#la niña a la que se le vino el mundo encima
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"Había comenzado a darse cuenta de que la vida tiene siempre pérdidas y ganancias, que no te mereces ni las primeras ni las segundas pero hay que aprender a recibirlas." - La niña a la que se le vino el mundo encima, Gaby Pérez Yslas
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Promesas y soluciones
“Tengo sed, quiero tomar una coca”
Últimas palabras de una niña antes de obitar por un cuadro de meningococcemia.
“Por si no lo sabían, en el Curie no hay espejos en las habitaciones de los pacientes, ya que más de uno, luego de una cirugía en su rostro, quedó con tal consternación que optó por el suicidio…”
La promesa de una vida mejor presente en muchas religiones, dando por sentado que este mundo es en realidad un gigantesco caos de violencia, fétidos aromas e incontables imperfecciones. El anhelo de soluciones que enciendan aún la llama de la esperanza, tan frágil, pero a la vez tan propensa a persistir, lastimosa, débil, pero persistiendo a toda costa. Claro está que la adversidad no tiene una fracción de respeto por lo conmovedor de la permanencia de esa llama y la pasa por encima con inimaginable desdén ¿No les paso que iban esperanzados por algo y la realidad les paso el cruel designio por las narices, casi como burlándose? “Toca ver agonizar a los tuyos, irse cada vez mas lejos, vos como espectador de esta obra, mí obra”.
Si juntáramos todas las cenizas de las ilusiones primordiales, esas que se suponen sirven como combustible para el motor de la voluntad de vivir, que fueron deglutidas entre lágrimas y sardónicas sonrisas de superación… haríamos un nuevo planeta de incontables débitos cenicientos.
Soluciones a problemas que en realidad no los tienen, cosas con las que va a haber que cargar hasta el fin de los días: desde recuerdos sumamente traumáticos, pasando por una autopercepción nociva plagada de desdén y nublada por el desánimo perpetuo, llegando a el continuo martirio de uno mismo por errores que costaron todo lo que valía la pena en pos de lo mas nimio que se le ocurra al mas nimio de los seres
La promesa de que en este mundo se vino a ser feliz, para luego decir con el corazón en la mano y el alma hecha añicos “al menos ya no sufre más” y luego quebrarse en incesante llanto, ese que no tiene ni un ápice de sanador, solo es mero retrato de la derrota aplastante ante la azarosa repartición de problemas entre los seres vivos.
Espurias soluciones a los problemas incontables que genera el vacío que la vida lleva ligada consigo, aturdir los sentidos, mandar al muere temporalmente al cerebro, autodestruirse, cambiar un dolor por otro, uno mas soportable en principio para luego desplomarse aun mas fuerte contra el suelo. Y no basta preguntarse quienes son nuestros compañeros de sufrimiento, al fin y al cabo, casi todos querrían que sean los demás y no ellos mismos. “¿Por qué le tuvo que pasar a él?” lleva de implícito que hubiera sido mil veces mejor que le pasara a otro.
Promesas y soluciones que saboreamos, parecen que nos saciaran, y es que nuestro hambre de motivos para mantener la fe en la existencia es de tal magnitud que expone lo horripilante de esta.
Un viaje a Europa, un auto nuevo, nueva pareja (mas vistosa esta vez), un título que provoca admiración de desconocidos, una mejor pinta, una noche de repugnante etilismo desenfrenado y drogas, más dinero en nuestro haber, juntarnos con nuestros semejantes a fingir que nos caen bien o hacer locuras para ignorar olímpicamente lo que esa persona en si misma puede ofrecer al mundo (por lo general, nada importante, pero si entretenido) … ¿y después de eso?
Simple, solo hace falta más de eso, subir dosis hasta que eventualmente te derrumbes. Así que supongo que todo esto son buenas noticias ¿verdad?
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Querido Án,
Cuando vino, me dijo que no dejaba a nadie detrás que ya no tenía nada que lo retuviera en México. Nos conocimos y aprendí mucho estando con él. En eso en que lo conocía, descubrí qué clase de persona no quería llegar a ser. No quiero ser alguien que no sabe valorar lo que tiene. A pesar de que a veces odio a mi familia, yo sé que mis padres me quieren. También todos los amigos y conocidos que tengo cerca, a pesar de que tú eres el más importante, son personas que me gustan y que me quieren, aunque sea un poquito. creo que Daniel solo quería escapar de toda esa gente que lo retenía y quería apoyarse en mí para eso, pero yo no estaba preparada ni quería que un desconocido me usara y se aprovechara de todo lo que podía ofrecer. Yo quería que ese responsabilizara de su propia vida sin mi y si me ayuda, porque a mí me resulta muy difícil y muy pesado dar algo a alguien que no me da ni la mitad. Y yo sé que no soy Daniel. Pero me aterra la idea de hacerte sentir como me hizo sentir él. Por eso no quiero ir a Mexicali sin planes propios, sin estar segura de que puedo aportar en tu vida, lo mismo que tú no podrás dar. Y quiero poder hacerlo por mi cuenta, porque sé que puedo y porque quiero estar orgullosa de mí y que tú lo estés también.
Hay cosas que quiero hacer aquí en Bruselas. Quiero mejorar como mujer, aprender todo lo que esta ciudad me pueda enseñar y cumplir mi sueño de volar con alguna compañía a quien le pueda enseñar mi valía. Quiero poder volver aquí, sin vergüenza y sin temor a defraudar. Quiero ir a donde quiera siendo autosuficiente.
Por eso te agradecería que creyeras en mí y nosotros, en qué podemos funcionar siempre y cuando queremos nuestras vidas aparte Y encontremos en ese camino lo que nos una. No quiero que me facilites la vida, ni que me la arregles. Quiero solucionar mis problemas y abrirme paso poco a poco a un futuro cerca de ti. Y quiero que tú estés allí para verlo.
Quiero que compartas tus logros conmigo y hagas un lugar en tu desorganizada mente para pensar en mi siendo parte de ti y que estés seguro de que siempre estaré a tu lado, que sepas que ni la muerte me va a separar de ti, el dolor y el sufrimiento que te pueda llegar a causar nunca superará el amor que te tengo. Quiero que tengas presente que cada cosa que hagas, cada cosa que digas, cada cosa que pienses, me lo puedes compartir. Y que lo intentaré proteger con garras y dientes… Cree en ti porque yo creo en ti y todos lo hacemos. A pesar de lo que todos puedan hacer, decir o pensar, la gente que te quiere jamás te va a dejar. Y te puedes equivocar, y está bien porque así puedes aprender, y no te tienes que torturar si no te sale bien ni a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera… Ni a la cuarta, ni a la quinta. Nunca sientas que te culpo ni que te juzgo, y si lo hago perdóname. Mi intención es solo darte el afecto que te mereces. Voy a encontrar el modo de que este vínculo nunca se rompa, y por más que no quiera esperar nada de nadie, tú eres tú, y voy a creer en tus intenciones y en el amor que me tienes. Así que te voy a dejar crear tu propio camino hacia mí si así lo quieres.
no te voy a odiar si no quieres venir hacia mí. Pero te agradecería que seas sincero contigo mismo y conmigo cuando ya no me quieras más. Porque no quiero caminar en un mundo de ilusiones que me creaste para hacerme feliz con falsedades. No quiero mentiras. Quiero solo pura honestidad. Quiero que lo que quiera crear contigo sea real y no solo la imaginación de una niña que creció viendo historias románticas de fantasía. así que te pido por favor que vivas tu vida al máximo mientras me respetas y yo te respeto en este mundo lleno de pecados. Ojalá pronto podamos darnos la mano, con nuestras piernas encima del otro, besarnos y tocarnos después de todas las dificultades y lágrimas. Quiero que valga la pena. Esos son mis deseos.
Atentamente,
Mej
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Story of the lady who ate kids (Spanish Version)
Historia de la señora que comía niños.
Hay bellezas que no todo el mundo entiende. Es fácil ver un cuadro que todo el mundo ama y aprender a repetir como niña buena que las cosas que a todos gustan también le gustan a una. Adquirir el gusto, que le llaman. Acostumbrarse. Sonreír mientras se bebe el vino, para convivir y nada más, sin importar que siga siendo igual de agrio que la primera vez. Hay bellezas que todo el mundo entiende, o dice entender.
El otro día llegó Santiago con un disco, de ésos que ya no escuchan los jóvenes porque tienen celular. Llegó a la casa con un sobre de papel amarillo en la mano, preguntando si podía usar el estéreo de la tele. Adentro había otro disco, parecido al que metió él, blanco de por encima y con un título en marcador permanente. Ese lo aventó a la hendidura del sillón y ahí se quedó. Ecos del Silencio, o algo así se llamaba. Cincuenta minutos de un tal Enrique hablando de sus diez autos de lujo, sus mil millones y sus cuatro casas.
Santiago dice que los demás no entienden por que están viejos. Ya les llegó su tiempo, y cuando eran jóvenes igual les gustaba escuchar lo mismo. Nunca, en la historia de la humanidad, una generación había quedado sin hablar de las banalidades materiales y cómo abundaba de ellas. Alardear de cómo les va bien. Mateo apaga el estéreo y le pide por favor a Santiago que pongan la radio, y fruncen el ceño los dos, casi haciendo la misma cara.
Yo a Enrique lo entiendo, pero sólo a medias. Tanta gente que lo escucha, que compra discos incluso, y me rehúso a pensar que soy la única que puede ver la verdad. Podría pararme frente a la tele y decirle a Santiago lo que pienso de su música. Pero no ver la belleza, y que la belleza no esté, son dos cosas muy diferentes, creo yo. Sucede que aún no encuentro la belleza en los Ecos del Silencio. Pero no tengo prisa.
Mateo casi no escucha música. Que ya tiene mucho ruido en su cabeza, dice. Cada vez que abro la puerta de su cuarto me mira a mí, y mira la ventana. Me pregunta si hizo algo malo, y le digo que no, que sólo vengo a verlo. Le pregunto si tiene hambre y nunca tiene.
-- No sé cómo le hace Santiago.
-- ¿Para qué?
-- Para correr por los pasillos así. No le importa nada.
Mateo mira al suelo y le doy un abrazo. Mañana cumple quince años. Ya no es edad de bailar y cantar sin razón. Una década de mirar al mundo con ojos ávidos, y un lustro entero buscando una razón para sonreír. Gira su cabeza entre mis brazos para verme de frente,
-- De veras que no lo entiendo.
Al final, Enrique canta de las cosas buenas en su vida, creo yo. Desborda de felicidad por lo que tiene, vaciando gratitud a chorros sobre cuatro acordes de sintetizador. Yo doy gracias, también. Le canto a las flores como él le canta a sus autos. Le canto a la tierra, a mis niños cuando se van a dormir. Me canta a mí el viento desde la ventana del cuarto, haciendo revolotear las sábanas recién dobladas entre los estantes vacíos. Canto mientras barro, al polvo quizás, le canto al trapo que me ayuda a secar. Canto con Enrique en el coche, con las bocinas a todo volumen y los muebles en la cajuela.
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La vida es como una mina, da muchas vueltas, tiene muchas vetas y lugares oscuros. A veces uno cae, muy, muy profundo y queda sumido en una gran oscuridad. Sin embargo, no hay noche que dure eternamente y hermosos amaneceres prueban que siempre hay espacios para ser feliz.
- Gaby Pérez Islas. La niña a la que se le vino el mundo encima.
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POS A DAR II, extracto, 2020
(...)
Un solitario invadido es aquel que se retira a la perfección de su soliloquio con unos ganchitos clavados en la nuca y los genitales que conectan con la camada de inconscientes, tirando una y otra vez un hilo del que no conocen su otro extremo, por lo tanto cuando te jalan lo suficiente como para venirte, te corres todo encima de ellos y te va mal porque se enamoran o te castran, y ninguna de las dos situaciones favorece. Pero mi invasión es más que voluntaria entonces digamos que antes de sentir su jalada yo ya estoy agarrando los hilitos y jalándomelos yo solita, es como el juego de tirar de la cuerda donde ellos y yo tiramos para el mismo lado pero sólo yo me caigo cuando ganamos. Pero ¿quién se queda con las ganas? Todos los seres que he conocido en mi vida se fusionan para llamarse mundo y no me parezco a ninguno de ellos nótese que no por la originalidad sino por la inexistencia, está agotado, la cancelaron. A pesar de que ahora presumo que ya existo me sé la versión del diablo que vive en mis pómulos e insiste en que la era digital me ha confundido y ha hecho pensar que tengo cuerpo, sería mejor asegurarnos y por eso los putazos de vez en cuando, comprobamos que no somos reales porque salimos con la cara morada y nadie parece notarlo así que seguro nosotros lo estamos inventando, eso me dijo el señor cuando le di mi teoría edípica de su relación con mi novia, “te lo estás inventando” y yo “pero por supuesto” sin entender que a los inventores nunca se les ha querido del todo.
Se me escurre la baba cuando toco la guitarra ah pero sequito sequito cuando de tocar otras curvas se trata y es que se me mete la niñez por las fosas nasales, me doy un pasón y jamás fui niña mañosa, insisto en que las manualidades no son lo mío. Aprendí a masturbarme viendo porno gay, lo hecho mal todo este tiempo pero sí que funciona, no mames, por favor, no mames, quédate cerca de mi boca, no me rompas la ilusión.
Mamá donde pusiste mi inocencia, está en tu cuarto, claro que no, qué te hago si la encuentro. Y aparece una madre y la saca sin problema alguno, aparece, como si hubiera estado con ella todo este tiempo, como si mi inocencia estuviera tapizando mi cama pero yo no sé tenderla, sólo Andrea. Es que no la veía, la escondiste, no m’ijo simplemente no te fijas, aquí estaba, no la veo no la veo no la veo no la veo no la veo no la veo, digo con ojos aguados y sueños podridos en la parte trasera de mi cráneo.
Ayer papá me dice que se lo está llevando la fregada porque no le gusta decir chingada enfrente de mí pero ya sé que son la misma vieja. Es que en qué cabeza cabe sentar cabeza y más junto a una madre como la mía, te hubieras ido papá, fecundado a otra persona, incluso a la vida misma y hubiera surgido lo mismo que yo pero de otro cuerpo que sí hubiera abortado por novena vez. Ya estás muy viejo como para cobrar ese tipo de quincenas, perdóname, yo te quiero mantener el corte de cabello y las botellas de vino que te bajan la presión pero me falta poquito nada más para cobrar las regalías de mi sufrimiento, vas a ver, no te mueras así, no me digas que no sabes lo que te gusta, estás con el pinche josé josé todo el día, delirando melodías y las manos convulsionando por dibujar algo y en vez de eso frotan masturbatoriamente los azulejos de la cocina, no somos tan diferentes.
Día internacional del Edipo, señores. Y uno que quiere disfrutar de la fecha justamente por las festividades el día se le llena de mamadas y no acabamos no acabamos no acabamos, más que a partir del arrepentimiento excitante de quien acaba de declarar un amor no correspondido, fundador de las ganas frenadas por la correspondencia misma del post quiebre de espíritu natural, me duele el útero porque digo soy mi propia madre y me empieza a dar embarazo psicológico, cuando vaya al doctor y me digan que no tengo nada le diré que justamente eso busco parir: la nada. (...)
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La niña a la que se le vino el mundo encima, Gaby Pérez Yslas
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Porque la vida tiene un plan que no siempre coincide con nuestros deseos.
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