#piel firme
Explore tagged Tumblr posts
bodyboxspain · 2 years ago
Text
Tumblr media
Si todavía no lo has hecho, tienes que probar la nueva mascarilla facial reafirmante y antiedad de Iroha Nature 💜 Su principal activo es el Bakuchiol, una alternativa vegana al Retinol que además resulta ser más tolerante con las pieles sensibles y se puede aplicar tanto de día como de noche.
El bakuchiol mejora la firmeza y elasticidad, el estado de las líneas de expresión y las arrugas gracias a su poder antioxidante que ayuda a promover la renovación de células. También ayuda a mejorar la barrera cutánea y la apariencia de la piel, minimiza los poros, manchas o hiperpigmentaciones, aportando un tono más uniforme a la piel ✨
Otro de sus activos clave son los péptidos que estimulan la producción de colágeno ayudando así a retrasar su proceso de envejecimiento y a suavizar las arrugas y las líneas de expresión del rostro 🥰
Está indicada para todo tipo de pieles, como mínimo una vez por semana.
🌱 Su fórmula clean con un 97% de ingredientes certificados de origen natural no contiene alérgenos y es 100% vegana. El material de la mascarilla está elaborado a partir de un tejido 100% biodegradable.
🎁 ¡Este producto está dentro de la Bodybox Junio! #LoveIsLove🌈
0 notes
leregirenga · 1 year ago
Text
Tumblr media
La belleza, la juventud, la piel perfecta y firme, el brillo en el cabello, lo radiante de un cuerpo de curvas bonitas y contoneo delicado, todo eso hermoso que se ve a simple vista, va a perdurar algunos años.
Y que pasa con el paso del tiempo, después de los cuarenta y tantos? Todo se va marchitando y lo que un día parecía perfecto va cayendo por la gravedad y el hecho de que el reloj corre para todos, no tiene clemencia de nada y nadie; va dejando su huella y se nota también a plena vista.
Pero que no te preocupe nada de eso si has sabido cultivar la belleza del alma, del corazón, espíritu, mente, pensamientos, hechos, emociones y sentimientos. Ahí es donde lo precioso no cambia y donde se ve que tus cualidades y virtudes han madurado junto contigo y han dejado ver lo esencial, lo que no se ve, pero se siente y está presente. Sigue así; y cuando llegue la tercera edad, vas a ser tan endiabladamente linda, que te verás como a los 20. Y si, siéntete así, joven por siempre!
Leregi Renga
2 notes · View notes
walker-skull · 3 months ago
Text
Testigo en el gimnasio
Tumblr media
La sombra apareció en el rabillo del ojo mientras estaba cambiandome. Verás, probablemente no debería haberla seguido, ya que probablemente era solo mi sexy compañero de gimnasio en los lockers, pero fui tras el de todos modos. Mi curiosidad no pudo.
—¿Hola? —dije en el pasillo, otro posible error de película de terror. Si esa cosa no quería que la vieran, ahora sabía que la había visto de reojo. Tomé una mancuerna antes de escabullirme en el pasillo para continuar con mi investigación. La puerta del baño estaba entreabierta y parte del vapor de la ducha de mi compañero de gimaniso se disipaba en el piso de madera. Con la mancuerna en la mano, empujé la puerta lentamente. Lo primero que escuché fue un gruñido y empujé la puerta hasta el final para asegurarme de que no se estuviera muriendo.
No se estaba muriendo. No lo creo. Lo que parecía una criatura peluda de seis brazos tenía la cabeza metida dentro de su espalda, la toalla alrededor de su cintura apenas se mantenía envuelta. Cuanto más empujaba, más se hundía. Parecía que se estaba fusionando con él. Podía ver hacia dónde tiraba la criatura para entrar porque las manos huesudas aparecieron debajo, presionando hacia afuera. La cola, que se movía por el baño, tirando botellas de colonia y productos viejos para el cabello, fue lo último en entrar. Se dobló debajo de sus piernas y se fusionó con su torso, sus abdominales se hincharon y luego se convirtieron en el cuerpo ligeramente firme que tenía antes. Ahora, no pude evitar mirar, trofeo todavía en mano, mientras tropezaba por el baño, tratando de evitar caerse. Las piernas que esta criatura tenía antes no se parecían en nada a las piernas humanas con las que estaba tratando de equilibrarse ahora.
Entonces me vio. Mi primer instinto fue correr, pero me quedé allí quieta, viéndolo levantarse finalmente y mirarme con miedo.
—Oh, lo siento, solo necesitaba un lugar donde quedarme... —dijo con voz temblorosa.
—No voy a hacerte daño. —Dejé el trofeo en el pequeño armario que había junto a la puerta, lo que pareció calmarlo un poco.
—Sé que esto puede parecer extraño, pero tu compañero de cuarto no está herido. Yo solo soy un pasajero. —Movió las manos por su cuerpo. Pude ver un pequeño bulto donde la punta de su cola creó un bulto y deslizó la mano sobre él, alisándolo nuevamente.
—¿Puedo tocarte? —pregunté, acercándome un paso más. Él inclinó la cabeza.
Tumblr media
—Sí —estaba confundido. Extendí la mano hacia adelante y las yemas de mis dedos tocaron su pecho, lo que hizo que se le pusiera la piel de gallina mientras la deslizaba lentamente por su cuerpo. Sus abdominales se contrajeron y tracé las hendiduras hacia su toalla.
—Él nunca me dejaría hacer esto —dije en voz baja, mientras una erección crecía en mis pantalones. Lo que me sorprendió fue el hecho de que sus manos me rodearon, acercándome más a él. Rápidamente me quité la camisa, dejándola caer al suelo y sonreí mientras lo besaba. Sus abdominales se tensaron contra mí y terminé de empujar su toalla fuera de él. Estaba erecto y su pene presionaba contra el mío.
—Esto se siente bien —susurró en mi oído mientras yo me agachaba y comenzaba a acariciar su miembro. Gruñó en mi oído, el sonido de algo inhumano saliendo de él, y con una especie de adrenalina lujuriosa me dio la vuelta y se embistió dentro de mí.
—¡Mierda! —grité de placer. Su manera de tocarme me excitó aún más.
—Te voy a follar muy fuerte —dijo, empujando sus caderas dentro de mí. Me acercó más, levantando mi cuerpo para poder besarme el cuello. Gruñí con cada embestida, agarrando mi polla y masturbándola, sintiendo el placer hormiguear por todo mi cuerpo. Me corrí antes que él, gritando mientras chorros de pegajosidad blanca salían disparados de mí y caían sobre las baldosas. Mi compañero de habitación, por otro lado, embistió tan fuerte que tuve que agarrarme de algo cuando sus embestidas finales casi me hicieron caer en la ducha, gritando mientras me llenaba con sus propios jugos. En el espejo, podía ver su piel mientras la criatura se movía, el placer hacía que casi se viera obligado a salir de su anfitrión.
—Ya lo has hecho antes. —Me giré para mirarlo; su cuerpo brillaba.
—Está todo aquí. —Se dio un golpecito en la frente y luego tocó mi pecho, sintiendo los latidos de mi corazón.
—Era un matón. No tengo ningún problema con que te quedes dentro de él todo el tiempo que necesites. —Me acerqué para tocarle el pecho y luego me moví hacia el lugar donde sobresalía la punta de su cola. La sentí contra mi palma y sonreí.
Tumblr media
“Lo sé. Como dije antes, todo está aquí”, me dijo.
—Bueno, gracias por no intentar atacarme —me reí entre dientes.
—No, gracias. —Me besó de nuevo y no pude evitar sonreír, sintiendo que su polla de repente se ponía dura, lista para otra ronda
146 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 10 months ago
Text
Standing in the light of your halo - Esteban Kukuriczka
Tumblr media Tumblr media
+18! Dom!Esteban, spanking, breve nipple play, sexo oral, alusión a bondage y/o shibari, fingering, sexo sin protección, face slapping, spitting, begging, creampie, aftercare, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Esteban te sostiene firmemente sobre su regazo, el bulto entre sus piernas roza tus costillas y la palma de su mano impacta con fuerza sobre tu piel ardiente una y otra vez, sin darte respiro. Tu voz es apenas un murmullo al contar y agradecerle por cada nalgada.
-¿Color?- pregunta, dirigiendo sus dedos a tus pliegues mojados y moviéndolos de arriba abajo. Te resulta difícil concentrarte y la siguiente vez que habla, acentúa sus palabras tirando más fuerte de los mechones entre sus dedos-. Contestá cuando te pregunto algo.
Tomás aire.
-Verde.
Siembra un par de besos en tu espalda luego de un último roce a tu centro y masajea tu cuero cabelludo por unos instantes antes de obligarte a reincorporarte para sentarte entre sus piernas, sus manos se deslizan desde tus caderas hasta tus pechos desnudos salpicados con las marcas de sus dientes. Besa tu mejilla, tu cuello, desciende hasta tus hombros y deshace el camino que trazaron sus labios hasta llegar a tu boca, pero no te besa.
-¿Querés que te coja?- asentís-. ¿Sí…?
-Sí, por favor.
Sus dientes capturan tu labio inferior mientras una de sus manos te aprisiona contra su pecho y la otra juega con tus pezones. Sus dedos no muestran piedad alguna y emite un sonido de falsa simpatía cuando te quejás a causa del dolor, sonido que sería convincente de no ser porque sentís la forma en que su miembro caliente palpita contra tu espalda baja y humedece tu piel.
En un rápido movimiento te deja de rodillas entre sus piernas y tus manos se ubican de manera instintiva sobre tus muslos para que pueda verlas con claridad. Acaricia tu rostro con suavidad y perseguís el calor y confort de su mano mientras mantenés contacto visual con él, los destellos verdes en sus ojos fundiéndose con el color ámbar ahora que sus pupilas están dilatadas.
Te perdés contando las pecas que salpican la piel de sus mejillas y el puente de su nariz, observando cómo los mechones rubios caen sobre su frente y sus cejas, la particular forma en que sus labios se fruncen y delatan así el deseo y la necesidad que siente por vos. Recostás tu cabeza contra su pierna y la sombra de una sonrisa amenaza con romper su semblante serio.
-¿Puedo…?- tu mirada alterna entre sus ojos y su miembro, erecto y goteando.
Cuando asiente dejás escapar una respiración temblorosa, deseosa de tenerlo en tu boca, y sin perder tiempo cerrás tu mano alrededor de él. Lo masturbás con lentitud y un agarre firme, hipnotizada por la aparición de gota tras gota de líquido preseminal, por los suspiros y por sus palabras de aliento que te incitan a continuar. Tu pulgar juega con su punta brillante y roja, provocando que su excitación impregne su miembro y también tus dedos.
Comenzás besando sus muslos, dando alguna que otra mordida inofensiva para luego plantar besos sobre su miembro y delinear con tu lengua la vena que lo recorre. No pasa mucho tiempo antes de sentir su mano sobre la parte posterior de tu cabeza, una silenciosa indicación o una orden que obedecés inmediatamente: cuando tu lengua se desliza sobre su punta y su sabor invade tus sentidos tus labios se cierran sobre esta para comenzar a succionar con fuerza.
Esteban no te la hace fácil, por supuesto que no. Su mano ejerce presión para que tomes más de su miembro en tu boca y no se detiene al sentir la forma en que tu garganta se contrae –una sensación que lo vuelve loco-, sabe que de necesitar parar vas a tocar su muslo dos veces. Acaricia tu mejilla y limpia las lágrimas que desbordan tus ojos antes de liberarte, observa fascinado la forma en que su miembro y tus labios permanecen conectados por un hilo de saliva.
Toma tus manos entre las suyas y masajea tus muñecas antes de llevárselas a los labios para besar con delicadeza las marcas en ellas, el recuerdo que las cuerdas de yute dejaron en tu piel. Cubre de besos el dorso de ambas manos y las yemas de tus dedos, cerrando sus ojos y suspirando cuando su lengua prueba el rastro que dejó en vos.
Te ayuda a ponerte de pie y te recuesta en la cama deshecha, el movimiento realzando el aroma de sus respectivos perfumes en las sábanas. Sus ojos recorren tu cuerpo de manera intensa antes de recostarse a tu lado y separar tus piernas con un simple toque de su mano, sus largos dedos instalándose entre tus muslos para acariciar superficialmente la piel alrededor de tu entrada.
-Mirá cómo te mojaste- acerca su mano a tu rostro para que puedas apreciar la forma en que sus dedos brillan bajo la tenue luz de la lámpara-. Abrí.
Tus labios se separan e introduce dos dedos en tu boca, el sabor de tu esencia esparciéndose sobre tu lengua rápidamente. Esteban clava sus ojos en los tuyos y observa la forma en que batallás para sostenerle la mirada cuando comienza a golpear tu garganta con sus dígitos: una de tus manos cerrándose sobre su muñeca a modo de advertencia, o tal vez súplica, basta para que los retire. Te recompensa besando tu mejilla y presionando sus dedos contra tu entrada.
-Por favor- humedecés tus labios-. Necesito…
-¿Qué necesitás?
-A vos.
Una sonrisa de satisfacción tira de sus labios y sus dedos se hunden en la calidez de tu interior con movimientos lentos, medidos y expertos. Centra su atención en tus puntos más sensibles, una acción reflejo del conocimiento que posee sobre tu cuerpo, y minutos más tarde su pulgar masajea tu clítoris siguiendo el mismo ritmo.
Tus gemidos cada vez más altos acompañan los sonidos obscenos que reverberan en las paredes desnudas de la habitación y las muecas que atraviesan tu rostro, junto con la contracción de tus paredes alrededor de sus dedos, le permiten saber que tu orgasmo se acerca. Normalmente te haría esperar, pero decide darte el capricho sólo por esta vez y cuando intentás advertirle asiente de manera comprensiva para hacerte saber que tenés su permiso.
Silencia tus gemidos besándote en el momento justo y disfruta el hecho de que te cueste corresponder el beso, tus piernas se cierran con fuerza ante el placer abrumador y no sos consciente de que tus uñas se entierran sobre la piel sensible de uno de sus hombros… Pero no le importa, Esteban adora que todo el mundo sepa que te pertenece tanto como vos a él.
Retira sus dedos y utiliza tus fluidos para lubricar su miembro, pero se detiene al posicionarse entre tus piernas para apartar los mechones de cabello que caen sobre tu rostro y asegurarse de que te encontrás en las condiciones adecuadas para continuar. Desliza su punta entre tus pliegues y el calor de esta te roba un suspiro que se transforma en un gemido cuando por fin te penetra.
Para distraerte del ardor inicial provocado por la intrusión, Esteban acaricia tu cadera y dibuja círculos sobre tu clítoris sensible. Observa la forma en que su miembro se desliza entre tus pliegues, tu entrada apretada cediendo lo suficiente para que él logre hundirse profundamente en vos, y aparta la mirada de vez en cuando para observar en tu rostro las expresiones que ya conoce. Están grabadas a fuego en su memoria pero no puede evitarlo, adora verte.
Te perdés en el placer y la sensación de sus caricias, de tu boca sólo surgen palabras sin sentido pero Esteban comprende que es la forma en que rogás por más. Descansa su peso sobre una de sus manos y la otra toma tu mejilla antes de comenzar a mover sus caderas con fuerza, abusando de tu punto dulce como sólo él es capaz de hacerlo.
El pulgar rozando tu mejilla se desliza entre tus labios y su mirada vuelve a perderse entre tus piernas, la imagen desplegándose frente a sus ojos es casi suficiente para hipnotizarlo y tus gemidos son su melodía favorita, siempre acompañada por el ostinato que producen sus pieles en contacto.
-¿De quién es esta conchita?- remarca sus palabras con una fuerte embestida-. Decime, dale.
El dedo en tu boca te impide hablar casi tanto o más que el placer que nubla tu mente y Esteban es consciente de ambas cosas, pero no significa que deje de esperar una respuesta de tu parte. Retira el dígito de manera brusca y la palma de su mano impacta con fuerza sobre tu mejilla, el escozor devolviéndote a la realidad demasiado tarde.
En un segundo te posiciona dejándote sobre tu estómago y se sienta sobre tus muslos, desliza sus uñas sobre las aun notorias marcas que sus manos dejaron en tu piel hasta hacerte llorar y luego masajea la zona afectada. La punta de su miembro roza tu entrada por una fracción de segundo antes de que te penetre con fuerza y deje caer su pecho sobre tu espalda, su peso corporal haciéndote sentir protegida al igual que sus labios besando tu cabello.
Con las fuerzas restantes en tu cuerpo te reincorporás lo suficiente para voltear a verlo, intentás pedir que te bese pero lo único que escapa de tus labios entreabiertos son gemidos y sonidos de desesperación. Acerca su rostro al tuyo y escupe sobre tu lengua, observando con atención la forma en que las emociones tiñen levemente tus mejillas antes de tragar su saliva.
La sensación de su miembro golpeando el punto más profundo en tu interior te lleva al borde de otro orgasmo, ocultás tu rostro contra la almohada y tu mano se cierra sobre su muñeca.
-Por favor, por favor- rogás, tus palabras apenas audibles-. ¿Puedo?
-Sí, bebé- besa tu sien con delicadeza, una acción que contrasta con la agresividad de sus estocadas y los sonidos húmedos que estas provocan.
Intentás ahogar un grito mordiéndote el labio, pero es completamente inútil una vez que alcanzás el orgasmo y el placer se extiende por todo tu cuerpo. Una de tus manos se cierra con fuerza, haciendo un puño con las sábanas, mientras las uñas de la otra marcan nuevamente la piel de Esteban y aprisionás la almohada entre tus dientes.
Unos segundos más tarde, cuando la sensibilidad  post orgasmo amenaza con convertirse en tortura, sentís la forma en que Esteban llena tu interior y sus movimientos se detienen. Susurra palabras dulces en tu oído, entre ellas apodos como princesa y bebé, y riega besos en cada sitio que sus labios encuentran en su camino hasta tu boca.
-¿Estás bien?
Te aclarás la garganta.
-Perfecta- le dedicás una sonrisa.
Su miembro abandona lentamente tu interior y observa la forma en que su semen escapa de tu entrada -que se contrae ante la pérdida de él-, cayendo sobre tus pliegues y manchando las sábanas. Utiliza un dedo para recoger los restos de ambos y los empuja nuevamente hacia tu interior haciendo caso omiso de tus protestas.
-¿Qué te parece si nos damos una ducha y comemos algo?- propone mientras te ayuda a sentarte. Es una pregunta retórica, no tenés otra opción; Esteban es sumamente cuidadoso y jamás permitiría que experimentes los efectos de un descuido o la falta de atención luego de una sesión. Además, ¿por qué te negarías a ser consentida por él?
Te acompaña al baño y ambos esperan a que la temperatura del agua sea la ideal para entrar en la ducha, ignorando el vapor que empaña por completo los azulejos y el espejo. Lava tu cabello con cuidado y hacés lo mismo con el suyo, masajea gentilmente tus hombros y los músculos de tu espalda, y cuando salen observa con atención cómo realizás tu rutina de skincare.
Se acerca y rodea tu cintura con sus brazos, la punta de su nariz rozando tu cuello mientras mira tus ojos en el reflejo del espejo. Te sonríe, agotado y somnoliento, y sabés que tu lugar en el mundo siempre será entre sus brazos.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
180 notes · View notes
somos-deseos · 10 months ago
Text
Flagelos:
En la mezcla de piel y pecados, en medio del baile de sangre y huesos, mis costillas soportan el peso de dos amores. Uno es el amor por mi misma, frágil pero firme. El otro es el amor por ti, tumultuoso y consumidor. Estos amores están en guerra dentro de mí, constantemente jalándome en diferentes direcciones, dejándome desgarrada e insegura. Me quedo para navegar entre los escombros, atormentada por los ecos de lo que pudo ser sabiendo que en esta lucha, no hay ganadores, sólo víctimas del corazón.
— Seguen Oríah 🌔.
123 notes · View notes
chiquititamia · 9 months ago
Text
Make you feel better, parte 2
Tumblr media
Holaaaa, aquí les traigo la segunda parte de mi último fic, espero que les encante y me comenten qué cosas le gustan y qué cosas puedo mejorar. Gracias por leer!💕
+18
❤️‍🔥Por fin sucede
💞Enzo x fem!reader
⚠️Warnings: sexo menstrual, sexo sin protección, sexo oral, algo romántico también.
Make you feel better, pt.2
Tratabas de dominar tu respiración, los nervios te la estaban alborotando. Enzo estaba encima de ti, mirándote con esos ojos oscuros y profundos, su pelo negro enmarcándole el rostro.
-Tranquila, chiquita…
Soltaste una pequeña risa para intentar hacerle caso y darle a entender que deseabas esto tanto como él.
-Está bien si te toco? – preguntó con esa voz suya que era como chocolate negro derritiéndose y cayendo sobre tu piel. Asentiste sin quitarle la mirada de encima, pero, cuando su mano rozó tu cuello y fue bajando con la punta de los dedos hacia tus pechos, tuviste que cerrar los ojos. Su otro brazo le sostenía, apoyándose junto a tu cabeza y acariciando tu mejilla para intentar, de una vez, que estuvieses tranquila.
-Cómo no me llevás sujetador, nena? - provocó con media sonrisa de diablo.
-Me dolía…
-Ah, te dolía…-sonaba a falso reproche, a que te iba a enseñar porqué eso era una temeridad y estaba mal. Procedió a serpentear su mano por debajo de la vieja camiseta hasta llegar a tu pecho, el cual abarcó sin esfuerzo. Masajeó como si fuera un experto y lo tuviese todo bajo control, sin embargo, aunque lo ocultase mejor que tú, él también estaba nervioso, y sobre todo embelesado por lo que estaba pasando. Mientras pasaba el pulgar por encima de tu pezón, con cuidado de no hacerte daño, notabas como exhalaba su aliento caliente como fuego en tu cuello, indicativo que se estaba quemando por dentro tanto como tú. No era lo único, naturalmente, también podías sentir su erección, imposiblemente firme contra tu muslo, la cual hundió un poco más para su propio alivio y para hacerte saber cómo te deseaba. Eso provocó que gimieras en su oído.
Antes de que te dieras cuenta, Enzo se había desecho de tus shorts.
Un pensamiento cruzó tu mente como un rayo, ¿estarías sangrando? Aunque las molestias y el dolor habían comenzado, el sangrado no lo había hecho, según tus cálculos, lo más probable es que empezara mañana o esta noche, pero eras consciente de que no era una ciencia exacta. No podías aceptar la idea de que quizá manchases a Enzo, te morirías de la vergüenza y desearías que te tragase la tierra. Cuando éste deslizó tu ropa interior lentamente por tus piernas lograste echar un vistazo y comprobaste que no había restos de sangre, pero sí de toda tu excitación, lo cual él se tomó como un halago no verbal.
-Sigues teniendo cara de preocupada, chiquita… - dijo con una voz que te sonó aún más grave, pero como si casualmente no estuviera acariciando tu monte de venus.
-Es que no quiero mancharte, boludo-te reíste, al fin siendo tú misma con él.
-No sé con que clase de nenes has salido vos, pero a mí un poco de sangre no me asusta.
¿Es que acaso estaba dentro de tu cabeza para saber exactamente qué decir para prenderte aún más?
Tanteó con la punta de los dedos tu entrada, y la humedad que él había provocado en ti se adhería a su piel, pequeños hilos transparentes adornando sus dígitos. Poco a poco se introdujo en ti haciendo que te estremecieras y arquearas la espalda. Él resopló y te miró frunciendo el ceño.
-Ufff… qué apretada que estás, nena…-acercó su boca a tu oído provocando un nuevo vuelco en tu corazón- ¿Así me vas a apretar la pija?
Dios. DIOS. Un gemido que fue casi un grito escapó de tu garganta sin que tú pudieras (o quisieras) hacer nada por evitarlo. Hubieras jurado que cualquier pibe que te hablase sucio se hubiera ido de tu casa con una patada en el culo, pero joder, cómo te había prendido que Enzo dijera eso. De hecho, como si tu cuerpo quisiera darle la razón, tu interior se contrajo alrededor de sus dedos, provocando una risita maliciosa en él. Los movía con habilidad, dibujando el típico gesto de “ven aquí”, encontrando y masajeando un punto muy sensible de tu centro.
-Enzo…-gimoteaste.
- ¿Qué, nena? - contestó con la respiración agitada, notando, desde hace un rato como su líquido preseminal estaba formando una mancha húmeda en sus bóxers negros, su erección, pulsando dolorosamente.
Querías contestar, pero el placer te nublaba la capacidad de hablar, solo podías gemir y agarrarte con fuerza a su espalda, reparando en lo firme que era, y lo pequeña que parecías debajo de él. Le miraste a los ojos suplicante, queriendo comunicar tus deseos sólo con tu mirada.
-Ya sé, ya sé... – se apiadó él. Se apartó de ti con cuidado de retirar sus dígitos suavemente para no herirte. El vacío que dejaron te molestó intensamente, pero sabías que simplemente el aperitivo había terminado: ahora venía el plato fuerte.  Arrodillándose en tu cama comenzó a desabrocharse el cinturón. Iluminado solamente por tus tenues luces azules y la pantalla de tu televisión, la figura de Enzo era escultural: su cabello largo y oscuro, su torso definido y bronceado. Incluso el vello de sus axilas te pareció intensamente atractivo cuando alzó los brazos para sacarse la camiseta. Su aroma, su aroma parecía tener temperatura, emanaba calor, y un olor riquísimo a madera y café, a hombre.
Se bajó un poco el pantalón vaquero, y, aunque su intención era levantarse para desprenderse de él por completo, un instinto súbito tuyo se lo impidió. Te incorporaste y gateaste hasta que tu rostro quedó a la altura de su cintura. Acariciaste la tela de su bóxer, notando su dureza, cómo su anatomía estaba provocando que la prenda estuviese tirante. Cuando Enzo procesó lo que estabas a punto de hacer suspiró. Su caballerosidad no quería dejarte continuar, esta noche se trataba de ti, pero ¿cómo te iba a decir que no? Tu boquita debía sentirse como el cielo en la Tierra.
Apenas te tomaste un momento para admirar cómo su miembro se erguía ante ti, inflamado, expectante de tu atención. Lo tomaste con delicadeza en tu mano derecha e hiciste que entrase en tu boca, tus labios haciendo de cálida bienvenida para él, tratando de relajar la lengua para que pudieras acomodar su tamaño más fácilmente.
-Ay, sí…- gimió con voz ronca.
Sonreíste para ti misma, no era algo de lo que pudieras alardear en cualquier conversación, pero sabías que era algo que se te daba muy bien hacer.
Continuaste el movimiento de vaivén, utilizando tu saliva como lubricante, provocando una serie de sonidos que Enzo juraba que le iban a volver loco. Tenía su mano en tu mentón, sin sujetarlo, pero marcando la posición. Notaba como tu boca se llenaba y nunca se vaciaba del todo.
Su respiración, su pulso acelerándose, la forma en la que tensaba los abdominales, eran señales de que le costaría mucho aguantar si continuabas con ese ritmo.
-Basta – sacó su pija de tu boca sin previo aviso, y tú te quedaste con la cara que se le queda a un niño cuando le quitas su juguete favorito – tumbáte – ordenó.
Te dejaste caer sobre la pila de almohadas, que se desinflaron suavemente por tu peso.
No había ya lugar para miramientos o preámbulos, tenía que cogerte ya.
Enzo volvía estar encima de ti, pero esta vez frente a frente. Se mantenía en equilibrio, además de con sus piernas entre las tuyas, con su antebrazo sosteniéndole junto a tu cabeza. Su otro brazo, sin embargo, se perdía debajo de su abdomen, no podías verlo, pero pronto notaste cual era su cometido. Su mano estaba agarrando su propio miembro, pesado, duro, para posicionarlo en tu entrada, que no podía esperar para tragárselo. Sentías su sudor en tu piel, su calor, tus pulsaciones disparadas, la humedad que compartíais. Pero todas esas sensaciones se vieron ensordecidas por la más intensa que habías sentido probablemente en tu vida:
Enzo entrando en ti
Tus ojos y tu boca se abrieron como para sustituir el sonido que eras incapaz de generar.  Tu mirada se encontró con la suya. Él también tenía una expresión obscena, os mirabais incrédulos del placer que os estabais dando el uno al otro. ¿Porqué carajo no lo habíais hecho antes?
Tras un momento de adaptación, tú a su tamaño y él a tu estrechez, las embestidas se tornaron más rápidas y casi todo lo profundas que podían ser sin hacerte daño.
Enzo pareció leer tus preocupaciones (una vez más), y de forma inconsciente, las tomó como si fueran un papelito, las arrugó y las tiró lejos de ti.
-Dios, nena… -dijo con voz grave y entrecortada- ¿te gusta? ¿te alivia un poco…?
-Muchísimo, amor- Mierda. Eso se te había escapado, por mucho que estuvierais haciendo lo que estabais haciendo no debías haberlo llamado así.
-Me alegro, mi vida – al decir esto, besó tu mejilla con calidez, decidiste que su respiración era lo único que querías en tus pulmones.
¿Era posible que te sonrojaras aún más? Sí, era posible.
Habías conseguido entrelazar las piernas a su espalda, acercando más tu cadera a su cuerpo, haciendo que las estocadas fueran todavía más profundas. El movimiento cada vez era más errático, estaba golpeando tu punto más débil, la humedad que había provocado en ti estaba con seguridad creando una gran mancha en tus sábanas, escurriéndose por tus ingles y tus glúteos. Notaste fuego dentro, en tu bajo vientre y en el fondo que Enzo estaba tocando una y otra vez con su glande hinchado. No hacía falta que dijeras nada - tampoco es que pudieras- te aferraste a él con desesperación, como si no quisieras salir volando arrastrada por una corriente de viento brutal. Por instinto te encogiste, escondiendo la cara en su pecho.
-Dale, princesa, miráme cuando te venís- tomó tu cara en su mano y te obligó a encararle.
Como todo un experto eligió un ritmo y lo mantuvo para ayudarte a concentrarte en perseguir tu clímax, mientras tanto, agarró uno de tus pechos, estimulando tu pezón, añadiendo otro foco de placer a la ecuación.
-Vamos nena, dejate ir…-continuó animándote.
Tus labios dibujaron una ‘O’ que no se cerraba más, él miraba tus ojos y después tu boca, la cual se le antojaba la frutilla más dulce que había tenido el placer de devorar. Dios, como deseaba él acabar en esa lengua rosada.
Tu interior se contrajo exponencialmente, atrapándole y, a los gritos, te viniste agarrada a él, en el orgasmo más increíble de tu vida. Si había un cielo podías afirmar que lo habías tocado.
Enzo seguía haciéndote el amor, (por que ya no se podía decir que simplemente te estaba cogiendo), pero la sobreestimulación no te estaba incomodando, querías seguir sintiendo, y de hecho seguías sintiendo muchísimo placer.
-¡Dentro, Enzo!
-Nena, no voy a aguantar…- te miró con urgencia entre gemidos roncos- d-dime…dónde…
Te miró confundido. Estabas disfrutando malévolamente de su preocupación, omitiendo el pequeño detalle de que estabas en la píldora.
-¿Tomás la pastilla? -casi gruñó por el esfuerzo de aguantar su eyaculación.
Asentiste con sonrisa de diabla, divertida.
-¿Te lleno? ¿querés que te llene…? - su respiración cada vez más agitada, su voz, rota.   
En respuesta gemiste aún más alto, encontrando un momento para lamer su cuello, salado por el sudor, y terminar de volverle loco.
Un último quejido salió de su pecho y le obligó a cerrar los ojos con fuerza. Estaba derramándose por completo en tu interior. Jurabas notar los disparos blancos y ardientes inundando tu interior. El pulso bombeando alocadamente en su miembro había hecho que se sintiera todavía más ancho, arrebatando más lloriqueos desesperados de tu boca.
-Ufff… - resopló exhausto antes de unir su torso al tuyo y descansar encima de ti.
-Yo te tenía unas ganas inmensas, chiquita- confesó él por fin- Te quiero, ¿sabías? - remató, haciéndote sonreír inmensamente.
-No me lo puedo creer- te reíste peinando su pelo húmedo con tus dedos- ¿qué hemos hecho?
Le apartaste el cabello de la cara con dulzura para poder verle bien.
-Yo también a ti. - soltaste, sintiéndote ligera después de decirlo.
Una extraña nueva confianza se estaba apoderando de ti, Enzo te hacía sentir como la mujer más maravillosa, y con él en tus brazos, lo viste todo mucho más claro.
Parte 1
tags: @iamjustadoll @andyrubei @madame-fear @miskhalie @karylvsjuanii @koiibiito @quarzitos @voglatte @llorented @deepinsideyourbeing
(me he basado en mis reblogueos e interacciones para hacer la tag-list, diganme si quieren que les agregue o los borre de la misma ;))
94 notes · View notes
danielac1world · 1 month ago
Text
León de las mañanas.
Me levanto con el pelo disperso, en ebullición, te miro a un costado de la cama, son las cinco de la mañana pero podrían haber sido a las diez de la noche, la una de la tarde, o la hora que se le ocurra al reloj que no tenemos, en la pared blanca de la pieza.
Quiero leerte desnuda, quiero que me desees de lejos, quiero tocarme enfrente tuyo, pero no quiero que me toques; quiero navegar por tu espalda con mis pechos desnudos, quiero escuchar tus gemidos una y mil veces, aunque no te toque, aunque no me toques. Quiero que cuentes mi lunares que me digas una y otra vez, lo que te gusta de mi cuerpo; quiero verte mordiendo tus labios sumergirme en tus ojos, de pies a cabeza, sentir tu lengua y no sentirla, quiero comerte, devorarte, vivir excitada a tu lado, sentir tu ropa frotarse contra mi cuerpo... ¿es muy difícil lo que pido?, quiero tener sexo que no sea sólo sexo.
Y tus dedos en mi boca, mientras te muerdo, mis dientes explorando tu piel.. hacerte cosquillas en el cuello con la punta de mi lengua, escucharte reír hasta venirme, irnos juntos y volver, siempre volver. Tocar el piso con la punta de mis pies, enredarme en las sábanas, hacerme bolita, no saber nada de ti, ni nada de la vida por horas, y dormir, dormir mucho, rasgarte en tres la espalda con mis uñas en punta, y que ahora tú me muerdas y me devores con ansias, y que no me toques, no me toques nunca, pero sí me mires, y me hables, y me leas en voz alta poemas que te recuerden a mi piel, a mis lunares, a mis ojos que no dejan de contar las pestañas que cuelgan de tus párpados.
Quiero hacerte un pedestal, una estatua, un ritual, quiero dibujarte desnudo aunque no sé dibujar, reírme contigo y escucharte llorar, hacerme un abrigo de tus lágrimas de sal, desfilar desnuda por los palacios de la nada. Quiero que aprietes mi mano, que me calles a besos, tus manos en mi cuello, tus ojos firmes sobre los míos; quiero sentirte encima, abrigarme con tu piel, con tu pelo, perderme los rizos de tu grito sucumbiendo al silencio; quiero ser y ser y ser, y repetirme, duplicarme, triplicarme bajo ti, que tu cuerpo inerte sea una llama, un botón que prende y apaga, y sucumbir juntos a la locura de amarnos y desearnos, y tocarnos sin tocarnos, y querernos y no querernos, y mordernos y gritarnos, y devorarnos, y, y, y,...
por los y siglos de los siglos hasta que el mundo deje de ser mundo, y la cama sea un monstruo irreconocible que nos abrace con sus manos gigantescas, que nos entierre en lo más hondo de una oscuridad azul, que pronto nos tocará sin tocarnos, y nos mirará con nuestros cuatro ojos que cogieron sin coger, y que se tocaron sin tocar, que pensaron en ser y no ser... y a la mierda el sexo con amor o sin amor, yo quiero meterme dentro de tu piel y mirar por la ventana a los pájaros que pasan, mientras siguen siendo las cinco de la mañana, o las tres de la tarde.
-danielac1world ~Esto puede llegar tarde~
24 notes · View notes
shactividades · 24 days ago
Text
Tumblr media Tumblr media
CAPÍTULO 08: UNA VIDA POR UNA VIDA
Ambientación: 17 al 30 de Noviembre.
Clima: Nublado/Tormentas eléctricas.
Vestimenta: Pañuelo blanco obligatorio.
Despiertas en el mismo lugar. La luz gris entra por la cortina, el reloj marca 6:32. Te levantas, sin sorpresa, como siempre. La misma rutina, los mismos movimientos automáticos. Te miras en el espejo. La misma cara, la misma expresión vacía.
La ducha te toca la piel, pero no te despierta. Sales y el día comienza, otra vez. Desayunas. Nada cambia. Todo se repite. Te arrastras al área de entrenamiento. Regresas al comedor.
No hay escape. El bucle sigue. Y otra vez, todo empieza de nuevo.
[...]
El tiempo dentro del refugio sigue siendo un eco, extraño y repetitivo. Los días se alargan, pero no avanzan. Todo parece transcurrir a la misma velocidad: las horas pasan sin que nada cambie, sin que nada se resuelva. Los heridos ya se han recuperado lo suficiente para participar en entrenamientos más intensos, pero las excursiones al exterior siguen suspendidas. El aire en el refugio se vuelve cada vez más pesado, cargado de una creciente ansiedad que nadie se atreve a nombrar. Los suministros empiezan a escasear lentamente, y la sensación de estar atrapados, inmóviles, se hace cada vez más palpable.
La rutina se ha vuelto insoportable. No hay descanso, no hay tiempo para detenerse a pensar. Los entrenamientos, las oraciones, las reparaciones de las defensas… todo parece un ciclo interminable. Sin embargo hay una actividad nueva que ha dominado los últimos días: la preparación de un banquete. No es un banquete cualquiera, sino uno que se siente como un ritual. Los ingredientes, escasos, se eligen con esmero, y cada preparación parece estar envuelta en un aire ceremonial. Los miembros del refugio trabajan juntos, pero el silencio pesa más que nunca. La atmósfera tiene algo solemne, como si cada gesto estuviera cargado de un simbolismo que muchos no logran entender del todo.
Mientras tanto, las tensiones internas crecen. Los murmullos se hacen más frecuentes, las miradas se cruzan más rápido, los pasos se aceleran. El refugio ya no es un lugar de paz, sino de agitación contenida. Y lo que todos sienten, aunque nadie lo diga en voz alta, es que algo se está acercando. El futuro es incierto y, por primera vez en mucho tiempo, la gente comienza a cuestionar qué les espera, no solo fuera de esas paredes, sino dentro de ellas.
En medio de este ambiente tenso, estalla una pelea. Dos hombres, visiblemente agotados por el confinamiento y la incertidumbre, se enfrentan en el comedor. Las palabras suben de tono, los empujones se hacen más violentos. La discusión, que comienza como un desacuerdo menor, rápidamente escala a algo mucho más grande, a una manifestación de la frustración general. Los demás observan en silencio, algunos con una leve incomodidad, otros con una evidente indiferencia. La violencia de la escena no es algo nuevo, pero esta vez es diferente.
Dos de los vigilantes, sin mediar palabra, se acercan rápidamente. Con una fuerza implacable, levantan a los hombres por el cuello y, casi sin esfuerzo, los echan al exterior. La puerta se cierra con un golpe seco, y el sonido del impacto parece resonar en los corazones de todos. Los hombres, ahora exiliados, no tienen tiempo para protestar. Sabían lo que estaba en juego. No solo desafiaron a la Madre Serena, sino también la autoridad de todo lo que representaba el refugio.
El silencio cae sobre el comedor, y la tensión se puede cortar con un cuchillo. Los ojos de los presentes se desvían al suelo, a las paredes, a cualquier lugar donde no se vean obligados a enfrentar lo que acaba de suceder. Nadie dice nada, pero todos lo saben: si no sigues las reglas, si te enfrentas a lo que la Madre Serena ha dispuesto, el exilio es la única opción. Y todos temen ese destino.
Al día siguiente, la Madre Serena se presenta ante todos, con su presencia serena y su voz firme. Se ha hablado de su fuerza, de su capacidad para tomar decisiones difíciles, pero nadie esperaba lo que diría ahora. Ella observa a la gente reunida, su mirada recorre cada rostro, asegurándose de que cada uno escuche lo que tiene que decir.
—La llegada de los sobrevivientes no es una casualidad —dice, su voz calmada pero autoritaria—. Es un mensaje claro de Dios. Nos ha mostrado el camino. Nos está diciendo que debemos salir al exterior. Es hora de enfrentarnos a lo que la ciudad oculta, a lo que el mundo nos pide que enfrentemos.
Un murmullo recorre la sala, y las miradas comienzan a cruzarse. Algunos se sienten incómodos con lo que está diciendo, otros claramente no están de acuerdo. La idea de salir al exterior, de enfrentarse a lo que queda de la ciudad, es aterradora. Los peligros son desconocidos, el riesgo es enorme. Y, por supuesto, el temor a lo que pueda suceder en el camino pesa sobre todos.
—Dios nos ha enviado una señal —continúa, su voz volviéndose aún más solemne—. Estos sobrevivientes, encontrados cerca del refugio, son prueba de que Él nos protegerá. No podemos seguir esperando dentro de estas paredes. Si no salimos ahora, si no buscamos lo que necesitamos para sobrevivir, no resistiremos el invierno.
Un hombre se atreve a levantar la voz, su tono cargado de frustración y miedo.
—¿Pero qué pasa si estamos condenados a salir? —su pregunta queda flotando en el aire, desafiante.
La Madre Serena lo mira fijamente, y en su rostro no hay ni ira ni miedo, solo una calma profunda que parece desterrar cualquier duda.
—La fe no siempre es fácil, hijo —dice con suavidad, pero con una autoridad inquebrantable—. Dios nos está guiando. La elección es clara: si nos rendimos a nuestros miedos, estamos condenados. No podemos vivir con miedo a lo desconocido.
Una pausa pesada cae sobre la sala. Nadie responde, pero el silencio está cargado de significados no dichos. Los ojos de todos se cruzan, y saben lo que esto significa. Si se niegan, si se resisten, serán exiliados. La decisión está tomada, pero el peso de ella aplasta a todos los presentes.
El refugio, que una vez fue su hogar y su protección, ahora se siente como una prisión. Y el banquete que han estado preparando, con tanto esmero, parece más un sacrificio que una celebración. Cada plato, cada movimiento, parece estar marcado por una ritualidad que deja entrever que no solo es un acto de gracias, sino una ofrenda ante lo que vendrá.
La decisión ya está tomada. La Madre Serena ha hablado. Y aunque algunos se resisten, saben que no tienen otra opción. Saldrán al exterior. Y lo harán bajo la protección divina que ella ha prometido. Pero, a medida que el silencio se extiende, una duda colectiva se cierne sobre ellos: ¿será esta una oportunidad de salvación o el último paso hacia la perdición?
Archivos anexos: Nuevos organización grupos y líderes, locaciones exteriores, cronología.
Tipo de desarrollo: Starters públicos y sentence starters.
Duración: 12 días, 18-29 de Diciembre.
TLDR; Ha pasado una semana desde que llegaron al refugio y por órdenes de Samuels tuvieron que permanecer encerrados después de haber perdido a varios miembros en una excursión el 9 de Noviembre. La paz en el refugio ya no es la misma. Los personajes están agitados e inconformes con el ambiente, los suministros escasean y todo ha empeorado al ser obligados a participar en un banquete ceremonial iniciado por Madre Serena. Mientras los personajes se acostumbran al cambio de ritmo en el refugio, un grupo de sobrevivientes aparece y se integra a La Nueva Era, siendo rostros conocidos para algunos de los presentes. Esta actividad es de sobrevivencia, unidad y dar gracias por la vida.
Cada usuario es libre de elegir qué tipo de starter publicar. Puede usar sentence starters, starter público o combinarlos. También puede darles una cronología que abarque todos los días de duración on-rol.
Cada pareja debe abrir un privado donde salgan al exterior a buscar suministros. En Discord se llevará a cabo una lanzada de dados para saber qué lugar deben recorrer y el resultado del a recolección. Les damos la oportunidad de hacer este privado + un starter aparte.
El código de vestimenta es libre pero deben usar un pañuelo blanco. Se les dio la oportunidad de entrar a las tiendas para conseguir mudas de ropa limpia. Los invitamos a subir sus ediciones al blog y etiquetarlos con el nombre de sus personajes.
¡Bienvenidos al inicio del fin! Esperamos la actividad sea del agrado de todos. Cualquier duda pueden consultarla directamente en el main de forma anónima o con cuenta.
19 notes · View notes
flan-tasma · 10 months ago
Note
hii!!, eh been imagining a gorou so to speak...submissive/obedient?, and also I LOVE YOUR TYPE OF WRITING!!
So could you make a scenario or headcanons of gorou being a good boy? ( Not in the nsfw sense 😭)
(๑•ᴗ•๑)♡
💖~ Men who treat you like royalty and love you are the best men, bestie✨
Warning: Nope now💖, Gorou is a good doggo, Fem!Reader in spanish, GN!Reader in english | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Spanish:
El general siempre trata de mantener el porte de un hombre serio, pues su posición lo ha hecho un hombre que no se inmuta en batalla. Es fiel, es aguerrido, un guerrero desde su cabello hasta la punta de sus pies. Un líder que motiva y guía a sus camaradas en combate. Gorou era genial en su campo y nadie podía decir lo contrario.
Donde Gorou demostraba más capacidad y destreza, era en la guerra. Su arco siempre disparaba al blanco porque sus ojos eran calculadores, siempre tenía alguna manera de cambiar las tornas de una pelea, incluso si era solo entrenamiento. Él sabía que debía poner el ejemplo para los demás.
Sería una pena si sus subordinados vieran lo mismo que tú.
El general aguerrido se iba ni bien tu novio entraba a casa. Su porte firme vacilaba cuando te veía y podías ver su cola moverse, rebajando al gran General de las tropas de Watatsumi a un simple y lindo perrito que se acercaba para impregnarte con su olor. Siempre fue una buena manera de burlarse del chico, que no podía evitar quejarse. Sonreías mientras él hacía lo que le pedías, sus orejas se aplanan al escuchar tu pedido y casi tropieza con sus propios pies para acatar tu orden, como si tú fueras su superior. Y en ese aspecto, tal vez tengas razón.
Gorou no es alguien más apasionado y devoto solo porque sería imposible. Él besa el suelo por el que caminas, besa tus nudillos y tus pies si te sientes cansada, adora sostenerte de la cintura mientras besa tu hombro y te dice que te ama más que a su propia vida, en sus ojos no hay nada más que tu reflejo cuando entras en la habitación, sonriendo porque notas que él te mira y todo su cuerpo se tensa.
Pídele que se arrodille para anudar tus zapatos, para ponerte tus tacones favoritos o incluso para acomodar tus medias. Él lo hará sin esperar un segundo aviso, se inclinará para ayudarte incluso si no se lo pides, y él siempre es tan lindo cuando su rostro parece explotar, la piel de sus mejillas muestran un tono rojo que se expande hasta la punta de sus orejas que tiemblan cuando te pide permiso para besarte o abrazarte.
Cuando llega a casa al final del día, cansado y las orejas tirando hacia abajo, solo piensa en recostar su cabeza contra tu estómago mientras le rascas las orejas. Los pensamientos de simplemente descansar le dan un puñetazo cuando nota que ya estás muy ocupada leyendo una nueva novela que compraste, y todo simplemente cambia en su cabeza. Quiere saber si deseas algo de té, o si te trae un trozo de la tarta que compraron recientemente y dijiste que te gustó, y su mueca hace evidente que quiere algo a cambio cuando le dices que estás bien.
Lo miras, nada de curiosidad en tus ojos, pues ya sabías que solo quiere descansar sobre su almohada favorita, pero Gorou siempre ha tenido este problema para expresar lo que quiere si se trata de ti. Te necesita en varios aspectos, pero es incapaz de comunicarlo sin sentirse patético, y ahí es donde entras tú, tan bonita mientras dejas el libro en la mesita de noche de la habitación y golpeas tus muslos, el sonido de tu piel y tu llamado dulce lo hacen casi chillar mientras, sin siquiera pensarlo mucho, se acerca a acudir a tu orden de acostarse sobre ti. Tus manos peinan su cabello para que no le moleste en el rostro, tus uñas acarician su piel y suelta un suspiro cansado y satisfecho mientras el general se convierte en alguna sustancia dulce y bonita que se apega al calor de tu cuerpo y menea la cola bajo tus manos. Gorou por fin puede descansar mientras le cuentas tu día y él escucha, levantando la vista cuando se lo pides y recibiendo con una sonrisa tus besos en sus mejillas sonrojadas.
Si sus subordinados vieran a su general en ese estado, tendrían una sonrisa en sus rostros, tal vez burlesca o no, pero nunca será más conmovedora como la sonrisa que tiene Gorou cada que te ve.
Tumblr media
English:
The general always tries to maintain the bearing of a serious man, since his position has made him a man who does not flinch in battle. He is faithful, he is brave, a warrior from his hair to the tips of his feet. A leader who motivates and guides his comrades in combat. Gorou was great in his field and no one could say otherwise.
Where Gorou demonstrated the most ability and skill was in war. His bow always hit the target because his eyes were calculating, he always had some way to turn the tables of a fight, even if it was just training. He knew that he had to set the example for others.
It would be a shame if his subordinates saw the same thing as you.
The seasoned general left as soon as your boyfriend entered the house. His firm demeanor wavered when he saw you, and you could see his tail wagging, reducing the great General of Watatsumi's troops to a simple, cute little dog who came to impregnate you with the scent of him. It was always a good way to tease the boy, who couldn't help but complain. You smiled as he did what you asked, his ears flatten at your request, and he almost tripped over his own feet to comply with your order, as if you were his superior. And in that regard, maybe you're right.
Gorou is not someone more passionate and devoted just because it would be impossible. He kisses the ground you walk on, he kisses your knuckles and your feet if you feel tired, he loves to hold you by the waist while he kisses your shoulder and tells you that he loves you more than his own life, in his eyes there is nothing but your reflection as you walk into the room, smiling because you notice him looking at you and his entire body tenses.
He asks you to kneel to tie your shoes, to put on your favorite heels or even to adjust your stockings. He will do it without waiting for a second warning, he will bend down to help you even if you don't ask him, and he is always so cute when his face seems to explode, the skin on his cheeks showing a red hue that expands to the tips of his ears. He trembles when he asks for permission to kiss you or hug you.
When he comes home at the end of the day, tired and his ears pulling down, all he thinks about is laying his head against your stomach while you scratch his ears. Thoughts of just resting hit him when he notices that you're already too busy reading a new novel you bought, and everything just changes in his head. He wants to know if you want some tea, or if he brings you a piece of the cake they recently bought and you said you liked it, and his grimace makes it obvious that he wants something in return when you tell him you're fine.
You look at him, no curiosity in your eyes, because you already knew that he only wants to rest on his favorite pillow, but Gorou has always had this problem expressing what he wants if it's about you. He needs you in several ways, but he is unable to communicate it without feeling pathetic, and that is where you come in, so pretty as you leave the book on the bedside table in the room and slap your thighs, the sound of your skin and your sweet call They make him almost scream while, without even thinking much, he comes to obey your order to lie on top of you. Your hands comb his hair so it doesn't bother his face, your nails caress his skin, and he lets out a tired, satisfied sigh as the general turns into some sweet, pretty substance that clings to the heat of your body and wags his tail under your hands. Gorou can finally rest while you tell him about your day and he listens, looking up when you ask him and receiving your kisses on his blushing cheeks with a smile.
If his subordinates saw his general in that state, they would have a smile on his face, perhaps mocking or not, but it will never be more touching than the smile Gorou has every time he sees you.
66 notes · View notes
letras-y-melancolia · 6 months ago
Text
Recuerdas nuestro primer beso? Llevaba tanto tiempo fantaseando con el momento, pero ese viernes que tú boca buscó la mía no pude más que huir, tenía miedo, si aceptaba ese beso tenía la seguridad de que no podría soltarte, me arrepentí de inmediato mi cuerpo entero reclamaba por ti. El fin de semana fue una tortura a fuego lento, nunca en la vida había deseado, y a ti te deseaba con cada poro de mi piel y fibra de mi cuerpo, el deseo de ti lo sentía tan profundo, tan intenso y tan sublime, era imposible que estuviera mal querer quererte cuando se sentía tan bien, tan burbujeantemente dulce, adecuado y correcto. Sabía que me costarías caro, sabía que esto era especial y no estaba bien en realidad, pero quería sentir, con solo posar tus ojos en mi sentía que me podías ver el alma, deje el miedo y las dudas por eso tan esplendoroso que sentía junto a ti, el día lunes llegué con la certeza de que probaría tus labios ya no aguantaba más la espera, no había posibilidad de dar un paso atrás.
Cuando te ataqué en busca de un beso te sorprendí y fue maravilloso todo encajaba a la perfección se sentía surreal, así como lo describían las novelas que solía leer, pese a que yo busque ese primer beso tu tomaste el control desde el principio, yo me volví agua, era liquida en tus brazos, tu lengua no pidió permiso para bailar con la mía, tampoco tus manos que me presionaron sin fuerza pero con firmeza a tu cuerpo, en ese preciso momento firme mi sentencia con un gemido que yo no registré en esa nebulosa de pasión y conexión, jamás había besado ni me habían besado de esa forma, y como desde el principio lo previ no te quería soltar, descubrí no solo que podía sentir, también que estaba famelica de ti, había esperado toda la vida por esto que no conocía, había esperado toda la vida por ti. Nos soltamos porque necesitábamos respirar, la desgracia de lo mundano se hizo presente, no quería abrir los ojos, cuando lo hiciera tenía que aclarar cosas que ni entendía ni me importaban en ese segundo realmente, cómo querer volver a la realidad de nuestro contexto cuando nunca me había excitado con un beso y ahora me dolían partes de mis entrañas que reclamaban por ti y que no tenía idea que existían hasta ahora.
Crees que me arrepiento de nosotros? Nunca, pese al dolor él es lo mejor que me ha pasado en la vida. Él me hizo sentir, él me trajo de vuelta a la vida, él me hacía sentir más viva que nunca, con él me descubrí a mi misma, no existía la posibilidad de no amarlo como lo hago...
32 notes · View notes
ecosdenostalgia · 2 months ago
Text
Entre el Fuego y la Penumbra
La habitación era un santuario de penumbra y deseo, iluminada apenas por la cálida luz de una vela que pintaba sus pieles con sombras doradas. Él estaba de pie, sus ojos la devoraban desde el otro lado de la cama. Ella, recostada entre s��banas desordenadas, llevaba apenas una fina prenda de encaje que poco escondía y mucho insinuaba.
Él se acercó despacio, con una intensidad en su mirada que hizo que su respiración se acelerara. Cuando llegó a su lado, se inclinó sobre ella, atrapando su boca en un beso profundo, húmedo, cargado de una urgencia que hizo que su cuerpo se arquease hacia él. Su lengua exploraba cada rincón de la suya, arrancándole pequeños gemidos que vibraban en el aire.
Con un movimiento decidido, deslizó la prenda por sus hombros, dejando al descubierto su piel. La tocó, primero con suavidad, luego con firmeza, descubriendo qué lugares arrancaban de su boca un suspiro y cuáles la hacían gemir. Sus manos exploraron el contorno de su cintura, subieron por su torso, encontrando sus pechos. Los acarició con hambre, sus dedos jugando con los pezones endurecidos mientras su boca bajaba por su cuello, dejando un rastro de besos y mordiscos ligeros que encendían su piel.
Ella lo tiró hacia abajo con una urgencia que no podía contener, sus dedos desabotonando su camisa con torpeza, desesperados por sentirlo más cerca. Cuando por fin quedó desnudo frente a ella, lo miró, sus ojos oscuros de deseo, su lengua humedeciendo sus labios en un gesto instintivo. Lo atrajo hacia sí, sintiendo el calor de su cuerpo contra el suyo, su dureza contra su vientre, el peso de su deseo haciéndola temblar.
Él bajó lentamente, besando y mordiendo la piel de su abdomen mientras sus dedos deslizaban la tela que aún cubría su último secreto. Cuando quedó completamente desnuda, no esperó. Separó sus piernas con una mezcla de delicadeza y decisión, sus labios explorando el calor entre ellas. Ella jadeó, sus manos encontrando refugio en su cabello, empujándolo hacia donde su lengua y sus dedos trabajaban al unísono, arrancándole un gemido tras otro.
Su respiración se volvió errática. Sentía que el mundo se desvanecía a su alrededor, reducido al ritmo de su boca y al crescendo que crecía dentro de ella. Cuando alcanzó el clímax, su cuerpo se sacudió bajo él, sus uñas clavándose en sus hombros mientras un grito ahogado escapaba de su garganta.
Él no esperó a que ella recuperara el aliento. Subió por su cuerpo, su boca encontrando la suya de nuevo, y con un movimiento lento pero firme, la llenó. Ella gimió contra sus labios, sus cuerpos moviéndose en perfecta sincronía, un vaivén de pasión que parecía incendiar la habitación. Cada embestida era más profunda, más intensa, más desesperada, como si ambos quisieran grabarse el uno en el otro para siempre.
El sudor perlaba sus pieles, mezclándose mientras se aferraban, sus cuerpos atrapados en un ritmo que solo ellos entendían. Cuando finalmente alcanzaron juntos el éxtasis, se desplomaron entrelazados, sus respiraciones entrecortadas llenando el silencio de la habitación.
El mundo podía esperar; en ese instante, solo existían ellos, dos almas perdidas en el fuego del deseo satisfecho. - ecos de nostalgia -
19 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 4 months ago
Text
(Des)Horas - Matías Recalt
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
+18! MeanDom!Mati. Un poco de Brat!Reader, biting, CM/NF, (posible) dacrifilia, marking, sexo sin protección (kind of/mención de anticonceptivos orales), spanking, spitting, spit kink, breve aftercare, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Y cuento las horas Que no pasé a tu lado Son como hojas de un papel En blanco
El tren avanzaba con un suave balanceo sobre los rieles mientras observabas la forma en que el mundo exterior comenzaba a despertar.
El cielo todavía era de unos pálidos tonos grises y azules cuando en el horizonte vislumbraste los primeros rayos de sol, los cuales comenzaron a cegarte una vez que el vidrio empañado por el frío de la madrugada se despejó.
Los árboles bordeando las vías y las siluetas lejanas de algún pueblo eran una constante promesa de serenidad que hacía que tus músculos se relajaran, por no mencionar el ruido mental ahora nulo.
Contabas en voz baja cada camino de tierra serpenteante, los destellos de agua aquí y allá, las suaves colinas cada vez más pronunciadas.
-Veo, veo.
Parpadeaste rápidamente.
-¿Qué ves? - preguntaste sin dejar de admirar el paisaje.
-Alguien con cara de culo.
Volteaste para centrar tu atención en Matías, sentado frente a vos, sosteniendo su teléfono en una mano y el termo en la otra. Estaba concentrado en la pantalla, en lo que fuera que estuviera viendo allí, pero de todas formas se tomó el tan arduo trabajo de apreciar tu semblante para molestarte.
-Tengo sueño- explicaste, pasándole el mate que sostenías hacía siglos-. Y me colgué.
-Me di cuenta- dijo y arrojó el teléfono sobre su regazo-. Falta poco.
-Mentiroso.
Una advertencia cruzó su mirada, pero su postura permaneció igual de desenfadada y mientras jugaba con la bombilla del mate (curioso, pensaste, porque siempre te decía que no hicieras eso) examinó el resto del vagón vacío.
Llevaban horas sentados en la misma posición y el cielo, estrellado e iluminándose cada vez más con el correr del tiempo, era la única compañía.
-¿Querés dormir? Te despierto antes de llegar- ofreció mientras hacía lugar en el asiento disponible con lo que él crey�� era el mayor disimulo.
Te divirtió recordar su audible protesta cuando ocupaste el asiento frente a él y la sutil sugerencia que te hizo sobre tomar su lugar: esto le habría permitido estar a tu lado sin delatar sus deseos, pero sabés que también le gusta estar junto a la ventana y por eso la rechazaste. Te pareció tentador dormir sobre su regazo o en su hombro, pero también molestarlo.
-Bueno.
Mientras recogía sus cosas para hacerlas a un lado, con una sonrisa de satisfacción que intentaba ocultar, buscaste una posición más cómoda en tu lugar y cerraste los ojos. Luego de unos instantes de tenso silencio volviste a abrirlos para encontrarte con su cara de molestia y sus ojos fijos en la pantalla del dispositivo nuevamente.
Una risa escapó de tu boca.
-Sos una boluda.
-No te enojes, tonto- estiraste una pierna y tocaste con tu pie descalzo su rodilla-. Vos siempre me hacés lo mismo y yo no me enojo.
-Es diferente.
Capturó tu pie y comenzó a masajearlo distraídamente.
-¿Qué vamos a hacer cuando lleguemos?
-Vos, dormir.
-¿Y vos?
-No sé.
Ignoraste su intento de despertar tu curiosidad y obligarte a preguntar. Él continuó con el masaje en silencio, procurando ayudarte a relajarte porque sabía que necesitabas dormir –consciente de los días que llevabas sin pegar ojo–, fingiendo abstraerse en el paisaje del otro lado de la ventana y en los asientos sin dueño.
El silencio del ambiente y sus manos sobre tu piel eran como un somnífero y tus ojos se cerraban en contra de tu voluntad una y otra vez, tu cabeza caía repentinamente en más de una ocasión y él reía en silencio cuando te veía despertar sobresaltada. No recordaba cuándo fue la última vez que te vio batallar tanto para mantenerte despierta.
-Vení acá, dale.
El tono de su voz era firme y notaste un deje de preocupación que rara vez te permitía oír. Dejaste en tu asiento tu mochila y tu teléfono, como si existiera la mínima posibilidad de que alguien fuera a ocuparlo por accidente en caso de estar vacío, y cuando te sentaste a su lado tu cuerpo se mantuvo tan cerca del suyo como era posible.
-Despertame antes de llegar- le recordaste-, no quiero olvidarme nada.
Besaste su mejilla y cuando te recostaste sobre su hombro él besó tu cabello. Los minutos pasaron y Matías podía sentir la manera en que te relajabas, oír tu respiración ralentizándose y sentir la tensión abandonando tus dedos, cerrados débilmente sobre su brazo, pero sabía que aún estabas muy despierta y que probablemente no fueras a dormir en lo absoluto.
-¿Escuchamos música?- propusiste cuando ya llevabas varios kilómetros recostada en su hombro. El cielo vestía ahora con tonos rosados y los girasoles cobraban vida nuevamente-. ¿Mati...?
Estaba dormido.
Cuando te reincorporaste, lentamente y cuidando no despertarlo, permaneciste en tu lugar para contemplar su perfil. Mientras dormía juraste que podía ser un ángel, alguien diferente, sereno y desprovisto de sarcasmo, pero no estabas segura de querer que fuera así... Porque también era un ángel cuando te ordenó ponerte de pie cada dos horas -molestándose porque intentaste negarte y amenazando con castigarte- para recorrer el vagón.
La primera vez que preguntaste, cuando te hizo dejar tu asiento durante un vuelo, la única explicación que recibiste fue algo entre las líneas de “las pastillas”. No comprendiste qué intentaba decir y cuando te inclinaste hacia él para preguntar, argumentando que te sentías perfectamente bien, su respuesta fue:
-Porque yo lo digo. Punto.
Más tarde ese mismo día, en uno de esos escasos momentos en los que expresa verbalmente los motivos que lo preocupan, explicó que intentaba asegurarse de que no sufrieras una trombosis. Intentaste no reír por su expresión de horror y besaste su mejilla, conmovida por un detalle tan pequeño pero valioso, mientras él –avergonzado– intentaba apartarte.
Volviste a recostarte sobre su hombro, todavía recordando ese momento. No dormiste.
Horas más tarde llegaron a destino y se registraron en el hotel que Matías escogió sin comentarte los detalles. Mientras él se encargaba del papeleo vos te perdiste observando los cuadros expuestos en el salón principal, leyendo las inscripciones que los acompañaban, memorizando a través de las ventanas los detalles en el interminable y vacío jardín.
Durante el desayuno, con sus teléfonos apagados y olvidados intencionalmente en la habitación, te prohibió tomar café. Intentaste confiar en él y no protestar porque, después de todo y sin importar sus métodos, Matías sabe qué es lo mejor para vos... pero tu rostro te traicionó.
-¿Qué te pasa?- preguntó mientras sorbía de su taza.
-¿Por qué no puedo?
-Quiero que duermas bien esta noche.
-Son las diez de la mañana, Matías.
-¿Y…? Te conozco.
Escogiste morderte la lengua en lugar de argumentar en su contra y en tu mente se sucedieron las imágenes de los últimos días: café o una bebida energizante por la mañana, cerca de media tarde y también cuando el reloj marcaba las siete. Matías se aseguró de vigilarte, pero cualquier mínima oportunidad que tenías, la tomabas. Literalmente.
Tu novio dejó pasar tus contestaciones malhumoradas y tus expresiones de molestia, consciente del efecto de la falta de descanso, esforzándose por distraerte con las actividades del lugar y arrastrándote con él para una larga caminata. Si conseguía agotarte lo suficiente para que tomaras una siesta, su plan podría considerarse un éxito.
Estaba convencido de que lo había logrado hasta que salió de la ducha cerca de las cinco. Encontró la habitación vacía, la cama fría como evidencia de que te habías marchado hacía tiempo –y en absoluto silencio, tenía que reconocer tu habilidad-; depositó sobre la pequeña mesa de noche el vaso donde colocaron las flores que recogiste mientras caminaban, ahora colmado con agua, y abandonó la habitación.
Te sorprendió en el jardín, ocupando una de las mesas más lejanas y tecleando rápidamente sobre la pantalla de tu celular, en trance. Sobre el cristal descansaba una taza y Matías supo de inmediato que contenía restos de café. Tomó aire antes de recorrer la distancia que los separaba y carraspear para llamar tu atención.
-¿Qué?- preguntaste con fingida inocencia.
-¿Qué hacés?
-Nada.
Fue su turno de morderse la lengua.
-¿Estaba rico el café?
-Re.
Volteó para corroborar que nadie estuviera cerca.
-Escuchame una cosa- dijo mientras tiraba de tu cabello para obligarte a mirarlo-. ¿Yo no te dije que…?
-Tenía sueño.
Tiró más fuerte y evitaste quejarte. No querías darle la satisfacción.
-¿Y por qué no te quedaste durmiendo?
-No podía.
Te soltó bruscamente y tomó tu teléfono. Permaneciste en silencio sólo por la amenaza que dejaron entrever sus ojos, en el brillo de sus pupilas la promesa de una noche interminable, pero aún así resultaba tentadora la idea de seguir provocándolo, exigirle que te entregara tu teléfono, enloquecerlo en frente de otras personas, hacer que centrara toda su atención en vos.
Qué bueno que no lo hiciste, pensás ahora, porque no creés soportar más que esto.
En algún momento dejaste de contar las nalgadas, perdida en un mar de lágrimas y súplicas, pero Matías encontró una solución rápida y eficiente para no tener que escuchar tus lamentos: te despojó de tu ropa interior, que ya relucía con las gotas de tu excitación, para luego introducirla en tu boca.
De vez en cuando finge sentir compasión y sus manos se deslizan, con cariño y cuidado, sobre tu piel ya sensible; luego de unos segundos recuerda el café, la manera en que le faltaste el respeto desafiando su autoridad, ignorando y arruinando sus intentos de cuidarte, y reemplaza las suaves yemas de sus dedos con sus uñas no tan cortas para hacerte llorar.
Ignora tu cuerpo tiritando sobre su regazo y continúa sosteniendo tus muñecas contra tu espalda, empleando más fuerza de la necesaria. No le preocupa que te resulte doloroso, obvio, porque no le importa provocarte dolor y la prueba de ello son también los golpes en la parte posterior de tus muslos. Es una zona que procura evitar, consciente de cuánto cuidado necesitará posteriormente, pero…
-Cómo te gusta romperme las pelotas- reclama-. Siempre lo mismo con vos.
Por fin suelta tus muñecas, regocijándose con un último golpe que impacta entre tus muslos, para luego manipular tu cuerpo de manera brusca y arrojarte sobre el colchón. El impacto te hace quejarte y retirás la prenda de tu boca, sin ser consciente de lo excitante que es para tu novio ver que esta está empapada con tu saliva.
Las lágrimas se deslizan por tus mejillas como un río y caen directamente sobre las sábanas cuando las mordés, esforzándote inútilmente por soportar el ardor que recorre todas las zonas que Matías marcó sin consideración. Escuchás el lejano sonido de su ropa y suspirás, pero el alivio es fugaz porque pronto lo sentís sentándose sobre tus muslos.
Aún lleva puesto el pantalón y el material reaviva el fuego en tu piel.
-Calladita- ordena.
Tomás aire y reprimís un gemido cuando desliza su punta entre tus pliegues húmedos, presionando sobre tu entrada por unos pocos segundos, como una advertencia, para luego enterrarse en tu cuerpo con una estocada que te corta la respiración. Golpeás el colchón con tu puño y sentís su respiración golpear tu oreja cuando ríe, encantando con tu reacción.
La piel sensible de tus muslos arde tanto o más que tu entrada y tu interior estrecho –no importa, tu cuerpo siempre hace lugar para él- o tus ojos.
Matías te concede un momento, probablemente para cerciorarse de que podés con esto, pero pronto se deja caer sobre tu espalda y te sorprende con movimientos profundos y un ritmo que pretende torturarte más que otorgarle placer.
Es un castigo, lo sabés en cuerpo y alma, pero junto con tus lágrimas se escapan también un sinfín de gemidos. Su miembro llenándote por completo hace desaparecer el recuerdo de todas las noches que pasaste intentando satisfacer tu necesidad con tus dedos o con los diferentes e inútiles juguetes que sólo lograron frustrarte más.
Gemís su nombre una y otra vez y él muerde tu cuello. Tus paredes se contraen en torno a su miembro y su ritmo se vuelve irregular, jadea contra tu piel antes de liberarte y besar tu cabello entre suspiros; es algo que normalmente evitaría, siempre reacio a demostrarte cuánto poder tenés sobre él, pero todo el tiempo que pasaron lejos del otro también pesa sobre sus hombros.
Jurás que podés sentir las venas que recorren su extensión y la casi inexistente curva que provoca que roce tu punto dulce de manera constante. Intentás contenerte, fingir que todavía no delataste cuánto lo estás disfrutando, porque sabés que en cualquier momento podría retomar la sesión de spanking sin importarle cuánto necesita utilizar tu cuerpo. O peor.
Sus movimientos son lentos pero profundos, su punta besando tu cérvix y estimulándote sin más esfuerzo. Y aún así no es suficiente. Matías percibe la histeria, el hartazgo y tu impaciencia, todo con sólo observar la forma en que mantenés los ojos fijos sobre la pared frente a ambos.
Sabe que intentás sacar ventaja de la situación en lugar de empeorarla. También sabe que no podés. Sos más débil que él.
-Mati…
-No, callate.
-Pero…
-¿Qué?- pregunta casi en un grito-. ¿Qué querés?
Escondés tu rostro entre las sábanas y gemís.
-Más- suplicás moviendo tus caderas. Cuando rodea tu cuello con su brazo agregás:- Ya sé que estás enojado, pero…
Su mano impacta contra tu mejilla y te obliga a mirarlo. Ejerce presión hasta que tus labios se separan en contra de tu voluntad y sin pensarlo dos veces escupe en tu boca, sin permitirte tragar y disfrutando ver cómo parte de su saliva cae por la comisura de tus labios hasta tu mentón. Cerrás los ojos y sacude tu rostro con fuerza. Su miembro palpita en tu calidez.
-Sólo por esta vez.
Abrís los ojos, desconcertada, pero comprendés el porqué de su generosidad en cuanto abandona tu interior y se arroja de espaldas contra las almohadas.
Señala su regazo, invitándote, tentándote con su erección que brilla y gotea con la excitación de los dos –manchando su ropa de una forma que te hace morderte el labio-, pero no podés evitar mirarlo con recelo porque sabés cuánto va a doler.
-Elegí- dice sin dejar de mirarte a los ojos-. Esto o…
Dirige la mirada hacia las cuerdas que dejó junto a tus flores. No, negás rápidamente.
Toma tu cintura cuando te posicionás sobre él y sonríe (arrogante, hermoso, insoportable) mientras sigue tus manos temblorosas guiándolo hacia tu entrada. Te dejás caer hasta que su miembro desaparece casi por completo en tu interior y buscás apoyo en su pecho desnudo, el ritmo de tus caderas creciendo gradualmente.
Arroja la cabeza hacia atrás y sus uñas se clavan en tu piel.
El orgullo que llena tu pecho no es suficiente para olvidar el maltrato sufrido bajo sus manos y tus sollozos resuenan en la habitación junto con los obscenos sonidos de humedad provocados por sus cuerpos allí donde se unen. En otro momento un castigo sensorial sería la peor de las condenadas pero, después de semanas sin verse, te parece la mejor recompensa.
El placer nublando tu juicio no te permite saber que estás llorando y tampoco te deja ser consciente de la fuerza con la que te movés sobre Matías. Sólo sabés que se siente muy bien y lo repetís un centenar de veces, rogando porque él comprenda lo que intentás comunicar cuando tus palabras se cortan por tu respiración desesperada y errática.
El vaivén de tus pechos llama su atención y se felicita mentalmente por haberte despojado de toda tu ropa, -tu cuerpo desnudo resaltando todavía más tu vulnerabilidad y entrega- complacido por la facilidad con la que le permitís tomar el control. Ojalá eso bastara para perdonarte por desobedecerlo, ¿no?
-¡No!- te quejás cuando su palma golpea uno de tus pechos, dirigiéndose hacia el otro rápidamente-. Me duele, Mati, no…
-¿Y?- tira de tus pezones con fuerza y tus lágrimas caen sobre su abdomen. Puede sentir tus uñas rozando su piel-. Jodete por no hacer caso.
Interrumpís tus movimientos en un intento de detenerlo, esforzándote inútilmente en concentrar todas tus fuerzas para impedir que continúe con sus acciones, pero es más rápido, más ágil, más fuerte, así que capturar tus muñecas para él no es más que un juego. Tira hasta que terminás recostada sobre su pecho y planta firmemente sus pies sobre el colchón.
Gritás contra su clavícula cuando comienza a abusar de tu interior, aún sujetando tus muñecas entre su pecho y el tuyo mientras recorre con su otra mano la zona de tus costillas, tu cintura, tu cadera, finalmente encontrando su lugar en la parte posterior de tu pierna para dejar allí su huella.
Mordés su hombro para contenerte cuando el roce constante de su pelvis contra tu clítoris amenaza con llevarte hacia el orgasmo. Tus paredes se contraen aún más, succionando su miembro con desesperación, prácticamente imposibilitando sus movimientos, pero Matías continúa con su ataque sin importarle nada más.
Intentás preguntar, un hilo de palabras indescifrables dejando tus labios junto con su nombre y unos suspiros delirantes, pero no estás segura de su respuesta hasta que sentís sus labios besando delicadamente tu mejilla. Un acto de misericordia que termina por desdibujar la línea que separa el dolor del placer. Te desborda.
Los nervios de tu cuerpo son fuego puro y su miembro todavía deslizándose entre tus paredes –imposiblemente apretadas, calientes, más húmedas que nunca- es combustible. El ruido de piel contra piel es nulo cuando tus gritos eufóricos llenan la habitación, seguidos de unos patéticos sollozos acompañando su nombre y ese par de palabras que tanto disfruta oír.
Te amo jura contra tu cuello. No está seguro de que en tu estado lo comprendas.
El violento palpitar de su miembro es la única advertencia que recibís antes de sentir los hilos de semen que brotan, caen y te marcan como suya una y otra vez. Gemís y buscás sus labios, desesperada por un poco más de contacto, besándolo con voracidad.
Te obliga a romper la distancia para ayudarte a regular tu respiración. Tus ojos aún están repletos de esa bruma, tu razonamiento luchando por retomar el lugar que le corresponde.
-Perdón- decís contra sus labios-. Perdón, perdón, perdón.
-Ya está, ya pasó.
Sus nudillos acarician tu pómulo con suavidad, un roce casi inexistente, antes de que su palma acune tu rostro y sus dedos desaparezcan en tu cabello.
-Te extrañaba mucho.
-Yo también- seca una lágrima de tu mejilla y suelta una risa-. Sabés que podías decirme, ¿no? En vez de portarte como el…
-Sí- lo interrumpís-, pero llegaste del viaje re cansado y no quería hacer que te canses más.
Finge indignación.
-Dejame que te cuide, ¿sí?- besa tus labios ante tu protesta cuando se desliza fuera de tu interior-. Vos no tenés que preocuparte por nada.
Ignora su liberación goteando por tus muslos mientras te conduce lentamente hacia la ducha, también tu saliva secándose en su hombro y tus lágrimas aún frescas corriendo por su torso, porque no cree ser capaz de controlarse en caso de prestar atención a esos detalles.
Odia recordar que pasaron tanto tiempo separados, sí, pero el consuelo es poder recuperarlo de esta manera.   
Masajea tus hombros, tu espalda y tus piernas mientras el agua caliente corre por tu cuerpo, llevándose los vestigios de la noche y actuando como somnífero; besa tu piel con una dulzura exagerada, deteniéndose en las marcas que dejó, capturando juguetonamente entre sus dientes la carne de tu cadera, tus brazos, tu mejilla y tus labios.
Matías percibe el agotamiento en tu rostro y en tus respuestas letárgicas mientras sus dedos recorren tu piel para deshacer el bálsamo. La impronta de rojos y violetas que su mano dejó en tu cuerpo tardará en desaparecer, un no-tan-sutil y firme recordatorio de porqué siempre tenés que confiar en sus órdenes y ser paciente. Finge que no considera otro castigo para los días venideros.
-Tengo sueño- susurrás cuando se desliza bajo las mantas.
-Me di cuenta.
-¿Mañana podemos dormir hasta tarde?
-No.
-¿Por qué?
-Tenemos un taller de cerámica a las nueve.
-¿Tenemos?- soltás una risa de escepticismo-. ¿Vos haciendo cerámica?
-¿De qué te reís? Vos nunca hiciste.
-No, pero…
-Callate porque te hago cosquillas- amenaza.
Besás su mejilla.
El alivio lo recorre cuando minutos más tarde nota que estás, por primera vez en muchos días, profundamente dormida.
Dejo por acá esta historia que quedaba pendiente porque es de mi agrado informarles que... ✨por fin se me cayó una idea✨, así que ya voy a dejar de robar con publicaciones atrasadas. Espero que les guste y sí, ya sé, tengo que dejar de relacionar a Matías con Babasónicos 😔
taglist: @recaltiente @chiquititamia @delusionalgirlplace @llorented @madame-fear @creative-heart ♡
43 notes · View notes
pricesugarwife · 1 year ago
Text
Fantasies | John Price x Reader
I'm a bit rusty; I haven't written a fic in... years, I can't even remember. It makes me quite nervous, but my lovely friend motivates me to do it, and I want to write to thank her for the hearty meals she provides. Inspired by a dream where I was pregnant, and Joe Graves took charge. 
It may not be the best, but it is with much love. ❤️
Dedicated to @the-californicationist
John Price x Pregnant! Reader
⚠️ Facts: Spanish | Implicitly smut | Fluff 
Tumblr media
Los rayos del sol atravesaban la ventana, alumbrando escasamente la cocina que aún permanecía en penumbra mientras me balanceaba al compás de una suave melodía. Mis tarareos seguían la canción que sonaba en la radio, mientras daba tranquilos sorbos de mi taza de té y agradecía a Dios por siempre traer de regreso a mi amado esposo. 
Recordar las lágrimas derramadas, el crucifijo en mis manos mientras sollozaba por la madrugada y la inquietud que sentía en mi pecho cada vez que se marchaba a un despliegue, un tiempo de silencio que podía durar largos meses y despertaba mi angustia al siquiera imaginar cómo sería si no regresara. 
No sé en que momento me volví una esposa tan devota, mucho menos después de pensar que me quedaría solterona. Antes de que mis ensoñaciones cayeran nuevamente a esa noche de invierno en la que conocí a John, sentí sus fuertes brazos rodearme y acercarme a su pecho. 
— ¿Por qué te levantaste tan temprano de la cama, amor? —susurró con su voz ronca en mi oído, brindando caricias a mi estómago hinchado por los seis meses de embarazo. 
— Es tu día libre, quise mimarte con tu desayuno favorito —murmuré para no romper la atmósfera de calidez y suavidad, mientras sentía la aspereza de su barba en mi cuello. 
Había algo en él que aún después de tantos años de casados seguía enloqueciéndome, la calidez de su cuerpo contra el mío, su aroma a almizcle, whiskey ahumado y madera que me embriagaba. Estaba tan enamorada, aún lo estoy, recordando los sacrificios que hice al abandonar mi patria por comenzar una nueva vida con John. 
— Aún hay tiempo para eso, amor. Vamos a la cama y déjame consentir a mi dulce esposa toda la mañana, ¿sí? —el tono bajo de su voz sacudió mis huesos y envío una ola de calor por todo mi cuerpo, que aún se acostumbraba a los febriles cambios hormonales. 
Antes de que pudiera resistirme, sus labios llenos descendían por la curva de mi cuello hasta el hombro, quitando la delgada tira de mi camisón, desnudando ese trozo de piel que cubrió con sus besos húmedos. Un suspiro escapó de mi boca, las manos fuertes pero gentiles de mi marido recorriendo mi cuerpo con amor y reverencia, mientras lamía en las mordeduras juguetonas que dejaba a su paso. 
Sus manos bajaron a mi pecho, acariciando los sensibles pezones entre sus firmes dedos, sosteniendo la pesadez de mis senos, que habían comenzado a crecer desde el inicio del embarazo, en sus grandes manos. Su nariz volvió a mi cuello, respirando sonoramente y acercándome mucho más a su cuerpo para que sintiera su miembro contra mis nalgas. 
— Ven, amor, o no podré resistir y te tomaré aquí  mismo —ronroneó John, volteando mi cuerpo para que pudiera mirar sus deseos e intensos ojos azules. 
Una de sus manos me sujetó del cuello, dirigiendo el beso que inició en cuanto mi boca estuvo a centímetros de la suya y reclamó lo que tanto anhelaba; sus labios se movían con aspereza sobre los míos, mordiendo mi labio inferior y calmando el delicioso escozor con su lengua cuando escuchó los pequeños jadeos de placer que se me escapaban. 
81 notes · View notes
alquimistaliteraria · 8 months ago
Text
Mi cuerpo estaba con ella pero mi mente y corazón estaban contigo.
Tumblr media
Tu sentir en mis letras:
Sabía perfectamente que no podía escapar de lo que sentía,
lo intenté, pero terminaba extrañándote y buscándote,
Aún estando con alguien más, seguías habitándome en la lejanía.
Te quedaste como tinta en mi piel, imborrable,
Y aquel [tal vez] de lo que pudo ser no me soltaba,
Mi cuerpo estaba con ella, pero mi mente y corazón estaban contigo.
Trataba de comprenderlo, el porque no podía olvidarte y dejar de sentirte,
La respuesta estaba en mi y la busqué en ti.
Tenía que confirmar si al tenerte enfrente el sentir era real o…
y si ¿realmente era una excusa para tenerte cerca?
Odiaba estar en esta situación, en la que yo me meti, y aunque la respuesta era lógica, yo solita me ataba y elegía estar a la mitad.
Era tan sencillo como releerme y encontrar lo que me niego a ver y aceptar.
Mi sentir en mis letras:
Me doy cuenta que antes no entendía del todo la conexión que compartíamos, pero ahora es obvio lo que ocurre. Tu lenguaje corporal me ha dejado claro lo que nuestras almas y nuestros cuerpos están tratando de decir. Esas señales, que antes me confundían, ahora revelan la intensidad de lo que siento.
No voy a negar que me resistí al magnetismo que existe entre nosotras. Sin embargo, hay algo en mí que ha recordado que no me gusta ser parte de triángulos. La decisión de elegirme a mí misma ha tomado un peso significativo, y por ello, he decidido olvidarte. Reconozco que volver a confiar en ti me parece complicado. Siento que aún te falta claridad, ganas y, sobre todo, amor. Y, honestamente, he llegado a la conclusión de que yo te amé de más, entregando una parte de mí que ahora entiendo que debo cuidar.
Lo más crucial que he podido confirmar en este proceso es que estar cerca de ti resulta riesgoso para mi camino personal. Quiero lo mejor para mí y estoy decidida a avanzar en esta travesía sin las cargas del pasado. Espero que puedas encontrar la claridad que necesitas en tu vida, no solo por el bien de ti misma, si no, por el bien de tus futuras chicas. Mereces, como yo, un amor que sea verdaderamente compatible y que te haga sentir plena.
En el pasado, tuve la oportunidad de expresarte muchas cosas lindas desde el fondo de mi corazón, y esas creencias se mantienen firmes en mí. Veo el potencial que tienes, esa luz que a veces se oscurece, pero que todavía brilla intensamente. Solo espero, de corazón, que también puedas verlo y que tomes las decisiones necesarias para hacerlo tuyo.
Te deseo lo mejor en este viaje de autodescubrimiento y crecimiento. Que encuentres ese amor que te haga sentir completa y feliz.
By Yls.
28 notes · View notes
selenne76 · 16 days ago
Text
...Las manos están creadas para acariciar...las mías se mueren por posarse sobre su piel.
Manteniendo una distancia prudencial entre su cuerpo y el mío, regalo a mis retinas el paraíso anatómico en el que me voy a perder.
Mis dedos leen su pecho en braille, recorriendo el sendero descendente que me conduce de forma inexorable hacia el firme eje de su placer.
En la yema de los dedos retengo el placer de sentir como sus músculos se contraen de placer a mi paso, le escucho contener el aliento para gemir al instante siguiente.
Jamás me olvido de mimar su espalda, marcando las uñas como gata celosa, amasar sus nalgas mientras le como la boca.
Al final del camino, imponente, me encuentro con su venoso falo entre las manos, caliente, firme, palpitante, grueso...su tacto invita a desear probar su sabor...será como tomarse ese trago de leche calentita y dulzona, con una pizca picante y un intenso sabor a masculinidad.
Los dedos apenas envuelven su envergadura, las caricias lentas enseguida apremian velocidad y sus gemidos son la alarma que me avisa de que ese erecto volcán está preparado para erupcionar, mis labios recogen las gotas de lava abradadora...🖤🖤🖤
https://www.instagram.com/reel/DEDdgKVNAXynctw6F2FGx60i6Ic4kzpg1YGHxw0/?igsh=MTF3OHM1NGU3Zzdlcw==
7 notes · View notes
jujuz299 · 1 year ago
Text
Mi reina (Fanrworld finn x reader) Prologo.
Tumblr media
Sinopsis: eres una chica de que por lo que crees que eres normal sin saber mucho de tu pasado y siendo una de los mejores amigos de Fiona y su gata cake y al salir de lo que parece ser la cabeza de un hombre Simón empiezan a tener aventuras extrañas de tu conocer tu ser, tus orígenes, quien crees que eres y en el camino enamorarte de un hombre con un pasado confuso y helado los dos enamorándose de su lado más oscuro y más bríllate como rey y reina.
nota: hola, espero que les guste mucho este prologo este historia tendrán partes eliminadas de la narrativa como el capitulo dos de la serie o otros en el futuro pero si quieren esas partes presentes pueden comentarlo con gusto, la serie original ninguno de mi los personajes son míos excepto tn/tu persona y también la historia la publicare en wattpad así que como avisare cuando este publicada allá.
el capitulo uno esta en proceso 🦑✨
capitulo: prologo
---------------------------------------------------------------------------------------------
Camino tranquilamente por lo que es un bosque con los arboles de tonos verdosos opacando tenuemente la iluminación del sol estaba tarareando levemente una canción de que, no lose pero era algo que tranquilizaba y de por mucho mientras mis pasos seguían hacia un rumbo donde se veía más luz  se me resonaba más el canto de un ave de alguna manera esta tranquilidad me era  abrumadora hasta incluso aterradora pero en mi cabeza no salía preguntas solo seguía caminando la luz del sol empezaba a tocarme levemente la piel con fervor y no me di cuenta cuando Salí de la manta de árboles mientras mi vista se adaptaba a la luz note que cerca del  bosque y cerca a unas pisadas de mi había una cabaña en lo que alado era una clase de granja y se repente se empezó a escuchar risas de niños? Risas suaves de lo que era dentro de la cabaña sintiendo una tranquilidad y felicidad extraños pero agradables por alguna razón.
Un crujido de una puerta hiso que se me activaran los sentidos o al menos lo suficiente para espera lo que sucedería después solo para ver cómo sale un hombre, el hombre más atractivo que e visto era alto y musculoso lo suficiente para comprender que su cuerpo fue trabajado por más de tala y corta leña, mi mirada se fue al enfocarse en su brazo metálico de lo que parece que el mismo se hiso esa prótesis mas su otro brazo con una firme musculatura solo para enfocarme  en su cara, su barba que en lo que cabe era en cierta forma arreglada de tal manera que siga creciendo de una manera desordenada más su gorro con lo que parece de que era de un oso polar que hace cubrir gran su cuello y pelo dejando afuera un mechón pequeño en medio de su rostro y  sus ojos afilados como una mirada de un gato con ese color grisáceo aumentaba esa mirada que sentía un escalofrió corriendo por mi columna vertebral.
-oye, la cena esta lista- dice con una voz gruesa pero suave que hace que mi sonrojo sea más notable a lo que no me hace contestar por un rato- hermosa, estas bien? - dice acercándose tranquilamente con una mirada suave.
-Eh- eh si estoy bien, ¿porque lo dices?  - dije solo para sentir su brazo metálico tocando suavemente mi cintura haciendo que lo viera a la cara.
-Te veo distraída, más de lo que eres siempre-dice con una pequeña sonrisa a lo sonríe con una expresión tranquila.
-tranquilo, no es nada solo he pensado sobre algunas cosas- dije llevando la mirada hacia el sol mientras veía como se escondía solo para volver mi mirada a el solo para ver lo cerca que estaba como nuestros rostros estaban más cerca y podría sentir su aliento.
Todo se vuelve negro…un vacío
No siento nada…no hay bosque…no hay vida…no hay nada…se siente tan vacío…tan deprimente que agobia.
Oscuridad…hielo…una clase de bestia roja…sus cuatro ojos como una araña…una corona…unos lentes rotos…una foto…..una calavera con cuernos….mirándome  y su mirada tan vacía, esas pupilas verdes que paralizarían a cualquiera al sentir que estuvieran viendo tu alma  y por alguna razón siento como si me esturdiera sonriendo con esa mandíbula esquelética formando una sonrisa completamente retorcida.
-el fin de todo se acerca- dice con una voz que no se cómo describirlo, era una voz de un ser que ya haya estado en mil infiernos
-DESPIERTA-
-QUE MIER- desperté-otra vez este sueño…esta es la octava vez que pasa ahgg..odio que me despierten de golpe…-desearía estar cansado pero tengo vida de adulto que hacer.
Con las fuerzas de no sé dónde me levante y el tiempo se fue volando al punto que ya me encontraba con un café en mano mientras comía mi desayuno en pijama mientras veía la televisión con una molestia extraña ¿será por el sueño? No lose pero hasta cierto punto es fastidioso no mames, deje de quejarme de sueños sin ningún sentido me prepare para trabajar, me puse mi uniforme de trabajo y buscaba las llaves de mi carro tarareando una de mis canciones favoritas con una clase de presentimiento extraño una clase de tranquilidad pero tampoco es que me importe solo para escuchar que recibí una llamada de Gary uno de mis mejores amigos y compañero de trabajo.
-¿Qué pasho Gary?- dije contestar  la llamada tranquilamente.
-sabes que tienes turno de tarde? - dice con una voz tranquila al otro lado de la llamada.
-claro que lo se pero voy a llegar una media horita más temprano-
-¿enserio?- dice con cierto tono de burla a lo que reacciono de una manera ofendida.
-epa, de que te ríes? -
-nada solo me sorprende, hay algo que te animo el dia?- eschuco mientras salía de mi departamento y bajaba las escaleras del edificio.
-no realmente, mas bien me desperté por una pesadilla-
-¿pesadilla? Que yo sepa tu ni sueños tienes-
-eso lo sé, igual me desperté de muy mal humor y por chistosito me debes un café-
-ya tomaste uno? -
-si-
-te provocaras un infarto por cafeína- lo dice como un regaño mientras de fondo de escucha un tintineo de la tienda de que había entrado un cliente más el sonido de la leche evaporándose que de alguna manera me llego en fosas necesitando otro café.
-eso díselo a la viejita canela- dije saliendo del edificio mientras buscaba mi auto.
-ya me estoy empezando a preguntarme si eres vidente o algo asi ya que la señorita canela acaba de entrar-
-ñengele- dije en una clase de victoria mientras ya entraba a mi auto y lo empezaba a prender.
-te veo al rato-dice con una sonrisa a lo que le respondo con un “si” para asi empezar a conducir en la carretera principal. 
 Mientras en “pan la mantequilla” Gary estaba haciendo un late con sumo cuidado con eso decía cada uno de los pasos de preparación del late.
-orden para cv, seis lates de mantequilla y tres docenas de rollos de crema-
-ah gracias, Gary sé que es una orden grande pero mis nietos aman bebidas cafeinada- dice en un tono inocente mientras tambaleaba un poco- es broma! todo eso es para mí-
 Así empezó a caminar hacia la salida solo para que Gary vuelva a escuchar otro tintineo mientras Gary se preparaba para atender a su otro cliente quien resulto ser Fiona con su gata cake.
-un café para llevar….por favor-al principio lo dice en un tono de molestia para terminar a un tono cansado.
-hola buenos días- saludando a fionna para después acariciar tranquilamente el lomo de cake- y hola a ti también cake- al saludo termina recibiendo un maullido forzado notando que no estaba en su buen estado de siempre.
-ah, que tiene?,  ¿Y qué te pasa a ti?  - dice al ver la cara de demacrada que tenía fionna.
-estoy bien, me despidieron, mi gata se comporta raro y ahora tengo que llevarla al veterinario el cual no puedo pagar por que oh si.. me despidieron-dice mientras recibía el café para así darle un sorbo.
-suena terrible pero quizá esto te alegre- dice yendo a buscar algo solo para mostrar algo que resulta ser una galleta de jengibre- mi último prototipo aun esta en desarrollo así que dame tu opinión honesta- dice apartando a cake con cuidado para mostrarle más a detalle la galleta- oh necesita el toque final…una bufanda de mantequilla de frambuesa- apunto de darle es último detalle se dio cuenta que fionna ya se había comido la galleta.
-mmm rico-
-fionna, no estaba listo- dice regañándola- solo para escucharse un tintineo de que alguien llega mostrar de que se trataba de mi.
.si no estaba listo porque se la disté- dije en broma solo para escuchar un bufido de Gary y recibir un maullido y saludo de parte de Fiona y cake.
-gary, hace cuanto nos conocemos los tres?- dice fionna refiriéndose a los tres mientras acaricia a cake suavemente.
-eh no lo se, desde siempre-
-entonces deberías saber que tengo nulo control de mis impulsos cuando hay comida azucarada- dice mientras ella y yo agarrábamos un poco de mantequilla de frambuesa y la probábamos.
-les voy a preparar uno nuevo a las dos- dice con el ceño fruncido mientras saca otras galletas- pero esta vez por favor saboréenlo y analícenlo-
-ni que fuera gordon rancy-dije
-oye ya te dije que me gusto-
-lo se pero quiero una opinión detallada- volví a acariciar un poco a cake para ver que ella se baja por el mostrador y va a la hielera por alguna razón y empieza a tocar el vidrio de  esta y de repente aparece un ratón debajo saliendo a la luz a lo que cake lo persigue y reírme ante la reacción de Gary por el ratón hasta que cake atrapa al ratón a lo que aplaudo por gratitud solo para ver como se abre la perta y mostrar a viví la jefa con falso acento francés, me cae mal pero por el dinero puedes estar hasta cerca de los seres mas aborrecibles.
-que es esto?-
-un gato con un ratón en la boca-dije mirándola con indiferencia a lo que me mira con desprecio
-una más y te despido- a lo que yo bufo como respuesta, pero decido no responder.
-nada de luchas en mi panadero- dice separando a cake del ratón la cual cake sale corriendo a los brazos de fionna.
-tampoco debería aver ratones en la panadería-dice Gary
-es higiénico y desagradable- dije en susurro
-nah, las panaderías tienen ratones eso siempre a sido así desde los viejos tiempos-dice con su acento falso- es tradición- tradición su estatura de goblin señora que me da plata con toda la afán de ofender, después de sacar mentalmente lo que tenía que sacar veo como agarra una de las galletas de Gary-ahg, otra de tus exageradas abominaciones- es una galleta no fastidies.
Viendo de forma de pereza como Gary le pide que no se coma la galleta para después ver como tira la galleta al suelo lo Gary reacciona de manera muy aceptable a mi parecer, como es posible que tire un comestible al suelo eso es peor que maquiavélico. Miro como la goblin agarra uno de sus panes originales que también lo tira al suelo lo cual me hace fruncir mas el ceño y que solo lo hace para comparar al soltar al ratón por lo cual no entiendo por que la tubo en mano todo el tiempo, pues al soltar el ratón este  empieza a oler la galleta de gary la cual ignora y después huele el pan para terminar llevándose ese pan rancio solo para echar de menos la galletita de Gary y ver como fionna intenta defenderlo.
 -los ratones les gusta mas las cosas rancias- dije en un susurro como un intento de ayudar solo para ver como termina de despreciar el trabajo de Gary y irse sin antes de echarme una mirada.
Suspire cansada solo para medio escuchar de fionna de la sugerencia de renuncia hacia gary pero creo que era para los dos.
-ni se te ocurra, no me dejes sola con esa goblin- dije susurrando lo último.
Solo termino escuchando mas o menos los planes del futura panadería que tiene pensado hacer para después ver a fionna alterada encerrando a cake en su jaula y salir de la cafetería por lo que oi de ir al veterinario por el comportamiento diferente que tiene cake por lo poco que note no sin antes de irse sin su café y unas galletas solo para recibir una mirada de gary.
-y mi café?- noto una pequeña sonrisa de Gary para después darme una galleta y empezar a hace mi café.
Unos momentos después hablaba con Gary tranquilamente mientras atendía a los clientes y de en vez en cuando tarareaba una canción para no dejar que mi mente divague mucho y a veces hacíamos bromas hasta que estaba empezando mi turno y los dos recibimos un mensaje de fionna de que cake se había perdido o mas desaparecido lo cual me preocupe por pensar que le haya pasado algo malo pero no deje que eso pensamientos me agobien dado al cariño que le tengo a cake y decidí concentrarme en mi turno mientras Gary me acompañaba un rato hasta que tuvo algo que hacer y a las horas recibí un mensaje de fionna de que iba para la cafetería lo cual acepte mientras la esperaba acomodando unas cosas de la panadería.
Con el paso del tiempo el atardecer estaba terminando para empezar la noche mientras estaba cenando unos panes que nuevos mas unas galletas que me había dejado Gary estaba tranquila hasta que escuché un suspiro de cansancio y vi que era Fiona que estaba engrapando un papel en el poste de luz,¿ será un papel de se busca por cake? Eso es seguro hasta que entro con gary que tal parece volverá a experimentar con sus masas de galletas, al entra ellos me saludaron fionna de una manera más agotada a lo que me mantuve cerca de ella mientras Gary le hacía un café la cual se lo hizo de inmediato lo cual me da curiosidad pero no la suficiente para preguntar y al momento de que ella se empezó aquejar por lo frio de la bebida vi como la hielera empezó a brillar de una manera extraña si no consideraría familiar la cual igualmente Fiona noto y nos acercamos a esta, mientras en sentía una vibración extraña cuando ella abre la puerta de la hielera y nos acercamos mas para notar como un agujero azul sale de la hielera.
-cake?-
-que caraj- ese agujero azulito nos absorbió y en segundos aparecimos en un ¿apartamento?.
.
.
.
.
gracias por leer!🦑✨
62 notes · View notes