#no os ofendáis
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peaceeandcoolestvibes · 6 days ago
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😂 I knew it came from Charlotte lmao but mine precisely doesn’t, it comes from French charité 🥹
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wepurge-rpg · 1 year ago
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Totalmente de acuerdo. Solo hay que fijarse que James Potter es mulato y Sirius tiene una personalidad insoportable. Se pasan el canon por el forro de los cojones, deben ser pjs staff. //// Hola soy la user de James que a mi lo de esconderme no me va, tampoco volveré a pronunciarme por aquí, lo digo por si hay mas mensajes firmados así. La última vez que metieron mierda por aquí puse un mensaje por el dis preguntando que problema tenían con el pj. Y hasta me ofrecía para darles unas clases y todo, no sabía que era por culpa del pb, porque se rajaron todos claro. Así que nada quiero aclarar para los ofendidos por el tono de piel del chico, que James no es mulato lo que pasa es que ha tomado mucho el sol, que veranea en ibiza y claro puede incomodar a ciertas personas sensibles, pero tranquilas que esto en invierno se le va. Y por cierto no soy Staff, yo no aguantaría tanto tontito. Pero supongo que si las quejas son como las de arriba no se que queréis que nos digan. Así que nada yo procuraré que James se ponga mas a la sombra para que no os ofendáis. Eso si, le tendréis que hacer hueco y sólo pido que no le mojéis demasiado con el mar de lágrimas, que se me resfría.
f
R.
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natalievartan · 5 years ago
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Que por qué me gusta estar sola...
Siempre me ha llamado la atención la gente que se sorprende que haya personas a las que nos gusta estar solas. No solas de no tener a nadie con quien contar en la vida, sino de necesitar pasar tiempo sin más compañía que la de nosotros mismos. Puede que sea por falta de empatía, por no comprender a quien no encaja con lo que la sociedad impone que es "normal", o por simple desconocimiento. No lo sé, cada uno tendrá sus motivos y tampoco es cuestión de generalizar, pero es algo que ocurre, sin lugar a dudas.
Ya no me pasa porque hoy día sé dónde no merece la pena estar, pero nunca olvidaré esa sensación de estar con un grupo de personas y pensar que si, por alguna razón, desapareciera de repente, nadie repararía en ello. Esto me ha ocurrido siempre y si actualmente no me pasa, no es porque yo haya cambiado, sino porque he aprendido a evitar esas situaciones. No se trata de que te dejen de lado, sino de que te ignoran. No es que no te dejen ir con ellos, es que no encajas, no te integras. No es que te rechacen, nadie te rechaza, eres tú la que no está a gusto. La que no está bien. La que percibe con claridad que ese no es tu sitio.
Hablar de esto es muy fácil cuando tienes tu vida montada y ya te importa un bledo todo lo demás, pero cuando eres niño, o muy joven, y aún no has encontrado tu lugar en el mundo, es una putada porque en ese mundo hay otras personas y encontrar tu lugar depende en gran manera de ellos. De tu relación con ellos. Y también porque uno no se conoce a sí mismo hasta que empieza a madurar y no es fácil comprender qué es lo que falla. Por qué no eres capaz de estar bien. Y te echas la culpa a ti mismo, cuando aquí no se trata de culpas, sino de formas de ser. Las personas individuales pueden ser de una manera o de otra, pero la gente como conjunto es muy cruel con quien es diferente. Y, a ciertas edades, es muy difícil aceptar que lo eres y actuar en consecuencia, porque eso te aboca a la soledad. No a la soledad que a ti te gusta, sino a la otra. A la mala.
Yo no sé la de veces que he empezado a contar algo y he parado a la mitad al ver en la cara de los demás que han desconectado por completo y ya no me están escuchando. O que he llamado a alguien para salir y me ha dicho que sí, pero que espere a ver qué dicen los demás para concretar lugar y hora (no sea que se queden solos conmigo, claro). O que he fingido pasármelo bien para no joder la fiesta a los demás, cuando, en verdad, lo que más deseaba era que todo acabara de una vez para poder irme a casa. A estar sola, claro. No sé la de veces que he dicho que me iba y me han hecho sentir culpable para que no lo haga, lo cual no entendía en absoluto. ¿Para qué queréis que me quede si no me hacéis ni puto caso? O que me han dicho eso de "con lo guapa que eres, no entiendo cómo no tienes a todos los tíos besando tus pies", lo cual parece un halago, pero no. Es una puñalada que te hace sentir todavía peor. Por no hablar de que se da por hecho que a una chica le tienen que gustar solo los chicos, claro, pero ese es otro tema. No sé la de lágrimas que he derramado por no entender qué pasaba conmigo, en qué fallaba, dónde estaba el problema.
Hasta que llega un día en el que empiezas a conocerte a ti misma. A comprenderte, a aceptarte y, finalmente, a quererte. Hay quien lo hace por sí mismo, y otros, como yo, con la ayuda de otras personas. Yo tuve que conocer a quien hoy es mi marido para empezar a hacerlo. Alguien que te acepta como eres. Que no desconecta cuando cuentas algo porque, más allá de lo que cuentas, lo que le interesa eres tú. Alguien que no espera la compañía de otros para aceptar también la tuya porque sólo quiere estar contigo. Que no valora si eres guapa o no porque eso importa una mierda. Y, sobre todo, que consigue que no te quieras ir porque, a su lado, todo el tiempo del mundo te parece poco. Alguien que hace que te veas a ti misma como una gran persona porque te hace sentir lo más importante del mundo para él. Alguien que te quiere, lo cual abre la puerta para que empieces a quererte tú.
Y es entonces cuando lo comprendes todo. Cuando empiezas a perdonarte a ti misma por ser como eres y terminas entendiendo que no tienes nada que perdonarte. Cuando empiezas a aceptar tu forma de ser y terminas gustándote a ti misma más que cualquier otra cosa. Cuando te empieza a dar igual lo que piensen los demás porque eres tú la única que tiene derecho a opinar sobre ti. Y cuando empiezas a adorar la soledad porque es así, sola, contigo misma, una vez ya te quieres, como mejor te encuentras. Yo admiro profundamente a quien logra esto por sí mismo, no como yo, que necesité la ayuda de otra persona. Sea como sea, mejor así que que de la otra forma. Dónde va a parar.
Pero las complicaciones no terminan aquí, porque la vida continúa y el mundo sigue lleno de personas que, individualmente, serán como sean, pero como gente en general siguen siendo crueles con quien es diferente. Y, para personas como yo, es agotador tratar con ellos. Porque, por mucho que te aceptes, sigues sin encajar, sin sentirte bien con los demás. Y tu vida depende de ellos. Tienes que tratar con ellos para mantener un trabajo con el que ganártela. Y no sólo eso. Tienes que integrarte, rendir en condiciones, no desentonar. Y es agotador. Lo he comentado muchas veces. A mí no me cansa tanto el trabajo en sí como el tener que alternar con otras personas y mantener el tipo. Personas con las que no te sientes identificada de ninguna manera porque tiene unas inquietudes que están a años luz de las tuyas. Personas que te tratan como se trata normalmente a los demás, sin entender que tú eres diferente. No hay mala intención, todo lo contrario, pero a ti te agotan porque tienes que estar todo el tiempo luchando contra ti misma para no desmerecer. Fingiendo que encajas, como en otras épocas fingías que te lo pasabas bien, pero esta vez sin poder irte hasta que no acaba tu jornada laboral. Y al día siguiente, otra vez. Y otra, y otra, y otra...
Por eso, cuando os extrañe que alguien quiere estar solo en el rato del desayuno, o al salir a fumar un cigarro, lo que sea, no os ofendáis. No es que rechace vuestra compañía. Es que necesita descansar, no del trabajo, sino de fingir estar bien. No es culpa tuya, ni suya, ni de nadie. Aquí no hay culpas. Sólo distintas formas de ser.
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casualfartfun · 4 years ago
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Es muy importante comprender el carácter de Dios
Hay muchas cosas que espero que vosotros logréis, pero no todas vuestras acciones, no todo en vuestras vidas puede cumplir con lo que Yo exijo, así que no tengo otra opción que ser directo y explicaros Mi voluntad. En vista de que vuestro discernimiento es pobre y vuestra apreciación es de igual manera pobre, sois casi absolutamente ignorantes de Mi carácter y esencia, y por consiguiente, es un asunto urgente que Yo os informe sobre ellos. No importa cuánto hayas comprendido previamente o si deseas tratar de comprender estas cuestiones, aún debo explicártelas en detalle. Estas cuestiones no son totalmente ajenas a vosotros, mas carecéis de mucho entendimiento, mucha comprensión del significado que ellas contienen. Muchos de vosotros solo tenéis un entendimiento vago de esto, y uno parcial e incompleto. Con el fin de ayudaros a mejorar la práctica de la verdad, a poner Mis palabras en práctica de mejor manera, sostengo que estas cuestiones son lo primero que vosotros debéis llegar a conocer ante todo. De lo contrario, vuestra fe seguirá siendo vaga, hipócrita y llena de los colores de la religión. Si no comprendes el carácter de Dios, entonces te será imposible realizar la labor que deberías hacer para Él. Si no conoces la esencia de Dios, entonces te será imposible tener reverencia y temor por Él; antes bien, solo habrá indiferencia y prevaricación despreocupadas, y lo que es más, blasfemia incorregible. Aunque comprender el carácter de Dios es sin duda importante, y conocer la esencia de Dios no puede tomarse a la ligera, nadie jamás ha examinado o indagado a fondo estas cuestiones. Es evidente que todos vosotros habéis descartado los decretos administrativos que Yo he decretado. Si vosotros no comprendéis el carácter de Dios, entonces será muy probable que ofendáis Su carácter. Ofender Su carácter equivale a provocar la ira de Dios mismo, en cuyo caso, el fruto final de tus acciones será la transgresión de los decretos administrativos. Ahora debes darte cuenta de que cuando conoces la esencia de Dios, también puedes entender Su carácter, y cuando entiendes Su carácter, también habrás comprendido Sus decretos administrativos. No hace falta decir que, mucho de lo que contienen los decretos administrativos alude al carácter de Dios, pero no todo Su carácter es expresado en dentro de ellos. En consecuencia, debéis ir un paso más allá en el desarrollo de vuestra comprensión del carácter de Dios.
No os hablo hoy en una conversación habitual, así que os corresponde a vosotros acercaros a Mis palabras con cautela y, además, reflexionar profundamente en ellas. Lo que quiero decir con esto es que habéis dedicado muy poco esfuerzo a las palabras que Yo he pronunciado. Estáis aún menos dispuestos a meditar sobre el carácter de Dios; rara vez alguien se esfuerza en ello. Por esta razón, sostengo que vuestra fe no es más que grandilocuencia. Incluso ahora, ninguno de vosotros ha dedicado un esfuerzo importante a vuestra debilidad más vital. Me habéis decepcionado después de todo lo que me he esforzado por vosotros. No es de extrañar que no tengáis ninguna consideración por Dios y vuestras vidas estén desprovistas de verdad. ¿Cómo pueden ser consideradas santas dichas personas? ¡La ley del cielo no tolerará algo semejante! En vista de que vosotros tenéis tan poca comprensión de esto, no tengo otra opción que esforzarme más.
El carácter de Dios es un tema que a todos parece muy abstracto, y es además algo difícil de aceptar, ya que Su carácter es diferente a la personalidad de un ser humano. Dios también tiene Sus propias emociones de alegría, ira, tristeza y felicidad, pero estas emociones son distintas a las de los hombres. Dios es lo que Él es, y tiene lo que Él tiene. Todo lo que Él expresa y revela es representación de Su esencia y de Su identidad. Lo que Él es y lo que Él tiene, así como Su esencia e identidad, son cosas que ningún hombre puede reemplazar. Su carácter abarca Su amor por la humanidad, Su solaz por la humanidad, Su odio por la humanidad, y aún más, una comprensión profunda por la humanidad. Sin embargo, la personalidad del hombre puede ser optimista, vivaz o insensible. El carácter de Dios es uno que pertenece al Soberano de los seres vivos y todas las cosas, al Señor de toda la creación. Su carácter representa honor, poder, nobleza, grandeza y, sobre todo, supremacía. Su carácter es símbolo de autoridad, símbolo de todo lo que es justo, símbolo de todo lo que es hermoso y bueno. Más que esto, es un símbolo de Aquel que no puede ser[a] vencido o invadido por la oscuridad ni por ninguna fuerza enemiga, así como un símbolo de Aquel que no puede ser ofendido (y que tampoco tolerará ser ofendido)[b] por ningún ser creado. Su carácter es símbolo de la mayor autoridad. No hay persona o personas que trastornen o puedan trastornar Su obra o Su carácter. Pero la personalidad del hombre no es más que un mero símbolo de su leve superioridad sobre la bestia. El hombre en sí mismo y por sí mismo no tiene ninguna autoridad, ninguna autonomía y ninguna destreza para trascender el yo, sino que en su esencia es alguien que se acobarda a merced de todo tipo de personas, sucesos y cosas. La alegría de Dios se debe a la existencia y surgimiento de la justicia y la luz, a la destrucción de la oscuridad y la maldad. Él se deleita en traer luz y buena vida a la humanidad; Su alegría es una alegría justa, un símbolo de la existencia de todo lo que es positivo, y, aún más, un símbolo de buenos auspicios. La ira de Dios se debe al daño que la existencia y la interferencia de la injusticia ocasiona a Su humanidad; se debe a la existencia de la maldad y la oscuridad, a la existencia de las cosas que ahuyentan la verdad, y aún más, se debe a la existencia de cosas que se oponen a lo que es bueno y hermoso. Su ira es un símbolo de que todas las cosas negativas ya no existen, y aún más, es un símbolo de Su santidad. Su tristeza se debe a la humanidad, en la que Él tiene esperanzas, pero esta ha caído en la oscuridad, porque la obra que Él hace en el hombre no alcanza Sus expectativas, y porque no toda la humanidad a la que Él ama tiene la capacidad de vivir en la luz. Él se entristece de la humanidad inocente, del hombre honesto pero ignorante, y del hombre que es bueno pero tiene carencias en sus propios puntos de vista. Su tristeza es símbolo de Su bondad y de Su misericordia, símbolo de belleza y benevolencia. Su felicidad, por supuesto, proviene de derrotar a Sus enemigos y de obtener la buena voluntad del hombre. Más que esto, surge a partir de la expulsión y destrucción de todas las fuerzas enemigas, y debido a que la humanidad recibe una vida buena y pacífica. La felicidad de Dios es diferente al gozo del hombre; más bien, es el sentimiento de producir buenos frutos, un sentimiento aún mayor que el gozo. Su felicidad es un símbolo de la liberación del sufrimiento de la humanidad desde esta hora, y un símbolo de la entrada de la humanidad a un mundo de luz. Todas las emociones de la humanidad, por otro lado, surgen en aras de su propio interés, no por la justicia, la luz o lo que es hermoso, y mucho menos por la gracia concedida por el Cielo. Las emociones de la humanidad son egoístas y pertenecen al mundo de la oscuridad. Estas no existen en aras de la voluntad de Dios, y mucho menos de Su plan, por lo que nunca puede hablarse de Dios y del hombre en el mismo contexto. Dios es por siempre supremo y para siempre honorable, mientras que el hombre es siempre bajo, siempre despreciable. Esto es porque Dios siempre está haciendo sacrificios y se entrega a la humanidad; sin embargo, el hombre siempre toma y se esfuerza sólo para sí mismo. Dios siempre se está esforzando por la supervivencia de la humanidad; no obstante, el hombre nunca contribuye en nada en aras de la luz o la justicia. Aun si el hombre se esfuerza por un tiempo, es tan débil que no puede resistir ni un solo golpe, pues el esfuerzo del hombre siempre es para su propio beneficio y no para el de otros. El hombre siempre es egoísta, mientras que Dios es por siempre desprendido. Dios es la fuente de todo lo justo, lo bueno y lo hermoso, mientras que el hombre es el que hereda y manifiesta toda la fealdad y maldad. Dios nunca alterará Su esencia de justicia y belleza, y sin embargo, el hombre es perfectamente capaz, en cualquier momento y en cualquier situación, de traicionar la justicia y alejarse de Dios.
Cada frase que he pronunciado contiene dentro de sí el carácter de Dios. Vosotros haríais bien en reflexionar cuidadosamente en Mis palabras, y seguramente obtendréis gran provecho de ellas. La esencia de Dios es muy difícil de captar, pero confío en que todos vosotros tengáis por lo menos cierta idea del carácter de Dios. Espero, entonces, que me mostréis y hagáis más de aquello que no ofende el carácter de Dios. Entonces estaré tranquilo. Por ejemplo, mantén a Dios en tu corazón en todo momento. Cuando actúes, hazlo de acuerdo con Sus Palabras. Busca las intenciones de Dios en todas las cosas, y abstente de hacer aquello que le falte al respeto y lo deshonre. Mucho menos deberías colocar a Dios al fondo de tu mente para llenar el vacío futuro de tu corazón. Si haces esto, habrás ofendido el carácter de Dios. Una vez más, suponiendo que nunca haces observaciones blasfemas contra Dios ni te quejas de Él durante toda tu vida, y una vez más, suponiendo que eres capaz de cumplir apropiadamente con todo lo que Él te ha encomendado, y que también eres capaz de someterte a todas Sus palabras durante toda tu vida, entonces habrás evitado transgredir los decretos administrativos. Por ejemplo, si alguna vez has dicho: “¿Por qué no creo que Él es Dios?”, “Creo que estas palabras no son sino cierta iluminación del Espíritu Santo”, “En mi opinión, no todo lo que Dios hace es necesariamente correcto”, “La humanidad de Dios no es superior a la mía”, “Sencillamente, las palabras de Dios no son creíbles”, u otras observaciones sentenciosas de este tipo, entonces te exhorto a confesar tus pecados y a arrepentirte de ellos más a menudo. De lo contrario, nunca tendrás la oportunidad de recibir perdón, ya que no ofendes a un hombre sino a Dios mismo. Podrías creer que estás juzgando a un hombre, pero el Espíritu de Dios no lo considera así. Tu falta de respeto hacia Su carne es lo mismo que faltarle al respeto a Él. Siendo esto así, ¿acaso no has ofendido el carácter de Dios? Debes recordar que todo lo hecho por el Espíritu de Dios se hace para salvaguardar Su obra en la carne y tiene el fin de que esta obra se haga bien. Si descuidas esto, entonces Yo digo que eres alguien que nunca serás capaz de lograr creer en Dios. Debido a que has provocado la ira de Dios, y Él recurrirá a un castigo adecuado para enseñarte una lección.
Llegar a conocer la esencia de Dios no es un asunto trivial. Debes comprender Su carácter. De esta manera, poco a poco y sin saberlo, llegarás a conocer la esencia de Dios. Cuando hayas tenido acceso a este conocimiento, te encontrarás dando un paso más hacia un estado más elevado y hermoso. Al final, llegarás a sentirte avergonzado de tu alma horrible, y aún más, sentirás que no hay un solo lugar en el cual esconderte de tu vergüenza. En ese momento, cada vez habrá menos cosas en tu conducta que ofendan el carácter de Dios, tu corazón estará cada vez más cerca del de Dios, y un amor por Él crecerá poco a poco en tu corazón. Esto es señal de que la humanidad está entrando a un estado hermoso. Pero hasta ahora vosotros no habéis obtenido esto. Conforme os movéis afanosamente de un lado a otro buscando el bien de vuestro destino, ¿quién tiene algo de interés en intentar conocer la esencia de Dios? Si esto continúa, transgrediréis sin querer los decretos administrativos, ya que comprendéis demasiado de poco el carácter de Dios. Por lo tanto, ¿lo que hacéis ahora no está poniendo acaso una base para vuestras ofensas contra el carácter de Dios? Que Yo os pida que comprendáis el carácter de Dios no es incompatible con Mi obra. Pues si a menudo transgredís los decretos administrativos, entonces ¿quién de vosotros escapará del castigo? ¿Acaso Mi obra no habría sido entonces completamente en vano? Por consiguiente, sigo pidiendo que, además de escudriñar vuestra propia conducta, seáis cautelosos en los pasos que deis. Esta es la exigencia suprema que os hago, y espero que todos vosotros la consideréis con cuidado y la sopeséis con seriedad. Si llegare el día en que vuestras acciones provocaran en Mí una ira terrible, entonces os corresponderá únicamente a vosotros considerar las consecuencias y no habrá nadie más que soporte el castigo en vuestro lugar.
De "La Palabra manifestada en carne"
Notas al pie:
a. El texto original dice: “es un símbolo de no poder ser”.
b. El texto original dice: “así como un símbolo de no poder ser ofendido (y de no tolerar ser ofendido)”.
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barco-de-papel-estudio · 4 years ago
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Los pequeños encuadernsdores, y no os ofendáis, los que hacemos cusdernos y obras pequeñas, tratamos de crear nuestras obras con toques diferentes, para crear un estilo, una identidad, algo que nos diferencie del resto de colegas. Yo trato de crear mi estilo a partir colores vibrsntes, formas geométricas, y al mismo tiempo, cosas orgánicas y de colores algo menos saturados. Os engañaría si os dijese que siempre he estado seguro de mi personalidad, veo como otros estilos similares o diferentes triunfan y sin embargo el mío permanece aún en las sombras. A veces, sólo a veces, me confundo conmigo mismo y trato de asemejarme al resto de mis compañeros, a sus estilos, asus colores y formas. Pero siempre me hago las mismas preguntas: ¿Mi finalidad es la de crear encuadernaciones identica a las de mis colegas? ¿Estoy dispuesto a traicionsr mi personalidad y esencia por convencionalismos o falta de interés? Y cada respuedta es NO. Siento la chapa, estar en esta cuarentena tan repentina me hace reflexionar y ver cosas, y no es por la fiebre �� . . . . . #encuadernacion #encuadernaciontradicional #encuadernacionartesanal #binding #cuadernos #libretas #notebook #bulletjournals #bujo #diario #diary #minicuadernos #barcodepapelestudio #artesania #hechoamano #handmade #hechoartesanalmente #regalosoriginales #regalos (en Barco de papel estudio - Encuadernaciones artesanales) https://www.instagram.com/p/CFSd7-DC7Qi/?igshid=1nyngc9978mx0
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salty-frank · 6 years ago
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No os ofendáis, es gracioso eh xdd
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evaweasley-magiaoculta · 6 years ago
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Como leer muchos libros y no morir en el intento.
Como leer muchos libros y no morir en el intento. Entrada cómica sobre cosas que hacer para leer mas libros. PD: Nada de lo dicho aquí son consejos reales.
Hola brujitos y brujitas. Hoy traigo una entrada especial y diferente que espero que sea de esas que se convierten en habituales en el blog.
Se trata de una entrada en tono de humor porque lo que aquí cuente y diga será todo desde un punto de vista cómico así que por favor no os ofendáis, ya que la finalidad de esta entrada es que todos pasemos un buen rato y nos riamos. En serio no os toméis…
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guardialobo · 6 years ago
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Noche en el Castillo Wolfenden
Las puertas del estudio del señor del Castillo Wolfenden se abrieron de par en par.
Lord Garmont Wolfenden entró en la estancia pisando con fuerza. Su intención no era otra que alertar a quien hubiese dentro de que se había percatado de su presencia; pero no hacía falta, ya que el intruso no se escondía y estaba hurgando su escritorio.
Estaba jugando con una reliquia que a su dueño le había costado sangre y sudor obtener: un cráneo de huargen amoldado para servirle de copa: una de sus pertenencias más preciadas, ahora profanada por las sucias manos de un extraño.
La temperatura de la cámara se desplomó cinco grados de golpe. Afuera, Simón tocaba el violín frenéticamente, haciendo gala de su consabido virtuosismo musical.
–Espero que hayas arreglado tu testamento –dijo Garmont con un acento cortante como una cuchilla.
–No tengo a nadie a quien legar nada, ni mucho que legar –le contestó una voz impertinente–. Al contrario que tú.
Garmont arrugó el hocico. Aquel timbre le sonaba de algo. El desconocido se dio la vuelta y le sonrió con socarronería; se inclinó él y amagó una reverencia con la copa-calavera.
–Ave, Garmont, los que van a beber te saludan. ¿No le ofreces una copa a la familia?
Al caballero de la muerte se le erizó el pelaje. La sangre le hervía dentro de sus órganos putrefactos. Aquel hombre no era ningún extraño: se parecía a él; o más bien, se asemejaba a él cuando aún estaba vivo: alto, de cabellos oscuros, con la piel pálida...
Solo era un humano, un simple y ordinario humano, pero no cabía ninguna duda de que se trataba de otro Wolfenden.
–Qué inesperada sorpresa –replicó, conteniendo la bilis que le ascendía por la garganta–. Tú debes de ser… ¿Samiel? ¿Era así? Uno de esos inmundos Wolfenden de Drustvar, en Kul Tiras. ¿Cómo os va con las brujas? ¿Siguen destruyendo vuestra mansión familiar?
Samiel dejó de sonreír al instante. Su gesto se tornó amargo. Su mirada rezumaba ira.
Garmont rio con júbilo. Los Wolfenden de Drustvar, durante mucho tiempo separados de sus parientes gilneanos, habían sufrido un duro revés a causa de la reciente amenaza de las brujas. Tan solo unos pocos habían sobrevivido y para un linaje tan orgulloso como el Wolfenden aquello era, sin duda, un oprobio y una puñalada directa a su vanidad.
–Bueno, al menos nuestra mansión está más limpia que este agujero infernal. ¿Cuántos esqueletos tienes guardados en el armario, Garmont? Ah, no, espera, que los tuyos se pasean impunemente por las almenas…
–Veo que te han puesto al día –El huargen siguió avanzando hacia él, haciendo aletear los dedos como si estuviese maquinando la mejor manera de estrangularlo–. ¿Y bien? ¿Qué se te ofrece? ¿Has venido a hacer turismo alcohólico a nuestra nación? Tengo entendido que te gusta darle a la botella.
A Samiel el comentario no le irritó. Sonrió, aceptando el reto.
–Realmente me estaba preguntando dónde conseguir una copa como esta –Levantó el cráneo–. Por favor, ¿me puedes dar las medidas de tu cabeza?
Garmont estaba solo a un palmo de distancia del humano. Ya podía oír sus huesos crujiendo bajo sus zarpas. Sentía curiosidad, pero podía reanimarlo y hacerle las cuestiones pertinentes a su cadáver. Eso haría. Lo agarró firmemente por el cuello.
–Te has metido en la boca del lobo, Aterrabrujas. Deberías haber saltado por la ventana cuando me escuchaste llegar; al menos con la caída habrías tenido alguna oportunidad. Ahora, sin embargo, estás perdido…
–¿Vas a matarme… como mataste a tu padre? ¿Y al resto de tu familia…?
–No. Contigo seré más cruel…
Garmont abrió las fauces. Iba a arrancarle la cabeza de un mordisco. Y quizá así podría fabricarse una tacita en la que tomar el té de las cuatro de la tarde.
No obstante, no llegó a hacerlo. El cuerpo de Samiel se convulsionó y de repente, unos brazos fornidos y peludos empujaron al caballero de la muerte hacia atrás, arañándole el rostro.
–No puede ser… ¡ERES UN ATERRABRUJAS! ¿Qué diablos significa esto…?
–¿Esto? –Le contestó el que ya no era un hombre–. Tú lo has dicho, Garmont: la casa Wolfenden de Drustvar está perdida y yo soy el último de los Aterrabrujas, hasta donde tengo conocimiento. O más bien, lo era…
Tres huargen salieron de las sombras. ¿Siempre habían estado ahí? Lord Wolfenden, conmocionado por su aparición, aulló llamando a sus sirvientes espectrales.
–No pasarán.
Las almas en pena que vigilaban los corredores del castillo Wolfenden trataron de entrar por la puerta, mas una barrera invisible les impedía cruzar el umbral.
–Pero ¿qué…?
–Debiste haber prestado más atención a tus lecciones, “primo”. Observa bajo la puerta.
Habían trazado una línea con sal. Si Garmont no recordaba mal, los Aterrabrujas usaban un tipo de sal especial para mantener a raya a los fantasmas.
–¿Qué clase de broma es esta? –Preguntó el caballero de la muerte, indignado y asustado–. ¿De dónde han salido estos espantajos? ¡Los Aterrabrujas debieron haber desaparecido con tu hermano! Él era el destinado a convertirse en el líder de la orden… no tú.
–Los tiempos cambian, Garmont –dijo Samiel, devolviendo la copa ósea al escritorio–. Antaño, este castillo era el principal lugar de instrucción de los Aterrabrujas: los Wolfenden adiestraban aquí a sus hijos, así como a sus vasallos más fieles en el arte de cazar monstruos. Pero tú has contaminado nuestra sede y nuestra memoria: la has mancillado con tus oscuras brujerías y con tus siniestras alianzas. Ya es hora de que los Aterrabrujas recuperemos lo que nos pertenece por derecho…
–¡NO TENÉIS NINGÚN DERECHO!
Lord Garmont Wolfenden explotó. Los tres Aterrabrujas que lo rodeaban comenzaron a sangrar por los ojos y la boca. Ni siquiera Samiel era inmune, a pesar de que el medallón del Lobo que pendía de su cuello estaba desviando gran parte de las energías del conjuro.
Samiel se apresuró y lanzó una bomba de polvo lunar al caballero de la muerte. El proyectil estalló frente a él y lo desconcentró, interrumpiendo el sortilegio. Clavó un virote ungido en agua bendita en su hombro para inutilizarlo, sabiendo que eso solo lo retendría unos segundos. Desenvainó su hoja de plata y la apuntó al abdomen de Garmont.
–Los Aterrabrujas ahora sirven a la Guardia del Lobo. Reconquistaremos Lordaeron… y después limpiaremos Drustvar de la plaga que lo aflige.
–¡Ja, ja, ja, ja, ja! –Garmont se carcajeaba a mandíbula batiente–. ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Ingenuo! ¡El Señor Lobo está jugando contigo, como ha hecho con muchos otros antes que tú! Hará cualquier cosa con tal de recuperar Gilneas… ¡incluso prometerte algo que no piensa cumplir! ¿Por qué te crees que estoy yo aquí…?
Samiel Wolfenden caminó hacia su pariente y se irguió ante él. Tenían la misma estatura, más o menos, y también la misma mirada. Era su propio reflejo: un reflejo desfigurado y grotesco; lo que el propio Samiel podría haber sido en unas circunstancias muy diferentes.
–¿Y por qué te crees que estoy yo aquí, Garmont? –le interrogó–. Lord Lobonegro no se fía de ti y necesita a los Aterrabrujas para hacer frente a los horrores de la Reina Alma en Pena. Tu castillo sigue siendo tuyo, pero tendrás que aceptarnos como huéspedes obligatoriamente. Sé que la Orden de la Aurora Negra lleva a cabo sus experimentos en el sótano y en las criptas. Jamás se nos ocurriría dejarnos caer por allí. Pero la superficie, tus patios y habitaciones vacías, darán alojamiento a una nueva generación de Aterrabrujas; conque será mejor que vayas acostumbrándote a nuestra presencia, “primo”.
Garmont se había quedado sin palabras, algo inusual en él. Su mirada refulgía con odio.
–Los huargen son monstruos. YO soy un monstruo. La Orden de la Aurora Negra entera está repleta de asesinos y cultistas. ¿Y no vas a atacarnos? Me acusas de traicionar el legado de los Wolfenden, pero tú estás haciendo exactamente lo mismo al aliarte con nigromantes y con bestias. Incluso te has transformado en una…
–El mal menor –replicó Samiel.
–¿Cómo?
–Es el mal menor –repitió el cazador–. Si mi hermano siguiese con vida, yo jamás habría venido a Castronegro ni me habría convertido en huargen. Pero murió. Las enseñanzas de los Aterrabrujas no bastaron para salvarlo. A fin de vengarme de las brujas que mataron a mi hermano, decidí transformarme en el mismo mal que perseguimos. Siempre hay un mal mayor al que dar caza, Garmont; y ese mal, ahora mismo, no eres tú.
Lord Wolfenden se extrajo el proyectil del hombro y lo tiró al suelo. El resto de Aterrabrujas lo amenazaban con sus armas.
–Eres libre de corretear por mi castillo con tus aspirantes a cazafantasmas –afirmó con rencor–, pero NO vuelvas a poner un pie en mi estudio y NUNCA bajéis al sótano ni oséis interferir en las operaciones de la Orden de la Aurora Negra. Porque como lo hagáis, va a importarme un bledo lo que opine el Señor Lobo de vuestra utilidad: os asfixiaré con vuestros intestinos y luego me beberé vuestra sangre en TU cráneo. ¿Me has entendido, “primo”?
–Perfectamente –contestó.
–Ahora desapareced de mi vista…
El Aterrabrujas les hizo una señal a los demás para que salieran del estudio. Él desfiló el último. Los espíritus que los acosaban se habían desvanecido.
–Una última cosa, Garmont.
–¿Qué quieres? –Gruñó el interpelado con hostilidad.
–Este castillo es antiguo, quizá del tiempo en que se fundó nuestra orden. Déjame acceder a los archivos de los Aterrabrujas, a lo que quede de ellos. Necesito averiguar algo.
Por un segundo el caballero de la muerte barajó la idea de negarse. Eso le produciría placer. Pero supuso que el asunto era relativamente serio, o de lo contrario no se lo habría pedido.
–Son tuyos, pero la mayor parte fueron destruidos hace tiempo. Y no por mí.
–No, ya veo que eres un coleccionista –Miró al cráneo del huargen sobre su mesa–. Gracias, Garmont.
–¿Gracias? –Bufó él–. No somos amigos. A mis ojos, ni siquiera somos familia. El Castillo Wolfenden es mío y sois mis invitados hasta que me canse de vosotros o hasta que me ofendáis. Así que ándate con cuidado, Sami.
–No me llames así… –Murmuró el aludido con voz tensa.
–¿Qué has dicho, Sami?
Samiel desenfundó su espada. La dirigió a la cabeza de lord Wolfenden, quien de nuevo sonreía, feliz de haber tocado una fibra sensible.
–¡SOLO mi hermano puede llamarme así! Y está muerto.
–Lo siento. Me portaré bien.
–Eso espero, Garmont, porque ahora los Aterrabrujas estaremos pendientes de todas tus actividades. Si vemos que juegas con magias peligrosas, con cosas no autorizadas por lord Lobonegro…
–Os chivaréis a mamá –dijo Garmont con tedio.
Samiel sonrió. Sonrió diabólicamente, como lo habría hecho su propio reflejo.
–Mamá ya sabe que has sido un niño malo –le respondió–. No, Garmont: lo que haremos será romperte los juguetes.
El cazador descolgó la ballesta de su arnés y en menos de un segundo, cargó una saeta y disparó a la copa de hueso de Garmont. El recipiente se hizo añicos.
–Buenas noches, primo. Y por cierto, felicita a tu violinista: una ejecución del Trino del Diablo magnífica.
El Aterrabrujas se marchó, cerrando la puerta a sus espaldas. Garmont, todavía estupefacto por lo que acababa de acontecer, no se alteró. En lugar de eso, se agachó y se puso a recoger los pedacitos de su receptáculo, tarareando una alegre melodía primaveral.
Enseguida se sintió de mejor humor y una sonrisa se formó en las comisuras de su hocico.
–Mi viejo amigo –le dijo a su calavera destrozada, sosteniéndola con la palma de la mano–, ¡puede que por fin te haya encontrado un digno sustituto!
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innestrada · 7 years ago
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"Lo primero que tenéis que saber de los hipogrifos es que son orgullosos. Se molestan con mucha facilidad. Nunca ofendáis a ninguno, porque podría ser lo último que hicierais. Tenéis que esperar siempre a que el hipogrifo haga el primer movimiento. Es educado, ¿os dais cuenta? Vais hacia él, os inclináis y esperáis. Si él responde con una inclinación, querrá decir que os permite tocarlo. Si no hace la inclinación, entonces es mejor que os alejéis de él enseguida, porque puede hacer mucho daño con sus garras" -Rubeus Hagrid en su primera clase sobre los hipogrifos. #buckbeak #harrypotter #hogwartsschoolofwitchcraftandwizardy #warnerbrosstudiotourlondon #london#hipogrifo (en Warner Bros. Studio Tour London)
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