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#más parado que la misma escuela
chicacielogris · 1 year
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12/10 Recuerdo de la niñez
Los Gemelos
La siguiente historia es corta aunque significativa para mi. En realidad es un vago recuerdo de mi niñez que me reconforta y me hace sentir nostalgica por aquella época.
Recuerdo haber platicado de esto con mi mejor amigo de aquel entonces, solo tenía como 8 o 9 años, nunca supe sí me creyó, pero lo más seguro es que no. Era un gran cómplice de todos modos.
Sucedió más o menos cada que había una kermesse en la primaria. Mi escuela se llamaba Gabriela Mistral, era de un solo edificio a parte del complejo de la dirección, tenía dos patios/canchas de básquet y algunos jardines en las partes irregulares del terreno sobrante. Aquellas kermesses ocurrían por lo general en días festivos importantes como el día de las madres, la primavera, la independencia de méxico, etc. Como en cualquier primaria pública.
Principalmente en esta escuela aquellas kermesses eran más o menos una rutina, lo único que cambiaba en todas ellas eran los adornos, pero por lo general todos los grupos participábamos con bailes, poemas o canciones y los padres del comité ponían puestos de comida y chucherías.
Casi todos los festivales a mi grupo le tocaba hacer bailes tradicionales, por lo general los grupos de los niños menores eran los que hacian actividades diferentes. Así que en esas fechas todas las niñas vestimos ropas tradicionales de los diferentes estados de la república. Para los niños no era igual ya que ellos solo tenían que ir de blanco, mala idea considerando que ningún niño tenía más de 12 años.
No recuerdo la fecha de la primera vez que me pasó aquello, pero recuerdo que fue emocionante y en retrospectiva inquietante.
Después de los bailes y las ceremonias, mi grupo de amigos y yo fuimos a conseguir dinero con nuestros padres para comprar cascarones con confeti y corretearnos esperando que no nos golpearan en la cabeza, mientras corría entre la multitud e intentaba esconderme de mis amigos, los vi.
Un par de niños, que parecían de la misma edad, rubios y con la piel tan blanca que no parecían encajar en este contexto. Estaban parados, junto a las mesas de comida, tomados de las manos. En aquel entonces yo era bastante sociable, así que corrí hacia ellos, esquivando gente y los saludé… en serio llamaban mucho mi atención.
No recuerdo una conversación en particular, pero recuerdo que comenzaron a correr, supongo yo que les explique a qué jugaba con mis amigos y les invite a participar de aquello. Eran un niño y una niña, vestidos completamente de blanco, no parecían haberse ensuciado en contraste con el resto de los estudiantes, al notarlo solo me pareció curioso pero no pensé más allá. Ni siquiera puedo recordar sus nombres.
Recuerdo que cada que les quería presentar a mis amigos ellos desaparecen y al final del evento, cuando me retiraba de la mano de mis padres, podía verlos a lo lejos entrar bajo las escaleras del edificio de aulas. Jamás supe por qué.
Esto mismo pasó en varias ocasiones, al menos tres o cuatro. Me gustaba estar con ellos y platicar aunque mis amigos nunca pudieron conocerlos y creo que me tomaban de loca, pero entonces tenía gran poder de convocatoria y nadie me cuestionó nada.
Solo hubo una ocasión en que los vi merodeando en la escuela en día común. Yo había salido de mi salón, estaba dando vueltas por ahí los vi asomarse por debajo de esas escaleras, como todos estaban en clases, nadie me vio ir tras ellos, entonces al entrar ahí pude notar que no había pared, sino una salida hacia uno de los jardines improvisados.
Intenté hablarles para llamar su atención y los vi subir una pequeña colina de pasto que había en el lugar, cuando termine de subir la colina estaban ahí jugando con una pelota roja, lo que note pero no le di importancia era que seguían vestidos de blanco, impecables y brillantes. Creo que la niña usaba su cabello en dos coletas.
Jugué un rato con ellos y platicamos hasta que me tuve que ir de vuelta a mi salon. No estoy segura de aquella conversación pero tenía la sensación de que eran fantasmas. Mencionaron algo sobre que sus padres nunca volvieron por ellos y que nadie los veía. Pero no se notaban tristes.
Era un poco reconfortante saber que solo yo podía veros y platicar con ellos. Eran mi secreto, aunque ahora no sé si fueron verdad. Pero los recuerdo.
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deadolloading · 1 year
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Carrie White x FTM! Reader
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Warnings || Ninguna :D
Emparejamiento || Carrie White x FTM! Lector
Nota de Autor|| Okey, quería escribir esto para sentirme algo amado y porque quiero más de este tipo de contenido todo soft y lindo con Carrie White, no sé pero simplemente amo a esta chica.
Antes de la relación.
Ustedes dos se conocerían en el salón de clases, estabas viendo como Chris y su grupo de amigos estaban intimidando a tu pobre chica después de las clases, no te ibas a quedar de brazos cruzados por lo que decidiste ayudarla.
Carrie estaba demasiado confundida por tu acción, ella normalmente estaba acostumbrada a ser acosada y que nadie la ayudará, por lo que el ver como te acercabas a Chris y diciéndole que deje de meterse con ella ¡Realmente la sorprendió! "Oye Chris, ¿No tienes otra cosa mejor que hacer en vez de intimidar a esta pobre chica?" — Preguntarías en un tono serio mientras te ponías delante de ella. Tú determinación e irá fue lo que hizo que Carrie White te viera con unos ojos de sorpresa, especialmente cuando lograste hacer que esa idiota de Chris se largará. Obviamente te acercarías a Carrie para preguntarle si estaba bien y todo eso.
Esto fue lo que inició su amistad, más que nada fuiste tu quien por curiosidad se acercaba a ella con la intención de conversar con ella y conocerla mejor. Al inicio no te tenía mucha confianza debido a que pensaba que tarde o temprano la ibas a intimidar como todos los demás, esta pobre chica solo esperaba a que la lastimarás :(
¡Pero obviamente no lo harías! Por lo que con mucho esfuerzo de tu parte y con defenderla aún más te ganaste su confianza. Ella pensaba que genuinamente eras un chico, por lo que casi nunca quería estar en algún lugar sin supervisión de un adulto ya que aún tenia muy metidas esas ideas de su madre que el estar solos llevaría al pecado y toda esa mierda.
Conformé más iba avanzando su amistad, ella iba sintiéndose más cómoda contigo como tu con ella. Llegando al punto que le confesaste que eras un chico trans.
Sinceramente siento que Carrie al inició sería algo cerrada ante la idea de seas trans, no sé cómo decirlo, como que no está muy de acuerdo a eso debido a todo lo que su madre "prédica" sobre Dios y que el mismo no acepta ese tipo de personas en su corazón, etc.
Por lo que tendrás que ser algo paciente con ella y explicarle de forma amigable la situación, decirle que no tiene nada de malo siempre y cuando uno se sienta cómodo consigo mismo.
Por fortuna, Carrie de poco a poco va cambiando esa visión algo negativa que tenía sobre los trans, por lo que constantemente te estará apoyando.
A pesar de eso, ella sigue teniendo dudas sobre como tratarte. Si referirse a ti como chica, chico o pronombres más neutros. Tendrás que explicarle cómo funciona eso para que ella tenga un poco más de conocimiento sobre el tema.
Cuando son pareja.
Tengo un pequeño pensamiento que básicamente es que ustedes no le pidieron a Carrie que sean pareja si no que ella misma lo hizo, obviamente con bastante timidez y algo de pena por su parte, claro esta.
Bastante nerviosa en ese aspecto, nunca antes había hecho una confesión que no sea las que hace con el padre de la iglesia para confesar algún pecado y todas esas cosas. Por lo que esperé pacientemente a que ella acomodé bien sus ideas, lo que quiera decir y simplemente esperé.
Carrie se encontraba algo nerviosa en estos momentos, nunca antes había confesado su amor a alguna persona y tampoco quería hacerlo, esta fue una muy mala idea. Ella simplemente no creía que la aceptarías, porque ella es rara, horrible, su cuerpo es una.... "Emmm, Carrie." — Tu voz sería lo que la sacaría de sus negativos pensamientos sobre ella, pero no era capaz de verte a la cara debido al miedo que sentía. Habrías sido citado por ella a su lugar favorito en la escuela, un área abandonada donde normalmente solía pasar el rato sola antes de conocerte. Te encontrabas simplemente ahí, parado esperando por alguna palabra de ella, no querías presionarla ni nada ¡Para nada! pero simplemente estabas empezando a impacientarte un poco y eso se notaba como levemente la punta de tu pie golpeaba suavemente el piso.
"¿Está todo bi..." — Fuiste interrumpido por Carrie. "¡S-si, todo esta bien pero..." Ella estaba temblando un poco mientras jugaba nerviosamente con sus dedos, quería confesarte cuanto te amaba, cuanto te quería y lo importante que eres para ella pero las palabras nunca salieron, en su lugar algunas lágrimas de frustración salían de esos hermosos ojos que tanto amabas y corrían por sus mejillas, los sollozos igualmente se hicieron presentes. Con una clara preocupación te acercaste a ella y la abrazaste llevándola hacía tu pecho, ella soltó un pequeño chillido de sorpresa ante esa acción ya que no estaba muy acostumbrada que digamos al contactó físico que no fueran golpes o jalones de cabello. "¿Y bien? ¿Qué es lo que tienes que decirme?" hablaste con un tono tranquilo y sereno mientras con cuidado acariciabas su cabello, ella entraría en un estado de pánico ante la acción, no sabía como reaccionar. "B-bueno, es que quería decirte lo que siento por ti... No de forma de amistad si no de otra forma" "¿Eh?" — Respondiste sorprendido ante las palabras de ella mientras la veías, tenías esa pequeña suposición que le gustabas ya que ella no era muy discreta que digamos, pero aún así querías escuchar lo que ella tenía que decir.
Ella se habría confesado a ti y obviamente aceptaste al sentir lo mismo por ella. Estaría constantemente feliz contigo, pero igualmente con una gran inseguridad constante. Siente que no es lo suficientemente buena par ti y que te mereces algo mucho mejor que una chica bastante miedosa.
Sus inseguridades igualmente empeorarían por algunos comentarios de la perra de Chris, sobre si cree que alguien la llegaría a meter o metiéndose con su físico. Esto haría que Carrie en la relación fuera demasiado insegura.
Pero tu estarías ahí para darle tu apoyo, sabes que al no haber estado en una relación antes, no sabe que hacer por lo cual suele imitar lo que tu haces pero a su estilo.
Si bien (estoy 100% segura de esto) su lenguaje del amor no sería el contacto físico, si lo será las palabras de afirmación, pequeños regalos hechos por ella, actos de servicio y tiempo de calidad.
"Oye cariño, quise hacerte esta bufanda como regalo, espero te guste..." — Carrie te habría dato una pequeña cajita con un moño en ella, tu amablemente lo aceptaste y viste que era una hermosa bufanda de tu color favorito. "Muchas gracias querida. En serio te lo agradezco mucho" dirías con una sonrisa sincera mientras te ponías la bufanda, era justo lo que necesitabas para esta época de frío.
Como sabemos, la niña no puede salir mucho de su casa si no es para ir a clases, la iglesia o un proyecto escolar. Por lo que rara vez tendrá que engañar a su madre con que ustedes tienen un "proyecto" escolar para irte a ver. En las escuela ustedes siempre pasan tiempo juntos en el recreo/descanso, ustedes dos siempre provechan cada minuto para estar juntos.
Cuando Carrie tuvo su periodo por primera vez, estuviste ahí para ayudarla. Justo ese día le pediste que fuera a tu casa y tuvo que mentir para ir.
En general sería una buena pareja, con unas cuantas inseguridades y bastantes miedos. Pero si se le ayuda a superar o sobrellevar todo eso, seguirá siendo un amor.
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inaudacias · 2 years
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Amando al (casi) Negro bastardo del Bronx
Yo a él lo conocí a los siete años. Y me enamoré perdidamente de su encanto, su contundencia, su magia. Un Amor a primera escucha, podría decirse. Desde entonces, y durante décadas ya, lo he llevado conmigo: como pieza fundamental, como vértice sagrado, como compañero de vida.
Estoy seguru de que no sería quien soy si no lo hubiera conocido; si no hubiera tejido en mi camino su ovillo profético, ese con el cual sus dedos han sabido hilar una multitud increíble de tonadas que son historias y hacen historia: la suya, la de su país, la de sus ancestros; la de sus colegas—monumentales en sí mismus.
La de sus abuelas, sus parejas, sus hijus, sus madres; la de sus vivus y sus muertus. Y también la nuestra: la de toda una nación transamericana llena de espíritus vibrantes que no han parado de corear su nombre, desde el '84… y antes inclusive:
“¡Oeoeoeoé! ¡Fito! ¡Fito!”. Sin duda, una arenga de festejo.
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Algo de vos llega hasta mí. Arte de Japo para Revista Anfibia.
La dulce voz de la gente corriente
Habiéndolo llevado como banda sonora de mi vida por, ya, más de dos décadas, yo he aprendido a Amarlo para estar a su altura y él me ha enseñado a acompañarle para ir tratando de crecer al ritmo que el Río nos ponga para bailar y para cantar.
Es increíble, pero parece que desde hace siglos la luz de su obra junta y rejunta el latir de millones de gentes, abrazadas en una misma estación: la de su música. Cómo será de milagroso eso, caramba. Tantas personas encendidas dentro del remanso crudo y compasivo de sus frases, sus melodías, su fuego.
Lo es tanto que hasta termina siendo inútil tratar de explicar cómo es que, canción sobre canción, va haciendose esa construcción sin fin; ese breviario universal con el que puede resonar una fila de almas que, fácilmente, podría extenderse desde Ushuaia hasta Islamabad.
De golpe es por ese garbo que tiene él por hacer música para camaleones. Ese nosequé de poder cantar como cualquiera, llorar como cualquiera o reír como cualquiera. Por eso es que en su obra puede caber toda esa humanidad: una rockola entera de balas y flores comandada por aquel flaquito enorme, signado por la estela de la cruz de Sur, al que le hace tan bien desafinar.
De cualquier modo, lo cierto es que ahí quepo yo. Que ahí ha cabido el hijo que vuelve a casa luego de la escuela; o de la guerra. Caben la lumbre del hogar y el frío del abandono. Caben el abrazo, la sonrisa y el dolor—que frecuentemente aparecen sentados en una misma mesa.
En fín. Ahí ha cabido todo brillo, toda sombra, toda mezcla. En su obra, las alegrías de los enemigos íntimos y las miserias de lus amantes se han dado la mano con ternura. En sus letras siguen cabiendo ciudades enteras de pobres corazones teñidas por la gracia de la rabia, la tristeza, el miedo, el entusiasmo, la desesperación o la euforia. Y habitan por doquier innumerables saltos de fe, donde arde cada incerteza y pulsa cada ilusión.
¿Y entre nosotrus qué cabe? Hay lugar para inmensidades enteras. Lo hay para milagros y heridas de ayer y de hoy. Lo hay para los traviesos hechizos de las brujitas de nuestra infancia y para los conjuros enigmáticos de los arcanos de nuestra vejez. Lo hay para las aguas de marzo y las primaveras de julio. Lo hay para los viejos mundos del futuro y los nuevos mundos del pasado.
En este espacio tan nuestro ha habido siempre sitio para toda ansia, toda esperanza, todo anhelo y toda fractura—que ha encontrado refugio en su franca voz partisana, en esos coros de mil voces, que llenan estadios y biografías. Y, claro, en ese piano rumbero e indómito que ha sabido sernos cómplice desde tiempos ancestrales.
Juglar que resuena
Con él siempre hay otra canción para cada momento. Y allí no se escapa nada: sus letras alcanzan espectros inesperados y traspasan fronteras con la levedad o la firmeza a la que llama la vida cada que se pone a dar giros.
Y en ese Río desbocado que ha sido su canto, a él nunca le han faltado los acordes, las palabras o los silencios para contar los universos que le tocaron en suerte. Cada nota está cargada de verdad y de autenticidad: te aliviará o te atribulará… pero, como sea, no deja a nadie indiferente.
No es azaroso que la huella de ese pícaro rosarino arrollador sea tan tremenda: después de todo su historia pasa con orgullo por Luca, por Fabián, por los Litos, por Charly, por Mercedes, por Luis Alberto, por Pedro, por Liliana, por Nito por los Gustavos, por Silvina y, como no, por Juan Carlos: todus leyendas inabarcables. Todas personas que, de seguro, celebran como yo la vida de semejante hombre orquesta del tercer mundo, terco en dulzura, que en todo tiempo halla maneras de susurrarnos al oído algo que le hace justicia al momento: "confiá, ché, la vida son los círculos, los círculos dan vuelta y los círculos se van".
Nació en el ’63, con Kennedy a la cabeza
No me olvido de su timbre medio ronco bañando mis oídos por primera vez. Tengo tatuada en la memoria la escena con una precisión enfermiza. Esa mañana fue un antes y después en mi camino: me senté en el pasillo de una casa familiar de antaño y escuché en una vieja grabadora el disco ‘El Amor después del Amor’. La verdad es que aquella experiencia me cambió hasta por siete vidas al menos.
Para aquel entonces no sabía ni siquiera cómo se llamaba este personaje hermoso, radiante, que había llegado a casa evangelizarme en esa buena nueva llamada ‘el rock en tu idioma’. Solo tiempo después pude saber que quien estaba detrás de los parlantes era Rodolfo, el vástago ineterno de los años salvajes: un niño huérfano de Zulema, de Josefa y de Delma, sus madres. Un hombre apasionado por Eugenia, Julia, Romina, Cecilia y Fabiana, sus musas. Y un padre risueño que vive navegando entre el mar de Martín, indiscutible Rey Sol, y el mar de Margarita, sagaz viajera de la luna.
Ahora, pasados años, cada que lo oigo de nuevo sigo sintiéndolo tan precioso como aquella vez de los siete: tan lleno de maravilla y de belleza que, definitivamente, no se parece a nada del mundo real.
Si no lo vivís no lo sentís
Realmente, a estas alturas creo sin duda que este es uno de esos buenos Amores, bellos Amores—de los que son para toda la vida. Eco constituyente de todas las cosas que me hacen bien, que me hacen vivu. Un Amor inconmensurable que eriza la piel y que, sin pedir permiso, entra a conmover cada cosa, a revolucionar las entrañas, a imprimir cada parte del aire con un encanto difícil de resistir.
Para mí este es un Amor del que jamás se sale igual que como se entra. Y cuya buena estrella, desde luego, merece ser festejada con bombos y platillos; con la convicción de una gratitud que, desde hace mucho tiempo, ya no puede ser contenida en las siete letras de un gracias.
Un Amor que, lejos de ser obsesión, realmente habla de aquella fuerza imparable que sostiene el mundo. Un Amor que hoy yo conmemoro con todo mi ser, pues representa la dicha de haberme asegurado esa divina compañía, que no ha parado nunca de darle alegría a mi corazón.
Feliz sexagésimo cumpleaños, mi Amado Fito P��ez.
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luzdelunaaaaa · 5 days
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不见心
Poder definir la vida es complicado, porque todo mundo tenía una visión distinta de la misma. Mei no era capaz de verla con buenos ojos, pues el destino se había encargado de bofetearlo, patearlo e incluso escupido de distintas maneras, algunas más dolorosas que otras, pero casi siempre le creaba una nueva herida que inevitablemente se convertiría en cicatriz y le enseñaría una lección más de algo que todavía no había comprendido.
Sin embargo, si había algo disfrutara, era su rutina; casi siempre la misma, odiaba los cambios porque le molestaba las sorpresas que estos conllevaban, así que se dedicaba religiosamente a mantenerla por más difícil que fuera. Una vez marcada su salida de la alberca del gimnasio escolar, dando por terminado sus horas de entrenamiento, Mei agitó su cabeza tratando de que su mojado cabello se deshiciera del exceso de agua, se colocó su sudadera para que el clima que le esperaba no le hiciera daño y salió por fin de la escuela con su mochila en un hombro y sus audífonos (que eran tan viejos al punto de ser un milagro que funcionaran) puestos, dando marcha hasta su segundo destino.
Trabajar en una cafetería después de clases, se puede catalogar como una de las cosas más cansadas que alguien podría intentar, todavía más si apenas unos cuantos segundos antes habías estado más de tres horas seguidas entrenando hasta dejar de sentir cada uno de tus músculos. Mei, vivía su vida cansado, pero no sufría por ello porque era a lo que estaba acostumbrado, no entendía otro tipo de vida y pensar en tomarse un rato para él era más bien una fantasía en la que no se molestaba mucho en ahondar, probablemente porque estaba demasiado ocupado para hacerlo.
—Yang. — Escuchó la voz de una de su jefa a su espalda, rápidamente dejó de limpiar la mesa y se volteó para poder mirarla con un intento de sonrisa que ella ignoró porque parecía más una mueca cansada que le daba pesar. —Hay unos chicos en la mesa cuatro que están siendo demasiado ruidosos… Creo que son de tu edad, así que, ¿puedes decirles que bajen el volumen de sus voces?
Mei se limitó a asentir, odiaba que le mandaran a hacer ese tipo de cosas porque prefería mantenerse alejado de problemas y mucho más cuando se trataba de personas cuya educación era tan poca al grado de molestar a otros con ruido innecesario.
Se encaminó hasta la mesa que su jefa había indicado, y una vez tuvo despejado el campo visual para ver el rostro de aquellos chicos, no pudo evitar palidecer y sentir que su garganta se cerraba. Ellos eran la clase de personas con las cuales simplemente no podía ir y callarlos. Los conocía, era imposible no saber quiénes eran cuando la escuela entera entendía la clase de familia de las que provenían. Habían chicos con una buena posición económica que no se atrevían a decirles nada, ¿que era Yang entonces? Estaba parado frente a su sentencia de muerte porque todo iba a depender de cómo tomaran su llamada de atención.
—Yang.
Escucho la voz femenina de su jefa en un tono relajado pero demandante, quería que se callaran y Mei de repente se volvió el centro de atención de aquellos jóvenes ruidosos que lo veían retándolo; “no te atreves” decía la mirada de uno, “pobre estúpido” dictaba la otra. Trago saliva y se acercó un poco más.
—M-Minho… ¿Pueden bajar el volumen de su charla? Los demás comienzan a sentirse incómodos. — Hubo un largo silencio, Mei intentaba aguantar la mirada de aquel grupo pero le era imposible así que simplemente la bajó, y fue ahí donde escuchó la risa de Minho.
—Claro, Mei. Disculpa.
Su tono fue amable y eso le relajó pero una vez volvió a mirar su rostro se dio cuenta que… No había nada de amabilidad en su cara, es más, esa sonrisa era más una amenaza. Mei se retiró sabiendo que algo malo iba a pasar y no había forma de escapar.
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jlen19 · 2 months
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Todos los sueños que he tenido con Z en julio
Esté sueño lo soñé hace unos meses solo que olvide escribirlo
Era como ver una película pero en primera persona, todo empezaba con que tenía unos 5 años y Z igual, él estaba conmigo junto a un rio jugando con unas varitas creo que estábamos buscando ranas o algo así en eso cómo que cambia la escena y ahora estábamos corriendo en el pasto así iban cambiando las escenas de nosotros 2 mientras crecíamos una de ellas fue en donde yo llevaba un vestido de novia negro y el un traje igual negro al parecer estábamos corriendo en la misma pradera de cuando éramos niños creo que fingíamos que nos acabábamos de casar creo que también nos poníamos a bailar, así los recuerdos iban pasando en mi mente hasta llegar como a los 14-15 años íbamos a una excursión de la escuela y para llegar a ese lugar teníamos que tomar un tren, nosotros estábamos jugando en las vías del lado contrario al tren que nos teníamos que subir en eso nos dicen que era hora de irnos yo me subía primero y justo cuando él se va a subir pasa el tren del lado donde él estaba, recuerdo que yo le estaba extendiendo la mano para ayudarlo a subir pero el no logro tomarla yo solo me quedaba llorando, manchada con su sangre y sin poder creer lo que acababa de pasar en eso despierto por suerte no llorando.
Noche del 9 para amanecer 10
Estábamos en una fiesta elegante yo llevaba un traje color beige y el uno negro, estábamos sentados en una mesa esperando la comida cuando llega un camarero y no se creó que se tropezó y me tiro la sopa caliente en parte del tobillo y de la pierna Z al instante que me veía limpiándome me quita el zapatilla, pone mi pierna en las suyas, me empieza a limpiar y a curar en donde me había quemado con mucha delicadeza que me sorprendió y en eso despierto.
Noche del 13 para amanecer 14
Yo iba de visita a una escuela, en esta escuela me encontraba con una niña algo sucia y muy delgada ella me decía que su mamá la intento envenenar yo iba con unas maestras a pedirles que la ayudaran y eso hacían la bañaban y le daban de comer al parecer era una escuela de niños huérfanos mientras esperaba que terminaran me metía a un tipo salón donde la podía seguir vigilando también había más personas entre ellas Z en cuanto me vio fue y me saludo, puso su brazo alrededor de mi cuello y nos poníamos a hablar con un grupo de personas en eso veo como en la zona de deportes que estaba atrás del salón donde estábamos había mucho alboroto salgo del salón y le pregunto a alguien que porque tanto ruido y me dice que habían encontrado a una niña asesinada de una manera muy fea yo en ese momento no se como pero supe que era la niña que recién había encontrado, cuando intente ir a ver el cuerpo Z se me puso enfrente y me detuvo preguntándome que si realmente quería ir a verla y que no me iba a gustar lo que iba a ver para esto yo podía ver atrás de Z en el suelo mucha sangre y yo empezaba a llorar él me abrasaba y me decía que teníamos que regresar, me tomaba de las dos manos con una delicadeza que hasta ahora cuando lo recuerdo sigo sintiendo esa sensación y me ayudaba a bajar una tipo montañita de tierra en donde estábamos parados y en eso despierto.
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bookishnerdlove · 10 months
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¿PESPUT? Capítulo 340 - Numero Uno III
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Capítulo 340
  Sin embargo, probablemente había demasiadas personas comprobando los resultados y no puedo iniciar sesión en ese momento. “¡Dios mío, nuestra red doméstica es una lástima!” - Li Sitong miró fijamente la computadora y dijo con saña. Cheng Shuo también apretó los dientes y dijo: “¡Cuando vayamos a Beijing, debemos cambiar nuestro proveedor de red!” “De acuerdo.” (Li Sitong) Probablemente porque escuchó que iban a cambiar la red, la computadora se actualizó. Los resultados anteriores fueron claros y los tres guardaron silencio por un rato. Li Sitong tomó la mano de Cheng Shuo, con aturdimiento y conmoción en su rostro. Después de un momento, su voz tembló y preguntó: “Ah Shuo... ¿Cuál es la puntuación completa... ¿Cuál es la puntuación completa...?” La voz de Cheng Shuo también era tensa. “La puntuación completa es 75...” Luego miraron juntos a Xue Jiao. ‘¡Santo cielo!’ ‘¡¡¡731!!!’ ‘¡Setecientos treinta y uno!’ ‘¡Máxima puntuación en matemáticas!’ ¡Esa que fue rumoreada en internet hace unos días por ser la sección de matemáticas más difícil de los últimos años! ¡La puntuación media era de 50 en matemáticas! ¡Xue Jiao anotó 150! Por un momento, Cheng Shuo y Li Sitong sospecharon que habían visto incorrectamente. Pero... ¡Su hija realmente obtuvo este puntaje! En ese momento, sonó el teléfono. Cheng Shuo se estremeció y lo recogió. - “Sí...” “Papá, ¿cómo le fue a Jiao Jiao en el examen?” - Era Cheng Mingze. ‘¿Cómo?’ ‘¡Dijiste cómo!’ ‘¡El año pasado fuiste el número uno con solo una puntuación de 710!’ ‘¿Qué dices sobre Xue Jiao y 731?’ La propia Xue Jiao se sorprendió. Pudo sacar 731 con ese nivel de dificultad, ¡estaba absolutamente sobre desarrollada! Ella misma estaba un poco incrédula. Ella sabía que según la evaluación en su corazón… su puntuación sólo sería de alrededor de 720. Esta puntuación... “731...” - Cheng Shuo habló, y el otro extremo del teléfono quedó en silencio. Luego, pronto, hubo risas y la voz de Cheng Mingze transmitía alegría... “¡Jiao Jiao! ¡Eres realmente poderosa! ¡Esta puntuación va a batir el récord!” Cada año, el número uno en la provincia era más de 710. A menos que la evaluación fuera simple, puede que hubiera una puntuación superior a 720. ¡El puntaje de Xue Jiao fue realmente impactante debido a la dificultad esta vez! ¡Parece que el frío realmente no la afectó! Cheng Mingze pronunció algunas palabras más y colgó. Su compañero de cuarto Zhan Yichen cerró el libro y preguntó con una sonrisa: “¿De qué habla Mingze sobre batir el récord? ¿Es sobre las calificaciones de tu hermana?” Desde que Cheng Mingze inició su llamada telefónica, él estuvo escuchando con los oídos parados. Durante el año pasado, Cheng Mingze se hizo famoso en la escuela. Estaba celoso e indefenso, pero siempre le prestaba atención y ponía especial atención en todo lo relacionado con él. Hace un momento escuchó. – ‘Jiao Jiao...Batir récord...’ Todavía recordaba el examen de ingreso a la universidad de Xue Jiao este año. ¿Su puntuación total en el examen de ingreso a la universidad batió el récord? Es imposible. Debería ser un solo tema. Cheng Mingze lo miró profundamente. Conocía la mente desordenada del hombre, pero en ese momento no le importaba estimularlo. “Así es, la puntuación del examen de ingreso a la universidad de Xue Jiao.” (Cheng Mingze) “¿Cuánto anotó para que te sorprendieras tanto?” Cheng Mingze sonrió. - “731.” Zhan Yichen levantó la voz. - “¿Qué examen?” “En el examen nacional.” (Cheng Mingze) De repente, sólo quedaban tres grandes bocas expuestas. Zhan Yichen, en particular, ni siquiera descubrió el libro perdido después de que cayó.   Xue Jiao no fue la única que prestó atención a sus calificaciones. En ese momento, la oficina de la escuela Qizhong estaba llena. Todos sostenían un formulario con el número de tarjeta de admisión del estudiante. Yin Fang primero verificó la puntuación de Gu Xuejiao, pero obviamente, no se estrujó. Por el contrario, Li Ping subió hasta la cima y gritó después de un momento… “¡Ah! ¡Chu Sheng rompió el récord!” (Li Ping) “¿Cuantos puntos? ¿Cuántos puntos?” - Los profesores cercanos preguntaron de inmediato. “¡726!” (Li Ping) “¡Mierda!” - Sólo había un montón de caras de sorpresa. “Las preguntas fueron muy difíciles, pero en realidad pudo obtener 726. ¡Definitivamente es el número uno de la provincia!” (Li Ping) “¡Dios, a Chu Sheng le fue muy bien en el examen!” (Profesor 1) “¡Siempre ha sido genial, serio y talentoso!” (Profesor 2) “Es posible que muchos de los que tienen buenas calificaciones no obtengan resultados estables en el examen de ingreso a la universidad. ¡Chu Sheng incluso ha mostrado su máxima fuerza!” (Profesor 3) “¡Qué shock! ¡Felicitaciones maestro Li! (Profesor 4) “¡Jajaja, felicidades!” (Profesor 5) “Por cierto, ¿cuánto sacó Gu Xuejiao?” (Li Ping) Atrás Novelas Menú Siguiente Read the full article
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lirvaart · 1 year
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Caítulo 1
De pequeña siempre he sido una niña rara, bastante seca y solitaria. Esa es la concepción que tengo y que siempre he tenido de mí misma. Hoy en día analizo mi comportamiento y puedo probar que no era una niña normal. Mi memoria alcanza hasta mis primeros dos - tres años, aunque algunos recuerdos sólo sean flashes que muchas veces confundo con sueños. Por ejemplo, cuando tenía 2 años, de camino a los 3, nos llevaron de colonias con la escuela de párvulos. Estábamos todos los niños jugando en un parque de arena, el cual tenía una especie de banco de piedra circular, y un tobogán azul de madera gastada. Sabía que era el cumpleaños de uno de los niños, porque no habían parado de cantar en el autobús (el niño no sabía ni levantar los dedos de los años que cumplía, y a duras penas sabía hablar). Acabamos de volver de andar una ruta por la montaña, donde habíamos tenido que recolectar una especie de tesoros relacionados con una bruja que vivía allí, y durante el camino, las profesoras nos hacían andar con las manos en la cabeza o dando palmas al sonido de alguna canción que cantaban. Recuerdo que creo que empezaba a desarrollar el sentido del ridículo, y no me parecía lógico tener que andar así. Lo hacía porque era una niña muy obediente, pero no con agrado. Al volver de esta ruta, nos dejaron en el parque jugando, hasta que nos convocaron a todos para sentarnos en círculo, cuando de repente, del edificio que había anexo al arenero, salió una figura vestida de duende, con una camiseta verde de manga larga, y un pañuelo de pico rojo en el cuello. Su cabeza era enorme, con la nariz puntiaguda. Los ojos, dos puntos negros en el centro, y una boca que esbozaba una siniestra sonrisa negra. Este se sujetaba la cabeza con una mano, y con la otra saludaba. Yo recuerdo que entré en puro pánico, y después, oscuridad. Ante la imagen de semejante monstruo acercándose, me estremecí y salté arrodillada a mi profesora, abrazándola y chillando del horror. De verdad, parecía una película de terror. Además, recuerdo que el duende me toco con la mano en la espalda para consolarme, o para intentar mostrarse amigable conmigo, pero chillé más, y volví a chillar cuando, la profesora me pidió que me apartara, ya que este circo estaba montado para celebrarle el cumpleaños al niño que he mencionado antes, y ella tenía que levantarlo para cantar la canción. Yo chillé 
- No!, ¡No, por favor, quiero a mi mamá!
Pero la profesora se levantó, y yo quedé recostada en el suelo. No me atrevía a levantar la cabeza, si lo hubiera hecho, a lo mejor me hubiera dado un ataque. Es como cuando te da mucho miedo una película de terror, y por ese mismo miedo no te atreves a mirar la película, pero la sigues escuchando, con lo cual, sigues teniendo el miedo dentro. Pero este miedo era real, porque la figura era real, y porque la tenía muy cerca de mí, aquí no podía simplemente apagar una pantalla. Creía que era una niña normal, pero evidentemente no lo era, porque el resto de niños, no se horrorizaron con él duende, la única que lo hizo, fui yo. Por su expresión, que más adelante analicé, creo que simplemente les causó curiosidad.
A pesar de mis rarezas, nunca he tenido muchos problemas para socializar. En 2010 empecé la secundaria, y me tuve que separar de los compañeros de clase con los que había crecido compartiendo escuela durante seis años, y con algunos incluso más.
Estaba triste y emocionada, y asustada también. En sexto de primaria tenía pesadillas sobre mi primer año de secundaria, y eso era porque el instituto al que iba a ir era inmenso. Tenía dos edificios principales con 5 plantas donde se daban las clases para los primeros 3 cursos y bachillerato, uno apartado, para el cuarto curso. El patio se construía sobre la base de 3 pistas de básquet, unas gradas enormes que enmarcaban una de las pistas y que colindaban con el gimnasio cubierto. Era como una universidad pero sin taquillas. Como es lógico, tenía miedo de perderme, y en esa época, WhatsApp todavía no existía, así que no me podía comunicar con nadie.
El primer día de clase, nos convocaron a todos en la entrada, y uno a uno nos fueron llamando para llevarnos a nuestras clases. La primera que tuve fue biológica, y nuestro profesor era un chico joven, de unos treinta y pocos años, con el pelo corto y algo de sobrepeso. Se llamaba George. Aparte de la docencia, se dedicaba al teatro y a la comedia, así que os podéis imaginar. Todas sus clases consistían en monólogos sobre ciencia, y recuerdo que todos estallábamos en risas y carcajadas. Ese día, fue el primer día de una de las mejores etapas de mi vida.
Estábamos en noviembre, nuestra clase se hallaba en un lado extremo del edificio principal, cuyas 3 paredes eran exteriores, lo cual provocaba que la habitación se enfriara en invierno. Yo me encontraba en el lado izquierdo, en la esquina del final, donde se colgaban las chaquetas y los abrigos. Estaba dibujando en mi agenda, que estaba forrada de imágenes de un actor que protagonizaba una saga de películas, de las cuales yo era fan, con quien había desarrollado un crush bastante determinante. Así que todos, para entonces, ya sabían este rasgo mío, y constantemente hacían pullas sobre el tema, aunque a mí me daba igual. Es más, me gustaba, porque al menos sabía que no era invisible. Incluso una vez, George, el profesor de biología, vino a hacernos una guardia, y yo aproveché para leer un poco del segundo libro de la saga, de dónde habían sacado las películas. Se me acercó un poco, y en voz alta dijo. 
- Mírala, ¿Cuál es?
Levanté la vista, y me percaté de que me estaba hablando a mí.
 - El segundo, Cristal rojo  - balbuceé.
Como no, Avril, no podía ser de otra manera - dijo con un tono alto hacia la clase. El resto hizo una risa floja. Me sonrojé ante la situación, pero seguí leyendo.
En mi clase había un chico, que se llamaba Ethan, que se parecía a este actor. Era alto, rubio, con ojos grises azules. Sin embargo, se parecía solo físicamente, porque era todo lo contrario a caballeroso. Era infantil (lo apropiado, en cierta manera, tratándose de un niño de 12 años), travieso, muy travieso, y muy mal estudiante. Casi todos los días sonaba su nombre en voz alta por expulsión, por no haber traído los deberes, o haber hecho gamberradas durante la clase. Ese tipo de conductas, a mí, que yo era una niña tímida y formal, me asqueaban mucho.
Yo seguía dibujando algún personaje en la parte de atrás de esa agenda tan vistosa, mientras disfrutaba del calor que me proporcionaban los sinuosos rayos de sol que se colaban por la ventana, la cual daba al jardín de la escuela. Me levanté dispuesta a ir al baño, cuando de repente Ethan se interpuso en mi camino.
- Oye Avril, ¿sabes si este viernes es fiesta?  - me preguntó. Levanté la vista, porque me sacaba una cabeza y media.
Y entonces lo vi. Tan cerca de mí. Su olor me impregnó, y me despistó por completo. Repasé su rostro con detenimiento. Tenía las facciones marcadas, la boca redonda cerrada por unos labios rosados ovalados. Detuve el tiempo un instante porque quería seguir contemplando ese rostro, el cual sí era cierto que tenía parecido con la imagen de ese actor que tanto me gustaba, pero debía ser precavida y responderle lo antes posible para no levantar ninguna sospecha ante él. 
- Pues no lo sé, no lo creo.- respondí, aparentando seguridad. Pero descubrí que el corazón me latía a mil, y podía oír mi pulso en los oídos. 
- Oh, bueno, da igual - dijo dejando huir un suspiro de decepción.
 - ¿Quieres algo más? -pregunté
Alzó una ceja.
- ¿Eh? No, nada más.- respondió mientras desviaba la mirada hacia otro foco de atención que lo había cautivado. Ignore que sería.
Simplemente aproveché su distracción para huir hacia el pasillo, donde recogí aire de nuevo y llené los pulmones para saciar el rápido latido de mi corazón.  Esa imagen de él, su olor, tan agradable, tan cerca,... No me lo podía creer. ¡Había desarrollado sentimientos hacia él! Siendo él como era de vulgar. En ese momento me empecé a odiar, y a odiarlo a él, aunque él no tenía la culpa de nada claro.
No quería que fuera él de quien primer me enamorara. Y sabía, que de todas formas, nunca pasaría nada. Bloqueé cualquier interacción con él, aunque era inevitable que al final hubiese roces. A veces, cuando no me hacía alguna travesura, le daba una oportunidad y le hablaba bien, sin ironías ni sarcasmos. Que todo el colegio supiera que tenía un crush con ese actor me daba igual, lo que sí que no me daba igual era que pensaran que me gustaba Ethan. Muchos ya habían visto el parecido de el chico con el actor, por lo que tenía que tener mucha precaución de que nadie hiciera algún comentario, destapando que, efectivamente, había desarrollado sentimientos hacia Ethan. Lo que sentía por él lo enterré en el fondo de mi corazón y no lo destapé hasta el cabo de muchos años, porque de verdad que me avergonzaba de ello. Pero no podía evitarlo. 
La historia con Ethan terminó porque a mediados de segundo curso lo inscribieron a otro colegio. Resultó que a pesar de ser muy mal estudiante, en los exámenes sacaba dieces. Era un chico superdotado, y por eso tenía ese comportamiento. Se aburría en clase, sin más. Yo lo agradecí, a la vez que me apenó. Ya me había acostumbrado a su comportamiento, había permitido cierto acercamiento con él, porque había conseguido dominar mis sentimientos, y había desarrollado cierta confianza que no tenía con muchos de mis compañeros de clase.
Durante el primer curso, paralelamente lidiando con mis sentimientos con Ethan, hice muchas amistades. Oliver era un chico, más o menos de mi misma estatura. Se sentaba en frente de mí, y no sé como, pero desarrollamos mucha confianza, muy rápido. Cada vez que no entendía alguna cosa, se giraba para preguntarme. Todos los días me preguntaba como estaba, se preocupaba por mí. Tenía un nivel de madurez, que escaseaba mucho en Ethan. Habíamos determinado una palabra para llamarnos mutuamente (era algo que se hacía mucho en esa época con amigos cercanos o íntimos). La gente empezó a sospechar de que estábamos juntos, por los abrazos que nos dábamos constantemente, pero eso no podía estar más alejado de la realidad, porque solo veía amistad en él. Nunca me atreví a preguntarle si esa amistad era completamente sincera por su parte, también, aunque sinceramente, me hubiera dado igual. Estaba muy a gusto con él, y seguramente si hubiera resultado que yo le gustaba, le hubiera incluso dado una oportunidad.
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pinksunshine34 · 2 years
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El freak y la chica del upside down.
Parte 5
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-¿Haz tocado en público?-preguntó Liv, emocionada pues estaba en presencia del guitarrista de Corroded Coffin sin saberlo. No sabia quiénes eran pero miraba a Eddie el cual estaba muy feliz de contarle acerca de su banda y eso la hacía sonreír.
-Muchas veces, en el bar de la ciudad. Cuando vayamos a Hawkins y todo se solucione te prometo que te dedicaremos una canción- dijo entusiasmado.
Los dos chicos habían ido a una cafetería al final de la calle, estaban sentados junto a la ventana mirando como las gotas de lluvia caían al suelo, llegaron exactamente cuando empezó a llover así que se quedarían ahí hasta que parara.-¿tú tienes algún pasatiempo?-preguntó dándole una mordida a su hamburguesa.
Liv comenzó a pensar pero nada se le venía a la mente-Creo que no, lo siento-
-No te disculpes, encontraremos algo que te guste ¿de acuerdo?-ella asintió y le tomo un trago a su malteada. Los dos continuaron comiendo, desde que llegaron no habían parado de hablar de las cosas que les gustaba al otro, como que el color favorito de Eddie es el negro y Liv prefiere el azul claro, también que a él le gustan las hamburguesas y a ella la pizza y además que a ella disfruta escuchar Abba y a el Iron Maiden. No tenía cosas en común pero era interesante aprender del otro.
-¿Haz estado en una escuela?- preguntó ella cuando ya había terminado su bocado.
-Si... toda mi vida, de hecho ya debía graduarme hace dos años pero se suponía que este sería mi año-sonrió pensando en cómo hubiera sido su vida si nada de lo supernatural hubiera ocurrido.-¿Por qué preguntas?-
Ella negó pensando que era una tontería-Siempre quise ir a una escuela-
-¿Nunca fuiste a una?-sintió que era una pregunta obvia por todo lo que había ocurrido en su vida pero Olivia era inteligente, sabía muchas cosas que incluso Eddie no tenía idea y a diferencia de Once, que después fue a una escuela y comenzó a aprender, ella parecía que había asistido a una todo el tiempo.
-No, cuando vivía con mi mamá ella me educaba en casa por el miedo a salir y que nos reconocieran.-comenzó a hablar como si fuera una platica cualquiera y no como si todo la hubiera traumado- después en el laboratorio no se enfocaban en educarnos, solo éramos un experimento pero en el tiempo libre de Henry me enseñaba cosas como leer y matemáticas. El año que estuve secuestrada en el upside down no había mucho que hacer pero estaba la biblioteca, la escuela y todas las casas tenían libros, así que comencé a aprender por mi misma. Creo que ese era mi pasatiempo, aunque forzado pues solo lo hacía para pasar el rato-no odiaba leer pero lo hizo por mucho tiempo que perdió el encanto-pero ir a la escuela suena divertido-
Eddie le compartió una sonrisa pero en el fondo se sintió mal por Liv, era esta increíble mujer y toda su vida fue un infierno pero lo sobrellevaba bastante bien.
-¿Como fue vivir del otro lado? Si no te molesta contestar-
Olivia se limpió la boca con una servilleta para después mover su mano dandole entender que no era molestia.
-Muy aburrido y solitario. Siempre hacia frío, todo el tiempo está oscuro y después del primero mes pierdes el sentido del tiempo, no sabes si es día o noche o si es junio o enero. Podía caminar por todo Hawkins y estar en todas las casas, era como cuando era niña e hipnotizaba a las familias para que me pudiera quedar. La mayoría de los extraños monstruos y animales de allá me ignoraban era como si no existiera, debía tener cuidado para no pisar a los tentáculos y creo que eso es todo, se resume a muy aburrido-de verdad odiaba ese lugar.
-¿y la comida? ¿que cosa había allá que podías comer?- el solo estuvo unos días fuera de su casa y extrañaba todo tipo de alimento.
-Vecna-la chica río, de verdad amaba ese nombre-sabía que moriría si no tenía agua o comida y era muy importante para el así que podía venir una vez al mes a este lado y recolectar lo que más que podía pero tenía una maldita niñera conmigo-
-¿El iba contigo?- la chica negó.
-No el no-pensó en cómo describir a su nemesis-eran como perros pero sin pelo y tenían cabeza de planta pero con dientes-
Eddie hablo emocionado-me hablaron de el... ¿como se llamaba?... ¡demodog!-
Liv comenzó a reírse muy fuerte-Ustedes les ponen nombres tan extraños y graciosos. Yo solo lo llamaba perro porque me seguía a todas partes y se encargaba de que no escapara. Pero a partir de ahora lo llamaré así-
-¿Por qué no trataste de escapar?-
-¡Trate! Créeme, tres veces pero siempre se dio cuenta y me di por vencida. Cuando por fin logré hacerlo estaban a punto de cerrar el portal y Vecna controlaba otras cosas así que se distrajo y me fui. Fue tan extraño, era de noche pero mi vista se había acostumbrado a estar ahí mucho tiempo y el clima era real, no se si me explico. Lo único que pude hacer fue correr hasta llegar aquí, me sentí libre por primera vez- Munson sonrió al verla feliz, ella más que nadie merecía tener esta sonrisa en su rostro.
-¿y por qué regresaste?- preguntó refiriéndose al momento en que ella lo vio por primera vez.
Suspiro, pensando en que no debió volver-Ví la noticia de las muertes y como los encontraron. Sabía que no lo habías hecho, vi tu foto y solo sabía que lo que había pasado ningún humano lo podía hacer. Espere, pensando que nadie más iba a morir pero no debí hacerlo, debí ir y tratar de pararlo pero no se porque me quede sin hacer nada. Al final me di cuenta de que podía ayudar así que fui, encontré el portal de la carretera donde un chico había muerto y estando ahí me sentí de nuevo tan sola, lo odiaba pero debía seguir. Llegue a la casa de Henry pero no había nadie, solo una ventana rota. Continué caminando esperando encontrarme con el pero ni siquiera lo sentía, nunca vi a tus amigos ni a nadie. No entendía así que me di cuenta de que llegue muy tarde, me sentí devastada porque sabía que yo podía tratar de pararlo pero me quede pasmada y nunca fui. Seguí el ruido de los murciélagos y te vi ahí, estaban llenos de sangre así que me imaginé lo qué pasó. Si soy honesta contigo te iba a dejar pero sentí que no debía hacerlo, mi mamá lo hubiera querido. No puedo revivir a una persona si lleva horas de muerto, su cuerpo no lo soportaría y el mío tampoco, es una misión suicida. Ya lo he hecho una vez y casi muero pero me di cuenta de que tu sangre estaba fresca, tal vez llevabas unos minutos así que decidí hacerlo.-miro la mesa alejando su vista de el-se que tu camisa era importante y lamento haberla destruido pero para revivirte debo hacer contacto piel con piel en donde se encuentra tu corazón-
-Solo era una camisa- explicó sin importancia-puedo encontrar otra-
-Me gusto el diseño-
-Lo hice yo, cuando regresemos te daré una-pensó que se vería muy bonita con su playera, seria la primera chica linda en estar en su equipo.
Liv no tuvo el corazón para negarse así que agradeció su gesto pensando que sería genial pertenecer a un club.-creo que la lluvia paro-
Los dos decidieron levantarse y regresar al auto, Liv aún tenía dinero que Arthur le había dejado. Eddie no entendió porque ahora si quería pagar.
-Ellos no son malos, aveces vengo aquí solo para pasar el rato y siempre me reciben- explico, le gustaba todo lo de esa cafetería incluyendo la gente.
Antes de que la chica pudiera pagar Munson se adelantó y pago el.
-En mi antiguo pantalón tenía dinero, pensé que no lo iba a utilizar en el upside down pero no sabía que reviviría y tendría una cita contigo.-
Olivia solo puso enfocarse en una palabra-¿Esto es una c.cita?-tartamudeo sin poder verlo a los ojos.
Eddie no se había dado cuenta que había utilizado esa palabra, incluso volvió a repetirse todo lo que había dicho para saber si lo dijo o ella escucho mal.
Soltó una risa nerviosa-eso creo-
Las mejillas de la chica se comenzaron a poner rojas y ella lo sabía por que veía su reflejo en un servilletero frente a ella. Le agradecieron a la cajera que los atendió y abrieron la puerta dejando que el frío de afuera entrara.
-Oh, toma- dijo Eddie quitándose su chamarra para dárselo pues ella solo tenía una blusa de manga corta.
-Pero te dará frío...-
-No te preocupes, sobreviví a los demobats puedo sobrevivir a eso-
Río.
-Nunca dejarás de mencionarlo ¿verdad?-se puso la chamarra que estaba más calientita después de que el se la había quitado.
-Nunca, Olivia. La única forma de que sobrevivas a eso es que te conviertas en un vampiro, así que en términos míticos eso me hace uno de ellos.-poco a poco Eddie volvía a ser el, el chico carismático y alegre que llamaba la atención de todos los que lo rodeaban. A Liv le parecía diferente e increíble, su actitud y comentarios graciosos lo hacían interesante.
-Y yo puedo hipnotizar a las personas así que si nos basamos en esos mismos términos me convierte también en uno de ellos- explico con la misma alegría que el tenia.
Eres increíble pensó Munson pues no espero que le siguiera ese tonto juego.
-Tienes toda la razón Liv. Somos como Drácula y Mina Harker- Eddie hizo un movimiento con manos como si su cerebro acabara de explotar.
-¿Mina?-la chica pensó pues reconocía ese nombre por la novela de 1897-¡Oh si la recuerdo! ¿Ellos dos no eran novi....- no pudo terminar la palabra.
Eddie borro su sonrisa al darse cuenta de lo que había hecho.
¡¿Cita?!, ¡¿Novios?!. Carajo Eddie ya sáltate todo y pídele que se case contigo se insulto mentalmente pues solo había pensado en alguna vampiro de género masculino y otro femenino sin acordarse del romance que hubo entre ellos.
-Es una buena novela-Liv cortó el silencio que se había formado.
-Bram Stoker sabe escribir...-completo el chico demasiado incómodo-¿Quieres que conduzca?-
-Claro-le entregó las llaves y se subió al auto.
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Era bastante tarde, Eddie cargo las bolsas de los víveres y los puso en la mesa. Ninguno de los dos pudo hablar en el camino a casa pero decidieron escuchar un poco de música haciendo que el viaje no fuera tan raro.
Munson sentía que había arruinado todo con sus indirectas que tampoco fueron tan directas para el, es como si estuviera hablando sin pensar y solo salieran sonidos de su boca.
-Creo que iré a dormir- Dijo Liv señalando su habitación.
-Claro, espero descanses-puso manos en sus bolsillos.-ire al... allá-señaló el baño. Los dos iban hacia el mismo camino, era como si la vida los odiara y los quisiera poner incómodos.
Antes de que Eddie entrara al baño la voz de Liv lo detuvo.
-Eddie, solo quería agradecerte por defenderme y por la cita-sonrío, pero vio al suelo evitando la vista del chico-nunca tuve una antes... y me divertí mucho-
-También me divertí mucho contigo-Los dos se miraron como si quisieran decirse algo más pero la chica entró a su habitación.
El joven Munson al ya estar en el baño y con la puerta cerrada golpeó su cabeza con ella-Olivia que me estás haciendo-se murmuro a el mismo.
Se quedó ahí tratando de pensar en todo lo que había pasado. Jamás había conversado tanto con una chica y menos había vivido con una. Era como si todos los pasos de una relación se hubieran ido al carajo y todo estuviera revuelvo. Continuó por un rato ahí esperando que ella se durmiera y así el podría ir al sillón y cambiarse a algo más cómodo.
Al salir hizo el movimiento como si se quitara la chamarra pero se acordó que ella la tenía, rio y solo se quitó la playera. Al llegar al sillón vio una caja y una hoja encima de el, observo que era el juego de calabozos y dragones y no entendió que hacía ahí.
Se que te gusta este juego, lo vi en el supermercado. Espero me enseñes quién es Vecna, el demogorgon y los demodogs. Suenan graciosos.
-Liv.
Soltó un suspiro de ternura que ni siquiera el se esperaba.
Eres perfecta pensó, acostándose en el sillón y poniendo la hoja arriba de su pecho.
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Don Tito
Soy Cristina; tengo 23 años y estoy casada hace dos años con un hombre maravilloso. Con Pablo nos conocimos hace tiempo el estaba en la Universidad donde él estudiaba Arquitectura y yo estudiaba en una escuela para modelo ,Recién casados, decidimos independizarnos y vivir donde nos lo permitiera nuestro bolsillo. Vengo de una familia de buen nivel económico, igual que Pablo. Pero cuando decidimos contraer matrimonio, él recién titulado y yo apunto de egresar, nos propusimos empezar de abajo y sin ninguna ayuda de nuestras familias. Es así como empezamos nuestras vivas en un barrio común y corriente de la ciudad, donde habían tanto casas bonitas como otras bastante feas, y la variedad de estas también corría para con la gente que las habitaba. Por nuestra parte no socializábamos mucho con nuestros vecinos, incluso a Pablo le caía bastante mal nuestro vecino de junto; decía que me miraba bastante y ni siquiera era disimulado como los demás; mas de un encontrón habían tenido por ese tipo de boberías.
A mi parecer Don Tito, que es nuestro vecino, con sus cincuenta y tantos años a cuestas; una barriga cervecera y un rostro de ogro malas pulgas, nunca había tenido la oportunidad de observar tan de cerca una «mujer tan atractiva», cuando le decía esto a mi marido lo relajaba y me devolvía una sonrisa. Además la esposa del viejo, Doña Raquel, era una señora muy amorosa y me entretenía conversando con ella cuando venia a pedirme algo de vez en cuando; así que le pedía a Pablo que no fuera tan antipático con los vecinos de junto.
Por otro lado, y a decir verdad, nuestra intimidad era bastante relajada; por mi lado nunca había estado en la cama con otro hombre que no fuera Pablo y él, aunque con bastante mas experiencia, me trataba con mucho respeto; ¿quién sabe? Quizá no quería hacerme sentir incomoda. En cierta forma, yo sabia que no me llenaba en la cama, pero me lo negaba a mí misma.
Bueno, creo que con esta pequeña introducción, se darán cuenta de cómo estaba mi vida; en general bastante normal y por lo mismo, si me hubieran dicho lo que iba a pasar nunca lo hubiera creído.
Todo empezó hace unos seis meses. Como ya les dije, la vida sexual con Pablo no era muy buena; lo que quiero decir es que me hacia sentir que no lo complacía como hombre y eso me apagaba como mujer. Cada vez me fui sintiendo mas necesitada.
Pablo trabajaba en una empresa constructora y le pagaban bien, mientras yo trabajaba en casa dedicada a mi examen, para obtener el titulo de abogada; teníamos fe que pronto me titularía y empezaría a aportar para obtener nuestra casa soñada.
Una tarde hacia tanto calor que me puse unos jeans ajustados, una blusa bastante ligera, y salí por unos refrescos. En la calle me percate que mas de alguna mirada iba dirigida descaradamente a mi trasero o a mis pechos. Lo mas sorprendente fue que me di cuenta que me excitaba, cuando veía a algún viejo verde o a algún chiquillo mirando mi cuerpo me mojaba y no podía evitar caminar de forma sensual para provocar mas miradas.
Cuando empezaron los dichos atrevidos como «mira que culazo»; «buenas tetas señorita»; «tienes cara de mamadora» o «te gusta parar vergas», mi excitación ya era demasiada. Llegue a casa solo a encerrarme en el baño a masturbarme estaba como loca en celo, y no les miento cuando les digo que estuve cerca de una hora orgasmo tras orgasmo, fue genial. Fue ese día que nunca olvidare, fueron los recuerdos de esas miradas y de esos atrevimientos de hombres ¡excitados y deseosos! los que me dejaron satisfecha, mi noche fue tranquila y relajada, si que me sentía bien, pero no duro mucho. A la mañana siguiente Pablo ya no estaba, se había ido a trabajar, y yo me quede sola con los recuerdos. No me tarde mucho en tomar los mismos jeans y una blusa aun mas ajustada y salir a caminar, solo a caminar, a observar y a escuchar. Los comentarios soeces no demoraron en aparecer y lo ocurrido el día anterior volvió a suceder.
Al día siguiente volví a salir, y el siguiente y el siguiente. Empecé a hacer mas ejercicio para verme mejor, me compre maquillajes mas coloridos e incluso practicaba las formas de caminar mas sensuales. Definitivamente era feliz con mi nuevo hobby, me daba cuenta que las miradas y sobre todo los dichos de aquellos extraños en la calle me llenaban de erotismo, me hacían sentir mujer, y en un barrio de esas características no era difícil encontrar algún sujeto que te mirara descaradamente y te dijera alguna grosería, incluso la diferencia de estatus social me provocaba locas ideas que resultaban en excitación, era como una BELLA PRINCESA entre plebeyos hambrientos y deseosos de CARNE FRESCA….sucios y mal olientes plebeyos deseosos de mi Carne. Un día que estaba muy excitada; fue un Miércoles, si, si que lo recuerdo. Esa mañana en especial estaba muy inquieta, y pensé que esa salida debía ser especial. Me puse una falda a medio muslo, bastante ligera para que destacara la forma de mis nalgas, desnudas pues mi pequeño tanga ya había sido absorbido por ellas; arriba solo una blusa apretaba mis pechos donde se notaban mis pezones parados y duros; deje mi cintura al aire libre y unas sandalias con taco completaban mi increíble atuendo.
Salí de casa dispuesta a llamar la atención de cualquier hombre que se me cruzara por delante. Camine mucho ese día y escuche muchos comentarios asquerosos. Al rato de haber salido de casa, cruce el Parque Central y un viejo malviviente estaba sentado en una banca. Desde que lo vi de lejos sabia que me iba a decir algo fuerte, incluso sentí cierta emoción cuando me acercaba con mi caminar coqueto mejor ensayado. Pase junto a él y lo escuche, es imborrable en mi memoria, él me dijo con una voz carraspera y hasta podría decir malévola «Déjame lamer tu coño, PUTA». Sentí una verdadera carga eléctrica recorrer mi cuerpo, me sentí empapada de un instante a otro, fue como un orgasmo instantáneo. Pare por un segundo y luego como pude seguí caminando, asustada, emocionada y sobre todo excitada. Nunca me habían llamado así, de pronto todo era tan claro, así me gustaba sentirme; sucia, provocativa, rastrera ¡toda una PUTA!. En esos momentos solo quería estar en casa, necesitaba masturbarme. Me di cuenta que había caminado mucho, estaba lejos y me sentía ansiosa. Decidí tomar el autobús, me dirigí a la parada mas próxima y me subí al primero que iba en dirección Sur.
Cuando llegue a casa me dirigí directamente al baño, di el agua para darme un baño de tina. Planeaba quedarme ay por un par de horas; tocándome, excitándome, autosatisfaciéndome. Estaba desesperada y ansiosa «déjame lamer tu coño ¡PUTA!» sonaba en mi cabeza y me producía escalofríos. La tina estaba casi llena y me disponía a cerrar la puerta del baño cuando sonó la campana de la puerta,«mierda, ¿quien puede ser?» pensé. No acababa de decidir si atender a la puerta o no cuando tocaron otra vez. Cerré la llave de la tina y fui a ver quien tocaba, no quería que nada me distrajera y un payaso tocando insistentemente a la puerta claro que me distraería.
Abrí la puerta y ay estaba, Don Tito, nuestro vecino. Apenas le abrí su mirada se fijo en mis Pechos, eso me excito, no lo puedo negar. Primero me pidió disculpas por la molestia y luego recorriéndome el cuerpo con la mirada me pidió un poco de azúcar, lo que no me extraño ya que siempre nos están pidiendo algo, pero la que generalmente pide el azúcar es Doña Raquel por lo que pregunte por ella. Me dijo en tono de broma que ella estaba enferma y que por eso era él quien me molestaba. Me di un momento observando como me devoraba con los ojos, me gusto como me miraba, me excitaba. Le pedí que pasara y que me acompañara mientras le llenaba el tazón que traía para llevarse el azúcar. Camine a la cocina sabiendo que el me seguía sin perder de vista mi intencionalmente meneado trasero; en el camino entendí porque me miraba así, me había salpicado agua de la tina a la blusa y esta estaba pegada a mis pechos, mis pezones casi estaban al desnudo para el deleite del viejo.
Me preocupo por un momento la impresión que podía darle, quizás podría comentarlo con Pablo, o pensaría que soy una provocadora, esto ultimo me excito y los problemas que podría tener con mi marido no me importaron, los vi muy lejanos; mi excitación me pedía que jugara con Don Tito, quería verlo deseándome, me estremecía al pensar que estaba sola en la casa con un viejo verde que solo quería probar mi cuerpo. Instintivamente mi cola se paro, mis hombros se fueron atrás y mi caminar se volvió exquisitamente sexy pero casual a la vez. Cuando llegamos a la cocina, me incline en ángulo recto para coger el azúcar del gabinete de abajo, me demore simulando que no la encontraba; cuando por fin la encontré me di vuelta y pude ver como el vejete se enderezaba.
Casi me volví loca al pensar que ese viejo me había visto el trasero. Mire su pantalón y me di cuenta de su erección, él se dio cuenta que le miraba el bulto pero no dijo nada así como yo no dije nada al sorprenderlo mirando bajo mi falda. Estaba como loca, estaba muy nerviosa, pero no nerviosa de forma común y corriente sino de esa forma que solo la excitación extrema puede provocar. Le pedí que acercara el recipiente que traía, se acerco y lo apoyo sobre los gabinetes; empecé a llenar el tazón, pero de a poco, quería que ese momento durara lo mas posible. Sus ojos llegaban a la altura de mi cuello, lo tenia a treinta centímetros de mí y me miraba descaradamente mis pechos casi desnudos, su excitación…no, no puedo llamar lo que vi excitación, era calentura; ese viejo me quería comer mis senos y yo lo sabia y me excitaba y más aun me excitaba que yo se los estaba mostrando, era una putita calentando a un vejete verde. Termine de llenar el tazón de azúcar y me volví dándole la espalda, cerré los ojos y suspire sin que él me viera; me quede ay contra los muebles de la cocina simulando que ordenaba algo. Era conciente que el me miraba de atrás y el no saber donde tenia plantada la mirada me generaba ideas demasiado provocativas.
─Sabes Cristina, tienes unas piernas preciosas─ dijo Don Tito, me quede helada. ─Espero no te moleste que te lo diga.
─ No─respondí, estaba inmóvil, supongo que parecí algo sumisa porque prosiguió.
─Y esa cintura, ¿estás yendo al gimnasio?.
Asentí con la cabeza, si le hubiera respondido con un «si» se hubiera escuchado mas como un gemido que como una palabra.
─Y esa cola, discúlpame que te lo diga, pero esta fantástica─ sentí como dio un paso hacia mí y luego poso suavemente sus manos en mi cintura ─Guauu…y tu piel es suave como la seda.
─Gracias Don Tito─dije nerviosa.
Sus manos empezaron a moverse suavemente sobre mis caderas. El hecho de estar en esas condiciones, con un viejo mirándome descaradamente y a la vez tocando y sintiendo mi piel, no hacia mas que acrecentar mi excitación; me limite a escucharlo y tratar de disimular mi estado lo mejor posible. ─Tienes un cuerpazo, y hace algún tiempo lo estas mostrando descaradamente….deberías cuidarte, podría pasarte algo…además te deben decir muchas groserías en la calle─ dijo cerca de mi oído.
Apoyo su bulto en mi trasero, pude sentir sobre mis nalgas su excitación, una palpitante excitación. El maldito me estaba apoyando y descaradamente. Yo era la mujer de su vecino, de ese vecino que no le agradaba mucho…Maldición, era un viejo que se aprovechaba de mi, un viejo que podía ser mi padre y además era el enemigo de mi esposo. Sentía un bulto que no era el de Pablo y cuando era lo suficientemente fuerte para murmurar un «no, ya basta» mi cuerpo no me apoyaba. Incluso empecé a rozar mi culo contra sus pantalones, con mis nalgas trataba lenta y suavemente de atrapar ese miembro palpitante; era un movimiento sutil pero estoy segura que lo sentía. Era obvio que lo sentía, porque empezó a puntearme con más fuerza, no mucha pero fue notorio. Estaba haciendo realidad los sucios deseos de aquel viejo y no tenia fuerzas para evitar que abusara de mi cuerpo. Sus manos me rodearon suavemente hasta atrapar mis pechos.
─Que buenas tetas─ susurro en mi oído.
¡Se refirió vulgarmente a mis senos!. Esas grosería que escuchaba en la calle, ahora me las decían al oído. Mis manos se apoyaron fuertemente en las de él sobre mis pechos.
─Ya basta, suélteme Don Tito─ pedí, pero mis manos se apretaron contra mí, mi cuerpo no tenia intención de resistirse y entendí que me excitaba pedir un alto y no obtenerlo; que aquel viejo no me hiciera caso; que su calentura fuera mas fuerte, me sentía deseada y abusada pero sobre todo muerta de excitación.
Me apretaba los pechos con pasión; los amasaba fuertemente murmurándome al oído que estaban grandes y firmes. Me empezó a puntear con más fuerza; tuve que apoyarme contra el mueble de la cocina para no perder el equilibrio, sus manos me apretaban los pechos y su cuerpo me apretaba la cintura contra los gabinetes, para conservar su bulto a la altura de mis nalgas tuve que flectar ligeramente las piernas. Estaba fuera de mí, no dejaba de pensar en lo morboso de la situación; ese viejo que todas las noches compartía la cama con esa mujer vieja que es Raquel, ahora tenia un cuerpo mucho más joven y bastante mejor formado para darse gusto, y ese cuerpo era mío, una mujer casada; la esposa de su intachable vecino, y se estaba dejando hacer solo por perra; POR PUTA.
Estuvo un rato masajeándome los pechos y apretando una y otra vez su paquete contra mi trasero. Yo estaba loca, parecía tener un orgasmo atorado en mi interior; cualquiera podría decir que la escasa sensatez que me quedaba me impedía entregarle el placer del triunfo a aquel viejo maldito; pero no, no era esa la razón, solo quería que eso explotará dentro de mí, la idea de sentirme dominada por Don Tito me estremecía. El viejo apoyo una de sus manos sobre la parte superior de mi muslo derecho, de a poco fue subiendo la falda hasta que pudo acariciar la piel de mi pierna, me acaricio con bravura; me voltee un momento y vi como observaba sus movimientos por debajo de mi falda. Su rostro era enfermizo, parecía un lunático, su arrugado rostro delataba un placer morboso. Cuando repentinamente tomo la falda y la dio vuelta sobre mi espalda, la sonrisa de deleite que mostró al ver mi pequeña prenda interior atrapada entre mis redondas nalgas, instintivamente me hizo parar aun más mi cola, mostrándola en su máximo esplendor.
─Eso, muéstrame el culo como debe ser─ comentó mientras me plantaba una fuerte palmada en mi trasero. Su comentario, mezclado con el fuerte sonido de su palmazo, me hicieron comprender que ya no había vuelta atrás, mi excitación era demasiado fuerte y no podía renegar de ella.; Don Tito me tenia en sus viejas y asquerosas manos.
Mientras seguía admirando mi trasero, tomo mis nalgas y las separó, para apoyar sobre la línea de mi tanga el grueso bulto que se le notaba en los pantalones. Cuando soltó mis nalgas sentí entre ellas las palpitaciones de su excitado miembro y enterré mi cola bajo su barriga. Me tomó de las caderas desnudas y me apoyó su paquete con fuerza, incluso pude oír un pequeño gemido de parte de él, a la vez que a mí se me salía uno mas evidente.
─Uyyy….mueve tu culo Cristina…menéalo como a los hombres nos gusta verlo─dijo.
Obedecí y pare lo mas que pude la cola, la empecé a mover suavemente de lado a lado mientras rozaba su pantalón. Me voltee un instante; me excitaba ver su rostro, el viejo estaba en la gloria y el morbo de la situación me tenia en la gloria a mí. Las palmadas en mi trasero empezaron a sonar y sentí cosquillas de dolor en mis nalgas cuando el vejete gozaba golpeándolas; este dolor me hacia sentir mas abusada; a merced del ogro hambriento de carne humana que me había atrapado ese ogro que ahora iba a saciar sus mas sucias y degeneradas perversiones con mi cuerpo Don Tito aparto su bulto de mi cola, se paro junto a mí y apoyo su mano sobre la parte baja de mi espalda. Empezó a acariciar suavemente mi trasero, se paseaba de nalga en nalga, seguía por mis muslos y de vez en cuando acariciaba fugazmente mi entre pierna por sobre mi tanga. Deje de mover mi trasero, lamente un momento el cesé de los golpes pero pronto volvieron a aparecer y no volvieron solos.
─¡¿Qué pasa?!, no he dicho que pares, ¡sigue meneando el culo PUTITA!─exclamo mientras me plantaba un fuerte palmada.
─¿Cómo me llamó?…uuuyyy…Don Tito…aaahhh….¿Cómo me llamó?.─balbucee como pude, mientras reanudaba descontroladamente el meneo de mi trasero.
─Puta…no eres más que una puta calentona…y además con un cuerpazo de miedo…no te preocupes que yo voy a clavártela puta….y en la cama de tu lindo marido.
El dolor, mezclado con la increíble excitación que me provoco el haberlo escuchado llamarme puta, desencadenaron un orgasmo que resulto en fuertes gemidos y la tensión de todo mi cuerpo. Mientras gozaba con aquel sentir, la idea de que aquel viejo hablara mal de Pablo, me excitaba aun más, mi primer orgasmo de ese día fue largo e intenso.
─AAAhhhhhh, déjeme Don Tito…uuuuyyyy….por favor─ gemía mientras recibía fuertes palmazos en mi culito.
Me quede quieta sobre el mueble de cocina; Don Tito se dio cuenta que acababa de tener un orgasmo y ya no me exigía que meneara el trasero, se limito a acariciarme o mejor dicho a manosearme mientras recobraba el aliento. Mi rostro estaba apoyado contra la pared, mis ojos cerrados y la fuerte respiración delataban mi pasividad. El viejo se acercó y metió su lengua por entre mis labios, jugo un momento dentro de mi boca y luego lamió mis labios y mejilla. De un solo tirón arranco mi falda y la tiro al suelo; yo reaccione y me aleje un metro de él.
Hay estaba yo, frente al vecino, con un diminuto tanga, una pequeña blusa mojada que se pegaba a mis pechos y parada sobre unas sandalias con taco. De seguro me veía increíble, porque la sonrisa del viejo era enfermizamente caliente. Se empezó a acariciar su bulto en frente de mí; la idea de que ese viejo se estuviera masturbando mirando mi cuerpo provoco el regreso de esos cosquilleos que creí extintos luego del orgasmo.
─Estas bien buena Cristina, si que tiene suerte el hijo de puta de tu marido.
─Por favor, no se refiera así de él─ Increpe sin mucha convicción.
─Ja Ja..¿Cómo quieres que le llame?… ah si, cornudo, esa es la palabra, es un hijo de puta cornudo─dijo mientras se apretaba el bulto y me miraba a los ojos─ Acabo de manosear como he querido a su linda esposa, incluso le di un lindo beso y ahora la estoy mirando semi desnuda frente a mí mientras me corro una buena paja…definitivamente estas muy buena, mira esas piernas, ¡están de lujo!….Ahora quiero que desfiles para mí, que me muestres ese cuerpazo…¡Anda, camina como una perra! ¡caliéntame!. Dude, no me gustaba lo que había dicho pero era verdad; era una perra, una perra que quería seguir jugando o que jugaran con ella. Perdóname Pablo, perdóname por no poder evitar entregarme como una puta.
Camine lentamente frente a él. Mis pasos mejor ensayados se los mostré mientras le miraba el bulto en sus pantalones; sabia que le gustaba que le mirase ay y a mí me gustaba excitarlo; calentar a ese viejo, un viejo que nunca podría soñar con una mujer como yo, me provocaba demasiado. Cuando pasaba cerca suyo, no perdía oportunidad en darme una nalgada o manosearme los pechos, a la vez que me llenaba de insultos llamándome puta o perra. Estaba en el cielo.
─Eso señorita Cristina, menéele el culo a este viejito caliente…muéstreme lo provocativa que puede ser la esposa del hijo de puta de mi vecino….que puta mas buena….¡y va a ser mía!…su cuerpo va a ser mío…¿no es cierto?….¿no es cierto
Cristina? ….¿no es cierto perra?….¡Vamos, responde!─El viejo se cruzo en mi camino, me tomo de las caderas, y me miro a los ojos con una mueca de satisfacción interrumpida en la cara.
─Si….si Don Tito…mi cuerpo será suyo…y lo será como a usted le plazca─respondí. Sumisa frente al avance de sus manos, que metió bajo mi blusa para apretarme los pechos.
─¿Te gusta que te manoseen las tetas?…a las putas como tú les gusta. ─Si Don Tito, me gusta que me aprieten las tetas─decir tetas, refiriéndome a mis propios senos me gustó. Sus manos levantaron mi blusa para poder ver como amasaba mis pech…tetas.
─¿Y te gusta que te las chupen?,¿quieres ser mi vaca lechera?….que lindas tetas Cristina, seguro a tu estúpido marido también le gustan─dijo mientras empezaba a lamer mis pezones.
─Si, a él le gustan mucho Don Tito─respondí sin perder de vista su lengua─se siente orgulloso de ser el único que las ha besado.
Al escuchar esto me las apretó con fuerza, mientras el lamer de mis tetas se trasformo en chupadas y mordiscos descontrolados, Pablo jamás me había besado así; me sentía muy deseada y sucia a la vez por permitirle a aquel viejo asqueroso manosearme de esa manera. Al cabo de unos minutos, soltó mis tetas para posar sus manos sobre mi trasero, me apretaba y acariciaba las nalgas violentamente.
─Y tu culo…mierda, que bueno esta, tienes un culo de ensueño puta…y quien te lo esta sobando soy yo….aaaaahhhh…y no ese marica de tu marido….que culazo puta….¿te gusta que te toquen el culo perra?.
─Adoro que me manoseen el culo Don Tito….¡uuuuyyyyy!…. adoro calentar a viejos como usted…..aaaaayyyyy…..adoro que abusen de mi culito…..aaaayyyyy no, no esta bien…ay ay, por favor suélteme Don Tito, por favor no abuse de mi─ dije como una bebita asustada, lo que encendió al viejo y volvió con sus fuertes y adorables palmadas sobre mis nalgas.
─Que puta eres Cristina…una puta preciosa, mira esa carita de ángel…que labios mas hermosos…¿te gustaría que te premie con un dulce?─El viejo empezó a desabrochar su cinturón y cuando se iba a desabrochar el pantalón se arrepintió─anda, búscalo putita…muéstrale a este viejo lo que te gusta.
Era el momento, hasta ese instante no me había dado cuenta de lo ansiosa que estaba por portarme como una verdadera puta; había llegado el momento de hacer en vez de dejarme hacer y mi excitación iba en franco aumento.
─Ande señorita Cristina, busque lo que le gusta a las perras como usted. Le aseguro que esta bien duro; bien duro en honor a usted. Anda putita, acaríciamelo─El viejo ya se habia dado cuenta del morbo que me provocaba que me dijera puta, y lo sabia aprovechar.
Estaba asustada, sabia que era muy diferente dejarme tocar a provocar placer en otro hombre, y mas si era ese viejo a quien mi marido detestaba, pero estaba decidida a seguir jugando y me tenia loca la idea de entregarme a Don Tito. Dejarme follar por aquel viejo verde me convertía en una puta, y eso me encantaba, quería ser una puta ansiosa de placer…de verga.
Acerque mis manos al bulto de sus pantalones; el viejo suspiro de placer cuando apreté su paquete sintiendo la dureza de su miembro. Me miraba con una mueca extraña, como un violador burlón mira a su victima indefensa. Pude sentir un pené largo y grueso bajo la tela, me encantaba, aquel viejo si que estaba caliente, y me hacia sentir toda una hembra. Desabroche su pantalón y lo acaricie bajo su ropa interior, cerré los ojos para disfrutar la sensación de tocar aquella vieja barra de carne, una de mis manos atrapo sus peludos testículos, los que acaricie suavemente; la otra apretó fuertemente su mástil y con un sutil sube y baja lo empecé a masturbar. Me vio descuidada y volvió a meter su lengua en mi boca, parecía que había juntado saliva para inundar mi cara, era asqueroso pero excitante; devolví su beso como una niña dejándose hacer, como si fuera mi primer beso y luego me deje lamer la cara.
La piel de su miembro era tersa por la rigidez de este; su glande estaba húmedo y manchaba mi mano cuando lo acariciaba. El tamaño de su miembro era mayor al de Pablo y eso me excitaba, me calentaba la idea de que aquel viejo me brindara mas placer que mi marido; con sus años de mas, su barriga y su fea cara me iba a tomar como nunca lo había hecho mi amado esposo.
Don Tito suavemente me oriento hacia la mesa de la cocina. Yo, sin soltar su miembro, lo seguí; ya estaba perdida, estaba hambrienta.
─Ahora me la vas a chupar perra…le vas a chupar la polla a tu vecino─dijo Don Tito cuando me obligaba a inclinarme sobre la mesa. Me dejo apoyada en un vértice de esta, dejando mi cabeza a la altura de su miembro y mi cola en pompas por el otro lado. Mientras me acariciaba el culo, me empezó a dar pequeños golpes en la cara con su verga.
─¿Qué te parece tu dulcecito? Eh perrita, ¿Te gusta?─ empezaron los increíbles palmazos en mis nalgas─¿Qué diría tu maridito si te viera con mi verga en la cara?….aaaaggghhh…¡anda! abre la boca puta.
─Mi marido nunca me ha pedido que se la chupe Don Tito─dije antes de desabrochar los ultimos botones de su camisa y pasar sensualmente mi lengua por su velluda barriga─ Su verga de viejo será la primera que saboree mi boca…. Usted Don Tito va a ser el primero que meta su verga en mi boca.
No podía creer lo que acababan de pronunciar mis labios; sabia que eso iba a calentar al viejo, y era consiente de que eso me calentaba, pero decirlo con esa mezcla de inocencia y sensualidad me asombraba.
─Entonces abre la boca putita─dijo con su voz carrasposa. Primero repase su miembro con la lengua, él se inclinaba para poder verlo bajo su barriga. Recorría de la base de su gruesa verga hasta su húmedo glande, tenia un sabor a sudor con una pequeña esencia a orines; me gustaba, el sabor a calentura de viejo me gustaba, bañe su mastil con saliva y sus testículos también, que me sumergiera entre su vello para alcanzar sus testículos con mi lengua le encantaba, podía sentirlo en los apretones o palmadas en mi cola. Cuando atrape su glande con mis labios cada una de sus manos apretó la respectiva nalga que tenia atrapada.
─Eso puta, chupamela…demuéstrame de lo que se ha perdido tu estúpido marido.
Empecé a chupar su verga de forma hambrienta, mientras mis labios la recorrían de arriba hasta donde alcanzara a entrar en mi boca, mi mano apretaba y masturbaba lo que quedaba fuera de está; mi lengua acariciaba su glande sin descanso y mi cola se meneaba sin cesar. Ya llevaba un rato así cuando empecé a bajar el ritmo. ─¡Vamos puta!, sigue chupando….síguele chupando la polla a este viejo caliente─ exclamo mientras me pegaba fuertes palmazos en mis nalgas.
Reanude mi ritmo, mi excitación había crecido. Al tratarme de puta y ordenarme que siguiera, me hacia mas deseable…mas puta…mas rastrera. Mientras chupaba no podía evitar emitir sonidos de gemidos atrapados en mi garganta, mi calentura se me notaba; y mas se notaba cuando disminuía el masaje en su verga, con la intención de que me volviera a gritar, a insultar y a darme palmazos como a una niña que no cumple con su tarea.
─Me gustaría ver al hijo de puta de tu marido viendo como me la chupas…aaarrgg….el cuerpazo de mujer que tiene chupandosela a su despreciable vecino…mientras este le manosea su delicioso culo…aaaahhhh….eso puta, comete tu dulce, reverenda puta─decía sabiendo que yo me calentaba mas con sus insultos.
Aparto su delicioso aparato de mí y se paro detrás mío. Agarro mis tangas y me los dejo a medio muslo. Lo mire, estaba mirándome el culo ya desnudo y mi entrepierna totalmente expuesta. Puso su mano sobre mi húmeda vagina y la acaricio impregnando mi escaso vello con mis propios flujos.
─Estas toda mojada puta…como perra en celo─dijo mientras ponia la punta de su verga sobre mis labios vaginales.
─No Don Tito, no me la meta….por favor…no me viole─implore sabiendo que no me haría caso; ya les dije, me encanta que no le importe si yo quiero o no.
─Estas loca porque te la metan…la muy puta…piensas que te voy a dejar así no mas…pues ahora me lo vas a pedir…me vas a pedir que te la meta…anda, pídeme que te atraviese….pídeme que te haga mía….pídeme que posea el cuerpo de la mujer de mi vecino…anda puta, no te la voy a meter hasta que me lo pidas─dijo el viejo mientras rozaba su glande en la entrada de mi vagina.
Estuvo un rato acariciándome el culo y la entrepierna con su falo, sus palmadas se mantenían sobre mis nalgas. Mi excitación me dominaba, estaba ese viejo manoseándome y mirando mi cuerpo desnudo a excepción de mi blusa mojada y ya no aguantaba las ganas de que me lo metiera. Me volví a mirarlo, nuestras miradas se encontraron, su sonrisa malévola me hacia sentir dominada y descontroladamente caliente.
─Por favor Don Tito….aaaaayyyyyy….poséame…desquítese de Pablo follando a su mujer…quiero sentir que abusa de mí…uuuuyyyyy….quiero sentir su gruesa verga dentro de mí….por favor Don Tito, complázcame y seré suya para siempre…..para que desahogue su placer en mi cuerpo….por favor Don Tito, calme mi calentura─ dije mirándolo a los ojos en forma suplicante, mientras yo misma acariciaba mi culo a la vez que lo meneaba como sabia que a él le gustaba.
El viejo aguanto hasta que termino mi desesperada petición; se agasajo mirando mi excitado rostro mientras le pedía que me clavara esa verga. Lo deje de mirar cuando me tomo de las caderas, ubico la punta de su miembro y de una sola embestida me lo clavo completo. Su gruesa verga se abrió paso en mi interior como un taladro. Me saco un grito desgarrador, el dolor y el placer se mezclaban de forma exquisita entre mis piernas. Se quedo ay un momento, con toda su carne dentro de mí; nunca había sentido nada tan adentro. Me calentaba pensar en como me había dejado joder por el viejo vecino; la idea era repetitiva pero no podía dejar de excitarme. De pronto empezó el violento mete y saca, me tenia agarrada de las caderas y me empujaba hacia él con la misma fuerza que me estaba clavando. Pude sentir su barriga sobre la parte baja de mi espalda cuando se inclino para agarrarse de mis tetas; estaba sobre mi follandome salvajemente. Yo tenia las piernas juntas, amarradas por mis tangas a medio muslo, y mis codos, apoyados sobre la mesa, daban el espacio para que manoseara a placer mis excitados pechos. Me tenia montada como a una perra.
─¡Aaaaaayyyyyyy!….¡me duele!…….¡uuuuuuyyyyyy!…….¡me parte!…….¡Don Titooooo!…….¡NO PAREEEE!………¡NO, DÉJEME, NO PUEDO HACERLE ESTO A PABLO!…….¡VIEJOASQUEROSO!..¡¡¡DEJA DE VIOLARME!!!. ─¡CALLATE MALDITA PUTA!…..¡APENAS ESTOY EMPEZANDO!……¡QUE RICO ES CULIARTE!……AAAAARRRRGGGGG…….¡DIJISTE QUE SERIAS MIA SI TE LA METIA!…..¡ERES MIA CRISTINA!¡MAÑANA CUANDO TU HIJO DE PUTA MARIDO ESTE TRABAJANDO!….¡¡¡¡YO VENDRE A CULIARTE OTRA VEZ!!!!!…….¡Y ME VAS A ESPERAR, ESCUCHASTE, ME ESPERARAS PORQUE ESTARAS HAMBRIENTA POR ESTE VIEJO ASQUEROSO!─gritaba mientras me cogía.
─Si Don tito…..aaaayyyyyy….lo voy a esperar sumisa y complaciente…..¡dispuesta a todo!…..voy a ser su perrita…..uuuuyyyyy…….La mujer de Pablo ¡VA A SER SU PERRAAAA!…..AAAAHHHHH…….AAAAAHHHHH─ Estallo mi segundo orgasmo, fue largo e intenso, pero no me dejo satisfecha; me dejo cansada y mas calmada pero no satisfecha, aun estaba hambrienta.
El viejo se detuvo, no me lo saco, pero se quedo quieto parado detrás mío. No demore mucho en empezar a moverme en suave vaivén, ahora era yo la que me estaba comiendo su falo. Podía sentir como mis nalgas se pegaban a su ingle cuando mi culo se clavaba bajo su barriga. Me movía hacia la mesa sintiendo el roce de su miembro dentro de mi, para luego volver a clavármelo y sentir su peluda piel en mis muslos y nalgas.
─Eso putita….comételo….muéstrame que te gusta…..muéstrame que te encanta─decía el vejete mientras acariciaba mi espalda.─Ahora mas rápido….¡mas rápido te dije¡─Volvió a azotar mis pompis con sus arrugadas manos.
Acelere el ritmo de mis movimientos. Él no se movía, era yo la que, bajo el yugo de sus palmazos, devoraba su herramienta por entre mis piernas en un mete y saca frenético, como una yegua complaciendo a su jinete. Sabia que le encantaba mirarme dándome placer con su verga, sabia que gozaba mientras me dejaba golpear con tal de mantener su falo dentro de mí. El sentirme como su puta; el escucharlo insultarme, e insultar a mi marido, me tenia descontrolada. Mi único control se basaba en dejar que abusara de mi cuerpo, con tal que siguiera gozándome, me mantenía sumisa ante él.
Luego de un rato de gozar de mis movimientos, sorpresivamente se aparto de mí, sacándomelo y dejándome un gran vació entre las piernas. Me volví a ver que hacia y me asuste al verlo subiéndose los pantalones.
─Siga Don Tito…por favor, siga abusando de mí─suplique jadeante.
─Quiero seguir gozándote en tu cama puta, donde duermes con tu lindo maridito─dijo el viejo maldito. ─No, por favor Don Tito, no nos humille así. Por favor se lo pido, haga la que quiera conmigo ¡pero no lo humille así!─ rogué levantándome de la mesa.
─Solo por el placer de humillarlo a él, me voy a follar a su esposa en su propia cama y tú me vas a seguir; porque eres una perra hambrienta de verga y mi verga va a tu dormitorio. Y no demores puta o la leche que tengo guardada para ti, la voy a regar en su almohada─dijo sacando su desgarbado cuerpo de la cocina.
Me subí el tanga; mi blusa, esta vez mojada por mi propio sudor, seguía pegada a mi cuerpo. No podía creer que aquel viejo me hubiera dejado botada en la cocina, asegurando que no podría aguantar el deseo de seguirlo. Quería humillar a Pablo follandome en nuestra cama matrimonial. Recogí mi pequeña falda y pensé en ponérmela, ir a buscar a ese maldito viejo y sacarlo de mi casa. Él podría molestarse y violarme crudamente ay mismo, quizá era más bajo y entrado en años pero seguía siendo mas fuerte que yo. La idea me calentó. Luego pensé en seguirlo, darle en el gusto a ese vejete de mierda; mostrarle que con tal de que siguiera abusando de mí, humillaría a mi amado esposo de la peor de las formas. Me di cuenta que me gustaba, me gustaba la idea de ser sumisa ante él y entregarle mi cuerpo en nuestra cama. Me excite, parecía una drogadicta afligida por falta de droga; necesitaba verga he iría por ella sin importar las consecuencias. Cuando entre en la habitación me sentía como una niña que asiste por primera vez a clases; estaba nerviosa, ansiosa y asustada, aun así camine con un andar sensual y orgulloso. Él estaba desnudo junto a la cama, solo conservaba unos viejos calcetines que al parecer no pensaba sacarse.
─Ven acá Cristina, ven donde mis manos te alcancen. Anda, complace a Don Tito, este viejito que te dará tu merecido─dijo el miserable vejete. Me acerque a él, como me lo ordeno. De un tirón desprendió todos los botones de mi blusa y dejo mis pechos libres frente a él. No demoró en atraparlos entre sus manos y chuparlos como un becerro hambriento; sus manos recorrieron mi trasero y disfrutaba tirando de mi tanga para que este se apretara contra mi intimidad, mientras su lengua subía hacia mi cuello y luego a mi cara donde inclusive se atrevió a besarme asquerosamente. Me excito. Le respondí como una vil zorra su asqueroso beso. P or primera vez sentía su piel peluda y arrugada abrazar mi cuerpo. Ya descontrolada, me entregue y le abrace por sobre los hombros dejando a su merced, y sin ninguna protección, todo mi cuerpo. Le Acaricie suavemente la nuca mientras me gozaba.
Me aparto bruscamente, y esta vez fueron mis diminutos tangas los que fueron apartados de mí de un fuerte tirón. Me tomo del brazo y me arrogó sobre la cama, caí de espaldas, dominada, entregada, excitada. Se masturbaba lentamente, mientras se deleitaba mirando mi cuerpo con esa mueca enfermiza que tanto me calentaba.
─Abre tus piernas puta, muéstrale a este viejo como te entregas en la cama donde duermes con tu marido…. y pídemelo, pídeme que te tome, que te folle como a una puta─dijo el viejo con malicia.
Lo mire, sabia que le gustaba verme a los ojos cuando lastimeramente le pedía que me tomara, cuando se lo pedía como una hembra desesperada.
─Don Titoooo….por favor…..poséame aquí…. en la cama que comparto con Pablo─Abrí mis piernas lentamente, doblando mis rodillas expuse por completo mi intimidad, ofreciéndome como una puta─Anda viejo….aaayyyy….abusa de mi cuerpo…abusa del cuerpo de la mujer de otro hombre….uuuuyyyyyy….úsala como una puta.─continué, a la vez que mis manos recorrían suavemente mi entrepierna y mis tetas, expuestas para él.─Don Tito, venga tómeme…métame esa rica verga….goseme….anda viejo…culeame….viola a la hembra de tu vecino…desquítate conmigo…ande Don Tito, desquítese usando mi cuerpo─cerré los ojos y voltee mi rostro, con eso me sumergí en la excitación que me acababa de provocar diciendo esas palabras, y le di a entender que el exuberante cuerpo desnudo sobre la cama: el cuerpo de la mujer del cabron de su vecino, era suyo.
Basto sentir que subía a la cama, para que yo empezara a gemir delicadamente. Sentí la punta de su verga en mi conchita. Mientras se hundía dentro de mí, sentí caer su barriga sobre mi esbelto vientre y su lengua empezar a recorrer mi cuello. Lo rodee con mis piernas, su fofa contextura me recordaban la diferencia de edad. Su velluda y arrugada piel se aplastaba ante la presión de mis muslos. Su respiración era pesada y ansiosa, parecía un perro desesperado. La idea de que me dejara gozar por un viejo que podría ser mi padre, un viejo regordete y feo; y que además era enemigo de mi marido, me calentaba de forma increíble. El mete y saca frenético, la follada que me estaba dando Don Tito, me arrancaban gritos de placer, mi tercer orgasmo no tardo en llegar.
Cansada pero aun entregada a las clavadas del viejo, abrí los ojos. La fotografía de mi boda sobre el velador, conmigo de novia y Pablo sonriente junto a mí, era testigo del abuso de mi cuerpo. Mis ojos se pegaron en la fotografía, sentí lagrimas brotar de mis ojos y recorrer mis mejillas. Las lagrimas eran por un sentimiento de culpa, de culpa por no poder decirle que no a aquel viejo que se saciaba conmigo. Le pedí perdón a Pablo, volví a apretar con mis piernas el cuerpo de mi violador; lo abrace; acaricie su peluda espalda; busque su jadeante boca y lo bese como la hembra hambrienta que era.
─Dame mas fuerte….aaaahhhh….dame mas fuerte viejo asqueroso….perforame mas duro─gemía suplicante, pegada a sus labios y aun con lagrimas recorriendo mis mejillas. Se dio cuenta de mi tristesa lo que le provoco una risa burlona.
─Ya es tarde Cristina…tu cuerpo ya es mío…siente mi verga….eres una perra asquerosa….sumida a los deseos de cualquiera que quiera darte verga…a cualquiera que quiera gozar de tu cuerpazo…..incluso este viejo que tienes montándote─me torturaba, provocándome oleadas de placer.
Se incorporo sobre sus rodillas, junto mis piernas y las apoyo sobre su hombro derecho y continuo con fuertes embestidas, llegando a sacar su gallarda verga para luego enterrármela hasta lo mas profundo de un solo golpe. En esa posición, con mi culo nuevamente a la vista, golpeando su ingle bajo su barriga, y al alcance de sus manos, las nalgadas volvieron a resonar como latigazos de placer al compás de su vaivén.
─Toma puta……¡¿así te gusta que te la claven?!…..aaaarrrrgggg….eres una niña mala que merece que le destrocen el culo a charchazos─balbuceaba aferrando mis piernas contra su pecho─¡Eso perra!….me encanta ver como te saltan las tetas….grita puta, sigue gritando….muéstrame como te gusta la verga; como te gusta que te metan la polla.
Sus insultos; sus golpes; su mirada de desprecio me tenían en éxtasis. Lo vi arremetiendo contra mi ardiente cuerpo con un ansia de deseo y odio. Cuando me escupió, logrando que su saliva cayera en mi rostro, lo incentive recogiendo los restos de su humillación, con hambrientos movimientos de mi lengua. Era su perra y con tal que me siguiera follando era capaz de eso y más.
De pronto sus embistes disminuyeron su intensidad hasta sacar su miembro de mi interior. Mi cuerpo seguía con el vaivén extinto con ansia de lujuria. ─Siga Don Tito…deme más verga─pedí entre jadeos. ─Si te voy a dar perra, no te preocupes─respondió a la vez que sus dedos se paseaban de mi inundada intimidad hasta mi virgen agujero posterior─¿Alguna vez tu marido te a pedido tu culito? ─Si Don Tito─respondí percatándome de que la respuesta no le gusto demasiado─pero no se lo entregue, él lo quería pero se lo negué─esa ligera mueca burlona volvió a aparecer en su rostro.
─Pues será mío, te voy a desflorar el culo perrita─dijo mientras restregaba su glande contra mi ano.
─¡No!….oh Dios mio no, por favor Don Tito no─rogue envuelta en deseo.
Sentí su miembro hundirse hasta la mitad, mis piernas frenaron sus leves intentos por liberarse de entre sus brazos, para quedar inmóviles ante el empalamiento que estaba sufriendo. Quede muda, y no fue sino hasta que me lo termino de enterrar de una sola vez y sentir sus peludas bolas entre mis nalgas; cuando emití un fuerte grito de dolor. El dolor me inundo; mis gritos parecieron incentivar sus embistes, que de suaves estocadas se convirtieron rápidamente en frenéticas puñaladas. ─¡ME DUELE!…AAAAAAAHHHHHH…¡SACAMELO VIEJO ASQUEROSO!.. AAYYYYYY….¡ME DUELE!….¡AAAAYYYYY!….¡ME PARTE!, ¡DON TITO!…AAYYY… ME ESTA PARTIENDO….¡ME DUELE!─ grite a la vez que mis gritos se mezclaban con gemidos de placer─ ¡AAAYYYYY!….QUE RICO…..¡PARTEME EL CULO VIEJO DE MIERDA!…¡AAAAAAAAHHHHHH!….¡PERFORAME HASTA EL FONDO!. ─que culito mas apretado putita…eso, comételo todo….aaaaagggghhhh….¿me gustaría que tu marido me viera follandote el culo?…aaaarrggg…supiera lo perra que es su mujer…lo mucho que le gusta la verga….tanto que viene cualquier malviviente y se la clava en el culo….¡TOMA PUTA!….¡SIENTELO HASTA ADENTRO!─gruño mientras me embistió de tal manera que me sentí partida, llego mas adentro que nunca y fue tal el dolor que me provoco convulsiones de placer; estaba sufriendo el mas increíble orgasmo de toda mi vida. Me agarro un pecho y me dio un fuerte apretón, a la vez que me sacaba su miembro del culo para así rosearme con sus chorros de semen. Mis tetas; mi cuello; mi cara, estaban siendo inundados de esperma de ese viejo asqueroso.
─¡ANDA PERRITA!…¡AQUI TIENES TU LECHITA!…¡PUTA! …¡PUTA! …¡PUTA! …¡PUTA! …¡PUTA! …¡PUTA! …¡PUTA!─gritaba.
Su orgasmo me pareció infinito. Mi cuerpo recibía sus descargas de semen con hambre; entre increíbles contorsiones de placer, trataba de recibir hasta la ultima gota de leche sobre mi piel. Mis manos esparcieron su esperma por mis tetas dándoles un brillo excitante, mientras mis labios capturaban los restos que estuviesen a su alcance, devorando el exquisito elixir de su humillación.
─ay estas bañada de leche puta, saboréala, disfrútala como sé que te gusta. Así quedo la puta de mi vecino; la puta mujer de mi vecino….que culazo que tienes…y te lo acabo de culiar─termino dándome un fuerte palmazo en el culo y dejando caer mis piernas hacia un costado se levanto. Quede exhausta sobre la cama, su ultima nalgada se notaba sobre mi trasero. Jadeante vi como se vestía, Junto a él la foto de mi matrimonio me recordaba que había sido humillada y abusada sobre la cama que compartía con Pablo. Ese asqueroso viejo me había hecho suya; a mí, la mujer de su odiado vecino. Y ahora se vestía para dejarme ay, abusada, usada, vejada y violada pero sobre todo dominada, me hizo lo que quiso y ahora se iba; satisfecho.
Recogió mis llaves de la casa, que estaban sobre el velador, vio la foto, la levanto para verla mejor, se volteo a verme y esa maldita mueca de placer volvió a aparcera en su cara. Tiro la foto junto a mí.
─Nada me gustaría mas que quedarme y ver la cara de tu marido al verte bañada en mi leche, como una perra asquerosa─dijo el viejo guardándose las llaves─ pero prefiero que por ahora no se entere; ahora eres mía y pienso disfrutarte Cristina. Ya llegará el día que goce humillándolo.
Me senté sobre la cama y me cubrí con las sabanas. Se acerco y apoyándome un dedo en la barbilla levanto mi rostro para que lo mirara.
─me llevo las llaves porque de ahora en adelante pienso entrar a esta casa cuando quiera─dijo con su vos carrasposa─Volveré después de comer, quiero que te des un baño y me esperes en la cama…con tu ajuar de novia puesto ¿escuchaste?─se me quedo mirando, esperando una respuesta─¿escuchaste?─volvió a preguntar.
─Si Don Tito.
Se fue, salió del dormitorio y luego sentí la puerta de la calle cerrarse. Me lleve las manos a la cara y llore; de vergüenza; de rabia; de alegría, no lo sé, solo sé que llore desnuda sobre la cama, sentía secarse el semen sobre mi piel, y mi ano me ardía. Las lagrimas escapaban por entre mis dedos para mojas las sabanas que me cubrían. Me di una ducha, me dispuse a hacer mis maletas; eran las doce del día. Por acá se suele comer como a las dos. Eso me daba dos horas para empacar he irme de ay. Llamaría a Pablo de la casa de mis padres para que me fuera a buscar allá, y nos iríamos lejos, sin explicación de por medio. Él lo haría por mí, él me amaba y se iría conmigo sin preguntar nada, en un gesto romántico propio de él.
Mientras empacaba encontré mi ajuar de novia, recordé las palabras de aquel viejo. Me calme, mi apuro se había desvanecido; mi total atención se fijo en las diminutas prendas blancas que cubrieron mi cuerpo en mi noche de bodas. Mis portaligas; mi brasier de encaje y el pequeño corales se deslizaron por entre mis dedos, estaban suaves y recordé lo mucho que le gustaban a Pablo; decía que me veía hermosa, que podía estar muy cansado, pero apenas lo sorprendía con esas prendas adornando mi cuerpo, no aguantaba las ganas de hacerme el amor. Cuando me di cuenta ya las tenia puestas, estaba frente al espejo y me admiraba lo sensual que me veía; mi pequeña cintura, abriéndose en unas preciosas caderas, daba el soporte a mis pequeños corales. Me di media vuelta; el conjunto de ese hilo perdiéndose entre mis nalgas, con ese fino portaligas que rozando mi trasero se unían a mis ligas a medio muslo, me hacían ver increíble. Me extrañaba el nunca haberme detenido a verme, aquel brasier de media copa juntaba mis gloriosos pechos generando una increíble vista del escote. Camine mirando al espejo, me sentía sensual, me sentía como una hembra excitante…y me gustó.
Me acerque lentamente a la cama. Mientras cambiaba las sabanas, a mi mente llegaron las imágenes de aquel viejo abusando de mí; ese viejo que compartía noche tras noche la cama con una vieja, había gozado de mi cuerpo, un cuerpazo como él mismo lo llamo, un cuerpo joven y hermoso de los que seguramente ni en su juventud pudo gozar; y yo….y yo lo había dejado, lo había dejado manosearme y luego penetrarme; era una perra…había sido su perra; su puta, solo porque me tomará, ese era mi precio, no pedía más, solo que me gozarán.
Me metí entre las sabanas limpias, sentía mi ajuar apretando mi cuerpo; me recosté de lado dándole la espalda a la entrada del dormitorio, y espere.
Recordé a Pablo, sabia que él no llegaría hasta las siete, él estaba trabajando y nunca sospecharía lo que su mujer estaba haciendo en su ausencia. De pronto sonó la cerradura de la puerta de entrada; los pasos se dirigieron directamente a la habitación y luego junto a la cama; de un tirón la sabana que me cubría quedo a mis pies y un sonoro y burlón»guauuu». Sentí el peso de otra persona en la cama y luego una áspera mano me tiro de la cintura. ─Ven acá perrita.
No voy a entrar en detalles con respecto a lo que Don Tito me hizo esa tarde. Me penetro; me insulto; me dio de nalgadas; incluso empezó penetrándome por atrás para luego terminar en mi vagina «te voy a dar un hijo puta» gimió cuando me llenaba con su semen. Después me obligo a chupárselo durante cerca de una hora, mientras me manoseaba, insultaba y me palmeaba el trasero, hasta que acabo en mi boca y me obligo a tragar toda su leche….volví a portarme como una puta.
Los días pasaron y me convertí en una sumisa y obediente perra para el viejo, me hizo hacer muchas cosas que ni en mis peores sueños pensé que algún día me iba a ver obligada a hacer. Quizá otro día les cuente esas cosas, ahora debo arreglarme para cumplir con lo que me ordeno para hoy; ayer le conté del vejete malviviente del parque y de lo que despertó en mí «Debemos premiar a ese iluminado» fueron sus palabras
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multyeverything · 3 years
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Ciega Devoción
Capitulo #2: Perspicacia
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Autor: multyeverything
TW: Amor/atracción no correspondido, groserías e insultos leves, contacto físico no consentido, temas paranormales, angustia.
Rating: Para este cap 13+
Sinopsis: Una serie de sucesos que parecieran inofensivo alertan los sentidos de t/n, una duda crece en su interior y eso la lleva a tener que actuar de manera impulsiva para no perder la pista que cree ha encontrado.
Au: Paranormal
Emparejando: Seo Changbin X t/n X Yang Jeongin
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Cerré mis ojos para soñar, para verlo. Esta es la manera en que puedo sentirlo tan presente como si estuviera frente a mí. Intento fallido tras intento fallido desde ya hace una semana.
No he podido comunicarme con él en varios días a través de pensamientos, tampoco respondía mis llamadas. Me preocupa su bienestar y su salud mental. Solo espero se encuentre bien y que la desesperación no gane.
Tiempo al tiempo, tal vez necesite estar solo. Angustiarme en la madrugada no hará nada por mí.
Lo que me hace pensar... ¿Cómo podré comunicarme con alguien más si no tengo ninguna red social para hacerlo? Pronto las haré, ahora mismo no tengo ánimos. No me resulta fácil volver a la soledad. Tendré que hacer amigos también.
Ashur era usualmente quien notaba mis deslices y me ayudaba a resolverlos. Sin su presencia liderante hay tantos aspectos de los que debo ocuparme por mi cuenta.
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Entrando al campus, están los stands con diferentes equipos y oportunidades académicas que se ofrecerán a lo largo del ciclo escolar y con los que generaremos créditos extras. Aunque sabemos perfectamente que son más una obligación para los nuevos.
Me abro paso entre estudiantes de grados mayores, boletines voladores y desorientados jóvenes hasta las escaleras que dirigen a los salones, no subo, me quedo ahí para poder pensar en mis opciones. Respecto al conjuro de olfato, el aroma se ha mantenido considerablemente igual desde anoche, lo atribuyo a la inmensa cantidad de seres en el lugar. Confirmando mi teoría de que me he encontrado con al menos dos de los objetivos en el mismo salón o habían tomado clases recientemente ahí. Siguen cerca, lo sé. De igual forma, reduce a los sospechosos a un reducido número. Habría que revisar listas de asistencia de profesores o llevar un registro de quienes acceden al edificio.
Regresando a mi realidad actual...
¿Fútbol femenil? Definitivamente no.
¿Música? Emmm, mejor no.
¿Teatro? Probablemente.
¿Ajedrez? No
¿Baile? No
¿Atletismo? Oh no
¿Taller de cocina? No
¿Idiomas? Queda anulado para mí si ya tomo la materia
¿Tutoría? El mismo caso
¿Volleyball? N... Espera, no suena nada mal. 1 crédito por hora de entrenamiento suena excelente. No tendría que cursar materias extras, lo que me da más tiempo para mí.
- ¿Has decidido al fin? -
Una chica alta y delgada se acerca a mí, me extiende un hoja para llenar con mis datos junto una pluma.
- Soy Jessica, encargada de apoyar a los recién ingresados. Estoy para ayudarte en lo que sea respecto a la escuela. - Se acerca a mí oído situado 8 cm debajo del suyo - También me encargaré de llevarte a las mejores fiestas de bienvenida. - Devuelvo la sonrisa.
- Creo que escogeré volleyball. Me parece es lo más fácil y accesible entre las opciones. -
- Pues me parece una ofensa como jugadora del equipo. -
Mierda, mierda, mierda.
- No quería ofenderte, lo lamento. -
- No lo has hecho. Llevaré tu forma para aprobación y veré que seas aceptada. Ya veremos qué tan fácil es. Rellena tus datos por favor. -
No lo dice enojada ni con crueldad, hay humor en su tono de voz.
Con palmas temblorosas escribo lo solicitado y entrego de vuelta a quien ahora me mira juguetona. No me dio otra opción, cavé mi tumba al subestimar el deporte, ahora no podré tomar otra desición con ella en mis espaldas.
- Relájate. Espero tengas condición física.-
Dispuesta a entrar al fin, escucho "mi nombre" en los labios de alguien aproximándose. Es Jeongin "cara de zorro" junto a otro chico que toma la clase de idiomas con nosotros, solo no recuerdo su nombre ahora mismo, es lindo también.
- ¿Que curso has elegido? - Su usual sonrisa de oreja a oreja adorna su cara
- Alguien más lo hizo por mí, pero fue Volleyball. -
- oh, ¿Juegas? -
- No, pero ¿No debe ser muy difícil o si? -
- No dejes caer el balón supongo.- Aclara su garganta el otro joven - Oh, te presento formalmente a mi amigo, también cursa idiomas con nosotros. Seugmin. -
- Un gusto - decimos el mismo tiempo.
- Entonces, ¿Nos acompañas a desayunar?-
Seugmin le lanza un mirada de desconcierto que podría haber pasado desapercibida si no fuera por que tomó demasiado tiempo en notar que lo había hecho. Al instante relaja sus facciones.
- Me encantaría, pero debo ir a mi primera clase de hoy. Tal vez otro día. -
I.N: Pero las clases han sido suspendidas hasta las 10:30. Puedes acompañarnos.
- ¿Estás seguro de eso? -
S: Claro, ¿T/n verdad? Los alumnos no pueden inscribirse y estar en los salones al mismo tiempo. - "Tal vez no me agrade tanto este chico" pienso.
- Entonces claro, los acompañaré con gusto.-
I.N: Genial! Te agradarán. -
- Si son como tú, estoy segura. -
I.N: Una cosa más, estarán otros amigos, ¿No tienes problemas con ello?
- Ninguno. -
El lugar al que me llevan es una pequeña cafetería fuera del campus. Lejos de toda la actividad. Otros tres nos reciben con gestos para acercarnos a la mesa (con cupo para al menos otros cinco) y un café listo, también para mí. Lo que me hace pensar que ya me esperaban o tal vez Jeongin les envío un mensaje acerca de mí viniendo.
I.N: T/n, ellos son Felix, Hyunjin y Jisung.
F: ¿Tomas café verdad t/n?
Respondo con un moviendo de cabeza al tomar asiento en el sillón que forma una U. La mano caliente (casi quemando) de Seugmin rosa mi hombro al tratar de retirar mi bolsa, alertando mi sistema de autopreservación al instante. Doy un salto involuntario en mi lugar situado entre él y Jeongin. Inmediatamente intento volver a tener contacto con él pero sus manos ya están muy lejos.
F: ¿Estás bien t/n?
- Si, sí. Oh Seugmin me has espantado. -
S: Perdón, intentaba ayudarte. Creo me tomé muchas libertades al querer tomar tus cosas sin avisarte antes.
Recibe un golpe en la de parte del peliazul que ha tenido que pasar el brazo tras de mí para alcanzarlo. También teniendo un ligero contacto con el saco que traigo puesto, sin hacerme sentir nada.
El rato transcurre rápida u tranquilamente. No tengo que ocuparme en hablar mucho, ellos son igual de parlanchines que Jeongin. No obstante, aquel que hace no mucho perturbó mi sistema, está sumido en su computadora sin levantar la mirada. Como ausente.
H: t/n disculpa a nuestro amigo, usualmente es más sociable que lo que has visto las últimas dos horas. Irrigado
S: Estoy ocupado ahora mismo, no puedo distraerme.
F: Socializar es bueno, las clases apenas comienzan y ya te estás aislando Minnie.
S: Frente a ella no Felix!
Ahí es donde Seugmin había mentido. Es cierto que debía entregar algunas asignaturas, pero lo único que había hecho era copiar y pegar textos, nada que requiriera su concentración total. De hecho, no había parado de pensar en tu reacción, una de dolor evidente a su tacto. Tal vez ellos no lo habían notado, pero vaya que Seugmin sí, todo un observador como siempre. No solo eso, al hacer contacto también sintió algo, frío. No tan intenso como para retirar su mano abruptamente, pero aún así distingible. Quería atribuirlo al cambio de temperatura, pero ambos venían del exterior así que compartían el mismo calor corporal, suponía que tal vez y solo tal vez eres una chica friolenta y delicada con el espacio personal. Exagerada también.
- Creo que debo irme chicos, pasé un rato muy ameno con ustedes. Pero es lo hora si quiero llegar a tiempo. -
J: Te acompañamos, es hora de retirarnos igualmente.
Alcanzo mi cartera dentro de la mochila para sacar dinero.
I.N: Yo pagaré tu cuenta t/n.
- ¡No puedo aceptar eso! Por favor permíteme pagar. -
I.N: No es necesario, si te molesta tanto puedes comprarme algo después. Por ahora permíteme.
Hyunjin y Jisung entonan un 'uhhh' y palmean sus hombros. Felix sonríe con un gesto de orgullo en la mirada.
H: ¿Pagarás por mí también Romeo?
J: ¿Y por mí?
F: Obvio por mí.
S: Yo lo haré, así compensaré ausentarme de la charla.
H: No me opongo.
J,F: Ni nosotros.
I.N: Dividamos la cuenta amigo.
Tomamos nuestras cosas y nos disponemos a salir para volver a nuestras ocupaciones. Pero la curiosidad es más grande, tengo que comprobar algo antes de irme.
- ¿Que les parece si se adelantan? Debo ir al tocador antes.
I.N: Puedo esperarte.
H: No tenemos problemas en esperar unos minutos más.
- Si, está bien. Lo veo afuera entonces.
Todos salen del establecimiento y me adentro en el baño. Solo para revisar mi pelo y maquillaje, y salir casi inmediatamente antes que el mesero haya retirado la bandeja con el dinero. Toco cada billete y moneda; como lo esperaba, puedo percibir el calor intenso en la textura del papel.
Rápidamente coloco un billete de la misma denominación y cambio el que contiene el rastro térmico. Afuera están reunidos mirando directo en mi dirección.
- Listo, espero no haber tardado. -
I.N: No hay cuidado. Vamos.
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Todo habría salido a la perfección si no fuera porque el distraído Kim Seugmin perdido en sus pensamientos había olvidado sus gafas en el asiento que ocupó gran parte de su mañana.
No tuvo que buscar mucho, permanecían en el acolchonado. Poco después vio como la jovencita exagerada salía del baño y se apresuraba a la mesa; meticulosa palpaba el efectivo en la bandeja.
'¿Que diablos hace?
¿Por qué se empeña en pagar?'
Sin anteojos era difícil distinguir que diablos hacía aquella.
Antes de ser visto, regresa con sus amigos y espera paciente a su lado a que vuelva. Con el gesto más despreocupado y un aroma dulce, indica que está lista.
Adentrado en sus pensamientos (un hábito en él) es aún capaz de sentir que algo se desliza por su bolsillo trasero de la chaqueta estilo borbardero muy lentamente. El aroma delicioso inunda sus sentidos, es t/n.
Ralentiza sus pasos un poco, dejándo que sus acompañantes lo aventajen. Lleva su mano al bolsillo en específico para sacar un billete. Uno del mismo color, ya que no podía ver la denominación claramente, que al que t/n había cambiado.
'Ha pagado su cuenta. Volvió para tomar el billete y pagarme'
Levanta la mirada de su palma para encontrarse con un rostro sonriente. Percibe entendimiento de su parte y regresa la sonrisa.
¿La formas fácil de hacer que alguien olvide algo?
Haz algo lindo por ellos.
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Índice
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cazamentes · 3 years
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Reglas (HTF)
Flaky sólo tiene doce, pero ella tiene muy buena memoria. Su hermano le recuerda casi a diario lo muy buena e inteligente que es al recordarle llevar la lista de las compras y una bolsa grande por la compra de los próximos dos meses, ella sabe que es para que él no salga mucho de casa porque tiene miedo, pero él no sabe que ella sí sabe. Ella tiene muy buena memoria, lo cual le ayuda mucho en la escuela y a recordar la comida favorita de sus amigas, además del número de su hermano en caso de emergencias. Ya que la ciudad no era especialmente conocida por ser la más segura, sino que era conocida por una extraña condición que cae sobre sus habitantes, pero algo era extraño con los extranjeros aunque nadie supo decirme. Mi hermano me dijo que era porque la rareza fue atraída por las personas extrañas que comenzaron a vivir en la ciudad, parecía bastante convincente para mi por lo que acepte no volver a preguntar. La parte de personas extrañas terminaron de expricarmela mis amigas. ¡Habían superhéroes en la ciudad! ¡Eso era la evidencia suficiente! Pero nunca pude ver realmente a ninguno, excepto por algunas fotos y comentarios de algunas personas, algunos apoyando y otros en contra, resaltando que eran ambos héroes muy torpes y competidores entre sí. Mi hermano dijo que no buscará los lugares donde podrían estar, por simple precaución. Él siempre fue paranoico. Pero es muy listo, más listo que yo, sabe muchas cosas y aveces me enseña. Pero es triste que me dijera que está enfermo, eso quiere decir que puede ser fatal, pero no me lo confirma ni lo niega, y tampoco me dice de qué está enfermo. Debe ser feo tomar tantos medicamentos al día, incluso mis amigas lo dicen, casi nadie en la ciudad toma medicamentos por la buena salud mediante las rarezas, eso me preocupa a diario. Me preocupa mi hermano desde que lo conocí, desde que me ofreció un techo y calidez, desde que me ofreció cariño cuando el resto de mundo me dio la espalda por ser una rareza. Mi hermano dice que el resto del mundo es malo, pero eso no quiere decir que no hubiera personas buenas en el, ella dijo que su hermano era una, pero el sólo sonrió pequeño y no dijo nada más. Ella sabe que le oculta algo. Y ese algo sospecha que es por lo que su hermano creo unas cuantas reglas que ella debe seguir en una situación específica. No le dijo porque hasta que ella confirmó y se aprendió de memoria las reglas. 1- Si la casa está en completo silencio cuando ella regresa algún día, no preguntar en voz alta si él está en casa o no. (Lo cual era extraño, ella siempre sabía que él estaba en casa o estaba haciendo compras porque le dejaba una nota en la puerta si tuvo que salir antes de que ella llegará, o se escuchaba la música de la radio desde la cocina cuando él hacia galletas) 2- Abrir la puerta de la parte trasera lentamente y en completo silencio antes de verificar si él está cerca. (Por lo que pensó porqué no podría llamarlo si la casa estaba en silencio, pero pensó que a lo mejor se debía a la posibilidad de ladrones. Habían un par en la ciudad que su hermano se había encargado de que ella conociera de rostro, por si acaso) Y la más importante, dijo él. 3- Si ves frascos de pastillas tirados, que los únicos que habían en toda la casa incluidos los rincones era los que él tenía que tomar a diario, algún cajón tirado junto con el contenido o a él sentado en el suelo contra alguna pared, debe salir corriendo inmediatamente hacia alguna casa muy lejana a la suya y gritar lo más fuerte que pudiera a por ayuda. (Ella sabía por sus amigas que esa era una forma rápida de llamar la atención de uno de los héroes de la ciudad, y pensaba confundida que porqué su hermano le diría que hiciera eso cuando lo viera específicamente a él, si no le gustaban nada los héroes, ni de lejos.) Ella le pregunto porque eran esas reglas tan extrañas pero él no contestó esa pregunta, sino que respondio una no formulada. "Es por si acaso tengo un... problema, y sólo los adultos saben manejar" Eso supo agrio para ella, pero asintió y se
convenció a si misma que ella en unos años sería una adulta y podría ayudarlo en lugar de desconocidos. Porque sabía que su hermano quería cuidarla, pero ella también quiere cuidarlo a él. Pero de todas formas hizó caso cuando la situación se presentó dos semanas después. Cuando llegó a casa y no escucho musica desde la sala o la cocina, y no encontró un papel en la puerta, fue lentamente hasta la puerta de atrás que quedaba cerca del baño de atrás. Ella sabía que estaba destrabada de día, así que la giro lentamente usando su brazo para levantarla y que no hiciera un sonido de arrastre, haciendo completo silencio. Empujó la puerta lo suficiente para que entrará su cabeza y su hombro antes de mirar alrededor, estaba todo a oscuras. Respiro por la boca cuando se le refirieron las tripas del miedo a las penumbras de la casa. Miro el suelo con la luz que entraba por la puerta y no vio ningún cajón esparcido o frascos de pastillas, así que empujó más la puerta hacia dentro para entrar, la luz alumbró todo el piso. La oscuridad fue reemplazada por la luz y pudo distinguir contra la pared una caja de cigarrillos, eran de los que su hermano tenía de vez en cuando, pero nada más había en el piso. Avanzó lentamente hacia adentro sin cerrar la puerta, mirando las esquinas y las puertas que estaban abiertas al pasillo de la cocina y hacia el baño de atrás. Cruzando el pasillo mientras agarrababsu mochila contra su pecho penso en sus amigas, ya que ellas le contaron que su hermano tenía una reputación en el pueblo, le contaron que era intimidante siendo un militar, siendo callado y distante, a excepción de ellas nadie sabe que él tiene familia, pero a ella nunca le pareció aterrador, no con esos ojos amables, no con esas pequeñas sonrisas cuando jugaban o preparaban tartas de manzanas juntos, no con el arropandola en la cama a la noche. Ella no puede imaginar a su hermano dando miedo, si siendo estricto como cuando ella no quiere cepillarse los dientes o hacer su cama, pero no siendo malo. Dobla el pasillo saliendo de la cocina hacia las escaleras de los dormitorios, el baño, y la sala al otro lado, cuando escucha un crujido en la madera del suelo de la cocina. Se gira sobre su hombro y ve la sombra de su hermano parado allí, era él, ella lo sabía muy bien. Pero algo estaba mal. Mal. Mal.
Los ojos de su hermano brillaban con una pequeña luz que salía de la ventana de la cocina, brillaban en dorado. Ella comenzó a trabajar automáticamente, dejando su mochila en el suelo lentamente sin apartar la mirada de la silueta detrás de ella, la cual no se movió luego de que hicieron contacto visual. Se sentía como un depredador acechando. Ella sabía que está era la situación, ella sabia. Porque no se sintió bien, no se sintió segura, no se sintio en casa. Y sí su hermano, que nunca mentía y sólo evadia las preguntas, realmente jamas pudo alcanzarla en el parque, entonces estó que no era su hermano tampoco la alcanzaría. Un latido y hecho a correr. Corrió hacia el pasillo del comedor y empujó las sillas mientras lo escuchaba seguirla, lo escucho detenerse en una respiración y saltar sobre la mesa en la siguiente. No tenía que perderlo o podría atraparla dando la vuelta. Ella sabía que su hermano no podría salvarla, aunque él nunca le hubiera explicado esto, por lo menos lo hubiera intentado en lugar de evadirlo, pero ella entendía que había cosas de las que él no quería hablar porque dolían, la guerra era una de ellas. Hizo sig sag con la escalera cuando volvió y paso por la cocina tirando la maceta con el árbol en el camino. Pensando que si ella era rápida, su hermano era mucho mejor que ella en el resto de los aspectos, era atlético y musculoso, no como ella. Pero era pequeña y rápida, un objetivo difícil dijo su hermano. Entonces se propuso hacer lo que nunca pensó hacer y tiro las dos sartenes favoritas de su hermano, que siempre estaban sobre la mesada dispuestos a hacer homelet, y se los lanzó hacia atrás sin voltear a ver si le daba antes de ver la puerta abierta de atrás en la que podia ver el patio y el escape. Salto el umbral y giro hacia la izquierda hacia la calle sin detenerse, aunque eso no impidió que comenzará a temblar y a sudar cuando escuchó la risas tenebrosa que pudo escuchar en su vida, incluso que la de los villanos de la televisión, y sabía que provenía de su hermano. Su lengua se trabó del miedo y supo que no podría gritar aunque quisiera. Continuó corriendo sin voltear atrás y sin dejar de escuchar los pasos y la risa. Y sí quería convencerse ahora de que ese no era su hermano, no se pudo. - Sigue corriendo, pequeño puerquito. Y las lágrimas comenzaron a salir mientras se sentía a punto de caer, no ahora, no ahora, no ahora. Y gritó, aunque se escuchó más bajo de lo que hubiera querido, justo antes de caer al suelo raspando sus manos y sus rodillas, su cabeza golpeó el suelo de la calle vacía. Su garganta se hizo un nudo y se volteó. Las lágrimas aumentaron y su respiración se cortó, ese no era su hermano. La sangre manchaba mitad de su rostro, la manga derecha de su chaqueta, su camisa negra y sus pantalones, llevaba su gorro torcido y un cuchillo de cazar en la mano mientras le sonreía con todos los dientes afilados. Ojos dorados. Ese no era Flippy. Un latido de observarse y algo impactó sobre el suelo entre ellos, levantó humo y concreto, tape mi cara y tosi. - Sal de aqui, héroe. - Escuche la voz de Flippy carraspeando, y soltando el veneno que pareciera haber juntado con su edad. Abrí mis ojos y comencé a parpadear para poder ver ante la tierra. - Es un placer que me conozcas, aunque nunca te había visto. - Respondió la voz de otro hombre, suave, juguetona y se escuchaba burlona. - Quitate. - Hablo mi no hermano de nuevo, y la tierra bajo para que pudiera ver. - Me parece que no conocer el concepto del héroe, amigo. - Volvió a hablar el otro hombre justo cuando pude ver los colores brillar ente el sol, el azul. Y me volteo a ver antes de sonreír, cálido. - Hay que salvar a las damas en peligro. Sentí mi corazón acelerar y observé a mi no hermano moverse para apuñalar la garganta del héroe, pero este detuvo el cuchillo por el filo con una mano y sin voltear. - Ve a buscar un lugar seguro, pequeña. - La voz no habia cambiado del tono suave y no parecía preocupado por el asunto aunque sumó su otra mano para detener el golpe
que le lanzó mi no hermano. Me paré lentamente sin apartar los ojos de mi no hermano, antes de caminar en reversa hacia el camino fuera de la calle. El héroe volteó hacia su contrincante. - No estaban exagerando completamente. - Habló mi hermano con una mueca enojada. - Esperemos que no sea sobre mi. - Creo que bromeó el héroe, mientras caía sentada en el suelo de nuevo. Mi hermano volteó a verme, pareció perderse un momento, pero luego fruncio el suelo y sonrió antes de patear el costado del héroe para que lo soltara.
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horaciogennari · 3 years
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LA ESTACION DE LAS NOVIAS OLVIDADAS
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Los Valores Perdidos que debemos Rescatar
Cerremos los ojos y tratemos de rememorar pasado. Ahora, busquemos en él a esas pequeñas cosas, hasta insignificantes que nos ordenaban el día. No estoy hablando de posiciones políticas (todas respetables), ni de suertes económicas (siempre hubo potentados y carenciados) y menos aún si en el gobierno teníamos botas o congreso. Quiero que recuerde junto a mí, esos valores que, en delicado y sutil equilibrio, eran parte de la vida del más común de los mortales que transitaba por esta tierra. Es probable que le esté tendiendo una trampa, ya que para viajar a ese pasado, Ud. debiera tener hoy arriba de los cuarenta o cincuenta años y si tiene menos, bien le vendrá saber que existió un momento de nuestra historia en que los tramoyistas eran mucho menos en cantidad y en grado de esquilme que los actuales, que el apretón de manos podía cerrar acuerdos sin firmas certificadas en escribanos de ilustres despachos, que la energía del pueblo estaba toda detrás del trabajo como único medio de progreso y que el estudio era el espacio de la búsqueda del crecimiento asegurado. Le ruego que rememore junto a mí, los atardeceres con sillas sacadas a la fresca de las veredas, por el mero hecho de intercambiar simples chismeríos con los vecinos de la cuadra, mientras los chicos jugábamos con total tranquilidad. Acuérdese de sus miedos en los momentos en que debía llevar su boletín de calificaciones a los viejos, sabiendo que alguna que otra nota estaba por debajo de lo esperado. Quizás en su barrio, tenía al poli de siempre que conocía cada casa y cada cara y que actuaba casi como tutor de todos nosotros. No teníamos tarjetas de crédito ni programa de puntos y beneficios, pero bien a resguardo estaba la libreta del almacén, donde detallada y casi a manera de un Excel de alta gama, nuestro amigo el comerciante fiador nos iba escribiendo las deudas que tendrían el unívoco vencimiento de los primeros días posteriores al cobro del sueldo. No quiero extenderme en lugares comunes. Entienda bien, que lo que busco con estas nostalgias es la provocación pura, para que esos nimios gestos puedan volver de alguna manera. Esa sumatoria de pequeñeces nos daba como resultante el funcionamiento progresista de un país. No me venga con que no se puede. Sé bien que todo pasado no fue mejor. No todo lo que viene del chiquicientos era miel y armonía. Donde había esfuerzos había sufrimientos, donde había carencias, había cierta desesperanza y su hermana directa, la triste resignación. Pero le puedo asegurar, que donde había un sueño, había un camino para intentar llegar a él.
Stanislav Plutenko nació en la Rusia de 1961, quizás en su niñez jugó glorificando a Gagarin o a la perra Laika. Sin duda que sus libertades fueron mucho menores que las que teníamos en nuestras Pampas. Conocí a Plutenko gracias a una Star de las Redes Sociales (@MamaMacana), quién con su sutileza, buen gusto e ironía siempre postea disparos al corazón que se alojan en las mentes de los pibes sensibles de las barriadas. Plutenko estudió en la Universidad de Nacional de Economía de Moscú, a pesar de eso, los pinceles pudieron más que las fórmulas econométricas y a los lienzos se dedicó. Mi Tributo es a él y a su genial cuadro “La Estación de las Novias Olvidadas”. Pintura que provoca aperturas de baleros y en mi caso, me desembarcó en una metáfora sobre todo lo que hemos dejado atrás, pero que sin embargo debiéramos ir al rescate. Quizás demasiadas sinapsis para un hombre fruto de escuelas públicas y donde se comía lo que había en la mesa. Cada novia olvidada en esa Estación de Tren es un valor que hemos dejado sepultado. Las veo dibujadas con distinción, altivas, serias, no están tristes y sus miradas están dirigidas al Tren que partió o al Tren que vendrá. Un romántico utópico prefiere quedarse con esta última idea. Lo bueno siempre debiera estar por venir.
En el año en que nacía Plutenko y en que la URSS soñaba con ganarle la carrera espacial a la USA, en la calle Pichincha del Barrio de San Cristóbal se respiraba a conventillo y a calles de adoquines resbaladizos. De fondo, la campanita de un tranvía que se acercaba. Tiempos de bolsillos escasos y de ideales grandes. A veces, tratamos de guardar en algún pequeño cajón de nuestra mente, todo lo que supo a sinsabores o desventuras, pero allí están a manera de recordatorio para agradecer lo mucho que hoy tenemos. Vivíamos con mi familia todos muy apretados en la casa mis abuelos Tonín (el tano) y Lola (la catalana) y los domingos eran días de fiesta ya que puntual y marcialmente venían de visita, para la pasta semanal, mis primos desde Ituzaingó, trenes y colectivos varios mediante. Yo con mis siete u ocho años y cerca del mediodía, me apropincuaba bien cerca del viejo pero magistral teléfono de baquelita negro. No se me dejaba levantarlo para atender, pero se me permitía avisar que ya estaba sonando, aunque su timbre tuviera el talante de un feroz graznido y se escuchara a la distancia. La cuestión era simple. Al llegar a Plaza Once vía el Tren Sarmiento, mis tíos corrían al teléfono público y con su sola y vibrante frase “Estamos en Once”, comenzaba la verdadera fiesta de la semana. El festín no era otra cosa que poner la cacerola con agua sobre la hornalla a querosén, donde luego se pondrían la pasta amasada el día anterior. En la otra hornalla, con cacerola de barro, recalentar el tuco con albóndigas, auténtico llamador de olores y señuelo para robos a escondidas con pedacitos de pan escapando del grito de los abuelos y el consentimiento tácito de los viejos. Esta acuarela familiar tiene una protagonista, Doña Lola, mi abuela paterna, quizás una de las modelos del cuadro de Plutenko. Ella tenía ya el agua, el tuco preparado y ya estaban los fideos listos, sin saber a ciencia cierta cuántos manducaríamos en la mesa de los platos apretados. Si el teléfono sonaba, ella dejaba lo que estaba haciendo y se preparaba para la arremetida final. Si el teléfono no sonaba, para mí era sinónimo de guardarme la alegría y para Lola era el momento en que disimuladamente retiraba cinco platos de la mesa. Eso era todo. Y así esperar hasta el otro domingo. No había otra forma de comunicarse, no teníamos mensajes de texto ni grupo de WhatsApp y sin embargo el amor estaba tendido cada domingo en esa mesa de la Calle Pichincha.
Unos años después, ya idos de ese departamento y de alguna manera esforzada con casa alquilada en los fondos de Lanús, se me dio pasar un domingo a saludar a mi abuela. Creo que fui solo y mi adolescencia ya chocaba con mi temprana adultez. Era domingo cerca del mediodía y le quería dar la sorpresa. El estupor fue mío, ya que descubrí la mesa tendida para 12 personas, cuando en realidad seríamos solamente dos, ella y yo, fallecido ya mi abuelo Antonio y ausente el resto de la familia. Ella seguía manteniendo la esperanza de la asistencia perfecta de sus hijos y nietos. Y lo más increíble de la historia, es que a los pocos meses estando por allí pasé un jueves o viernes…. ¡Y la mesa ya estaba puesta para doce personas!, cuando las familias ya se habían disgregado, mudado o cada uno ya andaba por otros caminos. Decididamente mi abuela era un personaje de Plutenko. Estaba sola en la estación y esperaba. Su mirada se depositaba en los años idos de las familias unidas y tumultuosas.
La nostalgia puede ser algo triste en si misma. Pero si dichos recuerdos se nos han quedado grabados a manera de educación y ejemplos, nuestro camino puede ser virtuoso. Los valores que han partido y que muchos esperamos que vuelvan, van más allá de los patrañeros de turno, de los arribistas que siempre caen parados o de los que creen que sin esfuerzo se pueden conseguir hazañas. El éxito es consecuencia directa del empeño. Ahora le pregunto: ¿Se quedará allí caído y mustio esperando el tren que quizás vuelva o saldrá a buscar por él? Siempre preferí al que corre hacia el riesgo y no al que se queda en el tranquilo.
13 de Julio de 2021
Tributo a Stanislav Plutenko (1961- )
#cambio #sociedad #revolución #valores #tributo
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columbine1999 · 3 years
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𝗔 𝗺𝗼𝘁𝗵𝗲𝗿’𝘀 𝗥𝗲𝗰𝗸𝗼𝗻𝗶𝗻𝗴: Capitulo 1
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Capitulo 2 :Slivers of Glass
Cuando la tarde se convirtió en el crepúsculo y luego en la oscuridad, dejé ir mi última esperanza de que Dylan llegara en el viejo y abollado BMW negro que había arreglado con su padre, riendo y preguntándose sobre la cena.Al final del día, arrinconé a un miembro del equipo SWAT y le hice una pregunta, en blanco:
“¿Mi hijo está muerto?”
“Sí, el me dijo. Tan pronto como lo dijo, me di cuenta de que ya sabía que era verdad.
"¿Como murió?” Le pregunté. Parecía importante saberlo. ¿Dylan había sido asesinado por la policía o por uno de los tiradores? ¿Se había quitado la vida? Esperaba que lo hubiera hecho. Al menos si Dylan murió por suicidio, sabría que había querido morir. Más tarde, me arrepentiría de ese deseo casi tan amargamente como nunca me he arrepentido de nada.El miembro del equipo SWAT sacudió la cabeza. “No lo sé”, dijo. Y luego se dio la vuelta, dejándome sola.
Tal vez parezca insensible que mi enfoque estuviera tan directamente en Dylan, en la cuestión de su seguridad, y más tarde en el hecho de su muerte. Pero mi obligación es ofrecer la verdad en la medida en que lo permita mi memoria, incluso cuando esa verdad se refleje mal en mí. Y la verdad es que mis pensamientos estaban con mi hijo.En el transcurso de la tarde, llegué a comprender que se sospechaba que Dylan disparaba contra personas, pero este hecho se registró conmigo de manera abstracta al principio. Estaba convencida de que Dylan no podría haber sido responsable de quitarle la vida a nadie. Estaba empezando a aceptar que él había estado físicamente presente durante los tiroteos, pero Dylan nunca había lastimado a nadie ni a nada en su vida, y supe en mi corazón que no podría haber matado a nadie.
Me equivoqué, por supuesto, sobre eso y muchas cosas. En ese momento, sin embargo, estaba segura.Entonces, en esas primeras horas e incluso días, no estaba pensando en las víctimas ni en la angustia de sus seres queridos y amigos. Así como nuestros cuerpos experimentan conmoción cuando experimentamos un trauma extremo, todos hemos escuchado historias de soldados en combate que corren por millas sin darse cuenta de una extremidad cortada, un fenómeno similar ocurre con un trauma psicológico severo. Un mecanismo para preservar nuestra cordura se activa y deja entrar solo lo que podemos soportar, poco a poco. Es un mecanismo de defensa, impresionante en su poder tanto para proteger como para distorsionar.
Cualquier misericordia que hubiera en no saber fue de corta duración. Mi angustia por las vidas perdidas o destruidas por la mano de mi hijo, y por el dolor y el sufrimiento que esto causó a sus familiares y amigos, está conmigo todos los días. Nunca desaparecerá mientras viva. Nunca veré a una madre en el pasillo de cereales con su pequeña niña sin preguntarme si esa hermosa niña podrá llegar a la edad adulta. Nunca veré a un grupo de adolescentes riéndose y chocando entre sí en Starbucks sin preguntarme si a uno de ellos se le robará la vida antes de que tenga la oportunidad de vivirla por completo. Nunca veré a una familia disfrutando de un picnic o un juego de béisbol o caminando a la iglesia sin pensar en los familiares de aquellos a quienes mi hijo asesinó.
Al escribir este libro, espero honrar los recuerdos de las personas que mi hijo mató. Lo mejor que sé hacer es ser sincera, lo mejor que pueda. Y así, esta es la verdad: mis lágrimas por las víctimas finalmente llegaron, y aún lo hacen. Pero no vinieron ese día. Todavía estábamos parados en el camino de grava cuando llegó el escuadrón de bombas. Poco después, comenzó a lloviznar, y busqué refugio en nuestra puerta con Tom, Byron, nuestra inquilina Alison y Judy Brown. Nos agrupamos fuertemente bajo la estrecha repisa sobre nuestra puerta principal. De repente se hizo oscuro y frío, y el cambio en el clima aumentó nuestra sensación de vulnerabilidad y nuestro miedo a lo que estaba por venir. Reflexivamente, pensé en rezar, y luego, por primera vez en mi vida, me detuve para alcanzar ese consuelo. Mientras que los padres de mi madre eran cristianos, mi padre había sido criado en un hogar judío, por lo que mis hermanos y yo fuimos criados en ambas tradiciones. Hay diferencias significativas entre las dos religiones, pero ambas compartieron una concepción de Dios como un Padre amoroso y comprensivo. Desde la infancia, me había refugiado en esa comprensión de Él. Sin embargo, no había consuelo para mí allí en la tarde del 20 de abril de 1999. En cambio, sentí una verdadera sensación de miedo. Tenía miedo de hacer contacto visual con Dios.
Todas las noches desde el nacimiento de mis hijos, le había pedido a Dios que los protegiera y los guiara. Realmente creía que esas oraciones velaban por mis hijos. A medida que los niños crecieron, modifiqué mi oración vespertina para incluir la seguridad de los demás. Cuando Byron ingresó por primera vez a la adolescencia, escuché una terrible historia en las noticias: un adolescente había robado una señal de alto de una intersección, un juego que resultó en un accidente fatal. La idea de que uno de mis hijos causara daño sin darse cuenta se convirtió en mi peor pesadilla. Nunca me preocupó que lastimaran a alguien deliberadamente; Nunca había tenido ningún motivo para preocuparme por tal cosa, por parte de ninguno de ellos. Pero, especialmente cuando agarré el tablero de instrumentos mientras aprendían a navegar por los estrechos y sinuosos caminos del cañón entre nuestra casa y la ciudad, esperaba que ninguna expresión de pura estupidez o descuido adolescente pudiera causar lesiones a otra persona. Ahora esas oraciones se habían convertido en una realidad tan horrible que me faltaba la imaginación moral para comprenderla completamente.No había perdido mi fe. Tenía miedo de atraer la atención de Dios, de reducir aún más su ira.
Siempre había imaginado que el plan de Dios para mí estaba alineado con mi propio plan. Creí con todo mi corazón que si era una persona cariñosa, amorosa y generosa, si trabajaba duro y daba lo que podía a la caridad, si hacía todo lo posible por ser una buena hija, amiga, esposa y madre, entonces yo sería recompensado con una buena vida. Exiliada en nuestros escalones delanteros, la luz del pasillo proyectando sombras duras en nuestros rostros, de repente me sentí avergonzada, ya que mi comprensión de toda la vida de Dios se reveló como una ficción ingenua, un cuento antes de dormir, una ilusión patética. Fue el más solitario que jamás haya sentido.
Pronto, no hubo tiempo para pensar o sentir. La policía no nos permitió volver a nuestra casa;tendríamos que encontrar otro lugar para quedarnos. Tom, Alison y yo podríamos entrar cinco minutos para recoger algunas pertenencias personales. Tendríamos que entrar uno a la vez y bajo la estrecha vigilancia de dos guardias. Antes del estallido de actividad a seguir, tuve una visión corta y vívida de que estaba parado con una multitud de espíritus, todos los cuales sufrieron. Eran de todas las edades, tamaños y razas; No podía decir quién era hombre y quién mujer. Sus cabezas estaban inclinadas y cubiertas con túnicas blancas hechas jirones. Mi antigua vida había llegado a su fin, y una nueva había comenzado: una vida en la que la alegría, una vez tan abundante, sería simplemente un recuerdo. La tristeza, entendí con una dolorosa claridad, me transportaría por el resto de esta vida. La visión terminó cuando agujas de lluvia comenzaron a caer sobre mi cara, como astillas de vidrio. Los dos policías que me escoltaban a la casa se quedaron sobre mí como guardias de baloncesto, observando mis manos de cerca y manteniendo sus propias manos cerca de las mías mientras empacaba.
Esto me confundió y asustó, y me sentí avergonzada mientras revolvía los cajones para encontrar ropa interior y productos de higiene. Años después, hablé con uno de los oficiales que habían estado en nuestra casa. Cuando le describí lo nerviosa que había estado, me explicó que había estado muy atento a mi propia protección: habían estado vigilando para asegurarse de que no intentara suicidarme. Más tarde me conmovió extrañamente. Narre lo que estaba haciendo mientras empacaba, un monólogo sin aliento para enfocar mi concentración dispersa. La necesidad de ser sistemático y organizado me devolvió a mí misma. Algo para dormir. Un camisón. El clima está configurado para cambiar. Abrigo cálido. Necesitarás botas por si nieva “. Nuestro gato Rocky estaba enfermo y busqué sus medicinas, consciente de lo ridículo que parecía en el contexto de la tragedia. Preocupada de que nuestras dos pequeñas cacatúas no sobrevivieran a la fría noche en nuestro automóvil, agarré nuestras toallas de playa más gruesas para envolverlas en su jaula. Busqué en el armario de abajo las viejas bolsas de nylon que usamos para el equipaje, pero no pude encontrar dos de las bolsas. Meses después, me enteraría que Dylan los usó para llevar explosivos a la cafetería de la escuela. Con los dos oficiales flanqueándome, me paré en la puerta de mi armario. La constatación de que tendría que seleccionar ropa para llevar al funeral de Dylan me golpeó como un puñetazo en el estómago; Todavía esperaba ser rescatado de la verdad. Después de algunas respiraciones profundas, colgué una falda de tweed marrón, una blusa blanca y un blazer de lana oscura en una sola percha.
Tenemos que irnos , pero ¿a dónde? ¿Cómo podríamos llevar esto a la puerta de otra persona? El camino alrededor de nuestra propiedad estaba lleno de camiones de medios y turistas de desastre mirando desde sus autos. Una vez que pasamos la barricada policial que rodea nuestra casa, estamos a su merced. ¿Qué hogar podríamos llevar a cabo un enjambre de reporteros y buscadores de curiosidad, una incómoda invasión de la privacidad en el mejor de los casos y la amenaza de un peligro directo en el peor de los casos? Llegaríamos, sin saber cuándo nos iríamos, y con una colección de animales enfermos y desordenados a cuestas. Necesitábamos ayuda, pero ¿de quién? Judy se ofreció a hospedarnos en su casa. Agradecida de tener una opción, acordamos, que ella se fue para prepararse para nosotros.
Byron quería recoger una muda de ropa en su propio departamento, pero la idea me aterrorizó. ¿Podría pensar con suficiente claridad para conducir con seguridad? Reporteros y fotógrafos rodearon nuestra propiedad, sus cámaras y equipos de sonido dirigidos hacia nuestra casa desde cualquier punto de vista. ¿Una recepción similar saludaría a Byron en su departamento? En verdad, simplemente no quería dejarlo fuera de mi vista. Solo cedí después de que Byron me recordara que su contrato de arrendamiento estaba a nombre de su compañero de cuarto: podríamos recoger algunas cosas sin llamar la atención. Me aseguró que nos veríamos más tarde.
Cuando terminamos de cargar el automóvil, algunos de nuestros vecinos aparecieron con un rosbif (es un platillo de comida)envuelto en toallas, un regalo de otro vecino, probablemente la cena de su propia familia. Había estado llorando todo el día, pero ese acto de generosidad espontánea desencadenó una nueva sacudida. En solo unas pocas horas, habíamos perdido nuestras viejas identidades como miembros valiosos de una comunidad vibrante para asumir una nueva: ahora éramos los padres de un perpetrador, el agente de la destrucción de esa comunidad. Se sentía significativo, mientras agarraba el plato de vidrio tibio en mis brazos, que la gente aún sería amable con nosotros.
Era hora de irse. Algunos de nuestros vecinos planearon nuestra fuga: uno abrió la puerta al pie del camino mientras que otro bajó su propio auto hasta la parte inferior del camino y se deslizó hacia el medio del camino, bloqueando a cualquiera que pudiera seguirnos. El resto de nosotros corrió tras él en tres autos separados: Byron en uno, Alison en el siguiente, con Tom y yo en el último. Mientras salíamos a toda velocidad por la puerta y volamos por la oscura y sinuosa carretera, estaba temblando de miedo, de un accidente, de la exposición, de lo que vendría después.Cuando Tom y yo finalmente bajamos la velocidad, nos encontramos solos por primera vez desde el mediodía, conduciendo sin rumbo por los suburbios antes de nuestra reunión a las 8:30 con nuestro nuevo abogado. No sé cómo o cuándo Tom lo contactó en el caos, pero habían acordado una reunión en el estacionamiento de una tienda de conveniencia cerca de nuestra casa. Este plan era tan misterioso que, bajo cualquier otra circunstancia, me habría reído. Una vez más, pensé: Somos las últimas personas en el mundo. Sin embargo, no había consuelo en una identidad antigua. Lo que sucedía, nos sucedía a nosotros, y sucedía por lo que sea que Dylan había hecho.
Todavía teníamos poca información real sobre lo que había sucedido en la escuela. Solo sabíamos con certeza que Dylan había sido visto adentro con Eric durante un incidente de tiroteo que dejó muchos muertos y heridos, y los investigadores creyeron que había estado involucrado. Sabía que mi hijo había muerto ese día, pero aún no sabía exactamente qué había hecho.Mientras nos abríamos paso lentamente por el oscuro suburbio, Tom y yo nos dimos cuenta de que ambos estábamos teniendo dudas sobre nuestro plan para la noche. Nos preocupaba que la estrecha conexión de Judy con la comunidad significara que podríamos estar demasiado expuestos si nos quedamos con ella. También tenía miedo de poner en riesgo a su familia. Necesitábamos un lugar para colapsar y llorar. Sobre todo, necesitábamos un lugar seguro, un lugar para escondernos.
Como padres y socios comerciales y cónyuges, Tom y yo éramos buenos para coordinar una logística complicada entre nosotros, y confiamos en esas habilidades al tratar de descubrir cómo manejar lo que traerían las próximas horas, y mucho menos los próximos días. Todavía no habíamos comenzado el trabajo emocional de llorar por Dylan, o de luchar por comprender qué lo llevó a causar una destrucción tan terrible, un viaje que no capearíamos juntos sin problemas.Esa noche, nuestro único enfoque fue en las necesidades humanas más básicas: refugio, Hoteles y los moteles estaban fuera de discusión cuando los medios acudieron en masa a Denver. No pudimos dar nuestro apellido distintivo en la recepción ni registrarse con una tarjeta de crédito. No pudimos salir de la ciudad. Incluso si la policía permitiera tal cosa, ¿qué pasaría con Dylan?
Una posibilidad entró en mi mente. Demasiado absortos en nuestra propia crisis, apenas habíamos considerado lo que nuestros amigos y familiares debían haber pasado mientras veían evolucionar la tragedia, pero la media hermana de Tom, Ruth, y su esposo, Don, vivían en un barrio suburbano tranquilo alrededor de veinte millas,a cinco minutos del epicentro de la tragedia, y no compartían nuestro apellido. Si estuvieran dispuestos a tenernos, su hogar sería un buen lugar para estar.No veíamos a Don y Ruth a menudo, aunque siempre habían estado allí para nosotros. Cuando nos mudamos por primera vez al área de Denver, habían sido invaluables para ayudarme a establecerme. Después de que nació Dylan, Ruth fue una de mis únicas visitas al hospital, ya que apenas conocía a nadie más en la ciudad.Eran buenas personas. Cuando mis hijos eran pequeños, habíamos sufrido una larga temporada de enfermedades, pasando varicela y una gripe grave en la familia durante varias semanas. En mi cumpleaños, estaba demasiado enferma como para levantarme cuando el timbre sonó; Me arrastré escaleras abajo a tiempo para ver el auto de Ruth alejándose por el camino, y a mis pies, una cena casera completa, completa con un pastel de cumpleaños de chocolate y velas.
Me horrorizó no haber pensado en ellos antes, y solo podía atribuir el descuido a mi nivel de pensamiento deteriorado. Presioné el número en el teléfono celular de Tom mientras él cruzaba las calles silenciosas. Las casas por las que pasamos se veían acogedoras con sus ventanas iluminadas, y me imaginaba que los niños recibirían ayuda con su tarea después de que la tetera de sopa hubiera sido retirada de la mesa, y todas las demás actividades normales de los días laborables que deberían haber tenido lugar dentro. Esa noche, sin embargo, supe que todas las familias en el área estarían sintonizadas para romper la cobertura del horror en la Escuela Secundaria Columbine. En algunas de esas casas, como en la nuestra, nada volvería a ser normal.
Cuando Ruth contestó el teléfono, me sentí aliviada al escuchar la bienvenida en su voz, y casi lloré de gratitud cuando dijo que podíamos quedarnos con ellos. Llamé a Judy para agradecerle su oferta, y Tom llamó a Byron a su departamento para hacerle saber el nuevo plan. Años más tarde, Byron me dijo que había confundido la voz de su padre con la de su hermano. Por un momento alegre, pensó que Dylan estaba llamando para decirle que estaba bien, y que todo el día había sido un gran malentendido. No era la primera vez, ni la última, que uno de nosotros participaría en el tipo de pensamiento mágico que nos permitía esperar poder borrar los eventos del día.
Antes de poder refugiarnos en Don y Ruth, tuvimos que reunirnos con nuestro abogado. A las 8:30 p.m., nos detuvimos en el estacionamiento de la tienda de conveniencia y esperamos solo un momento bajo la lluvia ligera antes de que un automóvil se detuviera en el espacio al lado del nuestro. Gary Lozow miró por encima del hombro para asegurarse de que nadie estaba mirando, luego se acercó al lado del conductor de nuestro automóvil. Me acerqué a Tom y saqué la mano por la ventana para presentarme, agarrando la mano húmeda de Gary con la mía.
Abrimos la puerta trasera para que entrara por la lluvia. Gary se plegó con cuidado en el espacio disponible en el asiento trasero, metiendo los pies entre una caja de arena y una maleta para gatos. Uno de los hombros de su abrigo de color camello presionaba contra la ventana humeante del auto, el otro contra una jaula para pájaros cubierta de toallas. Nos pidió que nos dirigiéramos a un vecindario cercano para que pudiéramos hablar. Poco tiempo después, Tom estacionó el auto, apagó el encendido, y ambos giramos en nuestros asientos para mirar a la cara al hombre que nos ayudaría en los tiempos difíciles que nos esperan.
La actitud de Gary me consoló. No solo tenía una gran experiencia profesional, sino que había una compasión subyacente en la forma en que nos habló. Transmitió su preocupación por nosotros como una familia desconsolada y reconoció nuestra necesidad de hacer frente a una pérdida devastadora. Luego hizo una serie de preguntas de sondeo sobre Dylan, sobre nuestra familia y sobre nuestro papel como padres. Como habíamos hecho al principio del día con el detective, le contamos todo lo que sabíamos que era verdad sobre nuestro hijo.
Estaba tratando de establecer si sabíamos de los planes de Dylan. Después de escuchar nuestras respuestas, anunció que no tenía "una pizca de duda” que nosotros no teníamos. Sentí una oleada de alivio. Aunque no hizo la menor diferencia en el mundo, estaba desesperada por saber que alguien nos creía. La tierra podría estar temblando y moviéndose bajo mis pies, pero el hecho de que no supiéramos nada de lo que Dylan había estado haciendo era la única verdad de la que aún podía estar segura.
Pero el rostro de nuestro abogado era serio cuando nos dijo: “Su hijo es responsable de esto, pero está muerto. Son lo más cercano que la gente puede llegar a Dylan, por lo que irán a por ustedes. Después de que la última víctima sea enterrada, habrá una tormenta de odio contra su familia. Será un momento muy difícil. Los culparan y los demandaran, y en las próximas semanas, deben pensar seriamente en tu seguridad ”.
Tormenta de fuego de odio. Tendría motivos para pensar en la frase muchas veces a lo largo de los años: resultaría ser una descripción inquietantemente profética y perfecta de lo que estaba por venir.Gary sugirió pasos para garantizar nuestra privacidad y protección, y nos dijo que estaría en contacto con los funcionarios para recuperar el cuerpo de Dylan. Aprecié cuán claramente describió sus próximos pasos, y que nos dijo exactamente cuándo volvería a hablarnos. Luego lo llevamos de regreso a su auto. El resto de nuestro viaje en silencio, mientras Tom y yo luchamos por procesar lo que Gary había dicho.
Don y Ruth nos estaban esperando, abrieron la puerta del garaje cuando nos acercamos para que nuestro automóvil no fuera visto en la calle. Nunca olvide esa rendija de luz que se abrió lentamente a un rectángulo brillante en la oscuridad,o cuán profundamente surrealista y de ciencia ficción se sintió al deslizarse dentro de su garaje, como si estuviéramos atracando una nave espacial. En ese momento, era consciente de una profunda sensación de irrealidad. Estaba equivocada. Esta fue nuestra nueva realidad.
Tom apagó el motor y nos sentamos juntos un momento en silencio. Respire hondo antes de abrir la puerta del lado del pasajero. Estaba molesta por molestar tanto a la familia de Tom, y temía que estuviéramos trayendo la amenaza de exposición a sus vidas, pero la emoción predominante que temía era la vergüenza. Fue difícil salir del auto.
Los dos padres de Tom estaban muertos desde que él tenía doce años. Su medio hermano lo había criado, pero Ruth ya era mayor y estaba fuera de la casa. (Tom y yo estamos más cerca de la edad de los hijos de Ruth y Don que de Ruth y Don.) Aunque había un gran afecto entre nosotros, los consideraba como una tía y un tío, también me sentía un poco formal, siempre tratando de poner mi mejor pie adelante,Don es hijo de un granjero, generoso hasta la exageración, el tipo de trabajador del Medio Oeste trabajador.Ruth es conocida por su amorosa generosidad. Son gentiles y de voz suave y amables, y tienen cuatro hermosas hijas, todas ellas exitosas por derecho propio. Y sin embargo, allí estaba yo, metiéndome en su casa debajo cubierta de oscuridad, la madre de un criminal.
El saludo de Don y Ruth fue cálido pero tranquilo, ya que nos ayudaron a descargar el auto. Estaba profundamente agradecida cuando Byron llegó minutos después que nosotros. Montamos el campamento en el sótano. Me sentí aliviada al ver dos caras alertas con mejillas de color naranja brillante mirando a su nuevo entorno cuando quité las toallas de la jaula. Debido a las alergias de Ruth, pusimos a nuestros dos gatos, Rocky y Lucy, en el cuarto de servicio, y se deslizaron detrás de la secadora en un espacio desconocido. Desearía poder hacer lo mismo.
Cuando nos unimos a Don y Ruth arriba, descubrí que estar dentro de una casa normal era aún más una pesadilla que el frenético limbo que habíamos soportado fuera de la nuestra. Esas largas horas en la entrada nos habían suspendido al tiempo, sin ningún acceso a las noticias. Pero Don y Ruth, como todos los demás en el país (y descubrimos más tarde, en todo el mundo) estaban pegados a la cobertura televisiva sin parar de los disparos.
Pasamos de no tener información a tener demasiado. El caos dentro de mi mente era bastante difícil de soportar, pero la repentina inundación de especulaciones e información televisada fue infinitamente peor. Pudimos ver las terribles consecuencias de lo que nuestro hijo había hecho, la incongruencia de un centro de triaje instalado en un jardín delantero suburbano. Podíamos escuchar la conmoción y el horror en las voces de los niños que habían escapado de la escuela, ver las miradas sombrías en los rostros de los primeros en responder. No había escapatoria de la enormidad de todo.
Las descripciones de los testigos oculares fueron tan horribles que pude sentir cómo rebotaban de mi cerebro. También debe haber sido entonces cuando escuché las primeras descripciones de las víctimas por primera vez, aunque no recuerdo esa parte. Más tarde, me enteré de que es común que las personas que se encuentran en medio de un dolor desesperado experimentan este tipo de negación, y en los años posteriores, he hablado con muchas personas que están desconcertadas y avergonzadas, como yo, pero el cerebro toma solo lo que puede soportar.
Fuera de nuestra casa, aislado de las noticias, aún pudimos mantener la tragedia a distancia. De repente, estaba asfixiantemente cerca: la diferencia entre ver un fuego a distancia y estar de pie hasta las rodillas en brasas mientras el infierno se desata a tu alrededor. Cuando comencé a gemir, "Dios mío. Esto no puede ser verdad. No
puedo ver esto ”, Ruth rápidamente le dijo a Don que apagara el televisor. El silencio fue mejor, incluso si los ecos de los horrores que habíamos visto y oído aún rebotaban en las paredes que nos rodeaban. Cerca de la medianoche, quedó claro que nuestros anfitriones tenían que irse a la cama.
Durante todo el día, había querido privacidad para poder colapsar de dolor y silencio para poder concentrarme en la situación incomprensible y la pérdida de mi hijo. Sin embargo, con ese momento sobre mí, me aterrorizaba estar sola con la verdad indescriptible. Ruth puso sábanas limpias en las camas de huéspedes en el sótano y luego nos dejó. Byron debía dormir en una cama escondida en la oficina de abajo, justo afuera de la habitación libre donde Tom y yo nos estábamos quedando. Dejé la puerta abierta toda la noche, para poder ver los bultos que Byron había hecho debajo de la manta; Era vital para mí saber que estaba allí. Debo haber comprobado ese bulto cien veces. A medida que la casa se quedó en silencio, Tom y yo nos quedamos sin dormir uno al lado del otro, tocándonos las manos y los hombros para ofrecer la poca comodidad que se podía tener. Habíamos perdido a nuestro hijo: Dylan estaba muerto. No sabíamos dónde o en qué condición estaba su cuerpo. No sabíamos si se había suicidado, o si la policía o su amigo lo habían asesinado. A pesar de los horribles informes que habíamos escuchado en las noticias, todavía no sabíamos exactamente lo que él había hecho.
Esa primera noche, la idea de que Dylan podría haber estado involucrado centralmente en este monstruoso evento estaba más allá de mi capacidad de comprender, y lo rechacé. En cambio, conjuré un millón de explicaciones alternativas. No podía entender cómo Dylan podría haber obtenido un arma, o por qué habría querido una. En cambio, me obsesioné con un millón de escenarios posibles: ¿fue engañado para participar, pensando que la munición era falsa? ¿Había sido una broma que salió terriblemente mal? ¿Se había visto obligado a participar, bajo algún tipo de coacción? Me dije a mí misma que incluso si nuestro hijo había sido parte de lo que había sucedido, no necesariamente le había disparado a nadie. Tanto Tom como yo creímos con todo nuestro corazón que Dylan no podría haber matado a nadie, y nos aferramos, no solo durante horas y días, sino durante meses, a esa creencia.
En las largas horas de esa noche, y en los días siguientes, mi mente solo se iluminaba ocasionalmente con la idea de que había personas a las que Dylan podría haber lastimado, pero luego ese pensamiento intolerable se escabullía con la misma rapidez. Me avergüenza, incluso ahora, admitir esto. En ese momento, simplemente me sentí loca. Según muchos estándares, lo estaba.
Después de que Tom se durmió, presioné una almohada contra mi cara para silenciar mis sollozos. Por primera vez realmente entendí cómo “con el corazón roto” había llegado a describir una sensación de terrible, terrible pena. El dolor era real, físico, como si mi corazón hubiera sido destrozado en fragmentos irregulares en mi pecho. “corazón roto” ya no era una metáfora, sino una descripción.
No dormí, y mis pensamientos mientras estaba acostada allí eran tan circulares y desarticulados como lo habían estado durante todo el día. Le dije que el detective Dylan había asistido al baile de fin de semana con un gran grupo de sus amigos el fin de semana anterior, y volví a mis recuerdos de esa noche y del día siguiente. Me había levantado de la cama para registrarme con él cuando llegó a casa temprano en la mañana después del baile de graduación. Había tenido una gran noche y me agradeció por comprar su boleto. ¡Había bailado! No por primera vez en su vida, había reflexionado sobre cómo nuestro hijo menor siempre parecía hacer las cosas bien. He hecho un buen trabajo con este chico, pensé para mí misma cuando regresé a mi habitación esa noche. Apenas setenta y dos horas después, y estaba acostada rígida en una cama desconocida, esa sensación de cálida satisfacción suplantada por la confusión total, el horror y la tristeza crecientes.Integrar las dos realidades parecía imposible.
El día antes de su fiesta de graduación, Dylan se había sentado hombro con hombro con su padre, mirando los planos de varias habitaciones compartidas, resolviendo los pies cuadrados comparativos de cada configuración. Con seis pies y cuatro (y como alguien que nunca antes había compartido una habitación con nadie), Dylan había querido asegurar la mayor cantidad de bienes raíces posible. Me reí, entonces, al verlos a los dos allí, garabateando sumas en papel de desecho. Fue tan cuantitativo, ¡y tan parecido a Dylan! Elegir su dormitorio de la universidad usando matemáticas.Esos recuerdos eran tan recientes que todavía eran cálidos, y reflexionar sobre ellos me arrojó a una confusión aún mayor. ¿Fue algo de eso el comportamiento de una persona preparándose para una matanza?
Esto solo comenzó a tener sentido cuando comencé a aprender más sobre las personas que planean morir por suicidio. A menudo hacen planes concretos para el futuro: los miembros sobrevivientes de la familia a menudo se sienten desconcertados por los automóviles comprados recientemente y los cruceros reservados. Hablar con personas que han sobrevivido a sus propios intentos de suicidio ha ayudado a los investigadores a arrojar luz sobre el misterio. En algunos casos, estos planes futuros son una forma de sacar a amigos y familiares preocupados de un rastro de comportamiento suicida. Si le preocupara que una persona cercana a usted estuviera planeando autolesionarse, ¿no se calmarían sus preocupaciones si reservaran un crucero?
En otros casos, tales planes son simplemente signos y síntomas de la lógica genuinamente “rota” que impulsa el cerebro suicida. Pueden indicar la ambivalencia que siente la persona: un deseo de vivir que a veces es tan fuerte como el deseo de morir. Una persona con intención de autolesionarse también puede creer simultáneamente en ambas realidades: que tomará unas vacaciones en el Caribe y que habrá muerto por suicidio antes de tener la oportunidad de irse.
Entonces no supe nada de esto, por lo que la idea de que Dylan hiciera planes para su futuro en la universidad mientras planeaba un tiroteo que terminaría en su propia muerte parecía absurda, y por lo tanto más evidencia de que no podía haber querido participar.En los meses y años siguientes, muchas veces me vería obligada a enfrentar todo lo que no sabía sobre mi hijo. Esta caja de Pandora nunca se vaciará; Pasaré el resto de mi vida reconciliando la realidad del niño que conocía con lo que hizo. Esa noche fue la última vez que pude mantener a Dylan en mi mente exactamente como lo había tenido en la vida: un hijo amado, un hermano y un amigo.
Y así fue que, cuando la luz azul-grisácea del amanecer finalmente apareció a través de las ventanas del sótano, todavía estaba haciendo la pregunta, primero a Dylan y luego a Dios, la pregunta que sería perversa y perpleja, y finalmente animaría resto de mi vida:
“¿Cómo pudiste? ¿Como pudiste hacer esto?”
-𝗔 𝗺𝗼𝘁𝗵𝗲𝗿’𝘀 𝗥𝗲𝗰𝗸𝗼𝗻𝗶𝗻𝗴 𝗯𝗼𝗼𝗸 𝗯𝘆 𝗦𝘂𝗲 𝗞𝗹𝗲𝗯𝗼𝗹𝗱
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you-moveme-kurt · 3 years
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Glee «Homecoming» Part IV
Septiembre de 2032
-No se que voy a hacer con esto… —dijo Kurt mirado dentro de la bolsa con el logo de la tienda de medicamentos y productos de belleza del barrio Harlem del este. -¿No compramos todo eso para dárselo a Henry?… -No hablo de los productos… hablo de esto… —agregó sacando la caja de Tiffany&Co. que un admirador le había regalado en el «meet & greet» y que contenía un clip para  billetes en plata esterlina. -Podrías usarlo… —contesto Blaine abriendo la reja del elevador para su esposo. -Si claro… con todo el efectivo que siempre cargo… ¿que pensaba esta persona? que pertenezco a la mafia o algo… —añadió entrando al ascensor. -Vamos, solo quiso complacerte… —dijo presionando el número 13. -¿Y te mueres de celos?, ¿no es así?... —agrego Kurt dándole un empujón divertido y coqueto con su hombro. -Un poco… -Mucho diría yo… además no se le regala a una persona un clip para billetes, es bastante vulgar… -Pues regálaselo a alguien… o lo guardas para cuando haya una subasta de caridad en la escuela de nuestros hijos por ejemplo… -¿Estas loco?... vale 450 dólares… lo vi en internet… —dijo mientras la ponía de vuelta dentro de la bolsa que le habían dado en la farmacia -Ok… solo lo digo porque si no quieres usarlo, tal vez otra persona quiera y así de paso, haces un gesto desinteresado con el que tendrás puntos extras en el universo…
-Pues prefiero quedármelo… hace rato que no tengo nada Tiffany… ni siquiera ese anillo de diamantes que me prometieron hace décadas...—dijo abriendo mas sus ojos cuando mencionaba lo de décadas. -Bien sabes la fecha para lo que esta reservada esa pieza de joya… y faltan años para eso… —señaló Blaine abriendo todas las puertas, Kurt hizo un par de muecas como las que haría Lizzie y salió del ascensor refunfuñando. -Como te amo Kurt Hummel-Anderson… —murmuró Blaine sonriendo para si, Kurt se quedó a un costado de la puerta de entrada del departamento mirando hacia otro lado y haciéndose el desentendido— ¿me escuchaste?... —preguntó mientras sacaba sus llaves. -No… ¿qué cosa?... —respondió mirándose las uñas. -Dije… —Blaine tomó las manos de su esposo— como…—agrego dándole una vuelta como en un baile elegante— te… —continuo situándolo contra la puerta— amo….—dijo ciñendo su cuerpo al de él— Kurt… —añadió dándole un beso en los labios— Hummel… —dijo dando otro en el cuello— Anderson… —termino por decir mirándolo fijo. -Ahora si escuche… —respondió sonriendo coqueto. -Muy bien… —dijo su esposo acariciándole la cara—¿entremos? -Si… ¡no!… -¿No? -No… es decir si… pero antes… hablemos de algo… -¿De que? -De la situación de Henry… no quiero presionarlo con algo que él no quiera, pero… te juro que no quiero perderme su primera vez frente al espejo con una rasuradora. -No te lo perderás… yo le dije que lo considerara y creo que sí lo hizo… -¿Crees? -Si… bueno, me dijo que estaba de acuerdo, pero … -Pero… -Pero igual note un cierto dejo de… como decirlo... ¿conformidad?... -¿¡Conformidad!?... ¿¡como si no tuviera otra opción!?... —exclamó abriendo un poco más sus ojos. -Si… -¡Por dios Blaine!… -No, pero Kurt… tal vez es solo mi impresión… ¿qué tal si hablamos con él?... así todas nuestras dudas se disiparon… ¿no es eso lo que siempre le aconsejas a nuestros hijos? -¡Uy!... sabía que ese consejo se daría vuelta tarde o temprano a morderme en el trasero… -Yo puedo hacer eso… —dijo Blaine mientras abría la puerta. -Pervertido… -Lo se… ¡Julianna!... —exclamó al encontrarse cara a cara con la niñera de sus hijos— ¿ya te vas?... —preguntó medio descolocado. -No Señor Anderson… Señor Hummel… regresaron antes de lo que me habían dicho… —dijo la mujer mirando la hora en su teléfono móvil, traía puesta su ropa de abrigo y la cartera colgada al hombro, casi lista para salir. -Hubo una actividad en el teatro así es que tuvimos que cancelar la cena… ¿algún problema linda?, ¿tenias otros planes?... —preguntó Kurt mientras se quitaba la chaqueta ayudado por su esposo. -No, por supuesto que no, lo que pasa es que Lizzie quería pizza y pensamos en ir a comprarla… le estaba enviando un mensaje diciéndole… —dijo Julianna enseñando la pantalla y el texto a medio escribir, Kurt se acercó al teléfono y alcanzo a leer, «Señor Hummel, si no es problema quisiera...» -Eso da para  muchas interpretaciones, pero… como quieras… -¡Papás!... ¿qué hacen aquí?... ¿se incendió el teatro? -¡Lizzie!... —exclamo Kurt dando tres golpes en la mesa del recibidor— que cosas dices… -Bueno no sé... se supone y llegarían más tarde y llegan ahora… ¡hola!... —agrego mientras se ponía una sudadera con capucha. -Nada de eso Princesa, el Papá se desocupo mas temprano... es todo… —explico Blaine mientras colgaba la ropa de abrigo. -¿No hay problema si vamos entonces?... —preguntó Julianna mirando a su dos jefes, Blaine miró a su esposo y este le hizo un gesto de «que se le va hacer». -No hay problema Julianna… -Genial… ¿quieren algo? -No, no es necesario, a veces uno cree que un cóctel no llena, pero vaya si lo hace… —dijo Blaine tocándose la panza. -¿Cóctel?, ¿qué cóctel fue ese?... —preguntó Lizzie acercándose a su padres. -No uno que te interese cariño… —se adelantó en decir Kurt pellizcándole la mejilla -¡Auch!.. ¡Papá! -Antes de tanto papá… ¿hiciste tus deberes? -Si… —contesto la chica sobándose la cara. -¿Segura Lizzie Anderson?, mira que no tengo reparos en revisar tus cosas… —insistió Kurt cruzándose de brazos. -¡Papá!, Julianna, defiéndeme aquí… ¡hola! -Es verdad señor Hummel, yo misma la supervise… -Te lo dije… ¡hola!... —dijo Lizzie haciéndose la ofendida. -Entonces ahora si puedes ir donde quieras… ¿necesitas dinero? —dijo Kurt abriendo su billetera -¡Ay Papá!, ¡te super amo!... —exclamó su hija tomando más billetes de lo que Kurt pensaba darle— ¡traeré para todos!… vamos Julianna… —agregó dando un par de saltos para luego besar a cada uno sus padres a modo de despedida. -Tengan cuidado… -Por supuesto señor Hummel… -¿Donde esta Henry? -En su.. -Allá esta…  ahora cree que tiene mas barba que Moisés o algo… —se adelantó en responder Lizzie blanqueando sus ojos— vamos Julianna… -¿Que? -Esta su cuarto Señor Hummel… tenía que ponerse de acuerdo en algo con su amigo Liang…creo que algo del baile Homecoming... -Perfecto... -Si… ahora nos vamos… permiso… —agregó la mujer sonriéndole a cada uno.
-¿Henry?... —dijo Blaine golpeando la puerta del cuarto de su hijo. -Tal vez se durmió… -Son las 8 Kurt, nadie se duerme  a las 8… —agregó volviendo a golpear. -Yo feliz me dormiría  a las 7… con eso te digo todo… —dijo de vuelta su esposo apoyándose en la pared contigua a la puerta. -¿«Papáblen»?... ¡Papá!...¿por qué llegaron tan temprano?... —quiso saber Henry mirando a cada uno. -Porque no fuimos a cenar cariño, había una cosa en el teatro y el «Papáblen» tuvo que esperar un buen rato. -Oh… ¿qué cosa? -Un «meet & greet» improvisado… ¿Con los asistentes? -Así es… cariño… no quiero parecer pesado pero… ¿nos tendrás parados aquí…? -¡Oh!… ¡perdón!… ¡pasen!… —exclamó Henry riendo mientras se apartaba para dejarlos pasar -Gracias hijo… ¿no estabas durmiendo?, ¿o si? -No, obvio que no… ¿qué pasó?... —preguntó quedándose de pie mientras sus padres se sentaban uno en la cama y otro en la silla del escritorio. -Nada malo hijo… es solo que hable con el Papá sobre lo que me pediste… y pensamos que tal vez si no estás ocupado, ¿podemos hacerlo ahora? -¿Ahora?... —repitió Henry abriendo más sus ojos. -Es solo rasurarse cariño, no una circuncisión o algo… —dijo Kurt poniendo cara de ácido cuando decía lo de la circuncisión— y cariño…—agrego levantándose de la cama— Blaine me contó tus aprehensiones y te juro que me mantendré al margen… y no te recomendare nada… pero por favor déjame participar de esto… -Obvio Papá… nunca fue mi intención… -Cariño… no hay problema… —interrumpió haciéndole un cariño en la cara. -Ok… ¿dónde vamos? -Creo que en pos del orden y la higiene, debemos hacerlo en el baño… -Ok… —dijo Henry entrando primero, encendió la luz y se puso frente al vanitorio y el espejo, Kurt carraspeo y le entregó la bolsa a Blaine. -Claro… —dijo este aproximándose a su hijo— esto es para ti.. -¿Que es? -No es nada raro, no te preocupes… es mas lo básico que necesitas… —dijo Kurt sonriendo desde la puerta. -¡Vaya!… —exclamo el chico sacando todo, incluyendo la caja azul Tiffany.— ¿todo esto necesitare? -Todo menos esto… esto es del Papá y se lo regaló un admirador… —dijo Blaine alzando una ceja, Henry hizo lo mismo y Kurt negó con la cabeza dándole la nula  importancia que aquello tenía— ahora… lo primero que debes hacer es lavarte la cara con agua tibia y con esto… -¿Que es? -Es jabón cariño, no barro de no se donde… —dijo Kurt desde la distancia. -Papá,  de  verdad que yo no quise… -No te preocupes cariño, fue una broma, una que entendí solo y,o por lo que es bastante aburrida… has lo que te dice el «Papáblen»… -Ok… —contestó Henry abriendo el grifo del agua caliente, se echo un poco de jabón en las manos y luego se lavó la cara como le habían indicado, Blaine le alcanzó la toalla y espero que estuviera listo para el siguiente paso— ¿ahora que?… —pregunto mientras se secaba la cara. -Ahora esto… —respondió Blaine mostrando la crema de afeitar. -Esto si lo se usar… los he visto por años… —dijo destapándola y haciendo ademán de poner un buen poco en su mano. -Pero usa esto… —agrego Blaine entregando un hisopo de barbero. -¿Una brocha? -Se llama hisopo hijo te ayudará a que la espuma se esparza mejor y de manera más pareja, evitando irritaciones en tu cara... -Vaya… que buen consejo… —dijo Henry mientras se empezaba a aplicar el producto— ¡y funciona super bien!, Liang dijo que era lo que más costaba, no debe conocer este truco, le diré que hable contigo «Papáblen»... -De hecho, con quien tendría que hablar es con el Papá, él me lo enseñó a mi… —dijo Blaine apartándose un poco para presumir de su esposo. -¿En serio Papa? -Mucho cariño… -¡Pues es genial!… —exclamó con casi toda la cara cubierta de espuma blanca— ¿qué más sabes? —pregunto mirándolo, Blaine se apartó más y Kurt se quedó como descolocado un par de segundos antes de acercarse y responder con otros cinco consejos diferentes sobre el uso de la afeitadora, la crema «after shave» y la loción especial sin alcohol.
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Te tengo
Universo #273115
Viernes 21:27
Es tarde y Fatou no puede pensar correctamente cuando está constantemente mirando la hora en la pantalla de su celular, la inquietud se apodera de sus pensamientos y de verdad está tratando de concentrase en su estúpido ensayo de Biología sobre un tema que no puede recordar en este momento, no cuando sus pensamientos están girando alrededor de cierta niña asiática quien no se ha dignado a contestar los múltiples mensajes que Fatou le ha estado enviando desde que Zoe le había mencionado que Kieu My estaba molesta por cierto incidente en su clase de física, al principio no le creyó a la chica rubia, Kieu My jamás había tenido problemas con respecto a sus clases, su novia era increíblemente inteligente además de que le gustaba estar preparada para cualquier situación siempre tenía todo correctamente en orden y de hecho parecía que lo hacía sin esfuerzo.
Fatou siempre se sorprendería de lo buena que era Kieu My en todo lo que hacía, así que cuando Zoe soltó el comentario en la habitación de Ava, más temprano ese día cuando Fatou estaba ahí con su mejor amiga pasando el rato (antes de intentar sumergirse en su tedioso ensayo) Fatou se sintió profundamente confundida, había visto a su novia desde la primera hora de escuela hasta cuando Kieu My la acompaño a casa de Ava, ella no le menciono que algo le molestara así que en ese momento no le pareció extraño cuando la niña más alta rechazo su invitación para quedarse con la excusa de que tenía cosas que hacer y que le escribiría más tarde, cuyo mensaje nunca llego y no, Fatou no estaba exagerando porque pasaran 8 horas con 35 minutos desde que Kieu My le dio esa excusa y Fatou sabe mejor que por más ocupadas que puedan estar ambas chicas siempre se toman un momento para hacerse saber si llegaron bien a casa.
Fatou se palmeo la frente reprendiéndose por no ser capaz de notar el malestar de a su novia, pero Kieu My parecía tan calmada cuando hicieron su camino a casa de Ava, era eso o Fatou estaba demasiado perdida en la sensación embriagante por estar de la mano de su novia que no pudo prestar atención en si algo andaba mal con   Kieu My.
Tomo de nuevo su celular y decidió mandarle un último mensaje a la niña "Solo quiero saber si todo está bien, no te enojes con Zoe si me dijo algo, sabes que ella solo se preocupa por ti tanto como yo lo hago, así que por favor bebé habla conmigo..." Suspirando dejo su teléfono y trato de volver a su ensayo, tonto ensayo o no les había prometido a sus padres que mejoraría sus notas, que en verdad quería seguir en la escuela con discalculia o no quería demostrarles a todos y a ella misma que podía hacerlo y... la puerta de su cuarto resonó con tres golpes suaves en ella, genial el universo no quiere que se concentre por completo en su ensayo.
Cansada del torrente de pensamientos que giran sobre su cabeza dice en voz alta - Adelante - cuando la puerta se abre es solo Ilai parado con una expresión de intriga en su rostro - Alguien te busca afuera y no se veía muy bien Fafa - antes de que su hermano terminara toda su oración Fatou ya se estaba levantado de su cama tenía la esperanza de que Kieu My fuera quien la estaba buscando a las 21:55 de la noche, casi corrió hacia la puerta que estaba medio abierta solo para encontrarse con la figura desaliñada de su novia con las mejillas ligeramente rosadas por el frio de afuera, la ropa de Kieu parecía desarreglada como si solo se hubiera puesto lo primero que encontró.
Llevaba unos pantalones de chándal gris y una blusa de manga larga color verde limón que no parecía lo suficiente abrigadora para el frio que pegaba en medio de esta noche. - Fatou...- La voz de la niña sonó tan pequeña que rompió el corazón de la mencionada quien no dudo en dar un paso adelante para alcanzarla no había conseguido dar un segundo paso cuando el cuerpo de Kieu My ya estaba abalanzándose sobre la más pequeña, Fatou sostuvo el cuerpo tembloroso de su novia quien escondió su cara en la curva de su cuello agarrando con fuerza la camiseta de la más pequeña, apretando tanto que Fatou casi creyó que la tela de su ropa se rasgaría, es ahí cuando sintió lo fría que estaba la niña más alta y su preocupación volvió a golpearla, llevando las manos a las mejillas sonrosadas de Kieu My le dijo - Vamos a mi habitación estas demasiado fría bebé - tomando la mano de su novia cerró la puerta principal y guio a la más alta por el pasillo, en ningún momento solto la mano de Kieu My.
Agradeció a las estrellas de que sus padres no se encontraran en casa ese día, habían salido en una cita romántica desde hace un buen rato y su hermano ya tenía planes de pasar la noche fuera, así que Fatou tenía el camino libre para concentrarse por completo en su novia quien no puso queja y siguió a la más baja por el pasillo que daba hacia el cuarto acogedor, con cada paso que daban Fatou podía sentir el ligero temblor proveniente de la mano que sujetaba.
Cuando estuvieron por fin en la cálida habitación Fatou se acurruco en la cama con su novia tratando de arropar lo más que pudo a la niña, quien seguía sin decir una palabra y parecía que estaba atrapada en su cabeza, Fatou conocía a la perfección esa sensación, teniendo demasiado en mente que sientes que estas en una burbuja llena de pensamientos que no te dejan concentrar en lo que hay alrededor, así que trato de llamar la atención de su novia preguntando lo más amable que pudo - Que tal si me dices lo que está pasando Kieu - su tono fue ligero aunque su mirada era firme quería hacerle saber a su novia que lo que fuera que le estaba molestando Fatou estaba ahí para ella, que no quería nada más que escucharla.
En el pasado habían atravesado por problemas de comunicación ya que Fatou era una persona que necesitaba el tacto más que las palabras cuando había algo que la perturbaba pero Kieu My era todo lo contrario siempre necesitaba dejar las cosas claras y la comunicación era algo que apreciaba demasiado, así que ahora con Kieu My en completo silencio mirando fijamente el suelo con los ojos vidriosos y luciendo tan pequeña dentro de las mantas, preocupo a Fatou de verdad - Se cuándo estas escondiendo algo, solo necesito que confíes en mi - volvió a decir, no quería presionar a Kieu pero en el fondo sabía que esto era exactamente por lo que la otra niña vino directo a Fatou.
- Sí que confió, pero por favor Fatou no me hagas preguntas ahora, yo solo...- la niña mayor se movió de su lugar en la cálida cama para trepar sobre el regazo de Fatou, la miro directamente a los ojos y unió sus labios suaves con la niña confundida que regreso el beso insegura de lo que esto significaba - Solo quiero que me hagas sentir - ahora la voz de la mayor sonó con el ligero tono que la voz de Kieu My hace cuando se siente vulnerable, un tono que Fatou puede decir que esta bendecida de ser quien pueda escucharlo pero que al mismo tiempo odia por lo frágil que hace ver a su novia, y eso es porque Fatou no soporta la idea de que Kieu My este lastimada, si ella pudiera robarle todo el dolor a su chica el universo sabe que lo haría sin dudarlo.
Cuando la niña sobre su regazo intenta volver a unir sus labios la menor tiene que recoger toda la fuerza de voluntad que hay dentro de ella para detener el cuerpo que se abalanzaba sobre ella - Creí que no era así como resolvías las cosas Kieu - dijo Fatou tratando de mantener su voz tranquila.
Los ojos de Kieu My ahora estaban mirando a Fatou con algo de molestia, una mirada que Fatou ya no está acostumbrada a recibir de la niña mayor y si Fatou pensó que no le gusto la forma en que la cara de Kieu My se arrugo como resultado a la declaración de la menor, cuando los labios de la niña volvieron a moverse esta vez lanzando un tono más hostil Fatou sintió como si hubiera sido golpeada - Creí que era si como tú resolvías las cosas - de acuerdo eso había dolido, pero en el momento en el que las palabras salieron de la boca de la mayor Fatou pudo ver el arrepentimiento en sus ojos.
- Lo siento no quise... yo, no quise decir eso... - la mirada de Kieu My ahora estaba baja claramente avergonzada por sonar tan despectiva cuando era más que obvio que Fatou solo estaba tratando de ayudar a Kieu My - Es solo que ahora realmente no quiero hablar y solo quiero que me hagas sentir algo, yo solo... hay tanto en mi cabeza justo ahora, la cosa con mis padres, lo de Constantin, el maldito profesor de física, siento que todo está hundiéndome lentamente y realmente siento no haberlo mencionado antes y ahora estoy sonando ridícula porque era yo quien en primer lugar te pidió que siempre habláramos de las cosas y que no tendríamos más silencios entre nosotras pero soy la que te ha estado manteniendo al margen porque simplemente mi cabeza piensa demasiado y no quería mortificarte cuando sé que estás pasándola mal con todo el tema de la discalculia y las terapias y la escuela pero, justo ahora solo quiero sentirte cerca y quiero.... Yo, quiero...- el discurso desesperado de Kieu My fue tan rápido y a medida que continuaba divagando perdía volumen casi como si al final estuviera susurrando tan despacio que Fatou tuvo que esforzarse por tratar de entender todo lo que su novia estaba sintiendo en ese momento.
- Tú quieres ¿qué? no voy a enojarme contigo si dices lo que realmente necesitas bebé, no eres ridícula, no para mí y lamento no haberme dado cuenta de que estabas pensando en tantas cosas, pero, siempre puedes pedirme lo que necesitas bebé estoy aquí para ti y si ahora sientes que necesitas abrazos no hay nada malo en ello —.
— Que pasa si solo quiero que seas mala conmigo ahora —
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bookishnerdlove · 1 year
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MEMPER - Capitulo 20
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Capítulo 20
Tan gentil
  Bai Jin Xi mira la foto grupal en la valla publicitaria. Ella lee y busca a través de los nombres lentamente. Ella lo encuentra. El chico de la foto todavía tiene veinte y tantos; Una cara blanca clara, aspecto guapo con una nariz alta. A pesar de que la cabeza de todos es pequeña para caber en la foto grupal, es obvio que es guapo. Parece coincidir con el hombre que ha visto en sus sueños. Pero también se siente desconocido. Esto es lo que Ye Zi Lu le ha dicho hace un momento: el nombre de su ex novio es Zhao Zi Xu, que también estaba en la misma clase. Se reunieron durante su segundo año. Pero cuando estaban a punto de graduarse, se separaron por alguna razón. Se dijo que era porque Zhao Zi Xu fue presionado por su familia. "Ya ha regresado a su casa en la provincia de Gansu. Su familia arregló el trabajo para él, y se casó el año pasado. Todavía tengo su número de teléfono", duda Ye Zi Lu, "¿Lo quieres?" "Por favor, dámelo". Al recibir el número, Jin Xi no lo marca. Cuando lo guarda en su teléfono, escribe su nombre un carácter a la vez: Zhao... Zi... Xu. De repente se siente deprimida. Incluso su nombre se siente desconocido. Ella mira la foto grupal de nuevo. Gira la cabeza a izquierda y derecha, no hay nadie. Solo Xu Si Bai está parado no muy lejos, mirándola en silencio. Ella le sonríe, se pone de puntillas, extiende las manos, tira de la foto, se la mete en el bolsillo, se da la vuelta y sale de la escuela. Xu Si Bai se acerca a ella sorprendido, "Tú..." Ella tira de su codo, "Vamos". Vuelven al coche. Xu Si Bai mira la foto sintiendo un poco de dolor de cabeza, "¿Cómo pudiste arrancarla? Si tanto la querías, podrías haber pedido una copia a la oficina". Bai Jin Xi toma un sorbo de agua y responde: "No tengo ese tipo de tiempo. Si empiezan a hacerme todo tipo de preguntas, tendría que seguir explicando que perdí la memoria. ¡No quiero hablar de eso!" Ella señala un punto en la foto, "Este". Xu Si Bai se sorprende mientras mira hacia donde ella está apuntando. "Mi ex novio". Xu Si Bai no comenta. Bai Jin Xi sonríe, "Es guapo, ¿no? Ya está casado y tiene hijos. Supongo que eso resuelve una de mis preocupaciones". Se pone los brazos detrás de la cabeza, se inclina hacia atrás y cierra los ojos. Xu Si Bai arranca el auto. Después de un rato, su voz se enciende, "Bai Jin Xi, no te sientas triste". "... Mm." ⭑✻✻✻⭒✼✼✼⭒✻✻✻⭑ Regresan por la noche. Probablemente porque se siente un poco deprimida, por lo que Xu Si Bai no le pide que vaya a cenar con él. Conduce de regreso al laboratorio solo. Jin Xi camina sola a su apartamento. Ya es de noche, así que el apartamento está oscuro. Se sienta a un lado de su cama por un rato sin encender las luces. A través de la tenue iluminación, mira la foto en silencio por un momento y luego la coloca dentro del cajón. Saca un cigarrillo y un fósforo, y camina hacia el balcón. El distrito de la ciudad vieja debajo de ella parece una pintura desolada; No ha cambiado mucho en los últimos cuatro años. Enciende su cigarrillo, lentamente comienza a fumar y no puede evitar que sus lágrimas fluyan. ‘Casémonos después de graduarte. No me casaré con nadie más que contigo en mi vida.’ En realidad no siente nada después de ver la foto de Zhao Zi Xu hoy. Pero cuando recuerda las palabras en su sueño, todavía siente la necesidad de llorar. Ella ha pensado en esto muchas veces: si la persona todavía la ama, y si simplemente no sabe cómo o dónde está, o si simplemente no puede venir a buscarla por alguna razón, ¿qué debe hacer? Si ese es el caso, ella haría todo lo posible, así sea difícil para encontrarlo. Pero resulta que la realidad no es tan emocionante. ⭑✻✻✻⭒✼✼✼⭒✻✻✻⭑ Ella detiene sus lágrimas muy pronto. Es solo que es raro que se suelte así, inhalando del cigarrillo un aliento tras otro. Después de fumar por un tiempo, escucha el pitido de su teléfono celular. Su teléfono celular también sonó en el auto, pero no se molestó con eso. Ahora que echa un vistazo, en realidad es un mensaje de texto de Han Chen: "Entendido". El teléfono celular la ha estado alertando hasta ahora. Ella deja el cigarrillo y responde: "Está bien". Deja de fumar. Apoya la cabeza en los brazos sobre el balcón y mira a lo lejos con la nariz agria. Unos cuatro o cinco minutos después, recibe un mensaje de texto. "¿Qué pasa?" Bai Jin Xi está un poco aturdida al leer el texto. Es el tipo de saludo más simple, y es de Han Chen. Pero por alguna razón, hace que su corazón salte un latido. Ella responde: "Nada. Hoy fui a visitar la academia de policía, así que estoy un poco cansada. ¿Estaban bien las cosas?" Él responde muy rápidamente: "Muy bien". Bai Jin Xi no puede evitar reír y responde: "¡Gracias a Dios que no te decepcioné!" Por otro lado, Han Chen está sentado en su oficina mirando su teléfono celular, sonriendo. Es sábado por la noche y no hay nadie en la oficina; Todos se han ido a casa o han salido a divertirse, por lo que muchas de las luces ya se han apagado. Solo que él se queda sentado bajo las luces sin hacer nada y no tiene a dónde ir. Recibe un mensaje de texto de Bai Jin Xi. Solo contiene una palabra, que no parece su estilo. Tal vez en esta oscuridad solitaria, el hombre se ha confundido. Al leer su texto que muestra débilmente una sensación de tristeza, escribe "qué pasa" inconscientemente; El sentimiento sentimental de gentileza en realidad emerge dentro de su corazón. Es solo que esta gentileza disminuye rápidamente. Ella dice que regresó a la academia de policía. Si recuerda correctamente, ella se graduó de la academia de policía de Shajiang. En cada ciudad a la que ha ido, busca extensamente a su prometida, y lo primero que hace es buscar todos los detalles de los oficiales de policía allí. Según el registro de Bai Jin Xi, ha vivido en la provincia K desde que era pequeña, incluyendo estudiar en la escuela y trabajar; nunca ha estado en Beijing. Ella tampoco lo conoce, y no hay signos de disfrazar sus detalles. Ella no es la que él está buscando. Él lo sabe muy bien. Lentamente guarda su sonrisa, vuelve a colocar el teléfono en su bolsillo, se levanta y sale de la oficina poco iluminada. Al ver que no le responde después de esperar un rato, Bai Jin Xi envía otro mensaje: "¿Qué estás haciendo?" Ninguna respuesta tampoco. Se siente un poco desanimada, así como un poco herida después de enterarse de Zhao Zi Lu, pero ya ha fumado su cigarrillo. Tira el teléfono y mira hacia el oscuro cielo nocturno. Mañana será un nuevo día. ⭑✻✻✻⭒✼✼✼⭒✻✻✻⭑ La mañana del día siguiente. En el instante en que Bai Jin Xi entra en la oficina, ve a Zhou Xiao Zhuan mirándola con entusiasmo. "¿Qué pasa?", se quita el sombrero y lo arroja sobre la mesa. Xiao Zhuan agarra el sombrero y se lo vuelve a poner en la cabeza, "¿Por qué no te has preparado todavía? ¡A las 10 am, nuestra estación tendrá una reunión de conferencia con la estación provincial! ¡Tienes que informar tus hallazgos de tu análisis psicológico criminal sobre el caso Chen Li Jiang!" Bai Jin Xi se sorprende cuando el Jefe de Distrito sale de una habitación y la llama para que entre con aspecto encantado. Resulta que el Jefe Adjunto del equipo de Investigación Criminal de la estación provincial leyó el informe del caso Chen Li Jiang y sintió que era un muy buen ejemplo de caso, por lo que solicitó al equipo de investigación criminal de la estación de Guanhu, que era responsable de resolver el caso, que celebrara una reunión de conferencia y compartiera sus experiencias. La estación provincial siempre reacciona rápidamente; Su equipo de liderazgo acaba de confirmar el evento a las 8 a.m., y celebrarán la reunión a las 10 a.m. La Jefa de Distrito le da unas palmaditas en el hombro, "Da lo mejor de ti. Si te arruinas, estarás avergonzada frente al Jefe de Policía de la Oficina de Seguridad Pública, así como frente a todos los oficiales de élite". Bai Jin Xi dice: "... Jefe de distrito, ¿es así como usted anima a los demás?" Ella lee el aviso de la reunión en sus manos y dice lentamente: "¿Quién participará?" El Jefe de Distrito dicta: "¿Para qué estás perdiendo el tiempo aquí? Date prisa y prepárate". "... Oh, está bien". Aunque se le ha asignado una gran tarea en tan poco tiempo, Bai Jin Xi no se siente nerviosa al respecto. El informe está fácilmente disponible. Lo imprime, se sienta en su asiento y comienza a recitarlo. Pero Zhou Xiao Zhuan simplemente no dejará de molestarla, "Líder, ¿estás nerviosa? ¿Estás emocionada?" Después de un rato, dice fingiendo estar asustado: "¿Crees que Han Chen participará? Estoy un poco asustado". Bai Jin Xi toma un libro y lo golpea la cabeza con él. Pronto es hora de la conferencia. Bai Jin Xi, Zhou Xiao Zhuan y los demás siguen al Jefe de Distrito a la habitación. Todos se sientan con la espalda recta mientras esperan a los demás de la estación provincial. Se ha conectado la videoconferencia. Bai Jin Xi y el Jefe de Distrito están frente a la cámara, y la pantalla de televisión frente a ellos muestra la sala de conferencias en la estación provincial, que no tiene a nadie en ella. Después de un tiempo, alguien entra. El Jefe Adjunto, el capitán del equipo de investigación criminal, el investigador A, el investigador B, el investigador C... se sientan uno tras otro. Y luego entra Han Chen. Hoy lleva su uniforme. Bai Jin Xi nunca lo había visto usar uno antes, por lo que en realidad está un poco aturdida por eso. Camina hacia la esquina de la mesa, se quita el sombrero, lo pone sobre la mesa y luego se revuelve el cabello con la mano. Mira a la cámara. Bai Jin Xi no sabe por qué, pero baja la cabeza inconscientemente para evitar su mirada. Siempre dicen que un hombre de uniforme es el más guapo, pero ¿cómo puede ser tan increíblemente hermoso así? Ella recuerda el mensaje que él le envió anoche: ¿Qué pasa? Es como si alguien le estuviera haciendo cosquillas en el corazón. Comienza la reunión de la conferencia. El Jefe Adjunto hace una introducción, confirmando el éxito del caso y su valor. Bai Jin Xi recupera su enfoque y escucha atentamente. Y luego es el Jefe de Distrito de la estación de Guanhu para hablar. Da un breve resumen y expresa sus esfuerzos para trabajar aún más duro a partir de ahora. Y luego es el turno de Bai Jin Xi. Se pone de pie y comienza a leer su informe muy seriamente. Zhou Xiao Zhuan también habla en serio, escuchando para ver si lee algo mal. También la está ayudando a observar las expresiones y reacciones de la audiencia, que planea decirle más tarde. Pero lo que Bai Jin Xi no sabe es que cuando se puso de pie, los oficiales de la estación provincial se emocionaron. "Santo, ¿había una oficial tan guapa en la estación de Guanhu?", Alguien dice en voz baja, "Ella acaba de derrotar la belleza de nuestra estación en un segundo". Otro también suspira, "Bai Jin Xi. Su nombre es bonito y su voz es agradable. Ella está leyendo el informe de muy buena manera. Debe ser una persona muy gentil". Han Chen, que está sentado entre la multitud, sonríe mientras escucha sus palabras. "Hermano Han, ¿es esta la belleza con la que se asoció cuando estaba en Jiangcheng?", Alguien pregunta, "¿Cómo es que no nos lo mencionaste a los amigos? Oh, no me digas que todos esos bocadillos especiales también fueron enviados por esta belleza". Antes de que Han Chen responda, alguien responde: "¿Qué saben ustedes? El hermano Han tiene expectativas muy altas. Incluso un ángel como Xin Jia lo ha perseguido desde Beijing hasta City Lan, pero ni siquiera la mira". La sonrisa en el rostro de Han Chen se desvanece lentamente. Con una mano en la rodilla, dice: "Cállate". El equipo de liderazgo está aquí, por lo que los chicos no se atreven a salirse demasiado de control. Por lo tanto, inmediatamente dejan de hablar. Finalmente es paz y tranquilidad de nuevo. Al igual que los demás, Han Chen está mirando a la mujer en la pantalla. Ella lleva un uniforme hoy. Su largo cabello ha sido atado hacia atrás, y tiene puesto su sombrero de policía, guardando algo de su voluptuosidad y agregando un poco de elegancia. Pero ese par de ojos todavía brillan. Sus cejas son oscuras como si hubieran sido pintadas con tinta; curvilíneo y largo. En este momento, su concentración total está en el pedazo de papel en sus manos; Al igual que lo que dicen los demás, se ve bien educada y refinada. La mirada de Han Chen vuelve a su rostro. Ha pasado un poco más de una semana desde que se vieron, y por alguna razón, siente que su rostro está más lleno ahora. Aunque su cara no es grande y está lejos de ser gordita, esas mejillas blancas y claras simplemente se sienten regordetas... Y la concentración de Bai Jin Xi se aleja lentamente. Los sentidos de una mujer son realmente algo extraño. A pesar de que muchas personas la están mirando en este momento, todo lo que puede sentir es la mirada ardiente de Han Chen. No necesita levantar la cabeza para sentirlo; Él la está mirando a cada momento. Por supuesto, todo esto podría ser solo su imaginación. En medio de la multitud, nadie siente esta extraña sensación suya, pero su rostro lentamente se pone rojo. “No importa a dónde vayas, te encontraré entre la multitud.” La voz de un hombre de aspecto borroso resuena de repente en su mente. Bai Jin Xi se queda muda y su voz se detiene. Al ver que de repente ha dejado de leer, Zhou Xiao Zhuan patea su pierna rápidamente debajo de la mesa. Bai Jin Xi sale del aturdimiento y continúa leyendo nuevamente. Todos los investigadores tienen ojos agudos; Todos notan que de repente cae aturdida. Alguien dice en voz baja: "¿Qué le pasó a la belleza Bai hace un momento? La forma en que cayó aturdida me hace querer ser cariñoso con ella". Han Chen también lo nota. Él la mira en silencio, toma una botella de agua, abre la tapa y la bebe. Mantiene la calma. Media hora después, el informe está hecho. El equipo de liderazgo en la estación provincial hace algunas preguntas, y el Jefe de Distrito y Bai Jin Xi responden. Los líderes intercambian sus miradas, sintiéndose bastante satisfechos. El subjefe se pone de pie, "Terminemos la reunión aquí. La estación de Guanhu ha ofrecido un rendimiento excepcional. Esta oficial, Bai Jin Xi, realmente no es mala. La he recordado ahora. Todavía tengo otra reunión, así que me pondré en marcha ahora. Ustedes pueden seguir compartiendo sus experiencias". Los otros líderes también se van con él. Solo el Capitán Qin Wen Long y su equipo de investigación criminal todavía están en la habitación, y por otro lado, el Jefe de Distrito también se ha ido satisfecho, dejando a Bai Jin Xi y los demás atrás para socializar con el otro lado. Dado que los líderes se han ido, la atmósfera es naturalmente más animada. Qin Wen Long tampoco restringe a su equipo cuando deja que un joven investigador pregunte: "Investigadora Bai, ¿cómo es que su análisis de psicología criminal es tan increíble?" Bai Jin Xi sonríe. Justo cuando quiere responder cortésmente, ve a la figura familiar en la pantalla ponerse de pie, abrirse paso entre la multitud y salir de la habitación. Zhou Xiao Zhuan interrumpe y bromea: "¿Oh? ¿Cómo es que el Super Detective Han se fue? Todavía quería hacerle algunas preguntas". Qin Wen Long sonríe, "Tiene una fuerte adicción a fumar, por lo que probablemente salió a fumar. De todos modos, no le gusta socializar con los demás. Estoy bastante sorprendido de que estuviera dispuesto a venir hoy. No te preocupes por él, continuemos". Zhou Xiao Zhuan dice: "Oh..." Bai Jin Xi sonríe de inmediato y continúa charlando con los demás. ⭑✻✻✻⭒✼✼✼⭒✻✻✻⭑ Fuera de la sala de reuniones hay un largo pasillo, y debajo está el amplio vestíbulo del edificio de oficinas. Han Chen se apoya contra la barandilla, baja la cabeza y enciende un cigarrillo. Se engancha al sombrero de policía con una mano, sostiene el cigarrillo entre los dedos con la otra mano y mira hacia arriba. A través de la grieta de la puerta, puede ver a Bai Jin Xi en la pantalla del televisor. Él fuma tranquilamente mientras la mira. De vez en cuando, Bai Jin Xi decía algo y dentro de la sala de reuniones resonaban las risas. Ella también se ríe, luciendo un poco avergonzada. Con el cigarrillo en la boca, Han Chen también sonríe. Alguien debe haber hecho una pregunta difícil. Bai Jin Xi arruga ligeramente las cejas y sus ojos se mueven como si estuviera pensando en una solución. Esta rara expresión suya la hace parecer inteligente y bonita, atrayendo las miradas de todos los investigadores. También atrae su mirada. El cigarrillo en su mano se quema silenciosamente mientras la mira en plena concentración. Alguien pasa y no se siente extraño al ver a Han Chen fumando fuera de la sala de reuniones. Han Chen continúa parado allí, mirando desde lejos, hasta que termina la reunión. Al ver que todos están a punto de salir, presiona el cigarrillo, lo arroja al bote de basura, se pone su sombrero de policía, se da la vuelta y baja las escaleras. ⭑✻✻✻⭒✼✼✼⭒✻✻✻⭑ Cuando Bai Jin Xi sale de la sala de reuniones, está rodeada de aplausos. El reportaje es un éxito hoy, y ella también siente alegría dentro de su corazón. Ella ahueca su puño con la otra mano (como en las artes marciales) y agradece a todos a su alrededor, y dice algunas palabras humildes antes de regresar a su asiento. No puede evitar sentir un poco de decepción dentro de su corazón, pero no sabe por qué. Y en este instante, ve a Zhou Xiao Zhuan salir corriendo alegremente de la oficina del Jefe de Distrito. Se detiene frente a ella. "¡Líder! ¡Grandes noticias!", Dice con voz malvada, "Hay dos lugares disponibles para una rara oportunidad de entrenamiento en City Lan a partir de la próxima semana. Originalmente solo estaba disponible para las subdivisiones de la oficina de seguridad pública, pero el subjefe acaba de informar que dejará que Guanhu tenga dos lugares. El Jefe de Distrito dijo que nosotros los dos más jóvenes deberíamos ir. ¡Vamos a City Lan!"   Retroceder Traducciones Menú Read the full article
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