#james oxidado
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el pelinegro asintió. "hey, aunque no lo creas soy un hombre de cultura" hizo una leve pausa. "qué va, los sobrinos de sam me insistieron que leyera eso, ¿sabes? después quieren que vea una película de autos que hablan" nunca se estaba lo suficiente 'culturizado', como solían decirle. para ser honestos, james barnes ahora mismo tenía todo el tiempo del mundo, para simplemente disfrutar las simplezas de la vida. lo piensa un poco. "¿realmente quieres una respuesta? porque empezar con los trabajos que nos dan, especialmente los trabajados más aburridos le ponen a nuestras identificaciones falsas y las fotografías más horribles" se quejó. se sentía bien decir todas estas cosas en voz alta, especialmente cuando el agente había guardado la mitad de su voz y vida en una caja para seguir existiendo sin problemas hacia su persona. soltó un suspiro. quedo hipnotizado por las acciones de la pelirroja, como si aun no se pudiera acostumbrar al hecho que fueran pareja - lo que fueran- y estar cada minutos juntos, y más cuando nadie iba detrás de ellos. lo piensa un poco, como si fuera la idea más grande de su parte hasta el momento. "uhm, solo disfrutar del momento. ¿te parece? aunque no lo creas es primera vez que una chica me trae al bosque" empezo a decir, con esa sonrisa y diversión en sus vocablos. "casi siempre era al revés en mis tiempos, y ni siquiera me mostraban sus casaa rodantes" no podía negar que el tiempo pasado era mejor, porque poco a poco se acostumbra al presente y sus regalos de este. "en serio, esta es mi primera vez—digo, en algo tan pequeño" sin decir mucho más volvió a besar a la pelirroja.
natasha no pudo evitar acompañar risas del castaño como era su costumbre, pues siempre desataban las suyas con suma facilidad. “¿sabes lo que es harry potter?” cejas se elevaron divertidas ante descubrimiento, ya que apenas ella estaba al tanto de algo como eso entre misiones con el equipo y el propósito de mantener el mundo a salvo. “bueno, no puedo controlar el papeleo…¿cuales son tus otras quejas?” estaba interesada en escucharlas todas, pero no se esperaba que fuesen demasiado serias si la principal se trataba del espacio. acciones del otro la llevaron a colocar mano contra pecho masculino como punto de apoyo, aunque era muy complicado perder el equilibrio sostenida entre los brazos de james. naturalmente, negó con diversión a sus palabras y antes de responder, se inclinó en torno a él para presionar labios contra los suyos por un momento. “de acuerdo, ¿qué es lo que sugieres?” invitó a que compartiera ideas con ella, aunque labios de vuelta sobre los contrarios quizás le dificultarían la tarea.
#( james barnes. natasha romanoff. relaciones. )#( james barnes. conversaciones. )#Para la proxima dira: vamos a buscar leña ?? Pq es medio idiota y no disfruta el momento#mi amiguito anda oxidado (???)
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Dar testimonio
El barco protesta iba a ser el Phyllis Cormack, un viejo atunero de 24 metros llamado así por la esposa de su propietario, John Cormack. Lo fletaron durante seis semanas por 15.000 dólares. El Cormack tenía más desarreglos mecánicos de lo corriente: la ecosonda sólo funcionaba después de recibir un buen puñetazo; el chigre del ancla estaba roto; los depósitos de combustible oxidados; la caja inversora en pésimo estado; y la máquina en condiciones lamentables. Pero el casco era marinero, y después de 13 meses de búsqueda, Bohlen, Stowe y Cote comprendieron que no encontrarán nada mejor. Con este barco navegaría contra la bomba. Durante el viaje, que empezará el 15 de septiembre, poco más de quince días antes de la fecha prevista para la prueba en Amchitka, se le cambiaría el nombre por Greenpeace. Mediante un concierto benéfico, en el que intervinieron Joni Mitchell y James Taylor, se recaudaron 17.000 dólares para sufragar los gastos de la expedición, y la Sociedad de Amigos de Palo Alto, en California, envió la espléndida suma de 6.000 dólares. Pero la mayor parte del dinero se obtuvo mediante pequeños donativos: un dólar enviado por un seguidor fiel, una donación hecha por una organización ecologista amiga, etc.
En los días anteriores a la partida, el grupo se convirtió en el 1 P centro de atención de los medios de comunicación canadienses. Periodistas de prensa y radio y fotógrafos estaban ansiosos por recoger las últimas noticias sobre el viaje a Amchitka. Hasta los periodistas del otro lado de la frontera acabaron interesándose.
Mientras Irving Stowe se encargaba de la publicidad, Jim Bohlen y algunos otros dedicaban todas sus energías a preparar el barco. Más de una vez se preguntaron si no sería una locura organizar semejante expedición en un cascarón tan desvencijado como el Cormack. Descrito por uno de los tripulantes como «granja flotante». y apenas capaz de hacer nueve nudos, debía estar listo para zarpar rumbo a Amchitka en torno al equinoccio de otoño. En esa época del año empiezan a formarse tormentas que se estancan en el golfo de Alaska y el mar de Bering y desencadenan violentos vendavales huracanados y producen peligrosas corrientes de resaca que habían partido en dos barcos mayores y más fuertes.
Para empeorar las cosas, recuerda Bohlen. antes de zarpar recibí una llamada telefónica de alguien que se identificó como pescador y me dijo: Sea lo que sea lo que vaya a hacer. no salga en ese barco. Ya lo han tenido que sacar dos veces del fondo del estrecho de Georgia: del fondo del mar, vamos. Puedes imaginarte cómo me sentía la noche anterior a la salida.
Originally published at https://cuidarelplaneta.com/ June 12, 2023.
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Una cervecería apta para perros en Shawnee, Kansas, espera cambiar el nuevo ícono de comida del estado
Una cervecería apta para perros en Shawnee, Kansas, espera cambiar el nuevo ícono de comida del estado
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#brezo lansdowne#Cervecería de transporte#el caso de charly#El Departamento de Agricultura de Kansas#james oxidado#Kansas#Kristi Mirandino Jackson#Perros en cervecerías#Shawnee
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Con cada pequeño bocado que daba a sus ñoquis con salsa de champiñones no podía evitar observar a Bucky, admirando a través de la suave iluminación del restaurante sus atractivos rasgos o el hermoso color de sus ojos. Mientras más lo miraba más se decía a sí mismo que aceptar esa reunión planeada por Natasha fue lo mejor que pudo hacer, en vez de pasar un viernes solo en su apartamento viendo qué cosa pillar por Netflix. Si la noche terminaba igual de bien cómo iba hasta ahora, no dudaría en agradecerle por siempre querer lo mejor para su persona y vida romántica… o más bien la ausencia de esta por tanto tiempo. Luego de casi dos años de no atreverse a ver a nadie era hora de dejar esas inseguridades atrás.
—¿Quieres comer algunos? —Preguntó señalando el platillo con su tenedor—, no creo que nos juzguen por querer compartir algo entre nosotros, además están demasiado buenos como para que no me anime a dejarte probarlos —afirmó con un toque de humor y una sonrisa curvando sus labios, la cual ocultó por breves momentos con su segunda copa de vino blanco.
A pesar que la cita iba bien hasta ahora rogaba que con cada sorbo de su licor los nervios que revolvían sus entrañas se calmaran, todo a causa de estar poco habituado a este tipo de situaciones luego de huir de las citas por tanto tiempo. Dios, realmente se sentía oxidado aunque James lucía feliz hasta ahora, ¿debería fingir que iba al baño para preguntarle a Nat algo sobre Buck? No, sin duda sería extraño aunque nadie más que la pelirroja se enterara, además era su trabajo ir conociendo al otro y no quería ayuda de terceros... al menos no todavía.
#au ✧・゚: queer!#queer (001)#jb-bucky#captain ✧・゚: open rol!#the boy from brooklyn ✧・゚: interaction!#wn me olvidé de este SADASFSD
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¿los tenía? aquella era una buena pregunta. ' bueno — ' a silente meditación le sigue el meneo de su semblante, negativa que atiende pregunta y su vez descarta propia curiosidad. ' james es su único nieto hasta donde sabemos, pero no creo que él haya usado estos juegos en mucho tiempo. ' al menos una década, considera. razón avala el crujir de la madera y los tornillos oxidados, mismo efecto cuál únicamente se suma a nostalgia. ' no. a los niñeros les pagan, con suerte a mi me darán las gracias al final de la noche. ' bah, se queja demasiado. procuración es sincera, nace casi por instinto cuando reconoce de nombre y apellido a todos los pequeños jugando sin una inquietud alguna en el mundo. ' les hago un pequeño favor a sus padres, algunos ya hasta aceptaron compensarme acompañándome como chaperones en la próxima excursión escolar. ' lo dice como si fuera una hazaña digna de presunción. ' además estar aquí es agradable, casi me recuerda a los días en los que yo mismo era un mocoso haciendo travesuras por ahí. '
se encogió de hombros ante la negativa y se inclinó hacia su derecha. recordaba ese rostro; ¿era el descriteriado que contaba cuervos? uh. quizás debía molestarse en aprenderse su nombre. deshizo el envoltorio de su emparedado y dejó al descubierto la mitad, sólo para darle un mordisco en una de las esquinas. escuchó la pregunta masculina y se movió en su asiento; el columpio crujió un poco, suponía que estaba algo oxidado. ‘ no ’ subió su mirada hacia las cadenas que se aferraban al árbol, con su mano libre tiró un poco y no cedió, ni siquiera parecía estar a punto de hacerlo. ‘ deben hacerle alguna mantención, ¿el alcalde tiene nietos o algo? ’ no le molestaban los infantes jugando a unos metros de distancia, por el contrario. volvió a morder el emparedado con pasta. ‘ ¿te tocó de niñero? ’ no sabía si había un puesto específico de eso.
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A ver si no estoy oxidado, acá richi de regreso a rolear en años. Perdón si ya me volví medio perezoso al pensar pero es lo que hay (XD). Pues les hablaré de James, es primogénito de la reina Tiana y el rey Naveen de Camelot, tiene 25 años y esta planeado que tenga una hermanita menor aunque no se de que edad para que convenga en su trama personal. Pues como príncipe hijo de Tiana es muy trabajador y atiende a todo lo que se compromete hasta el final, amable y sabe escuchar perfectamente. Pero como toda herencia tiene igual de parte de su padre Naveen y no precisamente las mejores, resulta fácil de atraer a situaciones perjudiciales y tiene mucha tendencia a preferir divertirse antes de tomar decisiones serias. Es inteligente pero no demasiado para ver lo poco que le importan algunas cosas, confía demasiado en las personas como para ver la obscuridad en ellas. Resulta bromista y puede usar el sarcasmo con tremenda maestría. Si quieren conexiones con el nene consentido le pican al corazón y ya hablamos de como pueden romperlo todo y abajo hay datos sobre él en su vida antes de la apertura.
Ya con más detalle puedo continuar planeando cositas suyas como que seguro es conocido por muchos por que adora las fiestas y que siempre esta cerca de donde haya música y buena bebida, a pesar de legítimamente ser un príncipe no le importa ir por la vida con ropa de lo más común para pasar desapercibido al reino al que vaya de visita y así poder vivir mucho más de lo que haría siendo como su madre quiere. Sobre relaciones ni se habla, nunca se ha quedado mucho en cualquier sitio a donde va y cuando empieza a haber algún “click” es de los primeros en irse. Casi todos le conocerían pero no sería por ser un príncipe, de echo eso sería lo ultimo que sepan. Ama hacer fiestas lejos de los dominios a heredar, pues las personas vienen de lejos para probar sus exóticas bebidas y la música de distintos lugares.
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Winter Soldier.
Nacido el 10 de marzo de 1917, James Buchanan Barnes, de madre rumana y padre americano, quedó huérfano tras la muerte de este último en una maniobra militar de alto riesgo. Habiendo sido criado los primeros años de su vida por los compañeros militares de su progenitor.
Aunque no tardó mucho en dar con los Rogers, quienes de buena fe acogieron al pequeño en su casa para asegurarle un hogar y un mínimo de sustento, momento en que James pasó a ser uno más de la familia y, además, el mejor amigo y casi hermano de Steven Rogers. Fue en esos años cuando, cariñosamente, se le empezó a llamar Bucky.
Siempre fue algo más adelantado a su época, de pensamiento liberal, alocado y sin miedo a divertirse a pesar del qué dirán, pero siempre sin perder los ideales propios de los cuarenta basados en el patriotismo y heroísmo. Demostrando en numerosas ocasiones su buen corazón cuando Joseph Rogers utilizaba los problemas de salud de su hijo para imponerse por la fuerza, momento en que Bucky siempre daba un paso al frente para defender la integridad física de su amigo al igual que la de Sarah Rogers. Nunca dudaba a la hora de proteger al más desfavorecido.
Así que, como era de esperar, una vez estallada la II Guerra Mundial y el ejército americano empezó a alistar a sus compatriotas, Bucky fue de los primeros voluntarios en alistarse a las filas y partir a primera línea de combate con la esperanza de frenar la avanzada nazi de una vez por todas.
Después de haber pasado los primeros años de su infancia bajo el cuidado del ejército americano, no fue de extrañar que su adiestramiento se completara con el éxito esperado y que destacase por encima del resto en su pelotón. Sin lugar a dudas, Barnes había nacido para aquello.
Desgraciadamente, en mitad de una misión de riesgo, su pelotón cayó preso bajo una de las divisiones más peligrosas del ejército nazi, HYDRA. Su destino habría sido fatal, mucho peor que la muerte, de no ser porque el famoso Capitán América acudió a su rescate. Para su gran sorpresa, el Capitán América no era otro más que su hermano de crianza, Steve Rogers. Pronto el orgullo lo invadió y, sin dudarlo un segundo, lo siguió allá a donde iba. - @lavroftheory -
Se hicieron mundialmente conocidos y admirados por su valentía al igual que el éxito de todas sus misiones.
Hasta que pocos meses antes del fin de la guerra, tratando de ayudar a Steve, Bucky cayó desde un vagón en marcha al vacío. Se le dio por muerto de inmediato. Ni siquiera pudieron encontrar el cuerpo; pero él siempre fue recordado como un héroe de guerra por haber prestado su vida en servicio a su país.
Nada más lejos de la realidad, aunque malherido, sobrevivió a la caída y fue encontrado por el mismo pelotón nazi que previamente lo había atrapado. Nadie sabía que HYDRA se había hecho con el suero del súper soldado y lo usaron con él, convirtiendo a James en el Sujeto 0 del programa “El Soldado de Invierno.” Sus nuevas habilidades fueron:
Súper fuerza, súper agilidad, súper velocidad, resistencia sobrehumana, envejecimiento ralentizado y regeneración celular.
Y lo más destacable: debido a las heridas sufridas de su brazo izquierdo, este mismo fue amputado y sustituido por un brazo metálico. Con más fuerza de la que el súper suero ya le había otorgado de por sí.
A partir de ese momento, sin saberlo, su vida se convirtió en una auténtica pesadilla. “Anhelo, oxidado, diecisiete, amanecer, horno, nueve, benigno, regreso a casa, uno, vagón de carga.” Con solo pronunciar esas palabras frente a él, su identidad se veía completamente anulada, dando paso así a un súper soldado de HYDRA sin conciencia propia ni escrúpulos, únicamente con el propósito de cumplir órdenes a toda costa.
Pronto se convirtió en una leyenda urbana, tomado como un cuento para asustar a los niños ya que, a lo largo del tiempo, El Soldado de Invierno aparecía y desaparecía desde finales de los años 40. La razón por la que esto era posible era que, continuamente, Bucky era sometido a criogénesis para conservar su cuerpo intacto durante décadas.
Entre sus carnicerías más destacables se encuentra la matanza de Los Sparrows, bajo la tutela de Natasha Vólkova. - @rosesandfire -
Ya entrado el siglo XXI, en especial desde el año en que el Capitán América fue sacado del hielo y se unió a los Vengadores, El Soldado de Invierno resurgió y se descubrió que, lejos de ser una mentira, se trataba de alguien muy real y letal. Pronto eliminó a varios sujetos de S.H.I.E.L.D., obligando a Nick Fury a contactar con el Capitán Rogers para detener sus ataques.
Fue durante uno de sus enfrentamientos que Steve y Bucky volvieron a verse cara a cara. A pesar de que el mercenario se mostró impasible y frío, como si no recordase en absoluto al hombre que tenía frente a sí, algo en él se removió después de décadas y pronto todas sus creencias fueron puestas en tela de juicio.
Esto lo llevó a huir durante meses de HYDRA, tratando de descubrir la verdad sobre sí mismo; quién era, de dónde venía y por qué el Capitán América le era tan familiar. Fue durante este periodo de tiempo que conoció a Vika, con quien pronto entabló una relación formal y estable a pesar de los periodos en los que James tenía que ausentarse. Pero, ahora sí, tenía una razón de peso para luchar contra su naturaleza impuesta y recuperar su humanidad perdida. - @saudadenlosdiasgrises -
Lamentablemente, HYDRA volvió a encontrarlo y bastó pronunciar el código del Soldado de Invierno para anular una vez más su voluntad y llevarse a Bucky consigo. Manipulado por su superior, su nueva misión fue clara: acabar con todos y cada uno de los Vengadores, en especial con El Capitán América.
Estuvo desaparecido cerca de un año, sembrando el caos allá a donde iba.
Hasta que, finalmente, volvió a verse cara a cara con su amigo de la infancia, esta vez acompañado de Falcon y Vika. Incapaz de reconocer a ninguno de ellos, pronto se vio envuelto en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, con intenciones letales. De hecho, estuvo muy cerca de matar a Steve cuando este, con sus últimas fuerzas, pronunció unas palabras claves para traer de regreso a su amigo: Estoy contigo hasta el final de la línea. Por fin, Bucky recordó quién era y que significaba Steve para él.
Desde entonces James se encuentra custodiado en las instalaciones de S.H.I.E.L.D. por precaución y su propia seguridad, a la espera de encontrar su camino hacia la redención.
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Inglaterra se defendió para reducir a Sudáfrica a 210-6 después de que en un momento tuviera marca de 138-1 en respuesta a los 165 de los anfitriones; Keshav Maharaj y Marco Jansen luego golpean 72 para el séptimo terreno para ver a los visitantes cerrar en 289-7, con una ventaja de 124 Última actualización: 18/08/22 20:09 James Anderson y Stuart Broad no han jugado en seis semanas desde la conclusión de la última prueba de Inglaterra contra India. James Anderson y Stuart Broad. Sin lugar a dudas, dos de los mejores jugadores de bolos de Inglaterra, e incuestionablemente aún valen su lugar en el equipo de prueba. ¿Pero están un poco crudos? El calendario implacable y repleto de cricket ha recibido muchas críticas en los últimos tiempos, pero también ha contribuido a ofrecer pocas o ninguna oportunidad de primera clase para el ataque de Inglaterra de cara a esta serie de tres partidos con Sudáfrica.Broad y Anderson no han jugado cricket durante seis semanas desde la quinta prueba reprogramada contra India en Edgbaston a principios de julio. Matthew Potts, de veintitrés años, ha aparecido en solo un juego de primera clase desde entonces, Jack Leach dos, con solo un wicket cada uno para mostrar de ellos, mientras que el patrón Ben Stokes jugó en cuatro partidos internacionales de un día antes de retirarse del formato. . Utilice el navegador Chrome para un reproductor de video más accesible Aspectos destacados del segundo día de la primera prueba de seguros LV= entre Inglaterra y Sudáfrica en Lord's. Aspectos destacados del segundo día de la primera prueba de seguros LV= entre Inglaterra y Sudáfrica en Lord's. Inglaterra vs Sudáfrica 19 de agosto de 2022, 10:15 Vivir "Los jugadores de bolos de Inglaterra se han visto un poco oxidados", deportes del cielo Mark Butcher dijo en el intervalo del té el segundo día en Lord's."Tienes que darles una pequeña excusa en eso, con solo 165 carreras en el tablero, la tentación es presionar demasiado y tomar un wicket con cada bola."También puedes darles una excusa y decir que no han jugado mucho en las últimas cinco semanas. ¿Quién tiene la culpa?"Anderson y Broad no jugaron mal a los bolos. Rara vez lo hacen en estos días. Pero tampoco estaban en la cima de sus poderes para explotar las condiciones que, si bien no fueron tan útiles como lo fueron para el ataque de cuatro frentes de Sudáfrica en la primera mañana, todavía ofrecían suficiente movimiento de swing y costura, ciertamente desde el principio. en las entradas. Utilice el navegador Chrome para un reproductor de video más accesible Dean Elgar soportó un despido cruel, la pelota rebotó en su cuerpo y en los muñones cuando Jimmy Anderson finalmente rompió la grada inicial de Sudáfrica. Dean Elgar soportó un despido cruel, la pelota
rebotó en su cuerpo y en los muñones cuando Jimmy Anderson finalmente rompió la grada inicial de Sudáfrica. Dean Elgar avanzó con determinación, como suele ser su estilo, con 47, mientras que Sarel Erwee impresionó con 73 en apenas su quinta aparición internacional y la primera en Inglaterra.Anderson finalmente recogió a Elgar, de manera bastante fortuita: la pelota se desvió de su antebrazo, detrás de sus piernas y se deslizó hacia sus muñones, antes de una ráfaga de wickets después del té, incluido el número 100 de Broad de su carrera en Lord's, casi mantuvo a Inglaterra en el concurso.` Utilice el navegador Chrome para un reproductor de video más accesible Stuart Broad toma su wicket de prueba número 100 en Lord's con un destripador, despidiendo a Kyle Verreynne por 11. Stuart Broad toma su wicket de prueba número 100 en Lord's con un destripador, despidiendo a Kyle Verreynne por 11. Recuerda inquietantemente a la primera prueba de Inglaterra contra India en Lord's el verano pasado. Después de una brecha igualmente prolongada entre las pruebas, del 13 de junio al 4 de agosto, se tardó hasta el 40 para que uno de Anderson o Broad lograra un gran avance.Inglaterra también tuvo un desempeño inferior con el bate, lanzó 183, y KL Rahul y Rohit Sharma mitigaron con paciencia y pericia la amenaza de la nueva pelota en una excelente posición inicial de 97 carreras. Anderson finalmente terminó con cuatro por y Broad reclamó uno en la segunda entrada cuando los anfitriones fueron derrotados.Pero Ollie Robinson, un hombre que reclamó cinco en esa primera entrada en Lord's el año pasado y que tomó cinco en el partido en una victoria de preparación de los Leones de Inglaterra sobre Sudáfrica la semana pasada, podría haber sido una mejor opción para esta primera prueba. ? E incluso si no está en el lugar o en uno de Anderson o Broad, además de ellos? Ollie Robinson fue pasado por alto para la selección en la primera prueba contra Sudáfrica, pero se espera que aparezca en la serie. De los cinco terrenos de Robinson la semana pasada, tres de ellos fueron despidos de los dos bateadores que causaron la mayor cantidad de problemas a Inglaterra en el segundo día en Lord's: recogió a Erwee en ambas entradas, a bajo precio en la segunda, junto con la segunda bola de Elgar.El éxito contra los zurdos ha sido una característica del éxito de Robinson al principio de su carrera internacional. En sus nueve Pruebas, el cerrador de Sussex tiene 14 terrenos contra ellos con un promedio de 22.57.Potts, a modo de comparación, ha encontrado el cambio de ángulo un poco más difícil al principio de su carrera en la prueba, con solo cinco terrenos en 38.20, en comparación con un promedio general de 26.72, y nuevamente encontró difícil el ir contra Elgar y Erwee. .Eso no es para meterse con Potts. El joven velocista de Durham ha demostrado ser un arma poderosa a lo largo de este verano y ciertamente merecía mantener su lugar en un equipo que ganó cuatro de cuatro.Y, como dice el cliché, nunca eres mejor jugador que cuando estás fuera del costado. La salida de Robinson para los Lions fue solo su segundo juego de cuatro días desde mayo, ya que ha tenido problemas con una lesión en la espalda, por lo que también pudo haber encontrado las cosas difíciles si lo arrojaron al ámbito más exigente del cricket de prueba demasiado pronto.La expectativa es que aparecerá en algún momento, con las tres Pruebas abarrotadas en el espacio de cuatro semanas. Pero, una Inglaterra poco cocinada solo esperará que no estén bien hechos en la serie en el momento en que ocurra cualquier cambio en el ataque.
Mire el tercer día de la primera prueba de seguros LV= entre Inglaterra y Sudáfrica, en Lord's, en vivo en Sky Sports Cricket el viernes. La cobertura comienza a las 10.15 a. m. y el juego comienza a las 11 a. m.
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Blake Lively celebra la arquitectura y el arte de Nueva York con su look #metgala2022 Al llegar a la alfombra roja con un vestido de tul personalizado @atelierversace #AtelierVersace bordado con cristal, cuero metalizado, paillette y lámina de cobre tritono duchesse, Blake se deshizo un gran lazo de su cintura para revelar un segundo look que reflejaba la transformación de la Estatua de la Libertad de Nueva York - de bronce a verde oxidado. El largo tren duchesse presenta un mapa celestial bordado, laminado y pintado a mano inspirado en las 12 constelaciones del zodíaco que decoran el techo de Grand Central Station. La forma original del vestido se inspira en el diseñador estadounidense Charles James, mientras que las formas art déco recuerdan los lugares emblemáticos de Nueva York, como el edificio Empire State. #blakelively #metgala2022 #AtelierVersace #MetGala #MetInAmerica #fashionstyle @almatrends #lifestyle #almatrends https://www.instagram.com/p/CdGC-iNLdpI/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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by Midnight_Phoenix
Steve Rogers no se había vinculado a Bucky Barnes. Ya no estaba en una relación con Bucky Barnes. Bucky ya no tenía obligaciones con él a excepción del anillo de estaño tan desgastado y oxidado el cual colgaba de sus placas de identificación. Bucky no tenía promesas que romper, porque no las recordaba. Steve estaba bien con ello, en serio. Tendría que estarlo, porque Bucky ya no era suyo. En su lugar, Bucky tenía el cariño de Natasha y Steve no iba a interponerse en su camino.
Steve iba a dejar que Bucky se marchara, incluso si eso lo mataba e incluso si su corazón se estaba destrozando en un millón de pedazos al ver a su mejor amigo―su alma gemela―en una relación con alguien más.
TRADUCCIÓN AUTORIZADA por prisma134
Words: 12114, Chapters: 1/1, Language: Español
Fandoms: Marvel Cinematic Universe, The Avengers (Marvel Movies), Captain America (Movies)
Rating: Explicit
Warnings: Creator Chose Not To Use Archive Warnings
Categories: M/M
Characters: Natasha Romanov (Marvel), Bruce Banner, Sam Wilson (Marvel), Clint Barton, Tony Stark
Relationships: James "Bucky" Barnes/Steve Rogers
Additional Tags: Angst with a Happy Ending, Alpha/Beta/Omega Dynamics, Mating Cycles/In Heat, Alpha Bucky Barnes, Omega Steve Rogers, Not Beta Read
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Resplandor entre Tinieblas - Capítulo 52. Una leal sierva
Resplandor entre Tinieblas
Por WingzemonX
Capítulo 52. Una leal sierva
La noche anterior, el avión de Ann Thorn aterrizó en el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan, en Washington D. C., justo al mismo tiempo que en Eola se desataba todo aquel caos de la mano de Leena Klammer y Lily Sullivan. ¿El motivo oficial de su viaje?, negocios, por supuesto; no sabía con exactitud cuáles, pero dejó gente en Chicago que se encargaría de afinar esos detalles y tapar los hoyos. ¿El motivo real del viaje?, el único de importancia real en esos momentos: Damien y su nueva renuencia, por no llamarla rebeldía.
A la mañana siguiente de su llegada, irremediablemente se enteraría de lo ocurrido en Oregón, y aquella noticia no haría más que provocarle un dolor más de cabeza, como si le encajaran un clavo oxidado en el centro de la frente. Para esos momentos todo el país buscaba a esa tal Leena y a las dos niñas que, supuestamente, llevaba con ella contra su voluntad. Y lo peor era que Ann sabía perfectamente hacia dónde se dirigían, y que potencialmente podrían arrastrar toda esa atención indeseada hacia Damien, y por consiguiente hacia todos ellos. ¿Y todo ese riesgo para qué?, ¿por un mero capricho? ¿Cómo era posible que su querido sobrino no se diera cuenta de que se estaba metiendo en algo tan peligroso y estúpido? Le preocupaba, y a la vez decepcionaba, su actitud.
Pero no podía estresarse por cada nueva noticia que le llegara al respecto. Estaba ahí justamente para intentar encontrar una forma de arreglar todo ese horrible desastre, después de todo; aunque los medios le resultaran molestos.
Muy temprano esa mañana, un elegante BMV gris oscuro la recogió en las puertas de su hotel y la llevó directo al lugar pactado de su reunión. Le acompañaban en el vehículo el chofer y dos hombres de seguridad; no de su seguridad, sino de la persona con la que se iba a reunir. Había hecho ese viaje totalmente sola, sin guardaespaldas ni asistentes. Se suponía que todos eran aliados, Discípulos de la Guardia, parte de la misma Hermandad. Aún así, Ann se sorprendió a sí misma sintiéndose hasta cierto punto indefensa y expuesta, rodeada de personas en las que no confiaba del todo.
Grandiosa Hermandad la que tenían.
El vehículo se estacionó justo delante de la Iglesia Católica de San Patricio, y uno de los hombres que la acompañaban le abrió la puerta. Ann bajó del vehículo, no sin antes agradecer las atenciones. Los dos hombres de seguridad la acompañaron hacia el interior de la iglesia, mientras el chofer daba la vuelta. A pesar de todo, Ann caminaba con un porte firme y seguro, sin perder ni un momento el balance sobre sus tacones, y luciendo un hermoso vestido y abrigo negro, bastante recatados y acordes con el sitio al que se dirigía. Pero eso sí: sus labios estaban pintados de ese rojo intenso que tanto la caracterizaba, casi combinando con las puertas de aquel recinto.
Una vez dentro de la capilla, sus dos acompañantes se quedaron en la entrada, mientras ella avanzó hacia la cuarta fila, sentándose en una de la bancas de madera de la derecha. Enderezó su espalda, colocó su cartera sobre sus piernas y aguardó. El sitio se encontraba totalmente solo, y en un silencio demasiado profundo, incluso para ser una iglesia. De hecho, para ser una iglesia católica, le pareció que el lugar era algo pequeño, y su altar un tanto modesto, pero supuso que cumplía su cometido; cualquiera que ese fuera. Años atrás, se hubiera reído de la ironía de hacer una reunión como esa justo en un sitio así; ahora el hecho le resultaba un tanto indiferente.
Como esperaba, la persona que iría a ver la hizo a esperar más de la cuenta, quizás en un burdo intento de hacerse el interesante o demostrar cierta superioridad sobre ella. Pero al final apareció, ingresando por las mismas puertas que ella. Avanzó con su paso firme por el pasillo al centro de las bancas, y siguió de largo tras pasar a lado de su fila. Se paró frente al altar e hizo con su mano la señal de la persignación. Ann se preguntó a quién intentaba impresionar con eso, si eran los únicos ahí. O, ¿era acaso algún tipo de burla hacia el Nazareno que los veía desde aquella cruz de piedra en el altar?; quizás.
Una vez que terminó, se giró de regreso sin voltear a verla, pero ella sí lo vio a él. Cada vez que se reunía con John Lyons, éste le parecía más viejo. Su cabello, o lo que quedaba de él, era totalmente blanco y corto, como la barba de candado perfectamente arreglada que adornaba su rostro pálido y anciano. Era un hombre de complexión gruesa y fuerte a pesar de su edad, y lo demostraba en su paso firme y seguro. Vestía un muy elegante traje color azul, con camisa blanca y corbata roja; un porte bastante republicano.
Aunque tenía la apariencia de poder ser el abuelito bonachón y anticuado de cualquiera (o quizás vendedor de pollos fritos), ese hombre era uno de los Apóstoles de más alto rango y poder dentro de la Hermandad, además del superior directo e Ann; uno de los últimos miembros con vida de la antigua Aquelarre que los había precedido hace ya bastantes años. Era alguien que imponía respeto y miedo entre los demás Discípulos de la Guardia… pero no tanto en Ann. Pocas personas o cosas la intimidaban, y John Lyons no era una de ellas. Aun así, respetaba las jerarquías, así como el poder y la experiencia que el viejo asesor político y corredor de bolsas ostentaba; no hubiera tenido que recurrir a él si no fuera así.
Lyons se sentó en la fila delante de ella, virándose hacia el altar y dándole por completo la espalda. Ann bufó al ver esto, aunque más mentalmente que otra cosa. ¿Enserio eso era necesario?, ¿o su vejo superior solamente había visto demasiadas películas viejas de espías?
—Espero que esto sea importante —murmuró Lyons con voz grave y solemne—. Tengo demasiados asuntos que atender como para perder el tiempo en tonterías.
Ann soltó una nada discreta risilla irónica.
—Los políticos de esta ciudad podrán lamerse las bolas a sí mismos por un par de horas sin ti, Lyons —le respondió la mujer de negro, sarcástica. Aquel comentario pareció que el hombre de barba olvidara su acto de James Bond, pues inconscientemente se giró hacia ella por encima de su hombro. Su mirada radiaba bastante molestia, aunque la mujer sabía que no era sólo por su chascarrillo.
—Todos hacemos nuestra parte en esto, Ann —le respondió Lyons con seriedad—. Y por lo que he escuchado, tú no has cumplido del todo bien la tuya últimamente. —La mirada de Ann se endureció al escuchar ello, que sonaba claramente como un reclamo—. ¿A eso viniste? ¿Quieres que te encontremos un remplazo? Porque encantado busco a alguien que sí pueda con la labor que te encomendamos.
—Yo he cumplido lealmente mi deber con la Hermandad —respondió Ann, defensiva—. He sacrificado mucho por esta causa, y tú los sabes.
—Has ganado mucho también. Quizás más de lo que merecías.
—Si a eso le llamas ganancia. Vine buscando tu ayuda y consejo, pero tienes una gran facilidad para hacer que me arrepienta de siquiera esperarlo de ti —señaló la mujer con un nada sutil enojo—. La situación es seria, y no me avergüenza admitir que no sé qué hacer. Damien está fuera de control. Desde que conoció a esa chica en New Hampshire, sencillamente ya no confía en mí, ni en ti, ni en ninguno de nosotros. Piensa que le hemos estado mintiendo y manipulando todo este tiempo.
—Es sólo una estúpida rabieta de adolescente —musitó Lyons, agitando una mano con desinterés en el aire—, derivada sin lugar a duda de tus mimos constantes.
—¿Mimos? ¿Acaso me estás diciendo que lo consiento?
—Tú, y todos a su alrededor. —Lyons se volteó mejor en su banca, hasta poder verla casi de frente. Sus ojos, pequeños pero penetrantes, la observaron fijamente como un padre regañando a su hija—. Lo tratan con sumisión y miedo, agachando la cabeza ante él y haciendo todo lo que diga y mande. No es raro que las cosas llegaran a este punto.
—¿Y qué esperabas? —Respondió Ann, alzando quizás de más la voz considerando el sitio en el que estaban—. ¿Acaso olvidas quién es?
—Tú eres quien lo ha olvidado, Ann. Nosotros no servimos a Damien Thorn, sino a una fuerza y propósito mucho más grande que él, o que cualquiera. Tu deber era educarlo y encaminarlo para cumplir el papel por el que vino a este mundo. Pero has permitido que olvide su deber, y haga su voluntad a diestra y siniestra, como si fuera el mismísimo Dios.
—¿Con qué derecho me acusas de eso? ¿Que nosotros lo tratamos con sumisión y agachamos la cabeza? ¿Cuándo fue la última vez que lo viste siquiera? Le tienes tanto miedo como nosotros, o incluso más, porque sabes que no le agradas ni un poco…
Oyeron en ese momento el sonido de las puertas de la iglesia abrirse, por lo que ambos guardaron silencio. Una mujer con un hábito de monja totalmente negro, pasó entre los dos hombres de seguridad en la entrada y siguió de largo su camino por el pasillo central de la iglesia. No podían como tal prohibirle la entrada a alguien (eso hubiera sido demasiado sospechoso). Cuando la mujer pasó a su lado, Lyons se enderezó un poco en su asiento y Ann alzó su mirada hacia el frente. La monja avanzó hacia el altar, en donde se persignó, y entonces bajó con cuidado hasta colocarse de rodillas en el suelo y juntar sus manos al frente en oración.
Ann y Lyons permanecieron callados unos segundos, antes de que éste último decidiera ponerse de pie. Ann pensó por un momento que quizás se iría, dejando su conversación sin terminar; era bastante capaz de hacerlo. Sin embargo, lo que hizo fue pasarse a su fila, y ahora sí sentarse a su lado. Posiblemente ahora que tenían compañía, debían estar más cerca para poder hablar más despacio. Aquella interrupción les ayudó además a calmar un poco sus ánimos, que evidentemente se estaban ya calentando.
—¿Cuál es el motivo real de esta rebeldía repentina? —cuestionó Lyons con tono más neutro.
—Ya te lo dije, fue esa chica que conoció hace meses —respondió Ann, despacio.
—¿Ya la identificaste?
—No, pero tampoco me he enfocado mucho en eso. Su identidad es insignificante comparada con lo que le mostró. Al enterarse de que hay otros con habilidades especiales rondando por ahí, ahora siente que en realidad lo que hace no es tan único, y que todo lo que le hemos dicho hasta ahora sobre su naturaleza es una mentira. Y no se sacará esa idea de la cabeza hasta que él mismo decida si es verdad o no. Por eso está buscando entre esos fenómenos a aquellos que pudieran ser como él.
—Entonces déjalo que haga su investigación —expresó Lyons, encogiéndose de hombros—. El chico no es ningún idiota; con el tiempo se dará cuenta de la gran diferencia que existe entre ellos y él.
—¿Y cuánto tomará eso? —Replicó Ann—. Y, ¿qué tantas locuras hará en el proceso?, especialmente contra nosotros. Sabes bien que este plan tiene sus pasos bien establecidos, y su renuencia a obedecer lo pone todo en peligro. Hay tres niñas que está obsesionado por conocer, y que cree que pudieran ser la respuesta que busca. Y las tres están haciendo demasiado ruido, y llamando una atención que ninguno desea.
—Lo sé, ya vi las noticias. De momento no hay nada que nos relacione, ni a ningún otro miembro de la Hermandad.
—Por ahora. Damien las está esperando en Los Ángeles, y se rehúsa a volver a Chicago hasta que las vea. No sé qué pasará cuando al fin las conozca; no sé si eso hará que desista al fin de su cruzada, o se aferre aún más a ésta y cometa más imprudencias. Una de ellas ni siquiera es una niña, sino una mujer adulta, y por lo que investigué bastante manipuladora.
—Si te estresan tanto esas tres niñas, sólo mátalas.
Ann soltó una pequeña risa sarcástica, casi de manera involuntaria, al oír tal propuesta.
—Así de fácil, ¿no? ¿En quién crees que sospechará primero si algo les pasa? Son como sus juguetes nuevos. Hacer algo como eso de forma descuidada, sería nuestra sentencia de muerte.
Ambos permanecieron en silencio, quizás digiriendo por separado todo lo que habían hablado. Un par de minutos después, la monja volvió a persignarse, se puso de pie, y caminó hacia un costado, introduciéndose en una de las puertas laterales. Cuando despareció de sus vistas, Lyons se puso de pie y se acomodó su traje y abrigo lo mejor posible.
—Bien —murmuró—, si no te satisface mi ayuda y consejo, entonces consultaré este tema con Adrian.
Los ojos de Ann se abrieron por completo, llenos de asombro al oír tal sugerencia, o… más bien era casi como una advertencia.
—No creo que sea necesario molestarlo con esto… —respondió la mujer de negro, intentando sonar tranquila.
—Creí que habías dicho que era un asunto serio —exclamó Lyons con ironía—. Si alguien sabe cómo poner a Damien en línea, es él. Además, aprovecharé la visita para que discutamos tu posición, querida Ann.
—¿Mi posición? —Soltó la Thorn, a la defensiva, poniéndose también de pie. Lyons la volteó a ver con un porte tan alzado y prepotente, que le resultó casi ofensivo.
—Podamos resolver o no esto, es evidente que el muchacho ya no confiará en ti de la misma forma de aquí en adelante. Debemos prevenirlo y replantear el plan, si así lo requiere. Tú lo entiendes.
Ann enmudeció. Por supuesto que lo entendía, y demasiado bien. Entendía que la broma del inicio sobre buscarle un remplazo, no era para una broma en realidad.
—No puedes alejarme de Damien —declaró Ann, fervientemente—. Soy prácticamente su madre. Adrian no lo permitirá.
Un pequeño sonido gutural, similar a una risa ahogada, se hizo notar desde la garganta del hombre de barba blanca.
—No te sientas tan confiada, que ninguno de nosotros es indispensable en esto. Recuerda que Baylock estuvo en tu lugar primero… y mira cómo terminó.
La mención tan irrespetuosa, casi impertinente, de su antigua mentora hizo que Ann se enfureciera incluso más.
—¿Me estás amenazando? —Inquirió con dureza. Lyons sólo la observó en silencio unos segundos, y luego se giró hacia la salida, comenzando a andar hacia ésta.
—Esta charla se terminó —indicó mientras se alejaba—. Te mantendré informada de la decisión de Adrian. Mientras tanto, no le quites los ojos de encima al muchacho. Sé una leal sierva, y cumple con tu deber hasta el último momento.
Lyons pasó entre los dos guardias, y salió por las puertas de la iglesia, dejando detrás de una Ann aturdida, molesta, y aún más preocupada que antes. Ir a hablar con ese anciano había resultado ser un terrible error.
Los dos hombres parecían preparados para irse, pero Ann no se dirigió a la salida de inmediato. Se sentó de nuevo en la banca para pensar unos segundos lo que haría a continuación. “Sé una leal sierva, y cumple con tu deber hasta el último momento,” le había dicho ese desgraciado. Era una leal sierva, lo había sido toda su vida. ¿Y de qué le había servido?, ¿a dónde la había llevado?
No tenía otra opción: necesitaba tomar algunas medidas de seguridad, y rápido.
— — — —
Una vez que Ann salió de la iglesia, el mismo BMV la esperaba al frente. El chofer se encontraba fuera, apoyado contra el cofre mientras leía el periódico. Al ver que ella y los dos hombres de seguridad se aproximaban, dobló el diario y se dispuso a abrir la puerta trasera para que Ann subiera. En un momento, la mujer estuvo totalmente rodeada por los tres, y eso la intranquilizó. Sabía que, al menos de momento, no tenía por qué temer. Lyons no se atrevería a hacer algo contra ella antes de consultarlo con Adrian, y aunque lo hiciera confiaba en que éste intercedería por ella, al menos por los viejos tiempos. Pero todo eso su intuición parecía no entenderlo del todo.
—Necesito hacer una llamada privada —les indicó a los tres hombres, estando justo delante de la puerta abierta—. ¿Pueden dejarme sola unos momentos? —Los tres se miraron entre ellos en silencio, pero con duda tangible en sus miradas—. ¿Por favor? —Añadió Ann, esbozando una amplia y hermosa sonrisa en sus labios rojos, más amenazante que amistosa.
Hasta que se decidiera lo contrario, Ann seguía siendo parte de la Hermandad, y una Apóstol de la Bestia de un rango bastante superior a cualquiera de esos individuos. Quizás una de las instrucciones que Lyons les había dado era no dejarla sola, pero confiaba en que no se hubiera tomado una molestia como esa sólo por ella. Al final, parecía que tenía razón, pues los hombres asintieron y se apartaron del vehículo, parándose a los pies de las escaleras de San Patricio. Ann agradeció con un ademán de su cabeza y se sentó en el vehículo cerrando la puerta.
No perdió el tiempo. Rápidamente sacó su teléfono y buscó entre sus contactos a Verónica Selvaggio. A esa hora debía de estar en clases, o quizás tendría suerte y la encontraría en un descanso entre hora y hora. La suerte, o Satanás, estaban de su lado, pues su joven becaria le respondió rápidamente.
—¿Hola? —sonó la voz de la joven universitaria al otro lado de la línea. Al fondo se oían varias voces y sonidos, así que supuso que debía estar en el patio.
—Verónica, ¿cómo estás? —saludó Ann, procurando ser jovial.
—Bien, gracias. ¿Dónde estás? Creí que volvías hoy.
—Mi regreso tendrá que atrasarse un poco. Dime, ¿sabes si Damien volvió a Chicago?
Hubo un momento de duda por parte de Verónica, antes de responderle.
—No que yo sepa. En la empresa no se ha parado, y creo que el torneo de tenis en el que iba a participar es en estos días.
Claro, el dichoso torneo de tenis que le mencionó antes de que lo dejara; una de las tantas excusas que se inventó para quedarse en Los Ángeles. Sabía muy bien que no se iría de ahí hasta que esas dos niñas se encontraran con él, pero tenía la vaga esperanza de que quizás hubiera recapacitado aunque fuera un poco.
—Verónica, necesito que me hagas un favor —indicó la CEO de Thorn Industries con seriedad—. Haré un viaje exprés fuera del país. Si alguien pregunta por mi paradero, tú sólo di que sigo aquí en Washington, ¿está bien? Ya veré como hago para cubrir mi rastro por acá.
—De acuerdo… —Respondió Verónica, algo insegura por la extraña y repentina petición—. Pero, ¿a dónde vas realmente?
—No te lo puedo decir. Descuida, volveré rápido. Mientras tanto, necesito que vayas a Los Ángeles y vigiles a Damien por mí.
—¿Qué? —Exclamó alto la joven al teléfono, sorprendida, o incluso algo asustada—. ¿Yo? ¿Por qué yo?
—Eres en la única que puedo confiar. Necesito que estés cerca de él, y me reportes todo lo que haga. Especialmente si llega a reunirse con esas niñas que está esperando.
—Pero… no puedo hacer eso…
Hubo una pausa prolongada, y entonces todo el barullo del fondo se calmó. Ann supuso que había buscado un lugar más solo y tranquilo. Y eso, posiblemente, era porque el tono de la llamada estaba por cambiar un poco.
—Mamá… —masculló Verónica al teléfono, y oírla llamarla de esa forma le provocó un pequeño apretón en el pecho a Ann, especialmente por el tono de miedo que la acompañaba—. Sabes muy bien que él me odia. Si me aparezco allá…
—No le tengas miedo, no te hará nada —declaró Ann con firmeza—. Aunque no sepa qué eres realmente de mí, sabe que te tengo aprecio. Y aún a pesar de su enojo, en el fondo sigue teniéndome el suficiente respeto y cariño como para no lastimarte.
—¿Me apostarías a mí en ello? —Soltó Verónica, inquisitiva. Ann, sin embargo, guardó silencio.
Aunque quería pensar que lo que decía era así, la verdad era que en esos momentos no le constaba nada. No entendía qué era lo que Damien podría pensar de ella en esos momentos; quizás ni el propio muchacho lo tenía claro. Ambos habían sido tan unidos desde la primera vez que se conocieron. Madre e hijo, o incluso un poco más…
“Yo siempre le he pertenecido…”
Antes creía conocerlo tan bien, pero ahora su actitud era totalmente otra, y se había vuelto impredecible. No podía asegurar su propia seguridad, mucho menos la de su hija perdida, de la que tuvo que separarse en cuanto nació para así poder cumplir con el papel que la Hermandad tenía para ella. Sólo hasta que pudo escalar lo suficiente dentro de los Discípulos de la Guardia, y convertirse en una Apóstol consagrada que demostró ciegamente su fidelidad y apego a la causa, pudo tener la libertad de buscarla y reunirse de nuevo con ella. Y ahora la estaba prácticamente arrojando a las fauces de la Bestia…
Verónica de seguro percibió sus dudas, pues tras un rato un profundo suspiro de frustración se escapó de sus labios.
—Supongo que no debo sorprenderme —musitó la joven—. Siempre lo has preferido a él. Estuviste a su lado todo este tiempo, mientras que a mí…
—Verónica, por favor —le interrumpió Ann tajantemente antes de que prosiguiera—. Sabes que te quiero, y mucho. Si no fuera así, no te hubiera buscado en cuanto tuve la oportunidad de hacerlo.
Ann tomó una pausa, y cuando volvió a hablar su voz temblaba un poco. Se permitió, luego de mucho tiempo, mostrarse dudosa e indefensa ante alguien.
—Estoy desesperada, hija… —le susurró con voz suave—. Por primera vez me siento insegura y rodeada de enemigos. No puedo confiar en Lyons, y ahora ni siquiera en Damien. Sólo te tengo a ti. Por favor… te necesito como mi aliada en esto.
Verónica permaneció callada por un largo rato, tanto que Ann incluso pensó que le había colgado. Sin embargo, su respiración se hizo presente, y lo hicieron después sus palabras.
—No me hará caso, y sabrá de inmediato que tú me mandaste a vigilarlo —señaló Verónica con desánimo.
—Eso es exactamente lo que necesito —aclaró Ann—. Sólo que no crea que tiene cabida libre para hacer lo que le plazca.
—No creo que mi presencia lo detenga de hacerlo de todas formas. Pero, está bien… lo haré.
—Gracias —musitó Ann con alivio—. Mantenme informada, por favor. Te quiero, mi niña.
—Y yo a ti, mamá.
Colgaron casi inmediatamente después. La CEO se quedó sentada y en silencio, contemplando la pantalla apagada del celular, preguntándose si acaso había hecho lo correcto. ¿Era realmente necesario exponer a Verónica de esa forma? Como fuera, ya estaba hecho. Debía ocuparse por ella en esos momentos, y en el viaje rápido que tendría que hacer, intentando pasar lo más desapercibida posible.
Realmente no esperaba tener que hacer ese viaje tan pronto, e incluso tenía esperanzas de nunca tener que hacerlo. Pero las circunstancias así lo requerían. Sólo esperaba que todo se mantuviera en orden en su ausencia. Esperaba que Damien, y especialmente esas tres mocosas, no hicieran alguna otra locura, donde quiera que estuviesen en esos momentos.
— — — —
A pesar de lo ajetreado que había sido su escape, y posterior llegada al motel, el resto de la noche fue relativamente tranquila para Esther, Lily y Samara. Una vez que las tres cenaron, se acostaron a dormir lo mejor que pudieron. Lily había pedido dormir sola en la cama y su petición fue cumplida, por lo que a Esther y Samara les tocó compartir.
Las tres estaban más que agotadas. Lily quiso quedarse un poco más viendo televisión, pero en realidad no duró mucho y cayó rendida a los pocos minutos. Esther durmió con su pistola bajo su almohada, algo que casi siempre la había hecho sentir más segura, pero igualmente estuvo bastante en alerta por cualquier sonido sospechoso que viniera de afuera. Samara, por su parte, pasó gran parte de la madrugada moviéndose de un lado a otro, procurando su despertar a su compañera. Dormir no era lo suyo, pero al final logró conciliar el sueño un par de horas no continúas. Extrañamente, no hubo ninguna pesadilla.
Aunque se despertó en unas pocas ocasiones, más que nada debido a su pierna, Lily fue quizás la que mejor durmió de las tres. Cuando al fin amaneció y era hora de levantarse, lo que la terminó despertando no fueron los rayos del sol, sino, curiosamente, una melodiosa voz.
—Tienes que dar un poco… tomar un poco… —escuchó como alguien cantaba con bastante afinación, y muy cerca de ella. La niña de Portland se sentó en su cama, tallándose un poco sus ojos adormilados y bostezando mientras salía de su letargo—. Y deja que tu corazón se rompa un poco —continuó la voz—. Es la historia de… es la gloria del amor…
La vista de Lily se aclaró poco a poco y su mente terminó de salir de su inconsciencia. Se viró hacia un lado, en dirección a la otra cama. Esther y Samara ya estaban despiertas, y ésta última se encontraba sentada en la orilla, mientras la otra a sus espaldas al parecer pasaba un cepillo por su largo y lacio cabello negro, al tiempo que cantaba esa cursi canción. Aquello le pareció tan extraño en un inicio, que por un momento Lily pensó que seguía soñando. Esther se veía de mucho mejor humor, y Samara… bueno, ella seguía muy parecido a cómo estaba el día anterior: callada y con su rostro serio, aunque ya no tan asustado.
—Qué hermoso cabello tienes, ¿te lo han dicho? —Señaló Esther mientras continuaba con sus cepilladas. El cabello de Samara era realmente largo, y caía sobre sus hombros y espalda como una cascada de noche—. Apuesto a que no podías cepillarlo como se debe en ese horrible lugar.
—Más o menos —susurró Samara, sonriendo algo cohibida.
Lily siguió contemplando aquella escena en silencio por unos segundos más, antes de que las otras dos se percataran de que en efecto ya no estaba dormida.
—Buenos días, pequeña demonio —le saludó Esther con tono burlón—. ¿Dormiste bien? —Lily no respondió—. ¿Quieres que también te peine, querida?
—Por supuesto que no —respondió la castaña de mala gana. Esther se encogió de hombros, y continuó pasando el cepillo por la larga melena de la otra niña. Reanudó también su canción.
—Tienes que reír un poco… llorar un poco… hasta que las nubes rueden un poco. Es la historia de… es la gloria del amor…
—¿Una canción vieja de tu época? —Cuestionó Lily con ironía. Esther sólo le echó una mirada rápida y le sonrió, pero más con animosidad que otra cosa.
—¿Quieres que te haga una cola o una trenza? —le preguntó Esther a Samara, colocando sus manos sobre sus hombros con un gesto amistoso que para Lily desbordaba falsedad. Samara respondió, negando lentamente con su cabeza.
—Me gusta traerlo suelto, para… —calló de golpe, dejando su frase al aire. Aun así, Esther pareció adivinarlo.
—¿Para cubrir tu cara con él? —le cuestionó con tono amable, a lo que la niña de Moesko respondió asintiendo. Siempre se había sentido más cómoda si podía, aunque fuera un poco, esconderse detrás de sus largos cabellos oscuros; como un escudo de seguridad—. Te entiendo, descuida. —Esther le dio un par de palmaditas reconfortantes en su hombro, y se paró de la cama—. Alístense; salimos en cuanto estén preparadas.
Esther se dirigió entonces hacia el baño, tarareando en voz alta la misma canción de antes.
—Mientras estemos los dos, tenemos el mundo y todos sus encantos. Y cuando el mundo termine con nosotros, nos tendremos en brazos…
Se veía de mucho mejor humor, y eso a Lily le provocaba incluso más desconfianza que antes. La observó fijamente hasta que se perdió detrás de la puerta del baño. Luego, miró hacia Samara, quien se estaba colocando de nuevo sus sandalias nuevas.
—Si fuera tú no estaría tan confiada cerca de la anciana —le advirtió de pronto, tomando por sorpresa la niña de Moesko—. Te está manipulando, ¿no lo ves? Quiere que pienses que es tu amiga y ponerte de su lado. De esa forma, si en algún momento ocurre de nuevo algo entre ella y yo, tú salgas a defenderla. Lo sé, porque es lo que yo haría… si no estuviera tan adolorida y harta de todo esto…
Lily presionó un poco su mano contra su muslo adolorido, intentando calmar de esa forma el dolor que se había vuelto muy intenso esa mañana; quizás por todo lo que tuvo que andar en aquel hospital, o por tener que subir las estúpidas escaleras de ese motelucho. Samara la observó con preocupación; no parecía estar bien en lo absoluto.
—Pero te lo advierto —continuó Lily con voz seca—. No quieres ponerte en mi contra. No sé aún qué trucos tengas guardados, pero te aseguro que los míos son mejores.
—¿Por qué se llevan tan mal ustedes dos? —Cuestionó Samara tras haberse quedado callada unos segundos.
—¿Quién crees que me hizo esto? —Musitó Lily con molestia, sujetándose su adolorido muslo con ambas manos—. Y anoche la escuché hablando de cortarnos los cuellos en cuanto tuviera la oportunidad.
—¿Por qué haría eso?
—¿Por qué haría eso? —La niña Portland dejó salir una sonora risa sarcástica—. Porqué está loca, ¿no te has dado cuenta? Enserio tienes mucho que aprender si quieres sobrevivir en este juego en el que te has metido.
Lily tomó entonces el control de la televisión y se volvió a recostar en la cama. Apuntó a la tele con el control y ésta se encendió.
—Ella dijo que… —intentó decir Samara, pero Lily la interrumpió.
—Me importa un pepino lo que ella haya dicho.
Y sin más, se quedó acostada, cambiando entre los canales. Samara, dudosa, se puso de pie y comenzó a recoger la basura y las pocas cosas que tenían ahí. A Lily le desesperaba su actitud tan sumisa. De seguro siempre hacía todo lo que le decía. O, como acababa de matar a su mami, quería quedar bien con una nueva. Pero qué mala elección de persona había hecho si era eso.
Luego de estar parando en diferentes canales, Lily se detuvo en un noticiero, presentado por una reportera de largo cabello rubio y ojos verdes. Estaba por volver a cambiarle, cuando casualmente escuchó de lo que estaba hablando, llamando casi de inmediato su interés.
—…anoche se suscitó otro tiroteo más en un hospital de Oregón —pronunciaba la mujer de la televisión mientras miraba hacia la cámara. Samara, al oír esto, igualmente dejó lo que estaba haciendo y volteó expectante—. Esta vez en la comunidad de Eola, cerca de Salem. Las autoridades no han dado detalles, pero se estima que el incidente pudo haber dejado un saldo de al menos cinco muertos, diez heridos, y una paciente, una niña de sólo doce años, desaparecida, y presuntamente secuestrada.
“Esa soy yo,” pensó Samara. ¿Estaba secuestrada? Ciertamente era una forma de verlo. Mientras cavilaba en ello, inconscientemente se sentó en la orilla de la cama, sin quitar sus ojos y oídos de la noticia.
La presentadora continuó.
—Según declaraciones no oficiales de testigos, la responsable podría ser de nuevo la apodada por los medios como la Niña Asesina, la mujer de nacionalidad estonia identificada como Leena Klammer de cuarenta y un años.
—¿Leena? —Pronunció Samara, con cierta confusión, volteando a ver a Lily detrás de ella—. ¿Cuarenta y un años?
—Oye, anciana —pronunció Lily con fuerza para llamar la atención de la tercera en el cuarto—. Estás en las noticias.
En ese momento, Esther salió apresurada del baño con su rostro a medio maquillar (aunque en realidad se seguía viendo bien sin él, pero no podía arriesgarse a que eso cambiara de pronto), y se paró delante del televisor, a tiempo para ver como en éste se mostraba una fotografía de ella misma, sonriente delante de un pastel, usando un vestido rosa. Esther reconoció de inmediato esa foto; era e hace ocho años.
—Como se reportó anteriormente, esta mujer padece un desequilibro hormonal que provoca que su cuerpo no se desarrolle correctamente y se logré hacer pasar por una niña. Leena Klammer ganó notoriedad hace ocho años, cuando logró burlar a todo el sistema de adopción de Vermont, y se hizo pasar por una niña de nueve años, y ser adoptada por una familia. El resultado de aquel incidente fue la horrible muerte del padre, el exitoso arquitecto John Coleman. —La vieja fotografía de Esther fue remplazada por la de un hombre en sus treintas, de cabello rubio oscuro y rostro apuesto, sonriendo a la cámara—. Posteriormente se dio a Leena por desaparecida, y presuntamente muerta. Hasta hace cuatro años, cuando la madre de familia y sobreviviente de aquellos incidentes, Kate Coleman —la foto de John fue remplazada por la de una mujer de cabello castaño claro, algo quebrado, y de hermosos ojos azules. El ver esa foto pareció hacer que las piernas de Esther flaquearan, y tuviera que sentarse en la cama a lado de Samara—, fue encontrada por sus hijos en su casa, amarrada a una silla, y con al menos veinte puñaladas en el pecho. Los hechos detrás de este último asesinato nunca fueron aclarados del todo, pero su familia siempre aseguró que la culpable había sido Leena Klammer.
»Tras estos incidentes, los medios han intentado contactar a la familia Coleman por una declaración. Estas son imágenes de esta mañana en Maine, tras darse a conocer los incidentes de anoche.
La imagen cambió drásticamente de escena. Se veía la puerta de una casa, y un grupo de reporteros con sus cámaras y micrófonos parados delante de ella. La puerta se abrió y dos policías uniformados salieron, indicándoles a los reporteros que retrocedieran y abrieran espacio. Detrás de ellos, salieron tres personas que se resguardaban tras los oficiales. Al frente iba una mujer mayor, de cabello rubio platinado, con lentes redondos de armazón negro, y envuelta en un abrigo azul; se veía abrumada por todo el ruido. Detrás de ella venían dos jovencitos, que la cámara de momento no enfocaba del todo bien. Esther, por mero reflejo, se inclinó al frente como si esperara poder ver mejor.
En cuanto salieron, los reporteros se alocaron e intentaron acercarse a ellos, pero los policías se las arreglaban para mantenerlos al margen.
—Señora Coleman —se escuchó que pronunciaba uno de ellos, insistente—, ¿alguna declaración sobre los incidentes recientes que le atribuyen a la supuesta asesina de su hijo y su nuera?
La mujer intentaba ignorarlos y seguir su camino hacia la camioneta estacionada en la calle delante de la casa.
—¿Temen por su seguridad? —Cuestionó uno más, casi pegando su micrófono contra la cara de la mujer—. ¿Creen que ahora que Leena Klammer ha regresado podría venir por ustedes?
De nuevo, no les contestó nada.
—¿Tiene alguna idea de para qué secuestró a esas niñas? ¿Tienen estos actos alguna relación con lo sucedido hace ocho años?
—Por favor, dejen pasar —indicaban los oficiales—. Déjenlos en paz, por favor.
Mientras el grupo de tres avanzaba lo mejor posible, la cámara al fin enfocó a uno más de ellos: una hermosa jovencita de trece años, alta, de cabello rubio rizado y rostro redondo, que caminaba temerosa aferrada al brazo de su hermano mayor. Se veía asustada, y caminaba con la cabeza agachada sin mirar a los reporteros.
“Max…”, pensó Esther, asombrada al ver a la niña casi como si estuviera de pie delante de ella. Su respiración se cortó un poco. Se veía ya tan grande y bonita.
El grupo continuó hasta pisar ya la acera, pero los reporteros no desistieron de su intento de sacarles alguna declaración. Otro oficial se encargó de abrir la puerta trasera de la camioneta para que pudieran pasar. La mujer mayor se apresuró al interior, y sus nietos iban un poco más detrás.
—¿Cómo supieron que Leena Klammer estaba detrás de la muerte de su madre? —Le cuestionó uno de los reporteros a los chicos, que para esos momentos les daban las espaldas—. ¿Tenían algo que los hiciera pensar que seguía con vida?
El muchacho mayor, de ya dieciocho años, se detuvo justo entre de la camioneta unos instantes y luego se giró hacia ellos por completo. Era alto, de hombros anchos, cabello café oscuro que ahora usaba corto.
“Daniel…”, pensó Esther al reconocer al muchacho, que hace ocho años casi había dado por muerto, pero que ahora ahí estaba; todo un hombre, alto, fuerte y apuesto.
—¿Quieren una declaración? —Exclamó Daniel Coleman, con voz grave y firme—. ¿Quieren escuchar lo que tengo que decir?
—Danny, no —susurró su abuela desde el interior del vehículo, pero el muchacho no la escuchó; era obvio que tenía mucho que decir. Los reporteros aceptaron su invitación, y rápidamente se colocaron delante de él, aunque los dos policías seguían sirviendo de barrera. Rodeó a su hermanita con un brazo y la pegó contra su costado; Max se aferró a él, apenas mirando a las cámaras de reojo.
Toda la atención de Esther se centró en la escena en el televisor, y por esos minutos todo lo demás despareció. Ya no estaba en esa habitación de hotel con esas dos niñas que acababa prácticamente de secuestrar. Por esos instantes, se sintió de pie delante de esos dos chicos, como si le estuvieran hablando directamente a ella.
—Hace ocho perdí a mi padre —comenzó a relatar Daniel con dureza. Los reporteros callaron, y sólo se escuchó de vez en cuando el sonido del flash de alguna cámara—. Casi pierdo mi propia vida y a mi hermana, sino fuera por la valentía de mi madre. Porque cuando todo el mundo la creyó una loca, dio un paso adelante para proteger a su familia, como la mujer aguerrida y valiente que era. Ella les dijo repetidas veces que esa psicópata seguía con vida, y nadie la escuchó. Y hace cuatro años, la perdí también a ella, y todo por su negligencia. La encontramos en la sala de nuestra casa, prácticamente desollada viva. —La voz de Daniel comenzó a quebrarse, pero más que nada por el coraje que se le estaba acumulando en la garganta. Sus ojos igualmente comenzaron a humedecerse—. ¡Y les estuvimos igualmente repitiendo una y otra vez quién había sido!, ¡y de nuevo nadie hizo nada! Ahora más personas inocente han muerto, y todo porque no han hecho su trabajo de atrapar y encerrar a esa enferma que lo único que hace es esparcir muerte y destruir familiar.
»¿Qué si temo por mí o por mi hermana? Por supuesto que tengo miedo; no he pasado un sólo día de mi vida sin sentir miedo desde que tenía diez años. ¿Cuánta más gente tiene que morir? ¿O esperarán otros cuatro años para hacer algo? Ahora dejen de acosarnos, y mejor busquen a esa perra antes de que mate de nuevo.
Sin decir más, Daniel se giró hacia la camioneta, ayudó a su hermana a subir y él la siguió. Los reporteros intentaron acercársele para hacerle más preguntas, pero los oficiales los mantuvieron alejados. Los tres miembros restantes de la familia Coleman se acomodaron en sus asientos, la puerta de la camioneta se cerró y ésta comenzó a andar. La cámara siguió enfocando al vehículo por la calle unos segundos más, antes de que la imagen volviera al estudio con la presentadora.
—Nos informaron que la solicitud de la familia Coleman por protección policiaca ha sido al fin atendida, y serán reubicados en algún sitio sin revelar para su seguridad. Leena Klammer es buscada también por la muerte de dos oficiales de policía…
La cabeza de Esther se nubló en ese momento, y ya no escuchó nada de lo que esa mujer en la televisión decía. Sus labios se movían, pero para ella ningún sonido surgía de ellos. Su corazón comenzó latir tan fuerte que podía escucharlo retumbar en sus oídos. Su mirada estaba perdida, como si hubiera caído en un trance, y su cuerpo entero estaba totalmente inmóvil, como una apacible estatua.
Lily y Samara miraron extrañadas a la mujer, esperando que dijera o hiciera algo, pero no lo hacía; sólo permaneció ahí sentada.
—Hey, anciana —pronunció Lily con fuerza para llamar su atención, pero no hubo respuesta.
—¿Estás bien…? —exclamó Samara, algo preocupada, y entonces por mero instinto alzó una mano, querido colocarla sobre su hombro. Sin embargo, antes de que pudiera tocarla, todo cambió en un instante.
Esther se puso abruptamente de pie de la cama y se dirigió con paso apresurado a la televisión, en donde ya las noticias habían pasado a otro tema. Ante los ojos atónitos de Lily y Samara, tomó la pantalla planta de encima del mueble, y la jaló de una forma violenta al frente, tirándola con fuerza al piso y arrancando los cables que la tenían conectada a la pared. El televisor hizo un sonido de cristal roto al caer, seguido de algunos chispazos. El rostro de Esther estaba rojo y había tomado una mueca de enojo casi grotesca. Su respiración se había acelerado y sus ojos estaban casi desorbitados. Comenzó entonces a pisotear una y otra vez el televisor en el suelo, al tiempo que de su boca surgían varios quejidos rabiosos. Ambas niñas saltaron en sus asientos al ver esto, mirándola en silencio sin moverse.
Luego de una última patada que prácticamente empujó el televisor unos centímetros hacia un lado, Esther se detuvo al fin, pero no por ello se tranquilizó. Siguió respirando agitadamente, y miraba el televisor con una furia casi asesina. De pronto, alzó su rostro abruptamente hacia sus dos acompañantes. Lily permaneció tranquila en su sitio, o al menos lo intentó, pero Samara si retrocedió un poco por mero instinto.
—¡Les dije que se alistaran! —Les gritó la mujer con fuerza, sin importarle la discreción—. Nos vamos de aquí, ¡ahora! ¡Muévanse!
Acto seguido, comenzó a andar hacia el baño de nuevo, azotando la puerta con tanta fuerza detrás de ella que casi parecía que la rompería. Samara contempló asustada la puerta cerrada, casi paralizada. ¿Por qué había sido ese extraño exabrupto? ¿Quiénes eran esas personas que habían aparecido en el televisor? ¿Quién era Leena Klammer…?
—¿Sigues dudando de que esté loca? —Escuchó como Lily le cuestionaba con ironía a sus espaldas, pero ella no la voleó a ver.
¿Loca? Sí, quizás todas ellas estaban locas de cierta forma.
FIN DEL CAPÍTULO 52
Notas del Autor:
—El personaje de John Lyons que apareció en este capítulo, está basada casi por completo en el personaje del mismo nombre de la serie de televisión Damien del 2016, hecha por A&E. De éste se tomó principalmente lo que respecta a su apariencia, personalidad y el papel que desempeña dentro de la Hermandad. Sin embargo, para su historia y trasfondo me tomaré algunas libertades y se tomarán ideas de otros medios, como las demás películas de The Omen y algunas otras franquicias involucradas en esta historia. Conforme pasen los capítulos se dará más detalles sobre este personaje.
—El nombre Baylock que se menciona en este capítulo hace referencia al personaje de Mrs. Baylock de la película The Omen, tanto la de 1976 como la del 2006.
—El parentesco entre Verónica y Ann se encuentra igualmente basado en sus respectivos personajes originales de la serie de Damien, aunque se tomarán también varias libertades para llenar los huecos o explicar cuestiones que no se alcanzaron a ver en dicha serie.
—Los personajes de Bárbara, Max y Daniel que aparecen fugazmente en la televisión cerca del final del capítulo, hacen referencia a los respectivos personajes de la película Orphan del 2009, teniendo Max y Daniel para el momento presente de esta historia 13 y 18 años respectivamente.
#ann rutledge#ann thorn#john lyons#the omen#Damien#Esther Coleman#max coleman#daniel coleman#orphan#Lily Sullivan#case 39#Samara Morgan#the ring#resplandor entre tinieblas#fanfic#wingzemonx
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🔍 Bʀᴏɴx Sᴜᴘʀᴇᴍᴇ Cᴏᴜʀᴛ 🔎 . 📍#facts . English (Spanish below) ———————————————————— 🖐 The Bronx County Courthouse, also known as the Mario Merola Building, is a historic courthouse building located in the Concourse and Melrose neighborhoods of the Bronx. . 🤍It was designed in 1931 and built between 1931 and 1934. It is a nine-story limestone building on a rusticated granite base in the Art Deco style. . ⚡️ It has four identical sides, an interior court, and a frieze designed by noted sculptor Charles Keck. The sculptures on the 161st Street side are by noted sculptor George Holburn Snowden. . 🔥 The Bronx Museum of the Arts was once located on the main floor. . ⭐️ It was listed on the National Register of Historic Places in 1983. . 🎲 The first floor's Veterans Memorial Hall houses four 10 ft. by 36 ft. murals, one per wall, by James Monroe Hewlett, depicting historic events in the Bronx. . Spanish ———————————————————— 🖐 El Palacio de Justicia del Condado de Bronx, también conocido como el Edificio Mario Merola, es un edificio histórico del palacio de justicia ubicado en los barrios Concourse y Melrose del Bronx. . 🤍Fue diseñado en 1931 y construido entre 1931 y 1934. Es un edificio de piedra caliza de nueve pisos sobre una base de granito oxidado en estilo Art Deco. . ⚡️Tiene cuatro lados idénticos, un patio interior y un friso diseñado por el famoso escultor Charles Keck.Las esculturas en el lado de la calle 161 son del famoso escultor George Holburn Snowden. . �� El Museo de las Artes del Bronx estuvo ubicado en el piso principal. . ⭐️ Fue incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos en 1983. . 🎲El Veterans Memorial Hall del primer piso alberga cuatro murales de 10 pies por 36 pies, uno por pared, de James Monroe Hewlett, que representan eventos históricos en el Bronx. . #bronxsupremecourt #bronx #nyc #newyork #lawyer #law #blackandwhite #blackandwhitephotography (at Bronx Supreme Court) https://www.instagram.com/p/B4uoFFdBFIA/?igshid=1sgq5h9pmych5
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La velocidad de los rumores
Ramírez no fue ni el mejor ni el peor jugador en la historia del tradicional club Chacarita Juniors. Hasta podría decirse que no fue ni el mejor ni el peor de su camada, la del año sesenta y ocho. Ramírez era apenas un jugador más de aquella camada, que a su vez tampoco sería ni la mejor ni la peor de todas las que supieron desfilar por los fríos pasillos del club.
El día en que Chacarita peleaba por salvarse del descenso ante el equipo de Huracán, a pocas cuadras de la cancha, la inminente madre de Ramírez, embarazada de ocho largos meses, aguardaba el comienzo del partido postrada en la cama de fierros oxidados donde había dado a luz a ocho hijas mujeres, y en la que su madre la había dado a luz a ella. Asistida por una tropa de jovencitas bien entrenadas en la disciplina marcial del mantenimiento de la casa, la señora Ramírez exigía a sus hijas que ubicaran el televisor en un lugar donde pudiera ver el partido, y así ella, que mucho antes de ser madre había sabido ser hincha fanática del club de Villa Maipú, se las arreglaba para alentar al equipo del que su madre había sido socia incondicional, la madre de su madre afiliada y seguidora, y su bisabuela vitalicia incurable, todas ellas más sus hijas fanáticas incondicionales y seguidoras incurables por mandato familiar. Incapaz de soportar la presión de un partido de semejante magnitud, de un encuentro tan histórico y determinante, que si bien cuarenta años más tarde tal vez no llegara a figurar en los portales de búsquedas de internet que reemplazarían los archivos municipales y las bibliotecas nacionales, pero sí quedaría en el recuerdo de los simpatizantes del tricolor, la madre de Ramírez, con el silbatazo inicial, entró en trabajo de parto. Por cada falta cometida por un jugador funebrero, la madre de Ramírez gritaba “vamos, carajo”, y hacía fuerza tanto para acompañar al equipo como para expulsar al niño que llevaba en su vientre. Por cada falta que recibía su equipo soltaba el correspondiente gemido de dolor, se tomaba el peroné con las dos manos y exclamaba “me está matando, referí”, mientras sus hijas la asistían al borde de la cama. En cada lateral, ella levantaba la cabeza y sus hijas presurosas le cambiaban la almohada y las toallas que absorbían la transpiración. El partido sumaba minutos y contracciones. Comenzado el segundo tiempo, las patadas del conjunto de Huracán se volvieron más feroces, y sus disparos al arco cada vez más certeros. A instantes del final la señora Ramírez, fatigada, exhausta, con las piernas abiertas apoyadas sobre los extremos de la barandilla metálica con que contaba la cama, espiaba el televisor por sobre los volados de su camisón y le pedía a la mayor de sus hijas, con la afónica voz de un director técnico, que no le tapara la vista, que se agachara de una buena vez. Ramírez nació con el grito de su madre, que no era otro que un grito de gol. Un jugador de nombre Juan Carlos y de apellido Puntorero mandaba la pelota al fondo de la red de Huracán y la alegría era, tanto en el estadio de Chacarita como en la casona de la familia Ramírez, completamente tricolor. Las vecinas contarían, mucho tiempo después y con gran devoción, que cuando el pequeño Juan Carlos Ramírez nació, un temblor sacudió el barrio entero. Ramírez fue desde siempre el niño mimado de la familia. Único varón y el menor de ocho hermanas, creció entre privilegios, malcriado con toneladas de afecto y cariño. Las mujeres de la familia, maravilladas, se agolpaban ya desde la cuna alrededor del moisés y metían la cabeza por debajo del móvil, que sostenía dos pelotas de fútbol de tela roja y negra, para mirar al niño de cerca. La madre se empeñó en cumplir todos los deseos de su hijo, y para su primer cumpleaños le regaló la camiseta del club de sus amores firmada por todo el plantel, desde el arquero hasta el goleador, incluidos también el preparador físico, el utilero y algún que otro alcanzapelotas que algún día llegaría a jugar en Primera. En su adolescencia, Ramírez entró en las divisiones inferiores de Chacarita, aunque, como ya se dijo, no fue ni el mejor ni el peor de aquella camada del club, sino más bien un jugador común y corriente, uno del montón, de los tantos que no llegarían a jugar en Primera y que terminarían por dedicarse a otra cosa, tal vez a atender un local de electrodomésticos, administrar una panadería o a poner un maxikiosco. Los martes y jueves de cada semana asistía a los entrenamientos de las inferiores junto a sus compañeros de equipo y a los amigos del barrio. Allí cumplían con arduas rutinas de campo, interminables repeticiones de pases y cabezazos, extenuantes corridas laterales y frontales, y piques desde el arco hasta mitad de cancha. Ramírez era, siempre lo fue, un pibe de barrio, un tipo querido en el club. Sus amigos lo apreciaban por ser buena gente, sus compañeros por ser sólido en la defensa, y sus entrenadores por ser educado. Pero, como sucede con todo jugador de fútbol, a Ramírez más que el fútbol lo apasionaban las mujeres, y para el caso era, además, y antes que nada, exitoso con ellas, lo que por otra parte lo recubría de cierto carisma, de cierta mística que nadie terminaba de explicarse, pero que en sus compañeros generaba cierta devoción. Los días sábados, tras haber disputado el partido, Ramírez concurría al pequeño prostíbulo de la cuadra y le llevaba a la madama una colección de púberes incondicionales que lo seguían y que, de acuerdo al resultado, necesitaban festejar un triunfo, o consolarse tras una derrota con una mujer que les mintiera, que les dijera que para ellas eran campeones, que una derrota no significa nada, que el resultado es olvidable y el éxito efímero. En esas ocasiones a Ramírez lo atendía una agraciada mulata que le decía al oído que no debía preocuparse, que el fútbol no tenía gracia ni belleza, y Ramírez, convencido, se dejaba llevar entre sus piernas y sus palabras. Y resulta que Ramírez no sólo era querido y apreciado en el club sino también en el prostíbulo, donde además era codiciado: las señoritas de su edad se peleaban por ocupar los turnos de los sábados por la noche, y, en secreto y bajo las sábanas, le ofrecían no cobrar nada si él les prometía exclusividad. La madama y las mujeres de mayor trayectoria que manejaban el lugar le daban cobijo, compartían sus intimidades, y alguna que otra mujer, más osada que las demás, entre confidencia y confidencia abría de a poco su escote para, cuando el pibe Ramírez menos lo esperaba, dar el zarpazo y dominarlo. Las ancianas enclenques, recluidas en cuartos tan gastados como ellas, lo espiaban desde las puertas entreabiertas, y, aún vigentes, intentaban conquistarlo con ciertos secretos del oficio que conservaban y que sabían atraer a una clientela de variada edad. Ramírez las conoció a todas por igual. Mucho antes de que lo hiciera la mayoría de los grandes jugadores de su época, él debutó en un minúsculo estadio de quince metros cuadrados iluminado por luces rojas y violetas, donde una experimentada mujer le enseñó con paciencia y delicadeza una sucesión de pases, gambetas, fintas y desmarques, movimientos propios de un goleador. En aquel complejo de puertas cerradas y sin público visitante, Ramírez aprendió a jugar y a ganar. Al poco tiempo, ya dotado de confianza, seguridad y algo más, le resultó indispensable conocer a otras mulatas, a otras madamas, otras señoritas de barrio que, aunque del barrio, al menos no fuesen hermanas y madres de sus compañeros de equipo. El prostíbulo, el club y el barrio mismo ya le quedaban chicos. Se preparó entonces para enfrentar desafíos más importantes, para lograr hazañas mayores, más delgadas, excitantes y prominentes, más exigentes y audaces, con corsé y medias de encaje: soñaba con rivales más rubias, más morenas, más mulatas que lo habitual, y así fue como Ramírez hizo las valijas y emprendió viaje para convertirse en un gigoló latinoamericano, en un playboy funebrero, en un James Dean sin campera de cuero y con pantaloncitos de fútbol. Al romper con todos los esquemas del pequeño barrio que lo vio partir, su madre y sus hermanas lo lloraron de tristeza y emoción, mientras las trabajadoras del puticlub se lamentaban y guardaban, cada una en su billetera, y la billetera en la mesa de luz, pequeñas fotos carnet del joven Ramírez que harían más soportable la espera y menos solitarias las noches sin clientes. Ramírez redefinió los conceptos del deporte clandestino que se practicaba cerca de su casa, allá en Villa Maipú, a pocas cuadras del estadio de Chacarita. En ciudades desconocidas, gambeteó férreas defensas femeninas, arremetió contra tímidos rechazos inconclusos, ganó partidos que parecían destinados a fracasar y rompió pudorosas vallas que habían sabido permanecer intactas. Su leyenda se extendía cada noche, con cada aventura que emprendía. Afrentó partidos con gran inferioridad numérica, flanqueado por tres o cuatro rivales, y nunca se lo vio fracasar. Sus hazañas llegaron a oídos de culturas europeas que, mediante telegramas y misivas, requerían su presencia, de modo que Ramírez pronto desembarcó en tierras anglosajonas de acentos elevados y piernas blancas. Comprendió que para piropear no necesitaba saber de idiomas y ya en su primera noche como profesional se despachó anotando tres veces. Convertido en un hombre de mundo, Ramírez rompió récords mundiales de los que nadie llevaba la cuenta, y levantó trofeos que nadie había forjado ni forjaría. En este punto de la historia ya era envidiado por sus antiguos compañeros del club Chacarita Juniors, ya vueltos hombres comunes y corrientes, ni siquiera jugadores sino apenas vendedores de electrodomésticos, administradores de panaderías o dueños de maxikioscos, quienes se mantenían al corriente de su éxito, ya que en el barrio de Villa Maipú los rumores corren más rápido que los mismos jugadores de Chacarita. Y sin embargo Ramírez, como todo buen jugador de fútbol, ya en tierras lejanas y en manos de un trío de suecas rubias de ojos azules, extrañó el cariño de sus hermanas y los consejos de su madre, y más que nada añoró volver al club de barrio del que era seguidor incondicional y fanático incurable. Hubiera dado cualquier cosa por perder un último partido, por volver a estar, tras la derrota, entre las piernas de aquella mulata de la Chacarita y escuchar sus bellas mentiras y consuelos.
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LeBron da triunfo a Lakers, al retomarse la campaña de la NBA
LeBron da triunfo a Lakers, al retomarse la campaña de la NBA
LeBron James y los Lakers de Los Ángeles estaban algo oxidados. Se les quitó justo antes de que concluyera el encuentro.
Anthony Davis anotó 34 puntos, James logró el enceste de la ventaja con 12,8 segundos por jugar, y los Lakers se colocaron muy cerca de asegurar el primer puesto de la Conferencia del Oeste para los playoffs, al superar el jueves 103-101 a los Clippers de la misma ciudad.
Fu…
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Biblia Sagrada Nuevo Testamento Tiago 5,2,3 Devocional Holy Bible James
https://devocionalesbiblia.blogspot.com https://www.facebook.com/Devocionales-Biblia-103651734441774 https://devocionalesbiblia.tumblr.com
https://youtu.be/qVp6g7ObSm4 "Por lo tanto, aceptaos los unos a los otros, tal como Cristo los aceptó, para que puedan glorificar a Dios". Romanos 15.7
Santa Biblia Nuevo Testamento Santiago 5: 3, 3 - Devocional
Tu riqueza se ha podrido, y las polillas han erosionado tu ropa. Tu oro y plata se han oxidado, y su herrumbre testificará contra ti, y como fuego devorará tu carne. Ha acumulado bienes en estos últimos días. Santiago 5: 3
Pensamiento, reflexión, comentario: si lees muchas noticias, es fácil tener miedo. Ciudades en bancarrota, barrios vacíos y muchas personas que buscan trabajo. Prestar atención a estas noticias te hace preguntarte si todo esto te puede pasar a ti, si podrías terminar perdiendo todo lo que tienes. Respire profundo. Recuerde que su esperanza está en Dios y Él le proporcionará lo que necesita. Este pensamiento de fe, si es continuo, puede superar cualquier ansiedad.
Confesión de fe
Reconozco mi pecado y lamento vivir lejos de ti. Confieso mi pecado y pido perdón. Lávame con la preciosa sangre de Jesucristo, y líbrame de toda condenación. Reconozco a Jesucristo como mi único y suficiente Salvador y Señor de mi vida, y ahora te pido que escribas mi nombre en el libro de la vida. Habita en mí, querido Jesús, y guíame a través de Tu Espíritu Santo. Dame fuerzas para interponerme en tu camino y ser fiel hasta el final. Prometo amarte, seguirte y servirte todos los días de mi vida. Por fe recibo tu perdón, tu gracia y la salvación que me ofreces. En tu santo nombre Jesús. Amén.
Escuche más versículos bíblicos sobre la salvación y el perdón de pecados:
Santa Biblia, Nuevo Testamento, 1 Juan 1: 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda injusticia.
Santa Biblia, Nuevo Testamento, Marcos 16: 15,16 Y él les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Quien crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado.
Santa Biblia, Nuevo Testamento, Juan 3:16 Porque Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Juan 5,24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna, y no será condenado, sino que pasará de la muerte a la vida.
Santa Biblia, Nuevo Testamento, Marcos 16: 15,16. Y él les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Quien crea y sea bautizado será salvo; pero los que no crean serán condenados. Marcos 16: 15,16.
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Torre de Babel 5: Cecília Vicuña
NAZCA: A LINHA DO DESERTO
Escrita é de oposição: o plano e a incisão, tinta e papel, luz e sombra, nó e cor. Em Nazca, o cascalho escura e deserta, uma superfície oxidada pelo orvalho através de milênios, foi removido para criar níveis de escuridão, que somente são "legíveis" de uma altura distante. São tão largas que não podem ser lidas se você estiver sobre elas – como se fossem destinadas a um olho mental ou estelar. Talvez estejam voltadas para Llamacñauwin, a constelação “Olhos do Lama”, Alpha Beta Centaurus, ao lado do Cruzeiro do Sul. “Olhos do Lama” “enxerga” à noite, quando a escrita no deserto não pode ser visto. Além disso, a linha parece irradiar a partir do centro cerimonial de Cahuachi, que significa “fazer-lhes ver”, uma oferenda de visão para o olho celestial.
Escritas ou desenhos para serem dançados? Dançando as linhas, elas entram em êxtase para fertilizar a terra, como se estado de transe e linhas criassem uma forma simbólica de irrigação. Ainda hoje, nos Andes, pessoas dançam rezando e tocam música enquanto caminham em grandes procissões dedicadas à Pachamana, a mãe do Espaço/Tempo.
Mas não sabemos – os substantivos e os verbos das pessoas que chamamos de Nazca foram perdidos. Atualmente, em Quechua se utiliza apenas um verbo para pintura e escrita: kellcani. Da cultura Nazca permanecem apenas alguns sons, a invenção de um tipo de flauta, a cerâmica e tecelagem para nos ajudar a imaginar o sentido que teve a escrita dançada no deserto.
Em um museu no sul do Chile, encontrei duas cerâmicas Nazca: uma mulher nua com estrelas tatuadas na barriga e nas mãos, e um pequeno vaso com nove clitóris abstratos transformados em sementes aquáticas brotando, rodeadas por peixes. Do avião, qualquer pedra ou montanha isolada pode ser o clitóris da Terra, o seu germinar, a fonte de água e o seu signo, um fluxo temporal. (Alan Sawyer falando de uma peça Nazca similar no Museu Krannert, diz: “eles estão sentados, com pernas abertas e vulva estendida como se estivesse prestes a dar à luz”.)
Tradução: Ricardo Corona
NAZCA: THE DESERT LINE
Writing is opposition: the plane and the incision, ink and paper, light and shadow, knot and cor. In Nazca, the dark desert gravel, a surface oxidized by dew through millennia, hás been removed to create levels of darkness, which are only “reandable” from a distant height. They are so large that they can’t be read IF you stand by them – as if they were destined for a mental or stellar eye. Perhaps, they are meant for Llamacñauwin, The “Eyes of the Llama” constellation, Alpha Beta Centauri, next to the Southern Cross. The Eyes of the Llama “see” at night, when the writing in the desert cannot be seen. Furthermore, the línea seem to radiate from the ceremonial Center of Cahuachi, meaning “make them see”, na offering of vision for celestial.
Writings or drawings to be danced? Dancing the lines, they went into ecstasy to fertilize the land, as if their trance state and the lines weres creating a symbolic formo f irrigation. Even today, people in the Andes dance praying and playing music as they walk in large processions devoted to the Pachamana, the mother of Space/Time.
But we don’t know – the nouns and the verbs of the people we call Nazca have been lost. Present Day Quechua only uses one verb for painting and writing: kellcani. Of the Nazca culture only some sounds remain, the invention of a flute, the ceramics and weavings to help us imagine the meaning that writing and dancing on the desert may have had.
In a museum in Southern Chile, I found two Nazca ceramics: a naked woman with her belly and hands tatooed with stars, and a small vase with nine abstract clitorises transformed into aquatic seeds budding, surrounded by fish. On that plane, any Stone or isolated mountain could be the earth’s clitóris, its budding, the source of water and its sign, a temporal flow. (Alan Sawyer speaking of a similar Nazca piece at the Krannert Museum says: “they are seated, their legs splayed and vulva extended as if about to give birth”.)
LIVRO DESERTO
Livro oxidado
textos dançados
e abandonados
livro de nada
poeira e des
pedida
livro de tempo
e pedra re
movida
livro de alento
aqui
vou eu
escrevo com vento
oxidando o terral
escrevo com brisa
entintando a pedra
escrevo com corpo
dançando a marca
escrevo com gestos
cruzamento e temporal
meu coro
em risco
a terra
marcada
quem lê
os signos?
o pampa
tatuado
o vermelho
na coxa
o rastro
borrado
quem lê
os signos?
o céu
noturno
a poeira
estelar?
ela
no deserto
seco polvilhar?
mão manancial
a ela tatuando
seu corpo
de estrelas
o grelo
uma porta
chave
o germinar
o centro e a borda
gozou
manancial
descobrindo
achei-a
e a vi
marcando
seus signos
a terra
seu ser
não a terra
nem o corpo
mas um
rastro
livro
sem tempo
livro
livre
grelo brotando
o signo
inicial
Tradução: Ricardo Corona
LIBRO DESIERTO
Libro oxidado
textos bailados
y abandonados
libro de nada
polvo y des
pedida
libro de tiempo
y piedra re
movida
libro de aliento
aquí
me voy
escribo con viento
oxidando el tierral
escribo con brisa
entintando la piedra
escribo con cuerpo
danzando la marca
escribo con gestos
cruce y temporal
mi cuero
en pellejo
la tierra
marcada
¿quién lee
los signos?
la pampa
tatuada
el rojo
en el muslo
el rastro
borrado
¿quién lee
los signos?
el cielo
nocturno
el polvo
estelar?
la ella
en desierto
seco polvar?
mano manantial
la ella tatuando
su cuerpo
de estrelas
el clito
la puerta
llave
el germinar
el centro y el borde
gozó
manantial
hallando
la hallé
y la vi
marcando
sus signos
la tierra
su ser
no la tierra
ni el cuerpo
si no
un marcar
libro
a destiempo
clito brotando
el signo
inicial
Nota do tradutor: O poema “Libro desierto” e o texto “Nazca: the desert line” fazem parte da antologia A Book of the Book – Some Works & Projections about the Book & Witting (New York City: Granary Books, 2000), organizada por Jerome Rothenberg e Steven Clay, a quem torno a agradecer, e também à Cecilia Vicuña, por terem me confiado publicá-lo no Brasil, em 2013, na forma de uma publicação de artista, pela Editora Medusa. Da autora, também traduzi PALAVRARmais (Medusa, 2017). Podem ser encontrados pelo e-mail: editoramedusa@hotmail | editoramedusa.com.br
>>> Resenhas: 1) Estado de S. Paulo - por Sergio Medeiros
2) PALAVRARMAIS: rastros, restos, registros - por Victor Rafael Gonçalves Bento
3) A PALAVRA E O DIVINO - Dirce Waltrick do Amarante*, publicada no Jornal O Globo (24 de fevereiro de 2018):
Palavrarmais (Medusa), livro de 1984 da artista plástica, poeta e ativista chilena Cecilia Vicuña, acaba de ser traduzido pelo artista multimídia paranaense Ricardo Corona. Vale lembrar que este é o primeiro livro de Vicuña traduzido para o português no Brasil. Palavrarmais é um livro múltiplo, um misto de memória, de poesia e de ensaio, que apresenta aos leitores um panorama abrangente do pensar e do fazer artístico de Vicuña por meio de um elogio à palavra: “a palavra é adivinhação/e adivinhar/ é averiguar o divino” ou “No pensamento guarani a palavra é a alma outorgada aos homens para que tenham consciência da divindade”. Pode-se relacionar o conceito de divino com o de precário, explorado pela artista em sua obra poética e plástica. “O precário”, diz Vicuña, “é o que se obtém por oração”. Sua aproximação com a palavra “divina” se deu ainda cedo. Conta a artista que estava escrevendo no seu quarto quando “de repente ‘vi’ uma palavra montar e desmontar, dançar e mostrar-me suas partes, como se viesse de outra ‘realidade’, a da sua própria criação”. A partir dessa epifania, à moda de Stephen Dedalus, personagem de Um retrato do artista quando jovem, de James Joyce, que viu palavras escorrerem pela pia do banheiro, a menina Vicuña passou a brincar com os vocábulos, ou os vocábulos, como ela diz, passaram a brincar com ela. Quando pequena criou um jogo de adivinhações, pois acreditava que “as palavras continham uma pergunta e uma resposta ao mesmo tempo. Chamei-as de adivinhações”: “qual é a praia do ser? o prazer”. Para Vicuña, a dupla natureza ou ambiguidade da palavra é a fonte essencial do pensar: “Há um Big Bang dentro de cada palavra”. A artista dialoga aqui com a personagem Alice, de Lewis Carroll, que, no livro Através do espelho, conclui: “se pode fazer as palavras significarem tantas coisas diferentes”. Para Vicuña, “a palavra está viva/ e seu ser arraiga-se/na metáfora que a anima”. Nesse sentido, a artista parece comprovar a teoria de Giorgio Agamben, para quem é na infância que se experimenta a língua e a experiência é incompatível com a certeza. O adulto, diz o pensador italiano, quando experimenta a linguagem, revive a infância. E a artista chilena parece ter revivido a sua na vida adulta. Em 1974, um ano após o golpe militar no Chile, e já no exílio em Londres, Vicuña volta, impelida pelo horror, a “ver” as palavras outra vez. A brincadeira com as palavras da infância dá lugar a uma reflexão política: “ment tira, tira a mente/ ver dade, dar a ver”, explica a artista chilena, “uma mentira havia sido instalada no poder, e estava roubando, ‘tirando’ a mente e os corpos daqueles que amavam e desejavam a verdade em dar a ver”. Vicuña conclui que “lavrar as palavras como quem lavra a terra é a única arma permitida”. Acompanha essas divagações memorialísticas uma série de citações de pequenos fragmentos de ensaios sobre a palavra e a arte poética. Vicuña vai do cânone ocidental ao ameríndio: põe Heráclito e Holderlin ao lado do Popol Vuh, a cosmogonia maia-quiché, e se apropria de La literatura de los guaraníes, na transcrição e tradução de León Cadogan. A autora de Palavrarmais lembra que “As palavras sentem amor uma à outra,/ um desejo,/que culmina na poesia”. Ou a palavra, ela mesma, é poesia, “poema mínimo ou essencial”. Mas só vê a palavra poema quem “permite ver o som e ouvir a imagem”. Se a palavra está ferida é “porque não a ouvimos” e “as palavras desejam falar e ouvi-las foi o primeiro a se fazer”, completa Vicuña. *Traduziu e organizou Finnegans Wake (por um fio), no prelo pela Editora Iluminuras
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