#imaginaos lo que tiene que ser esa maravilla
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el hormiguero siempre nos da estos momentitos que son <3
#pf es que tanto que comentar dios#“dormimos cuatro perras en esa cama” no lo digo yo lo dice javier ambrossi#gracias pablo por preguntarles por el abracito de la mañana#duermo mejor con esa información#un día te dicen que prefieren el tardeo y al siguiente te sueltan esto skdjjfde#“nos hemos visto todo de todas las maneras por todos lados”#es que vaya perlitas que nos deja la java baja#que no se calle nunca por favor#javier ambrossi trying not to express your whole love for your husband challenge#exacto no puede#y nosotras que lo agradecemos#el “oh WOW” que se le escapa embobado viendo la foto del novio#y luego lo intenta disimular con “moet”😭#also javi c más tímido pero con esas miraditas a su marido#sobre todo después de que le diga lo del video pf#💘#Y POR FAVOR QUE VAYAN CON LAS MAMIS#imaginaos lo que tiene que ser esa maravilla#javier ambrossi#javier calvo#el hormiguero#gay#couple#irl#lgbtq+
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TOP 10 ÁLBUMES 2020
Hola gente, os traigo mi TOP10 de los mejores álbumes de este 2020. Aunque ha sido un año raro para todos, musicalmente ha sido muy interesante. Crear este TOP no ha sido tarea fácil, obviamente está basado en mi opinión, pero he repasado cada álbum con mucho cuidado y cariño y este es el resultado. Dar las gracias a @nicrunchie por la edición y hacer que sea un poco legible. ¡Espero que os guste!
(Cualquiera que quiera partirse la cara conmigo por no haber puesto su álbum favorito de este año, DM por Twitter.)
10. Dorian Electra – My Agenda
Prepara el ojete para este álbum porque te lo dejará torcidísimo. Después de su álbum debut Flamboyant, Dorian Electra presenta My Agenda para asentarse como une de les artistas más extravagantes de la escena pop. Suena como lo ves y como lo ves, suena. Pop electrónico con esteroides, su particular voz distorsionada y una orquesta de sonidos estridentes que te pondrán cara de wtf estoy escuchando. Dorian Electra se define como género fluido y en sus letras critica comportamientos tóxicos masculinos como por ejemplo los incels, que para quién no lo sepa son hombres frustrados que sienten que el mundo les debe sexo.
Sin duda, lo que más sorprende de este álbum es la lista de colaboradores, entre las que aparece REBECCA BLACK (sí, la de Friday), Village People (sí, los del YMCA, wtf), entre otros artistas peculiares. El álbum es loco, pero en esa locura reside su buena cohesión.
FAV TRACK: Edgelord con REBECCA BLACK
9. Conway The Machine – From King to A GOD
2020 ha sido el año del hip hop independiente y el de la productora Griselda Records. Han puesto la disquera a toda máquina y han sacado 13 álbumes este año entre todos sus integrantes.
Vuelven los 90. Vuelve la actitud. Conway The Machine ha sacado uno de los álbumes más destacados de este año y se ha convertido en la punta de lanza de Griselda.
12 canciones donde el rapero nos plasma con detalles el mundo oscuro del que proviene y sus secuelas: algunas físicas, como la parálisis facial causada por 3 disparos en la cabeza, y otras emocionales, como la pérdida de sus amigos Damani o DJ Shay. Este último, una persona muy presente a lo largo del proyecto.
Suena a 90’s: las instrumentales y los samplers de la vieja escuela y, además, cuenta con colaboraciones de artistas noventeros como Dj Premier o Method Man. Demuestra un amplio abanico de ritmos y rimas. Barras y barras y barras. Es monstruoso. Conway The Machine es literalmente un máquina.
FAV TRACK: Front Lines
8. Code Orange – Underneath
Code Orange ha sacado el mejor álbum de metal de este año. Para este cuarto largo, la banda proponía refrescar su sonido e intentar ofrecer algo nuevo al metal y... se han pasado el juego.
En este álbum encontramos una producción imprevisible y agresiva que contiene guitarras abrasivas y distorsionadas que panean de un lado a otro. También baterías que no dejan un hueco de descanso al oyente. Pero lo que realmente hace diferente a este álbum son los numerosos glitches y detalles electrónicos más propios de otros géneros como el industrial o incluso el hip hop. También presentan un gran abanico de niveles vocales que van desde guturales a agudos desgarrados.
Code Orange ha sabido fusionar todos estos elementos de manera fantástica para dar forma a un álbum epiquísimo: un chute de potencia con el que echarás de menos romperte la nuca en un concierto en directo.
FAV TRACK: Who I Am
7. Sevdaliza – Shabrang
Sevdaliza es de esas artistas que llaman la atención a primera vista. Estética y sonido van de la mano y esposados en su, por ahora, cortita, pero muy sólida carrera. Con este segundo álbum la cantante y compositora holandesa de origen iraní ha demostrado poder competir en las grandes ligas. Podemos llamarle pop experimental por llamarlo de alguna manera, pero lo cierto es que ningún género encaja en el estilo de Sevdaliza.
Shabrang es oscuro, misterioso, decadente y triste. En este largo, Sevdaliza demuestra ser una artista muy preocupada por el apartado visual. La estética es tangible en el sonido, mediante sintetizadores amplios, violines, guitarras tradicionales y la especial manera de cantar de la artista que nos transporta a un árido desierto en medio de la noche. La producción está repleta de toques electrónicos e incluso en algunas canciones la voz de Sevdaliza se muestra totalmente distorsionada.
La lírica incluye elementos y referencias a la cultura iraní y a la Biblia, además, aborda temas como la feminidad y lo que significa “ser mujer”. Sevdaliza ha parido una joya con mucha personalidad en todos los aspectos y tengo muchas ganas de ver cómo evoluciona.
FAV TRACK: Rhode
6. Jessie Ware – What’s Your Pleasure
Este año ha estado caracterizado por la vuelta de los sonidos más disco y dance de los 80/90 en muchos artistas pop como Dua Lipa con Future Nostalgia, Lady Gaga con Chromatica o The Weeknd con Afterhours. Para mí, el mejor ha sido What’s Your Pleasure de Jessie Ware.
Es inaudito lo bien que se ha adaptado la cantante a este nuevo sonido más electrónico. El álbum contiene 12 auténticos temazos súper pegajosos. Es puro Groove, puro ritmo. La producción corre a cargo de James Ford, miembro de Simian Mobile Disco y productor de los últimos trabajos de Arctic Monkeys. What’s Your Pleasure ofrece un gran espectro de ritmos, sintetizadores y bajos. Una Jessie Ware increíble, que antes que te des cuenta, estarás bailando cada beat sin parar.
FAV TRACK: Read My Lips
5. Yves Tumor – Heaven To A Tortured Mind
Yves Tumor, alias de Sean Bowie, nos presenta su tercer proyecto en largo después del popular Safe In The Hands Of Love. En este álbum, titulado Heaven To A Tortured Mind, deja de lado un poco su parte más experimental para abrazar el soul, el glam rock y el pyscho rock.
Podemos encontrar gran variedad de samplers con un bass estilo funky setentero. Por si fuera poco, sintetizadores que te sobrevuelan como si fueran un Boieng 777 mientras Yves canta de manera desgarrada. Kerosene! es una pasada.
El álbum funciona genial como bloque con un tracklist equilibrado, una diversidad infinita de texturas y una temática metafísica y onírica.
Heaven To A Tortured Mind es el balance perfecto entre la innovación que caracteriza a Yves Tumor y sus influencias más tradicionales de géneros como el gospel o el soul. En resumen, este álbum suena como si metieras a Kevin Parker y James Brown hasta arriba de LSD en un estudio.
FAV TRACK: Dream Palette
4. Rina Sawayama – Sawayama
Rina Sawayama es una cantautora nipona criada en Londres desde chiquita y con un EP a sus espaldas debuta en esto de los álbumes de estudio con SAWAYAMA, en mayúsculas. Si me preguntasen como sería mi álbum de pop perfecto, SAWAYAMA sería lo que más se aproximaría.
Tenemos 13 temas súper dispares con instrumentales electrónicas y melodías pegajosas envueltas en un estilo noventero que las compacta y cohesiona de maravilla. Tenemos metal, dance, pop, un rock épico de estadio y una intro de serie de TV. Cabe destacar el trabajazo del productor mayoritario del álbum, Clarence Clarity.
Trata temas como la familia, la amistad, la sexualidad y la diferencia cultural entre Japón (donde nació) e Inglaterra (dónde ha construido su vida).
Rina se ha pasado 2 años trabajando en SAWAYAMA y el resultado es un álbum muy placentero para el oído, entretenido y que irradia personalidad. Suena tan bien que dan ganas de llorar.
FAV TRACK: Paradisin’
3. SAULT – Untitled (Black Is)
¿Quién **** es SAULT? Eso se pregunta todo el mundo y aunque hay teorías, nadie sabe a ciencia cierta quienes son los componentes de este grupo británico.
Con la denuncia racial y la injusticia como bandera, este enigmático conjunto musical ha lanzado 2 álbumes este año: Untitled (Black Is) y Untitled (Rise). Yo me quedo con el primero, pero la verdad es que ambos son crema.
Untitled (Black Is) fue lanzado el 19 de junio, el aniversario de la abolición de la esclavitud, en medio del delicado contexto social y político en EE. UU. con las reivindicaciones por la muerte de George Floyd.
A nivel musical se atreven con TODO: soul, r&b, hip hop, afrobeat, funk y algunos detalles de disco. Manda un mensaje claro y directo a través de letras cortas y reivindicativas. Una composición exquisita, sencilla y polivalente en cuanto a estilos y géneros, que quita hasta el hipo.
Este álbum es espiritual. Respira cotidianidad y amor, pero a la vez inconformismo. Critica aquello que los oprime, pero pone el enfoque en abrazar y amar lo que les hace únicos y diferentes.
FAV TRACK: Hard Life
2. Crack Cloud – Pain Olympics
La sorpresa del año sin duda. Poco se ha hablado de Crack Cloud y su Pain Olympics y por eso ahora os voy a dar la chapa. Crack Cloud es un grupo parido por Zach Coy y Mohammed Ali Sharar, que se inició cuando decidieron superar su adicción a las drogas, tocando instrumentos. La cosa salió tan bien que se fue uniendo gente en situaciones similares, hasta crear un colectivo independiente que actualmente conforman 31 personas.
Imaginaos a Talking Heads y The Cure en sus tiempos mozos de postpunk a tope haciendo una parodia-cover de un álbum como Dark Side Of The Moon de Pink Floyd. Eso es Pain Olympics. 8 canciones y 30 minutos de locura, caos y alegría desenfrenada. Interludios largos entre temas y en medio de estos, lírica metafísica y una flexibilidad de estilos asombrosa.
Sin duda, lo que más me gusta de este álbum son los infinitos detalles y arreglos que tiene escondidos entre capas y capas de sonidos. Es curioso como este álbum a pesar de esta gran variedad de sonidos e instrumentos (con una lista de 22 personas a cargo del álbum) suena liberador y ligero. Se puede palpar el trabajo colectivo y como cada persona ha aportado su granito de arena a este titánico proyecto. Pain Olympics y Crack Cloud es un rayo de esperanza de “sí se puede” en los tiempos tan difíciles que corren.
FAV TRACK: Post Truth, pero realmente, TODO.
1. Mac Miller – Circles
El 7 de septiembre de 2018 nos enterábamos de que Mac Miller fallecía a causa de una sobredosis. La noticia estremeció a toda la escena musical. Lo que no sabíamos era que, con Swimming recién estrenado, ya estaba en proceso de creación de algo más. Mac Miller tenía intención de realizar dos álbumes complementarios entre sí: Swimming in Circles. El proyecto quedó inacabado pero el productor, Jon Brion lo terminó, basándose en sus tiempos y conversaciones juntos. En enero de 2020, la familia de Miller anunciaba el sexto álbum del rapero, Circles, para mí el mejor álbum de Mac Miller.
Para bien o para mal, sus singulares condiciones hacen que este, tenga suficiente fuerza para convertirse en un álbum potente por sí solo. Si bien Swimming nos muestra un Miller dividido entre el sonido “rapero” de sus inicios y el rollo cantautor, en Circles abraza de lleno esta última faceta pareciendo un auténtico crooner.
Miller se abre tanto en canal que dan escalofríos. Circles es un álbum sencillo, pero no simple. Las instrumentales son ligeras, muy poco cargadas de elementos y con una clase que da gusto. Tiene un tono solemne y relajado, como de alguien que se ha enfrentado a muchos problemas, pero empieza a tener las ideas claras y está dispuesto a salir del pozo. Circles toca temas como la adicción a las drogas o el desamor, pero por encima de todo, la autoestima y la aceptación de uno mismo: el demonio de Malcolm.
Por desgracia, ha pasado bastante desapercibido, parece que toda la música pre-pandemia ha quedado olvidada y 2020 ha empezado en marzo. Sin embargo, este álbum es una verdadera joya, una cura para el alma, un té calentito en mitad de una noche fría. Solo nos queda dar gracias por este regalo de despedida de Mac Miller.
FAV TRACK: Good News
Espero que os haya gustado este pequeño artículo. Tengo intención de ir subiendo reviews o artículos, así que STAY TUNNED a mi twitter!
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Un servidor peina ya canas y tuvo el privilegio de vivir la cruenta guerra de los 16 bits coincidiendo con su adolescencia. Como imaginaréis, mi consola era una Super Nintendo, comprada de salida con mis ahorros, así que le tenía declarada la guerra a cualquier loser que tuviese una Mega Drive. Por lo menos en apariencia, porque la realidad era que me encantaba ir a casa de mi vecino del 8º a echar unas partiditas al Sonic o al FIFA en su negrita de SEGA. Para mí estaba claro que sus juegos eran técnicamente inferiores y me regodeaba de ello, pero también que tenían un “nosequé” que los hacía tremendamente atractivos. He de reconocer que, en mi intimidad, llegué incluso a desear poder darle ca��a al Streets of Rage o al After Burner II en mi “Cerebro de la Bestia“. Pasaron algunos años y el abandono de Sega en el negocio del hardware, tras el fracaso de Dreamcast, supuso un drama en el mundillo aunque, por otro lado, abrió la posibilidad de disfrutar de sus juegos en máquinas de otras compañías, incluida la Gran N. Esto, impensable a principios de los 90 del siglo pasado, nos trae hasta este 2018 en el que este SEGA Mega Drive Classics llega a Nintendo Switch para tratar de hacernos sentir a los viejóvenes que cualquier tiempo pixelado fue mejor.
youtube
No están todos los que son, pero son todos los que están
La nostalgia vende y Sega lo sabe desde hace tiempo, pues lleva años exprimiendo el catálogo first party de su 16 bits. ¿Por qué se centra tanto en esta generación? Muy fácil, el público potencial de Mega Drive en los 90 ahora sobrepasa la treintena, tiene cierto poder adquisitivo y es fuertemente influenciable por el “factor pixel“, por lo que es muy probable que tropiece con la misma piedra cada vez que lanza un recopilatorio de este estilo, aunque se repitan los juegos. Y aquí está la prueba. Sega Mega Drive Classics nos ofrece 51 clásicos que (la mayoría) han sido lanzados en todas las tiendas digitales del Universo y en más de una ocasión (muchos de ellos) han sido reunidos en formato físico.
Si la selección es buena o no es algo bastante subjetivo, pero es innegable que es bastante probable que casi cualquier perfil pueda disfrutar de buenos exponentes de su género favorito de la época… salvo si eres muy fan de la conducción o los deportes, pues no encontrarás ningún representante de estas categorías (¡Hola, Sega! ¿Y mi Out Run?) También en el terreno de las ausencias (inexplicables), cabe destacar que, aunque el erizo azul está más que bien representado, Sonic 3 no está presente por incomprensibles problemas con licencias de su música y los poseedores de la híbrida nos perdemos Wonderboy III y Wonder Boy in Monster World, que sí son jugables en PS4 y XBOX One. Y, como colofón al lado negativo, como viene siendo habitual en este tipo de recopilatorios, los grandes éxitos 3rd party no hacen acto de presencia, así que olvidaos de catar melocotonazos del mejor momento de Konami o Capcom.
Aún así, el conjunto final incluye juegazos que justifican la compra casi por sí solos, como los tres Streets of Rage, históricos RPG como Landstalker o Phantasy Star IV, plataformas top como Ristar o Vectorman, la necesaria ración de puzles con Columns I y III o maravillas made in Treasure como Dynamite Headdy o el colosal “run and gun” Gunstar Heroes. Tampoco faltan algunas inclusiones para mí un tanto prescindibles (afortunadamente pocas) como el “ortopédico” Altered Beast, los dos Toe Jam & Earl o Galaxy Force II, pero no me voy a poner a enumerarlos todos aquí, porque seguro que ya sabéis cuáles son los títulos incluidos (en caso negativo, pulsad aquí).
En las paredes hay pegados pósters de juegos muy representativos de Mega Drive… y Altered Beast. ¿Por qué SEGA se empeña en meter semejante bodrio en todas las recopilaciones?
SEGA Forever
Como dije antes, Sega sabe bien a quién dirige este lanzamiento y la interfaz es otra muestra clara de que nuestros feels son el objetivo al que atacar. Los distintos menús de opciones están repartidos por una habitación que recrea bastante bien el cuarto de cualquier adolescente fanático de la marca hace unos 25 años. Accedemos a ellos a través de objetos como, por ejemplo, una cadena musical para los ajustes de audio, un teléfono para el multijugador en línea (por cierto, no he sido capaz de encontrar a nadie con quien compartir partida) o los mandos de la consola para seleccionar el tipo de control. Podemos movernos por el dormitorio, cuya luz cambia dependiendo de la hora real a la que estemos jugando, usando el stick derecho o de manera táctil y en ambos casos la respuesta es correcta pero poco ágil. Por poner un ejemplo, cuando queremos hacer algún cambio visual durante una partida tenemos que salir de ella y buscar el menú correspondiente.
El centro neurálgico se encuentra entre una estantería donde están colocadas las cajas de los 51 juegos y un mueble con una Mega Drive bajo una mítica tele de tubo. En el primer lugar podemos seleccionar el cartucho al que vamos a darle caña, marcarlo como favorito para llegar a él más fácilmente o comprobar los extras o la versión regional a la que queremos jugar en los títulos que presenten esa opción. Porcentualmente no son muchos, pero este añadido me parece un detalle positivo porque en ocasiones había diferencias sustanciales entre el desarrollo original japonés y su adaptación al mercado occidental o simplemente por temas idiomáticos, sobre todo en RPG’s como The Story of Thor, que podemos disfrutar con su traducción al castellano (aprende, Playstation Classic).
La presentación de la juegoteca es muy mejorable. A los fallos de localización de los textos se une que solo vemos los lomos de las cajas sin poder disfrutar de las fantásticas carátulas o libros de instrucciones de la época.
En el “altar audiovisual” tenemos la TV, donde podemos gestionar archivos de guardado o cambiar el tamaño de la pantalla con sólo pulsar un botón, y la mismísima 16 bits de SEGA, en la que podemos meter y sacar los cartuchos (en el primer caso con una animación y todo), hacer reset o modificar numerosos parámetros de la emulación (¡aprende otra vez, Playstation Classic!). Así, tenemos la opción de cambiar el escalado de píxeles para que los gráficos ganen en suavidad, implementar filtros para simular la calidad y la curvatura de imagen de las teles de tubo o elegir entre varios bordes temáticos para decorar las bandas negras laterales que se generan con el aspecto 4:3 original. Estas posibilidades, al contrario que en otras colecciones similares, ayudan a potenciar el factor nostálgico y no empañan la jugabilidad. Algo que tampoco hace el “modo espejo“, también seleccionable desde este menú. Fijaos en la foto de la primera fase de Sonic que hay bajo este párrafo e imaginaos jugarla así, al revés… Creo que no hace falta decir más para explicar el potencial de esta modalidad en juegos que muchos os sabéis de memoria.
El modo espejo es un reto sobre todo en juegos a los que les hayas echado miles de horas.
En la época de los 16 bits era poco frecuente que los juegos llegasen traducidos a nuestro país.
Los juegos de ninjas deberían volver a ponerse de moda.
Push Start Button
La emulación de los juegos es muy correcta tanto en modo dock o portátil. La mezcla del pixel art noventero con las características músicas y efectos de los chips Yamaha con los que contaba la consola funciona a buen nivel y, en las horas que he podido exprimirlos, no he sufrido ningún bug o ralentización que no estuviese presente en los cartuchos “reales”. Los controles responden bien, pero jugar con los Joy Con en algunos títulos hace que te acuerdes en más de una ocasión de la cruceta clásica de los mandos de Mega Drive. Como la mayoría de estos revival de joyas retro a veces endiabladamente difíciles, hay varias opciones in game que nos facilitan las cosas a la hora de ir progresando para quitarnos la espina de no haber superado una determinada fase en nuestros tiempos mozos. Una de ellas es el rebobinado, que nos permite retroceder o avanzar en la acción pulsando ZL o ZR (¡adiós pieza mal colocada en el Columns), y la otra es el guardado o carga rápida, que hace más sencillo gestionar puntos de salvado en cualquier momento, inexistentes en muchos de los originales, usando el stick derecho.
¡Dale p’alante, que esta intro es un tostón!
Mejor que le dé p’atrás, que me han matao… (NOTA: evitad este Super Thunder Blade)
Otra incorporación interesante, sobre todo cuando se trata de incentivarnos a rejugar estos clásicos que nos sabemos de memoria, es la de las hazañas y los desafíos. En el primer caso, contamos con una especie de sistema de logros que vamos ganando al completar retos como ganar un determinado número de partidas de piedra, papel o tijera en el Alex Kidd in the Enchanted Castle u obtener 5 millones de puntos en el Space Harrier II. Por otro lado, los desafíos consisten en empezar la partida en un momento concreto, generalmente en condiciones desfavorables y completar una determinada tarea. Lamentablemente ninguno de los dos sirven para desbloquear el típico contenido extra como concept arts o juegos ocultos, así que su único objetivo es reafirmar nuestra autoestima de viejóvenes, que no es poco. A esto también ayuda la presencia de tablas de clasificación online para algunos títulos en las que podemos comparar nuestras puntuaciones con las de nuestros coleguis con canas o con otros usuarios de cualquier parte del mundo. Ni que decir tiene que podemos disfrutar de partidas multijugador en los clásicos que lo permitan y, algunos de ellos, incluso de manera online.
A Comix Zone sólo le falta un cameo del difunto Stan Lee para ser perfecto.
Columns, el Tetris de Sega.
Los juegazos de Treasure tienen su huequito de honor entre estos clásicos.
Filtro CRT e imagen abombada. Welcome to the 90’s!
Los RPG abundan en este recopilatorio.
SEGA MEGA DRIVE CLASSICS – Lo retro vuelve
Ya lo dice TuberViejuner en su canal de YouTube, aunque SEGA lo tiene claro casi desde que lanzó la Saturn y pone mucho empeño en (re)presentar cada cierto tiempo el legado de sus años dorados a las nuevas generaciones gamer y, al mismo tiempo, hacer que los más veteranos vuelvan (volvamos) a tropezar en la misma piedra una y otra vez. Y, aunque estos últimos sean el target principal de esta recopilación, SEGA Mega Drive Classics tiene cantidad y calidad para aburrir (en el buen sentido) a cualquier tipo de usuario. Es cierto que se echa de menos algún título mítico, sobran otros que son directamente malos y la mayoría ya ha aparecido en multitud de tiendas o reediciones, pero estos 51 clásicos segueros llegan a la mejor consola posible para ellos gracias a la portabilidad y posibilidades multijugador de Nintendo Switch. A SEGA le encanta jugar con nuestros feels, pero a nosotros también, sobre todo si tienen 16 bits.
Análisis realizado gracias a un código de descarga digital cedido por Koch Media España
ANÁLISIS – SEGA MEGA DRIVE CLASSICS (NINTENDO SWITCH). JUGANDO CON LOS FEELS Un servidor peina ya canas y tuvo el privilegio de vivir la cruenta guerra de los 16 bits…
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