Tumgik
#justo cuando tengo más tiempo que nunca no me sale dibujar
fl00mie · 2 months
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I CAN'T DRAWWWW
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miscartasdeamor · 3 years
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Querida Avellana Jun/21
No sé si volvamos a vernos…, oye no hagas eso, sé que estás diciendo “¡no seas dramática!”, pero si estando en la misma ciudad no te veía ahora menos.
En verdad siento haberte lastimado, haber roto mi propio corazón intentando conquistarte y creyendo que si me esforzaba y mejoraba un poco algún día podría logarlo, por no haber aceptado y renunciado a ello desde tu primer no, pero a pesar del rechazo seguías aquí y aun no entiendo ¿por qué?
La verdad es que siempre me ha preocupado que haya algo mal conmigo, enserio, tal vez no sea buena en ninguna forma y por eso no le agrado mucho a la gente, me asusta tanto cuando me encariño con alguien, cuando esa persona se acerca mucho a mí, porque al final todos siempre me abandonan, me olvidan y me ignoran, siempre me quedo completamente sola en el silencio, todo el tiempo me siento como fantasma a quien nadie ve ni escucha, eso duele mucho. Además de ser un bicho raro, inadaptada, soy intensa, dramática, amargada y pesimista (adorable combinación)
La verdad ya ni siquiera estoy segura de cómo se sentirá que alguien te quiera, lo asocio a que me presten atención, me den regalos, pasen tiempo conmigo sin razón, la verdad no lo sé, la gente que alguna vez ha sido amable o gentil conmigo como Mora es por un conveniencia, no por afecto, me llevo al psicólogo porque estando mal yo no podía administrar sus negocios, y ella no quería hacerlo, estaba en un momento crucial y no había tiempo para buscar a alguien más, cuando todo se calmó me dijo si quieres ya puedes renunciar, y lo hice; aun ahora me tiene cerca por si necesita de mi y nada más.
Hasta mi propia madre me ha dejado muchas veces en especial cuando sale con alguien ellos son prioridad, e intento regalar varias veces desde que nací, se la vive diciéndome todo lo que hago mal, el fracaso que soy, que por ser como soy es que no tengo amigos y nadie nunca me va a querer, en mi adolescencia muchas veces se olvidaba de mí, que a veces me quedaba afuera en el jardín de la casa, igual que mis tíos, para ellos yo solo fui su caridad para presumir con sus amistades, ni a mis primos tampoco les importaba cada que venían de vacaciones se iban a pasear sin mí, cada navidad yo era la única encerrada en un cuarto sin cena y sin regalos, nadie se acordaba de mí al menos que necesitaran burlarse de mi, mis amigos de la escuela igual solo cuando necesitaban dibujos, la tarea o algún favor me buscaban, siempre soy la última opción de todos, “él ya que” hasta la fecha casi nadie me invita a fiestas o eventos. Por eso siempre hago todo sola desde niña, voy sola al cine, viajo sola, voy a comer sola. (vaya que triste mi vida, pásame un pañuelo para llorar)
Tanta soledad pesa y mucho, por eso no le veo sentido a vivir más así, no es que no haya cosas que me hagan feliz, me encanta dibujar, nadar, comer helado, escuchar música, leer e ir al cine, pero justo cuando me planteaba si valía la pena seguir aquí apareciste, estabas a mi lado derecho en el cruce de aquella avenida, y aun cuando te había visto antes y había caminado tres calles detrás de ti, no fue hasta cuando nos miramos y me sonreíste, esa sonrisa tan cálida y deslumbrante, que por primera vez sentí algo que me sacudió el alma, fue tan raro, de repente el mundo desapareció, todos los sonidos se silenciaron y solo podía verte a ti (eso solo me pasa en la alberca o cuando dibujo), aunque sentí ganas de correr, sentía un miedo irracional, en una fracción de segundo recordé a Pau, como ella fue la primer persona en muchos años que me vio, me escuchaba, me prestaba atención y a veces me hacía sentir que no estaba sola pero que al final solo se divierto con mis sentimientos y me ignoraba hasta que me necesitaba, por eso quise correr creo fue el temor de que me podrías romper el corazón, pero no podía moverme, era muy raro, no quería dejar de verte sonreír.
De verdad desde ese momento te amé con todo mi corazón y aun cuando crees que no es posible porque ni siquiera te conocía, bueno si hay gente que puede odiarte sin ningún motivo, también puedes amar a alguien sin razón.
El día que supe tu nombre también descubrimos la increíble coincidencia de que cumplimos años el mismo día, no olvido que fue mientras hacían la lista de asistencia, estaba sentada detrás de ti, al escucharme decirlo te giraste tan rápido en la silla que pensé te caerías y cuando me di cuenta sujetabas mis manos entre las tuyas, sonreías tan emocionada, me dijiste “yo también cumplo años ese día, tenemos que hacer algo juntas para festejarlo”, iluminabas toda la habitación, (no tienes idea de cuanto había deseado tener a alguien con quien festejar mi cumpleaños la mayoría lo paso sola, resulta un día como cualquiera incluso llegue a odiarlo).
En ese simple gesto vi todo lo que hay en ti, tu escancia; vi amabilidad, tu ternura, tu inteligencia, tu espontaneidad, tu corazón inocente y puro, cuando te comencé a tratar vi tu madures, tu forma de ver el mundo, tu inseguridad, tu timidez, tu indecisión la fluidez con que desarrollas un tema, tus pensamientos, conocerte, a familia, tu infancia, tus buenos modales, que cada que escuchas una canción que te gusta la cantas sin importar dónde estés ,y sin darme cuenta me enamore perdidamente de ti. Amarte ha sido la cosa más fácil que he hecho en mi vida; la verdad es que las cosas que mas amo de ti son tu sonrisa, tu voz, wow podría escucharte todo el día, me encanta ese gesto que haces cuando estas cansada o triste, te ves tan adorable que me cuesta mucho no abrazarte y besarte, tus orejas son tan sexys, lo se es raro pero me encantan, y amo la forma en que a veces dudas de las cosas, esos pequeños momentos de inseguridad, incluso cuando me regañas me muero de ternura.
A veces creo que si no fuera tan insegura las cosas habrían sido diferentes, tal vez no, porque hay tantos tipos detrás de ti y lo entiendo, eres genial, en ese entonces los había, además de tener el género correcto, de ser 15 años más jóvenes, tenían más cosas que ofrecerte, yo era y sigo siendo un caos y muy complicada, me hace cuestionarme ¿Quién podría amarme?
Hay tantas cosas que nunca te dije, como la razón por la cual me hice amiga de Alan y Rodro, no me caían mal solo que fue estrategia de guerra, “ten a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca”, eran la competencia directa, los tres queríamos conquistarte, y como te llevabas más con ellos, jugué mis piezas, lamento también espantarte a todos los demás tipos del call center, incluso Gonzalo nunca se te acerco o te hablo porque el inmediatamente se dio cuenta de mis intenciones, un día cuando te di un chocolate se me acerco, me dio una palmada en el brazo, luego te miro y sonrió, en ese momento no lo entendí. Y la pelea en el bar no fue por mala copa sino que fue por ti, estábamos muy borrachos es verdad, pero no tanto como para no saber que decíamos y ese niño idiota dijo algo muy irrespetuoso sobre ti que no pude soportarlo y antes de darme cuenta le había dado un puñetazo, luego el ego de machos se nos subió junto con el alcohol y terminamos a golpes, yo gane obviamente, pero me temo que no fue la única, ni la última vez, con ambos cada que hacían esos comentarios terminaba tratando de romperles la cara, enserio me enojaba como podían agradarte esos imbéciles, ellos enserio no te conocían ni les interesaba hacerlo, solo querían llevarte a la cama, fue cuando pensé que debería intentar lanzarme, yo si merecía esa oportunidad, yo si te quería de verdad, para todo y por las buenas.
No tienes idea de cuánto me dolió nuestro primer festejo de cumpleaños cuando me dijiste que te gustaba Rodro y lo querías allí, más que nada porque el muy cretino se hizo de rogar porque sabía perfectamente que sentía por ti y estaba disfrutando de sentir que había ganado, que tenía razón cuando dijo que yo jamás tendría una oportunidad contigo, ese día verte con él me mato, pero me aguante porque quería verte feliz, trate de mantenerme a distancia y dejarte con él, ese fue mi regalo para ti.
Yo no era consiente que te quería hasta esa noche que por un audio te recite la escena del balcón de Romeo y Julieta, estabas triste por haberte encontrado con tu ex y su actitud de mierda contigo, me dijiste que te sentías como una luna sin brillo, unos días después de eso, te diste cuenta mientras hablamos por mensajes y creíste que estaba triste, le preguntaste a José sobre eso, yo estaba en un ataque de pánico, como se me podría haber ocurrido, como había permitido que eso pasara, no otra vez, ya había sido suficiente con Pau, me tomo 6 años superarlo, no quería terminar con el corazón roto y la sensación de haber hecho el ridículo, contigo me sentía como adolescente de secundaria toda nerviosa, torpe y sin saber qué hacer, dios porque no pase por eso a los 17 como todo el mundo, hubiera sido menos vergonzoso.
Algunas veces eras tan madura y centrada que por eso me tomaba tan enserio tus palabras y consejos, quería mejorar, crecer y madurar, convertirme en esa persona que creí que debería ser a mi edad, esa persona que pudieras admirar y querer, quería tener algo que ofrecer, sentir que te merecía, pero cada que lo intentaba solo lo hacía mal, como con lo del choque. Incluso contigo, cada cosa que trato de decirte algo lindo lo digo tan mal que terminas enojada o triste, te lastimo y lo arruino, por eso cuando me contagie y enferme de este virus tan de moda, que contagie a mi mamá me puse tan intensa y dramática pues si tú también te hubieras contagiado, si algo te pasara por mi culpa e insistencia, jamás me lo podría perdonar, ya mate a mi perrito que era mi único amigo por quererlo tanto, cuando salía con Pau se rompió un dedo del pie en mi cumpleaños y en navidad se intoxico tanto que no podía ni levantarse de la cama por días, dice que no tiene que ver conmigo pero yo siento que sí, incluso a conejito, si al peluche, también lo lastime un día enferma se me cayó y se quemó un poco, siento que entre más quiero a alguien algo malo le pasa, por eso a veces me distancio o intento distanciarme de ti, es mi estúpida manera de protegerte de mí.
Y sin embargo tengo tan lindos recuerdos contigo, mis mejores recuerdos de la vida son contigo, yo creía que lo más cercano a una novia que había tenido era Pau, por todo lo chido que había tenido con ella, pero la verdad es que no tenía ni idea de que hay muchas cosas más, contigo he vivido y hecho cosas increíble que nunca había imaginado hacer, como una que amo y cada que escucho esa canción me erizo, un día fui a visitarte al cine pero no coincidimos y te mande un mensaje de que iría al walmart y que tal vez luego pasaría a verte, me llamaste por teléfono para decirme de un trabajo en un hotel y que querías que enviara mis papeles también, en eso cuando pasaba por el área de frutas y comida había una bocina donde sonaba a todo volumen la canción de "procura", de repente dejaste de hablar y comenzaste a cantar, wow se me encogió el estomago porque literalmente me estabas cantando al oído, es lo mas cerca que he estado de que alguien me dedique una canción además al final te reíste casi sentí que podía verte; contigo subí a un barco por primera vez y en ese viaje también comí guayas por primera vez, tal vez no lo recuerdes pero me las diste de comer en la boca, en verdad, para ti era una travesura que estabas disfrutando tanto que no dejabas de reírte, hasta que me viste seria, pensaste que me había molestado por eso, pero la realidad es que no te diste cuanta de cómo nos veía la gente, tenía rato que los había visto pero no lo entendía hasta que en la última cucharada que me diste la pareja del otro lado del camión se persigno al vernos, y lo supe, no eran los únicos otras personas nos veían de forma tan desagradable que me preocupe, estábamos al final del camión, si al bajar decían algo o incluso intentaban lastimarte, mi instinto protector se activó y fue cuando me puse seria, tenía que protegerte, cuidarte, no era lo que hacías ni tu risa, era mi cara de idiota, era tan evidente lo que sentía por ti que todo mundo se dio cuenta no iba a permitir que por mis sentimientos te lastimaran y ojala esa fuera la única vez que la gente nos vio con desagrado. Por eso siempre que estamos en público a veces sientes que tengo miedo o soy algo distante, por eso aunque me muero por tomar tu mano, no lo hago ni me acerco demasiado a ti, aunque una vez si tome tu mano. ¿Recuerdas cuando fuimos en junio al parque de las Américas y comimos unos tostilocos? Ese día cuando caminábamos al mini súper frente al parque tome tu mano justo al llegar a la esquina, te burlaste y me dijiste "¿me tomas de la mano para cruzar la calle como si fuera una niña pequeña?", en ese momento te solté y no supe que decirte, tanto tu comentario como mi acción me dejaron sin palabras, la verdad tome tu mano porque quería hacerlo, sentirte, cuidarte, porque te quiero y nada más, y lo hice sin darme cuenta, fue como un reflejo. Creo que el día que mas me ha costado no tocarte ni acercarme es cuando fuimos al cine un día antes de año nuevo y traías ese vestido gris con líneas blancas, con ese sexy escote de espalda, wow te veías tan hermosa y sexy, sude frio todo el día, para poder controlarme me la pasaba viendo mi celular, jugando y mandando memes, tenia miedo de que si me acercaba me iba a propasar contigo, me moría de ganas... bueno el momento mas difícil fue cuando estábamos en el camión y apagaron la luz, que idiota pude robarte un beso y no me atreví, pero tal vez fue mejor así.
También algo más que me dijiste el día del parque, sé que aún lo recuerdas pues me lo has echado en cara un par de veces y necesito explicarte el porqué de eso, pues no es como tú crees; veras en esas fechas querías que nos fuéramos a Europa o a otro país por dos años, me sorprendió que me pidieras que fuera contigo, aun o se porque me elegiste a mí, y sin pensarlo te dije que sí, enserio empecé a planearlo, a preparar todo para no dejar nada pendiente, y también me dijiste que ibas a tener una semana de vacaciones en agosto y querías ver si podrías pasarla trabajando, y surgió la posibilidad de estar en mi oficina, la verdad yo también lo quería, amo estar contigo, pero supe que no sería la mejor idea, ella ya sabía que me gustabas aunque yo no le había hablado de ti, pero tenía una foto nuestra como protector de pantalla en la pc, y la había visto y bueno la verdad es que si aún me gusta pero más que nada porque llena mis necesidades afectivas, admito que también llegó a confundirme un poco mientras trabaje con ella porque un día no sé cómo ni porque el coqueteo que tuvimos hace años se dio de nuevo, no sé si fue nostalgia de ambas, pero creo ella tenía dudas sobre su relación y si debía casarse, además de que quería que le dijera que me gustaba con todas sus letras y de frente para satisfacer su ego, pero en esos meses que paso, inconscientemente la llame por tu nombre una par de veces, una en nuestra fiesta de navidad después de un par de tequilas, no se creó que pensaba en ti, en que seguro te gustaría ese restaurante y en otra ocasión estaba durmiendo la siesta en la oficina y ella me hacía piojito, cuando intento despertarme porque estaba roncando, lo volví hacer, creo que soñaba contigo no recuerdo, la verdad ninguna de las dos la recuerdo muy bien pero ella se encargó de echármelo en cara muchas veces por eso lo sé; así que yo era consciente de que no le agradas, ella sabia que antes había salido con alguien y que no fue importante, pero contigo sabia que era diferente aun cuando yo no le dijera nada, meses después me dijo "No se porque te esfuerzas tanto por esa niña, conmigo nunca hiciste nada de eso" (en referencia a la jirafa de peluche). En resumen esa es la verdadera razón de que no pudieras trabajar en mi oficina, si le pregunte pero no le insistí más cuando me dijo que no o me hubiera quedado sin trabajo.
Ese coqueteo yo lo pare, le pedí dejarlo y que por favor no me hiciera ningún tipo de cariñitos cuando tu y yo empezamos hablar de nuevo y me tomo enserio hasta que vio que iba al Gym contigo, sabe que lo odio, pero también sabe que si me comprometía tanto era por algo, pero entonces cometí el enorme error de ser honesta con ella y hablarle abiertamente sobre ti, sobre mis sentimientos e intenciones y hasta le pedí consejo, en ese momento parecía una buena idea pues estuvo en tus zapatos, me conoce bien y creía que me diría algo que me ayudara, pero me lleno de inseguridades y por eso la cague, la escuche y deje que todo eso se quedara en mi cabeza, te dije otra vez que sentía y te presione a una respuesta, y después dejaste de ir al gym, y te alejaste un poco, yo tenía tanto miedo de que fueras, de que me odiaras, de que te enamoraras de alguien más, de ver como elegían a alguien más, me hace sentir que tal vez yo nunca encuentre a alguien... que yo que tanto deseo una familia, alguien con quien compartir todo, alguien que enserio me quiera y me haga sentir querida de verdad, que va a estar siempre, lo único que logro es arruinarlo y alejar a la gente.
La razón por la que deje de ver tus publicaciones, bueno se debe a que cada tipo con el que subes una foto o cada tipo al que presumes en tus redes, lo odio con todas mis fuerzas, por que desearía ser él, porque él si puede aspirar a estar contigo y yo no, porque con él sonríes como yo no puedo hacerte sonreír, aunque en verdad quiero que seas feliz, me mata verte con alguien más, enserio me duele porque aun no logro hacerme a la idea y odio sentirme así, por eso como los niños que se tapan los ojos, si no lo veo no existe, si no existe no duele, pero también es malo porque me daba esperanza y seguía esforzándome por intentar un día ser ese alguien, porque un día tal vez me ganaría esa oportunidad.
La verdad es que aunque muchas veces quise rendirme, me auto terapeaba y trataba de convencerme de que eso era imposible que tus actitudes me decían que no querías nada conmigo, no podía desistir, no se rendirme, soy muy perseverante y terca, para mi tu valías la pena y todo ese esfuerzo, y la verdad merezco algunos puntos, use toda mi artillería, pude haberte comprado regalos caros, ramos de flores y cosas de esas para impresionarte, tengo el dinero para eso y una tarjeta american exprés para todo lo demás (suggar a tus ordenes), pero preferí hacerte cada regalo, las flores de papel, pintar las letras de tu nombre, coser a mano la jirafa de peluche, dibujarte un separador, hacerte una larguísima, cursi y empalagosa playlist de música, videos cursis y melancólicos, te lleve a todos mis lugares favoritos y significativos como la fuente del parque de las américas, solía ir allí con mis abuelos cuando vinimos de vacaciones aquí, mi restaurante favorito, por la música en vivo romántica y las obras de arte con la iluminación de las estrellas, a mi sala de cine favorita, pero el mejor lugar fue aquel lago artificial con el puente, porque desde que lo vi pensé en ti, lo compartí solo contigo y cada que voy se que ese lugar es nuestro. Oye aun después de que me botaste en febrero del año pasado y me rompiste totalmente el corazón en mayo, a mi manera trate de recordarte que yo seguí allí, realmente nunca me rendi, a mi manera trate de estar presente, con la pandemia te mande un regalo y cuando volviste de alguna manera, aunque estabas lejos viaje para verte y estar contigo, no me importo que pase mas horas en el autobús que contigo, porque no es el tiempo ni la distancia, sino estar contigo. Así como a ti te caga mi intensidad a mi me hiere tu indiferencia, ahora te siento mas fría y seca conmigo, cortante y distante, a veces siento que ya no me quieres en tu vida de ninguna forma, ya no se si acercarme, me siento un poco frustrada, no se que decir o como actuar, si es por que lo arruine o solo estas en tus procesos.
Yo puse todas mis esperanzas en ti y esperaba tanto de ti, lo siento en verdad, porque son mis expectativas idealistas y no tenían por qué afectarte, además a veces creo que cuando me hablas escucho a mi abuelita, tienes algunas actitudes que me la recuerdan, ella era la única persona de quien en verdad creo haber recibido cariño sincero solo por ser yo, la única que me escuchaba, se interesaba en mí y en mis cosas, que siempre quería jugar conmigo, que cuando me enfermaba me cantaba, me contaba historias y me cuidaba, dibujaba conmigo y guardo todos los dibujos que le regale desde que estaba en el kinder, los vi cuando falleció y tuvimos que organizar sus cosas.
Lo único que yo quería contigo es conocerte y que me conocieras, que si había algún afecto mas que de amistad dejarlo fluir, estar para ti y que tu estuvieras para mi, poder confiarte todo y que tu confiaras en mi, compartirnos todo, apoyarnos, divertirnos, hacer cosas juntas, descubrir y recorrer el mundo contigo, crecer juntas, ser tu amiga, tu novia, tu compañera, aprender amarte, y formar una familia contigo, con perritos, peces, peques, todo lo que nos hiciera sentir plenas y felices.
La relación con mi madre era muy fría y distante la mayoría del tiempo, cuando era niña creía que no me quería porque nunca estaba, al final es la única familia que tengo y lo único constante en mi vida, sin ella en verdad me quedare totalmente sola, nadie más estará ni se preocupara por mí, se que a ella le preocupa hace años que intenta emparejarme con alguien y cuando le dije que soy gay desistió, teme dejarme sola, y la verdad es como si yo también dejara de existir, pues si nadie más me ve ni se preocupa por mí, será como si no existiera, por eso le tengo tanto miedo a ese día, sería como los olvidados en la película de Coco, sin nadie que me recuerde solo voy a desaparecer sin dejar rastro como si nunca hubiera existido, bueno eso siento y me asusta mucho.
Realmente lo único que quiero decirte es que siento haberte lastimado mas de lo que te pude hacer feliz, que en verdad me siento muy agradecida y feliz por haberte conocido, por todo el tiempo que pude estar contigo, tú me inspiraste de muchas formas, gracias a ti logre hacer todo lo que había pospuesto por años, me atreví a intentar aquello que temía o no me creía capaz de hacer, incluso me dieron ganas de vivir pues contigo me sentía tan viva como nunca antes y aunque suene cursi y loco contigo tuve mi momento romántico de película, algo tipo a "10 cosas que odio de ti" una de mis películas favoritas.
Por cierto dibujo retratos tuyos porque te extraño y me muero de ganas de salir corriendo a buscarte y darte un abrazo pero no puedo, eliji la foto que te mande y que me dijiste que no te gusto, porque en esa como en las otras fotos que use, eres simplemente tú, tan adorable y tierna, por lo menos así te ven mis ojos y si soy sincera mi foto favorita de ti es una que me enviaste en diciembre cuando estabas casi despertando en pijama medio despeinada sin nada de maquillaje; sabes tú eras mi única razón para levantarme de la cama tan feliz, incluso de tomar ese curso sobre la felicidad en la india, quería sentirme feliz siempre para compartir esa felicidad contigo, y me hiciste retomar la terapia cuando sentía que no me servía de nada, en pocas palabras tu eres lo mejor que podría pasarme en la vida.
Debes saber la verdadera razón del libro y de mis cartas que nunca te di, yo quería dejar plasmado en algún lugar mis sentimientos por ti pues siento que es lo único puro y bueno en mí, quería que ese sentimiento fuera eterno de alguna manera, si no podía estar contigo en esta vida, por lo menos una parte de mí y de ti si lo estén en papel, por eso estas en mi libro, allí trate de decir cuánto te quiero, que me he esforzado en la medida que he podido con cada una de esas ocurrencias que te he obsequiado, y que justo esa mascada fue el regalo que más me costó elegir, pues no tenía idea de cuál te gustaría más, pase meses buscándola, sin embargo elegí esa por una razón muy especial, la primera vez que saliste a solas conmigo fue un 12 de julio, fuimos al cine a ver hotel Transilvania 3, era martes y había llovido en la tarde, yo te esperaba en la entrada del cine y cuando te vi llegar me quede sin palabras, estabas hermosa con un conjunto como tipo overol de un short y blusa sin mangas negro con flores pequeñitas de colores pastel, unas sandalias y tu cabello recogido, cuando vi la mascada me acorde de ese día y de tu ropa, para mi ese día fue muy especial, algo así como una primera cita, por eso no dude en comprarla y regalártela. Esa es la razón de que ese suceso sea el tema de la historia del libro, porque allí encriptado entre líneas está plasmado cada uno de mis momentos más bonitos contigo y son los que me gusta recordar y los que vale la pena que vivan más que yo, ese es mi legado de amor, lo mejor de mi historia y de mi vida, la razón por la que espero me recuerden.
No te sientas mal por mi, estoy bien a mi manera, disfruto mucho de dar clases tengo 5 alumnas de 5 a 7 años, es lindo poder dibujar y platicar con ellas, hace que la vida parezca mas simple, aunque también es gracioso a veces es difícil saber quien es la alumna y quien la maestra, sin duda soy una niña pequeña; también sigo dibujando las ilustraciones de mi libro y trascribiendo las cartas para formar esa novela romántica aunque aun no se si me atreva a cambiar el final, sigo dibujando retratos tuyos y jirafas cuando te extraño, y viendo caricaturas mientras como helado o chocolates.
Espero que estés bien y mas tranquila, que pase lo que pase no te rindas ni tires la toalla enserio creo en ti y en que lograras tus metas, rezo para que Dios te cuide y proteja siempre, no pierdas nunca esa sonrisa tan linda que se robó mi corazón.
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laescritoranocturna · 5 years
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Me encamino hasta la puerta para ver quién era la persona que había importunado mi casa a esta hora y que tanto había hecho molestar a mi padre. No entendía porqué mi pecho parecía que iba a estallar a cada paso que daba. Tal vez es algo así como cuando uno tiene un presentimiento, así sentía el cuerpo; un escalofrío por la espina dorsal, los vellos erizados, sintiendo cómo el sudor sale por cada uno de mis poros. Paso pesadamente saliva a través de mi garganta antes de llegar a la puerta y mirar a mi padre de espaldas a mí discutiendo con alguien. 
Sentí una punzada en el pecho mientras me aproximaba a tocar el hombro de mi padre para que se diera la vuelta. Seguía sin entender qué me estaba pasando, pero todo quedó claro en el momento que mis ojos se encontraron con la persona que estaba parada frente mí. Me quedé muda. Mi padre me decía algo, pero la verdad es que tampoco podía escucharlo. Parpadeo un par de veces tratando de salir del shock, pero siento que todo se mueve en cámara lenta, que estoy dentro de un maldito sueño y en cualquier momento voy a despertar. Pero esto es real, es muy real. 
¿Es él? Por supuesto que es él. Está exactamente igual que la última vez que lo vi. 
“Déjalo, papá” logré decir en el momento en que pude salir de la conmoción. 
“Pero, hija...” trató de hacerme entender. 
“Esta bien. Yo me encargo” digo con una fortaleza que no sé de dónde salió. Mi padre asiente, y sin querer irse, nos deja solos. 
Cierro la puerta y lo encaro después de 3 años. No sé en verdad de dónde he conseguido la fuerza para hacerlo. Sigo anonadada, pero estudio cada centímetro de su rostro para comprobar que todo esto en verdad está sucediendo y siento tantas emociones revolviéndose en mi interior; tristeza, alegría, enojo. Desvío la mirada porque siento que mis ojos comienzan a picar. 
“Sé que estás confundida”,comienza diciendo, “ o tal vez hasta molesta de que me aparezca aquí después de tanto tiempo”. 
No digo nada. Sólo dejo que siga con lo que tiene que decir. 
“Estoy aquí porque... “ Baja la cabeza y suelta un suspiro nervioso para liberarse de la tensión que le hace temblar la voz. “Estoy aquí porque quiero pedirte perdón por todo lo mal que hice en su momento. Sé que te lastimé. No te merecías nada de eso. Pero yo... no sé, no quería darme cuenta de lo que hacía mal, no quería cambiar porque estaba muy acostumbrado a ser así. No sé. Simplemente estaba cegado por mí mismo”. 
“Gracias” me limité a decir. Quería decir más, pero el nudo que se estaba formando en mi garganta no me dejaba hablar. 
“Lamento que me haya tomado mucho tiempo el venir hasta aquí sólo para decirte eso... Yo... no sabía cómo acercarme, cómo volver sin incomodarte o lastimarte. La verdad es que tenía miedo. Fui cobarde en ese entonces cuando te lastimé y no hice nada al respecto y lo fui durante estos tres años, pero ya no quiero serlo más... No sabes cómo me arrepentí en ese entonces por dejarte ir”
Lo miré con ojos cristalinos. No sabía qué pensar o qué sentir de todo lo que estaba escuchando. Sufrí mucho durante estos 3 años. Sí, mi mentalidad siguió cambiando a algo más positivo, crecí como persona, crecí en lo profesional. Intenté seguir con mi vida en el ámbito emocional pero no pude y no pude porque... porque lo cierto era que todavía le quería, pero estaba muy molesta porque él no quiso hacer las cosas que debía hacer en su momento y por eso nos separamos tanto tiempo, desperdiciamos tanto tiempo. Ahora yo tenía 25 y él 32. El tiempo no ha pasado en vano, nadie nos regresa ese tiempo perdido. Nadie... 
“Lo cierto es que...” continuó interrumpiendo mis pensamientos, “No vine sólo a disculparme. Vine también porque quiero decirte que no te he olvidado un sólo día desde que nos separamos, que en verdad creo que eres el amor de mi vida y que me gustaría que me dieras una segunda oportunidad para demostrarte que he cambiado muchas actitudes y muchas costumbres que tenía que dejar para avanzar, que no soy el mismo inseguro de antes que te celaba y desconfiaba de ti cuando lo único que siempre vi de ti fue cariño y amor, que no soy aquel inmaduro con el que no podías hablar y te gritaba, te decía cosas para herirte o te chantajeaba. He cambiado, me he tratado y sigo en tratamiento porque quiero ser mejor persona y quiero ser mejor persona para ti también, porque es lo que te mereces, alguien que luche por ti; alguien que te pueda ofrecer apoyo y felicidad”, su voz se escucha cortada y tiene que detenerse un momento. Las lágrimas empiezan a hacer una carrera en sus mejillas mientras él continúa hablando.  
“Entiendo si no quieres. Ese era el riesgo por haberte lastimado y no actuar en su momento y también era el riesgo por haber dejado pasar tanto tiempo. Pero ya no tengo nada más que perder. 
Te he extrañado tanto y te amo tanto. Me arrepiento muchísimo de los errores que cometí. Dejé ir al amor de mi vida por necio y cobarde, por miedo al cambio; un cambio que sabía era bueno para mí, que era sano para estar bien no sólo contigo sino con la demás gente que me rodea. Pero era más fácil quedarme en lo que ya conocía y fui mediocre al justificarme diciendo que había nacido con algo que me impedía cambiar y ser diferente. Sí, la única cosa que me frenaba era yo mismo. Mi miedo a sacrificar cosas a las que estaba acostumbrado pero que no eran necesariamente buenas para mí, a mi falta de voluntad, a mi falta de fuerza. 
Tuve que perder todo para darme cuenta de que las cosas que hacía, que la persona que había sido durante más de 15 años no me hacía bien, que necesitaba cambiar y que podía hacerlo, sólo se trataba de ganas de salir adelante, de mejorar. Te perdí a ti, alejé a mi familia, perdí mi trabajo, mis aspiraciones. Me sentí solo por primera vez en mi vida y entendí que me estaba haciendo mal a mí mismo desde hace más de 15 años, pero no hacía nada bueno por mí; sólo aceptaba gente que me perjudicaba y no me hacía bien y hacía cosas que tampoco me ayudaban a crecer ni a sentirme mejor, más que momentáneamente”. 
Sentí el viento golpear mis mejillas húmedas por el llanto. No podía creer nada de lo que estaba escuchando. ¿En verdad había entendido por fin? ¿En verdad había cambiado para bien? ¿Al fin se había dado cuenta de que la forma en la que era sólo le hacía mal a él y a los demás? No puede ser. 
“Ahora sigo yendo a terapias y me siento mucho mejor, me he reconciliado con mi familia y estamos mejor que nunca, me dedico de lleno a la música y ya abrimos la casa productora hace como un año”.
“Sí, eso escuché. Muchas felicidades y me da mucho gusto escuchar todo lo demás” dije secándome las lágrimas e intentando dibujar una sonrisa.
“Gracias. Me hubiera gustado que estuvieras para compartir ese y muchos momentos más”, me devolvió una sonrisa nostálgica, “Todo eso ha sido importante y me hace feliz, pero me haces falta tú para serlo completamente.
Sé que no merezco otra oportunidad después de cómo te traté cuando sólo querías ayudarme a darme cuenta que me estaba lastimando y también cuando me diste muchas oportunidades para cambiar y no lo hice. No tenías que haber esperado tanto. Me arrepiento mucho por eso y por todos estos años, pero si aún no es tarde en tu corazón...¿me darías la oportunidad de demostrarlo?...”
Silencio. Mis ojos, abiertos de par en par, lo miraban sin poder creer nada de lo que había escuchado. ¿Qué debía hacer en este momento? Era algo muy repentino e inesperado después de tanto tiempo, después de convencerme que aunque cambiara él no volvería. Necesitaba procesar todo. 
“Entiendo que esto está siendo difícil. Puedes pensarlo si quieres y luego darme una repuesta”. 
“Sí, voy a pensarlo. Hay cosas que debo analizar y pensar”. 
“Eso es suficiente para mí” me sonrió y los ojos le brillaron; después de tantos años de no ver esa expresión de niño emocionado que tanto me gustaba, la veía otra vez frente a mí y no en recuerdos. Mi corazón dio un vuelco.
“Espero no te incomode pero... ¿puedo darte un abrazo?” dijo de pronto. 
Lo dudé un segundo, pero la verdad es que quería saber qué sentía al abrazarlo por primera vez en tanto tiempo. Asentí con lentitud y poco a poco me acerqué a él para rodear mis brazos en su cintura. 
“Era justo como lo recordaba” dijo contra mi cabello. 
Las lágrimas volvieron a salir, pero más rebeldes y un dolor en mi pecho se agudizó. Esto no era como se había sentido hace 3 años cuando las cosas estaban mal. Por primera vez, volvía a sentir tranquilidad y paz al estar cerca de él. 
No lo dije, pero tal vez éste era el mejor regalo de navidad que pude haber recibido.
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lianiaski · 6 years
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Tú esquina
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Vuelvo a dibujar eses en la acera, vuelvo a deambular rumbo a casa en busca de un cojín mullido en el que ahogar esta pena etílica. Tras de mí camina una mujer  con un vestido oscuro, su cabello lacio y totalmente negro azabache conjunta perfectamente con unos ojos marrón caoba.
Cada vez que giro mi cuerpo me mira y sonríe, me saluda con la mano y me indica que me acerque. Me da mucho miedo. Acelero el paso, pero ella es más rápida que yo y siempre se sitúa a unos pocos metros de mi cuerpo,  en algunos instantes incluso roza mi hombro y me hace sentir un largo escalofrío.
En ese momento recuerdo el único momento de terror real que he sentido en mi vida: me puse unas aletas de buzo sin saber nadar, cuando me di cuenta estaba demasiado lejos para tocar la húmeda tierra del mar con mis pies. Sólo recuerdo sentir mi cuerpo demasiado pesado para flotar, un escalofrío al notar el cambio de temperatura del agua del fondo y una gran oscuridad.
Vuelvo a girar la cabeza, allí está la mujer de nuevo sonriendo. Creo que me está leyendo la mente o algo así. Intento acelerar el paso, pero el puto Einstein aleja el final de la acera cada vez más y más. Pasa un coche, desde las ventanillas noto que unos ojos se fijan en mí y sonríen; pasa otro coche y el conductor niega con la cabeza al verme.
Continúo andando y empiezo a agobiarme por la presencia de mi perseguidor,  en algún momento se cansará de caminar sin rumbo tras de mí. Me acerco lentamente hasta la tienda de electrodomésticos de la esquina de casa, eso de tener puntos de referencia es magnífico a la hora de encontrar tu destino.
Miro fijamente al escaparate y aparece la figura de un hombre magullado, creo descubrir mis ojos en ese extraño. El cuerpo ha perdido esa posición erguida que tanto me ha dado durante los últimos años, no recuerdo llevar puesta esta ropa y ni siquiera sé si la incipiente barba que aparece en el mentón es mía.
De repente el sol me apuñala en los ojos, ni siquiera me había dado cuenta de la hora que era. Vuelvo la mirada preocupado, creo que llevo demasiado tiempo parado mirándome en el escaparate y la mujer me puede agarrar en cualquier momento. Sin embargo, ya no estaba allí. Había olvidado que no le gustaba nada la luz, cosas de la noche.
Me cruzo con algún currante que me mira con desprecio, no parece agradarle eso de ir tan temprano a trabajar, o lo mismo se ha peleado con su mujer. Como siempre, el local de apuestas ejerce de imán de aquellos transeúntes que pasan por delante. Da igual la hora, el día o la ocasión, siempre es buen momento para una ruleta o una apuesta deportiva.
Al girar la esquina, después de pasar por una heladería cerrada por temporada, llego a la puerta de mi edificio. Las llaves se esconden en el fondo del pantalón, por lo menos esta vez no se me han extraviado por el camino. Abro la puerta y llamo el ascensor, rezo para que ningún vecino esté en su interior, Dios me escucha.
Otra vez aparece mi imagen reflejada en el espejo, que manía de ponerlo en los ascensores. De nuevo  me observo detenidamente, esta vez para descubrir que no queda ningún atisbo de blanco en mis ojos y que mi nariz parece un silo de misiles negros.
Al llegar al quinto piso un olor intenso a café despierta mis sentidos, uno de mis vecinos tiene que ir a trabajar y me ha regalado el impulso de energía necesario para llegar hasta mi puerta sin golpear nada a mí alrededor. Desde que se hizo con la presidencia la del segundo está todo lleno de macetas y adornos del chino de la esquina, cosas de jubiletas.
Entro a mi apartamento y miro a la esquina del sofá dónde debería de estar, silencio. Hay demasiado silencio en este habitáculo para poder soportarlo con entereza. Voy al baño, subo la tapa del retrete e intento apuntar bien para no orinar fuera,  frente a mi surgen ojos pintados en los azulejos de la pared. No sé si me estoy volviendo loco, o el alcohol me permite vislumbrar mensajes subliminales.
Vuelvo al salón, no sin antes tropezar con un aparador y tirar al suelo algo parecido a una lata de galletas. La humedad en el ambiente es brutal, a pesar de ventilar todos los días y dejar que el sol caliente la estancia, esta mierda de apartamento construido en plena burbuja me está matando con su humedad.
La soledad de nuevo inunda la estancia, demasiada soledad. Busco una botella que escondía debajo de la tele, dónde los manteles para ocasiones especiales. Echo un trago y vuelvo a mirar su esquina del sofá, vuelve el silencio.  
De repente se escucha la tele del vecino de arriba, ni siquiera ha dado tiempo a que entrara la sintonía de las noticias cuando comienza a llorar de forma desconsolada. Divorciado, sin un hogar y sin nadie que le eche un cable, el pobre hombre llora casi todos los días antes de llamar al teléfono ese de ayuda que tanto anuncian en los buses.
A mí, personalmente, me gusta más echar un trago de vez en cuando y así olvidar el sitio del sofá vacío. Mi mente gira mi cuerpo hasta la habitación, mi cuerpo decide hacer caso a medias y tropieza con la mesita de té tirando todo lo que había encima. Ya lo recogeré mañana, total, quien vendría a verme en este estado.
Me dejo caer encima de la cama, echo un trago y dejo la botella en la mesilla por si tengo alguna urgencia. El sueño me invade, pero las náuseas no me dejan dormir; demasiadas veces me ha pasado esto para no saber el modus operandi.  Echo un trago rápido, me quito toda la ropa y rindo pleitesía ante mi viejo retrete. Al primer contacto de mi dedo corazón la vergüenza sale de mi cuerpo en dos o tres tandas, ya puedo descansar.
No recuerdo nada, sólo que la oscuridad me invadió y mi cerebro me envía pequeñas punzadas agudas para informarme del comienzo del día. Creo que es domingo, por eso de las campanas y ese sol tan especial que sólo sale el día del señor.  Este día de la semana parece tener algo especial, todo el mundo viste bien y sonríe.
Consigo levantarme, no sin antes sacar de mí ese veneno que la madre naturaleza nos concede. Incluso en un estado deplorable tienes ganas de perpetuar la especie, siempre ha sido algo que no he llegado a comprender del todo.
Durante los últimos meses una esperanza ha surgido en mi corazón, creía que si me levantaba y miraba a esa esquina del sofá tu cuerpo aparecería para darme los buenos días. Siete meses llevo haciendo el mismo gesto, y siete meses vuelvo a la habitación y echo un último trago antes de meterme en la ducha. Hoy no ha sido diferente.
El agua caliente limpia las inmundicias de la noche, siempre me ha gustado levantarme y ducharme después de una noche de esas que sales con 50 euros y vuelves con 100. Hay veces que creo que tengo un don para multiplicar el dinero, otras veces pienso que en una de estas me van a dar de hostias y no lo voy a contar. Tampoco se perdería mucho este mundo.
Termino de enjuagarme y miro fijamente a los genitales, no importa nada lo que acontece a su alrededor o lo que pasa por mi cabeza, ellos siempre están ahí dispuestos a despertar y conceder esos tres segundos de evasión física y mental. Ahí está otra vez, la maldita ponzoña con la que nos obsequia la madre Gaia.
Los beneficios del avance humano son maravillosos, en esta ocasión el puto calentador eléctrico se queda sin agua caliente justo cuando más lo necesito. Esto ha sido el karma por querer disfrutar de más de tres segundos de placer diarios. La toalla está húmeda, a pesar de sacarla al solo todos los días esta puta humedad no deja títere con cabeza.
Mi vecino vuelve a llorar y este silencio es inaguantable. Salgo del baño mientras me seco los pocos pelos que me ha dejado la sociedad capitalista, no puedo evitar fijar los ojos en la esquina del sofá vacía. Nunca habría pensado que tu falta provocara todo este desorden en mi vida, mi madre siempre me dijo que el sexo femenino me traería de calle y no se equivocaba.
Suena el timbre, y yo en toalla, seguro que es la vecina de al lado para que le abra otra botella de vino. Como la pobre no es muy escrupulosa, doy una voz para que aguante un momento en la puerta y me pongo un pantalón y una camiseta, más o menos decente.  Descalzo salgo en pos de la entrada de casa, quito todos los pestillos y abro la puerta.
Allí está el vecino del segundo, un hombre menudo y regordete que ha perdido toda la movilidad de una de sus piernas. Eso sí, no ha dejado de ir a cuidar su huerta todos los santos días a las seis de la mañana.
— Dime vecino. Le comento mientras me peino con las manos el poco pelo que me queda.
— Hostias, no sabía que estabas en la ducha. Me responde.
— Nada, no te preocupes. Estaba ya fuera, lo único que me tenía que vestir.
— Lo siento mucho, ya sé que no son horas pero el vecino del tercero me contó lo tuyo.
— Me lo crucé  hace unos meses y me preguntó. Maldito chismoso del tercero, no hay manera de escaparse de este prejubilado.
De repente una sombra se escabulle entre mis piernas y entra a mi casa a toda velocidad. Miro a mi vecino, miro hacia el interior de mi casa y vuelvo a mirar a mi vecino.
— ¿Qué cojones era eso?
— Pues eso venía a decirte, que me contó que se murió de leishmaniosis tu perrita hace unos meses y la mía me parió hace unas semanas. La verdad es que no sé dónde meter a tanto cachorro y no quiero darlos en adopción a gente desconocida.  
Lo miro y entro en  el piso a toda prisa. En la esquina del sofá se había acostado esta pequeña bola de pelo, me miraba con esos ojitos tierno de bebé. Giro la cabeza y encuentro a mi vecino en medio del pasillo, disimulando como si no se diera cuenta del desastre de casa de tengo, con una carita de corderito degollado.
— Lo siento, es un poco rebelde todavía. Me contesta mientras da unos pasos para echar un vistazo a la cocina.
Consigo interceptarlo antes de que se meta en el único espacio que mantengo fuera de la observación de los otros. Le cojo del hombro y lo guio hacia la salida.
— Muchas gracias por todo, creo que es lo que necesitaba.
Cierro la puerta y lo dejo con la palabra en la boca, vuelvo hacia el salón y me encuentro a la perrita en la esquina del sofá durmiendo. Miro fijamente al aparador y observo la foto que nos echó esa mujer desconocida en el parque, una lágrima se pasea por mi mejilla y de nuevo comienzo a sentir el silencio.  Un silencio que se diluye entre los gemidos de la perrita, parece que sueña con algo bonito.
Mi vecino de arriba apaga la tele y ríe, los rayos de sol entran por la ventana y secan la humedad de mis paredes, vuelvo a la habitación para echar un trago. Aún me queda el culo de la botella, justo cuando empezaba a caer el líquido por mi garganta noto un tirón en mi zapatilla. Parece que hay una pequeña rebelde que quiere jugar, miro la botella, miro a la perrita y decido tirar el alcohol. Es hora de volver a mi vida.
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2044
Lo primero que hago para empezar a escribir es buscar algo de música que me distraiga un poco, miro lo que está escuchando Rebeka en spotify y lo pongo, casi siempre es música electrónica y a menudo me gusta. Me descubrió Kiasmos, y por eso, solo por eso, le estoy agradecido, también me la chupó un par de veces. Pero me desvío. Virginia decía que siempre escribía con palabrotas, que utilizaba mucho la palabra follar, el caso es que es verdad, siempre acabo hablando de sexo, no sé si eso es realmente interesante, qué puede ser interesante? a mí me interesan las costumbres de algunos escritores, escritores con costumbres, yo acostumbro a tocarme el ojete con un dedo justo después de cagar para comprobar si se salen o no las hemorroides, desconozco si antes se salían, antes, después de la operación, porque siempre que me tocaba habían pasado unos segundos desde que nacía fuerza, ahora lo hago inmediatamente y ahí están, pero si espero unos segundos, desaparecen, esa es mi costumbre de escritor, antes, de niño, comparaba penes, para ver si los demás tenían mis mismos problemas, ahora comparo ojetes, hablo de ello, una del trabajo me decía que tenía como un racimo de uvas saliéndole del culo, que se lo miró su madre y se lo dijo, tienes como un racimo de uvas, pero dice que pasa de operarse, que luego está fatal, y yo sigo a esto, esta es mi costumbre, y me decía eso de las palabrotas, y yo me quedaba hasta las 4 de la mañana escribiendo, componiendo un poema, como ahora parece que hago dibujando, pero lo hacía porque creía que podría servir para algo, que era como un dios creando, como un carpintero haciendo un armario de los buenos, poniendo una cocina, con sus cajones que se mueven sin esfuerzo, así yo, el poeta, que compone el poema armario, el poema cajón, para que los demás lo lean y paguen por él, pero eso era de joven, ahora, al llegar a los 40, siento que empiezo a fallar, me fallan las rodillas, me falla el ojete, me fallan cosas, físicas, tengo menos ganas de hacer, de correr de ir, de viajar, me siento a esperar, me siento a estar tranquilo, a ver series, para que la circulación de la sangre esté repartida, que no se acumule en el culo, que está también en la cabeza, lo que ocurre, es que cuando estoy un rato sin hacer nada, me entran ganas de masturbarme, justo ahora que lo estoy diciendo tengo ganas, y siempre miro la misma, el mismo vídeo porno, de una rubia que me recuerda a Carmen, que es tal vez la chica que más me ha llegado a gustar del mundo, al menos en lo que a físico se refiera, nunca me había pasado de dormir con alguien que madruga más que yo y que cuando se levanta, yo me levanto con ella y la abrazo y le toco la espalda y no me importa despertarme y dormir luego otro poco, es algo imposible de hacer con nadie más, era algo imposible de hacer con nadie más. Y esto es hacerse mayor, el cuerpo me falla, no es como antes, se te tuerce se te obstruye, y lo vas aceptando como ley de vida y no te revelas, tal vez sea eso lo que me atormenta, el no aceptarlo, quiero poder salir a correr sin tener que calentar ni estirar, ahora tengo las rodillas fatal por haber jugado como si tuviera 20 años al baloncesto, jugar sin medida, notar el cuerpo que se me va, la mente que se me va cuando vuelvo a casa y estoy descansando, el cuerpo levitando, a punto de partirse por varios sitios, y escribir como cuando eres joven, que escribes sin calentar, a lo bestia, saltas y no te cansas, no te preguntas el por qué, simplemente sabes que es lo que quieres hacer porque lo haces para que te lean y sentirte un poco importante, como el blog, que te leen 10 personas que interacciones contigo y tú ya te crees alguien, y ahora ves que después de tanto tiempo no destacas por encima de los demás, a todo el mundo le gustan cosas que a ti te dan igual, deberías hacer eso que decía hacer bukowski, leer a otros contemporáneos, ver que es una mierda y quedarte tranquilo entonces, eso me pasa por ejemplo con el libro ready player one, empiezo y me voy saltando las descripciones que en verdad no hacen avanzar nada, que no me cuentan nada, intentan describir un poco el entorno, pero yo querrá primero entrar dentro del personaje y luego ya iré viendo el entorno, si es que hace falta verlo, lo sigo leyendo porque se supone que a la gente le mola eso, ese libro, pero a mí no, luego empiezo en lugar seguro, de wallace stenger, aguanto más, aguanto porque consigo saltar las partes descriptivas y llego al meollo del momento en que dos jóvenes profesores de literatura están buscando piso y empiezan a dar clase en la universidad, y se hacen amigos de una pareja porque a ellos les gusta lo que él escribe, y él se pregunta si siempre es asi, si siempre que le cae bien alguien es porque primero ese alguien ha demostrado simpatía por él. en cualquier caso la idea de hacerse mayor y de escribir, de hacer cosas, lo que quiero es no hacer nada, estar como estoy hoy como estaba ayer, sin pensar en que mañana se acaba esto, este tiempo, este espacio de tiempo para crear, para leer, para saltar o correr un poco, yo creo que esto es lo que me harías feliz a la larga, este trocito de no hacer nada, de estar entre el sofá la cama la siesta la comida, echar barriga, he visto que estoy echando barriga, hoy en el espejo me lo noto, antes tenía abdominales, ahora barriga, estoy delgado pero gordo, pero blando, no estoy en forma, y no puedo jugar al baloncesto como quiero por culpa del golpe que me dieron jugando al baloncesto, en la rodilla, me lo dieron en la rodilla, y me ha dejado dolor y lesión para seguro que al menos un me,s hace 20 años lo mismo en 4 días podría jugar, aunque con la tendiditis estuve un año entero con problemas y dolores, hasta que me recuperé bien, porque cuando estaba un poco mejor volvía a jugar y me volvía a pegar el tirón, pero aun así jugaba bien, de joven, con 20 años, jugaba muy bien la baloncesto, siempre era de los mejores allá donde fuera, ahora quiero dibujar sin esfuerzo, cualquier cosa así rápido, de cualquier manera, porque no quiero dedicarle tiempo al dibujo, en verdad tampoco quiero dedicárselo a escribir, pero tengo que escribir, porque de esto sale lo otro, de la cantidad sale la calidad, y siento que estoy repitiéndome todo el rato, desde hace tiempo, lo mismo es lo que escribo, sobre que me hago mayor pero no avanzo con el tema, el miedo a fallar el cuerpo, a vivir con limitaciones, mi ansia de estar libre, de sentirme libre, de poder saltar sin pensar que quiero saltar, pero empiezo a ver a mis tíos, a mis padres, a mis abuelos, cuando dicen que estoy ya no puedo hacerlo y yo lo hacía como si fuera lo más normal del mundo y pensaba que no lo hacían no porque fueran mayores sino porque nunca lo hicieron, nunca pudieron, y ahora ponen la excusa de la edad, sí se puede, mira, y yo lo hago, salto, me tiro, doy vueltas, lo que sea, que implique equilibrio o elasticidad o fuerza potencia de salto, lo que implique tener tendones fuertes, ligamentos duros, resistentes, almohadillas intervertebrales esponjosas, lo normal, digo, con 20 años, vasos capilares resistentes, ahora tengo los vasos capilares del escrito que se me llenan de sangre por mala circulación y están fatal, como a punto de reventar, y no le doy más importancia pero así están, antes no estaban, lo mismo que la hiperpigmentación y el pelo, cuanto mayor me hago, más hiperpigmentación tengo en el pene y más pelo en el cuerpo, la fuerza que se pierde en el músculo se va al folículo, se va a la melanina, debe ser así, no desaparece, se reparte, te transforma de un joven resistente y musculoso y delgado a un señor con grasa, flotador, mucho pelo, con manchas de la edad, y así es y no hay vuelta atrás, es aceptarlo, es buscarse otro deporte que puedas hacer, algo que te mueva el corazón como te lo mueve el baloncesto pero con menos impacto, y piensas en la bici, tal vez sea la bici lo que tengas que hacer ahora, ya que no te mola andar, correr¡ digo, y puedo seguir escribiendo varias horas sin decir nada, sin pelar la piel de la cebolla que es lo que me preocupa y que sale de pronto, de nuevo, el chaval, como antes Ruth, ahora es él, algo que me saca, que me incomoda, algo que me siento que atenta contra lo que soy, contra mi poder, que me hace sentir inseguro, por no decir lo que quiero decir, por no mandar a la mierda, por no imponer mi criterio, esto no me gusta, decirlo claramente, no me gusta, esto es una sencilla mierda, no, ni de coña, pongo mis libros porque es mi obra, porque además de dibujante soy poeta, o soy astronauta, si fuera astronauta sí podría ponerlo, o carpintero, pero como soy lo mismo que tú te quito protagonismo, y pones obras como si fueran libros y son mierdecitas, 3 poemas y ya lo llamas libro, al final, ni el J poeta aburrido y excesivamente tradicionalista, ni el S, (...) que va de amigo de la gente y lo que quiere es vivir de los demás, o soy yo, el que critica a todo el mundo y no acepta que cada uno es de una manera, sentarse con R y preguntarle, escucharla, y decirle oye Ruth, no te puedes sentar mientras trabajas, yo lo siento, estás muy cansada, es horrible, lo sé, pero es tu trabajo, y la norma de este trabajo, es que no te puedes sentar, y menos que te vean los clientes, ya bueno, yo te digo lo que no se puede hacer, tú verás lo que haces con lo que te digo que no se puede hacer, te entiendo, sí, bueno, pero es que en eso consiste este trabajo, oye, si es tan horrible, lo mismo hay cosas mejores por ahí, a nadie se le obliga a quedarse, pero el que se quede, debe cumplir con las normas, no hay un atentado contra la integridad, si me quieres denunciar hazlo, si quieres ir contra mí, dale, yo busco el bien para la gente que trabaja conmigo, no busco fastidiar, vale que no son las mejores condiciones del mundo, vale que hay polvo, que huele mal, pero es que están haciendo un obra, es la misma situación, ese estrés, esa incertidumbre, es la misma, el psicoanalista me lo decía, que no era la solución, que esta situación se daría en otras ocasiones, y se da, como con lo de S, siento lo mismo, y al final no es un atentado contra mí, no va a pasarme nada, no me va a salir nada, al revés, me saldrá si no le hago frente, hacerle frente, esto es no darle más importancia de la que tiene y la que tiene es ninguna, es si me dice no sé, Maxi, (...). Me agobio por eso, me agobio por lo otro, me agobio por el congflicto, por la incertidumbre, por el discomfort, me agobio por lo que sea que se tuerza y que a saber por dónde acaba todo. Esta es mi situación, la obsesión con uno u otro tema y que me lleva de cabeza siempre en la vida y me impide disfrutar del presente continuo.
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micasoq · 7 years
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Entrevista  a Pedro Mancini
31/07/2015 para Comiqueando
Alien Triste es una tira cómica que narra las desventuras de Luis, un humanoide incomprendido y loser con cabeza de tentáculo, que trabaja de dibujante y tiene muy poca suerte. El historietista Pedro Mancini publica la tira en Facebook desde 2013. Reconoce que, en principio, surgió como puro divertimento pero que, a partir de la creciente llegada al público, todo se fue poniendo un poco más serio. Hace un tiempo, le propusieron a Pedro editar Alien triste en formato de libro y hoy estamos solo a unos pocos días de su lanzamiento. Por este motivo, conversamos con el autor, que presentará la obra el 7 de Agosto en Espacio Moebius.
Micaela Soquiransky: ¿Cómo nace el personaje de Alien Triste?
Pedro Mancini: Comenzó por accidente, tenía un personajito que me gustaba repetir y justo fue el Alien. Primero lo hice para el flyer de una banda y después lo empecé a repetir.  Alien Triste parte de anécdotas reales y habla de alguien con emociones humanas; pero está siempre revestido de algo medio extraño, absurdo.
MS: ¿Y cuándo empezaste a dibujar? ¿Tenés familia de artistas?
PM: Tengo familia de artistas. Ellos se dedicaron más que nada al teatro; crecí rodeado de actores: mi abuelo era director; otro abuelo, actor; mi mamá, actriz… Y con el dibujo empecé de chico, muy niño mimado, mirando dibujitos todo el día. Mi abuela me compraba comics y me fasciné con eso. Siempre quise dedicarme al dibujo, aunque tuve una etapa medio oscura en mi adolescencia. Hubo un corte, quise ir para otro lado, paré de dibujar y empecé a tocar batería. Me dedicaba mucho a eso, empecé a tener bandas y con el dibujo frené muy tajante. Sentía ese mundo como algo demasiado infantil. Con el tiempo me fue gustando de vuelta, descubrí comics un poco más adultos, más acordes a la edad.
MS: Tu trabajo encara con humor algunas situaciones de la vida cotidiana ¿Qué te motiva en general?
PM: Yo venía haciendo un comic muy extraño y hermético. Historietas mudas, humanoides a los que les salían bichos en la boca; algo un poco más surrealista que ni yo mismo entendía a veces. Le tenía un poco del temor al humor, parece lo más simple pero es bastante difícil hacer algo que sea más directo y que tenga onda. Siempre me fascinaron los perdedores, me identifique toda la vida con ellos y me gusta la obra que explota un poco eso. En mi familia siempre hubo un componente súper dramático; mi abuelo, por ejemplo, no podía parar de actuar  este tipo de personajes autocompasivos. Además, siempre tuve un gusto estético por lo medio retorcido.  A la hora de hacer humor fuí por ese lado y ahí jugó un poco lo autobiográfico, que en realidad es autobiográfico hasta cierto punto porque el personaje de Alien, por ejemplo, no deja de ser un tipo de traje con una cabeza de tentáculo.
Hubo un punto clave mientras avanzaba con esas tiras. Iban a ritmo súper lento porque tenía la idea de que sólo podían referir a cosas que me pasaban a mí. Por ejemplo, después de un día de borrachera en el que hago un quilombo, me peleo con alguien  y me voy dando un portazo, hago una tira que trata sobre eso. De alguna manera lo sigo haciendo, me meto en quilombos y hago una historieta (risas); pero fue mi editora de Francia, Claire, durante una visita a Argentina, la que me dijo que tenía que ir un poco más allá, que no podía esperar a vivir algo para dibujar. Ahí hice un clic; primero no sabía qué hacer y después empecé a armar  un mundito para el personaje.
MS: ¿Y tus influencias?
PM: Es una mezcla de muchas cosas. En general, en lo que hago, hay mucho de lo más infantiloide, como los dibujos animados, He-Man, Transformers. Todo eso sumado a las cosas que fui descubriendo de adulto. William Burroughs, por ejemplo, ya está incorporado como personaje. Y música también; en un momento, cada historieta que hacia tenía una música, que era la que estaba escuchando. Escuchaba mucho a John Zorn, un saxofonista jazzero bastante experimental y cosas más instrumentales. Ahora no tanto, pero, en otras épocas, tenía, sí o sí, que meterme en una atmosfera retorcida para dibujar. Después tengo, sin duda, influencia de dibujantes. Están las inevitables; a estas alturas ya me hincha un poco las pelotas que vengan a decirme que dibujo como Moebius. Aparte, soy fanático de Jim Woodring y me gustan bocha de autores y muchas cosas que no tienen nada que ver con lo que yo hago; por ahí, también, algo de eso se filtra en mi trabajo.
MS: ¿Cómo surge la idea de la compilación de Alien Triste?
PM: La que primero vio posible el libro fui mi editora. De hecho, yo no lo veía posible hasta hace muy poco. Claire me escribió un mail –que me llamo la atención, porque Alien era algo que realmente no me tomaba muy en serio– diciendo que le gustaría publicarme. El libro todavía está en espera allá, pero a mí me sirvió para seguir trabajando con el personaje y producir más. Ahora apareció Hotel de las Ideas, que se copó y le interesó publicarlo acá. Estoy muy feliz laburando con ellos porque le agregaron un montón de cosas, por ejemplo la preventa, algo que nunca había hecho con mis libros anteriores, porque toda una etapa de mi laburo fue como autoeditor.
MS: ¿Te imaginabas la llegada que podía tener Alien Triste siendo publicada en redes sociales?
PM: Como comentaba antes, venía haciendo cosas un poco más extrañas, que gustaban, pero un poco menos. Yo tengo un grupo que se llama Niños, con el que hacíamos una revista y se había armado algo más de culto que no llegaba a ser popular. Somos tres y, después, cada uno empezó a hacer sus cosas. Yo me fui para el lado de Alien y con ese personaje pensé que podía haber una llegada más importante porque el estilo es más simple a diferencia de otros trabajos míos un poco más cargados, que tienen muchas tramas y detalles. Empecé a ver respuesta a medida que iba subiendo las tiras. De hecho, tuve que rehacer o escanear de vuelta en alta toda la primera tanda porque estaban pensadas sólo para subirlas, joder un rato y que las vean diez amigos o los que sean. Después se puso más serio cuando apareció Claire y me propuso transformarlo en libro. En Alien hablo de cosas que me pasan a mí, frustraciones y demás, y a veces me encuentro con que la gente se identifica por más que yo esté hablando de algo distinto a lo que a ellos les pasa. También pasa que a veces me reprochan que no me va tan mal o que no soy tan pobre (risas). Es una exageración de un costado de uno. En algún momento me planteé si era un poco hipócrita insistir con la tristeza y el lamento cuando a veces me pasan cosas muy buenas. Llegue a la conclusión –que me deja medio tranquilo– de que hay una esencia en mí que es melancólica eternamente y que tiene que ver con esto de mi familia. Sino, haría un personaje de ganador y sería un embole, un tipo insoportable (risas).
MS: ¿Recomendás a los nuevos artistas aprovechar esta plataforma? ¿Es la mejor forma de insertarse en el mundillo de la historieta?
PM: Si, totalmente. Así descubrí a muchos artistas y así sigo descubriéndolos todos los días. A veces uno puede ver medio injusto que algo no tan groso tenga un éxito descomunal, pero eso es subjetivo. Y sí, está buenísimo que esté al alcance de uno promoverse, compartir eventos; de golpe un pibe en su casa o en cualquier lado puede llamar atención. Tan viejo no soy para haber vivido una época muy distinta. Casi que empecé a laburar y al poco tiempo fue el boom de las redes sociales, webs, Facebook. Así que casi no conozco otra forma de difundir. Igualmente, lo de las redes también es peligroso, por un comentario podes meterte en quilombos. Nada, todo para decir que no soy tan viejo (risas).
MS: ¿Creés que el circuito de difusión de la historieta debería ser un poco más amplio, como el de las artes académicas?
PM: Si, totalmente. Ojalá crezca lo más posible. Lo que pasa con la historieta, acá en Argentina, es que hay momentos súper buenos, en los que se edita un montón, y otros no tan buenos, en los que se viene abajo todo. Cuando yo empecé, recién se estaba armando algo parecido a un mercado. Al principio éramos cuatro grupos de autogestión que se cruzaban en los festivales. Hoy día, esos cuatro o cinco grupitos se convirtieron en editoriales y de a poco va creciendo, aparece gente alrededor de eso y se crean otras plataformas, páginas de reseñas, festivales. De a poco se va ampliando; en comparación con hace algunos años atrás, creció un montón.  Lo que quisiera es más historieta en las calles, por ahí en las revistas. También debería haber más antologías, pero se necesitan editoriales que apuesten y tiradas grandes, es otro punto a llegar. Por el momento está bueno, hay algunas editoriales independientes, habrá dos un poco más importantes.
MS: Para terminar, ¿estás armando algo nuevo?
PM: Sí, estoy cerrando algunas cosas. Me pasa que no puedo empezar y terminar algo de un tirón. Tengo cuatro proyectos que, de a poquito, vengo empujando. Ahora que sale el libro es el momento para cerrarlos. Luego se vienen dos libritos más y estoy esperando a ver si sale una residencia en el exterior para la que quedamos pre-seleccionados seis. Uno de esos seis va a ir a trabajar tres meses allá y si sale eso, iría para terminar otro libro que vengo armando hace tiempo.
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pfsoto · 7 years
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Escarabajos
-Solo los tontos crean escenarios imaginarios de lo que jamás será, y tu Hector, eres el más tonto de todos-. Después de decir esto Ely devolvió el cigarro a sus labios, a donde pertenecía, y continuó recorriendo el bar con la mirada. La cervecería estaba repleta de gente, algo natural para un sábado pasadas las nueve. A nuestro al rededor se esparcían y bebían las parejas en pequeños grupos, todas ellas tan diferentes. Era extraño y normal pensar que  en ocasiones aquellos dos que se besan no tienen nada en común, nada más allá del cariño que se profesan y las bromas que han adoptado y adquirido el uno del otro para reírse de nuevo mientras se miran y vuelven a besarse. Yo estaba demasiado ocupado apurando un vaso alto de cerveza. Demasiado cansado y triste como para mirarlos durante mucho tiempo, sólo el necesario para intentar conocer -o reconocer- un poco sus rostros; sus labios que se hablan en un baile húmedo y discreto, los ojos que se sienten tan profundos, tan a la expectativa de unirse y perderse en un ligero y  casi tierno visco cuando están tan cerca que es mejor que los labios digan lo que los ojos no callan. Pero los había también grotescos, rostros perdidos, indiferentes; uno que otro grupo que habla despacio, ya sin ánimos, mas monótonos que molestos, parejas de ojos que se miran ya con desilusión. Cristales rotos y opacos, de esos estaba llena la noche. También rostros que se divierten y ríen mientras brindan a la salud de cualquier esperanza. Y por último los rostros enrojecidos producto de tanta cerveza, rostros como el mío por ejemplo. Ir a aquel lugar fue idea mía. No tenía deseos de regresar tan pronto a casa y lo primero que le dije a Ely  fue que tomáramos una dirección diferente en el metro y evitáramos nuestro transborde. Cinco estaciones y tres cuadras después estábamos sentados dentro de aquel bar, lugar del cual yo me había ido encariñando desde hacía ya unas semanas. Tenía total intención de pasar ahí las noches de los próximos meses que se me venían encima. Beber, que original forma de soportar la angustia y la ansiedad de todo un día. Para mi fortuna yo era un experto en convertir en tormentas las pequeñas ideas; me dejaba llover, y una a una las gotas me bañaban durante todo el día. Yo no era más que un trapo húmedo azotado por el frió. -Así somos las mujeres Hector, un tanto inestables, ya deberías saberlo para este punto-. Ely volvió a fumar. Ella exhalaba como chimenea y yo de nuevo apuraba el vaso como compitiendo contra todos los demás en ver quien llegaba al fondo primero. Como era de esperarse gané. Ya había pensado que bebo demasiado rápido, ni un minuto ha pasado y ya he levantado dos veces el vaso. Lo sabía. Sentía como me perdía de nuevo, como se me venía todo abajo y lo único que me salvaba era un recuerdo o dos de lo que tantas veces había dicho. Ahí estaba yo. Recreando diálogos y miradas, pensando en todas las posibles oportunidades y desviaciones, todos los caminos que pudieron abrirse con una palabra dicha en el momento correcto o con una entonación diferente. De nuevo yo, recreando y armando todos esos escenarios como solo un tonto puede hacerlo, y yo era el más tonto de todos. Ya lo decía Ely. Y era como si leyera mi mente con la mirada que me lanzaba. -A mi nuca me importo ganar, quiero decir, nunca busqué tener la razón como sintiendo que sólo lo que yo pensaba estaba bien, ¿me explico?-. -No.  -el humo continuaba mientras Ely cambiaba de posición y cruzaba las piernas-. Y quizás también ese fue el problema, no sabes explicarte Hector. -Claro que lo hago, que acaso también eran mi culpa todos los cambios que se venían. Yo jamás quise que nada de esto pasara. Jamás quise que esto… -Pero pasó, ¿no es así? Y al saber eso no hay forma de poder voltear la mirada. -No hay a donde mirar, no hay a donde voltear la mirada para pretender que nada paso, ni siquiera yo me lo permito, todo es un recordatorio, los pasos que doy, cada día más lentos. Ahora camino muy lento, como si todo me pesara y ya no hubiera prisa por llegar a ningún lado, como si me hundiera de a poco todos los días. El calor es un recordatorio, lo odio, estos estúpidos meses con su sol impertinente. Esta cerveza es un recordatorio, yo mismo al mirarme en el espejo soy el peor recordatorio de todos. Intento no mirarme ¿sabes? Es raro no querer verte en un espejo, repudiar lo que vez. Más de una ocasión me imagino golpeando al que está del otro lado. Lo peor es que lo he hecho Ely, y me duelen las manos, los dedos me punzan de vez en cuando, mi mano derecha está en peor estado. Maldita sea soy diestro, sería una estupidez si me rompo un dedo de esa mano y lo sería más si me lo rompo de esa forma. La mano izquierda es mas inútil, ella puedes ir a la banca de descanso si algo sale mal, pero no puedo dibujar sin la derecha, cómo podría privar al mundo de mi arte. -Hector tu no dibujas.  Ni con ambas manos lo harías bien. No hagas bromas sobre eso, no ahora. -Entonces prefiero seguir bebiendo con la mano derecha. La izquierda es más conservadora, un tanto mojigata. Por fin Ely rio un poco mientras bebía. Me ponía tenso con los silencios que dejaba mientras yo continuaba hablando, nunca he sido bueno con los silencios, nunca he sido bueno con eso, o quizás lo era. Ya ni siquiera lo recuerdo. -Déjame ver tus manos -Ely puso mis manos una junto a la otra-. La derecha sigue inflamada, ¿no has usado nada? ¿Hielo siquiera? -¿Hielo? Sí, pero me harté a los diez minutos, sólo estorba. -Eso está bien, no tiene que ser durante mucho tiempo, sino podría quemarte. ¿Durante cuántos días? -¿Días? No hay días, acabo de decirte que me harté del hielo a los diez minutos. Otra mirada de Ely, otro cigarro para sus labios y otro vaso para mí. Había pasado quizás una hora y seguíamos aquí, era temprano y seguí sin intenciones de volver pronto a casa. Llegaría a molestarme por el calor que hace en mi cuarto y a protestarme por la mano y por el tiempo. En eso se habían convertido mis semanas, tolerar todo lo que me lanzará el día, porque sabía que al llegar podría derrumbarme cómodamente, anónimo entre la oscuridad, sobre el piso, a mitad de las escaleras. No existen horas suficientes de sueño que puedan aliviarme. -Y Gerardo ¿cómo está? ¿Lo has visto? -¿A él? ¿Verlo? Afortunadamente no. Aunque he tenido que ver a su madre, hay cosas mías en su casa que aun utilizo pero no tengo dónde guardar. -¿Cuánto tiempo llevan juntos? -Siendo sincera no lo recuerdo, él quizás recuerde la fecha  de nuestro aniversario pero a mi dejó de importarme. Este año quizás cumplamos cinco, o seis… no lo recuerdo. -Maldita sea Ely, todo parece una gran broma, un maldito chiste, todo lo es. Y lo peor es que hay que reír. Hace años yo solía reírme de todo eso, pero ya no puedo, y al final del día si uno no ríe se muere, aunque no sé qué sería menos doloroso. -¿Empezaras a bromear de nuevo? -No bromeo. Si quisiera bromear la próxima vez que el mesero pasé le preguntaría si alguna de las cervezas esta fermentada con cianuro, o si el tipo grande al final de la barra podría mandarme más rápido al hospital si le coqueteo a la rubia que lo acompaña. -Sería más divertido que le dieras una nalgada a la rubia para ver  qué pasa, en vez de esperar la cerveza. Además estamos en Abril, no es temporada de cianuro, dale unos meses más. ¿Hace cuánto que vienes aquí? -Conozco el lugar desde hace un año, pero empecé a venir hace un par de meses, todos los jueves. -¿Sólo? -Sí. -Ya veo. Deberíamos irnos. Reímos y el tiempo fluyó. Se pagó la cuenta y salimos de ahí para tomar el metro. Seguía sobrio, lo cual era algo bueno. Había dejado de fumar y eso me daba puntos que podía utilizar en otro vicio. Era una noche muy tranquila y solo podía pensar en lo mucho que me gustaría que lloviera y estar tendido en aquel parque por el que cruzábamos. Había soñado con ello. Había soñado con muchas cosas pero nada como la lluvia, era como una obsesión. Sentir el fresco, que la lluvia callera tan lenta que pareciera que los meses que tenía por delante serán más nobles y amables. Quería que lloviera todo el tiempo, quería que algo me llenara por completo, que el agua callera en todos lados; en cada cuadra, en cada espacio de la ciudad y estar yo justo en medio. Tener presente el olor a humedad y el sonido de los escarabajos que aparecen cuando mayo se acerca,  chocando unos contra otros, hipnotizados y perdidos, hambrientos de la noche. No podía evitar verlos. Agrupados, agazapados entre las hojas, vibrando en su camino de colisión. Dando vueltas en el aire, cayendo sobre el concreto y girando una y otra vez intentando ponerse en pie mientras se bambolean sobre sus abdómenes gordos. Hay incluso los que parecen muertos, inmóviles alejados del grupo, allá a lo lejos donde la luz de las lámparas del parque no llega. A donde no importa si hay hierba ni vida mas adelante. Los escarabajos eran símbolo de otra época, años atrás los veía en las puertas de los edificios de la universidad. Intentaba no pisarlos, aunque ya estuvieran muertos y lo que veía ahí  inmóvil solo fuera una coraza vieja, vestigios lo que sería simple piel muerta. Yo intentaba no pisarlos, los rodeaba y podía sentir como chocaban contra mí, rebotaban contra mis piernas y seguían danzando sin ritmo bajo las luces del pasillo. Hubiera querido hacer algo por ellos, hacerlo por mí, incluso ahora cuando todo parece perdido, cuando pasan los meses, cuando todo cambia y pareciera que nada será igual. No podía olvidar, no quería olvidar; todo estaba ahí, en cada paso que daba, en el bar, en las semanas pasadas, en la plática de Ely y en nuestro caminar, todo estaba ahí, yo seguía viviendo meses atrás. Perdido, recreado escenarios imaginarios, mi mente se alejaba de ahí y solo quedaba un zumbido tenue por debajo de nuestras rodillas. Seguía volando y chocando, dando vueltas en el aire y cayendo sobre cualquier recuerdo en el instante preciso. Era habitual que mirara hacia la salida de los camiones en la estación del metro. Sin importar la hora del día me detenía para mirar a las personas formadas. Lo había hecho antes y lo seguía haciendo incluso semanas, incluso meses después de haber cambiado mi ruta a casa debido al trabajo. Fue tan fácil reconocerte. Incluso las veces en que te confundía con alguien más, confundía una chamara negra con forro blanco, un tipo de cabello similar, o unos ojos tras los lentes que se ajustan a un rostro pequeño. He perdido la cuenta de las mochilas rojas que he seguido con la mirada hasta que se pierden entre toda la gente de todas las esquinas. He visto todo tipo de tatuajes pero no es la tinta ni sus diseños, ni la piel se ajusta en ninguna de sus formas. Un pequeño salto en el pecho, el abrupto cambio en la respiración y ya estoy detenido entorpeciendo el tránsito. -Ya llueve, no falta mucho- dijo Ely. -Necesito una sombrilla, cargar una chamarra es mucha molestia, y más para el calor que hará después. Ely seguía hablando mientras apurábamos el paso, a mí no me importaba pero ella traía zapatos abiertos aquel día y supongo que eso puede ser una molestia cuando llueve. Yo tenía la mirada en el piso siguiendo la división del concreto y el pasto. El lugar se había vuelto más tranquilo, y por alguna razón el clima era agradable. Los escarabajos seguían ahí, chocando y muriendo; rápidos e ingenuos. Y era como si ellos también supieran lo que pasaba, como si me vieran a los ojos y me dijeran “tu no entiendes”, como si entre la secuencia de luces su único objetivo fuera yo, pues sólo chocaban contra mí con reproche, como otro recordatorio; porque los escarabajos, ellos tampoco perdonan. -Luis Aguiñaga.
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