Tumgik
#lo quiero mucho a la distancia ;;!
allii-90 · 3 months
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Para quien necesite leer esto:
No estás sol@, somos muchos los que estamos rotos e intentamos sobrevivir el día a día, quiero que sepas que te abrazo a la distancia y deseo que logres sanar y al menos tener paz y tranquilidad...
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deepinsideyourbeing · 4 months
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Tiempo - Enzo Vogrincic
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+18! SoftDom!Enzo. Age gap, creampie, (posible) dacrifilia, dirty talk, fingering, (breves descripciones de) girly!reader, innocence kink (implícito), sexo oral, sexo sin protección. Uso de español rioplatense (y mucho texto, sorry).
Enzo recuerda la primera vez que te vio.
Llevaba ya un tiempo preguntándose quién había ocupado el departamento que dejó cuando terminó su última relación e intentando a su vez sepultar el pensamiento para no recordar nada que tuviera que ver con aquellos momentos, pero luego comprendió que su curiosidad poco tenía que ver con los fantasmas que creía ver en el edificio al que regresó.
Era la tarde de un aburrido sábado y él deambulaba por el corredor con su cámara en las manos, intentando encontrar el ángulo perfecto para capturar la luz del sol iluminando su puerta. Entre tantos viajes decidió recostarse sobre las cerámicas de su hogar, perdiéndose en la oscuridad y conteniendo la respiración hasta que la imagen que vio a través del lente logró convencerlo.
Tus zapatos arruinaron la fotografía.
Se apartó de la cámara con una expresión de disgusto dibujándose en su rostro y un sonido mitad frustración-mitad enojo dejando sus labios, aunque dichas emociones se esfumaron cuando alzó la vista y encontró tus ojos observándolo desde la puerta. Se reincorporó y permaneció sobre sus rodillas, con una extraña sensación recorriéndolo al mirarte.
-Hola.
-Hola- le sonreíste-. Enzo, ¿no?
-Sí. ¿Vos sos…?
Te presentaste con cierta timidez, confesando que sólo te detuviste porque te asustó ver la puerta abierta y aclarando también que en el tiempo que llevabas allí jamás habías tenido oportunidad de presenciar tal fenómeno. Se declaró culpable con una sonrisa y abandonó su posición.
-Vos vivías ahí, ¿no?- señalaste tu puerta y él asintió-. ¿Y por qué volviste?
Cruzó sus brazos sobre su pecho e hizo un gesto de indiferencia.
-Me gusta este lugar. Y tengo muchos recuerdos con mis gatos.
-Menos la lámpara- arqueó una ceja-. Una lámpara con rasguños, ¿la querés…?
-Era mía- apretó los labios-. Pero no, no la quiero, gracias.
-Bueno…- dijiste, alejándote lentamente de su puerta-. Fue un gusto.
Pero él no podía permitir que te fueras.
-¿Te molesta si subo la foto…? Te puedo etiquetar.
Y de pronto no había lugar en el que no se encontraran… Ya fuera en el parque a medio kilómetro de distancia o la vieja tienda de libros en el centro de la ciudad, sus caminos se entrelazaban y siempre emprendían juntos el regreso a casa. En alguna que otra ocasión se detenían a comprar alguna bebida –un simple espresso para Enzo y para vos una bebida con nombre e ingredientes que él no podría pronunciar-, flores o sólo para acariciar gatos del barrio.
Los no-tan-breves intercambios durante las caminatas se convirtieron en charlas interminables que tenían lugar en su cocina o en tu sala de estar. Allí Enzo descubrió por fin el misterio de la playlist que reproducías todos los sábados por las noches, el nombre de las canciones que no lograba encontrar y por qué decidiste no colocar tu apellido en el timbre de la entrada, entre otros detalles con los que completó el puzzle que era para él tu persona.
Recuerda también el día en que pediste su ayuda para decidir cómo decorar la sala para tu cumpleaños, comentándole que organizarías una pequeña reunión con tus amigas e invitándolo a acompañarte luego de preguntar por su agenda. Observó por un largo rato los productos que le señalabas en la pantalla de tu laptop y luego recordó preguntar:
-¿Y cuántos años cumplís?
-Veintidós… ¿De qué te reís?
-Dale- insistió entre risas-. Decime.
-Veintidós, Enzo.             
Su sonrisa se esfumó y se desplomó contra los cojines del sofá, notando en ese entonces que sus jeans rozaban tus muslos. No pareciste notar su reacción o decidiste ignorarla, pero poco podía importarle aquello cuando la voz en su cabeza gritaba que había cometido un error. Cuando se despidió besó tu mejilla con cierta reticencia e hizo un esfuerzo para no voltear antes de cerrar su puerta.
Aquella noche lo encontró en vela. Contó ovejas hasta aburrirse, el té caliente que debía ayudar quemó su lengua y ningún programa en la televisión llamaba su atención el tiempo suficiente; releyó conversaciones, fingió tener la intención de borrar todas tus fotos y tu contacto, juró romper las notitas que dejaste cuando regaste sus plantas durante su último viaje. Gritó y maldijo contra la almohada a sabiendas de que no sería capaz de hacer esas cosas.
Pensó en todas las señales que pasó por alto: algunas de tus prendas y los moños en el cabello, los cuales creyó parte de la reciente y creciente aceptación de la feminidad, las bromas y referencias que no comprendiste, parte del contenido que consumías en redes y que habías compartido con él. Sin ir más lejos, había visto la forma en que interactuabas con otros habitantes del edificio o cómo huías descaradamente (cosa que él envidiaba) para evitarlos.
Todas las mañanas al despertar juraba frente al espejo que era el último día, que pondría fin a lo-que-fuera que estaban haciendo con vos y que era la decisión más sensata para protegerte… Pero entonces recibía un mensaje tuyo deseándole un buen día o te veía regando tus plantas, todavía en pijama y un tanto despeinada, y decidía que podía permitirse unas últimas veinticuatro horas disfrutando de tu compañía.
Fue en una de esas tardes que acabaste sobre su regazo mientras él guiaba tus movimientos. Sólo unas capas de tela separaban tu piel de la suya y eso fue probablemente lo único que pudo lograr que se detuviera a tiempo… Bueno, eso y el hecho de que horas atrás le habías enseñado una página donde se apreciaban fotografías tomadas de tu cuenta de Instagram y el artículo que regalaba detalles sobre tu vida.
Con sus manos aún sobre tu cadera, tal vez un poco más por debajo de lo aceptable, Enzo te obligó a detenerte y fingió no notar el hilo de saliva que conectaba sus labios con los tuyos. Tu respiración era agitada, tus párpados parecían pesar con los vestigios del placer que te arrebató y podía ver tus pezones erectos a través del adorable top floreado que llevabas puesto, pero por muy tentadora que fuera la imagen no podía permitir que cometieran una equivocación.
Acomodaste tu cabello, nerviosa.
-¿Hice algo…?
-No- se apresuró a contestar y besó tu mejilla-. Pero no podemos.
Un sonido dejó tu garganta y tus labios fueron incapaces de contenerlo. Cuando te arrojaste sobre el sofá abrazaste tus piernas, ignorando que la posición había desacomodado tu ropa y dejaba al descubierto tu lencería humedecida. Enzo apartó la mirada y tomó un par de respiraciones profundas, su mano acariciando tu tobillo para ofrecerte consuelo.
-¿Por qué?
-Porque sos muy chica para mí.
-¿De verdad importa?- asintió-. Es que pensé… No pensé que podía gustarte.
-Y yo no pensé que eras diez años menor.
-Nueve- corregiste-. ¿Y entonces...? ¿Por qué estábamos…?
-Porque soy un imbécil.
-Y… sí.
-Creo que tendríamos que… no sé, evitar vernos por un tiempo- lo miraste confundida y él señaló tu celular-. Si te ven conmigo van a hacer y decir esas cosas, es así. Perdón.
-Pero acá no nos ven- intentaste razonar con él.
-Los vecinos sí.
Ambos comprendieron en ese momento lo que significaba evitar verse por un tiempo. Tu labio inferior temblaba mientras hacías un esfuerzo para contener el llanto y cuando Enzo se estiró para acariciar tu mejilla apartaste su mano, te pusiste de pie y te dirigiste hacia la entrada.
-Andate- te aclaraste la garganta-. Andate, Enzo.
Abandonó tu hogar sin atreverse a mirarte a los ojos y la mañana siguiente no se acercó para dejarte la copia de sus llaves ni para reclamar la manta que había caído en tu sofá durante su visita el día anterior. Dejó el edificio con prisas, temiendo que ante el mínimo retraso ambos pudieran encontrarse y él se viera obligado a pensar todavía más en todo lo que hizo mal.
Jamás se había sentido tan ansioso en un avión… Por lo menos no en uno real.
Se arrepintió en ese momento y durante una semana sus conocidos parecieron tratarlo como si fuera un frágil adorno de cristal, aunque no lograba comprender si se debía al evidente estado anímico que arrastraba junto con su maleta o al mal genio que dejaba entrever cuando todas las entrevistas y eventos diarios comenzaban a abrumarlo.
En algún momento comenzó a sentir que había cometido un crimen.
Empeoró cuando lo bloqueaste en todas tus redes. Y cuando los periodistas no dejaban de preguntar si estaba soltero, si tenía novia, si podían saber tu nombre; cuando alguien difundió fotografías que habías subido a tus historias luego de que configuraras tu cuenta como privada, cuando notaron que la lámpara en tu sala era la misma que se apreciaba en viejas publicaciones en su feed, cuando señalaron que tu sala era también la misma sala que él posteó en ocasiones.
Se arrepintió entonces, por supuesto que se arrepintió. Y también se arrepiente ahora, aunque no puede precisar si su arrepentimiento es producto de haberte arrastrado al circo mediático que lo rodea o si se debe a la distancia que los separa. Tampoco sabe qué duele más.
El taxi se detiene en la puerta del edificio y al bajarse lo sorprende el característico sonido del cristal haciéndose pedazos bajo sus pies. Se aparta rápidamente y observa la lámpara destrozada en la acera durante unos segundos, sus ojos ardiendo cuando finge que chequea las suelas de sus zapatillas en caso de que el dolor que siente provenga de una herida.
Arrastra su cuerpo hasta entrar en el elevador y presiona el botón. Odiaría quedarse atrapado o sentirse encerrado como sucedió en el avión, pero está demasiado cansado y prefiere evitar el tramo de escaleras. Toma una respiración profunda antes de abandonar las paredes metálicas y se apresura hacia su puerta, sus manos temblando mientras introduce la llave en la cerradura.
Suelta su maleta de inmediato cuando nota las hojas marchitas de las plantas en su sala, el único sobreviviente de su ausencia siendo el cactus que dejaste allí la última vez que lo visitaste. Pasa una mano por su rostro antes de abrir las puertas del balcón, las ventanas de su habitación y por último las de la cocina, las cuales permiten que a sus oídos llegue la música que suena en tu departamento.
Revisa el calendario. Recuerda la foto de tus zapatos. Respira.
El reloj da las nueve cuando alguien toca tu puerta. Estás sola con tus pensamientos hace horas y te parece un tanto extraño ya que tus amigas te habrían enviado un mensaje en caso de haberse olvidado alguna de sus pertenencias, pero de todas formas echás un rápido vistazo a la cocina y la sala en busca de cualquier objeto que reconozcas como ajeno.
Cuando abrís la puerta te encontrás con Enzo esperando del otro lado, un ramo de flores en una mano y un regalo mal envuelto bajo el brazo: permanecés inmóvil a la espera de una explicación lógica a su presencia y él, que no deja de mirarte a los ojos, contiene la respiración preparado para que lo eches. Te hacés a un lado para dejarlo pasar.
-Esos son regalos para mí, ¿no? Porque si no me trajiste un regalo te tenés que ir.
El tono pasivo-agresivo de tu broma lo obliga a tragarse su risa y se planta en medio de tu sala.
-Te tengo que pedir perdón.
-En eso estamos de acuerdo- cruzás tus brazos sobre tu pecho-. ¿Y por qué, exactamente?
-Por todo.
Tomás asiento en el sofá y Enzo ocupa el otro extremo, manteniendo cierta distancia que para ambos resulta abismal. Coloca el ramo de flores sobre la mesita de café y también la caja, luego pasa sus manos por su pantalón una y otra vez, nervioso e inquieto como jamás lo habías visto. Te gustaría poder consolarlo pero aún te sentís herida y tu corazón latiendo en tus oídos no te permite pensar con claridad.
-Sé más específico.
 -Primero me gustaría pedirte perdón por lo de tus fotos.
-No es tu culpa- negás-. De verdad, no sos responsable.
-Entonces te quiero pedir perdón por haber sido un pelotudo…- acorta la distancia entre ambos-. Sé que lo que hice estuvo muy mal, tendría que haberme quedado para que pudiéramos hablar bien y no tendría que haberme ido sin despedirme o prometer que íbamos a aclararlo cuando volviera. Seguro estás enojada y tenés todo el derecho del mundo, pero te pido que me dejes explicarte.
Suspirás y hacés un gesto para que te dé un momento. Buscás refugio en la cocina para ocultar tus lágrimas y deshacerte de la horrible sensación de opresión en tu pecho, colocando un par de cupcakes en unos pequeños platos de porcelana pintada que recibiste por la tarde. Estás a punto de voltear para regresar a la sala, pero la presencia de Enzo a tus espaldas es evidente.
-Perdón- susurra, tomando ambos platos para dejarlos sobre el mármol y poder sostener tus manos-. Sé que dije que sos muy chica para mí, pero sólo lo dije porque no me gustaría que en algún momento…
-¿Qué?
-No me gustaría que dejes de ser como sos sólo para encajar conmigo, que te pierdas de esas experiencias que yo ya viví, no me gustaría que la gente nos mire y piense “Ah, sí, ahí van Enzo y la nena”, no…
-No sos como DiCaprio, Enzo- te liberás de su agarre-. ¿De verdad te importa tanto lo que piensen los demás? Porque yo juraría que normalmente no sos así.
-¿Vos leíste todo lo que dijeron sobre nosotros? Tenés que entender.
-¿Entender qué…? ¿Por qué creés que hacíamos algo incorrecto?
-Porque yo ya sé muchas cosas que a vos te faltan aprender.
-Podés enseñarme- apoyás las manos en su pecho y sentís que tiembla bajo tus dedos-. Me dijiste todo lo que no te gustaría, ¿por qué ahora no me decís lo que sí te gusta?
Toma tu mano y besa tus nudillos.
-Me gustás vos, pero no sé si te merezco- cubre de besos tu palma antes de llevarla a su mejilla-. Perdón, chiquita, te juro que voy a encontrar la manera de…
-Podemos seguir donde nos quedamos- sugerís. Tus mejillas arden.
Enzo rodea tu cintura con sus manos y sus pulgares trazan figuras sobre tu ropa.
-¿Estás segura?- asentís.
Ataca tus labios con una delicadeza brutal, su desesperación evidente en los gemidos que dejan su garganta y en la urgencia con la que comienza a frotarse contra tu abdomen; entre besos y roces toma tu muñeca y te arrastra en dirección a tu habitación, deteniéndose sólo al ver su manta en tu cama deshecha. Cuando evitás su mirada toma tu mentón entre sus dedos.
-No te voy a dejar sola nunca más- besa tu frente-. Nunca.
Te ayuda a recostarte en la cama y se posiciona sobre tu cuerpo con cuidado. Comienza a besarte, su mano acariciando tu cintura con movimientos suaves que le permiten estudiar tus reacciones y sus labios delineando tu mandíbula, tu cuello y tus clavículas hasta hacerte estremecer.
Se aleja por un segundo para observar tu expresión y se siente casi orgulloso del efecto que tienen en vos sus besos. Vuelve a acercarse a tu boca y tus brazos rodean su cuello para acortar toda distancia entre sus cuerpos, tus piernas abrazando su cintura para poder sentir la evidencia de su excitación contra tu centro. Comienza a rozarte por sobre la ropa y se deleita al oír tus gemidos, tímidos al principio y desesperados con el pasar de los minutos.
-¿Puedo?- pregunta al deslizar sus dedos entre la cintura de tu pantalón y tu piel. Asentís-.  Necesito palabras.
-Sí, sí podés.
-Muy bien- te sonríe y tira de la prenda hasta lograr deshacerse de ella. Observa los tiernos detalles de tu ropa interior pero lo que más llama su atención es la mancha de humedad en el centro. Comienza a deslizar sus dedos sobre la tela y jadeás-. ¿Querés que te toque?
-Sí.
Es adictiva la manera en que reaccionás a sus caricias y se siente casi cruel al preguntar:
-¿Dónde?
Cerrás los ojos, avergonzada, y presiona sobre tu entrada aún cubierta.
-Ahí.
-¿Acá?- repite el movimiento y gemís. Se acerca a tu rostro y besa tus labios-. Perdón, bebé, es que sos muy linda…
El temblor que te recorre hace que se apiade y te despoja de la última prenda que lo separa de tu intimidad. Se arroja sobre el colchón y besa tus muslos con algo similar a la devoción mientras te observa desde su lugar tal como lo hizo la tarde en que se conocieron. Arrastra sus labios sobre tu piel hasta acercarse peligrosamente a tus pliegues y tu entrada brillante.
El primer beso te hace gritar y mientras sus labios te recorren de arriba abajo Enzo aparta la mano que cubre tu boca. Su lengua caliente y experta juega con tu entrada, se introduce en ella y realiza pequeños movimientos hasta sentir que tus dedos se enredan en su cabello para acercarlo aún más, alejarlo y también guiarlo en busca de más placer.
Las yemas de sus dedos recogen tu excitación y frota tus pliegues para lubricarlos. Cuando se detiene brevemente sobre tu clítoris para dibujar círculos estos arrancan un sinfín de sonidos incomprensibles de tus labios y Enzo sonríe complacido contra tu piel ardiente.
Introduce un dedo muy, muy lentamente en tu interior y suspira cuando siente tus paredes contrayéndose hasta prácticamente succionar el dígito en tu interior: gira su muñeca y curva su dedo hasta hallar tu punto dulce, obteniendo un gemido casi pornográfico como recompensa.
Comienza a abusar de tu sensibilidad y no decide si prefiere ver la forma en que te retorcés sobre las sábanas o tus fluidos haciendo brillar tu piel y deslizándose hasta manchar su manta. Intenta obtener algo de fricción, frotándose desesperado contra el colchón y capturando tu clítoris entre sus labios para acallar sus propios gemidos.
Desliza en tu interior otro dedo y te oye quejarte segundo cuando tus paredes oponen resistencia, pero pronto tus gemidos cobran más y más intensidad y movés tu cadera para encontrar sus movimientos. Otro dedo le sigue y cuando sollozás Enzo se pregunta cuántas noches pasaste tocándote en soledad, tus manos incapaces de darte el placer que él logra brindarte en este momento.
Una serie de balbuceos -entre los cuales cree distinguir su nombre- son la única advertencia que ofrecés antes de alcanzar un orgasmo que arquea tu espalda y provoca que arañes las sábanas al intentar aferrarte de algo que te ayude a tolerar el placer. Enzo prolonga tu orgasmo hasta sentir que los espasmos dejan de sacudir tu cuerpo y ver que tu respiración agitada se regula.
Se recuesta a tu lado para poder apreciar tu rostro de cerca y besa tu mejilla.
-Feliz cumpleaños- dice contra tu piel-. ¿Querés más?
 -Todo- asentís-. Quiero…
Se deja caer contra la almohada.
-Si lo hacés no voy a aguantar- lamenta-. Pero…
-Sí- te apresurás a decir-. ¿Y puedo intentar más tarde?
Besa la comisura de tus labios y emite un sonido de afirmación.
Se desnuda bajo tu atenta mirada y regresa a su lugar entre tus piernas. Descansa su peso sobre un brazo y acaricia su miembro, jugando con su punta brillante y suspirando sobre tu cuerpo sólo para tentarte más. Juega con tu clítoris, se desliza entre tus pliegues y te hace delirar posándose sobre tu entrada una y otra vez.
-¿Segura?
-Segura- acariciás su mejilla.
Aunque el ardor de la penetración te resulta placentero esto no evita que un par de lágrimas se deslicen por tus mejillas cuando agachás la mirada para ver la escena entre tus piernas. Enzo es grande y las venas que lo recorren parecen gritar pidiendo que tus dedos las acaricien, pero tus manos acaban sobre su pecho desnudo y tus uñas dejan marcas en su piel al sentir que alcanza los lugares más profundos en tu interior.
-Enzo…- temblás y su pulgar comienza a dibujar círculos en tu clítoris para calmarte.
-Ya sé, bebé, ya sé…
-Más, por favor.
Mueve sus caderas con suavidad para no herirte y arroja la cabeza hacia atrás, incapaz de contenerse ante el placer que siente y esforzándose por no perder el control. Abandona tu interior hasta que sólo la punta permanece dentro de tu cuerpo, que suplica contrayéndose deliciosamente, y cuando vuelve a introducirse lo hace de una sola estocada.
-Más, Enzo, más.
Acelera el ritmo y jura que podría morir en esa posición, con tu calidez abrazándolo y tus gritos opacando cualquier sonido que pudiera llegar a sus oídos. Se deja caer sobre sus codos y busca tus labios, embargado por la necesidad de besarte hasta olvidar cualquier pensamiento que no seas vos.
Su mano se desliza bajo tu camiseta hasta llegar a uno de tus pechos, masajeándolo y girando tu pezón entre sus dedos hasta que tus dientes muerden su labio inferior. Rompe el beso para poder observar las expresiones que transforman tu rostro cuando comienza a profundizar sus movimientos, el vaivén de sus caderas permitiendo que su pelvis estimule también tu clítoris.
-Ahí...
-¿Sí, acá te gusta?- la pregunta es casi retórica. Sin esperar confirmación comienza a atacarte con embestidas que te hacen delirar, su punta golpeando tu cérvix y sus movimientos provocando que tu cuerpo se mueva sobre las sábanas de manera casi violenta.
Tus pestañas brillan con las lágrimas que nublan tu visión y Enzo besa el rastro que estas dejan mientras se pregunta si alguna vez alguien logró hacerte llorar de placer, si te aferraste con tanta fuerza al cuerpo de otra persona para no perder la cabeza por la intensidad de las sensaciones… Sabe que no y los músculos de su abdomen se tensan peligrosamente al pensarlo.
Hace una breve pausa para recuperarse y acaricia tu rostro antes de manipular tu cuerpo con facilidad, recostándose contra las almohadas y posicionándote sobre su cuerpo. Puede apreciar en tu rostro tus dudas, por lo que te toma por el cuello para poder acercarte a él y besar tus labios de manera casi voraz.
Colocás tus manos sobre su pecho y comenzás a rozar tus pliegues sobre su miembro húmedo y brillante por los fluidos de ambos, un hilo de saliva cayendo de tus labios cuando bajás la vista para apreciar la imagen entre tus piernas.
Te cuesta creer que lo que sucede es real y que Enzo está con vos en todos los sentidos, más aún cuando humedece su pulgar -como si hacerlo fuera necesario- con la saliva que moja tus labios y lo lleva hacia tu clítoris.
-Enzo, no, me voy a…- intentás advertirle pero tus palabras sólo parecen motivarlo más. Gritás-. Es mucho…
-Hacelo.
Temblás y Enzo te empuja con su cadera hasta que el ángulo le permite volver a penetrarte. La intensidad de los estímulos sacude tu cuerpo y de tu garganta surge un sonido agudo cuando te golpea otro orgasmo que blanquea tu visión y te obliga a arañar su abdomen.
Tus movimientos se apagan gradualmente y las manos de Enzo acarician tu cintura, tu cadera, tus muslos y cualquier centímetro de piel que sus ojos ven. Su miembro palpita en tu interior mientras te recuperás de tu orgasmo, algún que otro espasmo atravesándote y una capa de tus fluidos haciendo brillar tus pliegues, tus muslos y también su abdomen.
La escena es terriblemente obscena y te sentís avergonzada al ver el desastre, pero Enzo no permite que te disculpes y te rodea con sus brazos para aprisionarte contra su pecho. Besa tu cuello y tus paredes se contraen sobre su miembro, tu cuerpo aún sensible rogando por más.
Llenás su hombro de besos y susurrás contra su piel.
-Adentro.
Un gemido resuena en su garganta al oírte y toma impulso con sus pies para volver a asaltar tu interior. Su miembro parece rozar cada fibra de tu ser y la habitación se llena con los sonidos de su piel colisionando con la tuya y tus sollozos cuando decide lamer y morder tu cuello. Mantiene en tu cadera un agarre lo suficientemente fuerte para dejar huellas.
Dejás caer tu frente sobre su hombro, rendida al sentir el cosquilleo entre tus piernas. Enzo tira de tu cabello para obligarte a mirarlo.
-¿Querés que te llene la conchita…?- asentís-. ¿Sí…?
-Sí, por favor.
Tu expresión es patética, pero Enzo cree que es tierna la forma en que tus cejas se curvan y tu boca entreabierta le permite ver tus dientes y tu lengua. Captura tus labios entre los suyos y jura que puede saborear su orgasmo en la forma en que permitís que invada el interior de tu boca.
Sus estocadas son frenéticas y erráticas y sus uñas marcan tu piel. Ahoga un gemido contra tus labios y en medio de la desesperación rompe el beso, mordiendo tu mejilla cuando su liberación mancha tus paredes hasta hacerte lloriquear.
Te abraza con más fuerza mientras las últimas gotas de su semen llenan tu interior y besa las marcas de sus dientes en tu rostro.
-Ahora sos mía.
Gemís en respuesta.
-Y vos sos mío- decís con voz temblorosa-. Para siempre.
-Para siempre, sí- jura, tomando tu mano para besar tus nudillos, tu palma y tus dedos, deteniéndose sobre estos cuando ve tu expresión de dolor-. ¿Qué te pasó acá?
-Estaba limpiando y se rompió tu lámpara. Perdón.
-No me pidas perdón. Nunca- vuelve a besar tu mejilla y te sonríe-. Creo que te va a gustar tu regalo.
-¿Cuál…?
-El que dejamos en la sala.
-Ah, sí- soltás una risa.
-¿Qué te parece si nos damos una ducha y terminamos de celebrar tu cumpleaños juntos?- propone-. Podemos pedir algo para comer y ver una película.
-Quiero quedarme así un ratito- descansás tu mejilla contra su piel caliente-. ¿Enzo…?
-¿Qué pasa, bebé?
-Te quiero.
La fuerza de su abrazo amenaza con dejarte sin respiración.
-Yo también te quiero. Mucho- toma tu mentón entre sus dedos para llamar tu atención-. ¿Puedo ser tu novio…?
Espero hayan disfrutado la lectura ♡
}taglist: @madame-fear @creative-heart @llorented @recaltiente @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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caostalgia · 1 year
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Tú sabes.
Esta será la última carta de amor hacia ti, la última dedicatoria de un escrito de mi ser hacia alguien que me hizo feliz.
Tu sabes cuanto te amé, y cuanto orgullo me daba verte crecer aunque tuvieras tropiezos, tu sabes el amor inmenso que te tenía, tu sabes las cosas que pasamos juntos, como no me importaba que la vida me diga "deja de intentarlo" en tu peor momento y como yo le respondía "El amor se trata de apoyar a quien quieres, se trata de esto"
Tú sabes cuantas noches en vela tuve porque tenías miedos, inseguridades, dudas, temores, ansiedades y nada importaba porque creía que te ayudaba a solventar todo ello.
Tú sabes las veces que dejaba todo por estar contigo cuando tenías ansiedad y nunca negaré que también cometí errores en esas épocas, pensando que lo hacías para que no me junte con amigos, ya que en esos momentos de ranchada te venían esas inseguridades y yo me sentía incómodo, capaz nunca pude entenderlo del todo, perdón por no ser un psicólogo.
Leía mucho sobre el tema, me instruía, consultaba a compañeros que estudiaban la carrera en como podía ayudarte, daba mi mejor esfuerzo por eso.
Tú sabes más que nadie como pase los últimos meses, me descuidé tanto física como mentalmente, no importaba si engordaba o no, no importaba si yo estaba mal con tal de verte bien.
Tú sabes como dejaba de lado mis problemas para no agobiarte más aunque tu me pedías que no lo hiciera, tu sabes, lamento no haber podido contártelos y siempre guardarmelos, nunca aprendí a hacerlo después de ver que muchas veces tocabas otros temas y mis problemas quedaban en segundo plano.
Tú sabes cuanto te amé, y me duele leer que creas en el reemplazo, cuando bien sabias que solo necesitaba tiempo para mi, para encontrarme nuevamente, para saber quien quería ser, si el chico que siempre fui o si la persona que me estaba volviendo al dejarme apartado de mi mismo para verte feliz.
Tu sabes cuanto me dolió oírte decir "Es la época que más enamorada estoy" cuando yo mismo era menos "yo".
Esta es la despedida que quisiste tener, la única vez que te llamé porque tuve un ataque de ansiedad en mi peor momento, cuando me ahogaba en alcohol y fumaba como chimenea, solo pedí una cosa "no hablar de la relación luego de haberte pedido el tiempo para encontrarme" y terminaste esa llamada sin ayudarme y diciendo "ya no hay un nosotros" tuve que asimilar esas palabras, lloré, y me desgaste, pero ahora estoy bien.
Empecé a cuidarme más, baje de peso, me hice ese peinado que tanto te dije que quise hacerme, me cuidaba más el rostro, empecé a quererme más y esto no es una carta de odio, es una carta de amor al pasado, de saber que siempre di lo mejor de mi por verte bien, y cuando yo decidí semanas después decir las palabras que dijiste "ya no hay un nosotros" cuando me pedías disculpas por algo que ocurrió, jamás te culpe por nada.
Me culpe siempre a mi, y siempre te dije que si tu deseabas acabarlo en medio de ese tiempo lo entendería, porque fui yo quien lo pidió, y que ese peso recaeria en mi, pero ya no quería seguir cargando una mochila que no me pertenecía.
Te quiero y estimo mucho, y siempre seguiré apoyándote en tus proyectos a la distancia, y siempre estaré orgulloso de tus logros, de tus aciertos y de las veces que te levantes después de las caídas, pero no me hagas ver como "el malo de la película" cuando sabemos como eran las cosas.
Siempre oía palabras punzantes al corazón cuando no actuaba como esperabas. No soy perfecto y aunque tu también tenías tus errores y mis labios no te decían palabras así de duras.
Es la última carta de amor que le escribo a alguien que me enseñó mucho, que me ayudo a crecer y a forjarme, que me dio confianza cuando no la tenía, pero ya no éramos un nosotros, éramos un "Tú y la persona que estaba dispuesta a dejarse de lado por verte feliz" no podía más con eso.
Por eso ahora solo quiero que sepas que siempre habrá un rincón en mi corazón con tu nombre, porque por más errores que tuvimos, AMBOS, jamás te guardaré rencor de nada, porque aunque hubieron palabras fuertes, me importaban más las buenas que salían de tu boca, aunque muy en el fondo calaba en mi un sentimiento de decepción hacia mi persona por no ser quien querías que sea.
Ahora estoy bien, y te deseo lo mejor, cumple tus metas, baila tanto como lo hacías y disfruta de ello, no descuides tus estudios y espero recuerdes mi voz cuando lo hagas porque siempre me preocupe por tu futuro aun si yo no estaba en él.
Eres esa rosa que creció en mitad del edén pero no supe cuidar bien, ahora solo quiero que seas feliz, pero esta vez no conmigo, porque me siento mejor sin ti, y no por no tenerte cariño, si no, porque ya no era amor, era tóxico lo nuestro, discusiomes sin sentido alguno, ofensas si no pensaba como tú, y remordimientos guardados, bloqueos de todos lados por una discusión tonta, era obvio que no era lo que querías a la larga, y yo también lo noté después de meses, cuando terminamos, sentí algo de paz y tranquilidad, pero también angustia por como estarías.
Ahora creo que me culpas de todo y bueno yo decidí llevar ese peso, así que solo se feliz y de todo corazón quiero que lo seas, por lo que significaste en su momento.
Y por último... Tu sabes bien cuanto amor pude darte que llegue a quedarme sin él para mi mismo, solo por verte feliz, no sé si fue un acto de amor alocado o no, pero fue lo que creía que era amor, hacer feliz a la persona que tenia al lado aunque yo no lo fuera del todo, y comprendí que para ambos era mejor ese tiempo separados. Y ahora simplemente separados, estamos mejor.
Es una carta de amor partida en 2 escrita por el autor qué conocía a la perfección tu voz, que siempre dejaba todo cuando en tu vida "quemaba el arroz", ahora es una despedida atroz, sin una conversación cara a cara y sin un adiós.
Y solo tu sabes cuanto te ame para permitir todo esto y aun así guardarte un pedazo en mi corazón. Suerte en todo, te quiero, se feliz y cuidate, porque un cariño siempre habrá, pero un nosotros ya no.
Versame_
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graywey · 1 month
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AVISO IMPORTANTE!!!⚠️
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Mmm bueno con este dibujo feo del onceler nomas queria avisar que ya que ahora estoy en la universidad me veré sin tanto tiempo para dibujar, aunque claro, no posteo mucho aún así se me va a dificultar MÁS el poder dibujar o solo subir algo.
Mi tiempo es muy limitado ahora, asi que eh,, si quieren algo de mi, no se, porfavor tengan ahora mucha más paciencia, estoy estudiando medicina y eso requiere mucho tiempo y dedicación, y juro que me estoy intentando esforzar, quiero de verdad dedicarme a mi carrera sin importar que tanto ame dibujar.
Claro, jamás dije que iba q dejar de dibujar, pero si me daré más distancia para enfocarme en mis estudios.
Claro, no a todos les importa, pero esos 4 ultra mega fans mios que siempre andan conmigo, sí, los quiero mis 4 fans reales jejndd🐾
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Mmm y si puedo, sigo con el askblog, solo en eso me enfocaré
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cartas-de-luchi · 10 months
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30/11
Para ti estrellita:
Hoy van 365 días desde que no estás, llevo contándolos todo este tiempo. No hay día en el que asumir tu pérdida sea fácil, no creo que lo haya nunca.
El universo me obligó a borrar las conversaciones, los audios y el registro de llamadas, pero al menos me dejó la música y las fotos, que es a lo que todavía me aferro. Me aferro a esa sonrisa un poco torcida y a la primera canción que compartimos.
A veces se me olvida que no estás, me despierto y mi cerebro me manda la orden de escribirte, y luego el golpe duele más. Porque quererte sigue siendo un tanto desgarrador y un tanto masoquista.
¿Sabes? Tu número está dado de baja, estoy segura que desde hace meses, pero antes de quedarme sin conversaciones todavía podía escribirte. El universo también me quitó eso. Y no es justo, porque ahora solo me quedan los poemas y las cartas.
La gente dice que debo pasar página, que ya está bien de llorarle a un fantasma, pero es que no saben lo que yo te quería y lo que me duele todo esto. No lo entienden y a veces siento que ni yo puedo hacerlo. Me hundo en un amor que me hace daño y en una pena interminable, no avanzo.
A veces, me asomo a la ventana y miro las estrellas. Allí estás tú, en la sonrisa de la luna creciente y en el brillo de la luna llena. Estás en las cordilleras de la izquierda y en el griterío de la derecha. Estás en las flores, en las espinas, en la tierra. Estás por todos lados y así, es imposible seguir.
El otro día recordé nuestro primer San Valentín: la llamada, las risas, la sorpresa, el que me descubrieras, la carta interminable, el amor. Luego pensé en el siguiente: la distancia, el tiempo, los enfados, los reproches, el amor innegable que seguía ahí. Al final, recordé el amor que siempre nos tuvimos y que nunca murió, ni siquiera ahora.
También estuve pensando en nuestras únicas navidades juntos, fuiste lo más bonito de aquel diciembre. Tu risa fue el mejor villancico y tu sonrisa la mejor iluminación, ni siquiera Caballero podía competir contra ti. Me gustaría volver a vivir esas noches interminables donde las anécdotas no tenían fin.
También pienso mucho en los sueños que teníamos, siguen siendo los más bonitos. Pienso en las metas que nos habíamos puesto, en las promesas que no cumplimos, en el amor otra vez. Nunca dejo de pensar en el amor.
Al final, supongo que me paso las horas, los días y los meses pensando en ti y todo eso que fuimos. En la vida que deberíamos tener y que no tenemos, en qué 2023 sin ti ha sido difícil, porque era nuestro año.
Ojalá sobrevivirte fuera más fácil o tuviera un manual de instrucciones, pero la pena es eterna y yo te voy a querer siempre niño estúpido. Ojalá te hubiera dicho una última vez lo tanto que te quería. Porque ahora solo son palabras susurradas al viento que no tienen respuesta.
Te echo de menos Andrés, siempre voy a hacerlo, pero espero que con los años sea menos difícil. Te quiero, en esta vida y en las que vendrán.
Descansa estrellita, yo seguiré luchando un poco más, gracias por ser mi Boulevard, Tu Weigel.
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neuroconflictos · 2 months
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Si pudiera...
Si pudiera te amaría de todas las formas posibles para que no te quedase ninguna duda de que te quiero. De que me tienes.
Te esperaría al final de cada estación, para cogerte de la mano (0)
Para empezar el día
Para acabar la noche
Para borrar la distancia
Te sentiría en cada lugar incluso sin verte, Porque te llevo siempre conmigo Porque te tengo siempre presente.
Te ayudaría sin que saliera nada de tu boca, Sin que llamaras por mi nombre Sin que brotaran las lágrimas
Porque estaría mucho antes de que el dolor te afectara.
Si pudiera te definiría todo lo que haces nacer en mi, para que te acuerdes que puedo ser tu casa.
Tú lugar de calma.
Si pudiera cuidaría tu fragilidad como si fuera mía. Cómo si no hubiera fin.
Cómo si no hubiera un si pudiera...
Cherryofsaturn
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koishhiteru · 8 months
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౨ৎ SUCK it and SEE
by koishhiteru
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Un Enzo de veinticinco años intentaba controlar las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos cuando su novia, o bueno, ex novia, le dio una fabulosa pero terrible noticia a la vez.
– Entonces... ¿esto es un adiós?– preguntó tragando el nudo que se había formado en su garganta.
La rubia sorbió su nariz y limpió las comisuras de sus ojos que se encontraban húmedas, a ella le dolía tanto como a Enzo.
– Enzo, sabes que es lo mejor para los dos. Una relación a distancia no funcionaría y nos haría sufrir– explicó intentando que el chico la entendería– Lo siento, pero esta vez he de elegir mi futuro como bailarina antes que nada.
– No sé tú, pero yo ya estoy sufriendo sin necesidad de estar separados– y con eso, el pelinegro se levantó del sofá de su casa y se dirigió a la puerta principal, abriéndola– Adriana, si no tienes nada más que decir, vete.
La chica hizo todo lo posible para no derrumbarse y llorar ahí mismo, camino hacia la puerta y antes de salir dejó un beso en la mejilla de Enzo, pero él ni le miró.
Salió de la casa y se dirigió a la parada de bus, poniéndose sus auriculares y roprodució la playlist más triste que encontró, echándose a llorar mientras esperaba a que el transporte público llegara.
. . .
5 años después
Enzo estaba en una linda cafetería pagando el café latte que acababa de pedir, le sonrió a la camarera y le agradeció en un susurro una vez lo obtuvo. Una vez con el café en la mano se dio la vuelta cuando se chocó con alguien.
– Uy, discúlpeme, iba distraído– se excusó con una leve risa pero al ver quién era contra quien había chocado casi tira el café al suelo de la sorpresa– ¿...Adriana?
Estaba impactado, no sabía que la chica había vuelto a la ciudad, aunque bueno, tampoco tenía forma de enterarse.
Por otra parte, los ojos de la chica se abrieron con sorpresa al ver a Enzo delante suya, después de como habían terminado las cosas entre ellos lo que menos quería era encontrárselo y llenarse de vergüenza y remordimientos.
Pero eso a él le daba igual, el pasado pasado está y ahora solo se podía fijar en lo cambiada que estaba la rubia; su pelo estaba más largo casi llegándole a la cintura, sus ojos tenían un color azul más claro que el de la última vez que la vio y sus fracciones estaban más definidas, denotando lo mucho que había madurado. Ya no era aquella chiquilla de veinte años, ahora era una mujer. Claramente había cambiado pero seguía siendo la misma chica, su chica.
– Enzo...– parpadeó varias veces incrédula, la ansiedad se apoderó de su cuerpo y sentía como le costaba respirar.
Rápidamente Adriana se dio la vuelta y salió corriendo del café, casi como si hubiera visto a un zombie.
Enzo solo se quedo en su lugar quiero sin saber que hacer, anonadado.
" you have got that face
that just says
'baby, i was made to
break your heart'  "
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N/A: este es el prólogo de mi nueva historia de wattpad, podéis ir allí y leerla si os ha gustado esto ♡.
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flor-del-infierno · 2 months
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En el fondo me duele un poco tener amistades a distancia a las que nunca les podré dar un abrazo y decirles lo mucho que las quiero y agradezco por habermelas topado en la vida.
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misspecas · 2 months
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Gracias a todos los que me habéis apoyado en estos días tan complicados. Incluso en la distancia, habéis conseguido que me sienta acompañada y querida (y mucho) en todo momento (y más que mucha gente cercana).
Gracias por preocuparos por mí (y mis dramas 🍿).
Gracias a vosotros sé que, aunque a veces me sienta sola, no lo estoy. Siempre estaré rodeada de bonitos pececillos, cangrejos y medusas.
Gracias por dejarme ser 🫶🏼 y por estar ahí cuando os he necesitado 🫂
Os quiero infinito, mutuals.
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principito2604 · 2 months
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Quiero volver
En un hipotético encuentro, desearía compartir contigo el trasfondo de mis acciones, revelar las motivaciones que impulsaron mi comportamiento, detallar cómo sabotée mi propio camino, expresar la intensidad de mis pensamientos hacia ti al acostarme y confesarte lo profundo de mi anhelo al despertar junto a ti. Ella era con quién yo había elegido estar, quien sería mi compañera de vida, para mí el estar solo no era algo tan grave, porque yo tengo mucho tiempo estando sin alguien. Para mí lo doloroso y grave fue haberla perdido; tener que tomar distancia de la personas que yo más deseaba, a la que consideraba la mujer de mi vida.
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alquimistaliteraria · 4 months
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Soy de blanco o negro,
sin grises,
O todo o nada,
No me gustan las mitades,
Quiero a alguien completa,
Y tú estabas a la mitad,
en medio de dos amores,
Al saberlo,
a pesar de que mi corazón quería permanecer,
Por amor elegí hacerme a un lado,
Por amor me elegí,
Y por amor permanecería a la distancia hasta que el amor por ti desapareciera.
-Diario abierto-
No me elegiste pero si decidiste no elegirme. Con todo el amor en las manos y un corazón roto decidí que yo no me podía fallar, yo si debía elegirme y hacerme a un lado con todo este amor a sabiendas que te amaría en silencio hasta que todo el sentir desapareciera.
Bueno, eso intenté hacer pero observé a mi corazón queriendo permanecer en una amistad que no podía ser, mi mente bloqueada por el trauma se rehusaba aceptar la magnitud de la situación y el daño, y mi corazón fingiendo que su amor podría con una amistad a pesar de todo lo ocurrido, me convenció por un momento, después comenzó el dolor, obviamente no era cierto que podía seguir en su vida después de todo, me estaba mintiendo, me costó procesarlo, realmente todo fue tan rápido, muchas emociones, sentimientos y entré en crisis, realmente no respondí desde mi verdad por no tener claridad.
Después de meses, de darme en la pared y varias decepciones que yo misma me causaba por ciertas expectativa, después de… esto me da sentimiento (respira profundo) me di cuanta que estuve esperando a que me llegara a corresponder en algún punto/futuro y lo comprendí en la segunda ocasión cuando llegó de nuevo a su misma conclusión donde no me elegía pero decidía no elegirme, en ese momento deje la esperanza, debía aceptar y dejar de esperar a que me fuera a corresponder, a elegirme.
Ahí noté que todo esto dolía tanto por qué era la repetición de un trauma, y tenía que hacerle comprender a mi niña interior que no era personal, que jamás podría controlar las decisiones y acciones de los demás pero si podía controlar mi reacción ante ellas, que si, había un riesgo al amar pero no me evitaría hacerlo, debía aprender a cuidarme y respetar mis límites, debía cicatrizar y aprender amar desde la cicatriz.
También comprendí que elegía no compartir mi verdad con ella por qué era un aspecto tan vulnerable para mí, mi defensa era fingir que todo estaba bien pues no tenía la certeza de sus intenciones, no podía confiarle algo tan íntimo y doloroso, había mucho miedo de volver a confiar en ella, de tomar una elección errónea, había un remolino de sentimientos y a pesar de todo, en la raíz seguía vivo y aferrado un sentimiento el cual no podía evitar, un amor no correspondído. Debía vivir con ello, aceptarlo y dejar de negarlo, después comprendí que ese amor me pertenecía, acepté que le ame demasiado y debía direcionar ese amor hacia mí.
Todo esto fue muy complicado, muy duro, me encontraba en momentos luchando conmigo misma, destruyendo partes de mi que ya no me servían, realmente fue un espejo enorme para mí, fue un tornado y fue a la vez fue deslumbrante para mí, me encandilé con el sentir. Yo decidí amarle y a pesar de todos mis esfuerzos jamás pude odiarle.
Siento que esto estaba destinado y las decisiones que tomamos debían ser esas pues era las que correspondían a nuestra consciencia.
Algo importante fue dejar de preguntarme que habría pasado si… o que tal si en el futuro… era importante desaserme de esos pensamientos que no me llevaban a ningún lado y solo presionaba mi herida.
Si pudiera retroceder en el tiempo, me recordaría a mí misma que debo expresar mis emociones, retirarme con amor y enfocarme en sanar.
Y si pudiera decirle algo a ella, no necesitaría palabras, lo haría de la forma más íntima y certera, le compartiría en mi mirar y silencio mi verdad.
En cada etapa de mi proceso he escrito cartas que no llegarán a su destino, y en todas ellas le he expresado mi verdadero sentir, cada palabra no enviada, contiene mi esencia y mi proceso de sanación. Todo esto se convierte en la semilla de un libro que reflejará mi amor, mi dolor y mi crecimiento. Mi forma de escribir refleja mi alma, mi sensibilidad, mi empatía y mis observaciones de los patrones de las relaciones y el amor.
Realmente me sorprendo de mi forma de escribir, como fluye y surgen frases tan inefables.
Se que hay la probabilidad de que algún día llegue a leerme y tengo la certeza que en mis letras seguirá encontrando el reflejo de lo que encuentre necesario para ella. Creo firmemente que entre nosotras existe un entendimiento más allá de lo que vemos y también esa sensación que tanto ella como yo sabemos perfectamente el porqué de todo esto, información que guardan nuestras almas.
Al final todas las piezas se encuentran, los mensajes se revelan y el amor es transformado en un acto de liberación, autodescubrimiento y evolución.
By Yls.
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velandia11 · 1 year
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Mamá
La última vez que te escribí algo en una fecha especial fue de pequeña, me acuerdo que cada año cuando venía el cumpleaños, el día de las madres u otras fechas especiales que me acordaban en el colegio, lo primero que pensaba era en escribirle una carta muy linda a mi mamá, o un dibujo, porque mi cercanía con el arte ha estado palpable desde que tengo memoria, sin embargo deje de hacerlo porque sentía que para las demás personas no eran tan importante, y eso me hizo dejar de realizarlo; es gracioso que las personas me vean amargada o que no demuestro mis sentimientos, pero soy un ser humano particular que le cuesta demostrarlo y al momento de sentarme y escribir dejo todos estos bonitos sentimientos plasmados en cada palabra, en cada tilde, en cada coma… al ser consciente de esto ya grande, con un poco más de madurez, con un poco de autoconocimiento hacia mi ser decidí volver a demostrarte todo mi amor mediante letras el cual espero no sean borradas, y se tomen con la importancia que yo les doy… 
Gracias por darme la vida, cuidarme y protegerme como pudiste, los últimos años que me he dado la oportunidad de analizarme he tenido la valentía de contarte pequeñas situaciones que he encontrado como los problemas que tuve de pequeña y me han afectado como ser humano, quiero dejarte claro que no lo hago con intención de herirte ni a ti ni a nadie, cada situación que pase era necesaria para aprender enseñanzas que la misma vida nos coloca, no te culpo de nada, en mi corazón solo hay amor y perdón, por eso quiero brindarte lo mejor de mí, no mis momentos lúgubres, trato de alejarme cuando me siento baja de ánimo, por eso tal vez y no me ves tanto, no estoy presente con frecuencia, porque quiero llegar a tu lado y darte alegría y tranquilidad, no mas problemas … espero entiendas porque soy distante contigo y con todos… 
Gracias mamà por estar a mi lado en momentos importantes de mi existencia, hicieron una diferencia gigante, por ello no me derrumbo en mi dia a dia, por ti aprendí a levantarme por muy mal que esté, de ti aprendí que por muy difícil que sea todo se puede, porque tu lograste criarme a pesar de bachas en el camino sean económicos, sea apoyo para criarme, o incluso energías que te faltaban y sin embargo la dabas toda para sacarme adelante, todas esas cosas las note y las noto aunque no te las diga seguido, me da nostalgia plasmar mis pensamientos así sean de amor, por eso no tengo la valentía de decirlas en persona, porque siempre llorare en cada escrito que me salga del corazòn… 
Te amo mucho mamà, amo tenerte y abrazarte, amo escucharte y apapacharme en tus brazos, amo sentir tu alma junto con la mìa, por eso por mas oscuro que veas el camino recuerda que hay un rayo de luz a tu lado dispuesto a entregarlo todo por ti, siempre estarè contigo en cada paso, en cada circunstancia, acompañandote sea cerca o a la distancia, mi luz y mi alma están para ti siempre…. 
Deseo este año tengas un muy feliz cumpleaños, sigue cumpliendo muchos mas, no te rindas, cada bache es una enseñanza, y lo importante es aprender no pensar en que tan malo son las cosas, evolucionar en cada oportunidad, eres un sol que merece ser feliz, te amo, te amo mucho, con todo el amor de mi ser,
Att: Tu niña.
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kkkkaio · 1 year
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mamá y papá
no suelo decirlo nunca
pero me gustaría que fueran eternos
me da mucho miedo perderlos
me da mucho miedo verlos enfermos
quiero que sepan que los amo con toda mi alma,
incondicionalmente, desde siempre y para siempre
que son todo lo que tengo y quiero tener
que estoy tan agradecida por todo lo que me dan
y por el cariño que aunque no lo digan me lo hacen saber
los admiro mucho
me hace feliz verlos enamorados
no me alcanzaría la vida para agradecerles
espero retribuirles todo lo que me dan si la vida me da la oportunidad
mami sos mi mejor amiga y mejor compañía
papi sos mi mejor ejemplo y mi héroe
zahy, hermana de sangre y del alma
te amo tanto
más que a mí misma
sos mi compañera desde el día en que nací
siempre estuviste para mí y te debo más de mil
fuiste mi ejemplo a seguir
y espero que nunca nos separemos
te amo con mi vida
sin vos nada seria lo mismo
amo compartir tiempo juntas
cocinar, mirar pelis y jugar
gracias por incluirme desde chica en tus salidas ya sea con amigas o novios
siempre pensas en mí
gracias por todo
me siento muy afortunada de compartir mi vida con ustedes
y disfruto de cada momento que vivo a su lado
porque sé que nunca va a volver a ser igual
cambiamos y crecemos todo el tiempo
pero el amor sigue intacto
la felicidad y la sinceridad también
y aunque no esté muy presente algunos días
los sigo amando a la distancia, desde donde sea
son mi cuna y mi hogar
me vieron crecer, mi bienvenida al mundo
me criaron y me cuidaron
me quisieron
me aceptaron
me entendieron
me acunaron
me enseñaron
y les agradezco por estar siempre que los necesito, y si no también
gracias por compartir esta vida conmigo
gracias por ser mi familia
los amo hasta el final
y si existe un más allá
los voy a amar hasta la eternidad
gracias a ustedes soy lo que soy
gracias a sus enseñanzas y consejos
a su paciencia y cariño
a su trabajo duro en todo su sentido
me siento rodeada de riqueza
y no hablo de la riqueza material
mucho menos de la plata
sino de lo sentimental
el amor que les tengo va más allá
de lo que se pueda contar
y aunque nunca lo digo
los amo con el alma
con sus enojos y defectos
con sus días estresados y de locura
los amo en cada luna
un gracias no alcanza
ni este texto tampoco
sólo quería contarles lo que siento desde el alma
y como no soy buena hablando
les digo escribiendo
que son lo más lindo q tengo
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deepinsideyourbeing · 2 months
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Se podría pedir las escenas eliminadas (versión Zack Snyder, bien detalladas de 4 horas) entre Santi y Enzo de Delirio de Condenados? (cuando Enzo lo va a buscar y el aftercare). Igual pregunto para saber nomás porque vi la lista actualizada y me dio estrés de tan sólo ver lo larga que es that's what she said y no quiero agregarte más pedidos
+18! Delirio de Condenados/Santiago & Enzo
Matías maldijo antes de salir de la cocina, dejándolos solos y en completo silencio luego de jurar por todos los santos que castigaría a su novia por lo que había hecho. ¿Se refería a la taza rota en la mesa del comedor o el desastre que aún manchaba las cerámicas de la cocina? Eso no importaba mientras sus dedos presionaban contra el mármol, intentando contenerse, y mucho menos cuando sus furiosas pisadas sobre los escalones resonaron por toda la casa.
-¿Vos también tenés que ir?- preguntó el rubio con un hilo de voz.
-¿A dónde?
-Con ella.
El mayor interrumpió su tarea de juntar los destrozos y, todavía en cuclillas, miró a Santiago: este jugaba con sus dedos, evidentemente nervioso y esforzándose por evitar que sus miradas se encontraran, como si eso fuera a empeorar la situación en la que se hallaban. Enzo fingió ser dueño de su cuerpo, poniéndose de pie como si la valentía le sobrara, y rompió la distancia.
¿Cuánto tiempo llevaban como amigos? Más de dos años, seguro, pero independientemente del tiempo transcurrido Enzo jamás logró comprender por qué  el otro permanecía siempre en el molde, negándose a expresarse más abiertamente. ¿Era sólo timidez? ¿Miedo al rechazo? No, imposible. Había algo más, algo casi tangible que él quería descubrir, y sólo lo lograría preguntando.
-¿Por qué? ¿Estás celoso?
-¿Qué decís?- soltó una risa.
Enzo cruzó los brazos sobre su pecho, adoptando una postura más seria.
-Te gustó lo que viste anoche, ¿no?
-¿Qué…?
-Manchaste el suelo, Santiago. Matías no lo vio pero yo sí.
-Fue sin querer.
-Ya sé- un paso más cerca-, pero no contestaste mi pregunta.
-¿Cuál pregunta?
Es un error, , se dijo Enzo a sí mismo, pero eso no impidió que estirara su brazo y tomara la mandíbula de Santiago entre sus dedos para obligarlo a hacer contacto visual. Los ojos azules del otro brillaban más de lo normal y cuando su lengua se deslizó sobre sus labios ya resecos Enzo no pudo evitar seguir el movimiento con ojos hambrientos.
-¿Estás celoso?
-¿De quién? ¿Por qué?
-De la novia de Mati.
-¿Cómo voy a estar celoso? Estás diciendo boludeces, Enzo.
Las cejas del uruguayo se arquearon en un gesto sorprendido ante el tono molesto del otro. Jamás lo había oído hablar de esa manera y mucho menos había estado en el otro extremo de su furiosa mirada indignada. No tenía que ver con su acusación -completamente cierta-, no, sospechaba que la indignación tenía que ver con haber sido excluido la noche anterior.
-Hablame bien a mí, ¿está?
Las mejillas encendidas de Santiago resultaron ser el sello de un contrato invisible y su suspiro cuando recibió una caricia, la última firma que necesitaban. No se resistió cuando la mano de Enzo descendió hasta su cuello y presionó fugazmente, dejando claras sus intenciones, y tampoco lo hizo cuando continuó su recorrido hasta posicionarse sobre su bulto.
-¿Qué pasó acá?
-Es que…- se interrumpió y dejó salir una respiración temblorosa-. Ella…
-¿Qué?
-No tenía corpiño y…
-Y recordaste que Matías la estuvo pellizcando anoche, ¿no?- preguntó Enzo con voz ronca-. ¿Te gustaría que te hagan lo mismo?
Los párpados del rubio parecían repentinamente pesados –con vergüenza o por el placer que el otro le estaba regalando, no sabía- y cayeron cuando las caricias sobre su erección aumentaron en intensidad y velocidad. Un gemido escapó de sus labios y no intentó disimularlo, más que consciente de que en el silencio de la cocina era imposible.
Y porque quería que Enzo lo escuche.
-No sé- contestó luego de aclararse la garganta-, nunca probé.
-¿No?
El mayor tomó la primera oportunidad para desabotonarle el pantalón y bajar la cremallera. Encontrándose con la ropa interior celeste del otro, tan manchada con su excitación que estaba oscureciéndose más allá de donde la punta se encontraba, se preguntó cuánto tiempo tardaría en llevarlo al orgasmo si es que así lo decidía.
-No- negó con desesperación-. Por favor, Enzo.
-¿Qué?
-Hacé algo- suplicó-. Me duele.
Enzo decidió besarlo mientras deslizaba una mano bajo la bonita y suave prenda arruinada. Santiago gimió contra sus labios mucho antes de sentirlo tocándolo, un tierno y agudo sonido delatando la necesidad que sentía por algo más que placer, y sus piernas débiles amenazaron con dejarlo caer cuando un dedo se deslizó sobre su punta.
Cuando el oxígeno comenzó a escasear rompieron el beso, para entonces más desesperado: las manos de Santiago sobre el pecho firme de Enzo, sus dedos contrayéndose para capturar la tela de su camiseta por temor a que se alejara, y este último continuó rozando su punta caliente, llorando por atención y volviéndose más roja.
-Mirá cómo te mojaste.
-No quiero ver.
-No te pregunté si querés, mirá te dije- repitió con firmeza.
La mirada vidriosa de Santiago era tanto o más tentadora que sus labios entreabiertos, brillando con la saliva de ambos, y cuando por fin la dirigió hacia su entrepierna ahogó un gemido de sorpresa. No recordaba la última vez que había estado tan excitado, tan necesitado por la atención de alguien hasta el punto de sentir que el deseo se transformaba en dolor.
Y tampoco podía recordar el pensar que se veía lindo envuelto por la mano –Dios, las manos de Enzo- de otra persona, una imagen intimidante pero tan excitante como para empeorar su desastre derramándose en la piel ajena. Buscó la mirada de su amigo, cálida e indescifrable como siempre, e intentó que su voz no temblara al decir:
-Perdón.
-No me pidas perdón- contestó el otro y besó la comisura de sus labios cariñosamente-. Me encanta, me encantás.
Un gemido desesperado surgió de la garganta del rubio y se recostó sobre el pecho del otro, avergonzado por su extrema sensibilidad y por la facilidad con que se estaba entregando a su amigo. Enzo tomó su rostro entre sus dedos, todavía masajeando su miembro ardiente con la otra mano, y cuando lo obligó a mirarlo repitió:
-Me encantás.
-No…
-Sí- otro beso que amenazaba con desbordarlo a ambos, esta vez en los labios-. ¿Y sabés a quién más le vas a encantar?
Cuando Santiago negó sus rulos se movieron en todas las direcciones. Sus ojos azules, cada vez más brillantes y con las pupilas dilatadas, siguieron los movimientos de Enzo cuando este señaló el techo. El inconfundible sonido de un gemido ajeno llegó a oídos de ambos.
-Me da vergüenza- negó.
-Yo te cuido- propuso mientras le delineaba el labio inferior con el pulgar, la idea de introducirlo en su boca y jugar con su lengua cada vez más tentadora.
-Mati se va a enojar.
-Matías te adora, no va a decir que no- insistió Enzo-. No tenés que decirles nada si no querés, yo me encargo de todo.
-Es que...- se interrumpió con un gemido. Se preguntó cómo era posible que Enzo jamás lo hubiera tocado y aún así supiera exactamente el ritmo ideal para hacerlo delirar-. Nunca hice algo así.
-Yo tampoco- intentó consolarlo el mayor.
-Hasta anoche.
Compartieron una risa y el momento cobró otro sentido, más íntimo que antes.
-Hasta anoche, sí. Y después de que nos viste cierta personita dijo...
-Ya sé. La escuché.
-¿Y qué pensás?
No tenía motivos para negarse, ¿no? Mucho menos considerando la forma en que los ojos de Enzo lo observaban, hambrientos y expectantes, pacientes y tan cariñosos como el uruguayo siempre había sido con él. Santiago intentó pensar en motivos para rechazarlo, en verdad lo intentó, pero ninguno llegó a su mente.
Ante su silencio el mayor retiró la mano de su ropa interior y le enseñó su palma, brillando con su excitación. Santiago lo miró, avergonzado, excitado, ansioso, preguntándole silenciosamente qué ocurriría a continuación.
Enzo lo besó.
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caostalgia · 1 year
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PERSONAL
Esto es el fin de una serie de escritos largos, he hablado de mí, de mi vida, lo que me hundió y motivó.
Hable del interés e intereses que en mí habitan, pero siempre de forma romántica, y es que eso soy, un romántico, con errores y aciertos, con escritos buenos, malos y aceptables.
Hable de las conexiones de un simple soñador despierto, que al dormir ve mucho y nada a la vez, me encuentro un día a su lado y al siguiente, cuando abro los ojos, recuerdo que ya no está más.
He hablado de lo que para mí era un paraíso, de lo que en mí hizo, tanto su risa, su amargura, su perdida de paciencia, su amor, su tristeza, pero vaya que era una persona dura, persistente, que quiere lograr todo aunque tenga muchas cosas que la agobien y a veces ahoguen.
Y aquí estoy yo, en mi habitación, sentado, escribiendo esto, jazz clásico de fondo y un cigarro, esperando que sepa que cuando ella esté mal, aquí estará una voz como la mía para hacerle bien.
Esto ya es algo personal, porque siento haber trascendido, crecido o madurado como persona, aún tengo recaídas como todos, pero la vida te enseña.
La vida es esa escuela que pisas desde que llegas al mundo, te enseña de mil cosas, de ser un hombre sin la necesidad de un padre; de salvar de la perdición y depresión a tu madre, esa mujer que siempre lo da todo por uno y a veces renegamos de ello; aprendes de las apuñaladas por la espalda y de quien es un verdadero amigo; aprendes del amor, de que el corazón es el más sensible en uno, es ese que nos hace estallar de alegría internamente al verla u oírla y nos hace partirnos por la mitad al saber de su partida.
Ten por seguro que aquí sigo, y seguiré, no sé por cuanto tiempo más, pero aunque esos sentimientos se vayan o se escondan, siempre estaré para ti, para ti, persona que hizo de mi vida y una etapa de ella más feliz, que me hiciste descubrir que lo efímero es el tiempo, porque el amor puede ser eterno, como el de Napoleón y Josefina, esté al morir dijo en sus últimas palabras "Francia, ejército, Josefina" que su último aliento antes de cruzar la línea entre la vida y la muerte haya sido el nombre de su amada es tan... poético. Otro ejemplo es el de Edith Piaf y Marcel Cerdan, Edith perdería a Marcel luego de un accidente de avión, y en ese día, en la función que estaba por dar en 1949, luego de una ola de aplausos, decidió pedirle al público que esta vez no la aplaudan más, que solo le cantaría a "Marcel Cerdan" y cantarle a su amor una promesa "Tendremos toda la eternidad para nosotros".
Y me pregunto ¿Qué hay más personal que el amor hacia otro ente en esta vida? Una vida que te hará ver la tristeza y la alegría.
Una vida que al inicio la tenía contigo y ahora la sueño en algún día la tengas conmigo.
Es el amor, ese motivante de tantas cosas, ese que te inspira a ver con otros ojos cosas que antes no te interesaban y darles una oportunidad, ya sean videojuegos, estilo de música, religión, estudios.
¿Qué haríamos sin el amor? Una vez oí la frase "De amor nadie se muere, pero sin amor no vale la pena vivir" hago hincapié que en esta pequeña frase habla sobre todo tipo de amor, no solo el de pareja, aunque sea el que más profundo cala cuando se aleja.
Volviendo a lo personal, te extraño y extraño tu voz, tu risa, que me hables de lo que te apasiona y te motiva, pero la vida es una y algún día la volveremos a ver juntos, tengo "fe" se podría decir, de momento... sé feliz, que de igual quien te odie y ama a quien te ama, disfruta la vida tanto como puedas, eres capaz de todo, aunque ahora yo solo sea trozos de una estrella fugaz en tu cielo.
Compartimos el mismo firmamento, miramos la misma luna y el mismo sol, solo el tiempo y su manto decidirán si alguna vez hay un "Los 2"
Y desde aquí, en mi habitación, sentado, escribiendo esto, jazz clásico de fondo y un cigarro, quiero que sepas que te deseo lo mejor y estaré siempre para ti, por si sientes que el mundo se te viene encima.
Gracias por tanto y abrazos a la distancia.
Kanbghik - 3id milad sa3id
Atte. Sirius
Versame_
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cartas-de-luchi · 6 months
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Carta 11.
Para J:
Odias tu segundo nombre, ni siquiera lo utilizas y yo, en el afán de ser diferente para ti, lo utilizo cada tanto. Porque engloba cosas importantes, esconde sueños rotos y revela secretos. Me pregunto como cuatro malditas letras pueden ser tantas cosas siendo tan pocas. Cuando a veces me faltan letras para definir lo que siento por ti.
Y es complicado, ¿sabes? El quererte de esta forma irracional y nada convencional. El quererte incluso doliendo al hacerlo. Es un poco enrevesado, no te voy a mentir ni voy a endulzar las cosas. No cuando lo que yo meto dentro de la definición de amor tiene tantos nudos, tantas intersecciones, cortes y remiendos. No cuando querer implica tantas cosas y, al mismo tiempo, tan poco.
Ya te lo dije una vez, yo quiero de una forma complicada, pero quiero de verdad. No lo hago ni bien ni mal, porque no creo que solo haya esos dos matices, sino que lo hago como aprendí a hacerlo y como me gustaría que a mi algún día me quisieran. Quiero los defectos, los fallos y los fracasos tanto, o más, que las virtudes, los aciertos y los triunfos. A ti te quise mucho más después de lo malo y eso quizá me hace masoquista o tonta, vete a saber, pero fue lo que pasó. De ti me enamoré después de la primera y última cita que pudimos tener. Me enamoré después de esa distancia que nos pusiste, después de la sinceridad que me regalaste en aquel preciso momento. Aunque no la entendiera del todo en aquel maldito instante.
Me enamoré tan despacio que no sé cuando empecé a estar enamorada de ti hasta la médula. No sé diferenciar los momentos previos y posteriores a este enamoramiento. Aunque sí que sé que todo este revoltijo de sentimientos que me acompañan son amor. Un amor un poco complicado y con más sombras y matices de lo normal. Pero es que nosotros tampoco somos normales, somos más increíbles que eso. Más nuestros. Creo que por eso me enamoré en primera instancia, por esa complejidad que te envolvía. Por lo humano que eras, con todas las cagadas que eso implica. Por lo distintos, y a la vez similares, que éramos. Y un poco por esos hoyuelos que me vuelven loca.
Y es que lo pienso y lo natural, para mi, es quererte. Lo difícil hubiera sido no hacerlo, ¿sabes? Al menos así lo siento yo al pensar en nosotros, en ti. Y es que me lo complicaste todo mucho, desde el primer momento. Te colaste por la rendija de mi corazón y terminaste adueñandote de lo que quedaba de él, pero fuiste silencioso y no me di cuenta hasta que fue tarde, porque ya había sentimientos implicados. Y aún así quererte no significa que me guste todo de ti o que acepte todas tus decisiones o movimientos, no. Joder, si a veces incluso siento que te odio, aunque sea poco y momentáneo.
Quererte, para mi, significa aceptar que no siempre aciertas, que cometes errores, que eres un poco impulsivo, que te domina la ansiedad, que eres sentimental, que huyes un poco cuando todo es demasiado, que te hundes en el insomnio y esas bebidas tan dañinas, que no te pones siempre como prioridad. Y enfadarme a veces por esas cosas, odiarte incluso. Pero aprender también de ti, pedirte perdón, apreciar tus rotos.
Quererte, para mi, también significa valorar que eres de corazón puro, que eres gracioso, que tu ingenio consigue salvarte muchas veces, que sonríes con los ojos, que eres sincero, que hablas de los sentimientos, que sabes pedir perdón, que nunca dejas de aprender, que escribes precioso, que te gusta la música y el rap, que eres profundo. Y recordártelo siempre que pueda, ser incluso empalagosa. Y sonreirte también con los ojos, acariciarte el alma.
Y si, a veces me estanco en odiarte, porque resulta más sencillo que quererte. Pero es que también soy humana y fallo, fallo mucho. Y me da miedo el amor y a ti te resulta tan natural, tan vital, que yo temo perderlo todo. Tu eres un poeta romántico y yo una poetisa nostálgica y, a veces, me da miedo que mi nostalgia eterna te engulla, devore y hunda. Pero todo se resume en que me da miedo que me hagan daño, me da pavor y me encierro en mi cueva mental. Y, aún así, tú conseguiste que te quisiera, con lo malo y lo bueno; contra toda barrera y todos los candados y muros. Fuiste muy persuasivo y convicente, a mi corazón te lo ganaste incluso antes de que te quisiera. Creo que incluso te ganaste a la parte de mi cerebro que escribe, porque hace tiempo que escribo con tu nombre como inspiración.
Y si, a veces soy impulsiva, huyo o me escondo. También soy algo testaruda y no sé decir las cosas despacio, soy bruta con los sentimientos. Incluso estoy un poco loca y tarada, aunque eso termina siendo lo mejor de mi esencia. Pero, aún con eso, puedo decirte que te quiero y que estoy enamorada de ti. Aunque no sea de vuelta o no sea nuestro momento, aunque me duela un poco este sentimiento que lleva tu nombre, aunque me pase los días pensando que quizá no debimos cruzarnos tan pronto. Pero lo que ya pasó, no puede reescribirse y siempre termino agradeciendo haberte conocido, quererte y recibir de vez en cuando sonrisas de tu parte.
Así que te quiero, sin adornos. Y te quiero por todo eso que eres, también por lo malo. Espero que algún día entiendas que cualquier chica que quieras, es afortunada.
Te quiere, muchísimo,
tu luciérnaga.
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