chocan en el cielo provocan rayos en mi cerebro, haciendo un corto circuito.
—¿Me devuelves la mano? —es lo único que logro decir.
Gojo me suelta, confundido ante mi respuesta. Seguramente su plan no estaba saliendo como esperaba. Pero en serio, ¿qué esperaba Satoru que yo respondiera? ¿Qué sí, que iba a someter mi cuerpo y mi mente a un nuevo y doloroso proceso de maternidad? ¿Que me iba a acostar con él sin involucrar sentimientos, como una máquina de hacer bebés donde se deposita la semilla y se espera a que germine? ¿Que estaría contenta de darle a Nanako un hermanito para que la familia crezca? ¿Que volvería a elegir ser madre soltera para darle a mi nuevo bebé una familia fragmentada? Ahora podía confirmar que éste hombre no tenía idea de lo que me estaba pidiendo.
Me vuelvo a acomodar en el asiento, mirando lo que queda de mi cena, pero se me ha quitado el hambre.
—No leo mentes pero imagino que debes estar repasando algunas maldiciones hacia mí.
—En realidad tengo muchas preguntas.
Una imagen terrorífica de Satoru y yo juntos en una cama era una de las protagonistas. Tomo el resto de mi copa de vino y me sirvo otro poco.
—No creo que el alcohol te ayude a pensar más claramente.
—¿Por qué yo? —exijo respuesta—. ¿Estás consciente de lo que me estás pidiendo?
—Lo estoy —afirma con seguridad. Pero no, no le creo, necesito ver la sinceridad en sus ojos. Así que me aproximo a él y levanto su antifaz para mirarlo muy de cerca, tratando de leer las respuestas en sus eléctricas pupilas, ya que nunca me han satisfecho sus palabras.
—¿Por-qué-yo? —insisto—. ¿Estás tan desesperado de verdad?
Satoru toma mi muñeca y la aleja con cuidado de su rostro, pero tiene la gentileza de no cubrirse los ojos nuevamente.
—Yo no tomo éste tipo de decisiones a la ligera.
Me reincorporo.
—¿Entonces por qué elegir a la más debilucha? ¿A la hechicera cobarde?
—Porque realmente no pienso eso de ti. Además, ¿en serio todavía recuerdas eso? —hace referencia a nuestros desencuentros en la preparatoria.
—¡Claro que me acuerdo, idiota!
—Y dime —recarga su mejilla en su mano, sonriendo—, ¿también recuerdas nuestro primer beso?
—¿Eh? ¿Eso qué tiene qué ver?
—¿Sabes por qué me enfadé en aquella ocasión?
—Porque intenté leerte.
—¡Y lo hiciste! Echaste un buen vistazo, ¿no?
Asiento, todavía avergonzada de aquello.
—¿Y qué lectura le diste a Suguru durante el beso que compartiste con él?
Abro bien los ojos, sorprendida de escucharlo tocar el tema.
—Yo... no leí nada —admito, recordando estar concentrada en las sensaciones.
—Eso nos demuestra dos cosas: —levanta su dedo aleccionador— la primera; con los incentivos adecuados, sí puedes controlar tu técnica ritual y separarla de tu quehacer cotidiano. Pero supongo que ya lo sabías.
Asiento. Era verdad que en éstos últimos años había desarrollado mejor mi capacidad para 'apagar' la técnica ritual durante los momentos en que me sentía lo suficientemente segura. Incluso podía dormir, aunque no estaba segura si era que mi cuerpo se rendía ante las exigencias de la maternidad.
—Y la segunda, —hace una pausa— ambos sabemos que todo uso de la energía maldita y la técnica ritual tiene un costo, y que su daño al hechicero es directamente proporcional a la capacidad de su poder.
—Pero a ti no parece afectarte.
—Porque hago uso de mi técnica de regeneración para recuperarme y porque literalmente nací con el mundo sobre mis hombros. Mi entrenamiento empezó cuando sólo era un niño. Era aprender o morir en la pena y la desgracia —se mofa. Pero yo lo había visto en sus recuerdos, a ese niño asustado y solo, siendo observado por la muchedumbre. No era para nada una broma.
—En cambio tú fuiste reclutada a tus quince años por el mismísimo Masamichi Yaga. Ni siquiera te hizo examen. ¡Estuviste un año entero en la preparatoria y lograste exorcizar a un espíritu de primer grado tú sola! Siendo aún considerada de cuasi segundo grado.
—Y esa hazaña, te recuerdo, fue la que me hizo reconsiderar mi estancia en la escuela.
—Sí, y creo que te debo una disculpa por ello.
¿Qué? ¿La disculpa que tanto anhelé llega once años después?
—Quizás si no hubiera sido tan inmaduro, tu historia hubiese sido distinta.
Mis ojos se empiezan a cristalizar pero lucho contra las lágrimas porque odiaría que Satoru me viera llorar por él. Y lo odio. Lo vuelvo a odiar por hacerme sentir tan vulnerable.
—Debo aceptar que mi comportamiento hacia ti era, fundamentalmente, por celos.
—¿De mí?
—Suguru no sólo fue mi mejor amigo, sino que siempre ha sido un maestro para mí. Incluso cuando decidió volverse brujo, me enseñó una lección muy grande sobre el valor. La verdad es que la mayoría de los hechiceros que conozco están a un pelo de volverse psicópatas, y no los culpo, pero he visto pocos casos en los que el individuo tiene el coraje suficiente para no usar su poder para su propio beneficio. Tú y Nanami son grandes ejemplos.
No sé por qué, pero me enfurezco aún más. Me limpio los ojos con el antebrazo, borrando el rastro de mis lágrimas.
—¿Y eso qué tiene qué ver con tus supuestos celos?
—Porque creí que Suguru sentía algo por ti.
Le dedico una sonrisa melancólica y me encojo de hombros.
—Eso nunca pasó.
—Lo sé —afirma Satoru.
En ese momento, mi teléfono suena, dándome un golpe de realidad directo a la cara. Es Mafuyu, pero sé que no hablaría si no fuera importante.
—Hola, ¿está todo bien?
Pero no, nada está bien. Mafuyu confiesa en voz desesperada que Nanako ha desaparecido. No espero por más detalles, cuelgo inmediatamente y tomo mis cosas.
—Nanako ha desaparecido. Necesito ir a casa.
Satoru me toma del brazo antes de salir.
—Yo te llevo.
Tardo un momento en recordar, pero claro, Satoru puede teletransportarnos. Asiento efusivamente y entrelazamos nuestras manos. Él cruza dos dedos frente a su rostro y caemos al pozo profundo que, claramente no recordaba, porque al igual que la primera vez, aparezco del otro lado de cara al suelo.
—Quizás la próxima vez debas abrazarte de mi cintura.
—Espero que no haya próxima —me levanto de una.
Estamos en la sala de la casa de mi abuela y Mafuyu nos observa totalmente en shock. Aunque sabía de mi pasado como hechicera, siempre hice todo lo que pude para que no lo viera.
Me apresuro hacia la habitación de Nanako y enseguida puedo ver el rastro de suciedad de la maldición y... el de mi propia hija.
Me cubro la cara con las manos, tratando de cubrir mi horror y mi culpa. ¿Por qué lo dejé pasar? ¿Por qué no lo quise ver desde antes?
—El rastro sigue a través del bosque hasta la punta de la colina —apunta Satoru.
—Es el templo Aoikesuwa. Lleva al menos veinte años clausurado —explica Mafuyu con la voz temblorosa.
—Iré por ella y la traeré de vuelta cueste lo que cueste —le juro. Todo había sido mi culpa, y temo que Mafuyu me odie ahora, pero en cambio asiente, depositando su confianza en mí.
—¿Lista? —me pregunta Satoru. Muy a mi pesar, me abrazo de su torso y siento cómo me sujeta de vuelta alrededor de la cintura, para desaparecer en el pozo.
Aparecemos sobre una cama de hojas secas, que se vuelan a nuestro alrededor. Ésta vez caigo de pie, cantando mi primera victoria de la noche.
—Deberías dejar de resistirte a mi.
—Eso lo veremos —respondo tajantemente.
—Mamá, ¿dónde estás?
Cuando escucho la voz de Nanako proveniente del templo, la sangre de mi cuerpo se congela. No podría terminar de explicar con palabras la angustia de ese momento, como si mi propia carne me llamara a arrancarse de mi cuerpo.
—¡Nanako! —corro hacia el templo, pero Satoru aparece frente a mí, deteniéndome.
—Esa no es la voz de una niña —asegura—. Escucha con atención.
—Mamá, necesito tu ayuda. Todo está muy oscuro aquí.
Nanako ya sabía hablar, pero esas palabras no parecían ser proferidas por una niña de cuatro años. Ahora me parecía claro que el espíritu estaba tratando de llevarnos dentro del templo, donde seguramente había construido un dominio innato.
—Levantaré un velo alrededor de nosotros. Haremos que salgan de su escondite.
Gojo conjura el hechizo y la cúpula negra se dibuja desde el cielo hasta el suelo.
Se escuchan chillidos alrededor de nosotros. Piernas y brazos sostenidos por sí mismos se forman alrededor de nosotros, formando media luna, intentando acorralarnos contra la puerta del templo. Entonces una niña abre las pesadas puertas y se queda en el umbral.
—¿Mami, viniste por mí?
Es igual a Nanako, con la ropa que ya conozco y su cabello suelto al viento. De inmediato mis sentidos tratan de traicionarme. Un pie intenta dar un paso hacia ella, pero Satoru susurra detrás de mí.
—Concéntrate. Sé que puedes hacer tu lectura desde aquí.
Sí, mi energía maldita me lo dice. Ella no es mi hija, es sólo parte de las brujerías de éste espíritu. ¿Pero dónde estaba Nanako? Tampoco es que mi poder funcionara como una brújula, pero había tanta información a mi alrededor que no lograba encontrarla.
—¡Mamá, ven por mí!
Empieza a hacer berrinche, lagrimeando y pataleando. Y es como si fuera una chispa que enciende el mechero dentro de mí. ¿Cómo ésta escoria se atrevía a usar la imagen de mi hija para provocarme? Pero no era sólo furia la que se encendía, sino mis puños con energía maldita color azul. Y no lo veo, pero sé que Gojo está sonriendo, lo que me da un boost de confianza que me anima a empezar la batalla.
—Se nota que no la conoces ni un ápice —le digo a la falsa Nanako, mientras me aproximo de forma amenazante. Ésta me hace cara de miedo, como si temiera mi actitud, pero era puro cinismo—. Ella no hace berrinches, ni es miedosa. En realidad es una niña extraordinaria, y no voy a soportar que le faltes al respeto a su imagen! —subo corriendo las escaleras, reuniendo mi poder en mis puños, preparada para golpear a la falsa Nanako —. ¡¿Mamá, qué haces?! —Y la muy desgraciada no sale de su disfraz sino hasta que la aplasto contra el suelo de un golpe, revelando su asquerosa apariencia.
Su cara deformada por el impacto vuelve a su forma original y me sonríe con diabólica maldad antes de responderme con su mejor golpe. Lo recibo cruzando los brazos frente al rostro pero me saca volando, haciéndome caer lejos de ella.
No veo a Satoru al aterrizar.
Mientras yo me debato a golpes con la maldición, Gojo percibe a Nanako mientras las manos y piernas andantes la amarran y cubren su boca para llevársela lejos de ahí.
—Ah, ah, ah, ya las vi —canturrea. Los espíritus se detienen en seco con mi niña pataleando en el aire—. Es mejor que me la entreguen. No querrán que las aplaste como gusanos.
En ese momento empiezan a temblar de lo que parecía miedo, pero en realidad se estaban llamando unas a otras para aglomerarse, tragando a Nanako en medio de una criatura conformada de las extremidades.
—Ya que lo ponen así, tal vez no las aplaste. Simplemente, las haré volar —coloca su palma extendida frente a él—. Rojo —pronuncia, separando a la fuerza los brazos y piernas, haciéndolas pedacitos. Nanako queda en medio del aire y él corre para atraparla en sus brazos.
A Nanako le brillan los ojos cuando ve a Satoru, ilusionada de estar frente al superhéroe de la vida real que ya la había salvado una vez. Su sonrisa lo dice todo.
—Hola, de nuevo, soy Gojo —le sonríe—. Veo que heredaste los ojos de tu madre. ¡Bien por ti!
Justo a tiempo para interrumpir ésta breve interacción, la aborrecible maldición con cara de obra de Picasso me golpea de tal modo que me proyecta como bala dentro del bosque, derribando los árboles a mi paso.
—¿Qué te parece si le damos una mano a tu mamá?
Nanako asiente y con su velocidad sobrehumana, Gojo me encuentra donde yo trato de levantarme. Me toco la nuca, estoy sangrando.
—¿Cambiamos de lugares?
En cuanto me ve, Nanako extiende sus brazos hacia mí y Satoru la deja en mis brazos. El espíritu chillla de forma estridente a nuestras espaldas, viendo cómo ahora nosotros tenemos a la niña en nuestra custodia. Debo escapar de inmediato.
—Ten cuidado —le digo a Gojo, apretando a Nanako contra mi pecho para empezar a correr,
Pero no nos libramos tan fácil de la maldición. La cosa se desprende de sus brazos y piernas y de cada uno, una copia de ella se forma. Entonces ahora hay una original y cuatro réplicas que enfrentar. La original va detrás de mí y las réplicas se abalanzan contra Gojo.
La cosa está que me pisa los talones y yo necesito hacer algo para zafarme sin arriesgar a Nanako. Me detengo en un claro, la bajo y la pongo al suelo.
—Tienes que correr.
—¿A dónde? —me mira preocupada.
—Escóndete, yo te buscaré cuando acabe con esa cosa, ¿de acuerdo?
Ella asiente y sale corriendo para perderse en la oscuridad del bosque.
—Ya basta de ésta mierda —le digo, encendiendo mis puños—. Ella es mía, y vas a tener que caminar sobre mi ceniza antes de tenerla.
La cosa ruge con su aliento fétido y la cara chueca, y no me importa qué tengo qué hacer pero debo acabar con ésto.
Corro hacia ella, ella corre hacia mí, me lanzo sobre su pecho y me cuelgo de su cabeza para meterme con sus emociones y retorcerlas a mi antojo.
Pero no es tan fácil. Al principio la aíslo en una habitación vacía y oscura y la observo correr de un lado y al otro tratando de encontrar una salida, chillando con desesperación, demandando que la saque.
Hay un espejo. El espíritu se aproxima para ver su reflejo. Es una bella mujer de mejillas sonrojadas y cabello lustroso. Pero ésta se empieza a deformar en el reflejo, mostrando lo que es en realidad. El monstruo se horroriza y se rasga la cara con las uñas afiladas, dejando salir sangre morada.
Ahora estamos en la falda de un acantilado, en medio del bosque. El espíritu sigue rasgándose la piel, chillando de dolor y junto a éste, el cadáver sangriento y fragmentado de una mujer con la cara al suelo.
El espíritu se percata del cuerpo y se detiene. Se posa junto a ella y le da vuelta, revelando su rostro deformado. El espíritu se lamenta, dejando salir brumosas lágrimas por los ojos y trata de reconstruir el semblante de la mujer sin éxito.
Ya entiendo. Éste espíritu nació del accidente de ésta mujer que cayó de las alturas. Entonces recuerdo vagamente escuchar el caso de una mujer desaparecida en Nagano hace muchos años. Su cuerpo nunca fue encontrado, pero como en nuestra villa nunca ocurría nada, lo único que se decía era que se lo habían comido las aves de rapiña.
Tal vez la forma de detener al espíritu es recuperando su cuerpo y devolviéndole con su familia. ¿Pero toda ésta historia qué tenía qué ver con Nanako?
A lo mejor quería absorber su vitalidad o su belleza, no estaba segura, pero tampoco quería quedarme a averiguarlo.
En ese momento me pongo a pensar que tal vez había una forma menos fatal de exorcizar al espíritu. Tal vez dándole lo que quería, verse de nuevo como su antigua yo.
Trato de imaginar el reflejo del espejo en frente de ellas, pero me cuesta concentrarme con la escena mortal frente a mí.
Lo único que puedo pensar es en Nanako. Y entonces Nanako se aparece ahí, recostada como si estuviese durmiendo en lugar del cadáver desfigurado de la mujer.
Pero la escena es demasiado triste para mí y escapo de la mente del espíritu. Al volver a la realidad, el monstruo está debajo de mí, en el suelo, sollozando.
Alzo la vista para ver que frente a mí se encontraba Nanako tomada de la mano de Gojo, observándome.
—¿Mami? —me llama, preocupada. Los ojos se me empiezan a llenar de lágrimas. ¿Por qué una niña tenía que estar viendo ésto? Yo con las manos enterradas en el cráneo del espíritu, llena de sangre. ¿Por qué no evité todo ésto? ¿Soy mala madre? No la merezco. Ella es mucho más valiente que yo. Todo el tiempo ha estado más serena que yo ante la situación. ¿Cómo le iba a enseñar a ser valiente si yo era una cobarde? Las lágrimas brotan incontrolablemente de mis ojos.
Nanako se suelta de Gojo y corre hacia mí para abrazarme, manchándose con mi sangre. Entonces ella también empieza a llorar.
Me levanto con ella en brazos, triste y aliviada al mismo tiempo, alejándome del espíritu maldito que aún no logra moverse del suelo.
Gojo se posa al pie de su cabeza y extiende la mano para fulminarla con energía azul. Así termina la historia de la maldición de la mujer del acantilado. ¿O no?
-*-*-*-*
Satoru termina llevándonos al hospital, donde tuvieron que suturar mi herida de la cabeza y hacerme estudios para comprobar que no hubiese sufrido daño cerebral, pero todo parecía estar en orden.
También habían revisado a Nanako y ella estaba bien. Sobre todo se alegró de ver a su padre entrar por la puerta. Claro que lo quiere más que a mí. Yo también lo haría.
—Es la segunda vez que presencio tus talentos en acción —dice Satoru, quien se encontraba esperándome afuera del consultorio.
—¿Cuáles? —pregunto medio abatida emocionalmente.
—La empat��a maldita.
—Es una técnica ritual débil —declaro.
—En realidad pienso todo lo contrario.
—¿Por qué?
—Porque las maldiciones nacen esencialmente de las emociones de las personas. Y esa es la materia prima con la que trabajas. Al involucrarte con las emociones de los espíritus, estás trabajando… ¿Cómo decirlo? Con su código genético. Es decir, los destruyes desde adentro. Me parece una técnica interesante. Lo único que te falta es seguir entrenando para fortalecer, no sólo tu cuerpo, sino tu espíritu.
Sonrío, un poco más animada. Y lo admito, me gusta que me adulen. Especialmente el hechicero más poderoso y el peor dolor de cabeza, Satoru Gojo.
En ese momento recuerdo todo y me detengo.
—Espera, ¿y mi auto?
—Mandé traerlo —revisa su celular—. Está estacionado afuera de tu casa —suspiro aliviada.
Al final del pasillo me espera Mafuyu con Nanako en brazos.
—Tu abuela no para de preguntar por ti —me dice.
—¿Le contaste?
—No, para nada. No quería preocuparla. Además, solo conozco la versión que acaba de contarme Nanako.
—Mami, ¿verdad que peleaste con un monstruo y que tiraste árboles y lloraste, y qué había manos y piernas por todas partes? —cuenta Nanako emocionada, alzando los brazos para dibujar la escena—. Además, el señor Gojo nos ayudó.
—Fue un placer —sonríe Satoru.
—Eh... creo que no nos hemos presentado oficialmente —dice Mafuyu, extendiéndole la mano. —Soy Mafuyu Hiragano, padre de Nana.
—Satoru Gojo, ex compañero de Akari —se estrechan las manos.
—Ustedes dos están... ¿saliendo? —pregunta Mafuyu, con esa tímida honestidad que tanto le caracteriza. ¿Por qué estamos hablando de ésto ahora y en frente de Nanako? Mis mejillas se me encienden al recordar la descabellada propuesta que Satoru me había hecho antes de salir al socorro de mi hija.
Él no responde la pregunta de Mafuyu, en cambio me mira esperando que sea yo quien diga algo.
—Como Gojo ya explicó, sólo somos amigos —respondo nerviosa. Mafuyu me mira con una ceja alzada, sospechando algo, pero me mantengo callada.
—Tengo hambre, papá —gracias a Dios Nanako interviene—. Me gustaría comer fideos instantáneos.
—Ayer cenamos eso, ¿no te gustaría otra cosa? Seguro la abuela Yukio hizo sopa de papa.
—¿En serio? —se le ilumina el rostro—, ¡vamos, vamos!
Suspiro aliviada cuando Mafuyu cede ante la petición de su hija y deciden salir de ahí cuanto antes. Una vez más, Nana era mi salvadora.
Satoru y yo salimos detrás de ellos, preguntándome por qué no se había apresurado a negar la pregunta de Mafuyu. Incluso aunque hubiera aceptado su propuesta, no significaba que empezaríamos a salir. Hasta donde entendía era una mera transacción de fluidos corporales lo que se requería para lograr su cometido, así que no había duda.
Afuera le espera su chófer con su auto.
—Debo volver antes a Tokio. Espero que todos lleguen con bien a casa.
—Espera, Gojo. No he respondido a tu propuesta.
Se detiene, dándome la espalda. Me sonríe sobre su hombro.
—Ya no es necesario. Sé que Nanako y tu familia te necesitan. No sería justo distraerte de tu deber.
Me encojo de hombros. Lo había entendido todo. Quizás, después de todos estos años, Satoru sí había madurado.
—Gracias por todo —le digo desde el fondo de mi corazón, haciendo una reverencia. Nunca olvidaría su ayuda en ese momento—. No dudes que tienes una amiga en mí.
Extiendo mi mano para estrechar la suya y él la observa sin saber qué hacer. Pero al final me corresponde. Su mano es cálida y fuerte, y me sorprendo en el momento en que noto que no tiene su escudo activo. Es un contacto real.
—Nos vemos —se despide con la otra mano, subiendo a su coche. No sé por qué, pero mariposas revolotean en mi estómago, como si fuese adolescente otra vez. Pero sólo había sido un apretón de manos, ¿qué me estaba pasando? Me apresuro al auto de Mafuyu para huir de la vergüenza.
—¿Estás bien? —me observa.
—Sí, vámonos ya, estoy muy cansada —trato de disimular.
Nanako ya se había acomodado en su silla de viajes en el asiento trasero y se había quedado dormida. Si tenía hambre, seguramente iba a despertar de mal humor.
Al atravesar la ciudad miro a la ventana, dándole mil vueltas a las cosas. En la radio suena "More Than Words" de Hitsujibungaku.
—Te gusta, ¿verdad? —Mafuyu asegura, sonriendo levemente—, tu amigo.
Pienso un momento mi respuesta, poniendo atención a las mariposas que parecía que aleteaban para anunciar su presencia. ¿Qué me estaba sucediendo? Aunque sí me gustara, yo era una adulta con una hija y el corazón roto. Yo necesitaba estabilidad y seguridad en una relación y Satoru Gojo era un personaje caótico e impredecible. De ninguna manera funcionaría algo entre nosotros. Y no me daba miedo admitirlo, si acaso me sintiera atraída por él, era consciente de mi lugar en la vida de Satoru. Aunque le había declarado mi amistad, sabía que él no tenía amigos. El único que había tenido era Geto y quizás yo era una zorra por haber deseado a los dos en algún punto. Así que, ¿para qué complicar más las cosas?
—No me interesa una relación con él, si es lo que preguntas —me sincero.
—¿Y no crees que quizás le gustas un poquito?
—¿Lo dices porque nos ayudó? Los hechiceros hacen eso, a eso se dedican.
—Eso mismo creías de mí y de mi "carácter amable" y mira, ahora tenemos una hija juntos.
No puedo evitar reír. Las ironías de la vida. El hombre que me había roto el corazón estaba tratando de animarme en las cuestiones del corazón, como si lo necesitara.
Lo que yo no sabía es que Satoru no regresaría de inmediato a Tokio, sino que se dirigía nuevamente al templo, mirando la mano que había estrechado conmigo, tratando de entender sus propios sentimientos.
—Exorcizaron con éxito al espíritu, ¿por qué vamos de vuelta? —pregunta Ijichi, manejando el coche.
—Algo me huele mal. Es la segunda vez que un espíritu maldito de primer grado acecha a Akari y a Nanako.
—Afortunadamente usted ha estado ahí para protegerlas —sonríe a través del espejo retrovisor.
—Eso es lo que quieren que piense, ¡que es una coincidencia!
—Uhh, ¿y no lo es?
—Naturalmente para los espíritus, los niños resultan ser de gran atractivo; son presas fáciles, pero hay que trabajarlos para que generen energía en bajas frecuencias. Tienen que acecharlos por las noches, esconderse bajo la cama, aparecer en sus sueños... A menudo los padres no saben cómo lidiar con las pesadillas y lo empeoran todo. Sin embargo, aquellos niños que se encuentran desarrollando sus dones son infinitamente más apetitosos. Aunque la energía maldita que emanan es de poca densidad, definitivamente son más nutritivos para ellos. Pero por lo que ví, Nanako no tiene miedo, su producción de energía maldita aún se equipara a la de cualquier niña de su edad. Además, Itoyama ha sabido manejar sus primeras vistas, así que si yo fuera un espíritu maldito, no me desgastaría en cazarla y buscaría otra presa.
—¿Está tratando de decir que algo o alguien envió a los espíritus a acecharla?
—Es lo que me temo. Por eso vamos de vuelta. Me gustaría echar un vistazo para buscar suciedad residual.
Al llegar, Ijichi ayuda a Gojo a peinar el terreno, pero la zona se encontraba limpia. Y aunque la visita no arrojara ningún dato contundente, definitivamente había logrado sembrar en él una primera sospecha de que un brujo andaba cerca. Quizás alguien conocido.
Lista de capítulos:
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“La filosofía es una lucha contra el embrujamiento de nuestra inteligencia mediante el uso del lenguaje”
Ludwig Wittgenstein
Ludwig Josef Johann Wittgenstein, fue un filósofo, lingüista, matemático y lógico austriaco nacionalizado británico, nacido en Viena en abril de 1889.
Su padre era un empresario industrial, e hizo una fortuna en el sector siderúrgico por lo que Ludwig, nació en una de las familias mas prominentes y ricas del imperio austrohúngaro, y fue el mas joven de nueve hermanos, y aunque sus abuelos nacieron de familias judías, estas se convirtieron al protestantismo.
El primer interés intelectual de Wittgenstein no fue la filosofía sino la ingeniería. Sus estudios lo llevaron en primer lugar a Berlin y después a Manchester en el Reino Unido.
Estando en Inglaterra, se interesó por la filosofía de las matemáticas y entró en contacto con Bertrand Russell, con quien comenzaría una relación tormentosa. Durante el tiempo que estuvo en Inglaterra, tuvo contacto con intelectuales de la talla de George Moore o el economista John Maynard Keynes.
El pensamiento filosófico de Weinstein suele dividirse en dos periodos: el primero gira en torno a su primer trabajo importante publicado en 1923 y titulado Tractatus Logico-philosophicus. Luego de la publicación Wittgenstein, dejó la filosofía creyendo haber resuelto todos los problemas filosóficos, pero varios años después, y tras algunos tropiezos, Wittgenstein volvió a enseñar filosofía pero con un espíritu muy distinto al de su trabajo anterior, y es de este segundo periodo que surgió las Investigaciones filosóficas, publicadas de manera póstuma en 1953.
Mientras que para el primer Wittgenstein había un solo lenguaje ideal compuesto para la totalidad de las proposiciones significativas, en el segundo Wittgenstein el lenguaje se expresa en una pluralidad de distintos “juegos de lenguaje”, en donde se resalta la sustitución “explicativa” por la “inductiva” del segundo periodo.
En cuanto a la noción de la verdad, en el primer Wittgenstein, la verdad se constituye como la correspondencia entre el sentido de lo representado en una proposición o hecho, y en el segundo, postula distintos usos posibles del lenguaje mas allá de lo descriptivo, quedando la verdad al ámbito meramente descriptivo.
En 1919 Wittgenstein renuncia a parte de su fortuna familiar al morir su padre y muere en Cambridge en abril de 1951 a la edad de 62 años, tras negarse a recibir tratamiento medico contra el cancer de próstata.
Fuente: Wikipedia.
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🤍🕍El chico fantasma que sin importar sus collares iluminó su arte en una iglesia hasta hacer un obra de arte que jamas nadie imaginaria 🖼️✨🖌️ Sigo firme y me mantengo fuerte , sigo modo fantama( artista subterráneo no conocído) hasta acabar completamente mi gran proyecto. Y lo lograre dijo la profecía y mi constancia. . Alli libre recién podré regresar a los colores 🌄😊 es una proposición personal . ☁️🤍🌠
. 📷✨ Instagram –> dennis.deimy.miaw 🌅🎁 OnlyFans –> dennis_deimy 🎬🤣 TikTok –> dennisdeimy 🌌🖼️ Instagram ART –> Dennis.deimy_a.r.t.e.s_
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«En general la postulación de entidades reales no existentes es una consecuencia de la superstición, a la que acabamos de referirnos, de que para toda palabra o frase que pueda ser el tema gramatical de una oración tiene que haber, en alguna parte, una entidad real correspondiente. Porque, como en el mundo empírico no hay lugar para muchas de esta “entidades”, se invoca un mundo especial no empírico para alojarlas. A este error deben atribuirse, no sólo expresiones de un Heidegger, que basa su metafísica en el supuesto de que “Nada” es un nombre que se emplea para designar algo misterioso, sino también el predominio de problemas tales como los relativos a la realidad de las proposiciones y universales cuyo absurdo, aunque menos obvio, no es menos completo.»
A. J. Ayer: Lenguaje, verdad y lógica. Editorial Planeta-De Agostini, pág. 47. Barcelona, 1986.
TGO
@bocadosdefilosofia
@dias-de-la-ira-1
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VOX propone en las Cortes Generales la puesta en marcha del proyecto de regadío de Tierra de Barros
VOX ha registrado, de manera coordinada en el Congreso y en el Senado, una iniciativa en la que insta al Gobierno a impulsar la puesta en marcha del proyecto de regadío de Tierra de Barros (Badajoz) así como su inclusión en el Plan Hidrológico de la Cuenca del Guadiana. La iniciativa, presentada como Proposición no de Ley en la Cámara Baja, y como moción en la Cámara Alta, reivindica una el agua…
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#Cámara Alta#Cámara Baja#Cortes Generales#Proposición No de Ley#Sector primario#Tierra de Barros#VOX en el Congreso
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Unirse a los X-Men
X-Men (1963) #27 Roy Thomas (Escritor), Werner Roth (Dibujante)
— Iceman: ¡Santa Ana! ¡Spider-Man nos ha ganado la mano! Ey, lanzarredes… ¿Son esos los dos bandidos que asaltaron el banco hace un par de minutos? — Spider-Man: ¡Primera pista, Sherlock… y no son Simon y Garfunkel! — Beast: Un tipo poco gregario, ¿verdad? Podríamos marcharnos ya… — Charles Xavier: (No, Hank. No tengo tiempo para explicároslo, pero tenéis que pedirle a Spider-Man que se una a los X-Men de inmediato.)
— Iceman: (¡Agh! ¡No me imagino la razón por la que el profesor quiere al trepamuros… pero no es cosa mía razonar el porqué!) ¡Espera, Spidey! ¡Nos gustaría hablar contigo! — Spider-Man: ¿Qué clase de charla tenéis en mente? (Al viejo Jonah se le va a caer la baba con las fotos que he hecho… y no quiero tenerlos a su cartera y a él esperando.) — Beast: Tu recelo es desaconsejable, hijo… Solo deseamos invitarte a que te unas a los X-Men. — Spider-Man: ¿Eh? ¿Yo… un X-Man? ¡Tenéis que estar bromeando! Lo siento, Charlie… Acabo de pasar una semana con los Vengadores. — Beast: Entonces, ¿Declinas nuestra solícita proposición? — Spider-Man: ¡Felicidades, genio, el premio es tuyo! — Iceman: ¿Qué te parece? ¡Uno creería que le hemos invitado a unirse a la mafia!
— Spider-Man: Os explicaré mis razones algún día. Pero ahora no tengo ganas. (Sería genial ser de un grupo de gente de mi edad… pero el destino parece querer que sea un solitario.) Perdonad que os dé la espalda… llego tarde a la convención de tarántulas. — Iceman: Sabía que con él no iríamos a ninguna parte. ¿Por qué estaba haciendo fotos de los ladrones? — Beast: ¿Quién sabe? Quizás se pluriemplea en la cámara indiscreta. Será mejor volver con nuestras citas.
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“proposition” acrylic and spray paint on glass
“proposición” acrílico y pintura en aerosol sobre vidrio
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