#marvin le gusta un otro muchacho.....
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in spanish we have to write a 6 sentence story. for mine i just wrote the plot of in trousers and my teacher said AY YI YI..... the people sitting next to me said WHAT DID YOU WRITE?? i guess we'll never know!
#can you guys tell i use spanish class for my own creative liberties#the story btw if you're interested:#“”hay un muchacho que se llama marvin. marvin tiene una novia se llama trina#trina le gusta marvin pero tiene una problema#marvin no le gusta trina!!!#marvin le gusta un otro muchacho.....#marvin no decide que hacer.......“”#in trousers#marvin trilogy#jett talks (me)#marvin gardens#trina weisenbachfeld#whizzer brown#musical theatre#theatre#musical#musicals
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> > #KORD + #EveryBreath > > ↳ᴺᵃʳʳᵃᵗᶤᵛᵉ ᵃˢ ᴹᵃʳᵛᶤᶰ ᴿᵒˢᵉˑ
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𝑺𝒆𝒕 𝒊𝒏 1952, "𝑨𝑯𝑺: 𝑭𝒓𝒆𝒂𝒌 𝑺𝒉𝒐𝒘" 𝒊𝒏𝒔𝒑𝒊𝒓𝒆𝒅 𝒗𝒆𝒓𝒔𝒆.
Por las noches de los sábados en el pequeño pueblo de Jupiter, la luna dejaba que algunos seres reprimidos salieran a curiosear y a explorar los sitios más oscuros, siendo llevados por las sombras a sitios donde podían ser ellos mismos. Los extraños resentidos de la sociedad, aquellos que, si mostraban su verdadera cara, podían ser rechazados o incluso terminar de una forma mucho peor. Había escuchado conversaciones en la plaza y en su estación de trabajo, sobre como habían dado lo que se merecían a los llamados “maricas” como él era.
Marvin lo trataba de disimular, pero siendo un joven soltero de veinticinco años, los vecinos ya empezaban a cuestionarse acerca de su vida. No estaba casado y vivía solo en un pequeño cuarto rentado en el centro de la ciudad. Trabajaba como asistente en una oficina de correos, y según mencionó a algunos compañeros de trabajo, llegó ahí por casualidad tras la perdida de su familia. No mentía del todo. Había perdido cualquier contacto con sus padres y hermanos tras revelar sus sentimientos por un trabajador de la casa. No tuvo más remedio que emprender una vida él solo, lejos de aquellos que lo habían tratado como un raro.
Pasaba los días de semana tras un escritorio, coordinando entregas y llevando cajas de un sitio a otro. Realmente era un trabajo aburrido, pero no había forma de conseguir un puesto en donde de verdad amaba estar: los escenarios. Había muy pocas oportunidades para él en lugares como ese donde vivía. Nadie buscaba un músico o un cantante para sus negocios, y aquellos lugares donde sí, no querían a un muchacho blanco con la expresión aburrida que él tenía. Los bares preferían a las cantantes femeninas, que con sus voces acariciaban los oídos de ebrios para que pudieran continuar llenándose de alcohol. En otros lugares, como el espectáculo de freaks de Elsa Mars, tenían una variedad de talentos musicales. Los había ido a escuchar, pero lamentablemente fue rechazado al no ser verdaderamente alguien como ellos. Si tan solo supieran que a él también le habían dado la espalda, quizás lo hubieran dejado quedarse.
Resignado a que cualquier tipo de vida distinta a la que tenía solo podía suceder en lo escondido, atendía a aquel bar lleno de hombres con los que compartía ese secreto. Usualmente asistía para dejar de sentir la ocasional soledad que invadía su persona. El estar aislado y sin amigos de verdad no tenía buenas consecuencias en su salud mental. Por ello, si podía escuchar cumplidos venidos de la boca de otras personas, dándose ánimos para imaginarse más atractivo y verdadero, los aceptaba e invitaba ocasionalmente los tragos. Eran infinitas conversaciones que no llegaban a más. Cuando tomaban un giro íntimo, él dejaba en claro que no estaba ahí para eso. Algunos lo tomaban bien, otros no.
Y uno de esos ocasionales personajes era un muchacho que esa noche lo abordó mientras bebía en la barra. La proximidad que tomó le dejó ver, entre la oscuridad, un perfil bastante atractivo. A primera vista, la elegancia hacía que resaltara de entre los demás. Saco y corbata, camisa bien planchada, perfume fuerte: una imagen que resonaba y comunicaba el origen del contrario. Venía seguramente de la parte adinerada del pueblo. Era raro ver ese tipo de presencias por ahí. Normalmente tenían reputaciones y fortunas más grandes que cuidar.
—Soy Dandy.
—Mi nombre es Marvin. —se presentó con una sonrisa que buscaba ser lo más amigable posible. ¿Por qué no intentar entablar algo más esa noche? Sabía que no pasaría de ello, que al día siguiente ninguno declararía que había estado con el otro, pero era peor que morir solo y aburrido en un lugar como ese, sin haber aprovechado oportunidades así. — No te había visto por aquí antes. — cuestionó para iniciar una conversación.
—Es la primera vez que vengo. No soy… como ustedes. —entendió a lo que se refería, por lo que asintió. No consultó más al respecto. El castaño hizo una seña con el dedo para que le sirvieran una copa al otro hombre.
Por primera vez en mucho tiempo un intercambio de palabras le había hecho involucrarse tanto con alguien. Dandy no solamente le contó que jamás había sentido las ganas de ir y conocer otros hombres, sino que abrió su corazón y le compartió algunos deseos suyos como el de ser actor. Aún así, con esos cuentos y experiencias compartidas, no podía evitar sentir que aquel tenía un aura misteriosa, algo que no descifraba, pero que terminaba volviéndolo único entre otros por cierto motivo.
—Podemos ir a mi casa si tú gustas.
Aquella proposición llegó luego de que, tras varias horas, indicaran que el bar estaba por cerrar. La madrugada se acabaría para dar paso al día, y le pareció extraño que no tuviera problema con ser visto junto a otro muchacho tras el amanecer. Pensaba en lo raras que eran ese tipo de ofertas, y por un segundo estuvo por rechazarlo. Sin embargo, la mirada del pelinegro era una especie de súplica combinada con demanda. Era una exigencia sutil, que pudo más sobre la decisión de Marvin, que accedió sin pensarlo mucho.
—¿Vives en el bosque acaso? —preguntó el cantante cuando caminaban a través de las hileras de árboles que cubrían el espacio por el que caminaban. Se había adelantado ligeramente, pero escuchaba los pasos del otro hombre detrás, lo que le daba calma. Marvin llevaba puesta una blanca camisa ceñida al cuerpo, acomodada desprolijamente fuera del pantalón, con un lado fuera y el otro guardado. Un estilo informal, pero que no había parecido ser un problema cuando Dandy se le acercaba.
—No, por supuesto que no vivo aquí, tonto. —habló de una forma que entendió como broma, y eso le hizo reír. Marvin estaba encantado por su forma de ser. — Pero podemos hacer una pausa antes de llegar a mi hogar.
Una pequeña sonrisa se asomó en la cara del castaño. Soltó un leve bufido, entendiendo entre líneas lo que buscaba su acompañante. No era extraño. No sería la primera vez que llevaba a cabo un encuentro a exteriores de una casa. Los bosques, casas abandonadas, puentes, callejones, baños o carreteras eran puntos de índole secreta para hombres que buscaban ser saciados por otros hombres. Había experimentado con ello, pero no era su práctica favorita.
No tuvo que esperar ni un poco más. Sintió el cuerpo del otro hombre pegarse por completo contra él de una manera indiscreta. Aceptó que lo tomara de esa forma, debido a lo cálido que estaba por la cantidad de alcohol que había bebido. Marvin deja que el otro coloque sus manos encima. Siente como el lo recorre, con curiosidad, desde la pelvis hasta el torso por debajo de la camisa, aprovechando que existía aquella abertura por la cuál podía sentir su blanca piel desnuda. Jadea un poco con la entrepierna del otro contra su espalda, manejándolo lento. Él no podía hacer más que disfrutar del tacto sin distracciones. Sus ojos se cerraron en un momento de debilidad y confianza.
La ausencia de la mano del pelinegro no lo alarmó en un principio, pues sucedió de manera veloz y repentina. Marvin pensaba en lo atractivo que sería su acompañante viéndolo desnudo, cuando la mano que se había ausentado por unos momentos regresó contra su torso, y esta vez de una forma distinta. Lo primero que su cuerpo sintió fue un dolor intenso, cuando la cuchilla atravesó de velozmente su camisa y perforó su piel por el costado del cuerpo. Emitió un grito que Dandy calló con la otra palma, para volver a clavar la filuda capa metálica en su abdomen, pecho y espalda frenéticamente, en repetidas ocasiones. Intentaba zafarse del agarre o patearlo. No era un chico débil. En realidad, el ejercicio jamás lo había dejado de lado, pero el alcohol encima ayudó a que la debilidad fuera mucho más rápida de conseguir.
Cuando ya no podía más y su cuerpo perdía litros de sangre, Marvin se deshizo en el suelo y cayó boca abajo. No podía hablar ni gritar, apenas salían leves gemidos de dolor de su boca. Lo último que sus ojos observarían sería la expresión tierna y feliz del millonario, viéndolo desde arriba sin mostrar remordimiento, manchado él también de una buena cantidad de sangre. De su sangre. Su perfecto traje de una marca seguramente europea estaba cubierto por manchas carmesí que le habían pertenecido al cuerpo del músico frustrado.
—Gracias por tanta diversión, Marvin, realmente la pasé fenomenal contigo.
No pudo rogar por piedad, y aunque lo hubiera hecho ya no tenía salida. El peso del otro aplastó su espalda, maltratando mucho más las heridas que tenía en la parte frontal del cuerpo. Se sentó encima suyo y elevando el arma en el aire una vez más, hizo un profundo tajo desde la parte superior de su espalda, hasta atravesar el pecho por adelante. Su corazón dejó de latir en cuestión de segundos, para que luego el destino de lo que había sido el recipiente de su alma, fuera llevado a la casa de su asesino para deshacerse de los restos.
Lo peor del caso no había sido morir, sino haber muerto sin haberle dado un sentido a su vida, sin haber conseguido ninguna de las cosas que antes soñaba. Incluso peor fue la situación de que nadie se preocupara lo suficiente por él. Las teorías de sus compañeros iban desde que se había ido para siempre del pueblo por motivos familiares, hasta historias en las que efectivamente culpaban al asesino que andaba suelto en el pueblo. Como fuera, nadie le prestó atención a su caso y Marvin falleció olvidado en la sociedad por la que siempre vivió reprimido.
Universum Soundtrack ᵖʳʲᶜᵗ #ᴛʜєяᴏѕє
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𝔾𝕠𝕕𝕤 & 𝕄𝕠𝕟𝕤𝕥𝕖𝕣𝕤
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𝑺𝒆𝒕 𝒊𝒏 1952, "𝑨𝑯𝑺: 𝑭𝒓𝒆𝒂𝒌 𝑺𝒉𝒐𝒘" 𝒊𝒏𝒔𝒑𝒊𝒓𝒆𝒅 𝒗𝒆𝒓𝒔𝒆.
Por las noches de los sábados en el pequeño pueblo de Jupiter, la luna dejaba que algunos seres reprimidos salieran a curiosear y a explorar los sitios más oscuros, siendo llevados por las sombras a sitios donde podían ser ellos mismos. Los extraños resentidos de la sociedad, aquellos que, si mostraban su verdadera cara, podían ser rechazados o incluso terminar de una forma mucho peor. Había escuchado conversaciones en la plaza y en su estación de trabajo, sobre como habían dado lo que se merecían a los llamados “maricas” como él era.
Marvin lo trataba de disimular, pero siendo un joven soltero de veinticinco años, los vecinos ya empezaban a cuestionarse acerca de su vida. No estaba casado y vivía solo en un pequeño cuarto rentado en el centro de la ciudad. Trabajaba como asistente en una oficina de correos, y según mencionó a algunos compañeros de trabajo, llegó ahí por casualidad tras la perdida de su familia. No mentía del todo. Había perdido cualquier contacto con sus padres y hermanos tras revelar sus sentimientos por un trabajador de la casa. No tuvo más remedio que emprender una vida él solo, lejos de aquellos que lo habían tratado como un raro.
Pasaba los días de semana tras un escritorio, coordinando entregas y llevando cajas de un sitio a otro. Realmente era un trabajo aburrido, pero no había forma de conseguir un puesto en donde de verdad amaba estar: los escenarios. Había muy pocas oportunidades para él en lugares como ese donde vivía. Nadie buscaba un músico o un cantante para sus negocios, y aquellos lugares donde sí, no querían a un muchacho blanco con la expresión aburrida que él tenía. Los bares preferían a las cantantes femeninas, que con sus voces acariciaban los oídos de ebrios para que pudieran continuar llenándose de alcohol. En otros lugares, como el espectáculo de freaks de Elsa Mars, tenían una variedad de talentos musicales. Los había ido a escuchar, pero lamentablemente fue rechazado al no ser verdaderamente alguien como ellos. Si tan solo supieran que a él también le habían dado la espalda, quizás lo hubieran dejado quedarse.
Resignado a que cualquier tipo de vida distinta a la que tenía solo podía suceder en lo escondido, atendía a aquel bar lleno de hombres con los que compartía ese secreto. Usualmente asistía para dejar de sentir la ocasional soledad que invadía su persona. El estar aislado y sin amigos de verdad no tenía buenas consecuencias en su salud mental. Por ello, si podía escuchar cumplidos venidos de la boca de otras personas, dándose ánimos para imaginarse más atractivo y verdadero, los aceptaba e invitaba ocasionalmente los tragos. Eran infinitas conversaciones que no llegaban a más. Cuando tomaban un giro íntimo, él dejaba en claro que no estaba ahí para eso. Algunos lo tomaban bien, otros no.
Y uno de esos ocasionales personajes era un muchacho que esa noche lo abordó mientras bebía en la barra. La proximidad que tomó le dejó ver, entre la oscuridad, un perfil bastante atractivo. A primera vista, la elegancia hacía que resaltara de entre los demás. Saco y corbata, camisa bien planchada, perfume fuerte: una imagen que resonaba y comunicaba el origen del contrario. Venía seguramente de la parte adinerada del pueblo. Era raro ver ese tipo de presencias por ahí. Normalmente tenían reputaciones y fortunas más grandes que cuidar.
—Soy Dandy.
—Mi nombre es Marvin. —se presentó con una sonrisa que buscaba ser lo más amigable posible. ¿Por qué no intentar entablar algo más esa noche? Sabía que no pasaría de ello, que al día siguiente ninguno declararía que había estado con el otro, pero era peor que morir solo y aburrido en un lugar como ese, sin haber aprovechado oportunidades así. — No te había visto por aquí antes. — cuestionó para iniciar una conversación.
—Es la primera vez que vengo. No soy… como ustedes. —entendió a lo que se refería, por lo que asintió. No consultó más al respecto. El castaño hizo una seña con el dedo para que le sirvieran una copa al otro hombre.
Por primera vez en mucho tiempo un intercambio de palabras le había hecho involucrarse tanto con alguien. Dandy no solamente le contó que jamás había sentido las ganas de ir y conocer otros hombres, sino que abrió su corazón y le compartió algunos deseos suyos como el de ser actor. Aún así, con esos cuentos y experiencias compartidas, no podía evitar sentir que aquel tenía un aura misteriosa, algo que no descifraba, pero que terminaba volviéndolo único entre otros por cierto motivo.
—Podemos ir a mi casa si tú gustas.
Aquella proposición llegó luego de que, tras varias horas, indicaran que el bar estaba por cerrar. La madrugada se acabaría para dar paso al día, y le pareció extraño que no tuviera problema con ser visto junto a otro muchacho tras el amanecer. Pensaba en lo raras que eran ese tipo de ofertas, y por un segundo estuvo por rechazarlo. Sin embargo, la mirada del pelinegro era una especie de súplica combinada con demanda. Era una exigencia sutil, que pudo más sobre la decisión de Marvin, que accedió sin pensarlo mucho.
—¿Vives en el bosque acaso? —preguntó el cantante cuando caminaban a través de las hileras de árboles que cubrían el espacio por el que caminaban. Se había adelantado ligeramente, pero escuchaba los pasos del otro hombre detrás, lo que le daba calma. Marvin llevaba puesta una blanca camisa ceñida al cuerpo, acomodada desprolijamente fuera del pantalón, con un lado fuera y el otro guardado. Un estilo informal, pero que no había parecido ser un problema cuando Dandy se le acercaba.
—No, por supuesto que no vivo aquí, tonto. —habló de una forma que entendió como broma, y eso le hizo reír. Marvin estaba encantado por su forma de ser. — Pero podemos hacer una pausa antes de llegar a mi hogar.
Una pequeña sonrisa se asomó en la cara del castaño. Soltó un leve bufido, entendiendo entre líneas lo que buscaba su acompañante. No era extraño. No sería la primera vez que llevaba a cabo un encuentro a exteriores de una casa. Los bosques, casas abandonadas, puentes, callejones, baños o carreteras eran puntos de índole secreta para hombres que buscaban ser saciados por otros hombres. Había experimentado con ello, pero no era su práctica favorita.
No tuvo que esperar ni un poco más. Sintió el cuerpo del otro hombre pegarse por completo contra él de una manera indiscreta. Aceptó que lo tomara de esa forma, debido a lo cálido que estaba por la cantidad de alcohol que había bebido. Marvin deja que el otro coloque sus manos encima. Siente como el lo recorre, con curiosidad, desde la pelvis hasta el torso por debajo de la camisa, aprovechando que existía aquella abertura por la cuál podía sentir su blanca piel desnuda. Jadea un poco con la entrepierna del otro contra su espalda, manejándolo lento. Él no podía hacer más que disfrutar del tacto sin distracciones. Sus ojos se cerraron en un momento de debilidad y confianza.
La ausencia de la mano del pelinegro no lo alarmó en un principio, pues sucedió de manera veloz y repentina. Marvin pensaba en lo atractivo que sería su acompañante viéndolo desnudo, cuando la mano que se había ausentado por unos momentos regresó contra su torso, y esta vez de una forma distinta. Lo primero que su cuerpo sintió fue un dolor intenso, cuando la cuchilla atravesó de velozmente su camisa y perforó su piel por el costado del cuerpo. Emitió un grito que Dandy calló con la otra palma, para volver a clavar la filuda capa metálica en su abdomen, pecho y espalda frenéticamente, en repetidas ocasiones. Intentaba zafarse del agarre o patearlo. No era un chico débil. En realidad, el ejercicio jamás lo había dejado de lado, pero el alcohol encima ayudó a que la debilidad fuera mucho más rápida de conseguir.
Cuando ya no podía más y su cuerpo perdía litros de sangre, Marvin se deshizo en el suelo y cayó boca abajo. No podía hablar ni gritar, apenas salían leves gemidos de dolor de su boca. Lo último que sus ojos observarían sería la expresión tierna y feliz del millonario, viéndolo desde arriba sin mostrar remordimiento, manchado él también de una buena cantidad de sangre. De su sangre. Su perfecto traje de una marca seguramente europea estaba cubierto por manchas carmesí que le habían pertenecido al cuerpo del músico frustrado.
—Gracias por tanta diversión, Marvin, realmente la pasé fenomenal contigo.
No pudo rogar por piedad, y aunque lo hubiera hecho ya no tenía salida. El peso del otro aplastó su espalda, maltratando mucho más las heridas que tenía en la parte frontal del cuerpo. Se sentó encima suyo y elevando el arma en el aire una vez más, hizo un profundo tajo desde la parte superior de su espalda, hasta atravesar el pecho por adelante. Su corazón dejó de latir en cuestión de segundos, para que luego el destino de lo que había sido el recipiente de su alma, fuera llevado a la casa de su asesino para deshacerse de los restos.
Lo peor del caso no había sido morir, sino haber muerto sin haberle dado un sentido a su vida, sin haber conseguido ninguna de las cosas que antes soñaba. Incluso peor fue la situación de que nadie se preocupara lo suficiente por él. Las teorías de sus compañeros iban desde que se había ido para siempre del pueblo por motivos familiares, hasta historias en las que efectivamente culpaban al asesino que andaba suelto en el pueblo. Como fuera, nadie le prestó atención a su caso y Marvin falleció olvidado en la sociedad por la que siempre vivió reprimido.
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