#lottie valiente
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lottielottieda · 2 years ago
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i just realized i don’t have any kind of "meet the artist" type post on this account! so hi, i'm lottie, and i'm an OFOS high femme who likes to create butchfemme/lesbian art! :) ♡
here is a slightly out of date overview (with an up to date age!) to introduce myself to any newcomers in the meantime :) i actually made this all the way back when i was nineteen, but personally think it still holds up pretty well..... but i promise i will draw a new one soon :) until then, welcome to my account!! 💌🐇
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belovedzine · 2 years ago
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"Butch-Femme lesbians have existed within the public imagination as stereotypes to be fought against, dupes of heterosexuality, toxic dynamics that are outdated and irrelevant– As Butch-Femme lesbians ourselves, we know that these claims could not be any farther from the truth. We know the hurt that comes from hearing our own community reiterating these messages when Butches, Studs, and Fem/mes have built our community to be what it is today. Even among other lesbians and queer people, we are an underrepresented group, often going unseen and dismissed. Butches and Studs are constantly accused of perpetuating toxic masculinity and emulating men, while Femmes are shamed for daring to love them for who they are. Accusations that ButchFemme culture upholds harmful gender roles and heteronormative stereotypes feels like a bold faced lie when historically (and presently), these dynamics exist to subvert these roles and turn them into something that can be safe and loving. Beloved, our zine project, emerged from our desire to celebrate that love and highlight the beauty that comes along with both identities. We want to revel in the love we feel for our community with those in it, and showcase as many different perspectives and voices as possible in the process."
Lottie Valiente (@toothfairyfemme), Beloved: A ButchFemme Zine Issue #01, Letter From the Editor
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the-pendejadas-of-bof · 2 years ago
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MAR DE LOS MOUNSTROS
·         Charlotte tras caer en el bote, queda desmayada por el resto del capítulo (pobre de Lottie). Lerley reconoce por donde estaban navegando cuando Percy le dijo las coordenadas, Annabeth también reconoce el lugar. Cuando llegan a la bahía de Chesapeake, Tyson lleva a Charlotte en brazos aun desmayada y la deja recostada en el escondite mestizo, Lerley trata de ayudarla con sus pocas habilidades curativas pero Charlotte aun permanecía desmayada. Percy se preocupada, Annabeth le dice que Charlotte sufrió un gran ataque de pánico, era mejor dejarla descansar. Annabeth y Lerley hablan acerca Thalia y Luke con Percy, Annabeth menciona lo parecida que Lottie y Thalia eran, pero Lerley dice que son muy diferentes para él. Cuando Tyson regresa con Donuts, dejan a Charlotte en el escondite y van a buscar de donde saco Tyson esas donuts.
·         Charlotte tiene sueños acerca de una chica de cabellos blanco, no puede ver su rostro por que estaba tapada con una capucha, la chica de la capucha y cabellos blanco poseía una espada muy parecida a la suya con la diferencia que aquella espada tenía un extraño resplandor rojo. Cuando despierta está sola en aquel refugio, no sabe donde esta y su cuerpo se siente débil. Cuando sale del refugio para averiguar en donde estaba, escucha los gritos de sus amigos y el sonido de un barco. Cuando encuentra a sus amigos, puede ver el enorme barco además de sus amigos repletos de una baba verde, confundida se acerca a ellos pero una mareo extraño la invade y se vuelve a desmayar, escuchando los gritos de sus amigos.
·         Clarisse fue quien subió a Charlotte al barco, Rosse se apresuro a ir a prepararle un medicamento a Charlotte, Allyson y Eve le dieron a sus amigos un recorrido por todo el barco. Tras dejar a Charlotte en una habitación, Clarisse le dice a Annabeth, Lerley y Percy que Tántalo los expulso por la eternidad. Una pequeña pelea con Clarisse ocurre, todos se retiran a descansar.
·         Rosse le da de beber a Charlotte una infusión de hierbas que la ayudaran a sentirse mejor, momento triste porque Charlotte menciona que no debió unirse a la misión y se sentía inútil, Rosse la anima diciéndole que es muy valiente de su parte unirse a aquella misión sabiendo lo peligroso que puede ser para ella. Charlotte le cuenta a Rosse lo que vivieron en el barco de Luke, Rosse dice ¨Luke ahora es el enemigo, Lottie, por más que nos duela debemos tener cuidado con lo que nos dice, puede querer engañarnos a todos¨. Charlotte le da la razón, Rosse hace que Charlotte vuelva a dormir y al salir de su habitación se topa con Annabeth, tienen una cálida conversación de hermanas y cada una va a descansar.
·         A la mañana siguiente, Lerley y Percy se despiertan con la noticia de que estaban en la entrada al mar de los mounstros. Al querer unirse a sus amigos, se encuentran con Ares hablando con Clarisse, con una mirada silenciosa ambos prometen no decir nada de lo que escucharon allá abajo. Al unirse a sus amigos, Allyson se da cuenta de lo raro que están Percy y Lerley pero ninguno dice nada, Charlotte junto a Eve se unen a ellos y Percy se acerca a ella preocupado. Charlotte alega estar bien, pero Percy nota como ella evita mirar hacia la marea. Allyson y Tyson se ven inquietos por como se comportaba el barco, Allyson dice que si no se detienen los pistones empezarían a fallar poniendo nerviosos a sus amigos.
·         Percy se acerco a Charlotte manteniéndose cerca de ella, cuando las cosas empezaron a empeorar, Charlotte cerro los ojos y se tapó los oídos buscando una manera de calmar su mente que empezaba a jugar con ella. Allyson dice poder arreglar los pistones, todos se niegan, Annabeth menciona que Allyson no es resistente a tanto fuego, la terminaría matando. Tyson se ofrece para arreglar los pistones, cuando Clarisse ordeno tirar los cañones, Charlotte se tiro al piso por todo el miedo, Eve trato de ir con ella pero Allyson la agarro diciendo que era muy peligroso moverse ahora. Escila los estaba azotando, Lerley se tiro encima de Charlotte protegiéndola de las olas que cian encima de ellos, la agarro levantándola contra su cuerpo. Annabeth dice que hay que abandonar el barco, Clarisse la apoya. Allyson destapa los botes, mete a Eve en uno de ellos, aunque Eve quería ir con Charlotte. Percy grita por Tyson pero Rosse lo obliga a subir aun bote, pero Percy se escapa queriendo ir a buscar a Tyson cuando el bote explota.
·         Lerley estaba consiente cuando el barco explota, aun mantenía a Charlotte en sus brazos quien buscaba de una manera ayudar a Lerley con su peso. Annabeth los encuentra y los sube al bote, Charlotte cierra los ojos buscando relajarse se hace bolita aun lado del bote, Lerley encuentra a Percy flotando en el agua y con ayuda de Annabeth logran subirlo, también recuperan algunas cosas. Dieron una vuelta para buscar al resto pero no había nadie más, sin embargo, parecía que sobrevivieron pues las mochilas que usaban Eve y Rosse, no se encontraban por ningún lado. Charlotte se disculpó con sus amigos por ser inútil para aquella misión, pero Lerley la tranquiliza diciendo que ella siempre hace todo que ahora le toca a ellos.
·         Cuando Percy despierta, lo primero que hace es preguntar por Charlotte y Tyson, se tranquiliza al ver a Charlotte pero se queda triste por Tyson. Navegan por horas en silencio, Percy ve como Charlotte parecía totalmente perdida mirando al suelo del bote. Percy le dice a Lerley y Annabeth que le hablen acerca de la profecía, ellos le hablan lo poco que sabe. Percy menciona que él o Charlotte serian aquellos mestizos, Charlotte habla por primera vez diciendo que importa poco quien sea, estará allí para luchar a como de lugar, Percy asiente dándole la razón. Annabeth menciona las gaviotas y que estaban cerca de tierra.
·         Eve reacciona del desmayo, su cuerpo estaba en la orilla de una isla con Allyson a su izquierda también dormida, cuando Eve se levanta siente dolor en su cuerpo y solo puede recordar la explosión. Levanta su mirada a la isla, ve a Rosse parada más allá observando su alrededor, Rosse menciona que está feliz por ver a Eve ya despierta. Rosse dice no saber dónde estaban, pero deberían explorar. Juntas despiertan a Allyson, van a explorar aquella isla cuando escuchan una voz conocida: Era Grover, estaban en la isla.
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ao3feed-larry · 4 years ago
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Tattoos (I want to mark your skin with my kisses)
by marianaTL
Louis es la persona más fuerte y valiente que Harry conoce, pero a veces necesita romperse para volver a construirse aún más fuerte. Harry va a estar ahí para ayudarlo a reunir sus partes.
 O en el que Louis tiene que tatuarse una E en la mano porque todo se está saliendo de control y el management no puede perder el control. Harry siempre está ahí para apoyar a su esposo. Louis agradece tener fans que lo aman pero sobretodo por tener a Harry en las buenas y malas.
Words: 6075, Chapters: 1/1, Language: Español
Fandoms: One Direction (Band)
Rating: Explicit
Warnings: Creator Chose Not To Use Archive Warnings
Categories: M/M
Characters: Louis Tomlinson, Harry Styles, Eleanor Calder, Niall Horan, Liam Payne, Lottie Tomlinson
Relationships: Harry Styles/Louis Tomlinson
Additional Tags: Fluff and Angst, Light Angst, Angst with a Happy Ending, Angst and Hurt/Comfort, Smut, Domestic Fluff, Daddy Kink, Light Dom/sub, Top Louis Tomlinson, Bottom Harry Styles, Top/Bottom Versatile Louis Tomlinson, Top/Bottom Versatile Harry Styles, Top/Bottom Versatile Harry Styles/Louis Tomlinson, Established Relationship, Secret Relationship, 2017Era, Fuck you Simon Cowell, ”E” tattoo, Tattoos, Famous Harry, Famous Louis, peaky blinders Louis, Blow Jobs, Hand Jobs, Pregnancy Kink, Anal Fingering, Face-Fucking, Fucking, Soy pésima para los tags, Perdón, Eating Disorders, but not really, Fucking music industry, Fucking management
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valis-the-coffee-demon · 5 years ago
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Voy a generalizar la pregunta UwU, como se imaginan a su pareja ideal? Y a los que ya tienen, que es lo mejor que pueden decir hacerca de su pareja actual? Uwu Por cierto, Holas~~~~♡♡♡♡
Ok~ Esto solo va para mis oc's que ya están creados 🌸💜
(los que ya tienen pareja)
Irack- Amo a Dante, es perfecto y muy lindo, haría lo que sea por hacerlo feliz ❤️ ( 💛🖤 @tigerteeth-corp )
Milena- Yo amo todo de Eugenio, es dulce, tímido y muy lindo. Es un amor y es divertido cuando se enoja, lo hace ver muy tierno💗 (ewe @eunice-kittys-kawaii 🌸💜)
Glawety- Yo amo todo de mi Alice, es hermosa, alegre, inocente y muy valiente. La amo💕
Alice- Todo lo que dijo mi estrella, amo todo de mi bella Glawety💕
(Angie y Giselle se sienten bien estando juntas así que no necesitan dar una opinión de cuánto se aman)
Lulu- Amo a mi querido Conci, desde hace años que estamos casados y tuvimos dos hermosos hijos, en pocas palabras lo adoro❤️ ( @frikshumankawaii 💙💜)
Leon- Oh~ ¡Amo a mi hermoso Kay! Es un ángel inocente y hermoso, tan lindo y perfecto, la amo demasiado💖 (UwU @eunice-kittys-kawaii 💚💛)
Ashley- No tengo palabras para describir lo mucho que amo a Mark, realmente lo amo y nunca lo dejaría, es mi ángel bello y mi hermoso lobo del invierno 💜 (que lindo el ship 💜💙 @endlessly-night 💙💜)
Alexis- Amo a mi preciosa Lotty, la adoro y amo, creo que eso sería amodoro - Rie- la cosa es que nunca la dejaría por nada en el mundo, la amo y siempre la amaré ✨❤️ (aww @pao-chan-art ✨🌸)
Mirian- Ay, adoro a Shy~ 💙 Es mi lindo angelito, tan tierno, hermoso, y enojón ❤️🌸 ( @wierd-stuffy 💗)
(Ahora los que no tienen pareja)
Kira- Mm~ mi pareja ideal, sería aquella que siempre me ame y le encante como soy, física y mentalmente, que le guste las películas de superhéroes y los pasteles de chocolate💜
Lyria- ¿Mi pareja ideal? Que sea alguien bueno, que nunca me dejara de lado, que acepte cualquier cosa que yo decida, que le gusten los gatos, salir a pasear o tomar un helado, las películas de Harry Potter y que sea dulce y amable conmigo y los demás❤️
Annie.L- Pues.. apenas tengo 14, no estoy interesada en nadie, pero si tendría que imaginarme mi pareja ideal, Mm...me gustaría alguien que no siempre sea tan meloso, que le encante leer, todo relacionado con la magia oscura y los rituales y que le guste el chocolate caliente, eso sí. - Sigue con su lectura.
Karen- Chale, mi pareja ideal sería aquel que me dediqué una serenata por la ventana todas las noches.
Lexa- Mm, mi pareja ideal sería aquel que me ame, me respete a mi y a mi hermano, también a mis amigos y que siempre esté a mi lado.
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Y yo pues amo a mi hermosa luna llena ❤️ @vzla-kira te amo mucho mi amor 🌙✨❤️
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ente-inexistente · 6 years ago
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ANNA DE NOAILLES, REINA INTELECTUAL DE LA BELLE ÉPOQUE Anna-Elizabeth de Brancovan, condesa de Noailles, escritora y reina intelectual de los salones de París hasta la llegada de la Gran Guerra europea, nació en la capital francesa en 1876, en una familia de antiguos linajes griegos y rumanos. Crece en un ambiente de preocupación artística y formación literaria y poética; lectora asidua y apasionada sobre todo de poesía y novela. Condesa por su matrimonio con Mathieu de Noailles, se interesó también por la política de una f orma comprometida y valiente. Tuvo un largo romance con el ideólogo Maurice Barrès. Fue admirada como mujer y como escritora por muchos intelectuales de la época, como Daudet, Paul Valéry, Jean Cocteau, François Mauriac, Pierre Lotti, Francis Jammes, Enrique Larreta; conoció y trató a escritores como D'Annunzio, Rilke, Rostand, Tagore, Marcel Proust... A su muerte, acaecida en 1937, había recibido los máximos honores públicos de Francia y era miembro de la Real Academia Belga, siguió escribiendo hasta el último día. OBRAS DESTACADAS 1901 Le Coeur innombrable 1902 L'ombre des jours 1903 La Nouvelle Espérance 1904 Le Visage émerveillé 1905 La Domination 1907 Les Eblouissements 1913 Les Vivants et les Morts 1913 De la Rive d'Europe à la rive d'Asie 1920 Les Forces Eternelles 1921 A Rudyard Kipling 1922 Discours à l'Académie belge 1923 Les Innocentes ou la sagesse des femmes 1924 Poème de l'Amour 1926 Passions et Vanités 1927 L'Honneur de souffrir 1929 Poèmes d'Enfance 1930 Choix de Poésies 1932 Le Livre de ma Vie 1933 Derniers Vers 1934 Derniers Vers et Poèmes d'Enfance Cabe destacar también la edición en 1994 de la CORRESPONDANCE 1901-1923 Anna de Noailles - Maurice Barrès (Editions L'Inventaire) #mujeresqueabrencamino #pioneras #mujeres #women #AnnadeNoailles #BelleEpoque https://www.instagram.com/p/BulALl4nfTT/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=19pr3zq9zr4fm
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the-pendejadas-of-bof · 2 years ago
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CAPITULO 19: NADA ES LO QUE PARECE
 La gloria los rodeo en el momento que volvieron a pisar el Campamento, bueno en parte. Tras llevarse unos cuantos regaños por parte de Rosse por todos los desastres que hicieron por el país, recibieron los abrazos de sus amigas y muchas palabras de felicitaciones. Son los primeros héroes en regresar vivos a la colina Mestiza desde Luke, así que el festejo en todo el campamento era increíble.
Según la tradición del campamento, se ciñeron en coronas de laurel en el gran festival organizado en su honor, y después dirigieron una procesión hasta la hoguera, donde debían quemar los sudarios que sus cabañas habían confeccionado en su ausencia.
La mortaja de Annabeth era tan bonita —seda gris con lechuzas de plata bordadas—, Percy le comento que era una pena no enterrarla con ella, Lerley no pudo evitar carcajearse. Annabeth le dio un puñetazo a los dos y les dijo que cerraran el pico. La de Lerley era impresionante también ––seda dorada con un arpa brillando en el centro––, Charlotte bromeo diciendo que parecía listo para un recital, fue el turno de Annabeth para irse.
Como Charlotte era la única en la cabaña uno, fue la cabaña de Afrodita quien pidió hacerle la mortaja ––después de una pequeña pelea con los de Apolo––, echa de seda azul con rayos y lobos bordados. La mortaja de Percy fue echa por la cabaña de Ares, era una sábana vieja a la cual le habían pintado una cenefa con caras sonrientes con los ojos en cruz, y la palabra PRINGADO bien grande en medio. Sin duda Percy disfruto quemarla.
La cabaña de Apolo no tardo en dirigir el coro con un Lerley gritando que mejor se cantaran algo actual, mala idea. Austin no dudo en entonar Justin Bieber provocando que Kayla saliera corriendo detrás de él, Charlotte reía tan feliz. Extrañaba tanto a sus amigos y hermanos. Se pasaron sándwiches de galleta, malvaviscos y chocolate, Allyson arrastro a Percy para que se sentara junto a todo el grupo, quienes también estaban junto a los sátiros amigos de Grover, que estaban admirando la recién expedida licencia de buscador que le había concedido el Consejo de los Sabios Ungulados. El consejo había definido la actuación de Grover en la misión como: «Valiente hasta la indigestión. Nada que hayamos visto hasta ahora le llega a la base de las pezuñas».
Los únicos que no tenían ganas de fiesta eran Clarisse y el resto de sus hermanos, cuyas miradas envenenadas le indicaban a Percy que jamás lo perdonarían por haber avergonzado a su padre.
– Olvídalos. – dijo Eve dándole un mordisco a su sándwich. – Como te odian deben estar odiando a Ally igual.
– ¿Por qué? – pregunto Percy volteando a mirar a Allyson.
Allyson se encogió de hombros.
– Larga historia, se las voy a contar luego.
Todo el grupo estaba de buenos ánimos. Ni siquiera el discurso de bienvenida de Dionisio iban a bajarles el ánimo.
– Sí, sí, vale, así que el mocoso no ha acabado matándose, y ahora se lo tendrá aún más creído. Bien, pues hurra. Más anuncios: este sábado no habrá regatas de canoas…
El grupo se quedo junto mas tarde, Percy, Annabeth, Lerley y Lottie le contaron los detalles de la misión que sus amigas no sabían, asustándolas un poco al saber que Charlotte casi muere ahogada en varias ocasiones. El cuarteto también se entero de los problemas que hubo el campamento, al parecer luego de la peleíta de Ares y Percy, la cabaña cinco quería tomar ciertas represalias contra Percy al volver. Allyson ––quien aparentemente fue una de las pioneras de deshacer los grupos de batalla que se estaban armando en el campamento––, le dijo a Clarisse que dejara de ser tan exagerada.
La cabaña cinco se metió con la nueve, como tratando de revivir los problemas amorosos de sus padres. En fin, todo concluyo con Allyson mandando a la enfermería a algunos hijos de Ares y Clarisse casi, casi, que le da una sentencia de muerte a Allyson. Beckendorf y Rosse fueron quienes tuvieron que calmar todo el lio.
Al finalizar el día, Charlotte camino acompañada de Eve a la cabaña diez. La pelinegra dudo un poco acerca de comentar el tema de Joe a su hermana, finalmente decidió decírselo. Eve escuchaba atentamente en un inicio sin ninguna expresión en el rostro, lo que preocupo un poco a Charlotte.
– Entonces, mamá sale con alguien – concluyo la menor con un tono neutral.
– Si, se que es un poco difícil pero… Joe se ve buena persona.
Eve volvió a quedarse callada. En un momento sus ojos verdes brillaron y una de sus hermosas sonrisas adornaron su rostro.
– ¡Mamá esta enamorada, Lottie! ¡Eso es genial! – exclamo emocionada dando pequeños saltitos – Oh, es tan hermoso. Sabre sus intensiones cuando lo vea, la magia del amor no puede engañar a una hija de Afrodita.
Charlotte se carcajeo. Eve daba saltitos a las fueras de la cabaña, hablando rápidamente sobre teorías de como su madre conoció a Joe, de como se enamoraron, interrogo un poco a Charlotte sobre si era guapo o no, haciendo reír aun mas a la pelinegra. Sin duda su hermana estaría contando los días para volver a casa y conocer finalmente a Joe, se despidieron minutos mas tarde cuando Silena salio de la cabaña mandándolas a las dos a dormir.
Charlotte se despidió besando la cabeza de Eve y dándole un fuerte abrazo a Silena, se encaminó a directo a la cabaña siete en donde Lee Fletcher la esperaba apoyado en el marco de la puerta. Al verla acercarse le sonrio.
– Espero que estés preparada para una noche de karaoke, porque nadie se va a dormir esta noche – bromeo entre risas –. Eso sí, escondimos todos los discos de Justin Bieber.
La pelinegra río negando con la cabeza, se acercó a grandes zancadas hasta quedar delante del rubio, sin esperar mas rodeo sus brazos por su cintura envolviéndolo en un fuerte abrazo que fue correspondido de inmediato por Lee. Charlotte suspiro tranquila al volver a sentirse segura entre los brazos de su hermano mayor.
– Te extrañe – confeso Charlotte.
Lee sonrio, dejo un pequeño beso en sus cabellos.
– También te extrañe, mi princesa – murmuro Lee –. ¿Qué te parece un dúo esta noche?
– ¡Oh si! – dijo Charlotte apartándose del mayor –. ¿This is me?
Lee silbó afirmando con la cabeza.
– This is me y hacemos una alianza con Lerley y Yan para cantar Take me Away. ¡Vamos a ganar!
El 4 de Julio todo el campamento se reunió junto a la playa para asistir a unos fuegos artificiales organizados por la cabaña 9. Dado que eran los hijos de Hefesto, no se conformarían con unas cutres explosioncitas rojas, blancas y azules –– Allyson estaba diciendo que serian geniales ––.
Habían anclado una barcaza lejos de la orilla y la habían cargado con cohetes tamaño misil. Lerley le dijo a Percy que los disparos eran tan seguidos que parecerían fotogramas de una animación. Al final aparecería una pareja de guerreros espartanos de treinta metros de altura que cobrarían vida encima del mar, lucharían y estallarían en mil colores.
Mientras el grupo se estaba acomodando en varias mantas de picnic, Lerley cargaba con varias bolsas de chucherías que Eve consiguió de cortesía por parte de la cabaña de Hermes, apareció Grover para despedirse. Vestía sus vaqueros habituales, una camiseta y zapatillas, pero en las últimas semanas tenía aspecto de mayor, casi como si fuera al instituto. La perilla de chivo se le había vuelto más espesa. Había ganado peso y los cuernos le habían crecido tres centímetros, así que ahora tenía que llevar la gorra rasta todo el tiempo para pasar por humano.
– Me voy – dijo –. Sólo he venido para decir… Bueno, ya sabéis.
Eve fue la primera en saltar encima del sátiro con lagrimas en los ojos, se abrazaron por un buen rato todo el grupo se miraron entre ellos para finalmente unirse a un abrazo grupal con palabras de aliento para Grover. Cada uno tuvo su tiempo para disperse por separado, dándole fuertes abrazos y con Rosse recordándole que no se quitara los pies falsos.
– ¿Tienes una idea de donde buscaras primero? – pregunto Lerley.
– Es… ya saben, un secreto – contestó Grover –. Ojalá algunos pudieran acompañarme, chicos, pero los humanos y Pan…
– Lo entendemos – le aseguró Annabeth –. ¿Llevas suficientes latas para el camino?
– Sí.
– ¿Y te acuerdas de las melodías para la flauta? – preguntó Rosse.
– ¿Llevas cambio por si lo necesitas? – preguntó Annabeth.
– ¿Si tienes tu flauta verdad? – dijo Rosse.
– Jo, Annabeth y Rosse – protestó Grover –. Parecen tan controladoras como mamá cabra.
Agarró su cayado y se colgó una mochila del hombro. Tenía el aspecto de cualquier autoestopista de los que se ven por las carreteras. Para Percy y Lerley no quedaba nada del pequeño sietemesino al que defendían de los matones en la academia Yancy.
– Ya perdón, – dijo Rosse – ¿Pero si la llevas? Mejor déjame revisar tu mochila…
Allyson tuvo que detener a Rosse para que no obligue a Grover a pasarle su mochila. La castaña se disculpó, pero era entendible, Rosse siempre ha tenido la iniciativa de cuidar de los demás miembros del grupo. A pesar de todo, era la mayor de todos y tenia mas años de experiencia que ellos.
– Bueno – dijo Grover –, deseadme suerte.
Cada una de las chicas volvieron a darle fuertes abrazo, incluso Lerley lo abrazo fuerte por unos segundos y le jalo las mejillas como solía hacerle cuando lo conoció por primera vez. Grover le dio una palmada en el hombros a Percy y se alejó por las dunas.
Los fuegos artificiales surgieron entre explosiones en el cielo: Hércules matando al león de Nemea, Artemisa tras el jabalí, George Washington (que, por cierto, era hijo de Atenea) cruzando el río Delaware.
– ¡Eh, Grover! – le gritó Percy. Grover se volvió en la linde del bosque –. Dondequiera que vayas, espero que hagan buenas enchiladas.
Él sonrió y al punto desapareció entre los árboles.
– Volveremos a verlo – dijo Annabeth.
Todos mantuvieron la misma fe y las esperanzas de que así seria. El hecho de que ningún buscador hubiera regresado antes tras dos mil años…Grover será el primero, de eso estaban mas que seguros.
 ⋆˚ఎ ☆ ໒˚⋆
   El diez de Julio llego más rápido de lo pensado con eso el cumpleaños numero doce de Allyson. La castaña se despertó con sus hermanos rodeándola, cantándole un feliz cumpleaños muy desafinado pero lleno de amor, haciendo que Allyson se sintiera tan agradecida por tener a sus hermanos con ella.
– Tenemos algo para ti – dijo Jake con emoción –. ¡Te va encantar!
Allyson se sentó en su cama con una gran sonrisa en su rostro.
– Chicos, saben que no me tienen que dar nada, es suficiente con que todos estén aquí.
Nyssa negó con la cabeza.
– No puedes negarte, trabajamos mucho en ello.
Charles le extendió una cajita pequeña de terciopelo roja, tenia pequeñas manchas de tierra y estaba algo quemada. Allyson miro la caja con mucha curiosidad, mentiría si digiera que no estaba apunto de llorar.
– Eh, tuvimos algo de dificultades para meterla allí – Charles dijo con timidez –. Tomalá.
Allyson tomo la pequeña caja entre sus manos con mucho cuidado, bajo la atenta mirada de sus hermanos destapo la tapa de la caja. En su interior brillaba un brazalete de perlas doradas, Allyson tuvo mucho cuidado en levantarlo de la caja. Era sencillo pero tan hermoso, las perlas brillaban y ponía ver su propio reflejos en ellas.
– Es de bronce celestial, parece como Harmony pero no lo es. – dijo Christopher, le quito el brazalete de la mano y se lo coloco justo al lado de Harmony. Todos sus hermanos dieron un paso al costado, dejando el espacio delante de ella desocupado –. Agita su mano.
Allyson hizo lo que le indico Christopher. El brazalete de pronto de convirtió en una especie de cuerda larga, parte de las perlas se enredaron en sus dedos como si fuera una enredadera que la mantenían firme. La boca de Allyson se abrió en sorpresa.
– Es como una cuerda, solo que puedes controlarla, puede traerse cosas, enredarse en una persona ya sea para empujarla o bueno, también podría estrangular a alguien pero no la uses para eso, si no es una emergencia, claro – explico Jake –. Haz que se enrede en alguna litera, solo piénsalo.
Allyson asintió. Movió su mano una vez mas y la cuerda de perlas pareció cobrar vida, pensó en la litera y en la cuerda rodeándola, en ese momento la cuerda de perlas de movió muy rápido. En menos de un segundo, la cuerda había envuelto toda la litera de Jake como si fuera una serpiente aprisionando a su presa.
– ¡Chicos esto es genial! – exclamo emocionada. La cuerda volvió a su lugar como brazalete, Allyson se levanto de su cama de un salto y abrazo a cada uno de sus hermanos – ¡Son los mejores del mundo, muchas gracias!
Sus hermanos se empezaron a justificar con que no era nada. Al final, Beckendorf mando a todos a cambiarse o llegarían tarde al desayuno, en cuanto la cabaña de Hefesto piso el pabellón, Allyson fue aprisionada por sus amigas quienes le dieron abrazos y felicitaciones junto a pequeños regalos, Lerley llego con un pastel que consiguió de la cabaña de Deméter e incluso Percy se ofreció a llevarla a dar un buceo por el mar como regalo de cumpleaños. Allyson acepto totalmente emocionada.
Mas tarde ese día, todo el grupo de instalo en la orilla del mar con mantas aunque Charlotte estaba un poco mas lejos que el resto. Allyson estaba colgada de la espalda de Percy riendo, el chico cumplió su promesa y la llevo por las profundidades del agua, Allyson vio peces, algunos espíritus del agua hasta algunos mounstros acuáticos pasar por al lado de ellos como si nada. Ahora estaba tratando de convencer a Charlotte de que entrada.
– Lottie, no pasara nada – aseguro Allyson volviendo a tierra firme una vez que Percy la dejo –. ¡Mira yo estoy bien!
– Bien por ti – dijo Charlotte levantando los pulgares –, pero yo no voy al agua ni aunque me paguen.
Todos rieron.
Al anochecer Allyson regreso a su cabaña, sin duda como cada cumpleaños la pasaba muy bien junto a su pequeña disfuncional familia e incluso su madre le hizo una pequeña llamada de Iris para felicitarla, también le informo que durante la época escolar se querían en New York, cosa que emocionó a Allyson por que podría venir a visitar el Campamento algunos fines de semana.
Era casi la hora del toque de queda cuando entro a la cabaña, sus hermanos ya estaban durmiendo bueno algunos de ellos, otros seguramente se deslizaron hacia sus habitaciones privadas o estén aun en la forja trabajando. Allyson se sentó en su cama. Su cama poseía un control digital en la cabecera de donde podía controlar los que quisiera de su litera, poner música, reflejar alguna imagen en el techo de su litera e incluso reproducir viejos VHS, como todas las literas de la cabaña, su cama se retrae a una habitación privada en el sótano que normalmente la utiliza para guardar cosas de suma importancia o las chucherías que le conseguían los miembros de la cabaña de Hermes.
Le gustaba su cabaña, le gustaba sus hermanos.
Allyson quiso echarse en su cama para tras que su cabeza topo con la almohada algo duro la molesto.
– ¿Qué? – gruño molesta, pesando en que quizás alguno de sus hermanos volvió a perder alguna herramienta. Levanto su almohada, esperando encontrar con alguna herramienta pero en su lugar un libro de tapa dura de cuero crema estaba allí. – ¿Y esto?
Allyson tomo el libro entre sus manos, olía a humo y engranajes viejos. Una nota se deslizo por un costado del libro, cayendo aun costado de las piernas de Allyson. La nota estaba escrita con queda decir a mano y una horrible letra en griego.
«Feliz cumpleaños Allyson». Era lo que decía la nota, solo eso sin una firma ni nada.
Allyson dejo la nota a un lado, abrió el libro con mucho cuidado. Sus ojos casi se salen de orbita cuando vio lo que estaba escrito entre las hojas, eran planos, muchos planos de toda clase de proyectos: armas griegas, maquinas de ataques, trampas, y varios planos que solo estaban iniciados sin ninguno titulo pero con siluetas de armas. Todo escrito a mano. Las indicaciones, materias y modo de uso estaban en griego, perfecto para que lo lea sin problemas.
– Esto es fantástico – murmuro pasando las hojas, luego de la pagina 99 no había nada más. Las demás hojas estaban vacías – ¿Quién…?
Claro que sabía quién era el posiblemente autor de ese regalo, pero no quería ilusionarse, vivir de una falsa esperanza. Sin embargo, ese libro estaba entre sus manos y esos planos de proyectos tan espectaculares solo podía hacerlos una persona, oh mejor dicho, una divinidad. Allyson sonrio, cerro el libro y lo abrazo contra su pecho.
– Gracias, papá – susurro para si misma, pero algo le decía que su padre la estaba escuchando.
La última noche del curso estival llegó demasiado rápido.
Los campistas cenaban juntos por última vez. Quemaron parte de su cena para los dioses. Junto a la hoguera, los consejeros mayores concedían las cuentas de «fin de verano».
Percy obtuvo su propio collar de cuero, en cuanto vio la cuenta su rostro se sonrojo de sobre manera. Era completamente negra, con un tridente verde mar brillando en el centro.
– La elección fue unánime – anunció Luke –. Esta cuenta conmemora al primer hijo del dios del mar en este campamento, ¡y la misión que llevó a cabo hasta la parte más oscura del inframundo para evitar una guerra!
El campamento entero se puso de pie y vitoreó a Percy. Incluso la cabaña de Ares se vio obligada a levantarse. La cabaña de Atenea empujó a Annabeth hacia delante para que compartiese el aplauso, la cabaña de Apolo empujaron a Lerley y Charlotte para que también se unieran a ellos.
Lerley abrazo a Percy por los hombros, ambos amigos rieron. Percy no estaba seguro de como sentirse en ese momento. Por fin había encontrado a una familia, gente que se preocupaba por él y pensaban que había hecho algo bien. Pero, por la mañana, la mayoría de marcharía a pasar el año fuera.
Esa noche antes de irse a dormir, Percy busco a Charlotte tenia una gran duda que quería aclarar. Vio por ultima vez a la pelinegra con la cabaña de Hefesto despidiéndose de sus amigos, pues sabia que Rosse, Eve y ella se marcharían por la mañana a Salem en donde pasarían el año escolar. Si Salem, la cuidad de las brujas, bromearon varios días sobre el tema diciendo que si nos los atacaban mounstros, seguramente lo haría algún espíritu.
Percy encontró a Charlotte junto a Katie Gardner y otra chica de la cabaña de Deméter que Percy no conocía.
– ¡Rayito!
Charlotte detuvo su conversación con ambas chicas, giro sobre sus talones mirando como Percy corría hacia ella. Charlotte se despidió de ambas chicas con cortos abrazos y espero que Percy se acercara a ella.
– Cerebro de anemona. ¿Qué se te perdió?
Percy se recargo sobre sus rodillas tratando de recuperar el aire perdido por la carrera que dio.
– Necesito preguntarte algo, bueno mas bien es como una opinión.
Charlotte asintió, movió la mano en una ademan indicándole a Percy que siquiera hablando. Percy el dijo sobre la carta que su madre le envió hace unas semanas atrás, en donde su madre le decía que Gabe había desaparecido misteriosamente; de hecho, que había desaparecido de la faz de la tierra. Sally acababa de vender su primera escultura de hormigón tamaño natural, titulada El jugador de póquer, a un coleccionista a través de una galería de arte del Soho. Charlotte no pudo evitar sentirse muy feliz por Sally al saber lo que en realidad hizo.
– Ella quiere que vuelva…en realidad que volvamos – dijo Percy –, quiere que Lery vaya conmigo. Vivir juntos y estudiar en la misma escuela pero yo no sé, ¿Qué tan peligroso es allá afuera? Tu eres hija de Zeus, vives fuera del Campamento y yo… – se quedo callado sin saber que más decir.
Charlotte entendía a Percy. Durante su primer año en el Campamento pensó lo mismo, estaba por quedarse durante todo el año e incluso se hizo la idea de no volver mas a su casa por el miedo a que algún mounstro pudiera lastimar a su pequeña familia, sin embargo Lee le dio una larga charla. No iba a vivir como en un cuento de Hadas afuera, pero darse un respiro de la presión del Campamento era lo mejor para ella o para cualquier semidios. Teniendo a su familia cerca, todo le resulto mas sencillo.
– Percy, seré sincera contigo. Estar afuera es un constante peligro, me he enfrentado a varios mounstros a lo largo de mi vida, pensaba en volver al Campamento y dejar tirado el año escolar afuera, sin embargo, aprendí a sobrellevarlo. Pelear se volvió como un tipo de entrenamiento extra para mí, quizás con un poco de suerte no te ataquen mucho pero vivir aislados no es la solución.
» En ocasiones necesitamos ese respiro de nuestra propia realidad, no es el mejor respiro pero es lo mejor que tendremos. Si no te sientes listo para estar afuera, puedes simplemente volver, pero no te quedes con la ganas de intentarlo. El peor fracaso es no haberlo intentado.
Percy asintió en comprensión.
– Tienes razón, yo voy a pensarlo, lo hablaré con Lery – afirmo el semidios con una media sonrisa en su rostro –. ¿A que hora te vas?
– Pasada las nueve de la mañana.
– Oh, espero estés llevando un libro sobre espíritus o agua bendita, la vas a necesitar – se burlo Percy. Charlotte se rio sarcásticamente, golpeando el hombro de Percy con su puño.
– Jaja muy gracioso, Jackson. Solo espera, aprenderé a invocar espíritus y no es mi culpa si aparecen a jalarte las piernas por las noches.
La sonrisa de Percy se borro haciendo que Charlotte se carcajee. Ambos se quedaron hablando sobre Salem y las cosas que habían leído del pueblo, por alguna razón a su madre la derivaron a ese extraño pueblo en Massachusetts. Pasarían el año allá estudiando en una escuela local que quedaba a solo cinco minutos de su nueva casa.
Eve no estaba precisamente emocionada por vivir en un pueblo en donde la brujería posiblemente seguía presente. Claro, no sería como la vida Sabrina Spellman y en verdad Eve esperaba no terminar como en Hocus Pocus. Finalmente, Percy y Charlotte se despidieron cuando el toque de queda estaba por iniciar, tras que Percy le dijera que la vería en la colina para despedirse, se separaron para dirigirse a sus respectivas cabañas.
Will estaba en la puerta de la cabaña, el menor le sonrio burlonamente cuando vio a Charlotte acercarse. La chica arqueo una ceja confundida por la mirada del hijo de Apolo.
– ¿Qué sucede risitos? – pregunto extrañada.
– Oh nada. – respondió Will con tono de inocencia –. Solo que te llevas muy bien con Percy.
Charlotte se cruzo de brazos, aun mas confundida que hace dos segundos.
– Aja, ¿y?
Will negó con la cabeza riendo, se aparto de la entrada para darle paso a Charlotte.
– Nada, nada. Mejor vamos a dormir, mañana debemos salir temprano.
 ⋆˚ఎ ☆ ໒˚⋆
   La mañana en donde la mayoría de los campistas se iban siempre eran un desastre. La cabaña siete no era la excepción, la cabaña quedaba casi vacía a excepción de Lee, Austin, Jerry, Victoria y Lerley quienes eran lo que se quedaban en el Campamento. Charlotte revisaba que todo estuviera dentro de su maleta por ultima vez, en realidad, Lee reviso sus cosas anoche pero jamás esta demás darle una ultima mirada.
– Traeré los nuevos discos de música que encuentre. – dijo Kayla terminando de meter sus ropas en la maleta –. Olvídenlo si piensan que voy a traer Justin Bieber.
Austin desde su litera soltó una queja, todos en la cabaña rieron. Charlotte miro a todos sus hermanos se pueden decir, estaba tan agradecida por tenerlos con ella, agradecida por Apolo al darle su bendición y dejarla quedarse en la cabaña. No se imagina durmiendo sola en la cabaña uno, a diferencia de Percy, ella no se siente tan cómoda con la idea de estar sola en una cabaña aun mas con esa enorme estatua de su padre en medio de la cabaña.
Le gustaba estar en la cabaña siete, se siente como su pequeño hogar con hermanos revoltosos tratando de ser controlados por el adulto ––Lee–– responsable. Amaba pasar el año con su madre y hermana, pero eso no evitaba que deseara que los días pasaran rápido para poder volver al Campamento.
– Estaré por Lynn durante el invierno – le dijo Michael a Charlotte –. Quizás pueda pasar por Salem y pasar unos días con ustedes.
– ¡Oh eso será genial, Michael! – exclamo feliz –. Escríbeme para esperarte en casa, a mamá no le molestara.
Michael asintió dándole una hermosa sonrisa. Charlotte cerro su maleta, se colgó su mochila en la espalda, iría por Eve a la cabaña diez, juntas se despedirían a sus amigos por ultima vez antes de bajar por la colina para encontrarse con su madre. Viajarían en el jet privado de la fundación Healy hasta Salem, no estaba segura de que tan largo sería el viaje pero no esperaba algo tan corto.
– ¿Lista? – preguntó Lerley dando un salto desde su litera al suelo. Charlotte asintió –. Andando entonces.
Lerley tomo la maleta de Charlotte. La pelinegra se despidió por ultima vez de todos los miembros de la cabaña siete, Lee beso su frente y le recordó escribirle cada vez que pudiera. Ambos salieron de la cabaña siete y se encaminaron a la diez con pasos lentos, notando como varios de los campistas ya habían abandonado el campamento y otros aún se despedían de sus hermanos o amigos.
– ¿Has pensando en la profecía? – preguntó Lerley.
– Ah decir verdad, no – confeso Charlotte.
Era verdad desde que volvió de la misión no se sentó a pensar en la profecía, en sus sueños o en los que paso en la bahía, decidió mejor disfrutar lo que quedaba de su verano en el Campamento. De todas formas, Rosse pasaría el año con ella, tendrían tiempo para hablar y pensar.
– Yo sí. «Irás al oeste, donde te enfrentarás al dios que se ha rebelado». Fuimos hasta allí, Percy se enfrento a Ares. «Encontrarás lo robado y lo devolverás». Hecho. Marchando una de rayo maestro. Marchando otra de yelmo de oscuridad para Hades. ¡Hicimos todo! Sin embargo, creo aún faltan cosas aquí. ¿No es muy sencillo para ser una profecía? Siento que faltan partes que no sabemos.
Era cierto. Ahora que Charlotte lo pensaba era cierto, las profecías nunca eran sencillas o fáciles, aun peor cortas. Si algo aprendió conviviendo con los hijos de Apolo durante años es que el Oráculo jamás te lo pondrá fácil, Lerley se dio cuenta de ello y ahora también Charlotte. Percy les estuvo ocultando el resto de la profecía por estas semanas. ¿Habían o no concluida con ella?
– ¿Dónde esta Percy? – pregunto Charlotte deteniéndose en su lugar.
Lerley la imito, se encogió de hombros.
– No lo he visto hoy. ¿Qué sucede Lottie?
– Ese pequeño pez nos ha ocultado el resto de la profecía, no nos ha dicho toda la verdad y… – sus palabras se quedaron en el viento. Sus ojos se clavaron directo en el bosque, impactada. Lerley le siguió la mirada, el aire abandono sus pulmones ante lo que veía.
Percy.
Percy aparecía entre medio de los arboles siendo arrastrado por dos ninfas, estaba sudando, su cuerpo temblaba y juraban que su piel pasaba de un color verde a gris. Charlotte fue la primera en reaccionar, corrió hasta donde estaba Percy con las ninfas, lo tomo en sus brazos. Estaba ardiendo en fiebre.
– ¡Will! – gritaba con todas sus fuerzas – ¡Will! – volvió a gritar. Se giro para ver a Percy medio inconsciente entre sus brazos, lo agito un poco buscando la manera de mantenerlo despierto – Escucha cerebro de anemona, no cierres los ojos. ¿Entendiste? Vamos solo aguanta un poco más.
– ¿Lottie? – sus parpados se agitaron y su voz era débil.
Lerley salio de su ensoñamiento, salio corriendo gritando por ayuda casi inmediatamente llegaron Allyson y Rosse corriendo, al ver a Percy tirado en el piso prácticamente muerte soltaron un grito horrorizado. Allyson fue hasta donde Charlotte, cayo de rodillas al lado de Percy.
– ¿Percs? – Allyson lo sacudió, pero esta vez no despertó. – ¡Percy! ¡Percy!
Charlotte temblaba, sus ojos no se despegaban de Percy. ¿Qué le había sucedido? ¿Quién lo lastimo? No era momento de preguntas, debían actuar o Percy moriría.
Charlotte se levantó del suelo, le indico a Allyson que le ayudara a levantar a Percy. Entra las dos cargaron al chico, arrestándolo mas adentro del Campamento. Escucharon el sonido de la caracola, a lo lejos y lo siguiente que paso fue que Lerley, Will y Lee llegaron a su ayuda. Will y Lee cargaron a Percy y se lo llevaron, lo único que pudieron escuchar fue la preocupada voz de Will diciendo «Es veneno de escorpión».
 ⋆˚ఎ ☆ ໒˚⋆
  La espera se sentía eterna, ninguno de los semidioses abandono la enfermería, solo Eve que se encargo de salir afuera a decirle a su madre que no podía irse aun dándole una vaga explicación de lo que sucedido con Percy, afortunadamente Natalie entendió perfectamente y dijo que esperaría a las afueras del Campamento por noticias de la salud del hijo de Poseidón.
Allyson estaba sentada al lado de Percy dándole néctar, por suerte Will y Lee con ayuda de Quirón pudieron estabilizar a chico, ahora estaba recuperando casi todo su color. En un momento Percy abrió los ojos, noto a Allyson a su lado derecho, Lerley en su lado izquierdo con un paño que pasaba por su frente. Rosse y Eve estaban sentadas en una esquina, Annabeth junto a Charlotte ordenaban algunas cosas de la enfermería.
Charlotte al notar que Percy despertaba, llamo a todos y de pronto la camilla en donde reposaba el azabache estaba rodeaba por su grupo de amigos.
– Aquí estamos otra vez – dijo Percy en un susurro mirando a sus amigos. – Con algunos nuevos más, claro…
– Cretino – dijo Annabeth.
– Estúpido – la siguió Allyson.
– Imbécil – dijo Rosse.
– Semidios inepto – dijo Eve.
– Maldito inútil – termino de decir Charlotte.
Percy se estremeció al escuchar los tonos serios con los que hablaban sus amigas. Si, ellas daban mas miedo que cualquier mounstro o dios que podía existir en la fas de la tierra.  
– Estabas verde y volviéndote gris cuando te encontramos. – dijo Lerley – De no ser por los cuidados de Quirón, Lee y Will…
– Bueno, bueno – intervino la voz de Quirón –. La constitución de Percy tiene parte del mérito.
Lerley se sentó aun costado de la camilla de Percy, mirando a su mejor amigo con preocupación.
– ¿Cómo te encuentras? – preguntó el centauro.
– Como si me hubieran congelado las entrañas y después las hubieran calentado en el microondas.
– Bien, teniendo en cuenta que eso era veneno de escorpión del abismo. Ahora tienes que contarme, si puedes, qué ocurrió exactamente.
Entonces Percy comenzó a relatar lo que había ocurrido. Como Luke Castellan lo había invitado a unas Coca-Cola ilegales y había comenzado a decir cosas extrañas en contra de los dioses. De como Luke fue quien robo el rayo maestro de Zeus, de como había traicionado al Campamento y de como casi lo mata por un escorpión del abismo.
El silencio fue rotundo. Charlotte pudo sentir como algo en su interior se rompía, como el corazón le dolía y el aire le empezaba a faltar, vaya que no era la única. A Eve se le llenaron los ojos de lágrimas, que se limpió rápido para evitar ponerse a llorar. Lerley y Annabeth no estaban muy diferentes a ella, no existían palabras para explicar toda la amargura que sentían.
– No puedo creer que Luke… – A Annabeth le falló la voz. Su expresión se tornó de tristeza y enfado –. Sí, sí puedo creerlo. Que los dioses lo maldigan… Nunca fue el mismo tras su misión.
– Es un traidor – fue lo único que dijo Lerley.
– Hay que avisar al Olimpo – murmuró Quirón –. Iré inmediatamente.
– Luke aún está ahí afuera – dijo Percy –. Tengo que ir tras él.
Quirón meneó la cabeza.
– No, Percy. Los dioses…
– No harán nada – espetó Percy –. ¡Zeus ha dicho que el asunto estaba cerrado!
– Percy, sé que esto es duro, pero ahora no puedes correr en busca de venganza. Primero tienes que reponerte, y después someterte a un duro entrenamiento.
A Percy no le gustaba la idea, pero su mano herida decía otra cosa. Paso una mirada a sus amigos quienes no había dicho ninguna palabra hasta el momento, todos parecían perdidos, pensativos, sus ojos se toparon con los azules eléctricos de Charlotte y Percy pudo ver la tristeza, el rencor y el enojo mesclado en su mirada. Lo entendía, la persona en la cual más confiaba los había traicionado.
– Quirón, tu profecía del Oráculo era sobre Cronos, ¿no? ¿Aparecía yo en ella? ¿Y Charlotte? ¿Alguno de los chicos?
Lerley y Annabeth compartieron una mirada. Ninguno dijo nada, no querían que Percy o Charlotte supieran lo que sabían acerca de la Gran Profecía. No estaban destinados a saberla, pero las circunstancias los pusieron en ese lugar.
Quirón se revolvió con inquietud.
– Percy, no me corresponde…
– Te han ordenado que no me lo cuentes, ¿verdad?
Sus ojos eran comprensivos pero tristes.
– Serás un gran héroe, niño. Haré todo lo que pueda para prepararte. Pero si tengo razón sobre el camino que se abre ante ti… – Un súbito trueno retumbó haciendo vibrar las ventanas–. ¡Bien! – exclamó Quirón –. ¡Vale! – Exhaló un suspiro de frustración y añadió –: Los dioses tienen sus motivos, Percy. Saber demasiado del futuro de uno mismo nunca es bueno.
– Pero no podemos quedarnos aquí sentados sin hacer nada – insistió Percy.
– No vamos a quedarnos sentados – prometió Quirón –. Pero debes tener cuidado. Cronos quiere que te deshilaches, que tu vida se trunque, que tus pensamientos se nublen de miedo e ira. No lo complazcas, no le des lo que desea. Entrena con paciencia. Llegará tu momento.
– Suponiendo que viva tanto tiempo.
– Debes confiar en mí, Percy. Pero primero tienes que decidir tu camino para el próximo año. Yo no puedo indicarte la elección correcta… – Charlotte supuso que Quirón prefería que Percy se quedara en el Campamento, tal como lo quería con ella, sin embargo estaba obligándose a no aconsejarlo –. Tienes que decidir si te quedas en el Campamento Mestizo todo el año, o regresas al mundo mortal para hacer séptimo curso y luego volver como campista de verano. Piensa en ello. Cuando regrese del Olimpo, debes comunicarme tu decisión.
Percy quería hacerle mas preguntas, pero prefirió quedarse callada al notar la expresión de Quirón. Ya había dicho todo lo que podía.
– Regresaré en cuanto pueda – prometió Quirón – oh, Charlotte, Rosse y Eve no hagan esperar mas a Natalie. – Miró a Annabeth –. Oh, y querida… cuando estés lista, ya están aquí.
Rosse miro a Annabeth, dándole una sonrisa alentadora. Al parecer era la única que sabia que ocurría, pues el resto de los amigos estaba confundidos totalmente.
– ¿Quiénes están aquí? – preguntó Percy.
Nadie respondió. Quirón salio de la habitación. Su silla se ruedas aun se escuchaba mientras se alejaba por el pasillo y después bajar cuidadosamente por los escalones.
– Creo que, nosotras debemos irnos – dijo Charlotte mirando a Eve y Rosse quienes asintieron de acuerdo –. Mi madre esta afuera desde hace horas. – miro a Percy – ¿Necesitas algo más?
– Sí, ayúdenme a incorporarme. Quiero salir fuera. – Percy vio como sus amigos iban a empezar a quejarse – sin quejas, ayúdenme, tontos.
Percy saco las piernas de la cama. Lerley lo sujeto antes que cayera el suelo. Percy se puso pálido y parecía que quería vomitar.
– Imbécil – gruño Rosse rodando los ojos.
– Estoy bien – insistió Percy.
Percy logro dar un paso, después otros, aun apoyando casi todo su peso en Lerley. Las chicas lo seguían de cerca murmurando cosas como que los chicos son estúpidos, que si se caía iban a reírse en su cara y que para que lo cuidan si igual hacia lo que quería, provocando que Percy riera un poco.
Cuando llegaron al porche, Percy tenia todo el rostro perlado de sudor y el estomago hecho un manejo de nervios. Pero consiguió llegar hasta la balaustrada. Estaba oscureciendo. El campamento parecía abandonado. La cabañas estaban a oscuras y la cancha de voleibol en silencio. Ninguna canoa surcaba el lago. Más allá de los bosques y los campos de fresas, el canal de Long Island Sound reflejaba la última luz del sol.
– ¿Qué piensas hacer? – le preguntó Lerley a Percy.
– No lo sé.
Percy les dijo que tenía la impresión de que Quirón quería que se quedara todo el año para seguir con su entrenamiento personalizado, pero no estaba seguro. Charlotte dio un paso adelante, poso su mano en el hombro de Percy.
– La decisión que tomes, debes saber que vamos a apoyarte – dijo la pelinegra con una ligera sonrisa, que Percy devolvió –. Ahora, nosotras tres debemos irnos.
Rosse asintió, se acerco a Percy para darle un pequeño abrazo casi superficial con miedo a lastimarlo.
– Ten mucho cuidado, Percy, no hagas nada de lo que tu harías – se burlo Rosse –. Voy hacerte llamada de Iris lo mas seguido que pueda, recuerda escribir y tener los ojos bien abierto.
– Entendido capitana – Percy hizo un saludo militar. Rosse rodo los ojos, se aparto de Percy para despedirse del resto del grupo. Eve fue la que se acercó dando brincos, abrazo a Percy por la cintura –. Cuídate mucho, Barbie.
– Tu también chico pez. ¡Tráeme las galletas de tu mamá cuando vuelvas!
Percy asintió, beso la frente de Eve. Fue Charlotte la ultima en acercarse, ambos se quedaron algo incomodos uno delante del otro, Percy fue el primero en estirar su mano hacia Charlotte.
– Ten un buen año, rayito.
Charlotte estrecho su mano.
– No hagas idioteces, cerebro de anemona.
– Aun tenemos esa clase de natación pendiente.
Charlotte bufo y murmuro que seguirá pendiente por un par de años más. Cuando las tres chicas estaban preparadas para alejarse de sus amigos e irse, el llamado de Annabeth las detuvo. La rubia miraba al piso algo nerviosa.
– Todos deben saber que me marcho para pasar el año – dijo finalmente. – Le escribí una carta a mi padre en cuanto volvimos, siguiendo un consejo de Percy. Le dije que lo sentía. Que volvería a casa durante el año si aún me quería. Me contestó enseguida. Así que hemos decidido darnos otra oportunidad. – Annabeth señalo la colina.
En la cima de la colina Mestiza. Junto al pino de Thalia, justo al borde de los límites mágicos del campamento, se recortaba la silueta de una familia: dos niños pequeños, una mujer y un hombre alto de pelo rubio. Parecían estar esperando. El hombre sostenía una mochila que se parecía a la que Annabeth había sacado del Waterland de Denver.
Las felicitaciones no se hicieron esperar, las chicas le dieron fuertes abrazos a Annabeth y buenos deseos para su año, intercambiaron contactos puesto que era la primera vez en años que Annabeth salía del campamento. Charlotte menciono que esperarían a Annabeth para salir todas juntas. La rubia se acerco a los dos chicos.
– ¿No van a intentar alguna tontería durante el año académico?
Ambos chicos se miraron ofendidos.
– Normalmente no hace que los busquemos – respondió Percy con simpleza.
– Cuando volvamos el próximo verano – dijo Annabeth –, iremos tras Luke. Pediremos una misión, pero, si no nos la conceden, nos escaparemos y lo haremos igualmente. ¿De acuerdo?
– Parece un plan digno de Atenea.
Percy choco las manos con Annabeth.
– Cuídate, sesos de alga – le dijo –. Mantén los ojos abiertos.
– Tú también, listilla.
Annabeth miro a Lerley, el chico frunció los labios.
– Ten un buen año, Lery. No haga idioteces.
– Cuídate, rubia.
Percy, Lerley y Allyson vieron al cuarteto de chicas marcharse colina arriba. Las Healy junto a Rosse saludaron a la familia Chase, se despidieron de Annabeth por ultima vez antes de desaparecer por la colina. Annabeth miro por ultima vez el valle. Tocó el pino de Thalia y dejó que la condujeran más allá de la colina, hacia el mundo mortal.
Percy miro a sus dos amigos a sus costados.
– Allyson, ¿iras a Nueva York, verdad? – le pregunto a la castaña. Allyson asintió –. Perfecto, oye Lery, que dices de pasar el año escolar en mi casa,
Lerley se volteo a ver a Percy sorprendido.
– ¿Qué dices, Percs?
– Mi madre quiere que te vayas a vivir con nosotros, dice que nos inscribió en la misma escuela. Podremos vivir juntos y hasta quizás ver a Allyson algunos días. ¿Qué dices?
Los ojos celestes de Lerley brillando con intensidad.
– ¡Oh claro que sí! Me encantaría, Percs.
Allyson dio pequeños aplausos emocionados.
– Al parecer seremos los tres durante el año.
– Que los dioses nos acompañen – dijo Percy –. Porque si los vamos a necesitar. Ahora compañeros de aventura, sean buenos y llévenme a mi cabaña, debemos empacar para irnos a casa.
Lerley hizo una mueca sujetando a Percy por el costado derechos mientras que Allyson lo hacia por el izquierdo.
– Estas abusando, Jackson.
– Cállate, solecito.
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CAPITULO 15: LAS CHICAS SIEMPRE DEBEN RESOLVER LOS PROBLEMAS
 Tras caminar varias cuadras, aun sintiendo como sus piernas temblaban estaban en las sombras del bulevar Valencia, mirando el rótulo de letras doradas sobre mármol negro: «ESTUDIOS DE GRABACIÓN EL OTRO BARRIO». Debajo, en las puertas de cristal, se leía: «ABOGADOS NO, VAGABUNDOS NO, VIVOS NO».
Era casi medianoche, pero el recibidor estaba bien iluminado y lleno de gente. Tras el mostrador de seguridad había un guardia con gafas de sol, porra y aspecto duro.
Percy se volvió hacia sus amigos.
– Muy bien. ¿Recuerdan el plan?
– ¿El plan? – Grover trago saliva –. Si. Me encanta el plan.
– El mejor plan – dijo Lerley entre dientes.
– ¿Qué pasa si el plan no funciona? – pregunto Annabeth.
– No pienses en negativo.
– Cierto – afirmo Charlotte –. Vamos a hacer esto, iremos a la tierra de los muertos, nos enfrentamos a Hades y que sea lo que las Moiras quieran, en realidad creo que ya viví lo suficiente, morir es una buena opción.
– Lottie – llamo Lerley –. Estas divagando.
Charlotte agito la cabeza para disculparse con una tímida sonrisa. Bajar al inframundo claro que la ponía nerviosa, como si fueras a ir hasta el castillo de Hades y decirle «Hey tío, ¿Cómo estás? ¿Existe la posibilidad de que nos des el rayo maestro de Zeus?, sin matarnos claro, si eres muy amable» actuando completamente normales, no es como si estuvieran a punto de ver el Dios de los muertos en vivo y a todo color, quien por cierto, también los quiere matar o por lo menos quiere a Percy.
Una fantástica aventura, ¿no creen?
Charlotte se volvió, noto como Percy sacaba las perlas de su bolsillo, las cinco que la nereida le había dado en Santa Mónica. Aunque no sabia exactamente como esas pequeñas perlas los ayudarían.
– Ya, perdón Percy – dijo Charlotte poniendo su mano en el hombro de Percy –. Los nervios me traicionan. Lo vamos a conseguir y todo saldrá bien. – miro por el rabadillo del ojo a sus amigos. Annabeth le dio un codazo a Lerley y Grover.
– ¡Oh, claro que sí! – dijo Grover, asintiendo con la cabeza –. Hemos llegado hasta aquí. Encontraremos el rayo maestro y salvaremos a tu madre. Ningún problema.
– ¡Va a salir todo bien! – Lerley levanto sus dos pulgares en señal de apoyo –. Saldremos de aquí victoriosos, ya lo veras.
Percy los miro y sonrio agradecido. Sintiéndose agradecido por el animo de sus amigos, solo unos minutos antes, por poco habían muerto en unas lujosas camas de agua, y ahora intentaban hacerse los valientes por él.
Se metió las perlas en el bolsillo.
– Vamos a repartir un poco de leña subterránea.
Entraron en la recepción de EOB.
Una música suave de ascensor salía de altavoces ocultos. La moqueta y las paredes eran gris acero. En las esquinas había cactos como manos esqueléticas. El mobiliario era de cuero negro, y todos los asientos estaban ocupados. Había gente sentada en los sofás, de pie, mirando por las ventanas o esperando el ascensor. Nadie se movía, ni hablaba ni hacía nada. Por el rabadillo del ojos podrían verlos a todos bien, pero si se centraban en alguno en particular, parecían transparentes.
Podían verlos a través de sus cuerpos.
El mostrador del guarda de seguridad era bastante alto, así que tenían que mirarlo desde abajo.
Llevaba gafas de sol de carey y un traje de seda italiana a juego con su pelo. También lucía una rosa negra en la solapa bajo una tarjeta de identificación. Charlotte pudo leer perfectamente su nombre: «Caronte».
– ¿Se llama Quirón? – dijo Percy, confundido.
Charlotte casi se golpea la frente con la palma de la mano, por la tonta pregunta de su amigo.
Caronte se inclinó hacia delante desde el otro lado del mostrador. Charlotte en sus gafas podía ver el reflejo de ellos, pero su sonrisa era dulce y fría, como la de una pitón justo antes de comerte.
– Mira que preciosidad de muchacho tenemos aquí. – Tenia un acento extraño, británico quizás, pero también como si el ingles no fuera su lengua materna –. Dime, ¿te parezco un centauro?
– N-no.
– Señor – añadió con suavidad.
– Señor – repitió.
Agarró su tarjeta de identificación con dos dedos y pasó otro bajo las letras.
– ¿Sabes leer esto, chaval? Pone C-A-R-O-N-T-E. Repite conmigo: CARON-TE.
– Caronte.
– ¡Impresionante! Ahora di: señor Caronte.
– Señor Caronte.
– Muy bien. – Volvió a sentarse –. Detesto que me confundan con ese viejo jamelgo de Quirón. Y bien, ¿en qué puedo ayudaros, pequeños muertecitos?
La pregunta golpeo a Percy en el estómago como un puño. Percy miro a Charlotte, vacilante.
– Queremos ir al inframundo, señor Caronte – intervino ella.
Caronte emitió un silbido de asombro.
– Vaya, niña, eres toda una novedad.
– ¿Sí? – repuso ella.
– Directa y al grano. Nada de gritos. Nada de «tiene que haber un error, señor Caronte» – Se les quedo mirando –. ¿Y cómo habéis muerto, pues?
Lerley le soltó un codazo a Grover.
– Bueno…– respondió el –. Esto…en un accidente de bicicleta.
Charlotte miro de reojo a Grover. ¿En realidad dijo que en una bicicleta?, ella solo un pequeño respiro mientras en su mente se quejaba del grandioso plan que armo Percy. Era la ultima vez que dejaba a Percy a cargo de un plan.
– ¿Los cinco?
Todos asintieron.
– Menuna colisión que fue esa – Caronte parecía impresionado –. Supongo que no tendréis monedas para el viaje. Veréis, cuando se trata de adultos puedo cargarlo a una tarjeta de crédito, o añadir el precio del ferry a la factura del cable. Pero los niños… Vaya, es que nunca os morís preparados. Supongo que tendréis que esperar aquí sentados unos cuantos siglos.
– No, si tenemos monedas. – Percy puso tres dracmas de oro en el mostrador, parte de lo que encontró en el despacho de Crusty.
– Bueno, bueno…– Caronte se humedeció los labios –. Dracmas de verdad, de oro autentico. Hace mucho no veo una de estas…– Sus dedos acariciaron codiciosos las monedas.
Entonces Caronte los miro fijamente, giro a ver a Charlotte por mas tiempo. Charlotte sintió como su frialdad la atravesaba por el pecho.
– A ver – dijo –. ¿Cómo no he dado cuenta? No han podido leer mi nombre correctamente y esa – apunto a Charlotte –, se parece tanto al viejo ese. Son unos diosecillos.
Charlotte abrió la boca ofendida por la manera en que Caronte se refirió a ella. No era la primera vez que escuchaba que poseía un gran parecido con su progenitor divino, varios campistas que fueron de excursión al Olimpo durante el solsticio le comentaron acerca del gran parecido que encontraron entre el Dios y ella. Sin embargo, jamás se sintió cómoda con esos comentarios además, Charlotte jamás vio a Zeus no podía negar o confirmar esos comentarios.  
– Tenemos que llegar al inframundo – insistió Percy.
Caronte soltó un profundo rugido.
Todo el mundo en la sala de espera se levantó y empezó a pasearse con nerviosismo, a encender cigarrillos, mesarse el pelo o consultar los relojes.
– Marchaos mientras podáis – les dijo Caronte –. Me quedaré las monedas y olvidaré que os he visto. – Hizo ademan de guardárselas, pero Charlotte se las arrebato.
– Sin servicio no hay paga, simple y sencillo amigo. – dijo en un tono demandante. Percy se sorprendió con la dureza con la que Charlotte reaccionaba, es como si no estuviera con miedo o nerviosa, pero vaya que si lo estaba por dentro.
Caronte volvió a gruñir, esta vez un sonido profundo que helaba la sangre. Los espíritus de los muertos empezaron a aporrear las puertas del ascensor.
– Es una pena – suspiro Percy –. Teníamos mas que ofrecer.
Percy le enseño la bolsa llena con las cosas de Crusty. Saco un puñado de dracmas y dejo que las monedas se escurrieran entre sus dedos. El gruñido de Caronte se convirtió en una especie de ronroneo de león.
– ¿Creen que puedes comprarme, criaturas de los dioses? Oye… solo por curiosidad, ¿Cuánto tienes ahí?
– Mucho – contesto Charlotte –. Apuesto a que Hades no le paga lo suficiente por un trabajo tan duro.
– Uf, si les contara… Pasar el día cuidando de estos espíritus no es nada agradable, te lo aseguro. Siempre están con «por favor, no dejes que muera», o «por favor, déjame cruzar gratis». Estoy harto. Hace tres mil años que no me aumentan el sueldo. ¿Y te parece que los trajes como éste salen baratos?
– Se merece algo mejor – coincidió Percy –. Un poco de aprecio. Respeto. Buena paga.
A cada palabra, apilaba otra monera de oro en el mostrador.
Lerley desde atrás miraba a sus dos amigos sorprendido, la manera en que ambos estaban llevando la situación era simplemente espectacular. «Este par ser aun peligro en el futuro si siguiente trabajando juntos – pensó –. Que los dioses nos ayuden».
Caronte le echó un vistazo a su chaqueta de seda italiana, como si se imaginara vestido con algo mejor.
– Debo decir, chavales, que lo que dices tiene algo de sentido. Sólo un poco, ¿eh?
Percy apilo una moneda más.
– Yo podría mencionarle a Hades que usted necesita un aumento de sueldo…
Caronte suspiro.
– De acuerdo. El barco está casi lleno, pero intentaré meteros con calzador, ¿vale? – Se puso en pie, recogió las monedas y dijo –: Seguidme.
Caronte se abrió paso entre la multitud de espíritus a la espera, que intentaron colgarse de ellos mientras susurraban con voces lastimeras.
Caronte los apartaba de su camino murmurando: «Largo de aquí, gorrones». Los escoltó hasta el ascensor, que ya estaba lleno de almas de muerto, cada una con una tarjeta de embarque verde. Caronte agarró a dos espíritus que intentaban meterse entre ellos y los devolvió a la recepción.
– Vale. Escuchad: que a nadie se le ocurra pasarse de listo en mi ausencia – anuncio a la sala de espera –. Y si alguno vuelve a tocar el dial de mi micrófono, me aseguraré de que paséis aquí mil años más. ¿Entendido?
Charlotte entendió en realidad que estaban entrando en el inframundo en el momento que Caronte cerro las puertas. Metió una tarjeta magnética en una ranura del ascensor y empezaron a descender. Ya no tenían como tirarse para atrás.
– ¿Qué les pasa a los espíritus que esperan? – pregunto Annabeth.
– Nada – repuso Caronte.
– ¿Durante cuanto tiempo?
– Para siempre, o hasta que me siento generoso.
– Vaya – dijo Annabeth –. Eso no parece… justo.
Caronte arqueo una ceja.
– ¿Quién ha dicho que la muerte sea justa, niña? Espera a que llegue tu turno. Yendo a dónde vas, morirás pronto.
– Saldremos vivos – respondió Percy.
En verdad Lerley quiso creerle a Percy, en realidad lo quiso intentar pero los nervios eran muchos mas grandes. Estaba bajando al mismo inframundo, iría a enfrentar cara a cara al rey de los muertos. El hijo Apolo le tenia un gran respeto a Hades, no era un gran simpatizante de Hades pero admitía que el Dios es mucho mas poderoso y peligroso que muchos dioses, claro eso jamás lo diría en voz alta.
De repente sintieron un mareo. No bajaban, sino que iban hacia adelante. El aire se tornó neblinoso. Los espíritus que los rodeaban empezaron a cambiar de forma. Sus prendas modernas se desvanecieron y se convirtieron en hábitos grises con capucha. El suelo del ascensor empezó a bambolearse.
Charlotte cerro los ojos con fuerza. Cuando los abrió, el traje de Caronte se había convertido en un largo hábito negro, y tampoco llevaba las gafas de carey. Donde tendría que haber habido ojos sólo había cuencas vacías; como las de Ares pero totalmente oscuras, llenas de noche, muerte y desesperación.
Caronte advirtió que Percy lo miraba y pregunto:
– ¿Qué pasa?
– No, nada – consiguió decir.
Charlotte pensó que estaba sonriendo, pero no era eso. La carne de su rostro se estaba volviendo transparente, y podía verle el cráneo.
El suelo seguía bamboleándose.
– Me parece que me estoy mareando – dijo Grover.
Para cuando volvieron a cerrar los ojos, el ascensor ya no era un ascensor. Estaban encima de una barcaza de madera. Caronte empujaba una pértiga a través de un río oscuro y aceitoso en el que flotaban huesos, peces muertos y otras cosas más extrañas: muñecas de plástico, claveles aplastados, diplomas de bordes dorados empapados.
– El rio Estigio – murmuro Charlotte –. Oh, esta tan…
– Contaminado – la ayudo Caronte –. Durante miles de años, vosotros los humanos habéis ido tirando de todo mientras lo cruzabais: esperanzas, sueños, deseos que jamás se hicieron realidad. Gestión de residuos irresponsable, si vamos a eso.
La niebla se enroscó sobre la mugrienta agua. Por encima de ellos, casi perdido en la penumbra, había un techo de estalactitas. Más adelante, la otra orilla brillaba con una luz verdosa, del color del veneno.
Percy fue el primero en sentir pánico. ¿Qué estaba haciendo allí? Toda aquella gente alrededor… estaba muerta. Charlotte le agarro la mano. En circunstancias normales, Percy habría sentido vergüenza aunque no era la primera vez que se tomaban de la mano, pero ahora podía sentir porque lo hacía. Quería asegurarse de que alguien más estaba vivo en el barco.
Percy noto por el rabadillo de su ojo a Lerley casi abrazado a Grover, moviendo sus labios rápidamente en plegarias silenciosas. Percy hizo lo mismo, sin saber exactamente a quien le rezaba. Allí abajo, sólo un dios importaba, y era el mismo al que había ido a enfrentarse.
La orilla del inframundo apareció ante su vista. Unos cien metros de rocas escarpadas y arena volcánica negra llegaban hasta la base de un elevado muro de piedra, que se extendía a cada lado hasta donde se perdía la vista. Llegó un sonido de alguna parte cercana, en la penumbra verde, y reverberó en las rocas: el gruñido de un animal de gran tamaño.
– El viejo Tres Caras esta hambriento – comento Caronte. Su sonrisa se volvió esquelética a la luz verde –. Mala suerte, diosecillos.
La quilla de la barcaza se posó sobre la arena negra. Los muertos empezaron a desembarcar. Una mujer llevaba a una niña pequeña de la mano. Un anciano y una anciana cojeaban agarrados del brazo. Un chico, no mayor que ellos, arrastraba los pies en su hábito gris.
– Les desearía suerte, chavales – dijo Caronte –, pero es que ahí abajo no hay ninguna. Pero oigan, no se olviden de comentar lo de mi aumento.
Conto las monedas de oro en su bolsa y volvió a agarrar de la pértiga. Entonó algo que parecía una canción de Barry Manilow mientras conducía la barcaza vacía de vuelta al otro lado.
Lerley trago saliva nervioso, fue el primero en seguir a los espíritus por el gastado camino siendo seguido por sus amigos. A diferencia del resto, Percy no estaba muy seguro de que encontrar, la entrada al inframundo parecía un cruce entre la seguridad del aeropuerto y la autopista de Nueva Jersey.
Había tres entradas distintas bajo un enorme arco negro en el que se leía: «ESTÁ ENTRANDO EN EREBO». Cada entrada tenía un detector de metales con cámaras de seguridad encima. Detrás había cabinas de aduanas ocupadas por fantasmas vestidos de negro como Caronte. El rugido del animal hambriento se oía muy alto, pero no podían ver de dónde procedía. El perro de tres cabezas, Cerbero, que supuestamente guardaba la puerta del Hades, no estaba por ninguna parte.
Los muertos hacían tres filas, dos señaladas como «EN SERVICIO», y otra en la que ponía: «MUERTE RÁPIDA». La fila de muerte rápida se movía velozmente. Las otras dos iban como tortugas.
– ¿Y bien? – pregunto Lerley.
– La cola rápida debe de ir directamente a los Campos de Asfódelos – dijo Annabeth –. No quieren arriesgarse al juicio del tribunal, porque podrían salir mal parados.
– ¿Hay un tribunal para los muertos?
– Si – afirmo Charlotte –. Tres jueves. Se turnan los puestos. El rey Minos, Thomas Jefferson, Shakespeare; gente de esa clase. A veces estudian una vida y deciden que esa persona merece una recompensa especial: los Campos Elíseos. En otras ocasiones deciden que merecen un castigo. Pero la mayoría… en fin, sencillamente vivieron, son historia. Ya sabes, nada especial, ni bueno ni malo. Así que van a parar a los Campos de Asfódelos.
– ¿A hacer qué?
– Imagínate estar en un campo de trigo de Kansas para siempre – contesto Grover.
– Que agobio – respondió Percy.
– Nah, no es tan malo – murmuró Lerley. Mirando alrededor vio como un par de fantasmas con hábitos negros habían apartado a un espíritu y lo empujaban hacia el mostrador de seguridad. Lerley pudo reconocer al predicador que había visto en la televisión un par de veces, en el dormitorio de la academia Yancy. – Oigan, ¿ese no es el predicador que veíamos en la televisión?
Percy se volteo a verlo.
– Anda, si – dijo al reconocerlo. Percy recordaba que era un telepredicador pelmazo que había recaudado millones de dólares para orfanatos y después lo habían sorprendido gastándose el dinero en cosas como una mansión con grifos de oro y un minigolf de interior. Durante una persecución policial su Lamborghini se había despeñado por un acantilado.
– Castigo especial de Hades – supuso Grover –. La gente mala, mala de verdad, recibe una atención personal en cuanto llegan. Las Fur… Las Benévolas prepararán una tortura eterna para él.
Pensar en las Furias hizo que Percy junto a Lerley se estremezcan. De pronto cayeron en cuenta de que aquel momento se hallaban en su territorio. La buena de la señora Dodds estaría relamiéndose de la emoción.
– Pero si es predicador y cree en un infierno diferente… – objeto Percy.
Grover se encogió de hombros.
– ¿Quién dice que esté viendo este lugar como lo vemos tú y yo? Los humanos ven lo que quieren ver. Sois muy cabezotas… quiero decir, persistentes.
Se acercaron a las puertas. Los alaridos se oían tan alto que hacían vibrar el suelo bajo a sus pies, aunque seguían sin localizar el lugar de donde procedían, menos Charlotte, ella podía sentir de la dirección de dónde venían pero no lograba ver nada, hasta que quince metros delante, la niebla verde resplandeció. Justo donde el camino se separaba en tres había un enorme mounstro envuelto en sombras.
Percy no lo había visto antes porque era semitransparente, como los muertos. Si estaba quieto se confundía con cualquier cosa que tuviera detrás. Sólo los ojos y los dientes parecían sólidos. Y estaba mirándolo.
Casi se le desencajo la mandíbula. Lo único que se le ocurrió decir fue:
– Es un rottweiler.
Los muertos caminaban directamente hacia él: no tenían miedo. Las filas en servicio se apartaban de él cada una a un lado. Los espíritus camino de muerte rápida pasaban justo entre sus patas delanteras y bajo su estómago, cosa que hacían sin necesidad de agacharse. Entre mas se iban acercando, era como si su vista se fuera aclarando.
– Ya lo veo mejor – murmuró Percy –. ¿Por qué pasa eso?
– Estamos mas cerca de estar muertos – dijo Lerley como si fuera cosa de todos los días. Todos lo miraron mal –. ¿Qué? ¿Quieren que se los diga mas bonito?
– Tremendo hijo de Apolo – dijo Percy sarcástico.
La cabeza central del perro se alargo hacia ellos. Olisqueo el aire y gruño.
– Huele a los vivos – dijo Percy.
– Pero no pasa nada – contesto Grover temblando –. Porque tenemos un plan.
– Ya – musito Annabeth –. Eso un plan.
Charlotte quería utilizar sus característicos comentarios sarcásticos pero no era el momento adecuado, solo se limito a seguir a sus amigos acercándose al mounstro. La cabeza del medio les gruño y luego ladro con tanta fuerza que los hizo parpadear. Ella era particularmente buena con los animales, pero no estaba del todo segura si podría llegar a ganarse la confianza o controlar a un perro de tres cabeza que le sacaba mucha diferencia de tamaño. Ah, claro, y que los quería almorzar.
– ¿Lo entiendes? – le pregunto Percy a Grover.
– Si lo entiendo, sí. Vaya si lo entiendo.
– ¿Qué dice?
– No creo que los humanos tengan una palabra que lo exprese exactamente.
Esas palabras no animaron del todo al grupo. Percy saco un palo de su mochila: el poste que había arrancado de la cama de Crusty modelo safari. Lo sostuvo en alto, intentando canalizar hacia Cerbero pensamientos perrunos felices: anuncios de exquisiteces para perro, huesos de juguete, piensos apetitosos. Cabe aclarar, que Charlotte expreso que esa era una idea muy mala.
Sin embargo, no fue escuchada. Como casi siempre.
– Ey, grandulón – llamo Percy –. Seguro que no juegan mucho contigo.
– ¡GRRRRRRRRR!
– Buen perro – contesto débilmente.
Charlotte se tapo la cara con las manos dejando un pequeño espacio entre sus dedos para ver. Percy movió en palo. Su cabeza central siguió el movimiento y las otras dos concentraron sus ojos en mí, olvidando a los espíritus. Toda su atención se hallaba puesta en Percy. Eso no era nada bueno.
– ¡Agárralo! – Lanzo el palo a la oscuridad, un buen lanzamiento. Oyeron el chapoteo en el río Estigio.
Cerbero no se tuvo ninguna intención de moverse de su lugar, al contrario, los miraba de una manera furibunda. Emitió un nuevo tipo de gruñido, más profundo, multiplicado por tres.
– Se los dije pero como siempre, que me parta un rayo en dos – dijo Charlotte al aire. Percy se volteo a verla sin expresión –. ¿Algún problema, cerebro de anemona?
– Esto… – musito Grover –. ¿Percy?
– ¿Sí?
– Creo que te interesa saberlo.
– ¿El que?
– Cerbero dice que tenemos diez segundos para rezar al dios de nuestra elección. Después de eso… bueno… el pobre tiene hambre.
«Bueno, hasta aquí llegamos. Un gusto haber vivido», pensó Lerley. Se estaba preparando para empezar a correr, cuando la voz de Annabeth exclamo:
– ¡Esperad! – empezó a hurgar en su bolsa.
Los ojos de Charlotte se abrieron como platos al comprender lo que estaba buscando la rubia, se acercó a ella rápidamente para ayudarle a busca dentro de su bolsa. Ella misma fue quien puso ese objeto en la mochila de Annabeth, todo por su capricho de que quizás sea bueno para bajarle su estrés o usarlo como algún tipo de arma. Quien sabe.
– Cinco segundos – informo Grover –. ¿Corremos ya?
– ¿Chicas?
Annabeth sacó una pelota de goma roja del tamaño de un pomelo. En ella ponía: «WATERLAND, DENVER, CO». Lerley las miro como si hubieran enloquecido, antes que pudiera detenerlas, Charlotte le quito la pelota a la rubia y la levanto, ambas se encaminaron hacia Cerbero.
– ¿Ves la pelotita? – le grito Annabeth –. ¿Quieres la pelotita, Cerbero? ¡Siéntate!
Cerbero parecía tan impresionado como los chicos.
Inclino de lado las tres cabezas. Se le dilataron las seis narinas.
– ¡Cerbero, sentado! – ordeno Charlotte.
Lerley trago saliva nervioso, se sabia que Charlotte era buena controlando animales pero no estaba seguro de que eso aplicara en perros del infierno de tres cabezas pero que equivocado estaba. Cerbero se relamió los tres pares de labios, desplazó el peso a los cuartos traseros y se sentó, aplastando al instante una docena de espíritus que pasaban debajo de él en la fila de muerte rápida. Los espíritus emitieron silbidos amortiguados, como una rueda pinchada.
– ¡Muy bien chico! – dijo Charlotte, y le tiro la pelota.
Él la cazó al vuelo con las fauces del medio. Apenas era lo bastante grande para mordisquearla siquiera, y las otras dos cabezas empezaron a lanzar mordiscos hacia el centro, intentando hacerse con el nuevo juguete.
– ¡Suéltala! – le ordeno Annabeth.
Las cabezas de Cerbero dejaron de enredar y se quedaron mirándola. Tenía la pelota enganchada entre dos dientes, como un trocito de chicle. Profirió un lamento alto y horripilante y dejó caer la pelota, ahora toda llena de babas y mordida casi por la mitad, a los pies de Annabeth.
– Muy bien – Recogió la bola, haciendo caso omiso de las babas del mounstro. Luego se volvió al trio y dijo –: Id ahora. La fila de muerte rápida es la más rápida.
– Pero… – dijo Percy.
– ¡Que se muevan! – ordeno Charlotte, con el mismo tono que usaba para el perro.
Los tres chicos intercambiaron miradas, avanzaron juntos poco a poco y con cautela.
Cerbero empezó a gruñir.
– ¡Quieto! – ordeno Charlotte al mounstro –. ¡Quieto, chico, si quieres la pelotita!
Cerbero gaño, pero permaneció inmóvil.
– ¿Qué pasara con ustedes? – pregunto Percy cuando cruzaron por su lado.
– No te preocupes, estamos seguras de lo que hacemos – aseguro Charlotte manteniendo su vista fija en Cebero. Annabeth a su lado asintió.
Lerley, Grover y Percy pasaron entre las patas del mounstro. El hijo de Apolo rogaba a sus adentros que a sus amigas no les ocurría pedirle a Cerbero que se volviera a sentar. Consiguieron cruzar. Cerbero no daba menos miedo por detrás, cabía decir.
– ¡Perrito bueno! – le dijo Annabeth.
Agarro la pelota roja manchada. Esta era su ultima oportunidad, si recompensaba a Cerbero, no le quedaría nada para hacer otro jueguecito. Aun así, se la lanzó y la boca izquierda del monstruo la atrapó al vuelo, pero fue atacada al instante por la del medio mientras la derecha gañía en señal de protesta.
Así distraído el mounstro, Annabeth y Charlotte se tomaron de la mano pasaron juntas con presteza bajo su vientre y se unieron a los tres chicos en el detector de metales.
– ¿Dónde aprendiste a domar bestias, Annie? – pregunto Lerley alucinado.
– Escuela de adiestramiento para perros – respondió sin aliento, haciendo un puchero que Charlotte pensó era muy lindo –. Cuando era pequeña, en casa de mi padre teníamos un dóberman…
– Eso ahora no importa – interrumpió Grover, tirando de Percy y Lerley por la camisa –. ¡Vamos!
Estaban listos para adelantar la fila rápidamente cuando Cerbero gimió lastimeramente. Ambas chicas aun tomadas de las manos se detuvieron y se volvieron a mirar al perro, que se había girado hacia ellos. Cerbero jadeaba expectante, con la pelotita roja hecha pedazos en un charco de baba a sus pies.
– Eres un gran chico, Cebero – dijo Charlotte en un hilo de voz.
Las cabezas del monstruo se ladearon, como preocupado por ellas.
– Pronto te traeremos otra pelota – le prometió Annabeth –. ¿Te gustaría?
El monstruo aulló. No necesitaban entender su idioma para saber que Cerbero se quedaría esperando la pelota.
– Perro bueno. Vendremos a verte pronto. Te…te lo prometemos – Annabeth se volvió hacia los chicos, le dio un apretón en la mano a Charlotte quien no dejaba de ver al mounstro –. Vamos.
Grover y Percy fueron los primeros en cruzar el detector de metales, que de inmediato acciono la alarma y un dispositivo de luces rojas.
«¡Posesiones no autorizadas! ¡Detectada magia!».
Cerbero empezó a ladrar.
El grupo avanzo hasta la puerta de la muerte rápida, que disparó aún más alarmas, y corrieron hacia el inframundo.
Unos minutos después estaban ocultos, jadeantes, en el tronco podrido de un enorme árbol negro, mientras los fantasmas de seguridad pasaban frente a ellos y pedían refuerzos a las furias.
– Bueno, amor mío – murmuro Lerley –, ¿que hemos aprendido?
– ¿Que los perros de tres cabezas prefieren las pelotas rojas de goma a los palos?
– No – contesto Grover –. Hemos aprendido que tus planes son perros, ¡perros de verdad!
– Y que debemos hacerle más caso a Charlotte – añadió Lerley.
Percy esperaba escuchar alguna palabra de la hija de Zeus, pero no obtuvo nada. Charlotte estaba recostada contra el tronco del árbol con la mirada perdida, sin soltarse aun de la mano de Annabeth. Incluso fingió no darse cuenta de que Annabeth se enjugaba una lágrima de la mejilla mientras escuchaba el lastimero aullido de Cerbero en la distancia, que echaba de menos a sus nuevas amigas.
– Debemos seguir – dijo Charlotte en un tono duro –. No falta mucho.
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