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Bienvenidos a los Oscars 2017: quien ganara, quien deberia ganar. Mi analisis y guia para la noche mas importante de Hollywood.
Volvemos a otro años de sorpresas, decepciones y, a veces, premios predecibles. Será una noche llena de elegantes vestidos, memes nuevecitos y mucha conversación política que muy probablemente protagonice la noche. Pero, entre un vestido precioso y un famoso cayéndose en la alfombra roja, una película será coronada como la mejor de 2016 o, al menos, la favorita de Hollywood.
Normalmente hago varios artículos analizando las categorías más importantes un par de semanas antes de los premios. Pero este año he estado ocupada con mis propios proyectos creativos, así que voy a intentar resumir mi habitual despliegue en un solo artículo. Así que preparaos para un largo, y con suerte interesante, análisis de la ceremonia de esta noche. Y si necesitáis ayuda con vuestra quiniela, siempre podéis echar un vistazo.
Actor Secundario
Después del sorprendente giro de eventos el año pasado cuando Mark Rylance (El puente de los espías) consiguió el premio por encima del favorito, Sylvester Stallone (Creed), este año parece que esta será una de las categorías más predecibles de los Oscar.
Este año, este premio supone la primera nominación para tres de los actores, uno de ellos de tan solo 20 años. Junto a ellos están los veteranos Michael Shannon (Animales nocturnos, una nominación previa) y Jeff Bridges (Comanchería (Hell or High Water), 1 Oscar, 5 nominaciones previas). La temporada ha estado bastante dividida (el Globo de Oro fue a un actor que ni siquiera ha sido nominado a los Oscar: Aaron Taylor-Johnson por Animales nocturnos), pero parece haber un ganador claro.
¿Quién ganará? Marheshala Ali (Moonlight) parece el obvio favorito. Ha ganado el Critics’ Choice Award y el premio del Sindicato de Actores. A pesar de que Dev Patel (Lion) ganara el BAFTA hace tan solo dos semanas, parece que Ali es el candidato favorito en todas las quinielas.
¿Quién debería ganar? Marheshala Ali no es solo el favorito sino, en mi opinión, el mejor entre un grupo de actores con mucho talento. Su actuación en Moonlight, aunque breve, es intensa, poderosa y emocionante. Su personaje es clave en la evolución del protagonista en los diferentes momentos de su vida.
Entre los demás nominados, no está de más mencionar a Lucas Hedges (Manchester by the Sea). Tiene solo 20 años, pero la actuación de Hedges es increíble, un increíble retrato de la adolescencia y el dolor.
Actriz Secundaria
Un año después de que se criticara a la Academia por no nominar a ninguna persona de color en las categorías de actuación dos años seguidos, parece que por fin han reaccionado. Esta categoría parece la más diversa este año.
Todas las actrices salvo Naomie Harris (Moonlight) ya son habituales de los Oscar. La categoría incluye a dos actrices que ya han ganado una estatuilla: Nicole Kidman (nominada este año por Lion) y Octavia Spencer (Figuras ocultas). Viola Davis (Fences) ha sido nominada tres veces y Michelle Williams (Manchester by the Sea), cuatro.
¿Quién ganará? Viola Davis tiene todas las posibilidades. Ha ganado durante toda la temporada de premios: Globos de Oro, BAFTA, Sindicato de Actores, Critics’ Choice. Sería una sorpresa si otra actriz ganara, nadie se está planteando la posibilidad.
¿Quién debería ganar? En los últimos años, Viola Davis ha interpretado papeles increíbles tanto en televisión como en cine. Después de no ganar por Criadas y señoras en 2012 (película por la que su compañera de categoría Octavia Spencer sí ganó), solo es justo que gane por su magnífica actuación en Fences. Su interpretación es emotiva y cruda, increíblemente humana.
Mi favorita, de todos modos, tiene que ser la fantástica Naomie Harris en Moonlight. Su actuación, como la de Viola, está llena de profundidad y emoción. Por otro lado, la intensidad de la interpretación de Michelle Williams, desafortunadamente, me pareció lo peor de lo que por lo demás es una magnífica película.
Actor Principal
Esta puede que sea la categoría más difícil de la noche. Lo que en su momento parecía un premio fácil para Casey Affleck (Manchester by the Sea), Denzel Washington (Fences) se ha ido acercando en las predicciones en las últimas semanas hasta conseguir ser el favorito desde hace unos días.
Aunque esto claramente es un 50/50 entre estos dos actores, hace unos meses parecía que el nominado Ryan Gosling (La La Land) también tenía una oportunidad. Desafortunadamente, su Globo de Oro en enero no pareció ser suficiente para mantenerle en la lucha y da la impresión de que será la película quién ganará premios, no él. Andrew Garfield (Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge)) ha conseguido su primera nominación pero no tiene casi posibilidades; de todos modos, hay que decir que este ha sido su mejor año hasta ahora (también protagonizó Silencio, de Scorsese) y espero que le veamos en próximas ediciones. Finalmente, Viggo Mortensen (Captain Fantastic) logra su segunda nominación con una película poco conocida pero con grandes críticas desde que se estrenó el año pasado en Sundance.
¿Quién ganará? Como ya he dicho, es tan 50/50 que llevo semanas intentando conseguir decidirme por uno. Aunque las matemáticas apuntan a Casey Affleck (un 49,5% según las predicciones matemáticas de Ben Zauzmer en The Hollywood Reporter), Denzel Washington es el favorito de muchos expertos (al menos desde que ganó el premio del Sindicato de Actores hace unas semanas). Affleck ganó el Globo de Oro, el BAFTA y el Critics’ Choice (casi todos los premios por ganar), pero el escándalo que le ha estado siguiendo por una demanda por acoso sexual desde 2010 parece estar pasándole factura.
No puedo estar segura, pero el desarrollo de las últimas semanas parece darle a Denzel Washington una pequeña ventaja. Pero no os sorprendáis si Casey Affleck gana al final.
¿Quién debería ganar? Teniendo en cuenta solo la propia actuación, me tendría que inclinar por Casey Affleck. Su actuación es increíble y cargó con el peso emocional de la película prácticamente él solo. Pese a que Denzel Washington estuvo bien, Fences es demasiado teatral para mí, pareciendo olvidar que el cine no tiene las mismas normas que el teatro, ni siquiera para sus actores.
Actriz Principal
Esta es una categoría que me ha hecho pensar mucho esta temporada. No porque la ganadora sea difícil de predecir (no lo ha sido desde hace semanas), sino por cómo se decide quién es principal y quién es secundario. Sinceramente, ¿no dirías que el papel de Viola Davis en Fences es principal? También me pareció un gran error no nominar a la gran Amy Adams por uno de sus dos maravillosos papeles este pasado año (La llegada, Animales nocturnos).
Pero volviendo a los premios, parece bastante fácil. Natalie Portman (Jackie) tenía alguna posibilidad en enero, pero parece que a día de hoy Emma Stone (La La Land) no tiene ningún rival.
En esta categoría también tenemos a la legendaria Meryl Streep (Florence Foster Jenkins) consiguiendo su nominación número 20. La actriz francesa Isabelle Huppert (Elle) logra una nominación que parece un premio de consolación a que su película no fuera nominada en Película de Habla Extranjera. Finalmente, Ruth Negga (Loving) consigue su primera nominación en un año en el que ha protagonizado tanto una película magnífica (Loving, 89% en Rotten Tomatoes) como un taquillazo abatido por las críticas (Warcraft, 28%).
¿Quién ganará? Emma Stone no parece tener competición este año. Después de estar nominada hace dos años por Birdman, ha ganado casi todo este año. La única excepción ha sido el Critics’ Choice, que se llevó Natalie Portman. Pero las matemáticas lo confirman: un 67.8% de posibilidades para Stone.
¿Quién debería ganar? Difícil de decir. Ha habido actuaciones increíbles este año, todas ellas con buenas críticas. Aunque me encantó la Jackie de Portman, tengo que decir que Emma Stone es mi favorita. Pese a que no es un personaje especialmente difícil, Stone brilla en La La Land. Particularmente, su actuación durante la escena de la audición podría pasar a la posteridad. Ya la animé hace dos años (cuando perdió injustamente contra Patricia Arquette), así que me repito este año.
Película
Nueve películas lucharán por el mayor premio de la noche. Todas ellas han tenido una recepción increíble y, sinceramente, creo que tenemos uno de los mejores años en los últimos tiempos. Además, uno de los más sorprendentes. Muchas de las películas nominadas no eran muy conocidas hasta que llegó la temporada de premios, y el público en general solo ha empezado a hablar de ellas una vez empezaron a llevarse nominaciones.
Desde la ciencia ficción de La llegada hasta la obra maestra que es Moonlight, estas son todas historias sobre ser humano, sobre encontrarse a uno mismo y sobrevivir en la vida cuando todo parece estar en tu contra.
¿Quién ganará? Sería una sorpresa si La La Land no ganara. Empató con Titanic y Eva al desnudo con 14 nominaciones. Ha ganado premios en todo el mundo, todas las galas. Ha sido alabada por críticos y público. Incluso ha sufrido el efecto Frozen, es decir, ha recibido tanta atención y alabanzas que la gente (incluso aquellos que no la han visto) están cansados de oír hablar de ella y parecen odiarla automáticamente. Y aunque películas como Moonlight podrían tener alguna posibilidad, sería la sorpresa de la noche, del año, si La La Land no gana.
¿Quién debería ganar? Aunque me gustó mucho La La Land (creativamente es una obra maestra, en cuanto a guión es aceptable; como homenaje a los musicales es maravillosa), en un año con tanto talento, no ha sido mi favorita. Creo que Moonlight o Manchester by the Sea son los mayores éxitos del año. Ambas son obras maestras: magníficos guiones, increíbles actuaciones, destacable fotografía y montaje… Ambas son piezas muy emotivas y humanas que llegan al público de una manera que no es fácil conseguir.
Otros nominados que no he mencionado son Fences, Hasta el último hombre, Comanchería, Figuras ocultas y Lion. Aunque no soy demasiado fan de Fences (demasiado diálogo para mí), son todas películas increíbles que merecen estar en esta categoría (lo cual no pasa todos los años). Quiero añadir que me alegro de que la Academia nomine a una película de ciencia ficción (La llegada), la cual sorprende al ser tan humana teniendo en cuenta que va de alienígenas.
Película de Animación
Durante los últimos años, la Academia ha decidido mezclar películas más populares y americanas de la industria (Zootrópolis o Vaiana este año) con otras menos conocidas, habitualmente extranjeras (La tortuga roja, La vida de calabacín). Este año no es excepción, aunque es digno de destacar que Disney ha logrado dos nominaciones, mientras que Pixar (nominada habitual, sólo tres de sus películas antes de esta no habían logrado una nominación), pese a haber estrenado película en 2016, no consiguió clasificarse.
Los cinco nominados se completan con Kubo y las dos cuerdas mágicas, que se llevó el BAFTA a casa hace unas semanas. Kubo ha sido una sorpresa esta temporada, pasando de ser poco conocida a ser la segunda favorita de la noche.
¿Quién ganará? Desde el principio, Zootrópolis ha parecido la favorita. En las últimas semanas, de todas maneras, parece que Kubo y las dos cuerdas mágicas se ha ido acercando. Los cálculos de Ben Zauzmer apuntan a un peligroso 50,9% - 41,8% a favor de Zootrópolis. Y como dice, es cierto que el ganador del BAFTA nunca ha perdido en los Oscar. Pero Zootrópolis tiene una larga lista de premios (incluyendo el Annie) y su mensaje ha sido muy alabado. Podríamos tener una sorpresa, de todas maneras.
¿Quién debería ganar? Aunque todos los nominados son increíbles creaciones y Vaiana destaca en animación y banda sonora (su guión se queda en aceptable), mi voto va a Zootrópolis. Es una historia bonita y creativa que refleja la sociedad actual mientras cuenta la historia de una extraordinaria amistad entre dos personajes inusuales.
Guión Adaptado y Original
Las categorías de guión han tenido bastantes problemas este año. La Academia tiene un punto de vista muy diferente al de otros en cuanto a qué se clasifica como original y qué como adaptación. Sorprendentemente, Moonlight se ha considerado adaptación mientras que el Sindicato de Guionistas determinó que era original. Es cierto que está basada en una obra de teatro, pero teniendo en cuenta que ésta nunca se produjo, es una decisión complicada. La Academia es muy estricta en este sentido, Whiplash fue considerada adaptación del corto del propio Damien Chazelle (el cual hizo para conseguir hacer el largometraje). Cualquier secuela, además, se considera adaptación por utilizar personajes de películas anteriores.
De vuelta a la competición…
¿Quién ganará Guión Adaptado? Habiendo tenido probablemente una lucha más complicada en Guión Original, Moonlight podría hasta tener suerte de haber sido clasificada aquí. Hay que añadir que ganó el premio a Guión Original en el Sindicato de Guionistas. Pese a que otros nominados tienen algunos premios (Lion, La llegada), Moonlight parece la favorita.
¿Quién debería ganar Guión Adaptado? Moonlight es una película única. Su narrativa es dulce y emocionante, simplemente increíble. Es una historia sencilla contado maravillosamente. Toda persona que la ha visto parece enamorada de ella. Debo añadir que La llegada también me pareció una gran adaptación, y Figuras ocultas ha tenido fantásticas críticas. Mi único problema en esta categoría es Fences, ya no por su guión sino por la consideración de adaptación. Si el propio Denzel Washington ha dicho que no cambiaron ni una palabra de la obra, ¿puede realmente considerarse una adaptación?
¿Quién ganará Guión Original? Algo más complicado, probablemente una de las más difíciles de predecir junto a Actor Secundario. Por la confusión previamente mencionada con qué película va en qué categoría, echar un vistazo a otras galas no es demasiado útil. Moonlight ganó el Sindicato, La La Land el Globo de Oro, Manchester by the Sea el BAFTA. Debería estar entre Manchester by the Sea y La La Land, pero creo que este es un premio que se aprovecha a dar a películas que no tendrían premio si no, así que me inclino por Manchester by the Sea.
¿Quién debería ganar Guión Original? Aunque realmente disfruté de La La Land, no creo que su guión sea su mejor cualidad. Es bueno, pero no destaca. Langosta es increíblemente original y me sorprendió, así que está en segundo lugar, pero mi favorita fue Manchester by the Sea, porque es una historia que realmente llega al corazón. Además, recuerdo ir al cine con el miedo de que me deprimiera y al final resultó ser la cantidad perfecta de melancolía y dulzura.
Dirección
Suele depender mucho de Película, y este año no parece una excepción.
¿Quién ganará? Damien Chazelle es el claro favorito con La La Land. Ganó el Sindicato de Directores, el BAFTA, el Globo de Oro, el Critics’ Choice… así que sería raro que no terminara la ronda con el Oscar. Además, ahora mismo es el niño favorito de Hollywood.
¿Quién debería ganar? Creo que muchas de estas películas son un gran logro, pero siempre he pensado que dirigir un musical es un auténtico reto, así que también me decanto por Damien Chazelle. Debo confesar que desde Whiplash tengo debilidad por él; fue una gran película (en mi opinión mejor que La La Land) que no recibió suficiente atención.
Fotografía
Para mí es una de las categorías más interesantes de la noche. Se le presta poca atención, pero la fotografía es lo que da a una película su tono y personalidad. Y este año tenemos nominados muy interesantes.
¿Quién ganará? La La Land parece tener todas las papeletas para llevarse la mayoría de premios técnicos al estilo de Mad Max el año pasado. Sinceramente, más allá de preferencias, es una película que técnicamente es muy buena. Como señala Ben Zauzmer, en los últimos siete años solo Birdman ha ganado este premio sin nominación a Diseño de Producción. Esto solo nos deja con La La Land y La llegada. Todo el mundo adora la belleza de La La Land y, con esa última secuencia, ¿a alguien le extraña?
¿Quién debería ganar? Me sorprendió enormemente lo increíblemente bonita que me pareció Moonlight. Aunque al principio los planos me parecieron algo rudos, la escena de la playa me enamoró. Pese a que creo que La La Land es una auténtica belleza, Moonlight es mi favorita.
Diseño de Producción
Siempre me sorprende los mundos tan maravillosas que crean en cine. El diseño de producción es un arte poco apreciado que va de crear naves espaciales (Passengers) a mundos mágicos (Animales fantásticos y dónde encontrarlos) y nos hace crear durante dos horas que estos mundos son realmente posibles.
¿Quién ganará? Como ya decía, da la impresión de que La La Land ganará casi todo lo técnico. Ganó el Art Directors Guild (aunque Passengers también, en la categoría de fantasía) y ha sido muy alabada. Es cierto que Animales fantásticos ganó el BAFTA, pero tiendo a pensar que eso han sido los británicos votando a los suyos (aunque el diseño de Animales es fantástico). No descartéis una sorpresa en esta categoría.
¿Quién debería ganar? Es difícil decidir. Todas estas películas han creado mundos maravillosos. Especialmente, me encantó el diseño de la nave de Passengers y la interpretación del mundo mágico americano en Animales fantásticos. ¡Ave, César! no me llegó a impresionar. La llegada tampoco me llegó de la misma manera. Pero si tuviera que considerar que diseño de producción realmente me enamoró, tendría que decir que La La Land porque, ante todo, esa película es bonita.
Diseño de Vestuario
Otra categoría difícil, y ni siquiera se juega entre solo dos películas.
¿Quién ganará? La La Land ganó en los Costume Designers Guild Awards en su categoría de película contemporánea (Jackie perdió contra Figuras ocultas, que no ha sido nominada a los Oscar; Animales fantásticos contra Doctor Extraño, tampoco nominada). Pero hay que tener en cuenta lo difícil que es que una película con vestuario contemporáneo gane esta categoría. Jackie ganó en los BAFTA, también en los Critics’ Choice. Así que, basándonos en tendencias y números, diría que Jackie es mi (no muy segura) elección.
¿Quién debería ganar? Jackie tiene una magnífica selección (es Jackie O, al fin y al cabo), y La La Land tiene ropa bonita, pero no extraordinaria. Animales fantásticos y dónde encontrarlos es la más destacable en la categoría, al menos para mí.
Maquillaje y Peluquería
Siempre es curioso encontrar solo tres nominados en esta categoría. ¿Lo malo? Son películas que no está nominadas a ninguna otra categoría, así que son incluso más difíciles de predecir.
¿Quién ganará? No hay mucho en lo que basarse. Por instinto, viendo que El abuelo que saltó por la ventana y se largó no ganó el año pasado, predigo el mismo destino para Un hombre llamado Ove. Entre Star Trek: Más allá y Escuadrón suicida, ambos han ganado algún premio por su maquillaje. También depende de en qué clase de esfuerzo se fijen los votantes. Sería votar entre Killer Croc (Escuadrón Suicida) y los alienígenas de Star Trek. Como opino que Star Trek: Más allá es mejor película y fue más popular con crítica y público, apuesto por ellos.
¿Quién debería ganar? No tengo ninguna preferencia.
Montaje
¿Quién ganará? Los musicales suelen ser favoritos en esta categoría. Además, La La Land ha ganado un Eddie (La llegada ganó otro) y el Critics’ Choice. Junto a ellos está el ganador del BAFTA, Hasta el último hombre. Mi creencia es que los miembros de la Academia votan los premios técnicos al peso (es decir, dan todos al mismo, como pasó con Mad Max el año pasado), creo que La La Land tiene cierta ventaja.
¿Quién debería ganar? No tengo ninguna favorita real, pero creo que Moonlight hizo un gran trabajo en ritmo y estructura. Su montaje me sorprendió, así que es mi elección.
Edición y Mezcla de Sonido
Estas son dos categorías que ni los miembros de la Academia saben cómo diferenciar, así que siempre es un reto saber cuál es cuál, y qué va a ganar en cada cual. Es cierto que los musicales suelen tener suerte en Mezcla, mientras que las películas de guerra o acción tienen más suerte en Edición. Además, debo decir que no sé lo suficiente de sonido para poder tener una favorita, así que me abstengo de señalar preferencia.
¿Quién ganará Mezcla de Sonido? La La Land parece la favorita. El ser un musical supone un reto extra en la mezcla de sonido. Además, ha ganado varios premios de sonido hasta ahora. Entre sus compañeros de categoría, sólo podría ver a Hasta el último hombre como competición.
¿Quién ganará Edición de Sonido? Como decía, apostad por la película de guerra, en este caso: Hasta el último hombre. Tampoco hace daño que haya ganado varios Golden Reel Awards.
Efectos Especiales
¿Quién ganará? El libro de la selva es la gran favorita. La creación de todos los animales por ordenador es muy destacable, así que no es difícil ver porque ha sido una apuesta segura toda la temporada. Además, ganó en los BAFTA y los Visual Effects Society.
¿Quién debería ganar? Aunque El libro de la selva me sorprendió y siempre disfruto de una película de Star Wars, los efectos especiales de Doctor Extraño me parecieron espectaculares. Ha sido una de las cosas más creativas que he visto en tiempo.
Banda Sonora Original
¿Quién ganará? La La Land es la favorita. Aunque no es habitual que un musical gane esta categoría (irónico, ¿eh?), ha ganado en los Globos de Oro y los Critics Choice, lo que le da la ventaja sobre el ganador del BAFTA (Lion) y los otros nominados: Moonlight, Jackie y Passengers.
¿Quién debería ganar? Me encanta la música de La La Land y llevo desde que fui al cine tarareando sus canciones, así que no es una difícil decisión.
Canción Original
Elegir una canción nunca es tarea fácil. ¿Consideras la canción de por sí? ¿En relación a la película y lo que aporta a la trama? Si es un musical es fácil, pero si no es complicado.
¿Quién ganará? City of Stars de La La Land parece la clara favorita. Todo el mundo la tararea, es memorable y bonita. Siempre podría haber una sorpresa, de todos modos, si los amantes de La La Land se dividen entre sus dos canciones nominadas, pero es una apuesta bastante segura.
¿Quién debería ganar? El Can’t Stop the Feeling de Trolls es cuqui, pero nada del otro mundo ni merecedor de premio (como Happy hace unos años). Me encanta el How Far I’ll Go de Vaiana, es un clásico Disney escrito por el inigualable Lin Manuel Miranda. La banda sonora de La La Land me enamoró y, pese a que City of Stars es maravillosa, la originalidad y sinceridad de Audition (The Fools Who Dream) la hace mi favorita.
Película de Habla Extranjera
De aquí en adelante vienen las categorías que no he podido ver, así que no incluyo opinión personal.
¿Quién ganará? La alemana Toni Erdmann parecía la favorita y la sueca Un hombre llamado Ove también tenía posibilidades, pero las controvertidas medidas de Trump parecen haber puesto a la iraní El viajante en cabeza. Todo depende de si la política mueve la balanza de los votos.
Documental
¿Quién ganará? O.J. Made in America ha recibido fantásticas críticas, y parece difícil que no vaya a ganar. Se llevó el Critics’ Choice, el Directors Guild, el National Board of Review, el PGA… todo menos el BAFTA (que se llevó 13th), pero no estaba nominada. No pierdas de vista 13th, pero O.J. parece tener ventaja.
Corto Documental
¿Quién ganará? Ni los expertos parecen saber predecir los cortos, hay demasiados festivales y pocas fórmulas matemáticas. Además, muchos miembros no se molestan en verlos o votar en ellos. Todos los cortos documentales hablan de temas muy actuales e importantes. Mi elección, de todos modos, es The White Helmets.
Corto Animado
¿Quién ganará? Dificil, pero no tanto. Pear Cider and Cigarettes ha recibido muy buenas críticas, pero es más largo y tiene una temática más adulta; los votantes suelen asociar animación con temas de niños, lo que puede afectarle. Por otro lado, Pixar está ausente en la categoría reina, así que me inclino por crear que les consolaran dándole este premio a su corto Piper.
Corto de Ficción
¿Quién ganará? El director de Silent Night ya ha ganado dos veces en esta categoría. La española Timecode ganó en Cannes, pero eso no quiere decir mucho para los Oscar. Sing parece una favorita, junto a Ennemis Intérieurs, un thriller sobre inmigración y terrorismo en los 90. La última parece tener algo de ventaja.
Antes de terminar…
Bueno, esas son mis predicciones. ¿Quién creéis vosotros que ganará? ¿Quién debería ganar? ¡No os olvidéis de ver la mayor noche de Hollywood!
PD: ¿Voy a estar dándole vueltas a Casey Afflecks vs Denzel Washington hasta los premios? Probablemente.
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CÓMO TE AFECTA LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y POR QUÉ NO ES COMO EN LAS PELÍCULAS
VIRGINIA HERNÁNDEZ
@vir_hernandez
NACHO MORENO (VÍDEOS)
@N4CHOMoreno
Como si el "volveré" de Arnold Schwarzenegger retumbara aún en nuestras cabezas, la mención del término inteligencia artificial (IA) provoca todavía escalofríos. Nuestra visión está contaminada por Terminator, por los replicantes de Blade Runner y, cómo no, por ese HAL 9000 de voz desesperada que tenía "miedo" y que pedía al astronauta Dave Bowman que se detuviera y no lo desconectara. La ciencia ficción "expande nuestros límites", como describe la escritora de este género Laura Fernández, "nos permite vivir otras vidas en nuestra imaginación" y facilita que "estemos en varios sitios a la vez".
También lo hace la inteligencia artificial, pero nos cuesta detectarlo y las mezclas, como todo el mundo sabe, confunden. "Creo que ese miedo al progreso es un miedo a nosotros mismos, es algo atávico que no va a desaparecer nunca. Pensar que ese ser que creas te va a superar", aduce esta escritora, que ve en las redes sociales (sí, ahí hay IA) esa posibilidad de enterarte de todo que en el pasado se hubiese percibido "como magia negra".
"La inteligencia artificial se ve como algo misterioso, escapado de una película, que de repente se ha metido en nuestras vidas. Pero la realidad es que está facilitando muchos servicios que sin ella sería imposible prestar a escala global", aclara Pilar Manchón, directora de interfaces cognitivos de la multinacional Amazon y experta en procesamiento de lenguaje natural.
"El objetivo es mejorar la calidad de esos servicios, lo cual, dependiendo del dominio de aplicación, puede implicar una mejora en nuestra calidad de vida, en la experiencia de usuario, en el coste del servicio o en su accesibilidad, además de muchos otros beneficios. Pero las personas solemos tener un cierto resquemor cuando se nos presenta algo que no terminamos de entender", añade Manchón. "La IA está cuando sacamos el móvil para hacer una foto y el recuadro amarillo reconoce los rostros, cuando buscamos en internet, cuando Netflix nos recomienda una película según nuestros gustos, cuando usamos Google Maps para elegir el mejor trayecto o cuando Facebook te muestra determinadas actualizaciones de tus amigos", explica Nuria Oliver, doctora por el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y directora de investigación de ciencias de datos en Vodafone. "Es esa inteligencia artificial invisible la que realmente tiene impacto en nuestras vidas, no esos robots apocalípticos del cine que se proponen dominar el mundo y que la gente se imagina".
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ESTA MÁQUINA ADIVINÓ LOS OSCAR
TERESA GUERRERO @teresaguerrerof
¿Suerte o magia? No, es IA, aseguran desde BigML, una compañía que ofrece machine learning como servicio y que entrenó a su sistema para predecir quién se haría con los premios de la Academia. Seis de seis. Unos días antes de los Oscar, una máquina predijo con éxito los ganadores en las seis categorías principales: película, director, actriz principal, actor principal, actriz secundaria y actor secundario.
"Somos una plataforma que contiene algoritmos, no hace falta ser programador para usarlos porque nuestra misión es hacerlos accesibles a todo el mundo. Introduces tus datos y puedes sacar predicciones. Yo misma soy economista, no data scientist", asegura Teresa Álvarez, jefa de producto de esta empresa y responsable del exitoso pronóstico de los Oscar, uno de los ejemplos de lo que se puede hacer ya gracias a la IA.
¿Cómo se hacen esas predicciones? El primer paso es entrenar a la máquina para que considere todas las variables que pueden influir en los miembros de la Academia a la hora de elegir los ganadores. Para ello, introdujeron en el sistema datos históricos desde el año 2000 (de 1.183 películas), las características de cada filme (como su presupuesto, el género o la duración), los actores del reparto, nominaciones en otros premios (Globos de Oro, BAFTA, Screen Actors Guild y Critics Choice) y su evaluación en la base de datos de cine IMDB. En total, el sistema cuenta con aproximadamente un centenar de datos por película.
Con 13 nominaciones, La forma del agua partía como clara favorita, también para este sistema de IA, que le dio una puntuación de 91, mientras que Tres anuncios en las afueras obtuvo un 68. Guillermo del Toro, al que el algoritmo daba como vencedor con una puntuación de 75, se hizo con el Oscar al mejor director. Pocas dudas tenía la máquina de que Frances McDormand (99) ganaría la estatuilla a la mejor actriz y de que Gary Oldman(88) obtendría la de mejor actor. Por lo que respecta a los intérpretes secundarios, Allison Janney tuvo una puntuación de 64 y Sam Rockwell, de 95.
¿Y LOS JUEGOS DE AZAR?
Es el segundo año que BigML vaticina los resultados de estos premios de cine, aunque el año pasado, su sistema de IA sólo acertó la mitad de las categorías. ¿Qué han corregido? Mientras en 2017 usaron ensembles (un tipo de algoritmo), este año Teresa Álvarez optó por las redes neuronales profundas o deepnets. Lo más costoso, señala, es la preparación de los datos, por lo que en esta edición sólo han tenido que añadir los del último año. También se optó por prescindir de las críticas de los usuarios de IMDB que sí se incluyeron en 2017, al considerar que no fueron importantes el año pasado y es complicado obtenerlas. Una vez se completó la introducción de datos hasta 2012, evaluaron la fiabilidad del sistema retándolo a adivinar los ganadores de los Oscar entre 2013 y 2016.
Si la IA es capaz de acertar los ganadores de los Oscar o el equipo que ganará una liga deportiva, quizás se esté preguntando si una máquina le puede decir qué número o combinación saldrá premiada en los juegos de azar. La decepcionante respuesta es que no: "Para la lotería no es eficaz porque lo que necesitas para poder hacer predicciones son variables del pasado para buscar patrones, y en estos sorteos todos los números tienen la misma probabilidad de salir", aclara Álvarez. "En la Liga sí se podría porque depende de los equipos, el entrenador, etc".
Según señala, los clientes de esta compañía internacional que nació en Oregón (EEUU) y que cuenta con una sede en Valencia, son muy variados y pertenecen a campos tan diversos como el farmacéutico, el automovilístico, la banca o las telecomunicaciones. Utilizan la IA para la predicción de cancelación de cuentas bancarias e intentar no perder clientes, acelerar los procesos de selección de personal, hacer un marketing más personalizado o desarrollar coches inteligentes que, sin que el conductor se lo indique, sepan el destino que tienen que seguir o regulen la temperatura según las preferencias del usuario para que no se distraiga.
Aunque Álvarez considera que "el avance en esta área desde 2011 ha sido bestial y el interés de las empresas por la IA ha ido en aumento, aún sigue habiendo desconocimiento y falta entender todo el potencial que tiene".
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Lo más difícil de entender para el ciudadano medio, que se levanta con el móvil entre las manos y pone el despertador en el mismo aparato cuando se acuesta, es ver cómo "los datos se conectan entre sí y proporcionan más información de lo que uno infiere de cada operación por separado. La IA busca patrones y a veces dichos patrones no son obvios a simple vista, que es lo que genera sorpresa", aclara Pilar Manchón.
Los 20 años en el sector de esta sevillana -creó la startup de desarrollo de asistentes virtuales Indisys, que compró Intel en 2012- y su formación como lingüista le dan una perspectiva privilegiada sobre los avances de esta tecnología: "Para mí lo más emocionante son las mejoras en los sistemas de reconocimiento y síntesis de voz, el reconocimiento de imágenes y el entendimiento del lenguaje natural. Lo interesante de la democratización de la IA es que pone a disposición de cualquier usuario tecnologías muy avanzadas. Es el mecanismo ideal para incentivar la innovación, la creatividad y la diversidad".
Una edad de oro que a veces lleva a que extrapolemos lo que hace el cerebro con lo que pueden llegar a hacer los sistemas, y magnifica la confianza en que la evolución de las máquinas vaya a ir pareja con el comportamiento humano. Nuria Oliver reconoce las "expectativas sobreexageradas"que olvidan las acentuadas limitaciones de los sistemas existentes: "Los humanos aprendemos de manera continuada y no tan supervisada. Los sistemas necesitan ver millones de gatos para reconocerlos, mientras que un niño sólo precisa ver un par de ejemplos"."Los algoritmos son mucho mejores que nosotros en procesar grandes cantidades de información, detectar patrones e identificar anomalías dentro de esos patrones", prosigue Oliver, pero "los humanos tenemos mejores cualidades al interpretar, porque nuestra capacidad de enmarcar esos resultados específicos en un conjunto más amplio es superior. Conocemos otros factores que nos dan la panorámica y no necesitamos desaprender. Los sistemas de hoy en dia son buenos en sólo una cosa y hay que volver a entrenarlos para dominar otra. Es lo que se conoce como inteligencia artificial específica"."Si se mira la propia historia de la IA siempre ha tenido valles y picos de popularidad, porque la idea de crear máquinas inteligentes siempre ha cautivado nuestra imaginación", detalla Nuria Oliver. "Dependiendo de la época y de las capacidades de computación, ha habido momentos de gran expectativa y de pensar que ya estábamos al borde de inteligencia artificial general (la que supera las tareas limitadas y se asemeja al ser humano), que es el Santo Grial, y esas épocas han venido seguidas de otras de decepción, porque esas perspectivas no se han cumplido"."Hoy estamos en una era de grandes promesas y de gran auge, porque es verdad que la IA está teniendo mucho impacto y económicamente estamos hablando de billones de dólares. Pero es peligroso que, como sociedad, vayamos a tomar decisiones sobre tecnologías que no entendemos y que tienen mucho impacto en nuestras vidas", subraya esta experta. "Además, los equipos deben ser multidisciplinares, porque la IA es transversal y de ahí viene su capacidad de transformación en la sociedad. Puedes aplicarla en medicina, en transporte, en educación, en legislación... Es necesario que trabajen expertos de todas las áreas".También que haya diversidad de toda índole y, sobre todo, de género: "Hay una gran falta de mujeresen investigación tecnológica", destaca. Oliver insiste en que la pluralidad es clave para generar avances más significativos y soluciones más innovadoras, pero también tiene otra dimensión de la que todavía se desconocen sus consecuencias: "Estos algoritmos que usan millones de personas de todas las geografías del mundo y de todos los grupos demográficos han sido diseñados por grupos bastante homogéneos. ¿Qué nos estamos perdiendo por este hecho?".
Kike Maíllo, que ganó en 2012 el Goya a mejor director novel por su película Eva, donde abordaba el hito de la máquina que empieza a tener carácter y se aminora su deber de obediencia al humano marcado por las tres reglas de Isaac Asimov, tuvo la oportunidad de entrevistar a Marvin Minsky, uno de los padres de la IA, poco antes de su fallecimiento. Fue en una visita del científico a Madrid para recibir el premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA. "Recuerdo que había cierta frustración en él", cuenta el cineasta, "él vivió un momento muy utópico en el que parecía que iba a ser la gran revolución, que evidentemente lo ha sido, pero él y sus compañeros esperaban que hubiera ido mucho más lejos y comentaba que nada de lo que había pasado en los últimos años le había sorprendido", rememora."En las décadas del arranque de la IA, la Guerra Fría estaba en plena ebullición, y el dinero del Ejército acababa en los equipos de investigación de las universidades, pero de repente dejó de llegar ese dinero. Al final un investigador piensa en lo suyo y él lamentaba que no hubiera seguido ese mismo ritmo. Decía que debía haber muchos equipos haciendo cosas porque sólo unos pocos lograrán hacer algo importante. Minsky me dijo que él deseaba el gran desarrollo de la IA para poder entender mejor cómo funciona el cerebro humano. Para él había que crear máquinas que emulen nuestra capacidad de pensamiento y, sobre todo, nuestra capacidad de toma de decisiones".
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SEIS NOMBRES EN LA HISTORIA DE LA IAMIGUEL G. CORRAL @miguelgcorral
ALAN TURING
El más importante de los padres de la inteligencia artificial acabó con su vida comiendo una manzana empapada en cianuro. Y probablemente lo hizo empujado por la espeluznante castración química a la que un juez le obligó a someterse dos años antes para evitar la cárcel por el solo hecho de ser homosexual. La aterradora historia de Turing ha tenido durante años un cierto paralelismo con el propio campo científico que él ayudó a crear, para el que algunos pioneros vaticinaban la madurez plena a la que nos tiene mal acostumbrados la ciencia ficción para los últimos años del siglo pasado, pero que parece que nunca termina de llegar. Sin embargo, décadas después, en 2013, llegó para Turing el indulto real. El propio ministro de Justicia británico, Chris Grayling, afirmó entonces que el perdón póstumo de la reina Isabel entraba en vigor inmediatamente, como merecido homenaje a "un hombre excepcional, con una mente brillante". La derogación de la discriminatoria sentencia coincide con un resurgir de la inteligencia artificial empujada por la era de los teléfonos móviles y con un discreto robot inteligente viajando en la órbita terrestre a bordo de la Estación Espacial Internacional, como si de HAL 9000 se tratase.
Para llegar hasta ahí, el castillo de la IA se ha tenido que construir sobre los ingeniosos pilares que Turing ayudó a cimentar. Poco después de diseñar la máquina que descifró el inquebrantable sistema de codificación de mensajes de la Alemania nazi y de ser pieza clave en el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1950, el pionero británico publicó un trabajo científico llamado Computing Machinery and Intelligence (Maquinaria Computacional e Inteligencia) en el que ya planteaba un test para evaluar si una máquina puede participar en una conversación con un humano de forma que un juez no pueda distinguir quién es el ser humano y quién la máquina. La conversación comenzaba con la pregunta: "¿Las máquinas pueden pensar?"; y con ella arrancaba la era de la inteligencia artificial.
HERBERT SIMON Y ALLEN NEWELL
Había comenzado ya una nueva era, pero aún no tenía nombre. Habría que esperar algunos años más, hasta 1956, para eso, cuando tres jóvenes investigadores financiados por una corporación llamada RAND, algo así como un think tank de las Fuerzas Armadas de EEUU, idearon el primer programa de inteligencia artificial conocido como Logic Theorist. Algunos años antes, los investigadores del Carnegie Mellon Allen Newell y Herbert Simon que más de 25 años después ganaría el premio Nobel... ¡en Economía!- comenzaron a plantearse la posibilidad de enseñar a las máquinas a pensar. Su primer proyecto para lograrlo consistía en idear un programa capaz de imitar la capacidad de solucionar problemas que tiene el ser humano.
¿Y qué tarea le pondrían? No una sencilla precisamente. Eligieron los teoremas planteados en la obra Principia Mathematica, de Bertrand Russell años después premio Nobel de Literatura- y Alfred Whitehead. Para ello reclutaron a un programador de RAND para desarrollar el programa. Así se unió al equipo John Clifford -Cliff- Shaw. En poco tiempo su programa había demostrado 38 de los 52 primeros teoremas del capítulo 2 del Principia Mathematica. De hecho, uno de ellos fue capaz de resolverlo de una forma mucho más elegante que la utilizada por Russell y Whitehead. El propio Simon se ocupó de anunciárselo mediante una misiva a Bertrand Russell: "Estoy encantado de saber que Principia Mathematica puede ser resuelto por una máquina. A Whitehead y a mí nos hubiera encantado saber que existía esta posibilidad antes de perder 10 años de nuestras vidashaciéndolo a mano", le respondió.
JOHN MCCARTHY
Simon, Newell y Shaw tenían que mostrar sus resultados al mundo en algún lugar. Pero en aquel momento ni siquiera existía la disciplina en la que estaban trabajando, con lo que no había congreso, simposio o reunión anual de nada donde pudieran reunirse aquel grupo de jóvenes investigadores cuyo objetivo último era desplazar a los viejos investigadores que apenas entendían lo que estaban haciendo. La inteligencia artificial nació oficialmente como disciplina en una conferencia de ciencias de la computación creada para la ocasión en el Dartmouth College (New Hampshire, EEUU), en 1956. Los padres de este nuevo campo fueron John McCarthy, de la Universidad de Stanford; los propios Allen Newell y Herbert Simon, y Marvin Minsky. McCarthy no sólo es el responsable del nombre de la disciplina, de que una pléyade de entonces jóvenes investigadores se volcaran con ella o de la creación del primer laboratorio dedicado exclusivamente a ella en el MIT de Boston; él creo también el lenguaje de programación Lisp que se convirtió en el más usado en la época y que se continua utilizando en la detección del fraude bancario en internet o en la reserva de vuelos online, por ejemplo. Dio pie a tecnologías de reconocimiento de voz como Siri, el robot al que resuelve todo tipo de dudas a los usuarios del iPhone. Ya desde el inicio de la disciplina, McCarthy veía cercano el momento en el que la IA compartiese con el ser humano la capacidad del pensamiento: "Es un avance que llegará dentro de cinco a 500 años", repetía con humor.
MARVIN MINSKY
Marvin Minsky, cofundador del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT y uno de los principales teóricos de este campo de investigación, sin embargo llegó a afirmar que "en una generación, el problema de crear inteligencia artificial estaría básicamente resuelto". Esto lo decía, naturalmente, antes de vivir el largo invierno en el que se sumió esta disciplina científica en los años 70 y 80. Minsky trabajó buena parte de su carrera con fondos del ejército estadounidense. "Yo sólo me preocupaba de investigar, jamás supe lo que costaba lo que hacía ni tuve que rendir cuentas a nadie", comentaba a EL MUNDO pocos años antes de morir en el año 2016. De ahí su optimismo inicial. Minsky fue amigo íntimo y vecino, puerta con puerta, de Isaac Asimov, el conocido escritor de ciencia ficción: "Mi ciencia sigue a su ciencia ficción y no al revés", contaba Minsky, de quien el propio Asimov decía que era, junto con el astrofísico Carl Sagan, una de las dos únicas personas más inteligentes que él que había conocido en toda su vida. Pero su relación con la ciencia ficción fue más allá. Suyas son algunas de las ideas que hay detrás de las más conocidas referencias cinematográficas de la inteligencia artificial. Fue asesor de Stanley Kubrick para la creación del personaje robótico HAL 9000 en la realización de la película 2001: Una odisea del espacio (1968). Durante el rodaje estuvo a punto de ser aplastado por una pieza del decorado.
DEEP BLUE
Había pasado ya el largo invierno de la IA. Era el año 1997. Gary Kasparov jugaba con negras. Sólo habían pasado 62 minutos desde el comienzo de la partida y el campeón del mundo ya tenía suficiente. Era el movimiento 19, pero pensó que la máquina no haría el necesario sacrificio de un caballo. Se equivocaba y lo pagó. No lo podía creer, agitó su cabeza, se levantó y se rindió. Era la sexta partida del segundo enfrentamiento entre el mejor jugador de ajedrez del mundo y el superordenador Deep Blue. El primero de los enfrentamientos, jugado un año antes, se resolvió con la victoria de Kasparov. Pero las mejoras realizadas sobre la supercomputadora decantaron la partida de ajedrez más publicitada y más seguida de la historia del lado del superordenador diseñado por IBM. Era el 11 de mayo de 1997. Gary Kasparov nunca había perdido un enfrentamiento jugado a seis partidas y jamás había abandonado el tablero tan rápido. La relación entre seres humanos y máquinas no volvió a ser como antes. La considerada como la más espectacular partida de ajedrez de todos los tiempos no fue un gran hito en la historia de la inteligencia artificial, pero rescató todos los fantasmas que la ciencia ficción ha lanzado sobre la humanidad desde los años 50. La posibilidad de crear máquinas capaces de pensar por sí mismas y, por tanto, de rebelarse contra los seres humanos -personalizada en HAL 9000 desde 1968-, estaba cada vez más cerca.
ALPHA ZERO
Deep Blue no tenía inteligencia artificial en sentido estricto. Se trataba de un sistema basado en el conocimiento humano y programado a mano para tomar decisiones que su programador sabía de antemano que tomaría. Pero eso ha cambiado recientemente con otro gran maestro del ajedrez: el AlphaZero, un sistema creado por Deep Mind, de Google. AlphaZero ha aprendido por sí mismo a jugar al ajedrez a alto nivel. La única información de origen humano con la que cuenta son las reglas básicas del ajedrez: que cada jugador juega con un color, los movimientos de las piezas y que cuando cae el rey acaba la partida, poco más. En apenas cuatro horas, jugando contra sí mismo y partiendo del mismo conocimiento que un niño que empieza a jugar al ajedrez, este sistema fue capaz de entrenar a la red neuronal artificial en la que se basa y de humillar al programa más sofisticado del mundo, el Stockfish 8 (diseñado durante 10 años por los algunos de los mejores ingenieros del mundo para jugar un ajedrez perfecto), en un duelo a 100 partidas. El sistema basado en la inteligencia humana no ganó ni una sola partida: 28 victorias de AlphaZero y 72 tablas.
Sin embargo, los expertos creen que aún cabe esperar mucho más de la inteligencia artificial, esto es sólo el principio: "Es sin duda una contribución muy buena a la IA, pero no creo que nos acerque más hacia la consecución de inteligencia artificial de tipo general similar a la humana", opinaba Ramón López de Mántaras, director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC. "Si bien es cierto que sin modificar nada el sistema (estructura de la red, parámetros, etc.) aprendió a jugar a shogi después de haber aprendido a jugar al ajedrez, eso no es suficiente como para afirmar que sea una IA de tipo general, ya que de hecho ambos juegos tienen suficientes elementos comunes como para que el mismo algoritmo sirva para ambos", sentencia el experto.
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Lo que seguro que no podían imaginar estos pioneros hace 60 años era que cualquiera podría tener en el bolsillo un aparato con bastante más capacidad que las superherramientas de sus laboratorios. Aquel dato tan repetido de que la capacidad de cualquiera de nuestros teléfonos móviles es superlativa si se compara al ordenador que llevó a los astronautas del Apolo 11 a pisar el suelo lunar.
El salto de la IA en los últimos años se está dando gracias al usuario y a las empresas tecnológicas que gobiernan el gran negocio. Álvaro Gonzalo y Álvaro Mata, ambos de la empresa española Commons, uno físico y otro economista, aseguran que es el mercado el que ha ayudado en la evolución de estos sistemas. "Ahora las líneas son mucho más prácticas que en los orígenes y los objetivos más cortoplacistas, por lo que el impacto en la calle es mucho mayor y las tecnología más accesibles. Hoy es asequible que cualquier persona coja una parte específica de la IA y la aplique a un negocio concreto". Ellos se han especializado en bots (programas informáticos que permiten interactuar de una manera similar a la humana), lo que les ha servido para probar y valorar proyectos más ambiciosos que incluyan la voz.
¿QUIÉN POSEE EL CONOCIMIENTO?
La superpotencia mundial de la IA sigue siendo EEUU, por el gran empuje de las grandes tecnológicas, aunque China se ha propuesto convertirse en la competencia. Pekín apuesta con importantes inversiones por el desarrollo de la IA y está fichando a muchos expertos que desarrollaban su trabajo en tierras americanas. En Europa destaca Reino Unido, aunque sus empresas las están comprando las grandes corporaciones de EEUU. Francia ha anunciado recientemente una inversión pública de 1.500 millones de euros en los próximos años en un plan que ha llamado IA para la Humanidad. El presidente francés, Emmanuel Macron, presentó la idea asegurando que este área supone una revolución económica, social, ética y política que "no se producirá en 30 años", sino que "se está produciendo ya".
Nuria Oliver, que trabaja para una tecnológica, Vodafone, explica que las grandes empresas están contratando a los mejores expertos, muchos de los cuales abandonan sus clases y sus equipos de investigación de las universidades. "Hay un gran éxodo, no sólo por los atractivos salarios, sino también por la posibilidad de acceder a cantidades ingentes de datos, que son escasos en el contexto académico. Una de las preocupaciones es quién va a formar a las siguientes generaciones de expertos y expertas en este campo. Además, no es buenopara ningún campo de conocimiento que su progreso esté siendo desarrollado exclusivamente en un contexto industrial de empresas privadas, porque obviamente no son ONG".
Una realidad a la que José Luis Pons, responsable del grupo de neuro-rehabilitación del Instituto Cajal, dependiente del CSIC, y por tanto investigador público, ve aspectos positivos: "Uno de los motivos del boom actual de la IA y la robótica es que hayan entrado empresas muy potentes, como Amazon, Google o Microsoft; al final lo que estamos viendo es una colaboración público-privada". "Está claro que estas empresas invierten para generar negocio, pero si no hubieran dado ese paso, el desarrollo hubiese sido mucho más lento. Esto ha sido un revulsivo que ha hecho que más grupos se metan a trabajar en estos temas y que se apueste por nuevas aplicaciones".
Pons recuerda que cuando hace más de 15 años en su grupo tuvieron que decidirse por una especialización, no dudaron ni un segundo en dedicarse a la salud y a la rehabilitación. Su objetivo es llegar a tener dispositivos que ayuden a las personas con daños neurológicos, como lesiones medulares, tetraplejias o Parkinson, de la misma forma que los marcapasos controlan el corazón de los enfermos coronarios. "El problema es mucho más complejo, porque el dispositivo tiene que entender qué es lo que quiere hacer la persona, si quiere rascarse o agarrar una botella. Sería un implante que podrá percibir qué está pasando con el paciente, lo interprete y reaccione para asistirle. Es muy complejo y creo que me jubilaré antes de conseguirlo", reconoce."Hay tecnologías sorprendentes desde el punto de vista de clasificación de patrones, de solución de textos, de identificación de habla", continúa este físico, "pero todavía no me sorprende ningún comportamiento que sea fruto de la IA por especialmente inteligente. No, no creo que vayamos a ver ni replicantes al estilo Blade Runner ni a Terminator".
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GEOFFREY HINTON: "EL PRÓXIMO EINSTEIN SERÁ UNA COMBINACIÓN DE PERSONAS Y MÁQUINAS"
MIGUEL G. CORRAL @miguelgcorral
Geoffrey Hinton no es un programador, un experto en construir complejos algoritmos de los que dirigen nuestra vida sin que apenas lo notemos desde Facebook o Google. Él es un entrenador. Claro que, para proponer los ejercicios a su pupilo, antes tiene que construirlo.
El trabajo de este catedrático emérito en Ciencias de la Computación de la Universidad de Toronto e investigador en Ingeniería de Google se ha centrado desde hace décadas en construir máquinas que funcionen como el cerebro humano, conocido como deep learning. "Ya no se trata de programar a mano absolutamente todo lo que quieres que haga un ordenador. Es mejor que aprenda por sí mismo a partir de ejemplos", asegura.
Y en esas está. De él han partido herramientas que ya forman parte de nuestro día a día como el reconocimiento de voz de nuestro teléfono móvil o los traductores online, y por ello fue merecedor del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en 2017. Desde su posición privilegiada de protagonista del avance de la inteligencia artificial vislumbra un futuro en el que la verdadera inteligencia vendrá de la unión del ser humano y las máquinas inteligentes.
Su trabajo se ha centrado en crear sistemas de inteligencia artificial que imiten el funcionamiento del cerebro humano. ¿Seremos algún día capaces de diseñar un cerebro artificial que pueda pensar, aprender o sentir como el nuestro?Creo que nuestros hijos podrán. No veo ninguna razón por la que una red de neuronas simuladas no pueda hacer las mismas cosas que hace una red de neuronas real. Esto podría ser muy útil para interactuar con el mundo físico conectándolo a sensores y a moléculas capaces de emitir una respuesta. Y también podría ser interesante para simular el tipo de reacciones en cadena que la biología produce usando las hormonas. No creo que haya ninguna razón que nos haga pensar que es imposible.Entonces,
¿tendremos en el futuro supercerebros, igual que hoy tenemos superordenadores, que puedan pensar nuevas teorías en Física o estrategias financieras revolucionarias?
¿El próximo Albert Einstein podría ser una máquina?
Creo que es una posibilidad real, pero me parece más posible que el próximo Einstein sea una sinergia, una combinación, entre personas y máquinas, lo que es considerablemente más poderosoque cada uno de ellos por separado.Y si estamos equivocados y el mejor modelo para alcanzar la inteligencia artificial no es el cerebro...Bueno, hay otros modelos. Es ya posible desde un punto de vista práctico implementar inteligencia para crear manipulaciones sintácticas de expresiones simbólicas. En principio, esto ya es posible. Sin embargo, la comunidad científica de la inteligencia artificial pasó cerca de medio siglo tratando de hacer este trabajo y, la verdad, no llegó demasiado lejos. El cerebro nos sugiere que usando grandes vectores de actividad neuronal que tienen efectos causales directos en otros grandes vectores de actividad neuronal es una forma mucho mejor de desarrollar inteligencia, sobre todo si lo que quieres es que aprenda de los datos en lugar de programar a mano absolutamente todo.Si las máquinas pueden llegar a tener sentimientos,
¿no puede llegar a ser un problema si desarrollan preferencias y trabajan de forma diferente dependiendo de quién maneje la máquina o de para quién sean los resultados?
Eso podría pasar. Sería un problema que nos resultaría muy familiar porque es exactamente como ocurre con las personas. Puede ser un inconveniente, pero es posible vivir con él.
2001: Una odisea del espacio popularizó la idea de máquinas fuera de control que pueden llegar a competir con los seres humanos por el poder. ¿Esto podría ocurrir?
Creo que estamos muy lejos de eso. Todavía tenemos mucho tiempo por delante para pensar sobre eso y comprenderlo mejor. Pero me parece que tiene sentido que alguien se ponga a pensar en estas cosas ya, y lo mejor sería que lo hiciesen expertos que comprendan realmente la tecnología actual, no sólo filósofos.Me gustaría que usted hiciera un ejercicio de imaginación.
¿Cuáles serán las aplicaciones más rompedoras y sorprendentes de la IA que se puede usted imaginar en el futuro?
Creo que la aplicación más importante será algo que no le ocurre a la mayoría de la gente: la IA cambiará radicalmente las sociedades humanas dándonos un conocimiento muchísimo más profundo de la naturaleza del ser humano. Creo que la visión de que la inteligencia se trata sólo de razonar y de que ese razonamiento es sólo un símbolo interno de manipulación es completamente erróneo. Creo que la intuición es mucho más importante que el razonamiento y la intuición está basada en analogías, no en inferencias lógicas. El deep learning (o aprendizaje profundo) está empezando a revelar cómo funciona la intuición.
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GREG CORRADO: "LAS MÁQUINAS TENDRÁN QUE ENTENDER LAS EMOCIONES DEL QUE LAS USA"
VIRGINIA HERNÁNDEZ @vir_hernandez
Pasa más tiempo de lo que cree con Greg Corrado y sus compañeros. No en sentido literal, evidentemente, pero ellos están detrás de muchas de las herramientas de Google que cualquiera utiliza a diario. Corrado, neurocientífico computacional, nos habla de la deseable relación natural que debe buscarse entre hombres y máquinas desde el cuartel general de la compañía en Mountain View, en California.
Corrado es uno de los fundadores de Google Brain, el proyecto de investigación sobre inteligencia artificial de esta empresa tecnológica centrado en el deep learning o aprendizaje profundo. Cuando crearon este departamento en 2011, no sabían si llegaría a tener una aplicación práctica. Pero hoy se puede ver el fruto de su trabajo en herramientas como su popular buscador, el traductor o las respuestas automáticas que ofrece el servicio de correo Gmail que se asemejan a las que daría una persona.
¿Es la inteligencia artificial más cotidiana de lo que creemos?
Utilizamos constantemente IA gracias a los teléfonos inteligentes que todos llevamos en los bolsillos. Hace 15 años nos hubieran sorprendido muchas de las funciones y tecnologías que hoy damos por sentado. Por ejemplo, que las cámaras de nuestros teléfonos reconozcan objetos y personas, que las máquinas puedan entender discursos y traducirlos, que te ayuden en tus búsquedas o que haya coches autónomos. Todo esto es inteligencia artificial. Lo interesante es que, como ha sido gradual, se ha aceptado muy rápidamente y se ha convertido en algo familiar. No hace tanto que todo esto se hubiese visto como algo casi de ciencia ficción.
¿Por qué la gente piensa que es algo del futuro, de robots, películas y libros de ciencia ficción?
Muchas veces se confunde el aprendizaje de las máquinas con los robots, precisamente por esas idea preconcebidas que tenemos por las películas. Son dos áreas separadas entre las que hay colaboración, pero que no son lo mismo.
¿Cuáles son sus expectativas para un futuro próximo?
Creo que el progreso que estamos experimentando actualmente va a continuar durante cierto tiempo. Básicamente, la IA que tienen nuestros móviles será más inteligente y aparecerán nuevas funcionalidades y dispositivos. Hace poco tiempo sólo podías ver un reloj inteligente en el cine, no podías ir a una tienda y comprarlo. Estos dispositivos seguirán mejorando. Pero no creo que estemos en el camino de una aceleración mayor que ésta. Continuará el desarrollo que estamos viendo hasta ahora hasta que sea familiar para la mayor parte de la población.Cuando me desperté esta mañana leí los mensajes de mi móvil, revisé mi Gmail, vi cómo estaba el tráfico gracias a Google Maps, busqué información sobre usted para esta entrevista...
¿Qué uso de la inteligencia artificial de Google hice en apenas una hora?
Todo esto que me has citado tiene pequeñas partes de inteligencia artificial. La gente se hace a la idea de un solo objeto, no de algo que forme parte de un todo. No hay una única inteligencia artificial de Google, por ejemplo. El machine learning forma pequeñas partes en diversos programas, que pueden mejorar independientemente del resto.
¿Por qué la inteligencia artificial se ha convertido en el interés principal de todas las tecnológicas?
El objetivo de Google es tratar de ordenar la información para hacerla útil, y para eso es necesaria la inteligencia artificial. Tanto nuestra empresa como Amazon o Microsoft o cualquier otra tecnológica intenta encontrar la forma de hacer la tecnología útil y accesible para las personas. En todas estas compañías hay laboratorios de investigación cuya finalidad es llegar a las universidades y aportar conocimiento. Nosotros, por ejemplo, hemos desarrollado Tensorflow , una biblioteca de código abierto para el aprendizaje automático a través de un rango de tareas que puede utilizar cualquiera. Para mí no tiene sentido que las empresas tecnológicas trabajen de forma individual para afrontar asuntos importantes.
¿En qué consiste el trabajo de Google Brain?
Empezamos en 2011 como un proyecto de investigación sobre redes neuronales artificiales y machine learning , pero desconocíamos si esas tecnologías podían llegar a tener una aplicación práctica. Lo que hemos visto en estos ochos años es que funcionan muy bien y se han integrado en muchos de nuestros productos.
El algoritmo de IA Rankbrain -que no se centra sólo en las palabras de búsqueda sino que aprende de forma evolutiva con cada búsqueda- o el Google Neural Machine Traslation, que utiliza deep learning para que las traducciones sean más naturales, son sólo algunos ejemplos de cómo la inteligencia artificial nos puede ayudar a progresar. A veces nos permite mejorar productos ya existentes y otras, crear otros nuevos. Un ejemplo es la Smart Reply de Gmail, que sugiere respuestas cortas y rápidas gracias a redes neuronales. La tecnología será más eficiente, pero también más cercana.
¿De verdad los seres humanos nos estamos adaptando a estas tecnologías?
Esto debería ser lo más importante. Los seres humanos somos las criaturas más flexibles y adaptables del planeta. Pero los planteamientos para construir este tipo de sistemas tienen que girar en torno a ser útiles para las personas. Una de las áreas de investigación y desarrollo en la que se está invirtiendo mucho esfuerzo es en comprender cómo hacerlas intuitivas y naturales para los que utilicen estas herramientas. Personalmente creo que estas tecnologías serán una extensión de nuestras habilidades creativas.
¿Podrán las máquinas realmente aprender, sentir y pensar como nosotros?
Eso es un punto de vista filosófico que se aleja de mi formación como neurocientífico. No hay ninguna razón para decir que no podrían hacerlo, pero todavía no conocemos siquiera con detalle cómo funciona el cerebro humano. No creo que haya ningún intento serio de conseguir esto. Lo más probable es que se construyan máquinas que entiendan a los humanos y se relacionen con ellos. Que comprendan si estás frustrado con tu televisión y te ofrezcan otra cosa que te interese más. Que tengan emociones no me parece algo cercano, pero será muy valioso que puedan entender las emociones del que los usa.
¿Podremos superar el miedo y confiar en ellas?
Las máquinas cometen errores a veces, como también los cometemos nosotros. De lo que hay que asegurarse es de diseñar sistemas con un buen propósito, uno en el que podamos confiar y, a partir de ahí, hacer controles de calidad sobre su seguridad y comprobar si están cumpliendo los objetivos para los que se crearon. No importa de qué sistema se trate, la pregunta siempre debe ser
¿cuál es el valor para las personas?¿Cuál es para usted el gran logro de la inteligencia artificial en estos 60 años de investigación?
El gran anuncio para mí sería que las máquinas han podido incorporar el sentido común. En el caso de mi trabajo, que nuestro buscador sepa entender realmente qué es lo que pretende encontrar la persona.Aunque después de esta conversación pueda resultar chocante,
¿cuál es su película o libro de ciencia ficción de cabecera?
Hacer esta pregunta a alguien que trabaja en inteligencia artificial es como preguntarle a un arqueólogo si le gustan las películas de Indiana Jones. Supongo que los arqueólogos habrán disfrutado de estas películas, aunque no tengan nada que ver con su trabajo. A mí me encantaban las películas de Star Wars y, por supuesto, R2-D2 y C-3PO. No estamos ni cerca de eso, pero será impresionante si lo conseguimos dentro de... 150 años. Y, sí, me gustaban mucho los libros de Isaac Asimov. Algo muy útil de la ficción y de la ciencia ficción es que nos permite imaginar y especularsobre el futuro.
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UN ASTRONAUTA EN PRÁCTICAS
TERESA GUERRERO @teresaguerrerof
Pesa cinco kilos, tiene el tamaño de una pelota grande, vuela de forma autónoma y este verano comenzará a hacer prácticas como astronauta. Hablamos de CIMON, el primer robot con inteligencia artificial que viajará al espacio.
El próximo junio será enviado a la Estación Espacial Internacional (ISS), donde se estrenará como ayudante del alemán Alexander Gerst, astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA). Desarrollado por el Centro Aeroespacial de Alemania (DLR, por sus siglas en alemán) en estrecha colaboración con varias empresas. CIMON (de Crew Interactive Mobile Companion) puede ver, oír, hablar y entender. También es capaz de aprender, pero no de forma autónoma. Un humano tiene que enseñarle.
Según explica Till Eisenberg, jefe del proyecto CIMON en Airbus, la compañía que lo ha diseñado y construido, este ingenio robótico de forma casi esférica ha sido concebido para ayudar a la tripulación a realizar sus tareas y reducir sus niveles de estrés. "Se mueve a una velocidad de un metro por segundo, que es bastante lento pero comparable a la del movimiento normal de un miembro de la tripulación", añade el ingeniero.
El objetivo de este experimento será testar por primera vez cómo cooperan los humanos con máquinas inteligentes. Por ejemplo, CIMON permitirá que los astronautas tengan las manos libres mientras realizan sus procedimientos o llevan a cabo reparaciones de componentes. En lugar de consultar un ordenador, podrán pedirle que les muestre o lea los documentos o instrucciones que necesiten.
Según explica en un comunicado Christian Karrasch, jefe del projecto CIMON en el Centro Aeroespacial Alemán, usaron la tecnología de impresión 3D durante todo el proceso de fabricación de la estructura, compuesta de metal y plástico. Los trabajos comenzaron en 2016. "Hemos implementado este experimento en muy poco tiempo. Pretendemos que muestre hasta qué punto se puede ayudar a los astronautas en los trabajos que realizan en el módulo Columbus de la ISS y liberarles, sobre todo, de las tareas rutinarias. Idealmente, los astronautas podrán usar su tiempo mejor y de una forma más eficaz", asegura.
Pero, sobre todo, precisa Plaza, "la mayor oportunidad vendrá de la capacidad de las IA de asumir funciones de poco valor añadido, lo que nos dejará tiempo a las personas para otro tipo de tareas más cualificadas y gratificantes".
Aunque la IA ya ha comenzado a incorporarse a algunas empresas con éxito, su impacto en el mundo del empleo es todavía muy incipiente, pero todo apunta a que en los próximos años provocará una auténtica revolución en las compañías y, por tanto, en el mercado laboral.
UN ROSTRO "HUMANO"
En 2011, Robonauta (R2) se convirtió en el primer robot humanoide en viajar al espacio. La cabeza y el torso de este androide de la NASA estaban llenos de sensores, procesadores y potentes cámaras, pero no estaba dotado de inteligencia artificial. El aspecto de CIMON es bastante diferente. No es un robot humanoide, pero sí tiene una cara humana. Sus 32 centímetros de diámetro le permiten llevar incorporada una pantalla de ocho pulgadas, lo suficientemente grande como para mostrar un rostro completo, un elemento importante desde el punto de vista psicológico, ya que una de sus funciones será hacer compañía a los astronautas.
Su boca es un altavoz que puede usar para hablar o poner música y cuenta con siete micrófonos que le permiten oír y detectar de dónde vienen los sonidos. Sus ojos son dos cámaras y lleva varias más que le permiten, entre otras funciones, reconocer las caras de los tripulantes y grabar para documentar lo que allí ocurre. Asimismo, CIMON cuenta con sensores para medir las distancias y evitar chocar con objetos, paredes o personas.
El robot lleva incorporado el sistema de IA Watson, desarrollado por la compañía IBM, que le permite hablar y aprender, mientras que investigadores del Hospital Universitario Ludwig-Maximilian de Múnich supervisan los aspectos relacionados con el sistema de asistencia. "Nuestros estudios muestran que estar expuesto a la microgravedad durante un tiempo puede afectar significativamente al sistema inmune de un astronauta. El estrés es uno de los principales factores. Como compañero y ayudante, CIMON podría ayudar a los tripulantes con sus experimentos y tareas de mantenimiento, reduciendo su exposición al estrés", asegura Judith-Irina Buchheim, del Hospital Ludwig-Maximilian. Y es que las tareas extenuantes suelen ser menos difíciles si se hacen en compañía.
Por otro lado, sistemas como CIMON tienen un gran potencial de aplicaciones en la Tierra. Además de ayudar a ingenieros, médicos o investigadores a realizar su trabajo, pueden trabajar como asistentes de personas ancianas o enfermas.
MEDIADORES EN CONFLICTOS
Volviendo al espacio, los sistemas de IA podrían resultar especialmente útiles en futuras misiones de larga duración. Por ejemplo, contribuirían a solucionar los problemas técnicos que aparecieran en un viaje tan largo y complejo como será una expedición a Marte, o mediar en los conflictos que surgiesen entre los tripulantes, recluidos en una nave espacial durante muchos meses.
Pero algunos científicos, como el astrofísico británico Martin Rees, de la Universidad de Cambridge, van más allá y consideran que la única forma de explorar planetas fuera del Sistema Solar (exoplanetas) será enviando sistemas de IA capaces de superar los límites físicos de los humanos. Ninguna persona viviría lo suficiente como para viajar durante siglos o milenios para comprobar si alguno de los exoplanetas que reúnen las condiciones para tener vida albergan algún organismo.
Álvaro Giménez Cañete, profesor de investigación del CSIC y ex director de Ciencia y Robótica de la Agencia Espacial Europea (ESA), cree que "la exploración del Sistema Solar, tanto de planetas como de lunas alrededor de ellos", se hará fundamentalmente con misiones robóticas. "La llegada a Marte requiere solventar problemas serios como el efecto de la radiación en la salud, y no creo que sea posible antes de unos 20 años. Las misiones robóticas, sin embargo, pueden llegar sin problemas y preparar el acceso humano".
"La eficacia de estas misiones se verá muy beneficiada por robots que incorporen IA para desarrollar sus actividades, tanto durante el viaje como en la superficie del planeta. Lo mismo será válido para mundos más alejados, especialmente las apasionantes lunas de los planetas gigantes. Así será posible la toma de decisiones de forma autónoma, sin el problema del retraso en la comunicación con la Tierra. Posteriormente, cuando sean posibles las misiones de exploración humana, los equipos dotados de inteligencia artificial serán imprescindibles como acompañantes, permitiendo la optimización de las tareas a desarrollar por los astronautas", describe el astrofísico.
Según detalla, "la ESA no desarrolla directamente proyectos de inteligencia artificial, pero los promociona haciendo estudios preparatorios, llamadas de interés a grupos de investigación en los países miembros y haciéndose eco o probando desarrollos realizados por las agencias nacionales".
El astronauta Pedro Duque, por su parte, se muestra cauto a la hora de valorar el potencial de estos sistemas en la exploración espacial pues, "de momento, los sistemas de IA se dedican a determinadas tareas" y "no se vislumbra la aparición aún de sistemas en los que podamos confiar como lo hacemos con los humanos. Antes de usar sistemas que tengan implicaciones en seguridad tenemos que hacer múltiples ensayos en condiciones reales".
Como ejemplo, pone los ensayos que desde hace muchos años se están realizando con los sistemas de conducción automática de coches: "Cuanto más complejas son las condiciones, hacen falta más ensayos en los que el sistema funcione bajo supervisión de alguna persona especialista", señala. Del mismo modo, Duque, que ha viajado dos veces al espacio, cree que "la exploración de cuerpos celestes seguramente se iniciará con astronautas que llevarán algún sistema de IA en pruebas y, al cabo de muchos viajes, quizá estemos en condiciones de dejarlos solos, ¿por qué no?", reflexiona.
Como astronauta, ¿qué le parecería tener un compañero como CIMON? "Es un primer paso en el que la IA se utiliza únicamente para descifrar comandos en lenguaje natural. Seguramente conseguiremos en el futuro muchísima mayor capacidad de proceso local, y podremos añadir interacción real y más conversación, como tenía HAL 9000", señala en referencia a la supercomputadora de 2001: Una odisea del espacio.
"En este sentido, lo que realmente ayudaría sería tener sistemas inteligentes con acceso a los comandos y sensores de la nave, como en las películas. Por ejemplo, decir: 'HAL, cierra la escotilla', y que HAL la cierre, compruebe la estanqueidad, reporte en caso de fallo y, de paso, sea capaz de avisarte si no conviene cerrarla", dice Duque, que asegura que, por ahora, prefiere seguir teniendo colegas de carne y hueso haciendo las tareas más importantes. "De momento, prefiero cerrarme la escotilla yo o que lo haga un compañero profesional, si la vida me va a ir en ello. Ya vimos cómo acabó lo de HAL".
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¿Podremos lograr que las computadoras presientan nuestra muerte?
De las muchas pequeñas humillaciones que se le acumularon a un joven oncólogo durante su último año de beca, quizá esta haya sido la más extraña: al parecer, un gato blanco con negro, de 2 años, llamado Oscar tenía una mayor capacidad que muchos médicos para predecir el momento en que fallecerían los pacientes con enfermedades terminales. La historia, sorprendentemente, se publicó en The New England Journal of Medicine en el verano de 2007. El equipo médico adoptó a Oscar cuando aún era una cría y este se volvió el rey de uno de los pisos del geriátrico Steere House en Rhode Island. Cuando el gato olfateaba el aire, estiraba el cuello y se acurrucaba junto a un hombre o una mujer, era señal inequívoca de una muerte inminente. Los médicos entonces llamaban a los familiares para que hicieran una última visita. En el transcurso de los años, el gato se acurrucó junto a cincuenta pacientes. Cada uno de ellos falleció al cabo de un corto tiempo.
Nadie sabe cómo fue que el gato adquirió estas extraordinarias capacidades para oler la muerte. Quizá la nariz de Oscar aprendió a detectar un olorcillo especial a muerte: por ejemplo, los químicos que liberan las células al morir. Quizá había otras señales indescifrables. En un principio yo no lo creía por completo, pero la perspicacia de Oscar fue corroborada por otros médicos que vieron al gato profético en acción. Tal como escribió el autor del artículo: “Nadie se muere en el tercer piso a menos que Oscar le haya hecho una visita y se haya quedado un rato”.
La historia cobró mayor interés para mí el verano pasado, pues había estado tratando a S., un fontanero de 32 años que padecía cáncer de esófago. Había respondido bien a la quimioterapia y la radiación y habíamos extirpado su esófago quirúrgicamente sin dejar rastro detectable de células malignas en su cuerpo. Una tarde, a pocas semanas de haber finalizado su tratamiento, mencioné con sumo cuidado el tema de los cuidados durante los últimos días de vida. Por supuesto, le dije a S., nuestro objetivo era la cura, pero cabía una pequeña posibilidad de que hubiera una recaída. Tenía esposa, dos hijos y una madre que lo había llevado cada semana a la sala de quimioterapia. Tal vez, sugerí, podría sostener una conversación sincera con su familia respecto a sus objetivos.
Pero S. objetó. Se volvía más fuerte cada semana. La conversación estaba destinada a ser una molestia, como él la describió con su marcado acento bostoniano. Tenía esperanzas y ya no había cáncer. ¿Para qué echar a perder la celebración? Acepté a regañadientes; era poco probable que regresara el cáncer.
Cuando se presentó la recaída fue una avalancha implacable. A los dos meses de haber sido dado de alta del hospital, S. regresó a verme con dos brotes de metástasis en el hígado, los pulmones y, lo que no era nada común, en los huesos. El dolor causado por dichas lesiones era tan fuerte que solo dosis muy elevadas de analgésicos podían calmarlo y S. pasó sus últimas semanas de vida en un estado casi comatoso, incapaz de reconocer la presencia de su familia alrededor de su cama. Al principio, su madre me rogaba que le aplicara quimioterapia y luego me acusó de haber engañado a la familia respecto al diagnóstico. Yo permanecí en silencio por la vergüenza: yo sabía que los médicos tenemos un pésimo registro en cuanto a nuestra capacidad para predecir cuáles de nuestros pacientes morirán. La muerte es nuestra principal caja negra.
En un estudio dirigido por investigadores del University College de Londres y practicado en más de 12.000 pronósticos de vida de pacientes con enfermedades terminales, los aciertos y los fallos eran muy variados. Algunos médicos hacían predicciones muy precisas. Otros calculaban los fallecimientos con diferencias de hasta tres meses menos; pero había quienes calculaban la misma cantidad de meses de más. Incluso en la oncología, había subculturas de los peores errores: en una historia, muy probablemente apócrifa, un médico tratante de leucemia fue descubierto administrando quimioterapia intravenosa a un hombre cuyo monitor de la unidad de cuidados intensivos indicaba que ya tenía tiempo de haber fallecido.
Pero ¿qué pasaría si un algoritmo pudiera predecir la muerte? A finales de 2016, Anand Avati, un estudiante graduado del Departamento de Ciencias Computacionales de Stanford, junto con su pequeño equipo de la Facultad de Medicina trataron de “enseñarle” a un algoritmo a identificar pacientes con altas probabilidades de fallecer dentro de un periodo determinado. “El equipo de cuidados paliativos del hospital tenía un reto”, me comentó Avati. “¿Cómo podríamos encontrar pacientes que se encontraran a tres o doce meses de morir?” Esta ventana era “el punto óptimo de los cuidados paliativos”. Un tiempo que superara los doce meses podría agotar los limitados recursos innecesariamente, al ofrecer demasiados cuidados, demasiado pronto; por el contrario, si la muerte ocurriera en menos de tres meses a partir de su predicción, no habría una preparación real para el fallecimiento: serían muy pocos cuidados, suministrados demasiado tarde. Avati sabía que ubicar a los pacientes en el reducido periodo óptimo les permitiría a los médicos echar mano de sus recursos de una manera mucho más apropiada y humana. Y, si el algoritmo funcionaba, los equipos de cuidados paliativos se sentirían aliviados al no tener que buscar en los registros de forma manual a quienes podrían beneficiarse de ello.
Avati y su equipo identificaron a 200.000 pacientes que podrían ser objeto de estudio. Los pacientes padecían todo tipo de enfermedades: cáncer, enfermedades neurológicas y deficiencias cardiacas o insuficiencia renal. La idea clave del equipo era utilizar los registros médicos del hospital como una especie de máquina del tiempo. Un hombre falleció en enero de 2017, por ejemplo. ¿Qué pasaría si pudiéramos retroceder en el tiempo hasta el “punto óptimo de cuidados paliativos” (la ventana entre enero y octubre de 2016, cuando los cuidados habrían sido más efectivos)? Pero Avati sabía que para encontrar ese punto en el caso de un paciente determinado muy probablemente tendrías que reunir y analizar información anterior a ese periodo. ¿Sería posible reunir información acerca de este hombre durante el periodo previo a la ventana de tiempo que le permitiría a un médico predecir su fallecimiento en ese periodo de tres a doce meses? Y ¿qué clase de información podría enseñarle a dicho algoritmo a hacer las predicciones?
Avati obtuvo registros médicos que ya habían sido codificados por los médicos del hospital: el diagnóstico del paciente, la cantidad de tomografías realizadas, la cantidad de días de estancia en el hospital, los tipos de procedimientos realizados y las recetas médicas. La información era limitada (no había cuestionarios, conversaciones ni olfateo de químicos), pero era objetiva y estandarizada entre los pacientes.
Se introdujeron estos registros en la llamada red neural profunda, una especie de arquitectura de software llamada de esa forma debido a que se cree que puede imitar la forma en la que se organizan las neuronas en el cerebro. El objetivo del algoritmo era ajustar los pesos y fuerzas de cada segmento de información con el fin de generar un indicador de las probabilidades de que un paciente pudiera fallecer dentro de un periodo de tres a doce meses.
El “algoritmo de la muerte”, como podríamos llamarlo, digirió y absorbió la información de cerca de 160.000 pacientes a modo de entrenamiento. Una vez que ingirió toda la información, el equipo de Avati lo puso a prueba con los 40.000 pacientes restantes. El algoritmo funcionó sorprendentemente bien. El índice de falsa alarma era muy bajo: nueve de cada diez pacientes que se había predicho que fallecerían entre tres y doce meses murieron en ese periodo. El 95 por ciento de los pacientes a quienes el programa les había asignado pocas probabilidades de fallecer sobrevivieron más de doce meses. (La información que utilizó este algoritmo podrá depurarse ampliamente en el futuro. Se podrán incluir los resultados de laboratorio, las tomografías, las anotaciones de un médico o la propia evaluación de un paciente, y así aumentar su poder predictivo).
¿Qué es exactamente lo que el algoritmo “aprendió” acerca del proceso de morir? Y, a su vez, ¿qué puede enseñarles a los oncólogos? Esa es la trampa de un sistema de aprendizaje tan avanzado: aprende, pero no puede decirnos cómo lo hizo; asigna probabilidades, pero no puede expresar el razonamiento que hay detrás de dicha asignación. Al igual que un niño que ha aprendido a andar en bicicleta por ensayo y error se encogerá de hombros y se marchará al pedirle que exprese las reglas que le permitieron hacerlo, el algoritmo nos mirará impávido al preguntarle el porqué. Al igual que la muerte, es otra caja negra.
Con todo, al husmear en la caja para analizar casos particulares, es posible ver patrones esperados e inesperados. Un hombre al que se le asignó una puntuación de 0,946 falleció en unos cuantos meses, como se había predicho. Había padecido cáncer de vejiga y de próstata, se le habían practicado veintiuna tomografías y había estado hospitalizado sesenta días (toda esa información fue interpretada por el algoritmo como señal de muerte inminente). Pero al parecer se dio gran relevancia al hecho de que las tomografías eran de su columna y de que se había colocado un catéter en su espina dorsal, características que mis colegas y yo no habríamos sabido reconocer como predictores de muerte (más tarde supe que una tomografía de la médula espinal tenía más probabilidades de identificar cáncer en el sistema nervioso, una ubicación mortal para la metástasis).
Para mí es muy difícil leer acerca del “algoritmo de la muerte” sin pensar en mi paciente S. De haber estado disponible una versión más sofisticada del algoritmo, ¿lo habría utilizado en ese caso? Por supuesto. ¿Habría sido posible que ello hubiese dado pie a la conversación de los últimos días de vida que S. jamás sostuvo con su familia? Sí, pero no puedo sacudirme cierta incomodidad inherente al pensamiento de que un algoritmo pueda comprender los patrones de mortalidad mejor que los humanos. ¿Y por qué un programa como ese ─sigo preguntándome─ parece mucho más aceptable cuando viene dentro de una caja de pelo blanco y negro que en lugar de emitir resultados de probabilidades se acurruca junto a nosotros con las patas retraídas?
Siddhartha Mukherjee es autor del libro “The Emperor of All Maladies: A Biography of Cancer” y su publicación más reciente es “The Gene: An Intimate History”.
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OSCARS 2016: LEIGH, MARA, MCADAMS, VIKANDER & WINSLET
Hay varias caras nuevas en esta categoría. Esta es la primera nominación para Jennifer Jason Leigh, Rachel McAdams y Alicia Vikander. Para Rooney Mara, es su segunda. La veterana Kate Winslet consigue su séptima nominación, una de las cuales acabó en galardón en 2009. Analizemos las carreras de estas mujeres, y los papeles que les han llevado a luchar por el Oscar.
Jennifer Jason Leigh: Los odiosos ocho
Puede que sea nueva en los Oscar, pero Jennifer Jason Leigh tiene años de experiencia a sus espaldas. Este año, puede que hayáis oído su voz (sí, sólo su voz) si habéis visto la nominada a Mejor Película de Animación Anomalisa. También puede que la recordéis de Synecdoche, New York (2008), Aquí y ahora (2013) o su papel recurrente en Revenge (2012) y Weeds (2009-2012).
En la octava película de Tarantino, Leigh interpreta a una mujer que todos buscan. Daisy Domergue, o simplemente La Prisionera, ha sido capturada por John Ruth “El Verdugo” (Kurt Russell) y va a ser entregada a la justicia en Red Rock por un precio de diez mil dólares.
Aunque Daisy sea el centro de la trama, podríamos estar hablando de un suculento premio. Hace algún comentario sarcástico, la pegan y hablan de ella. Podría haberse hecho lo mismo con un objeto. Pero aunque este sea mi mayor problema con la película, que trata sobre hombres dominando, capturando, asesinado, pegando y salvando mujeres, Leigh hace su papel bastante bien.
Daisy sabe más que el público en todo momento, eso es obvio por su sonrisa juguetona y su comportamiento temerario. Esta es una mujer que va a ser colgada y no le preocupa lo más mínimo. También es maliciosa, y se divierte jugando con su captor y con el resto de personas a su alrededor. Y, si John Ruth la pega, no parece que le importe durante mucho rato. Tiene motivación y un carácter fuerte, y podemos ver humanidad en ella, aunque sea a través de una densa capa de psicopatía.
Leigh está genial en su papel, aunque la película le haga un papel mínimo, menos importante que cualquiera de los hombres. Es divertida, algo loca, y hasta da miedo. Es, probablemente, lo mejor de la película, sobre todo en esa tedia media hora que el director podía haber cortado del nudo de la trama.
Rooney Mara: Carol
Rooney Mara es una de las tres jóvenes caras en esta categoría. Ya fue honrada con una nominación a Mejor Actriz Principal en 2012 por su papel en Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres (2011). Rooney Mara vuelve a los premios demostrando de nuevo su valía. Ha sido un año algo duro para ella después de las críticas que recibió por Pan (2015), película en la cual interpretaba a un personaje que debía ser indio americano y por lo que tanto ella como la película fueron acusados de “blanquear” (whitewashing) personajes de color. Pero este año, Mara también ha hecho uno de sus mejores papeles en Carol.
En esta pieza de época, Mara interpreta a la dulce e inocente Threse Belivet, una chica que vive momentos confusos en su vida después de conocer a Carol (Cate Blanchett). Therese es una dependienta, pero quiere ser fotógrafa. Therese tiene novio, pero se siente irremediablemente atraída por una misteriosa mujer mayor que aparece en la tienda donde ella trabaja. Gracias a Carol, Therese se arriesga y descubre que prefiere las mujeres a los hombres. Pero eso cambiará su vida, y la de Carol, para siempre.
La película, basada en la novela de Patricia Highsmith El precio de la sal, muestra a Therese como una joven mujer tímida, que no está del todo segura de quién es. Se siente atraída por el misterioso carácter de Carol y la promesa de una vida más real. Pero Therese es ingenua, y no sabe realmente lo dura que es la vida. Debe pasar, por primera vez, por el sufrimiento y el dolor del amor prohibido.
La actuación de Rooney Mara es una delicia, no hay otra manera de decirlo. Therese no podría ser más diferente de Lisbeth Salander (Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres), pero Mara es capaz de meterse en ambos papeles fácilmente, interpretándolos a la perfección. Su Therese es vulnerable, dulce y, sobre todo, generosa. Y aunque su inocencia e ingenuidad a veces son molestos, no puedes creer que la chica detrás de Therese sea la misma que Lisbeth.
Rachel McAdams: Spotlight
Tal vez recordéis a Rachel McAdams de comedias románticas como El diario de Noa (2004), Chicas malas (2004) o Todos los días de mi vida (2012). Pero la chica que fue el interés romántico de Channing Tatum, Ryan Gosling o Robert Downey Jr., lleva años haciéndose un lugar en la industria. En 2011, apareció en Midnight in Paris, estuvo en la To the Wonder (2012) de Terrence Malick y puede que la hayáis visto en la última temporada de True Detective.
McAdams interpreta a Sacha Pfeiffer, una reportera del The Boston Globe, parte del equipo Spotlight, que investiga la ocultación del abuso sexual de niños por parte de la Iglesia católica en Massachusetts. Sacha es inteligente y dedicada, sensible y decidida. Esta la más humana del equipo.
Personalmente, McAdams es mi favorita en la película. Su personaje es el más cercano, y el más amable. McAdams se mete en la piel de Sacha con facilidad, incluso en sus momentos más difíciles. Hay que destacar la escena, por ejemplo, en la que entrevista una de las víctimas, probablemente la más poderosa en toda la película.
McAdams parece acabar de empezar, aunque ya tiene varias grandes películas a sus espaldas. Pero tiene mucho potencial, y creo que puede hacer lo que quiera en los próximos años, con suerte en una película en la que realmente pueda brillar, sin un cast tan abundante.
Alicia Vikander: La chica danesa
Alicia Vikander puede que sea la cara más nueva en los premios, pero también la más brillante. Casi nadie conocía su nombre en 2011, cuando trabajaba en su Suecia natal, pero rápidamente se ha hecho un hueco en Hollywood. Después de interpretar a la dulce Kitty en Anna Karenina (2012), no ha parado de trabajar. En 2015, pudimos verla en Ex Machina, Operación U.N.C.L.E., La chica danesa y Burnt. Y es sólo el principio.
Antes de analizar su papel en La chica danesa, debemos hablar sobre su injusta falta de nominación por Ex Machina. Vikander ha interpretado dos grandes papeles este año, y merece una nominación por ambos. En La chica danesa, su personaje es claramente la protagonista, junto a Redmayne, y la película se centra en ella. ¿Por qué no fue nominada a Actriz Principal? Porque los productores decidieron que tenía una mayor oportunidad de ganar como Actriz Secundaria. Debido a esto, Vikander perdió su merecida nominación a Mejor Actriz Secundaria por Ex Machina, ya que la Academia no permite que una persona sea nominada dos veces en la misma categoría de actuación.
En La chica danesa, Vikander interpreta a Gerda Wegener, la mujer de Einar Wegener (Eddie Redmayne). Es una pintora, igual que su marido, y ambos viven feliz y tranquilamente en Copenhague hasta que Einar descubre que se identifica como mujer, y comienza a vestirse con ropa femenina y a acudir a doctores sobre su “condición”, lo que finalmente le lleva a convertirse en Lili Elbe.
Gerda Wegener es una amante esposa que apoya a su marido a través de toda la experiencia, a veces insegura, a veces dolida, pero siempre ayudándole. Es alegre y optimista, tiene mucho talento y no es lo suficientemente apreciada. Todo cambia cuando empieza a pintar a Lili y sus retratos se hacen famosos.
Vikander interpreta uno de los papeles más potentes del año. Gerda está atravesando una experiencia compleja, y tiene muchos momentos de dolor, sufrimiento y dudas. Vikander es capaz de interpretar fielmente a Gerda (al menos, fiel al libro y guión), dándole fuerza y un espíritu guerrero. Es muy convincente, y la audiencia se identifica con ella, ya que la película está enfocada desde su punto de vista.
Kate Winslet: Steve Jobs
No es necesario presentar a Kate Winslet, ya que es un nombre reconocido internacionalmente. Una estrella en alza en Sentido y sensibilidad (1995) o Titanic (1997), la hemos visto crecer en películas icónicas como Olvídate de mí (2004), El lector (2008), Revolutionary Road (2008) y ahora Steve Jobs (2015).
En Steve Jobs, Kate Winslet interpreta a Joanna Hoffman, ejecutiva de marketing en Apple y, sobre todo, confidente de Steve Jobs en los momentos más duros de su vida. Joanna era una de las únicas personas capaces de razonar con Steve Jobs, un hombre muy difícil en su vida social. Llegó a ganar dos años el satírico premio a “persona que más ha hecho frente a Steve Jobs” en Apple.
Hoffman es la humanidad de Steve Jobs. Es buena en su trabajo, pero es aún mejor haciendo que Jobs se dé cuenta de cómo se comporta en su vida privada, con su hija, con sus amigos. En una película que realmente trata sobre Jobs y su hija más que sobre su carrera, Hoffman es la que nos muestra al hombre detrás del cerebro.
Winslet es la conexión con la humanidad de la película, y ¡vaya si consigue establecer la conexión! Winslet siempre es capaz de interpretar vulnerabilidad, dulzura y sentimiento, pero en está película es dura y amable, cariñosa y firme, siempre cuando Jobs lo necesita.
¿Quién debería ganar?
En cualquier otro año, sería una dura lucha entre Rooney Mara y Kate Winslet, ambas magníficas, pero Alicia Vikander simplemente las supera. Debería haber estado nominada a Actriz Principal, pues la categoría se le queda pequeña. Es perfecta, y no hay manera de negarlo.
¿Quién ganará?
Sería sorprendente si Alicia Vikander no ganara. Puede haber perdido en los Globos de Oro y los BAFTA, pero hay que considerar lo siguiente: en estos premios, estuvo nominada a Mejor Actriz Principal por La chica danesa, y no tuvo nada que hacer contra Brie Larson. En Mejor Actriz Secundaria, estaba nominada por Ex Machina, un pequeño (aunque magnífico) papel que no podía vencer a Kate Winslet. Pero en los Oscar, como en los SAG y los Critics’ Choice, ganará.
Y muy pronto: Mejor Actor Principal.
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