#me estoy portando mal
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' exactamente por eso es que conocer los valores de personas tan diferentes es algo agradable ' capacidad de debatirlos, por otro lado, dependían de qué tan cerrada era la persona con ellos y si la parte contraria se llegase a ver afectada por estas visiones. el gran caos del mundo y razón de tantas divisiones. ¡ ah, qué fácil sería todo si fuéramos todos iguales ! ¡ pero qué aburrido ! ' algo muy propio de la camarilla es el orden y el uso de las jerarquías, por ejemplo — y dudo de su utilidad todo el tiempo ' menciona, sólo por decir una de tantas ideas y en espera de ver qué podría comentarle la pelinegra. ' un poco maquiavélico ' una mueca retorcida se da entre labios, volteando a observarla reír con intriga. qué peculiar. ' pero mucho trabajo para una sola noche... ' suspirito cansino por demás se hace presente en lo que se reincorpora y camina por su lado. ' según la teoría de los colores ' una risita presagia información. no todo era tan serio con el malkavian. no la mayor parte del tiempo. ' es el color complementario al rojo que nos mantiene vivos...¿ quieres ir por la piñata o nos aventuramos a las vías ? '. @maigawa
“depende, tenemos diferentes tipos de estructuras sociales tú y yo, diferentes crianzas, diferentes perspectivas de la inmortalidad….” desfila mirada por el espacio, tenue interés brillando en como cada vástago va de un lado para el otro, ruidos de plástico, vidrios, madera; el descontrol rige en el espacio suburbano y subterráneo. "me parece interesante que consideres esto una celebración" opina liberando una corta risa, no parecía un festejo tal y cuál como decía el otro, algo estaba cocinándose bajo los ojos de un otro que activamente había elegido ese lugar para la reunión social. "es divertido" piensa "imagínate tú, alguien que ha bebido sangre intoxicada entra a una habitación completamente negra, vacía, sólo para perder completamente la cordura y terminar llorando en el suelo asumiendo que ha llegado su final absoluto" se ríe de pensarlo, e imaginar a un vástago retorciéndose en la mismísima negrura de la pintura. "para mi es un color bonito" comenta después de unos segundos del prejuicio opuesto "¿según qué religión el color de la vida?" consulta observándole ya que existían demasiadas perspectivas de aquella preposición. @dckhwn
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Cumpleaños - [ CutiGarnaLicha ]
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Género: Smut
ღ La selección argentina se junta para celebrar el cumpleaños de Lisandro.
O donde Alejandro quiere hacerle un regalo a Licha pero no sabe qué, así que le pide ayuda a Cristian, sin saber que él también estaría incluido en el pack del regalo. ღ
Era 17 de enero.
Mañana era el cumpleaños de Lisandro y no sabía qué regalarle. Había estado hace una semana con ese tema en la cabeza y no se había podido decidir por algo.
Había hablado con el mejor amigo del argentino, Cuti, en busca de ayuda, pero realmente no había esperado tener esa conversación con el chico. A veces cuestionaba lo sin filtro que podían llegar a ser los argentinos.
—Deja que él te coja, estoy seguro de que eso le va a encantar —le había dicho el cordobés, pero Alejandro no supo si aceptarlo.
Quería darle algo que pudiera atesorar y fuera algo especial, no sabía si una cogida llegaba a ese nivel.
Una parte suya quiso indagar sobre cómo el defensor sabía que ellos dos estaban juntos, pero temió por su integridad mental. ¿Cuántas cosas más sabría? Entendía que fuera el mejor amigo de Lisandro, pero el castaño no tenía que contarle todo, ¿o sí?
Le parecía un poco invasivo, pero pronto Cristian le demostró que era alguien de confiar y no iba a ir por ahí contando sus intimidades.
Así el cordobés se enteró que también tenía un collar y que Lisandro se lo había regalado. Probablemente incluso sabía todas las cosas que hicieron a partir de ese momento.
Al final, terminó convenciéndolo con su descabellada idea porque tampoco era como que se le hubiera ocurrido algo más.
—¿A dónde vamos? —preguntó mientras era arrastrado por el cordobés que, si era sincero, apenas conocía.
De la selección mayor, además de Licha, Cristian era con el que más había tenido contacto porque era con quien más hablaba el gualeyo. Varias veces ya había estado en una misma habitación con él porque básicamente no le gustaba separarse de Lisandro cuando se trataba de los argentinos, lo intimidaban un poco. Pero cuando tuvo la oportunidad de hablar con él, le cayó bien y no pareció tener ningún problema con él.
A excepción de que había tenido algo con Lisandro.
No sabía cómo definir ese algo, porque tampoco sabía lo que habían hecho, y tampoco quería saberlo—al menos no de la boca de Cristian, porque lo conocía lo suficiente como para saber que lo haría en un tono burlesco para molestarlo por esa otra faceta que él no conocía del número 6 del United—. Solo era consciente de que habían tenido sexo, porque eso es lo que le había dicho su ahora novio, pero no estaba del todo seguro si era una relación que seguían manteniendo esporádicamente o no.
Todavía no terminaba de entender cómo era que Lisandro experimentaba sus sentimientos porque él recién estaba viviendo su primera relación amorosa y sexual. Era todo muy nuevo para sí mismo.
—Es una sorpresa —respondió, provocando que el rubio rodeara los ojos, molesto porque el mayor no fuera directo—. No me hagas los ojos así, ¿o le tengo que decir a Licha que te castigue porque te estás portando mal?
Lo miró mal por unos segundos antes de desviar la mirada y ocultarle su rostro al ajeno por la vergüenza que sintió por su comentario. Cristian lo había mirado con burla, claramente mofándose por cómo había reaccionado y Alejandro se quiso golpear por actuar de esa manera.
Además, había un pequeño brillo en sus ojos que no quería averiguar su significado.
A su mente llegó la imagen del defensor agarrando la correa mientras golpeaba su piel hasta que estuviera roja y el cordobés mirándolos. Sintió su rostro caliente y se tuvo que morder la mejilla interna para provocar algún tipo de dolor que lo sacara de su fantasía, donde estaba descubriendo que tal vez no le parecía tan mala idea que alguien más los mirara.
—Ya llegamos —anunció el argentino, deteniéndose en una tienda peculiar que había encontrado en Mánchester hace unos meses, donde había ayudado al entrerriano a elegir el collar.
Si antes Alejandro se había avergonzado por un comentario de ese calibre, ahora su rostro se asemejaba más a un tomate al ver el tipo de lugar en donde estaban parados.
—No voy a entrar ahí —dijo con rapidez, retrocediendo unos pasos para huir de ahí.
Pero el cordobés agarró su brazo con fuerza antes de que pudiera irse.
—Dale, boludo, ¿no le querés hacer un buen regalo a Licha?
Garnacho no sabía dónde meterse para no morirse de la vergüenza. Ahora se arrepentía de haberle hecho caso al cordobés, tal vez podría haberle solamente regalado un reloj o algo así y ya, en lugar de meterse en eso.
Era 18 de enero.
Varios de la selección ya habían empezado a llegar, por lo que Licha iba de un lado a otro para darles la bienvenida y que se sintieran cómodos en su casa, a pesar de que Muri ya le había dicho varias veces que le dejara ese trabajo a ella y que él solo disfrutara.
Alejandro, por su parte, estaba sentado en uno de los sillones con Cristian a su lado, pasando su brazo por detrás de su cuerpo sobre el respaldar del sillón, tal vez con demasiada libertad. El cordobés frunció el rostro al ver a su mejor amigo sin poder quedarse quieto, por lo que se vio obligado a levantarse para ir a buscarlo.
Arrastrándolo, lo trajo de los hombros hacia donde estaban ellos dos, sentándolo en el medio.
—Te quedas quieto acá, la puta madre —le recriminó y Lisandro se sintió ofendido, por lo que lo miró mal.
Aunque su mueca desapareció totalmente al mirar en dirección al menor, quien había preferido estar en silencio porque tampoco sabía qué decir, los nervios lo carcomían por dentro.
—¿Cómo estás, solcito? —dijo, llevando una de sus manos hasta su cintura por detrás de su espalda, apretando la zona ligeramente mientras lo miraba con una pequeña sonrisa al notarlo un poco distante.
Ante el apodo, el delantero se removió en el lugar para acomodarse, algo apenado porque lo llamara de esa forma en público y al lado de su mejor amigo. Desde que se había teñido el pelo, Lisandro no había dejado de ponerle apodos de absolutamente cualquier cosa que fuera de color amarillo y no era algo que le molestara, solo le avergonzaba que el resto supiera que estaban juntos.
—Bien —respondió con una sonrisa, sin impedir el contacto físico—. Yo debería preguntarte eso más bien, eres el cumpleañero —agregó, animándose a llevar una de sus manos hasta la mano ajena para tomarla con gentileza y acariciarla.
Licha sonrió por el contacto, mirando sus manos unidas para después volver sus ojos al rostro del menor.
—Estoy bien, solo estoy nervioso porque es la primera vez que me festejo el cumpleaños en Mánchester y quiero que todos estén bien —respondió, pegando nuevamente su espalda al respaldar del sillón, donde el cordobés había vuelto a poner su brazo.
—Nos divertimos pateando una pelotita, ¿qué te hace pensar que no podemos divertirnos con cualquier cosa? —comentó Cristian, llevando a sus labios el borde del vaso que había abandonado en la mesa cuando fue a buscar al entrerriano.
Probablemente fernet, pensó Alejandro, viendo el líquido negro que estaba tomando el central. Además en la mesa había una botella del alcohol y varias de coca cola.
Lisandro iba a contestarle pero se quedó callado al mirar lo que estaba tomando, o más bien en qué.
—Qué puto, cómo vas a tomar fernet en un vaso así —se medio burló, parándose para buscar un copón.
—Cuál hay, los otros están muy lejos como para tomar con ellos y mansa paja buscar algo más —se quejó por el insulto gratuito que le dio el cumpleañero, viéndolo volver con un vaso que se parecía más a una jarra que a un vaso.
El chico le arrebató el vaso y echó lo que quedaba en él dentro del copón para luego inclinarse hasta la botella de fernet.
Alejandro vio fascinado cómo preparaba el trago, resultándole casi hipnótico como parecía saber a la perfección lo que estaba haciendo. Se notaba que ya había preparado muchas veces el trago.
Después de ponerle el alcohol puro y amargo, se movió de nuevo para buscar hielo y terminó por preparar la bebida.
—Qué hijo de puta, ¿no te vas a quedar quieto? —Cristian volvió a agarrarlo del brazo sin levantarse para tirar de su cuerpo y que se volviera a sentar—. Te voy a robar el collar de Ale y te lo voy a poner a vos a ver si así te quedas en un solo lugar —le "amenazó", viendo con una sonrisa cómo su cuerpo reaccionaba a su comentario, casi de forma inconsciente.
El madrileño miró a su alrededor, un poco preocupado de qué alguien hubiera escuchado eso, obteniendo una carcajada de parte del cordobés al ver que también le había afectado lo que había dicho.
Capaz le empezaba a gustar demasiado eso.
Lisandro solo se quedó en silencio, dándole un trago largo al fernet que acababa de preparar, intentando ignorar lo que había dicho Cristian. Sintió que su cuerpo se calentaba y tuvo que morderse la lengua en un intento de no llevar a más los pensamientos que habían surgido en él por culpa del otro central.
La mano del argentino bajó del respaldar, hasta llegar a su espalda baja, aplicando una ligera presión solo para que recordara su presencia y de cierta forma, supiera cuál era su lugar. Tal vez Alejandro no lo sabía, pero Lisandro conocía muy bien cómo actuaba Cristian y qué significaban cada uno de sus movimientos.
Ese, por ejemplo, significaba que quería dominarlo de alguna forma.
El español se quedó quieto mirando lo que hacía el cordobés, sintiendo un pequeño hormigueo en su pecho y su estómago revolviéndose ligeramente en una sensación que no sabía si le gustaba o no.
Tal vez sí siguen teniendo algún tipo de relación más allá que amistad, pensó. Inmediatamente después de eso, se sintió celoso y un poco fuera de lugar, porque no sabía cómo incluirse en la situación. Cristian sabía perfectamente qué hacer y él apenas tenía experiencia en eso por lo que Lisandro le había enseñado.
Ellos dos se conocían de hace mucho más tiempo de lo que él conocía a Lisandro y sentía que eso lo ponía en desventaja de alguna forma. Pero él era su pareja actual, ¿no? ¿Estaba bien que actuara para proteger lo "suyo"? Sabía de sobra que Cristian no intentaba robárselo ni nada por el estilo porque se lo había dicho explícitamente en la extensa charla que habían tenido el día anterior, pero esa inseguridad dentro suyo no dejaba que viviera la situación en paz.
—¿Ves lo fácil que es volverlo sumiso, Ale? —soltó el cordobés, llamando la atención del chico de doble nacionalidad.
—Dejá de decir pelotudeces —respondió el gualeyo, logrando salir de ese trance en el que se había metido por unos cortos minutos. Agarró la mano de Cristian con la suya y la separó de su espalda, dejándola sobre las piernas del mismo.
Cuti solo sonrió y le sacó el vaso con fernet para imitarlo y tomar el alcohol después de sentir la boca seca por la sed que tenía—o por el alcohol que había tomado antes—.
—¿Querés? —consultó el central a su novio, llevando una de sus manos hasta el muslo ajeno al notar lo distraído que parecía estar.
—Bueno.
A pesar de que aceptó, no estaba del todo seguro de si quería tomar o no, lo aceptó principalmente porque no le gustaba negarle nada a nadie. Por un lado, no era fanático del fernet porque era bastante más amargo a lo que estaba acostumbrado a tomar; y por otro lado, el alcohol solía pegarle rápido y no quería estar inconsciente para más tarde, sabía que eso iba a preocupar a Lisandro y un disgusto era lo que menos quería que viviera cuando era su cumpleaños.
Además de esa parte enterrada dentro suyo que quería recordar cada una de las expresiones del mayor cuando viera su sorpresa.
Hizo una mueca de desagrado por el amargo sabor bajando por su garganta debido al largo trago que le pegó y rápidamente le devolvió el vaso al entrerriano, quien rió por su expresión.
—¿Todavía muy amargo para vos? —mencionó el más bajito de los tres, Alejandro asintió con la cabeza. Cristian le arrebató el copón—. Le pondría más coca pero hay un psicópata que me dejaría sin hijos por hacerlo.
—Eh, qué bardeas —se quejó Cuti, dándole un suave empujón con su mano libre—. No es mi culpa que sean unas mamis, no voy a insultar a mi patrimonio terrenal por ustedes —soltó, con más dramatismo que normalmente, porque así se ponía Cristian cuando se trataba de la provincia en donde había crecido.
Alejandro rió levemente por su comentario, un poco más relajado al respecto. Capaz ya le había hecho efecto el alcohol. Sí, así de rápido era su organismo.
—Se dice natal, no terrenal, pelotudo.
Alejandro miró la pelea de los dos mejores amigos con gracia, sonriendo mientras pasaba una mano por la espalda del defensor hasta llegar a su cintura.
Lisandro cortó lo que iba a decir ante la acción, sorprendido por el repentino movimiento. Normalmente, el madrileño no solía ser de contacto físico, o al menos no ser quien daba el primer paso, por eso cuando sintió que lo abrazaba y apoyaba su rostro en su hombro, su cuerpo se tensó y se puso nervioso.
—¿Qué hacés? —preguntó mientras le dirigía una mirada a su novio, aunque sin poder conectar sus ojos por la posición.
La respiración del menor contra su cuello hizo que se le erizara la piel y Lisandro culpó a Cristian por haberlo descolocado hace unos minutos, porque ahora apenas podía controlar su cuerpo para no parecer un adolescente hormonal de 15 años.
—¿No puedo abrazar a mi novio? —respondió y a Licha se le secó la boca por el tono ligeramente grave que había usado.
Ahora que tenía alcohol en su sistema, no pensaba demasiado en si estaba bien o no hacer eso, simplemente lo hacía. Y en ese momento solo quería dejarle en claro a Cristian que él era el novio de Lisandro para que no se tomara tantas libertades que no tenía, según el menor.
—Ohh, ya veo por qué te gusta tanto, aprende rápido —los interrumpió el cordobés, sonriendo al leer el lenguaje corporal del gualeyo.
—Soy su cachorrito obediente… —murmuró sobre su cuello, cerrando los ojos mientras aspiraba el perfume dulce que se había puesto el defensor.
Lisandro solo se mordió el labio inferior, sintiendo una sensación electrizante recorrer su columna vertebral hasta terminar en su entrepierna, puteando en su mente por estar en esa situación con las dos personas a las que era débil.
Tal vez con Alejandro era aún más débil porque estaba enamorado de él, pero de cierta forma sabía que si Cristian le ordenaba que se arrodillara en medio de la sala, su cuerpo no se iba a oponer ni le iba a importar que estuvieran sus compañeros de selección ahí.
—Te pegó fuerte el fernet, me parece —comentó, intentando calmarse y fingir que ese comentario no lo había puesto duro debajo de sus pantalones.
Una cosa era que él llamara con esos apodos al madrileño y muy distinto era que el menor lo admitiera como si todo ese juego fuera realmente de verdad.
Con gentileza, agarró las manos del delantero que seguían presionándolo contra su cuerpo, para poder separarlas de él con la ilusa esperanza de que no volviera a hacer un movimiento así de nuevo.
—Voy a buscar más comida —informó el entrerriano, levantándose del sillón y dejando el espacio vacío entre ellos dos.
Cristian y Alejandro lo miraron alejarse hasta la cocina.
El cordobés fue el primero en moverse, ocupando el espacio entre ambos mientras pasaba su brazo por los hombros del chico para atraerlo hasta su cuerpo.
—Si se pone así por un par de comentarios, imaginate cómo se va a poner cuando te vea babeando y abierto para él… —murmuró cerca suyo, sin ánimos de que alguno de los argentinos lo escuchara.
Alejandro no pudo evitar soltar un pequeño jadeo, sintiendo una mezcla de nervios, ansias y gusto por aquello.
Había empezado a gustarle, tal vez demasiado, el efecto que tenía en el cuerpo del entrerriano con cualquier cosa que hiciera.
Cuando entró a la cocina, se encontró con Emiliano y Otamendi charlando con una botella de birra cada uno. Se distrajo hablando con ellos por un rato, casi olvidándose de que venía a buscar comida para Alejandro y Cristian, aunque le sirvió para calmar su cuerpo y su mente de lo que habían estado diciéndole su mejor amigo y su novio.
Después de un rato, agarró un plato y lo llenó de sanguchitos de miga para llevarles a los dos chicos. Al salir de la cocina, varios de sus amigos se acercaron a él para despedirse puesto que ya habían pasado varias horas desde que empezó la fiesta y varios tenían que volver a sus respectivos clubes.
Les agradeció por haber venido y los acompañó a la salida, despidiéndolos con un medio abrazo por lo que seguía cargando el plato de comida con una mano.
Después de eso, volvió a donde habían estado los tres sentados y frunció el ceño ligeramente al ver que solo estaba Cuti ahí.
—¿Y Ale? —consultó, sentándose a su lado mientras le ofrecía los sanguchitos.
El cordobés se quedó callado, con una sonrisa que ni siquiera pudo esconder atrás del pedazo de sanguche que se llevó a la boca. Lisandro lo miró atentamente, notando lo dilatadas que estaban las pupilas de su amigo y, que él supiera, no podía deberse por ninguna droga porque les había prohibido meter esas cosas a su casa.
Así que solo quedaba una opción.
—Cristian, ¿dónde está Alejandro? —volvió a insistir, dejando el plato con comida en la mesa, para así poder mirarlo con seriedad. Siempre que el chico de los Spurs actuaba así, era porque estaba escondiendo algo.
Y en ese caso, algo que lo extasiaba.
—Calmate un toque, está bien —le aseguró, llevando su mano libre de comida hasta el muslo del número 6 del United, apretándolo ligeramente—. Está preparando algo… Cuando se vayan todos te llevo a donde está.
Casi en ese instante, Lisandro miró a su alrededor, un poco ansioso de que las tres personas que quedaban se fueran para ver qué estaban tramando esos dos.
A veces quería arrepentirse por haber hecho que se conocieran, porque Cuti era una mala influencia, y no por tomar mucho alcohol o fumar. Tal vez una mala influencia que sólo él conocía.
Pasaron alrededor de treinta minutos en los que Emiliano, Otamendi y Muri se sentaron junto a ellos, conversando de cosas triviales a las que Licha no pudo prestarle atención por lo concentrado que estaba pensando en qué tanto estaba haciendo Alejandro y lo bien que se sentía la mano grande del cordobés apretando su pierna para mantenerlo en la realidad.
Muri fue la primera en levantarse y los otros dos chicos la imitaron después de que quedaran en que ella los iba a dejar de pasada en los hoteles donde se hospedaba.
Nicolás miró a Cristian.
—¿Y vos?
—Me voy a quedar un rato más con Licha, después me tomo un taxi —respondió con una sonrisa que probablemente ninguno tomaría como algo malo.
Pero el gualeyo lo conocía muy bien cómo para saber las intenciones detrás de sus palabras y de sus gestos.
Los tres asintieron y se despidieron de ambos, con Lisandro agradeciéndoles por haber venido. La puerta se cerró y se giró directamente hacia el cordobés.
—¿Me vas a decir ahora por qué tanto misterio? —mencionó mientras se acercaba al menor, que se hacía el pelotudo fingiendo elegir un sanguche.
—Ale te quería hacer un regalo especial, así que lo ayudé un poco —respondió, dejando de lado su tarea, para simplemente girarse hacia el entrerriano.
A paso lento se acercó a él hasta poder agarrarlo de la muñeca. Lisandro lo miró confundido y desconfiando de él, le llegaba a haber hecho algo a Alejandro y era capaz de no hablarle por meses porque Cristian acostumbraba a hacer cosas descabelladas sin pensar en las consecuencias.
Caminaron por el pasillo de su casa hasta que llegaron a su pieza y el cordobés abrió la puerta para que entrara.
Apenas dio unos dos pasos dentro y se quedó estático, mirando la escena enfrente suyo. Cristian cerró la puerta detrás de ambos y se dio cuenta que la puerta nunca había estado trabada. Cualquiera había podido entrar y ver eso.
Las manos del cordobés terminaron en su cintura, pegando su pecho a su espalda y metiendo sus manos por debajo de su remera ligeramente, acariciando su piel caliente.
—¿Te gusta tu regalo? —La boca se le secó y tuvo que relamerse los labios mientras sentía los labios del central en su cuello.
Frente a ellos, estaba Alejandro de rodillas en el piso sin dejar ni una mínima porción de su piel cubierta con alguna prenda de ropa, a excepción de su cuello, el cuál estaba cubierto con el collar que le había regalado al rubio mientras que la correa caía sobre su pecho, el cual bajaba y subía por la agitada respiración que tenía el chico.
Su piel brillaba por el sudor y por la baba que caía por su mandíbula al no poder contenerla debido al pedazo de plástico en forma de bola que tenía en la boca, ajustada detrás de su cabeza con dos cintas de cuero, similar al formato del collar. El pigmentado color rojo del plástico combinaba con el lazo rojo en forma de moño que tenía el madrileño en la argolla donde estaba enganchada la correa, como si realmente fuera un regalo.
La puta madre.
Vio los brazos del chico detrás de su espalda y asumió que estaba atado de alguna forma, indicándole que de ninguna manera Alejandro había hecho eso solo.
—Ese es su regalo —mencionó el chico contra su oído, provocando que su piel se erizara por lo grave que sonaba su voz, más de lo normal—. Este es el mío. —Una de las manos del cordobés se separó de su cintura para ir al bolsillo tomando un pequeño aparato que terminó entregándole.
Lisandro observó el pequeño control que constaba de una pantalla digital que mostraba un "02" junto a una lucecita de color verde. Debajo de esta solo habían dos teclas rectangulares en un costado, con un relieve en forma de una flecha que apuntaba hacia arriba y otra hacia abajo; y en el otro costado, dos botones más, pero esta vez en forma circular. Si lo observaba bien, encima de uno de ellos podía leer la inscripción "rhythm".
—Se usa así —le indicó, acompañando su mano para oprimir el botón con la flecha hacia arriba, provocando que el número de la pantalla cambiara a "03".
El efecto fue casi inmediato. Alejandro gimió contra el plástico en su boca y su cuerpo se contrajo por la deliciosa sensación vibrante que aumentó en su interior, golpeando insistentemente contra su próstata. Lisandro se tuvo que morder el labio inferior al observar cómo el miembro duro del menor se contraía y expulsaba el característico líquido transparente que había visto muchas veces antes. Sus ojitos, llorosos, lo miraron como si quisiera decirle algo con la mirada.
—Tiene doce niveles y diferentes vibraciones —siguió con su explicación hablándole con la misma normalidad con la que le hablaría si estuviera explicándole cómo hacer un pase en la cancha.
Pero de normal no tenía nada, porque podía sentir el miembro del cordobés presionando contra su espalda y el fuerte agarre en su cintura que probablemente dejaría una marca por cómo clavaba sus dedos en su piel.
Licha miró el aparato en su mano por unos segundos, volviendo a sentir los labios del menor en su cuello, esta vez siendo acompañado por sus dientes.
La mano del número 17 del Tottenham terminó en su mandíbula, levantando su mentón mientras sus labios subían hasta su oído, obligándolo a ver fijamente al rubio, quien no parecía poder quedarse quieto o dejar de soltar pequeños gemidos que terminaban sonando ahogados.
—Si se pone así con el nivel tres, imaginate con el doce. —La idea se plantó en su mente y no pudo dejar de pensar en cómo Alejandro gemiría fuerte por lo que le producía aquello en su cuerpo—. Podrías hacer que se corra una y otra vez sin tocarlo hasta que ya no salga nada de él.
El menor no pudo evitar llorar por el placer en conjunto que terminó agregándole esas palabras del cordobés. No estaban demasiado lejos de él, y Cristian tampoco planeaba que no lo escuchara.
—¿Hace cuánto está así? —se animó a hablar, haciendo un esfuerzo para que no le tiemble la voz por lo débil que se sentía por toda esa situación.
De cierta forma, sabía que Cristian estaba intentando dominar también a su novio, probablemente porque el español quisiera dejarle en claro quién era su novio. Y esa tonta pelea lo calentaba a mil, sabiendo que se peleaban por él.
—Mhmm, no sé, ¿una hora tal vez? —Su respuesta lo sacudió por completo, pensando en que hace una hora había estado con Dibu y Ota. Desde que los dejó solos.
No necesitaba mirar a Cuti para saber que tenía una sonrisa en su rostro, porque su tono burlesco lo delataba. Claramente era su forma de mostrarle poder a Alejandro, como si estuviera castigándolo por haberse creído más listo que él.
Con sutileza se separó del cordobés, algo preocupado porque el menor hubiera estado en esa posición por tanto tiempo, probablemente sus extremidades estaban entumecidas y después dolerían más que por cualquier otro ejercicio que hubiera hecho el rubio en el gimnasio.
Una vez a su lado se agachó junto a él, llevando sus manos hasta la hebilla de la mordaza, desajustándola para que Alejandro pudiera hablar.
—L-licha… —fue lo primero que soltó y su voz temblando lo puso peor. No podía ponerse así por algo tan simple, por dios, solo era su voz—. Necesito… —murmuró entre jadeos sin poder terminar su petición, ansiando un contacto por más mínimo que fuera.
Su mano libre fue hasta la mejilla del chico, quien gimió por el sutil tacto. Su piel estaba caliente y, de no ser por la situación, pensaría que estaba enfermo y tenía fiebre.
—¿Qué necesitas, mi amor? —La pregunta estaba de más, lo sabía. Sabía qué quería pero algo dentro suyo necesitaba que lo dijera en voz alta, casi como queriendo demostrarle a alguien el efecto que podía tener en otra persona.
Tal vez ese alguien era Cristian, o tal vez solamente era para sí mismo. No lo sabía exactamente.
El cuerpo del chico se recargó sobre su cuerpo, buscando un abrazo que terminó aceptando. El cuerpo del rubio temblaba y sabía que no era producto del frío clima de Mánchester. Algo en la forma en la que se retorcía lo llamaba, invitándolo a sumergirse en esa oscura fantasía que le ofrecían los dos chicos.
—Tócame, por favor —le pidió con un hilo de voz, conteniéndose para no gemir mientras hablaba.
Sus hebras plateadas chocaron contra su cuello una vez que el menor apoyó su cabeza contra su hombro y le produjo leves cosquillas. Una parte dentro de él estaba preocupado por el estado en el que se encontraba el chico, no parecía ser él y se preguntó qué había hecho Cristian para que terminara de esa forma.
Bajó su mano libre desde su mejilla hasta el miembro ajeno, sintiéndolo contraerse en su mano apenas lo tocó. El cuerpo del chico se volvió a mover, algo brusco, teniendo un espasmo por el placer que recorrió todo su cuerpo, sin poder evitar el gemido que terminó ahogando contra las prendas de ropa del entrerriano.
—¿Así? —consultó con un tono de voz más bajo que lo normal, queriendo que fuera algo más íntimo para que se sintiera seguro, que dejara ir cualquier pensamiento y principalmente dejara de luchar contra esa fuerza que tenía nombre y apellido.
Alejandro solo pudo asentir con la cabeza, deshaciéndose en sus brazos como si fuera un líquido.
Lisandro era consciente de que estaba ensuciando toda su ropa con los líquidos corporales del chico, pero realmente no pudo importarle menos cuando tenía a Alejandro de esa forma. Tan frágil.
Las piernas del cordobés aparecieron en su campo de visión y lo vio sentarse a un lado en la cama que había detrás del madrileño. Casi por instinto su cuerpo se acurrucó contra su cuerpo, como si quisiera escapar de algo. O alguien.
Ahí comenzó a conectar varios puntos.
El peso del control que tenía en su mano lo trajo a la realidad, deteniendo un poco sus movimientos en el miembro ajeno para poder bajar el nivel de vibraciones. Alejandro gimió por la reducción del ritmo y se removió, casi llorando de nuevo por la pérdida de estimulación.
—¿Qué le dijiste, Cristian? —Habló con firmeza, mirando con seriedad al cordobés.
Supuso que su tono había salido más duro de lo que pensaba, porque el cuerpo del menor se removió, asustado.
—¿De qué?
El argentino no parecía tomar el tema con la misma seriedad que él, a pesar de que era algo que sabía perfectamente que podía ocurrir.
Todo cambió cuando su mirada se topó con la fija y molesta mirada del más bajito. Una mirada amenazante que solo le dedicaba a otras personas mientras estaba en la cancha y querían pasarle por encima.
—Solo le dije que fuera un buen chico para vos —se sinceró. Cristian no creía que hubiera sido algo tan grave, pero tal vez era porque no conocía de verdad a Alejandro y cómo funcionaba su mente.
Lisandro tomó sus palabras e intentó no enojarse más de lo que ya estaba.
No había querido que todo terminara ahí, pero él no podía disfrutar con el español en ese estado cuando nunca antes lo había hablado con él. Se sentía como un abuso—tal vez porque en cierta medida sí lo era.
—No vuelvas a darle órdenes a Ale —le pidió, volviendo su atención al control en su mano, optando por apagarlo por completo—. Él no es como yo.
Cristian sintió que iba a llorar en ese momento y se tuvo que morder el labio inferior para no hacerlo.
Se sintió regañado y con ganas de vomitar por esa faceta que estaba viendo del mayor con cosas que él le había enseñado. Una parte suya se sentía orgulloso por cómo actuaba pero la otra parte suya quería abrazarlo y pedirle perdón por arruinar su cumpleaños.
—Pero yo quería… —escuchó el leve murmullo del rubio junto al tintineo metálico de las esposas que aprisionaban sus brazos en su espalda, queriendo desesperadamente abrazarlo porque sentía que en cualquier momento su novio se iba a separar y lo iba a dejar ahí.
La dependencia emocional que se creaba en ese estado era algo que ya había vivido una vez con Alejandro, un día que tuvieron relaciones después de un partido en el que perdieron. Al principio, le impactó ver sus ojos llorosos de un momento a otro, lágrimas que no eran de placer y se debían a haberse deslizado demasiado.
Ese día terminaron los dos abrazados mientras Lisandro dejaba besos cortitos en su cara hasta que el chico puso salir de ese estado en el que sus inseguridades lo hacían actuar sin pensar en su propia salud, tanto física como mental.
—Y-yo quiero ser bueno —habló entre sollozos y en ese momento se dio cuenta que el chico estaba llorando sobre su hombro.
Se apresuró a quitarle las ataduras, sacándole el cuero de sus muñecas para dejarlos sobre la cama, haciendo lo mismo con la correa del collar y el control en sus manos.
—Ya sos bueno, Ale —le aseguró, acariciando su cabello rubio para calmarlo. No le gustaba verlo temblar de tristeza.
Dejó un recorrido de besos sobre su hombro y su cuello, hasta llegar a su rostro, donde siguió con su camino hasta sus labios, manteniendo el contacto por unos segundos más mientras sentía el débil agarre del chico, buscando su cuerpo para acercarlo a él.
—Pero ahora tenemos que parar, ¿si?
Ante sus palabras, el chico empezó a negar con su cabeza, con una expresión que le rompió el corazón al ver lo desesperado que estaba por hacerlo sentir bien.
—No, por favor… Estoy bien, soy bueno —rogó.
—Alejandro —lo llamó esta vez con un tono más serio. Sabía que su tono de voz podía alterarlo más, pero intentó mantenerse sereno para no asustarlo—. Ya hablamos de esto, no necesitas pensar en nada ahora mismo, yo me voy a hacer cargo.
De reojo miró al cordobés, quien parecía estar con la mirada fija en algún punto, con los ojos vacíos solo reflejando los sentimientos negativos que lo habían invadido.
Tal vez Alejandro no era el único que se había deslizado.
La gente que optaba por el rol dominante también podía deslizarse de más y estaba completamente bien.
—Cuti —lo llamó y el chico se sobresaltó por la voz que lo sacó de su burbuja—. ¿Podés traer algo para comer y para tomar? —consultó, con la esperanza de que pudiera mantener su cabeza ocupada en otra cosa mientras cuidaba al madrileño.
El cordobés solo asintió con su cabeza, levantándose para salir de la pieza lo antes posible.
Cuando Cristian regresó con el tupper de sanguchitos que habían sobrado, tres vasos y una botella de agua, lo primero que vio fue a Lisandro sentado en el borde de la cama, acariciando gentilmente el cabello del menor, quien sonreía por el lindo tacto mientras miraba a su novio con un brillo en los ojos.
Habían vuelto a brillar, de buena forma.
Su pelo se veía húmedo, así que supuso que se había bañado antes de acostarse. En su cuello todavía tenía puesto el collar sin la correa, tal vez porque le generaba seguridad usarlo.
—Perdón —fue lo que le salió decir, se sentía para la mierda pensando en que había lastimado, no solo a Alejandro, sino también a su mejor amigo—. No quería hacerles daño… —Su voz salió en un hilo y temió por sí mismo, dudando en si iba a poder controlar sus lágrimas o no.
—Vení acá —lo llamó el entrerriano, palmeando el lugar al lado de ellos dos.
Alejandro, aún acostado, se movió sobre la cama para dejarle un espacio, cubriendo su cuerpo con la sábana encima suyo porque en esos momentos le daba vergüenza que lo vieran desnudo, aunque se hubiera puesto un bóxer.
A Cristian no le quedó otra que hacerle caso, dejando las cosas en la mesa de noche.
Los brazos de su mejor amigo lo recibieron y no pudo seguir conteniéndose, sintiendo que solo podía sacar esa presión en su pecho llorando.
—Está bien, Cris, no te disculpés —lo consoló, acariciando su espalda para que se calmara—. No lo sabías, tampoco tenías cómo saberlo.
—Podría haberme dado cuenta antes de dejarlo. —Alejandro sintió cierta responsabilidad de esa situación también, así que se removió en la cama, dejando de lado su vergüenza para poder unirse al abrazo.
—Perdón por asustarte, ya estoy bien bien, ¿sí? —le prometió el menor y Cristian se separó ligeramente para mirarlo.
Casi de inmediato una ligera sonrisa adornó su rostro al ver que el moñito rojo seguía enganchado en su cuello.
Lisandro los miró con cariño, más calmado porque pudieran hablar bien sobre ese tema. Definitivamente no era su estilo no charlar las cosas antes y menos cuando sabía lo que podía pasarle a Garnacho.
—Primera regla —empezó a hablar, ganándose la mirada de los dos—. Siempre hablar ante cualquier cosa.
Cristian asintió ligeramente con su cabeza, un poco intimidado porque parecía ser una indirecta demasiado directa para él. Pero Lisandro no lo decía específicamente por Cuti, era algo para ambos.
Necesitaba saber qué era lo que pasaba por la mente de los dos con antelación porque sino podían pasar ese tipo de situaciones que prefería evitar por el bien de los tres.
—Segunda regla, no darle órdenes a Ale que puedan malinterpretarse. —Esta vez sí habló directamente al cordobés porque no quería que volviera a inducirlo a ese estado—. Tercera regla, respetar los límites del resto.
—¿Y cómo sé qué puede malinterpretar? —agregó el otro central.
Alejandro solo se quedó en silencio mientras los escuchaba, pensando que tal vez Lisandro sabría explicar ese tema mejor que él, después de todo, el defensor lo conocía más que lo que él mismo hacía.
—Es el arte de dominar, deberías saberlo —bromeó, más tranquilo porque estuvieran mejor entre ellos—. Simplemente no le hagas comentarios como el de antes, podés halagarlo si él quiere, pero no con comentarios que puedan provocarle algún tipo de dependencia. —Cristian asintió y sintió que el peso en su pecho desaparecía al ver al gualeyo sonriendo.
Licha dirigió su mirada hasta el rubio, quien lo miró de vuelta con la vergüenza plasmada en sus mejillas por ser el único que estaba desnudo.
—¿Te gustaría que Cuti te halagara? —Alejandro se quedó en blanco por su pregunta, sintiendo que su rostro se calentaba más de lo que ya estaba.
Ya había hablado antes sobre algunas cosas con el cordobés y se había muerto de la vergüenza, tener que volver a hacerlo lo apenaba más aunque sabía que era necesario.
—No me molesta… —respondió, jugando con sus manos mientras tapaba sus piernas desnudas con la sábana.
—No es lo que pregunté, Ale —mencionó, provocando que el español lo mirara, sin entender del todo sus palabras—. ¿Te gustaría o no? —insistió.
Licha vio la inseguridad en sus ojos y pudo suponer por qué, por lo que llevó una mano a su mejilla para acariciarlo, sin querer que cambiara su respuesta por él.
Sabía lo mucho que a Alejandro le costaba aceptar que le gustaba algo de todo eso, por lo que quería hacerlo sentir cómodo para que se sincerase y pudiera expresarse con libertad, sin ese miedo constante de lo que dirían.
—Sí… —murmuró tan bajo que, de no ser porque era de noche y los únicos allí, no podrían escucharlo.
El gualeyo sonrió y Cristian no pudo evitar imitarlo, llevando una mano hasta el cuello del menor para enganchar su dedo en la argolla, tirando de esta hacia su lado para que lo mirara.
—Qué lindo sos —soltó, sonriendo mientras lamía sus labios y observaba la vergüenza y lo tímido que se puso el chico con esa simple acción—. Si no fueras el novio de Licha, te robaría —siguió hablando—, serías un buen sumiso, siguiendo todas las órdenes que te dé.
Alejandro se preguntó qué curso de oratoria había hecho para hablar de esa forma y producirle tantas cosas en su cuerpo, como si lo conociera desde hace años.
—No te vayas de tema, Cris —le recriminó el otro central, porque no había terminado de hablar con su novio como para sentirse del todo cómodo con esa situación.
El de piel morena hizo un suave puchero y soltó su agarre en el collar, como diciéndole que siguiera hablando.
—¿Qué no te gustaría que hiciéramos Cuti o yo?
—Que se besen. —Respondió casi al instante y Lisandro solo pudo sonreír por lo rápido que había contestado cuando se trataba de él.
No había querido referirse a eso, pero igual tomó en cuenta sus palabras, sin separar su mano de la mejilla ajena.
—¿Cómo querés que no nos besemos?
—En la boca, no quiero que te bese en la boca, ni a mí —respondió, notablemente más cómodo hablando sobre eso.
Cristian lo miró con esa mirada y Lisandro supo que estaba tramando algo, que tampoco llevó mucho tiempo en descubrir qué era.
Los labios del moreno se pegaron a su cuello después de que se inclinará hacia él y sintió que un escalofrío recorría su cuerpo, erizándole ligeramente la piel al sentir su respiración tan cerca.
—¿Lo puedo besar así, entonces? —El mayor notó su tono de voz y terminó por confirmar que al cordobés le encantaba sacar de quicio al rubio por la cercanía que tenían los dos.
El mayor de los tres no pudo evitar soltar un leve quejido en forma de gemido al sentir los dientes del de piel morena clavarse en su cuello. Probablemente dejaría una marca bastante grande porque empezó a mordisquear también los alrededores.
Su mirada se conectó con la del rubio y esa vez no supo descifrar qué pasaba por la mente del chico. Había un brillo en sus ojos que no había visto nunca antes, pero no creía que fuera algo malo en sí.
—Apuesto a que le encantaría ver cómo te cojo —agregó el cordobés y Licha pudo ver la mirada inquieta del menor, nervioso.
—Te hicieron una pregunta, Ale —le recordó y el chico cayó en cuenta que no había hablado en esos minutos donde parecía más interesante ver cómo la lengua y los dientes del defensor hacían contacto con el cuello de su novio.
Lisandro llevó sus manos hasta los brazos del capitalino, aplicando cierta presión para que se separara de su cuerpo. Cristian sonrió al ver cómo la zona que había estado mordiendo se volvía rojiza de a poco. No había cosa que disfrutara más que ver la piel del otro central de color roja—o morada a veces— por las marcas que le dejaba.
—Sí, así si puedes… —le respondió al cordobés y el número 6 del United sonrió por lo sincero que estaba logrando ser el menor.
Sintió que tenía que darle un premio o algo que le calmara ese pensamiento que sabía que tenía sobre si estaba haciendo las cosas bien o no, por lo que terminó acercándose a él para besarlo.
Llevó sus manos hasta la cintura desnuda del chico y el contrario soltó un pequeño gemido contra sus labios por el agarre firme que aplicó en la zona.
Los labios del menor eran suaves y carnosos, tanto que se había vuelto una adicción para él besarlos, lamerlos y morderlos. Le encantaba el color rojizo que tomaban después de un beso intenso, casi imitando el color de sus mejillas cuando se avergonzaba y, si se esmeraba un poco, casi llegaba a parecerse al color de sus camisetas del Manchester United.
Y los soniditos que el rubio soltaba cada vez que se besaban lo volvían loco, recordándole constantemente lo bien que se sentía el chico estando con él. Lo bien que lo hacía sentir.
Sintió una mano colarse por debajo de la sábana y Alejandro gimió contra sus labios por el contacto que hizo la mano del cordobés con uno de sus muslos.
—¿A vos también te puedo besar como a Licha? —mencionó mientras la pareja seguía besándose.
Lisandro abrió ligeramente sus ojos, pudiendo observar de reojo al otro central dejando pequeños besos en el hombro del español para después bajar a su clavícula.
El entrerriano cortó el beso y separó una de sus manos de la cintura del rubio para darle un empujón al cordobés antes de que hiciera algo.
—No —respondió por el chico de doble nacionalidad—, ni se te ocurra dejarle alguna marca —lo amenazó mirándolo serio.
Cristian sonrió con una mueca burlona, con gracia por la actitud posesiva que tenía en esos momentos su mejor amigo, principalmente porque ni siquiera con él era así y tampoco creía que alguna vez hubiera sido así con Muri.
Alejandro lo miró con ternura por la forma en la que estaba protegiéndolo, así que no pudo evitar agarrar al mayor del mentón para que volviera a mirarlo y poder dejar un corto beso en sus labios. Casi en un segundo, Lisandro sonrió y se olvidó por completo lo que acababa de querer hacer el cordobés.
Genuinamente pensaba que el madrileño era como un solcito porque lograba alegrarlo con pequeñas cosas.
—Ahora, ¿qué cosas no querés que nosotros te hagamos a vos? —siguió con su cuestionario mientras se levantaba de la cama para agarrar un poco de agua y servirse en un vaso.
El rubio los miró en silencio por un momento, pensando en qué cosas no le gustaban. O al menos en qué cosas no quería de parte de Cristian, porque la confianza que tenía con Licha era diferente.
—Sangre —soltó casi sin pensar demasiado lingüísticamente—, no quiero nada que provoque sangre, ni a mí ni a Lisi.
El cordobés sonrió por el apodo que le puso al entrerriano y no pudo evitar pensar que el chico era bastante tierno, a pesar de que su mandíbula marcada y sus facciones serias a veces podían intimidar a alguien si no lo conocías lo suficiente.
Solo hacían falta un par de conversaciones para darse cuenta que, en realidad, Garnacho era un niño en el cuerpo de un joven adulto.
Lisandro le sonrió y lo miró con una expresión que se traducía en "¿qué más?". Simultáneamente, estiró su mano hasta donde había dejado todos los regalos, agarrando la correa.
—Tampoco quiero que me digan cuándo correrme —agregó, tal vez con la leve esperanza de que no se lo negaran después de la libertad que le estaba dando el chico con reflejos rubios.
Cristian soltó una pequeña risita al ser incluido en la petición, siendo casi como algo normal que él también estuviera involucrado. Tal vez era algo a lo que podía acostumbrarse.
Licha lo miró por unos segundos y después soltó una pequeña risita, enganchando de nuevo la correa a su collar. Su mano se envolvió en las cadenas conectadas al gancho y tiró de estas, provocándole un jadeo al rubio por la presión en su cuello.
—Eso no lo decidís vos, lindo —respondió, mirando el puchero y el ceño fruncido que puso el menor por no haber conseguido convencerlo—. Por ahora solo vamos a usar el collar y la correa. Y solo yo puedo sostenerla —agregó mientras soltaba las cadenas para agarrar la correa desde la manija de cuero.
Ante su comentario, Cristian chistó con la lengua, no muy de acuerdo con lo que estaba diciendo el defensor del United.
—Qué aburrido sos.
Alejandro no pudo evitar sonreír para sus adentros por lo protector que estaba siendo con él, lo hacía sentir seguro y mucho más en ese ambiente en el que tal vez no sería tan abierto y confiado de no ser por Lisandro.
—Mi novio, mis reglas —respondió, haciéndole una mueca de burla al cordobés para después mirar al rubio.
Se encontró con el chico divagando con su mirada en la cama y agitó ligeramente las cadenas de la correa para llamar su atención después de lo perdido que se veía en sus pensamientos.
Le daba miedo que volviera a caer en ese trance por lo reciente que había sido la experiencia.
Cuando sus ojos se volvieron a encontrar, vio un brillo diferente en su mirada, un brillo de deseo pero también de inseguridad.
—¿Qué pasa, Ale? —Su mano libre acarició la mejilla del menor, intentando motivarlo a que le dijera qué pasaba por su cabeza.
—Me da vergüenza decirlo… —murmuró, inclinando su cuerpo hacia él para abrazarlo y encontrar algún tipo de protección física en su cuerpo, por lo vulnerable que se sentía al pensar aquello.
Lisandro rió con ternura y acarició su cabello dorado.
—Podés decirnos cualquier cosa, no te vamos a juzgar —lo animó, dejando un pequeño beso detrás de su oreja.
Pasaron unos cortos minutos y Alejandro logró separarse de él, tomando la valentía para separarse de sus brazos.
—¿Puedo usar… las esposas? —El chico no fue capaz de mirarlo a los ojos pero el central dejó que fuera así porque no quería obligarlo a nada.
Perfectamente podía pedirle que lo pidiera bien o que le preguntara a los dos solo para ver sus mejillas volverse rojas por la vergüenza, pero lo evitó porque en esos momentos solo quería que Alejandro se sintiera bien.
—Bueno —respondió con simpleza, sonriéndole e inclinándose para agarrar las esposas y cumplirle el capricho porque tampoco era fuerte como para negarle algo al menor cuando se ponía así de tímido.
—Lo consentís demasiado, yo ya le hubiera metido la pija hasta el fondo para que se calle. —Lisandro vio el efecto que tuvo sus palabras en el cuerpo del rubio y sonrió sutilmente, sintiéndose tranquilo porque a Alejandro le gustara Cristian.
—Y hacelo, tanto que hablás —respondió mientras se levantaba de la cama, agarrando las esposas con sus manos.
Se quedó parado a un lado de los dos chicos, mirándolos porque necesitaba asegurarse antes que todo estuviera bien entre los tres. Sabía que Alejandro haría lo que él quisiera, así que era una preocupación menos al saber cuándo detener todo.
—Ale, hacenos el favor de arrodillarte en el piso enfrente de Cuti —le pidió, sonriendo al ver lo rápido que le obedeció.
Cristian lo miró con las pupilas dilatadas y la típica expresión que ponía en la cancha cuando estaba concentrado. Lisandro sabía perfectamente cómo se ponía el cordobés cuando estaba excitado y era algo que en el fondo quería ver. Ver cómo otra persona también podía sentir placer gracias a su novio era algo que nunca esperó que fuera a gustarle. Pero era agradable y lo hacía sentir orgulloso, porque al final, Alejandro era solo suyo y él le había enseñado todo eso.
—Entonces… ¿Puedo hacerle lo que quiera mientras no incluya besos, marcas y sangre? —mencionó mientras miraba al mayor, intentando asegurarse de que tenía completamente el permiso del entrerriano para tocar al menor.
Lisandro solo afirmó a su pregunta con una sonrisa en su cara y se acercó al menor, quien se había ubicado entre las piernas del cordobés y luchaba por encontrar un lugar donde fijar su mirada para que no fuera incómodo o vergonzoso.
—Te tengo una buena noticia, Cris —empezó a hablar, agachándose a un lado del chico para poder tomar sus brazos y colocarle las esposas en sus muñecas—. A mi juguetito le encanta que le tiren el pelo —agregó y sonrió al escuchar el jadeo que soltó el rubio por el apodo.
Cuando enganchó entre sí las dos argollas de las esposas, tiró ligeramente de estas para verificar la movilidad que tenía el menor y se quedó conforme con que pudiera mover sus brazos pero no separarlos.
—Vamos a ver entonces qué cosas le has enseñado —mencionó el cordobés, envolviendo sus dedos en las hebras doradas del chico y tirando de estas con fuerza.
Alejandro gimió por el trato brusco y se vio obligado a acercarse más al central, arrastrando sus rodillas y causando fricción en estas al ser su único soporte para mantener el equilibrio. Esta vez, su mirada se mantuvo en Cristian, viendo la sonrisa engreída que tenía en su rostro al ver su expresión de gusto.
—Dale, putita, desnudame —le ordenó y el madrileño se sintió nervioso por la situación, sabiendo que estaba haciéndolo a propósito porque no podía usar sus manos.
Lisandro apoyó su mano en la espalda baja del chico para intentar calmarlo de alguna forma, obteniendo una mirada de parte del rubio. La sonrisa del gualeyo logró calmarlo un poco y solo hizo falta un movimiento de cabeza para indicarle que lo hiciera, como si estuviera dándole permiso.
Alejandro se sintió motivado, así que se giró de vuelta hacia el cordobés. Con timidez acercó su boca al pantalón del capitalino, agarrando con sus dientes la parte superior del pedazo de tela con el agujero enganchado en el botón. Tiró de esta con algo de fuerza pero frunció el ceño al no poder mover la tela mucho más que unos centímetros.
Un pequeño sonidito que se asimilaba a una carcajada ahogada llamó su atención y pronto su vista se encontró con la del mejor amigo de su novio, quien lo estaba mirando con una sonrisa burlesca. En el fondo sabía que solo estaba provocándolo porque le gustaba mostrarle, de cierta forma, que él también podía "dominarlo" como Lisandro, pero de todas formas no podía evitar caer en su truquito.
Le molestaba mucho la actitud engreída que tenía Cristian con él, solo quería mostrarle que sólo se sometía—si es que podía llamarlo así— a Licha y que no le afectaba su trato, aunque fuera mentira.
Retomó su tarea y esa vez aplicó más fuerza para desabotonar por fin el jean del cordobés, llevando sus dientes ahora hasta el cierre de sus pantalones para poder bajarlo.
Una parte suya estaba ansioso por lo que fuese a hacer el contrario, pero en ese momento se dedicó a admirar lo fuerte que parecía el cordobés. Antes había visto fotos suyas desnudo y con esos shorts que dejaban ver los músculos de sus piernas cuando regresaron a Argentina después de ganar la copa del mundo, pero definitivamente tenerlo enfrente suyo, aunque estuviera vestido, era muy diferente.
Si así era su cuerpo, no quería imaginar cómo sería su miembro.
—¿Vas a hacer algo más o…? —sugirió con impaciencia. El cordobés había estado jodiendo con que iba a hacerle esto y aquello, y ahora le molestaba que hubiera sido puro palabrerío.
—Cuidá tu tono, Alejandro —le advirtió el entrerriano y el menor frunció el ceño porque lo regañara a él y no a Cuti por estar burlándose—. Si querés algo, pedilo bien —comentó, sin poder separar sus manos del cuerpo ajeno, o más bien, sin querer hacerlo porque se sentiría inseguro dejándolo solo con alguien más.
—Si, Ale, pedime lo que querés —le siguió Cristian, dándole una mirada que terminó por calentar su cuerpo y producirle un hormigueo en su piel.
Alejandro no sabía qué odiaba más, lo engreído y soberbio que era Cristian, o que de verdad le gustara que lo tratase así.
—¿Puedo… —se cortó a sí mismo, sintiendo la vergüenza y la pena invadir su cuerpo.
Era humillante pedirle eso al cordobés porque sentía que mandaría a la mierda el poco orgullo que le quedaba en ese momento. Pero al fin y al cabo era lo que quería y había estado deseando desde que Cristian se lo insinuó.
—¿Puedo chupártela? —terminó soltando.
Una parte suya quiso voltearse hacia su novio para asegurarse que estuviera bien, para que le dijera que realmente podía hacer eso sin hacerlo sentir mal pero la guerra de miradas que estaba teniendo con el central parecía ser más importante en esos momentos porque estaba su orgullo en juego.
—¿Chuparme qué? —se burló Cristian, llevando una mano hacia el cabello del chico, entreteniéndose con lo suave que era.
—La polla.
El cordobés estuvo a punto de seguir jodiéndolo de no ser porque su mirada se conectó con la del entrerriano, quien había decidido empezar a repartir pequeños besos y mordiscos por la piel desnuda del menor, queriendo dejar marcas en su cuerpo que le recordaran a quién pertenecía, sin importar con cuántas personas estuviera.
La mirada oscura, con las pupilas dilatadas, del mayor lo miraron atentamente, casi como una advertencia no dicha de que no siguiera molestándolo si quería que él lo dejara estar con Alejandro.
Cristian, lejos de admitir que se sintió intimidado por Lisandro, simplemente le sonrió al madrileño, soltando su cabello para poder terminar de quitarse los pantalones y luego el bóxer, deleitándose con los ojitos brillosos del rubio mientras miraba su cuerpo.
Alejandro se relamió los labios y Cuti no supo si era por deseo o por deshidratación. Ciertamente era una mezcla de ambas, porque el español sintió que se le secó la boca al pensar en cómo se sentiría tenerlo dentro suyo, llenándolo y ahogándolo a su antojo.
—Chupame, entonces —le ordenó, agarrando los mechones de su cabello para acercarlo a su miembro, mientras que con su otra mano acariciaba la base.
Con un poco de vergüenza, el chico de doble nacionalidad sacó la lengua para hacer contacto con la piel sensible del capitalino, jadeando al sentir el gusto salado en sus papilas gustativas. Probó un poco el terreno con su lengua, intentando mantener la mirada fija en Cristian, quien estaba luchando por no gemir por lo bien que se sentía el contacto de su lengua.
Alejandro sabía que de él dependía lo que fuera a decir el cordobés de Lisandro y no planeaba dejar mal a su novio después de esos meses donde había adquirido experiencia.
Conectó sus labios al glande y succionó mientras jugaba con su lengua con la punta, enganchando ésta en el orificio mientras tragaba el líquido preseminal que dejaba salir el de piel morena. Se sintió orgulloso al ver que el contrario cerraba los ojos con una mueca de placer y aplicaba más fuerza sosteniendo su cabello.
Eso lo motivó lo suficiente como para meter más el miembro del cordobés en su boca, teniendo que hacerlo de a poco para acostumbrarse a la longitud. Era similar a Licha pero definitivamente era más largo y tal vez si no iba de a poco se iba a ahogar.
Hablando del rey de Roma.
Alejandro sintió las manos del defensor en sus caderas y pronto sus rodillas dejaron de tener contacto con el suelo por unos segundos en lo que Lisandro las levantaba y tiraba de ellas hacia atrás para que quedara en cuatro patas—de no ser porque sus brazos estaban atados en su espalda—.
Su cuerpo no soportó mantener el equilibrio y se dejó caer hacia adelante, provocando que el miembro de Cristian tocara su garganta, llenándolo por completo y sacándole un gemido que hizo temblar al cordobés por el efecto que tuvo la vibración en él.
—¿Te estás divirtiendo, mi vida? —se burló esta vez el entrerriano, agarrando la tela del bóxer para quitárselo, mientras el rubio se removía intentando volver a su posición donde pudiera sostenerse—. Yo también me quiero divertir, no te muevas, Cuti —agregó con una sonrisa, observando al capitalino morderse el labio para contenerse y seguir su pedido.
Sus manos acariciaron la pálida piel de los glúteos del chico y se quedó admirando cómo contrastaba el color de piel más oscuro de sus manos con la tez del menor.
—¿Puedo abrir mi regalo? —habló mirando directamente al cordobés, sin poder evitar sentirse bien al ver cómo estaba luchando contra las reacciones propias de su cuerpo al tener al rubio de esa forma.
Cristian abrió los ojos y miró las pupilas dilatadas del entrerriano, jadeando por el doble sentido que había usado en sus palabras. Era una faceta de Lisandro que nunca antes había visto y le gustaba demasiado, si se ponía así cuando estaba con Alejandro, entonces iba a empezar a ayudarlo más seguido.
—S-sí —respondió, mordiendo su labio inferior para contenerse a sí mismo por culpa de los soniditos y movimientos que estaba haciendo el rubio—. Quédate quieto, la puta madre —le ordenó y solo obtuvo un lloriqueó ahogado que lo hizo gemir y aumentar sus ganas de embestir la garganta del menor.
Lisandro llevó una de sus manos hasta la cadera del chico, usando la otra para guiar la mano libre que le quedaba al menor de ese lado, para que así pudiera envolver sus dedos en su muñeca.
—Sabés qué hacer si querés que paremos, bebé —Le recordó, habiendo hablado con anterioridad sobre qué iban a hacer si Alejandro no podía hablar como para pedirles que parasen.
No fue algo que consideró específicamente que tuviera que compartir con Cristian porque justamente no era su novio. Él conocía al madrileño más que nadie—incluso se atrevía a decir que más que sus padres—, así que sabría cuándo detenerse y jamás lo dejaría solo como para no poder ayudarlo.
Aunque el menor se quedó quieto—o eso intentó— por orden del cordobés, no pudo evitar gemir al sentir dos dedos de su novio presionando contra su entrada, literalmente abriéndolo de a poco y con cuidado que terminó agradeciendo porque sino le dolería.
Los dedos de sus pies se curvaron cuando sintió la punta de las falanges ajenas rozar esa zona sensible dentro suyo y no pudo hacer nada más que quedarse ahí para que los dos defensores lo usaran como quisieran.
Le encantaba que Lisandro conociera tan bien su cuerpo como si fuera el suyo propio, porque eso solo le demostraba lo importante que era para él, recordando cada una de las cosas que provocaban que se derritiera del placer.
Solo hizo falta ese toque para que Alejandro volviera a gemir con fuerza, queriendo desesperadamente perseguir esa sensación por más tiempo. Su cuerpo hormigueaba y se sentía completo, a pesar de que su novio solo estaba embistiendo su entrada con sus dedos.
—¿Se siente bien? —preguntó al cordobés, quien estaba con la mirada perdida en algún punto, siendo más importante lo que sentía que lo que veía.
La garganta del menor se contraía y se relajaba en lo que intentaba tragar inútilmente su saliva que envolvía el miembro ajeno, sintiendo cómo se deslizaba de a poco por la longitud hasta acumularse en los comisuras de sus labios. Cristian estaba fascinado con la idea de mantener al rubio de esa forma por un tiempo.
Le encantaba cómo su boca parecía amoldarse a su pene y se preguntó si Lisandro había hecho eso antes como para que Alejandro fuera capaz de no ahogarse por estar tanto tiempo en esa situación.
—Si… Está muy apretado —comentó, seguido soltando un gemido por cómo se sentía que su miembro literalmente vibrara por los sonidos que emitía el madrileño—. Parece como si estuviera hecho para esto.
—Bueno, entrené bien a mi cachorrito, ¿no es cierto? —respondió el entrerriano, curvando sus dedos dentro del menor y provocando que el agarre en su muñeca se afianzara a la vez que le sacaba un gemido al chico.
No esperaba una respuesta en sí porque claramente Alejandro no podría contestarle con palabras, pero quería que Cristian viera que era capaz de deshacerlo por el placer que le causaban todas las sensaciones.
—Supongo que yo también te entrené bien —soltó, descolocando un poco al mayor y Cuti sonrió por eso.
Licha podía dominar a alguien pero jamás se iba a olvidar lo que era ser dominado por otra persona.
No dijo nada y solo se concentró en darle placer al madrileño porque si el chico la pasaba bien, entonces él también. Y definitivamente sentir las paredes del menor apretándose contra sus dedos a la vez que rasguñaba la piel de su muñeca le producía cosas.
Su burbuja de lujuria se quebró un poco al sentir los pequeños toques que le daba el medio argentino en su muñeca.
—Pará, Cris —le indicó al cordobés, sacando sus dedos del interior ajeno, tal vez un poco más brusco de lo que hubiera preferido pero se alarmó un poco porque Alejandro hubiera usado su seña de seguridad.
Limpió sus dedos en su propia remera y los llevó hasta el collar del chico, metiendo estos entre su cuello y el cuero para así poder aplicar fuerza para levantarlo, junto con su otra mano sosteniendo sus hombros por enfrente de su cuerpo para no ahogarlo.
Cuando el español pudo apoyar su espalda contra el pecho vestido de su novio y recargar su cuerpo contra él, Lisandro quitó su mano del agarre en el collar y llevó esta hasta la cintura del chico para poder acariciarla con cariño.
—¿Estás bien? —preguntó con preocupación en su tono de voz, tenía mucho miedo de que volviera a entrar en ese trance por lo reciente que había sido la experiencia.
Y se puso peor al no obtener una respuesta.
—Alejandro —lo llamó, a punto de voltearlo para mirarlo a los ojos.
—Si, si… Estoy bien, perdón —respondió el rubio con la voz algo ronca, al ver que había preocupado a Lisandro más de lo que había querido.
Solo había estado intentando acostumbrarse a no tener nada en su boca después de lo intenso que había sido eso, y ni hablar de lo agitado y lleno de baba que había quedado. Cristian lo miró con cierta gracia, pero igual acercó sus manos a él para limpiar los restos de saliva que no había podido tragar y se habían escapado por sus comisuras.
—Le acabo de abrir la garganta es lógico que no responda al toque, calmate un poco, Licha —le pidió el cordobés a su amigo, llevando su pulgar hasta los labios hinchados de Alejandro, simplemente apoyándolo encima de su labio inferior mientras el menor tenía la boca entreabierta al intentar regular su respiración.
—¿Por qué usaste tu seña de seguridad, Ale? —insistió casi ignorando a Cristian, solo porque no podía no preocuparse por eso así sin más.
Estaba a cargo de la integridad tanto física como mental de su novio, no podía no darle importancia. Aunque tal vez estuviera dándole demasiada.
Licha vio la acción del contrario y solo le manoteó la mano para que no distrajera al rubio de su pregunta, cosa que pareció molestar al cordobés porque lo vio fruncir el ceño mientras lo miraba.
Cuti se inclinó ligeramente hacia adelante con su cuerpo solamente para alcanzar el mentón del entrerriano, apretándolo entre sus dedos para aplicar una fuerza que lo trajera a la realidad y le permitiera mirarlo. Cristian ya había visto cómo era el brillo en los ojos de Alejandro cuando entraba en ese estado y definitivamente ahora no lo veía.
—Te vas a calmar, Lisandro —le ordenó y el gualeyo se sintió como las primeras veces en las que experimentaron cosas juntos—. Alejandro está bien —le aseguró a la vez que lo miraba fijamente para darle algún tipo de seguridad.
El gualeyo asintió suavemente para luego bajar la mirada, intentando calmar esa ansiedad que le producía la situación.
Sus manos terminaron en las esposas del menor y simplemente las destrabó, provocando que los brazos del rubio cayeran a sus costados casi en un peso muerto. Dejó las esposas en el piso y masajeó sutilmente los brazos ajenos porque seguro estaban un poco entumecidos.
Alejandro se escapó con suavidad de su agarre y se volteó hacia él, pasando sus manos por encima de sus hombros para acercarlo a él.
—Estoy bien, Lisi —le aseguró, inclinándose hacia el entrerriano para dejar un corto beso en sus labios en lo que el mayor llevaba sus manos hasta su cintura.
El gentil contacto en su cuerpo lo relajó.
—Si algo te molestó, necesito que me lo digas.
—No, no fue nada de eso —respondió rápidamente, sintiendo su rostro calentarse porque no sabía cómo decírselo y que Cristian no lo escuchara porque le avergonzaba. La expresión de Lisandro era un claro "¿Y entonces?" por la que se vio obligado a contarle aunque se muriera de vergüenza.
Con suavidad terminó de envolver sus brazos alrededor de su novio y apoyó su rostro en la curvatura de su cuello, inspirando el aroma de la colonia del mayor con la esperanza de que eso le diera la fuerza suficiente como para hablar.
No quería decirlo porque lo avergonzaba, y tampoco quería que fuera algo que Cuti usara después para burlarse, era un miedo que tenía que enfrentar porque una parte suya sabía que el cordobés no iba a decir nada, pero tampoco lo conocía del todo como para asegurarlo al cien por ciento.
—Solo… No me quería venir así —murmuró contra su cuello, sintiendo la mano de Lisandro acariciar los mechones de su cabello rubio en una caricia bastante suave y gentil, mientras la otra seguía en su cintura.
—¿Cómo querés hacerlo entonces? —consultó bajando su volumen de voz por lo cerca que estaban ahora el uno del otro, sentía que si hablaba más fuerte iba a perturbar el ambiente.
—Elígelo tú, es tu cumpleaños, yo solo soy tu regalo —le ofreció y Licha rió suavemente con ternura por sus palabras.
—No, también sos mi novio —respondió en cambio, llevando una mano hasta la mejilla del chico para sostenerlo y poder atraerlo hacia sus labios, conectándolos en un beso un poco húmedo, pero sin dejar de mostrarle lo mucho que lo quería.
En esos momentos ya no le importaba ese juego que estaban jugando, solo quería hacer sentir bien al rubio porque eso le daba placer a sí mismo. Aunque siempre se lo dijera, quería mostrarle al menor lo valioso que era y lo bien que estaba pasándola en su cumpleaños gracias a él y al cordobés.
Cuando se separó del rubio, miró por unos segundos a Cristian, quien no había dejado de mirarlos en ningún momento mientras se besaban. Solo le dirigió una suave sonrisa, con la esperanza que entendiera lo que estaba diciéndole en silencio, antes de volver su atención a su novio.
Lisandro se levantó del piso y agarró la correa de la parte de cadenas para tirar de esta e indicarle a Alejandro que se parara, amando la sensación de ahogar al madrileño con un acto tan simple como ese.
—Levantate —le ordenó, viendo al chico obedecerle con rapidez y sonriendo por eso. Estaba fascinado con lo poderoso que se sentía en ese momento y con el hecho de que Alejandro confiara tanto en él como para dejar que tuviera ese poder.
Lisandro soltó la correa y lo acercó hasta su cuerpo, rodeando su cadera con sus manos mientras llevaba sus labios hasta su hombro, empezando a dejar suaves besos en su piel.
Su mirada se cruzó con la del cordobés y no pudo evitar sonreír con emoción por la idea que había surgido en su cabeza.
—Cuti, ¿podrías ayudarme a prepararlo? —le pidió con los ojos brillándoles por lo mucho que quería ver al menor gimiendo por el placer que le daba el contrario.
—Con gusto —respondió en broma, acomodándose detrás del madrileño aún sentado en la cama, dejando de acariciar su miembro para llevar sus manos hasta los glúteos del rubio y abrirlos, dejando a la vista su entrada—. ¿Cuántos dedos? —consultó, tentado a lamer su esfínter.
Tampoco se privó de hacerlo. Nunca le dijeron que no podía hacer eso.
Lisandro tuvo que mirar por encima del hombro de Alejandro para ver por qué el chico había gemido y la verdad es que le encantó ver al español retorciéndose al sentir la lengua del cordobés abriendo sus paredes y lamiendo lo que podía.
—Cuatro están bien. —Su respuesta llamó la atención del rubio, quien lo miró con confusión y algo de sorpresa.
Normalmente Licha lo preparaba con dos porque le encantaba sentir el ardor en sus paredes cuando lo embestía hasta que no tuviera otra opción que amoldarse al miembro del entrerriano. Por eso, en esos momentos se preguntó qué pasaba por la cabeza del mayor como para pedirle eso.
De todas formas, no fue algo en lo que se concentró demasiado porque simplemente no pudo hacerlo al sentir cómo dos dedos del cordobés abrían su interior mientras su lengua aún seguía lamiendo la zona erógena, aprovechando para meterla más ahora que con sus dedos estaba abriéndolo como si fueran tijeras.
Alejandro no pudo quedarse quieto, escondiendo su rostro en el cuello de su novio porque le daba vergüenza que viera cómo disfrutaba que otra persona lo tocara. Todavía no sabía cómo iba a aguantar no correrse antes de siquiera poder sentir a alguno de los dos dentro suyo.
Alguno de los dos…
Ese pensamiento hizo que su cuerpo temblara ante el escenario que se imaginó en su cabeza y no pudo sacárselo. Un escenario donde él estaba entre los dos centrales y Cristian embestía su garganta, ahogándolo con su pija, mientras su novio se lo cogía, sin poder hacer otra cosa más que someterse a lo que quisieran hacerle los dos argentinos.
Cristian separó su boca del interior del madrileño y, en su lugar, llevó su boca hasta sus glúteos, mordiendo la suave y pálida piel solo porque quería ver cómo su tez se volvía roja por la fuerza que había aplicado con sus dientes
Lisandro solo sonrió al ver lo mucho que parecía estar disfrutando por los pequeños temblores que tenía su cuerpo y los gemidos que ahogaba contra su hombro, pero pronto su sonrisa desapareció al ver por qué.
—Te dije que nada de marcas, Cristian —lo "retó", aunque el cordobés solo lo miró con una sonrisa, sin despegar su mirada de él mientras volvía a morder la piel del chico sin dejar de mover sus dedos dentro suyo.
—¿Quién más va a ver su orto, además de vos? —soltó como si fuera lo más normal del mundo.
En realidad, Lisandro no quería que le dejara marcas porque era posesivo y celoso con su novio cuando quería, y en esos momentos no le gustaba que su piel tuviera marcas de otras personas.
Pero tampoco supo qué responder porque ciertamente Cristian tenía razón, nadie más además de él lo vería de esa forma. Tampoco era que le enojaba tanto que el cordobés lo hubiera hecho porque bueno, Cuti era Cuti, y a Alejandro no parecía haberle disgustado.
Podía hacer una excepción por esa vez.
—¿Querés que lo prepare solamente? —cuestionó Cristian y Lisandro lo miró por encima del hombro, al no entender a qué se estaba refiriendo el defensor. Le dio un poco de desconfianza aceptar porque aún seguía en su modo "no hieras a mi pichón o te cago a piñas"—. Vos sabés cuál es la mejor posición para esto –soltó por fin, separando sus manos del menor y obteniendo un quejido por la pérdida de contacto.
Licha no dijo nada y solo soltó la correa del collar para que Cristian pudiera hacer lo que quisiera.
El rubio lo miró a los ojos suavemente con cierto brillo que identificó como miedo, por lo que sus manos acariciaron sus mejillas antes de darle un corto pico en los labios y dedicarle una sonrisa.
—No necesitas pensar en nada, Ale. Yo te cuido —mencionó mientras acariciaba su mejilla.
El mitad argentino lo miró por unos segundos antes de asentir con la cabeza ligeramente, aún un poco tenso por la situación.
Pero fue muy distinto cuando Lisandro le pidió que se subiera a la cama y apoyara sus manos y sus rodillas en esta. Licha se sentó cerca del respaldar para así poder apoyar su espalda contra esta. En ningún momento soltó la correa y aprovechó el momento para aplicar presión y hacer que Alejandro se inclinará hacia adelante, apoyando su mejilla en la cama.
Vio la expresión de vergüenza en el rostro del chico, por lo que llevó su mano a sus mechones para consolarlo. El madrileño, de igual manera, se removió en el lugar, queriendo escapar de esa posición tan humillante.
La mano que antes era una caricia gentil, ahora aplico presión hacia abajo, reteniendo al menor en el lugar.
—No, te vas a quedar así hasta que Cris termine de prepararte —le ordenó y el cordobés no se hizo de rogar, acercándose a la cama nuevamente para sentarse en el espacio entre las piernas del chico.
Alejandro soltó un pequeño gemido de vergüenza e intentó mover su cara para esconderla y que ninguno de los dos viera su expresión en esos momentos, pero su novio lo retuvo en el lugar, sin dejarle otra opción más que enfrentarse a esa humillación.
Cuando volvió a sentir la intromisión de los dedos del morocho, no pudo evitar gemir fuerte porque esta vez había metido tres directamente y su interior ardió por la repentina apertura. Cristian se lamió los labios al ver cómo el cuerpo del menor reaccionaba cuando no había hecho nada siquiera.
—Parece que estás tan acostumbrado a que te cojan que tu cuerpo se dilata solo —comentó el cordobés, demasiado atraído por la vista que tenía enfrente suyo. Empezaba a considerar decirle a Lisandro que lo invitara más seguido.
Alejandro no se pudo callar cuando sintió sus dedos llegar hasta ese punto que, gracias a la posición, era mucho más accesible. Los dedos de sus pies se curvaron y jadeo al volver a sentir repetidamente, sintiendo su cuerpo llenarse de pequeñas corrientes eléctricas que recorrían todo su cuerpo.
El rubio solo pudo agarrar las sábanas debajo suyo con sus manos, intentando liberar el placer de otra forma que no sea gimiendo porque le daba vergüenza cómo sonaba su voz, rota y más aguda que de costumbre.
—Dejame cogerlo, Licha —pidió el cordobés, mirando al mencionado mientras seguía moviendo sus dedos dentro y fuera del esfínter, curvándolos y de a poco dilatándolo para lo que harían—. Te prometo que lo voy a hacer disfrutar, le voy a romper el orto hasta que llore y me ruegue que deje de llenarlo de leche.
Lisandro solo pudo jadear ante el comentario de su amigo, habiéndose olvidado de lo mal hablado que era.
Pero la imagen de Alejandro llorando de placer, con el espeso líquido blanco bajando por sus muslos, hizo que su miembro se pusiera más duro de lo que estaba, por lo que optó por soltar al rubio y desabrochar su pantalón para poder liberar su miembro de su ropa. A esas alturas ya empezaba a dolerle que estuviera bajo la apretada tela de su ropa interior.
—N-no… —intentó hablar el contrario, balbuceando mientras su espalda se arqueaba. Sentía que se iba a correr pronto si Cristian seguía presionando esa bolita de nervios—. Necesito-
El chico se trabó con sus palabras, sintiendo su cuerpo temblar por el placer que estaba sintiendo.
—No te entiendo, Ale —se burló Lisandro ligeramente mientras acariciaba su miembro con una mano y con la otra despejaba la frente del rubio de sus mechones húmedos por el sudor.
—Quiero correrme, por favor —le rogó, empezando a babear contra la sábana al no poder cerrar la boca por su necesidad de sollozar.
—Mhmm… —dijo el entrerriano, fingiendo pensarlo por unos momentos—. No —respondió con una sonrisa.
Alejandro lloriqueó en el lugar ante la negación, sintiendo sus ojos cristalizarse por la mezcla de placer y frustración porque no sabía cuánto iba a soportar eso su cuerpo.
Después de unos minutos donde Cristian lo torturó con sus dedos, los sacó de su interior y el madrileño solo pudo gemir al sentirse nuevamente vacío, con su interior apretándose alrededor de la nada en busca de algo que lo llenara.
Antes de que pudiera hacer algo más, sintió el tirón en su cuello, recordándole que tenía puesto el collar y que Lisandro lo estaba agarrando.
Con los brazos temblándole por la falta de fuerza, se levantó para encontrarse con el mayor masturbándose enfrente suyo. Su mirada no pudo evitar dirigirse hacia su miembro duro, sintiendo un cosquilleo bajo su piel al pensar en la situación en la que se encontraba.
Estaba ansioso y desesperado por sentir al mayor dentro suyo.
—Vení acá —le indicó, dejando de tocarse para palmear su regazo, acomodándose en la cama para estar cómodo.
El chico no tardó más que unos segundos en cumplir su pedido, permitiéndose la libertad de empezar un beso con el entrerriano mientras se movía encima suyo, sintiendo el roce de sus miembros que provocó que gimiera contra su boca y cortara el beso.
—¿Ya estás desesperado? —mencionó mientras acariciaba su cintura. Alejandro solo asintió varias veces con la cabeza, queriendo demasiado que se lo cogiera—. Bueno, si tanto querés, hacé vos el trabajo —dijo, dedicándole una sonrisa media desafiante.
El madrileño se mordió el labio inferior con cierto nerviosismo pero igual se acomodó en sus piernas, queriendo encontrar una posición cómoda para hacer aquello.
Cuando la punta de su miembro se presionó contra la entrada del chico, jadeó por lo apretado que estaba a pesar de que Cristian lo había preparado. Se preguntó si iba a poder soportar lo que estaba planeando hacer con el otro defensor. Pero pronto dejó aquello en un segundo plano de su mente al sentir las calientes paredes ajenas aprisionar su pene.
Jamás se iba a cansar de ver a Alejandro en ese estado porque era demasiado atractivo ver cómo su cabello rubio se pegaba a su frente por el sudor, sus ojos cerrados por el placer que estaba sintiendo, la boca entreabierta mientras dejaba salir pequeños jadeos cada vez que se movía y sus mejillas con cierto tono rojizo por la vergüenza.
Terminó ayudándolo con sus movimientos, apoyando sus manos en su cintura para que pudiera continuar con la acción porque a veces se detenía al no poder soportar su propio peso y se quedaba quieto encima suyo.
Enroscó la correa en su mano y tiró de esta para abajo, solo para que cada vez que subiera sintiera la presión y se obligara a bajar con fuerza para no ahorcarse.
Su vista se enfocó detrás del chico y pronto sintió una de las manos del cordobés rozar la suya en la cintura del rubio, mientras la otra terminó en la espalda del menor, empujándolo hacia adelante e interrumpiendo su acción. Alejandro se removió con cierta molestia al sentir que casi ni se podía mover y el pene del entrerriano palpitando dentro suyo no ayudaba para nada.
—Me parece que no estás abriendo bien tu regalo —comentó Cristian, siguiendo con su juego de que Alejandro era el regalo de cumpleaños.
El madrileño lo miró de costado, algo alarmado por su comentario porque había entendido a dónde quería llegar el cordobés. Y él no sabía si estaba preparado para eso.
Ni siquiera tuvo tiempo de refutar algo cuando sintió el glande del miembro del morocho presionarse contra él, buscando abrir su interior para entrar también. El menor no supo qué hacer en ese momento, optando por esconderse en el cuello de su novio mientras gemía por el estiramiento.
Los dedos de Cristian se enredaron en los mechones rubios del chico y tiró de estos para despegarlo del cuerpo de Lisandro, provocando que usara sus manos para sostenerse.
—Dale, putita. Mostrale a Licha cómo te encanta que te rompan el orto. —El trato brusco lo hizo gemir y no pudo dejar de hacerlo mientras sentía que entraba cada vez más profundo.
El ardor se apoderó de su cuerpo y sus ojos se cristalizaron por el dolor que invadió su cuerpo en una sensación que no había experimentado nunca. La mezcla de sentimientos hizo que se apoyara con una mano en el pecho de su novio, mientras la otra la llevaba hasta su cintura, donde estaba la del cordobés.
—Duele… —murmuró casi sin aire, sintiendo que cualquier mínimo movimiento empeoraría la situación.
Más allá de eso, le gustaba. Le gustaba sentir cómo su interior se intentaba expandir para acomodarse a sus miembros, contrayéndose y dilatándose contra ambos, encerrándolos entre sus paredes calientes mientras buscaba aferrarse a algo.
Licha acarició su cintura esta vez queriendo distraerlo del dolor, indicándole con la mirada a Cristian que se quedara quieto y lo soltara hasta que se acostumbrara.
El gualeyo se inclinó apenas para poder conectar sus labios con el menor, buscando alguna forma de que se relajara para que no le doliera más. Cristian dejó unos pequeños besos en su cuello logrando que relajara su cuerpo.
Para cuando el cordobés empezó a moverse, Alejandro rompió el beso con su novio para poder jadear aunque le costara respirar correctamente. Solo pudo cerrar los ojos al pensar bien la situación en la que se encontraba.
Le daba vergüenza estar disfrutando de que dos hombres lo penetraran y lo trataran de esa forma. Su yo de hace meses se hubiera ido de Mánchester antes de siquiera pensar en esa posibilidad.
La mirada de Alejandro perdió cierto brillo y Lisandro supo que solo estaba intentando dejarse llevar en esa situación, pero también podía rozar ese punto frágil, así que se mantuvo atento a sus acciones.
Nadie le dijo que iba a ser tan difícil concentrarse en esa situación.
Los ojitos del madrileño llorosos, mirándolo con deseo mientras no hacía el mínimo esfuerzo para callar los sonidos que estaba soltando, sus manos apoyadas en sus hombros para no caer encima suyo y sus mejillas sonrojadas por la excitación y la vergüenza. Pero se sentía tan lejano que en el fondo le atemorizaba. Solo se podía concentrar en la vista en frente suyo y en el miembro de Cristian rozando el suyo constantemente por los movimientos que hacían sus caderas.
Llevó una mano hacia la muñeca del cordobés, agarrándola con la desesperación de que lo ayudara a no caer en ese fondo aunque su cuerpo le exigiera que apagara su cerebro y solo disfrutara.
Cristian disminuyó la velocidad de sus movimientos y observó al entrerriano, preocupado por el repentino contacto. No le hizo falta demasiado para entender por qué los ojitos del mayor lo buscaban desesperadamente.
—Si necesitas relajarte, hacelo, Licha —contestó, queriendo transmitirle confianza. Lisandro negó con la cabeza varias veces, sin querer entrar en ese estado porque le resultaba muy agotador después salir de él.
Lo que más le alarmaba es que no era como había experimentado varias veces, no lo era como cuando lo había experimentado con Cristian. Su necesidad por saber si Alejandro estaba bien y si la estaba pasando bien era mayor a cualquier cosa, pero también se sentía perdido. Se sentía en un limbo entre esa necesidad y querer que el cordobés se hiciera cargo de él para no pensar en nada más que en el placer.
Pero no podía, no se sentía seguro dejándose llevar y dejando al madrileño en ese estado. No porque no confiara en Cristian, sino porque era muy protector con el rubio y no quería que le pasara nada grave.
El cordobés se acercó hacia el delantero y le susurró algo que Lisandro no terminó de comprender.
Los ojitos de Alejandro lo miraron hasta que decidió inclinarse hacia él para darle un beso en los labios mientras acariciaba su piel como podía. Bajó sus besos por el cuello del mayor y Licha no pudo evitar gemir al sentir que chupaba, aprisionando su piel entre sus dientes.
—Ale… —lo llamó, en parte sorprendido por el repentino actuar del menor. Si bien Alejandro a veces era "territorial" con él, no solía ser de las personas que dejaran marcas.
—Estoy bien, quiero que hoy disfrutes —dijo, haciendo una pequeña mueca al sentir cómo Cuti salía de dentro suyo.
Las paredes del menor se apretaron alrededor de su miembro y gimió por lo bien que se sintió, llevando sus manos a los muslos ajenos para apretarlos, sosteniendo aún la correa de su collar con su mano izquierda.
—Levantate, Ale —le pidió el cordobés, dándole una pequeña palmada en la espalda baja. El rubio le hizo caso y se movió del lugar, sacándole otro gemido al entrerriano por la pérdida de ese calor que lo rodeaba.
Ahora con más espacio, Cuti pasó sus manos por debajo de las rodillas del entrerriano, tirando de estas para que se recostara en la cama. Su mente se nubló por unos segundos al sentir el agarre firme que lo transportó a recuerdos de los encuentros que habían tenido entre los dos.
El pelinegro hizo que sus piernas quedaran a los lados de su cintura y Lisandro apoyó sus manos en el pecho del cordobés cuando este se intentó inclinar hacia él.
Su mirada se encontró por varios segundos con la suya y Cristian pudo ver el temor reflejado en sus ojos, probablemente por lo mareado que se sentía. O más bien, que él, de alguna manera, lo había hecho sentir.
El cordobés se había hecho la idea de que no iba a poder dirigirle ese trato a él, porque lo abrumaría estar de los dos lados a la vez, por eso estuvo centrando su atención en Alejandro. Pero no estaba muy convencido de que Lisandro la estuviera pasando bien al cien porciento. Presentía que en el fondo tenía pensamientos que no dejaban que se relajara completamente y más por lo que había pasado hace un rato.
—¿Confiás en mí? —preguntó, aunque ya supiera su respuesta. Con una de sus manos acomodó los mechones que caían sobre la frente del mayor, queriendo de alguna forma transmitirle algún sentimiento positivo, queriendo que confiara en él para hacer eso.
—Sí, pero Ale… —murmuró Lisandro, desviando su mirada hacia el chico, quien se mantuvo de rodillas a un lado de ellos, mirándolos a los dos con curiosidad.
Lisandro lo conocía muy bien cómo para saber que no estaba del todo en sus cabales porque si no fuera así no estaría obedeciendo a todo lo que le dijera Cristian. No quería dejarlo solo en ese momento, temía mucho volver a ver esa mirada asustada y vacía que había visto antes.
—Yo lo voy a cuidar, no te preocupes por él —le prometió, acercándose a él con la esperanza de que no lo volviera a detener y poder hacer lo que tenía pensado desde un principio para calmarlo.
Fue directo a su cuello, dejando pequeños besos en su piel desnuda mientras que con sus manos agarraba el borde de su remera, cortando sus besos simplemente para poder desnudarlo por completo.
Bajó sus besos por sus hombros, por su pecho hasta que llegó a su abdomen y la posición le permitió hacerlo cómodamente. Acarició su cintura con sus manos y se acercó a él para rozar su miembro en su entrada. Lisandro dejó de pensar realmente cuando sintió al menor presionar contra su entrada, obligando a su cuerpo a recibirlo. El placer que le dio ese dolor le nubló los pensamientos y no pudo decir nada al respecto, dirigiendo su atención a lo mucho que intentaba su cuerpo relajarse.
Sus manos fueron a parar a los músculos de los brazos del cordobés, clavando sus uñas en su piel mientras se retorcía por cómo se sentía el contacto seco.
—Voy a hacer que te acostumbres de nuevo a tener el orto lleno —soltó el pelinegro, moviendo apenas sus caderas para tantear el "terreno" aunque terminó quedándose quieto al ver la expresión de dolor en el rostro del entrerriano.
Cristian acarició su cintura con suavidad, siendo paciente par que se acostumbrara a él porque era lógico que no lo pudiera soportar después de meses desde la última vez que hicieron algo juntos pero sabía que a Lisandro le gustaba cuando era áspero. En el fondo, era un masoquista de mierda.
Alejandro se acercó a su novio, inclinándose sobre él para poder besarlo y ayudarlo también de esa forma a relajarse. Licha no tardó en abrir su boca, recibiéndolo gustoso, uniendo sus lenguas mientras separaba una de sus manos del cuerpo del cordobés para así poder llevarla a la nuca del rubio, atrayéndolo más hacia él con algo de desesperación por tenerlo cerca suyo.
Cristian lo conocía lo suficiente como para saber que disfrutaba de ese trato aunque después requiriera muchos cuidados porque se sentía vulnerable.
A pesar de la insistencia en el beso, el gualeyo se vio obligado a interrumpirlo por un gemido al sentir al pelinegro moverse dentro suyo.
Alejandro se quedó mirando su expresión de cerca, con los ojos brillándoles al verlo de esa forma que nunca había visto en el mayor.
—¿Viste qué lindo que es, Ale? —comentó mientras sostenía con firmeza las piernas del entrerriano para embestirlo con fuerza. El madrileño asintió suavemente y sonrió con ligereza, llevando una mano a la mejilla de su novio para acariciarla.
La mirada de Licha estaba borrosa, no solo por las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos, sino porque no lograba enfocar su atención en ningún punto en específico. Su mente estaba borrosa y solo quería seguir sintiendo esa caricia por parte de Alejandro.
—Tal vez… —empezó a hablar, haciendo una leve pausa en sus palabras y en sus movimientos—. Tal vez debería enseñarte cómo ponerlo así de bonito. —Alejandro se volteó hacia él ante sus palabras, un poco sorprendido por lo que había dicho.
Cristian le devolvió la mirada y sonrió, retomando sus movimientos. No supo qué decir porque nunca había hablado sobre eso con su novio, y a él tampoco se le había pasado por la cabeza cambiar de "roles" alguna vez.
Pero la idea de que Lisandro estuviera de esa forma por algo que él hacía se plantó en su cabeza y no la pudo sacar de ahí.
—Aunque conociendo a Licha, probablemente seas vos el que llore, pero igual te va a encantar sentirlo en tu pija —acotó con una sonrisa, demasiado orgulloso de que solo con él fuera totalmente sumiso. Si era sincero, le subía el ego.
El entrerriano solo pudo abrir la boca en un intento de hablar y contradecirlo, pero solo terminó gimiendo por lo bien que ahora se sentía con su cuerpo habiéndose acostumbrado al menor abriéndolo.
Aún sentía cómo rozaba ásperamente sus paredes cada vez que se movía en su vaivén, pero se había acostumbrado al ardor y ahora estaba disfrutándolo, al punto de sentir su cuerpo hormiguear donde sea que lo tocaran. No podía pensar una frase coherente y mucho menos abrir la boca sin terminar gimiendo.
Soltó la correa de Alejandro y clavó sus manos en los hombros de Cristian al sentir cómo tocaba ese punto sensible dentro suyo. Cristian solo sonrió y continuó con los movimientos, sintiendo los espasmos que sufrían los músculos de sus piernas bajo su agarre.
—Cris… —logró decir el mayor, mirándolo con la boca entreabierta por lo agitado que estaba. El cordobés no necesitó más que eso para saber que estaba por correrse, así que soltó una de sus piernas y llevó su mano libre hasta el miembro ajeno.
Licha se retorció ante la sobreestimulación y se le terminó de nublar la vista cuando su semen empezó a manchar su abdomen.
Cristian hizo el esfuerzo para no correrse dentro del gualeyo, saliendo de su interior mientras obtenía un quejido por haberlo hecho tan rápido. Se acercó al mayor por un costado y le hizo una seña a Alejandro para que lo imitara, quedando ambos de rodillas a sus lados.
—Abrí la boca, lindo —le ordenó, golpeando ligeramente los labios del chico con el glande de su miembro.
En su momento de bajada del éxtasis, Lisandro le hizo caso, sacando la lengua mientras veía a Alejandro desde su posición, ansioso por sentir el líquido espeso de los dos en su boca.
El madrileño fue el primero en correrse, intentando no dejar caer nada fuera de la cavidad bucal del rubio teñido, y Cristian no pudo contenerse más al ver la imagen de Lisandro intentando no ahogarse con el esperma de su novio.
La mano izquierda del capitalino fue hasta la nuca del mayor, aplicando fuerza para intentar que enderezara un poco la cabeza hacia adelante.
—Cuidado, no te vayas a ahogar, Lisi —le comentó con un tono suave, mirando al chico tragar el líquido espeso como podía, agradeciendo la nueva posición por unos segundos aunque fuera incómoda mantenerla por sí mismo.
Cuando la respiración de los tres se calmó, el pelinegro se inclinó hacia el otro central, dejando un pequeño beso en su mejilla para después acariciar su cabello, moviendo los mechones que se habían pegado a su frente por el sudor.
Cristian sabía de sobra cómo se ponía después de coger, y más cuando entraba en ese estado, así que supuso que ahora que había ocurrido algo similar, Lisandro necesitaría de que lo trataran y le dijeran cosas lindas. La mirada de los dos centrales se conectaron y Cuti le sonrió con ternura, intentando pensar en cómo sacarlo de ese estado sin lastimarlo.
—Qué bonito sos, portándote bien —lo elogió y se sintió feliz al ver los ojitos ajenos recuperar el brillo.
Alejandro se acostó a su lado y lo abrazó, empezando a dejar besos en su hombro con cariño.
—Voy a ir a buscar algo para limpiarnos, ¿sí? Ale te va a cuidar por mientras —dijo, bajando su mano para acariciarle la mejilla. A pesar de que pudo ver cierto miedo en sus ojos, se obligó a separarse porque quería limpiarlos a los tres antes de dormirse.
El chico de doble nacionalidad lo miró con preocupación porque nunca había cuidado a alguien, siempre era Licha el que lo cuidaba, por eso le daba miedo hacer algo que lo lastimara. Pero de todas formas se armó de valor porque se trataba de su novio y por nada en la vida lo iba a dejar solo.
Cuando se encontró allí solo con el mayor, se inclinó hacia la mesa de noche para alcanzar el agua que había traído Cristian hace un rato.
—Tomá —le ofreció, sentándose a su lado.
Lisandro agarró la botella y se enderezó en la cama, antes de abrirla y beber un poco. Mientras, Alejandro se movió un poco para apoyar su cabeza en el hombro del chico, pasando sus manos por su torso para rodearlo y abrazarlo.
—¿Te gustó el regalo? —consultó con un poco de temor porque no había ocurrido como habían planeado las cosas y tal vez Licha no estuvo del todo cómodo con la situación.
El gualeyo le sonrió y asintió con la cabeza, apoyándola después sobre la suya con cariño.
—Gracias, bonito —comentó, pasando una mano por su espalda, abrazándolo con el brazo que no tenía ocupado.
—No sabía que te gustaba que te trataran así… —mencionó el madrileño, observando las marcas que había dejado el cordobés en su cuello, gustándole cómo la piel morena del chico se había tornado ligeramente morada.
Licha sintió su rostro calentarse por el comentario, sintiéndose tímido por la situación porque ciertamente esa era una faceta que nunca le había mostrado a Alejandro y le había tomado de improvisto. No estaba muy seguro de haber querido mostrárselo, pero en ese momento no lo pensó demasiado.
En el fondo, tenía miedo de que eso cambiara la forma de verlo.
—Son diferentes situaciones —respondió, intentando no pensar demasiado en eso.
—¿Yo también te puedo tratar así?
La pregunta lo tomó desprevenido y se quedó sin palabras por unos segundos, pensando en demasiados escenarios para el poco tiempo que pasó.
Dejó la botella de agua sobre la cama y usó su mano ahora libre para agarrar la correa que había soltado hace un rato. Tiró de esta, moviendo la cabeza del chico hacia abajo por unos centímetros, lo suficiente como para ahogarlo por unos segundos.
—No te desubiqués, cachorrito —dijo, soltando la correa para que se pudiera mover con libertad.
Alejandro se enderezó y lo miró con un puchero en sus labios y el ceño fruncido. Lisandro solo pudo sonreír por la ternura que le dio el gesto y se inclinó hacia él para conectar sus labios por unos segundos.
Cuando se separó, vio de reojo a Cristian regresar a la pieza con dos toallas húmedas y él aparentemente ya limpio.
—Después lo hablamos —le prometió, sin descartar la idea por completo porque no le desagradaba pensar en alguna vez dejar que se lo cogiera, aunque probablemente fuera como insinuó el cordobés porque con él tenía un trato especial, no era capaz de experimentar lo mismo con otra persona.
El morocho se acercó a ellos con una ligera sonrisa al ver que Lisandro ya estaba mejor, por lo que al llegar a su lado lo primero que hizo fue besar su hombro desnudo.
—¿Ya estás mejor? —consultó y el más bajito asintió con la cabeza, dejando que limpiara su cuerpo con una de las toallas no sin antes entregarle la otra a Alejandro para que se limpiara también.
Licha ayudó al menor a asearse y después se levantó para buscar su ropa y la de los dos chicos, sentándose nuevamente en la cama. Él se puso un bóxer y una camiseta, siendo imitado por su novio y Cristian, de no ser porque el pelinegro empezó a ponerse las medias y su pantalón.
Lisandro tiró de su brazo para llamar su atención.
—Ya es tarde, ni en pedo voy a dejar que te vayas a esta hora —le comentó, ganándose una sonrisa de parte del chico, aunque era una sonrisa un poco insegura—. No me molesta que te quedes.
—¿Y a tu novio? —preguntó, ganándose la mirada del medio español, con quien conectó miradas y Lisandro terminó uniéndose en las miradas.
Alejandro se sintió un poco intimidado y avergonzado porque repentinamente estuvieran mirándolo los dos, pero solo negó con la cabeza, dándole permiso a quedarse.
Cristian intentó levantarse nuevamente para ir al living a dormir pero Lisandro lo retuvo en la cama, a lo que respondió con una mueca confundida.
—Podés dormir con nosotros —ofreció, un poco tímido porque definitivamente no todos los días dormías con tu mejor amigo y tu novio después de haber cogido.
—¿Qué querés, que mañana te despierte cogiéndote? —bromeó, volviendo a la cama y acomodándose en la cama para acostarse al lado de los dos chicos.
Lisandro se puso colorado pero igual se rió ligeramente, capaz por los nervios.
—Tal vez —respondió, siguiéndole la broma, observando a Alejandro mirarlos con ciertos ojos de recelo.
El menor lo rodeó con los brazos y lo atrajo a su cuerpo, apoyando su mentón en el hombro del teñido.
—Basta, solo te lo presté esta vez —comentó, afianzando el agarre solo porque no quería que Cristian lo volviera a tocar.
El cordobés solo se rió de su actitud, mirándolo con una ceja levantada y una mueca burlesca.
—¿No querés entonces que me lo coga mientras vos lo ahogas y lo hacés llorar? —soltó, sin ningún tipo de filtro.
Ahora era Alejandro el que estaba rojo por la vergüenza.
Lisandro solo pudo pensar que tal vez podía acostumbrarse a esos encuentros y a esa nueva faceta que no conocía de su novio.
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Text
ナイトクローラー (Nightcrawler) /After the Rain (そらるxまふまふ)
(“Rondador nocturno”. Traducción de la letra.)
ஜ ಌ ஜஜ ಌ ஜஜ ಌ ஜஜ ಌ ஜஜ ಌ ஜ
「Huiré hacia la noche」
Portando una capucha holgada y de gran tamaño, con las suelas de mis zapatos que han sido aplastadas
, pero a pesar de que lo odio y los haga fulminar con la mirada, mi sensación de "equilibrio" ya no puede ser recuperado
De repente se me viene este pensamiento de, si no fuera por estos rayos de sol, no habría ni una sola sombra
Así que no creo que sea poca la diferencia entre uno y otro, ¿o si?
Clic, clic, clac; al escuchar esos sonidos no importa a dónde huya, vendrá por mi ¹
Digo adiós, adiós a las grietas de este apático mundo
, porque esto es como si me derritiera en la oscuridad total el cual se me permite ser yo mismo
[, así que] no hay forma de que puedas entender estos sentimientos cuando tú deslumbras intensamente
, por lo que huiré hacia una lejana noche
Texto del MV
-- No importa que tan lejos huya,
el amanecer estará desde mañana
Bajo el sol,
/// estará desde mañana
Para nosotros no hay un lugar donde podamos pertenecer --
Así como es que tú deseas por un mundo justo,
así es como en ese tipo de mundo no seríamos capaces de respirar
, por lo que estamos bien de la manera en que estamos ahora, ¿no?
No quiero morir. La ejecución está justo delante de mis ojos
Más bien, tener la "cordura" es una prueba incierta
[, aunque] mi condición médica es: locura; la muerte y la vida son dos caras de la misma moneda ²
[, porque] incluso aquí, desde hace mucho tiempo que no hay un lugar donde podamos pertenecer, ¿no?
Clic, clic, clac; al escuchar esos sonidos solo ya continuemos hacia el ayer ¹
Digo adiós, bye-bye a este mundo que deslumbra, bye-bye…
La original vista nocturna es donde naturalmente no puedes ver las cosas que están delante de nosotros
[, por lo que] si tengo que apartar la mirada de este triste futuro y vivir tanto como pueda,
huiré hacia la noche
Texto del MV
-- Seguramente no se ni quien es el
que me puede mantener como estoy
, solo estoy dentro de la oscuridad
Si no hubiera algo como “personas deslumbrantes”,
a nosotros no nos llamarian
algo así como “personas sombrías”, ¿no lo crees? --
Digo adiós, bye-bye a este mundo que deslumbra
Digo bye-bye a solo estos recuerdos tristes
Digo adiós, adiós a las grietas de este apático mundo
No puedo vivir aquí, esclavos gritan dentro de la oscuridad total
[, así que] no hay forma de que puedas entender estos sentimientos cuando tú deslumbras intensamente
, por lo que huiré hacia una lejana noche.
Texto del MV
-- Si es así, entonces
está bien incluso si no puedo ver nada --
youtube
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NOTAS.
Nightcrawler es básicamente “rondador nocturno”, que significa "algo que anda en cuatro patas entre la noche, algo que se arrastra por el suelo en la noche". Algo que actúa solo por las noches.
ガタンゴトン (Gatangoton) es la onomatopeya “clickety-clack”, que al español se relaciona con golpes (clic, clinc, clac) o con el sonido que produce algo al romperse (crac, cras, croc).
心神喪失 (Shinshinsoushitsu) es basicamente “locura”, pero en la definición japonesa se dice que, “la locura es un estado en el que una persona es completamente incapaz de juzgar el bien del mal o actuar de acuerdo con el juicio debido a un trastorno mental. La debilidad mental es un estado en el que la capacidad de una persona para juzgar el bien y el mal o para actuar de acuerdo con el juicio es extremadamente baja debido a un trastorno mental. Ambos se juzgan en función de factores biológicos, como la presencia o ausencia de trastornos mentales, y factores psicológicos, como la capacidad de juicio y la capacidad de control del comportamiento.”
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[En mi opinión]
Teniendo esa descripción, la canción podría hablar en sí sobre la “humanidad” de un nightcrawler, es decir, los sentimientos sobre personas que no encajan en la sociedad “brillante”.
Empecemos con la apariencia del personaje del MV, se ve que tiene una vestimenta que podría pasar desapercibido, ya que cuenta con la capucha y un cubrebocas, sin dejar de lado que no se colocó bien sus zapatos al tener la suela mal acomodada.
“La sensación de equilibrio” podría significar que es lo “bueno” y lo “malo” dentro de la misma sociedad, o el valor que le dan las personas por sobre otras, como las personas que son “ejemplares”, o también el hecho de las personas que son consideradas como “normies” (esta pequeña interpretación de la palabra me la compartió @augus.tty de instagram!! GRACIAS 💗)
0:38, se ve que en su espalda tiene un ojo que está un poco oculto por su ropa (también en su capucha tiene varios ojos).
0:40, su rostro refleja un poco de angustia o coraje, ya que la frase de “si no fuera por estos rayos de sol, no habría ni una sola sombra”, esto puede referirse a la sociedad como los “rayos de sol”, y a los nightcrawlers como la “sombra”, ya que si vemos sobre que dentro de la sociedad hay personas que sobresalen de otras; por lo que, si no existieran, las demás personas no se sentirían infravaloradas. Y aquí es donde tiene un poco de sentido sobre el “equilibrio”, mas a parte, de que en el segundo 0:41 se puede ver un circulo negro y luego se hacen dos circulos, pero aquí el otro es de color blanco, y al final el blanco se multiplica por tres, dejando de lado el negro. Esto cobra más sentido tras la frase “así que no creo que sea poca la diferencia entre uno y otro, ¿o si?”, ya que la sociedad terminará mirando a las demás “personas deslumbrantes”.
Desde mi punto de vista, en el segundo 0:44 se ve el circulo blanco y el personaje del MV recostado sobre el, pero y si lo vemos como si el círculo blanco estuviera de espaldas y detrás del círculo estuviera el personaje, es decir, como si las “personas deslumbrantes” de la sociedad, taparan a las demás personas y es por eso que la “oscuridad” lo está atrapando. (Esto cobra más sentido más adelante.)
“Digo adiós, adiós a las grietas de este apático mundo, porque esto es como si me derritiera en la oscuridad total el cual se me permite ser yo mismo”, se podría referir a que una parte del mundo tiene una indiferencia contra las personas que probablemente no encajen con los demás y eso creo a esa “oscuridad”, en donde los nightcrawlers pueden ser ellos mismos, en la oscuridad donde nadie los pueda notar. (ademas de que en esa parte se puede lograr ver al circulo negro y al blanco).“[, así que] no hay forma de que puedas entender estos sentimientos cuando tú deslumbras intensamente, por lo que huiré hacia una lejana noche”, creo que esa frase está un poco claro a lo que se quiere dar a entender, pues las personas que “deslumbran” en la sociedad no se pueden sentir de la manera en que las demás personas no pueden encajar entre ellas. (Esa frase sí que me dio un emotional damage jajkjskj). La pose que hace el personaje pareciera que se está apartando de algo o no quiere que se acerque algo, más bien parece una pose defensiva.
El texto del MV tiene mucho que ver, ya que dice no tener lugar para ellos (los nightcrawler) al siempre tener presente a alguien más “deslumbrante”, pues siempre los demás serán mirados mal, así que tal vez el amanecer se refiera a la sociedad. (Esto tiene más sentido adelante también)
1:13, “bajo el sol, /// estará desde mañana” “Para nosotros no hay un lugar donde podamos pertenecer”, se ve como un “sol” esta encima de los maniquies sin cabeza que, por cierto, no tengo muy en claro sí los maniquies representa también a los nightcrawlers o a la sociedad, ya que arriba de ellos esta el sol (que podría referirse a las personas deslumbrantes) y los maniquies son objetos, es como si no fueran tan relevantes, pero luego se ve al personaje en el mismo sol pero con un fondo negro, la diferencia de color no me hace comprender muy bien, asi que puede que me equivoque respecto a esto, por lo que si saben algo, dejenmelo saber en los comentarios!!
El párrafo del min 1:27, se podría referir sobre que la sociedad desea un “mundo justo”, pero ese mundo no sería capaz de respirar por los mismos actos que la sociedad actual hace (como estándares, etc.), así que dice que están bien de esa manera en la que ya están, ya que tal vez no habría una diferencia. Aquí también aparece el círculo blanco y sin el personaje (aunque se puede notar que la oscuridad sigue ahí), pero luego se transforma en un ojo, que esto posiblemente se refiera a que actualmente la sociedad mira todo y se ha transformado en un “juzgador” hacia casi todo.
Siempre se me ha hecho difícil poder interpretar el rap en sí, pero la frase de “la muerte y la vida son dos caras de la misma moneda”, Mafumafu tiene esa definición de “las dos caras de la misma moneda”, la sociedad a pesar de que tiene sus lados buenos, siempre habrá los malos y hay muchos ejemplos de eso.
1:55, aparece una cuenta regresiva de 3, 2, 1. “Digo adiós, bye-bye a este mundo que deslumbra, bye-bye…”, esto suena como que realmente le importa o no quiere “despedirse” del “mundo deslumbrante”, además de que en el min 1:57, al personaje se le puede ver que ya no tiene su capucha ni su cubrebocas puestos, al igual que muestra una expresión totalmente diferente, una de remordimiento o preocupación, y que a comparación de la otra pose, su mano parece que quiere alcanzar algo o impedir que se vaya, mientras que su otra mano está en su pecho, además de que en el min 2 se puede lograr ver la mano de la pose anterior, antes de que dijera el último “bye-bye”. Esa expresión que hace también se puede referir como la “humanidad” del nightcrawler, ya que demuestra ser también un humano que siente, al igual que la mayoría de la sociedad. “[, por lo que] si tengo que apartar la mirada de este triste futuro y vivir tanto como pueda, huiré hacia la noche”, el personaje se le puede ver que está sobre unas vías de tren, ya que se ven letreros y están las luces de tránsito, también de que el personaje se vuelve oscuro.
“Si no hubiera algo como “personas deslumbrantes”, a nosotros no nos llamarían algo así como “personas sombrías”, ¿no lo crees?”, esta parte del texto del MV se refiere a que, si no hubieran las personas que destacan en la sociedad, personas “ejemplares”, a las demás personas tal vez no los verían como seres inferiores.
2:38, se puede ver al personaje que está tirado debajo de un ojo, que se podría referir al “ojo de la sociedad”. Se le puede notar que al personaje tiene una máscara cubriendo sus propios ojos, tal vez esto se refiere a que pues la sociedad lo está hundiendo y toma un poco de sentido con las frases de “adiós, bye-bye a este mundo que deslumbra”, “digo bye-bye a solo estos recuerdos tristes”.
2:49, el personaje parece que se está ahogando entre su propia “oscuridad”, o más bien, teniendo en cuenta que en lo que lo está envolviendo se muestran las letras de la canción y en ese momento dice sobre el “apático mundo”, además de que se le puede ver nuevamente sin su capucha y cubrebocas puestos, aunque su rostro parece de angustia o como si estuviera a punto de decir tal vez sus últimas palabras antes de poder “huir hacia una lejana noche”, ya que después de la frase “no puedo vivir aquí, esclavos gritan dentro de la oscuridad total [, así que] no hay forma de que puedas entender estos sentimientos cuando tú deslumbras intensamente”, el personaje se vuelve completamente oscuro. Por “esclavos” se puede interpretar con los nightcrawlers, ya que se puede ver un ojo en el min 2:54, en donde anteriormente parecía ser un sol en anteriores escenas, representando ser la sociedad. Tal vez esas “personas deslumbrantes” de la sociedad, nunca podrán entender esos “sentimientos” que hacen también “humanos” a los que la misma sociedad considera como nightcrawlers.
El último texto del MV, se podría interpretar a que, como dijo sobre huir hacia una lejana noche, eso podría decir que permanecerá como un simple “nightcrawler”, ya que el texto menciona “si es así, entonces está bien incluso si no puedo ver nada”.
(O también un lado más oscuro que interprete, esa frase podría significar que atentaría contra su vida. En los últimos segundos del MV me pude dar cuenta que las luces de tránsito se estaban encendiendo y lo que pareciera unas vías, se estaban moviendo y el personaje está medio y completamente oscuro envuelto en la “oscuridad”. Realmente es una idea algo oscura pero fue lo que se me ocurrió al ver esa pequeña parte del MV JKAKSJKAJA pero muy probable es que no sea algo cierto)
Bueno, ¡aquí está mi interpretación! Ustedes saben que soy muy lenta para poder saber lo que las canciones quieren dar a representar, así que me he tomado el tiempo de hacerlo con esta canción, pero no estoy segura si seguire haciendolo, ya que es en verdad muy difícil JAJSKAJA pero lo pensare (depende si puedo o no lograrlo antes de que pase una semana de su estreno jsjs)
Posiblemente no me he dado cuenta de algunas cosas, así que, si tienen alguna idea o si tienen alguna idea de lo que representa la canción, pueden decirme en comentarios o en DM! Espero que les haya gustado la traducción y la interpretación, si logro encontrar algo sobre algunas cosas que no note, se los haré saber!
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En donde mas verlo.
Instagram
instagram
Twitter.
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“¿me estoy portando mal?” risa por lo bajo que se escucha sólo en la cercanía. "estoy portándome bien todavía” sabía que robar estaba mal, desde sus tiempos estaba mal pero con el tiempo pasado en inmortalidad, ya había perdido el miedo a dicha acción porque poseía las capacidades para salirse con la suya. de cualquier forma, busca alejarse un poco de la moralidad porque siente la mirada de su madre desaprobando sus decisiones desde el cielo. ya estaba condenada al infierno, no existía poder que pudiera rescatar su cuerpo sin alma cuando el vivir de otros se había vuelto una obligación. tenue sonrisa es la que expresan sus labios en la sumisa postura de dejarse llevar al lugar indicado, como si no fuera su idea la zona electa. asiente dos veces mirándola, se deshace del agarre ajeno para colocarse tras la fémina, le toma la mano y la hace girar sonriendo con diversión, entrecerrando los ojos como si estuviera en el mismo estado de ebriedad que ella. collar dorado que escrito llevaba neeve captura más su atención que el chal de peluche. pasos de baile no frenan, complicidad femenina le juega a favor mientras sube y baja al son de la música, neeve se ríe mientras acompaña sus movimientos. con brusco movimiento la acerca hacia ella, como si se estuviera por caer y se hiciera de la humana para evitarlo, sigilosos dedos capturan la cadena de oro nueva y en rápido movimiento, los dientes permiten el paso de vitae a su sistema. un trago nada más, por el regalo nuevo. cierra herida y en un giro regresa a su compañero. la emoción le fluye como adrenalina en las venas y sonríe al otro, reposando ambos antebrazos en hombros masculinos. “¿acaso me porte mal y tendrás que castigarme?” lo mira entretenida “¿eres de los que le gusta mirar?” se burla risueña.
Ojalá los miedos fueran solo cosa de mortales; las tinieblas escondían muchas cosas desconocidas, y confiarse era cosa de ilusos. Si ella es parte de esos, es mejor saberlo temprano que tarde. Forma una sonrisa de sus labios. Después de todo, no dejan de estar en una fiesta, rodeados de presas dispuestas y música tronando en el ambiente. “Está bien,” responde, ojeando el lugar y notando que no hay nada que llame especialmente su atención. No se siente el blanco de sus maldades, pero un mero peón para algo que promete no afectarle, aún desconocido pero que no enciende alarma alguna. “Aún desconozco qué planeas exactamente, pero ahora solo pienso que te estás portando mal. No me atrevería a censurarte.” Moviéndose de su lugar, la rodea con una mano por la cintura, guiándola a ese lugar que ella misma ha indicado desde su espalda. De la ella mencionada no rescata nada llamativo más que su situación de humana, pero era como ofrecer un platillo a alguien satisfecho. “¿Es tu víctima? Prefiero ver cómo desarrollas tu magia, no quisiera interferir.”
#𝒎𝒚 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒉𝒂𝒅 𝒃𝒆𝒆𝒏 𝒇𝒓𝒐𝒛𝒆𝒏 ᆞᆞ dyn#ah no sé si eso será posible T_T#perdón pero hace media hora me estoy riendo porque le dijo que se estaba portando mal y mi mente fue directo a esto#https://youtu.be/fNPZM36W4Bw#por eso no pude evitar lo que respondió KAJSKSJS peRDON
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Mes 4
Para el cumpleaños de Juan Andrés me snetí muy triste; recordaba como trataste a mis sobrinos, los regalos tan lindos que les diste cuando los conociste y me hiciste mucha falta. Para Navidad fuimos a donde Lola con mi papá y mi mamá y la pasamos muy bien; Lola como siempre fue muy atenta y nos sentimos en familia. Fue un momento bonito, la verdad. El 25 de diciembre fue muy duro; me sentí muy solo y fue un día que duró mucho.
Pocos días después hablé con mi papá quien desde hacía días me había dicho que necesita hablar conmigo. Yo pensaba que iba a ser una charla difícil en la que me iba a hablar de plata o algo equivalente, pero resultó que solo quería darme su apoyo y decirme que contara más con la familia. Me regaló el libro Hojas de Hierba que según él, es una oda a la vida. Me escribió una dedicatoria y lo firmó como “EL viejo James”, obviamente, haciéndote un guiño.
Días después tuve una conversación con mi mamá en la que ella me compartió lo uqe veía de tu muerte y respetuosamente me hizo ver cómo tú eras mi batería. Y sí, así sera. Yo un hombre casi apagado, sin motivos, y tú eras mi excusa para estar, para moverme. Tu estabas cargándonos a los dos, cargabas con el peso propio de tus problemas y cargabas conmigo, haciéndome la tarea, dejándomela muy fácil. Me fue imposible verlo mientras vivías. Yo pensaba que era al revés, que yo cargaba mucha carga tuya. Hoy veo qu eno era así y por eso me duele tanto tu ausencia, porque dejaste un vacío gigantezco y porque me estoy enfrentando a mi, a eso que durante tanto tiempo te hiciste cargo tu por mi incapacidad.La tarea ahora consiste en hacerme cargo de mí mismo y ser consciente de no endilgarle la responsabilidad de mi bienestar a nadie.
Don Ramón se está portando mal; hay veces siento much frustración y tristeza por no ser capaz de educar un perrito tranquilo. Le ladra a la gente, persigue a los buses y por supuesto, no logra quedarse solo en la csa. Cada vez me siento más limitado para el disfrute con él.
Llevo ya 3 meses largos en la terapia de duelo y me empieza a pesar; hago rituales, cartas, prednder velas, quemar papeles, repetir oraciones, etc. y me siento agotado. Ya ha empezado a perder un poco el sentido de tantas tareas y las empiezo a sentir como cargas adicionales a las que ya esoty lidiando con tu ausencia.
Una de esas cargas el el trabajo. Ha sido supremamente difícil y demandante. Trabajo hasta tarde todos los días y estoy muy estresado, casi como en la época de Mass. Siento que esoty a punto de reventarme porque el peso de tu ausencia más el peso del trabajo nuevo me están quedando grandes. Así que últimamente tengo ganas de morirme; no hay un día que no lo piense, qu eno lo repita y que no me diga que quiero irme a donde tú estás.
Enero ha sido un mes muy difícil porque venia de sentirme muy rodeado de gente, con planes y siento que en enero la gente está en su cuento, en vacaciones y demás.
Tu mamá vino con Danna y me ayudó a ordenar tu clóset. S elo agradezco mucho porqu eno habría podido hacerlo solo. Puse la playlist que cree con las canciones que más te gustaban y así empezamos a ordenar. TU mamá y yo teníamos que hacer pausas para llorar de vez en cuando. Fue muy muy duro, recordar todos los momentos asociados a tu ropa, las ilusiones que algunas prendas te produjeron, las historias que no vivimos con prendas que no te estrenaste. Duramos dos días y al segundo atacado llorando le dije a tu mamá qu eyo no iba a ser capaz de recuperarme de tu muerte. Y lo siento en mi; hay momento en que genuinamente no veo cómo voy a poder salir adelante.
Me he sneito realmente mal, al borde de un colapso y en uno de esos días malos decidí contar en el trabajo por lo que estba pasando. Fueron muy comprensivos y me apoyaron muchísimo y desde ese momento, he sentido que me quité un gran peso de encima. Después de eso he vivido días más tranquilos y en el trabajo me ha ido muy bien; he recibido felicitaciones tanto del cliente como de la agencia y me está yendo objetivamente muy bien.
Mi mamá me invitó a pasar un fin de semana en honda donde una pareja de amigos, Pili y Edgar, o se si los conociste. Estuvieron varios días en el hospital mientras estabas en coma. Estuvo muy rico; descan´se mucho, fui con el perrito y pude desntenderme porque es una finca grande entonces me sentí muy liviando por unos días.
Finalmente hice un curso de respiración en el arte de vivir. Tenía muchas expectativas, pero la verdad es que no me gustó mucho. Las instructoras me parecieron muy regulares y la idolatría que sentí hacia el fundador de la instituación me ayuentó. De todas maneras, estoy haciendo los ejercicios que aprendí muy juiciosmanete y esoty tratando de establecer una práctica de meditación diaria.
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“no se puede partir una fotografía, kaito” le regaña en postura ofendida, labios en ‘o’ y cabeza que se menea rechazando lo dicho. “¿ o es que estás pensando en hacerme enojar?” voltea el tablero a su favor indicando que la inocencia ajena no sería tal como simplemente ser víctima de sus propias locuras. quizás podría llegar a suceder que lo ignorase, aunque kaito era demasiado tranquilo para eso. hasta lo debería de considerar una victoria. no sabría como podrían llegar a ese punto, ni quería. “no están cerca, cuando los sienta les diré que vengan” sólo regresarían cuando tuvieran algo para ella, de seguro tardarían “pensé que querías una gatita para ponerle eunseo como me prometiste aquella vez” le reclama y tan pronto suelta las palabras asume que la respuesta irá respectivamente sobre ella ya ser dicha gatita. no lo negaría. lo observa mientras le cuenta aquello, creía que era la primera vez que había escuchado más sobre kaito que otras veces, y le interesaba “¿te uniste por decisión propia?” intenta navegar entre la historia ajena, con genuina curiosidad. para alguien que había vivido antes de que ella hubiera nacido, era llamativo saber. arruga el entrecejo una pizca de segundo con la pregunta que no sale, la guarda para esperar el momento correcto. “mmm” onomatopeya quejoso que expone desde sus cuerdas vocales y nariz arrugada cual caprichosa “¿me vas a castigar si no lo hago?” desliza juguetona y suelta una risa, cediendo. plataformas ayudan a recortar diferencia de altura, al menos un poco. extiende el índice y lo engancha tras el hueso del mentón ajeno, indicándole que se acercara. de puntitas extiende su cuerpo, rozando el ajeno sin pudor. le roba un corto beso que culmina con sus dientes mordiendo labio inferior foráneo. “¿ahora si me muestras lo que encontraste?” pide sobre carmesíes masculinos, intentando de nuevo ver que llevaba recuperado. @kaitoxw
" ¿para siempre? hm, estoy seguro de que la partirás en el primer enojo. " suelta jocoso, agitando las cejas con deje travieso. estuvo a un pensamiento de no creerle, cuando recordó que ella sí podía hacer aquello de hablar con los animales y era impresionante por eso. " ¿y dónde andan? ¿puedes llamarlos? tal vez te robe el gatito si es niño. " se voltea para buscar a los animales, curioso por saber si es posible que hagan esas tareas. " normal en un lugar abandonado. " el hedor agrio mezclado con el olor a humedad y encierro, era como para revolver el estomago. mas no era nada para kaito, había visto cosas peores y olido hedores más repugnantes. " mi primera pistola, me la regaló mi sire cuando me uní a su organización. " la familia, como le gustaba llamarlo a Aramis. suelta una risa por la nariz cuando retrocede. " ¿hiciste algo malo que yo no sepa para que pienses que quiero matarte? " se mordió el labio y arqueó una ceja inquisitiva. acercándose a ella, pero deteniéndose antes de estar demasiado cerca. olisqueó sus guantes, metió la pistola a su cinturón y se quitó los guantes. levantó el mentón e hizo un mohín, hesitando de si debería mostrarle todo el botín. sabía que la tiara sería de su interés, pero esa era para camille. " encontré un caleidoscopio, un joyero con joyas antiguas en buen estado. al parecer era un tipo con mucha pasta, y un coleccionista. mantenía muchas cosas en sus cajas. " le cuenta emocionado hasta que recuerda que aún no la saluda como ella quiere. " ¿no puedes saludarme tú bien? malcriada, desde ahora soy senpai, oppa o señor kaito para ti. no me respetas lo suficiente. " sigue el juego, divertido.
#𝒎𝒚 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒉𝒂𝒅 𝒃𝒆𝒆𝒏 𝒇𝒓𝒐𝒛𝒆𝒏 ᆞᆞ dyn#kaito#TE ESTAS PORTANDO MAL SERÁS CAstigadAaa te encerrare en el cuarto hasta la madrugada#o mejor la parte de la joaqui NE ESTOY PORTABDO QUIERO QUE ME CASTIGUES 🎶
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16 de JUNIO de 2024 - DÍA DEL PADRE
“EL PERDÓN”
Me siento atrapada en mis propios sentimientos en los que no se cual dejar sentir, trato de justificar todo lo que me está sucediendo pero al mismo tiempo pienso “no es mi culpa todo esto que esta surgiendo”, siempre culpo a mis padres por ser como soy.
Mi madre no es sincera conmigo, es de esas personas que te habla bien, te trata bien, te hace sentír querido, pero después descubres que habla más a tus espaldas y les menciona que llegas a ser un mal hijo, que no aportas lo suficiente para ella, me siento tan mal por no saber cómo darle lo que ella desea tener, pensar “chingado! No me sobra para darte lo mejor porque aún así y completo para mí” me siento tan frustrada. Sin embargo de todo eso me ciega el rencor y pienso que no debería exigirme tanto cuando ella se está portando así a espaldas mías, pero al mismo tiempo viene ese sentimiento de empatía de pensar que nadie la considera y realmente ella merece lo mejor… ¿acaso es parte de su manipulación atreves de ese trato tan lindo que nos da?. Cabe recordar que yo nunca pude ser yo misma con ella porque no iba de acuerdo a nuestros principios religiosos a nuestros valores de mujer, me reprimía una y otra vez tratando de ser alguien que no era, dándole gusto a todo lo que ella quería que fuera, me solté cuando me fui de casa, Liberándome de una vida llena de angustia, traumas y depresión.
Mi padre, me costó más de 20 años darme cuenta quién era realmente, yo lo pintaba como el peor de todos, que me odiaba y no éramos su prioridad, peleas constantes con mi mamá; crecí y vi quién era de verdad, un hombre incomprendido sufriendo su propia depresión fingiendo ser algo que no es, un hombre que solo protegía a su familia y que nos ama inmensamente, entender que él está con una persona que realmente no lo ama y que también él no ama, me di tantos golpes en el corazón cuando vi que él me apoyaba en todo después de salirme de casa, porque el realmente me extrañaba, ¿porque golpes en el corazón? Porque yo le deseaba tanto daño, le tuve tanto rencor y odio tantos años, viví cegada por mi mamá, creándome ideas en mi mente por alguien que no era.
Odio lastimarme tanto con estos pensamientos, porque aunque yo diga que ya perdone todo eso, aún me cala en el corazón. Aun me hiere el alma recordar tanto malos momentos que viví a causa de mis papás. Las amenazas de dejarnos (de ambos), las interminables peleas y llenas de violencia, me detesto tanto por permitirme meter en sus discusiones cuando esas peleas ni siquiera eran mías. Me hubiera ahorrado tanto dolor si solo me hubiera encerrado en el baño a llorar.
En estos momentos tengo una maraña de sentimientos, resentimiento, dolor, ansiedad, rencor, rabia, tristeza, traición, angustia. Y de todos ellos no sé cuál dejar entrar para poder resistir. Se que hay una palabra que puede solucionar esto “perdonar” pero… ¿como perdono algo que siempre perdono una y otra vez? Ni siquiera me he perdonado a mí misma y no he sabido tomar esas riendas de la vida para poder enfrenarlo. Mi papá me dice “es tu mamá tienes que perdonarla” cuando en su momento mi mamá me decía de él “es tu papá es un cabron ya sabes cómo es de feo”. Vez a lo que me refiero? Me deprime pensar que a pesar de todo él jamás me habló mal de mi mamá, mientras que mi mamá siempre me enveneno mi cabeza de una idea que nunca existió para mí, tal vez para ella si pero para mí no.
El siempre trato de protegerme.
Y en este día del padre me inspiré a escribir esto porque es la forma de desahogarme y pensar que si, tal vez el error fue creerle tanto a mi mamá.
La amo pero estoy muy enojada con ella, por no ser sincera conmigo y no sé como enfrenarla. Tal vez no sea necesario enfrentarla. Pero mis impulsos saldrán en algún momento ya sea ignorándola o reclamándole. Tal vez mejor ni siquiera deba ir a verla. No lo sé, estoy tan confundida al respecto que es mejor tomarme mi respiro y pensar solo en mí y el daño que hace todo esto.
PSDTA: A pesar de todo amo a mis padres y se que el día de mañana que no los tenga, la mitad de mi alma se iría con ellos. Por eso no puedo perdonarme ser tan ingrata con ustedes 🍁
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Mamá, no me estoy portando mal, es que tengo el corazón roto.
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CPTC 15
Quejándose. Una por una, las antorchas rojas fueron trasladadas a las antorchas que colgaban de la pared. El característico olor espeso a aceite que había estado desatendido durante mucho tiempo impregnaba el pasillo. La sombra de la antorcha parpadeaba siniestramente sobre los viejos muebles dispersos. "Por favor ven por aquí." Noel siguió al paladín con expresión severa. Leticia ahora estaba protestando en su propia habitación. Ella dijo: “Quiero hablar con Noel a solas. "Si intentas arrastrarme por la fuerza, te apuñalaré la garganta con este cuchillo". Los paladines no lo creyeron al principio. Pero cuando la sangre empezó a manar del cuello de Leticia, no pudo simplemente ignorarlo. “¿Crees que estoy mintiendo ahora? Puedo mostrarte tanta sangre como quieras. Pero estoy preocupado. Como todos sabéis, pronto me convertiré en princesa, ¿verdad? “¿Qué pensaría su madre si descubriera que su hija, que estaba a punto de casarse, tomó una decisión extrema debido a que los caballeros la seguían?” Al final, los Caballeros Sagrados no tuvieron más remedio que seguir las palabras de Leticia. No pudo ignorar la amenaza incluso cuando mencionó su santidad. Noel apretó los dientes. 'Una mujer viciosa. ¿Cómo se atreve a amenazarnos metiéndose su virginidad en la boca? Su santa ha vivido toda su vida con clavos clavados en el corazón. '¿Qué clase de cara tienes por hacer algo así?' Estaba tan enojada consigo misma como con Leticia. 'Mi error. Debería haberme ocupado yo mismo de esa mujer desde el principio. Si se hubiera presentado, su trabajo no habría llegado a este punto. "Sabiendo lo mucho que Ahyun está trabajando demasiado, no puedo creer que solo pueda trabajar así". Ahyun está tan desesperado por ayudarme. Se odiaba a sí misma por no poder realizar correctamente una de las tareas que él le había encomendado para ayudarla. Si las cosas salieran aún más mal aquí, no podría soportar ver a Ahyun. "Tengo que volver a poner todo en su lugar ahora". Entonces me tragué mi ira y abrí su camino. Vi a dos paladines parados inquietos frente a la vieja puerta. Noel reprimió su expresión que estaba a punto de distorsionarse y se acercó a ellos. “¿Por qué están todos aquí?” Leticia era la única en la habitación. "Ella amenazó con cortarse las muñecas si no salía..." "bajo." Los ojos de Noel se volvieron feroces. "Apartarse del camino. "Me ocuparé de ello yo mismo". “¿Entiendes… … Dios mío!” El Caballero Sagrado, que recibió el impulso de Noel, retrocedió hacia atrás. Su tez estaba pálida y no podía respirar adecuadamente. Noel no podía permitirse el lujo de ser considerado con ellos. Agarró la vieja manija de la puerta y pensó en Leticia al otro lado de la puerta. Ella nunca jamás perdonará. Como desées. Mostrará el poder de sus alas. De repente, la puerta se abrió. Noel sintió que algo andaba mal al sentir el viento frío en sus mejillas. Noel gritó mientras corría hacia la oscuridad. "¡fuego!" Los caballeros lo siguieron, portando antorchas. El rostro de Noel se distorsionó. La habitación estaba vacía. Las cortinas ondeaban a través de la ventana abierta de par en par. Noel rápidamente miró hacia el jardín y maldijo. "¡Fui engañado por esa mujer!" Despidió a los caballeros y salió de esta habitación. “Sígueme de inmediato. No habría llegado muy lejos. "¡Primero rodearemos el jardín!" "¡Está bien!" Los caballeros se marcharon corriendo. El otrora bullicioso pasillo estaba vacío. Noel se tocó la frente con una mano temblorosa. La mujer se escapó. Arruiné todo. ¿Ahora que? "Agua, necesito agua". Mientras tengas agua, podrás encontrar a la mujer. Pero no tenía linterna así que no podía ver dónde estaba el agua. Noel encontró el candelabro confiando en la tenue luz que venía del pasillo. Rápidamente busqué a tientas en la cómoda. “Noel Armos”. Una llamada suave. Los movimientos de Noel se detuvieron por un instante. El asombro llenó lentamente sus ojos negros. "¿Me estás buscando?" Un escalofrío recorrió su espalda como si lo hubiera alcanzado un rayo. Disparates. ¿Cómo puede suceder esto? De nuevo. El sonido de pasos se acercó. "Mirada fria." Noel se tapó la boca con su mano temblorosa. Tropezó y logró alcanzar la cómoda. En lugar de ansiedad, mi corazón se llenó de una alegría desconocida. Realización instintiva. Este es el mismo sentimiento que prometió la diosa. Cerré los ojos con fuerza. Las lágrimas cayeron. La noche en que murió Noel. Aquella noche había muchas estrellas, como hoy. "Ya te estoy persiguiendo". Noel se mordió los labios con frustración mientras veía acercarse al equipo perseguidor. “Leticia, déjame tomarme mi tiempo”. Ella se levantó de su asiento. La sangre goteaba sin cesar de la herida vendada. “Déjame el resto a mí y vete rápido”. Al contrario de sus decididas palabras, Noel parecía dispuesto a colapsar en cualquier momento. Al escuchar el fuerte sonido de los cascos de los caballos, Leticia intuyó el final. Noel no puede durar mucho. Ella tampoco podrá huir. Entonces ella no se movió. 「...... "No quiero ir". Noel, que se estaba preparando para usar su poder de diosa, la notó y habló con urgencia. “Date prisa y vete. No hay tiempo. ¡Vamos!" 「... ... .」 "Vamos. ¡Por favor, vete! Leticia. ¡Tienes que sobrevivir! Desesperación, como si tuviera más miedo de la muerte de Leticia que de su propia muerte. Leticia no podía entender así a Noel. Entonces no tuvo más remedio que preguntar. “¿Por qué intentas ayudarme así?” “¡Leticia!” “Ustedes son las alas de su madre. “¿Pero por qué intentas salvarme?” “Te responderé más tarde. Entonces, antes que nada, debes evitar…….” “No hay más tarde. Porque de todos modos todo ha terminado”. Leticia negó con la cabeza. Su tobillo torcido ya estaba hinchado. “Incluso si huyes de este puente, eventualmente te atraparán. “Ya conoces a Noel”. Había desesperación en los ojos de Noel ante su suave susurro. “Así que por favor respóndeme. ¿Por qué intentas salvarme? "eso… … ." El rostro de Noel se contrajo como si estuviera llorando. Leticia no podía entender la mirada enredada en sus ojos de culpa y arrepentimiento. "Lo siento." 「... ... .」 “Me di cuenta demasiado tarde. Porque no pude protegerte…….” Antes de que pudiera siquiera preguntar qué significaba eso, los ojos de Noel se abrieron cuando escuchó el sonido del viento cortando. Leticia reflexivamente observó su cuerpo que colapsaba lentamente. Se vio una flecha saliendo de detrás de la espalda de Noel. El patrón grabado en el asta de la bandera le resultaba familiar. Las alas de su madre. Quizás fue la tercera vez... … . Antes de que pudiera pensar en su nombre, Leticia se desplomó y se sentó. El cuerpo de Noel tembló impotente. Logró abrir la boca. "Navidad." No hubo respuesta. Probablemente no volvería para siempre. "Ahhh." El cuerpo de Leticia empezó a temblar. Y después de un rato, una larga sombra cubrió a las dos personas. La mirada helada de Leticia se elevó lentamente. Podía ver su arco curvo, más allá de sus puños blanqueados y su largo cabello plateado ondeando al viento. Fue un dolor. Sus vacíos ojos rojos la miraron. Pronto, lentamente se inclinó y se arrodilló. No detuvo a Leticia, quien instintivamente intentó dar un paso atrás. "Dime quién es ella". Su voz medio ronca sonaba tan triste que Leticia se tragó el aliento. "Por favor. "Voy a rogarte así, así que hazlo ahora". Sus hombros agachados temblaban como olas. Lloró, apenas agarrando la ropa fría de Noel. “Por favor, devuélvemelo…”… .” La razón por la que Leticia amenazó a su paladín y exigió estar a solas con Noel fue por sus recuerdos de esa época. En el pasado, Noel fue asesinado por la flecha de Ahyun mientras intentaba protegerla. Sus santas alas habían desafiado la orden de su maestro. Leticia ni siquiera podía adivinar el motivo. Porque no hubo ningún contacto entre Noel y Leticia. Fue gracias a los susurros de las criadas que la cuestión de larga data se resolvió hasta cierto punto. “Han encontrado al criminal al que robó Noel Armos, ¿verdad?” "¿También? "¿Qué número es este?" “Todavía no puedo creerlo. Sus alas han albergado a un traidor hacia la santa… ….” “Eres de un barrio pobre. "¿A dónde puede ir la sangre humilde?" “Lo siento por Ahyun. No puedo creer que me esté volviendo loco por una mujer así. Al final fue descartado”. Incluso después de la muerte de Noel, su nombre fue mencionado en el santuario por un tiempo. Se reveló que había estado robando criminales a Josefina durante unos tres meses antes de su muerte. “Supongo que la razón por la que Noel Armos traicionó al santo fue por eso, ¿verdad?” Después de que Leticia partió hacia su principado, los hijos de sus barrios marginales fueron encarcelados injustamente. Fueron heridos al resistirse al sacerdote que intentaba secuestrarlos. El sacerdote que no logró secuestrarlos los acusó de blasfemia. Noel defendió a los niños, pero fue en vano. Todos los niños involucrados fueron encarcelados. Algunos de ellos no pudieron soportar la dura vida carcelaria y murieron. "Supongo que fue entonces cuando decidió ir en contra de los deseos de su madre". Debe haber decidido que ya no toleraría a criminales injustos. Por eso Leticia amenazó a sus paladines para crear tiempo para estar a solas con Noel. "Porque le debo una deuda a Noel". Aunque su intento de fuga fracasó, lo cierto es que murió intentando ayudar a Leticia. Antes de irse, quería ayudar a Noel. "No puedo revelar todo porque no puedo revelar la regresión". Lo único que puedo decir es que tengan cuidado con el fusible en cuestión. Por supuesto, existía una alta posibilidad de que Noel no le creyera. "Si es necesario, también deberíamos hablar de Ahyun". Después de que el mató a Noel, Ahyun se volvió loco. Al final, terminó siendo descartado por Josefina. "Si no fuera por el incidente del barrio pobre, Ahyun no se habría vuelto así". Leticia respiró hondo mientras miraba los delgados y temblorosos hombros de Noel. "Noel, tengo algo que decirte". “…….” “Esta es una historia que necesitas escuchar. "Debo saber esto para poder proteger a Ahyun". Noel se estremeció y giró su cuerpo. Leticia parpadeó avergonzada, sus mejillas se llenaron de lágrimas. “¿Noel…?” En lugar de preguntar por Ahyun, Noel habló con voz temblorosa. “¿De verdad eres Leticia, la hija de la santa?” "… … "¿Así que lo que?" "De ninguna manera… … ." Noel sacudió la cabeza con incredulidad. “Eso no puede ser posible. Todo el mundo decía que eras una villana terrible. No hay manera de que pueda sentir esto hacia ti”. Noel se echó a reír como si fuera a llorar. Leticia todavía estaba estupefacta. "¿Navidad?" "Pero ella no puede evitarlo". Noel podía ver claramente su confusión, pero también parecía muy aliviada. Noel sonrió lindamente, con lágrimas aún formándose en sus ojos. "Sólo hay una persona en el mundo que puede sacudirme tanto". Sus instintos, grabados en su alma Noel, hablaban. La mujer frente a ella era la persona que había estado buscando tan desesperadamente. Porque por fin la paz ha llegado a mi corazón dolorido frente a Josefina. "Leticia." Como hechizada, Noel se arrodilló y colocó su frente contra el dorso blanco de la mano de Leticia. “Señora de mi alma”. "... ... !" Los ojos de Leticia se abrieron como platos. "Te he estado esperando." Noel le susurró desesperado a Leticia, quien incluso había dejado de respirar. "He estado esperando desde siempre". ANTERIOR Read the full article
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Unas ganas terrible de entregarle el culo al Bauti Herrera y que me llene el agujero del culo de leche y que después me pase la pija en refaladiza por toda la raja del culo mientras me chorree su leche y aún así es como YO no le voy a hacer caso
Yo no te voy a hacer caso Bauti Herrera
No voy a hacer caso a nada que quieras que haga porque encima que enseño el culo te enojas porque se lo enseño a todos asique no papasito
VOS A MÍ NO ME MANDAS
NO ME MANDAS
No te voy a obedecer en nada
Nunca te voy hacer caso
No voy a cumplir tus órdenes
No voy a obedecer nada que queras
Asique si
Podes cachetiarme el culo como forma de castigo porque me estoy portando MUY mal
Me volví a rebeldíar con vos porque no quiero hacerte caso porque estás exigiéndome mucho creyéndote que YO te tengo que hacer caso siempre porque soy tu esposa pero yo soy una puta que me gusta enseñar el culo asique porque no mejor me atas los brazos para atrás me subís arriba de tus piernas boca abajo y me empezas a cachetear el culo hasta dejarmelo colorado mientras me vas gritando A MI ME VAS A HACER CASO PUTA BARATA SABES PORQUE YO SOY TU ESPOSO BAUTI HERRERA Y VOS SOS MI ESPOSA VICTORIA HERRERA ASIQUE VAS A HACER TODO LO QUE YO TE DIGA
Mientras yo no paro de llorar de los buenos cachetazos en el culo que me estoy ligando de tu parte y después me culeas hasta dejarme desmayada sin aliento que te parece
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MI EXPERIENCIA EN JUJUTSU KAISEN ROL.
¡Hola! Primero que nada, el foro el que voy a hablar en cuestión es este: https://jujutsukaisen.foroactivo.com (aclaro esto porque hay otro foro con un nombre similar y no quiero que haya malos entendidos)
Empecemos por el inicio; llegue al foro después de mucho tiempo AFK en el mundo del rol, entrando completamente sola y sin conocer a nadie a primera vista, como soy bastante confianzuda no se me hizo dificil conseguir tramas, incluso me animé a crear un personaje que se relacionaba de manera directa con la trama de un usuario que ya llevaba tiempo en el foro, pero con poco a poco comencé a sentirme un poco ajena a la misma, como si no formara parte. No buscaba protagonismo, ni mucho menos, solo quería construir algo entre los dos, y no ir por mi cuenta portando el apellido porque temía que aquello lo pudiese afectar de alguna manera que no le haga mucha gracia.
¿Entonces que hice? Simplemente fui a comentarle a este usuario cómo me sentía, porque soy adulta y los malos entendidos se solucionan hablando.
https://imgur.com/a/93XMDjD
Sus respuestas me hicieron sentir bastante mal, primero por señalarme con el dedo de que yo no sabía diferenciar off rol/on rol, cuando desde mi punto de vista nunca le di esa impresión, ni mucho menos. Al final simplemente dejé de responderle porque si no podía simplemente decir ‘’lamento mucho que te sientas excluida, no fue mi intención’’ entonces ya nada podía hacer. Lógicamente fui a quejarme con el staff, quien acabó defendiéndolo, quizá porque es su amigo y lo conocen mucho más que yo, y al leer la conversación no vieron nada malo en ella. Luego de varias semanas fue que llegué a esa conclusión, porque en el fondo quiero creer que este usuario no actuó con malas intenciones al igual que yo, pero es importante mencionar que yo no lo conozco, no sé cómo es realmente, y solo hemos roleado un par de veces. Un mensaje así se puede malinterpretar, y eso el staff tendría que haberlo comprendido.
Meses después, yo había perdido inspiración con el personaje, puesto que su trama principal se había visto afectada por lo sucedido con el usuario de la conversación anterior. Mis compañeros intentaron ayudarme buscando otro propósito, y yo lo agradecí muchísimo, pero a la larga el daño ya estaba hecho, y desde mi perspectiva sentía que estaba forzando las cosas on rol, hasta me costaba horrores postear. ¿Pero por que no me iba entonces? Porque me sabia aún peor tener que dejar a mis compañeros tirados de repente, sin darle un cierre al personaje y dejando tramas inconclusas. Eso es algo que no me gustaría que me lo hagan a mi, entonces yo no lo haría con ellos.
En un momento de crisis, decidí expresar cómo me sentía en un grupo en donde estábamos los 4, momento en el cual uno de los usuarios en particular se comportó de manera desagradable y cínica conmigo, al punto de hacerme llorar, y cuando le pedí por favor que detuviera; siguió humillándome.
https://imgur.com/a/K2O85a2
https://imgur.com/a/efg0F1v
https://imgur.com/a/qASQha3
Con las usuarias que tienen un corazón y una flor en sus avatares no tengo ningún problema, al contrario, son unos solecitos de personas a las cuales les deseo lo mejor. Pero quien tiene una Calavera me ha resultado de lo más horrible, por la manera en la que me atacó, por la falta de tacto, y por la ausencia de aunque sea una mísera disculpa de su parte transcurrido un mes después de eso.
Luego llegó la trama global, en donde decidí darle un cierre a mi personaje para que todos aquellos que roleaban conmigo no se sientan afectados, y poder irme en paz. Pero no quería irme sin antes comentar con lo sucedido con el web master, a quien le envié el siguiente mensaje;
https://imgur.com/a/z6nCd5v
Pero su respuesta nunca llegó, pasó completamente de mi como si nada. Así que en el día de hoy decidí confesar algo que me tenía guardado con mucho asco en lo más profundo de mi ser; el acoso sexual recibido por parte de este usuario. Quizá porque soy mujer y estoy más que acostumbrada a recibirlo, en un método de auto defensa intento hacerme creer que pedir nudes por parte de un completo desconocido en internet y con quien a su vez roleo puede ser una broma, que no habla en serio, y mi única vía de escape en esos momentos es ‘’seguirle el chiste’’ diciendo que me pague. Pero cuando me pidió los datos de mi cuenta bancaria por privado me di cuenta que eso de chiste, no tenía nada. Tampoco tenía nada de chiste cuando en el grupo privado que compartimos dijo de jugar un juego en donde veríamos hentai y quien se excite primero perdía, tampoco era broma cuando se dio cuenta de que conmigo no tenía chance, empezó a hacer exactamente lo mismo con una chica del grupo, a la que también le preguntó por privado si eran pareja al igual que a mi, a lo que yo simplemente respondí que aquello era imposible debido a la distancia, pero que si quería venir un día a mi país podríamos vernos. Nunca insinué que podía ocurrir algo entre nosotros, nunca lo busqué, nunca lo provoque, mis comentarios al respecto siempre fueron de índole amistoso, y cada vez que insinuaba algo sexual hacia mi; yo simplemente me reía, quizá por la costumbre, quizá para evitar malos rollos, o quizá porque no sabía como sentirme al respecto.
Han ocurrido otras situaciones de las cuales lastimosamente no tengo pruebas porque ocurrieron en el canal de voz (como cuando me preguntó si le enviaría nudes por dinero durante el juego de ‘’yo nunca’’), o dentro del grupo de discord en el que ya no estoy (como la propuesta de ver hentai todos juntos).
https://imgur.com/a/z6jb3It
Entonces, con todo esto, y a pesar de que ya había matado a mi personaje y no roleaba allí, decidí enviarle un tercer mensaje al staff para saber porqué no me respondían.
https://imgur.com/a/8DKMjev
Y finalmente la recibí, pero con el peor de los pronósticos; no solo me banearon, sino que también me acusaron de cosas gravísimas como decirle a un usuario que se suicidara, o darle mi consentimiento a este usuario para que me acose sexualmente, todo esto sin ni una sola prueba y para colmo, anunciándolo en el chat general sin siquiera estar yo presente ni dar derecho a que me defienda. Es por esto que he decidido enviar este submit.
https://imgur.com/a/5EOwuN2
Como me han eliminado del discord ni bien enviar aquella respuesta, prosigo a responder a sus acusaciones:
Nunca incentivaría a nadie al suicidio, esto es gravísimo.
Las dos únicas veces que me he quejado en el chat general fueron porque durante un evento un narrador ignoró las acciones de varios jugadores, no solo la mía. Y la segunda fue por la falta de limpieza de usuarios inactivos. Y siempre me he quejado desde el respeto sin intención de dañar a nadie.
Yo jamás fomenté el juego de ‘’yo nunca’’ y similares, al contrario. Siempre que me metía al canal de voz era lo que estaban haciendo y me invitaban a participar.
Lo de ‘’vender packs’’ era chiste de aquí a la china, por donde lo veas. E incluso si fuese verdad eso no le da el derecho a nadie de acosarme por privado hasta el cansancio, cada quien es libre de vivir su sexualidad como guste.
Lo único que se me puede adjudicar es hablar mucho, o usar exageradamente las mayúsculas ¿Y eso me vuelve una persona tóxica? No, para nada, y no me voy a sentir avergonzada por ser una usuaria sociable y activa ¿Acaso lo que hablaba en discord no equivalía a la cantidad de temas que tenía abiertos y los cuales respondía a diario?
Crean lo que quieran, las pruebas hablan por sí solas. A los usuarios que conocí allí les deseo lo mejor, y lamento de todo corazón si alguna vez se sintieron incómodos por mi presencia, nunca fue mi intención lastimar a nadie, me hubiese gustado que en su momento si alguien se sintió de esa manera me lo hubiese dicho por privado.
Sin nada más que decir, me despido.
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MI EXPERIENCIA EN JUJUTSU KAISEN ROL
¡Hola! Primero que nada, el foro el que voy a hablar en cuestión es este: https://jujutsukaisen.foroactivo.com (aclaro esto porque hay otro foro con un nombre similar y no quiero que haya malos entendidos)
Empecemos por el inicio; llegue al foro después de mucho tiempo AFK en el mundo del rol, entrando completamente sola y sin conocer a nadie a primera vista, como soy bastante confianzuda no se me hizo dificil conseguir tramas, incluso me animé a crear un personaje que se relacionaba de manera directa con la trama de un usuario que ya llevaba tiempo en el foro, pero con poco a poco comencé a sentirme un poco ajena a la misma, como si no formara parte. No buscaba protagonismo, ni mucho menos, solo quería construir algo entre los dos, y no ir por mi cuenta portando el apellido porque temía que aquello lo pudiese afectar de alguna manera que no le haga mucha gracia.
¿Entonces que hice? Simplemente fui a comentarle a este usuario cómo me sentía, porque soy adulta y los malos entendidos se solucionan hablando.
https://imgur.com/a/93XMDjD
Sus respuestas me hicieron sentir bastante mal, primero por señalarme con el dedo de que yo no sabía diferenciar off rol/on rol, cuando desde mi punto de vista nunca le di esa impresión, ni mucho menos. Al final simplemente dejé de responderle porque si no podía simplemente decir ‘’lamento mucho que te sientas excluida, no fue mi intención’’ entonces ya nada podía hacer. Lógicamente fui a quejarme con el staff, quien acabó defendiéndolo, quizá porque es su amigo y lo conocen mucho más que yo, y al leer la conversación no vieron nada malo en ella. Luego de varias semanas fue que llegué a esa conclusión, porque en el fondo quiero creer que este usuario no actuó con malas intenciones al igual que yo, pero es importante mencionar que yo no lo conozco, no sé cómo es realmente, y solo hemos roleado un par de veces. Un mensaje así se puede malinterpretar, y eso el staff tendría que haberlo comprendido.
Meses después, yo había perdido inspiración con el personaje, puesto que su trama principal se había visto afectada por lo sucedido con el usuario de la conversación anterior. Mis compañeros intentaron ayudarme buscando otro propósito, y yo lo agradecí muchísimo, pero a la larga el daño ya estaba hecho, y desde mi perspectiva sentía que estaba forzando las cosas on rol, hasta me costaba horrores postear. ¿Pero por que no me iba entonces? Porque me sabia aún peor tener que dejar a mis compañeros tirados de repente, sin darle un cierre al personaje y dejando tramas inconclusas. Eso es algo que no me gustaría que me lo hagan a mi, entonces yo no lo haría con ellos.
En un momento de crisis, decidí expresar cómo me sentía en un grupo en donde estábamos los 4, momento en el cual uno de los usuarios en particular se comportó de manera desagradable y cínica conmigo, al punto de hacerme llorar, y cuando le pedí por favor que detuviera; siguió humillándome.
https://imgur.com/a/K2O85a2
https://imgur.com/a/efg0F1v
https://imgur.com/a/qASQha3
Con las usuarias que tienen un corazón y una flor en sus avatares no tengo ningún problema, al contrario, son unos solecitos de personas a las cuales les deseo lo mejor. Pero quien tiene una Calavera me ha resultado de lo más horrible, por la manera en la que me atacó, por la falta de tacto, y por la ausencia de aunque sea una mísera disculpa de su parte transcurrido un mes después de eso.
Luego llegó la trama global, en donde decidí darle un cierre a mi personaje para que todos aquellos que roleaban conmigo no se sientan afectados, y poder irme en paz. Pero no quería irme sin antes comentar con lo sucedido con el web master, a quien le envié el siguiente mensaje;
https://imgur.com/a/z6nCd5v
Pero su respuesta nunca llegó, pasó completamente de mi como si nada. Así que en el día de hoy decidí confesar algo que me tenía guardado con mucho asco en lo más profundo de mi ser; el acoso sexual recibido por parte de este usuario. Quizá porque soy mujer y estoy más que acostumbrada a recibirlo, en un método de auto defensa intento hacerme creer que pedir nudes por parte de un completo desconocido en internet y con quien a su vez roleo puede ser una broma, que no habla en serio, y mi única vía de escape en esos momentos es ‘’seguirle el chiste’’ diciendo que me pague. Pero cuando me pidió los datos de mi cuenta bancaria por privado me di cuenta que eso de chiste, no tenía nada. Tampoco tenía nada de chiste cuando en el grupo privado que compartimos dijo de jugar un juego en donde veríamos hentai y quien se excite primero perdía, tampoco era broma cuando se dio cuenta de que conmigo no tenía chance, empezó a hacer exactamente lo mismo con una chica del grupo, a la que también le preguntó por privado si eran pareja al igual que a mi, a lo que yo simplemente respondí que aquello era imposible debido a la distancia, pero que si quería venir un día a mi país podríamos vernos. Nunca insinué que podía ocurrir algo entre nosotros, nunca lo busqué, nunca lo provoque, mis comentarios al respecto siempre fueron de índole amistoso, y cada vez que insinuaba algo sexual hacia mi; yo simplemente me reía, quizá por la costumbre, quizá para evitar malos rollos, o quizá porque no sabía como sentirme al respecto.
Han ocurrido otras situaciones de las cuales lastimosamente no tengo pruebas porque ocurrieron en el canal de voz (como cuando me preguntó si le enviaría nudes por dinero durante el juego de ‘’yo nunca’’), o dentro del grupo de discord en el que ya no estoy (como la propuesta de ver hentai todos juntos).
https://imgur.com/a/z6jb3It
Entonces, con todo esto, y a pesar de que ya había matado a mi personaje y no roleaba allí, decidí enviarle un tercer mensaje al staff para saber porqué no me respondían.
https://imgur.com/a/8DKMjev
Y finalmente la recibí, pero con el peor de los pronósticos; no solo me banearon, sino que también me acusaron de cosas gravísimas como decirle a un usuario que se suicidara, o darle mi consentimiento a este usuario para que me acose sexualmente, todo esto sin ni una sola prueba y para colmo, anunciándolo en el chat general sin siquiera estar yo presente ni dar derecho a que me defienda. Es por esto que he decidido enviar este submit.
https://imgur.com/a/5EOwuN2
Como me han eliminado del discord ni bien enviar aquella respuesta, prosigo a responder a sus acusaciones:
Nunca incentivaría a nadie al suicidio, esto es gravísimo.
Las dos únicas veces que me he quejado en el chat general fueron porque durante un evento un narrador ignoró las acciones de varios jugadores, no solo la mía. Y la segunda fue por la falta de limpieza de usuarios inactivos. Y siempre me he quejado desde el respeto sin intención de dañar a nadie.
Yo jamás fomenté el juego de ‘’yo nunca’’ y similares, al contrario. Siempre que me metía al canal de voz era lo que estaban haciendo y me invitaban a participar.
Lo de ‘’vender packs’’ era chiste de aquí a la china, por donde lo veas. E incluso si fuese verdad eso no le da el derecho a nadie de acosarme por privado hasta el cansancio, cada quien es libre de vivir su sexualidad como guste.
Lo único que se me puede adjudicar es hablar mucho, o usar exageradamente las mayúsculas ¿Y eso me vuelve una persona tóxica? No, para nada, y no me voy a sentir avergonzada por ser una usuaria sociable y activa ¿Acaso lo que hablaba en discord no equivalía a la cantidad de temas que tenía abiertos y los cuales respondía a diario?
Crean lo que quieran, las pruebas hablan por sí solas. A los usuarios que conocí allí les deseo lo mejor, y lamento de todo corazón si alguna vez se sintieron incómodos por mi presencia, nunca fue mi intención lastimar a nadie, me hubiese gustado que en su momento si alguien se sintió de esa manera me lo hubiese dicho por privado.
Sin nada más que decir, me despido.
Honestamente, desde los primeros screens yo también te noté una actitud pesada y victimista, me dio por no creerte nada. Sin embargo, también hay un poco de duda. A saber lo que en realidad pasó. B⊕REDOM
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Los gatos
Por cuestiones de trabajo, tuve que dejar la ciudad y mudarme a vivir a una pequeña casa vacacional, que tengo en un modesto balneario. Durante el invierno, es muy difícil ver a un alma caminando por alguna de las dos calles sin pavimentar, que rodean a esta casa. Por las noches, solo me acompaña el sonido que emiten mis zapatos al presionar las maderas del piso, que pareciera distribuirse hasta los tablones del cielo. Últimamente, he adquirido la costumbre de sentarme en el balcón del segundo piso, también construido de madera. Desde ahí, puedo ver las estrellas, los oscuros bosques de pino que rodean el lugar y, a veces, me invento pequeños juegos para pasar el tiempo, como, por ejemplo, seguir con la vista la estela de humo que sale de la chimenea que tiene la casa de enfrente, la única habitada, hasta donde puedo ver. La secreta meta que tiene la estela de humo, es llegar hasta el cinturón de Orión, lo cual, cuando ocurre, celebro con un poco de tabaco. Desde el balcón, alcanzo a ver el patio de esa casa, el cual, es relativamente grande, pero está muy mal cuidado o, mejor dicho, está completamente abandonado a su suerte. Algunas veces, estando en el balcón, he visto a una señora salir acompañada de algunos gatos, a caminar en círculos. Siendo el centro de atracción, la señora, siempre da tres vueltas y luego vuelve a entrar a la casa y no cierra la puerta hasta que todos los gatos hayan entrado. Un par de aquellas veces, la señora, me ha visto a lo lejos, y con una voz dulce, pero desgarrada, me grita “Hola vecino”, o algo parecido. Curiosamente, cada vez que la he visto, la señora, viste de la misma manera. Siempre con un vestido negro, un pañuelo de un color rosado intenso, que rodea su cuello, y zapatos de taco, negros también, y brillantes, como de charol. Una noche, mientras escuchaba absorto el sonido que emite las llamas consumiendo palos secos en mi pequeña estufa salamandra, tuve el impulso de invitar a mi solitaria vecina a conversar sobre nada en particular, solo hablar, como para romper el hielo. Considerando que vamos a ser vecinos por bastante tiempo, me dije, no es mala idea. Tomé mi chaqueta de chiporro, agregué unos palos a la estufa y salí. La reja de la casa vecina estaba compuesta de solo tres vigas secas de maderas cilíndricas puestas de manera horizontal, por lo que, el patio queda expuesto a quién quiera mirar y, además, no era difícil entrar, curvando el cuerpo en noventa grados, eludiendo la puerta, que estaba amarrada artesanalmente, con unos cordeles desgastados. Para evitar ser calificado de una persona con modales toscos, no quise entrar y pensé en golpear la puerta de la reja, pero, dada la distancia entre esta puerta y la puerta de entrada a la casa, debía de golpear fuertemente, algo que mis manos de masajista, no pueden tolerar. Para que la vecina no se asustara, quise agregar información extra a mi grito: “Hola, soy el vecino de enfrente”. La vecina se asomó por la ventana y, al mismo tiempo, cuatro cabezas de gato se asomaron a mirar. Rápidamente, las cinco cabezas desaparecieron y sonó la chapa de la puerta de la casa. La puerta se abrió, dejando salir la luz interior que, entre la oscuridad, se dejaban ver como rayos de luz y, de pronto, apareció el vestido negro caminando con sus zapatos de taco, rodeados de gatos que, con movimientos circulares, se entrelazaban con ellos, como haciendo una coordinada coreografía de entrada en escena. “Hola vecino, por qué no pasó. Venga, venga”. Pensé en aclararle a lo que venía, pero qué más da. No importa dónde sea, la idea era conversar un poco, así que, incliné mi cuerpo en noventa grados, levanté una pierna, y traspasé la reja. “pase, que hace frío” escuché, mientras caminaba por el patio en dirección a la puerta de la casa. Entré y me dijo.
- Póngase cómodo, voy a buscar algo para beber, ¿café está bien?.
- Si, gracias.
La señora fue a la cocina, haciendo sonar sus zapatos como martillazos contra el piso y dejando trazos de olor a perfume sofisticado. El piso de la casa, estaba regado de huesos secos, algunos de pollo, otros de algún otro animal que, debido a las hendiduras de dientes de gato, no podía identificar. En el sillón habían seis gatos, cuatro negros y dos blancos, que dormían plácidamente. Sobre el televisor, habían dos gatos recostados, disfrutando del calor que emite la pantalla del antiguo electrodoméstico. Sobre la mesa del comedor, habían seis gatos, de los cuales, tres estaban lamiendo el único plato que tal vez tenía rastros de sabor, pero ya no contenía restos de comida. Los otros tres, merodeaban la mesa, ignorando las migajas de pan esparcidas por toda la superficie. Tal vez, los gatos no comen pan, me dije. En eso, sonó la puerta de la cocina, que era de esas tipo vaquero, de las que van y vienen, y, haciendo una segunda aparición, la señora, que caminaba con cierta gracia, traía una pequeña bandeja en la manos, portando dos tazas blancas, algo desteñidas.
- Siéntese en el sillón, ellos se moverán en cuanto usted se acerque. Los gatos son muy intuitivos, incluso le diría que pueden ver el futuro.
- Gracias, estoy bien así.
- No sea tímido. Shuu shuuuu, muévanse para que el joven se siente… perdón, ¿cuál es su nombre?
- Daniel ¿y el suyo?.
- Isabella, gracias por preguntar.
Finalmente, nos sentamos en el sillón, que olía a amoníaco y tenía los apoyabrazos húmedos. Francamente, no sabía que decir, así que, mantuve un silencio sepulcral, hasta que, la señora Isabella, dijo.
- El negrito que ve sobre el arrimo, se llama Daniel, igual que usted. Se llama así por un ex marido que tuve.
- Lindo nombre. - Intenté hacerme el gracioso.-
- Los gatos son una gran compañía para una mujer sola, como yo.
- Ya veo. ¿Cuántos gatos tiene?
- Veintitrés.
Mientras conversábamos en torno a sus gatos, yo me sentía como en medio de un zoológico. Algunos gatos, caminaban por el piso, otros, por las superficies de los viejos muebles. Habían algunos que se colgaban, como monos, de las cortinas, mientras otros, dormían o descansaban, reposando sobre algunas repisas que habían pegadas a las paredes de madera.
- Todos mis gatos son machos y tienen nombres de personas. Es más fácil identificarlos así.
- Entiendo.
- Así, cuando los llamo, imagino que estoy llamando a un hombre y no a un gato. Es una sensación interesante. Eso sí, los gatos son mucho más obedientes.
- ¿De dónde saca los nombres para sus gatos? ¿tiene algún método de elección?.
- Todos tienen nombres de algún ex marido o ex pareja de la juventud.
- Qué simpático método. - dije con voz temblorosa.-
De pronto, sentí que la conversación ya había cumplido con el objetivo de romper el hielo y extrañé mi hogar, como si hubiera vivido en la calle durante meses.
- Ya debo irme - dije, como rompiendo la conversación.-
- Claro, siempre es así. Ya lo acompaño a la puerta.
- Gracias.
En cuanto me paré, Daniel, el gato con mi nombre, se me acercó y cuando empecé a caminar, comenzó a caminar conmigo. Nunca he tenido facilidad para interpretar las acciones de los gatos, lo mío son los perros. Seguí caminando hacia la puerta y, desde mi espalda, la señora Isabella, puso su mano sobre mi hombro para detenerme, me di la vuelta, acercó su cara a la mía y, con voz suave, pero rasposa, me dijo.
- Daniel te eligió. Ven a verlo cuando quieras.
- Gracias - Fue lo único que se me ocurrió decir -
Comencé a caminar por el patio en dirección a la reja, acompañado, exclusivamente, por Daniel, de aspecto magullado y flacucho. En cuanto levanté mi pierna para salir por la reja, Daniel, el gato, comenzó a alejarse en dirección a la puerta de la casa, la cual, permanecía abierta de par en par, emitiendo los mismos rayos de luz hacia las estrellas. Cuando salí finalmente de la propiedad, miré al cielo, en busca del cinturón de Orión y cuando lo encontré, me dije “la soledad no es para todos”.
Pablo Aravena L.
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Diabolik Lovers ~Haunted Dark Bridal~ Ruta Subaru, Maniac - Resumen
[English]
Masterlist (por VampireWhite)
Masterlist (por PinkCase)
Masterlist (por YuukinoRyuu)
[Subaru - Dark] ← → [Subaru - Ecstasy]
Subaru - Maniac
Centrados en la historia: Prólogo, 07, 08, Epílogo
Extras/no centrados en la historia: 01 - 06, 09 - 10
Otra vez Yui encuentra a Subaru teniendo una pesadilla. Dentro de ella, Subaru recuerda cómo solía hacer guardia vigilando a su madre, “Christa”, para que no estuviera sola. En una de estas guardias accidentalmente se quedó dormido, y termina encontrando a su madre con una daga de plata clavada en su pecho, pidiendo que la mate. En ese momento, un hombre aparece y dice que no le permitirá terminar con su vida y abandonarlo para siempre. La simple presencia de esta persona hace que Christa entre en pánico. Subaru le saca la daga del pecho sintiéndose inútil.
(Prólogo Maniac por YuukinoRyuu)
???: “Con esa daga… ¡por favor, córtame el cuello!!”
????: “Ha pasado un tiempo, Christa.”
Christa: “¡Noo! ¡No te acerques, no te acerques, no te acerques, NO TE ACERQUES!!”
Christa: “… hah… hah… Subaru… ¡Subaru!… por favor… ¡por favor, ayúda… me…!”
????: “Tú eres mía. Intentar acabar con tu vida estúpidamente y abandonarme para siempre…”
????: “… no lo permitiré.”
Subaru: (¿Yo… qué puedo hacer?)
Subaru: (El inútil y débil yo…)
Subaru: (Alguien tan sucio e inmundo como yo…)
Subaru: (¿Qué puedo hacer?)
Subaru sigue evitando a Yui, que no entiende si es por haberle dicho que no se acerque a él (Epílogo Dark) o porque sus pesadillas lo ponen de mal humor.
(Prólogo Maniac por YuukinoRyuu)
Yui: (Pensaba que iba a beber mi sangre…)
Yui: (¿Está tocando mi cara…?)
Yui: Subaru-kun, ¿dónde vas?
Subaru: …a algún sitio donde no estés.
Además, cada vez el latido extraño del corazón de Yui es más frecuente, y empieza a dudar si tiene alguna enfermedad que se lo esté provocando.
(Prólogo Maniac por YuukinoRyuu)
Yui: ¡Qué… mi corazón acaba de…!
Yui: (¡Mi corazón… está latiendo muy fuerte…!)
Yui: (Cuando llegué aquí por primera vez, mi corazón hizo lo mismo. Pero ahora es más ruidoso de lo normal…)
Durante la convivencia con los hermanos Yui va conociendo mejor a Subaru; no le interesa mucho la comida, y parece que le gustan los animales aunque le de vergüenza mostrarlo. Además no se lo nota cómodo en situaciones sociales como en el baile de máscaras en el castillo Sakamaki, o cuando Yui nota que no tiene interés en interactuar con sus compañeros de colegio.
(Maniac 01 por YuukinoRyuu)
Yui: “Ah, estoy preparando la cena de hoy. Subaru-kun, ¿quieres probarla?”
Subaru: “No necesito algo como eso.”
Yui: “Ah, a ti no le gustan las verduras cocidas, ¿verdad? Si es algo que te guste, ¿lo comerías?”
Subaru: “…no hay nada que me guste.”
Yui: “¿Nada? ¿Entonces, hay algo que odies?”
Subaru: “No.”
Subaru: “No me interesa nada de eso.”
(Maniac 03 por YuukinoRyuu)
Yui: (… ya lo había pensado antes, pero cuando Subaru-kun está dormido, no da tanto miedo.)
Yui: (Es muy guapo, así que es popular entre las chicas de la escuela.)
Yui: (Si tuviera un actitud un poco más amable, podría conversar más con la gente…)
(Maniac 05 por YuukinoRyuu)
Yui: (Pájaros, ardillas y conejos… ¿y eso es… un ciervo? No puede ser, incluso hay jabalíes…)
Yui: (Todos se están acercando a Subaru-kun… ¿¡le gustan los animales!?)
Subaru: “…qué molesto. No me lamas.”
Subaru: “Estos animales molestos… cuando terminéis, id a otro lado.”
Yui: (Parece de mal humor… Pero, cuando mira a los animales, los ojos de Subaru-kun son muy amables…)
(Maniac 09)
Yui, aunque a Subaru no le gusta, sigue recurriendo a la iglesia cercana. Una noche, el sacerdote le pide que ayude con la misa, por lo que va a visitar la iglesia, y empieza a considerar contarle sobre su situación actual al sacerdote, pero se arrepiente temiendo que Subaru se entere.
Él aparece en la iglesia justo cuando Yui termina con los preparativos de la iglesia, y ella hace todo lo posible para convencerlo de irse, ya que tiene miedo de que Subaru vuelva a romper la iglesia y nuevamente tengan que arreglarla.
Subaru se da cuenta que se está portando de forma extraña, y amenaza con volver a romper la iglesia si Yui no hace un trato con él.
(Maniac 07 por YuukinoRyuu)
Subaru: “… si estás dispuesta a un trato incondicional, puede que te deje ir.”
Yui: “¿Incondicional…?”
Subaru: “Sí. Deja de oponer resistencia, ríndete a mí.”
Subaru: “Si lo haces, te prometo que me iré de la iglesia sin hacer nada.”
Yui: “¿Qué es lo que tengo que hacer?”
Subaru: “Sólo te lo diré si aceptas el trato.”
Yui: (Siendo Subaru-kun, seguro que si me niego, definitivamente destrozará este lugar…)
Yui: “…Entendido. Acepto el trato.”
Subaru: “…Heheh. OK.”
Yui: “Entonces, ¿qué es? ¿Es beber mi sangre…?”
Yui: “Eh, ¿¡Subaru-kun!? Espera, ¿¡dónde vas!?”
Subaru: “Obviamente me estoy yendo. No voy a destrozar nada.”
Yui: “¡P-Pero, el trato del que hablabas…!”
Subaru: “…la diversión para después.”
Unos días después, Yui encuentra a Subaru en un parque fuera de la mansión. Él le dice que posiblemente esté a punto de “despertar” — es decir, transformarse en Vampiro, y que esa es la razón por la que la llevaron a la mansión Sakamaki. Le revela que fue engañada, y que los hermanos tuvieron un trato con alguien para que la envíen a convivir con ellos, lo que eventualmente causaría su “despertar”. También comenta que el tiempo que la estuvo evadiendo fue por intentar resistirse a tomar su sangre, y le da la oportunidad de dejarla irse, diciendo que si se queda va a “ensuciar su sangre”. Yui no acepta la oportunidad y decide quedarse con los Sakamakis, pensando que quiere quedarse con Subaru.
(Maniac 08 por YuukinoRyuu)
Subaru: “…¿no te vas a ir? ¿Planeas quedarte aquí?”
Yui: “…para ser honesta, no sé qué es mejor.”
Yui: “Yo…en realidad quiero escapar, pero también quiero quedarme contigo.”
Yui: “Cada vez comprendo menos lo que quiero de verdad.”
Subaru: “… hmph, qué persona más extraña.”
Yui se da cuenta de que su despertar debe estar cerca ya que siente que su cuerpo es afectado por la luna llena, que le da poderes a los Vampiros, como la posibilidad de flotar. Subaru insiste en reiteradas ocasiones que Yui debería irse de la mansión, pero ella sigue decidiendo quedarse. Mientras los dos miran la luna llena, Subaru recuerda nuevamente a su madre, que a medida que pasaba el tiempo se volvía más inestable.
(Epílogo Maniac por YuukinoRyuu)
Christa: “Eso es, Subaru. Eres un buen chico. Sigue manteniendo tu buena etiqueta, de esa manera.”
Christa: “Si sigues así, algún día podrás alzarte con dignidad.”
Christa: “Eso es… si continúas así, incluso alguien sucio como tú podrá —”
(Epílogo Maniac por YuukinoRyuu)
Christa: “Sería mejor que no hubieras nacido.”
Christa: “Si no hubieras nacido, podría haber huido y mi cuerpo hubiera estado siempre inmaculado.”
Christa: “Es por ti…”
Christa: “¡Es todo tu culpa!”
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Convencer a una mujer que te haga cornudo no es una tarea fácil, siempre se encuentra con muchos prejuicios, que si no me quieres, que eso solo pasa en las películas porno, que eres un salido, etc. Mil cosas que dificultan poder empezar una relación cuckold. Lo mío no fue una excepción y me costó bastante tiempo, iniciando por comentarios en la cama, a ver películas porno juntos, a convencerla de vestir más provocativa de lo normal y otros datos más que por no aburriros no comentaré.
Mi culminación en el proceso de convencer a mi mujer vino con una conversación seria que tuvimos un día después de cenar. En esa ocasión muy seriamente le pregunté si había alguien que le excitase y le pareciera atractivo a fin de intentar algo con él. Como buena mujer que es al principio mantuvo que yo era el único, pero en un momento conseguí que admitiese que había un chico en el trabajo que sí que le gustaba.
Ella tiene 30 años al igual que yo, y el chico en cuestión es un compañero de 28 años en el restaurante donde ella trabaja. Le propuse intentar seducirlo a ver qué pasaba y después de admitir la vergüenza que le daba, aunque con mucho morbo, aceptó mi propuesta. Como los hombres nos conocemos le di algunos consejos que podrían ayudarla, como por ejemplo en la barra del bar, ya que el espacio es pequeño, pues podría intentar de vez en cuando rozar su culo con su miembro, intentar agacharse para que él se fije en su culo en pompa, desabrocharse algún botón de la camisa mientras hablaba con él o invitarle a tomar algo al salir del curro.
Pasaron los días, y parece que mis consejos iban dando fruto. Ella me comentaba que le había cogido gusto a eso de rozarse y que Sergio, su compañero, parece que empezaba a gustarle todo aquello. María me comentaba que siempre que se metía en la barra, parecía que inventaba alguna excusa para ir también a la barra sabiendo que María se rozaría con él. Lo del culo en pompa dice que también le había parecido excitante pero que a veces se encontraba con más de un cliente mirando y se le hacía todo muy descarado. No obstante de vez en cuando aprovechaba su oportunidad para exhibirse.
Lo de los pechos era lo que más gracia le hacía. Siempre que se desabrochaba los botones veía como las pupilas de Sergio caían vertiginosamente hacia abajo para después levantar los ojos y mostrar cierto gesto avergonzado. Poco a poco fueron cogiendo confianza y tomando copas algunas veces y que la amistad iba mejorando. Ahí fue cuando la animé a dar el golpe final.
Así, conseguí que ella un viernes por la noche, ella y Sergio descansaban, intentara acostarse con él. La idea era sencilla, yo me quedaría en casa esperándola y luego me contaría que tal le había ido. Aunque me hubiera encantado estar presente, consideraba que la primera vez era mejor que ella fuera sola. De este modo, ellos iban a estar más a gusto y desinhibidos y yo pues, evitaría si que ocurriese, un ataque de celos. Por si acaso. Ese mismo día por la mañana fui al supermercado a comprarles condones y de paso me pasé por una conocida línea de lencería a comprarle un hermoso tanguita negro con transparencias que supuse le agradaría a Sergio. Prácticamente le estaba arreglando el polvo a un tipo que ni me conocía ni sabía que estaba en el ajo.
Le pedí a María que se arreglase delante de mí. Fue una sensación muy morbosa verla salir de la ducha al tiempo que se secaba con el albornoz y veía sus piernas firmes y suaves. No pude resistirme a lamerle su sexo recién duchado y pensar que una polla distinta a la mía la penetraría en unas horas.
Apenas podía contenerme las ganas de follarme a mi mujer pero aquella noche era para Sergio y no quería cansarla. No os podéis imaginar lo bien que le quedaba el tanga que le compré y el morbo que me dio verlo subir deslizándose suavemente por sus piernas hasta ocultar lo que iba a ser el placer de Sergio aquella noche. Se puso un vestido también negro con escote que la convertía en todo un deleite para los sentidos. También tacones a juego y se maquilló minuciosamente para la ocasión. Mi mujer no podía estar más hermosa. La amo con todas mis fuerzas.
Me despedí de ella con un beso algo corto para no quitarle el pintalabios y la vi cerrar la puerta. Desde el balcón pude observar cómo se alejaba en la distancia y una vez que la perdí de vista me puse a ver la tele y a pensar como podía matar el tiempo hasta que llegase.
Estaba nervioso y excitado, algo celoso pero con ansias de saber que por fin era un cornudo. En más de una ocasión quise llamarla pero preferí no hacerlo. La noche era para ellos dos, no debía interrumpir. De todos modos, no me hizo falta, a las 22:30 recibí un mensaje de ella y la foto de una ensalada de marisco muy apetitosa. “Juan, cariño, Sergio se está portando como todo un caballero. No puedo enseñarte el restaurante donde estamos pero con lo ver lo bien montada que está esta ensalada te podrás figurar al excelente sitio que me ha traído. Luego te cuento”. De momento la cosa parecía ir bien, pero tenía muchas ganas de que algo sexual pasara entre ellos.
A la 1:00 volví a recibir un mensaje. “Cariño, hemos estado tomando unas copas y ya vamos a casa de Sergio. Besa muy bien. Te amo”. En ese momento me entró un cosquilleo por todo el cuerpo aunque también mi miembro parecía querer despertarse. “Besa muy bien” había dicho. No había pensando en los besos aunque pensándolo bien era algo lógico. Los preliminares son los preliminares. Todo apuntaba a que realmente esa noche iba a lucir unos hermosos cuernos. ¿Estaría preparado para ese paso que tanto tiempo me había costado dar?
A las 3:00 volvió a vibrar el teléfono. No había podido pegar ojo en toda la noche esperando que ella llegase y saber qué había pasado. El corazón me dio un vuelco cuando leí el mensaje. Primero una foto de un miembro de considerables proporciones sujetado por una mano que por el color de las uñas sabía que era la de mi mujer. Abajo un texto: “Cariño, estoy cansadísima. Sergio es todo un campeón, en breve voy para casa. Supuse que te gustaría la foto. No se ve mucho pero Sergio no sabe que tú querías que esto pasase y no quería ser muy descarada con la foto. Te amo precioso.”
No daba crédito a lo que veían mis ojos, al fin había ocurrido. Por fin era un cornudo. Mi miembro se despertó vigorosamente estaba súper excitado aunque ligeramente dolido. Algo de mi estaba resentido con que otro hombre había sido un “campeón”. No obstante, el morbo ganaba terreno a ese resentimiento. No tardó en regresar, a las 3:40 según mi reloj, noté que la puerta se abría lentamente y daba paso a María que venía con los tacones en la mano, y entraba a hurtadillas. Se sorprendió al verme despierto.
“Caray Juan ¡qué susto! Como no me contestaste al whatsapp pensé que te habías quedado dormido. Sé que lo viste por lo del tick azul pero digo se habrá dormido otra vez”.
“¡Qué va! ¿Cómo iba a poder dormir con todo esto? Estaba deseando que llegases”.
“Ay cariño, ¿te ha sentado mal que haya hecho algo? Pensé que te haría ilusión pero si no lo ves bien lo dejamos. Yo más que nada quería cumplir tu fantasía”.
“Y lo estás haciendo María, tranquila, no me siento mal. Estaba nervioso porque quería saber todo lo que había pasado. Si te soy sincero me calentó muchísimo tu último whatsapp”.
“¡Uf! Me has quitado un peso de encima. De verdad que estaba muy preocupada por ti. Si quieres te hablo de nuestro encuentro”.
“Por favor, jaja, por favor, me muero de ganas por saber todo lo que ha pasado. No te dejes detalles, eh”.
“Pues mira, cuando te dejé fui a la avenida donde habíamos quedado para que me recogiera...”
“Cariño, perdona que te corte, pero me gustaría mucho si saltásemos a la parte sexual jaja, no me aguanto”.
“Jajaja, perdona, tienes razón, me imagino que es verdad que el resto es irrelevante. Bueno, ya sabes que en el bar de copas ya nos habíamos besado. Sergio me robó un beso mientras me acariciaba la mejilla y yo le seguí el juego. Lo cierto es que como precalentamiento me vino muy bien. Ya te cuento lo que pasó llegando a su casa, que por cierto, todos los hombres sois iguales, cuando entré había más de una cosa desordenada y la mesa del salón tenía un vaso y un plato de lo que supuse fue su almuerzo. Me pidió disculpas por el desorden y nos fuimos directos a su habitación.
Su cuarto sí que estaba muy ordenado a conciencia, como si supiese o hubiera dado por seguro que me traería ahí. Nos sentamos en la cama, creo que los dos estábamos un poco indecisos o cortados porque parecía que queríamos atrasar el acontecimiento con temas tontos de conversación. Creo que notó que yo me estaba sintiendo rara de no hacer nada porque me volvió a besar al tiempo que acariciaba mi pelo. Me gustó, me gustó mucho. Yo por mi parte fui acariciándole el torso y su cuello. Parece que lo cohibido se le había pasado pues antes de finalizar la primera tanda de besos noté su mano recorriendo mi pecho. Eso provocó que me excitase aun más y casi involuntariamente arqueé un poco mi espalada como ofreciéndole mis pechos a él para que diera buen uso de ellos.
Dejó de besarme y su boca fue a parar a ellos, los cuales besaba y mordía con esmero, pero delicada y suavemente. Mi respiración y excitación iban en aumento. Tenía mucha curiosidad de ver como era su miembro pero me daba mucha vergüenza ir directamente al grano. Lo que hice fue agarrar la mano que tenía libre y dirigirla a mi sexo, el cual empezó a acariciar buscando mi clítoris con su dedo corazón. Ya llegados a ese punto estaba súper caliente y deseaba empezar a hacer cosas mayores con él.
Como imitándome, Sergio también me llevó una mano a la altura de su miembro y estuve un buen rato acariciándole por encima del pantalón notando el grosor de su paquete el cual pronosticaba un buen miembro. La curiosidad me estaba matando y decidí dar el paso. Lo tumbé en la cama y le desabroche los pantalones para luego quitárselos lentamente. El bulto parecía aun mayor cuando se quedó solo en bóxers, los cuales lamí con esmero alrededor del bulto que dejaba su miembro. No tardé en apartar hacia abajo. Su miembro firme y erecto apareció como si hubiera
esperado toda la vida para ser liberado. No te ofendas Juan, pero me encantó. Era realmente bonito y grande, no sé cuánto le medirá pero no tenía nada que envidiarle a ese que sale en las películas que vemos, sobre todo tú.
Me lo llevé a la boca. No podía aguantar más y tenía muchas ganas de probarlo. Él soltó un gemido cuando notó la humedad de mi boca devorando la cabeza de su miembro y yo no pude evitar hacer lo mismo. Me sentía súper excitada con la situación y feliz de llevarme esa polla, perdón por la palabra, a la boca. Quería darle su premio por lo bien que me estaba tratando y por supuesto por tener un miembro de tan considerables proporciones. Él me miraba muy morbosamente. Me encantaba ver su interés en observar como su miembro iba desapareciendo y apareciendo lentamente en mi boca.
Me gustaba mirarle a los ojos y preguntarle con la mirada si le gustaba lo que estaba viendo. Que pusiera ambas manos en mi cabeza y empujase un poco para abajo me dio la respuesta y me sentí orgullosa por saber que le estaba haciendo disfrutar. De repente, me acorde de ti, cariño, y tras no dar demasiadas excusas a Sergio salvo la de que me apetecía guardar una foto de su espectacular miembro, decidí mandarte la foto para que tú pudieras disfrutar también un poco”.
“Lo cierto es que esa foto me puso malito perdido... me calentó muchísimo” - le dije.
“Creo que tardé más de la cuenta en apartar su pene de mi boca pero al final lo hice. No quería que terminase y no haberle dejado tener la oportunidad de penetrarme. Me separé de él y empecé a desvestirme mirándole picarona para que intuyera lo que iba a suceder. Este Sergio es todo un caballero, tenía preservativos ya preparados en un cajón, pero por supuesto no le dejé cogerlos. Tú me habías comprado ya condones y era justo que ese gasto saliese de ti, cariño. Me lo puse en la boca para intentar ponérselo sin tocarlo con mis manos pero fue más bien un desastre, jaja, no me salió. Aunque claro era la primera vez que lo intentaba. Al final tuve que terminar de ponérselo con las manos, pero se nota que no le importó mucho ya que su erección seguía firme como siempre.
Me encantaba verlo tan excitado y quería ponerme a cuatro, pero tampoco quería intimidarlo, así que decidí subirme y cabalgarle un poco. El principio fue intenso, noté perfectamente cómo su miembro se iba abriendo camino en mi interior ayudado por la lubricación del condón. Fue irremediable que se me escapase algún que otro gemido pero eso lo único que hizo fue aumentar más las ganas de Sergio, quien se incorporó un poco para desvestirme por arriba y dejar mis pechos al aire. Le agarré de las manos y empecé a moverme de arriba abajo. Lo hice lentamente. Me encantaba cómo su pene me abría por dentro. Luego fui más rápido pero Sergio me interrumpió. Me dijo que por favor que me pusiera a cuatro, que era su posición favorita y que no quería correrse tan rápido.
Si te soy sincera estaba deseando ponerme así. Dejar que él tomara las riendas. Muy gentilmente me la introdujo en mi sexo pero en poco tiempo cogió impulsó y empezó a embestirme cada vez con más fuerza. Se le soltó una cachetada en mi culete y se disculpó. Yo le dije que no había nada que disculpar que me estaba gustando mucho lo que hacía, así que durante el tiempo que estuvimos lo repitió varias veces. Me encantó, la verdad. Notaba cómo estaba sudando y parecía cansado pero aun así no quería dejar de embestirme con toda su fuerza y eso lo que conseguía es excitarme aun más.
No pensé que en la primera noche consiguiera soltarme un orgasmo, pero lo consiguió, me corrí que no veas, casi con las piernas temblando. Estaba exhausta, así que me puse boca arriba. Sin perder de vista mi sexo volvió a introducirla, está vez más fácil gracias a la dilatación. Empezó de nuevo con sus embestidas, primero lentamente y luego más rápido tras haber recobrado un poco las fuerzas.
De repente noté su miembro más duro de lo normal, intuí que iba a correrse, así que le dije que no parase y le agarré de los brazos. Empezó a gemir y a cerrar los ojos deduje que se estaba corriendo. Tras un instante, empecé a moverme para escurrirle bien el poco semen que quedase en su pene. Se apartó de mí y pude ver su pene relajándose con el condón aun ceñido a él y blanquecino en la punta. Ufff, fue excitante verlo rendidito en la cama. El condón se lo saqué, lo anudé muy bien y me lo metí en el bolso. Luego nos duchamos y con su miembro limpito no pude evitar volver a metérmelo en la boca. Sergio no se lo esperaba y no veas cómo lo disfrutó. Eso fue después de llamarte para decirte que venía para acá. Luego ya me trajo aquí y aquí tienes el condón como prueba de tu fantasía cumplida y tus ansiados cuernos”.
“Bueno… no es de mucha utilidad un condón usado y tampoco era necesario, pero supongo que por lo que me has contado, hasta el condón me da morbo, jaja. Anda, vamos a tirarlo a la basura y vámonos a la cama. Quiero que me repitas lo bien que te lo has pasado mientras hacemos el amor, que estoy que no me aguanto”.
Así hicimos. Ella estaba cansada pero aun así mostró ganas e interés por hacer el amor. De hecho, le dije que si estaba cansada mejor que no, pero insistió. Yo por mi parte disfruté de lo lindo. Dejé la luz apagada lo cual me ayudaba a imaginarme a Sergio mientras embestía a mi mujer. Me resultaba súper morboso que ella hubiera probado otra polla que no fuera la mía y más aun que hubiera disfrutado de un tío con mejor tamaño y más potencia que yo. No podía estar más caliente. Me corrí como nunca.
Echado en la cama y cogiendo el sueño María me dijo algo que si no hubiera acabado de hacerlo, me hubiera provocado otra erección: “Juan, me encantaría volver a ver a Sergio”.
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Jajajajajajajajajajajajajakakakaka me da risa porque me vengo portando terrible
🤣
Me porté mal pero me porté MUY mal con el Bauti Herrera 🤣
Ya estaba re pasada ya 🤣
Le vengo haciendo cosas a ese mono humano y de hace rato 🤣
Y ahora… cumplí su castigo
No encima me estado portando re mal en general y los hize pe lo TA aTO DOS en estos días porque ya venía acumulando en últimos días ya estaba re pasada ya vengo re revolucionada de hace unos dias porque estoy sacada junté mucha bronca porque ya venía juntando mucho
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