#hombres en ropa interior
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malkaviian · 2 years ago
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voy a hacer a luca mi oc más cringe, ya van a ver
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myillicitaffair · 10 months ago
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Hands to myself | Esteban Kukuriczka.
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Sumario: mañanas tranquilas con tu novio.
Warnings: sexo explícito (+18), fingering, sexo desprotegido, dirty talking.
Notas: cómo argentina, me parece preocupante la falta de fanfics que hay de este hombre xx.
Créditos: esta inspirado en la canción de Selena Gómez, las imágenes del principio no me pertenecen y las encontré en pinterest, sin embargo, el collage fue hecho por mi.
1.3k words.
La suave brisa bonaerense inunda el amplio cuarto, jugueteando con mis mechones, desperdigados en las almohadas. El sol empieza a colarse sin consideraciones por las ventanas entreabiertas, obligando a mis cansados parpados a perforar mi sueño.
Los fuertes brazos anclados en mi cintura me atraen aún más cerca del hombre dormitando a mi lado, su rostro anidado en mi cuello, su dulce y varonil aroma inundando mis fosas nasales, envolviéndome en su calor corporal.
“Buenos días, Tebi”- Murmuro suavemente, cubriendo sus hombros con delicados besos para despertarlo.
“Buenos días, preciosa”- Responde, despegándose de la somnolencia y serpenteando sus extremidades con las mías.
Hinco mis dientes seductoramente en su piel descubierta, salpicándolo con pequeñas marcas rojas en contraste con su tez pecosa. Ansiosa, deslizo mis piernas sobre las suyas, posicionándome a horcajadas sobre su regazo.
“¿Andamos cariñosas esta mañana?”- Socarrón, amasa la desnudez de mis caderas entre sus palmas, causando que nuestros sexos se rocen firmemente. La burlona fricción no está ni cerca de ser suficiente para calmar las llamaradas que empiezan a asentarse en mi estomago bajo.
“Dale, amor, ¡por favor te pido!”- Ruego impaciente, tratando de replicar sus movimientos. Su agarre me mantiene estática en mi lugar, sin permitirme mover.
“¿Por favor qué?”- Finge inocencia mientras las puntas de sus dedos empiezan a dibujar entramados sobre mis costillas, trepando hacia mis pechos.
Atrapa mis pezones entre sus yemas, jugueteando con ambos a la vez, hasta sentir como se endurecen ante sus atenciones.
“Tocame, te necesito…”- Aclaro sin aliento.
Con una sonrisa ladina, acerca su boca hacia el derecho, provocando el montículo con la lengua hasta empezar a succionarlo con urgencia. Me enredo en su cabello, tirando de el con ferocidad, ganándome un gimoteo de satisfacción de su parte.
Separándose de mi abusado busto, observa mis ojos con cierta malicia impresa en los suyos al tiempo que me restriega contra su palpitante centro. Una creciente erección se hace notar bajo la ropa interior que nos separa.
“Mira lo que me haces”- Acentúa su punto al embestir mi coño cubierto con su pulsante miembro. Mi boca se entreabre ante el placer repentino- “Me pones tan duro.”
“Tebi, no puedo más”- Susurro cuando su mano baja por mi estomago hasta hallar mi intimidad, desliza mi tanga por mis pantorrillas para así estimular el clítoris en premeditados movimientos circulares. Creo enloquecer ante sus ralentizadas caricias
Asienta su toque errante en mi humedad, sus yemas buceando entre mis jugos. Retira sus dedos índice y corazón, para luego sorberlos ruidosamente, lamiendo mi reluciente excitación.
“¿Quién te tiene así de mojadita? Mh?”- Pregunta orgulloso, sabiendo perfectamente que el es el causante.
Reanuda sus ministraciones en mi núcleo, colándose por entre mis labios para penetrarte con dos dígitos. Mis orbes fijos en sus movimientos, aun desconcertada por lo obsceno de su accionar.
Rápidamente acelera sus movimientos, curvándose para golpear la esponjosa cavidad. Su longitud roza todos mis puntos sensibles, acercándome a un inexorable crescendo. Sumergida en el disfrute, lo único que escapa mis cuerdas vocales son quejidos de satisfacción, entrelazados con gemidos nombrándolo.
“Contestame, nena. ”- Reclama, forzando el contacto visual al aprisionar mi mandíbula en su agarre.
“Vos, Kuku, ¡solo vos!”- Contesto, hundiendo mis uñas en la tersura de sus bíceps, marcando lunas crecientes para la posteridad. Una sonrisa engreída tiñe sus delicadas facciones al notar mi estrechez aspirándolo, signo de mi orgasmo aproximándose a pasos agigantados.
Meciéndome sobre sus largos dedos, comienzo a percibir las avasallantes olas de mi culminación; la presión en mi vientre amenazando con explotar, la euforia difuminando todo a mi alrededor, centrándome solo en el rostro de mi novio cercano al mío.
El clímax se ve remplazado por un insoportable vacío cuando retira sus dígitos de mi calor, negándome la liberación. Un sollozo se cuela por mi expresión desahuciada, mis ojos alarmadamente abiertos cubiertos por una fina capa de lágrimas.
“No no no, por favor”- Lloriqueo en su oído, tratando de reganar el pasado contacto. Sus fuertes extremidades me aquietan por encima de su muslo, logrando que mis movimientos mueran lentamente.
���Tranquila, linda. Ahora te voy a coger, ¿sí?”- Pronuncia, apaciguando mis patéticos hipidos. Asiento frenéticamente, deseosa de sentirlo en mi interior.
Con un preciso movimiento, me enjaula bajo suyo, su largo cuerpo enmarcando al mío. Lo observo despojarse de sus calzoncillos, ardiendo al presenciar su desnudez absoluta.
Mis ojos merodean desde su esbelto pecho hasta los colorados vellos que trazan el inicio de su pelvis, gruesa y rebosante de líquido preseminal.
Casi ausente, permito que mi mano recorra su cuerpo, centrándome en su furioso pene. Con lánguidos movimientos, trazo su longitud, torciendo mi muñeca para proporcionarle el mayor placer posible.
“Me vas a matar, bebé”- Confiesa, acalorado y excitado. Sus rizos cobre empiezan a pegarse a su frente ante el esfuerzo físico, unas singulares gotas de sudor recorren su tórax.
Toma mis extremidades superiores entre sus garras para anclarlas sobre mi cabeza, dejándome completamente a su merced. Con un gesto busca mi consentimiento, el cual soy rápida en proporcionarle.
Su glande comienza a ingresar por mi núcleo, empujándose pacientemente dentro mío. Mas allá de la cantidad de veces que repitamos el procedimiento, jamás lograría acostumbrarme a la deliciosa manera en que me estira. El aire se condensa de sus suspiros de alivio al sentir su polla completamente en mi interior.
Así, inmóvil entre mis piernas, logro sentir cada una de sus vena latiendo dentro mío, las crestas y surcos que lo componen.
“Hace conmigo lo que quieras, Kuku, pero por favor movete”- Demando sin aire, todavía pasmada por la intrusión.
Ni bien las palabras me abandonan, Esteban retira su falo casi por completo antes de embestirme ferozmente. Su boca yace abierta, su cara contorsionada por el deleite, sus cejas arrugadas entre sí… La vista más bella del mundo.
Noto que mis caderas intentan acompasarse a su compás, encontrándolo a medio camino. Un frenesí casi inhumano apoderándose de ambos, obligándonos a acelerar el ritmo para satisfacer aquel deseo tan primal.
Su palma izquierda apresando mis muñecas fuera de su camino, la derecha se posa en mi abultada panza, advirtiendo la protuberancia que su pene delinea en mi vientre bajo. Un gemido nace de mi garganta al notar lo que ocurre.
“Así de profundo te estoy cogiendo, nena”- Gruñe en mi oído, su mano aún en mi estómago, sus penetraciones cada vez más hondas.
“Ay, Esteban, estoy tan llena”- Plaño frente a su boca, robándole un chape al notarme increíblemente mojada ante la imagen.
Vuelven a apropincuarse las primeras olas de mi culminación quemándome por dentro, consiguiendo desesperarme por concluir. Sin siquiera notarlo, mi voz se fuerza por vociferar el regocijo que me inunda, aumentando su volumen a medida que mi clímax me alcanza.
“Dios, me voy a venir”- Advierto, enloquecida por las sensaciones apoderándose de mí. El mayor se apresura, complaciendo mi pedido tácito.
Su boca busca de nuevo la mía cuando mi coño pulsa delirantemente su entrepierna, buscando conducirlo hacia su propia liberación.
“¿Ah sí? ¿Me vas a empapar la chota, amor?”- Cuestiona, sabiendo cuanto me gusta que me hable así de sucio.
Su nombre huyendo de mis labios como mantras, mis uñas anclándose en su espalda, marcándolo como propio.
Me entrego al orgasmo que me engulle, mi cuerpo retorciéndose espasmódicamente bajo su imponente figura, mi centro manchándolo con mi corrida al contraerse.
En la brevedad, aúlla desaforado pues su masculinidad pulsa hasta derramarse dentro mío. Su semen pintando mis paredes internas, colmándome por completo.
Se retira de mis cavidades con lentitud luego de venirse, procurando que sus espermatozoides permanezcan en mi interior. Selecciona mi ropa interior de las desechas sabanas, calzándomelas como si nada.
“Así no se escapa nada”- Murmura, regalándome un pico. Me fascino ante la idea de mantener su eyaculación así de cerca de mí.
Lo arropo contra mí, exhausta y saciada, con la intención de quedarme atrapada en sus brazos por un rato más. Recíproca mi voluntad, reposando su cabeza entre mis pechos y acariciándome delicadamente.
“Te amo”- Digo luego de unos instantes, observándolo maravillada.
“Yo te amo más”- Responde, presionando nuestras bocas en un beso descuidado.
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dreaming-star20 · 7 months ago
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Aniversario
Una soleada tarde de primavera, una leve brisa entraba por las ventanas abiertas del apartamento de Michael. El hombre yacía boca arriba sobre su cama destendida, con nada más que un suspensorio puesto. El cuerpo de Michael estaba bañado en sudor, resultado de su rutina de ejercicio matinal y el calor de la tarde. La luz de la habitación hacía los músculos de Michael resaltar aún más.
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La habitación estaba bastante ordenada, a excepción de un poco de ropa sucia desperdigada por el suelo. El aroma masculino de Michael era perceptible en toda la habitación. Era el resultado de la mezcla de colonia, desodorante y sudor. A la mayoría le hubiera parecido un olor demasiado intenso, a algunos incluso repugnante, pero a Ernesto le encantaba ese olor. Lo único que Ernesto amaba más que el olor de Michael, era usar el cuerpo de Michael.
En la habitación contigua al cuarto, Ernesto se daba un baño refrescante. Por más que amara utilizar a Michael, el calor del ambiente hacía sofocante estar dentro de él por mucho tiempo. Para poder regular su temperatura, Ernesto tenía que salir un par de veces al día del interior de su anfitrión para darse un respiro. El agua tibia resbalaba por su rostro redondo y de barba desaliñada, hasta llegar a su abdomen globoso, y luego a sus piernas regordetas. La luz del sol que entraba al baño hacía relucir la pálida piel de Ernesto, haciéndole ver algo fantasmal.
Ernesto cerró la regadera y secó rápidamente su piel con la toalla de Michael. Michael estaba comenzando a despertar. Estaba desorientado, su memoria era muy nubosa. Lo último que recordaba era estar en una fiesta y tomar un par de cervezas, pero ahora estaba en su apartamento. Aunque, a decir verdad, de no ser por los muebles que reconocía a la perfección, no habría sabido en donde estaba. Todo el lugar estaba organizado de una manera diferente. Desde su closet, que ahora estaba empotrado al muro, hasta su cama, que antes estaba junto a la pared. Pero ahora estaba justo en el centro de la habitación, debajo de una extraña estructura de metal que seguramente serviría para sostener algo.
Aun tratando de entender el cambio en la habitación, Michael notó un cambio aún más importante. Recordaba perfectamente haberse afeitado el día anterior. A las chicas siempre les gustaba más su rostro limpio y cuerpo liso. Pero de alguna manera, todo su cuerpo se había cubierto de vello de la noche a la mañana. Había pelo por todos lados, incluso en sus axilas y entrepierna. Siempre había odiado tener un cuerpo tan peludo. Ahora tendría que salir a comprar crema para afeitar y varios rastrillos para poder eliminar todo el desastre que había sobre su piel.
Michael comenzó a frotar su cuerpo, notando aún más cambios. Su cuerpo parecía un poco más grande de lo que recordaba. Sus pectorales se habían vuelto más voluminosos. Sus piernas se notaban un poco más gruesas. Las venas de sus brazos eran más visibles de lo que recordaba. Era el avance de meses de ejercicio, pero de alguna manera lo había logrado de un día para otro. Como cereza del pastel, Michael vio dos enormes tatuajes, cada uno en un brazo diferente. El nunca marcaría su piel de manera permanente. Por alguna razón, los tatuajes no se veían recién hechos, por el contrario, cualquiera diría que les hacía falta un retoque.
Michael se bajaba de la cama cuando escuchó el ruido de la puerta del baño al abrirse. “Seguramente mi nena de ayer sigue aquí. Ya que no recuerdo nada de anoche, creo que una ronda matutina no estaría mal”, pensó Michael, emocionándose un poco. Su pene había comenzado a llenarse de sangre. El hombre abrió sus ojos como dos platos cuando del baño no salió una chica joven y sexy, sino una bola de grasa desnuda, bajita y muy blanca, parada despreocupadamente frente a él.
"Veo que estás despierto”, Dijo Ernesto en voz alta. “Bueno, disfrútalo. No volverá a ocurrir en mucho tiempo". Antes de que Michael pudiera reaccionar, Ernesto se lanzó contra él y lo tacleo, haciéndolo caer de nuevo a la cama. Michael trató de luchar, pero aún en su condición física, Ernesto era mucho más fuerte y ágil. Ernesto se levantó y tomó las piernas de Michael con sus manos. En un solo movimiento, el cuerpo musculoso de Michael quedó boca abajo. Las redondas y peludas nalgas de Michael estaban apuntando al techo, totalmente expuestas ante el pervertido hombre detrás de él.
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“Esta pelea ha hecho que me emocione”, Dijo Ernesto mientras acariciaba su creciente miembro con una mano. Ernesto jaló a Michael al borde de la cama y se lanzó sobre su ancha espalda, usando su barriga para aprisionarlo contra el colchón. Aún contra tanto músculo, Ernesto no tuvo problemas para someter a Michael gracias a su peso. Ernesto alineó su pene ya erecto con el ano sudoroso de Michael, e inmediatamente comenzó a presionar hacia adentro. El agujero de Michael solo había sido utilizado por Ernesto, aún si el primero no lo sabía. Para Ernesto fue muy fácil abrirse paso por la estrecha entrada, introduciendo todo su miembro de un solo golpe.
Un gemido de dolor y placer se escapó de los labios de Michael. Ernesto movió sus caderas de adelante hacía atrás. Su pene por debajo del promedio casi se sale del ano de Michael en más de una ocasión. Michael se sentía asfixiado por el peso de Ernesto sobre él. Ernesto lograba tocar el punto G de Michael en algunos momentos, y de vez en cuando un leve gemido salía de los labios de Michael. Antes de que Michael siquiera se diera cuenta, las piernas de Ernesto ya se habían fusionado con las suyas. Solo las tonificadas y peludas piernas de Michael quedaron apoyadas en el piso a un lado de la cama.
Ernesto siguió empujando su cadera, y de un momento a otro, su pelvis se perdió en la de Michael. Ahora la cadera que se movía era la de Michael, y el placer que sentía se había incrementado exponencialmente. Su verga, hasta ahora flácida, había comenzado a levantarse dentro del suspensorio, y liberaba hilos de líquido preseminal en la tela. Michael ya no controlaba la mitad inferior de su cuerpo, pero podía sentir cada movimiento que esta hacía bajo el mando de Ernesto. En lo más profundo de su mente, una débil y familiar voz comenzó a resonar, le decía que este era su papel en el mundo, y que no le quedaba más que disfrutarlo.
El roce de las suaves sábanas de la cama estimulaba a Ernesto y Michael por igual. Ernesto bufó como toro al sentir la potencia del poderoso miembro que ahora controlaba. El pene de Michael era lindo, a Ernesto le gustaba verlo desde afuera, pero le encantaba poder sentir placer con él. A la vez que los bufidos de Ernesto se hacían más intensos, los gemidos de Michael también aumentaban en volumen y frecuencia. La cabeza de Michael era un desastre. Los instintos más básicos de su mente le decían que debía liberarse y correr. Al mismo tiempo la voz se hacía más y más intensa. La voz le repetía a Michael una y otra vez que debía dejarse llevar por el placer, que era su deber entregarse totalmente al desconocido.
Con un solo movimiento, Ernesto fusionó su gran vientre con el firme torso de Michael. La gran barriga de Ernesto se hundió dentro de Michael como si nunca hubiese existido. Ernesto empujó un poco más y logró dejarse caer completamente sobre los anchos hombros de Michael, y al hacerlo, también logró controlar sus brazos y sus manos en un solo movimiento. Ernesto usó los grandes y fuertes brazos de Michael para levantarse de la cama. Ahora el cuerpo de Michael tenía dos cabezas, por un lado estaba su cabeza original, y del otro estaba la del ladrón de cuerpos. Michael podía ver y sentir cómo su cuerpo se movía bajo la voluntad de Ernesto.
Ernesto caminó usando sus nuevas piernas gruesas para dirigirse hasta el espejo de cuerpo completo que tenía en el cuarto. Se paró frente a él y admiró su adquisición. Sin duda Michael había sido la mejor opción de todas las que tenía disponibles. Casi todas las partes del viril cuerpo de Michael estaban bajo el control de Ernesto, quien comenzó a flexionar sus brazos y a apretar sus pectorales peludos, enmarcando aún más la masa magra que ahora poseía.
La cabeza de Michael estaba inmóvil, pero con los ojos bien clavados en su reflejo. De vez en cuando, un gemido de placer salía de su garganta. En el interior, la conciencia de Michael no podía concentrarse en otra cosa que no fuera la voz. Era su propia voz hablándole en el interior. Decía que estaba siendo un buen contenedor para el amo. Decía que su deber era servir a su maestro sin importar qué. Decía que su cuerpo ahora era única y exclusivamente propiedad de su maestro. Michael ya no luchó más. Solo podía pensar en complacer a su raptor.
"Gracias por darme este gran cuerpo. Hoy es un día especial, así que te dejaré estar consciente. Así podrás ver cómo me hago cargo de él jeje", las bocas de Ernesto y Michael dijeron al unísono. Ernesto bajó las manos de Michael por todo su cuerpo. Una vez en sus caderas, tomó el elástico del suspensorio y lo dejó caer hasta sus tobillos. Con toda su gloria masculina al descubierto, Ernesto comenzó a masturbar su verga, que estaba tan firme como un mástil. Ambas cabezas comienzan a gemir y bufar a la vez. La mente de Michael aún era semi independiente, pero el resto de su cuerpo ya había sucumbido al control del ladrón.
“Hora del gran final", dicen Ernesto y Michael a la vez. Aún frente al espejo, Ernesto continuó masturbándose, usando su verga robada. El sudor salía de cada poro de la piel de Michael, y escurría por todas partes, funcionando como lubricante. Después de un par de frotamientos más, Ernesto pudo sentir que estaba a punto de correrse, y antes de soltar su carga, empujó su cabeza contra la de Michael, tomando el control total al mismo tiempo que dejaba su leche caliente y espesa por todo el espejo. Ernesto se dejó caer de rodillas y usó la lengua de Michael para limpiar hasta la última gota de semen del espejo. "Delicioso", dijo en voz alta para sí mismo.
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El cuerpo de Michael estaba bañado en sudor. Ernesto se levantó del piso, tomó la toalla que había usado para secarse previamente y se quitó el exceso de sudor de la piel. Rápidamente se vistió con un conjunto que tenía preseleccionado. Este era el comienzo de un gran día, un día de celebración. Después de todo, justo hace un año, Ernesto había dejado su trabajo como conserje y había robado el cuerpo y la vida del adinerado Michael, el DILF del edificio en el que trabajaba. Casi nadie notó la ausencia del conserje latino del edificio, y a los pocos días contrataron uno nuevo. Ernesto ya no tenía que preocuparse nunca por el dinero o tener un trabajo que involucrara esfuerzo físico. Sin duda, robar el cuerpo y vida de Michael fue la mejor idea que pudo haber tenido.
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deepinsideyourbeing · 6 months ago
Note
Podría ser que Enzo esté obsesionado con la tetas de reader y terminen haciendo una rusa?
No se si tu le dices así, m parece q se dice de diferente manera x todas partes pero x si acaso te dejo la definición sacada de Google :)
“Práctica sexual en la que el hombre desliza su pene entre los senos de la mujer”
Graxx
+18!
No es ningún secreto que tu novio está obsesionado con tu cuerpo. Cada que comienza a acariciarte se toma su tiempo, tentándote y torturándose mientras finge -como si le fuera posible ocultar los efectos que tenés sobre él- no estar más que desesperado por llevarte a la cama.
Sus intenciones eran más que obvias cuando te acorraló en la cocina, presionando su erección contra tu espalda y masajeando tus pechos con movimientos no tan suaves. Deslizó sus manos por debajo del suéter que llevabas puesto y comenzó a acariciarte hasta sentirte temblando bajo sus dedos.
No tardó demasiado en arrastrarte hacia la habitación y posicionarse sobre tu cuerpo, ignorando tus protestas tanto como la situación ardiente entre tus piernas. Luego de despojarte de tu ropa se dedicó a jugar con tus pechos por un largo rato, provocándote y haciéndote llorar cuando tiró de tus pezones.
Se deshizo de su pantalón y su ropa interior y volvió a aprisionarte contra el colchón luego de acomodar las almohadas bajo tu espalda. Creíste que sólo quería usar tu boca y fue por eso que te sorprendiste cuando dirigió su punta hacia tus pechos, manchándote con líquido preseminal y haciéndote gemir por su calor.
Ahora lo observás mientras humedece tu piel -ya empapada con su excitación- con lubricante y te ordena sostener con firmeza tus pechos para poder usarlos.
-Así- indica y obedecés-. Muy bien, sí, justo así.
Tus mejillas arden por sus palabras y él te sonríe mientras desliza su miembro entre tus pechos. Arroja la cabeza hacia atrás cuando la suavidad y calidez de tu piel lo reciben, primero abrazando su punta de un rojo furioso y luego el resto de su extensión.
Te sorprende la sensación y tus palabras cuando susurrás:
-Se siente bien.
-Muy bien- contesta con la voz entrecortada-. Me encantan tus tetitas, ¿sabías?
Respondés con un gemido involuntario y bajás la vista para concentrarte en la manera en que su punta y parte de su miembro se asoman entre tus pechos. Presionás con más fuerza, sin importarte el deje de dolor, haciéndolo gemir.
Sus dedos acarician tu mejilla y roza tu labio inferior con su pulgar antes de introducirlo en tu boca, ofreciéndote una especie de consuelo: succionás con fuerza y tu lengua juega con el dígito que ahoga tus gemidos, pero luego de unos pocos minutos Enzo te arrebata tal confort.
Reemplaza una de tus manos con la suya y utiliza la humedad de tu saliva para jugar con tu pezón despiadadamente, imitando los movimientos que normalmente dibuja sobre tu clítoris. Encontrás su mirada, que alterna entre tu rostro y el espectáculo desarrollándose debajo de él, y sabés por sus pupilas dilatadas que ya está saboreando su orgasmo.
Separás tus labios y enseñás tu lengua para comunicarle lo que querés, tu mueca logrando que los movimientos de su cadera sean aún más frenéticos y que sus jadeos se transformen en gemidos desvergonzados, los cuales sólo empeoran la humedad en tu centro.
Su semen caliente pinta la piel entre tus pechos y tu cuello, salpicando también tu mentón y tu lengua ansiosa por probarlo; un patético sonido deja tu garganta pero él no logra oírlo, porque su respiración agitada es escandalosa y los latidos de su corazón inundan sus oídos.
Nueva necesidad desbloqueada 😔
taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @llorented @recaltiente @delusionalgirlplace @lastflowrr ♡
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grussellgirl · 11 months ago
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farleigh start x f!reader
warnings: smut. handjob. farleigh (he is just so beautiful)
note: maybe I'm gonna translate this to english, but I'm lazy. You can find me also on Wattpad as grussellgirl
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"¿Bromeas?" chillaste con una expresión de incredulidad ante la declaración del chico sentado junto a tí.
Tu amiga Venetia te había invitado a Saltburn para pasar el verano, y en cuanto conociste a su primo Farleigh conectaron de inmediato, llevándose bien y haciendo una buena amistad, una de esas en donde el coqueteo es constante y las respuestas deben ser agudas.
"¿Matarías a Ben Whishaw pero te cogerías a Hugh Jackman?" negaste con la cabeza.
Habían estado jugando a 'coger, casar y matar' desde que el karaoke había sido acaparado por uno de los Henry, y a pesar de que a ustedes les parecía tedioso, al resto parecía encantarle, ya que aplaudían y coreaban las canciones, atentos a la actuación del hombre. Pero tú discusión con Farleigh era mucho más entretenida, y el sillón empotrado en una esquina del salón era mucho más cómodo.
"¿Entonces tú qué harías?" resopló, mirándote a los ojos. "Es difícil decidir con las opciones que me diste".
"No es difícil. Yo me casaría con Halle..." respondiste decidía y él asintió ya que había respondido lo mismo. "...me caso con Ben y mato a Hugh"
"No" negó Farleigh con la cabeza, golpeando tu rodilla con su pierna. Tú lo miraste mal, pero él ignoró tu expresión.
"Ya, tu turno" apuraste, mientras veías a Henry comenzar otra canción con los vitores de todos animándole. Farleigh pensó por un momento, pero su rostro pronto se iluminó con picardía y la sonrisa en su rostro te mantuvo alerta.
"Felix, Venetia y yo" murmuró mirándote a los ojos, tan cerca de tu rostro que sentiste cómo su aliento te hacía cosquillas en tu mejilla.
"Fácil" declaraste y él alzó las cejas en sorpresa. "Follo con Venetia, mato a Felix y me caso contigo".
"No" negó de nuevo con la cabeza, apartando su mirada de la tuya, soltando un suspiro por la decepción.
"¿Qué?" reíste por su reacción. Él se dedicó a ver el concierto de Henry, gritando y aplaudiendo para animarlo. Le habías dado en su ego. Lo llamaste por su nombre, pero él te ignoró, coreando la canción, hasta que se te ocurrió colocar tu mano en su muslo, subiéndola peligrosamente cerca de su entrepierna sólo para bajarla de nuevo, lo cual funcionó, ya que giró su rostro de nuevo para mirarte.
"¿Por qué no coges conmigo?" preguntó en un susurro, mirando tus labios.
"Me estoy casando contigo, es obvio que vamos a follar a diario" dijiste obvia muy cerca de sus labios y el chico se movió en su lugar, tratando de acomodar su pantalón, el cual de pronto le resultaba apretado. "¿Feliz?"
"No" sentenció, alternando su mirada de tus ojos a tus labios. Se acercó a tu rostro, dispuesto a besarte, pero justo cuando sus labios se rozaron, te apartaste de él, negando con la cabeza. Él abrió la boca para decir algo, pero lo único que salió de sus labios fue un suspiro pesado al sentir tus dedos acariciar su creciente miembro sobre su ropa. Sus caderas se elevaron contra tu mano en busca de una mayor estimulación, pero tú dejaste de tocarlo. "No me dejes así" pidió, tomando tu mano y guiándola de regreso a su erección.
"¿Tan urgido estás?" reíste bajo mientras movía tu mano contra su dureza. Miraste a tu alrededor, asegurándote de que nadie viera lo que estaba por venir. La esquina en donde estaban estaba poco iluminaba, por lo que quizá no verían mucho, además, Henry había comenzado a cantar SexyBack y todos estaban más atentos a él que cualquier otra cosa.
Te deshiciste del agarre del chico y él te miró suplicante. "Si nos atrapan será tu culpa" le advertiste antes de bajar el cierre de su pantalón, para después escupir en tu mano, haciéndolo jadear ante la imagen. Metiste tu mano en su cremallera y te abriste paso a través de su ropa interior hasta su miembro, tomándolo en tu mano, comenzando a subir y bajar. La respiración de Farleigh se volvió pesada, tratando de mantener sus jadeos por lo bajo.
Su miembro estaba completamente duro, y el líquido preseminal ayudaba a lubricarlo, permitiéndote trabajar. Cuando comenzaste a estimular la punta, Farleigh mordió su labio inferior, cerrando sus ojos y echando su cabeza hacia atrás, dejándola caer en el respaldo del sofá. Sonreiste para tí misma y volviste a tomar su miembro desde la base, subiéndola por su longitud al mismo tiempo que lo apretabas un poco. Aumentaste la velocidad y de pronto le era casi imposible contener los sonidos que amenazaban con salir de su boca. Sentiste cómo su cuerpo se tensó y su mano derecha se aferró al brazo del sofá mientras que la otra se posó en tu pierna.
"Más rápido" murmuró con los ojos aún cerrados y su pelvis se elevó un par de veces contra tu mano por reflejo. Tú hiciste caso, aumentando la velocidad de tu movimiento, acercándolo cada vez más al clímax. Su abdomen se tensó y abrió la boca, con su nariz arrugada y sus ojos cerrados con fuerza, y sin advertencia se corrió en tu mano con un gruñido que se perdió entre los aplausos de todos. Tu mano siguió bombeando su miembro mientras su semen terminaba de salir por completo, prolongando su placer un poco más.
Abrió los ojos y soltó un suspiro, tratando de recuperar la respiración. Tú sacaste tu mano de su ropa, manchada con su semilla y te limpiaste en un abrigo que estaba junto a tí. Farleigh te miró con una sonrisa divertida y subió su cremallera.
"Ahora debo limpiar tu desastre" susurró contra tus labios antes de ponerse de pie y salir de ahí directo al baño.
Miraste alrededor de la sala y notaste a Felix observándote con una copa en su mano. Cuando sus ojos se encontraron te dedicó una sonrisa juguetona, alzó su copa a manera de brindis y bebió el contenido de un sólo trago. Notaste el bulto en su entrepierna y te preguntaste si había visto tu momento con su primo.
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dansformations · 7 months ago
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"A straight foward Halloween"
Tags: gay to straight, dumbification, fartkink, burpkink.
Marco y Jalil, vivían juntos en su lindo y ordenado departamento, cada Halloween solían impactar en las fiestas con elaborados disfraces, sin embargo habían decidido un disfraz de Halloween menos producido, pero divertido para este año: los dos novios se disfrazarian de hombres heterosexuales.
Era una idea estúpida, pero todos aman una buena sátira.
Jalil se había decidido por unas bermudas y una camisa de fútbol de la selección del país.
Por otro lado Marco estaba usando unos pants flojos y un sport blanco sin mangas que además había tintado de un marrón amarillento en la zona de las axilas para hacerlo parecer un Sport sudado.
Todo habia sido comprado en lugares de segunda mano.
- Nos quedó increíble, 'Bro' - bromeó Marco dándole una nalgada a su novio
Después de aquel golpe, el trasero de Jalil liberó un corto pero sonoro pedo PPTTTTTTTTTRRRFT. El joven se sonrojo de inmediato.
- Jaja alguien se está metiendo demasiado en personaje - bromeó su novio
- Sí... No se que paso, lo siento Bro, ¡digo!, amor - contestó, sintiéndose un poco confundido
- No te preocupes amor... - Marco le dio un beso a su novio, no sabiendo que aquel sería el último...
Pronto arrugó la nariz, un hedor rancio estaba invadiendo sus fosas nasales. Era el gas de Jalil.
No quería demostrarlo e incomodar a su novio, pero aquel gas apestaba demasiado, era bastante sorprendente, jamás había sentido a Jalil apestar así. Para no incomodar a su novio, pero dejar de sentir aquel hedor, Marco caminó hacia el baño.
Estando ahí, aspiró profundamente, pero otro olor igual de rancio invadió sus fosas nasales, comenzó a buscar la fuente para toparse que venía de las manchas de falso sudor de su camiseta.
Pero era imposible... Las había hecho con colorante, agua y esencia de vainilla...
Sin embargo entre más olía, más seguro estaba de que aquel olor venía de esas manchas. ¡No podía ir a la fiesta oliendo así!, Así que se quitó la playera y decidió que también iría con una camiseta de fútbol, como Jalil. Que suerte que habían obtenido 2 camisetas de fútbol en aquel extraño bazar... Un momento... Aún estando sin camiseta el hedor lo acompañaba, olisqueo nuevamente y se dió cuenta de que ahora el hedor venía directamente de sus axilas.
Olió directamente y un olor a atleta después de partido lo invadió.
Algo muy raro estaba pasando.
Mientras, en la sala, Jalil se rascaba constantemente la entrepierna, había algo en aquellas bermudas que le causaba una constante picazón. Y eso solo podía resolverse de una forma: Jalil metió una mano a su ropa interior y rascó fuertemente.
Cuando terminó de hacerlo por alguna razón sintió curiosidad de oler sus dedos... así que lo hizo, un olor a sudor guardado y húmedo invadió sus fosas nasales.
"Tal vez necesito un baño... Tal vez" pensó y rió.
Pronto desde el baño se escuchó un enorme:
- PRRRRRIFFRRRFRRRRPT
Marco estaba teniendo una incontrolable cantidad de gases.
Jalil rió, sintiéndose incluso algo humillado, eso por mucho lo había superado
- ¡Buena Bro! - gritó Jalil, está vez no cambiando el Bro por algo más cariñoso.
Pronto marco abrió la puerta saliendo del baño y el hedor invadió todo el departamento, pero esta vez ninguno de los dos arrugó la nariz. Ambos aspiraron aquel masculino olor que les recordaba tanto al olor del locker room después de entrenar, el olor del sofá cuando los 2 se juntaban a jugar videojuegos, el olor que ellos consideraban olor a hombría; todos nuevos recuerdos implantados por aquel mismo olor de las camisetas y sus propios pedos que estaba alterando todo en ellos:
Marcos y Jalil ya no eran aquella ordenada y culta pareja gay, ahora eran 2 sucios, descuidados y descerebrados mejores amigos, dos bros que vivían juntos ya que eran los únicos capaces de aguantar el hedor y desorden del otro.
Marco hizo una reverencia a modo de broma, aunque realmente sí estaba orgulloso, seguro que aquel pedo había sido audible hasta en la habitación del nerd que tenían de vecino. Se puso su camisa de fútbol, y ambos estaban listos.
Este año los dos amigos habían decidido usar sus uniformes de fútbol como disfraz para Halloween, no era un disfraz muy creativo, pero ellos tampoco lo eran y no era como que a sus amigos hetero de la fiesta a la que iban les importará.
- ¿Listo, bro?
- Como siempre
Marco nalgeo a su mejor amigo, a lo cual este contestó con un ruidoso pedo, pero esta vez no hubo besos ni vergüenza, solo risas como los buenos jugadores de fútbol heterosexuales que eran.
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frostymilkoviches · 14 days ago
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One Shot Buddie; Post 8x06
"A tu lado (Tan unidos como nuestros cuerpos lo permitan)"
✍️ Palabras: 5.319
⚠️ Etiquetas: Smut, Fluff, más Smut y más sentimientos.
—Me siento bien, es solo que esta fue mi primera relación con un hombre y siento que todo es tan diferente, incluso la ruptura la siento muy distinta. —Buck pasó sus manos por su cabello vagamente húmedo. —Podría decir que estamos más felices ahora, que hace una hora.
—Bro. —Eddie le dio un abrazo a Buck. —Sabes que estoy aquí para lo que necesites.
—Gracias. —Buck apretó más fuerte la espalda de Eddie solo para molestarla. —¿Puedo quedarme aquí? Va a llover y no quiero mojarme más de lo debido.
—Amigo, claro que puedes quedarte aquí. —Eddie le lanzo una almohada a la cara.—Puedes quedarte aquí todos los días que quieras, sabes perfectamente que esta es tu casa, además, tu cepillo de dientes sigue en el baño.
—Es un alivio, porque tengo los zapatos mojados por dentro.
Buck sacudió su cabello mojado en el aire.
—Por cierto. —Buck se levantó del sofá. —Qué bonitos calzones.
Eddie había olvidado por completo que estaba bailando en su casa antes de que su amigo llegara y también había olvidado que estaba en ropa interior. No tuvo muy presente ese detalle cuando abrió la puerta a su mejor amigo.
—Hombre, lo siento. —Eddie se sonrojó. —No me había dado cuenta. —Le quito a Buck la almohada que le había pasado antes y se la puso en las piernas. —Espero no haberte incomodado.
—Vamos Eddie, te he visto en ropa interior antes.
—Es un alivio. —Eddie dio un gran respiro. —No quería que esto fuera algo raro.
—Aunque esta vez pude sentir tú… —Buck camino en dirección al baño señalando la entrepierna de Eddie. —No es que no haya sido raro. —Dijo nuevamente gritando desde el pasillo. —Pero bueno, pude sentir algo rozando mi mano mientras me abrazabas.
Para seguir leyendo en Ao3...
O en Wattpad...
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yzzikatte · 7 months ago
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Big boy ⊹
Advertencia: sub ! Choso, dom ! Lectora, oral, creampie, negar orgasmo, sobreestimulacion.
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- Choso se estremecía bajo tu suave toque, recostado sobre su cama en su cómoda habitación, mientras tanto tú sobre su cuerpo tocando cada punto sensible de el mientras te restregabas contra su intimidad.
Se podían escuchar los jadeos desesperados de el gran muchacho que te volvía loca, con pequeños gemidos por aquí y por allá cuándo sus intimidades se rozaban de manera más inquieta y precisa.
Tu lindo novio portaba un gran y trabajado fisico, con una gran espalda y unos brazos considerablemente más grandes que tus muslos y sin hacerlo de menos unas manos que podían agarrar sin problema tus dos muñecas, con grandes venas saliendo a relucir que lo decoraban con gran sensualidad.
Seguías sobre el frotando su centros de placer mientras te dirigías a morder y succionar su pálido cuello, cada que gemía de satisfacción su manzana de Adán se movía de forma sugestiva.
Pasaban los minutos y comenzabas a tocar cada ricón de su cuerpo, sus lindos pectorales con pezones rosáceos, sus abdominales marcados y mirando desde abajo su definido y sensual rostro, con una forma curvada en sus abundantes cejas y ojos cansados levemente cerrados de placer.
A pesar de que es muy vocal para la hora de el sexo en este momento estaba callado, simplemente jadeando, hasta que algo dentro de el se rompió incitándolo a hablar.
"Dios mío, ____! Creo que estoy cerca, muy cerca" Dijo cerrando sus ojos y mordiendo su labio esperando la confirmación que no obtuvo.
"No te corras Choso, quiero disfrutar de tu miembro un rato más, se un buen chico y espera a que esté satisfecha" Dijiste para seguir restregandote en el hasta que se comenzó a contraer y gemir más alto, a lo que te detuviste.
"Por favor... Estaba tan cerca" Exclamó Choso sin mirarte a los ojos desviando su mirada a la mesa de noche al lado de la cama.
Sin mediar palabra con el lindo hombre debajo de tí, te escurriste cuál serpiente hasta estar frente a su intimidad, bajando tortuosamente sus pantalones de dormir y boxer color negro mientras el te miraba suplicante, pero sin decir ni una palabra.
Al bajar su ropa, te encontraste con su prominente erección que golpeó fuertemente tu mejilla derecha, un golpe seco que hizo gemir a Choso.
Sin importarte mucho diste una gran lamida a su miembro desde la base hasta la punta succionando la misma, ganado un suspiro pesado de el contrario.
Ya estando en el inicio de su intimidad, fuiste bajando mientras lo colocabas dentro de tu boca, escenario que volvía loco al pelinegro que agarraba fuertemente las sábanas para después tirar su cabeza hacia atrás de el placer obtenido.
Tus movimientos eran constantes y rápidos, aunque en momentos bajabas la intensidad para torturar al contrario.
Los gemidos de el hombre se hacían presentes y su inminente orgasmo también, el chico estaba a punto de explotar, lindos gemidos y súplicas salían de el, haciendole honor a tu nombre.
"____! Por favor... Dios mío, déjame correrme, te lo suplico" Dijo Choso rogando mientras su labio estaba siendo mordido por el mismo al punto de sangrar levemente.
Sacaste su miembro de tu boca, para acariciar sus abdominales mientras movías tu mano de arriba a abajo sobre su eje.
Escuchando sus súplicas y pensando que decir detuviste nuevamente tus movimientos, frustrando de sobremanera al más alto.
"Un rato más lindo, te haré sentir muy bien, la espera vale la pena, solo se paciente" Dijiste para guiñarle un ojo y comenzar a bajar tu short y ropa interior, dándole una linda vista al contrario.
Volviste a tu posición inicial de estar en su regazo, teniendo sus intimidades cerca.
Agarras su miembro y comienzas a introducirlo, mientras con la mano que tenías apoyo en su muslo estaba siendo marcado con tus uñas bien cuidadas.
Choso se estremecía y jadeaba mientras tus paredes lo abrazaban sin quitar la mirada en ningun momento de la unión de sus intimidades.
Comenzaste a moverte sobre el, escuchando sus pieles chocar haciendo un ruido sumamente obsceno que volvía loco al hombre, sus gemidos cubrían los tuyos, siendo muy ruidoso por todo lo que estaba sintiendo, tanta estimulación y negación lo estaba matando.
Fuiste más rápido, apoyándote en su hombro, mordiendo su cuello nuevamente.
Tenías su boca en tu oreja escuchando a claridad total todo su placer.
Parecía que tú estabas hecha para el, como se conectaban, como apretabas todo su eje y encajaban perfectamente, lo volvía loco y adicto a lo que le provocabas.
Estaba a punto de llegar a su climax, y esta vez si tienes planeado dejar que lo alcance.
Casi llorando, con los ojos cristalizados el más grande súplica.
"D-dios, dime qué si, por dios, dime qué me puedo correr, lo necesito, t-te necesito" dijo cerrando los ojos dejando caer sus lágrimas de estimulación.
"Si, Choso puedes correte" Dije entrecortadamente para el hombre.
Cada segundo que pasaba aumentaba la intensidad separando mi cara de su hombro para mirarlo a los ojos.
El obsesionado mirando mis pechos rebotar mientras llevaba uno a su gran mano, apretándolo suavemente.
Gruñia en vez de gemir, los jadeos ya eran casi inexistentes, hasta que por fin llegó a su climax.
Su cuerpo se contrajo y agarro mis caderas para moverme y dejar toda su semilla dentro de mí.
Jadeando soltó mis caderas, pero sinceramente no había llegado a mi punto final, así que seguí moviendome.
Su cara fue un poema, jamás había experimentado la sobreestimulacion y se notaba.
Desesperado colocó parte de su puño en su boca para morderlo por la sensación que le estaba haciendo sentir.
Agarraba las sábanas con desesperación, mientras lágrimas brotaban de sus ojos.
Su semilla se veía esparcida entre mis muslos y su pelvis, dando una lubricación natural.
Pronto sentiría mi propio orgasmo llegar al igual que el suyo, ya por segunda vez.
Me moví con más intensidad persiguiendo mi primer climax, consiguiéndolo a la par de Choso.
Cansados tratamos de calmar nuestras respiraciones, con nuestros corazones juntos y un lindo abrazo que denota todo el amor que tiene para dar.
Sinceramente fue una noche que siempre va a recordar.
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pricesugarwife · 6 months ago
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"Déjame cuidar de ti, amor"
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Hello amixes! Este es mi pequeño aporte (de 600 palabras más o menos) para el reto que de mi amada Cali @the-californicationist. Hace mucho tiempo que no escribo ficción, o algo que no sea de trabajo, así que puedo estar un poco oxidada.
Aproveché que me he sentido muy estresada y solo quiero que uno de los chicos de COD me cuide. ¡Espero que les guste! Va con mucho amor.
_________________
Era un viernes por la noche cuando llegaste del trabajo, tu cabello húmedo y la ropa goteando porque ¡sorpresa! Comenzó a llover, no habías llevado un paraguas y tuviste que correr por todo el estacionamiento, usando unos lindos pero incómodos zapatos de tacón. Tu semblante era tan feroz como el clima, un ceño fruncido que provocaría un dolor de cabeza más tarde y los labios torcidos en una mueca que no aflojó al oler esa rica loción después del afeitado que tu hombre usaba, las notas de un perfume ahumado embriagaron tus sentidos y condujeron tus pasos hacia el pequeño balcón, donde podías atisbar la poderosa fisionomía del susodicho.
Cuando escuchó el golpeteo de los pies en el suelo de madera pulida se volteó, dejando caer el vaso sobre la mesa de cristal y atrayendo toda su atención. Sus ojos, tan profundos e intensos, bebían el contorno de tu figura mientras te quitabas la ropa mojada, dejándola en el suelo sin importarte que parecieras desesperada.
— ¿Algo que te esté molestando, amor? —preguntó, alisando su regazo y tendiéndote la mano para que pudieras sentarse a horcajadas sobre él.
Suspiraste, dejándote caer sobre su cuerpo robusto y cálido, presionando tu rostro en la deliciosa curva de su cuello. Llevaste las manos a su pecho descubierto por la camisa blanca desabrochada, acariciando los pectorales cubierto de vellos que escondían tiernas pecas y cicatrices tenebrosas por toda su piel tostada luego de haber combatido en numerosas guerras.
—Es esa perra en el trabajo de nuevo, no deja de molestar y mis jefes no hacen nada para detenerla —murmuraste, subiendo los delicados dedos para acariciar el contorno de su mandíbula fuerte.
—Amor, solo tienes que decir la palabra y está hecho. No tienes que seguir trabajando cuando soy más que capaz de cuidar de ti y darte todo lo que necesitas —contestó el mayor, su mano izquierda amasando la carne desnuda de sus muslos, mientras que la otra sujetaba tu cuello y te instaba a mantener el contacto visual.
Como un depredador que acecha a su presa, se inclinó y a su vez te acercó por el agarre en tu cuello, para delinear tus labios con su traviesa lengua antes de devorarte en un beso que inició un incendio forestal desde tu pecho hasta tu vientre. La boca del hombre te bebía como el líquido que yacía olvidado a su lado, mordiendo los labios, chupando sensualmente la lengua y comiéndote con abandono, consumido por la pasión reprimida entre tu estresante trabajo y la pila de informes que le esperaba después de cada despliegue.
—No quiero ser una carga para ti… —afirmaste entre besos, enterrando las uñas en su pecho y acariciando la piel lastimada por la fuerza con la que te sujetabas.
Para ese momento, sus manos callosas y experimentadas dirigían los movimientos de tu cuerpo en su regazo, permitiéndote sentir la fuerza de su virilidad que se presionaba deliciosamente contra tu clítoris vestido. La ropa interior húmeda se pegaba a ese lugar que ardía de deseo por tu hombre, que estaba muy ocupado en convencerte para que fueras una buena ama de casa para él y dejarás de sufrir tanto a manos de un trabajo donde no te valoraban.
—Dame la oportunidad y te daré el mundo eterno, amor.
Sus palabras se escucharon como un ronroneo seductor para tus oídos, acompañado de sus manos tirando de las pocas prendas que tenías para desnudarte a sus ojos y hacerte suya nuevamente, esta vez para siempre, mientras planeaba un futuro donde estuvieras llena con sus bebés regordetes y lo esperaras con los brazos abiertos al retirarse.
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gayforeplaying · 1 year ago
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Shy At First Seducing Despite Shyness: Learning To Love Each Other Film Script Concept - Homoerotic Institute
Hiking alone, the handsome European men see each other from a distance.  Yohahn, being shy, peaks looks towards Caesar. Yohahn hides his erection currently covered by his jeans. Caesar, aroused, realizes he needs to get Yohahn out of his shell. He smiles and waves his country hat without success.
Caesar’s waiting for Yohahn to open up wasn’t happening yet, so he walks towards him, and pulls his zipper halfway down so to slow things down.  Yohahn turns slightly away, feelling he is too attracted to the younger adonis.  Caesar slowly moves more forward until the two meet a meter apart. Their sexy bodies breathing, turning each other on.
Caesar lightly waves his had across Yohahn’s bulging crotch. Yohahn’s penis jerks but he doesn’t move away, and he’s curious what may next happen. 
The shirtless men discuss how lucky they are to meet where few other guys might meet, that most visitors are straight couples. While developing raport, he gently glides his hand over the other’s crotch, then returns and lands gently on the top of Yohahn’s zipper this time. Slightly the pressure increases into Yohahn’s bulge, while bringing the zipper down just 2 CM.
Next Caesar takes his other hand, slowly slipping down from the top of Yohahn’s jeans. It’s as if Yohahn was begging to be reached in this foreplay. Just as Caesare arrives onto his moist cock, Yohahn reaches for Caesar’s hard moist crotch. He slips two finger in, and through the white underwear. They unbuckle the top of each other’s jeans while their bulges grow. 
And then…! Use your imagination. www.Homoerotic.Org
SPANISH:
Caminando solos, los apuestos hombres europeos se ven desde la distancia. Yohahn, siendo tímido, picos mira hacia César. Yohahn esconde su erección actualmente cubierta por sus jeans. Caesar, excitado, se da cuenta de que necesita sacar a Yohahn de su caparazón. Sonríe y saluda a su país sin éxito.
Caesar estaba esperando a que Yohahn se abriera aún, así que camina hacia él y se baja la cremallera hasta la mitad para frenar las cosas. Yohahn se aleja un poco, sintiendo que se siente demasiado atraído por el adonis más joven. Caesar avanza más hasta que los dos se encuentran lentamente a un metro de distancia. Sus cuerpos sexys respiran, excitándose el uno al otro.
Caesar agita suavemente su mano sobre la abultada entrepierna de Yohahn. El pene de Yohahn se sacude pero no se aleja, y siente curiosidad por lo que puede pasar a continuación.
Los hombres sin camisa comentan lo afortunados que son de encontrarse donde pocos hombres podrían encontrarse, que la mayoría de los visitantes son parejas heterosexuales. Mientras desarrolla el informe, desliza suavemente su mano sobre la entrepierna del otro, luego regresa y aterriza suavemente en la parte superior de la cremallera de Yohahn esta vez. La presión aumenta ligeramente en el bulto de Yohahn, mientras baja la cremallera solo 2 cm.
A continuación, Caesar toma su otra mano, deslizándose lentamente hacia abajo desde la parte superior de los jeans de Yohahn. Es como si Yohahn estuviera empezando a ser alcanzado en este juego previo. Justo cuando Caesare llega a su polla húmeda, Yohahn alcanza la entrepierna dura y húmeda de Caesar. Desliza dos dedos dentro ya través de la ropa interior blanca. Se desabrochan la parte superior de los jeans mientras sus bultos crecen.
Y luego…! Use su imaginación.
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vatoscambiandodecuerpo · 1 year ago
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Max estaba tan ansioso de llegar a su casa, se sentía la persona más caliente del mundo; era tanto su deseo de explorar su cuerpo que le lanzaba miradas incomodas al taxista.
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Al principio del día pensó que solo compraría comestibles, fue en la tienda en donde encontró al cuerpo que actualmente habita. Estaba vestido de manera formal; traje, corbata, barba recortada y zapatos limpios. Inmediatamente, obtuvo la atención de Max, era el tipo de hombre con el cual le gustaba estar. Esa fue razón suficiente para que se sintiera emocionado por las miradas que recibía de su parte.
Su corazón se acelero cuando el hombre se le acercó para hablar, tenerlo tan cerca le dio la oportunidad de percibir el aroma que emanaba de su ropa. Su entrepierna comenzó moverse mientras charlaban.
El hombre le ofreció un trato que lo dejo desconcertado, se trataba de tomar su lugar en una boda. Max confuso cuestiono si no habría problema con que un desconocido asistiera. El hombre se burló al ver que no había entendido su plan, se acercó a su oído y expreso claramente “Nadie dirá nada si te ves como yo”. Con una sonrisa a medias, Max expreso su incomodidad, aún no entendía que quería decir. El hombre se cansó de ser sutil y le pregunto directamente si aceptaba.
Max confirmo con su cabeza, pensó que eso le daría la oportunidad de verlo más seguido. El hombre sonrío, de un movimiento brusco tomó la entrepierna de Max y elevo su alma hasta sacarla de su cuerpo. El chico estaba aterrado, veía su cuerpo inerte mientras el flotaba a la deriva. El hombre suspiro, su alma salió de su cuerpo y entro directamente hacia el que estaba vacío.
El cuerpo del chico comenzó a moverse y miro hacia el espectro. Apunto hacía si mismo indicando que entrará de la misma forma. Sin ninguna otra opción se acerco como pudo y entró en el cuerpo más corpulento.
De inmediato, Max se sentía raro, su peso casi lo hace caer y la vista que ahora tenía le mostraba un apretado traje provocando un enjambre de sentimientos, predominando la curiosidad. El hombre ahora en el cuerpo de Max, le dio detalles del evento y le pidió que se comportara decentemente evitando a toda costa hacer cosas vergonzosas, pero después de que terminara era libre de hacer lo que quisiera. Eso último emociono a Max, se sentía motivado y con confianza.
Durante todo el día estuvo resistiendo la tentación de tocar su cuerpo, su entrepierna se marcaba demasiado, algo que llamo la atención de otras personas en el lugar. Fue un alivio cuando se retiro y tomó el primer taxi hacia su casa.
Ya en su hogar fue directo al primer espejo que encontró, observo detenidamente cada parte de su rostro quedando encantado con cada segundo que pasaba, tocando su barba, exagerando la picazón que provocaba tener una. Jugaba mucho con su voz, era anormal que sonará tan diferente a la suya.
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Se quito la ropa de poco en poco explorando con paciencia cada una de las partes que iba descubriendo. La corpulencia de ese cuerpo le encantaba, sobretodo en sus piernas tan anchas y marchadas. Pronto lo único que quedo fue su ropa interior, introdujo su mano dentro para tocar su paquete que durante todo el día había anhelado conocer. Una onda de placer se extendió por todo su cuerpo provocando que se encorvara a la vez que soltaba un leve gemido.
Rápidamente retiro su mano y tuvo una idea. Bajo una aplicación en su teléfono para buscar a alguien con quien explorar más su nueva carne, se tomó fotos justo en ese momento para llamar la atención. A los pocos minutos su teléfono estaba lleno de notificaciones esperando que alguno de ellos fuera lo suficientemente bueno para el cuerpo que estaba habitando.
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navegandoportumentedenuevo · 7 months ago
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Hace tiempo que no sabes de él,
que no oyes su masculina voz susurrandote al oído deliciosas obscenidades...
Lo recuerdas con todos tus sentidos...
Echas de menos ese OLOR a hombre que desprendía su cuerpo e impregnaba tu ser alborotando tus neuronas...
Con el TACTO de tus dedos tratas de recreear como sus manos te hacían estremecer,
imitas sus gruesos dedos siendo traviesos con tus labios mayores y menores,
cómo esas falanges se adentraban en tus húmedas cavidades arracándote los primeros gemidos...
La VISTA te traiciona,
crees verlo entre el el gentío de la ciudad,
espaldas y cabellos que confundes,
pero no es él.
Parece como si se hubiera esfumado de este mundo...
Crees OÍRLO en el supermercado mientras absorta y pensativa haces la compra de la semana,
giras la vista pero ahí no hay nadie,
aunque tu jurarias que...
Y eso que la sección de vegetales te recuerda a él de una manera "más que romántica" ...
Tus labios y tu lengua apenas recuerdan el sabor su boca, tu GUSTO es exquisito y aún tienes tatuado en tus papilas gustativas el sabor de su glande brillante, así como del resto de su viril cuerpo del cuál te alimentaste infinidad de veces...
Ahora, tras ese momento intenso de hedonismo solitario en el que recuerdas orgasmos y jadeos, besos y prácticas orales vividas con él,
sólo te queda sentir, saborear, palpar y oler el deseo que fluye de tu cuerpo en la ropa interior que él te regaló...
©Navegandoportumente
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dreaming-star20 · 11 months ago
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Infidelidad
Una persona con el corazón roto es capaz de cualquier cosa por despecho. Cuando Antonio se enteró de que su esposa le había sido infiel, se volvió loco. 20 años de matrimonio se fueron directamente a la basura. Aparentaba estar tranquilo ante todos, incluso firmó los papeles de divorcio sin ninguna protesta. Pero de lo que nadie se había percatado era que Antonio cocinaba su venganza desde las sombras. Hasta donde él sabía, su esposa estaba por fugarse de la ciudad con su amante, varios años más joven que Antonio. Las piezas estaban en el lugar ideal para la venganza.
- Veo tu cara en el espejo, y por más que lo intento, no comprendo lo que vio ella en ti. 
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Germán, el joven hombre de 29 años, se dijo a sí mismo en el espejo, mientras con sus manos, acariciaba su musculoso cuerpo lampiño. Bueno, algo así. Si bien ese era el cuerpo de Germán, era Antonio quien lo utilizaba. El hombre había robado el cuerpo de este joven como parte de su plan.
- Quiero decir, eres guapo, bastante, a decir verdad. Y tienes un cuerpo bastante sexy. Pero yo también tengo lo mío. Para empezar, gano más dinero que tú. En lo que respecta a la apariencia, es verdad que no hago tanto ejercicio como tú, pero nunca he descuidado mi cuerpo.
Mientras estas palabras salían de su boca robada, Antonio continuaba sintiendo con sus nuevas manos cada centímetro del cuerpo de Germán. Poco a poco sus dedos se acercaron hacia su zona más íntima. Sin vacilar, sus dedos entraron por debajo de su ropa interior y le dio un buen apretón al largo y sensible trozo de carne circuncidada entre sus muslos.
Mientras estas palabras salían de su boca robada, Antonio continuaba sintiendo con sus nuevas manos cada centímetro del cuerpo de Germán. Poco a poco sus dedos se acercaron hacia su zona más íntima. Sin vacilar, sus dedos entraron por debajo de su ropa interior y le dio un buen apretón al largo y sensible trozo de carne circuncidada entre sus muslos.
- ¡Vaya muchacho! Puedes sacarle el ojo a alguien con esta cosa. Pero el mío es mucho más grueso.
Una sonrisa arrogante se dibujó en el rostro de Germán, una que el verdadero nunca haría. Antonio continuó con su monólogo frente al espejo, odiaba admitirlo, pero toda esta experiencia lo excitaba demasiado.
- Bueno, no importa lo sexy que seas, ahora todo esto me pertenece. Yo soy tu, al menos por ahora. No me malinterpretes amigo, esto tiene poco o nada que ver contigo. Tu no tenías idea de que te estabas metiendo con una mujer casada. Simplemente estuviste en las circunstancias incorrectas. Pero, en fin, eres justo lo que necesito para vengarme de ella.
Antonio terminó de quitarse la ropa que llevaba puesta, dejando al aire libre la hombría de Germán, además de su redondo y suave trasero. La figura redondeada del par de melones que ahora poseía fue irresistible para Antonio. Se dio una fuerte nalgada que hizo a sus glúteos temblar como dos gelatinas.
- La idea original era grabarme teniendo sexo con varias de las amigas más íntimas de mi ex, pero tengo una mejor idea. Llevo semanas con una inquietud en la cabeza, pero no me atrevo a intentar en mi propio cuerpo. Supongo que esta es mi oportunidad.
Antonio les dio un fuerte apretón a las suculentas nalgas de Germán. Estaba muy excitado por la emoción de estar en un nuevo cuerpo. Y más por el estar en uno tan sexy. Se dirigió a la mesa de noche junto a su cama, abrió el cajón, y de él sacó una bolsa negra. Dentro se encontraban un estimulador de próstata totalmente nuevo y una botella de lubricante. Solo Antonio sabía cuánto tiempo llevaban esos objetos guardados. Antonio sacó de su empaque el vibrador y se aseguró de cubrir meticulosamente todo lo largo del objeto de plástico con suficiente lubricante. Aún recordaba con recelo su último chequeo médico, cuando tuvo que consentir un tacto rectal. Salió del consultorio caminando como un cervatillo. Antonio se agachó casi hasta tocar sus pies, de tal manera que su trasero quedó expuesto al cielo.
Todo estaba listo, y con una mezcla entre emoción, duda y algo de miedo, Antonio acercó poco a poco el estimulador a su ano. Introdujo suavemente la punta en su culo virgen, y con toda la delicadeza que pudo, metió el objeto hasta el fondo. Antonio se incorporó y se vio de nuevo al espejo. Hasta el momento todo iba excelente, su rostro mostraba genuina emoción. Su pene incluso se había comenzado a poner erecto sin haberlo tocado. Antonio se recostó cómodamente en su cama y tomó el control del vibrador. La verdadera diversión estaba por empezar. Con mucha seguridad presionó el botón de encendido, haciendo así que un muy corto y rápido movimiento sacudiera el ano robado de Germán. Esto solo había sido el aviso de encendido, pero fue más que suficiente para que un gemido escapara de los labios de Antonio.
La mirada de Antonio se llenó de determinación. Configuró el aparato a una intensidad media y con vibración constante. Tan pronto cómo el estimulador comenzó a hacer su magia, Antonio comenzó a retorcerse de placer en la cama. Daba vueltas y vueltas por todos lados, intentando agarrarse de las sábanas. Las olas de placer recorrían su cuerpo, su respiración comenzó a agitarse. Gemidos, bufidos e incluso gritos se hicieron audibles por toda la habitación. Antonio estaba volviéndose loco de placer. Gotas de líquido preseminal salían de la punta de su pene erecto, que se sacudía erráticamente al ritmo de sus caderas.
Su parte consciente se repetía a sí mismo una y otra vez que debía controlarse, pero poco a poco la lujuria y el placer fue todo lo que su mente obedeció entre el caos sensorial. Constantemente Antonio tapaba su boca, en un intento deliberado de no dejarse llevar tanto por sus instintos. “¿Por qué hago esto?” pensó a la vez que apartaba sus manos de su rostro y se dejaba llevar por la excitación. Respiró profundamente, recuperando un poco el aliento, y a partir de ese momento dejó que el cuerpo que tanto trabajo le había costado robar fuera dominado por sus instintos más salvajes. 
Los ruidos de placer se hicieron más intensos. Probablemente podían escucharse desde la calle, pero a Antonio no le importaba. Su cuerpo estaba empapado por el sudor. El olor que emanaba de él era exquisito. Con sus fuertes manos recorrió cada parte del cuerpo bien tonificado de Germán. Su pene se encontraba ya a reventar. Antonio quería llegar de una vez por todas al clímax, así que tomó la botella de lubricante, se untó las manos con él y comenzó a acariciar furiosamente su verga. No pasó mucho tiempo hasta que hilos de blanco y caliente semen salieron disparados en todas direcciones. El cuerpo de Germán terminó cubierto en sus propios fluidos. Varios chorros aterrizaron en su cara, uno incluso en su boca, permitiendo a Antonio probar por primera vez en su vida el jugo viril de otro hombre.
- No puedo esperar para que metan algo aún más grande por allí. Esto va a ser aún mejor de lo que había pensado. - Antonio apagó el vibrador y recobró su aliento. Tras unos minutos pudo ponerse de pie, tomó una toalla de su baño y se limpió un poco. Sabía que debería haberse duchado, pero le pareció más apropiado conservar su cuerpo cubierto por fluidos corporales. Se puso de nuevo sus Jens y se recostó de nuevo viendo hacia el espejo.
- Voy a matar dos pájaros de un tiro contigo. Tú no te preocupes amigo, descansa allí adentro. Cuando salga de ti no recordarás absolutamente nada de todo esto, y yo abre obtenido mi venganza contra esa perra que alguna vez llamé esposa.
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deepinsideyourbeing · 6 months ago
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Holi! Todo bien?
Tengo un request para enzo si puede ser 😃 porque ya vi que escribís sobre embarazos y necesito un pibe con ese hombre, podrias hacer un drabble o one shot o LO QUE USTED QUIERA sobre enzo y su novia en el cual ella rompe bolsa? (Me imagino que esa es la una situación en toda la relación donde genuinamente lo veas nervioso y sin idea de que hacer yendo para aca y para allá con el bolso del hospital y mirandote con cara de terror cada vez que tengas una contracción)
Cuando sentiste un líquido caliente corriendo entre tus piernas pensaste que eran restos de lo que había sucedido horas atrás, restos del momento compartido con tu esposo luego de bromear sobre las últimas veces teniendo sexo antes de ser padres, pero cuando la sensación no se detuvo comprendiste que se trataba de otra cosa.
Lejos de entrar en pánico e intentando ignorar cuánto te molestaba que se arruinara tu pijama favorito, terminaste tu snack de madrugada y lavaste los utensilios con tranquilidad. Visitaste el baño y estabas batallando con un suéter cuando Enzo despertó, asustándose al encontrarte en medio de la habitación.
-¿Qué pasó? ¿Tenías frío?- preguntó mientras te ayudaba a vestirte, todavía sin comprender por qué estabas en ropa interior cuando abrió los ojos.
-Hay que ir al hospital.
-¿Por qué? ¿Te sentís mal?- y colocó sus dedos en tu muñeca para medir tu pulso.
-Va a nacer.
No recordabas haberlo visto tan pálido en… bueno, nunca, porque en todos los años que llevaban de relación jamás lo habías visto tan nervioso o asustado. Soltó tu muñeca y mientras intentaba recomponerse se llevó una mano al pecho, como si temiera que su corazón fuera a escapar o que sus pulmones colapsaran.
-¿Estás segura?
-Muy segura.
-¿Y cómo estamos? ¿Cómo estás?
Tu sonrisa fue contagiosa pero no lo suficiente para tranquilizarlo y mucho menos para evitar que comenzara a correr por toda la casa luego de ayudarte con tu pantalón y tu abrigo: tomó el bolso que prepararon para el bebé y el bolso con tus pertenencias y los dejó cerca de la entrada mientras buscaba las llaves del auto con desesperación.
-¿Me buscás el termo?- pediste cuando regresó a la habitación, peinándote sin prisas.
-¿El termo…?
No esperó tu confirmación y tampoco preguntó para qué querías un termo, desapareció de tu vista y pocos segundos más tarde un fuerte golpe y un grito te permitieron saber que había llegado a la cocina. Recordaste el pequeño desastre que manchaba las cerámicas y el no advertirle, junto con tu incapacidad de limpiarlo en el momento, te hizo sentir culpa.
Ponerte de pie no fue tan difícil como llegar a la puerta de la habitación, lugar donde una contracción te atacó y provocó que te doblaras presa del dolor. No gritaste pero tu queja fue suficiente para que  Enzo regresara corriendo y fingiendo no masajear su cadera para disipar el dolor de la caída.
-Acomodate acá, vení- te guió hacia el mueble más cercano, tu tocador, y una vez que lograste apoyarte en este comenzó a acariciar con fuerza tus costados. A través del espejo encontraste su rostro nervioso y te sorprendió que la fuerza con la que mordía su labio no lo hiciera sangrar o desmayarse.
-Respirá- le recordaste-. No pasa nada.
-Sí, tenés razón- asintió, aún conteniendo la respiración, y luego soltó una risa temblorosa-. ¿No tendría que estar tranquilizándote yo a vos…?
No fue difícil ver en sus ojos el pánico y la desolación ante un panorama desconocido, pero las palabras de calma durante el corto trayecto hasta el hospital te confirmaron nuevamente que no podías estar en mejores manos. Enzo estaba nervios, sí, pero eso no le impedía recordar que necesitabas su apoyo más que nunca.
Entre contracciones y contracciones tomó tu mano, acarició tu rostro sudoroso y continuó masajeando tu cuerpo en un intento de aliviarte. Ambos habían acordado que no recibirían acompañantes en el hospital (y tampoco los días posteriores al parto), lo cual pareció ser una buena opción una vez que la habitación en la que se encontraban comenzó a asfixiarte y aún más cuando pareció volverse increíblemente pequeña.
Cuando se aproximaban a la sala de partos Enzo encontró la fuerza suficiente para sonreírte, contenido y sereno como siempre, y besó tu frente cuando dijo:
-Vamos a tener un bebé.
La maternidad será con Enzo Vogrincic o no será...
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las-microfisuras · 13 days ago
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Llueve en toda Galicia. Suelo y cielo están fundidos, el corazón de cuatro cavidades por su fibra interior, por la lluvia. Toda Galicia es el ámbito de un grande, sordo corazón. Las aldeas, iguales iglesias negras, más negras, negrísimas, de un negro primordial sacado por la lluvia, huelen a establo mojado humano. Rosalía de Castro piensa, de luto en la puerta de su casa, su campo, casa cubo con maíz, uva, hórreo medio, agua corriente cercana. Ve llover en lo verde blando, en la tierra líquida, en el agua terrosa; pasar, entre agua y agua, la vaca constante, el albino adolescente descolorido, el saludador astroso, el peregrino lanudo, el cura mugriento, la niña pecosa débil, el pequeño carro lamentoso. Suenan bajas, ahogadas en aire agua, las campanas de Bastabales.
(Campanas de Bastabales, cuando vos oyo tocar mórrome de saudades.)
Pobreza y soledad. Ansia, congoja, asfixia de tanta soledad y pobreza circundantes. Una boca grande, una simpatía fea, lloran, desesperan, sollozan. Rosalía de Castro, lírica gallega trájica, desesperó, lloró, sollozó siempre, negra de ropa y pena, olvidada de cuerpo, dorada de alma en su pozo propio. ¡Desconsolación de hermosa alma acorralada, aislada, enterrada en vida! La rodean rebaños humanos que son como rebaños no humanos: el mismo cabizbajo pesar, idéntico olor imperdible, igual mansedumbre y sensualidad resignada. Y Rosalía de Castro no se cuida, no puede cuidarse. Anda loca con su ritmo interior, fusión de lluvia llanto, de campana corazón. Toda Galicia es un mojado manicomio, donde se tiene encerrada ella misma. Galicia, cárcel de ventana en condenación de agua, niebla, llanto, por las que Rosalía ve solo fondos cálidos de su alma.
Niebla en Galicia. Una niebla que flota, redondo algodón, nata salada, cercadora parafina, sobre las rías; que sitia los muros, que se arrolla en las playas, que todo lo hace oscuro entre ella, blancura, desentendida. Entran ciegamente los barcos, no entran. Se pierde el hombre escaso en la opaca totalidad melancólica. Lejos, cerca, en su casa, su campo, en la costa desierta, acortadas las distancias patrias, Rosalía de Castro da vueltas largas y lentas, raudas y cortas, alrededor de las cuatro rocas negras, las cuatro paredes caladas. La rodean cerca, lejos, en cada casa sola, roca sola, tumbas jemelas, llenas o vacías, de una eterna tarde gallega de difuntos, otras pobres Rosalías, más viejas o más jóvenes, “viudas de vivos y muertos, que nadie consolará”.
_ Juan Ramón Jiménez, Españoles de tres mundos. Alianza Editorial, Madrid, 1987.
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letras-y-melancolia · 4 months ago
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Sus manos son hermosas...manos de hombre, manos suaves, tiernas y gentiles, manos firmes e inquietas, dedos de pianista proporcionales a su palma, uñas cuadradas impecables, manos grandes y masculinas.
Mi cuerpo entero me delataba cuando sus manos tocaban mi piel, un solo roce de sus yemas en mi antebrazo erizaba todo en mi, él sabía, él siempre lo supo, me exitaba, sentía tanto que no podia ocultarlo, tampoco sabía cómo, era la primera vez que sentía, era la primera vez que mi ropa interior se empapaba, era aterrador y fabuloso, fui suya antes de quitarnos la ropa, antes incluso de besarnos, incluso creo que soy suya antes de nacer en esta vida, nuestras almas no son ajenas, nuestras almas se reconocieron, nuestra conexión es la prueba de ello, nunca había sentido la sensación de paz y tranquilidad por llegar por fin a mi hogar hasta que ví mi reflejo en sus pupilas. Ahora tenía la certeza de que si era capaz de sentir, que no existía algo malo en mi, sino que lo esperaba a él, lo esperaba a él para florecer...
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