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Contenido Bluish
Ficha de Alban Harvey
Dibujo de Alban
Oneshot: Alban y Derian planteándose por primera vez la idea de ser padres
Oneshot: Continuación crossover ELYN x Bluish (Alban y Dom)
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Ficha | Alban Harvey
DATOS BÁSICOS
Nombre: Alban Harvey.
Apodo: Cruella; Medusa; Harvey.
Edad: 22 años.
Cumpleaños: 14 de octubre.
Nacionalidad: Inglesa.
Ascendencia étnica: no.
Orientación sexual: bisexual.
Orientación romántica: aloromántico.
Pronombres: él.
Trabajo: tatuador.
Carrera: Fotografía.
Hobbies: tomar fotos; dibujar (la técnica de puntillismo lo relaja); viajar; recorrer ciudades.
Alergias: no.
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS
Altura: 1.88.
Color de piel: clara.
Color de pelo y peinado: mitad negra (natural), mitad blanca (decolorada). Su pelo cae desordenado sobre la frente, y por los costados es levemente más corto.
Pecas/lunares/manchas/marcas de nacimiento: pecas en la nariz; camino de lunares desde el cuello hasta el pecho que se pierden entre los tatuajes.
Cicatrices y su razón: en el lado derecho de la cabeza, producto del ataque que vive en el callejón de Nueva York; y una muy pequeña, casi imperceptible en la ceja izquierda, a causa de una pelea que tuvo en Francia a los diecinueve años.
Piercings: piercing negro de dos puntas en la ceja izquierda; argolla plateada en el nostril derecho; argolla en oreja izquierda.
Tatuajes: tiene muchísimos, pero a continuación algunos de ellos.
Medusa azul que empieza en los omóplatos y termina un poco más arriba de la espalda baja.
«Liberté» con tipografía gótica, en todo el pecho.
Dos olas de mar que comienzan en cada hombro y se extienden hasta el inicio de sus clavículas.
Dos ballenas que comienzan dos centímetros más abajo de las olas, y se ubican una frente a la otra.
Letra A mayúscula, gruesa, en medio de las ballenas.
Constelación de Cinturón de Orión en las costillas izquierdas.
Pulpo que cubre todo su muslo izquierdo.
Pez en la cadera derecha, más abajo del oblicuo.
Pequeños moluscos, estrellas de mar y algas marinas en los espacios vacíos entre algunos tatuajes de sus brazos.
Mariposa grande en la parte superior del abdomen.
Número 6 en las costillas derechas.
Enredadera que envuelve su brazo derecho desde la muñeca hasta el comienzo de su bíceps.
Paisaje de aurora boreal de Noruega en el bíceps derecho, el único tatuaje que tiene a color además de la medusa azul.
Dos triángulos invertidos en el antebrazo izquierdo, con sus bases separadas por un pequeño espacio. El de arriba, con líneas en diagonal y cruzadas unas sobre las otras, representando el museo del Louvre. Mientras que el de abajo contiene una ola de mar en su interior.
«You deserve me» entre sus pectorales, frase que Derian le tatúa en el epílogo de Bluish.
Estilo de vestimenta: jeans, cargos, y pantalones a la cintura, siempre negros. Suele usar camisetas que le queden un poco anchas y que las mangas le cubran los bíceps, aunque de vez en cuando escoge una ajustada, y estas son negras o bien, de tonos oscuros. Las prendas más coloridas que usa son camisas holgadas con diseños, que las usa abiertas con una musculosa negra debajo, y las acomoda dentro del pantalón o les hace un nudo. Cuando sale de fiesta o en días más calurosos, usa camisas estilo crop top. También adora las chaquetas modificadas con pintura y aplicaciones de metal. Y acompaña sus outfits con botas de estilo militar o Vans Old Skool negras.
En cuanto a accesorios, usa un par de anillos, y su favorito es uno con forma de tentáculo de pulpo que se enreda en su dedo medio. También usa cadenas en el cuello, y el cinturón es infaltable, uno sencillo.
PERSONALIDAD
Introvertido o extrovertido: Extrovertido.
Trastorno mental, en caso de tener: Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) y Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Palabras/frases que use mucho: Considerando que habla inglés, utiliza demasiado el “fucking” como adjetivo calificativo; y, puesto que es británico, utiliza mucho el “bloody” para exagerar una palabra. Mientras que, una frase a la que recurre cuando algo le resulta mal es “El puto padre que me engendró".
Optimista o pesimista: Una mezcla de ambas. Optimista cuando se siente en sus momentos más altos, y pesimista en los más abajos y apenas le resulta algo mal, producto de su ansiedad.
Malos hábitos: Salir mojado de la ducha y dejar el suelo húmedo hasta la habitación; dejar la toalla húmeda sobre la cama o en el suelo; romperse el interior de la mejilla con los dientes cuando está nervioso y/o ansioso; quitarse los zapatos y dejarlos en cualquier lugar del suelo de la habitación.
Lo que le hace reír: Cuando le agota la paciencia a las personas que quiere y lo miran con desprecio; vídeos de Harry Styles interactuando con sus fans en los conciertos; vídeos de gente cayéndose; Derian contándole sobre nombres científicos de especies marinas; Deb viendo las películas de Shrek; las cosquillas (le encantan).
Lo que le pone triste: Recordar su infancia y adolescencia; pensar en la última época que pasó con Bianca y Jules en Francia; sus inseguridades cuando se intensifican.
Lo que le hace enojar: Sentirse inferior; vídeos de animales sufriendo; bullying; personas conservadoras demasiado extremistas; cuando dicen que ser poliamoroso es otra forma más de ser infiel; comentarios de odio que les hacen a Dom y Tris en las redes sociales; que dañen a la gente que quiere; cuando Derian no deja de burlarse y reírse de él (aunque es una especie de amor-odio, porque al mismo tiempo adora verlo y escucharlo reír).
Formas de demostrar afecto: A través del contacto físico, le encanta dar abrazos, besos en la mejilla y en la frente (a Derian en todo el cuerpo), y acariciar. También suele enviar cosas que ha visto en las redes sociales y decir “esto me recordó a ti” o “esto me recordó a eso que hablamos”, porque suele olvidar las conversaciones con facilidad, por lo que recordar un detalle de estas y demostrarlo le parece muy significativo. Por otro lado, le gusta pasar tiempo con la gente que quiere e intentar involucrarse en algún hobby de estas, aunque sea una actividad que él no suela hacer, como ver las películas de Shrek con Deb aunque no sean sus favoritas; quedarse en el sofá acompañando a Prue mientras esta teje a crochet; ayudar a Kass mientras prepara un pastel; pedirle a Derian que le lea algunas páginas de su libro actual.
Forma en la que es percibido por los demás: Alegre, impulsivo, bromista, risueño, afectuoso, expresivo, coqueto, buen amigo, a veces como alguien difícil de conocer realmente, consejero, observador, bueno escuchando a los demás.
Cualidades: Es persistente cuando desea algo con todas sus fuerzas. Amable con la mayoría de las personas, a menos que alguien le caiga mal. Es creativo, está teniendo un montón de ideas durante el día. Es curioso, y combinado con su valentía y atrevimiento, hace que no dude antes de experimentar cosas nuevas. Siempre está intentando analizar a las personas para comprender sus acciones y/o ayudarlas. Mente abierta. Muy buen sentido del humor.
Debilidades: Hay veces en las que, cuando desea mucho algo, no se detiene a pensar en si en el proceso podría dañar a alguien, lo que lo vuelve alguien egoísta hasta cierto punto, y esto mezclado con su impulsividad es una combinación compleja.
Dependiendo de cómo lo encuentre una situación que lo dañe y cómo le afecte, podría ser vengativo.
Es provocador en el sentido de que, si alguien le cae muy mal, lo demostrará y no dudará en incomodar a la persona e incluso ridiculizarla.
Es demasiado directo, lo que lo puede llevar a no tener filtro al momento de expresarse.
¿Es competitivo?: sí, mucho.
¿Juzga de inmediato o se toma el tiempo para considerar?: Depende de la situación. Si hay algo que a primera instancia le parece muy mal, juzgará de inmediato, pero gran parte del tiempo se detiene a considerar.
¿Cómo reacciona ante los cumplidos?: Le encantan, pero según la persona que se los haga reaccionará de una forma determinada. Por ejemplo, el único que a veces logra que se ponga nervioso y se sonroje es Derian. Si el cumplido proviene de una amistad, lo recibirá con humor, probablemente un abrazo, y hará uno de regreso. Si lo hace una persona desconocida pero que le atrae, va a coquetear. Y si la persona no le genera nada, solo dará las gracias y sonreirá.
¿Cómo reacciona ante las críticas?: Si provienen de desconocidos, no le interesan. Si las hace alguien que quiere y le parece que tiene razón, se lo admitirá y quizás hable de ello, pero en soledad sobrepensará.
¿Qué lo persigue?: La forma en la que terminó todo con Bianca y Jules; y la violencia física que ha ejercido durante su vida, incluso si lo hizo en defensa propia.
Lo que le gustaría cambiar de sí mismo: Su impulsividad. Si bien, la disfruta y le divierte, le gustaría pensar un poco más antes de actuar en ciertas ocasiones para así no dañar a otras personas con sus acciones. También, le gustaría mantenerse más presente en la vida de quienes son importantes para él, y no alejarse de estas sin una explicación cuando se siente sobrepasado por alguna situación.
Obsesiones, en caso de tener: Los números pares. Las alarmas tiene que fijarlas con estos, al igual que los planes importantes. Estos le generan una extraña sensación de paz, control y buen augurio.
Preferencias musicales: Pop, pop rock, rock alternativo, pop punk, y reggaetón en fiestas.
Sueños: Viajar por gran parte del mundo y tener su estudio de tatuajes.
Objetos de consuelo/dependencia: Recibo de unas hamburguesas veganas que compraron con Bianca en Francia, en donde ella le escribió por primera vez “te quiero”. Camisas que Jules le hizo. Una carta que su madre le entregó la última vez que se vieron antes de que él viajara a Nueva York. La primera foto que le tomó a Derian (revelada) y la esponja con la que lo maquilló la primera vez.
Complejos corporales, en caso de tener: No tiene, dice que es un rey. Pero lo que sí aborrece de su cuerpo es la cicatriz de su cabeza.
Tipo de alimentación: Durante todo Bluish tiene una alimentación baja en productos de origen animal, y para el epílogo ya es vegetariano.
¿Es materialista?: No, el dinero solo es importante para él por el tipo de vida que lleva, que implica ir viajando de un lugar a otro y con la oportunidad de cubrir sus necesidades básicas y divertirse, pero para Alban nunca han sido relevantes los lujos o el hecho de poseer bienes materiales.
¿Es superficial?: En cuanto a las posesiones/economía de una persona, no, no le interesa. Y, con respecto a lo físico, le atraerá muchísimo si ante sus ojos es llamativa de acuerdo a su percepción de belleza, pero no es lo más importante para él. Nunca se negará a conocer a alguien, ni en plan romántico, sexual o amistoso si en primera instancia no le parece atractiva.
¿Tiene claros los límites de la moral?: Sí, pero estos los verá difusos (o simplemente no los verá) si su vida o la de quienes quiere está en peligro, o si necesita conseguir algo.
¿Es fácilmente influenciable?: No, a menos que esté enamorado, ya que el amor hace que perciba todo con mucha más intensidad de la habitual. Sin embargo, esto no significa que sea fácil manipularlo, pues sabe identificar este tipo de conductas; sino que, si alguien que ama lo incita a hacer algo, mientras no se sienta incómodo o vulnerado, aceptará bajo el pensamiento de "Haré lo que sea por verle feliz”.
CONFLICTOS INTERNOS EN BLUISH
Desapego debido a la ausencia de su padre. Para Alban es más fácil abandonar antes que ser abandonado de nuevo, y esto no solo con personas, sino también con situaciones que lo sobrepasan y que prefiere dejar inconclusas en lugar de atravesarlas y exponerse a un daño.
Miedo a convertirse en su padre. El desapego generado, la impulsividad, y la violencia que ha utilizado ante ciertas situaciones le hacen temer que algún día se convierta en lo mismo que lo destruyó en primera instancia.
¿Quién es Alban? Necesita saber quién es detrás de las máscaras que le muestra al resto y también cuando no está siendo prisionero de sus traumas y problemas. ¿Cómo es el Alban que no sufre por haber sido abandonado cuando niño, tanto por su padre como su madre de distintas maneras? ¿Cómo es un Alban sin carencias?
FAMILIA
Relación con su madre
Alban y su madre nunca tuvieron la oportunidad de generar un vínculo sólido. Tiene recuerdos de siempre haberla visto deprimida y de mal humor mientras su padre aún vivía en casa, debido al ambiente violento que existía, y, para cuando este los deja, su depresión solo empeora, provocando que ella se suma en el alcohol y en la tristeza, y que olvide que tiene un rol de madre que cumplir y un niño que necesita de ella. La situación causa que casi no pasen tiempo juntos; cuando ella no está trabajando, se encarga de algunos de los cuidados básicos de Alban y procede a encerrarse en su habitación, por lo que este crece solo.
El contexto que los envuelve hace que cuando Alban crece, aunque la quiere muchísimo, le sea imposible verla como una madre. Para él, Lizbeth es como una amiga importante, pero nada más. Es por esto que durante su adolescencia, su etapa más complicada, le parece injusto cuando ella lo regaña por ciertos comportamientos y cuando intenta entregarle afecto; le provoca rechazo y un pensamiento de “Me lo das cuando ya no lo necesito”.
Eventualmente acaba comprendiéndola y deja de sentir resentimiento hacia ella, pero su relación ya no tuvo las bases necesarias, y a Alban ya no le interesa construirlas, cree que pueden quererse bien tal como están.
Relación con su padre
Durante los pocos años que Alban vivió con su padre, nunca fueron demasiado cercanos. Este era un hombre frío, poco comunicativo, y siempre lo trató como si fuera un niño más grande. Pero por algún motivo que desconoce, siempre lo quiso muchísimo y esperó más de él. Aunque, la noche en la que agrede a su madre es la primera vez que lo ve con odio. Sin embargo, este es reemplazado por angustia cuando lo abandona, porque su cerebro de niño es incapaz de entender por qué lo ha dejado y no deja de preguntarse si acaso las razones tienen que ver con él.
En su adolescencia, la angustia es reemplazada por ira. Hacia su padre, por el daño que le causó a su madre y a él; pero también hacia sí mismo, por necesitarlo y no poder llenar ese vacío con nada. Incluso, en los últimos capítulos de Bluish todavía es posible notar una pequeña esperanza en tener un vínculo con su padre.
Lo que Alban no sabía era que, aunque estuvo gran parte de su vida necesitándolo, ya no lo hace. Lo que necesitó durante el último tiempo era decirle cómo se había sentido con sus acciones y pedir respuestas. Por eso, cuando George admite nunca haber querido ser su padre, Alban se rompe, pero el baño de realidad también viene con un alivio enorme, porque por fin sabe que no lo abandonó por ser Alban, sino porque él es George, y George no quería hijos ni aquella vida que tenía (Por favor veamos el paralelismo con la frase de Derian: “Te quiero porque eres Alban…” Y LLOREMOS).
Por otro lado, una cosa que no se menciona en Bluish porque Alban todavía no lo asume como algo tan malo debido la normalización de la violencia en su hogar y porque hubo cosas que él asegura que le afectaron mucho más, es que también fue maltratado por sus padres, que no sabían cómo lidiar con su personalidad hiperactiva. Luego, el maltrato físico y psicológico incrementa cuando el ambiente en el que está sumergido comienza a afectarle más y él también adquiere comportamientos violentos.
Al final, ignorar aquello es una obra más de su mecanismo de defensa, ese que lo lleva a enfocarse en situaciones que para él se sienten peores que otras, y así va “olvidando” lo demás. Pero algún día tendrá que enfrentarse a ello y reconocer que sus padres lo dañaron con más que el abandono.
Su percepción acerca del concepto de “familia”
Para Alban, la familia de sangre no significa nada. La familia se elige. Eliges alejarte de alguien con quien compartes apellido, eliges ignorar, eliges dañar. Pero también eliges con quién sí quedarte. Así que para Alban la familia son las personas que le han demostrado que él es importante para ellas, quienes lo quieren y lo escogen todos los días.
Mientras que, si le preguntan si algún día quisiera tener su propia familia de sangre, su primera respuesta sería negativa. Sabe de primera fuente cuánto pueden dañar dos personas que no estaban preparadas para ser padres, y Alban es consciente de que él no está listo para ello. Sabe que tiene un montón de cosas por sanar y otras por descubrir de sí mismo. Hay mucho que quiere hacer a solas y con quienes ama, sin responsabilidades ni miedo de que sus acciones arrastren a otro ser humano. Y, aunque es egocéntrico y le encanta saber que es relevante para la vida de algunas personas, a Alban no le gusta que lo necesiten, porque eso le hace sentir atado y presionado, pero esto se debe a temas que todavía no soluciona.
Pero en el fondo de su corazón, también quiere que llegue el día en el que se sienta listo, porque confía en que puede lograrlo y que un Alban más sano podría mejorarle considerablemente la vida a una pequeña persona.
BACKSTORY
¿Le hicieron bullying?
No.
Influencia de su infancia y adolescencia en la actualidad
- La mayoría de las veces no sabe cómo controlar su impulsividad, ya que cedía a esta como un método que le entregaba la distracción necesaria para no sentir tan intenso el dolor emocional que le provocaban los problemas que estaba teniendo.
- Como se mencionó más arriba, es desapegado, intenta no generar vínculos profundos en los países en los que vive, por lo que estos suelen ser superficiales y ligados a lo sexual. Esto lo hace porque sabe que en algún momento abandonará a las personas (o cree que será abandonado primero), y es la mejor manera para no sufrir.
- Está tan cansado de sentirse triste, que se acostumbró a fingir que está bien y ser el alma de la fiesta. Esto le proporciona distracción, pero también le genera una imagen desvirtuada de la realidad y provoca que no muestre cómo es realmente, pues no quiere que la gente sepa lo roto que está, que se preocupen y que eso lo lleve a pensar mucho más acerca de lo que le hace mal. Fingir le ha ayudado a seguir adelante, pero también lo ha perjudicado al acumular emociones.
- Tiene la costumbre de creer que puede con todo a la vez y solo, esto debido a que desde muy pequeño se vio obligado a conocer la independencia y autonomía. Por ello es que no suele pedir ayuda y se siente tan vulnerable cuando lo hace.
- Anhela el contacto físico. Ya que este le faltó tanto en su vida cuando lo necesitaba, es algo que busca mucho en la actualidad y que le hace sentir unido a quien quiere, por eso es que jamás se niega la oportunidad de relacionarse con personas a nivel físico.
- Necesidad de atención. Lo mismo que ocurre con el contacto físico, pues la atención es algo que Alban tuvo muy poco en su crecimiento y que ahora, en momentos de estabilidad, desea mucho. Con las personas que quiere, le gusta tener la seguridad de que lo están escuchando, que lo observen, que se interesen en él, que tengan las manos puestas sobre él, que le hablen.
- Su alta autoestima es producto de darse cuenta de que solo se tenía a sí mismo, bajo el pensamiento de que, si se quedaba esperando a que quienes debían le ayudaran a generarla, acabaría peor. Pero también se debe al arte de fingir, ya que verse seguro le ayudaba a parecer más fuerte y eso le otorgaba cierta protección y respeto.
RANDOM
¿Qué es lo peor que le hizo a alguien que amaba?
Desaparecer sin darles una explicación, habiendo tenido una relación formal con elles.
Consejo que le darían a su versión pasada
Tu padre no vale la pena. Dile lo que sientes y aléjate.
Mejor recuerdo de su infancia/adolescencia
El mejor recuerdo de su infancia es cuando encontró la medusa azul en la orilla de la playa. Y el de su adolescencia es alguna de las tantas experiencias que vivió con Bianca y Jules bajo la idea de “La vida es una sola”.
Peor recuerdo de su infancia/adolescencia
No podría elegir, porque, exceptuando a los días que pasó con Kass en Doncaster, y los que vivió con Bianca y a Jules en Francia, toda su infancia y adolescencia se siente como lo peor.
Algo que haya hecho y que le enorgullezca
Comprenderse desde otra perspectiva a través de la terapia mientras estaba distanciado de Derian.
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Bebé Alban siendo mi chica francesa por primera vez.
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Hotter than hell
Alban
—La mejor maldita noche de mi vida —declaramos al unísono, adormilados.
—Por favor intercambiemos números al despertar —dije, y todos nos echamos a reír.
—Lo haremos —respondieron Dom y Tris.
—Sobre la silla dejé una sudadera mía y una de Derian para que mañana se abriguen antes de marcharse.
Dom se giró y se inclinó hacia mí, llevó una mano a mi mejilla y demandó mi boca una vez más, extendiendo la despedida que, en realidad, yo no quería tener, porque la química había sido increíble.
—A dormir, idiotas —nos ordenaron Tris y Derian al unísono, aunque con diversión.
Sonreímos en medio del beso y volvimos a girarnos para acurrucarnos con nuestros novios. Sin embargo, fiel a mi impulsividad y a mi nula habilidad para guardar para mí ciertas cosas, sentí la necesidad de hablar, sabiendo que si no lo hacía, por la mañana me arrepentiría.
—Si en medio de la noche queremos una segunda ronda, ¿podemos?
—Mientras no sean ruidosos —respondió Derian.
—Exacto —dijo Tris, ya sonando soñoliento.
Quizás había pasado una hora o dos, no lo sabía, pero estaba seguro de que mientras el tiempo transcurría y Derian y Tris dormían, al igual que yo, Dom no lograba apagar su mente. Lo sentía inquieto y por el ritmo de su respiración sabía que seguía despierto, mientras que a mí me cosquilleaba la piel por seguir tocándolo y disfrutar su cuerpo por las horas que nos restaban.
Solté un suspiro y cuidadosamente salí de la cama. Sonreí al escuchar sus pasos tras de mí cuando me dirigí a la cocina para beber un vaso de agua. Todos nos habíamos acostado desnudos, por lo que, cuando me giré y lo vi, necesité solo segundos para sentir que la imagen comenzaba a abrasar mi cuerpo.
Caminó hacia mí, me acorraló contra el mueble y atacó mis labios con desesperación, mientras mi corazón enloquecía al tener una nueva dosis de él.
Sin la necesidad de hablar, supe que ambos considerábamos que la urgencia por volver a sentirnos era demasiado grande como para iniciar un nuevo juego previo, por lo que solo me giré, empujé mi culo hacia él y abrí uno de los cajones en donde guardábamos condones con Derian.
En segundos arremetió contra mi cuerpo con una lentitud deliciosa, apropiándose de cada rincón de mi interior. Con una mano en mi barbilla me hizo girar la cara hacia él para besarme mientras volvíamos a fusionarnos.
—No quiero quitarte las manos de encima —susurró en mi oído, y con su lengua recorrió desde mi cuello hasta mi hombro.
Recargué mi cabeza en el suyo, gimiendo despacio.
—Podemos seguir hasta que debas marcharte.
Mordió su labio inferior en medio de una sonrisa y se perdió en mí. Aumentó la velocidad y la profundidad de sus movimientos, y sus manos recorrieron mi pecho, mi abdomen y mis caderas.
Abandonó mi cuerpo para voltearme hacia él y besarme con una pasión que me mareó y me hizo pensar que acabaría cayendo de rodillas solo por la debilidad que me provocaba el hecho de que su lengua buscase con tanta urgencia la mía.
Caminamos hasta el sofá, se sentó conmigo sobre él y no pude evitar el volumen alto de mi voz cuando se enterró en mí con fuerza.
—Muévete —susurró con una sonrisa que pude reconocer gracias a la luz que se filtraba por el ventanal.
—¿Así? —Subí y bajé una y otra vez, sonriendo al verlo afectado por lo que provocaban mis caderas.
—Sí.
—¿O más lento? —Ralenticé mis movimientos, haciendo que tardara mucho más en hundirse por completo, algo que noté que lo desesperó.
Clavó sus dedos en mi culo y con la otra mano en mi nuca me acercó a sus labios para tomar todo lo que quería de mí.
—Más rápido —ordenó antes de morder mi labio inferior para luego saborearlo.
Obedecí, luchando contra mis ojos que querían cerrarse debido a la intensa ola de placer que me envolvía. Necesitaba observarlo, memorizar cómo sus labios se entreabrían cada vez que tocaba mis límites, cómo sus ojos me devoraban. Sin embargo, cada vez que no lo lograba, me consolaba saber que no importaba cuánto se perdiera mi mirada, porque mi piel lo recordaría todo y el espejo me mostraría al día siguiente todas las huellas que aquel músico estaba dejando en mí.
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Lover
—Creo que… —dijo Alban, pero enseguida apretó sus labios.
Derian desvió la mirada de la vista panorámica que tenían de Londres desde el balcón de su apartamento y la fijó en Alban, pero este se limitó a evitarlo.
—¿Qué ibas a decir?
—Nada.
Frunció el ceño, confundido. El mareo debido a la cantidad de alcohol que habían bebido no ayudaba, cada vez que pestañeaba hacia Alban, el mundo giraba, el británico se volvía borroso, y Derian no podía saber si aquella expresión extraña que veía en su rostro la estaba imaginando o era real. Alban parecía preocupado, y Derian rápidamente comenzó a odiar el hecho de estar ebrio, quería estar lo suficientemente despierto y consciente para que su cerebro trabajase con agilidad y así pudiera reunir las palabras necesarias para hurgar en lo que afligía al británico.
Lo observó durante minutos, fue testigo de cómo el entrecejo de Alban se fruncía un poco más con cada uno de los que transcurrían, y su estómago se apretó. Había pasado tiempo desde la última vez que lo había visto así. Ambos tenían sus terapias todas las semanas, la ansiedad había disminuido, algunas heridas habían comenzado a sanar, y la comunicación entre ellos ya no era más un problema.
—Algo te está preocupando —dijo Derian, haciendo el intento por no arrastrar las palabras.
—Estoy muy ebrio, olvídalo.
—Yo también, así que si quieres decirme algo que deseas que mañana no recuerde, es el momento adecuado. Aunque no sé por qué querrías eso.
Alban se giró hacia él, como si necesitase del contacto visual para soltar las palabras. Se inclinó para llevar las manos bajo la silla de Derian y tiró hacia él para acercarlo a la suya. Dejó caer las piernas sobre su regazo y Derian comenzó a desabrocharle las botas con lentitud y la poca fuerza que tenía en aquel momento, para finalmente quitárselas, lanzarlas al suelo y así acariciarle los tobillos. Alban cerró los ojos, esbozó una leve sonrisa y cuando volvió a abrirlos, su boca también lo hizo.
—Creo que sí me gustaría ser padre —confesó.
El mundo dejó de dar vueltas, se congeló, tal como lo hicieron las manos de Derian y su cuerpo completo. Por un momento realmente sintió que no entraba aire a sus pulmones y deseó que se debiera a un ataque de risa, que Alban le dijera que era una estúpida broma.
El viento pareció volverse más frío y correr con más rapidez, y el silencio fue inquietante por primera vez, porque sentía que debía dar una respuesta, y sabía que la mejor era la más sincera. No podía ser un problema, no existían las mentiras ni los secretos entre ellos.
—Oh.
Bien, esa no era la respuesta más acertada ni la más útil ni inteligente, pero sí la más sincera. Un «Oh» cargado de sorpresa, confusión y miedo. Al menos, Alban se rio, haciendo que los músculos de Derian se relajasen un poco.
—Hace mucho tiempo no te dejaba sin palabras —se burló.
—Todas las mañanas me dejas sin palabras —dijo Derian de inmediato—. Cuando tu voz suena más grave, tu pelo está desordenado, y sonríes como si tuvieras la certeza de que será un buen día.
—Un día, una decisión, un lugar será bueno mientras estés tú en él —respondió con una sonrisa.
Derian no pudo aguantar más. Reunió la fuerza que creyó haber perdido y lo tomó para sentarlo sobre su regazo. Le rodeó la cintura con un brazo y con la otra mano acunó su mejilla para besarlo en los labios. El sabor a whiskey que llevaba en su lengua se mezcló con el de vodka de Alban. Siempre tan diferentes pero combinando a la perfección incluso cuando no debía ser así.
—Te he asustado —susurró Alban.
—Tú no. Me asusta la idea completa de algún día ser padre. —Sintió su mandíbula tensarse y tragó con fuerza—. De convertirme en él, aunque no quiera, aunque esté haciendo todo lo posible para que no sea así.
—Solo tú tienes el control, Derian. Y no lo estoy diciendo para convencerte. Probablemente ni siquiera recuerde esta conversación mañana y crea que es algo que quiero solo porque estoy ebrio, pero deberías saber que, sin importar las decisiones que tomes, el único que tiene poder sobre tu vida eres tú.
Asintió y Alban recargó la cabeza en la suya. Derian lo aferró aún más a su cuerpo, se deleitó con sus temperaturas fusionándose y con el aroma que desprendía su pelo, una mezcla entre el champú de vainilla que usaba y el producto con el que lo había teñido dos días atrás. Disfrutó del vaivén del cuerpo de Alban sobre el suyo con cada respiración, de lo ligero que se sentía a pesar de tenerlo encima.
Sonrió al darse cuenta de que ya casi no recordaba la sensación de no sentirse amado, Alban llenaba sus días y su sola existencia le robaba sonrisas y hacía brincar su corazón de emoción. Apenas se esforzaba para lograrlo, era natural para ellos tener la atención puesta en el otro, incluso cuando estaban separados. Alban solo tenía que llegar a casa diciendo «Un cliente me contó esta historia y me acordé de ti» o «Te he comprado tu pastel favorito» para que Derian se sintiera en el cielo y más allá.
Si entre ellos podían hacerse bien, ¿era posible lograrlo con un ser humano más pequeño? Derian se había acostumbrado a tener a Alban presente en su mente al tomar cada decisión, ya no era solo él, todos los días elegían acompañarse y amarse, no era algo inconsciente, por lo que sabía a la perfección lo que significaba que cada paso tuviera un impacto en una persona que amaba.
¿Derian sería capaz de considerar a alguien m��s? No lo sabía, pero su cerebro alcoholizado no pretendía cooperar en analizar aquella decisión, no era el momento adecuado; en su lugar, fue mejor imaginar. En solo minutos pudo ver de manera fugaz lo que sería su vida si incluían a un niño en ella. Se visualizó llegando junto a Alban a la institución en donde conocerían a un pequeño ser para adoptar. Se vio a sí mismo tomando una mano diminuta, su rostro acariciado por esta, su pelo enredado entre deditos. Se imaginó alimentándolo, pensando en qué receta podría aprender para encargarse de mantener a un hijo nutrido y feliz. ¿Le gustaría el brócoli? ¿Aquel niño disfrutaría de la focaccia que él cocinaba o sería una de las cosas que rechazaría desde pequeño? Se vio enseñándole italiano y a Alban haciendo su mayor esfuerzo por contagiarle su acento británico solo por egocentrismo, impidiendo a toda costa que adquiriera el americano de Derian.
—¿De qué te ríes?
Si Alban no lo hubiese preguntado, no se habría percatado de que lo hacía. Ya no podía eliminar la sonrisa de su rostro.
—Nos estaba imaginando como padres. Un niño sería muy feliz contigo. Le harías reír y le pintarías el pelo verde si así lo quisiera. Le enseñarías sobre amor, amistad y quererse a sí mismo. —Le acarició la cintura, aún siendo incapaz de borrar la sonrisa. Alban también sonreía—. Y serías demasiado permisivo. Seguramente un día intentarás dormir y al no poder, me buscarás en la cama y me dirás: «Derian, creo que no sé cómo decirle que no, solo quiero que sea libre». Y entonces tendré que recordarte la importancia de hacerlo para que así no crezca con intolerancia a la frustración. Y tendré que calmar tu culpa, porque creerás que lo estás haciendo mal, así que te recordaré todas las razones por las que nuestro hijo y yo te amamos, y que estamos aprendiendo juntos, y estamos criando mejor de lo que lo hicieron con nosotros y eso es un éxito.
El silencio llamó su atención. No se dio cuenta de que había dejado de mirar a Alban y sus ojos estaban fijos en la ciudad pero perdidos debido a todo lo que imaginaba. Podía escuchar aquellas conversaciones y las risas, podía sentir el calor del hogar que tendrían.
Cuando se giró hacia Alban, la sonrisa de este era burlesca. Derian enarcó una ceja.
—¿Y dijiste que te asustaba la idea? Solo te faltó decirme cuándo empezaremos el proceso de adopción.
Sintió su rostro sonrojarse de a poco, quizás el alcohol tenía un poco de culpa en eso, en lo que su mente maquinaba y en la calidez de sus mejillas. Se escondió en el brazo de Alban y rio contra la sudadera de este. Alban se sumó y le rodeó el cuello con un brazo para acurrucarlo en su pecho y acariciar su pelo.
—Ese niño también sería muy feliz contigo.
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Los azulitos de padres son lo mas bonito de mi existencia
Lover
—Creo que… —dijo Alban, pero enseguida apretó sus labios.
Derian desvió la mirada de la vista panorámica que tenían de Londres desde el balcón de su apartamento y la fijó en Alban, pero este se limitó a evitarlo.
—¿Qué ibas a decir?
—Nada.
Frunció el ceño, confundido. El mareo debido a la cantidad de alcohol que habían bebido no ayudaba, cada vez que pestañeaba hacia Alban, el mundo giraba, el británico se volvía borroso, y Derian no podía saber si aquella expresión extraña que veía en su rostro la estaba imaginando o era real. Alban parecía preocupado, y Derian rápidamente comenzó a odiar el hecho de estar ebrio, quería estar lo suficientemente despierto y consciente para que su cerebro trabajase con agilidad y así pudiera reunir las palabras necesarias para hurgar en lo que afligía al británico.
Lo observó durante minutos, fue testigo de cómo el entrecejo de Alban se fruncía un poco más con cada uno de los que transcurrían, y su estómago se apretó. Había pasado tiempo desde la última vez que lo había visto así. Ambos tenían sus terapias todas las semanas, la ansiedad había disminuido, algunas heridas habían comenzado a sanar, y la comunicación entre ellos ya no era más un problema.
—Algo te está preocupando —dijo Derian, haciendo el intento por no arrastrar las palabras.
—Estoy muy ebrio, olvídalo.
—Yo también, así que si quieres decirme algo que deseas que mañana no recuerde, es el momento adecuado. Aunque no sé por qué querrías eso.
Alban se giró hacia él, como si necesitase del contacto visual para soltar las palabras. Se inclinó para llevar las manos bajo la silla de Derian y tiró hacia él para acercarlo a la suya. Dejó caer las piernas sobre su regazo y Derian comenzó a desabrocharle las botas con lentitud y la poca fuerza que tenía en aquel momento, para finalmente quitárselas, lanzarlas al suelo y así acariciarle los tobillos. Alban cerró los ojos, esbozó una leve sonrisa y cuando volvió a abrirlos, su boca también lo hizo.
—Creo que sí me gustaría ser padre —confesó.
El mundo dejó de dar vueltas, se congeló, tal como lo hicieron las manos de Derian y su cuerpo completo. Por un momento realmente sintió que no entraba aire a sus pulmones y deseó que se debiera a un ataque de risa, que Alban le dijera que era una estúpida broma.
El viento pareció volverse más frío y correr con más rapidez, y el silencio fue inquietante por primera vez, porque sentía que debía dar una respuesta, y sabía que la mejor era la más sincera. No podía ser un problema, no existían las mentiras ni los secretos entre ellos.
—Oh.
Bien, esa no era la respuesta más acertada ni la más útil ni inteligente, pero sí la más sincera. Un «Oh» cargado de sorpresa, confusión y miedo. Al menos, Alban se rio, haciendo que los músculos de Derian se relajasen un poco.
—Hace mucho tiempo no te dejaba sin palabras —se burló.
—Todas las mañanas me dejas sin palabras —dijo Derian de inmediato—. Cuando tu voz suena más grave, tu pelo está desordenado, y sonríes como si tuvieras la certeza de que será un buen día.
—Un día, una decisión, un lugar será bueno mientras estés tú en él —respondió con una sonrisa.
Derian no pudo aguantar más. Reunió la fuerza que creyó haber perdido y lo tomó para sentarlo sobre su regazo. Le rodeó la cintura con un brazo y con la otra mano acunó su mejilla para besarlo en los labios. El sabor a whiskey que llevaba en su lengua se mezcló con el de vodka de Alban. Siempre tan diferentes pero combinando a la perfección incluso cuando no debía ser así.
—Te he asustado —susurró Alban.
—Tú no. Me asusta la idea completa de algún día ser padre. —Sintió su mandíbula tensarse y tragó con fuerza—. De convertirme en él, aunque no quiera, aunque esté haciendo todo lo posible para que no sea así.
—Solo tú tienes el control, Derian. Y no lo estoy diciendo para convencerte. Probablemente ni siquiera recuerde esta conversación mañana y crea que es algo que quiero solo porque estoy ebrio, pero deberías saber que, sin importar las decisiones que tomes, el único que tiene poder sobre tu vida eres tú.
Asintió y Alban recargó la cabeza en la suya. Derian lo aferró aún más a su cuerpo, se deleitó con sus temperaturas fusionándose y con el aroma que desprendía su pelo, una mezcla entre el champú de vainilla que usaba y el producto con el que lo había teñido dos días atrás. Disfrutó del vaivén del cuerpo de Alban sobre el suyo con cada respiración, de lo ligero que se sentía a pesar de tenerlo encima.
Sonrió al darse cuenta de que ya casi no recordaba la sensación de no sentirse amado, Alban llenaba sus días y su sola existencia le robaba sonrisas y hacía brincar su corazón de emoción. Apenas se esforzaba para lograrlo, era natural para ellos tener la atención puesta en el otro, incluso cuando estaban separados. Alban solo tenía que llegar a casa diciendo «Un cliente me contó esta historia y me acordé de ti» o «Te he comprado tu pastel favorito» para que Derian se sintiera en el cielo y más allá.
Si entre ellos podían hacerse bien, ¿era posible lograrlo con un ser humano más pequeño? Derian se había acostumbrado a tener a Alban presente en su mente al tomar cada decisión, ya no era solo él, todos los días elegían acompañarse y amarse, no era algo inconsciente, por lo que sabía a la perfección lo que significaba que cada paso tuviera un impacto en una persona que amaba.
¿Derian sería capaz de considerar a alguien más? No lo sabía, pero su cerebro alcoholizado no pretendía cooperar en analizar aquella decisión, no era el momento adecuado; en su lugar, fue mejor imaginar. En solo minutos pudo ver de manera fugaz lo que sería su vida si incluían a un niño en ella. Se visualizó llegando junto a Alban a la institución en donde conocerían a un pequeño ser para adoptar. Se vio a sí mismo tomando una mano diminuta, su rostro acariciado por esta, su pelo enredado entre deditos. Se imaginó alimentándolo, pensando en qué receta podría aprender para encargarse de mantener a un hijo nutrido y feliz. ¿Le gustaría el brócoli? ¿Aquel niño disfrutaría de la focaccia que él cocinaba o sería una de las cosas que rechazaría desde pequeño? Se vio enseñándole italiano y a Alban haciendo su mayor esfuerzo por contagiarle su acento británico solo por egocentrismo, impidiendo a toda costa que adquiriera el americano de Derian.
—¿De qué te ríes?
Si Alban no lo hubiese preguntado, no se habría percatado de que lo hacía. Ya no podía eliminar la sonrisa de su rostro.
—Nos estaba imaginando como padres. Un niño sería muy feliz contigo. Le harías reír y le pintarías el pelo verde si así lo quisiera. Le enseñarías sobre amor, amistad y quererse a sí mismo. —Le acarició la cintura, aún siendo incapaz de borrar la sonrisa. Alban también sonreía—. Y serías demasiado permisivo. Seguramente un día intentarás dormir y al no poder, me buscarás en la cama y me dirás: «Derian, creo que no sé cómo decirle que no, solo quiero que sea libre». Y entonces tendré que recordarte la importancia de hacerlo para que así no crezca con intolerancia a la frustración. Y tendré que calmar tu culpa, porque creerás que lo estás haciendo mal, así que te recordaré todas las razones por las que nuestro hijo y yo te amamos, y que estamos aprendiendo juntos, y estamos criando mejor de lo que lo hicieron con nosotros y eso es un éxito.
El silencio llamó su atención. No se dio cuenta de que había dejado de mirar a Alban y sus ojos estaban fijos en la ciudad pero perdidos debido a todo lo que imaginaba. Podía escuchar aquellas conversaciones y las risas, podía sentir el calor del hogar que tendrían.
Cuando se giró hacia Alban, la sonrisa de este era burlesca. Derian enarcó una ceja.
—¿Y dijiste que te asustaba la idea? Solo te faltó decirme cuándo empezaremos el proceso de adopción.
Sintió su rostro sonrojarse de a poco, quizás el alcohol tenía un poco de culpa en eso, en lo que su mente maquinaba y en la calidez de sus mejillas. Se escondió en el brazo de Alban y rio contra la sudadera de este. Alban se sumó y le rodeó el cuello con un brazo para acurrucarlo en su pecho y acariciar su pelo.
—Ese niño también sería muy feliz contigo.
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