#me dan un dolor de cabeza en serio
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ché loco...q haces con ese manito...
paisano q sabe como actuar en frente la gente versus uno q siempre necesita tener un mano cerca al otro... q bárbaro...
#quiere q todo el país se sepa con quién está#pero hijo el no te va separa de vos tranqa#3 finns on a couch what will they do?#apparently start claiming each other jesus#mimi ¿estás mirando esa mierda?#al fin y al cabo los jovenes estan mas mamado#i think you can tell at what point the finns have gotten me too if i start babbling in spanish#me dan un dolor de cabeza en serio#THESE KIDSSSSS
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Guía para encontrar la mejor manera de matarse
Rasha Awale
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Uno
Abre la llave del gas.
Cierra todo:
Puertas, ventanas, mirillas y pensamientos de vacilación.
Primero sentirás dolor de cabeza,
luego dolor de garganta,
un impulso de dejarlo ahí,
pesar.
No te muevas, sólo espera
hasta que ya sea tarde.
Estás muy débil para quedarte.
Sólo salta.
No dejes ninguna nota.
Tu letra no se entiende
y no hay nada peor que una nota suicida confusa.
Imprímela si es necesario.
Que sea divertida,
algo así como “No molestar”.
No quieres hacer sufrir a nadie.
Ya es suficiente con que te vayas pronto.
++
Dos
Ve al mercado, escoge el mejor cuchillo.
Si has tenido una vida de mierda, has de querer una muerte de lujo.
Y si tuviste una vida de lujos, no querrás una muerte de mierda.
Sonríele a la señora del puesto, cuéntale un chiste,
algo así como “¿Puedo probarlo primero?”
No importa lo que hagas,
no compres cualquier cosa.
Quieres que la señora recuerde tu cara
Cuando la policía vaya a preguntarle.
A menos que te parezca divertido incriminar a alguien.
¡Incriminar a alguien!
Estoy bromeando.
Pero en serio, no lo hagas con un cuchillo chafa.
Te robarían la gloria.
No lo hagas en el baño,
Respétate un poco.
Puedes hacerlo en la recámara.
No, es mucho batidillo.
En la cocina.
No,
te recordarán cada vez que metan carne al horno.
En el balcón.
No, hace frío
y tú quieres una muerte calientita.
Hazlo en el baño, sí,
pero remplaza el cepillo dental con lapiceros y el jabón con post-its,
la esponja con clips y la toalla con tu toga de graduación.
Hazte un corte vertical. Puede que duela,
pero recuerda que quedarse duele más.
Seguro vas a llorar.
Ahí empieza el batidillo.
Tú sigue.
Sigue.
Nada tan ridículo como que te lleve la ambulancia por intento de suicidio.
Todo el mundo pensará que lo hiciste para llamar la atención,
pero no querías morirte realmente.
No ven que no es posible llamar la atención con un cuchillo,
a menos que seas el carnicero el día de plaza.
Termina lo que empezaste.
No dejes ninguna nota.
No hay nada peor que un papel ensangrentado
y no quieres hacer sufrir a nadie.
Ya es suficiente con que te vayas pronto.
+++
Tres
Llena de agua la tina.
Pero tienes que encontrar una a tu medida.
Agua caliente.
Tu vida ya fue bastante fría, quieres una muerte cálida.
No te metas desnuda, ponte algo chistoso.
Haz que se rían.
Un disfraz de conejito, una corbata con una camisa llamativa
o un pantalón debajo de la falda.
No te pintes.
Ya bastantes máscaras usaste.
Lo que buscas es una muerte honesta.
Rompe todos los records aguantando bajo el agua
hasta que todo se desvanezca:
las burbujas, el techo, los ruidos de tu mente.
La vida no estuvo tan mal,
pero la muerte puede saber mejor.
Cuando te la bebas,
Bébetela toda.
Recuerda que, si te echas para atrás,
tendrás que explicar el batidillo en el piso,
la toga de graduación en el baño y el elevado consumo de agua.
No dejes ninguna nota.
No hay nada peor que un papel que se deshace en las manos
y no quieres hacer sufrir a nadie.
Ya es suficiente con que te vayas pronto.
++++
Cuatro
No uses pastillas.
Las pastillas son tramposas.
Te pueden dar diarrea o que te salgan ronchas.
Tendrían que hacerte un lavado
y no hay nada peor que tener una manguera en la boca
mientras un montón de extraños te dan palmaditas.
“Con esas pastillas te van a salir pelos en los ojos”,
me dijeron.
Pedí unas pastillas que pudieran encerrar mis demonios.
No funcionaron. No hicieron dormir a los demonios.
No aplacaron las batallas en mi cabeza.
Al contrario, hicieron crecer un bosque en mis ojos
y me supieron amargas.
La vida ya es bastante amarga.
Mereces una muerte dulce,
así que no uses pastillas.
No uses pistola.
Las pistolas son frías y ciegas.
Además
no tienes fuerzas para apretar el gatillo.
No te columpies como un péndulo:
No eres tan santa como para convertirte en fruta.
No te avientes de un edificio alto.
Qué tal si vuelas
o rebotas.
Todo rebota.
No importa qué escojas, no dejes ninguna nota.
La subirán al Face y la compartirán extraños.
Recuerda:
No quieres hacer sufrir a nadie.
+++++
Cinco
Quédate.
Tu vida es una nota.
Deja una nota.
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¡ buenas ! yo siempre tarde y nunca apurada, me pueden llamar ponyo o como me conozcan, ponerme seudónimo nada más es para mi propio entretenimiento. debajo del read more les traigo tanto a war como a montserrat (les debo los tableros), espero podamos hacer conexiones / que le inspire para pensar en como pueden chocar o interactuar nuestres niñes. me pueden encontrar en discord como @lightsovt_ o sino en el server como ponyo, pero si le dan like a esto voy yo.
* war fury.
biografía.
i. nació en queensland, australia, bajo el nombre warwick lee. pero la mayoría de su existencia la pasó en california porque sus padres fallecieron cuando el era pequeño. desde entonces lo criaron sus tíos que son los que le dieron una cultura musical y la posibilidad de aprender a tocar un instrumento que no fuera el piano.
ii. aprende a tocar el bajo y la batería en su adolescencia, mucho por oído y por revistas que enseñaban a cosas básicas de los bajos, y de allí comienza con bandas de garage que no tenían intenciones de llegar a más que eso, había prometido que sería útil para la sociedad, que tendría un trabajo de verdad y que era solo un hobbie. a pesar de esto, a medida que fue creciendo no dejó la música nunca, incluso cuando el trabajo en la fábrica era más exigente. así lo terminaron descubriendo tocando en un bar a sus 25.
iii. hoy en día forma parte de una banda y gracias a westbound aprendió un poco de como producir su propia música, le gusta ser parte de la creatividad de las canciones, no se cree capaz de componer frases poéticas, pero era bueno con los sonidos. su preferencia se encuentra en el rock psicodelico.
iv. a pesar de su estilo y a su personalidad en el escenario, explosiva, demandante de atención, siempre buscando más emoción, cuando se trata fuera del escenario, es relajado, quizás más introvertido o serio de lo esperado. y aunque jamás se ha negado a una cerveza con sus admiradores o negado una sonrisa a una admiradora, se sabe que dentro de la sala de grabación o en ensayos es un dolor de cabeza, le gusta exigir que todos estén en el mismo nivel.
* conexiones:
i. gente con quien este en buenos tratos porque entienden sus procesos musicales, que entienden que es tan tranquilo porque deja todo arriba del escenario y que les agrade ver y estar en compañía de alguien más ameno, no tiene problema con que la gente de su alrededor sea ruidosa, excepto cuando su paciencia desaparece.
ii. relaciones de mentor, quizás alguien que quiera aprender alguno de los instrumentos o a producir con él. tiene cinco, casi seis años firmado con la westbound, así que puede ser respecto a esas cosas también. me gustaría verlo como el big bro de algunos ah. también pueden ser gente que haya conocido alguna de las bandas en las que participo fuera de westbound cuando nomás tocaba en bares y eventos (cumpleaños / bodas).
iii. drinking buddies o smoking buddies, again con lo de tener alguien con quien tirarse a pasar el rato, con quien se lleve lo suficiente ver para tener esos momentos de relajación y descargue.
iv. obvio relaciones conflictivas porque pueden no agradarle lo exigente que es, tomándolo por pretencioso o creyéndose mejor que el resto cuando solo quiere que todo suene bien o vemos porque les puede caer mal, es un hombre de cancer ah.
v. cualquier trama o idea es bienvenida, si ven que warwick encaja en alguna trama que buscan me chiflan
* phoenix mont.
biografía.
i. nace en un pueblo del estado de arizona, en el seno de una familia mexicana llena de esperanza que la nombró montserrat pacheco. le debe su nombre artístico a la capital de su estado, además de la creencia de que realmente nació de las cenizas con su música.
ii. habiendo escapado de un pueblo con solo una ilusión, una guitarra y un tonto que creía que la tenía en la palma de su mano, montserrat comenzó a componer canciones que antes no creía que palabras fueran tan importantes como para darles melodías que las acompañasen. su música intenta mostrar una combinación entre el genero country y géneros de origen mexicano con los que se había criado, sonidos que la transportaban a ser una niña haciendo una performance en su casa mientras la limpiaba.
iii. personalidad en el escenario y fuera de este se presentaban como antítesis. dando una imagen dulce, sentimental, brillando cuando tomaba su guitarra, no preparaba a nadie para la arrogancia que la rodeaba, le era difícil comprender que el foco no siempre iba a estar solo en ella, había abandonado al tonto que la había llevado a la fama porque cree en la supervivencia del más fuerte. lo que es innegable en ambos escenarios es que podía ser testaruda, pero el talento y el carisma la habían llevado lejos.
* conexiones:
i. a pesar de su personalidad egocéntrica, la dude es super extrovertida e intenta mostrar su mejor lado, si la aguantan cuando no sabe admitir que esta equivocada, podrían ser buenos amigues de ella.
ii. alguna ex relación de pr que la hicieron tener porque su vecino / ex compañero de duo / noviecito de seguro salió a hablar horrible de ella, intentando manchar su reputación y no podían tener al solecito siendo una arpía.
iii. obvio relaciones de trabajo, gente que disfruten sentarse en una sala a componer, producir o tocar sus instrumentos buscando una lluvia de ideas, no tienen porque haber colaborado más allá de opiniones o sugerencias mientras producían las canciones.
iv. enemistades o relaciones conflictivas por choque de personalidades, quizás montserrat hizo un mal comentario o escucho que tu personaje hacía un comentario sobre ella y desde entonces hay tensión y malos tratos entre elles.
v. cualquier trama o idea es bienvenida, si ven que montserrat encaja en alguna trama que buscan me chiflan.
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Querida yo:
Te escribo desde la poca consciencia que te queda y de lo poco que has podido revivir del abismo de la ilusión.
Quiero que sepas que eres una persona maravillosa, increíble, romántica, tranquila y sensible; desde hace un mes te estás quemando con fuego como si la vida dependiera de eso.
Yo sé que esto va doler lo que te digo, pero si te gusta, piensa en él con otra chica haciendo lo mismo que esta haciendo contigo, ¿Te gusta la sensación?, ¿Te sientes bien pensando en eso?
No creo, te dolio un poco, tu no eres la excepción y lo sabes. Él sabe más de esto que tú, el sabe jugar, quizás cuantas veces lo ha hecho, ¿sabes su nombre completo?, ¿Sabes quien es su familia?, ¿Sabes como son sus amigos o amigas?
Con suerte sabes donde vive, a que se dedica, que comida le gusta y algunas cosas que le gustan. No te puedes ilusionar así, respetate por favor, se que le tienes ganas, te gusta su olor, sus manos, su cabello, sus besos, su cuerpo, etc. PERO NO TE QUIERE, POR FAVOR ENTIENDELO.
NO ERES LA EXCEPCIÓN. Y si te dijo que no tenía tiempo para una relación es porque no eres la que él quiere. Las personas se dan el tiempo para estar con alguien, quierete un poco por favor.
Yo sé que te hace sentir segura, pero recuerda lo del metro, ¿acaso te sentiste segura? Fueron 30 min de viaje donde querías dejarlo botado porque te sentías incomoda, rara y además la situación de mierda que pasó y él ni siquiera te preguntó si estabas bien. Te dejo sola mientras caminaban a su depto.
Ya no se si quiero seguir sintiéndome como un objeto que será usado para darle placer a un hombre que sólo busca jugar con tus sentimientos.
Recuerda que siempre quisiste enamorarte y sentir que la vida era maravillosa estando al lado de alguien, sé que lo sentiste con él al principio y se sintió lindo. Pero cuando te enteraste de la verdad, fue cruda, dolorosa, asquerosa y hasta humillante.
¿Cómo alguien podía actuar de novios sin ser novios?
Porqué diablos te permitirias algo así, siempre quisiste algo serio, yo sé, créeme, sé que te gusta su olor. Pero es un imbecil y por favor léeme no seas ciega, no te quiere, te quiere para el rato y te lo digo en un estado consciente donde de verdad quiero bloquearlo y mandarlo a la mierda porque detesto las personas así. Odio este tipo de tratos, se que lo querías para practicar, pero eres demasiado sentimental para hacer algo así. Siempre has querido cariño, ¿acaso no recuerdas como se sintió el lunes cuando casi tienes sexo con él? Se sentía sucio, vacío, sin sentimientos, te sentías vulnerable al punto de sentirte una bolsa de carne que sólo estaban aplastando en movimientos bruscos. Sé que en parte lo disfrutaste, pero tus silencios fueron incómodos para él porque nunca notó que necesitabas un poco de cariño.
Él no te dará amor y ni piensa en dártelo, anoche se lo dijiste y fue un error. Te empezó a tratar como un objeto sexual donde sólo te pedía fotos de tus pechos. Donde sólo hablaba de lo lindo que eran ciertas partes de tu cuerpo sólo para cogerte. Y es que en fin de cuentas se convirtió en uno más donde sólo quiere sexo y no le interesa si estas bien o mal. Ni siquiera te preguntó como te sentiste al día siguiente, aún te duelen las caderas, aun tienes sus chupones en el cuerpo, aún sientes un dolor en la guata que es horrible.
Recuerda lo asquerosa que te sentiste anoche, recuerda lo estúpida que te sentiste pidiéndole que tuviese un poco más de sentimientos contigo, recuerda en cómo te trata y te deja de lado durante horas y sólo habla para saber de tu cuerpo y cuando iras a su casa otra vez.
La vida, me hizo reaccionar a las 7 de la mañana, pensando en que mierda estoy haciendo y porque con él. Te duele la cabeza desde que hablas con él maldita sea, tienes dolores de estomago y sientes ansiedad. TE DA MIEDO ESTE WEON PORQUE SIGUES INSISTIENDO, ERES TONTA, TE GUSTA SER TONTA.
Basta de esto, quiérete un poco, ya llegará el hombre de tus sueños y será mejor que este idiota.
Te va respetar en serio y no porque quiere algo, te va a besar las veces que quieras y no te va a criticar, te tocara y el tacto será precioso y deseoso.
Amate por favor, eres maravillosa, yo se que la virginidad siempre te importo poco. Pero si quieres sexo busca a alguien que si te de un poco de sentimientos y no te haga sentir como una bolsa de carne inerte.
Te amo más que a mi vida y quiero cuidarte, el ángel de la guarda te abandono el día lunes porque no le gusta ese weon, si te dejo sola en el metro, ni te pregunto si estabas bien y para variar te reta de que no le gusta hablar en el metro.
Eres maravillosa, comprensiva, empatica, tierna, romántica, sensible, linda, delicada y amorosa.
No te dejes llevar por alguien que no le importan esas cualidades y sólo quiere tu cuerpo para después irse con otra que esté mejor.
Te amo mi niña.
Respetate y no le envíes más fotos.
No merece nada, ni tu cuerpo.
#un invierno eterno#un invierno eterno cartas#amor#okay bye#sola#recuerdos#mi vida#07:26 am#25/03/23
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¿Qué pasaría sí...? Duskwood Capítulo 26
Capítulo 25 ------------------------------------------------------------------------------------------
*Macie POV*
Entro al garaje de los Roger, buscando a Richy con la vista. Pensé que estaría en recepción, como Jessy no está. —Um… No hago nada malo entrando por mi propio pie ¿verdad? —susurro. Al fin y al cabo, estaba visitando a un amigo. Entro a la zona donde reparan los coches y le encuentro con el coche de Dan. Estoy segura de que hasta ahora no ha examinado el coche porque tampoco se creía que lo habían manipulado. Me acerco despacio, suerte que está de espaldas a mí, así le puedo dar una sorpresa.
Coloco mis manos como si tuviera una pistola y la coloco en su espalda. — ¡Está usted detenido, señor Rogers! —exclamo, intentando poner una voz un poco profunda, aunque imposible. Richy se asusta y se da un golpe en la cabeza al incorporarse. Suelto una risa y él se gira, con cara de dolor. — ¡Por fa-…. ¿Macie? —Richy me mira nervioso, casi como si hubiera visto un fantasma. —Hola Richy —saludo, con una sonrisa de las que son encantadoras. — ¿Qué- —suelta una risa floja, mirando a todos los lados— ¿Qué haces aquí? —Pregunta con tono molesto— ¡Quiero decir! ¡No es que no me alegre de verte! —Me señala con las manos, aún nervioso— Estás aquí ¡Wow! Ah… Vaya, no sé qué decir… — ¿Tan mal me veo en persona? —bromeo, al ver que no puede hablar. —Sí- ¡Digo! —Para de hablar y suspira— Mejor me callo antes de que diga alguna tontería más. Vuelvo a reír y me apoyo en el coche, mirándolo. —El famoso coche de Dan… —digo sin apartar la vista a todo el destrozo— ¿Has logrado encontrar algo? —Ningún signo de manipulación —me responde, quitándose los guantes— ¿Pero qué haces aquí? ¿Y dónde te alojas? Pregunto por preocupación, dado que todos en Duskwood desean… Bueno, ya sabes —hace un gesto como de disparo en la cabeza, fingiendo que se muere. Asiento haciendo un sonido de molestia. Por suerte todavía no ha pasado. <<Más rápido de lo que pensaba. >> —Estoy aquí por trabajo —contesto, metiendo las manos en el bolsillo de la sudadera—, un reportaje sobre el festival Pine Glade —veo como asiente, apoyándose también en el coche— y estoy alojándome en casa de Jessy. — ¿En serio? ¿La has visto? —me pregunta preocupado por ella. —Sí, justamente antes de marcharse, me ha dicho ‘Siéntete como en casa’ y me ha dejado en su casa sola. —Qué raro que no me haya dicho que estabas aquí… —Bueno, con lo de Phil… —suelto un largo suspiro. Ha sido un golpe fuerte para ella. —Ya, lo de Phil… —veo que parece de verdad se siente mal por la situación— No puedo creer que le hayan detenido, a ver… Solo por dar copas gratis a las chicas guapas no debe de ser un crimen. Pongo los ojos en blanco. Hasta en momentos como este bromea. — ¿Te recuerdo que por tu culpa y ese paquete de cerillas, Cleo y Thomas quisieron entrar en la en la caja de seguridad? —le pregunto enfadada. —Intentaba ayudar también con cualquier pista —contesta, encogiéndose de hombros— ¿Pero dónde está Jessy? —Está… —tomo aire y me pongo seria. Terreno listo— Ha ido a casa de Iris, la madre de Jennifer Hanson —uso el apellido que había encontrado en internet investigando por mi cuenta. De esto no lo había contado todavía. Veo a Richy cambiar de expresión, incluso esta vez sí que se pone pálido. Se pone a mirar el suelo, nervioso. —Me diste el nombre mal —le doy un empujón amistoso, con una risa— o como fue hace diez años, quizás no te acordabas bien ¿verdad? —Sí, es eso —se ríe sujetándose la gorra—. Hace mucho de ese caso, la verdad que aún me pone los pelos de punta. Saber que el asesino nunca fue encontrado, puso nervioso a todo Duskwood por un tiempo —me explica con calma. Aunque su mano me dice otra cosa cuando la veo, agarrando el coche con fuerza—. Pero ya te lo dije, es imposible que el caso de Jennifer y el de Hannah estén relacionados. —Pues parece que sí —me aparto el cabello, colocándolo detrás de la oreja, haciendo esto, puedo mostrar mis ojos, buscando los suyos con confianza—, Hannah le dijo a Iris que el mismo hombre que mató a Jennifer iba a por ella. — ¿Y ese es el hombre que la ha secuestrado? —me pregunta, dándose la vuelta para guardar las herramientas. —De momento es la primera teoría que tengo —le veo concentrado en guardar cada herramienta bien colocada en su lugar, despacio— y la pista que tenemos es un coche, un AMC Gremlin. Se le cae una herramienta y suelta un taco. —Perdón —se disculpa, mirándome— ¿No me digas que ahora harás que ese hacker vaya archivo por archivo buscando ese coche por internet? —se ríe, regresando a poner bien la herramienta. — ¿Y por qué no? —Porque dudo que pueda encontrar algo —responde, acercándose de nuevo—, no hay ningún archivo en nuestros ordenadores de esa época… Y no me gustaría que se meta en nuestros archivos actuales, ya sabes que lo que pienso de él. —Por eso es que es Jessy que se va a encargar de ello —me atrevo a decir—, si a ti no te importa, claro. —Si es que encuentra algo —se cruza de brazos, pensativo—, son archivos de hace diez años ¿Quién sabe si seguirán estando? —Por intentarlo —me encojo de hombros—. Pero como tú no te encargabas de eso, puede que ni sepas si sigue estando ¿verdad? —Sí, supongo que tienes razón —suspira, volviendo a tocarse la gorra— ¿Y cuándo regresará Jessy? —Primero va a ir a la comisaría de Duskwood, quiere poder averiguar quién a acusado a Phil. — ¿Y si ha sido el hacker? —me pregunta. No veo nada raro en su pregunta, lo dice en serio— Piénsalo, está muy interesado en buscar a Hannah y con todo lo que se ha dicho, a lo mejor ha dado información falsa. — ¿Podéis dejar todos de acusar a Jake sin conocerle? —Me molesto, dejando salir mis sentimientos— ¡Jake es inocente! No haría algo como eso, se arriesgaría a tener más problemas. Richy me mira sorprendido ante mi enfado, casi parece dolido por haber dicho eso. —Espera aquí —me dice antes de volver a las oficinas. Intento relajarme. Todo lo que implica acusar o señalar a Jake de algo que no ha hecho me molesta. No soporto que le traten así. <<Pero claro, solo yo conozco a Jake de verdad…>>
Me quedo esperando dándole toques al coche con el dedo. Si todo va bien, puede que pronto termine esto. —Ya estoy —Richy regresa, con las manos en la espalda y una sonrisa—. Extiende la mano. Pongo los ojos en blanco y me incorporo, separándome del coche. Hago caso y extiendo las manos. Me deja una chocolatina en la mano, con el logo de su tienda. Lo miro con gran interés, como si fuera lo mejor que existe ¡Es que es un chocolate! —Dijiste que prefieres antes el chocolate a una taza, así que encargué unos cuantos en la pastelería —me contesta mientras le doy vueltas a la chocolatina— ¿Y bien? Abro el envoltorio y me llevo el chocolate a la boca ¡Delicioso! —Mmm… ¿Esto es chantaje por lo que has dicho de Jake? —le pregunto, tapándome la boca para comer. —Más bien una disculpa —sonríe. Me quedo mirándolo, dudando por un momento. Es un buen amigo y aun así… No puedo creer lo que esté pensando. —Oye Richy —empiezo a decir, con miedo. — ¿Sí Macie? —no borra su sonrisa. Duele. — ¿Hay algo que te preocupa? ¿O que te gustaría decirme? —Pregunto, mientras tapo de nuevo el chocolate— Sabes que soy tu amiga ¿verdad? Puedes ser sincera conmigo. Richy aparta la mirada, ocultándose con la gorra. —Tan solo… —suelta aire cargado— Estoy preocupado por Jessy —dice intentando mirarme a los ojos—: El secuestro de Hannah, tus acusaciones, el ataque, la detención de Phil… Realmente estoy muy preocupado por ella, es que… —aprieta la mano con fuerza— No debería pasar por todo esto. —Lo sé. Intento mantener la calma. No debo alterarme. — ¿Por qué… ¿Por qué no te llevas más chocolatinas? —me hace una señal para que le siga a la recepción. Parece como si me estuviera echando ya de manera indirecta. Me tiende el bol de cristal— Coge las que quieras. —Vale… —cojo cinco y los guardo en la sudadera. Escucho como se ríe— ¿Qué? ¿Qué pasa? —Deja un poco para los demás. —No hay un cartel que ponga ‘Coger solo uno’. —Gracias por la idea. Me río también, al menos, dejando que el ambiente entre los dos sea más relajado. —Tengo que irme ya —digo, señalando a la puerta—. Me ha encantado verte en persona. —Y a mí también ¿y hasta cuándo te quedas? —Hasta que termine el festival ¿Por qué? —Oh, pues… —se rasca el cuello nervioso, evitando mirarme— Podríamos ir todos juntos y enseñarte el festival Pine Glade y ayudarte en contarte todo lo que sabemos. —Me encantaría. Me va a abrazar pero recuerda que tiene el uniforme lleno de aceite de coche. Me acaba dando la mano para despedirnos. Espero que haya valido la pena venir aquí por mi teoría, si no… Me sentiré como la peor persona en el mundo. De camino al motel, me pasé por la cafetería para comprar dos cafés. Estaba segura de que Jake iba a necesitar uno. Llamo a su puerta y abre un poco para ver quién está fuera. Le veo que lleva puesta la mascarilla y la sudadera. —Ah, eres tú —dice más aliviado— ¿Todo bien? —Sí, ya he terminado —le tiendo el vaso y lo coge—. Pensé que necesitarías un par de baterías. Suelta una risa y me mira. —Gracias. — ¿Lo llevas bien? —Aún me queda un poco más —mira dentro un momento y luego a mí— ¿Puedes esperar un poco más? —Claro, estaré en mi cuarto entonces —señalo con la mano, indicando que estoy cerca. —O también… Se queda callado y deja de mirarme. Espero un poco a que me invite a pasar. —Descansa un poco —me dice finalmente. —Claro —sonrío mientras que por dentro grito—. Envíame un mensaje entonces ¿vale? —Sí, no te preocupes. Cierra la puerta y yo me dirijo a la mía. Si hubiera sugerido yo quedarme en su cuarto ¿me hubiera invitado? — ¿Quieres pasar? —Me giro al escuchar a Jake tras abrir la puerta— Yo tengo todavía que mirar chats, pero si quieres podemos hablarlo mientras voy leyendo. Voy a contestar cuando recibo una notificación. Cojo el móvil y miro el chat de grupo. Thomas pide continuar con la conversación sobre la detención de Phil. — ¿El grupo? —Sí —contesto, un poco molesta de haber escogido el momento más inoportuno— ¿Sigue la invitación en pie? —pregunto, ahora yo atreviéndome— Puedo quedarme en la cama hablando con el grupo mientras que tú estás ocupado. — ¿En… ¿En mi cama? —pregunta nervioso. —Sí, bueno… Tú estás usando el único asiento que hay en el cuarto para el ordenador- —Por supuesto, cierto —veo como se sonroja. Me controlo en reírme ¿en qué pensaba?—. Vamos, estarán esperándote en el grupo. Me acerco con una sonrisa y entro en el cuarto.
Me tumbo boca abajo en la cama y Jake regresa a su trabajo leyendo los chats. Espero que no me hayan esperado demasiado. ------------------------------------------------------------------------------------------
Thomas Podemos seguir por favor? Cleo Sí, ya estoy de vuelta Macie Richy? ------------------------------------------------------------------------------------------
Richy normalmente era uno de los primeros siempre en conectarse y sé que ya había terminado de mirar con el coche de Dan porque estaba presente. ------------------------------------------------------------------------------------------
Dan Ahora ya se puede decir lo que uno piensa de nuevo? Macie Ya todo el mundo lo hace Dan Vale Mi caso es claro como el agua La he cagado con Phil porque le dejé colgado en el Aurora Y justo luego después me fallan los frenos de mi coche Cuando justo vengo de una cita con su hermana ------------------------------------------------------------------------------------------
Pongo los ojos en blanco ante lo que dice. Eso no es motivo para acusar a Phil de algo y tras hablar con él varias veces, ni le interesa lo más mínimo las historias de Jessy y sus amigos, pero encuentro normal que se enfade porque no se presentó para el trabajo. ------------------------------------------------------------------------------------------
Cleo Cuando quise preguntar a Phil sobre Hannah, reaccionó de manera poco adecuada Habló mal de Hannah y no sabía cómo hacer para perderme de vista ------------------------------------------------------------------------------------------ <<Ey, Cleo, cuando te acusen de algo, no te enfades cuando reacciones mal, un consejo para alguien que ha sido acusada.>> ------------------------------------------------------------------------------------------
Macie Lo que puedo entender hoy en día Cleo Cómo? Macie Según él, tú tampoco te comportaste de la mejor manera Cleo He intentado chincharle un poco, pero es cierto Pero su comportamiento no lo justifica Macie Y las pruebas ridículas tampoco son justificables 😑 Dan Oye, quién dijo que ya había acabado? ------------------------------------------------------------------------------------------
— ¡Oh! —Me levanto de la cama y sacho una chocolatina, abriéndola— Abre la boca, Jake —me acerco a él, quedándome a su lado de pie. — ¿Para qué? —Tú hazlo —me río ante su duda. Abre la boca y muerde un poco de chocolate. Hace un sonido de que le gusta y me mira. —Gracias —dice tras terminar de comer el trozo. —De nada, te lo dejo aquí —dejo la chocolatina encima del papel en el que estaba envuelto en la mesa y regreso a la cama. — ¿Roger’s Garage? —pregunta Jake. Debe de haber cogido el dulce. —He ido a ver a Richy —digo, levantando la vista del móvil— ¿Algún problema? —No, ninguno —contesta, incómodo—. Pero recuerdo que dijiste que ibas a ver a alguien especial. Sonrío al escuchar lo molesto que parece. —Un amigo también puede ser especia, Jake —le respondo, mientras sonrío de escucharle de esa manera. —Sí, claro, sí, lo sé… —escucho que murmura— Los amigos también son… Especiales. Niego con la cabeza, soltando una risa. — ¿Qué? —me pregunta, girándose un poco. —No, nada, todo perfecto —contesto, intentando poner cara de inocente. Jake pone los ojos en blanco y regresa a mirar el ordenador, tomando un sorbo de café. —Y no está tan bueno el chocolate —dice finalmente—, los he probado mejores. —Ajá, claro. Aún me faltan más pruebas y teorías como para hablar de mis sospechas. Él me contó al principio que sospechaba de alguien ¿y si es la misma persona que pienso? No debo saltar a la primera y acusar sin antes construir el escenario en mi mente. ------------------------------------------------------------------------------------------
Jessy Acabo de venir de la policía Y lo saben casi todo Del vídeo de Lilly, de que nos hemos metido, de que tenemos pruebas que no mostramos! Que hay un hacker buscado entre nosotros Y saben de ti, Macie Macie Esto solo puede significar algo malo para Jake ------------------------------------------------------------------------------------------
—Jake —me levanto de la cama y me acerco a él, mostrándole la conversación. Comienzo a morderme la uña del pulgar, nerviosa— ¿Qué hacemos? Se queda mirando la pantalla, con el ceño fruncido. —Bueno, la policía de Duskwood de momento no saben cómo soy o quién soy de verdad —me devuelve el móvil—. Y tampoco es de su trabajo detenerme, no te preocupes por mí, me preocupo más por ti ¿Te han dicho algo mientras ibas a ver a Richy o cuando regresabas? —No, todo el rato iba con la capucha —contesto más preocupada—. Igualmente me lo imaginaba por mi parte, pero ¿de ti? —Está todo bajo control —me coge la mano y me sonríe—. Nadie va a conseguir atraparme, y ya sabes por qué. Sé que lo dice para que no me preocupe, pero es horrible pensar que podrían alejarle de mí. <<Siento que me estoy obsesionando con este miedo, debo de calmarme un poco. Jake está seguro aquí dentro, mientras no salga de aquí, estará bien. >>
Regreso a la conversación. Jessy y Cleo de nuevo discuten. En realidad me pregunto si alguna vez han sido amigas o tan solo tienen en común a Hannah como amiga. ------------------------------------------------------------------------------------------
Jessy Sé que uno de vosotros ha testificado contra Phil El jefe de policía me lo dijo ------------------------------------------------------------------------------------------
Oh, perfecto. Tenemos un chivato en el grupo. ¿Qué más puede pasar? ------------------------------------------------------------------------------------------
Thomas Phil habló con Hannah por teléfono el día que desapareció! Jessy Quién dice eso? Thomas Macie ------------------------------------------------------------------------------------------
Diciéndolo así parece que yo haya acusado Phil, cuando en realidad no es así. ------------------------------------------------------------------------------------------
Jessy Habéis hablado sobre Phil? Como sospechoso? Macie Pero solo por Cleo y Thomas Jessy Por qué no me lo contaste Macie? ☹️ Macie Porque no creo que Phil haya secuestrado a Hannah Richy Jessy, soy yo el que lo puso en marcha Tendrías que estar enfadada conmigo ------------------------------------------------------------------------------------------
Jessy se desconecta. Estupendo…
Veo el chat entre Richy y Jessy. Ella cree que ha sido Richy, pero no es cierto. Él no ha sido, de eso estoy segura de ello, se lo he podido notar. Al final Jessy decide dejar su trabajo porque cree que Richy es el culpable del arresto de su hermano.
Me estiro en la cama cerrando los ojos. Toda esta tensión en el grupo no es buena, si empiezan a acusarse todos, podríamos acabar no fiándonos entre nosotros.
Es perfecto, llego a Duskwood y las cosas se ponen peor que antes. *Jake POV*
Termino de leer los chats y me giro en la silla para avisar a Macie. Cierro la boca cuando la veo tumbada en la cama, sin escribir ¿terminó la conversación?
Me levanto con cuidado de no despertarla y me acerco, observándola cómo duerme. Me fijo en sus labios y pienso en besarla. Estos pensamientos… Tengo que calmarme.
Despacio abre los ojos, mirándome medio dormida. —Ya me lo he mirado todo —digo, sin levantar la voz. —Bienvenido de vuelta… —contesta incorporándose en la cama. —Gracias —veo cómo se estira y se queja— ¿Cansada? —No, tan solo había cerrado los ojos unos segundos —contesta y suelta un bostezo. Me río y me mira mal—. Bueno, vale, pero porque llevo mucho tiempo sin dormir bien. —Pues siento desilusionarte, pero toca trabajar. —No me desilusionas, lo estaba deseando —se sienta y me mira esperando. —Hubo una cantidad enorme de cosas que he tenido que leerme —empiezo a decir, acercando la silla a la cama—. Parece ser que el grupo comienza a dividirse. Macie me mira preocupada. Por los mensaje que he ido leyendo, al final ha cogido cariño al grupo, incluso estuvieron jugando por el enlace que vi. —Tengo miedo de que me tiren hacia un lado. No sé qué decir exactamente. Veo a todos los amigos de Macie y Lilly como simples objetos para ayudarme a descubrir la verdad detrás del secuestro de Hannah. O eso es lo que pienso, cuando vi que atacaron a Jessica, sentí que debía de ser mi culpa. Hice pasar a Macie por un mal momento al ver que atacaron a su amiga. <<Y de nuevo mis pensamientos vuelven a ella. >> —Sí, lo entiendo —coloco una mano en su hombro, intentando tranquilizarla—. Una situación como esta puede tener ventajas, ya que te presentan dos puntos de vista. El problema para ti es mantenerte con una perspectiva objetiva —Macie frunce el ceño, un poco molesta—. Parece ser que el grupo comienza a dividirse. —Lo intentaré… Tiene que mantenerse pendiente ahora a cada acción, no podemos dejar que esto sea un contratiempo. —Tengo que admitir que la detención ha sido una sorpresa para todos. —Y tampoco creo que Phil contaba con que le iban a detener —veo en sus ojos lo preocupada que está por él y me molesta. No entiendo por qué preocuparse por alguien que trata mal a su hermana y que ve a las mujeres como objetos ¿Si eres guapa una copa gratis? Es el peor tío que existe. Doy gracias de no ser como él. —No, seguramente no —contesto finalmente, intentando calmarme—. Supongo que la policía habrá estado investigando en niveles que no eran visibles para nosotros. Pienso que el ambiente general ha influenciado bastante nuestras perspectivas a la policía. —O sea, que muy posiblemente gracias a ‘Los tres mosqueteros’, eso les ha ayudado. —Más o menos podríamos decirlo pero —me pongo a pensar en lo que tenemos hasta ahora de cualquier pista que indique que sea Phil. Odio que no haya ninguna— parece que ni de un lado ni del otro hubieran suficiente pruebas. —Tengo que averiguar quién ha declarado en contra de Phil. Al ver su cara de decidida, mi corazón se acelera.
No puedo evitar en ponerme nervioso, es increíble lo que ella hace. Amo ese instinto de querer saber la verdad, es muy natural. —Sí —me pongo a pensar en la situación— ¿Quién se aprovecha de ocultar informaciones contra Phil al grupo? Espero la respuesta de Macie, que parece dudar. —Alguien que cree poder llegar a Hannah. Deteniendo al supuesto secuestrador, puede que hable. Aunque no hay indicios de que Phil lo sea… De momento. —Es cierto —admito—. Al menos no podemos pensar que vayamos averiguar en breve quién detrás de todo esto. —Me molesta muchísimo —dice con rabia— Sea quien sea en el grupo, no se lo voy a perdonar. No sé si es importante Phil para ella, pero me duele. Su manera de preocuparse por él me hace sentir mal conmigo mismo. Inferior a él. —He visto la conversación que tuviste con Phil —abro el tema y siento que debería detenerme, pero no puedo controlarme, es como si no pueda pensar con claridad por culpa de lo que siento por ella— ¿Por qué te invitó al Aurora? Macie me mira sorprendida. Hasta ahora no me he dado cuenta, pero mi voz suena como si estuviera molesto. —Porque soy una amiga de su hermana —contesta, inocentemente. Frunzo el ceño. En realidad, no estoy enfadado con ella, sino con él. No me fío de Phil ni de lo que podría intentar hacer con ella. —Le dijiste que irías a verle. Veo cómo esboza una sonrisa. Tenía que haberme detenido. — ¿Estás celoso? —No —miento. —Sí. Suelto un suspiro y me cruzo de brazos, ignorando su mirada. —Parece ser muy poco simpático. — ¿Qué? —Suelta una carcajada— Todo lo contrario. No sé si quiere molestarme o lo dice en serio. —Pues me es antipático —le sigo llevando la contraria. No sé qué ha visto en él para decir eso—. No tendrías que haber venido a Duskwood, Macie —fijo mis ojos en los marrones de ella, bastante serio—. Es demasiado peligroso para ti estar aquí. —En un análisis objetivo, los celos no tienen lugar —responde ahora ella cruzándose de brazos. —Mi preocupación por ti sí —respondo deprisa, aproximándome a ella y apoyando mis manos en la cama. Nos quedamos mirándonos y ella lleva su mano a mi cara, acariciándome con cariño. —No te preocupes —me sonríe, tranquila—, no me va a pasar nada mientras esté en Duskwood. —Prométemelo —digo firme—, que tendrás cuidado mientras estés aquí. —Te lo prometo Jake, no voy a ponerme en peligro. —Gracias Macie —apoyo mi frente en la de ella, cerrando los ojos—. No podría soportar saber que estás en peligro… —susurro, cerca de sus labios. —Podría decir lo mismo ¿sabes? —me responde y noto el aire de su boca cerca de la mía. Me alejo despacio, recordando que no debo tener una distracción en este momento. Se suponía que debía de hablar de todo lo que ha conseguido sin mí y de los chats y aquí estoy… Preocupado en que pueda perderla. No es profesional por mi parte. —He… —me aclaro la garganta, dejando de nuevo el gran espacio que había entre nosotros— He visto que anotaste el nombre de ‘Alan’ en el listado de llamadas de Hannah. —Y he averiguado quién es —veo como inspira y espira con dificultad ¿estará bien?—, es el jefe de la policía de Duskwood. —Interesante… —pienso el motivo de por qué le llamaría ¿Sería por el hombre que la seguía?— Hannah contactó poco antes de desaparecer a la policía. —O quería hacer una declaración —recuerdo a Macie diciendo que quizás hizo algo terrible. Me da miedo que sea así, pero habría que aceptarlo—. Al menos no era una llamada muy larga.
Asiento al recordar la duración de la llamada. —Es cierto. Así que no le hubiese dado tiempo de contarles su versión de los hechos —veo a Macie agarrando con fuerza las sábanas, pensando. Parece que algo la está molestando bastante, me encantaría saber qué es—. Así que quieres seguir investigando ¿no? Me mira como si hubiera acertado, con una medio sonrisa. —No seguiría aquí sino —suelta una risa floja—. Estamos más cerca de Hannah jamás. —Sí Macie, lo estamos —le respondo con una sonrisa. Ha dedicado demasiado tiempo de su vida en este caso—. El hecho de que Hannah haya conseguido esa pulsera de una casa de empeños puede llevarnos un paso más allá. —Sí, también lo he estado pensando. Podemos averiguar quién lo empe��ó. —Exacto —me levanto de la silla, caminando por el cuarto—. Qué pena que no se me haya ocurrido antes —digo molesto. —Tranquilo, podría decir lo mismo —me disculpa y la sonrío. —Este hecho nos revela un detalle importante sobre quién es el verdadero vendedor —tendría que haberlo pensado. A lo mejor tenemos suerte y el que lleva la tienda puede decirnos algo—. Si llevas un objeto a una casa de empeños, tu intención es recuperarlo en cuanto antes. —El asesino de Jennifer no es entonces —Macie se levanta de un salto, como si una bombilla se hubiera encendido. —Sí es probable —respondo ante su deducción—. Deberíamos averiguar quién fue la persona que llevó la pulsera y ya sabes que es una tarea para ti —la guiño el ojo, sabiendo que hasta ahora, nos ha venido bien su ayuda. — ¡Genial! Ya estaba deseando una misión —me responde con un guiño y me río.
Veo que entonces duda un momento en su hablarme o no. También me lanza algunas miradas, casi acusatorias. — ¿Qué sucede, Macie? —Pregunto preocupado, acercándome a ella y cogiendo sus manos— ¿Qué te preocupa? —Has… Has borrado los emails de Hannah ¿verdad? —me pregunta y noto que no me coge las manos como antes, como si estuviera dudando de mí. —Sí. Pero entiendas por qué lo tuve que hacer. Asiente despacio. Algo más la preocupa. —Sí, supongo… —se encoje de hombros, con duda— ¿No te preguntas a veces si vamos demasiado lejos? — ¿Qué quiere decir demasiado lejos si se trata de una vida humana? —No quiero discutir con ella, pero quiero entender su preocupación—. No puedo contestarte esta pregunta —agacha la cabeza, mirando el suelo— ¿Y tú Macie? ¿Puedes hacerlo? Macie me mira con dureza. Ambos tenemos opiniones distintas sobre cómo llevar al final la búsqueda de Hannah. Sé que no ha podido evitarlo en encariñarse con el grupo. La dejé sola y era el apoyo que tenía. —Sí si otra vida se pone en peligro. —Te refieres a tu amigos ¿verdad? Macie me va a contestar, pero su móvil suena.
Nos separamos y saca su móvil de la sudadera. Poco a poco veo cómo se le va cambiando la cara. No entiendo esa expresión ¿Es miedo o emoción? — ¿Qué es? —pregunto preocupado. —Así que no vamos demasiado lejos ¿no? —me dice, mostrándome el chat. En él me mostraba que Jessica le había enviado una foto. Una foto de una puerta con un cuervo manchado en sangre.
La acababan de marcar.
Capítulo 27
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No puedo decir nada más, solo lograré aburrirte
pero, esta bien? esta bien si me siento mal por algo que es de hace tiempo y no te lo digo porque ya me dijiste que pare con ese tema? sé que debe ser abrumante, pero no sé, otra cosa, me ando sintiendo mal desde hace tiempo cuando salgo, nunca habia tenido lugares especiales con alguien hasta que él llegó, me duele tanto ir por lugares o ahora descubrir lugares o ver que hay sitios donde pude haber ido a su lado, me arrepiento tanto haber hecho tremenda burrada, todo por una maldita tableta, no importa que tan minima sea la acción, todo tiene una consecuencia, pfffff, que tuve en la cabeza para pedir la tableta en primer lugar? si YO YA TENIA TABLETA, TENGO MI TABLETA, TODO LO PUDE HABER EVITADO, SOLO POR LA MONERIA DE VER UNA TABLETA MAS GRANDE DIOS, que estupida, debería dejar este tema, pero la culpa me pesa, que mire adelante me dice, como puedo hacerlo si ya estas lejos, no te tengo aqui, me sentía tan bien al lado tuyo, tratando de convivir con tu familia, me hubiese gustado en serio no ser tan vergonzosa, arruiné todo, arruino todo siento virtual, se me hace tan extraño decir que tal vez no te vuelva a ver, y si llega a ser asi? total, tienes muchisimas razones para irte, para dejarme, me dolería que lo hicieras, que te fueras para siempre, ¿solo tendré que aguantarmelo? supongo que si, a las finales es por mi culpa los problemas, fue mi culpa que te sintieras mal, te hice sentir mal y no me siento orgullosa de eso, ni de todo lo que me contó que pasó en segundo de secundaria, que asco por dios, no lo merezco, realmente no se que me ve, he sido tan asquerosa, me puede reemplazar con cualquier chica, diría que me encantaría trabajar, no busco un trabajo, me da miedo, me gustaría ser una ama de casa nomas, tal vez ser una mantenida, donde mi preocupación sea porqué mi esposo no llega, terminar de lavar la ropa, comprar la comida, decorar la casa, tener las cosas limpias, tener viajes con mi esposo, vestirme bonito y que él me vea y me diga cuanto le gustó, quisiera que me de mis chucherías y si quiero meterme en algun curso de alguna manualidad el me apoye, quisiera vender figuras en ceramica y a su lado ver como también él dibuja y realiza figuras en ceramica, tener que esperarlo a que termine su horario laboral y cuando llegue ir a darle las bienvenidas para luego besarlo y abrazarlo, diría también que me encantaría tener una familia, dos hijos con Stephano, pero la idea de estar con una cosa dentro mio me pone nerviosa y me da miedo, me da miedo porque ya me imagino tremendo dolor e incomodidad que sentiré, ay y en esos momentos donde estaría embarazada el me consentiría más y seguro que le guustaría tocar cada vez que da pataditas y yo toda asqueada o sorprendida por eso, hahaha, luego ver la ropita del bebé y su cuarto, decorar junto a él el cuarto de la niña o el niño, toda la casa pintarla y decorarla, buscar los muebles, platos, vasos, perfumes, etc. Ojalá pueda ser yo tu mujer, perdón si llega el momento en el que te aburro, ya no tengo nada más que contarte la verdad y solo te hablo de mis gatos o lo que hacen, soy tan aburrida, me encantaría jugar más cosa contigo, pero me duele la cabeza y me dan mareos, juro que en esos momentos me siento tan apenada y patetica por no poder entender y aguantar lo que a ti te gusta jugar, lo siento, tal vez solo te atraso, si no pasaba nada y me decias ese dia, te hubiese dicho que no te vayas, o tal vez si te hubiese dicho que vayas, se que esa oportunidad no se obtiene asi nomas, pero cuanto me hubiese dolido de todas formas, tal vez ahi hubiesemos dejado todo en buenos terminos, no hubiese terminado vissta de una mala forma ante tus padres que también me da verguenza haber quedado tan mal frente a ellos, mas a tu papá porque el si me trataba de hacer el habla ese dia del paseo, pero bueno nunca podré odiarte Stephano, nunca me hiciste nada malo, eres un gran chico y juro que seguro cualquier chica estaría muy contenta de ser tu enamorada, me trataste de lo mas hermoso, nunca me habian tratado de esa manera tan encantadora, te amo, eres único para mí
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Es verdad que los casi algo duelen de una manera bastante peculiar. Porque no es igual que el dolor de un amor al que perdimos. A mi parecer, duele más por la incertidumbre que produce el saber ¨ ¿qué habría sido de nosotros?, ¿cómo hubiera sido la relación al estar con esa persona? ¨.
Solo queremos esa oportunidad, pero jamás nos la dan. ¡Ojo! A veces nosotros mismos somos los casi algo de alguien más. Y somos nosotros quienes no le damos la oportunidad a alguien.
Yo solo hablo por mí, y yo quiero decir que, si alguna vez fui él casi algo de alguien, no era mi intención hacerle daño. Perdón. Duele, lo sé.
Le conocía desde hace muchos años, pero nunca le había visto con otros ojos. Hasta que un día me rompieron el corazón. Paso un año hasta que puede recuperarme de ese dolor infernal. Pero no sabía que me esperaría uno aún más duradero, el dolor de un casi algo. Un casi nada.
No había nada mejor ni peor, congeniábamos en todos los aspectos. El sexo era lo mejor, nadie me había tocado como lo hacía él, nadie me había besado como lo hacía él. No estábamos preparados para nada serio, solo nos divertíamos, nos la pasábamos bien juntos. No me había dado cuenta, pero me estaba ilusionando, pensé que por fin había encontrado con a alguien con quien congeniaba, alguien con quien podría compartir algo bonito.
Gran error.
Una noche, hablando por el WhatsApp, me dijo que era mejor no volver a vernos. Orgullosa y dolida, le dije que estaba bien, que no pasaba nada, no éramos nada y que si él se sentía mejor así siempre quedaría una amistad en medio.
El dolor que sentí esa noche fue más intenso que cuando mi pareja me había engañado y dejado para irse con otra.
Una vez más sentí dolor en el pecho, algo se encogía dentro de mí. Pero esta vez dolía algo diferente, no era igual que la primera vez, no entendía nada. Mis lágrimas recorrían mis mejillas sin saber por qué lo hacían.
No sabía nada de los casi algo en esos momentos. Y no me di cuenta, hasta 7 años después, que era por eso, porque era un casi algo.
Cada uno siguió su camino, estuvimos sin vernos por muchos años, y un día, por arte del destino, nos volvimos a cruzar.
Entre mensaje y mensaje, el coqueteo seguía intacto. La picardía, la atracción sexual… TODO.
Yo estaba mal con mi pareja en esos momentos, fue una relación que solo trajo mucha desgracia a mi vida, el maltrato psicológico que me hacía era inmenso, por no hablar de más cosas personales.
Cuando ¨ mi amigo ¨ empezó a preguntarme que tal estaba, sin doble intención, solo amistad. Solo podía pensar, si hubieras sido tú, esto no me habría pasado. Yo estaba por dejar a mi ex, antes de hablar con mi CASI ALGO, y muy dentro de mí, ilusa, pensé, que esta vez sí podría ser nuestra oportunidad.
Él, sin saberlo, me dio la fuerza que necesitaba para dejar a mi pareja.
Así lo hice.
Volví a mi pueblo, a mi casa, la casa de mis padres. Volví a mi vida. Y estaba él, ahí otra vez. Había vuelto a aparecer, con esos hermosos ojos azules, con esa sonrisa que derretiría un iceberg, con esa carita de ángel que siempre tuvo, que tiene.
Se ve que me gustan los imposibles.
Una vez más, solo éramos amigos con derecho. Estaba todo muy claro, y más que yo había salido de una relación.
Yo solo quería que me conociera un poco más, que viera un poco más allá de lo que ya conocía.
Paso un mes de mi vuelta… y sin ser nada, solo le pedí exclusividad, nada serio, pero no quería compartirle, tampoco quería compartir fluidos de otras personas. Yo le era fiel sin que me lo pidiera. No le quería, no le amaba, pues no me dejaba conocerle más allá de lo que ya conocía, pero, aun así, le tenía cariño. Y mi cabeza sola se ilusionaba con tonterías.
No todos los días te acuestas con alguien, es solo sexo, y te quedas durmiendo en su pecho. Y esto no era cosa de un día, era siempre que nos acostábamos.
Los latidos de su corazón era lo que más me gustaba oír. (OTRA FRASE PARA DERRUMBARME MÁS ADELANTE.)
En una de las fiestas de mi pueblo, él conoció a la chica por la que mi relación con él cambiara para siempre. Amor a primera borrachera.
Le pillé con ella. No me dijo nada, solo siguió su camino.
Al día siguiente ¨ no se acordaba ¨. Puede que por todo lo que se metió en el cuerpo. Alcohol, drogas…
Que le vi, se lo contó una amiga que teníamos en común. Ella, sin meterse entre nosotros, igualmente le regaño. Él me escribió, y me pidió perdón, pero no fueron unas disculpas sinceras. Le daba igual. Lo sé, lo sabía.
No, no me alientes con frases esperanzadoras. Le conozco, al menos como es conmigo, y por qué sé lo que soy en su vida. Una bolsa de basura.
Me usa y me tira, y así fue, y así será siempre. También he de decir las cosas como son, yo me dejaba. Me gustaba tenerle, aunque sea de esa manera simple y patética. Y sin darme cuenta, empecé a verle diferente, quería algo más. Me volvió a doler el corazón, no porque se fue con otra, sino porque una vez más no me vio. No me eligió. Todas podían ser mejores y más que yo. Da igual lo buena que fuera, y lo bien que le tratara, jamás me iba a ver.
Realmente, pensándolo bien, somos muy diferentes. Pero… yo sé una cosa de mí que él no sabe, y es algo en lo que nos parecemos mucho.
Tanto él como yo, somos dos personas muy complacientes cuando nos pillamos por alguien. Y yo sé, que todo lo que él necesite en una chica, yo se lo podría dar. Soy bastante adaptable a la vida de la gente. No es por complacerles, simplemente me nace. Me gusta ver feliz a los demás. Aun así… Qué ilusa, que tonta.
¿Cómo pude creer que yo le iba a gustar?
Para mí en sus sueños no hay lugar.
Duele saber que no voy a poder ser parte de su vida alguna vez.
Volviendo al hilo de la historia.
Después de disculparse, simplemente desaparecimos de la vida del otro.
Me alegraba por él, pero al mismo tiempo me dolía que no fuera feliz por mí.
Decidí centrarme en mí, me propuse metas, conseguí la mayoría y ahora tengo unas nuevas.
Un año y 7 meses después…
Trabajo nuevo, nuevas amistades, nuevas experiencias, nuevas historias que contar.
¡BOMBA! REAPARECE EN MI VIDA.
Sutilmente, empieza a bombardearme el Instagram de mg.
No, no era un mg y ya.
Eran cuatro o cinco, fotos diferentes, y algunas bastante viejas.
Primer día. Ignoro. Pero apareció una leve curiosidad en mí.
¿QUÉ ESTABA PASANDO?
Como buena mujer del FBI, me meto en su perfil. TODAS LAS FOTOS BORRADAS CON SU NOVIA. Ahí ya pude deducir lo que pasaba.
Aun así, ignore los mg.
Segundo día. Repetimos lo del día uno. Cuatro, cinco mg y le ignoro.
El tercero igual.
Al cuarto día y al quinto estaba el desaparecido.
Y por simple curiosidad, le di UN SOLO MG A UNA FOTO DE ÉL.
A los dos segundos, me peto otra vez de mg.
NO ENTIENDO NADA.
Suelo ser bastante inocente. Yo más bien pienso que soy estúpida. Pero bueno.
A los días me escribe. Ilusa, pensé que solo iba a escucharle, jamás se me paso por la cabeza volver a tener nada con él.
Me dolió dos veces, no quería más.
Quedamos. No paso nada, le escuché, le consolé con pocas palabras y me fui.
Cuando alguien te duele y te decepciona no le vuelves a mirar igual.
Al día siguiente, me dijo de quedar. Y por cansancio me gano. Cedi y nos acostamos.
Así, tres veces más.
Me sentía extraña. Me gustaba sentirle otra vez, ver su sonrisa, sus ojos mirando a la nada. Su perfume… impregnado en mi piel después de estar juntos.
Aun así, yo estaba alerta. Siempre me quedaba a dormir. Esta vez no. No podía. Algo en mí no me dejaba.
Una vez, me dijo que me quedara a dormir. Pero me pidió que no le abrazara, porque a su ex le gustaba abrazarle y dormirse escuchando los latidos de su corazón. (RECUERDO DEL PASADO)
No le dije nada. Solo sonreí, y le dije que no me quedaba a dormir.
La última vez, técnicamente no dormí con él, pues me llamo de madrugada y fui a lo que fui. Y sí que nos dormimos un poco.
Pero… fue porque él estaba destemplado y yo, de lo estúpida y buena que soy le abrace. Nos dormimos y ahí me sentí superextraña. Sentía que sobraba.
Le escribí a los días cortando todo de raíz. Me duele.
¿Por qué me duele?
Esta última vez yo no me he ilusionado. Pero no sé por qué, sigue doliendo.
Ahí entendí todo.
Él siempre va a ser mi casi algo, mi casi nada.
Para mí siempre será un amigo, pero también será alguien con quien jamás tuve esa oportunidad.
Casi algo: dueles, porque no llegaste a ser, pero algo fuiste.
Solo quiero que sepas, que espero que encuentres a tu mitad, quiero que seas feliz, quiero que cumplas todos tus sueños, y si es posible al lado de la mujer que ames y elijas tu compañera.
Eternamente, e incondicionalmente… tú casi nada.
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Rompecabezas
En ocasiones, ni siquiera me doy cuenta de cuando la ira decide darme una visita ocasional, porque se parece a la ansiedad y con aquella última llevo una vida doméstica, en donde ella me levanta en ocasiones y me advierte acerca de peligros, como dejar una hornilla de la estufa encendida cuando salgo de mi casa; en otras, simplemente me abofetea como si fuera una niña malcriada del siglo XIX y la única manera de permitir que mi cerebro funcionase fuese a golpes, tan duros como aquellos que se dan en un ring de boxeo.
Todo el tiempo me pregunto cuál es el real propósito de todo. Algunos astros me llevan millones de años, y siguen rotando en su rutina, como si tuvieran todo el tiempo del mundo para aprender a tomar decisiones. El problema es que yo no tengo ese tiempo, y para ser honesta, dudo que desarrolle esa habilidad tan admirable.
Lastimosamente, siempre han tenido que tomar las decisiones por mí, porque intento siempre brindar esa cara de mí que tal vez sonríe ante las bromas que duelen, o que se pone seria para evitar que el llanto la sobrecoja y la minimice a un pedazo de polvo. Nadie toma en serio a alguien que llora, y si mi cuerpo tramitara las emociones de manera saludable, quizá nadie me tomaría en serio nunca.
Aunque, pensándolo de manera un poco más profunda, nadie me toma en serio de ninguna manera. Quizá es porque mi imponencia suena a capricho, quizá porque hago demasiados favores como para que alguien piense en que necesito que me paguen de vuelta, quizá porque mi cabeza es un caos y quizá digo cosas que tal vez no vayan a suceder en el futuro.
Como aquella vez que te dije que, si lo dejábamos, podíamos ser amigos. Creo que esa frase no es cierta. Creo que sería más cierta si me hubieras dicho, de frente, que en verdad no me quieres y no quieres tener que ver nada conmigo. Quizá podríamos ser amigos si me dijeras que ya no te gusto, que ya no sientes nada por mí.
Quizá podríamos ser amigos si no sintiera como si me estuviesen clavando una espinita en el pecho que se entierra más y más porque no planeo dejar salir una lágrima ante toda esta frustración. Si hay algo que quieras hacer por mí, y te lo pido casi rogándote, es que no hagas uso del daño que crees que me hiciste para seguir argumentándote como un villano o para seguir narrándote a ti mismo como un monstruo únicamente porque estás cómodo con la idea de que haces daño a quien tocas y te refugias en la tristeza que te enseñaron que era el lugar que debías ocupar en el mundo. Puedo quererte con todo mi corazón, pero ya no estoy dispuesta a luchar contra la voluntad de alguien que no me quiere soltar, pero tampoco quiere tenerme por completo. Así que tomo la decisión por ti.
Tal vez todo esto sería más fácil si me hubiera apegado un poquito menos. No es el infierno porque te deje, porque creo que es una incomodidad, una ira venenosa, que puede írseme pronto. Pero me habría gustado poder descansar de la sensación de que alguien puede cortarme la garganta en cualquier momento hasta el punto de desangrarme de vuelta en todo aquello de lo que sobreviví el año pasado. Vivo una vida en modo supervivencia, y, como bien sabrás, en un vida en modo supervivencia no puedo tolerar pequeños agujeros en la máscara de oxígeno.
Me gustaría no sentir tanta ira, porque entonces te estaría dando la razón con que haces que las personas sientan dolor, y eso no te lo puedes perdonar. Pero no puedo dejar que me envuelvas en un juego en donde tienes tan cerca eso que anhelas y deseas, como si fuera un fuego ardiente, y, sin embargo, tú mismo te dices que no lo mereces, o simplemente no quieres hacer el esfuerzo para conseguirlo. Casi, casi, como un paciente de bulimia que se come una caja de brownies entera y luego decide vomitar porque se siente culpable. O no crees que eres capaz de cambiar. O no crees que existe una posibilidad de existencia.
Pero ya resolví el rompecabezas. Y tomé la decisión yo. O me tienes entera o no me tienes, y si creíste que podías tenerme a medias, anhelando y haciéndome anhelar, lamento decirte que no puedo cumplir ese bosquejo de promesa que te hice.
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' no soy una experta , no, así que no me guardes resentimientos por proveer un diagnostico irrelevante ' en su lenguaje personal, palabras son equivalentes a pedir perdón por las opiniones no solicitadas. ' no sonrías así, me provoca querer pelear contigo ' mitad en broma, mitad en serio, de cualquier forma, marrones revolotean por el resto de su fisionomía ' ¿tú no te has hecho daño? ' . satomi, por su parte, levanta la palma de la mano para mostrarle, la piel brillante por las diminutas partículas de cristal prendidas en la piel, entintada suavemente por el color de la cortadas, sensación ardiente, incomoda, pero dista de ser lo peor que ha experimentado. ' creo que voy a sobrevivir, pero tu sabes ' y el; no soy una experta, queda colgando de sus labios. le lanza una media sonrisa para señalar que no hace falta que se preocupe o ninguna otra acción. ' no, siempre fui la hermana mayor que no sabe como divertirse ' se burla un poco de sí misma, al saberlo verdad, las fiestas le dan dolor de cabeza y la gente en exceso la irrita. y como si no fuera suficiente ya, le parece que un nuevo revuelo se forma en el salón aledaño, ese chirrido que le zumba dolorosamente en los tímpanos y luego todo lo demás. ' ¿qué demonios? ' pregunta más para sí que para interlocutor ' ¿una banshee? ' . / @yongsaengz
' pero no eres una experta ¿verdad? ' comisuras se alzan con picardía y descaro a pesar de acercarse un par de pasos para poder evaluar los daños causados por, como ha descrito ella, su descuido y el de los demás dentro de aquella habitación ' ¿estás bien? ' pregunta es honesta y tono carece de cualquier deje cómico, esperando genuinamente no tener que molerse a golpes con autor del proyectil lanzado en dirección a ambos. no tiene ganas de ese tipo de caos aquella noche ' ¿no te parece siquiera entretenido todo esto? ' ✩ @satcmis
#c. yongsaeng#que lo perdone dios yo no lo voy a hacer (8)#como presidente del club de protección a yongsaeng te lo prohíbo; ah#pero porque te gusta que le haga bullying a tu hijo TT
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Uno
Abre la llave del gas.
Cierra todo:
Puertas, ventanas, mirillas y pensamientos de vacilación.
Primero sentirás dolor de cabeza,
luego dolor de garganta,
un impulso de dejarlo ahí,
pesar.
No te muevas, sólo espera
hasta que ya sea tarde.
Estás muy débil para quedarte.
Sólo salta.
No dejes ninguna nota.
Tu letra no se entiende
y no hay nada peor que una nota suicida confusa.
Imprímela si es necesario.
Que sea divertida,
algo así como “No molestar”.
No quieres hacer sufrir a nadie.
Ya es suficiente con que te vayas pronto.
+++
Dos
Ve al mercado, escoge el mejor cuchillo.
Si has tenido una vida de mierda, has de querer una muerte de lujo.
Y si tuviste una vida de lujos, no querrás una muerte de mierda.
Sonríele a la señora del puesto, cuéntale un chiste,
algo así como “¿Puedo probarlo primero?”
No importa lo que hagas,
no compres cualquier cosa.
Quieres que la señora recuerde tu cara
Cuando la policía vaya a preguntarle.
A menos que te parezca divertido incriminar a alguien.
¡Incriminar a alguien!
Estoy bromeando.
Pero en serio, no lo hagas con un cuchillo chafa.
Te robarían la gloria.
No lo hagas en el baño,
Respétate un poco.
Puedes hacerlo en la recámara.
No, es mucho batidillo.
En la cocina.
No,
te recordarán cada vez que metan carne al horno.
En el balcón.
No, hace frío
y tú quieres una muerte calientita.
Hazlo en el baño, sí,
pero remplaza el cepillo dental con lapiceros y el jabón con post-its,
la esponja con clips y la toalla con tu toga de graduación.
Hazte un corte vertical. Puede que duela,
pero recuerda que quedarse duele más.
Seguro vas a llorar.
Ahí empieza el batidillo.
Tú sigue.
Sigue.
Nada tan ridículo como que te lleve la ambulancia por intento de suicidio.
Todo el mundo pensará que lo hiciste para llamar la atención,
pero no querías morirte realmente.
No ven que no es posible llamar la atención con un cuchillo,
a menos que seas el carnicero el día de plaza.
Termina lo que empezaste.
No dejes ninguna nota.
No hay nada peor que un papel ensangrentado
y no quieres hacer sufrir a nadie.
Ya es suficiente con que te vayas pronto.
+++
Tres
Llena de agua la tina.
Pero tienes que encontrar una a tu medida.
Agua caliente.
Tu vida ya fue bastante fría, quieres una muerte cálida.
No te metas desnuda, ponte algo chistoso.
Haz que se rían.
Un disfraz de conejito, una corbata con una camisa llamativa
o un pantalón debajo de la falda.
No te pintes.
Ya bastantes máscaras usaste.
Lo que buscas es una muerte honesta.
Rompe todos los records aguantando bajo el agua
hasta que todo se desvanezca:
las burbujas, el techo, los ruidos de tu mente.
La vida no estuvo tan mal,
pero la muerte puede saber mejor.
Cuando te la bebas,
Bébetela toda.
Recuerda que, si te echas para atrás,
tendrás que explicar el batidillo en el piso,
la toga de graduación en el baño y el elevado consumo de agua.
No dejes ninguna nota.
No hay nada peor que un papel que se deshace en las manos
y no quieres hacer sufrir a nadie.
Ya es suficiente con que te vayas pronto.
+++
Cuatro
No uses pastillas.
Las pastillas son tramposas.
Te pueden dar diarrea o que te salgan ronchas.
Tendrían que hacerte un lavado
y no hay nada peor que tener una manguera en la boca
mientras un montón de extraños te dan palmaditas.
“Con esas pastillas te van a salir pelos en los ojos”,
me dijeron.
Pedí unas pastillas que pudieran encerrar mis demonios.
No funcionaron. No hicieron dormir a los demonios.
No aplacaron las batallas en mi cabeza.
Al contrario, hicieron crecer un bosque en mis ojos
y me supieron amargas.
La vida ya es bastante amarga.
Mereces una muerte dulce,
así que no uses pastillas.
No uses pistola.
Las pistolas son frías y ciegas.
Además
no tienes fuerzas para apretar el gatillo.
No te columpies como un péndulo:
No eres tan santa como para convertirte en fruta.
No te avientes de un edificio alto.
Qué tal si vuelas
o rebotas.
Todo rebota.
No importa qué escojas, no dejes ninguna nota.
La subirán a las redes y la compartirán extraños.
Recuerda:
No quieres hacer sufrir a nadie.
+++
Cinco
Quédate.
Tu vida es una nota.
Deja una nota.
-Rasha Awale-
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Clases de Seducción, parte 30: Contención
Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11, Parte 12, Parte 13, Parte 14, Parte 15, Parte 16, Parte 17, Parte 18, Parte 19, Parte 20, Parte 21, Parte 22, Parte 23, Parte 24, Parte 25, Parte 26; Parte 27, Parte 28, Parte 29.
Rubén y Sebastian se separaron y tomaron asiento nuevamente en la banca cuando notaron que las gaviotas del puerto se acercaban peligrosamente a sus papitas fritas.
—Ese abrazo me dio más tranquilidad que cualquier palabra que pudiste haber dicho —admitió Sebastian, avergonzado, secándose las lágrimas disimuladamente.
Rubén efectivamente no sabía qué decir.
—No soy muy bueno con las palabras —bromeó Rubén, y Sebastian soltó una risita.
Rubén sabía que había dejado de lado a su amigo últimamente, enfocándose en su relación con Felipe, y se sentía pésimo por eso.
—A veces me siento como ahogado, ¿sabes? —dijo de repente Sebastian—. Siento como un dolor en el pecho, como si tuviera algo aquí que necesita salir —puso su mano en su pecho—. Me dan ganas de gritar, pero simplemente no puedo.
—¿Por qué no puedes? —quiso saber Rubén, confundido.
—Porque parecería un loco —Sebastian miró a Rubén y se rió por lo obvio de la respuesta—. Imagínate estoy en mi pieza y de la nada me pongo a gritar. Mis viejos en vez de mandarme al servicio me van a mandar al psiquiátrico.
—No sé, no creo que tus viejos tengan como prioridad tu salud mental, así que podrías intentarlo —comentó con sarcasmo Rubén.
Sebastian soltó nuevamente una risita al mirar a Rubén tras su comentario.
—¿Hace mucho tiempo que te sientes así, ahogado? —le preguntó Rubén, poniéndose más serio.
—No hace mucho, unos meses nomas —Sebastian bajó la mirada.
—¿Desde cuándo? —insistió Rubén.
Sebastian miró a Rubén a los ojos, luego a sus labios y luego nuevamente a los ojos, antes de responder.
—Desde que vi mi puntaje en la PSU y me di cuenta que estaba perdido —respondió Sebastian, bajando la mirada nuevamente—. Creo que eso me hizo darme cuenta que no voy a poder vivir mi vida como quisiera.
Rubén igual bajó la vista, sin saber qué decir.
—¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte a sentirte menos ahogado? —le preguntó Rubén, con cierta timidez.
Sebastian lo miró, y Rubén tuvo la impresión de que algo iba a decir, pero simplemente negó con la cabeza.
—No puedes hacer nada, es una hueá mía nomas —Sebastian le dio una palmadita en el hombro.
Rubén apoyó su cabeza en el hombro de Sebastian, para darle cierta contención.
—Igual puedes gritar para desahogarte si quieres —le dijo Rubén de repente.
Sebastian soltó una risita.
—¿Cómo voy a gritar? —preguntó con incredulidad.
—No sé, grita —Rubén no sabía cómo explicarlo, y le dio risa la situación—, ¿qué tan difícil puede ser?
A modo de ejemplo, Rubén tomó aire y gritó lo más fuerte que pudo, provocando la risa incrédula de Sebastian, que intentó hacerlo callar, tapándole la boca con la mano.
—¿Qué haces? —le preguntó a Rubén, quedando ambos demasiado cerca el uno del otro.
—Grito —respondió Rubén, como si fuera obvio—. Inténtalo.
Sebastian se quedó en silencio, serio por unos segundos, considerando la idea de Rubén.
Tomó aire y gritó por un par de segundos. Luego soltó una risita ante la mirada orgullosa de Rubén.
—¡Más fuerte! —le ordenó Rubén, seguido de otro grito a modo de ejemplo.
Sebastian obedeció, pero esta vez gritó tan fuerte por tanto tiempo que Rubén pensó que sus pulmones saldrían expulsados por su boca.
Cuando la intensidad del grito comenzó a bajar, Rubén notó que Sebastian estaba llorando nuevamente, liberando por completo la tensión y el miedo que llevaba acumulando desde que supo su puntaje en la PSU.
Rubén lo abrazó, y Sebastian volvió a tomar aire para volver a gritar, pero esta vez no duró tanto como el primero, ya que el llanto no se lo permitió.
Sebastian se aferró a Rubén, como temiendo que si lo soltaba caería al vacío.
Al cabo de un minuto, cuando Sebastian pudo terminar de llorar, Rubén se separó de él y lo miró a los ojos.
—¿Sirvió de algo? —le preguntó, a escasos diez centímetros del rostro de su amigo.
Sebastian bajó la vista avergonzado, y después de dar un largo suspiro, asintió.
Rubén pasó sus dedos por el rostro de Sebastian, para secarle las lágrimas, y sin pensarlo, sintió la necesidad de acercarse y darle un beso en la mejilla.
No sabía por qué, pero simplemente lo hizo. Se sentó nuevamente al lado de Sebastian, y notó cómo su amigo se ruborizó.
—He sido un pésimo amigo —admitió Rubén, después de pensarlo unos segundos—. Perdón por no haberte acompañado como debería en todo este tiempo.
—No te preocupes por eso, Rube —lo tranquilizó Sebastian, con la voz aún algo afectada por el llanto—. Tú también tienes tus cosas. Yo debo encargarme de lo mío.
—Pero no tienes que hacerlo solo —insistió Rubén—. A pesar de todo lo mío, tú has estado ahí conmigo. Yo debería haber hecho lo mismo contigo.
—No importa, Rube —Sebastian insistió en bajarle el perfil—. Al menos estás aquí, ahora.
El par de amigos terminaron de comer las hamburguesas con la bebida, y luego de varios minutos de conversación, se fueron a la casa de Rubén, a terminar el día jugando videojuegos.
Rubén desde ese día comenzó a pasar más tiempo con Sebastian. Cuando no salía con Felipe o estaba entrenando con él en la casa de Roberto, iba a buscar a Sebastian para salir a dar una vuelta, o simplemente ver la televisión juntos en su casa.
A pesar de la inminente partida de su amigo, Rubén notó un cambio en su personalidad, sintiendo que estaba volviendo a ser como era antes, recuperando su confianza, seguridad y alegría.
Rubén con sus ex compañeros del liceo organizaron un pequeño carrete en la casa de Marco para la semana siguiente, para conmemorar sus últimos días previo al inicio de clases en la universidad, esto, luego que Rubén le recordara a Daniela a través de un comentario en Facebook lo que supuestamente habían conversado en Hornitos.
Durante esos días, Rubén acompañó a Felipe a entregar currículos a distintos locales del centro comercial, para asegurar un ingreso económico propio nuevamente.
—¿Dónde trabajaste por última vez? —le preguntó Rubén a Felipe, mientras ambos bajaban caminando por calle Maipú, tomados de la mano.
—En una tienda de ropa que está en el caracol —respondió Felipe, deteniéndose en la esquina ante el semáforo en rojo.
—¿Y por qué te fuiste de ahí?
—Porque el jefe se puso hueón —Felipe se paró frente a Rubén para mirarlo a los ojos—. Se demoraba en pagarme, y cuando lo hacía me pagaba menos de lo que me correspondía. Me la hizo como tres o cuatro meses seguidos, así que me aburrí y me fui.
—¿Y te debía mucha plata? —quiso saber Rubén.
—No era tanta plata lo que me debía, pero lo que ganaba yo igual era poco, así que se notaba. Aparte era lo que habíamos acordado. Era poca plata pero me la ganaba trabajando honestamente —la voz de Felipe demostraba que le daba lata recordar eso—. Así que por eso renuncié el año pasado, en noviembre, y desde entonces que estoy sin nada.
—¿Y estuviste mucho tiempo trabajando ahí?
—Un año y medio.
—¿Y no tenías problemas para compatibilizar con las clases en el liceo? —Quiso saber Rubén, y sintió como si lo estuviera interrogando.
Felipe soltó una sonrisa, y Rubén pensó que podía leer su mente.
—Me acomodaba —Felipe volvió a tomar de la mano a Rubén y comenzó a cruzar la calle al ver el semáforo en verde—. Trabajaba de cinco a ocho de la tarde por lo general, de lunes a viernes y los sábados de dos a ocho.
Rubén se quedó pensando, dando vueltas en su mente en lo difícil que debería ser conjugar el trabajo con los estudios.
—Deberías entregar tú también —le dijo Felipe después de un par de segundos sin obtener respuestas—, quizás podríamos trabajar juntos.
—No sé, me da miedo que no me la pueda —admitió Rubén
—¿Y por qué no te la vas a poder? —Felipe no entendía a qué se refería.
—No sé, me tinca que me va a complicar mucho los tiempos con la universidad.
—Ya, pero aún te queda cuánto, ¿un mes para entrar a clases?
—Si, un poco menos.
—Ya po, ¿entonces?, yo creo que deberías aprovechar al menos este tiempo, de juntar plata, y después cuando empieces las clases, verás si se te hace muy pesado o no.
—¿Y renuncio así nomas?
—Si po, o sea tienes que hablar con quién sea tu jefe y decirle que te vas, no es muy complicado.
—No me gustaría tener que renunciar porque no me la puedo —admitió Rubén—, me sentiría fracasado.
—Nada que ver, Rubén —Felipe se puso serio—. No hay nada de malo dejar de lado algunas cosas para priorizar otras, siempre y cuando lo hagas pensando con claridad. Si renuncias será para enfocarte en tus estudios, y eso está súper bien.
Rubén meditó un par de segundos la propuesta de su pololo, y finalmente accedió. Decidieron que ese día entregarían los currículos de Felipe, para no desperdiciar el viaje, y al día siguiente harían lo mismo con los de Rubén (después de confeccionar un currículo en casa al volver esa tarde).
—Mañana vendré yo a entregar —le contó Rubén a Catalina, cuando pasaron al cine a dejar el currículo de Felipe, mientras ella y Jonathan, su compañero, tomaban un breve descanso entre funciones.
—¡Genial! —exclamó con entusiasmo Catalina—, le diré a Martina, mi jefa, para que los tenga considerados. Hace unas semanas renunció el Davie, y no ha llegado nadie nuevo, está un poco lenta la parte de recursos humanos parece.
—Eso es porque ven que funcionamos bien con uno menos —comentó Jonathan, como que no quiere la cosa.
—¿Y por qué no ha llegado nadie nuevo? —quiso saber Felipe.
—Porque Jona pretende ilusamente que Davie vuelva —les contó Catalina—, así que cada vez que llega alguien a dejar currículo les dice que estamos bien como estamos.
—¡No es cierto! —negó Jonathan, pero su rubor lo delató—, es solo que lo extraño.
—Jona, lo ves todos los días después del trabajo —le dijo Catalina.
—Si, pero es distinto. Trabajar con él era bacán —respondió el muchacho—. Rube, si los llaman a los dos juntos verás que es genial trabajar con tu pareja.
—¿No se supone que siempre dicen que no hay que pololear con un compañero de curso o de trabajo? —preguntó Rubén.
—Si, pero los que dicen eso no tienen idea de nada —respondió Jonathan—, aparte con el Davie pololeamos desde antes de entrar acá, así que supongo que eso no aplica.
—Supongo que aplicaría lo mismo con nosotros —Rubén se refería a él con Felipe.
—Bueno, ojalá nos llamen luego —comentó Felipe, aunque Rubén no lo notó muy convencido.
—Si, igual sería bacán trabajar acá —dijo Rubén.
—¿Bacán?, ¡sería lo máximo! —el entusiasmo de Catalina era evidente.
Catalina se quedó un rato más conversando, mientras que Jonathan volvió a sus labores.
—He estado súper ocupada últimamente —le comentó Catalina a su amigo después de que Rubén le preguntó cómo había estado—. Como te decía, como Davie se fue, he estado tomando sus turnos, así junto más plata —le explicó—. Lo malo es que no he tenido mucho tiempo para salir a distraerme. Ni siquiera con Marco he hablado mucho.
—¿Tanto así?
—Si, me ha invitado a salir, pero justo quiere salir cuando tengo turno acá —se notaba que a Catalina le daba lata no poder salir con Marco—. Igual puede que lo tome como que no quiero salir con él, ¿o no?
—No sé —se rió Rubén—. ¿y no pueden juntarse después de tus turnos?
—Termino pasado las doce de la noche casi todos los días —aclaró ella, desganada—, si Davie tenía asegurados esos turnos por todo el mes porque tenía otra pega más temprano.
—¿Y le has explicado eso, que es por trabajo?
—Si, pero igual me preocupa que piense mal.
Rubén miró a su amiga, y puso una expresión muy evidente.
—¡Te gusta el Marco! —la molestó.
—¡No! —negó Catalina, pero su rubor la delataba—. Solamente no quiero que piense que estoy jugando con él.
—Si, claro —insistió Rubén.
—Ay, mira la hora, tengo que volver —dijo Catalina de repente, cambiando de tema, provocando la risa de Rubén, e incluso la de Felipe, que había estado en silencio casi toda la conversación—. Veré si puedo hablar con Martina, mi jefa, para que los llame de forma preferencial.
—Gracias Cata —Rubén le dio un abrazo apretado.
—Gracias —Felipe le dio un beso en la mejilla.
Cuando llegaron a la casa de Roberto, después de entregar los currículos de Felipe, se pusieron a preparar el currículo de Rubén, que simplemente consistía en cambiar los datos personales, ya que Rubén no tenía experiencia laboral anterior.
—¿Quién era ese Jonathan? —le preguntó Felipe a Rubén mientras esperaban que se imprimieran las copias, intentando sonar casual (no lo logró).
—Es un amigo de la Cata, creo que es su mejor amigo —respondió Rubén, sin darse cuenta de la intención en la pregunta de Felipe.
—¿Y tú de cuándo que lo conoces?
—No lo conozco, lo he visto un par de veces nomas —aclaró Rubén—. Creo que podríamos decir que es la razón de mi amistad con la Cata.
—¿Por qué? —Felipe frunció el ceño, confundido.
—Porque cuando la conocí en la PSU, ella estaba haciendo un dibujo de Jonathan con su pololo Davie. Me quedé pegado mirando el dibujo, y por eso empezamos a hablar.
—Ah —reaccionó sucintamente Felipe—. Me dio la impresión que se conocían, como te decía “Rube” —explicó su suposición, haciendo una mueca algo infantil al decir el apodo de su pololo.
—Pero si todos me dicen Rube —se rió Rubén—. Eres el único que no me dice así.
—¿Y quieres que te diga “Rube”? —preguntó Felipe, sin entender.
—No, prefiero que me llames como nadie más lo hace, aunque sea simplemente mi nombre.
—¿Te puedo decir “bebé”? —Felipe se acercó y le dio un beso en el cuello a Rubén—, ¿”mi gordo”?, ¿”mi sol”? —Felipe se detuvo un segundo frente a Rubén, tras darle un último beso en el cuello, y lo miró fijamente a los ojos—. ¿”Mi Amor”?
Rubén sintió como un vacío en el estómago por la elección de palabras de su pololo. Nunca le había dicho algo remotamente parecido a “Amor”, y si bien, sabía la razón de esto, no pudo evitar sentirse halagado.
—Dime como tú quieras —respondió finalmente, tartamudeando levemente.
Felipe sonrió por la reacción de Rubén.
—Necesitaré algo de tiempo para decidirme —Felipe le dio un beso en los labios y luego se dirigió a la impresora a buscar las copias del currículo de Rubén.
—Solo te pido que no te pongas celoso —dijo Rubén, recuperando la compostura y acercándose a su pololo—. No quiero que volvamos a pelear como el otro día.
—Lo sé, Rubén, lo siento —se disculpó Felipe, mirándolo a los ojos—. Creo que me descolocó un poco ver que tuvieras tanta confianza con ese chico del que nunca había escuchado ni visto.
—Pero ahora ya sabes quién es.
—Si, ahora lo sé. No volverá a pasar.
—Me alegro —Rubén abrazó a Felipe, contento de haber solucionado ese problema antes de que estallara en algo más grande.
—Aunque igual no me da confianza su insistencia en pololear con sus compañeros de trabajo.
—¡Felipe! —Rubén lo miró casi regañándolo.
—Ya, si era broma —corrigió Felipe de inmediato, y levantó a Rubén abrazándolo, y caminó hasta el sillón del living—. Confío en ti.
Rubén aceptó con gusto las palabras de confianza de Felipe. Tomó el control remoto y encendió el televisor.
Al día siguiente, fueron a entregar los currículos de Rubén a los mismos locales donde entregaron los de Felipe, y luego esperaron pacientemente a que los llamaran con ofertas laborales.
La semana siguiente Rubén y Sebastian se fueron juntos a la casa de Marco, donde se reunirían con sus compañeros del liceo para conmemorar el fin de las vacaciones y el pronto inicio de su vida universitaria.
Cuando llegaron, ya estaban al menos una docena de ex compañeros, entre los que se encontraba a Daniela, Macarena, Liliana y Rafael.
Al saludarlos, Rubén se enteró que Liliana y Rafael ya estaban oficialmente pololeando.
—¿Ahora sí que sí? —le preguntó Rubén a Liliana, para confirmar—, ¿no lo vas a negar como la otra vez?
—Esa vez no lo negué —aclaró Liliana, refiriéndose a cuando se juntaron en un pub después de las postulaciones a las universidades—, efectivamente no estábamos pololeando entonces.
Rubén notó que Liliana se veía plena en su nueva relación formal, al igual que Rafael, que siempre se le notó que le gustaba Liliana.
—Se ven lindos juntos —comentó Rubén, dándole un abrazo a la pareja.
—Ustedes igual se ven lindos juntos —le dijo Rafael, dándole un golpecito en el brazo, e impostando la voz para sonar más ronco, como para dejar claro que él era heterosexual.
Rafael se refería a Rubén con Sebastian, quien en ese momento saludaba a Marco animadamente. Liliana le dio un golpecito a Rafael en las costillas, tratando de ser disimulada. No lo logró.
—Con el Seba no estamos pololeando —aclaró Rubén, un tanto avergonzado.
—Pensé que ustedes… después de… estarían… —Rafael se enredó mucho para poder explicarse.
—No lo pesques, Rube —intervino Liliana—. De repente ni yo lo entiendo cuando quiere decir algo. Sobre todo, cuando se mete en lo que no le incumbe.
—Disculpa Rubén, no quise incomodarte —se disculpó Rafael, dándose cuenta de su error.
—No te preocupes, Rafa, es un error común —lo tranquilizó Rubén.
—¿Al final qué pasó con el chico que nos contaste que estabas conociendo la otra vez? —quiso saber Liliana.
—Estoy pololeando con él, Felipe se llama —respondió Rubén, sonriendo con cierto orgullo.
Rubén se sentía cómodo hablando sobre su vida amorosa con Liliana, ya que sabía que ella no lo rechazaría. Sin embargo, no estaba seguro de compartir dicha información con todos los demás presentes. Si bien, no le importaba lo que sus ex compañeros pudieran opinar sobre él, ya que creía que difícilmente los volvería a ver de forma frecuente, aún sentía esa tendencia de proteger su orientación como un secreto.
—¡Felicidades Rube! —le dijo Liliana dándole un abrazo.
—¿Y qué opina Sebastian de tu pololeo? —preguntó Rafael, sin discreción.
—¡Rafa! —Liliana le llamó la atención.
—¿Qué? —Rafael le contestó desafiante—. No te hagas como si no te interesara. Tú igual piensas que deberían estar juntos.
—Eso no viene al caso, Rafa —Liliana se mantuvo firme.
Rubén estaba un poco incómodo con la conversación.
—Perdón Rubén, no nos pesques —Liliana se disculpó, avergonzada—. Me alegro mucho por ti —volvió a abrazar a Rubén.
Después de ese incómodo momento, Rubén se fue hacia donde estaba Marco conversando con Sebastian, aunque no pudo dejar de pensar en las palabras de Rafael mientras veía a su amigo conversando con Marco sobre algún tema que no estaba realmente escuchando.
“¿De verdad pensaban que haríamos buena pareja?”, pensó con escepticismo, mientras miraba atentamente los labios de su amigo.
—¡Rubencio! —el grito de Marco, junto con el chasquido de sus dedos trajo a Rubén de vuelta al mundo real.
—¿Qué? —Rubén estaba completamente desorientado.
—Te pregunté si habías invitado a la Cata —respondió Marco.
—Ah, no —respondió Rubén aún algo desorientado—. Se suponía que era una junta del curso, y la Cata no era nuestra compañera.
—Ya, pero igual pudiste haberle dicho que viniera —insistió Marco.
Sebastian simplemente se reía ante la insistencia del muchacho.
—Si querías que viniera pudiste haberla invitado tu. Estamos en tu casa, eres el anfitrión —le dijo Rubén.
—Ya, pero es que no quiero parecer cargante —admitió Marco—. La invité a salir durante la semana, pero no me pescó, me dijo que estaba ocupada. Quizás la estoy espantando con mi insistencia —Marco se notaba cabizbajo.
—Ya, pero ¿no consideraste que quizás estaba efectivamente ocupada? —le preguntó Rubén, sabiendo efectivamente que su amiga estaba ocupada—. La Cata si no te quisiera ver más te lo diría, por muy duro que sea, así que no te preocupes.
—¿Estás seguro?
—Si —Rubén le dio un golpecito en el brazo a Marco—. Le agradas mucho, así que no te preocupes. Solo no lo eches a perder.
—¿En serio le agrado mucho? —Marco se animó visiblemente—, ¿ella te lo dijo?
—Si, Marco —Rubén se puso serio—, así que pobre de ti que juegues con ella —Rubén le apuntó con el dedo de forma amenazante.
—Obvio que no, Rubencio —Marco le dio un abrazo, como agradeciéndole, ante la risa de Sebastian que observaba la situación en silencio.
Marco se fue a hablar con otros compañeros, y Sebastian y Rubén quedaron solos.
—Eres todo un Doctor Amor —bromeó Sebastian.
—Cállate —Rubén le dio un empujón en el hombro, aguantándose la risa.
—Podrías ayudarme a mí a encontrar el amor.
—No seas ridículo.
Sebastian se quedó mirándolo, aguantándose la risa, y Rubén se ruborizó, aunque no supo descifrar por qué tuvo ese efecto en él.
—Si, creo que no tiene sentido —admitió finalmente Sebastian—. Ya tendré tiempo para eso cuando termine el servicio.
Rubén notó que Sebastian se veía tranquilo, ya no estaba tenso o contenido, o incluso con miedo en sus ojos, como lo estaba hasta hace un par de días.
—¿Vas a hacer algo antes de irte? —le preguntó Liliana a Sebastian, en una ocasión cuando estaban todos conversando animadamente.
—¿Algo como qué? —Sebastian no entendió en primera instancia la pregunta.
—No sé, un carrete de despedida, me refiero.
—Ah, no sé. No creo que mi viejo me deje —respondió Sebastian después de pensarlo unos segundos.
—Pero eso se soluciona muy fácil —intervino Marco—, puedes hacerla acá. La casa es chica, pero el corazón es grande.
—También puedes ocupar la mía —ofreció Daniela—, es un poco más grande, así que puedes invitar a más amigos.
—¿En serio me prestarían sus casas? —preguntó Sebastian incrédulo.
—No es que te prestemos nuestras casas —lo corrigió Daniela—. Mientras haya copete, lo veo como un beneficio mutuo.
—Lo mismo digo —coincidió Marco—, o sea, te queremos, pero no más que al copete, no te pases.
Todo el grupo se rió del comentario de Marco.
Rubén no dijo nada durante la conversación. Solo buscó la mirada de Sebastian, en silencio, y cuando se miraron a los ojos, pretendió hacerle saber telepáticamente que su casa igual estaba disponible.
—Bueno, donde sea, va a ser épica, así que todos tienen que ir —dijo finalmente Sebastian—. Gracias chicos por ofrecer sus casas, voy a tenerlas en cuenta.
Siguieron conversando por largo rato durante la noche, sobre las razones de cada uno para elegir la carrera que estudiarían, y cuándo comenzarían sus clases. Para Rubén, Marco y Rafael, que estarían todos en la misma universidad, sus clases comenzaban el miércoles 2 de marzo, mientras que Daniela, Macarena y Liliana, iniciaban sus clases una semana después, el día 10.
—Sabes que igual puedes usar mi casa para tu carrete de despedida, ¿cierto? —le dijo Rubén a Sebastian, bastante borracho, cuando iban en el colectivo de vuelta a sus casas.
Estaba completamente apoyado en el respaldo del asiento, con la cabeza descansando en el espacio que estaba entre el cabezal del asiento del medio y el de la derecha. Como casi siempre cuando bebía alcohol, lo invadía una sensación de sueño.
—Lo sé, Rube —respondió Sebastian, que lo miraba sonriente, totalmente sobrio—, eso no lo dudé en ningún momento.
—Más te vale. Entonces en mi casa será —concluyó Rubén satisfecho.
—No, o sea, no sé si ocupe tu casa —Rubén enderezó de inmediato la cabeza por la sorpresiva decisión.
—¿Por qué? —quiso saber.
—Porque nuestras casas igual son re chicas —explicó Sebastian—, la casa de la Dani al menos es un poco más grande, como dijo ella, quizás pueda ir más gente si la hacemos allá.
—Ya, pero ¿cuánta gente piensas invitar? —preguntó Rubén un tanto molesto.
—No sé, pero mientras más gente mejor, ¿o no?
—No sé —Rubén volvió a apoyar la cabeza en el respaldo—. Bueno igual es tu fiesta. Puedes hacer lo que quieras
Rubén lo miró con el ceño fruncido, algo molesto por la decisión, aunque sabía que tenía sentido.
—Aparte, si algún jugoso rompe algo, no me gustaría quedar mal con tu viejo —bromeó Sebastian, provocando una risita débil en Rubén.
Cuando se bajaron del colectivo, Sebastian se despidió de Rubén, y se quedó esperando que entrara a su casa de forma segura.
Al no poder meter la llave en la cerradura, Rubén sintió la mano de su amigo tomar la suya y ayudarlo en el proceso.
—Jugosín —le dijo Sebastian en voz baja, entretenido por la situación.
Sebastian tomó el brazo de Rubén y lo puso sobre sus hombros para guiarlo hacia el interior de la casa.
Entraron sigilosamente, y Rubén sintió que estaba flotando.
Sebastian sentó con cuidado a Rubén en su cama, y éste quedó ahí inmóvil, sin voluntad de hacer algo más.
—No puedo creer que te vayas a ir —balbuceó Rubén, mirando fijamente donde estaba el reloj despertador del velador.
—Yo tampoco, Rube —coincidió Sebastian, agachándose a quitarle las zapatillas a Rubén para evitar el riesgo de que lo hiciera él mismo y cayera de bruces al suelo—. Pero ya está —Sebastian le sonrió a Rubén, pero su mirada se notaba triste.
Sebastian le pasó los dedos entre el cabello a Rubén y luego le dio unas palmaditas en el hombro a modo de despedida, indicándole que se recostara, a lo que Rubén obedeció como si se lo hubiera ordenado.
—Descansa Rube —le dijo Sebastian antes de dar media vuelta.
—No te vayas —balbuceó Rubén, tomando la mano de Sebastian para evitar que se marchara.
—Rube, ya hablamos de esto, no hay nada que hacer —Sebastian se notó triste, pero intentó mantener la compostura por su amigo.
—No. Quédate. Aquí.
Rubén lo miró fijamente, como si con su mirada pudiera convencerlo.
—¿Seguro? —quiso confirmar Sebastian, y Rubén simplemente asintió.
Sebastian sonrió levemente y comenzó a quitarse las zapatillas, mientras Rubén se corrió hacia el rincón para darle espacio a su amigo.
Los muchachos quedaron acostados, frente a frente, mirándose a los ojos.
—No sé qué voy a hacer sin ti —dijo en voz baja Rubén, casi como si no quisiera que Sebastian lo oyera.
—Estarás bien, Rube —Sebastian le acarició el rostro con sus dedos, y Rubén notó que se quedó pegado mirando sus labios.
—¿Estarás bien tú? —Rubén mantuvo el volumen bajo.
—Lo estaré —declaró Sebastian, y Rubén quiso creerle—. Para eso sólo te voy a pedir que no faltes a mi despedida.
—¿Sólo eso? —quiso confirmar Rubén, y Sebastian asintió—. Obvio que voy a estar ahí.
Rubén soltó una risita desganada.
Sebastian se acomodó en la cama y lo abrazó con fuerza.
Rubén dejó que el perfume de su amigo invadiera sus sentidos, y se quedó dormido a los pocos segundos mientras pensaba en la petición de Sebastian.
No se perdería su despedida por nada en el mundo.
#el diario de larry#gay men#gay couple#gay#gay love#amor gay#pareja gay#historia gay#relato gay#gay chile#chile gay#clases de seducción#eldiariodelarry
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suspiro cansino abandona labios, dígitos rascan parte posterior de su cabeza en lo que ofrece una exagerada expresión de frustración. ' me dará dolor de cabeza. ' sentencia, aunque dista de ser una realidad cuando, poner neuronas en funcionamiento, ni siquiera le es del todo ajeno. ' estas cosas se le dan mejor a dani. ' comenta, mostrándose suficientemente cómoda una vez más, para hacer mención de hermana menor. ' las cosas obvias podrían ser trampas. ' se pregunta si, acaso, habría elementos con aquella finalidad: hacerles dar pasos en falso. ' ¿suena a algo viable? ' busca punto de vista masculino, necesitando tal vez de un pequeño empuje hacia ruta correcta. comisuras se elevan ante una recepción tímida de pedido y simplemente le observa. ' prefiero que no me llamen por mi nombre completo. ' justifica y, si bien variación no representa un gran cambio, le sienta mejor de esa forma. ' ¿en serio? creo que los míos no. ' al menos, nadie ha mencionado obra en chat grupal. ' o tal vez nadie creyó que sería importante mencionarla. ' eleva hombros, aceptando silla plástica que le ofrece, mas atendiendo a información sobre grupo de músicos que ella misma ha mencionado. ' ¿también tocaron una sola canción en bucle? ' curiosea. ' consideré que podía ser algún tipo de anomalía. ' forma en que pretendían insistir en melodía, acabó atrapando atención inevitablemente. ' ah, ahora no dejo de pensar en esa canción. ' exhalación es pesada, pero acaba riendo por lo bajo mientras acata idea ajena y se acomoda en pequeño mueble. ' debería serlo, es una obra infantil. ' espera que predicción ajena sea acertada, al final de cuentas, tomando aquello como un pequeñísimo descanso de agobio generado por misión. ' quizá sea como la película de pixar. '
' si es por descartar cosas obvias bien podríamos pensar en todo lo que estamos haciendo y considerarlo sospechoso ' explica con calma, entrelazando dedos sobre su cabellera despeinando la misma y dejando que gravedad haga que cabellos bajen por naturaleza. ' exactamente, cuando piensas de esa forma comenzarás a ver cosas que antes podías pasar por encima ' dándole justo la razón con las cosas que acaba de mencionar, era lo primero que él había atinado a pensar donde podrían estar las anomalías. ' hm, lexa ' apodo sale algo tímido, bajito y bajando su mirada hasta sus dedos en lo que juega con los mismos producto de propia introversión. ' está bien, me vendría bien ver la obra por mi mismo. mis compañeros la vieron ' comienza arrastrando hasta ella una de las pequeñas sillas plásticas que eran para los niños pequeños. un adulto se vería divertide en las sillas, por eso ellos no serían la excepción. ' ¿también los escuchaste? fue el primer lugar que visité ' cierra sus ojos pensando en la canción que sonaba una y otra vez. ' al menos los bichos son más tranquilos, toma asiento ' la invita mientras él va a buscar su propia sillita de plástico.
#· 𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑𝐎𝐔𝐒 : interacción.#khai.#JAJAJAJA#es que he's so cute#ya vamos a tener la oportunidad de ayudarlo con algo para compensarle#o le vamos a tener que invitar un cafecito al menos
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| harringrove | e s p a ñ o l | en AO3 [+ un poco de billy & will | básicamente fluff y toneladas de pining y billy enamorado a dolor y hasta las trancas | ya había publicado una pequeña parte, ésta es la versión completa]
~
piel (y todo lo que hay por debajo)
Hay un punto intermedio. Entre el instituto y el colegio. Un pedazo de terreno pelado, amarillento de falta de hierba y de exceso de sol y, en el medio, una caseta vieja.
Es una cosa destartalada y que acumula falta de manos de pintura y humedad, pero que queda fuera de la vista, de esa forma en que quedan fuera de la vista las cosas que están justo ahí pero que ya nadie pierde el tiempo mirando.
Ahí es dónde se encuentran.
Billy se enciende un cigarrillo. Desliza el culo sobre un antiguo pupitre retirado hace tiempo y abandonado pasto de la humedad y la podredumbre, apoyado contra la parte de atrás. Asiento de primera y última fila a la larga columna de árboles que el viento hace ondular al otro lado de la alambrada. La brasa le calienta los labios cuando inhala una calada profunda y exhala un,
“Te estás ablandando, Billy Hargrove”
Apoya hacia atrás la cabeza y cierra los ojos, escuchando ese continuo trinar de los pájaros que entreteje las horas lentas de los días y las noches de Indiana, y los gritos de alegría de los alumnos de la preparatoria, recordando que, en alguna parte ahí, hay un puñado de críos que aún va a seguir riendo con las mismas ganas a unos cuantos años vista. Que igual hasta Max puede ser uno de ellos, si Billy se da prisa. Que igual él también, si Billy es capaz de controlar esa reacción instintiva que le tira de la piel hacia dentro y le grita que pareparepare, que la piel blanda se hace trizas.
Pero igual pueden ser los dos, si Billy es capaz de apretar fuerte los dientes y seguirse ablandando.
Y la piel blanda que se rompe duele pero,
“¡Hey!”
A veces compensa.
Will sonríe inmenso. Detiene la carrera en abrupto y se queda ahí enfrente, jadeando. Tiene nariz divertida y ojos gigantes. La clase de flequillo que te dan ganas de soplarle fuera de los ojos aunque en realidad lo que está es demasiado corto y Billy siempre ha pensado que le iría mejor en la vida si no se diera tanta cuenta. De las cosas. Si no le viera esa sonrisa anchaanchaancha y pudiera leerla tan fácil.
“¡Me moría de ganas de enseñarte esto!” Will se arrodilla en la hierba, las palabras entrecortándose entre exhalaciones. Tira de la cremallera de la mochila con el pecho aun temblando y no se da cuenta de que se le van a ensuciar las rodillas de los vaqueros ni de que Billy puede leerlo. El alivio. De encontrar aquí a Billy y no solo un pupitre vacío. De cómo para un crío cada día más significa ‘Te importo’.
Fué a principios de Diciembre. Viernes a última hora y una de esas cosas tontas que solo pasan en las pelis. Una cosa tan de guión y tan de coreografía que a Billy le dieron hasta ganas de levantar la vista al techo para asegurarse de que John Hughes no les estaba observando, tomando notas desde arriba. Chocaron en mitad de una esquina. Billy aceleró porque tenía prisa y la única manera de pillar a Max a tiempo últimamente era interceptarla justo a la salida. Will porque va siempre así. Siempre a mil por hora. Siempre rozando la velocidad necesaria para un salto en el tiempo para luego ser la clase de crío que parece tan calmado que asusta. Chocaron. En mitad de la esquina. Apuntes por todos lados y una maldición (Will) y un gemido ahogado (Billy) y acabaron tirando de la misma hoja uno por cada esquina. Trolls y magos y un castillo y una luz verde, una estrella en la lejanía, augurando malos presagios. A Billy se le olvidó darle miedo y a Will debió de olvidársele que se lo tenía cuando se le escapó sin pensar un,
“Joder, Byers. Esto es una puta pasada”
Ni miedo ni reticencia ni esa forma que a veces tiene de chocarse con las palabras y trastabillar, solo un “¿En serio?” y ojos enormes y el flequillo rozando las pestañas al parpadear cuando a Billy se le olvidó también que debía― bueno, que debía ser Billy Hargrove.
“¿Tienes más?”
Así que ahora se salta lengua en vez de álgebra, todos los Martes y Jueves. Se escapa a ese lugar entre medias donde sabe que ya nadie mira para echarse un cigarro a la hora que a Will le coincide con el recreo. No siempre consigue darles esquinazo a su panda de pardillos pero algunos días hay suerte. Lleva los dibujos. Orcos y trasgos y montañas encantadas al noroeste y a Billy le parece que hay más príncipes que princesas y que si las hay, son casi siempre magas, casi siempre reinas y la mirada siempre se te va a los ojos que les arden, no a las prendas que les faltan y a Billy le parece que es un grano de arena pequeño. Esto. Que hacen. Y sabe que alguien ya mantiene firme el suelo bajo los pies de Will (‘Joyce’, le dice Will que se llama. Y a Billy le escuece la manera en que hace caber tanto, tanto amor en una sola palabra). Pero le parece también que tal vez no haga falta mucho más, para Will, solo―algunos granos de arena, para reponer los que cada día le quita ser un niño distinto en un pueblo pequeño y enfermo de extrañeza para lo que le resulta extraño.
Así que Billy va a tener que apretar los dientes hasta que le sangren las encías porque es eso, o endurecerse. Es eso. O cagarla.
Otra vez.
Y por la Virgen, Billy no quiere volver a cagarla.
Así que chupa el cigarro. Enarca una ceja. Apresura al crío con la mano.
“Mmm. ¿Tan cojonudo te parece que es, canijo? Venga, que me empieza la siguiente clase”
Will sobrevuela papeles. Cabeza asintiendo y dedos rápidos. Encuentra lo que busca y tira, lo alza triunfal con la mano. Es la espada en la piedra y la lleva hasta Billy con las rodillas húmedas y solo un poco manchadas de barro. Es Febrero y el sol arde fuerte sobre toda la humedad que se ha pasado la noche llorando. El dibujo es un dragón enorme, alas oscuras y desplegadas en eclipse y solo unos pocos rayos de luz de luna iluminando al caballero desde su espalda. Tiene parpados ribeteados en negro y rizos rubios desparramándose en cascada y Billy estaba apretando los dientes pero se le separan porque el dibujo se parece demasiado a él para ser coincidencia. La sonrisa le devora toda la boca. Blando. Le pica la broma en la punta de lengua. Gruñe un,
“Me han llamado muchas cosas. Pero creo que esta nunca, Byers”
Solo se le ve la mitad de la expresión, con ese flequillo que le tapa las cejas y Billy vuelve a resistir las ganas de soplarlo.
“¿Hum?”
“Caballero” dice, deja entrever el tono coña “De armadura brillante”
Una puta pena, lo del flequillo. Porque casi no se le ve, así. Para el que no le conozca. Que se le suben las cejas y se le acumulan en las arrugas de la frente las ganas de bromear de vuelta. Pero por suerte llevan ya un par de meses y Billy―
Billy ya le conoce. Lo suficiente.
“Ya sabes cuál es el trato, William. Escupe. Se te ve a kilómetros que te lo estás aguantando”
“¿Tu? ¿Y brillante?” suelta Will, arrugando la nariz y lanzando una mirada significativa a las pintas que lleva Billy, más cuidadas que no, más intencionales. Pero de eso ya se dará cuenta cuando crezca.
Billy carcajea. La sonrisa de Will se amplía, satisfecha. Se desliza de un salto en el pupitre de al lado. Billy le pasa el cigarro.
“¿Y esto?” Will se encoge un poco. Le mira. Luego al intercambio entre sus manos. Coge el cigarrillo entre dos dedos y el filtro no quema pero Will lo aprieta solo lo justo, como si le diera miedo que de repente lo abrasara.
“Venganza” dice Billy, medio gruñido medio risa, y Will frunce el ceño, pero respira hondo para coger fuerza. Exhala. Da una calada y―
“Argg” tosetosetose “Esto es. Ufff. Es horrible!. No se cómo―” le devuelve el cigarro “Ufff, que―” duda “Asco”
Billy suelta una risotada. Piensa en Max inhalando profundo un par de semanas atrás, sosteniéndole la mirada. Rompiendo a toser cinco segundos después. A Will también le palmea la espalda.
“Eso es bueno” dice “Mejor que no te guste” y Will arruga toda la cara “Y esto también” añade Billy, agitando un poco el dibujo “Esto es muy. Pero que muy bueno, tío”
Will. Le mira. Uno. dos. Tres segundos. Largos. Y Billy le duelen un poco, todos y cada uno. Tres puñaladas profundas con esa espada recién liberada. Un tipo diferente de ‘te importa' cada una: ‘me parece imposible (que te importe)’. ‘Si tú lo piensas, igual es verdad (y me importa, que tú lo pienses)’. ‘Gracias (porque te importe)’. Y luego. Esas cejas escondidas. Los carrillos hinchándose un poco cuando se muerde la punta de la lengua y―
“¿Billy?” los ojos le brillan de malicia mal contenida.
“¿Uh?”
“Tú eres el dragón”
“Serás―”
Billy le empuja de lado. Pero Will solo se mece. No pierde pié sobre arena firme. Vuelve la vista al dibujo, encoge un hombro.
“Pero también el caballero”
Lo dice en un tono que atraviesa el pecho entero y ‘Gracias’ piensa Billy, aunque le duela la piel blanda. Y no le sopla fuerte ese flequillo de tazón de dónde le cubre toda la frente pero―
Sí que le revuelve todo el pelo.
“Ah―!!”
“Hey, canijo, ¿quieres ver el que yo he hecho?”
Will asiente rápido. Todo velocidad contenida y reverberando y a veces Billy no sabe cómo tan poca gente lo puede ver, lo pequeñísima que se le queda la piel y piensa que ojalá, ojalá acumule suficientes granos de arena para elevar ese suelo firme bajo sus pies, y llegar muy alto.
“Claro!”
Lo lleva guardado en el bolsillo de la chaqueta. Doblado. Como lo guarda todo. Pliegues y capas y en el fondo de bolsillos que nunca mira nadie pero.
Lo desdobla para enseñárselo a Will Byers.
“Vaya” Sonríe como ‘Dos meses desde que nos chocamos y me parece que yo te conozco un poco también, Billy Hargrove’ y Billy tocó fondo pero ahora por lo menos Max y él cantan AC/DC a coro en los viajes de vuelta a casa y la voz de Will suena a ‘Eres bueno’ cuando pasa las yemas de los dedos por los contornos en grafito de la calavera y repite, “Vaya”
“Pienso hacérmelo” Billy inspira una calada profunda de Marlboro y de ‘Cuatro meses para los dieciocho’ y le parece sentir como el humo se enrosca en el interior de sus pulmones antes de soltarla. Es una imagen tan bonita como estúpida. Mira la mandíbula abierta del dibujo y piensa que tal vez a él también le apetezca una calada “Tenerlo curado para cuando empiece el verano y―”
“¿Qué pasa aquí?”
Steve.
Harrington.
Brazos en jarras, las solapas del polo subidas y las Ray-Ban sujetándole esa forma en que se le arremolina el pelo sin llegar a domarlo. El sol de las doce pasadas le ilumina medio de espalda y es guapo. A dolor. Es tan, pero que tan guapo. Billy está seguro de que es imposible que este paleto criado a base de maíz y de dinero amasado en negocios de dudosa moral sea lo más bonito que ha visto nunca pero a veces se le olvida. Que es imposible porque. Joder. Lo parece. La luz encendiéndose las puntas del pelo dónde se le ondula. Bajo la oreja. En la curva larga de su cuello. Y el mundo no se para ni los pájaros dejan de trinar ni las nubes se abren y no pasa ninguna mierda sobrecogedora porque esto es el agujero negro dónde va a parar toda la basura del mundo, Indiana. Pero. Lo parece y,
Billy.
Billy sabía respirar pero esa es la otra cosa que siempre se le olvida. Cada vez que Steve Harrington le pasa por delante.
Se tiene que obligar. A asentir. A dejar de ahogarse. Cuando Will le busca con esos ojos grandes a modo de pregunta.
A modo de disculpa.
Billy Hargrove, de recién coronado terror local a―
“Le estaba―” empieza Will. Respira. Frunce la boca antes de soltar la verdad porque sabe que es la única escapatoria “Enseñando mis dibujos. A veces―”
―el blandengue al que se le sube garganta arriba el orgullo cada vez que un crío de apenas once años le dice ‘Billy, esto es bueno. Es muy. Muy bueno, Billy’.
“A veces interca-eh―”
Los ojos grandes de Will se hacen aún más, más grandes. Como si se diera cuenta de que donde ha metido el pie sigue embarrándose hasta meter la pata entera y Billy le sonríe un poco, del lado de la boca que queda oculto para Steve Harrington, por eso de las fachadas y lo difíciles que son de mantener, cuando por un lado presiona lo que se supone que debes ser y por otro, fuerte, cada vez más fuerte, lo que escondes.
“¿A veces―”
Pero Will suspira hondo, hondo, labios fruncidos y ojos gigantes y Billy piensa ‘A la mierda, Hargrove. No te escondas’.
Es él quien contesta,
“Intercambiamos dibujos, Harrington”
Y Steve.
Tiene esos ojos. Son como un mar revuelto en mitad del invierno, esos ojos. Duros, duros, duros. Imponentes. Pero suaves. Joder tan suaves. Cuando algo le pilla desprevenido. Cantos rodados en el oleaje. Y Billy querría dejarse arrastrar por ellos como caer con la curva de una ola. Steve le mira, y al dibujo que tiene en la mano, sus ojos un remolino y, cuando alza la vista, la calma. Y Billy se siente igual que cuando le parecía a veces que las olas querían. Envolverle y atraparle. Suaves como las nubes que reflejan. Y Billy se siente igual que cuando las dejaba. Llevarle. Arrastrarle hasta orilla. Sano y salvo.
“¿Lo has hecho tú?” Steve frunce el ceño. Cuando hace eso. Está siempre guapísimo. Y a Billy el corazón se le rompe. A cachos. Piensa. Esto es lo que cuesta. Piensa. Joder. Piensa. Así es como duelen las cosas cuando te conviertes en un puto blando.
Lo que no tienes. Lo que quieres. Lo que podrías―
Joder.
Lo que podrías querer tanto que quisieras arrancarte la piel, para que pudieran tocarte el corazón directamente con las manos.
Billy asiente. Will sonríe. Steve suaviza el ceño y― olasolasolas. En una mañana de otoño. Batiendo la superficie de un mar en calma.
Y ahora. Billy canta AC/DC con Max. Le hace aguas el corazón cuando desafina y a ella se sujeta los pulmones cuando la risa se le atraganta. Si sienta en la parte de atrás de una caseta a medio camino entre quien es y quién debería ser y pasa con muchísimo cuidado las páginas del cuaderno de dibujo de Will Byers.
Y Billy Hargrove tocó fondo un día a finales de Octubre. Tocó fondo y le dejó a Steve Harrington hecha papilla esa cara que no puede dejar de ver en sueños. Cuando está dormido. Cuando está despierto. Tocó fondo y ahí se va a quedar. Es eso. O arriesgarse a subir a la superficie equivocada. Se está bien, aquí en el fondo. Se ve mejor lo que importa, cuando alzas la vista hacia la superficie.
Aquí, duele mirar lo que no tienes pero, al menos. Te devuelve la mirada.
Aquí, Billy respira muy, muy hondo. Coge aire para para tener algo que le mantenga vivo bajo el agua cuando Steve le arranca el dibujo de las manos. Lo estudia con detenimiento. Dice,
“Es. Eh. Bueno―” Sonríe “No es. Bonito. Al uso.” Mira a Billy y su mirada se deshace en espuma, se rompe en esa suavidad que no puede evitar, como si lo demás fuera tan de mentira como ‘Billy Hargrove’ y todas esas paredes imaginarias “Pero―”
Dice ‘Pero’ y, entonces. Suena la alarma.
“¡Oh!” Will bota en el sitio “¡Tengo que―” cierra a tirones la mochila y “¡Clase!”
Sale corriendo, girándose antes de desaparecer tras las esquina de la caseta para saludar, dedicándoles a los dos una de esas sonrisas que Billy ha categorizado sin darse cuenta como ‘de las buenas’, ancha y ya casi jadeante otra vez, antes de desaparecer a la velocidad de la luz en dirección a la escuela y a, espera Billy, ser uno de esos pocos críos que aún va a seguir riendo con las mismas ganas a unos cuantos años vista, con un poco de suerte.
Steve Harrington sigue ahí, plantado frente a él cuando se detiene la alarma.
“¿Te sobra alguno de esos?” pregunta, la barbilla señalando el cigarrillo que Billy aprieta entre los dedos. En la deriva de su pelo las Ray-Ban se mantienen a flote, zozobrando.
Billy golpea el culo del paquete contra el muslo, le ofrece el cigarro que sobresale. Rasca la piedra del encendedor y, Steve se inclina hacia delante y es pleno día pero a la luz delgada de la llama da casi la sensación de ser ese instante exacto en que empieza a apagarse el mundo, y la oscuridad convierte los espacios abiertos en pequeños universos estrechos: Steve Harrington y sus labios rojos alrededor de cigarro y un dolor pequeño en la yema de su pulgar de seguir manteniendo vivo el fuego y querer cosas con un dolor más grande y sentir que se le cauteriza el corazón de mantener dentro la rabia al saber que nunca va a tenerlas pero―
“¿Pero?”
Steve le agarra la muñeca. Ahueca las mejillas. Inhala hondo. Se separa pero tarda un momento. En soltarle. Lo bastante para que sus dedos pudieran leer la forma en que a Billy se le encabrita el pulso en la muñeca, si quisieran.
“Pero―” Steve sonríe. De medio lado. Se sienta en el sitio de Will. Alarga el cuello hacia el cielo. Alarga la espera. Exhala. “―es mono”
Le encuentra, con esos ojos. A Billy, que nunca puede dejar de mirarle. Le devuelve la mirada.
Y Billy―
Billy.
“¿Mono?”
Billy. Parpadea. Se le para la mano a medio movimiento de llevarse a la boca su propio cigarro. Se le para el corazón y le parece que se para el tiempo, también, en esta estrechez a la que la presencia de Steve ha reducido el momento. La sonrisa entera ahora. Ojos suaves. Joderjoderoder. Tan suaves. Y Billy piensa,
Te estás ablandando. Te estás ablandando tanto, Billy Hargrove, cuando Steve dice.
“Tú” dice, bufa una risa suave “Con Will. Dibujando”
Billy quiere que no deje nunca de mirarle así. Quiere besarle.
“Fúmate el puto cigarro” gruñe.
Y Steve hace rodar los ojos de una forma que dice a gritos ‘Te pillé, Hargrove’, pero apoya la espalda contra la madera pelada de la caseta.
Y le hace caso.
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El Martes siguiente no es solo Will quien aparece, cuando suena la alarma.
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“Igual unas flores alrededor, o algo”
“Para parecer imbécil, dices”
“Para eso no te hacen falta”
“Pero que graciosísimo eres, Harrington”
“Rosas”
“En serio, ¿rosas? ¿Lo más trilladísimo que hay?
“No sé” Steve se encoge de hombros, baja la cabeza, mirada en las semi-lunas que trazan en la gravilla las puntas de los zapatos “A mí me gustan”
Cohibido, y van ya casi dos meses así que Billy sabe que también sintiéndose un poco tonto. Y no. Nono. Eso sí que―
“Supongo que no están tan mal,” gruñe, y sabe que con Steve es siempre más arisco, incluso ahora. Como si todo lo a flor de piel que se siente por dentro se le resistiera, por fuera. Pero es que con Steve la piel no solo se le hace más blanda, sino finafinafina, tantísimo que transparenta “las rosas”
Y es que lo que Billy esconde debajo― eso no sabe si Steve querría verlo.
Pero Steve alza la vista. Sonríe suave. La clase de chico que aparecería con un ramo envuelto en papel brillante y lazo a juego. Y a Billy le late el corazón tan fuerte que le retumba contra la piel y sabe de repente que va a llegar el día en que dará todo igual porque va a ser imposible.
Que no lo va a poder seguir escondiendo.
“Que sepas que eres un puto ñoño, Harrington” le dice.
“Supongo que sí”
Y no le dice ‘Me gusta’ pero Steve ya le espera con una sonrisa cuando Billy le mira a los ojos y se da cuenta de que ya ha empezado, a no ser capaz de esconderse.
(Se da cuenta, también, de que Steve ya lo sabe)
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“No. Ni de puta coña” Billy inhala hondo por la nariz, se le aprietan solos los dientes “No, no. no, y no. Lo siento”
Steve le mira con el ceño fruncido. Billy le aprieta el sobre todavía más fuerte contra el pecho.
“Pero―”
“Espero y listo. No me importa. Ya habrá tiempo de hacerlo”
Lo dice y no se cree y Steve no le cree tampoco y ojalá Billy fuera de esa gente que nunca se acuerda de nada cuando se emborracha, porque no tendría que acordarse ni del dolor punzante de las costillas, ni del sabor de la sangre, ni de la forma en que a Steve le huele a suavizante y a piel como recién nacida y a calor y calor y calor, la curva del cuello. No tendría que acordarse de que sí, claro que sí que hacen cosquillas, esos rizos que tiene bajo la oreja.
Steve le mira como si doliera, un corte de papel. Fino y casi invisible pero que escuece. Y no parece más que un puto sobre, blanco y estrecho y aburrido, pero es por lo visto una arma de doble filo también porque a Billy le hace la misma clase de herida, y joder. Joder.
Cómo duele.
Pero Billy― No. Puede.
No puede aceptarlo.
“Oye―” empieza Steve. Ojos suaves y voz suave y dedos suaves, yemas acariciando el anverso de su mano hasta cubrirla, ahí, sobre su propio corazón. Tanta suavidad que Billy tiene que cerrar los ojos porque va a soltarle un mordisco, si se deja llevar, cuando lo que quiere en realidad es echarse a llorar y que Steve Harrington le bese fuerte, que no le importe que los labios de Billy sepan a sal, que no le suelte ni cuando ya se le hayan secado las lágrimas “Oye. Me lo devuelves y ya está. Cuando puedas. Más adelante. Olvida lo del regalo, ¿vale?. ¿Qué te parece un préstamo?”
Los dedos de Steve aprietan fuerte, yemas presionando la palma. El sobre cruje, de un blanco impoluto pero mil veces arrugado, como el dinero que guarda dentro. Debe llevarlo encima hace días, Steve. Tal vez desde aquella noche, ni siquiera una semana entera atrás. Los nudillos de Neil acertando de pleno contra sus pulmones. Los pocos ahorros de Billy pasando del bote que aún se agitaba en el suelo al fondo sin final de su cartera “¿Así que tienes dinero escondido pero tengo que ser yo el que te pague por los caprichos?”. Horas de cortacésped y descargar camiones los Viernes y de sumergirse en el olor a carne quemada y aceite viejo de freidora en la hamburguesería de Benny los Sábados y Domingos. Billy lo mandó a la mierda y se ganó un derechazo y vió rojo durante todo el camino, desde la entrada de hierba pelada en su casa de Cherry Lane hasta la avenida de setos podados y flores elegidas con excelentísimo gusto flanqueando el camino hasta la mansión de su niño rico favorito. Steve echó whiskey en un algodón, le desinfectó la herida. Dejó que Billy se tragara la botella entera a pesar de saber de sobra que ya no se puede desinfectar, lo que Neil le ha hecho por dentro.
Se lo acabó diciendo. Apretado contra él en la cama.
(En su cama)
Que no es solo un puto tatuaje, que es,
“Dieciocho, Steve. Y va a seguir siendo su techo pero yo―” ya “podría―” no “Irme” seré “A dónde quisiera. Cuando quisiera” suyo.
Dieciocho y,
“¿Te―?” Steve cogió aire. Profundo. Tenían las frentes pegadas y las bocas cerca y a Billy nadie le había respirado el aire antes así, inhalándolo directo desde sus propios pulmones “¿Te vas a ir?”
“No” y después “Aún” después “Quiero graduarme. Intentar―” Ser algo, joder. Ser alguien. O solo ser. Ser. Lejos de Neil. Solo que “Y están Max y Will y―” Tú. Y no lo dijo pero Steve. Steve nota las cosas. Le abrazó fuertefuertefuerte y a Billy le dieron ganas de echarse a reír porque sabe que es una gilipollez, que no hay realmente diferencia. Entre los nudillos de Neil y marcarse la piel con lo que quiere. Entre diecisiete y dieciocho si realmente nada cambia excepto por unos cuantos mililitros de tinta. Entre estar atrapado por su padre a dejarse atrapar por Max, por Will, por Steve. Porque quiere.
No hay diferencia. Pero―
“No puedo” repite ahora, y le tiemblan la voz y el aliento cuando Steve asiente despacio y Billy se da cuenta de golpe de que quiere también. Aceptar el dinero. Dejar que Steve le ayude a hacerse un tatuaje de mierda que no cambia nada pero que lo significa todo. Se da cuenta de que quiere rosas envueltas en papel brillante y lazo a juego y de que quiere suave. Quiere que alguien le cuide como Steve aquella noche y le diga que no pasa nada, que se lleve a Billy a la cama y le abrace y que le importe menos de una mierda lo que tenga que decir diga el puto mundo entero.
Te estás volviendo un puto blando, Billy Hargrove piensa cuando nota cómo se le rompe el corazón Y este es el precio.
“No es―” empieza Steve, agachando la cabeza, y van cuatro meses ya y Billy sabe lo que va a decir antes de que vuelva a abrir la boca. Piensa nonono cuando reconoce la vergüenza ”No se lo he pedido a mi padre. Si es lo que piensas”
“Steve. No―”
“Es mío. ¿Más o menos?” Exhala una risa pequeña. Le mira con ojos grandes. Enormes. Se muerde los labios “Ya sé que todo sale del mismo sitio pero. He estado ahorrándolo. Quería regalarte― algo y. Entonces. Paso lo de tu padre y el dinero y pensé―”
“No tienes que regalarme nada” suelta Billy, rápido, en acto reflejo. Y Steve aprieta una sonrisa entre sus labios plegados, como si ya se esperara que Billy podría esa es la clase de cosa y,
Estuviera preparado.
“No lo hago porque tenga que, Billy” y la forma en que le mira es demasiado y Billy se siente en carne viva y sangrando,
“Es mucha pasta, Harrington” pero la voz le falla y Billy ya sabe bien a estas alturas que Steve Harrington puede olerlo, ese instante en el que casi ha ganado.
Sonríe. Da un paso hacia delante. Si alguien les viera ahora. Parecería que están cogidos de la mano. Busca los ojos de Billy y los agarra fuerte. Billy se muerde los carrillos para no cometer el error de sonreír de vuelta, y alentarlo.
“Vale. Ni regalo ni préstamo. Entonces, ¿ qué te parece un trato?”
Billy bufa.
“Un trato”
Steve asiente, lento, y Billy se pregunta si puede sentirlo, cómo se le dispara el pulso en ese punto donde sus muñecas se siguen tocando.
“Es mío. El tatuaje y toda la piel que haya debajo” hace un gesto. Pequeño. Rápido. Ladea un poquito la cabeza, arruga la nariz, la mejilla, la punta de una sonrisa se le curva de lado. Y Billy quiere besarle tantotantotanto “Mi propio pedazo de Billy Hargrove”
Billy traga saliva. Sigue de una pieza por fuera pero―
“Eso es una puta tontería, Harrington”
―por dentro, se rompe en mil pedazos.
“¿Y?” Steve enarca las cejas. Suelta una risa y tiene la mano todavía ahí, firme contra su mano. Y Billy sabe de sobra que nunca va a tener las clase de cosas que quiere pero. Esto. Lo que si puede tener es esto y la forma en que Steve le sostiene y dice, casi susurrando, como si él se diera cuenta también, de que nunca mantienen una sola conversación a la vez, de que está la que vive por encima de la superficie pero también ésta otra, ésta que se habla en miradas y susurros y que habita justo por debajo,
“Sé que es importante. Así que aunque sea solo por esta vez, ¿me dejas?”
¿Me dejas cuidarte?
No lo dice, pero está ahí, en sus ojos. Y a Billy le satura los pulmones de una forma parecida al ahogarse. Tanto aire fresco para respirar que no alcanza a respirarlo. Piensa Estoestoesto, piensa Cómo hago para no quererte, piensa Confórmate con lo que puedes tener, Hargrove. Así que coge una bocanada grande de ese aire puro que el estar enamorado de Steve Harrington hace casi irrespirable. Se le sale todo de golpe cuando la mano libre de Steve le toca suave la mejilla, arrastra el pulgar sobre una lágrima.
Billy asiente.
Tiene que apretar los dientes fuerte cuando Steve se inclina, lo dice bajito contra su oreja.
“Feliz cumpleaños”
Y Steve no le besa. Pero le abraza otra vez. Como esa vez.
No le suelta hasta que se le secan las lágrimas.
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“Quiero que lo hagas tú” le dice a Will, dos días más tarde. Y debe ser la forma en que lo dice, porque Will va a preguntar o a replicar, o algo.
Pero no lo hace.
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“¿Qué quieres que qué?”
Billy bufa, simula fastidio. Tiene que volver la cara a un lado para no mirarla.
“No es tan difícil, Maxine. Tu elige y calla”
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En algún momento, empezaron a aparcar lado a lado por las mañanas. A echar un cigarro a medias antes de ir a clase. Los Lunes y Miércoles los dos tiene lengua a primera hora.
Se la saltan.
“Hoy es el gran día, ¿no?” pregunta Steve, estirándose, estirándose, estirándose contra el costado del coche, brazos arriba cuan largo es y las espalda arqueada siguiendo la curvatura del Camaro “¿Acojonado?”
“¿Cuando me has visto tú acojonado?”
Steve enarca una ceja, sonríe frunciendo los carrillos. Meses. Meses desde aquel primer día en la caseta y Steve no lo dice pero Billy los escucha, las palabras y el tono de ’Mas veces de las que te crees, Hargrove’ y Billy quiere sentir bajo las yemas de los dedos las ondulaciones de sus costillas así que en vez de eso, le roba el cigarro.
Steve gruñe una risa. Intenta golpearle la bota con la punta del pié pero solo consigue rozarle medio de lado. No parece que le importe mucho porque entrelaza las manos detrás de la cabeza, se escurre hacia abajo un poco, deja que se le cierren los párpados. Al sueño siempre le cuesta dejarle ir, tan temprano, y Billy lo entiende porque quién querría, si le tuviera. Quien no rogaría por solo un poquito más, de oírle respirar bajito y del calor de las mantas y de ese pelo desparramado sobre la almohada y las frentes rozándose.
Billy solo lo ha tenido una vez, y nunca va a poder olvidarlo.
“Seguro que es por eso que no quieres que te acompañe. Para que no te vea cagado” se le nota algo en el tono, en la manera en que aprieta los labios justo después de decirlo. Y Billy no volvería a hacerle daño nunca pero por lo visto se lo ha hecho, aunque no haya sido queriendo. Podría decirle la razón pero quiere que sea una sorpresa: de alguna manera, en su mente, Billy va a devolverle el regalo.
Pone los ojos en blanco.
“Ya te gustaría. Max quiere venir y―” dice, e intenta que también se le note a él, lo mucho que querría también que Steve pudiera acompañarle. Blandoblandoblando “no dejan entrar a más gente”
Steve asiente. Ojos hecho de otoño y de esa forma en que los sueños se le quedan enredados en las pestañas, cada mañana.
“Lo entiendo” dice, pero se le arruga algo la comisura y Billy puede leerlo ahí, que es verdad que lo entiende, pero que no le gusta la idea.
Y a Billy le gusta. Que no le guste.
Piensa Venga ya. No seas imbécil, Hargrove.
“Te lo enseñaré en cuanto esté listo”
“Uhm”
Steve cierra los ojos de nuevo, manos detrás de la cabeza, entrelazadas. El sol le baña la piel de luz fría todavía, color azul de mar y promesa cercana de verano. La misma clase de luz que rompería contra el arrecife de las mantas, se enredaría en espuma sobre el blanco de la almohada si no estuvieran aquí, sino juntos otra vez, en su cama.
Pero lo que Billy tiene es esto, así que moldea su propia columna a las formas del Camaro, se apoya junto a Steve, trata de hacer el esfuerzo de no pero al final resulta absurdo, así que solo se queda ahí, en silencio, mirándolo.
“Entonces vas a tener que decírselo tú”
“¿A qui―qué?”
“Al tío que te lo haga”
Cuando Steve gira la cabeza, a Billy le late el pulso en la garganta. No las abre casi, las pestañas. Solo lo justo. Y es peor, piensa Billy, peor que ver tan de cerca el color de esos ojos castaños, porque suena a más, cuando Steve habla y eso es imposible. Suena a más de lo que Billy podrá nunca tener, cuando Steve le empuja un poco, hombro contra hombro, las bocas tan cerca que las palabras suenan a calor y a más, más, mucho más, cuando Steve se lame los labios,
“Que esto es mío ahora, Hargrove. Así que ya puede tratarlo con cuidado”
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“¿En serio?”
“Dijiste que eligiera y elegí” suena cabreada. No lo está. Mira al frente mientras se abrocha el cinturón del coche.
“¿Alguna razón en especial?”
Max se encoge de hombros. Frunce los labios. Tiene esa manera de subir la barbilla y bajar los parpados que siempre consiguen que a la gente se le quiten las ganas de seguir haciendo preguntas. No funciona con Billy pero hace como que sí, esta vez.
Acciona el contacto.
“Que te parece si la pones, ¿entonces?”
Los labios de Max se arrugan de forma diferente. Es fuego y hielo, todo a la vez, pero de una forma que quema siempre.
Rebusca entre los casettes hasta dar con AC/DC. Sube el volumen tan alto que Billy casi puede sentir como el ritmo de batería se clava en el esqueleto de acero del coche, la música vertiéndose dentro como la tinta de un tatuaje.
Billy dobla el papel, lo mete en el bolsillo de la chaqueta, junto al dibujo. Piensa Es la última vez. La última vez. No más pliegues. No más capas. No más secretos guardados en el fondo de bolsillos en los que nunca mira nadie.
Sino ahí, expuestos sobre la piel. A plena vista.
‘Livin' easy. Lovin' free’.
Vuelven la casette al principio una y otra vez. Cantan a coro hasta Indianápolis.
xxx
“¿Como que no? Dijiste que cuando estuviera listo”
“Pues eso. No está listo”
“Pero si está―”
Steve estira la mano. Suficiente verano ya en el cielo para que el asfalto queme bajo las suelas y Billy pueda vestir manga corta y Steve trata de colar los dedos por debajo. Billy le agarra la muñeca a medio camino y se gana un bufido y un,
“Venga ya, Hargrove”
“―sin curar”
“Cua―?”
“Cuando esté listo, cara bonita” dice Billy, y si tarda un segundo en soltarle porque se le embelesan las manos al tocar tanta suavidad, a ver quién puede culparle.
Steve pone los ojos en blanco, se le desinfla una risa como si estuviera pensando ‘Pero mira que eres imbécil’ pero después de todo eso no le molestara tanto, en realidad.
Cuando esté listo, piensa Billy.
‘Livin' easy. Lovin' free’
Solo una semana más.
Hasta que se cure.
Hasta que termine de florecer.
xxx
Último día de instituto. A Billy le dan un cuadernillo de notas con una leyenda que le despide alegremente hasta ‘¡Un maravilloso año más!’ y Steve se gradúa “Sin pena ni gloria ni futuro,” un diploma sellado y una carta de despedida que le va traduciendo a “La versión sin edulcorar” hasta rematar con un “¡Bienvenidos a un flamante día más de tu puta mierda de vida!”.
Deberían estar el uno lanzando el birrete y el otro poniéndole caras desde la fila de asientos pero―
Se lo saltan.
Acaban en la cantera, como siempre.
Todo Hawkins se respira en luz radiante y promesas por cumplir pero es a esta orilla a dónde el verano ha venido a quitarse la ropa y robarles el aliento. La tierra pelada del invierno se mece ahora en verdes y amarillos y flores de azules salvajes y el agua arranca chispas a la luz como en un puto anuncio de Coca-Cola. Y resulta sofocante, el calor, y la forma en que Steve se sube las gafas sobre el flequillo húmedo de sudor y apoya el culo sobre el capot del Camaro con esa satisfacción de pensar que a Billy le molesta. Y a Billy le molesta, pero le molestan más la forma en que sus labios se curvan sobre el cigarro y se le justa por todas partes, ese pantalón azul de traje que lleva. Mangas blancas y carísimas arrugadas hasta por debajo de los codos y solo un botón cerrado más de los que Billy quisiera.
Es este verano sofocante el que le hace señas desde el agua y le deja sin aire pero― es en Steve en quien Billy querría ahogarse, si pudiera.
“¿Y ahora qué vas a hacer?”
Se sienta a su lado en el capot y Steve parece aún más satisfecho si cabe, al notarlo ceder. A Billy le dan ganas de echarle cojones y probar a morderle el cuello, y que sea lo que dios quiera.
“¿En serio? ¿Tú también con esa pregunta de mierda?” Bufa, y el cigarrillo se le bambolea en la boca y las palabras solo se le entienden a medias pero el tono no es de que le moleste, realmente. Más bien de que le hace un poco de gracia, al principio, y se precipita rápido a algo que parece dolor o amargura o añoranza, justo después “Ser un fracaso” se encoge de hombros, suelta una carcajada corta “Ya ves. Todo lo demás se me da de puta pena.”
Y Lo veo, piensa Billy, y a veces le gustaría a arrancarse los ojos y ofrecérselos y decir, ‘Mírate con éstos y dime lo que ves ahora’ porque nonono,
“No eres―”
“¿Y qué si―” Steve le corta. Con las palabras. Con la mirada. Se le parte su propia voz antes de terminar. Y Billy coge aire. Nunca hay sitio para nada más, cuando Steve Harrington le mira de esa manera “Si lo soy” hace un pausa que es un suspiro. Se muerde los labios “Ya me cansa. No poder solo―serlo y ya está, ¿sabes?”
Y la sonrisa de Steve es algo triste y algo cansada y la brisa le revoluciona el pelo, lo baña de sol y recuerdos que Billy va a llevarse para siempre en la memoria, vaya donde vaya.
No está de acuerdo. Pero Steve necesita que lo entienda, así que Billy lo entiende. Asiente. Le empuja suave hasta hacerle zozobrar de lado y esa sonrisa se hace espuma. No más tristeza. No más cansancio.
“Además” sigue. Calada larga y le pasa el cigarro y Billy no lleva la cuenta pero lleva la cuenta, de todos estos besos de segunda mano “Eso quiere decir que estoy atrapado aquí. Así que ni tan malo”
“¿Qué quieres decir?”
“Qué no me voy a ir a ninguna parte. Y tú tampoco” Steve baja la mirada. La alza otra vez “Al menos por ahora, ¿verdad? Así que. Bueno. Ya sabes”
Y suena contenida pero está ahí, la forma en que la voz de Steve está empapada de esperanza.
(Y joder. Ese es el problema.)
(Que Billy no quiere. Ya no quiere marcharse.)
Le corta por la mitad. El dolor. Porque no importa, lo mucho que lo sepa ya. No importa la cantidad de veces que se lo diga a si mismo Cuanto más duela, más rápido te acostumbras porque la verdad, es que no cree que vaya a hacerlo. Acostumbrarse. No cree que a ésta forma que tiene Steve, de quererle tanto sin quererle, no como Billy quiereque le quiera, vaya a poder acostumbrarse.
Pero lo más triste de todo es que―
No cree que deba. Livin’ easy. Lovin’ free. No es esto lo que quiere. No es así, como quiere vivir.
Acostumbrándose.
No más pliegues. No más capas. No más secretos guardados en el fondo de bolsillos en los que nunca mira nadie.
Pasa tan de golpe que le pesa como hecho de hormigón el corazón. Se le encharcan los pulmones. Pero Billy ya tocó fondo una vez y ahora no quiere, volver atrás. Desde el fondo se ve mejor lo que importa, cuando alzas la vista hacia la superficie.
Pero ese es también el precio que pagas.
Tiene que decírselo. Ahora. Antes de tener tiempo de acojonarse.
Es eso o vivir para siempre así. Es eso, o vivir para siempre a medias.
Y va a doler más que cualquiera de los golpes que Neil le haya dado nunca.
“Steve. Oye―” empieza, y Billy casi nunca le llama por su nombre pero suena suave. A roce de besos y susurros en la oreja y a esa sensación de cuando entierras las cara en la almohada. Suena a esa forma en que le mira. Suavesuavesuave. Steve. Suena a estar a punto de perder cosas que en realidad no has tenido nunca. Pero No te escondas piensa No te escondas “Hay algo que tengo que―”
“¿En serio? Pff. Ya iba siendo hora”
Billy pestañea. Los dedos de Steve le buscan el borde de la camiseta, se curvan, nudillos rozando su ombligo. A Billy se le encoge la barriga, se le eriza la piel al tacto.
“Qué―?”
“Venga”
“Venga qu―?”
Steve frunce el ceño. Una esquina de sonrisa, de duda tentativa. No entiende que Billy no entienda. El viento le agita el cuello blanco e impoluto de la camisa abierta, las puntas onduladas de pelo castaño. Si no hubiera sido inevitable, Billy elegiría este momento para pensar en cuanto se arrepiente de haberse enamorado.
Steve se exaspera. Clarifica,
“El tatuaje”
Joder.
“No es lo que―”
“Billy” Extiende la y en una queja. Esos nudillos se le encajan certeros entre los huecos de las costillas.
“Oye!”
Steve le deja la tripa al aire.
“Quiero ver lo que es mío, Hargrove” dice. Voz de mando. Y Billy se queda quieto. Congelado.
“Steve―”
Y se suponía que era una sorpresa. Y hoy. Hoy es cuando Billy pensaba enseñárselo. El problema es― ¿Qué cojones le pensaba decir? He hecho esto para ti y cuando Steve pregunte Porque es la primera vez, y no quiero olvidarme nunca y cuando Steve pregunte Por todas las razones que te van a parecer equivocadas. Pero los dedos de Steve están enredados en el blanco de su camiseta y Billy piensa que ésta ni siquiera es la peor de todas las formas en que ha conseguido desnudarle así que―
“Déjame, Hargrove”
Billy le deja. (Claro. Claro que le deja). Levanta los brazos. La piel de Steve le acaricia los costados, esa parte sensible debajo de los brazos. Le saca las orejas con cuidado y Steve ya no para, ya no deja de tocarle. Dedos en la curva de su hombro, la piel ya curada del tatuaje. Suavesuavesuave. Tan suave. Le toca como Billy quiere que le toque siempre y Billy se tiene que morder los labios para no gritarle Paraparapara.
Para. Por favor. Para. O vas a destrozarme.
“Joder” Steve respira hondo. Exhala. Es tinta lo que Billy tiene calado profundo dentro de la piel pero piensa que esto va a tatuársele también. Aliento caliente y esa mirada, cuando Steve la levanta, el pulgar apretando el dibujo. Esa mirada “Rosas. Te las has―” Lo tiene ahí siempre piensa Billy, El puto corazón. En la mirada, se le para el suyo cuando piensa Y se lo tienes que decir, que se lo quieres robar de la manera equivocada. Steve sonríe, una risa diminuta, dubitativa, ojos grandes, pregunta “¿Por qué te las has―?”
Y Billy piensa Ya tocaste fondo, Billy Hargrove.
“Porque a ti te gustan” dice. Sol y murmullo de agua y primer día de verano. Camisa blanca y brisa y Steve y la forma en que le brillan esos labios. Antes y después y Billy piensa. No quiero olvidarme “Y porque es tuyo. El tatuaje”
Y Steve no contesta. Solo se queda quieto ahí. Le devuelve la mirada.
Y Billy piensa, Venga, Billy, venga. Ya tocaste fondo. Ahora es cuando tienes que ahogarte.
“El tatuaje. Y también todo lo que hay debajo”
Steve. Se le ve el dolor en los ojos. Todo de golpe. Se le empañan el marrón y las pestañas y se le extiende a la forma en que aprieta los dientes y se le mueve la garganta y Billy piensa Ya está piensa que por fin se le deben de ver sin necesidad de nada más, todos estos meses de verdades a medias y de soñar despierto y pensar en la forma en que el olor de Steve tenía una clase de calor diferente, en la tela de su almohada. Que de tan blando se ha vuelto completamente transparente.
Que ya está. Que ya se acaba.
Steve sonríe una risa que tiembla un poco, justo al final y luego, coge aire.
Acaricia los pétalos rojos que se abren sobre la piel de Billy con tanto cuidado como si fueran reales.
“Todo, ¿eh?” Y suena triste. Triste. Tan, pero que tan triste. El tono bajo de su voz convirtiendo el inmenso espacio abierto en un universo pequeño, termina la interrogación en un susurro que lo reduce a un grano de arena.
“Ése era el trato” Billy traga saliva. Le quiere decir Pero es un trato estúpido, porque ya lo tenías desde muchísimo antes. Le quiere decir que la piel blanda se le rompe con todo lo que quisiera. Ser capaz de conformarse. De acostumbrarse. Le quiere pedir que no se vaya. Quiere decirle que es esta es la primera vez, y que no se arrepiente. Duela lo que duela. De haberse enamorado. Aunque haya sido inevitable.
Pero Steve está diciendo “No todo” dedos en su clavícula y dibujando una curva nueva y desconocida contra el hueco de su garganta, yemas templadas bajo su oreja y ojalá pudieran quedársele impresas ahí. Dejar una marca suave sobre cada pedazo de piel que tocan, hasta pertenecerle entero a Steve Harrington.
“Steve que―?”
“No es todo” Steve traga saliva. Demasiado corazón en esos ojos, como para que Billy hubiera podido evitarlo “Lo que quiero es―”
Y entonces le roba todo el aire.
Steve le besa y no es― joder. No es suave. Es las uñas de Steve en la piel y los dientes de Steve en los labios y Steve inhalando profundo, profundo, de la boca de Billy, y Billy quiere morderle las palabras en la boca, (quiere) Dime (saber) Tú también(necesita saber) Dime que tú también te estabas ahogando.
No es suave.
Solo que Steve se separa, dedos todavía en su pulso y en los ojos la misma clase de dolor. Que ya está. Que ya se acaba. Dice “Lo que quiero es esto” Y Billy piensa Oh, piensa, Tanto tiempo solo en el fondo, y resulta que los dos éramos náufragos. Entierra los dedos en esa camisa blanca y tira. Le habla en la superficie de los labios. Dice.
“No lo has entendido, cara bonita” Le besa un poco más de aire. Nota como la corriente les arrastra fuera. Las olas les llevan. La espuma les acaricia los tobillos. Y se estaba bien en el fondo pero aquí, aquí, aquí es dónde Billy quiere quedarse “Ya es todo tuyo. Toda la piel. Y todo lo que hay por debajo”
Y Steve ríe en su boca. Sal y suavidad y el corazón en los ojos cuando le mantiene la mirada, la palma extendida sobre el tatuaje: la calavera, dibujada ahora por Will. Max, y AC/DC y su frase favorita (cincuenta kilómetros y dos vueltas completas al álbum es lo que le llevó, contestarle“Porque eso es lo que quiero para ti” y le ardían los ojos tan fuerte al decirlo que les acabó quemando a ambos). Rosas rojas. Porque Billy quería hacerle también un regalo. Porque de la forma en que Billy está enamorado de Steve Harrington solo te enamoras una vez en la vida, y se le iba a quedar para siempre tatuado por debajo de la piel, al fin y al cabo.
Billy suelta una risa suave. Roba una bocanada de aire puro de la boca de Steve Harrington, se le ensanchan los pulmones cuando sonríe contra la forma que marcan sus labios.
“¿Qué?” le pregunta Steve, ojos de torbellino y calma.
Billy le besa otra vez, frente contra frente. No quiere dejar nunca de besarle.
“Que al final me he tenido suerte, y me he convertido en un puto blando”
Y la arena es firme bajo sus pies, cuando Steve se separa un poco, se inclina hacia delante. Le deja un beso sobre la piel del hombro. Templado. Suave. Labios sobre tinta y sobre todo lo que Billy es, lo que Billy tiene. Sobre todo lo que quiere darle.
Le sonríe con toda la boca cuando se separa. Ojos rebosantes de todo lo que Billy quiere. Sonrisa un poco canalla.
“Es mono” pero por la forma en que lo dice, Billy no está del todo seguro,
“¿El tatuaje?”
Steve asiente, esos rizos bajo su oreja le hacen cosquillas en la mejilla cuando entierra la cara en el cuello de Billy, respira hondo, y su voz le hace cosquillas en la piel transparente cuando exhala,
“Y tú también, Billy Hargrove”
.
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una cosa muy pequeña que se convirtió en una un poco más grande. no puedo dejar de pensar en billy y will dibujando desde que volvía a ver la s2 y puede que hasta escriba alguna cosilla más al respecto porque <3<3 . título en ingés porque es ya como la spanish tradition haha.
#harringrove#more spa bc the change in peace is wow#and you people have fueled me with writing energy these last few days#thank you so much for that#this i'll probably translate bc i kinda like it?#<3<3<3<#even if it's a bit m+ssy but. yk. i loved writing it. and that's what counts#harringrove en español#harringrove español#queued#xwspaharringrove
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Supongo que esto es algo impropio, sé que no lo haré o al menos no ahora porque como mínimo no tengo las fuerzas suficientes como para sucumbir ante mis pensamientos erráticos.
Quiero tratar de expresar todas las cosas que tengo dentro de mi, dentro de mi corazón, esto que se siente como una enorme carga que no puedo soltar para ser feliz u al menos aparentar que lo soy sin que duela.
Es 25 de Junio de 2021 y son las 04:06 a.m.
Estoy escuchando a Harry Styles ¿por qué Harry si actualmente escucho más a BTS? supongo que es la carga emocional e histórica que tiene sobre mi, bts me ayuda a estar bien, se siente como algo nuevo y tranquilo escucharlos pero la voz de Harry me hace sentir reconfortada por quizás estar desde hace tanto tiempo aquí, es lo que trato de definir, solo sé que me hace sentir segura, es raro empezar a decir porque quieres morir explicando qué cantantes son los que te hacen no hacerlo pero es lo único que puedo pensar mientras suena su música. Joder, amo su voz y a él.
He querido morir aproximadamente desde los 12 años, pasando por intentos de suicidio desde antes, juro que tenía unos 10 u 11 años pero yo me estaba tratando de ahorcar en mi baño con algo hasta que mi mamá entró y lo cortó con una tijera, a los 11 otra vez tomé pastillas con alcohol y escribí una nota que dejé debajo de mi puerta, al final nunca pasaba nada pero ¿por qué ese deseo tan inhumano de querer morir? ¿Qué hay de malo en mi cabeza? Quiero retroceder a cuando tenía 9 años y en unas noticias hablaban sobre personas con trastornos de personalidad y como estos explicaban que se cortaban en los baños de su instituto para dejar de sentir dolor, era raro, pero entonces yo comencé a cortar mis manos con tijeras, a quemarme y hacer montones de cosas raras solo para dejar de sentir dolor ¿qué me dolía? siendo racional desde que muy pequeña fui abusada por mi propio primo las cosas se fueron un poco al diablo esto abriendo la posibilidad a que otras personas lo hicieran también y así pasó, ahora son recuerdos muy vacíos pero hablarlo en voz alta es incómodo e innecesario, me hace sentir una presión en el pecho de vergüenza, no fue mi culpa pero a mi es a la que me da pena, irónico al final de todo. Ser abusada y avergonzada por la misma persona es un poco estúpido pero cuando mi vecino lo hizo la gente me llamó ofrecida en lugar de agredida ¿por qué recaía en mi la culpa siempre? Ni tan siquiera es lógico, pero está bien, creo que le doy muchas vueltas al asunto real y el porque estoy escribiendo ahora, definitivamente no es por lo estúpido que es el sistema patriarcal y como se defienden entre ellos aunque claramente es una queja con molestia, igual al final ¿qué puede hacer una chica muerta? Nada, y eso espero ser al final de todo esto.
¿Qué significa la Soledad? Siendo que el significado es lógico deja de serlo cuando no hay nadie contigo ya que no te sientes solo en realidad por que ¿cómo puedes llegar a sentirla sino tienes con quién sentir compañía? Es una paradoja interesante, realmente creo que es inteligente pero ahorita parece una banalidad enorme y sin sentido alguno. Lo he dicho, me desvió mucho del tema principal y lo importante acá son mis emociones. Me siento jodidamente sola, sola porque sí hay personas pero siento que entre todas esas personas solo hay una pared algo incómoda de comunicación forzada y sin importancia ni relación real, creo que estoy algo agobiada de las pláticas tan vacías similares a la conocida "¿cómo estás?" Para al final mentir con respecto a mis emociones porque si explico algo de lo que pienso u siento es bastante posible que la contestación sea un "no tienes que sentirte así" o consejos basura sin sentido, por eso opto por mentir, al final sirve y las pláticas algo estresantes se acortan, sin embargo, hace un tiempo tengo la sensación de no encajar con nadie y no culpo a mis amigos ni conocidos, soy yo en realidad, estoy pasando por una etapa de depresión bastante fuerte y todo me molesta, me siento irritada la mayoría del tiempo, no quiero realmente hablar con nadie pero el no hacerlo hace que esté constantemente pensando en que soy un maldito problema y que la gente se aleja porque doy asco y entonces me siento culpable por odiar las conversaciones vacías y dejar de contestar mis mensajes, al final todo se vuelve muy monótono, aburrido y frustrante ¿es mi culpa realmente? Supongo que sí. Hace poco un chico hizo el intento de ¿quererme? No sé, él me incómodo con menos de 10 mensajes y supongo que eso es mucho decir sobre lo mucho que todo me cansa en segundos, al final sólo dejé de contestar y le dije un par de cosas ciertas y otras que no lo eran tanto para que me dejara de hablar, pero básicamente en eso se basan la mayoría de mis interacciones sociales, no quiero hablar con nadie pero me siento mal cuando nadie lo hace.
He analizado tanto el ¿por qué vivo? Siempre son situaciones externas, casi nunca digo "tengo el deseo de..." siento que mi respuesta a eso siempre es "por Santiago, mi padres, mis mejores amigos y bts" es tan ¿solo eso es lo que tengo? Dios, no es algo malo, tampoco es poco pero ¿solo eso? Hay personas que dicen "quiero vivir para cumplir mis metas y ser feliz" "vivo porque quiero ganar mucho dinero" no sé, cualquier cosa egoísta que puedas pensar pero yo vivo por otras personas que al final también morirán.
No tengo una meta real ¿ir a Canadá? Creo que era la meta de otra persona que conocí, al final investigué y robé su idea pero sigue siendo algo estúpido porque por mi misma nunca hubiera pensado en ir a ahí. Siempre quise ir a Inglaterra, siento que es un lugar como de ensueño, no por lo lindo que es aunque sí, obviamente sí iría por eso, pero su arquitectura me parecía particular, interesante y bonita, si ese era mi sueño ¿por qué lo abandoné? Supongo que todo lo que me gusta lo dejo botado porque me deja de interesar con mucha facilidad, u porque ir y vivir en Inglaterra es más difícil que hacerlo en Canadá, alguna de ambas es la opción correcta. Dejando de lado todo esto ¿las personas por las que vivo porque viven? Exacto, por sueños propios, metas y su vida en individual, Dios, me siento tan mal de tener miedo a lo que puedan sentir otros, saben ¿cuánto dura el dolor de una muerte? Con suerte serán dos semanas y te comienzas a acostumbrar, sales de eso, te tienes que sentir mejor en algún momento ¿por qué yo simplemente no puedo morir pensando en que todos estarán mejor? Es que mierda ¿por qué me cuesta? Yo quiero morir, quiero morir, Dios, de verdad me levanto triste de tener un nuevo maldito día, quiero lograr transmitir mi desesperación en palabras pero es tan repetitivo y estúpido, solo quiero desaparecer, por favor, no quiero que nadie sufra, no quiero que nadie esté mal, ¿por qué mi hermano dice que quiere crecer conmigo a su lado? ¿Por qué es tan egoísta? ¿Él no nota mi sufrimiento? Se refleja en mis ojos, estoy agonizando, estoy triste, estoy mal, no tengo una razón real no quiero tener que depender de otros, Dios, yo quiero acabar con todo, estoy llorando tanto justo ahora ¿por qué duele tanto? Solo estoy escribiendo lo que pienso, llevo una hora escribiendo pero en realidad no he dicho nada, es como si mis palabras no tuvieran sentido, no tengo una voz, no tengo fuerzas, quiero dejar de pensar tanto, a veces quisiera estar bien, estar feliz, poder aceptar mis emociones y no buscarles algo negativo al instante pero no puedo hacerlo.
Esto es una basura, mis palabras son horribles, no he dicho nada, siento que todo es tan estúpido, ni tan siquiera se entiende, todo lo hago completamente mal, no tengo virtudes, no tengo razones para vivir, no tengo fuerzas para continuar, no sé escribir, pienso todo el día en cada minuto y en cada segundo ¿por qué no muero? Estoy tan enferma, realmente solo he empeorado toda mi vida, me doy mucha repulsión, evito bañarme y cuando lo hago lloro porque de verdad me da asco ver mi cuerpo, detesto mi cara, arranco mi cabello con las manos porque no lo quiero más, lo odio, quiero cortarme, lo he pensado tanto, el filo se sentía bien antes, era un ardor que producía una sensación de calor al instante pero me dejaba con mucho frío por la sangre que perdía y aún en mis millones de pensamientos no lo hago, sé que cuesta salir de ahí pero no puedo solo esperar a que mi mente controle todos mis impulsos cuando ella misma es quién hace que no pueda verme al espejo sin vomitar, estoy tan sola y así lo siento porque cuando no hay nadie mi mente hace más y más ruido, por eso quiero matarme, quiero que se calle, Dios, no quiero seguir sintiendo que todo lo que soy está mal, he llegado a llorar incluso por mi color de piel, lo detesto tanto que con solo verme la piel me dan ganas de quitarme cada pedazo de ella y dejar que nazca una nueva, es que no puedo más, tengo tanto ardor en el pecho, cada latido que da mi corazón lo hace con más resistencia y esfuerzo, quiero que deje de latir ya, nadie entiende esta mierda, nadie comprende lo que pasa dentro de mi porque yo solo estoy tan callada sin decir una jodida palabra de lo que pienso y únicamente hablo para mentir con respecto a mi estado anímico, juro que pronto podré estar bien, juro que pronto perderé el miedo, pronto podré cumplir mi única meta, solo quiero poder suicidarme y Dios si las personas que están a mi lado en serio quieren que sea feliz tienen que aceptar que mi puta felicidad no está estando viva, yo ya no puedo más, no lo soporto más, ya no tengo un gramo de coraje en el cuerpo para seguir, inclusive analizar todo lo que he vivido me da asco y ganas de morir más rápido, solo quiero irme, por favor acepten esto y no lo vean como un sufrimiento, véanlo como algo que hará que pueda estar en paz, que me haga evolucionar y conseguir lo que no tuve mientras fingía sonrisas y risas, solo permítanme morir sin culpa, solo eso deseo mediante todo esto, no es un sentimiento que me acompaña desde hace poco, tengo tanto tiempo soportando mis emociones que solo siento que poco a poco se acerca el límite y aún si terminan de leer y leen mi explicación y súplica sin entender porqué, entonces pediré perdón, lamento hacerlo, no sé si sea lo correcto pero era mi camino a ser feliz, al final lo entendí y por eso decidí hacerlo sin pensar tanto en como estarán otros, después de todo todos tenemos un largo recorrido hasta comprender porque vivimos, mi razón es esta y aún si te causo dolor pediré perdón por todo, te amo, busca tu camino y sé feliz. <3
-Dariana, 25 de Junio de 2021 05:32 a.m.
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🌺LAS DALIAS CRECEN EN EL TIEMPO🌺
By Ceci Gabay
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Es difícil explicar lo que pasa.
Me preguntó eso cada vez que me miro en el reflejo.
Miro mi rostro, miro mi piel blanca, miro mis ojos azul intenso, y veo ese tobillo, ese tobillo con mi marca, esa piel morena en mí.
UK solía decir que era un simple recuerdo de algo que nunca sucedió. Nunca entendí sus palabras, incluso ahora, sigo sin comprenderlas.
Nunca realmente me habló sobre que había en la tierra antes de que pisará dicho lugar, lo único que recuerdo es lo que dijo.
"Oh muchacho, era verde, basto y colorido. Entonces dios tocó la tierra, y tenía piel morena como la del barro en la tierra, ojos únicos, el color del sol, cabello negro como la noche estrellada, rostro digno de una obra de arte, cuerpo sacado de fantasías, y un corazón único. Fue la única vez que he visto a dios."
La única vez que he visto a Dios.
Solía repetirme eso por las mañanas, ahora, cuando me miro al espejo y puedo notar mi desnudez en su totalidad. Mis músculos, mi miembro, mis lunares, mi vello, mis cicatrices y esa marca en mi tobillo.
Francia al sostenerme en sus brazos, solía decir lo mismo que papá.
"Cuando vimos a dios, tocó tu tobillo, y también, tocó la muñeca de Canadá, como un regalo para ustedes al nacer..."
Un regalo de dios. ¿Cómo quieren que crea esa mierda? Incluso al ver mi reflejo ahora mismo, puedo ver qué eso es una simple mentira. Tal vez sea un defecto, tal vez sea muestra de mi lado obscuro. Tal vez allí se almacena mi corrupción.
Me pregunto eso diario, pero al final pasa lo mismo. Acabo por cubrir mi desnudez y salgo de casa. Solo hay una persona con la que puedo hablar de esto, y es Canadá. Él dice que, para evitarse caer en la locura, cree la historia de que Dios los tocó al nacer.
Estoy hartó.
Estoy...
— ¿Que pedo gordis? — dijo una voz, que me sacó del trance en el que me encontraba.
Lo miré rápido, sin pensarlo, y allí estaba. Ese tricolor, esa piel morena, esos ojos de galaxias, es él. De nuevo, siempre es él.
— ¿Qué? — dijo algo confundido de mi mirada.
— ¿Recuerdas cuando nos conocimos? — pregunté mirándolo.
— No olvidaría algo de ti nunca, claro que lo recuerdo. — contestó, sentándose a mi lado, soltando un suave suspiro. — eras... Único. Tu piel tan blanca, tu cabello tan rubio, tus ojos tan azules, tu rostro adorable. Creí que eras un dios. Después descubrí que pendejo estás, así que supe que me equivocaba.
— Asshole. — reí sin apartar mi mirada de él. — ¿Podrías mirar algo por mí?
— ¿Te hiciste un tatuaje o algo así?
— No, vamos a mi casa.
— Nel wey, así le dijeron a mi hermano y allí está, lleno de chamacos.
Y no pude evitarlo. Rei con él, con aquel que solía reír desde hace años. No puedo explicar tampoco nuestra relación. Es algo que no puedo ponerle nombre. Lo he odiado, como lo he amado. Le he gritado, como le he susurrado amor, lo he despreciado, como lo he necesitado. Hay veces dónde me encuentro a mí mismo odiándolo a morir, y esa misma noche derritiéndome en sus brazos. Quisiera que hubiera un nombre para esto. ¿Es amor? ¿Es amistad? ¿Qué es? ¿Que soy?
Después de esa risa casual, fuimos ambos a mi casa, como siempre, reímos juntos en el sofá mientras nos divertíamos de cualquier cosa. Acaricié su cabello largo mientras me contaba su día, viendo la belleza en ese negro intenso en cada simple cerda de su cabello.
Después, México hizo de comer para mí, como siempre lo hace, no poniendo tanto picante en mi comida, solo dándome mis cosas favoritas de su comida. Me quedé mirando su rostro, el amor que pone en todo lo que me da, en cómo sus manos crean magia en el plato, en como suele morder su labio cuando hace cosas con precisión, en como danza con la música que él mismo ha puesto, es único, eso puedo notar.
— Meztli. — dije de un momento a otro, captando la mirada de México, y viendo su rostro serio, cuando borro su sonrisa. Inmediatamente me arrepentí de decirlo, es algo de mal gusto llamar a un país por su nombre de origen. Ya que se considera un insulto a lo que representan, un país sin nombre country, se vuelve algo bajo, algo menos que lo demás, por eso, los nombres originarios no son usados comúnmente. — No quise ser grosero, quería...
— Adler. — respondió mirándome, y después soltando una tenue sonrisa traviesa. — Se que no querías ser grosero, pero casi te da el infarto al verme molesto.
— Dios no me hagas eso, de nuevo, sweetie casi me muero del susto. Fucking asshole.
Y reímos, porque eso solíamos hacer, eso era lo nuestro.
Entonces llegó la noche, y tomé su mano hacia mi habitación, a lo que él me siguió sin decir más, solo dos sujetos caminando hacia un mismo lugar. Ya allí, vi el espejo que me atormenta y volteé a ver a mi amigo, justo frente a mi.
— ¿Qué pasa?
— ¿Podrías mirar algo por mí?
— okey, si es tan importante lo miraré.
Y lo hice sin miedo, sin pudor o un gramo de duda, comencé a desnudarme, no erótico, o con temor, sino como un día común, antes de entrar a la ducha. Al estar ya desnudo lo miré, estaba justo frente de él, mientras esté me observaba de pies a cabeza. Uno podría pensar que miraría mis músculos, o mi miembro al aire, mis piernas o mi abdomen, pero no, su vista fue directa a mi tobillo, y quedó allí.
— Hemos dormido muchas veces juntos. Me has cogido como yo te he cogido, y creo que está es la primera vez que veo con detenimiento esa marca. Tu piel en esa parte parece como si fuera la mía. Un lunar en forma de mano, que único es eso.
— UK dice que cuando llegó a la tierra, Dios tocó mi tobillo al nacer. Dice que refleja la belleza de Dios, ya que tenía piel morena, como la tierra o el barro en el suelo.
— ¿Y tú crees eso?
— Me paso cada día preguntándome si creer o no.
— Creo que es hora de que dejes de usar tu cabeza y comiences a ver a ciegas, ¿Que no aprendiste nada del libro de Francia? ¿El principito? Lo esencial es invisible para los ojos, tienes que ver con el alma USA, si quieres una respuesta.
— ¿Ver con el alma?
— Simón. Dime, a ver... — dijo, cubriendo mis ojos con sus manos, dónde podía sentir la calidez y olor de él, tan cerca de mi persona, trayendo me paz inmensa. — ¿Qué es lo que desea tu alma en estos momentos?
—Tocarte.
— ¿De qué forma?
— Quiero tocar tu piel. Quiero sentir su calidez.
Y supongo que México siempre sabe más que yo en estas cosas, tal vez yo mismo reprimo ese lado de mí, porque realmente no soy espiritual, eso se me hace muy... Nativo, muy de culturas que viven en lugares sin civilización. Pero, a los pocos segundos, aún con mis ojos cerrados, sentí el cuerpo desnudo de México pegándose a mí, dónde tomaba mis manos y las ponía sobre su cuerpo.
— Tócame, siente mis cicatrices, visualiza mis lunares que brillan en tu mente, sigue mi aroma que te dan la vista a cada curva de mi cuerpo, siente como mi alma se une a la tuya.
— Meztli... — susurré inconscientemente, acariciando esa suave piel, sintiendo ese aroma, dónde no pude más, y mis mejillas comenzaron a empaparse, no porque estuviera triste, sino, que me sentía tan feliz y tranquilo, tan completo y sin dudas, que mi mente estaba aliviada.
— Adler... — dijo en un susurro, tal vez, con un poco de dolor en su voz, un poco de tristeza, un poco de angustia, solo eso pasó por mi mente.
Y pasó, como suele pasar siempre.
Abrí los ojos, mientras nos mirábamos sin parar, para acabar cargándolo y llevándolo a mi cama, los besos, las caricias, la bendita fiebre al deseo aumentó, dónde mis manos no se saciaban de querer tocar su cuerpo, de querer sentir sus adentros, de querer verlo gimotear debajo de mí, dónde sentía mi alma fundirse con la de él.
Es complicado, no se muchas cosas de mí, pero cuando estoy con él, no necesito conocerme, sé quién soy en el momento que estoy entre sus brazos.
Cogimos cómo se debe coger, ruidoso, rápido, sucio, escandaloso, salvaje y animal, dónde el deseo, la lujuria, la pasión, la falta de pudor abandonan la habitación y solo dos amantes se aman ante la luna presenciando el espectáculo.
Entonces, llega la mañana, y lo veo aún entre mis brazos. Quisiera que siempre fuera así, pero yo sé que esto no pasará. No podemos estar siempre juntos, llega un punto dónde tenemos que partir del otro, porque es necesario, porque así es nuestra naturaleza.
Es como si cargáramos pila al estar juntos, y de allí, diéramos tienda suelta a nuestra vida, y a veces, en nuestra vida, estar juntos no es una opción.
Lo sé, es más, lo sé ahora, 5 años después de aquella vez, mirando mi desnudez de nuevo al espejo, mirando la marca de dios, mirándome sin saber quién soy, y después, simplemente sonrió y coloco mi traje en mi cuerpo, saliendo de mi casa para celebrar genuinamente por mi amigo.
Hoy es su boda, y me siento genuinamente feliz, estuve en su matrimonio con Austria, estuve en el momento que ese lazo terminó, estuve en nuestra boda, pero igual presencié el final de nuestro lazo, y ahora, estoy en su nueva vida, viendo cómo mira con amor a Rusia y este le mira de vuelta, con un gran amor.
Se casan, y yo disfruto la fiesta, bailo con mi amigo, bailo con mi rival que ahora tengo que tratar bien o México se enojara. Bailo por mí, bailo para conquistar, bailo porque estoy feliz.
Y entre mi borrachera, acabo sentado viendo las luces, y viendo cómo México danza con sus hermanos. Para después, sentir una palma en mi hombro, y ver a Rusia mirándome, sentándose a un lado.
— ¿Qué haces aquí? Ve y baila con tu esposo.
— Eso estaba haciendo, pero vine por un trago que me pidió. También, vine porque te vi solo y creo que debemos hablar, ¿Hace cuánto no hablamos?
— Desde que era una colonia, y después tu fuiste un pequeño país a cargo de URSS, después nos volvimos rivales en todo, y se nos hizo muy difícil hablar, tú sabes, el amor por ganar obstruye la amistad.
— Lo sé... — contestó, para después sujetar mi rostro y hacer que lo mirara, viendo esos potentes ojos violeta combinarse con los míos. — ¿Recuerdas lo que hablamos? Cuando solíamos amarnos hace años.
— ¿Cómo olvidarlo? Creo que fue nuestra plática más sincera.
— Dije, que eras especial para mí, y que te amaba, dije que daría mi vida por ti, dije que no quería separarme nunca. Pero entonces, tu dijiste algo. "Se que nunca dejarás de amarme, pero, también sé que, si pusieran a Alemania y a mí en un risco, y ambos estuviéramos a punto de morir, tu estirarías tu mano primero hacia él que hacía mí"
— Siempre has amado a Alemania, en todas sus versiones. Es como yo y ...
— México. — interrumpió dando la respuesta. —Lo sé, porqué un día antes de la boda, después de reírnos y ser felices, mientras descansábamos de un excelente sexo, y él me miraba recargado en mi pecho, dijo. "¿Que ha dicho tu alma gemela de mí?" Al principio, créeme que no entendía. Entonces me sonrió, y dio un beso, diciendo. "Rusia, mi corazón es tuyo, siempre será tuyo, mi alma se unirá a la tuya, y seremos felices por una eternidad. Pero tú más que nadie sabe, que, en la vida de un country, hay más que solo una eternidad, son esos lazos lo que nos unen. Tu lazo conmigo es fuerte, es eterno, nunca en mi vida había amado a alguien como tú, nunca y jamás lo volveré a hacer, pero... "
— ¿pero...? — pregunté, impaciente de la continuación.
— "mi mitad de alma, mi mitad dispareja, mi pieza irregular, mi contrario, no eres tú" — concluyó soltando una sonrisa — Sabes, ni siquiera me dolió eso, porque entendía a qué se refería. Amo a México más que a nada en este mundo, es mi perfecta mitad, embona en mi corazón como una perfecta pieza, me hace mejor persona, me hace único y feliz, nunca en mi vida amaré a alguien más que a él, pero... Mi mitad de alma, mi mitad dispareja, mi pieza irregular, mi contrario, es Alemania, no él.
— No comprendo.
— USA, todo se remonta a los lazos de Panguea, debes recordarlo, el inicio de todo.
— No sé de qué me hablas.
Y Vi una sonrisa en él, para después acariciar mi cabello y levantarse con los tragos que había ordenado.
— Mi lazo predestinado es México, pero mi lazo de origen es Alemania. Hay una gran diferencia entre almas gemelas y tu alma predestinada. Mi alma gemela es Alemania, unidos desde la creación, predestinados a ser contrarios, a amarnos sin poder entenderlo, a apoyarnos sin poder comprender, a volvernos a unir después de siglos, así a lo largo de nuestra existencia. Dime, ¿No es acaso México tu alma gemela? Alguien que al tocarlo te hace llorar de la paz que te brinda, tu mitad contraria, tu unión origen. No pueden estar juntos siempre, pero, llegará un día en dónde los lazos exijan su recargue de baterías, y volvamos a comenzar el ciclo.
— ¿Ciclo?
— Volvernos a enamorar. Estuve casado en mis vidas pasadas muchas veces, como tú, como México, como Alemania, como todos. Cada cierto tiempo, todo se reinicia... USA, si quieres entenderlo, vuelve al origen.
— ¿Origen?
— Si, regresa y ve, lo que las marcas esconden en la tierra. Por ahora, tengo un hermoso esposo a quien amar. Con permiso.
Realmente nunca entendí a Rusia, como no entendí a nadie más, parece que todos comprendían lo que pasaba, menos yo. Pasaron los siglos, y México tuvo un hijo con Rusia, su nombre es Boris, es un gran chico. Al fin es un país hecho y derecho, no el desastre que era años atrás. Suele venir a visitarme mucho, ya que le gusta pasar tiempo con NASA.
Incluso ahora, lo veo caminar por mi sala mientras lleva un poco de soda para tomar, mientras ve la tele.
— ¿No tienes que regresar a tus tierras?
— No cuando Suecia viene mañana a visitarte a ti, no me moveré de aquí hasta verlo.
— Eres muy joven para el vikingo.
— Y tu muy viejo para tío Perú. — rio haciendo que riera, oh mi amado Perú, tan hermoso y único. — Además el motivo de mi visita también es para ver a Marco. ¿Está libre o le diste muchas cosas que hacer?
—Esta libre, pero, hoy está con Perú en sus tierras, volverá en 3 días. Oh My babys, me siento solo en esta casa sin ellos.
— ¿Los amas tanto?
— Con mi vida, los amo tanto, te recuerdo que, de la boda de tus padres, yo me casé 4 años después.
— Si si... Lindo tatuaje. — dijo mirando hacia mi tobillo. — ¿Una mano?
— Dios me ... — y de nuevo, la incertidumbre, todo, golpeaba en mi cabeza como no había golpeado en años. De nuevo, joder, de nuevo...
— ¿Tío USA?
— ... Mi padre decía que dios me tocó al momento de nacer.
— ¿Que dices? — comentó con una mueca de diversión. — es tu marca nativa, no te tocó dios, es lo que dejó tu madre antes de ser asesinada por UK. Todos lo saben, estaban tú y tío Canadá en sus brazos, muy diferentes a como lucen ahora, al llegar UK y comenzar el proceso de conquista, los nativos apenas pudieron sobrevivir, la marca de dios no es más que la marca de tu madre.
Y entonces golpeó todo en mi cabeza.
Cómo si recordara el origen de mi creación. Y tuve que regresar, con el único que presenció mi origen, al único que podría hablarme de ello. Llegué en una tormenta, golpeando a su puerta donde fui recibido por su mayordomo, dónde empapado me sentí grande en mojar su hogar, en mostrar mi ira hacia él, hasta verlo. Joder hasta verlo.
Allí, joven e imponente, realmente nunca se desgasta. Allí, con ese cabello negro, con sus ojos azules intenso, con su piel pálida, con esa voz gruesa y perfecta, allí. En esa ropa formal, en su chaleco negro y perfectamente adaptado a su medida, en ese pantalón perfectamente a su largo, en esos zapatos que cuestan más que mi televisor, en todo. Allí estaba.
— ¿Porque vienes mojado y molesto a mi casa? — dijo, mirándome de arriba abajo. — Sabes, soporto tus tonterías en cierto horario, y ha pasado de ese horario, así que, retírate.
— No fue dios, fue mi madre, mi marca en mi tobillo.
— Oh, así que lo recuerdas. — Y una sonrisa fue a parar a su rostro dándome el más sarcástico de los aplausos. — oh USA, cada cierto siglo que pasa, olvidas todo, y regresas a cuestionarte que eres. Pero supongo que es mi culpa, rasgué tu lazo de origen y eres un poco defectuoso en recordarlo. Te veo aquí en los años humanos 3500, volviendo me a gritar sobre que descubriste que la marca no era de dios.
— ¿Que?
— Olvidas todo porque rasgué tu historia casi en su totalidad.
— Fucking asshole. Si sabes que lo olvido, ¿Porque diablos no me lo aclaras?
— ¿Y perderme la diversión de verte sufrir? No, ni pensarlo. Es delicioso, disfruto mucho tu sufrimiento como el de Canadá. Es una divina comedia. Además, supongo que todos se están hartando de tu memoria, así que solo siguen el juego para evitar provocarte una embolia si no lo descubres por ti mismo.
— ¡Son of a Bitch! You ...
— No mentí. — interrumpió de golpe antes de que acabara de insultarlo. Pude ver cómo se puso de pie, mirando el fuego de su chimenea moverse con la fría brisa del ambiente. — No mentí, tu tierra siempre fue verde, basta y colorida, además, si vi a Dios. Era una mujer, nunca había visto alguien tan hermoso, me arrodillé ante ella apenas mis ojos la miraron. Traía consigo dos niños, únicos, gemelos. Era ver a la vida a la cara, así que no mentí, vi a Dios. Era una mujer, y nunca había visto tal perfección en mi vida. Ojos intensos del color del sol, cabello negro como la noche, piel morena como en la tierra y el barro, belleza digna de la más bella pintura o escultura. Vi a Dios, mi bella alma predestinada.
— ¿La mataste?
— No quería, es la naturaleza de un Imperio. — contestó mirándome. — he asesinado mucha gente a lo largo de la historia y he reído en sus caras, he bebido su sangre, e saboreado la tortura y el bendito éxtasis que me causa ver sufrir a los demás, a mis pies, rogando por misericordia. Pero, solo me arrepiento de una vida que quité, y esa fue de mi Dios. Cuando me di cuenta, ya estaba muerta, entonces los tomé a ustedes. Y cuando cambiaron su apariencia por el lazo rasgado. Dónde ni siquiera los dejé absorber de su naturaleza, quedó en ustedes el último toque que su madre les dejó. Me duele pensar, que maté a mi predestinada, no he vuelto a amar como esa vez, nunca amare cómo esa vez. Pero no he muerto, porque mi tonta alma gemela sigue viva aún.
— ¿Francia?
— Exacto. Cargo con el dolor de no poder amar de nuevo como lo hice esa vez, pero no muero, ya que mi contrario sigue con vida. Verás, nuestros lazos son los que nos crean, existimos en alma por ello, el cuerpo solo es el reflejo de nuestros humanos. Si Francia muriera, yo, estaría incompleto. Y eso me mataría cada día.
— No entiendo. – contesté, ignorante a lo que me decía.
— Digamos que, cuando Pangea murió, y fuimos separados, se dividió el alma y el amor. Mi mitad contraria del alma se separó y me sentí incompleto, entonces cada tanto regreso a sus brazos, para no perderme. Y mi amor, se perdió hasta que la encontré, pero, nuestra naturaleza de Imperio me hizo asesinarla. Y ahora, solo puedo sentir mi amor, cada vez que te siento cerca a ti o a Canadá. Son lo mas cercano que me queda. —Rio como siempre, tomando un sorbo a su té. – Soy un monstruo, pero comprendo mis sentimientos, y ahora que te lo he dicho, ¿Comprendes los tuyos?
— No quiero volver a México.
— USA, no es de que quieras, es algo que va suceder, somos inmortales, tal vez en unos siglos le ames, otros no, así es esto. Es tu alma gemela.
— ¡Soy feliz con Perú! ¡Tengo un hijo! ¡México es feliz con Rusia! ¡Por dios tienen a Boris!
— Lo sé, son parejas predestinadas, y tú nunca amaras a alguien tanto como amas a Perú, pero, al fin y al cabo, la única manera en que te sientas completo es con tu contrario imperfecto. Todo tu amor puede ser de Perú, tu alma puede enlazarse y hacerse una con él, pero al final de cuentas, necesitarás volver con tu otra mitad contraria, para volver a tener paz. Esto lo saben todos, estoy seguro de que incluso Perú, así que, mi consejo es el mismo que te daré antes de que pierdas la memoria de nuevo. Vive USA, vive el hoy, vive el momento. Tu problema es que piensas mucho y sientes poco, es hora de que solo te guíes por lo que sientes, deja de pensar en tu existencia y solo se feliz con tu presente.
Desde esa vez, deje de ver detenidamente mi reflejo en el espejo.
Viví mi vida, mis mejores años, amando, riendo, creciendo, peleando, todo. Fue así durante un siglo más, hasta que me encontré a mi mismo sentado en esos estúpidos canales, ríos, lo que sea de San Petersburgo. Una junta en Rusia, eso era todo, pero me quede prendido de la belleza de sus paisajes. Hasta que volví a sentir una mano en mi hombro.
— No pienso decir que me gustan. – dije, en una risa burlona. – Mis paisajes son mejores.
— Siempre te gustaron mis paisajes de invierno. – comentó Rusia, ofreciéndome un cigarrillo, sentándose a mi lado. Lo tomé, para encenderlo con el de él, y dejar que el humo calentara mi ser. — ¿Cómo estás?
— Hmm… divorciado. – comenté, frunciendo el ceño. – Añorando a mi Perú de lejos, pero sé que volverá a mí. Volveré a él, así son las cosas. ¿Tú?
— Divorciado, deseando a México todo el bien de este mundo. Regresando con Alemania de nuevo, no lo sé, a veces quiero golpearlo, pero otras solo quiero ver su cabello crecer, sus ojos mirarme, sentir la calidez de su piel. Se que nunca lo amaré como amo a México, pero, sin Alemania pierdo todo… ¿Entiendes lo que quiero decir?
— Si.
— Y si lo entiendes, ¿Qué diablos haces sentado viendo mis paisajes, cuando deberías estar en su casa?
— ¿Qué?
— No te hagas el tonto conmigo, es tiempo que recargues baterías. Ve y ama a México, que, si te lo quito en unos años de nuevo, serás un tonto por no aprovechar su tiempo libre.
— No hablarás enserio.
Dije soltando una risa como mofa, pero Rusia solo soltó humo que poco a poco se fue disipando en la fría ventisca. Pude ver su rostro, no era un rostro triste, o uno feliz, era uno de paz. Uno que quería en él mío.
— ¿Amas a México?
— Lo amo. – contestó.
— ¿Por qué se divorciaron?
— Porque necesitábamos esto, él necesita regresar contigo, y yo con Alemania. Es nuestra naturaleza. Y realmente no es divorcio, no es que haya firmado un papel, solo estamos separados. Como tú. Mi energía se acababa, así que tenia que volver con mi otra mitad antes de que fuera tarde, y acabara sin un gramo de paz en el alma. No sé cuántos años pasarán para volver a estar con él, solo se que ocurrirá.
— ¿Cómo te diste cuenta de ello?
— México me hizo una pregunta, y lo supe. – respondió. – Dijo, “Rusky, ¿Qué piensas de mí, que es lo primero que piensas cuando piensas en mí?”
— ¿Qué dijiste?
— Nada. Me quede en blanco, no era que no lo amara, o que no pudiera elegir de entre las millones de cosas que amo de él, solo que, en ese momento, no quería ni pensarlo. Él sonrió, y dijo, “Creo que es tiempo.” México es mas grande que muchos, tiene mucha sabiduría en él, mas en estas cosas, así que, comprendí, le ame, y al siguiente día, fui recibido entre los brazos de Alemania, un enorme abrazo entre lágrimas, donde sabía que todo estaría bien.
Era raro, siempre es raro comprender todo esto. No es como si fuéramos Polígamos, solo que, necesitamos cosas en diferentes momentos, eso lo entiendo.
— Dime… — dijo de golpe, mirándome. — ¿Qué es lo primero que piensas cuando te dicen México?
— Que es el lugar donde las Dalias crecen en el tiempo. O como él las llama acocoxóchitl. Hermosos colores, hermosos pétalos, una tierra única de dios, en eso pienso.
Y una sonrisa se formó en Rusia, jalándome hacia él para besarme, besarme como lo hizo cuando era Imperio, como lo hizo cuando era Rusia Soviética, y ahora, como lo hace cuando es la Federación Rusa. Algo suave y tierno, dándome calidez con sus labios.
— Regresa a tu origen, vamos. No pierdas el tiempo aquí. – sonrió. – Y dile que lo amo, que lo veré en unos años para continuar nuestro ritual de amor, él lo entenderá.
Supongo que la vida era así.
De disfrutar el momento, de reír, de llorar, de gritar, porque ahora mismo me encontraba corriendo entre la fría brisa, corriendo sin parar hasta ese hotel, corriendo con dolor en los pulmones, donde el invierno de Rusia me quiere matar, donde amé y fui amado, donde reí y fui una burla, donde pasé grandes momentos y perdí grandes batallas.
Corrí, porque tenía que llegar, tenía que hacerlo, tenia que ir a la habitación 201.
Y allí lo vi, cuando abrí de golpe y lo vi haciendo su maleta para regresar a sus tierras. Lo miré, mientras él lo hacía, y después vi lagrimas comenzar a caer de su rostro, mientras abría sus brazos, y yo corría a envolverme en ellos. Fue un subidón de felicidad, de adrenalina, de paz. Mi alma gemela, mi única alma gemela, al fin, de nuevo en mis brazos.
— Pensé que nunca regresarías a mis brazos. – dijo entre sollozos. – Te necesitaba desde que Rusia regresó a Alemania, y tú aun no te divorciabas, pendejo.
— Perdón, aun quería disfrutar de el “amor”, antes de necesitar “paz”.
— Lo sé, pero ahora, disfruta paz conmigo, solo nosotros dos. Solo nosotros dos para siempre. – susurró, sintiendo mi calidez.
No tuve que decir más, en esa fría noche en San Petersburgo, donde la ropa sobró de nuestros cuerpos, donde nuestra piel desnuda rozaba en cada subidón de lujuria, donde los gemidos y gritos de placer se extendían por toda esa habitación, allí, solo allí, uniéndonos en busca de paz de nuevo, en busca de nuestra otra mitad, una danza que nunca se acabará, un sentimiento inmortal, una necesidad maldita.
Vi sus ojos en la noche, porque me gusta verlos. Allí donde San Petersburgo nos alumbra con su corta noche, allí, donde México me mira feliz.
— Es bueno verte Meztli. – dije, besándole la frente. Allí lo había entendido todo, solo las almas gemelas pueden llamarse por su verdadero nombre, solo ellas, sin que acabes ofendiendo a alguien.
— Y a mí que regresarás al fin, Tayen.
Meztli significa Luna, y Tayen significa Luna Nueva, iguales y contrarios a la vez. Uno en náhuatl y otro en nativo americano. Uno conociendo sus raíces y otro roto y perdido en su pasado, así era la vida de las Lunas, así, amándose y reuniéndose cada cierto tiempo, donde las estrellas murmuran su amor de lejos.
Ojalá durara más, ojalá no nos perdiéramos entre la paz.
Ojalá recordara todo, ojalá no tuviera que repetirlo una y otra vez. Ojalá pudiera capturar este momento siempre.
Ojalá, no fuéramos Dalias que crecen en el tiempo.
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Aclaraciones.
— El verdadero nombre de USA es Tayen, que significa “Luna Nueva. El nombre de “Adler” que significa águila, fue dado por UK. Usa solo recuerda su nombre origen cuando inicia de nuevo el ciclo de reencontrarse con México. Con su Meztli “Luna” o “Luna negra”.
— Esto NO es POLIGAMIA. Si me salen con que USA o México son bien putas, nos damos en la madre. >:v ¡A mis bebés me los respetan!
— La Dalia es la flor nacional de México, USA hace referencia a su vida con México como la flor, ya que crece en cada cierto tiempo, es delicado y colorido, pero no importa cuanto la cuides, llegará un punto donde morirá esperando renacer en otro ciclo. Así es la relación de las almas gemelas, no es que dejen de amar a sus parejas de ese momento, es que necesitan volver a sentir paz.
Almas gemelas: va más allá del amor, es la paz lo mas cercano a lo que se puede describir que sienten.
Almas Predestinadas: Eso si es amor, en su mas pura esencia.
Una amiga mía escribió esto, me pidió de favor que lo publicará todos los créditos a ella. Tal vez la conozcan es la autora de LAZOS.
Es hermoso llore mientras lo leía e hice un dibujillo del fic. Por qué pues el UsaMex me puede me puede 😔💜
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-Me miras mientras yo me llevo esa lágrima en silencio. No sé en qué estarás pensando, ni siquiera sé en qué estaré pensando yo... Solo sé que me moría de ganas por tocarte la mejilla y llevarme de ahí esa lágrima que tanto estorbaba en tu bonita piel. Acabas asintiendo con la cabeza y sacas la mano de debajo de la sábana para secarte tú sola, antes de guardarla con rapidez. Voy a preguntarte qué escondes pero te ríes, y no puedo hacerlo, voy a reír pero no lo hago, porque lo que dices me corta el aliento. No sé qué clase de vida habrás tenido para desear lo que acabas de desear ahora, pero se me para el corazón debajo del pecho-. No digas eso... Vivir es muy bonito. -Digo sonriendo con tristeza al pensar en Daniel y en sus ganas de comerse el mundo-. La vida es lo más bonito que tenemos, Anoona. -Digo sintiendo un pequeño escalofrío al pronunciar tu nombre-. Y me da igual que quieras o no curarte, pero yo voy a hacerlo. -Digo porque te pondré tratamiento para la anemia, equilibraré con medicinas tus valores en sangre alterados, y borraré con antibióticos la salmonella.-
-Bajo la vista, abrazándome a mis rodillas y apoyo la barbilla en estas. Te miro al escuchar tu voz. Tienes una sonrisa triste para ser un chico blanco que vive en Londres. Pero es que un lugar de procedencia, la raza o el dinero, no hacen la felicidad... He visto niños sin ropa ni juguetes que sonríen con tantas ganas que rompen la tristeza. Tu sonrisa triste es hermosa, tanto como tus labios gruesos en los que me fijo cuando pronuncias mi nombre. Sus letras los mueven, los tocan, al igual que mi mirada al mirarlos. Los míos están entreabiertos porque al estar llorando no puedo respirar por la nariz. Vuelvo a tu mirada cuando me dices que vas a curarme.- ¿En contra de mi voluntad también lo harías? -Pregunto sin poder evitar la risa ante lo último que dices.- Ya te enseñaré yo algún día los colores de mi arcoiris...
-Bajas la mirada abrazándote a ti misma. Eso es lo que hacemos las personas cuando echamos de menos un abrazo. Yo lo hago muchas veces al pensar en mi hermano. Te miro recordando lo que has dicho y pienso en mi hermana, mayor que tú, pero muy joven. El mero hecho de pensar en perderle me rompe el corazón. Casi puedo sentir su sangre esparciéndose ahora por mis venas. Trago saliva al darme cuenta de que me estás mirando los labios, y me doy cuenta de que no puedes respirar, por el movimiento de tu nariz, y tus labios entreabiertos. Me miras y + siento vértigo, por lo que parpadeo al sentir que estaba en otra parte. Me haces una pregunta que me hace sonreír-. Por supuesto. Tengo un juramento para salvar vidas. -Te cuento y río al escuchar tu risa, una risa que suena alegre por mucho que tú no lo estés, quizá a pesar de todo, sigue habiendo cosas que la vida no puede romper del todo. Entonces me dices unas palabras que me hacen tragar saliva. Siento mi corazón acelerarse y un intenso calor en las mejillas-. Ah, ¿si? -Digo sonriendo sin saber qué decir-.
-Tu forma de mirar es distinta a todas. No sé si será por el verde de tus ojos o por lo que tu vida significa para todas las personas a las que salvas. Tal vez todas esas almas a las que ayudas se te queden dentro y se asomen a tu mirada, tal vez incluso tienes sitio para todos los que partieron de este mundo sin que pudieses salvarles. O tal vez solo soy yo, que he mirado unos ojos claros y he descubierto que no hay nada de maldad en ellos, ni dan miedo, ni son demoniacos... Un parpadeo en tus ojos trae de vuelta una sonrisa a tus labios. Lo que dices sobre tu juramento me hace sonreír.- Reinventas la vida, es verdad. -Sorbo por la nariz, que siento taponada y miro hacia abajo.- ¿Y si tuvieras que salvar una vida acabándola para siempre? -Vuelvo a mirarte. Algunas personas sufren, mueren de dolor en una cama, no pueden vivir... la mejor forma de salvarles es ayudándoles a morir. Pero te ríes por lo que digo del arcoiris y veo que tus mejillas cobran un color rosado que endulza tu cara y la sonrisa que permanece en tus labios.- Claro, daktari. Ahora mismo lo veo todo un poco rosa.
-Me intimida tu mirada cuando me miras en silencio, me siento pequeño, extraño, diferente... Hacía mucho que no me sentía así cuando me miraba una chica. Por un lado tengo ganas de irme de esta habitación, y por otro lado ganas de quedarme hasta que se haga de noche y acabe mi turno. Sonríes mirándome, y yo siento que mi sonrisa tiene más fuerza que yo, que me posee los labios, que da igual lo que intente porque seguiré sonriendo cuando te mire. Río sintiendo arder mis mejillas cuando me dices que reinvento la vida porque no me lo creo, y entonces me haces una pregunta, tan real como la vida misma. No me pienso dos veces la respuesta, y me humedezco los labios-. Si ese es el único modo de salvación, por supuesto que la haría. -Digo pues estoy a favor de la eutanasia como salvación a quien no la tiene. Me dices que ahora mismo lo ves todo un poco rosa, y a mí me hace gracia esa confesión-. ¿Y eso? -Pregunto mirando alrededor-. ¿Por qué rosa? -Pregunto y vuelvo a mirarte. Siento que entro en tu luz, con una bandera blanca, tan blanca como tu corazón que late en tu cuerpo de niña-.
-No sé qué pasa pero no pareces doctor. Todo el enfado que parecías tener por mi culpa, se ha quedado pequeño y ahora me miras como lo haría cualquier otra persona. O tal vez no. A lo mejor solo tú puedes mirarme así. Sonríes y yo siento que mi sonrisa nace sola como si llevara gestándose semanas. Me gusta que rías sí en el silencio de esta habitación en un rincón del mundo que reprime hasta las ganas de vivir. La Franja de Gaza lo consume todo pero nosotros podemos seguir riendo incluso si estamos llorando. La respuesta que me das me desnuda tu humanidad. Hay que ser humano para apagar el dolor sea como sea... no se puede luchar contra la muerte de la vida si es la vida la que no puede luchar con la muerte.- A mí intenta salvarme con antibióticos... -Resuelvo bajando la cabeza para ocultar mi sonrisa de ti, pero río y relajo mis piernas cruzando estas bajo la sábana.- Porque es el color que tienes en las mejillas. -Saco la mano sin poder evitar un quejido porque se me ha enganchado la tela en la vía.- No puedo más... -confieso mirándote de nuevo sin poder esconder el dolor- ... me he pinchado yo sola y me duele mucho. No te enfades, por favor
-Estás en silencio, un silencio que inunda toda la habitación. Te miro preguntándome por tu pasado, de donde llegarías para acabar en ese lugar, porqué quieres ir a Londres... No tienes documentación, no tienes ropa... No sé nada de ti pero lo único que me preocupa igual que del resto, es curarte, ponerte a salvo, ponerte de nuevo en la vida tal y como eras ayer antes de que llegaras a hoy, antes de que llegaras a esta cama. Entonces me dices que a ti intente salvarte con antibióticos, y se me pone la piel de gallina. Creo que lo tienes fácil, y deseo que sea así, pues no quiero taparte con una sábana y dejar de ver tu rostro. En verdad me doy cuenta de que no quiero dejar de ver tu rostro nunca, pero sé que lo haré, que un día tú no estarás en este hospital ni yo en la Franja de Gaza, que ignoraré si llegas a Londres, y que será imposible volver a coincidir contigo allí, entre 8,982 millones de habitantes. Trago saliva pero sonrío-. No lo voy a intentar, te voy a salvar. Te lo prometo. -Digo entonces, y veo que agachas la cabeza antes de reír. Me hace gracia tu risa, y me fijo en tus movimientos, pero lo que me dices hace que sienta un intenso ardor en las mejillas, y un vuelco en el estómago-. Vaya, ¿en serio? -Te pregunto si saber qué decir, y después veo que sacas la mano, la cual yo miro, viendo lo que te has hecho. Me cuentas que te has pinchado tú sola y niego con la cabeza. Voy a reprocharte pero me pides por favor que no me enfade y te miro cogiendo tu mano-. Solo si me prometes que no vas a volver a hacerlo. -Te digo y miro tu mano, extrayendo con mucho cuidado y delicadeza la vía para no hacerte daño aunque sé que será imposible por como te la has puesto. Con esmero, clavo esa aguja en tu piel, cogiendo tu vena, pero haciéndolo bien, y después giro un poco el catéter para que la medicina caiga-. De todos modos, creo que te la quitarán este lunes... -Digo soltando tu mano-. Hasta te pinchas la vía tú sola... Vaya, vaya... -Digo moviendo la cabeza como si te estuviera regañando-. Te dije que ni en siete vidas había visto un gato con tanta suerte y desde luego no me equivocaba.
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