#poema de dulzura
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Hoy
Hoy es un suspiro en el viento, un instante que se escapa entre los dedos, un sol que alumbra con la promesa de un mañana aún por escribir.
Hoy es la risa que rompe el silencio, la brisa que acaricia la piel cansada, el café que huele a nuevas oportunidades, el abrazo que se da sin esperar.
Hoy es el lienzo blanco de la esperanza, donde cada paso marca un nuevo destino, y en el eco de las calles y los corazones, resuenan las historias que aún no se han contado.
Hoy es todo lo que somos, el reflejo fugaz en el espejo del tiempo, un canto a la vida que se repite en cada respiro que damos.
Hoy, simplemente hoy, es un regalo que se nos ofrece y un reto que enfrentamos, con los ojos abiertos y el alma despierta.
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Amor
He aceptado tu amor, como la luna acepta la noche, sin preguntas, sin dudas, solo siendo lo que es. Es un río tranquilo que fluye sin esfuerzo, que me abraza, me transforma, me lleva en su curso.
No busco entenderlo, ni medir sus fronteras, solo dejo que crezca, que me envuelva entera. He aceptado tus silencios, tus gestos y tus miedos, como parte de la danza, como parte del fuego.
Tu amor no es perfecto, pero en su imperfección he encontrado la paz, el refugio, la canción. He aprendido a soltar, a no necesitar más, que el simple hecho de estar, de mirar y de amar.
No hay condiciones, no hay promesas vacías, solo el aquí, el ahora, las pequeñas alegrías. Acepto tu amor, y en su verdad me quedo, como quien encuentra un hogar en medio del viento.
Así, sin resistencias, sin anhelos en el alma, he aceptado tu amor, y en él encuentro mi calma.
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Argentina
Argentina, tierra de cielos tan vastos, donde el sol se posa sobre la pampa infinita, y el viento susurra historias de gauchos que cabalgan en el alma de tu gente bonita.
Tus montañas, altivas y serenas, se abrazan con la niebla de los Andes, mientras el río Paraná murmura secretos que sólo conocen los siglos de tu gente amante.
Tus campos verdes se visten de cosecha, y el tango se danza en cada rincón del corazón, en cada paso, en cada abrazo, una pasión que late fuerte, sin condición.
De Buenos Aires a la Patagonia, de Salta a Ushuaia, en su rincón frío, todos los caminos llevan a tu abrazo, y a tu mirada de esperanza y desafío.
Argentina, patria de voces y sueños, de luchas, de risas y de canciones, tu pueblo, como el mate que se comparte, es uno solo, vibrante en mil corazones.
Bajo el cielo azul o las lluvias del sur, tu tierra nunca olvida lo que fue, y aunque el viento traiga sombras o dudas, siempre hay un faro que te guía, mi fe.
Argentina, inmensa y libre, tus raíces son más fuertes que el olvido, y en cada rincón, en cada calle, tu nombre se canta, se lleva y se vive, querido.
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Dulzura dorada
Tus labios, un manjar que endulza el tiempo, suave néctar que embriaga mi ser, son ríos de miel, un divino aliento, el refugio donde quiero renacer.
Tu rostro, un lienzo de luz perfecta, obra maestra que el cielo pintó, con cada sonrisa, mi alma conecta, es la belleza que siempre soñó.
Y ese cabello, oro que danza al viento, hilos del sol que caen sin temor, una cascada de eterno movimiento, donde se enreda mi fiel corazón.
Tu amor, un fuego que nunca se apaga, es llama pura, constante y total, incondicional, como el alba que abraza, la esencia misma de lo celestial.
Eres un sueño del que no despierto, la melodía que calma mi andar, en tus ojos hallo el universo, y en tu abrazo, el mundo que quiero habitar.
Oh, dulce amor, joya de mi vida, gracias por ser mi faro y mi sol, por darme todo, sin medida, por ser mi todo, mi amor, mi razón.
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El Milagro de Nosotros
Eres mi refugio, mi calma, mi abrigo, la chispa que enciende mi oscura razón, contigo aprendí que amar es el signo más puro y eterno de mi corazón.
En tus ojos encuentro paisajes enteros, mares tranquilos y cielos sin fin, y en tus manos, los lazos sinceros que atan mi vida a un único jardín.
Nuestra risa es el eco de estrellas danzantes, nuestra unión, un milagro que el tiempo bendijo, somos versos escritos en labios amantes, un pacto sin fin, un eterno cobijo.
Cada día contigo es un mundo distinto, un regalo perfecto, un nuevo amanecer, y en tu amor infinito mi alma presiento que todo es posible si tú estás en él.
Amo tu voz, susurro que me alivia, amo tu fuerza, tan suave y real, amo la forma en que haces que viva en un sueño constante de amor celestial.
Es maravilloso el "nosotros" que somos, el arte sencillo de estar y querer, un amor que es más grande que todo el entorno, un fuego que nunca se deja vencer.
Así, con el alma desnuda te escribo, con todo el amor que en mi pecho guardé, y te juro que siempre, por siempre, te sigo, porque en ti hallé el mundo que siempre soñé.
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Equivocaciones y renacimientos
He caído mil veces, amor, en el abismo, tropezado en las sombras que me tendieron, he buscado respuestas en el egoísmo, y a veces, hasta me perdí, como tantos que fueron.
Mis errores son cicatrices en el alma, marcas que el tiempo no olvida ni cura, pero en cada caída, encontré la calma, porque aprendí a levantarme, pura.
Hubo momentos en que el dolor me abrazó, y la oscuridad parecía eterna, pero en mis luchas, el alma no se quebró, y en el fuego de mis miedos, nací nueva y tierna.
Las peleas con mi ser, las batallas perdidas, son las que me enseñaron a ser fuerte y valiente, y en las noches más frías y sin salidas, mi alma gritó por amor, por ser consciente.
Cada error fue una lección disfrazada, cada tropiezo, una semilla sembrada, y aunque el camino parecía incierto y enredado, fue mi alma herida la que nunca quedó derrotada.
Porque en la vida, amor, no hay victoria sin guerra, ni gloria sin sufrimiento, ni luz sin sombra, y aunque las caídas fueron parte de la tierra, es el levantarse lo que siempre asombra.
Hoy celebro mis fracasos y mis pérdidas, son las que me han forjado, las que me han hecho real, y en cada paso, aunque falte la guía, sé que soy más fuerte, más fiel, más total.
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Tus ojos y tu dulzura
Tus ojos negros, insondables abismos, donde el universo guarda su calma, son faros que alumbran todos mis abismos, refugios de amor que sostienen mi alma.
En ellos la noche despliega su encanto, un misterio que nunca quiero entender, pues perderme en su brillo, en su dulce manto, es vivir y morir, todo a la vez.
Tu dulzura, amor, es un bálsamo tierno, es el roce del viento en tardes doradas, es la miel que endulza lo más interno, la flor que florece en tierras calladas.
Tu belleza, amor, no tiene medida, no está en moldes ni en formas fugaces, es eterna, real, en cada herida, en cada sonrisa que en mi ser deshaces.
Y reina en mi corazón tu amor sincero, como un sol que nunca deja de arder, como un río que, firme y verdadero, me nutre, me envuelve y me hace creer.
Porque en tus ojos, en tu dulce esencia, he encontrado el hogar que tanto busqué, y en tu belleza que vence la ausencia, mi amor por ti siempre florecerá.
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El tiempo que nos abraza
El tiempo se detiene cuando estás conmigo, los días se vuelven un suspiro eterno, y en cada instante, amor, soy testigo de la magia que enciendes en mi universo.
Son divinos los momentos compartidos, pragmáticos, reales, pero llenos de fuego; en lo simple, tu amor queda encendido, y mi mundo se baña en su dulce reflejo.
Tu dulzura, amor, es un faro en la noche, un néctar que calma y a la vez desborda, y en tu belleza ardiente, sin reproche, mi alma encuentra la pasión que la conforta.
Te amo en lo pequeño y en lo infinito, en las risas furtivas, en los silencios profundos, en cada roce que torna bendito al tiempo que juntos hacemos fecundo.
Cada día contigo es un regalo sublime, un poema escrito en miradas y gestos, y aunque la vida nos mida y nos limite, nuestro amor es un río que rompe sus presos.
Porque en tu dulzura, tan cálida y cierta, y en tu ardiente presencia que todo lo llena, he encontrado un hogar donde nada me afecta, más que tu amor, mi divina condena.
Así pasamos los días, amor sin medida, donde el tiempo, rendido, nos deja vivir, y en cada momento, por más que se mida, tu belleza y dulzura vuelven a latir.
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Tardes de amor y mates al sol
La dulzura de la vida está en lo simple, en el fuego lento de un mate caliente, en tus ojos que ríen mientras el día se apaga y el sol nos pinta de dorado, lentamente.
Ahí estamos, vos y yo, tan cercanos, compartiendo el ritual de las tardes plácidas, la yerba que canta en manos hermanas, y el amor, que se queda a pesar de las páginas.
El sol ardiente se despide en el horizonte, y en su luz anaranjada veo tu reflejo; me pierdo en tu risa, tan libre y constante, que endulza la tarde como un eco perfecto.
Cada sorbo es un puente entre tus palabras, cada mirada, un refugio que arropa el alma, y aunque el tiempo avance, no importa nada, porque en esta quietud, todo se calma.
La brisa acaricia nuestros silencios, que no son vacíos, sino melodías, y en el ir y venir de los mates compartidos, celebramos la dulzura de estos días.
Así, las tardes se hacen eternas, bajo el cielo que arde y luego se duerme, y en tu amor, en el mate y en nuestras risas, la vida se muestra simple y ferviente.
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Mañanas de amor desmedido
Amanece, y el sol se cuela entre cortinas, despertando el susurro de un día nuevo, y ahí estás tú, con tu amor que ilumina, desbordando ternura en cada gesto.
El aroma del café danza en el aire, y en tu sonrisa encuentro mi calma, tu amor, como un río que nunca cesa, me llena de vida, me inunda el alma.
La mesa se viste con panes y risas, con frutas que saben a dulces promesas, y tus manos, suaves, tocan mi prisa, diciéndome al alma: "Aquí, todo empieza."
Cada sorbo, un poema sin palabras, cada mirada, un refugio infinito, y mientras el mundo afuera se alza, en tu amor desmedido, yo resucito.
Mañanas así, de cielos dorados, de besos furtivos entre platos y sueños, son la eternidad en instantes contados, el tiempo detenido por tus pequeños.
Amarte al amanecer, mi destino, compartir este festín de caricias y pan, porque en tus ojos veo mi camino, y en tus brazos, mi hogar, mi huracán.
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Mis Deseos Ardientes
El deseo arde en mi pecho, callado, como un fuego secreto que se enciende al verte, y cada noche, en tus brazos entregado, el mundo se desvanece, y solo tú me tienes.
Tus caricias, suaves como la lluvia en calma, dibujan en mi piel caminos de fuego y de ternura, y en tus besos encuentro la paz en mi alma, un refugio en tus brazos, mi amor, mi aventura.
Las noches de amor son un eco profundo, donde el tiempo se detiene y no importa el lugar, solo existimos tú y yo, en un segundo, donde el deseo se convierte en un mar.
Cuando la lluvia golpea las ventanas, y el mundo se moja bajo su manto gris, tus manos son la caricia que sana y mi cuerpo, tu abrazo, lo que siempre pedí.
En esos días, cuando el frío es más intenso, tu amor me envuelve, cálido y fiel, y cada caricia, cada gesto, tan inmenso, me recuerda que eres mi sol, mi laurel.
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Mi Locura
Cada vez que te veo, el sol se enciende, y el mundo, tan gris, de colores se viste. Tu risa es el viento que a mi alma extiende, y en tus ojos brillan los sueños que persiste.
Los días contigo son melodías suaves, que en mi pecho resuenan con eco de paz. Cada gesto tuyo, cada palabra, yaves del tiempo feliz que jamás se va atrás.
Me diste días de pura alegría, como un río que fluye en calma y sol, y en cada instante, con tu luz, me decías que la vida es más hermosa con tu rol.
Eres el sol que disipa mis miedos, la estrella que ilumina mi noche oscura. Tu amor me da alas, y soy de tus dedos un ser pleno, que en tu abrazo murmura.
Cada vez que te veo, la felicidad nace, y el tiempo se detiene en tu mirada fiel, porque en tus ojos, mi corazón se hace libre, y mi vida se llena de miel.
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El arte de tu cuerpo
Tu cuerpo es arte, amor, es mi musa, cada curva, cada línea, es un canto sin fin, en cada gesto, en cada paso que excusa, una pasión desbordada, un deseo sutil.
Tus miradas son fuego, son llamas encendidas, que arden y me envuelven con su ardor constante, en cada mirada, se queman mis heridas, y me pierdo en tus ojos, un mundo distante.
Las locuras del amor, desorientadas, nos llevan al abismo sin miedo ni razón, y en tus labios, amor, todas mis jornadas se vuelven delirios, se pierden en canción.
El arte de tu cuerpo, tan perfecto y errante, es un lienzo que pintas con movimientos suaves, y yo, espectador perdido y amante, me dejo llevar por tus ritmos, por tus claves.
Las locuras que cometemos en la pasión, son el precio que pagamos por esta danza, y aunque todo sea un juego sin condición, en tus brazos, amor, todo cobra esperanza.
Porque en ti, amor, no hay reglas ni límites, solo el arte de amarnos sin miedo al final, y en nuestras miradas ardientes, infinites, la locura se convierte en nuestro ritual.
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Vida mía, déjame anhelarte, déjame cuidarte, déjame amarte. Entrégate a mi sin temores, de la misma forma en que mi corazón se entregó a tus manos, al igual que mi ser pertenece indiscutiblemente al tuyo.
Quiero poder mostrarte una parte de mi mundo y hacerte sentir que estas en casa, deja que mis brazos sean tus abrigos en las noches de frio, permíteme mostrarte mis colores para que con ellos puedas pintar las historias que deseo vivir contigo.
Déjame entrar por favor te lo pido.
@susurros-de-gata
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Deseos
Los deseos son susurros en el aire, pequeñas llamas que arden en el pecho, son estrellas perdidas en la noche, promesas de lo que podría ser, en un trecho.
Son voces que nacen en lo profundo, gritos suaves, casi invisibles, que buscan el camino hacia el futuro, sin miedo, sin freno, casi intangibles.
Un deseo es una flor que se abre al alba, un suspiro lanzado hacia el viento, es un reflejo en el agua serena, un sueño que se mezcla con el tiempo.
Deseamos amor en la mirada del otro, y paz en la quietud de la mente, un futuro brillante, sin sombra ni lucha, un mundo donde todo sea diferente.
Pero los deseos, como las olas del mar, pueden romperse en la orilla del día, o elevarse hacia el cielo, como cometas, tejiendo en el aire su poesía.
Y aunque algunos se queden en el camino, otros se transforman en realidades, porque los deseos, al fin y al cabo, son la semilla de nuestras verdades.
Hoy deseo que cada latido se haga fuerza, y que en cada paso, el sueño se acerque, que el deseo más grande de todos, sea vivir con alma plena, libre y fuerte.
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Lágrimas
Cae la lágrima, frágil cristal, que lleva en su gota un mundo inmortal. Es río pequeño que fluye en la piel, susurra silencios, secretos de miel.
Nace del alma, del pecho herido, del gozo inmenso o del sueño perdido. Es grito mudo, eco callado, reflejo puro de lo amado y llorado.
A veces saladas, a veces dulzuras, a veces alivian, otras son torturas. Son lluvia interna que riega el dolor, o brillo fugaz de un hondo amor.
Lágrimas negras de noches cerradas, lágrimas claras de risas lanzadas. Ellas no mienten, son siempre verdad, testigos de vida, de humanidad.
Y aunque caigan, cada una enseña, que el alma se cura, que el tiempo despeja. En su caída hay fuerza y razón, pues son la esencia de un corazón.
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