#es algo que solo me sucedió a mí que tengo una condición bien particular (y rara)
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aarandano · 5 months ago
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yo solo soy un travo que tuvo el privilegio de hormonarse a los 16 pudiendo alcanzar una voz grave pero después dejó por problemas de salud y pensó bueno igual mí meta es la androginia así que ya estoy pero ahora que tengo 20 y mí apariencia se acerca más al de una mujer genuinamente necesito hacer un cambio acá
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ii-ph · 5 years ago
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Todo importa, nada importa, aquí, ahora.
1
— ¡Mamá, mamá! Ya sé que quiero por mi cumpleaños. 
— ¿A, sí? Dime, mi amor. 
— Una capa. 
— ¿Una capa? 
— Sí, una capa. 
— ¿Por qué quieres una capa? 
— Porque sí. 
El chibolo de Martín (cinco años) quería una capa porque se sentía inspirado. Había visto una película de un superhéroe que salvaba al mundo de múltiples fracasos. Razonó que lo único que le faltaba era una capa porque para cambiar el mundo se necesitaba una. 
Al mes, Martín recibió su capa. Inspiradísimo, se auto-proclamó superhéroe. Su mamá le preguntó cuál era su particular poder. 
— ¡Luchar contra el mal, proteger al público, derrotar a los villanos del universo!
A los cortos cinco años de vida, el pobre Martín no tenía idea de los males del universo, realmente qué significaba el público, o de cómo identificar a un villano. Lo fue averiguando, con los años.
Fue abandonando su capa. 
Como cualquier niño que pierde la inocencia y pasa a la etapa de la adultez, se dio cuenta que no podía con todo y como el mundo era demasiado complejo era mejor soltar la capa, ahora metafórica. 
(Fin)
2
La triste y corta historia de Martín es una versión alegórica de mi propia historia, o de la historia de todos. 
Cuando estaba en primer grado, organicé con mi clase del colegio una recolección de basura. A los siete años, indignada por el desastre que era el cambio climático, decidí poner mi pequeño pero ‘importante’ granito de arena. Quedamos en traer cada una una bolsa de basura y guantes para no mancharnos. A la hora del almuerzo, nos reunimos para comer rápido y después recoger todo lo que se había dejado tirado. Al terminar, organizamos sistemática y meticulosamente la basura correspondiente a su tipo. Cartón/papel, plástico, tetra pack, no-reciclable y vidrio. Terminamos el recreo cada una sintiéndonos como Martín cuando obtuvo su capa.   
Ese mismo día, a la salida del colegio, vi como todos los tachos de basura se reunían en una bolsa grande y común que después se cargaba al mismo camión. Los diferentes tachos estaban ahí para enseñarnos que nos tenía que importar el reciclaje (hasta ahora me acuerdo la canción The Three R’s de Mitchel Musso), pero sin que supiéramos, no estábamos haciendo ninguna diferencia. 
Me di cuenta, con el tiempo, que todo lo que hacía (ir al colegio en carro, comer carne, comprar juguetes) implicaba algún tipo de daño y cualquier esfuerzo por evitarlo no importaba, porque somos casi 8 billones de personas y el esfuerzo de una no cambiará absolutamente nada. 
Sin embargo, me di cuenta, hace dos semanas, que estas dos perspectivas opuestas (la del niño inocente y el adulto desilusionado), existen dentro de nosotros, inseparables. Julio Ramón Ribeyro lo explica mejor que yo: 
Decir como los estoicos de la Antigüedad o los místicos orientales: «Nada tiene importancia», ni la vida ni la muerte, ni la gloria ni el fracaso. Decir como tantos intelectuales de hoy: «Todo tiene importancia» la paz y la guerra, la libertad y la opresión, el hombre y la naturaleza, los objetos y las ideas. Ambas actitudes me dejan perplejo. Todo tiene importancia, nada tiene importancia, aquí, ahora. 
Me encuentro igual de perpleja. 
3
“El que mucho abarca poco aprieta.” 
Refrán. 
Quien pretende realizar varias cosas al mismo tiempo, no será capaz de hacer bien ninguna.  
“Lo que mucho cubre poco impacta.”
Refrán, modificado. 
Lo que expone varias cosas al mismo tiempo, no causará un  profundo efecto. 
Ya nada causa impacto. Todo resbala. Todo pasa. ¿Por qué? Tal vez por culpa del internet. O porque hay demasiada gente en el mundo. O porque la historia duele demasiado. O algo sucedió entre ayer y hoy que sin darnos cuenta, nuestra empatía fue anestesiada. 
Una campaña no funciona si a nadie le importa (le importa de verdad). Una foto de un oso polar muriéndose de hambre ya no duele, porque nuestro cerebro se ha acostumbrado a ver sufrimiento en cada esquina. Nos hemos vuelto immunes a la tragedia. Sé que lo he escrito como queja, pero no me quejo. Yo soy parte de ese mundo. 
¿Deberíamos cambiar nuestra perspectiva o es saludable preocuparnos solo de lo que escogemos preocuparnos? 
¿Será que mantener la mente fría, por más egoísta que suene, nos volverá más felices? 
¿Será que enfocarse en un solo problema, uno que realmente te importe, será lo que realmente cause un impacto?
Francamente, ¿a quién le importa? Todo resbala, incluyendo esto. 
(Mientras que escribo me doy cuenta de mi hipocresía, porque estoy publicando esto con la esperanza que alguna persona no le resbale leerlo. Nadie puede evitar esa rara esperanza por dejar su huella. Es la absurda condición humana.)
4
Tengo una nueva capa. A diferencia de Martín, no tengo cinco, si no diecinueve años. A diferencia de Martín, no pretendo acabar con el mal mundial o proteger al público. 
Tengo una nueva bolsa. A diferencia de antes, ya no espero hacer desaparecer la basura. Solo colecciono los residuos de lo que la gente dejó atrás y lo organizo en tachos, categorizados “microrrelatos”, “cuentos”, “poemas”, “columnas” y “fotos”. Sé que todo al final se pierde en el gran camión llamado medios de comunicación, donde todo se mezcla y nada se encuentra… pero(que bien que hay un pero) nunca se borra. Las historias no son biodegradables. Las persistentes pueden durar hasta mil años (en este contexto, los residuos sí son positivos). Quedarán algunas enterradas en algún lado, pero seguirán existiendo por los siglos de los siglos. 
5
Ser feliz (realmente feliz), implica desilusión, error, y esfuerzo. Nos da miedo enfrentarnos a nosotros mismos. 
Si uno piensa que lo que hace no impacta y a nadie le importa, pueden suceder dos cosas: 
1. O tiene mucha libertad en las manos y hace lo que quiere, o
2. Se abruma por el sentimiento y no hace nada. 
Si dejaría que me paralice el pensamiento que nadie me lee y que lo que escribo no impacta a nadie, o (a) iría frita y nada haría o (b) escribiría sin miedo y sin esperanzas. He decidido, por el momento, seguir la ruta (b). 
Así me enfrento a mí misma (y así soy feliz). 
Conclusión: todo importa, nada importa, aquí, ahora. 
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