#huena

[huegumshoe]

Help me guys the girl who found me is so pretty I think I'm too gay for this :(

Its not fair 😔

[endigolikesarson]

HERE

Huena arc has begun

[endigolikesarson]

Shitpost art but... Huena.... Huena my love

Please draw your oc x canon please be unashamedly loud about it please post it without embarrassment please make dramatic emotional edits of them please indulge yourself

[hyenabrainedpup]

I forgot i put a £50 hyena teddy tight at the bottom of the list lmaoo

[gasolinehornet]

HUENA

HYEBAS SLEEP 💜🤭

I WILL BUT THERE'S SO MUCH GOING ON RN

[the-real-agatha-harkness]

JKSJSKSJSK

HYEAN

HUEAN

HUENA

HYENA

SPELLING IS HARD

HYENA 🫵🏼

FELLOW HYENA🫵🏼

AHHHHHHHHH HYRNA HYENAAA HELLOO FELLOW HYENAAAAAA WLFMWKFJJS

[wildpeachfarm]

animal facts anaon csnyou do kne about sharks or perhaps huenas

Ooh also very cool suggestions :0

[el-mar-de-la-grieta]

Frosnat

(...continúa)

-Lo mejor sería -comenta mientras mordisquea una perdiz fría con mantequilla y orejones- hacer que esos rubitos volvieran al norte.

Galikasis Orfos se limpia la grasa de la boca con el dorso de la mano y ésta en uno de los lujosos cojines de terciopelo verde que abundan en su litera. Hace mucho años que Galikasis está demasiado gordo para cabalgar. Frosnat hace memoria. Cuando lo conoció, el pentapotamense viajaba a lomos de un palafrén de Marinat dorado con las crines negras que nada tenía que envidiar a muchos destreros de combate. Ahora viaja en una litera más grande que las casas de muchos campesinos, suspendida con correas de cuero decorado de seis caballos de tiro. Y si no más grande, sí mucho más rica, alfombra de Jaenis en el suelo, cortinas de seda del Hama y cómodos cojines de plumón de ganso tapizados en terciopelo verde y rojo con hilo de oro.

El propio Galikasis parece mimetizarse entre sus almohadas. Gordo y blando, con carnes rosadas y temblorosas. Vestido con un gran caftán de seda púrpura con remates ornamentales tan anchos y dorados que prácticamente hacen desaparecer la tela y con la larga cabellera y la cuidada perilla de chivo teñidas al estilo de la moda de las baronías de un amarillo brillante que imita el oro. Una fuente de oro batido entre ambos contiene los restos de un guiso frío de perdiz con frutas secas y salsa espesa de mantequilla. Una delicia, pero si Galikasis ha comido cuatro en el trayecto, Frosnat apenas ha mordisqueado un muslo de una de ellas. Aún así ha suficientes como para alimentar a un pueblo pequeño.

-Han llegado unos artesanos del arthali, los he visto en un campamento precario a las afueras de ese pueblucho.

El campamento es grande y organizado, y Alcoba del Monje, el pueblo, si bien pequeño es bastante rico y aprovecha su situación a apenas dos horas de las puertas de Asima. Pero Frosnat Gerbatore es, ante todo, un comerciante y para un comerciante en su posición, agradar a alguien de la talla de Galikasis Orfos es un buen negocio. Para Galikasis, que no pisa fuera de una gran ciudad más que para visitar sus inversiones, para el que Eunero es un pueblo y Cania una ciudad pequeña, cualquier pueblo es un “pueblucho”. ¿Cómo referir entonces un simple campamento? Frosnat empieza a temer que incluso catalogándolo de precario se haya quedado corto.

-La trama de los elfos -murmura con una grasienta sonrisa que revela dos dientes enjoyados mientras se acaricia su fajín de arthali rojo-. ¿Son todos maires?

-No, son buenas gentes, sólo hay dos elfos que son los encargados del arthali pero incluso vi a un hombre ayudando con los tintes.

“Buenas gentes”, la forma correcta de decir humanos ante un racista de campeonato. Frosnat no se deja engañar por los elfismos con los que el orondo comerciante sazona sus frases. Hay un largo trecho entre emplear sus palabras y respetar a sus gentes. Pero Galikasis respeta el dinero y el arthali siempre trae dinero. Sólo tiene que seguir hablando para que el mercader muerda el anzuelo.

La litera se detiene suavemente y uno de los criados de Galikasis descorre una de las cortinas. Es uno de esos raros eunucos de las Éstias tan de moda como criados no sólo en la Pentapótide sino también en las Ligas. El olor a pescado invade rápidamente el habitáculo junto con los gritos que pregonan su frescura, cantidad y calidad. El río suena tras ellos, el Carna es ancho y caudaloso, con un fluir lento cuando el río de la Miel se une a él. Allí se alza el puerto fluvial de Asima, ruidoso y vivo. Gabarras enormes traen carbón o piedra por la Miel desde el Turnal. Barcas estrechas traen el pescado por el Carna desde el puerto de Carnala y desde las montañas el mismo río trae los frutos del comercio de Huena. El puerto de Asima tiene muy poco que envidiar a los puertos marítimos. Marineros de diversas naciones se cruzan en su tablas, se emborrachan en sus tabernas y copulan en sus burdeles. También la sangre de distintas naciones ha pintado en uno u otro momento muchos de los callejones durante las noches.

Frosnat asoma la cabeza antes de poner un pie en tierra. Hace poco que ha pasado el medio día y el puerto está bastante tranquilo, las tripulaciones y los mercaderes paran su bullicio para comer y sólo unos pocos continúan con su labor. Mucho mejor esto que la noche llena de jaques y matasietes sólo interesados en demostrar su soltura con el acero. El barco de Galikasis está ante él, amarrado, una plecha larga y esbelta con un castillete en la proa en el que un criado alimenta una estufa y bellos maceteros con flores de todos los colores a todo su largo. La popa alberga una pequeña cocina abierta al exterior en la que están asando pescado. Al parecer el orondo pentapotamense nunca acaba de comer. Ni de beber.

El eunuco ayuda a Galikasis a bajar de la litera, casi sepultándolo bajo sus blandas carnes hasta que sus dos pies quedan firmemente asentados en los tablones del suelo. Es fascinante ver cómo toda la operación se desarrolla sin que el mercader derrame una sola gota del vino de Bento que llena su copa de plata. Tras recoger su ornamentado bastón, Galikasis acompaña a Frosnat hasta el barco. La pasarela cruje al subir, pero ninguno de los criados parece preocupado, por lo que Frosnat continúa y sin esperar una invitación camina hasta el castillete y se acomoda cerca de la estufa, en un gran cojín blando de estilo almuzalif.

-¿Y qué ganas tú con todo esto? -pregunta finalmente Galikasis, parece que las dos horas de conversación en la litera han conseguido atraer su atención.

-¿Yo? -esboza la mejor de sus sonrisas- Yo no gano nada esta vez, amigo. Has sido muy generoso conmigo en el pasado y estoy seguro de que lo serás en el futuro.

Galikasis alza su copa y ambos brindan.

-Quizá sería mejor que le comprase el telar. ¡Qué infiernos! Le podría comprar seis telares con lo que tengo encima. Podría contratar a unos cuantos orejudos -y ahí sale el racismo- y quedarnos con el mercado de arthali en Asima. ¡Qué infiernos!¡En todo el reino! Porque ese tal Vendove es un maestro, ¿no?

-Y de los mejores -confirma Frosnat-. Tenía un taller en Bressen… cuando en el Imperio aún tenían buen gusto.

Ambos ríen con sonoras carcajadas mientras el barco inicia su travesía recreativa por el Carna.

-No voy a decirte cómo llevar tus negocios, pero yo trataría de comprar y olvidar. Tampoco creo que sea el mejor momento para invertir en el proceso de tejerlo.

Galikasis enarca una ceja. Frosnat conoce esa expresión, lleva años tratando con él. Ha picado, se ha tragado el anzuelo entero. Sólo necesita tirar.

-Invertir en él una buena cantidad, recoger los frutos y llevártelos al califato antes de que cierren todas las vías de comercio. Serías el único con arthali maiir allí abajo.

-Tengo muchos negocios abiertos aquí, he comprado colmenares en La Hondonada, tengo la mina de plata, el comercio de flores…

-Esto es dinero de verdad, amigo, y tus negocios seguirán aquí cuando vuelvas -hace una breve pausa- tienes criados que los pueden mantener en funcionamiento.

Galikasis apura su copa de vino con la vista fija en Frosnat. El ligueño reposa lánguidamente en los cojines, mirando hacia fuera del río que, a su paso por La Seda, trascurre encajonado en un canal de piedra sobre el que las casas parecen colgar. Desde que salieron del túnel del Palacio de la Seda, las cantoneras y busconas de baja ralea han estado mirándolos desde las esquinas. Finalmente una meretriz con el pecho desnudo, asomada desde una ventana grita el nombre de Galikasis. Frosnat sonríe. Ya es oficial, ya le han visto con él. El rumor comenzará a correr.

-Deberías hacerte cargo tú, querido amigo -está diciendo el pentapotamense mientras la ramera grita-. Y no me vengas con remilgos, sé que es lo que estás insinuando.

-Imposible, imposible -responde Frosnat con afectación-. Tengo que partir de inmediato hacia Bento. Con el levantamiento mis viñedos corren peligro.

La mención a los viñedos hace que Galikasis recuerde que ha vaciado su copa con un gesto de la mano hace que un criado la rellene. Frosnat alza su copa para que sea rellenada también.

-No puedo encargarme de todo. Y que los oscuros me lleven si dejo que alguno de estos inútiles tome mis negocios -habla de sus criados sin ningún reparo, inmune a cualquier sentimiento que puedan albergar-. Tienes que ayudarme Frosnat, eres el único con algo de cerebro en esta apestosa ciudad.

-Pero mis viñedos…

-Hay doce mil mercenarios aquí, te pagaré mil de ellos si quieres -Galikasis se incorpora levemente, tanto como le permite su panza, y golpea enérgicamente la mesa de caoba que los separa-. ¡Te pagaré dos mil, qué infiernos! Que se encarguen ellos de que no te pisoteen las viñas.

-Te lo agradezco de corazón, amigo, pero tengo mis propios mercenarios.

Galikasis alza las cejas en expresión de sorpresa.

-¿Quiere decir eso que te harás cargo de mis negocios mientras voy a ver al elfo y cierro ese gran trato?

Frosnat bebe un sorbo de su copa y coge una de las aceitunas que han rodado por la mesa ante los golpes de su interlocutor. Galikasis le está mirando, esperando una respuesta. Se recrea cogiendo también un panecillo untado de mantequilla y un trozo de queso.

-¿Quieres que me encargue de algo? -pregunta finalmente Frosnat- Hagamos algo grande, montemos ese maldito taller.

-Ya hablaremos de los detalles. Brindemos.

El viaje de vuelta es cómodo y silencioso. Galikasis se ha quedado en La Seda. Puede ser uno de los mayores inversores de todo el barrio de los lupanares. El pentapotamense quería celebrar el trato y a Frosnat le ha costado muchas negativas y casi más buenos deseos que le dejase volver en la barca. El trato en sí es beneficioso para ambos. Frosnat no tiene que hacer nada, sólo hablar con el elfo que ha llegado a Alcoba del Monje y convencerlo de que teja algo de arthali, ni siquiera mucho, quizá ni siquiera arthali. En realidad Frosnat sólo necesita tener algo de manufactura élfica para convencer a Galikasis de que va en serio. Por su parte el orondo mercader se encargará de los costos y las inversiones necesarias para montar un taller en la ciudad que el propio Frosnat dirigirá. Ambos se repartirán los beneficios.

El ligueño alza su copa hacia el aplastado cojín almuzalif en el que Galikasis se había sentado.

-Por tu abultada bolsa y tus aduladores conocidos -brinda hacia el vacío-, “amigo”.

(continúa...)

[escritosroto5]

Hoy confirme que no sirvo pa trepar techos .

Mucha huena yo

[huegumshoe]

oneshot for my Royalty Hue x Gina AU CW for underage drinking (by 3/4 years under by US standards, 1 year by English standards) and mention of arranged marriage

The castle halls were quiet. All the occupants tired after a long night of celebration. Their prince was to me married, after all, to the prime of ragnum. Who could not be joyful of such a thing? The prime in question, of course. Hue sat in the gardens, eyes heavy from tears. The night was cold, and they had nothing to warm them. Just an unopened bottle of wine that was so "graciously" gifted to them sitting at their feet. They were tired. "Yer 'ave a look more tired than yor guards after chasin' yer." Hue jumped, looking up to see, "Gina? What? How?" The girl gave a small laugh, sitting next to them, "I got me ways." They gave a small, tired smile, "Well, I'm glad you're here," Hue sighed, "I… really needed a friend right now." "O course," Gina leaned against them. Hue simply wrapped their arms around her, pulling her close. They just… really needed someone right now. Someone they could hold. Someone who could hold them in return. Someone who's touch was gentle and kind and real. It was nice to just… stay there. Running their hands through her hair, feeling her body resting against their own. Gina was warm. Her clothes were damp with mud, and her skin cool to the touch, but she was warm. eventually she broke the silence, "Wots that?" Hue opened their eyes, glancing at what she was referring to. The bottle of wine… "Some stupid gift celebrating my engagement." "…yer wanna share it?" She sat up. For a moment Hue was silent, thinking. They weren't one for drinking, they'd never drank in their life but… something about sharing the wine with Gina felt… enticing. Eventually Hue shrugged, "Sure" Gina grinned, taking the bottle and uncorking it. She took a swig before handing it over to Hue. They hesitated a moment before bringing the bottle to their lips. The bitter yet sweet liquid sliding down their throat. They only took a few sips before handing it back to Gina. "Yer ain't gonna take more?" She questioned, genuine. "I want to start of slow… first time drinking and all," Hue explained with a shrug. Gina nodded in understanding before taking another swig, handing it back. This continued for awhile. Hue taking small sips, Gina taking large gulps, all until the bottle was empty. By the end of it Hue was laying on Gina, arms wrapped around her. She ran a hand through their hair, just as they had done to her before. Hue didn't want to let go. Didn't want her to leave. They needed her. "Stay with me, Gina," They practically begged, burring their face into her, "Please." "I want ter," she mumbled, nuzzling her face into their hair. But she couldn't. She was a humble street urchin, and Hue was royalty. They were not meant for each other. Yet, as Hue laid in her arms, they couldn't help but think this was exactly where they belonged. "I want to run away with you," the words escaped their lips before they realized, followed by a small sob. "I hate that man. I hate him. I want to be with you. Gina. Please." Gina held them tighter, silent. Holding onto them like she could save them from this fate. Like she was the one they were to be wed to. Gods Hue wished she was. They wished they could spend their entire life with her. "I love you, Gina." The silence remained for a few more moments. "I love yer too, Hue." But there was nothing either of them could do about it.

[endigolikesarson]

the URGE to introduce Huena Canon to the hue blog (as a separate tag to seperate it from Normal Hue Canon and Huena Canon) hrggrgrggrgrgrgrgrh

If this gets 20 notes I'll do it (comments don't count)

EDIT: ITS STARTED

[best-n-boy]

SPOILER ALERT

EVERYWEEK IT'S GETTING BETTER...

I knew someone has the heritage of Donald Duck's Rage!!

And I'm now on board for a new ship sails!!

BUT THEY GOT SCROOGE'S FEATHER. WHAT ARE THEY GONNA DO??

It's really interesting to have them 2 missions assigned for the fowl agents.

Attempt to take them down or get Scrooge's Feather.

THEORY TIME:

They have a data analysis that they can inherit Scrooge's strength from one data sample. They would probably make Scrooge clone. Because Scrooge's true weakness is himself. We can see that he is afraid of what he has became. So I'm hoping in the next following episodes we will have Scrooge face himself in a simulation or something similar to that.

Anyways I think my theory could be possible. But Who knows..

[nerdydork]

Finally something of original art from me. Anyways I tried doing a fake screenshot without doing an edit. Man this took ages to do to make it realistic to the show as possible. Yeah I ain't doing an original fake screenshot for a while. Hope you guys like it. Anyways, just a stupid idea of Elena being under her parents control (ya know used magic on her)

[tondurtoka]

drawing with mouse is hard q_q especially when you cant draw anything ehhh...

yeah, for my bro who was upset

[el-mar-de-la-grieta]

Timbo Mbilé

Si hay algo común a todos los miembros, pasados o presentes, del ecléctico grupo que conforma lo que a día de hoy es la Retsannen Broederchaft más allá de filias políticas -y su abultado número de correspondientes fobias sociales-, sus tendencias disolutas, su gusto por las aventuras -aún impuesto por el nomadismo- o su desprecio por el orden establecido; si hay algo realmente unificador es que todos ellos, en un momento u otro se han formulado la pregunta "¿qué hace este tipo aquí? " mientras miraban a Timbo Mbilé. Cualquiera que haya pasado tiempo en el Imperio puede no sorprenderse por su aspecto, más allá de la sorpresa inicial de que sea un hombre libre; tanto de lo mismo para cualquiera que haya pasado tiempo por los territorios del Califato. Incluso aquellos que jamás se han alejado de las márgenes septentrionales del Mar de la Grieta, a poco que hayan abandonado los más profundos puebluchos han visto en algún momento la oscura tez de algún descendiente de los kiswali. Pero Timbo no es ningún descendiente acomodado de antiguos viajeros, ningún liberto, ningún asimilado. Timbo es kiswali, nacido y criado en la antigua tradición, perdido en remotas y peligrosas selvas donde los depredadores de tierras más civilizadas serían considerados animales domésticos. Y lo que nadie nunca parece haber visto es un kiswali hecho y derecho que por motivos que nadie parece conocer, haya abandonado su privilegiada posición de dirigente tribal y haya decidido marcharse tan lejos como los pies le han permitido. Los recelos iniciales, aún incluso la más mínima sombra de duda tiende a disiparse en el momento en que se pasa con él algo de tiempo. Su franca felicidad es contagiosa aún incluso con su poca capacidad comunicativa. Sus arrugados ojos parecen contar la vida de mil sonrisas escapadas entre el humo de su sempiterna pipa. Siempre dispuesto a ayudar es, de facto, el sanador, el cocinero y el guía -espiritual y físico- del grupo. Su conexión natural con la naturaleza parece permitirle elegir siempre las mejores rutas, calmar a las bestias de tiro cuando no es tan buena; encontrar las mejores zonas de caza, con una aparente falta absoluta de desprecio por los dominios feudales, o hacer comestible la carroña abandonada cuando no es posible. Es tan fácil ver a Timbo ejerciendo de consejero de un compañero como verle asistiendo el parto de una cierva salvaje. Aunque Timbo Mbilé parece no relacionarse demasiado con el grupo, no hay nadie en él que no tenga una palabra amable que dedicarle a su paso. Quizá nunca ha expresado formalmente su adhesión a la Retsannen Broederchaft, pero su constante ayuda y apoyo lo convierte de facto en uno de los pilares fundamentales de la compañía. Timbo apareció sin más un día, ahora hace ya casi quince años, y convirtió las heridas mortales que un enfrentamiento con la guardia de Huena había dejado en el cuerpo de Isto Tomalles en simples arañazos mientras hablaba en una lengua desconocida. Ahora, tras haber aprendido a hablar el parduense y el imperial, todos saben que lo que hizo entonces -y tantas veces ha repetido después- era curación mágica de un origen distinto al que ellos conocían. Lo que todos saben también es que al parecer, si un día decide marcharse, su partida se hará de manera tan repentina y natural como llegó.

[ashdash2417]

@huebby-central, am I doing this right?