#la escena donde ve a los papas fue poderosa
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Tras salir de prisión después de cumplir condena por un crimen violento, Ruth Slater (Bullock) se reinserta en una sociedad que se niega a perdonar su pasado. Tras enfrentarse a las duras opiniones del lugar que una vez fue su hogar, su única esperanza de redención es encontrar a su hermana pequeña a la que tuvo que dejar detrás. (2021)
#la vi el 3 de enero del 2023#imperdonable#a mi si me gusto un chingo no como la gente de letterbox amargados#no me espere el plot twits de la hermana pequeña NI de los hermanos#si me hizo llorar también#la escena donde ve a los papas fue poderosa#el otro wei es el que sale en twd el que caga a rick pq le quita la señora#wei no sabía que ver y pos Sandra bullock nunca falla#y me lleve la sorpresa de que sale viola david también daaaamn#the unforgivable#es davis jeje#wena wena#no me aburrió nada#weno también la vi pq la dirige una mujer hehehehehe
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Los Demonios más Conocidos y más Peligrosos
La tradición católica define a los demonios como “ángeles caídos que pecaron”, seres espirituales que se rebelaron contra Dios (2 Pedro 2:4).
El primer ángel que se convirtió en demonio fue Satanás, quien antes de convertirse en el príncipe del inframundo fue un hermoso árcangel llamado Luzbel o “portador de luz”, el cual, debido a su orgullo y junto a un tercio de las legiones angélicas que habían decidido seguirlo, fue precipitado para siempre a los infiernos.
En Apocalipsis (12, 7-10) se cuenta que “en ese momento empezó una batalla en el Cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron contra el monstruo. El monstruo se defendía apoyado por sus ángeles, pero no pudieron resistir, y ya no hubo lugar para ellos en el Cielo. Echaron, pues, al enorme monstruo, a la serpiente antigua, al diablo o Satanás, como lo llaman, al seductor del mundo entero, lo echaron a la tierra y a sus ángeles con él”.
El poeta inglés John Milton, en su obra “El Paraíso Perdido”, que describe la lucha entre el enigmático Satanás y los arcángeles de la Divina Providencia por el alma del hombre, nos relata que el diablo, cuando era un arcángel tan bello que era llamado el Hijo de la Aurora o Lucero del alba, “creyó igualarse al Altísimo, si el Altísimo se le oponía, y con ambicioso intento levantó en el cielo impía guerra contra el trono y el reino de Dios y orgulloso batalló con loco intento. Pero el Soberano Poder lo precipitó de cabeza, ardiendo desde la bóveda etérea, en espantosa combustión y ruina, hasta el abismo de una perdición sin fin, para que yaciera allí entre cadenas adamantinas y fuego eterno el que se había atrevido a medir su poder con el Omnipotente. Vencido quedó, rodando con su horrible turba en el abismo encendido, nueve veces el espacio que mide el día y la noche a los mortales; confundido pero inmortal, porque su destino lo reservaba para cólera mayor, pues ahora, tanto el recuerdo de la felicidad perdida como el de la pena eterna lo devoran. Pasea alrededor con sus ojos extraviados que atestiguan inmenso desaliento y aflicción, unidos a un orgullo indomable y a un odio endurecido”.
Milton agrega que “de un solo golpe, y tan lejos como la mirada del ángel penetra, descubre la tristísima región desierta y desolada: un calabozo horrible, por todas partes como una inmensa fragua encendida; pero aquellas llamas no proyectaban luz, sino más bien una oscuridad visible que servía únicamente para descubrir escenas de dolor, regiones de tormento; sombras tenebrosas donde la paz y el descanso nunca habitan, donde la esperanza nunca viene…Tal es el lugar que la justicia eterna había preparado para los rebeldes”.
El poeta añade que el archienemigo, por eso llamado en el cielo Satanás, “pronto descubre allí a los compañeros de su caída, sepultados entre las corrientes y los torbellinos de una tempestad de fuego, y revolcándose a su lado el que fue su segundo en el poder y en el crimen, conocido mucho tiempo después en Palestina como Belcebú”.
Belcebú, cuyo nombre significa etimológicamente “señor de la gran morada” o “señor del abismo”, es entonces el segundo jerarca infernal en importancia tras Satanás. Y en sus formas alegóricas toma a veces una apariencia colosal; de rostro hinchado, coronado con una cinta de fuego, cornudo, negro y amenazante, peludo y con alas de murciélago.
Belcebú, también conocido como Baal, es sindicado por los demonólogos como uno de los siete príncipes del infierno y el que representa el pecado capital de la gula.
Su nombre deriva de ba’ al zebuh, un término despectivo que los hebreos utilizaban para burlarse de los templos donde era adorado este personaje infernal, que estaban repleto de moscas, debido a la carne pútrida que dejaban sus fieles.
Por ello también era conocido como “señor de las moscas”. El exorcista del siglo XVII Michaelis Sebastien afirma que Belcebú es uno de los tres ángeles caídos más importantes junto con Satanás y Leviatán, mientras que algunas obras ocultistas afirman que forma junto Lucifer y Astaroth la “falsa trinidad”.
Y, según los antiguos inquisidores, este duque infernal era el señor y el maestro de los sabbaths de las brujas.
Junto a Satanás y Belcebú, la tradición católica identifica a otros cinco demonios que integran el réprobo grupo de los siete príncipes del infierno: Mammón, Belfegor, Leviathán, Asmodeo y Amon.
Mammón, cuyo nombre significaría “hijo del demonio”, es el demonio de la avaricia, codicia y materialismo.
Santo Tomás de Aquino describió metafóricamente el pecado de la avaricia como “Mammón, que era ascendido desde el infierno por un lobo, viniendo a inflamar el corazón humano con su avaricia”.
Asimismo, se alude a él en “El Paraíso perdido” de John Milton, en donde se lo ve como un ángel que, gozando de los privilegios de estar en el cielo, lo único que contempla de sus bellezas es el oro con que están hechas las calles de la ciudad divina.
En la versión de Milton, Mammón fue el encargado de sembrar en el hombre la codicia de excavar la tierra para extraer de ella sus tesoros.
El erudito jesuita Peter Binsfeld asegura que mammón, como uno de los “siete príncipes del infierno”, es un demonio ante el cual se arrodillan todos aquellos esclavos del dinero que habitan en el mundo consumista de la actualidad.
En Mateo 6:19-21.24 la Biblia advierte lo siguiente: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen y donde ladrones minan y hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mammón”.
Belfegor, en tanto, es el demonio de la pereza y todas las manifestaciones que la acompañan: la desidia, el conformismo y la comodidad que conduce a la inercia de la mediocridad.
Conocido también como “el señor de la apertura”, Belfegor suele incitar a caminos fáciles y poco éticos.
También ha sido sindicado como un demonio que ayuda a la gente a hacer descubrimientos, seduciéndola a través de inventos ingeniosos que supuestamente les proporcionarán riquezas.
Según demonólogos del siglo XVI, su poder es más fuerte en abril y en el signo aries.
Belfegor es representado como un demonio musculoso con nariz grande, de varios metros de estatura, con una barba larga, cuernos, con cara de viejo , unos pies de lobo y unas garras sucias y largas.
Leviatán, por su parte, cuyo nombre en hebreo significa “envuelto, enrollado o tortuoso”, es uno de los demonios más citados en la Biblia.
Es un demonio acuático asociado a la envidia muy difícil de exorcizar, aunque para muchos interpretes es una forma simbólica del mismo satanás.
Él es el “dragón que está en el mar” del que habló el profeta Isaías, la serpiente antigua, el terrible “amo demonio de los océanos” referido en el Diccionario Infernal de Collin de Plancy.
En los libros malditos de origen acadio, sumerio y cananeo, leviatán aparece como un monstruo marino descomunal, en el que los exégetas han creído ver al diablo como destructor incesante de la creación divina.
El profeta Isaías, en Isaías, 27-1, recurre al leviatán para anunciar el horrible castigo que impondrá la Providencia a los enemigos de Israel: “Aquel día castigará Yahvé, con su espada pesada, grande y poderosa, al leviatán, serpiente huidiza; al leviatán, serpiente tortuosa, y matará al dragón que está en el mar…”.
Asmodeo, por su parte, es llamado “el demonio de la lujuria”, el demonio de los pecados carnales, el ser que se encarga de llevar a los hombres a las turbias aguas de la lascivia, el espíritu impuro que disfruta incitando la infidelidad y destruyendo noviazgos y matrimonios.
Asmodeo aparece mencionado en el Testamento de Salomón: “Soy llamado asmodeo entre los mortales, y mi negocio es conspirar contra los recién casados de modo que no se conozcan. Yo los quebraré con varias calamidades. Me arrebata la belleza de las vírgenes y anhelo sus corazones…Yo transporto a los hombres a los lapsos de la locura y el deseo cuando ellos tienen sus propias esposas, así ellos las abandonan y se escapan de día y de noche con otras que pertenecen a otros hombres, con el resultado de que incurren en el pecado y caen en actos criminales”.
Dentro de las fábulas de la biblia hebrea, Asmodeo es el demonio de la ebriedad y lujuria, el que disfruta de estrangular a las novias en su noche de bodas dentro de la recámara nupcial, evitando así que consumen su amor.
El demonólogo holandés Johann Wier lo describió como “el banquero de la mesa de bacará en el infierno” y también el que controla todas las casas de apuestas en la tierra.
De acuerdo con el texto “La llave menor de Salomón” este demonio, que fue vencido por el árcangel Rafael, detesta el agua y las aves porque le recuerdan a Dios.
En el libro mágico “Lemegeton”, Asmodeo es descrito como una entidad con torso humano y 3 cabezas: una de carnero, un toro y un ogro, figuras todas asociadas comúnmente con lo licencioso, que cabalga un dragón portando una lanza.
En el Diccionario Infernal escrito por Collin de Plancy, Asmodeo también tiene piernas de gallo, un ave conocida por su vigor sexual; además posee una cola de serpiente y cabalga un león con cuello y alas de dragón, criaturas que están asociadas con el deseo y venganza.
Amon, el demonio de la ira, es el último príncipe del infierno, un marqués infernal que a veces se le representa como un hombre con cabeza de búho, y otras como un hombre con cabeza de lobo y cola de serpiente.
También conocido como el ángel de la muerte, su nombre significa “aquél que induce a la ira y asesinato”.
Johann Wier, en su obra “Pseudomonarchia daemonum” (1583) dice que Amon o Aamon “es un gran y poderoso marqués que entiende todas las cosas pasadas y por venir, procura favores y reconcilia a ambos, amigos y enemigos, y gobierna cuarenta legiones de demonios”.
Anton Szandor LaVey (1930-1997), conocido como el Papa Negro, autoproclamado sacerdote de la Iglesia de Satán, y autor de la Biblia Satánica, explicó una vez que “los teólogos han catalogado algunos de los nombres de diablos en sus listas de demonios, pero la lista siguiente contiene los nombres más efectivamente utilizados en rituales satánicos”.
Según LaVey, además de Asmodeo y Belcebú, estos demonios eran Astaroth, Azazel, Balaam, Behemot, Cimeries y Damballa:
-Astaroth: célebremente conocido como el “gran duque del Infierno”, su casta comparte estatus con la primera jerarquía demoníaca, que involucra a los poderosos Belcebú y Lucifer.
Es un demonio de primera jerarquía que seduce por medio de la pereza, la vanidad y las filosofías racionalistas.
En el Diccionario infernal, Astaroth es dibujado como un hombre desnudo con manos y pies de dragón y un par de alas con plumas, llevando una corona, sosteniendo una serpiente con una mano y cabalgando sobre un lobo o un perro con alas de dragón.
Su gran enemigo es San Bartolomé, el santo que puede proteger contra él porque venció sus tentaciones.
-Azazel: es el líder de aquellos ángeles caídos que fornicaron con mujeres mortales y dieron a luz una raza de gigantes, conocida como Nephilim.
Enseñó a los hombres cómo fabricar armas de guerra y a las mujeres el ocultismo y el uso de cosméticos.
Su nombre alude, en el Judaísmo rabínico, al nombre del macho cabrío que era enviado al desierto en el Día de la Expiación cargando los pecados de los israelitas para así purificar el Tabernáculo.
-Balaam: En demonología, abalam (también balaam o balan) es un poderoso duque o príncipe infernal que manda sobre cuarenta legiones de demonios. Da perfectas respuestas sobre el pasado, presente y futuro, y también puede hacer al hombre invisible e ingenioso.
Es representado con tres cabezas: una cabeza es la cabeza de un toro, la segunda de un hombre y la tercera de un carnero.
Tiene ojos ardientes y la cola de una serpiente. Porta un halcón en su puño y cabalga un fuerte oso. En otras ocasiones se presenta como un hombre desnudo cabalgando un oso.
-Behemot: también conocido como bégimo, este demonio de origen hebreo y características metamórficas, es sumamente poderoso y capaz de adoptar la forma de una bestia, como un elefante monstruoso, aunque muchos lo relacionan con un hipopótamo, un rinoceronte o un búfalo.
Mencionado en Job 40:15-24, metafóricamente, su nombre se ha llegado a usar para designar cualquier entidad poderosa y extremadamente grande.
-Cimeries: también conocido con el nombre de cimejes, este demonio es un marqués del infierno, descrito como un guerrero enorme, montado en un caballo negro y escoltado por 20 legiones demoníacas.
Es además el gobernante de todos los espíritus africanos. Y puede enseñar Gramática, Lógica y Retórica, teniendo también el poder de revelar cosas ocultas.
-Damballa: esta deidad demoníaca y primitiva, deriva de los orígenes del vudú africano. Se mueve lenta y sigilosamente, pero es capaz de realizar movimientos repentinos y extremadamente veloces.
Se especula con que la palabra “zombie” deriva de la palabra “nzambi”, que significa dios en referencia a Damballa. Iconográficamente, se le representa como una monstruosa serpiente que reside en el primer lugar en el altar haitiano.
El poeta John Milton, además de los demonios ya mencionados, menciona a otros peligrosos espíritus infernales, como Moloch, dios de origen canaanita que fue adorado por los fenicios, cartagineses y sirios y que era considerado el símbolo del fuego purificante.
Identificado por los griegos y romanos como Cronos y Saturno, respectivamente, generalmente Moloch era representado como una figura humana con cabeza de carnero o becerro, sentado en un trono y con una corona u otro distintivo de realeza, como un báculo.
Los sacrificios preferidos por Moloch eran los niños, especialmente los bebés, por ser los seres más impregnados de materia.
Milton dice de él que era un “monstruoso rey salpicado con la sangre de sacrificios humanos y las lágrimas de las madres, bien que el ruido atronador de sus tambores y timbales no deje oír los gritos de sus hijos que pasan por medio del fuego hacia el horrendo ídolo”.
John Milton también menciona a Belial, cuyo nombre significa “rebelde o desobediente”, y que recibe los apelativos de “señor de la arrogancia”, “señor de orgullo” y “el hijo del infierno”.
Vierio, en su revista de la monarquía de Satán, asegura que Belial, “uno de los reyes del infierno, fue creado inmediatamente después de Lucifer, y que arrastró a la mayor parte de los ángeles a la revolución, y fue también uno de los primeros que fueron arrojados del paraíso”.
Respecto de belial, que también ha sido llamado el demonio de la sodomía, pues era venerado en la bíblica ciudad de Sodoma (destruida por una lluvia de fuego y azufre debido a la conducta pecaminosa de sus habitantes) el poeta inglés escribe que “espíritu más impuro nunca cayó del cielo, ni más impúdico para amar el vicio por el vicio mismo. No se elevó en su honor templo alguno ni humeaba ningún altar; pero ¿Quién se halla con más frecuencia en los templos y los altares, cuando el sacerdote reniega de Dios, como renegaron los hijos de Elí, que mancharon la casa divina con sus violencias y prostituciones? Reina también en los palacios, en las cortes y en las corrompidas ciudades donde el escandaloso estruendo de ultrajes y de improperios se eleva sobre las más altas torres y cuando la noche tiende su manto por las calles, ve vagabundear por ellas a los hijos de belial, repletos de insolencia y vino”.
Fuante: guioteca.
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ILUMINATI ¿CIERTO O FALSO?
Hay quienes creen que las respuestas a estas preguntas no se encuentran en los libros de historia y dan crédito a las numerosas teorías conspirativas sin fundamento, que han surgido en las últimas décadas alrededor de esos y otros eventos cruciales.
Con la entrada del nuevo siglo y la irrupción de internet, una de esas teorías ha ido ganando popularidad.
Se trata de la supuesta existencia de la Orden de los Illuminati, cuyo origen se remontaría a la sociedad secreta del mismo nombre creada en Alemania a fines del siglo XVIII y que estaría integrada por los poderes políticos y económicos, cuyo objetivo final sería el de establecer un nuevo orden mundial a través de un gobierno global.
Es habitual que en los foros de discusión de la red algunos internautas recurran a los Illuminati para explicar muchos de los males que aquejan a nuestro planeta.
Políticos como George W. Bush o Barack Obama, o magnates como el multimillonario George Soros, han sido acusados de formar parte de esta organización, con la que se ha llegado a vincular al papa Francisco y la reina Isabel II de Inglaterra.
Algunos creen ver en los videos musicales de artistas como Lady Gaga, Katty Perry, Beyoncé o Jay Z la simbología asociada a los Illuminati, como pentagramas, pirámides o el famoso "ojo que todo lo ve" que aparece en los billetes de dólar.
Lea: Bohemian Grove: el campamento secreto de los ricos y poderosos
Pero ¿de dónde proviene el mito de los Illuminati y por qué hoy en día hay gente que sigue creyendo en la existencia de un grupo que desapareció hace más de dos siglos?
La orden real
La Orden de los Illuminati fue fundada en 1776 en Baviera, Alemania, por el jurista Adam Weishaupt.
El objetivo de esta sociedad secreta, inspirada en los ideales de la ilustración y cuya estructura estaba basada en la de las órdenes masónicas, era acabar con el oscurantismo y con la influencia que en aquella época tenía la iglesia en la esfera política.
Tras el ascenso al poder del príncipe Karl Theodor, la Orden los Illuminati, igual que otras sociedades secretas, fue ilegalizada, disolviéndose en 1785, menos de una década después de su fundación.
Pese a su desaparición, algunos creían que la organización siguió operando de forma clandestina.
Autores como el francés Agustín Barruel (1741-1820), la británica Nesta Helen Webster (1876-1960) o el canadiense William Guy Carr (1895-1959) la vincularon con eventos como la Revolución Francesa de 1789, las Revoluciones de 1848, la Primera Guerra Mundial o la Revolución Bolchevique de 1917.
Hubo quien aseguró que los padres fundadores de EE.UU. eran miembros de la Orden de los Illuminati y que la Reserva Federal, el banco central estadounidense, fue creada para ayudar a cumplir los objetivos de dominación global de la organización.
En las últimas décadas han aparecido referencias a los Illuminati en obras como la trilogía satírica de ciencia ficción The Illuminatus (1975), de Robert Shea y Robert Anton Wilson, o "Ángeles y Demonios" (2000), de Dan Brown, así como en las letras de algunos artistas de la escena del hip hop.
Todo ello ha contribuido a que se convirtieran en protagonistas de numerosas teorías conspirativas sin pies ni cabeza, que han ganado popularidad en años recientes gracias a internet, donde se pueden encontrar miles de páginas dedicadas a los Illuminati.
"Una locura"
"Es una locura que hoy en día haya gente que crea en la existencia de los Illuminati", asegura el escritor e historiador estadounidense Mitch Horowitz.
"Los ciudadanos tienen preocupaciones legitimas sobre cómo funcionan los poderes políticos y económicos, pero en vez de canalizar esas preocupaciones de manera efectiva para que haya más transparencia, algunos prefieren creer en historias de fantasía sobre una organización que dejó de existir hace más de 200 años", señala Horowitz en conversación con BBC Mundo.
Según Horowitz, "hay escritores y periodistas que contribuyen a la paranoia en torno a los Illuminati y la gente se deja convencer porque les resulta interesante pensar que existe un grupo secreto que domina el mundo".
"Si estudiaran lo que realmente eran los Illuminati, se darían cuenta de que se trataba de una organización política cuyos ideales estaban basados en una sociedad más justa y a la que le gustaba la iconografía que se relaciona con el mundo de lo oculto".
Horowitz cree que, debido al magnetismo que tiene para el público, hoy en día a muchos artistas les gusta experimentar en sus videos musicales con esa iconografía.
"Los músicos entienden el atractivo que tienen símbolos como el pentagrama, el obelisco o el ojo que todo lo ve y por eso los utilizan, aunque eso no los convierte en miembros de una sociedad secreta".
Entre los que sí creen en la existencia de los Illuminati se encuentra el escritor estadounidense Mark Dice, autor de un libro sobre esta presunta organización clandestina.
"Sociedades secretas interconectadas"
"Es cierto que los Illuminati están rodeados de fantasía, pero cuando se separa realidad de ficción, creo que hay pruebas que demuestran que se trata de un grupo real que continúa existiendo hoy en día", explica Dice en conversación con BBC Mundo.
Según Dice, tras su disolución en 1785, "los Illuminati siguieron operando a través de varias sociedades secretas interconectadas, como el Grupo de Bilderberg o el Consejo de Relaciones Exteriores".
"Estas organizaciones comparten los objetivos de los Illuminati, sus métodos de funcionamiento, sus símbolos y su terminología", asegura.
Dice sostiene que no necesitan utilizar el nombre de Illuminati porque "ellos saben quiénes son y lo que están haciendo".
"En los últimos años el Grupo de Bilderberg ha sido expuesto, ya que con internet no es fácil que siga siendo un secreto. Lo venden como si fuera una conferencia aburrida más, pero eso no explica por qué en los últimos 60 años la prensa no ha informado de ello", asegura Dice, quien culpa de ello a los grandes medios.
"¿Cómo no es de interés público que cada año 100 de las personas más poderosas del planeta se reúnan en un hotel rodeados de guardas armados para conversar sin micrófonos sobre cómo quieren influir en el futuro del planeta?".
Dice asegura que los Illuminati "quieren crear un gobierno global de inspiración socialista" y "utilizan a artistas de fama global para promocionar su agenda".
Pese a lo descabelladas que puedan sonar las teorías de Dice sobre los Illuminati o quizás a causa de ello, el escritor estadounidense cuenta con cientos de miles de seguidores en Facebook y YouTube.
¿Culpa de internet?
Ello viene a confirmar lo que sostiene Jesse Walker, autor del libro The United States of Paranoia ("Los Estados Unidos de la paranoia"), quien considera que "internet ha sido fundamental para potenciar y propagar el fenómeno de los Illuminati".
"En la actualidad son vinculados con todo tipo de teorías, tanto por grupos de extrema derecha como de extrema izquierda, que los utilizan según les conviene", explica Walker en conversación con BBC Mundo.
Según Walker, en los últimos años algunos artistas como el rapero Jay Z han incluido guiños a los Illuminati en sus apariciones públicas para divertirse, alimentando las teorías conspirativas que vinculan a numerosas estrellas de la industria del entretenimiento con este grupo.
"Las teorías conspirativas son una parte intrínseca de la psique humana. Somos criaturas que buscamos patrones para dar un sentido al mundo que nos rodea. Si hay lagunas en una historia hemos de buscar explicaciones para ello".
Walker considera que "existen motivos reales para tener miedo o ansiedad, ya que algunas veces las teorías conspirativas han resultado ser ciertas, como en el caso del escándalo de las escuchas de la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU. (NSA, por sus siglas en inglés) o cuando sale a la luz que un político ha estado recibiendo sobornos".
"Así que cuando combinas el miedo con la búsqueda de patrones, surgen teorías conspirativas como la de los Illuminati".
Según Walker, el problema es que "mucha gente no tiene el conocimiento suficiente como para diferenciar lo que es real de lo que no".
Quizás por eso, en la era de internet, los Illuminati siguen siendo utilizados por aquellos que se niegan a creer la versión oficial de los hechos para explicar todo tipo de eventos.
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