#fiorella faltoyano
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Del Dicho al Hecho, 1971 (part 1)
Spanish TV series aired in 1971, it is made up of 11 independent stories around a popular Spanish saying.
María Montez II starred in the 9th chapter called "Quien a Hierro mata, a Hierro Muere" which was aired the 26th May, she plays the role of Cuca.
In this chapter three very efficient employees are envied for this very reason by their immediate superior: Don Agustín.
Cast:
Fernando Fernán Gómez as Don Agustín
Lola Herrera as Mari Pili
Fiorella Faltoyano as Mari Loli
Teresa Rabal as Marisol
María Montez II as Cuca
SOURCES:
RTVE Play
IMDB
#Del Dicho al Hecho#Quien a Hierro Mata a Hierro Muere#MAría Montez II#MAria Montez II#1971 María M#Fernando Fernán Gómez#Lola Herrera#Fiorella Faltoyano#Teresa Rabal#Spanish TV#1970s Spanish TV#actress#TV actress#Stage actress#dancer#performer
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Costumes from La cocinera de Castamar (The Cook of Castamar, 2021) [2/4].
requested by anonymous.
Costume design by Bubi Escobar.
#La cocinera de Castamar#The Cook of Castamar#Fiorella Faltoyano#2020s#2020s tv#period costumes#my gifs#request#periodedit#costumeedit#costumesource#userthing#filmtvcentral#userbbelcher#cinemapix#cinematv#userstream#femaledaily#dailytvwomen#dailywomen#Bubi Escobar
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Pacino y Oldie Lola de misión, circa 1720
*/Imágenes correspondientes a La cocinera de Castamar/*
(Yo sigo aquí con este tipo de cosas, aviso que probablemente también habrá algún post de este tipo, con algo de Federico o esto de Pacino y Oldie Lola. Aunque también probablemente estaré en esté mood cuando se estrene alguna otra serie de época, como Un asunto privado, en la que participa Aura Garrido, y Los herederos de la tierra, que ya se confirmó que Rodolfo Sancho está en el reparto)
#hugo silva#fiorella faltoyano#la cocinera de castamar#emdt#jesus pacino mendez#pacino#lola mendieta#oldie lola mendieta#el ministerio del tiempo#1720
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#the cook of castamar#tv shows#netflix#tataina rodriguez#michelle jenner#roberto enriquez#hugo silva#maria hervas#fiorella faltoyano#illustration#vintage art#alternative movie posters
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Asignatura pendiente (1977)
#josé sacristán#fiorella faltoyano#josé luis garci#cine español#antonio gamero#héctor alterio#silvia tortosa
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Asignatura pendiente, José Luis Garci, 1977, España
Primer largo de Garci y en cierto modo contenedor perfecto, por su honestidad, de toda una parte de su obra y sensibilidad. Inmediata y reflexiva, habla con acento nostálgico de una generación, la suya, extraviada en un cambio que ni fue como lo imaginaron ni fue tal. La fantasía choca contra una realidad sórdida y deprimente y hace oscilar el tono entre la ilusión y la resignación mientras la deriva histórica se entremezcla con la sentimental, a su vez un intento lleno de patetismo por recapturar el pasado. Excelentes personajes femeninos y el valor de presentar a un protagonista egoísta y desagradable que, progresivamente, se ha convertido en todo lo que despreciaba.
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Fiorella Faltoyano, Biznaga Ciudad del Paraíso del 20 Festival de Málaga
Fiorella Faltoyano, Biznaga Ciudad del Paraíso del 20 Festival de Málaga
El Festival de Málaga. Cine en Español, cuya 20 edición se celebra del 17 al 26 de marzo, otorga la Biznaga Ciudad del Paraíso a la actriz Fiorella Faltoyano por su amplia y destacada carrera profesional. El Festival de Málaga reconoce con este premio a aquellas personas que hacen posible el cine español desde hace muchos años; actores y actrices que, más allá de una retrospectiva, merecen el…
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§ 2.846. Solos en la madrugada (José Luis Garci, 1978)
Vuelta al lirismo peculiar del director Asturiano. Un gran elenco (José Sacristán, Fiorella Faltoyano, Emma Cohen, y María Casanova) para contar una historia muy personal alrededor de la radio y sus personajes.Es el cine de la nostalgia para toda una generación, por eso es un director prácticamente olvidado por las nuevas generaciones, que gustan de otro tipo de cine.No es exactamente que me recuerden una vida que viví, porque no es cierto. No tenía edad para ello, pero sí viví los años posteriores y lo que aquí se narra sí lo recuerdo perfectamente.No es sentimentalismo, es otra cosa. Una forma peculiar de apreciar el pasado, de recordar lo que fue.La época que narra es exactamente cuando se legalizó el partido comunista en esta país, semana santa de 1977. Una época clave, absolutamente clave de la historia de esta país.El personaje principal se ve sometido a las tensiones que provocan dos mujeres a las que quiere. Su mujer, la madre de sus hijos, que ahora sale con otro hombre (todavía no había divorcio), y una nueva chica, más joven, mucho más liberal, más abierta en todos los sentidos, incluido el sexo y las relaciones prematrimoniales.Y el programa que dirige cada vez va tomando un giro distinto, menos grave, y todo parece que el programa ya no es lo que era. La narración de la vida vulgar y corriente de las gentes normales puede tener su encanto como sustento de una historia, la de amor del protagonista. La vida absolutamente corriente del héroe de la radio, triste, sola y desapacible es el motor de la historia que cuenta. Con una casa sin orden alguno, propenso a la bebida, separado, sin ver a sus dos hijos lo que debería. Una vida como la de tantos y tantos. Me ha gustado, pero no es de lo mejor de Garci. O por decirlo de otra manera, Garci tiene cosas mejores.
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Del Dicho al Hecho, 1971 (part 3)
Spanish TV series aired in 1971, it is made up of 11 independent stories around a popular Spanish saying.
María Montez II starred in the 9th chapter called "Quien a Hierro mata, a Hierro Muere" which was aired the 26th May, she plays the role of Cuca.
In this chapter three very efficient employees are envied for this very reason by their immediate superior: Don Agustín.
Cast:
Fernando Fernán Gómez as Don Agustín
Lola Herrera as Mari Pili
Fiorella Faltoyano as Mari Loli
Teresa Rabal as Marisol
María Montez II as Cuca
SOURCES:
RTVE Play
IMDB
#María Montez II#Maria Montez II#María Montez Gracia Fiallo#Maria Montez Gracia Fiallo#Del Dicho al Hecho#1971 María M#Quien a Hierro mata a Hierro Muere#Fernando Fernán Gómez#Lola Herrera#Fiorella Faltoyano#Teresa Rabal#Spanish TV#1970s Spanish TV#actress#stage actress#TV actress#dancer#performer
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#emdt#el ministerio del tiempo#mdt#mdt edit#gifs#lola mendieta#el tiempo es el que es#1×01#perdido en el tiempo#4×01#dias de futuro pasado#4×08#natalia millán#macarena garcia#fiorella faltoyano#edit#EMDT1#EMDT4
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Canción de cuna (José Luis Garci, 1994)
De no ser uno de los intérpretes que equitativamente protagonizan Canción de cuna, no sé realmente de cuál de las numerosas películas en las que ha actuado Alfredo Landa estaría hablando, porque encuentro que la gran mayoría no están a la altura de su trabajo y, sobre todo, de su capacidad para dar vida a un personaje y establecer contacto con el espectador. Por fortuna, tiene unos cuantos papeles que le han dado ocasión de demostrar su talento y de hacerse justicia, y uno de ellos es, sin duda, el barojiano doctor de Canción de cuna, a quien sólo vemos fuera de su casa, y hasta de su consulta, en sus periódicas visitas al convento en el que se desarrolla la acción, pero al que llegamos a conocer íntegramente, pese a su pudor y a que no habla demasiado. Hasta ese punto existe —como en el cine de John Ford— cada personaje de la por ahora última película de José Luis Garci, por fugaz y entrevista que sea su presencia, por elíptica y discreta que sea su presentación, muy alejada de la insistencia, a veces excesiva y en demasía locuaz, de otros personajes de la mayor parte de las películas de Garci anteriores a su serie televisiva Historias del otro lado, decisivo y poco conocido —y nada estudiado, por cierto— punto de inflexión en su carrera, del que sólo encuentro indicios previos en los dos Crack, casualmente protagonizados por Landa, y que constituirían, sin duda, ahora que lo pienso, mi segunda opción para este capricho.
Creo que el secreto de este cambio, que me hace inagotable Canción de cuna y me permite regresar a ella una y otra vez, con el mismo asombro admirativo y acrecentada emoción y gratitud, reside precisamente, en gran medida, en una nueva concepción de la dirección de actores, que es parte de una diferente actitud de Garci en cuanto cineasta. Esquemáticamente, porque no hay espacio aquí para adentrarse en el análisis de la película, y menos todavía de la filmografía de Garci, podría decirse que éste —al menos por el momento— parece haber renunciado a la primera persona, a contarnos su vida o sus sentimientos, y convertirse en portavoz generacional, para consagrarse a contar historias y, por tanto, a concentrarse en la puesta en escena cinematográfica. Los actores han dejado de representarle, y de expresar verbalmente lo que el autor piensa y opina, para ser simplemente los personajes y dejar que sea su propia historia la que indirectamente nos deje entrever, si queremos y sin que nadie nos lo pida, lo que a Garci le gusta, le admira o le inspira curiosidad o adhesión. Este paso a la tercera persona ha liberado tanto al director como a los actores, ha llevado a éstos al centro de la atención de Garci, sobre todo en Canción de cuna, película de una sobriedad y precisión que no están reñidas con el gusto por la belleza y la transmisión de los sentimientos, salvo que ahora son los de los personajes, más que los suyos, los que importan, y por eso nos llegan envueltos en una mirada tan llena de afecto y comprensión como de serenidad.
En ese nuevo marco de referencia ha entrado Alfredo Landa, como casi único hombre —pues sólo al final se le añade Carmelo Gómez— de una película tan centrada como Siete mujeres, de John Ford, en un grupo de mujeres que no por ser monjas han perdido su condición femenina, y con las que el doctor encarnado por Landa tiene relaciones tan castas y amistosas como sexuadas. Sin dar nunca la sensación, a menudo molesta, de muestrario, de exhibición de virtuosismo, lo cierto es que el papel —relativamente breve, como todos en la película— da a Landa ocasión de ser todo lo que puede, a menudo al mismo tiempo: contenido y expresivo, irónico y melancólico, estoico y burlón, serio y travieso, tímido y ocurrente. Que el eje del landismo, un secundario fulminantemente convertido en protagonista que permitió que surgiera a su alrededor un género de éxito popular duradero, sepa hoy integrarse —y como pez en el agua, sin atraer hacia sí la atención, compartiendo los planos— en un reparto femenino de la máxima diversidad —que va de Amparo Larrañaga a María Luisa Ponte, pasando por Diana Peñalver, Maribel Verdú, Fiorella Faltoyano, Virginia Mataix o María Massip, todas distintas de edad, de estilo, de aspecto físico, de carácter, de actitud— es una prueba de la versatilidad del actor y de la confianza, basada en el conocimiento, que tiene Garci en sus dotes y su capacidad de adaptación, que otras veces le ha hecho rebajarse.
Resulta así que la película alcanza un grado de naturalidad que está muy lejos de la tendencia a la impostación que suele viciar, al menos en parte, casi todo el cine español de cualquier época: esto, que es en general un logro asombroso, lo es de un modo muy particular con un actor caracterizado por su vis cómica, que resulta especialmente divertido cuando se entrega al histrionismo desenfrenado, que brilla en las situaciones delirantes de algunas de las estrambóticas comedias que protagonizó en su época de mayor éxito comercial, cuando parecía que la taquilla estaba tan asegurada por su mera presencia y un título chabacano, de los que a mí me hacen huir, que daba igual la historia, unas veces era nula y otras de un grado de locura insólito y hasta saludable.
Lo mismo que las recónditas alusiones a Ford o McCarey no ofenden en Canción de cuna, ni desentonan de la película, la interpretación contenida, controlada e interiorizada de Landa es de lo poco que en nuestro cine se puede comparar sin sonrojo con la de un John Wayne, un Buster Keaton o el Spencer Tracy de las grandes ocasiones. No falta nada: ni la tristeza muda que en otras ocasiones se ha subrayado hasta depreciarla, y que aquí sólo vislumbra quien escruta la pantalla para detectar la intensidad de la emoción que su rostro trata de ocultar, hasta la chispa de locura y de espíritu rebelde y zumbón que brilla en esos ojillos que de pronto se iluminan y solapadamente sonríen.
Decir que aquí Landa está a la altura de la película es el mejor elogio que puede hacérsele, aquí y ahora, a un actor.
Miguel Marías
Revista "Nickel Odeon" nº 5 (Invierno 1996)
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UNA PELÍCULA ESPAÑOLA
Es una película absolutamente española, más aún, de ambientes, escenarios personajes y asuntos rigurosamente españoles; dirigida por un español, José Luis Garci; y sin embargo, profundamente distinta de lo que suele ser el cine español. Quiero decir que carece de la mayoría de los defectos –o excesos– que pesan sobre él y hacen tantas veces sentir desánimo y nostalgia de las posibilidades perdidas.
«Canción de cuna» es una obra de Gregorio Martínez Sierra, de 1911. Este autor, que fue muy notable y conocido, está casi enteramente olvidado, y no es ocioso recordar brevemente quién fue. Nacido en 1881 y muerto en 1947, dirigió revistas importantes y la muy prestigiosa editorial Renacimiento. Estuvo unido al espléndido movimiento literario de la Generación del 98 y la suya propia. Cultivó diversos géneros, con delicadeza y sensibilidad, que se juzgó muchas veces excesiva, y se atribuyó en ocasiones a colaboración de su mujer, María de la O Lejárraga, que murió hace veinte años, no muy lejos de los cien.
Ha hecho falta valor para acometer la empresa de realizar esta película, en la que domina algo que en la superficie pública está desacreditado: los buenos sentimientos. Es cierto que sólo con ellos no se puede hacer buena literatura, ni buen cine, ni nada; pero la verdad es que si se añade talento no estorban, y con malos sentimientos difícilmente se hace nada que valga la pena.
Pero los obstáculos eran aún mayores: casi toda la película acontece en un convento de Castilla la Vieja, a fines del siglo pasado y luego en los comienzos de éste. Y, con la única excepción del médico don José (Alfredo Landa), los personajes son un grupo de monjas (entre ellas, Fiorella Faltoyano, Amparo Larrañaga y otras que no desmerecen en el acierto). Añádase la niña casi recién nacida, depositada en el convento y adoptada por él y por don José, Teresa, que aparecerá luego con dieciocho años (Maribel Verdú).
«Canción de cuna» es excelente cine. Sortea todos los escollos en que hubiera podido caer: cursilería, empalago, caricatura, verbosidad. Es una película sobria, ceñida, rigurosa, que no se permite ningún exceso. Pero además tiene una fotografía admirable, una recreación de los ambientes, del convento y sus alrededores, de la luz, el silencio, la expresión refrenada de las intimidades.
Alfredo Landa muestra que es un excelente actor cuando no le imponen personajes falsos o chabacanos –¿por qué los acepta?–. Este médico solterón bondadoso, un poco escéptico, amigo de las monjas, con larga experiencia melancólica, resulta una figura conmovedora e inteligente.
El equipo monjil –y digo equipo porque el pequeño convento entero funciona como un conjunto en que se articulan las partes– tiene unidad y a la vez una diversidad que hace que las monjas, por debajo de la relativa impersonalidad de sus tocas, sean personas insustituibles. Y un aspecto particularmente acertado es la continuidad que se manifiesta al cabo de dieciocho años, a pesar de los cambios de situación de algunas monjas, del envejecimiento o maduración.
Es una película sosegada, hecha con eso que rara vez se encuentra: primor. A pesar de que no «pasa» gran cosa, su interés es constante, y quizá precisamente por eso; el cine padece ahora la tentación de acumular acciones y elementos que sólo consiguen distraer al espectador y desinteresarlo. «Canción de cuna» logra que la atención se remanse; el espectador no pierde detalle, porque todo es significativo, y las minucias, por ejemplo, las conversaciones entre el médico y la medre superiora, adquiere valor y un callado dramatismo.
La transformación de la vida de las monjas cuando se encuentran inesperadamente con una niña dejada en el torno está mostrada con singular talento. Hay diversidad de actitudes entre ellas; diversos grados –y, más aún, formas– de ilusión. Se elude enteramente lo que se suele llamar «instinto maternal». Hay ciertamente un despertar de la maternidad, pero no como instinto, sino algo muy distinto, específicamente humano. Iba a añadir «y femenino»; pero hay además algo paralelo y masculino: la transformación del médico don José.
Esta película es una confirmación de lo que siempre he pensado: que se puede hacer buen cine español; quiero decir, que lleve dentro la modalidad española, la actitud española ante la vida, el estilo propio, como ocurre con el cine americano y, en sus buenos tiempos, el italiano, el francés, el inglés. ¿Por qué renunciar a ello a cambio de la imitación, la sal gorda y la chabacanería?
Julián Marías
ABC: Suplemento “Blanco y Negro” (01/05/1994)
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Mónica Randall, Biznaga Ciudad del Paraíso
Mónica Randall, Biznaga Ciudad del Paraíso
La actriz y presentadora Mónica Randall recibirá la Biznaga Ciudad del Paraíso del 21 Festival de Málaga. Cine en Español.
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Instaurado en 2015, este premio lo han recogido hasta ahora Julieta Serrano, Emilio Gutiérrez Caba y Fiorella Faltoyano. Mónica Randall se suma ahora a esta lista.
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El galardón se entrega aquellas personas que hacen posible el cine desde hace años; actores y actrices…
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