#paseo de los conspiradores
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abensica · 4 years ago
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El senador Gustavo Petro, el líder natural de un grupo de saltimbanquis de la política que se hacen llamar el Gran Pacto Histórico, se ha venido reuniendo, en medio de las enardecidas protestas, con algunos empresarios afincados en el país. Se sabe que participó de un almuerzo que organizó la comunidad judía a las afueras de Bogotá, y que igualmente fue escuchado por parte del empresariado barranquillero. Más de uno se pregunta qué estará tramando el candidato presidencial, pero lo cierto es que no se dice mucho de dichos encuentros, ni tampoco basta con ser testigo de los mismos como para no saber por dónde va el agua al molino: Petro quiere encantar con su canto de sirena a los que no conocen su verbo mentiroso.
Hasta la fecha ningún futuro candidato a la presidencia le ha dado inicio a su campaña, calentando motores y preparando un discurso convincente que logre atrapar a un electorado inconforme. Sin embargo, el candidato de la Colombia Humana ya se siente ganador, gracias al caos que ha logrado instigar o, por qué no, preparar con otro grupo de conspiradores. Sus delirios de grandeza ya lo hacen ver como el salvador de esta fracasada patria, así que es normal que esté tratando de convencer a Jean Claude Bessudo y a otros incautos para que lleven su discurso a las esferas sociales que no lo tienen en buena estima. Su personalidad está llamada a la arrogancia, a cierta omnipotencia discursiva en donde él es bueno y sus contradictores los malos del paseo.
Me pregunto: ¿cómo va a gobernar si el ejército lo detesta? Es que no me imagino a un general de cuatro soles seguir sus órdenes, sabiendo que la milicia no se olvida que alguna vez lo combatió, y presenció la muerte de once magistrados que injustificadamente ha empañado su honor. Si alcanza el solio de Bolívar, su gran obsesión, no le va a quedar otra alternativa que desmantelar las Fuerzas Armadas, porque de lo contrario no tiene como direccionar los destinos de un país que hoy respira anarquía e irrespeto por las instituciones. Esto sería algo descabellado, porque Colombia no es Suiza como para vivir sin un ejército. Así que lleva a los jóvenes por los senderos de la insurrección, preparando el camino de una guerra civil que de seguro se va a dar si es elegido presidente y un golpe de Estado lo destituye.
Nadie puede negar que las encuestas lo dan como el próximo gobernante de los colombianos. Lo que no alcanzan a decir ellas, porque realmente no es esa su obligación, es que su favoritismo electoral radica en el liderazgo insurreccional que ejerce desde las redes sociales. Cualquiera que haya analizado sus alocuciones, estratégicamente bien diseñadas, puede comprender que lo único que le interesa es desestabilizar al Establecimiento, colocarlo de rodillas para así hacer de las suyas y llevar al país a una guerra que desde hace un mes tiene tintes de revolución. Sigo creyendo que no puede ser el reemplazo de Iván Duque, pero lo cierto es que el electorado está molesto y con rabia es normal que se elijan las desgracias que muchos venimos anticipando.
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libretaencomposicion · 5 years ago
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«Para un final presto», José Lezama Lima. Una muchedumbre gnoseológica se precipitaba desembocando con un silencio lleno de agudezas, ocupa después el centro de la plaza pública. Su actitud, de lejos, presupone gritería, y de cerca, un paso y unos ojos de encapuchados. Eran transparentes jóvenes estoicos, discípulos de Galópanes de Numidia, que aportaban el más decidido contingente al suicidio colectivo, preconizado por la secta. Ese fervor lo había conseguido Galópanes abriendo las puertas de sus jardines a jóvenes de quince a veinte años; así logró aportar trescientos treinta y tres decididos jóvenes que se iban a precipitar en el suicidio colectivo al final de sus lecciones. La secta denominada El secuestro del tamboril por la luna menguante, tenía visibles influencias orientales, y por eso, muchos padres atenienses, que amaban más al eidos que al ideal de vida refinada, si mandaban a sus hijos a esos jardines era para permitirse el áureo dispendio, de que sus hijos, sin viajar, pudiesen hablar de exotismos. La primera idea de fundar El secuestro del tamboril, había surgido en Galópanes de Numidia, al observar cómo el rey Kuk Lak, al verse en el trance de ejecutar a un grupo de conspiradores, había tenido que arrancarlos de la vida amenazadora que llevaban y lanzarlos con fuerza gomosa en la Moira o en Tártaro, según estuviesen más apegados a la religión que nacía o a la que moría. Al ver Galópanes los crispamientos y gestos desiguales e incorrectos de los jóvenes ajusticiados decidió idear nuevos planes de enseñanza. Un jardín de amistosas conversaciones, donde los jóvenes fuesen conspiradores o amigos, pero donde pudiesen irse preparando para entrar en la muerte, cuando se cumpliesen los deseos del Rey. Así una de las frases que había de seguir en la academia: un joven desmelenado, o que pasea perros o tortugas, es tan incorrecto o alucinante como el león que en la selva no ruge dos o tres veces al día. Con esos recursos los jóvenes iban conversando y preparándose para morir, mientras el Rey afinaba mejor sus ocios y buscaba con detenimiento las mejores cabezas. Habían acudido los trescientos treinta y tres jóvenes estoicos para cerrar el curso con el suicidio colectivo. Existía en el centro de la plaza pública un cuadrado de rigurosas llamas, donde los jóvenes se iban lanzando como si se zambullesen en una piscina. El fuego actuaba con silencio y el cuerpo se adelantaba silenciosamente. Esa decisión e imposibilidad de traición, ninguno de los jóvenes transparentes habían faltado, únicamente podía haber sido alcanzada por las pandillas diseminadas de estoicos contemporáneos. Aun en el San Mauricio el Greco, lo que se muestra es patente: se espera la muerte, no se va hacia la muerte, no se prolonga el paseo hasta la muerte. Solamente los estoicos contemporáneos podían mostrar esa calidad; ningún traidor, ningún joven vividor y apresurado había corrido para indicarle al Rey que los jóvenes que él utilizaba para la guerra iban con pasos cautelosos a hacer sus propios ofrecimientos con su propio cuerpo ante el fuego. Las lecciones de los últimos estoicos transcurrían visiblemente en el jardín. Sus cautelas, sus frases lentas, los mantenía para los curiosos alejados de cualquier decisión turbulenta. Muy cerca, en sótanos acerados, una banda de conservadores chinos, en combinación con unos falsificadores de diamantes de Glasgow, había fundado la sociedad secreta El arcoiris ametrallado. En el fondo, ni eran conservadores chinos ni falsificadores de diamantes. Era esa la disculpa para reunirse en el sótano, ya que por la noche iban a los sitios más concurridos del violín, la droga y el préstamo. Querían apoderarse del Rey, para que el hijo del Jefe, que tenía unas narices leoninas de leproso, utilizadas, desde luego, como un atributo más de su temeridad, fuese instalado en el Trono, mientras el Jefe disfrutaría con su querida un estío en las arenas de Long Beach. La policía vigilaba copiosamente a la banda de chinos y falsificadores. Pero sufrirían un error esencial que a la postre volaría en innumerables errores de detalles. De esos errores derivarían un grupo escultórico, una muerte fuera de toda causalidad y la suplantación de un Rey. Era el día escogido por los estoicos de Galópanes para iniciar los suicidios colectivos. El frenesí con que habían surgido los gendarmes de la estación, les impedía entrar en sospechas al ver los pasos lentos, casi pitagorizados de los estoicos. A las primeras descargas de la gendarmería, los estoicos que iban hacia la hoguera silenciosamente, prorrumpían en rasgados gritos de alborozo, de tal manera que se mezclaban para los pocos espectadores indiferentes, los agujeros sanguinolentos que se iban abriendo en los cuadros de los estoicos suicidas y las risas con que éstos respondían. Al continuar las detonaciones, las carcajadas se frenetizaron. El capitán que dirigía el pelotón tuvo una intuición desmedida. La situación siguiente a la muerte de su tío, poseedor de un inquieto comercio de cerámica de Delft, y ya antes de morir serenamente arruinado, con quien había vivido desde los cinco años; al ocurrir la muerte de su tío, se obligaba a aceptar esa plaza de capitán de gendarmes, brindada por un cuarentón comandante de húsares a quien había conocido en un baile conmemorativo del 14 de Julio. Nuestro futuro capitán de gendarmes había asistido al baile disfrazado de comandante de húsares, mientras el comandante de húsares asistía disfrazado de cordelero franciscano. Éste fue el motivo de su amistad iniciada por unas sonrisas mefistofélicas, continuada por la espera de la plaza demandada, y terminada, como siempre, por una apoplejía fulminante. El comandante cuando se embriagaba abría su Bagdad de lugares comunes. Uno de los que recordaba el actual capitán de gendarmes era: que una carga de húsares era la antítesis del suicidio colectivo de los estoicos. Más tarde, al recibir una beca en Yale para estudiar el taladro en la cultura eritrea en relación con el culto al sol en la cultura totoneca, había aclarado esa frase que él creía sibilina al brotar mezclada con los eructos de una copa de borgoña seguida por la ringlera inalcanzable de tragos de cerveza. Un insignificante estudiante de filosofía de Yale, que presumía que había frustrado su vocación, pues él quería ser pastor protestante y poseer una cría de pericos cojos del Japón, le reveló en una sola lección el secreto, lo que él había creído en su oportunidad un dictado del comandante en éxtasis. La plaza pública ofrecía diagonalmente la presencia del museo y de una bodega de vinos siracusanos. El capitán decidió utilizar los servicios de ambos. Así, mientras lentamente iban cesando las detonaciones mandaba contingentes bifurcados. Unos traían del museo ánforas y lekytosaribalisco, y otros traían borgoña espumoso de la bodega. Los estoicos se iban trocando en cejijuntos, aunque no en malhumorados. El jefe, Galópanes de Numidia, había trazado el plan donde estaban ya de antemano copadas todas las salidas. Días antes del vuelco definitivo de los estoicos suicidas en la plaza pública, había hecho traer de la bodega sus colecciones de vinos, con la disculpa de consultar etiquetas y precios para la festividad trascendental. Los había devuelto, alegando otras preferencias y la excesiva lejanía aun del festival, pero regresaban los frascos portando los venenos más instantáneos. Los gendarmes que creían transportar en esas ánforas líquidos sanguinosos cordiales reconciliaciones con el germen y el transcurso, se quedaban absortos al observar cómo abrevando los estoicos entraban en la Moira. Los estoicos, con dosificado misterio causal provocado, morían al reconciliarse con la vida y el vino les abría la puerta de la perfecta ataraxia. El Rey vigilaba a los conspiradores que no eran conspiradores, pero desconocía a los estoicos de Galópanes. Creía, como al principio creyó el capitán, que la salida era la de los conspiradores falsarios. Desde una ventana conveniente contempló el primer choque de los gendarmes con los estoicos pero al observar posteriormente cómo conducían hasta los labios de los que él presuponía conspiradores, las ánforas vinosas, creyó en la traición de ese pelotón, y desesperado, irregular, ocultadizo, corrió a hacer la llamada a otro cuartel donde él creía encontrar fidelidad. Ante esa llamada y su noticia, la tropa salió como el cohete sucesivo que permitiría a Endimión besar la Luna. Pero entre la llamada y la salida a escape habían sucedido cosas que son de recordación. En ese cuartel, en la manipulación de los nítricos, trabajaba un pacifista desesperado. Fundador de la sociedad La blancura comunicada, cuya finalidad era hacer por injertos sucesivos, precioso trabajo de laboratorismo suizo, del tigre, una jirafa, y del águila, un sinsonte; asistía furtivamente a las reuniones de los estoicos; en sus paseos digestivos sorprendía a ratos aquellos diálogos la preparación de la muerte, y sabía la noche en que los estoicos caerían sobre la plaza pública. El día anterior se introdujo valerosamente en el almacén del cuartel y le quitó a cada rifle tornillos de precisión, debilitando en tal forma el fulminante que el plomo caía a pocos pies del tirador, formándose tan sólo el halo detonante de una descarga temeraria. Al llegar a la plaza la tropa del cuartel y contemplar a los gendarmes y a los supuestos conspiradores, alzando el ánfora de la amistad, lanzaron de inmediato disparos tras disparos. Los estoicos ya iban cayendo por el veneno deslizado en las ánforas, pero la tropa del cuartel admiraba su puntería, la cegadora furia les impedía contemplar que el plomo caía, pobre de impulso, en una parábola miserable. Cuando creían que la muerte lanzada con exquisita geometría daba en el pecho de los conspiradores, el azar le comunicaba a sus certezas una vacilación disfrazada tras lo alcanzado, tan distante siempre de los errores preparados por los maestros de ajedrez que saben distribuir un fracaso parcial, o el detalle imperfecto de algunos retratos de Goya, el perrillo Watteau que tiene una cabeza de tagalo combatiente, hecho maliciosamente para que el conjunto adquiera una deslizada exquisitez. El Rey formaba un grupo escultórico. Detrás de la ventana contemplaba la muerte refinada activísima y las detonaciones bárbaras eternamente inútiles. Cuando llegó a la plaza pública la tropa del cuartel, y vio sus detonaciones, corrió a llamar a los otros cuarteles, anunciándole paz tendida y muy blanca. El grueso de sus tropas vigilaba las fronteras. El Jefe de la pandilla acariciaba sus parabrisas y vigilaba todo posible gagueo de sus ametralladoras. Al pasar el Jefe por la estación del capitán de gendarmes notó una ausencia terrible: más tarde al no encontrar resistencia por parte de la tropa del cuartel, pensaron que todos esos guerreros equívocos estaban rodeando al Rey para preparar una defensa real. Al pasar por la plaza pensaron en el regreso de las tropas fronterizas en abierta pugna con aspirantes consanguíneos. Ya aquí pensaron que les sería fácil apoderarse del Rey, pero extremadamente peligroso abrir las ventanas del Rey puesto, frente a esa plaza, donde no se sabía cuándo sería el último muerto, y con quién en definitiva se abrazaría. La jornada de los conspiradores falsarios era como un largo brazo que va adentrándose en un oleaje. Pudieron resbalar en Palacio hasta llegar frente a la antecámara. Aquí el Jefe y su hijo, el de las narices leoninas de leproso, se adelantaron, finos, capciosos, con sus dedos como un instrumental probándose en la yugular regicida. Un año después, el Jefe, con su querida, se estira y despereza en las arenas de Long Beach. Contempla la cáscara de toronja que las aguas se llevan, y el peine desdentado, con un mechón pelirrojo, que las aguas quieren traer hasta la arena. Autor: José Lezama Lima
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ocioenlinea · 5 years ago
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¡Viva México!
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Vive las fiestas patrias en tu comunidad y celebra nuestra independencia
Llegaron las fechas que nos unen más que nunca como mexicanos, la celebración de la independencia, pero al paso del tiempo y las fiestas, no hay que olvidar aquello que conmemoramos. Fue la madrugada del 16 de septiembre en 1810 cuando en el poblado de Dolores, Guanajuato, don Miguel Hidalgo y Costilla lanzó este “Grito de dolores” como un llamado a la sublevación contra el gobierno virreinal. Y es que los rebeldes tenían previsto levantarse en armas el 1 de octubre pero el 13 de septiembre fueron descubiertos a causa de un infiltrado que informó al gobierno de estos planes insurgentes. En la casa de Doña Josefa Ortiz de Domínguez se reunía el grupo conspirador, y ella pudo advertir a Hidalgo al respecto. Él se encontraba en compañía de Ignacio Allende cuando fue notificado por Juan Aldama. Hidalgo decidió aun en contra de la opinión de Allende comenzar el movimiento, ya que si esperaban comunicar a los demás, las autoridades virreinales tendrían tiempo para aprehenderlos. Cuenta la tradición que el cura hizo tocar la campana de dolores y realizó un discurso ante una fuerza de 600 hombres que acudieron a los alrededores de la parroquia. Y así, campesinos, empleados y artesanos emprendieron camino e hicieron historia. En conmemoración cada año damos el grito y nos sentimos orgullosos de ser parte de esta nación.
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PLAZA DE ARMAS
Con el Palacio Municipal de frente, es uno de los lugares más tradicionales para esta celebración, a la que acuden miles de tapatíos para una fiesta de mariachis, espectáculos de luces y pirotecnia. Esta es una de las más antiguas de la ciudad, construida a finales del siglo XIX, por muchos años fue el centro de reunión de nuestra sociedad que poco a poco comenzó a expandirse y creó nuevos lugares de esparcimiento. Se distingue por su kiosko estilo francés sostenido por ocho figuras femeninas que representan instrumentos musicales distintos. En los alrededores existen esculturas grecolatinas de cuatro doncellas que representan las estaciones del año.
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ZAPOPAN La cita es en la Plaza de las Américas, frente a la Basílica de Zapopan y a unos pasos del Palacio Municipal. Es una explanada adoquina de cantera rosa, con un kiosko con cuatro arcos falsos y cuatro sostenidos por dobles columnas, además de cuatro fuentes y dos esculturas de bronce que simbolizan al Dios y Diosa del maíz. Dicha plaza también cuenta con áreas verdes y bancas de hierro forjado para poder descansar dentro de este hermoso ambiente. Ahí además encontrarás como en el resto de los municipios antojitos y verbena para celebrar la ocasión.
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TONALÁ La fiesta se ha concentrado en años anteriores en la Plaza Cihualpilli, cuyo nombre se da en honor a dicha Reina desde 1999. Antiguamente se llamaba Plaza Municipal, durante la administración del presidente Lic. Jorge Arana Arana, y desde entonces se instituye con este nombre. Es considerada como un centro de convivencia familiar por su cómoda extensión y sus frondosos Tepehuajes que ofrecen una fresca sombra, convirtiendo el lugar en una zona de descanso preferido por su gente y visitantes. Este lugar se engalana con dos interesantes monumentos; su kiosco de cantera y la escultura de bronce de la Cihualpilli Guerrera. La noche del grito se apreciará como es costumbre una feria popular que ofrecerá una variedad de antojitos mexicanos.
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TLAQUEPAQUE Recientemente reconocido como Pueblo Mágico, Tlaquepaque es un lugar increíble para celebrar el grito, no sólo por su arquitectura tradicional y sus calles adoquinadas; también porque es un punto donde la misma Independencia dejó su huella con historias en cada esquina. Alrededor del Palacio de Gobierno podrás disfrutar de bailes folklóricos al más puro estilo del Parián, presentaciones de mariachi entre otras muestras culturales que nos recuerdan la belleza de nuestro país. Te recordamos que durante el evento está prohibida la venta de alcohol en el primer cuadro de la ciudad y se sugiere colocarles a los niños un gafete con toda su información en caso de extravío.
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GLORIETA CHAPALITA
De las celebraciones locales en los diferentes cuadros de la ciudad, una de las más notorias es la celebración que año con año se realiza en la Glorieta Chapalita, un lugar que comúnmente congrega alrededor de sus áreas verdes a artistas, familias y emprendedores locales. Durante la noche del Grito encontrarás juegos mecánicos, presentaciones de baile, conciertos de música tradicional y, por supuesto, antojitos.
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TEQUILA Si el fin de semana largo se antoja para una excursión cerca de la ciudad, Tequila es una invaluable opción para celebrar las Fiestas Patrias. Aquí podrás disfrutar de un gran espectáculo mexicano durante la noche en un ambiente completamente distinto a la ciudad; durante el día, puedes aprovechar para conocer el Palacio Municipal, el Museo Nacional del Tequila, los lavaderos alrededor de los amplios campos azules y de paso probar la bebida que le da el nombre a este pueblo mágico. Sin mencionar que podrás conseguir excelentes provisiones para continuar la fiesta en casa con distintas presentaciones de las tequileras que trabajan en la zona. Guía
Fiesta Mexicana
 Hard Rock Hotel Guadalajara
 Domingo de 20:00 a 3:00
Hard Rock Hotel Guadalajara
Av. Ignacio Luis Vallarta 5145, Camino Real, 45040 Zapopan
Vive una legendaria Fiesta Mexicana al estilo de Hard Rock
Entona tu mejor grito de independencia, deleita tu paladar con su buf-fet y deja que la música en vivo te contagie de las mejores vibras.
Costo por persona:
Adulto: $990
Niños: $450 ( De 4 a 12 años)
El acceso incluye:
Buffet mexicano
Barra Libre Nacional (Variedades de Ron, brandy, tequila, cerveza, vino tinto y blanco, vodka)
Música de rock en vivo
Grupo versátil
Mariachi
Banda con Trasnochador
Verbena popular con antojitos mexicanos y juegos de feria
Estacionamiento gratuito
RESERVACIONES:
(33)9690-8680 y (33)96908681
 GRAN FIESTA MEXICANA
Domingo 15 de septiembre de 20:00 a 01:00
Hotel Fiesta Americana
Av. Ignacio L. Vallarta, Vallarta Nte., 44690 Guadalajara, Jal.
Precio adulto $ 395
Precio infantil (de 7 a 11 años) 199
Incluye: Música mexicana en vivo, coctel de bienvenida y antojitos mexicanos
 Viva México
Domingo 15 de septiembre de 20:00 a 03:00
Casa Bariachi
Av. Vallarta 2221, Guadalajara, Jal. Mexico
Durante la noche sorpréndete con el Mariachi, ballet folclórico en vivo, antojitos mexicanos, de la feria tipo pueblo, fuegos artificiales, rifas y más sorpresas
 VIVA México en el Palacio de las Vacas
Domingo 15 de septiembre de 21:00 a 03:00
El Palacio de las Vacas
Calle San Felipe 630
Una verdadera verbena popular es la que viviremos el próximo 15 de septiembre con motivo del festejo de nuestra patria. Cena Mexicana, Mariachi, Norteño Banda, Juegos tradicionales, Rifas, comedia y mu-chas sorpresas mas serán las que se fusionaran con esta bello Palacete llamado el Palacio de las Vacas.  Reserva y vive el orgullo de ser mexi-cano en un lugar realmente diferente.
Costo por persona $1000 Incluye Cena y Barra libre durante 5 horas.
Información y reservaciones al: 3311295389 whatsapp: 3315443215
𝗘𝗹 𝗚𝗿𝗶𝘁𝗼 𝙋𝙖𝙧𝙩𝙮 𝙉𝙞𝙜𝙝𝙩
sábado 14 de septiembre de 18:00 a 22:00
Flip Out Tlaquepaque
Boulevard Marcelino García Barragán 2077
¡Llegó la hora de celebrar con la Party Night más mexicana!
En Flip Out tendrán para ti toda la diversión y adrenalina, con la música con la promoción de 𝟒 horas de salto por $𝟐𝟎𝟎 𝐩𝐞𝐬𝐨𝐬*.
 Vive Paseo Alcalde
sábado 14 de septiembre de 13:00 a 16:00
       Patronato del Centro Histórico de Guadalaja-ra
Calle Independencia 332
Juegos, música, antojitos, concursos, mariachi y mucha, mucha diver-sión. Convertimos el Centro Histórico en una auténtica verbena popu-lar, ven con toda tu familia a disfrutar de la fiesta mexicana en el cora-zón de la ciudad.
Entrada: gratuita
 Noche Mexicana en Balboa López Cotilla
domingo 15 de septiembre de 21:00 a 2:00
       Balboa Lopez Coti-lla
Lopez cotilla 1598, 44140 Guadalajara
Disfruta de la música regional mexicana, DJ y anotjitos mexicanos.
COSTO: $300 por persona.
bebes de 0 a 5 años gratis.
Niños de 6 a 11 años $150
 Gran Fiesta de Mariachi
domingo 15 de septiembre de 20:00 a 3:00
       Casa Habi-ta
LERDO DE TEJADA 2308
Deléitate con la barra libre, buffet de antojitos mexicanos y por su-puesto, ¡Mucho Mariachi!
Boletos: directo en el hotel o en Boletia.
https://gran-fiesta-de-mariachi.boletia.com
Reservaciones:
Teléfono 33 679 2000
 Hotel El Tapatío
domingo 15 de septiembre de 21:30 a 0:30
Hotel el Tapatío
Carretera a Chapala km 6.5 Colonia El Tapa-tío      
Celebra este día en Hotel El Tapatío con su tradicional Cena Noche Me-xicana.
Incluye: Cena Buffet Mexicano, Descorche, Música en Vivo, Mariachi, IVA y Servicio.
Precio: $690.00 por adulto, menores de 12 años 50%
No.1148. 130919
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jgmail · 6 years ago
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Social-apátridas
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SERTORIO
Cuando no queda más remedio que hablar del cansino separatismo catalán con amigos y conocidos, siempre me llama la atención que, al hacer cábalas sobre mayorías electorales y parlamentarias, mis interlocutores consideran al PSC-PSOE dentro del bando constitucionalista, es decir, en el sector de los españoles vergonzantes y capitidisminuidos como Ciudadanos y PP. Desde luego que no intento discutir con ellos, pero me parece que el peor error de los defensores de la nación es creer que los socialistas son de los nuestros.
Allí donde ejerce el poder de forma decisiva, es decir, impregnando la ideología del régimen, como en Suecia o en Alemania, la socialdemocracia ha sido un instrumento esencial para anestesiar el sentimiento nacional y poco a poco destruirlo. Este mismo verano hemos comprobado que el gobierno de izquierdas de Suecia ya anda proclamando (véase el anuncio de Individuell Manniskohjälp, una de sus ONGs) que el país va a dejar de ser cristiano y blanco y que hay que aceptar ese dogma porque sí, sin más explicaciones. Con un nueve por ciento de ciudadanos musulmanes y una cantidad muy grande de refugiados e inmigrantes islámicos, el proyecto de la socialdemocracia sueca se habrá completado pronto en una nación tan pequeña. Entonces, África empezará en el Báltico y no en los Pirineos.
¿Cómo ha llegado Suecia a esto? Muy lentamente, tras permear el cuerpo social durante más de cincuenta años con feminismo, ideología de género, igualitarismo radical y escuela progresista. La destrucción ha sido lenta pero implacable, tanto de las instituciones tradicionales, sobre todo de la familia cristiana, como de la religión y del sentimiento patrio. Baste con decir que la obispo lesbiana Eva Brunne pidió que se suprimieran las cruces en las fachadas y torres de las iglesias para no ofender a los musulmanes recién venidos, ángeles [sic] que mandaba Dios a la protestante Escandinavia.[1] Un triunfo ejemplar del progresismo maltusiano que defienden e imponen los dueños de la ONU y que ha transformado al país hasta hacer deseable por las izquierdas su disolución como comunidad nacional. La sociedad de clases medias famosa por su civismo es cosa del pasado: tiroteos, homicidios y violaciones son noticia cotidiana, como si de Harlem o el Bronx se tratase.
Suecia va a dejar de ser sueca gracias a la imposición de una Weltanschauungcosmopolita, permisiva e individualista, que ha convertido al ciudadano en una terminal humana de la maquinaria del Estado a cambio de grandes ventajas asistenciales, pero que se pagará a largo plazo con la muerte de la nación: la mitad de los suecos de las nuevas generaciones suelen ser hijos únicos de familias monomaternales, siendo el padre un ectoplasma que ni se menciona. Las suecas se reproducen por debajo del nivel de reemplazo (pero más que las españolas) y los hombres, dada su legislación sexista, prefieren no correr el albur de quedar bajo el yugo de la ginecocracia dominante. Resultado: se están extinguiendo. Eso sí, en medio de todas las comodidades y con un nivel de vida tan envidiable que van a ser los más ricos del cementerio.
¿Para qué asumir responsabilidades familiares si ya vienen de África y Asia millones de ángeles dispuestos al reemplazo? Los problemas están empezando ahora, cuando una buena parte del país se ha convertido en una no go zone, como sucede en Seved, al sur de Malmoe, pero también ocurre en Botkyrka, en la periferia de Estocolmo, y en Gotemburgo, por sólo mencionar unos pocos de las decenas de enclaves que hay en el país y que las autoridades no tuvieron más remedio que reconocer en 2015 como zonas vulnerables. Bolsas de pobreza, islamismo y delincuencia en las que actúan bandas de crimen organizado, pero que también son una estupenda cantera de mano de obra barata. Por otro lado, la altísima presión fiscal de Suecia se incrementa para mantener a esos “nuevos suecos” a los que hay que pagar casa, techo y escuela: un paraíso para las ONGs. La población subvencionada permite al Estado crear más burocracia y exigir más tributos a los nativos de ese edén de la intervención estatal. Al mismo tiempo, los inmigrantes garantizan el voto clientelar de las izquierdas, son un rebaño de sufragios con los que siempre pueden contar los partidos de la corrección política. Socialdemocracia en estado puro: la dictadura de las minorías.
Alemania es otro caso digno de estudio: gobernada ahora por una socialdemócrata de derechas, Frau Merkel, los gobiernos de la República Federal se han comprometido con gran éxito desde 1949 a seguir la política que ya diseñó para ellos Roosevelt: “O castras a los alemanes o tendrás que tratarlos de tal manera que no puedan seguir reproduciéndose de la misma forma que en el pasado”. La castración física que llegó a imaginar este azote de Europa, el mejor amigo de Stalin, no se llevó a cabo. En parte porque, como Patton y algunos americanos responsables temían, quizás se necesitaran alemanes con los atributos bien puestos para oponerse a la hegemonía soviética que Churchill y Roosevelt habían preparado con tanto esmero en Yalta. Por eso no hizo falta aplicar el Plan Morgenthau: bastó y sobró con las películas, las iglesias y las escuelas que infunden el autoodio y el complejo de culpa. La castración fue psicológica. Al igual que Suecia, Alemania ha conocido el éxito económico y la muerte nacional. En mi última visita a Berlín, me dio por ir a pasear por el canal Landwehr, donde disfruté de una magnífica estancia hace ya muchos años. Enfrente de mi vieja residencia se encuentra la Reichspietufer, es decir, un paseo fluvial dedicado a Max Reichspiet, el cabecilla de un motín de la marinería en 1917. No sólo a él, muy cerca una calle también llevaba el nombre de su cómplice, Albin Köbis. Ni en Francia, ni en Inglaterra, ni en ningún país civilizado se honra con calles o monumentos a desertores, amotinados y traidores. Eso sólo ocurre en Alemania, de donde PSOE y Podemos han importado el invento de la Memoria “Histórica”. Durante los días que visité la capital germana, vi calles dedicadas a Karl Liebknecht y a Rosa Luxemburgo –que pretendían desencadenar en el Reich el infierno que Lenin engendró en Rusia–, como también al radical sesentayochista Rudi Dutschke o al lúgubre Karl Marx, padre de la ideología más genocida de la Historia. En cambio, raro es un monumento, un recuerdo, un detalle que honre a ases de la aviación como el Barón Rojo o Werner Mölders, o a generales míticos como Erwin Rommel o a gestas como las batallas de Tannenberg y Narvik o a los caídos de 1939-1945. Todo eso está proscrito, pese a que en Rusia, Francia o Estados Unidos personas y hechos semejantes tendrían dedicadas las principales avenidas. Incluso una poetisa maravillosa como Agnes Miegel –que cometió los delitos de simpatizar con los nazis (por lo visto nadie más en Alemania lo hizo) y de ser prusiana oriental y amar a su patria perdida– se ha visto desterrada del callejero, de los institutos y supongo que hasta de los libros de texto. Para qué hablar de Spengler, Heidegger, Pfitzner o Von Salomon. Alemania se ha arrancado parte de su alma, la ha arrojado a una sima y prefiere morir como nación a recuperar lo mucho bueno de sus viejas glorias y de su Kultur, que se identifica abusivamente con el nazismo gracias a la falaz reductio ad hitlerum de la progresía bien pensante: si los nazis admiraban algo (una ópera de Werner Egk, una novela de Jünger, una estatua de Kolbe), sin duda se trata se algo muy malo. Y si a usted le gustan, entonces tiene usted inclinaciones heréticas. Así se ha impuesto la inquisición roja, la mala sangre de Brecht.
Todo esto habría sido imposible sin el lavado de cerebro institucional y partidista de la socialdemocracia alemana, que tiene además el grave problema de presentar como “su” historia de la Alemania “buena” una trayectoria más bien lamentable, que va desde el infame motín de los marineros de Kiel hasta su vuelta al poder a lomos de los tanques de los ocupantes americanos. Más aún que en Suecia, los socialdemócratas exorcizaron el pasado alemán. Entre otras cosas, aniquilaron el sentimiento nacional, que hoy roza el delito. Con tales antecedentes, no nos extraña que se honre a gente como Richard Sorge o Harro Schulze-Boysen, cuya actividad de espía en la llamada Orquesta Roja ocasionó unos 250.000 muertos a la Wehrmacht. Leo en la revista histórica de Die Zeit[2] que la Bundeswehr debería dedicar a la memoria de Schulze-Boysen, un agente de Stalin, los cuarteles e instalaciones militares que no dedica a Guderian o a Manstein. De hecho, hace poco se retiró el nombre del muy católico Werner Mölders a un escuadrón de caza porque no fue lo suficientemente crítico con el nazismo. ¿No hay en semejantes aberraciones una suerte de esquizofrenia que acabará por estallarle en las manos al régimen del 49?
Los alemanes distinguen entre alta traición (Hochverrat) y traición a la patria (Landesverrat). La primera se produce cuando, por ejemplo, hay un golpe de Estado y se traiciona al gobierno al que se quiere derribar, pero no se daña ni a la nación ni a los compatriotas. Un caso típico sería el 20 de julio de 1944. La intención de los conspiradores no era hundir a Alemania, sino salvarla e incluso ganar la guerra en el frente oriental. Aunque fueron desleales al gobierno, Stauffenberg y los suyos –por cierto, aristócratas y reaccionarios– eran fieles a Alemania. Hay momentos en los que frente a una dirigencia nefasta la alta traición es necesaria. Ya juzgará la Historia quién tuvo razón. Lo que sí puede saber el lector es que a Stauffenberg, a Witzleben o a Tresckow nada les ofendería más que el ser puestos al nivel de un Reichspiet o de un Sorge.
Por otro lado, la traición a la patria, o lo que denominaríamos delito de lesa patria, es una actividad que produce daño a la nación en beneficio de un enemigo. El ejemplo típico lo tenemos en el espionaje al servicio de una potencia hostil. Es, por lo tanto, lógico que Alemania homenajee a los conjurados del 20 de julio, pero no lo es el que aplauda y encomie a quienes trajeron la muerte a decenas de miles de sus propios hijos. Sin embargo, entre la izquierda alemana, cada día más radicalizada por la corrección política, Sorge, Arvid Harnack o Schulze-Boysen son héroes, mientras que Dietl, Galland o Günther Prien son unos criminales. Para los marxistas y sus herederos actuales, la patria no existe, es un invento burgués, y, por lo tanto, nada importa traicionarla. Sólo una patria contaba: la del proletariado, la URSS. En nuestros días, la Rusia bolchevique ha sido sustituida por la democracia. Recordemos que los comunistas de toda Europa (Alemania y Francia incluidas) sólo iniciaron la resistencia tras el ataque alemán a la Unión Soviética. Después de 1945, los tiranos rojos de Europa oriental, los infames Rakosy, Pieck, Ulbricht, Dimitrov y demás ralea, no tuvieron el menor empacho en actuar como verdaderos procónsules del ocupante soviético, sin ningún asomo de dignidad nacional o personal. Hoy, uno se hace cruces cuando ve en Dresde manifestaciones de la izquierda extrema festejando el bombardeo aliado.
Sin embargo, al otro lado del Telón de Acero, los occidentales idearon todo un colosal lavado de cerebro que se basaba en implantar un complejo de culpa colectiva en los alemanes, pese a que los crímenes nazis los habían cometido individuos concretos y no todo el país. A ello se unió la condena de un pasado que no era más militarista, más agresivo ni más imperialista que el británico, el francés, el ruso o el americano. Pero en ese pasado también existió una brillante tradición artística y literaria, una excelente formación educativa y un pensamiento aristocrático que tenía sus raíces en Goethe y se extendía hasta Jünger: la alta cultura; algo que se ha desterrado de Alemania, primero, y de Europa, después, en favor de la industria intelectual democrática: del rancho educativo, artístico y literario de nuestro tiempo; de la herencia misérrima de las vanguardias. Con todo ello también llegó la degradación de pueblos y élites en medio de una ola de prosperidad que ya se está acabando, a medida que Europa se empobrece frente a los nuevos poderes mundiales. Por culpa, entre otros factores, del cada vez peor nivel intelectual de los alumnos educados con la pedagogía progresista.
La socialdemocracia es el mainstream, la corriente ideológica principal posterior a 1945, donde los europeos hemos renunciado a protagonizar la Historia para disfrutar del bienestar y de una creciente serie de derechos que miman al individuo pero aniquilan a la persona. Me explico: todo aquello que favorece nuestra posición social como elemento aislado, egoísta, que vive para el cultivo de sus placeres, es inmediatamente fomentado por el poder, que sabe que esta línea de menor resistencia hace más fácil el gobierno de sus súbditos. Una población malcriada con una serie exorbitante de derechos, sin apenas deberes y sin más sentido de lo social que su propio goce y hasta su propia realidad virtual, forma un pueblo sumiso, una simple adición de unidades de trabajo y consumo subvencionada abiertamente por los poderes públicos. Se producirá así un individuo dependiente, emotivo y simple, que estará dispuesto siempre a creer lo que se le ordene desde los medios de comunicación, agentes indispensables a la hora de degenerar y adoctrinar a las naciones en vías de devenir simple masa demográfica. La socialdemocracia consiste en la administración de esta sociedad, donde el concepto nación se desvirtúa en un simple espacio de derechos, que lo mismo puede tener una identidad que otra y que es intercambiable por otro espacio de las mismas características, igual que los contenedores de los barcos pueden pasar a los camiones y los trenes. La nacionalidad sería nada más que un certificado de origen.
Semejante aglomeración atomizada, sin más cohesión que el dinero, tiene que administrarse por una multitud de funcionarios que intentan gestionar el caos que ella misma produce, ya que no es una sociedad orgánica la que se origina con estas políticas, sino toda una serie de entidades artificiales sostenidas por los fondos públicos y que son una especie de seguro que compra el capitalismo para disfrutar de la tranquilidad social, tan importante en la economía de mercado. Pero su coste creciente y la competencia de otros bloques geopolíticos empiezan a hacer inviable este modelo, que ha arrasado la tradición europea y ha creado un tipo humano dependiente, ignorante e irresponsable. Por eso no son sólo socialdemócratas los seguidores de Willy Brandt u Olof Palme; Merkel y Rajoy también lo son, igual que toda la cúpula de la Unión llamada “Europea”. De ahí que nos parezca, con buen motivo, que todos los partidos son lo mismo.
El enemigo de esa sociedad abierta, centrada en lo puramente económico, blanda, cosmopolita, caprichosa y emotivista, es la nación, esa unidad de familias que mantienen un vínculo sagrado, comunitario, con la patria en la que viven desde hace generaciones. Está formada por la gente que se identifica con un pueblo, con una estirpe, con una tradición y que considera que el gobierno debe responder ante la comunidad y defenderla, y no ser un instrumento de poderes económicos internacionales. Es, sin duda, una elección más difícil; exige deberes, dureza, independencia, austeridad y patriotismo: ser persona, tener lazos sociales y espirituales con la comunidad histórica a la que uno pertenece. No suena bien en la Europa de hoy el querer mantener una herencia de siglos frente a la homogeneización aniquiladora de los poderes económicos. Para empezar, porque esa defensa de la nación supondría de inmediato la vuelta de la soberanía a su dueño, el pueblo, y no su usurpación por los burócratas de Bruselas. Desde 1945, la nación y su concepto han sido el enemigo a batir. Hacer la Historia es más difícil que dejarse arrastrar por ella. Pero los pueblos que rehúsan el control de su destino mueren o son dominados por otros con más voluntad y carácter. Lo que marca la peculiaridad de la Europa contemporánea es que las naciones como Suecia parecen programar su autoextinción con una suerte de dulce eutanasia demográfica. Pero cuando “los nuevos suecos”alcancen una masa crítica, quizás entonces las cosas no sean tan suaves.
Tras todo esto, conviene advertir que ese mismo agente de disolución del hecho nacional está muy activo entre nosotros. Cuando se celebró en Barcelona la gran manifestación en favor de la unidad de España, el lector recordará cómo el socialista José Borrell, hoy ministro de Asuntos Exteriores, se negó a ondear una bandera española y sacó el trapo azul de la Unión “Europea”. “Esta es mi bandera”, proclamó. No la española, sino la del consorcio financiero de Bruselas, la enseña de los hombres de negocios y de su tecnocracia desalmada. Conviene que no lo olvidemos. Sigue el ejemplo del gran santón de la socialdemocracia, Willy Brandt, alemán, apátrida, noruego y de nuevo alemán, pero siempre sin raíces, siempre negando a la tierra y a los muertos porque antes era “demócrata” que alemán. Por eso no le costó nada renunciar a Silesia, Pomerania y Prusia Oriental con su Ostpolitik… ¿Quién dijo Cataluña? Ese es el espíritu de la socialdemocracia: Landesverrat.
[1] World’s First Openly Lesbian Bishop to Remove Crosses, Build Islamic Prayer Room in Swedish Seamen’s Church, en la página web de Orthodox Christianity, 8 de octubre de 2015. También en www. breitbar.com, 5 de octubre de 2015.
[2] JOHANNES TUCHEL, “Gegen den Strom”, p. 81 en ZEITGeschichte 4/2018: Die Deutschen und ihre Soldaten. Geschichte einer schwierigen Beziehung.
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monasterioshaodin · 7 years ago
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El recetario del Bibliotecario Augusto
Querido Daojin:
Estas son mis instrucciones para la gestión de la Biblioteca Augusta en mi ausencia:
Pan frito.
Arroz Shao-Tien.
Hortalizas del Valle de los Cuatro Vientos.
Un barril de Dulcemiel.
Huevos.
… Perdón, creo que he traspapelado la lista de la compra. Vuelvo a empezar:
Querido Daojin:
Estas son mis instrucciones para la gestión de la Biblioteca Augusta en mi ausencia:
El Festival de los fantasmas debe de estar en plena efervescencia. Se acercarán peregrinos al Monasterio Ambulante y como gesto de homenaje, querrán honrar a nuestros antepasados ilustres. Tendréis que guiarlos por el cementerio y contarles la historia de la emperatriz Wu Mei Zarpa Dorada, la fundadora de nuestra orden, los primeros maestros del Qian Xi, el gran maestro Tai Sho y el resto de miembros originales del Monasterio Ambulante.
Desempolvad alguna batallita. Algo que les haga más ameno el paseo. Te doy varios ejemplos:
El reinado de Wu Mei no estuvo exento de problemas. Tras su investidura, parte de su familia se opuso a ella. Un general que protegía las Tierras del Dragón de Jade, Zhu Yako, se alió con los conspiradores y orquestó un plan para remplazarla: su ejército, disfrazado de criaturas malignas, atacó su caravana en plena noche con el objetivo de asesinarla. Pero Zhu Yako fracasó y aunque logró escapar, meses más tarde se descubrió que se había suicidado.
Ese episodio se conoce en el folclore pandaren como “el desfile de los cien demonios”. Si bien hoy ha perdido casi toda su significación y ya no es más que un cuento de viejas para disuadir a los niños de realizar travesuras nocturnas. El segundo relato que se me ocurre es mucho más contemporáneo. ¿Te suena el caso de la Cervecera Sanguinaria? Me consta que el rumor circuló por Pandaria durante varios años: la Cervecera Sanguinaria era una paisana del Valle de los Cuatro Vientos, hija de labradores que quiso hacer fortuna vendiendo sus brebajes. Pero la Alianza y la Horda, en una de sus disputas, arrasaron el campo de sus padres, los arruinaron y los obligaron a mendigar, de modo que su madre falleció de enfermedad y su padre no tardó en seguirla.
Eso cementó en la Cervecera Sanguinaria un odio impensable por los forasteros, que pronto se extendió a todos los que no fueran pandaren. Su nombre viene de que, según la leyenda, dio en destilar licores con la sangre de los extranjeros a los que asesinaba. Aterrador, ¿verdad?
Se dice que el gran maestro Tai Sho tuvo un encuentro con la Cervecera Sanguinaria y que solo uno de los dos salió con vida. Yo no he podido verificar esa habladuría: una vez le pregunté a Tai Sho sobre el tema y él simplemente se encogió de hombros y sonrió con lobreguez. Con todo, creo que merece la pena que te saques la leyenda de la manga si os preguntan.
Lo dejo todo en vuestras manos. Yo tengo que confirmar ese chisme que nos llegó hace un tiempo: lo de que unos pescadores de la Isla Errante habían terminado en Rasganorte, hace décadas, después de una violenta tempestad. No le doy mucha credibilidad, pero ¿quién sabe? Cosas más raras hemos visto, ¿o no? Paradojas temporales, dragones infiltrados en Pandaria, monjes usando el vil, mogu buenos… Vale, de este último grupo, solo uno.
Lo dicho: me marcho ya al frío norte, así que nos veremos dentro de un par de semanas. Si me necesitas, sabes cómo contactarme: que no se te olvide el objeto que te entregué.
¡Adiós y buena suerte!
PD. Si sigues mis sugerencias gastronómicas, NO compres nabas. Todo menos las nabas.
PDD. Intentad no provocar ninguna anomalía espacio-temporal en mi ausencia. ¡Odiaría perdérmela!
PDDD. Ahora sí, adiós.
PDDDD. Esta era de propina. Je, je. ¡Chao!
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