#en un ratito paso a contestar
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se hizo de lo más firme que halló durante un pensamiento instintivo ; el extremo de aquél que pasaba a su lado al momento de tambalearse debido al charco de alcohol derramado sobre el suelo. sin embargo, su búsqueda de equilibrio fue en vano y terminó por derrumbarse en la pista de baile luego de otro trastabille. lo primero que se bosquejó en sus facciones fue el pasmo, mas el estallido de carcajadas la embistió continuamente. manos extrañas quisieron ayudarle a reincorporarse, no obstante, fiona estaba demasiado ensimismada en hilaridad como para hacerlo entonces ; aplaudió, se apretó el estómago, palmeó el suelo hasta quedarse sentada. “ ay... me hago me hago pis ” articuló consecuente un español perfecto en un matiz aliviado, comicidad ya no la invadía. quizá había bebido demasiado ponche. extendió ambos brazos, sus dedos se abrieron y cerraron, invitando a quién sea a ofrecerle dos manos. “ ¿me ayudas? ” indagó ligeramente, algo tarambana y jocosa.
#sigo con abstinencia? si#bueno acórtenme o ignórenme#i lov hacer que mis pjs pasen el ridículo#yo sabía que en algún momento iba a usar este gif#LO SABIA#en un ratito paso a contestar#also cuento reblogs <3
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Sesion 1 para Sherghei Angheluscu
Hace cuatro dias que llegue al pueblo, cuando vine aqui recibi una gran acogida, parece ser que se alegran de que la gente se paren y no solamente pasen de largo hasta la ciudad. Apesar de ser extranjero el alcalde me recibio en su casa, alegaba que le alegraba tener un hombre de fe incluso si no compartiamos las mismas creencias y que debia recibir una calidad bienvenida, no parecia mentir respecto a eso sin embargo quizas le alegro mas saber que soy curandero y que pudiera hechar un vistazo a su mujer. Eso no lo convierte en alguien malo ni un aprovechado, es un buen hombre que se preocupa por su familia y por su pueblo, ademas eligio confiar en mi, un completo desconocido sin tratarme mal.
El alcalde se reunio con unas cuantas personas y algunos de los mercaderes que tambien estaban de paso, tambien me invito ami, queria celebrar el enriquecimiento del peublo, de las grandes cosechas que han tenido y de los buenos tratos que han recibido.
Aparte de todo el escandalo que habia tambien se encontraban dos elfos en la taberna, pobres de ellos no parecian estar acostumbrados al bullicio, no les culpo a mi tambien me gusta estar tranquilo de vez en cuando.
Transcurriendo la tarde, alegrandome tambien por ellos 2 extranjeros llegaron al pueblo, a simple vista parecia un parduense y una pequeña mediana pasani. Observandolos un poco me di cuenta que la mediana tenia unos gestos raros, cojeaba un poco, parte de la cara la tenia un pelin paralizada, sim embargo lo ocultaba perfectamente, poca gente se podria haber dado cuenta de estos sintomas.
Decidi acercarme y presentarme:
Muy buenas, mi nombre es Sherghei
Justo despues de eso, me llovieron las preguntas fue un buen rato hasta que me dejaron hablar o tan siguiera contestar a alguna de ellas, no estoy seguro de si no les agradaba que me acercara, si realmente eran curiosas, o si intentaban evitar algo.
Despues de un rato asi consegui ir a mi objetivo, le comente a la mediana, que resulto llamarse Mirian lo que note sobre ella, me conto que resulto envenenada. -Soy curandero, no os preocupeis no os cobrare nada, salvo que sea necesario algo de lo que no disponga conmingo, si fueras capaz de decirme que clase de insecto o animal le pico seria mas facil solucionar tu problema-
Me contesto que no fue precisamente un animal si no que le dispararon con un virote.
Me parecia raro, di un par de vueltas a mi contestacion esperando sacar algo de ella.- ¿Un virote envenedado? uf los bandidos de la zona si que son peligrosos, hay que tener mucho cuidado con ellos, son capaces de cualquier cosa por unas monedas.
Me fijaba en su cara y sus gestos esperaba que me mintiera pero como si nada solto una la siguiente frase: No fueron precisamente bandidos.
Me quede en blanco no sabia que contestar, sin embargo ella se encontraba mal y yo no soy juez ni guardia para interrogarla le pedi que me dejara ir donde se hospedaba y que puediera tratarla mejor. Accedio pero por el camino me pidio algo, dijo que ella esta bien que no me preocupe pero que tiene consigo alguien importante que resulto gravemente herido, que no son malos ni cometieron un crimen, que llegaron de forma rara y que tienen que escoltarlo, si podria mirar su condicion y hacer algo por el y que prometiera que no se lo contaria alguien. Dige que si siempre cuando sea verdad lo que me conto y no sean partidarios de algun crimen no diria nada a nadie.
Llegue a la casa donde se alojaban y me presento al herido, cuando dijo que era alguien importante esperaba reconocerle, pero no me sonaba de nada, era evidente que no se fiaba de mi y estaba en guardia con cualquier cosa que decia.
Le pedi que me dejara inspeccionarlo, despues de un ratito me dejo. Sorprendentemente no le ocurria nada fisicamente estaba perfecto, tras un rato me conto que fue afectado por magia de transmutacion.
Despues de pensarlo un rato creo que esto esta fuera de mis capacidades, si es lo que creo que es se necesitaria a alguien de mayor experiencia a la mia, y es lo que le recomende, que la proxima ciudad visite la catedral y ellos seguro que podrian hacer algo con el, sin embargo le propuse que por la mañana podria intentar algo no estoy seguro si funcionara o tan siguiera le mejorara un poco, pero debia de probarlo.
Le conte que me alojo con el alcalde y me pidio que si podia quedarse conmigo, ya que seria lo mas idonea y de paso queria presentar sus respetos al alcalde del lugar, asenti y asi nos pusimos en marcha hacia su casa.
De camino intentaba que me contara mas cosas sobre que le paso, con mas informacion seria mas facil tratarlo, pero fue imposible, a pesar de que estuvieramos hablando todo el rato cuando llegue a la casa y estuve repasando la conversacion me di cuenta de que por mucho que me haya respondido a todo, estuvo en guardia en todo momento y no llegue a conseguir nada de informacion sobre el.
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song gureum en la gala de inauguración.
#* ❪ ♡ ❫ ◞ 𝑔𝑢𝑟𝑒𝑢𝑚 » estética .#sm: gfx#cazó las botas y dijo: con esto pasa como formal !#ahr#en un ratito ya me paso a contestar uwu
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( + 1 ) NOTIFICACIÓN DE #HXNEY00: park yuna te ha compartido su outfit como naufraga / ( @memoriasm, @smpuntos ) .
#sm: gfx#* ⠀ / ⠀ 𝙁𝙄𝙇𝙀𝘿 𝙐𝙉𝘿𝙀𝙍 ⠀ — ‘ guardarropas ’#en un ratito paso a contestar y abrir sts#creditos a pika por tomar decisiones por mi#y los han por las zapas imposibles de combinar#y a springdoy x el template precioso uwu
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UN DIA EN LA PANDEMIA
Por Andrea Peltier
Ahora mis recorridos son casi los mismos todos los días. Empiezo por apagar la música del celular que se quedó encendido toda la noche. Normalmente pongo una lista de música preseteada del spotify sobre ambient del espacio. Escuchaba otra preseteada de yoga y meditación pero empezó a asustarme la idea de que la música influyese en mis gustos entonces traté de subir un poquito de nivel y la verdad la lista del espacio no está mal. Tiene canciones de Brian Eno, Biosphere, Harold Budd, quel Aphex Twin y bla bla bla. Cuando se acaba esa playlist empieza la radio de la playlist y al principio el algoritmo lo hace bien, pero después pone a Durutti que es más como para el atardecer entonces me despierto, me paro y la apago. Ahí empieza el día que es por eso de las 7:00 am. Después me vuelvo a dormir un rato hasta las 9:00 am aproximadamente. Como sigo trabajando, a las 10:00 o empieza una junta o empiezo a contestar mensajes desde la cama. Abro IG y checo que notificaciones tengo. Si postee una pendejada en la noche checo si esta muy estupida y si sí pues la borro, pero si no, la dejo viva.
Ya que chequé todos mis mensajes en mi cama, me paro a fumar y decir ‘wake and bake’ irónicamente en voz alta. Voy al baño, me veo en el espejo, confirmo que ya estoy pacheca, hago pipí y me voy a la cocina a decidir si empiezo con mi agua de limón con jengibre o me voy directo al nescafé. Empecé a tomar nescafé porque nunca he tomado buen café. La verdad le hecho tanta azúcar que no tiene sentido que sea bueno. Es en este tipo de elecciones cotidianas que descubrí que no tenía que impresionarme a mi misma, me pregunté: ¿en dónde estás poniendo tu dinero, Andrea?. A partir de eso empecé a bajar de calidad varias cosas en mi casa. Esto empezó cuando me salí de casa de mis papás. Es obvio que no me alcanzaba para tener la misma calidad de vida.
Ayer me hice mi té de limón con jengibre que hab��a dejado de tomar desde hace mucho. Lo retome y en realidad nunca he entiendo si sirve o no pero este tipo de rutinas me ayuda a sentir que tengo las riendas de mi vida. Me hice el desayuno que es prácticamente un taco de huevo revuelto con aguacate y salsa de chipotle. Justo en este momento que escribí mi desayuno me acordé de dos exnovios. El té de jengibre me recordó a Alfonso que me enseñó a hacerle té de jengibre en las mañanas para aligerarle el morning sickness. Y del otro que me acordé, fue por la salsa de chipotle que aprendí a hacer por la mamá de Manolo que compraba los chipotles en escabeche y los licuaba con un poco de azúcar. Hoy en día hay mucho de ellos en mis rutinas diarias. A uno lo sigo viendo y lo estimo mucho, pero cada que pienso en el otro me dan nauseas y la verdad no entiendo muy bien porque.
Ya que desayune, me hago otro café y me meto a bañar. En la regadera sigo teniendo juntas, y contestando mensajes. Me encanta meter el teléfono a la regadera. Lo llevo haciendo desde hace años. Es muy sencillo y solo he tenido un accidente y para nada fatal. Para este momento estoy en el pico de mi pacheca y la luz en el baño me parece eternamente bella. Todo es blanco, translúcido, huele a jabón y escucho música. Nunca escucho una playlist determinada para el baño; depende con qué ánimo me haya levantado para poner la música con la que voy a empezar el día. Ayer que hice la limpieza del baño fue Mecano, y antier fue Kendrik Lamar y anteayer fue slowdive. Este encierro suena mucho a shoegaze. Creo que es la marihuana. Hay momentos con las guitarras de los Cocteau Twins en los que estoy muy arriba de mi nube y pienso “¡Claro! por eso la banda que escuchaba esto back in the day estaba pacheca, suena deli”. Últimamente con la pandemia fumo todos los días de nuevo como si fuera 2017 o 2016. Me queda claro que la marihuana hace que los detalles del cotidiano de tu vida miserable luzcan como algo sagrado. Las ventanas con los atardeceres morados, o los brillos y sombras que se hacen con las plantas en el piso.
Bueno, después que salgo de bañarme me pongo desodorante, crema, me peino, me pongo mi uniforme de cuarentena que es básicamente un sport bra, unos jeans negros u otros que son como cafés atigrados y una camiseta negra. Todo el día estoy descalza. Me voy al estudio y me pongo a trabajar. Mi trabajo es un poco oscilar entre el teléfono y la computadora entonces se va rápido. Me preparo mi primer lunch, manzanas con tajín o un jugo de zanahoria. Sigo trabajando hasta que dan las 4:00 y ya es hora de comer. Como carne en diferentes versiones: versión taco, versión ensalada, version pasta. Lavo todo, me tiro un rato en el sillón, hablo por telefono, doy direcciones, y por eso de las 6:00 me hago mi tercer café y regreso a la computadora. Sigo derecho hasta que son las 9:30. Todas las luces de la casa están encendidas en ese momento y yo ya no estoy pacheca. Le gritó a iván que ya es hora de correr, él me grita que si ya estoy lista y por lo general nunca lo estoy. Así que voy a mi cuarto y me pongo mi uniforme de correr que consta de unos shorts deportivos chiquitos, una camiseta, una sudadera negra, una banda para el pelo, una dona para hacerme un chongo bajo, unos calcetines chiquitos y mis tenis que siento que están demasiado gordos.
Ya que vamos a salir agarro los audífonos que son esenciales para correr, una servilleta y las llaves. Y ahí vamos. De camino Iván y yo platicamos sobre nuestro plan de ponernos mamados o nos contamos algún chisme. Caminamos como 3 cuadras hasta llegar al ecoducto donde después de las 10:00 pm no hay casi nadie. Tal vez una pareja o un vato paseando a un perro, el policía y nosotros dos. La luna está justo arriba de nosotros y el mundo vuelve a tener sentido.
Iván corre sin problema 3 vueltas, pero yo solo alcanzo a hacer 2. Antes de empezar calentamos y pongo mi playlist de correr que es una playlist de música clásica. Esta playlist lleva hecha desde hace un montón, y es que siempre he hecho ejercicio. Hace dos años deje de hacer y el cambio que tuvo mi cuerpo fue brutal. Hacer ejercicio nunca me ha hecho más feliz, pero estar más bonita si hace la diferencia. Es muy triste pero es muy real.
Correr con música clásica es de las mejores cosas que puedes hacer. Entras en un estado cerebral que te despeja. Entiendes que estás haciendo ejercicio por algo mejor que solo hacer pompa aunque solo quieras hacer pompa. Sudar engrandece.
Cada que salgo a correr paso por la casa de un hombre que conozco y del que según yo no estoy enamorada, pero pienso en él constantemente. Se vuelve muy insoportable a veces porque es imposible no voltear a ver si están prendidas o apagadas sus luces. Ni me interesa si está o no está, y a veces me desespera pensar en alguien mientras corro porque se supone que es un momento para mi. Pero es imposible. El y yo nos vemos de vez en cuando, trato de que no verlo porque trae atorada a su ex pareja, y esas historias me las sé de memoria.
Siento que estoy muy aburrida y esa es la razón por la cual pienso en él. Siempre pasa. Pero pasa el tiempo y esa historia no para. Me gusta nuestra historia, y me gusta cada que nos vemos. Ya llevo casi 2 años de vernos en el punto exacto de la casualidad, pero últimamente me dieron ganas de jugar a que sí estoy enamorada de él. Mi mejor amiga ya me regañó diciéndome que jamás se va a convertir en nada más, y tal vez tenga razón. Pero la pandemia nos tiene locos imaginandonos muchas cosas. Y a pesar de que esto suene medio triste, me da gusto aunque sea tener un juguete. Y me da gusto volver a fantasear con alguien.
Después de nuestras vueltas regresamos a la casa para hacer la rutina de ejercicios que nos toca. Ayer fue la de abdominales de la Pamela Rif que es muy cansada y la odio. Para acabar, mientras Iván se mete a bañar, hago otra rutina de estiramientos que me deja toda estupida y cansada. Iván sale de bañarse y cenamos juntos. A veces callados en nuestros celulares, o a veces nos escupimos de la risa. Ceno normalmente algo que involucre Salmas y aguacate con un té de manzana. Me meto a bañar, me pongo crema como loca. Me tiro boca abajo en mi cama y me quedo escuchando videos de youtube que explican cosas, como por ejemplo ¿Cómo integrar tu sombra?, un video sobre cómo explorar el potencial de tu dark side, o una clase de Stanford como el comportamiento sexual humano, mientras scrolleo furiosamente todas mis aplicaciones. Voy a twitter, luego a instagram, luego a facebook, a pinterest, a tumblr, a co star, a astrology zone, a reddit, a instagram, a twitter otra vez, hasta que me dan ganas de leer sobre algo que no me quedó claro de algo que leí en reddit y ya cuando veo ya son las 2:00 am y Mona entró al cuarto para ponerse entre mi teléfono y mi cara, como pidiéndome que la quiera un ratito. Le hago cariñitos, pongo la playlist de los ambientes del espacio, me pongo el antifaz y me quedo dormida. Por el momento, después de muchos años, regresé a una rutina muy parecida a la rutina que tenía en la preparatoria. Me la estoy pasando bien antes de que explote todo. ¿Y tu?.
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“Estás en el laburo?” tipea, para un momento después presionar la yema del pulgar contra el botocito verde que da inicio al comando de enviar. No por una falta de interés en respetar las premisas básicas para la lecto-escritura de la lengua española sino más bien como una manera de dejar ganar a la paja por knock-out, se saltea el primer signo de pregunta. Si no fuese por el obrar milagroso del auto-corrector interponiéndose en el camino de la previamente mencionada paja, el mensaje se leería algo así como “estad en ek laburoi?”.
No siempre escribe así, eh. Pero esta vez el receptor del mensaje es Federico y es seguro enviárselo sin contemplaciones, más allá de cualquier intento frustrado de esbozar una frase coherente, porque lo va a entender. O no, y leerá entre líneas y se lo va a figurar, pero no le va a preguntar qué mierda le quiso decir. Eso último es todavía más importante. En cambio si a la persona con la que está comunicándose realmente requiere que nivele para arriba y saque a relucir sus habilidades discursivas, entonces sí. Pero sólo en ese caso extremo. Hoy, sin embargo, siendo el día que es, tiene tanto sueño y la falopa bajó tan mal que añadirle a esa frase el que... correspondiente al final abierto sería inútil. Duda que haya remate cómico en la cultura del habla argentina que pueda mesurar ese cansancio tan íntimo así que... nada.
Va de nuevo, se dice, la tercera vez que aprieta el sello que porta sus datos al pie de la receta de un ibuprofeno seiscientos (para bajar una fiebre, con reposo y baños y toda la cosa) y la tinta no se adhiere al papel como corresponde. Después más bien se pone a sí mismo un poco de presión: ahora lo vas a hacer bien. Y sí. Lo hace. Espera que en la farmacia a la que la mujer vaya a ir a presentarla no le armen ningún escándalo por el tema del sellito poco claro. Le podría decir a Vilchez (ése es el apellido de la señora y de su hijo, que está que delira de fiebre hace unas cuantas horas pero, ella dijo citando, “no le creí porque siempre me mete el perro para rajarse al skatepark cuando me voy al trabajo”. A Simón le pareció sumamente entendible) que vaya a la farmacia de acá a la vuelta porque ahí trabajan mucho con la gente que sale del hospital e incluso sin haberlo visto nunca ya le conocen la caligrafía de mierda al doctor Zandoná.
Bueno, pero... no está tan mal. Poniéndole la tapa a la birome negra para dejarla ya sobre la mesa, inclina la cabeza y de nuevo le dedica una mirada larga y tendida a la receta: el papel blanco un tanto maltratado en las esquinas inferiores por el vaivén del cajón, el primero a la derecha del escritorio, y el trazo suyo, grueso, tan fuerte que se lo puede sentir con los dedos si se da vuelta el papel luego de él escribirlo. ¿O sí? Sí. Y... ¡pero, sí! Está desprolija, sí— ¿Sabe qué? Mejor... Le voy a hacer otra, a esta la tiramos —ahí la levanta del escritorio y corre con el pie el tachito de basura verduzco al mismo tiempo que la parte en cuatro y, no contento, luego en dos más. Después efectivamente la descarta—. Pasa que me quedó la letra bastante imposible... y para que no se le quejen en la farmacia... —él la mira y niega con la cabeza, alzando una ceja apenitas queriendo decirle, así entre nos, “qué plomos” y ella se ríe, le dice que sí, la verdad que a veces son un poco quisquillosos.
Tiene tanto sueño que a eso de la una, una y media de la mañana cuando la guardia se calmó un ratito y pudieron ir turnándose para ir a su aire unos cuántos minutos triviales él se calentó un boldo en el microondas y cuando se sentó para tomárselo se quedó dormido con la cabeza escondida entre los brazos, éstos cruzados sobre la mesa. Ni siquiera se dio cuenta de cómo, cosa rara porque olvidarse cuándo se queda uno dormido estando sentado vaya y pase (basta con parpadear un segundo de más con la vista clavada en los apuntes y chau, hasta mañana, él sabe), pero ¿no acordarse de correr la taza a un costado y acomodar el cuerpo de lo lindo para que no le duela el cuello cuando se despertara? ¿Se podrá eso o será el primero en lograrlo?
Cualquiera sea el caso, el tema es que el té se enfrió y se lo tuvo que tomar a las apuradas (lo calentó de nuevo y el primer sorbo le quemó feo la lengua, le quitó el gusto por completo al té) porque cayó del cielo una ambulancia con una piba que se había desmayado en la puerta del boliche y que estaba planchada de tal modo que no la podían despertar. Al final hubo que limpiarle el estómago. Y bueno, piensa, pura resignación. La ha pasado peor en noches tranquilas en las que nadie entraba y él sabía que podría estar durmiendo la mona en algún consultorio pero, al mismo tiempo, presentía que ni bien recostara la cabeza en una cama iban a empezar a llegar pacientes. Como no se decidía a arriesgarse, una noche terminó quedándose sentado en la guardia vacía -y ridícula, como cuando la película termina, la sala de cine se ilumina y la magia de golpe, ¡puf!, se cae fulminada- dibujando. Pispeando de a ratos la trasnoche del televisor el reloj se le vino encima y cuando se quiso dar cuenta no había venido nadie y eran como las cinco. Esa vez se sintió un poco brujo, después nunca más.
Simón al final termina pasando la receta y las indicaciones mientras lo vuelve a explicar todo paso por paso -tanto caligrafía como prolijidad se mantienen exactamente igual que antes, pero evidentemente escrito con un poco más de atención- y al poner el sello le da con ganas y le sale, apenitas una de las esquinas del recuadro que contiene las letras falla en traspasarse. Son las ocho y cuarenta y cinco de la mañana cuando la señora se va asintiendo con la cabeza cuando Simón le dice que pase de nuevo en dos días máximo para control y él está seguro de que el pibito se va a mejorar y la madre se va a dormir en los laureles.
¿Y a vos eso qué te importa?
Ese pensamiento hace eco por todos lados, corta con la precisión de un bisturí. Se queda un rato colgado pensando en eso con las manos tocándose entre sí sobre el escritorio y la cabeza inclinada en un ángulo levemente extraño (a esto no lo controla, no se da cuenta hasta que se endereza) y le cuesta horrores parpadear cuando escucha que meten más fichas de pacientes al cajoncito de la puerta— La puta madre —susurra. A ese medio sueño de vigilia lo aleja poniéndose de pie demasiado rápido (demasiado entre sus buenas comillas) y reemplazándolo con un mareo que ni bien aparece se propone no registrar: lo caretea hasta la puerta y al abrir para llamar se apoya contra el marco para sostenerse. Para cuando vuelve al escritorio ya está bien. Lero, lero a la privaci��n irresponsable del sueño -la última vez que durmió fue el jueves, hoy es sábado-, un punto para Simón.
A las nueve menos cinco Federico le contesta que no, que es domingo. Pasando por alto el hecho de haber puesto en evidencia estar notoriamente desubicado temporalmente, se permite fijarse en otra cosa (y ésto habla explícitamente de la delicada situación de su psiquis): luego de esos dos, el broche de oro lo pone un único “?” que le manda. A Simón le resulta, más que evidente, indudable que se acaba de despertar y que miró la pantalla del celular con un ojo cerrado y el otro con los párpados a medias despegados y contra su estómago acomete una puntada feroz. Se quiere morir. En ese segundo de realización lo embargan unas ganas inmensas de morirse y el sueño lo hace sentir tan, pero tan infeliz que piensa que no quiere pisar nunca más un hospital. Media hora y moneditas después, a eso de las nueve y cuarenta, cuando Tinezmar pasa con el auto y el pelo mojado de la ducha por la puerta de la guardia y le da la bolsita de Starbucks con el café, el roll de canela y el croissant de chocolate adentro la vida, o más el futuro inmediato, ya no parece tanto una mierda. Después de comérselo todo no se hable más.
Simón recibe el paquete y al mayor lo abraza (con un solo brazo, el único libre) metiendo el cuerpo por la ventanilla abierta— Gracias, negro —y le dice que lo quiere y su amigo resopla y se ríe, encogiéndose teatralmente de hombros. ‘Y, ¿qué va a ser?, somos amigos, ¿no?’ Cuando Zandoná se da la vuelta para entrar y lo sigue hasta finalmente perderlo de vista, niega con la cabeza y se ríe. Es justo cuando, divertido, se pregunta cuánto hará que no duerme que le tocan bocina desde atrás. Después del sobresalto hace aparición la mítica canchereada: ‘bueno-bueno’ así, dicho a las corridas y sin espacio entre ambas repeticiones, mirando por el retrovisor y gesticulando con las manos, ‘¿qué pasa hoy, eh? Estábamos todos apurados al final.’ Y sale después de pasar el cambio de sopetón. Al par de cuadras se le pasa y se vuelve a acordar de Simón. Después le va a mandar un mensaje para preguntarle si hizo algo más ayer.
Cuando llega a Gorriti, mete el auto al garage. Son las diez y media y desde ya está decretando férreamente que hoy no piensa hacer nada más que dormir... ni siquiera comer. En el andar ralo y ausente casi se le escapa que su Maga lo espera durmiendo estirada a más no poder adentro de una de las macetas debajo de la escalera. Al descender sobre una de las rodillas para poder acariciarla cómodamente piensa que sí, Federico tiene razón. Es domingo, claro, se repite, sentándose contra el piso fresco de cerámica y frotando de forma maquinal a la gata. ¿Cómo no va a ser domingo si ayer, cuando se iba manejando para el hospital aprovechó el espacio y la llamó a Florencia (hablándole por el chiche ese que permite conectar el teléfono al puerto bluetooth del coche y contestar por ahí las llamadas, nunca de otro modo) para contarle que estaba jodido de trabajo y que mañana no iba a poder ir a comer a su casa? La gata entonces lo muerde. Salí, así es una cagada, casi que le dice. Él sacude la muñeca un instante por el sobresalto: fue casi sin fuerza, para espantarlo nomás, no le dolió. Simón se levanta y le pide perdón— Pero estoy cansado —explica. La gata lo sigue con la mirada de ojos marrones hasta que cierra la puerta de la cocina, arriba, detrás suyo. Después da una vuelta por el patio y se vuelve a acostar donde antes.
Simón da la misma vuelta, pero por la cocina y luego el baño. En la primera bebe sin respirar el contenido de una botella de un cuarto de agua recién sacada de la heladera y revisa la casilla de mensajes. Nada del otro mundo. Responde a los pertinentes, a los otros no y así los desanda todos hasta llegar a la conversación con su madre. La abre y se acerca el micrófono a una distancia prudente de la boca cuando va a grabar— Ma... recién estoy llegando a casa del hospital —se pasa una mano por la cara, presionando uno de los ojos con la base de la palma, en la grabación la voz se le distorsiona un tanto en la disculpa—. Perdón por hoy, pero la verdad... hice como catorce horas y estoy matado. Te quiero. Paso el martes, ¿eh? —al celular lo enchufa en el dormitorio después de cortar y activa una alarma para dentro de doce horas (mentira, pone tres. Pero le gustarían doce). Si puede más, va a meter más, pero para empezar por algún lado... lo mete adentro del cajón de la mesita de luz sin ninguna delicadeza especial. Un poco más lo revolea, en realidad.
Después mira la cama.
Suspira. ¡Lindo bardo!, lo hace preguntarse qué más falta. En la mesa de luz del otro lado está la botella de agua que trajo el sábado a la mañana, que todavía tiene un poco, caliente, adentro, y también el pomo plástico del lubricante tibio que usó la otra noche. Se lleva ambas manos a la cara, de nuevo pasa los dedos por encima y tironea de los párpados secos, cansados. Vuelven las imágenes que estuvo tratando de forma consciente de evitar durante toda la noche del sábado y hasta ahora inclusive. En la de éste, junto la pila de tres o cuatro libros que tiene en lista de espera y el velador apagado, se delinea perfecta la silueta destrozada (abierto con los dientes, por eso) del paquete de un preservativo. Él no lo ve pero abajo, entre el mueble y el pie del somier, hay otro más igual de roto. Al primero se lo queda mirando, como queriendo evitar el hecho tajantemente ineludible de que sobre el colchón las sábanas están arrugadas y caen del abismo al final del lecho, la ajustable está totalmente salida del lado superior izquierdo, se ve la tela blanca del colchón abajo. Del cubrecama que estaba doblado por la mitad al final ni noticias, tampoco. Lo encuentra después de dar la vuelta a la cama, desparramado por el piso junto con la camisa que se puso para salir antes de ayer.
A las sábanas tironea para arrancarlas de la cama, hoy no le molesta que el elástico se vaya a vencer o la mera posibilidad de eso, y cuando se agolpan contra él estalla entre sus manos el olor de la otra noche. Olor increíble a garche, picante en la nariz, fuerte y fácilmente discernible. Olor a ese garche en particular... de algunas cosas se acuerda claramente y de otras no tanto. Las que vuelven impolutas en su exactitud lo hacen tragar saliva y aguantarse la vergüenza, la sonrisa estúpida, todo al mismo tiempo. Se le retuerce apenitas el estómago con la picardía de cada escenita que se repite, pretende ignorarlo mientras baja las escaleras del estudio y deja la ropa de cama sucia en el lavadero. Antes de cerrar la puerta del lavarropas se asegura de inspirarlo una última vez, aunque pretenda que no, nada que ver, mirá si voy a hacer eso. Pero sí.
Mientras vuelve a tenderla, con otras que huelen a jabón líquido y perfume casi de manera burda, piensa que le encantó. Es raro. Siempre hay algo, por algún lado, de lo que la otra persona es durante el sexo que termina siendo un poco chocante -por la rematada individualidad de cada uno, no más que eso- pero el otro día no hubo más que subidas tras subidas tras subidas. Se acuerda de lo caliente que llegó a estar y no entiende cómo. O sí, sí entiende y todo se reduciría, palabras más, palabras menos, a la cara hermosa (dice cara por decir algo, porque hermoso tenía todo, de principio a fin) del pendejito con el que estaba cojiendo. Cortita y al pie. Tira la almohada contra la cama y se acuesta encima después de enfundarla, repta un tramo para estirar el brazo y llegar a abrir el cajón y sacar el teléfono. Lo desbloquea y lo deja sobre la cama (lo saca del cargador antes de tiempo, así que la batería vuelve a estar en diecinueve y se pone roja, baja el brillo) mientras tira del cuello de la remera para sacársela. La tira al piso, contra el espejo, no importa. Tendría que mandarle un mensaje y decirle algo. Hola, no sabe en realidad, podría ser un ¿cómo estás? o quedé descerebrado con lo bien que me garchaste el otro día. Va a abrir el Whatsapp, desliza el menú a la derecha y ahí va, pero a mitad de camino se acuerda con naturalidad: lástima que no le pidió el teléfono.
Después de un rato se duerme, pero con un mal humor aún mayor.
No será un canto a la vida y la alegría, pero por lo menos ahora, hoy, está bien dormido. Así que cuando una de las enfermeras le pregunta qué planea hacer para año nuevo, él ameniza el gesto por milésimas y le dice que va a pasarlo en familia, que después, con los amigos, no está seguro. Ella le cuenta algo similar, viene su mamá de Rosario y está contenta (Zandoná se da cuenta de que más de lo que en realidad le está demostrando y le sonríe), él le dice que qué bueno, se alegra genuinamente por extraño que parezca. Ella desprende algo cálido.
Después de eso el par de horas que faltan para que se pueda ir de nuevo a su casa, a dormir y después a comer algo con los chicos en la casa de Hernán, todo en ese orden, se le deshace entre las manos como nada. A la hora de agarrar sus cosas y tomárselas apenas se las puede arreglar para no salir corriendo por los pasillos como un desquiciado. Ya en el auto, ¡qué felicidad!, por favor, después de tirar la mochila en el asiento del copiloto, se pone el cinturón de seguridad. En el camino -ahí, mientras sale marcha atrás y da la vuelta con cuidado por el estacionamiento, empieza a trazar el plano mental estratégico que va a hacer que pase a comprar todo lo que necesita sin dar vueltas- tiene que pasar a comprar la pipeta para Maga. No se tiene que olvidar. Mañana se va a tomar el día, así que no va a poder pasar por la veterinaria. Le pidió amablemente a un compañero que lo cubriera mañana (el alegato: un favor que el otro le pidió hace como un año y que Simón, cuyo pasatiempo preferido es no tomarse las vacaciones que le corresponden para acumularlas y poder, después, cuando surja la posibilidad, perderse veintipico de días en una isla en el medio del océano, no le había pedido todavía que devuelva) y se va a ir a buscar a Florencia temprano. La va a llevar a La Boca o a San Telmo para ir a comer a un lugar lindo y después a ver algún museo. Lo venía pensando hace rato.
Sale del garaje, mira para ambos lados antes de meterse con el tránsito. Ahora tendría que salir por Bustamante hasta Peña y por esa hasta Díaz (y de ahí... nada, cosas momentáneamente vacuas que sólo a él se le pueden ocurrir con tanta anticipación y que dado el estado de abandono del GPS en el tablero tampoco son tan importantes) pero no, ahí está, sale para General las Heras, como un reverendo... gil. Por estar pensando giladas. Frunce el ceño, obvio, y el semáforo cambia a rojo justo antes de que él pueda llegar a cruzar la intersección. Con que acá se acaba mi suerte. Se sonríe, el suspiro largo y contenido de segundos más tarde parece desinflarlo a tal punto que se deja caer contra el asiento con las manos sobre los muslos. Hasta que el semáforo, eterno, no cambia, no se mueve más que para agarrar de un manotazo los lentes de sol de adentro de la guantera. Se pasa una mano por el pelo. Tiene los rulos en cualquiera, avanzando detrás de un colectivo aprovecha para echarse una mirada en el espejo retrovisor, no tendría que venir así a trabajar, la barba crecida, todo. Si no tuviera el ambo puesto, caminando por la calle parecería cualquier cosa. Se lo va a cortar. Mañana o pasado, sí, sí. Parece un croto. El colectivo desapareció, de golpe, y la parada de adelante, pero del lado contrario a la mano en la que está él -la vereda de enfrente-, está vacía. Echando un vistazo alrededor, tiene una panorámica perfecta tanto de eso como de la gente que camina por ahí.
Piensa que se equivoca y mira dos veces. Está Nahuel.
Pero sí, claro. Sigue avanzando, las manos que acarician un momento la superficie del volante y el tránsito se vuelve a congestionar. Espera. Las otras veces que se lo cruzó por el hospi fueron viernes, más o menos a esta hora, cuando Nahuel sale de andá a saber dónde y pasa caminando cerca de la guardia porque de pronto qué interesantes son las sillas de la sala de espera y la gente con cara de sufrimiento. La semana pasada lo vio. Fue apenas un segundo porque Zandoná se dio vuelta tarde y llegó a pescarlo de espaldas, pero lo hizo reírse entredientes un momento. Si lo hizo antes, no tiene idea, sólo lo vio esa vez. No es que lo tenga estudiado tampoco, ¿no?, pero no está de más aclarar que después de todo lo acontecido hace un par de semanas ya no son tan, tan extraños. Digamos que... bueno, pará, pará, pará. Desbloquea el celular apretando el botón y la pantalla reluce contra el cuero negro del asiento del acompañante. La otra vez, la del porro, habían salido a esta hora. Cree. Empieza a impacientarse. Mira alrededor y se aclara la garganta. Faltan un par de metros para la esquina y dobla, chau, va a ir por la paralela. Mientras dobla la esquina trata de calcular por dónde andará y vuelve para las Heras pero por el otro lado, es decir, un total despropósito en lo práctico. En la teoría es otra historia. Maneja más bien despacio, intercalando la mirada al frente con un vistazo a la vereda cuando los bondis lo permiten. En cierta esquina, no llega a fijarse el nombre desde este ángulo, se abre la vista de nuevo y ahí está, un par de metros más adelante. Se arrima un poco a la acera, pero no demasiado, y la gente en una parada de colectivo lo mira.
A la bocina la toca dos veces cortas. Qué bien me garchaste, flaquito.
— Che. ¿Te tiro? —pregunta -u ofrece-, estirando el cuerpo en pos del copiloto y apoyando la mano en la butaca para sostenerse al hablarle a través de la ventanilla. Un poco que trata de sonreírle a la distancia, pero termina mirando para el frente y pretendiendo atisbar algo en el retrovisor izquierdo, el de su lado. La verdad es que fue acordándose de cada cosa que lo dejó y deja pasmado que todavía le cuesta un poco comprender cómo va a ser esta dinámica de acá en más. Se mueve en el lugar. Antes de entrar en el rango de visión ajeno aprovecha y estira las piernas un tanto, adelantando la cadera lo suficiente como para que la tela del ambo se tense y abulte donde debe para marcarle apeniiiiiitas nomás la pija. Es decir... ¿cómo tiene que saludarlo ahora, dentro de quince segundos cuando se esté sentando en el asiento de al lado? Porque él se va a estar acordando de lo difícil que fue el camino a casa desde el boliche con él metiéndole mano por todos lados. O peor. Refugiándose detrás de los cristales negros de las gafas le va a mirar la boca cuando abra la puerta del auto (entiéndase: ahora mismo, ya) y va a pensar lo linda que se veía en el reflejo cuando lo puso en cuatro para que se mire y poder mirarlo él también. Le dará un beso en el cachete, ponele, porque la chocar la mano o el puño implica otro tipo de trato enteramente. Bueno, ¿se van a tocar siquiera? Mejor no forzarlo tampoco, ya verá, se verá. Qué asunto tan impasible le parece eso del “ya veremos”. Qué gede— ¿Todo bien? Venís del hospital, me imagino.
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LOS PRIMEROS PASOS
EL LIBRO 24
POR LA SANTA BERTHA
LOS PRIMEROS PASOS LOS PRIMEROS PASOS LOS PRIMEROS PASOS
LOS PLANETAS CON AGUA RE MASTERIZADO
A cada rato aparece La mula Noticia en donde La NASA amenaza que encuentra a cada rato un planeta con agua como si fuera La gran Cosa y esto es increíble que después de millones de años no entiendan que El Universo está lleno de esos simplones planetas.
Y entonces regresamos rápidamente con La Bella Durmiente que para estas alturas ya tuvo que haber despertado y si no es así le echaremos un balde de agua fría para que despierte y porque a nosotros nos interesa saber que va hacer cuando se levante.
LRDM.- Uuuy, parece que me quede dormida toda La Semana ¿???
Y era cierto, pero no para su mente y entonces se levantó y dijo.
LRDM.- Las ocho de La Noche ¿???
Y entonces salió un rato para caminar sobre La Sherman Way y rumbo hacia La Canoga Ave. Pero antes de llegar un muchacho la vacilo bien y bonito porque la vio que estaba como para comérsela viva.
EM.- Mamacita ¿???
Y cuando llego a La Orilla de La Avenida no la cruzo y se volvió a regresar para que El Muchacho la rematara.
EM.- Y no sé cómo puedes permanecer tan tranquila dentro de ese cuerpazo ardiendo en los deseos y haciendo erupción como un volcán hirviendo con los mas diabólicos deseos ¿???
La Rafferty solo sonrió discretamente para que El Bobotas no pensara que le había movido el petate, o si, pero la diva estaba a acostumbrada a eso y más con La Referencia de que ella y su mente venian de regreso por La Sherman Way.
Y de pronto en una calle antes de llegar a La Esquina de La De Soto había una linda marketa con grandes estacionamientos y que colindaba con El mismo Coffe Shop.
Y entonces vio un carro de medio uso estacionado pacíficamente y ella se acercó para verle El Anuncio de Venta y con una pluma y un papel escribio El número Telefónico y continuo de frente hasta La Esquina para hacer La Llamada.
El Malibu 1962ss
Y como El Dueño de El Coche vivía al otro lado de la calle solo tardo un par de minutos para ir a mostrárselo, en otro par de minutos se lo compro y después de que El chacho le entregó Las Llaves en otro par de minutos se despidió de ella y se subió al carro para dar una vuelta por Las Calles y echarle gasolina en La Esquina de La Sherman Way y La Winnetka.
Entonces rápidamente llego un encargado jovencito para pedirle Las Llaves para poder abrir El Tapón e introducir La Boquilla de La Manguera para echarle la gasolina y mientras que lo dejaba cargando fue a levantar El Cofre para revisar El Agua y El Aceite y Las Bujías pero al mismo tiempo limpiar El Para brisas y hasta diríamos que después de tantas diligencias no se tardó mucho así es que cuando termino.
ED.- Son catorce dólares, Señorita ¡!!!
LRDM.- Toma El Billete de a veinte Dólares y quédate con El Cambio ¡!!!
ED.- Gracias mom ¿???
LRDM.- Y por cierto, que gasolina usa El Carro ¿???
ED.- Regular y no se le ocurra ponerle unleaded ¡!!!
LRDM.- Porque ¿???
ED.- Porque La Gasolina fina le restara la potencia al motor y le dará problemas ¿ ???
LRDM.- Es bueno saberlo ¡!!!
Y cuando termino de vagar se fue a estacionar al coffe shop para esperar a su amiga y poder saludarla y decirle que otro día regresaría con ella.
Y COMO SE VE QUE LA RAFFER ESTABA EN KNOCK OUT
Y después con El Carro le dio La Vuelta Tempo a La Tempo con El Tempo
( la misma que le dio la extraña cuando la atropello y la levanto para llevársela )
para llegar a La Casa.
Y Entonces se dio tiempo para revisarla y ver todo lo que contenía por dentro y así al groso modo maestro se había rayado con La Compara, cuando de repente la espanto El Sonido de El Teléfono.
LRDM.- Tell me everybody what you need forever all your looovee ¿???
Y esa era otra de las muchísimas formas que tenía La Raffy para contestar y era lakin.
LKK.- Y en La Reca se pasaría ¿???
LRDM.- Y yo lo debo o lo debería ¿???
LKK.- Y ya lo está o lo estaría ¿???
LRDM. – Y usted seria La Caperucia ¿???
LKK.- Y no La Loba de La María ¿???
LRDM.- Y en La Madriga de La Lucia ¿???
LKK.- Y de La Alicia con plusvalía ¿???
LRDM.- Y de La blanca con sinfonía ¿???
LKK.- las extensiones que no servían ¿???
LRDM.- Y con los tecos la arreglaría ¿???
LKK.- Y pala lhora ya no sería ¿???
LRDM.- Y pa mañana le gustaría ¿??
LKK.- Y pa mañana me moriría ¿???
LRDM.- Y no la serie por hoy sería ¿???
LKK.- Y me las manda o no podría ¿???
LRDM.- Y que paso con El Malaquías ¿???
LKK.- Y giros nunca me llegarían ¿???
LRDM.- Y para donde los giraría ¿???
LKK.- Y para simi y no se ría ¿???
LRDM.- Y si lo hago le llegarían ¿???
LKK .- Y si lo hace los mandaría ¿???
LRDM.- Y para pronto le urgir iría ¿???
LKK.- Y si lo hace me salvaría ¿???
LRDM.- Y si me tardo la esperarían ¿???
LKK.- Y para locos el otro día ¿???
LRDM.- Y si me mancho no sufriría ¿???
LKK.- Y si se pasa me colgarían ¿???
LRDM.- Y mi marido la pediría ¿???
LKK.- Y con el mío se acostaría ¿???
Y con esta forma tan extraña de expresarse La Katy le decía a La Raffy que pronto mandara arreglar Las Extensiones Descompuestas de El Teléfono y que le enviara lo más pronto toda La Correspondencia a su nueva dirección.
Y entonces La Rafferty se tiró de espaldas en La Cama para meditar.
LRDM.- pinche loca de la gatu, porque nunca habla de frente y todo lo pregunta preguntando y vaya pleonasmo en el que me he metido
Y mientras lakin le decía a su viejo.
LKK.- Y que odiosa es la ruca que le vendimos la casa porque todo lo pregunta preguntando, and she is so noice and don’t you think, Darling ¿???
Y se esto se quedó en blanco porque el viejo prefirió no contestarle.
LRDM.- y que hare con todos mis mugrosos guiones cinematográficos y será verdad lo que la gente cuenta y que dice que es pura basura ¿???
Y ese era El Hobby de La Raffy en sus tiempos libres porque su mas grande ilusión era la de convertirse en una actriz muy famosa, pero para eso se necesita ser muy cacahuate.
LRDM.- Y yo que quiero ser La Marilyn Monroe de los mexicanos ¿???
YAAAAA VAAAAAS MAAAAANIIIIITOOOOO
Y entonces se quedó profundamente dormida la cenicienta para continuar por toda La Noche ya por La Mañana muy temprano como una verdadero autómata de la autónoma de los malos tecos se fue derechito a donde estoy para abrir el refrigerador para ver que clase de comida guardaban sus viejos dueños.
LRDM.- Por lo menos ya dejaron un galón de leche, me chispas ¿???
Y NO SE QUE TIENE LA TRANXXX VESTTI ONE QUE A TODAS LES PEGA LA PANASEA
Y entonces como pudo agarro un cristales con La Mano Izquierda y levanto La Mano derecha para abrir La pequeña puerta de La Alacena y de repente quedo atorada entre El Bastidor de madera para quedar en una pose clásica que La misma Barbara Eden se la envidiaría.
Y volteo simuladamente hacia La Esquina, pero varias cosas obstaculizaron mucho su vista y termino llenando su vaso de leche para tomárselo acompañado con unas galletitas.
LRDM.- y que sabrosa está La Leche de Zacas onapa ¿???
Y después se acomodó en El Sillón de La Sala, se cobijó y estiraba largamente Las Piernas y Las Recogía y no se dio cuenta cuando se quedo dormida otra vez.
LRDM.- Brrrrrrrrrr, solo un ratito más mi amor ¿???
Pero se quedó bien dormida todo El Día y se vino a despertar como a Las 10 de La Noche.
LRDM.- Ahora si a trabajar ¡!!!
Y si como no, pero solo que sea de velador porque cuando vio La Hora en El Reloj.
LREM.- en la madre, no dejan ni trabaja, pero ay lo hare para mañana ¿???
Y estirando todos Los Músculos de su cuerpo volvió a decir.
LRDM.- Y mejor voy a cenar al coffe shop, mi favorito ¡!!!
Y como cuantos pasos daría a La Derecha de La Casa de La Tempo, y que serían unos pasos muy cortitos, pero cuando intento abrir La Puerta otra vez choco con La Mesera que en esos momentos volvía a llegar tarde para cubrir su turno.
LLM.- Ja-ja-ja, otra vez usted ¿???
LRDM.- Ja-ja-ja, pues si ¿???
Y cuando por fin pudieron entrar La Moore le volvió a señalar El mismo Lugar para sentarse y después de que se fue a cambiar regreso para servirle café.
LLM.- Como estas ¿???
LRDM.- Bien ¡!!!
LLM.- Y El Cambio ¿???
LRDM.- Y yo sentí que me tuteo ¿???
LLM.- Así que lo hice ¿???
LRDM.- Pues que descarada eres ¿???
LD.- Ja-ja-ja ¡!!!
LRDM.- Pensé que nunca te volvería a ver ¿???
LLM.- Que tan desgraciada soy ¿???
LRDM.- No quise decir eso, perdón ¿???
LLM.- Lo sé, solo estoy bromeando ¿???
LRDM.- Y gracias por El Sweater otra vez ¿???
LLM.- Pero si me lo pagaste ¿???
LRDM.- Pero El Dinero no me hubiera quitado El Frio ¿???
LLM.- Eso si lo se ¡!!!
Y entonces le volvió a servir otra taza de café.
LLM.- Y que vas a comer pero con ganas, eeeh ¿???
LRDM.- Y si me quieres ver como La Marrana Castañeda para variar un poco sírveme otra vez lo misma, esa que me llega hasta El Corazón ¿???
LLM.- Se ve que te gusto El Knew, verdad ¿???
LRDM.- Y será porque en un momento dado el asado le da sabor a La Carne de Venado ¿???
LLM.- Que lista ¿???
LRDM.- Ni tanto ¿???
LLM.- Pero porque sigues tan pálida mujer y a mí ya se me hace que te van a plagiar porque pareces una sombra en la imaginación del deseo ¿???
LRDM.- Y eso no lo sé pero no es por La Desnutrición te lo aseguro, por Las duras Penas o a la mejor porque tengo conexiones con La Muerte ¿? ??
LLM.- Prrrrrr, ay no digas eso porque hasta se me hizo chinita La Piel Roja ¿???
LRDM.- Pero si toda La Humanidad esta Conectada ¿ ???
LLM.- Tienes toda La Razón pero procurare estar lejos de ella ¡!!!
Y entonces La Lorena se fue para pedirle La Orden pero iba sacudiendo su cuerpo como para sacudirse La Maldición de La Llorona como Los Perros el Agua.
Y después de unos cortos momentos volvió a bajar La Clientela y aprovecho para llevarle La Comida y sentarse para seguir platicando con ella.
LRDM.- Gracias ¡!!!
LLM.- y bon apetite, pero acá entre nos todos sabemos que nadie le gana al new pero un día habías de probar El segundo Platillo porque es exquisitamente sabroso ¿???
LRDM.- El Salmon ahumado ¿???
LLM.- El Salmon ahumado ¡!!!
LRDM.- ha de estar muy bueno como para que me lo recomiendes repetidamente ¿???
Y entonces un cliente llamo rápidamente a La Mesera para que le fuera a sirvir un poco más del café de la casa y entonces ella se retiró por unos momentos para dejarla sumida otra vez en sus vacilantes y rudos pensamientos.
Y así se paso un largo rato mientras que La linda Mesera atendía a su clientela La Raffert se la pasaba pensando, pero cuando lalore se pudo zafar regreso con ella.
LLM.- No que tenias hambre ¿???
LRDM.- Si tengo ¡!!!
LLM.- Entonces que te pasa ¿???
LRDM.- Nada ¿???
LLM.- Como que nada si no estas comiendo ¿???
LRDM.- Pero si estoy comiendo ¿???
LLM.- pero discúlpame que me meta en lo que no me importa pero siento que algo no te está funcionando bien o sucediendo ¿???
LRDM.- Estoy bien, de verdad ¡!!!
LLM.- Tienes trabajo ¿???
LRDM.- Si ¡!!!
LLM.- Problemas Económicos ¿???
LRDM.- esos los tenemos todos pero no ¡!!!
LLM.- Tienes casa ¿???
LRDM.- Si ¡!!!
LLM.- Y entonces porque asumes una posición tan seria, inofensiva y derrotista ¿???
LRDM.- Porque hay veces que La Vida te aporrea bien y bonito y te quita Lo Sabroso ¿???
LLM.- Y qué bonito pensamiento como para escribirte una canción pero tampoco veo que… ya te apaleo ¿???
LRDM.- Bien y bonito ¡!!!
LLM.- Entiendo ¿???
LRDM.- Pero no es tan malo cuando lo sabes manejar ¿???
LLM.- Se ve que ya recibiste tu licencia ¿???
LD.- Ja-ja-ja ¡!!!
LRDM.- Que barbará ¿???
LLM.- Bueno, me imagine algo peor ¿???
LRDM.- Como diciendo que esto es a todo dar ¿???
LLM.- No quise decir eso ¿???
LRDM.- Y entonces la puedo renovar ¿ ???
LLM.- Y por ahí sacas La Mia ¿???
LD.- Ja-ja-ja ¡!!!
LLM.- Y como me dijiste que te llamabas ¿???
LRDM.- La Rafferty del Mural ¡!!!
Y entonces La Mesera se puso Las dos Manos en La Cintura y se movió graciosamente como El Capulina.
LLM.- Ah ‘pa nombrecito ¿???
LD.- Ja-ja-ja
LRDM.- Que hay de malo con el ¿???
LLM.- es que está muy gordito
LRDM.- yo hablo de mi nombre
LLM.- Aaah, nada y La Verdad que si es muy bonito ¿???
LRDM.- que te tomas
LLM.- Que me recuerda de La Vampiresa Velásquez ¿???
Y de repente otra vez La Mesera se echó a correr hacia las mesas porque Los Clientes ya la estaban llamando bien desesperados esperando por una poca de atención.
Y cuando termino de atenderlos otra vez sonriendo se regreso con ella para seguir muy feliz platicando.
LLM.- Por fin termine con esos latosos ¿???
LRDM.- Gracias ¿???
LLM .- No lo dije por ti tonta, oooops ¿???
LRDM.- Ya me tomaste La Medida ¿???
LLM.- Perdóname manita, si ¿???
LRDM.- Yo no lo dije en serio ¿???
LLM.- Y dejaste que me humillara ¿???
LRDM.- Te estoy distrayendo del trabajo ¿???
LLM.- Que ya quieres que me vaya ¿???
LRDM.- Que nada mas tu tienes derecho a ofenderte ¿???
LLM.- Tienes razón y ahora para que se te quite te preguntare si tienes novio ¿???
LRDM.- No tengo novio ¡!!!
LLM.- No sé porque no te creo ¿???
LRDM.- Es más fácil que tenga novia ¿???
LLM.- No me digas que eres lesbiana ¿???
LRDM.- Para nada ¿???
LRDM.- Es que todos Los Hombres que se me acercan solo lo hacen por eso, tu sabes ¿???
LLM.- Pero ninguna mujer queda exenta de esa maldición o bendición ¿???
LRDM.- Pero yo los siento aun mas acosadores ¿???
LLM .- Deben de estar locos ¿???
LRDM.- Verdad que si ¿???
LLM.- Si no lo hicieran ¿???
LRDM.- Porque ¿???
LLM.- Que no te das cuenta del forrazo que eres ¿???
LRDM.- Que mala suerte ¿???
LLM.- Entonces yo cuento con La mejor Suerte de El Mundo ¿???
LRDM.- No cabe duda que Las Bonitas envidian La Suerte de Las Feas ¿???
LLM.- Gracias por tus buenos deseos ¿???
LRDM.- Ya termine de comer y ya me voy ¡!!!
LLM.- Quieres ir al cine mañana ¿???
LRDM.- Y que no trabajas mañana ¿???
Y entonces moviéndose muy graciosa La Mesera le dijo.
LLM.- Mañana es domingo, tontita ¡!!!
LRDM.- Y que te parece si mejor vamos al swap meet ¿???
LLM.- Fabuloso, en donde nos vemos ¿???
LRDM.- Aquí en La Esquina ¡!!!
Entonces La Raffy se despidió de La Lorena y se salió del coffe shop para meterse a su casa para quedarse otra vez profundamente dormida.
Y comenzó a tener un maldito sueño muy raro por lo futurista extraño en donde se apareció como una maestra de Saved by The Bell.
Y en donde El Zack Morriz la tenía, pero bien amaquetada en contra Las obtusas Paredes de La Biblioteca.
LRDM.- Ay señor Zacky, pero que aprovechado es usted ¿???
EZM.- Tienes que aflojar ¿???
LRDM.- Pero que va a decir su novia ¿???
EZM.- Cual novia ¿???
LRDM.- Mas bien debería decir sus novias ¿???
EZM.- Porque ¿??
LRDM.- Porque todas Las Estudiantes son sus novias ¿??
Y entonces de repente entro La Lisa y…
LL.- Oooops, perdón ¿???
Y se retiró rápidamente antes de que otra cosa pasara, pero El Zacky corrió velozmente para alcanzarla y detenerla.
EZM.- Lisa, espera no es como parece y puedo explicarlo ¿???
LL.- Oye Zack, pero si la estabas matando de asfixia, y a que se perece eso ¿???
EZM.- Y no vayas con El Chisme ¿???
LL.- Porque ¿???
EZM.- Es que si lo llega a saber El Señor Belding me corre de La Escuela ¿???
LL.- Y a mí que me importa y cuando me agarras así a mi ¿???
EZM.- Pídeme lo que quieras pero cállate La Boca ¿???
LL.- Lo pensare ¿???
Y entonces La Lisa Se alejo y todavía El Zack alcanzo a gritarle.
EZM.- Pero no digas nada ¿???
Pero en esos momentos iba pasando El Señor Belding y le pregunta a El Zack.
SB.- Nada de Que ¿???
EZM.- De La Sorpresa que le tenemos a La Kelly Kapowsky por La Fiesta de su cumpleaños, pero no diga nada porque se va a echar a perder todo El Asunto ¿???
Y con un ademan se puso La Mano Derecha en La Boca para señalar que iba a cerrar El Pico y entonces se alejó.
Y para ese entonces La Lisa ya les estaba soltando todo el chisme a todos sus amigos en las mesas de El Comedor.
LL.- Y fijen…
Y todavía no terminaba de contarles cuando de pronto llego El Señor Belding corriendo como era su costumbre.
SB.- A ustedes los andaba buscando ¿???
KK.- Para que Señor Belding ¿???
SB.- Quien fue el que puso un letrero en los anaqueles de Los Guardaropas en el cual decía renuncie Señor Belding ¿???
TODOS.- Quien sabe ¿???
SB.- Como que quien sabe si toda La Escuela sabe muy bien q…
Y de repente el scritch hace una de las suyas.
ES.- El Zacky no fue… oops ¿???
SB.- A con que fue El Zack ¿???
ES.- y no sé si tampoco
Y después de esta gran regada de El Scritch, El Señor Belding se retiró mientras que rápido regresamos con La Raffy y El Zack.
EZM.- Ahora no se con que cuento voy a salirle a mis amigos ¿? ??
LRDM.- Mmmm…
EZM.- Ah ya se, les diré que le cayó una basurita en El Ojo y que se la estaba quitando ¿???
LRDM.- Y que los cree tan estúpidos, señor Zacky ¿???
Entonces los dos se fueron rápidamente para juntarse con los demás en El Comedor y en eso regreso El Señor Belding.
SB.- Zack ¿???
EZM.- Espere Señor Belding que yo puedo explicarlo ¿???
SB.- Te espero en mi oficina en un par de minutos y también a usted Señorita La Raffy ¡!!!
Y cuando El Señor Belding se retiró todos comenzaron a ponerse muy nerviosos.
EZM.- Ya fuiste con El Chisme verdad Lisa ¿???
LL.- no es cierto porque solo les dije a Los Muchachos ¿???
EZM.- Siempre de chismosa ¿???
EC.- no te preocupes pimpollo ¿???
ES.- Que súper Scritch te salvara ¡!!!
LL.- Tonto ¡!!!
KK.- Pero El Bile manchado que tienes en El Cuello que ¿???
Y entonces El Zack trataba inútilmente de verse El Cuello de La Camisa, pero nunca lo logro.
EZM.- En donde, en donde ¿???
KK.- Es una broma ¡!!!
TODOS.- Ja-ja-ja ¡!!!
Y después de La Broma de sus amigos La Raffer y El Zack se fueron juntos a La Oficina de El Señor Belding.
EZM.- Para que me quería ver Señor Belding ¿???
SB.- Han oído hablar de El nuevo Parque de Diversiones ¿???
Y entonces el sacky re soplaba todo el aire de los pulmones para afuera y para quedarse por un momento vacío y completamente relajado
EZM.- Aah, uuuff, Aaaaaah ¿???
LSDM.- Y que había otra cosa ¿???
SB.- No, pero díganlo de una vez ¡!!!
EZM.- Depen…
SB.- Que ¿???
EZM.- dependiendo si la hubiera
LRDM.- y lo han anunciado tanto por La Televisión que ya ardemos en deseos de conocerlo y no es verdad, El Zacky ¿???
EZM.- Re contra uuuff, No y toco madera ¿???
Y entonces La Calma volvió al rio.
EZM.- Y que con eso ¿???
SB.- Que no se les hace muy extraño que no dejan pasar a nadie ¿???
LRDM.- Será porque todavía no lo terminan de construir ¿???
SB.- A otro perro con ese hueso ¡!!!
EZM.- Porque ¿???
SB.- Porque pusieron una gran barrera de un kilometro para que nadie pudiera saltar ¡!!!
LRDM.- Es cierto ¡!!!
SB.- Y con fieros soldados cuidando alrededor ¿???
EZM.- No me había fijado en ese pequeño detalle ¿???
Y entonces El Señor Belding se le quedo mirando fijamente a los ojos de El Zacky y después giro la mirada hacia La Raffer como juzgándolos de, aaaaah pero como van a poder fijarse en los problemas del parque si toda su atención la tienen para cachonguearse en la bodega de la escuela.
LRDM.- Prrrrrrr…
EZM.- Wrlrrrrrr…
Y entonces La Raff y El Zack Morris se pusieron bien colorados y avergonzados porque ellos pensaron que era un secreto entre las voces de las paredes y que inclusive ni sus amigos lo sabían hasta que los descubrió laliz, pero El Señor Beldin cuando…
O desde cuando sabia toda esa situación tan peligrosa para la educación escolar y para todo descubrir El Secreto Rasack…
SB.- Lo normal hubiera sido que La Valla estuviera pegada al parque ¿???
EZM.- Que inteligente Señor Belding ¿???
SB.- Que nosotros vamos atravesar ¿???
EZM.- Los Tres ¿???
SB.– No, si también invita a tus amigos para que se den un gran quemón ¿???
LRDM.- Y ya cuenta con un plan de ataque ¿???
Y entonces El Señor Belding les estuvo explicando todo el plan y lo que se tenia que hacer y por La Noche ya los vemos a todos deslizarse sigilosamente por afuera de la barda del nuevo parque para no ser descubiertos, pero aun sobre La Oscuridad alcanzaban a ver La Supuesta Montaña Rusa.
Pero al Zack se le hacía muy ojón para ser palomo porque estaba sentada en cuatro grandes patas que la hacían sobresalir un poco mas de La Cuenta y con señas que usan los militares les estaba explicando eso a todos cuando de repente los descubrieron unos soldados.
S1.- Dejamos ahí ¿???
EZM.- Nada ¿???
S2.- Como que nada ¿???
SB.- Solo caminábamos por La Carretera ¿???
EZM.- Solo intentábamos llegar al parque de diversiones pero por afuera ¿???
S1.– Hasta ahorita nadie a podido lograrlo ¡!!!
S2.- Y que no ven que es una propiedad privada ¿???
EZM.- Pero nosotros los atravesaremos ¡!!!
LRDM.- Brindo por eso ¡!!!
LS.- Ja-ja-ja ¡!!!
S1.- Split it out ¡!!!
S2.- A la de right away ¿???
Y entonces todos se echaron a correr hacia La Cerca al mismo estilo de los ilegales mexicas por La Línea de Tijuana, en lo que Los Soldados daban La Voz de alarma por toda La Zona.
Y entonces se dejaron venir un par de helicópteros con los fanales encendidos para tratar de localizarlos por los nutridos arbustos, pero ellos desesperadamente trataban de avanzar por un largo kilómetro.
Pero de repente El Zack vio un agujero escondido de entre La grande Hierba y les dijo que se detuvieran y que intentaran introducirse en el.
EZM.- Rápido y métanse en el ¡!!!
Pero El Hoyo tenia una rampa de tierra por dentro que se parecía a una vieja ranchería de la desconocida y que por todos los lados engañosamente iba a dar exactamente a Los Túneles construidos por Los Dueños de El Parque.
Así es que conforme se deslizo el primer polizonte se espero para recibir al segundo polizón y así sucesivamente fue hasta que recibieron a La Raffy y El Zack al último.
Y entonces Los Helicópteros por fin se cansaron de buscarlos y prefirieron abandonar toda La Persecución.
Entonces caminaron por El corto Túnel de tierra y los detuvo El Final en donde aparecía una pequeña luz tras una doble pared.
Y solo le escarbaron lo suficiente para que pudiera caber un cuerpo humano y se metieron en el para quedar escondidos en una maraña de paredes.
Y entonces…
WALA
Y como pudieron la sortearon y ahí estaban Los Túneles de El Parque todos alumbrados, con miles de negocios comerciales y dando La Impresión de que se parecían a los de El Metro de El Distrito Federal.
Y entonces caminaron despreocupados por El Túnel Principal pero como había mucha gente comprando a todos los clientes que los veían pasar se les hacían inadvertidos, simplemente como unos compradores más.
EZM.- Que hermosura ¿???
Y todos volteaban curiosamente para todos los lados porque estaban muy impresionados por toda La Tecnología que había ahí y que nunca en sus vidas la habían visto.
Y ENTONCES LA RAFFERTY FUE LA PRIMER MUJER SELECCIONADA PARA VER EL FUTURO
EZM.- Por aquí muchachos y caminen con naturalidad ¡!!!
Y TODAVIA FALTABA EL DEL SIGLO XXI
Y entonces El Scritch comenzó a zanconear.
LL.- Tonto ¡!!!
Y a unos pasos de ellos se encontraron un par de oficinas desocupadas, pero una de ellas a la izquierda se dividía en otro par y se encontraban esquinadas en un corto pasillo de unos doce metros de longitud.
Y entonces El Zack, El Scritch y La Raffy se metieron en La Oficina que estaba a La Derecha mientras que El Señor Belding y los demás se metían a la otra.
Y entonces El Travieso de El Scritch se le ocurrió levantar El Teléfono para marcar cualquier número, pero La Raffy y El Zack se dieron cuenta.
ES.- El Numero para La asistencia Publica es El 226 ¡!!!
Pero para esto ya era demasiado tarde para detenerlo porque el sensor había desconocido al interlocutor y Las Sirenas de La Alarma comenzaron a sonar por todos lados como locas.
ES.- Oooops ¿???
LL.- Tonto ¡!!!
Y entonces se dejaron venir un par de científicos que andaban inspeccionando Los Paneles de Controles que estaban empotrados en La Pared, pero al llegar al pasillo se detuvieron por que no vieron nada, pero nuestros amigos si los vieron.
Y porque estaban escondidos tras Los Escritorios, pero La Raffy y El Zacky tenían una mejor visión de Los Hechos y entonces un gato de pelaje café claro salto sobre Los Brazos de uno de los científicos que se espantó y exclamo.
C1.- Mira lo que tu gato hizo ¿???
C2.- Que pillin, porque activaste La Alarma ¿???
C1.- Para que quieres ese gato que no sirve para nada, mejor tíralo ¿???
C2.- Como no si es El Amor de mi vida ¿???
C1.- Porque mejor no te consigues una vieja ¿???
C2.- Y hay que horror si nada más quieren estar coge, coge y coge ¿???
Y entonces El Científico Uno se elevo por Los Aires para apagar La Alarma que estaba en La Pared simulando que era un apagador pero que se encontraba a una altura de diez metros y entonces todo volvió a La Normalidad para salvar a nuestros queridos héroes. Y entonces se retiraron de ahí pero todavía iban comentando.
C1.- Pero como pudo saltar tan alto ¿???
C2.- No lo sé ¿???
C1.– Ya me tiene hasta El Gorro será mejor presentarte a una buena vieja para que te dé una buena ma… ria distráelo ¿???
C2.- Para que me tenga tirado en El Petate todo El Tiempo y estar coge, coge y coge, no y hay que horror ¿???
Y ya cuando desaparecieron de La Vista todos nuestros amigos pudieron salir libremente de su escondite.
LRDM.- Porque no le amarran Las Manos a su amigo ¿???
JS.- Y deberíamos de matarlo ¿???
LL.- Tonto ¡!!!
ES.- Me das un besito, así de chiquitito, no te hagas del rogar ¿???
LL.- Que te lo de tu abuela ¿???
EZM.- Mejor váboros ¿???
Y siguieron avanzando por El Túnel Principal pero no hacia ninguna falta preguntar por algo o por Los Juegos de arriba porque Los Anuncios con Las Informaciones abundaban por todas las paredes y por donde quiera.
Pero lo mas extraño de todo era que todo era completamente gratis.
Y a quien le importaba preguntar el por qué si a caballo regalado no se le ven Las Muelas de Los Dientes y tu podías consumir todo lo que quisieras de comida sin tener limite porque los gastos corrían por cuenta de Los Organizadores de El Parque.
EXCEPTO LAS ESPECIALIDADES Y LAS MERCANCIAS FUTURISTAS
LL.- Mira Zack, Las Zapatillas son gratis…
EZM.- checalas por abajo
LL.- me voy a probar unas para quedarme con ellas ¿???
KK.- Y yo ¡!!!
EZM.- Espérense ¿???
Pero otra vez era demasiado tarde porque El Scritch ya le estaba metiendo a Las suculentas Hamburguesas con Los Refrescos y La Raffy se lo advertía al Zack.
LRDM.- No me esta gustando nada todo este asunto porque yo creo que por aquí hay un gato pardo y encerado ¿???
Pero como nadie les hizo caso comenzaron atascarse de toda clase de comida, chuchulucos y refrescos para terminar haciéndolo ellos mismos.
EZM.- A su salud, Maestra ¿???
LRDM.- Same to you ¡!!!
EZM.- y al rato otro pa…
LRDM.- que
Y la Riqueza es exagerada se notaba por todas partes y parecía que La Pobreza era cuestión de juguetonas pesadillas en otros mundos o en otros países como en México, pero conforme caminaban se ajuareaban de todo lo que se les cruzaba a su paso excepto El Zacky, La Raffy y El Señor Belding porque eran más centrados, aparentemente.
SB.- La Avaricia Zack, La Avaricia ¿???
LRDM.- Es una mala compañía ¿???
EZM.- Por eso estamos como estamos ¿???
Y al continuar caminando de repente se encontraron a un muchacho que andaba jugando por ahí con una rueda que se empuja con un gancho y le preguntaron.
EZM.- Oye chamaco ¿???
EN.- Dígame Licenciado ¿???
LRDM.- acabas de ser promovido
EZM.- Y porque El Roller Coaster está sentado en cuatro patas ¿???
EN.- Porque La Montaña rusa esta montada en una nave nodriza ¿???
TODOS.- Espacial ¿???
EN.- Es una nave interplanetaria ¡!!!
TODOS.- a Star Ship ¿???
EN.- Y Los Extra Terrestres están seleccionando de entre La Humanidad a Los Elegidos para llevárselos a su planeta para enseñarlos, educarlos y cultivarlos.
Pero entonces La inconvencible de La Lisa enseguida comenzó a levantar una gran protesta que se convirtió en polvareda.
LL.- Si, como no ¿???
EN.- Pero antes de partir a Las Estrellas tienen que, a completar La Cota de La Capacidad es por eso que nos traen aquí para calificarnos hasta que la llenemos y entonces, Pum ¿???
LRDM.- Pum ¿???
Y entonces El Chamaco se echo a correr con su rueda dejándolos ahí muy descontrolados.
EZM.- Y usted que piensa, Señor Belding ¿???
SB.- Que nos larguemos de aquí inmediatamen…
Y no finalizo de terminar La Oración cuando todos corrieron a buscar La Salida.
Y cuando todos lograron salir a La Superficie simplemente los estaban esperando como quinientas metralletas apuntándoles al corazón y repartidas por abajo, por El Suelo y por arriba del parque.
Y de repente despertó La Rafferty del Mural de La Pesadilla toda espantada, nerviosa y muy temblorosa por Los Nervios, jadeando como babosa y quien se iba acordar de La Cita con La Lorena que de seguro había estado ahí esperándola por un par de horas.
LRDM.- Uuuff, uuuff, uuufff, uuuff, uuuff, uuuff, uuuff, uuuff ¿??? Y recontra uuuuuuuuuuuuuuuuufffffffff ¿???
Uuuff, uuuff, uuufff, uuuff, uuuff, uuuff, uuuff, uuuff ¿??? Y recontra uuuuuuuuuuuuuuuuufffffffff ¿???
Uuuff, uuuff, uuufff, uuuff, uuuff, uuuff, uuuff, uuuff ¿??? Y recontra uuuuuuuuuuuuuuuuufffffffff ¿???
Uuuff, uuuff, uuufff, uuuff, uuuff, uuuff, uuuff, uuuff ¿??? Y recontra uuuuuuuuuuuuuuuuufffffffff ¿???
FIN
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Episodio 4x09: "Un beso sobre el que construir un sueño" [ Des Moines, Iowa – Idris – 6 de Febrero de 2018 ]
Durante los últimos días Nickel se mantuvo un tanto ocupado, pero sabía que el cumpleaños de Mia se acercaba y hacia todo lo posible para tener días libres después de eso. Por la mañana antes de sus clases le hizo el desayuno con una nota de feliz cumpleaños, enviándose mensajes durante el transcurso del día, y una vez que estuvo libre paso a buscarla llevándole varios globos y flores, esperaba que los compañeros que encontrará en el pasillo le hicieran alguna burla, se llevó sorpresa que en lugar de eso le enviaban felicitaciones a Mia. Una vez que llego a la habitación entro haciendo el mínimo ruido con intensión de sorprenderla, sonriendo ampliamente al lograrlo, gritando un tanto efusivo "Feliz Cumpleaños"
Si bien era el día de su cumpleaños, había colocado la alarma ya que debía asistir a sus clases como cualquier otro día. Las últimas semanas habían sido agotadoras y el tiempo no estaba siendo amigable con ellos, por lo que siempre intentaban tomar desayuno y cenar juntos, ya que durante el resto del día era casi imposible toparse. Sin embargo, las clases de la chica comenzaban un poco más tarde ese día, por lo que sólo se encontró con el desayuno preparado y la nota que le había dejado su novio antes de irse a sus clases.
Después de dejar todo ordenado, salió de la habitación para así pasar las siguientes horas en clases, y no fue hasta después de almuerzo que volvió a la habitación a descansar. Se dio una ducha y fue en busca de algo para tomar a la cocina, donde se quedó unos minutos mientras revisaba todos los mensajes que le habían llegado y que ahora podía contestar. Su concentración estaba en aquello cuando escuchó su voz, lo que la hizo dar un pequeño salto debido a que le habló un poco más fuerte de lo normal. - No te sentí entrar - dijo llevándose la mano a su pecho, soltando una risa nerviosa al procesar aquello. Le tomó unos segundos hasta que observó con todo lo que había llegado, lo que inmediatamente hizo que pasara del susto a una alegría, que se notó enseguida en su rostro - Amor, no tenías que traerme todo esto - soltó una risa, dejando su celular en el mesón para así acercarse a agradecerle con un tierno beso-
Soltó una leve risa al ver su expresión, encogiendo los hombros una vez que entendió que la había asustado — Sigiloso es mi segundo nombre, ya sabes — alzo las cejas divertido acercándose los pasos restantes, rodeando su cuerpo con un brazo mientras en el otro seguía sosteniendo las cosas — ¿Por qué no? Es tu cumpleaños, hay que celebrarlo y recibir regalos — sonrió amplio respondiendo al beso tiernamente, besando luego su mejilla — Y apenas comienza la celebración así que, guarda tus gracias para al final — agrego ya que sabía que le diría eso a pesar de haberle comentado que no lo hiciera, le guiño el ojo alejándose un poco entregándole las flores — Te mandan felicitaciones medio mundo, tan popular que eres he — bromeó alzando las cejas divertido —
Negó divertida cuando respondió a su comentario y alzó ambas cejas con interés - ¿Hay más? Pero si ya me preparaste el desayuno y me trajiste cosas - le respondió para luego poner sus ojos en blanco cuando escuchó como se le adelantaba a lo que claramente tenía en mente. Puso atención a lo que le decía mientras recibía las flores y se las acercaba para sentir su aroma, algo que siempre hacía cuando le regalaba flores. - ¿Yo popular? Tú eres el que anda en boca de todos por haber lanzado a Nina a la piscina - respondió riendo mientras tomaba las flores y buscaba en el mueble un jarro para ponerlas-
Soltó una carcajada, encogiendo los brazos —Ella que se lleva pesado también — se justificó sonriendo amplio como si aquello le enorgulleciera — Igual eres popular tú, todos sabían que era tu cumpleaños, pero no estoy seguro si lo sabían o era porque lo dice aquí — murmuro mientras bajaba los globos que llevaba y decía efectivamente feliz cumpleaños y el nombre de la chica — Si, creo que fue por esto — agrego riendo divertido una vez más — No todos los días cumple años la más linda — sonrió amplio acercándose a abrazarla por la espalda dejando varios besos en su mejilla y hombro cariñosamente.
Fue hasta el lavadero para sacar agua suficiente para dejar el jarro listo y mientras hacía eso prestaba atención a lo que le decía, soltando una risa ante su justificación — Claro, ella se lo buscó — respondió en broma mientras dejaba las flores en el jarro y las ubicaba en el mesón, mirando de reojo los globos cuando le señalaba que esa era la razón por la cual todos sabían — ¿Ves? Tú le dijiste a todos — se encogió de hombros con gracia, cerrando la puerta del mueble y se quedó quieta cuando la abrazó por la espalda, sonriendo de inmediato ante su comentario — Menos mal, sino estaría como abuelita — bromeo posando sus manos encima de las de él — ¿En serio tendrás más tiempo libre? Porque mira que te he echado de menos — le admitió mientras se ladeaba para besar su mejilla —
Puso los ojos en blanco graciosamente ante su comentario, riendo suavemente aun manteniendo la cercanía, tomo sus manos entrelazando los dedos acariciando suavemente estos — Entonces serias la abuelita más linda de todas maneras — agregó sonriendo amplio, apoyándose un poco en su cabeza al escucharla, asintiendo ligeramente con la cabeza a su pregunta — Mucho tiempo libre para nosotros, te lo prometo — aseguro sonriendo amplio, cerrando los ojos al recibir el beso en la mejilla — Yo también te echaba de menos, no es lo mismo verte en la mañana y en la noche un ratito, me mata eso — agrego haciendo un puchero, ocultando el rostro en su cuello haciéndole un poco de cosquillas.
Sonrió ante su respuesta y al sentir las cosquillas que le hacía su cuerpo reaccionó de inmediato, alzando su hombro un segundo y luego soltó una risa nerviosa. - En el cuello no -dijo de forma graciosa y se las arregló para voltearse y quedar de frente a él, ya que si había algo que evitaba eran las cosquillas, ya que era algo que no podía controlar y sabía que si no reaccionaba enseguida, él se daría cuenta de que era demasiado débil con aquello - Entonces está dicho; ahora que tendremos más tiempo podremos salir a hacer cosas o simplemente regalonear todo el día - dijo con una sonrisa mientras lo abrazaba por la cintura y se acercaba para besarlo nuevamente - Oscar ya está más que listo para volver a salir contigo - bromeó-
Dejo un beso corto sobre su cuello antes de que se girara, sonriendo amplio al tenerla de frente, volviendo a abrazarla por la cintura Atrayéndola más hacia él — Cosquilluda — la molesto en broma, riendo un poco, fue asintiendo con la cabeza a lo que le decía alzando las cejas — Sobre todo regalonear, que nos hace falta he — continuó moviendo las cejas, riendo suavemente — Segura que es Oscar? ¿O eres tú? — en arco una ceja entrecerrando los ojos, beso sus labios nuevamente, subiendo una mano para acariciar su mejilla tiernamente — Igual los sacare a ambos a pasear, y dar un paseo por los aires — Arrugó su nariz con gracia y luego asintió — Sí, nos hace falta eso, hemos estado muy ocupados — frunció el ceño por unos segundos y luego soltó una risa — Bueno, lo admito. Es un 40 por ciento Oscar y el otro 60 es mío — se encogió de hombros mientras hacía un puchero — Quién como tú que tiene todas esas habilidades, eh — bromeo dándole un pequeño golpe en su brazo — ¿El paseo por los aires es uno de mis regalos? — alzó ambas cejas con interés —
Besó su puchero, apretándole la mejilla suavemente — Lo sabía — susurro, riendo bajito al ver que golpeaba su brazo riendo un poco más ya que no le dolió nada — Quien como tú que eres la novia de alguien con todas esas habilidades — alzo las cejas divertido, abrió la boca con sorpresa al escuchar su pregunta, haciéndose el interesante unos segundos — No adivines mis regalos — entre cerro los ojos, asintiendo con la cabeza sonriendo amplio — Te llevare a dar un paseo por las estrellas — afirmó sin quitar la sonrisa amplia — Ve por tú chaqueta — dijo robándole varios besos antes de alejarse para que fuera a buscar la chaqueta.
Puso los ojos en blanco con gracia ante su comentario de las habilidades — Buen punto, cualquiera querría tenerte de novio, así que cuidadito con tus fans — lo señaló con el dedo en forma de advertencia, pero solo molestaba. Cuando comenzó a responder a su pregunta, soltó una risa al comienzo, pero cuando le pidió que fuera a buscar su chaqueta, no pudo disimular su cara de confusión — ¿En serio? — frunció el ceño, sin saber si ir o no. Trato de leer su expresión, pero no lograba descifrar, así que luego de unos segundos fue en busca de su chaqueta. Como aún se encontraban en invierno tomó una de sus chaquetas más gruesas y volvió a los minutos a donde se encontraba el chico — ¿Está bien esta o busco una más delgada o gruesa o... ? — alzó su chaqueta para mostrársela, esperando alguna señal por parte de el —
La miro divertido al notar su expresión de confusión, cayendo en cuenta que en realidad nunca habían salido usando su habilidad, encogió los hombres y asintió con la cabeza sonriendo amplio — Muy en serio, ya es hora de llevarte a las estrellas — alzo las cejas divertido, y mientras iba en busca de su chamarra tomo el florero llevándolo a la mesa de centro, encontrándose luego con Oscar jugando un poco con él hasta que Mia regresó — No lo sé, tu qué opinas, ¿Oscar? — dijo en broma hablándole al cachorro, soltó una carcajada y se puso de pie acercándose a su novia — Esa es bien, de igual manera de voy a abrazar y no tendrás tanto frío — le guiño coqueto, tomando la chaqueta para ayudarla a ponérsela — Lista, amor — beso sus labios tiernamente antes de alejarse caminando hacia la ventana abriéndola, se asomó primero a los alrededores checando más que nada la temperatura antes de salir al balcón estirando las manos hacia su chica — O te da miedo? — preguntó un tanto burlón, pero solo para hacerla reír y distraer si era el caso que estuviera nerviosa.
Enarcó una ceja con gracia al notar como la molestaba y más que nada, como disfrutaba de la situación — Tanto frío — repitió molestándolo mientras se volteaba para así meter sus brazos en la chaqueta y luego, con la ayuda de él, se arregló el pelo que había quedado dentro de la chaqueta. — Gracias — sonrió y respondió a su beso con la misma ternura de siempre y luego observó cómo iba camino a la ventana, y no fue hasta que le habló desde el balcón que cayó en cuenta de que hablaba en serio. Se quedó quieta hasta que escuchó su pregunta, reaccionando de forma torpe mientras asentía y caminaba hacia el — No, no. ¿Cómo se te ocurre? — frunció el ceño con gracia mientras salía al balcón y sentía el viento helado en su cara —
Cuando llego a su lado y la abrazo por la cintura, pasó uno de sus brazos por encima de sus hombros para sujetarse y asintió ante lo que le decía — Si confío en ti, pero nunca había hecho esto. Solo te había visto, es diferente — se excusó entre una risa nerviosa y de a poco fue sintiendo como sus pies dejaban el suelo, lo que le provocó una sensación en su estómago, pero la trato de ignorar, enfocándose en su novio y miraba de vez en cuando por encima de su hombro. Cuando escuchó su pregunta, alzó la mirada hacia el — Sí, ya me estoy acostumbrando un poco — asintió un par de veces y continuó viendo la ciudad, algo que la tenía impresionada, ya que nunca se hubiera imaginado volar de esa forma — Ahora entiendo por qué te gusta tanto volar — bromeó —
Con cuidado deslizo una mano hacia su rostro, acariciando tiernamente su mejilla — ¿Sientes que el estómago está vacío? Es normal, me paso las primeras veces — confesó riendo un poco viendo a su alrededor y hacia a donde la llevaría — Ahora puedes volar conmigo cuando quieras, ventajas de tener un súper novio — alzo las cejas divertido, dio un recorrido por la ciudad observando las luces, siguiendo el camino hacia la playa — Otra de las ventajas, es que si sales del instituto no tienes que pedir permiso — murmuró soltando una risa, desentiendo con la misma lentitud con la que se habían elevado, en lo alto de un viejo faro.
Sintió un poco de alivio cuando le mencionó sobre la sensación del estómago, ya que lo último que quería era reaccionar mal ante aquella situación — Es como cuando subes en la montaña rusa — comparó frunciendo el ceño con gracia — Con vistas cómo estas, ten por seguro que querré salir más seguido — aseguró mientras observaba la ciudad y de apoco vio cómo se acercaban a un faro, por lo se mantuvo en silencio mientras descendían, ya que no quería distraerlo o algo por el estilo, aunque sabía que su novio ya tenía experiencia en aquello. — Así que no te piden permiso, eh. Interesante... — bromeo una vez que estuvieron en el faro y observó por unos segundos a su alrededor, ya que desde aquel lugar se podía ver la mayor parte de la ciudad y claramente era una vista privilegiada — Creo que tienes una de las mejores habilidades que alguien puede pedir — aseguró mientras lo miraba y se acercaba a besar sus labios tiernamente — ¿Ya te puedo dar las gracias, no? — preguntó entre risa —
— Yo feliz de que salgas más seguido conmigo, hasta puedes jugar a ser cupido lanzando flechas sin que te vean — bromeó riendo un poco, se sentó en el techo esperando a que ella lo siguiera, abrazándola por sobre el hombro y así acercarla más hacia él, cubriéndola un poco del fresco — ¿Tú crees? Y pensar que he intentado volver a ser el de antes — rio divertido, respondiendo al beso tiernamente — ¿Y cómo me vas a dar las gracias? — respondió alzando las cejas divertido besando sus labios nuevamente, de forma lenta.
— Claro, y ahí tendremos mucha gente confundida porque les llegan flechas desde el aire — respondió bromeando mientras se acercaba para sentarse a su lado, apoyando su cabeza en su hombro mientras ponía atención a lo que le decía — Pero si lo único que ha cambiado es tu habilidad, en el fondo sigues siendo la misma persona de la cual me enamoré y eso es lo que importa — sonrió orgullosa y soltó una risa — Y si, con esto creo que no existen límites para ti. Digo, puedes llegar a donde quieras y cuando quieras, ¿qué mejor? — se encogió de hombros y luego rio al escuchar su pregunta — Bueno, eso depende. ¿Hay más regalos? — alzó una ceja, logrando disimular una cara de seriedad, como si todo dependiera de su respuesta — No, solo bromeo — sonrió y respondió a sus besos — ¿Con muchos besos? — alzó ambas cejas un par de veces, divertida —
Su sonrisa se hizo aún más amplia al escuchar sus palabras, manteniendo una mano sobre su rostro, apretando suavemente su mejilla —Claro que sigo siendo él mismo... Él mismo que se enamoró a primera vista de ti, si, primera vista y en secreto — sonrió de igual manera con orgullo, riendo por lo bajo. Mantuvo el beso por largos segundos, alejándose escasos cm solo para dejarle hablar, mordiéndole el labio inferior — Hay un obsequio más ... Pero ese depende de cuantos besos me vas a dar — susurro rozando sus labios, alzando las cejas al igual que ella, divertido.
— ¿A primera vista? — preguntó un tanto sorprendida — Nunca me dijiste eso — sonrió ampliamente, ya que si bien llevaban años juntos enterarse de ese tipo de cosas la hacían recordar el comienzo de su relación. Arrugo su nariz cuando mordió su labio, pero no a qué le haya dolido, sino que solo exageraba para molestarlo un poco — ¿En serio? Bueno, tú sabes que te daré todos los besos que quieras, sobretodo ahora que tendremos más tiempo para regalonear — aseguró con una sonrisa y le dio un beso rápido para afirmar lo que estaba diciendo — No me digas que iremos a la luna, porque no traje mi traje de astronauta — frunció el ceño con gracia, bromeando —
— Amor a primera vista, ahora ya lo sabes — afirmó sonriendo amplio, poniendo los ojos en blanco al ver como exageraba la reacción ante la mordida — Quiero todos esos besos, no te dejare ni respirar — murmuro Alzando las cejas con picardía, riendo por lo bajo una vez que respondió al beso rápido y escuchó su broma, volviendo a hacer el gesto con sus ojos — Que chistosita... La Luna es muy cerca, tú te mereces ir a una galaxia más lejana — dijo sonriendo amplio, sacándole la lengua de manera burlesca — No, no vamos a ir a ningún lado, y este obsequio es más como para mí, así que... — comenzó a decir alejándose un poco para sacar algo de su bolsillo — Mia, sé que lo último que esperas en tu cumpleaños es responder una pregunta tan importante como la que voy a hacer, así que puedes decir que no, o que lo pensarás, no tengo prisa y tampoco me enojaré, solo quiero que sepas que te amo, quiero pasar la vida a tu lado, y si tú también lo deseas, sería un gran honor que aceptaras ser mi esposa �� con un poco de titubeó por su reacción se movió ligeramente para quedar de frente, tomando delicadamente su mano mostrando la argolla de compromiso que brillaba aún más por él reflejo de las luces.
Le sacó la lengua a modo de repuesta cuando él lo hizo y paciente escuchó su respuesta. Cuando se alejó para meter su mano al bolsillo lo siguió con la mirada y enseguida la curiosidad se apoderó de ella. Una parte quería creer que era lo que pensaba, pero otra le hacía creer que no lo sería, ya que hace mucho tiempo que no tocaban el tema. Se quedó en silencio mientras hablaba y a medida que su novio se explicaba comenzó a caer en cuenta de lo que estaba sucediendo en ese momento.
Sin poder evitarlo su corazón empezó a latir más rápido y si bien quería interrumpirlo, se contuvo hasta que quedó frente a ella con el anillo — Amor... — comenzó a decir y se detuvo unos segundos al darse cuenta que su voz estaba algo temblorosa debido a los nervios — No tengo nada que pensar, y estaría loca si te dijera que no — respondió entre una pequeña risa nerviosa — Por supuesto que me quiero casar contigo — asintió un par de veces y se inclinó lo suficiente para alcanzar sus labios y besarlos por varios segundos — Yo también te amo y no puedo esperar a pasar el resto de mi vida contigo — susurró con emoción cuando se separó unos centímetros y luego bajo su mirada al anillo para que se lo pusiera en el dedo que correspondía. — Es hermoso — sonrió ampliamente —
Su respiración se detuvo por segundos que para el pudieron ser eternos por la ansiedad del momento, podría parecer tan seguro por fuera, pero por dentro era el más vulnerable, escuchar el tono de su voz y aprovechándose un poco de sus habilidades logro escuchar el latir de su corazón, soltando un suspiro de alivio conforme la escucho, sonriendo con amplitud al escuchar que aceptaba — No estarías loca, para nada — susurro sonriendo respondiendo al beso antes de alejarse y colocar él anillo en su dedo, sonriendo aún más amplio al finalmente verlo puesto en ella — Es una roca especial, para alguien muy especial — respondió acercándose una vez más a besar sus labios, esta vez con mayor dedicación, tomándola con ambas manos del rostro.
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Las Sillas Encantadas
Después de rumiar esta historia durante un mes, por fin la publico. David me contó una estúpida anécdota en el metro que me resultó tan cómica que la empecé a tergiversar hasta que se me ocurrió que, para su cumpleaños, podría escribirle un pequeño relato sobre ella. No me la tomaría muy en serio, he intentado ser lo más absurda posible con un tono paranormal ya que estamos en Halloween.
En fin, espero que le guste mucho, se lo pase bien un ratito con mis tonterías y tenga un cumple maravilloso
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3 de Octubre, 2019
Podría decir que se trata de una tarde tranquila en la capital, un jueves tranquilo donde, para ser otoño, el calor todavía consigue asfixiarme. Camino con tranquilidad por el campus, dirección al metro de Ciudad Universitaria, podría decir que se trata de una tarde tranquila en la capital, pero algo dentro de mí me dice que no lo es.
Normalmente disfruto de los jueves, la suerte me sonríe ya que tengo un buen horario y son clases en las que disfruto escuchar a los profesores, sin embargo mi sino hoy ha sido muy diferente. El aula estaba abarrotada cuando he llegado, Arturo ha conseguido tomar asiento y en un abrir y cerrar de ojos, los lugares contiguos se han visto ocupados por caras que no me resultaba fáciles de reconocer, cosa extraña dado que me caracterizo por ser una persona bastante observadora. “Quizá son alumnos que han faltado mucho a clase”, pensé, quitándole importancia al asunto. Arturo se encogió de hombros y yo me dirigí al final de la sala donde, por suerte, quedaba un hueco libre.
La vista no era ideal y, con mis crecientes problemas de audición, las horas pasaron de forma dolorosamente lenta, si bien este era el menor de mis problemas. La silla parecía estar hecha de tornillos que se me estaban clavando por todas partes y por mucho que me removiese la molestia solo iba en aumento, forzándome a ponerme en pie el resto de la jornada.
Bajo los escalones del metro con cuidado por si acaso me sucede otra desgracia -nada raro en mí, para qué nos vamos a engañar- y paso sin problemas el torniquete. Intento relajarme, solo ha sido un mal día entre muchos otros, por la noche podré relajarme en mi cama y olvidarme de todo en la comodidad de mis sábanas. “Aunque deberías recoger la habitación” creo escuchar, pero solo es mi conciencia juzgándome una vez más.
Me meto en el andén uno, fijándome en que todavía le quedan cuatro minutos para pasar y saco el teléfono de la bandolera donde contesto un par de mensajes y cotilleo lo que ha estado pasando hoy en Twitter, alguien debe de tener un día peor que el mío. La gente comienza a acercarse a la línea amarilla y yo limpio el caché del móvil antes de volver a guardarlo.
De nuevo no hay asientos y tengo que contener la risa. Es mejor tomármelo con humor. No es que estar de pie me haga especial gracia en estos momentos pero me intento consolar pensando en que en La Paz podré relajarme en lo que tardan en hacerme pasar a consulta.
Hago transbordo en Laguna y me voy a la línea 10 donde, hasta Begoña, ningún vagón está despejado. Por el amor de Cristo, son las siete de la tarde, ¿cómo puede ser esto posible? Al salir del metro colmo mis pulmones del aire irrespirable de Madrid, provocando que comience a toser durante un largo y tedioso minuto. Piensa en positivo, David, ya queda menos.
Le echo un vistazo al reloj de mi muñeca y con hastío compruebo que queda todavía una hora para mi cita, pero no permito que eso me detenga. Mientras le envío un audio a una amiga sobre la situación, entro al edificio en dirección al baño, confiando en encontrarme con el doctor por el camino.
Me lavo las manos que, desde que voy a la universidad aquí, parecen siempre cubiertas de suciedad -¿les pasaría a todos los madrileños o solo a mí?- y me intento peinar el pelo mientras pienso en que debería ir pronto a la peluquería.
De camino a la consulta, como el cielo abriéndose para darme tregua, me encuentro a mi médico que, al explicarle la situación y, sabiendo ambos que no nos demoraríamos más de tres minutos, decide colarme.
—Por favor, toma asiento. —dice mientras organiza sus papeles.
Sus palabras suenan a gloria en mis oídos pero, antes de que consiga moverme, un hombre joven irrumpe en la habitación.
—Disculpe, andamos escasos de sillas en urgencias y estamos tomando prestadas todas las posibles. ¿Puedo llevarme esta? —inquiere, refiriéndose a la que iba a usar yo
—Por supuesto, espero que no te moleste, David.
“No, no” decido responder, resignado, tampoco iba a quejarme, probablemente allí la necesitarían mucho más que yo aunque las piernas me estuvieran matando.
La revisión dura lo esperado y antes de que me dé cuenta ya me encuentro de nuevo en el dichoso metro. Cómo echaba de menos la lentitud y la calma de mi preciosa Toledo, allí jamás tendría este problema.
Al entrar al vagón me encuentro con una silla libre y casi sin pensarlo me lanzo a por ella, tratando de esquivar a una señora que se encuentra de pie frente a mi oasis.
—Perdona. —dice la señora, deteniéndome al ver mis intenciones. Confuso, sigo la dirección de su brazo, topándome con una muchacha de cabellos dorados sosteniendo a un bebé. Reservado, leo entre líneas.
—¡Ah, sí, perdón! —exclamo, avergonzado. Noto la mirada penetrante de todos los pasajeros y yo solo deseo abandonar el ajetreo madrileño, ya sin ni siquiera buscar la posibilidad de sentarme por si acaso volviese a quedar en ridículo.
Pasado un rato ya nadie me está observando, sin embargo, siento un centenar de ojos clavados en mí. Sé que son paranoias mías, no sería la primera vez, pero me siento ahogado, tanto, que en cuanto las puertas se abren, salgo disparado, huyendo de presencias que no puedo localizar.
Ni siquiera sé en qué parada me encuentro, solo sé que no es la mía. Sigo corriendo, agitado, noto los latidos en mis sienes hasta que un guardia me detiene. Pienso en explicarle brevemente que llego tarde pero la forma en la que me observa me hiela la sangre. Es la misma sensación.
—Por favor, acompáñeme. —quiero decir que no, que debo subirme de nuevo para volver a casa, pero su agarre es firme en mi hombro. Guarda silencio, me digo, parece lo más inteligente.
Acabo en la pequeña comisaría del metro de Madrid, no hay mucha gente dentro pero me siento tan intimidado como si estuviese abarrotada. No sé por qué me han traído aquí pero debería informarle a alguien de mi paradero, por si acaso. Por un estúpido segundo me planteo colgarlo en mi cuenta candado de Twitter, seguro que le saco un par de risotadas a mis seguidores, pero llamar a mi hermana probablemente me salve de lo que sea que me esté ocurriendo. En el último momento, sin embargo, decido estarme quieto, no queriendo que me requisen el teléfono si lo ven.
El policía que me ha traído me coloca frente a una mesa, solo hay una silla -¿por qué?- y, obviamente, él la ocupa. —Nos han llegado varias quejas de que un joven que coincide con su descripción no deja de perturbar a los pasajeros del metro.
—¿Cómo? Debe tratarse de un error, yo solo me estaba yendo a casa.
—No aceptamos excusas, estas faltas de respeto son intolerables. Su tarjeta ya no es válida en el consorcio de transportes de Madrid.
Me dispongo a contestar pero veo un fulgor bermejo en su mirada que me recuerda al padre de uno de mis personajes. Podría ser mi imaginación desbocada, pero hoy, en esta típica tarde madrileña, no puedo tentar a la suerte. Así que huyo. Salgo del recinto y corro como no lo he hecho en mi vida. Jadeo, mis piernas me ruegan que me detenga pero no puedo. Me están siguiendo, no veo a nadie pero sé que me están siguiendo.
Estación Sur. Reconozco el lugar, he estado las veces suficientes para poder aprovechar esta ventaja. Sigo corriendo, bajo una de las rampas y busco un escondrijo. No dejo de notar a alguien tras de mí, por mucho que avance, parece que la presencia es más rápida que yo. Nadie se hace a un lado para facilitarme la tarea, absortos en su mundo, ya ni me dan la impresión de que sean reales. “Estoy enloqueciendo”.
Una de las puertas que conducen a las dársenas se encuentra abierta y no me lo pienso demasiado antes de cruzarla. La persecución debe detenerse en algún punto, debe hacerlo.
Pero en cuanto aminoro la velocidad unas manos invisibles se envuelven en mi garganta, parece que me van a tirar al suelo y va a drenar toda vida de mi cuerpo y no puedo que eso pase, al menos no todavía.
Uno de los autobuses parece a punto de partir y, con una habilidad que no sabía que tenía, me cuelo en el compartimento de equipaje. El bus sale conmigo en el interior y la presencia se marchita.
—Estoy a salvo. —me intento reconfortar, pero las maletas me golpean por todos lados, ni siquiera puedo sentarme en condiciones y la postura no podría ser más incómoda. A salvo, sí, pero nunca sentado.
*
Debo de haberme dormido en algún punto del viaje ya que para cuando abro los ojos el bus ya no se mueve y puedo jurar que huelo a sal. Me froto el rostro, librándome de alguna que otra lágrima de frustración que debe haber huido en un descuido y salgo del maletero cuando este se abre. Me suena la estación aunque, hasta que no la abandono, no me doy cuenta de que es la de Alicante.
—Alicante. —musito, incrédulo. Es de noche, mi reloj me indica que es la una de la mañana. A penas siento las piernas, noto sangre escurriéndose entre los dedos de mis pies pero sé a dónde debo acudir.
*
Me lleva más de una hora encontrar la manera de moverme por la ciudad, pero finalmente acabo en la calle de San Vicente que necesito. Subo las escaleras, maldiciendo al que no reformó el edificio para ponerle un dichoso ascensor.
Cuatro pisos, me detengo; estoy deshidratado, hambriento y exhausto, pero consigo llamar al timbre.
Una muchacha no tarda en abrirme la puerta, desconfiada dadas las horas que son: No espera visita. Su pelo color cobrizo está recogido en un desaliñado moño y cuando me reconoce en la penumbra del rellano sus ojos se abren de par en par.
—Andrea, no te lo vas a creer pero creo que Pepito ha intentado matarme. Pero, primero, ¿me dejas sentarme?
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San Cristóbal de las Casas (Culturales) -- Feb 2019
“ Es genial!! -Estás viviendo aventuras como las de de tu libro mientras lo vas leyendo... Había una película en la que pasaba eso!!” Esa fué una reflexión muy interesante por parte de Arístides, la última de las personas interesantes que había conocido en la ciudad (no por nada se llama casi Aristóteles). Su reflexión vino a raíz del relato que le conté cuando estaba aún tibio en la terraza del Albergue Don Nagual y terminó con él y su chica más la Clémence y yo corriendo a galope tendido por las callejuelas del casco antiguo de San Cristóbal para llegar a tiempo a cumplir con una cita que habíamos concretado unas horas atrás -sin buscarlo demasiado- con un hombre misterioso al que no conocíamos. De ese hombre misterioso solo sabíamos que la gente lo llamaba “Profesor” o “Maestro” y que -aparentemente- había dedicado su vida al Ámbar. Eso es lo que sabíamos, luego está lo que uno puede deducir con imaginación y una tarde libre.. ¿Qué pensar de una persona que tiene un museo exclusivo en el centro de la ciudad más turística (en el buen sentido) y lo tiene cerrado? En principio no anda buscando dinero, porque por su puerta no dejan de pasar potenciales consumidores de un espacio como ese, que felices pagarían una buena entrada aun sin saber que puede haber adentro. Ya si hay ámbar involucrado ese potencial se traduce en miles. Y es que a estas piedritas resinosas y translúcidas, parientes fósiles del diamante (aunque mucho más delicadas y tanto más encantadas que sus primas las piedras preciosas) después de dormir entre las pieles de los cerros por 50 millones de años no va que les toca salir a un mundo que las entiende más o menos y si bien es cierto que a todos nos encanta el ámbar y -quien más quien menos- todos tuvimos la fantasía trasnochada de poner en práctica la gran idea que tuvo Spilberg, parece que no entendemos mucho más de ellas. Vemos un pedazo de ámbar en bruto y lo primero que pensamos es “que lástima que no esté pulido” para que nuestro ojo y nuestra comprensión terrenal puedan penetrar esa capa exterior y llegar al caramelo. Y si dentro le encontramos un mosquito o algún otro batracio pues ya ahí mucho mejor. Y en vez de dedicarle nuestra valiosa atención por 5 segundos, pues a esa pieza la miramos por 20. Porque “le vemos algo adentro” y si podemos manosearla un poco ya somos felices. 20 segundos. Ella estuvo formándose 50 millones de años y nosotros ahí un ratito y a seguir. O a negociar con el artesano de turno y si nos cuadra en nuestro presupuesto venga que la llevamos de recuerdo para la tía o mejor aún, para llevarla colgadita y mostrar cuan místicos somos. Ahora pienso que si el ámbar pudiera elegir, si pudiera ir contra esa magia milenaria que lleva adentro, no se si nos protegería, al menos no así, tan incondicionalmente como lo hace. Me estoy dando bronca a mi mismo. Pensaba hablar del Doctor y su misteriosa puerta pero llegamos aquí. Por un momento pensé en respetar el ámbar al que llamo “mío” y descolgarmelo del cuello. Pero no creo que lo haga.. se siente lindo llevarlo conmigo y quiero creer que él está más feliz acá paseando que si estuviera guardado. Ya estuvo guardado muuucho tiempo. Además tengo que exteriorizar todo mi misticismo de alguna manera ;-) Pero volvamos al Profesor. Volvamos a esa misteriosa puerta que exhibe, para quien pueda detenerse a verlos, 2 cartelitos tallados en madera bien sobrios casi esperando pasar desapercibidos y ser vistos sólo por el ojo que los merezca, ese ojo que entre tanto estímulo callejero pueda parar un segundo y asombrarse. Porque sus mensajes son bien prometedores. El más pequeño asegura que “aquí se ha detenido el tiempo”. No es poca cosa. Y el otro, el más grande,el que más me perturbaba desde el comienzo, afirma que “aquí se guarda el último de los secretos del Mundo”. A esa Puerta hay que llamar invocando a los egipcios si es que pretendemos tener respuesta - toc toc toc --- toc toc toc --- toc toc toc - y ver.. ¿Cuántas puertas por el mundo tendrán códigos así esperando a que uno vaya y golpee? Todo esto mientras devoraba las aventuras de Abelardo Castillo por la Cumbrecita tratando de acercarse y alejarse a la vez de Van Hutten y su troupe de notables, me hacía dudar un poco si no aparecerían los esenios o quienes hayan tomado su posta hoy en día, para preguntarme el por qué de mis tantas inquietudes. O tal vez el Doctor Golo.. ¡Ay si apareciera el Dr. Golo! con su pipa y su mayéutica para analizar mi situación actual. Yo creo que un poquito se divertiría.. -- Ojalá que mi persona le pareciera la de un espécimen digno de análisis -- La cosa había empezado ese día más temprano, íbamos con la Clémence para el Mercado Municipal a comprar miel y chorizos. Miel para mezclar con ajo y hacer medicina y chorizos para esa noche a la parrilla. En el camino pasamos por un portón de madera como tantos que hay bien bonitos por San Cristóbal pero este tenía además una mujer esperando afuera que había golpeado la puerta de una forma medio rara. La mujer era chaparrita y de formas más bien neutras como tantas que andaban por esas calles. Pero algo en ella me había llamado la atención y así que nos quedamos un ratito observando desde enfrente a ver si se abría la puerta. Ahí es que nos percatamos de los carteles tan prometedores que les contaba y de otro más que desde arriba de la puerta sentenciaba “Casa del Ámbar”. No se si ya les conté (suponiendo que alguien esté leyendo esto) pero por esos días recién estaba descubriendo el Ámbar y su sola mención activaba mi interés. Así que mientras esperábamos que la puerta se abriera saqué mi teléfono a ver que podía contarnos internet de todo esto, pero aunque figuraban muchas casas y museos del ámbar en la ciudad ninguna se correspondía con la que teníamos enfrente. Eso, y que no figurara nada en GMaps para esa ubicación no vino sino a abonar (o crear) la teoría de que quien sea que maneje ese museo ya no perseguía el dinero, por lo menos no a través del turismo masivo. O tal vez no quería que lo encuentren, al menos no tan fácil... Pasó un buen rato y nadie abría así que seguimos nuestro camino hacia el mercado, pero destino o mandato, cuando íbamos volviendo ya con todas las compras pasamos por la misma puerta. Solo que ahora había afuera un pequeño mitín formado por un matrimonio de +/- 70 años y una mujer que también llamó mi atención pero esta vez por lo vistoso de su persona y sus vestimentas. Sentí que era la oportunidad de investigar un poco qué pasaba ahí adentro así que nos acercamos a hablar.. La señora llamativa (Reina) le estaba explicando al matrimonio que el museo era increíble y que adentro se podían encontrar cosas nunca antes vistas realmente sorprendentes pero que desde hacía años estaba cerrado por reformas y que no se recibían visitas hasta nuevo aviso. Explicaba además que el “Doctor” era una persona tan reservada como intransigente pero que ella haría el intento a ver si podía convencerlo de hacer una excepción y mostrarnos, aunque sea, un parte de las colecciones. La consigna era clara: esperar afuera mientras ella entraba y hacía las gestiones. No lo dudamos ni un segundo. Entonces Reina comenzó con el ritual de los golpes que para este entonces ya empezaba a resultarme familiar, le abrieron y se perdió dentro de la casa. Ahí tomamos noción de la compañía y ya que no sabíamos cuánto iba a tardar Reina empezamos a charlar con el matrimonio.. Ellos al saber que era argentino me hicieron una pregunta que nadie me había hecho antes y aunque no es nada muy secreto si fué interesante en ese momento. Me preguntó qué era eso de si Gardel era argentino o uruguayo.. Yo les conté lo que sabía y compartí la versión que más me gusta del affaire Gardel: Carlos Gardel era, además de un gran artista, una especie de oportunista o pequeño estafador que supo valerse de su talento y carisma para obtener ciertas ventajas de las mujeres que lo querían y de los hombres que lo admiraban. Por esto había ido sembrando pistas falsas de su nacimiento y supuesto paso por distintos países. La realidad es que Gardel era francés, nacido en Toulouse --como decir el Cuarteto de Nos-- y muerto en un conocido accidente aéreo en Colombia pero eso ya es otra historia. Con un timing casi novelesco, Reina reapareció en escena cuando se nos acababan los temas de charla y nos trajo las buenas noticias! El doctor iba a hacer una excepción y nos iba a recibir.. Teníamos que volver ese dia a las 6 de la tarde, golpear como los egipcios y contestar de cierta manera a las preguntas que nos iban a hacer del otro lado de la puerta. Las cosas que vimos ahí adentro y lo que nos dejó el tiempo compartido con el Maestro queda reservado para los que lleguen a esa puerta.. Ya saben como golpear y a que hora hay que estar ahi.
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• 12 de mayo, 2020.
– ¿Eleanor…?
La veinteañera se encontraba inmersa en la canción que en aquel momento se reproducía y resonaba a máximo volumen a través de sus auriculares, privada del sentido de la vista: ajena a todo lo que ocurría en el rellano del edificio donde residía el americano, al que había decidido sorprender. No dejaba de canturrear en el interior de su cabeza, mientras que lo único que verbalizaba era un tarareo acorde al ritmo que sonaba.
– ¿Eleanor?
En esta ocasión, una voz masculina (francamente familiar) sí logró filtrarse entre la música y, el contacto de una mano posarse sobre una de sus rodillas, la despertó automáticamente de su particular burbuja. Al abrir los ojos se encontró, frente a ella, con la figura de un varón de mediana edad prácticamente agachado para lograr estar a su altura: observándola con expresión risueña. Nada que ver con el muchacho que había de pie a su lado, quien la miraba con curiosidad. Aún no había terminado de descolgarse los cascos cuando escuchó:
– ¿Has olvidado las llaves?
La fémina clavó su mirada sobre la ajena, observando su semblante durante unos fugaces segundos que coincidió en el tiempo con la negativa corporal que llevó a cabo mediante un movimiento horizontal de cabeza: el parecido era…, asombroso. El hombre retrocedió un par de pasos y, sin perder la sonrisa, le tendió la mano para ayudarla a levantarse del suelo. Eleanor aceptó la extremidad que le fue tendida y con aquella cooperación apenas tardó un par de segundos en reincorporarse. Los saludó a ambos con la boquita pequeña, pronunciando un mero « hola… ». A la vista estaba que con aquel imprevisto no había contando.
– Entonces, ¿no has olvidado las llaves? — ¿Qué? No, no. — No pudo más que reírse: por pura timidez. Timidez que no tardó en exteriorizarse a modo de rubor en las mejillas. ¿Cómo les explicaba a su suegro y su cuñado que había vuelto a devolverle la llave del apartamento? Que no vivían juntos. — Sé que está en el dentista con Susan, quería darle una sorpresa. — La expresión risueña del progenitor no hacía más que ensancharse, a modo de sonrisa. Paul, por su parte, ni siquiera se molestó en disimular lo cómica que le parecía aquella escena. — Es complicado. – No voy a discutírtelo. – Contestó, a punto de carcajearse. – Estas generaciones de ahora no son como las de antes. – Respondió en tono cómplice, mientras introducía la llave en la cerradura del americano. – ¿Pasas? Veníamos a dejarle estos tuppers, que nos pillaba de camino. - Y estos libros. - A puntó el más pequeño de los Bennett. — Por supuesto. Será un placer.
Y, sin pretenderlo, con aquel oportuno ofrecimiento acababa/n de darle una grandísima idea. ▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬ Martes, 12 de mayo. 20:29
Mensaje de texto. Contacto: Eleanor.
El, aún no he salido de la consulta. Con un poco de suerte, en unos minutos estaré montado en el coche. El empaste perdido ha requerido dos tratamientos. El más laborioso, relacionado con una reconstrucción. Creo haber entendido que se trata de ''una corona'' debido a la debilidad que presenta la pieza dental de por sí. Yo por mi parte no he tenido nada. Una mera inflamación ocasionada por una herida. Te llamo cuando deje a mi madre en su casa. Te quiero. ▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬ El ratito que pasó junto a los varones en el interior del apartamento fue muy, pero que muy agradable para la veinteañera. Allí, entre esas cuatro paredes, se sentía en casa. Se sentía segura. A pesar de aquel alarde de galantería y caballerosidad* por parte de ambos sujetos: fue ella la única y principal anfitriona. Fue ella, con su personalidad arrolladora, quien se encargó de que, a pesar de las prisas por partir, ninguno se marchara de allí con el estómago vacío. Podía ser pequeña, pero ni siquiera dos hombres hechos y derechos que la superaban en fuerza y estatura, podrían vencerla. A cabezona no la ganaba nadie.
(*) Detalle que, innegablemente, la hizo sonreír al pensar que en casa de los Bennett todos tenían eso en común.
Alabaron su mano para desenvolverse en la cocina y también agradecieron (sorprendidos) que ella conociese sus intolerancias y/o hábitos de alimentación de antemano. La despedida fue mucho más calurosa que el recibimiento tan imprevisto: ya que la muchacha de cabello tostado los despidió con besos, abrazos y la promesa de volver a verlos pronto.
[…]
La idea inicial al poner un pie dentro del apartamento era una completamente distinta, pero el mensaje de texto que recibió a las 20:29 ocasionó un último cambio de planes. Finalmente, decidió contestar para no levantar sospechas:
« mar., 12 de mayo, 21: 09.
Aplicación: WhatsApp. Contacto: Josh(ua).
Mensaje de texto:
¡Espero que mi suegri no haya sufrido en exceso! En cuanto puedas, deberías ponerme al tanto de cómo se encuentra tras esos tratamientos. Respecto a ti, sabía que todo se trataba de una mera y vaga excusa para combatir esa halitosis que sufres… »
Lo recibiría tendida sobre el sofá, luciendo tan sólo una de sus camisas blancas, sin abotonar: cubriendo estratégicamente ambos senos pero exhibiendo toda la piel posible. Su escote, esternón, ombligo, abdomen… ¿Las piernas? Desnudas, flexionadas y juntas, al igual que los muslos, para poder disfrutar aún mejor del libro que tenía apoyado sobre su superficie.
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Mejor con tres (Relato)
El se acostumbró a dormir conmigo. O yo me acostumbré a dormir con el, quien sabe. Pero el caso es que las noches de invierno no eran tan frías cuando le tenia a el a mi lado. Éramos como otra pareja mas, nos repartíamos las tareas, el cocinaba y yo fregaba los platos o ponía la mesa, cuando el se iba a trabajar yo me quedaba limpiando el apartamento o salía a comprar víveres a uno de los pequeños supermercados que rodeaban nuestro complejo. Nos hicimos adictos a esa rutina pequeña, domestica. Hasta que un día un huracán llamo a nuestra puerta en forma de un pelirrojo demonio de ojos verdes. Le abrí la puerta, entre receloso y sorprendido. Que haces aquí, le pregunté, intentando que mis celos no se notaran. Todavía no se habían visto las caras y yo ya me los estaba imaginando en el sobre juntos. El me ha dicho que viniera, responde ella, y desde atrás el me grita para que la deje pasar. Esa noche duermo en el sofá, y la siguiente también. Ella me lo ha arrebatado, ahora se esta follando a mi hombre y comiendo la comida que le preparo yo. Aprovecho una vez que salimos juntos los tres y me agarro un pedal a propósito para decirles lo que pienso realmente. El resultado es que acabamos todos al mismo tiempo en la cama del apartamento, tres pares de brazos y piernas por aquí y por allá, víctimas de un frenesí etílico que no decae nunca. A la mañana siguiente nos despertamos, el y yo bastante turbados pese a la resaca, ella pletórica porque ahora tiene dos chicos para ella sola. Y así empieza una nueva rutina, en la que tenemos que trabajar menos porque seis manos van mejor que cuatro, y en la que yo no me quedo solo por las mañanas cuando el se va a currar. Y pasan meses y meses, y da la casualidad de que al final no somos tres, sino cuatro. El vientre de ella empieza a abultar y sus caderas se ensanchan, símbolos de una maternidad incipiente. Alguna vez, cuando el y yo estamos a solas y ella esta en el cuarto dormida o anda en la consulta del medico, sacamos el incomodo tema de la paternidad del bebe. Será tuyo o será mío. No lo sabemos a ciencia cierta, y las probabilidades para ambos son bastante elevadas. Ella al parecer no quiere ni oír hablar del tema. El hijo será de los tres, asegura, o si no será solo mío, añade maliciosamente. Sabe que nos tiene a su merced, es mas lista que el hambre.
Y llegó el gran día, cuando ella rompió aguas de repente y tuvimos que llevarla a escape al hospital. En el coche, de camino, me toco a mi llamar a los padres de ella y a la familia de el. Habíamos acordado que iba a ser mejor así, para ahorrarnos complicaciones. Después de todo, venía siendo lo más sencillo. Llegamos y ya estaban ahí los padres de ella, la abuela de el, la hermana de ella; tíos, primos, sobrinos y demás familiares. Cuando me separaron de ella, cuando se la llevaban en ascensor, ella me cogió de la mano y me miró a los ojos. Todo va a salir bien, me dijo, ya lo verás. Y entonces subieron el y ella junto a los doctores y las enfermeras. Yo me quede allí mientras las puertas se cerraban, con la madre de ella a mi lado. Ignoro si se pudo dar cuenta del asunto, pero cuando nos íbamos dirigiendo a la sala de espera comentó algo de que ahora que había llegado el bebé, seria más bien hora de que ellos se mudaran a un piso más grande. Ya estaba pensando en separarme de ellos. Llegamos a la sala de espera y vi todos aquellos rostros, muchos de los cuales ya conocía, pero ninguno que estuviese emparentado conmigo. Me sentí solo, me sentí ajeno, y me dieron ganas de llamar a alguien, al menos para que me hiciera compañía. Pasaron las horas y al final nos indicaron que podíamos subir. Yo dejé que se montaran todos en el ascensor mientras salía un momento del hospital a hablar por teléfono. Habría sido muy sospechoso ir en primera fila junto a toda la parentela. Marqué el número de mi madre y en cuanto ella me contestó le informé de que todo había salido bien y de que el bebé era una niña. Mi madre me dijo que felicitase a los primerizos padres de su parte. Para mi progenitora el solo era mi compañero de piso y ella no era más que la chica que a veces se quedaba a dormir con nosotros. Tuve ganas de decirle que no, que se equivocaba, que el bebé también era mío, su nieta al fin y al cabo. Mi madre clavo la última tabla del ataúd cuando me dijo que quizás seria mejor que yo me mudara a otro piso para dejarles mas intimidad. Otra que tal. Al final no pude mas que colgar y subí en el ascensor a la habitación donde se hallaban ellos. Ya estaba allí toda la familia. El llevaba a la niña en brazos, radiante y orgulloso. Ella estaba sentada en la cama, cansada pero con mejor aspecto que nunca. El se acerco a mi, y me paso a la niña. Mi hija, y yo he sido el último de todos en cogerla en brazos. Mi pequeña niña, no es cierto que todos los bebes se parecen al nacer. Tu eres única, especial. Te miro y tienes algo de ella, y también de el, pero creo que tienes también algo de mi. Y se que es biológicamente imposible, después de todo, pero a veces los milagros ocurren. Me miras y lloro, pero tengo que mantener la compostura, no puedo dejar que los demás lo sepan.
Durante los dos o tres primeros años, las cosas siguieron más o menos como antes. El se convirtió en Papá y ella se convirtió en Mamá, y yo me transformé en una suerte de tío honorario que acabó viéndote crecer más a menudo que tus tíos de verdad. No era como lo habíamos planeado al principio, pero cuando amas a alguien te acabas por acostumbrar a todo. En esos meses que siguieron a tu nacimiento las cosas fueron como tenían que ir para tres personas que se acababan de convertir en padres primerizos de buenas a primeras, pero el reparto de tareas lo hizo todo más llevadero. Aprovechábamos cualquier momento en el que te dormías para hacer el amor los tres, aunque ya no era lo mismo, y creo que todos lo sabíamos. Ahora todo era más mecánico, más cotidiano, alejado de la pasión que había cubierto nuestro idilio durante los primeros meses. A veces, aunque menos asiduamente, dos de nosotros aprovechábamos un pequeño momento a solas para intimar un ratito mientras el tercero cuidaba de ti. Generalmente yo y tu madre, ya que tu padre parecía darme de lado con cada vez mayor frecuencia. Yo fingía no darme cuenta de ello, pero estaba claro por donde iban los tiros. Yo acabé por mudarme a un piso algo mas pequeño, un par de calles más abajo de donde vivíais vosotros, aunque seguía yendo a casa todos los días a cenar y a jugar contigo. Creí que todavía había algo que pudiera salvar, un pequeño resquicio de luz. Pensamos que quizás era lo mejor, después de todo las familias de ambos seguían visitando el piso con frecuencia y solo era cuestión de tiempo antes de que las malas lenguas hicieran correr los rumores. Y tu padre eso no podía permitirlo, querida niña. Su orgullo como hombre estaba en peligro, el no podía permitir que se pusiese en duda algo tan serio como su virilidad. Se puso hecho una furia cuando deposité en los labios de tu madre un beso cargado de afecto, alegando que no deberías verlo, que tu pensamiento podía complicarse si el que besaba a tu madre no era el. Yo le quite importancia y fui hacia el, no era la primera vez que ocurría, lo rodeé con el brazo y lo atraje hacia mi para hacer lo propio con el, para calmarle. Me empujo con tal violencia que me arrojó contra la pared, me gritó que no le tocara, que no volviera a hacer eso. Que la niña no podía criarse viendo eso, que no era normal, que su hija no podía formarse correctamente viendo a dos hombres besarse o a su madre dándose el pico con otro hombre que no fuera el. Fue ahí cuando la tensión de semanas acumuladas estalló. Le dije que se tranquilizara, que tu no eras solo su hija, sino también la de tu madre. Y la mía. Y ahí fue cuando sus ojos se clavaron en mi y con todo el daño que es capaz de hacer una lengua me dijo que no, que hija mía no eras. Fue ahí cuando me entere de que hacía unas semanas se habían hecho las pruebas de paternidad. Me volví hacia tu madre con una interrogación en el rostro. Tu lo sabías, le pregunté, y ella esquivo mi mirada mientras observaba el suelo.
Después de aquella noche nunca volví a dormir con ellos. Seguimos viéndonos, claro esta, creo que aunque ninguno lo dijimos nos pusimos de acuerdo en que alejarme de ti de repente tampoco te haría ningún bien. Pero deje de ser el tío honorario para convertirme meramente en un amigo de la familia con el que a veces queda un joven matrimonio. Me costó mucho dejar de ser tu padre, pero al mismo tiempo hubo algún tipo de liberación en todo aquello, como si una pesada responsabilidad se hubiera deslizado de mis hombros. Ella nunca me llegó a contestar lo que yo había preguntado aquella noche, y creo que fue mejor así. La traición de tu padre me había dolido demasiado, la de tu madre tan solo terminaría de enterrarme. Y tu te hiciste mayor poco a poco, es increíble lo rápido que pasa el tiempo. A los cinco años me regalaste un dibujo que habías hecho en clase, aún lo tengo colgado en la puerta de la nevera. A los ocho años dijiste que hacer la primera comunión te parecía un rollo y entre tu madre y yo conseguimos convencer a Papá de que no era tan buena idea como el creía. A los diez años te escapas de casa tras un berrinche y vienes a refugiarte en mi piso, llamo a tus padres para que vengan a recogerte y ahora somos yo y tu padre intentando convencerte para que des tu brazo a torcer. A los doce años me cuentas que has tenido tu primer beso, te comento que ha de ser un chico con suerte y tu me cortas de buenas a primeras diciéndome que no es un chico. A los quince años me invitas a ir al cine, los dos solos, cogida de mi brazo como si fueses una novia enamorada. A los diecisiete te sorprendo borracha en el pasillo delante de mi apartamento, me echas los brazos alrededor del cuello y me dices que me amas. Yo intento escapar, pero después de todo eres digna hija de tus padres. Cuando te quito el vestido observo que tu cuerpo es parecido al de ella, pero tiene también algo de el. Tus ojos, tu pelo, tus labios… es como si mis dos antiguos amantes se hubiesen reencarnado en un solo ser, de no ser tan perverso parecería hasta un milagro. Y hay tantas dudas, tantas reservas. Soy casi treinta años mayor que tu. Te he visto crecer. Podría ser tu padre. Dios mío, podría ser tu padre. Me silencias, sabes bien lo que has venido a hacer. Ya no eres mi hija, si es que acaso alguna vez lo fuiste, sino mi amante. Después de que todo termine, mientras dormimos juntos y abrazados, creo que se ha cerrado un círculo. Se que no va a durar, esto es solo un capricho adolescente. Pero creo que hacía más de diecisiete años que no me sentía tan dichoso, y eso es demasiado tiempo. Así que ahora te dejaré dormir, y sonreiré mientras recuerdo una borrachera similar que hace tantas noches me unió a los dos seres que te dieron la vida. Buenas noches, cielo mío. Manuel Perdomo M.J.M.P.
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Ansiedad.
Es común que la mayoría de nosotros nos sintamos nerviosos, estresados y preocupados de vez en cuando; o incluso continuamente… Sin embargo, existe una línea entre lo que son los nervios, el estrés y la preocupación & lo que es la ansiedad. Muchas veces vemos la ansiedad solamente como una emoción o un sentimiento, y eso no está del todo mal, pues en términos generales si es un sentimiento agobiante al que todos estamos expuestos; pero debemos tomar en cuenta que la ansiedad en muchos casos va más allá de ser solo un sentimiento, y es un trastorno mental. Hoy quiero enfocarme en este tema.
Las personas que tienen trastornos de ansiedad viven con una constante preocupación intensa hacia las cosas que hacen, o hacia las cosas que otras personas hacen. Con frecuencia son personas temerosas para todas las situaciones de la vida diaria. Son personas que viven con mucho estrés y miedo. Estos sentimientos pueden llevar a que la persona que sufre dicho trastorno llegue al punto de tener ataques de pánico, en los que simplemente colapsan. Es realmente difícil vivir con ansiedad, pues esto afecta tu vida de muchas maneras, incluso en las actividades más simples que debemos realizar; por lo que la mayoría de veces las personas que viven con ansiedad comienzan a evitar ciertas situaciones: como salir a lugar donde hay muchas personas, o dejar de hacer actividades que disfrutan por el miedo al “que dirán”, en pocas palabras comienza a aislarse para evitar todos estos sentimientos negativos.
Yo soy una persona bastante complicada respecto a mi personalidad, pues la mayoría de personas me describen como alguien muy extrovertido. Muchas veces se me hace fácil conocer gente nueva, hablar en público, expresar mis ideas y opiniones abiertamente, y hablar frente a una cámara… Pero otras veces se me hace difícil incluso pedir un par de servilletas extra en un restaurante, levantar la mano en clase si tengo una duda, contestar mensajes de texto, saludar a un conocido en la calle e incluso ver a alguien a los ojos mientras mantenemos una conversación; por lo que tengo muchos rasgos que poseen las personas introvertidas o tímidas... Y estos rasgos se me dan debido a la ansiedad.
Durante toda mi vida he trabajado mucho en mí mismo, he pasado mucho tiempo mejorando mi autoestima pero muchas veces la ansiedad puede destruir todo lo que he construido en un segundo. Porque la ansiedad trae consigo muchos efectos secundarios: el sobre pensar las cosas, el dudar de mí mismo, el no sentirme seguro de hacer algo, el sentir miedo y pánico, etc. Y me encantaría poder decirles que se manejar la ansiedad a la perfección, o que tengo un remedio mágico para no sentirme de esa manera nunca; pero no, creo que es algo que vive dentro de mí y que no podre desaparecer de mi vida, sin embargo puedo aprender a vivir con ella y aprender a tratar todos esos síntomas que me produce, y eso es en lo que he estado trabajando últimamente.
Creo que el primer paso para “tratar” la ansiedad seria el mismo que recomiendo para cualquier otro trastorno y/o problema emocional: Buscar ayuda. Buscar ayuda es sumamente importante, a pesar de que sepamos qué podemos hacer algo solos nunca está de más el poder tener a alguien a nuestro lado que esté preparado para orientarnos y apoyarnos. Las personas que están preparadas para ayudarnos de la mejor manera posible siempre serán los psicólogos… Es momento de romper ese mito de que los psicólogos son para gente ��loca”, todos deberíamos frecuentar a personas expertas en salud mental para poder estar sanos no solo físicamente si no que mentalmente. Si sufres de ansiedad la persona indicada para ayudarte es un psicólogo.
Luego, a mí me ha ayudado mucho trabajar por mi cuenta en mi autoestima y seguridad. Cuando me encuentro a mí mismo criticando algo de mí, trato de cambiar mis pensamientos lo más rápido posible. Me recuerdo a mí mismo las cosas por las cuales me siento orgulloso. Trato de mejorar mis áreas más débiles. Y mantengo en mi mente la idea de que merezco ser feliz, y merezco aceptarme a mí mismo y amarme tal y como soy; merezco sentirme “chulo” a diario, merezco poder hacer las cosas que me hacen feliz y sobretodo merezco el poder vivir mi vida al máximo: venciendo mis inseguridades y mis miedos poco a poco.
Otro método que me ayuda a controlar un poco la ansiedad es el busca un lugar tranquilo para poder dedicarme un ratito pensar y relajarme, muchas veces este lugar suele ser la ducha; me sirve ponerme bajo el agua y cerrar los ojos y dejar que todo lo malo se vaya de mí. Respirar hondo y cerrar tus ojos te puede ayudar a concentrarte en las actividades que estás realizando o que debes realizar, y con esta paz y serenidad podrás aliviar tus preocupaciones.
Un consejo sano que me dieron por ahí es que la actividad física siempre va a ser tu aliada, pues a través del ejercicio se estimulará tu cuerpo y eso te relajará y bajará tu estrés. También puedes hacer ejercicios mentales, como controlar tu mente… Tienes el poder de evitar traer a la memoria los pensamientos ansiosos… pero si te cuesta hacerlo NO te fuerces demasiado, pues este problema no es solamente algo que “este en tu mente”, y está bien no lograr ser positivo ante situaciones como esta todo el tiempo.
Por último, me ayuda retarme. Hacer esas cosas que me dan miedo. Ir por aquello que muero por tener. Luchar contra mis miedos. Dejar de pensar en lo que todos van a pensar… ¡No importa lo que digan! Importa lo que tú quieres, y lo que a ti te va a hacer sentir feliz. Importa que puedas desarrollarte plenamente en todos los ámbitos de tu vida. Que se jodan los miedos. Que se joda la inseguridad. Que se joda la preocupación. A veces vale la pena tomar riesgos.
Sé que hay días malos, en los que se me hace sumamente difícil el seguir mis propios consejos, pero de eso se trata de la vida. De aprender a estar bien, y aprender a estar mal. Sé que habrán días en los que el mundo sea mío, y me sienta capaz de arrasar con todo lo que este en mi camino y de perseguir todo lo que quiero; y sé que habrán días grises, en los que me dará pena pedir un par de servilletas extras. Habrá días en los que caminare como si fuera el dueño del mundo, y otros en los que mi mirada no se va a despegar del suelo… Pero al final del día debo sentirme orgulloso porque sigo acá, a pesar de todo.
No olvides que mereces lo mejor para tu vida. ¡Buenas vibras sobre todo!
Con cariño, André.
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