#en plan tengo una sonrisa tonta mirando mi pantalla
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arcy-lethra · 6 months ago
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Estar frente a la pantalla de mi laptop leyendo el cap 125 es detenerme, taparme los ojos, reirme y pensar en todas las cosas cursis posibles sobre ambos porque SE AMAN SEÑORES Y YO LOS AMO. Mi corazoooooon
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vickylaqueen · 7 years ago
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La primera vez con mambos
El alcohol suele hacer cosas buenas y no sólo en momentos malos o tristes que solemos utilizarlo para olvidar. A veces, nos hace caerle bien a la persona que odiamos o viseversa, otras veces nos da coraje de hacer lo que sobrios dudaríamos, y en mi caso: mató a dos pajaros con un mensaje (y no con un tiro):
Ya había pasado cierto tiempo de charla virtual y real. Había demasiada química. Era una explosiva conexión con sólo mirarnos o estar cerca. Parecían años pero eran tan sólo unos pocos días que siempre por H o por B no pasaba nada más que puro bla bla. Y ya estaba cansada de eso.
Por suerte, el día en el que calificó vía audio a lo que teníamos como “nuestro amor” ese día sabía que al día siguiente iba a ser mío. No sé como lo adiviné o lo presentí. Pero estaba más que segura. Y así fué:
Por la diferencia de edad era imposible que nos cruzaramos en algún boliche o bar. Pero se me ocurrió generar el momento y obviamemte, gracias al alcohol me salió de diez la jugada.
Tenía la casa sola. Hice previa con mis amigos y salimos. Estaba felíz por el simple hecho de que estaba como quería y porque Mambos obviamente me estaba hablando. Llegamos al boliche y mi look llamó la atención a más de uno, pero ninguno era el que yo quería y, claro está, tampoco estaba ahí.
Casi a la mitad de la noche, me cruzo con un compañero de trabajo, mío y de Mambos. Compañero que, tiene casi mi misma edad y es eterno enamorado de la Vivo (diminutivo de vivora…) la estúpida de mi trabajo que tanto me odia y no sé porque. Claro que, ni bien lo ví se me prendió la lamparita alcoholica. Y le digo así porque sobria nunca lo hubiera hecho. Nos saludamos y le dije para sacarnos una foto. El aceptó y no sé que santo estaba de guardia pero la foto salió espectacular. Imaginensé que hasta él salió lindo y no se levanta ni a la mañana. (Mentira Fabi tkm)
Yo: “ya mismo mandás esa foto al grupo.” Claro que no sabía a qué grupo pero el instinto alcoholico me decía que ese ‘grupo’ lo integraba Mambos y se iba a poner celoso. Al igual que la vivora de Viviana (asi se llama la estupida enamorada de Fabi). En fín: manda la foto, miro su cel, me aseguro que lleguen los dos ticks y me fuí sin decirle una palabra. Mambos hacía ya unas cuantas horas dejó de hablarme y como no soy invasiva en ningún momento se me ocurrió preguntarle que iba a hacer esa noche. Como que dí por aludido que la gente de 28 no hace nada interesante un Sábado ni siquiera toqué el tema. I don’t now why
Pero como la foto salió espectacularmente linda y yo (modestia a parte) salí hermosa, tipo 4:00 AM me llega un mensajito un tanto pesado:
“¿Y si te busco ya? ¿O te vas a seguir sacando fotos con Fabi?”
No sé si era el alcohol o el brillo de mi sonrisa de oreja a oreja, pero QUE BUEN MENSAJE. QUE BUENA IDEA. QUE… QUE BIEN. No estaba planeado que salga tan bien el plan de dar celos pero por lo menos a los diez minutos, el primer pájaro y por supuesto el más importante ya había matado. De celos y de amor porque en serio estaba divina esa noche.
Lo que quería responderle: “Jajaja que bien me salió el plan de ponerte celoso eh”
Lo que realmente le respondí: “jajaja veni a buscarme si”
“Ok en un rato voy”
Era obvio que se moría de celos y eso se notaba a kilómetros de distancia. De estar en una punta del mundo para llegar a la otra en cuestión de minutos en serio le tuvo que haber impactado. Qué? no sé. Pero llegó rapidísimo y enseguida también su mensaje para que salga afuera.
Me despedí de mis amigos cual quinceañera de su fiestita. Y me fuí al encuentro con mi amor. Experimentando lo que cada fin de semana alguno de mis amigos hace con alguna minita del montón, o mis amigas siempre cuentan en sus anécdotas de salidas: borrarse antes y que sea lo que Dios quiera. Lo dejo a su criterio… porque en 21 años nunca había hecho tal experimento.
Me mandé confiada porque desde el minuto 1 me sentía así. Salí y no lo ví. El hecho de estar con la música fuerte y de repente ya no me mareó un poco. Caminé unos metros y ahí estaba; parado afuera del auto, sobre la calle, fumando un pucho y mirando a la nada. En serio iba a ser tan lindo así? O era el efecto del alcohol y la hora? No sé. Pero estaba más lindo que nunca.
Lo miré y acto seguido casi me doblo el tobillo. Y no piensen mal, estaba estrenando zapatos y todavia no le había piloteado a la plataforma (ponele). Me miró asustado abriendo los ojos y me preguntó si estaba bien. No sé que tenía su mirada pero era honesta e inocente. Enseguida abro la puerta y me subo canchereando “por supuesto que estoy bien, subí ya y vamos”
Creo que la costumbre de mandonear la saqué de familia. Pero en serio no me doy cuenta cuando lo hago. Y el menos se dió cuenta que estaba siguiendo mi orden. Así que tiró su cigarrillo y se subió. Malísimo. Con su celular en la mano y mi foto en su pantalla:
“Te vas a ir conmigo o te querés quedar con Fabi” me dice como dandome a elegir que todavía estaba a tiempo de bajarme y volver al boliche.
Lo miré con tantas ganas y a la vez disfruté tanto ese momento que no me salió ninguna respuesta retrucable más que reírme nerviosa y enojarme tonta.
Mi plan funcionó pero no había pensado qué decirle o de que hablar. Y la cantidad de alcohol en mi sangre no me ayudaba para nada a la hora de elaborar oraciones mentales. Pero de camino a casa me celó y me hizo reír más de diez veces que según la escala de cupido es la cantidad más peligrosa que existe porque hay riesgo de engancharse y/o enamorarse.
Llegamos a mi casa y no sentía absolutamente nada. Estaba tranquila, segura y un poco ebria. Sumado a la movida que tuve que hacer para entrar porque tengo tres perros que se escapan ni bien se abre el portón y esa madrugada también tenía la responsabilidad de mi casa entera.
Así que entré, encerré a los perros, abrí el portón para que entre el auto, lo cerré, volví a soltar a mis perros, cerré el otro portón, entramos a mi casa, le puse llave a la puerta principal. Y demasiadas obligaciones ya me bajaron el alcohol de la cabeza pero igual me sentía un poco mareada. Así que aceleré el trámite y le dije a Mambos que me disculpara pero necesitaba estar en mi pieza y con el aire. Mientras el estaba fumandose otro cigarrillo, en algún sector de mi cocina y observaba el embotellamiento de mi previa.
Ahora pasamos a la parte interesante: la cariñosa. Mientras suena en mi cabeza la canción que no podía parar de escuchar nunca y me hacia recordar tanto a el: te vas conmigo de Farruko.
Me agarró la mano y mirandome fijo a los ojos me dijo tierno: “no quiero verte en más fotos con nadie, me escuchaste?” “Si mi amor” le dije y me acerqué como para darle un beso pero se comió el amague y me fuí para mi heladera. Se enojó y me siguió. Y me dijo “ey no seas mala, saludame”. Saqué una botellita de agua y entre risas, nuevamente me acerco para amagarle otro beso. Cierro la heladera y me voy casi corriendo a mi pieza.
Siguiendome por poco a la par, me agarra fuerte de la cintura y me dice susurrandome bajito que no le haga más eso porque ya soy muy mala. Y fué justo donde me derretí. Y no me dejó contestarle porque se vino el primer gran beso. Y el más hermoso porque fué especial. Después de haberlo esperado y deseado tanto, en el contexto que se dió fué mágico. Todo lo que sucedió antes, durante y después de Mambos fué así pero ese primer beso marcó la diferencia.
Me sentía en el cielo. Pero estaba en mi pieza. En pijama y con unas copas de más. Estaba soñando o en realidad me estaba pasando? Me pasaron mil cosas por la cabeza y unas cuántas por el corazón. Me sentía una adolescente rompiendo las reglas. Eramos lo que el mundo ní se imaginaba pero sólo el y yo sabíamos. Así de fuerte, así de complejo, así de posible. Eramos así:
Nunca había estado con alguien mucho mayor que yo. Y admito que siempre tuve miedo de probar. Pero Mambos fué mi gran descubrimiento y arrepentimiento de no haber probado antes.
Apagó la luz, agarró mi botella y me ayudó a acostarme. Se sentó al lado mío y me acariciaba el pelo como para enamorarme o hacerme perder la conciencia. No sé bien que pretendía. Pero cualquiera de las dos opciones no estaba en mis planes.
En el medio hubo un silencio que no me incomodó pero tampoco me gustó que se generase. Así que le pedí que me diera su celular y le llamase a su mamá para preguntarle porque era tan lindo. Hubieron risas compinches y me hice adicta a generar esa sonrisa intimidada por mis chamuyitos de obrera top. Porque así me sentía en ese momento diciendole lo hermoso que era y lo fuerte que estaba. Sin saber explicarle que era exactamente lo que me gustaba de el.
Caricia va. Caricia viene. Me empezó a besar cual desesperado marcando territorio. Seguía celoso pero no me lo admitía. Al punto de dejarme sin aire le pedí que se calme. Pero sus manos fueron tocando lugares de mi cuerpo que ni siquiera sabía que los tenía. Tal como si hubiera leído un manual de mí. Sentí magia. Sentí placer. Sentí todo lo que una mujer desearía sentir en la cama con el indicado. Sabía muy bien lo que hacía y a dónde iba. Y yo me dejé llevar. Me entregué por completo a el y me hizo el amor tan fogosamente perfecto que no quería que terminase nunca. Lo mejor? Vino después. Cuando se quedó acostado y me abrazó fuerte diciendome lo linda que estaba y lo celoso que se puso al verme en la foto con otro.
Definitivamente el estaba sintiendo lo mismo que yo y me lo estaba confesando casi aprovechandose de mi situación alcohol-enamoramiento.
Me besaba y me sonreía. Me acariciaba y me retaba. Era una nena siendo mujer. Amé ese momento. Hablamos de tantos temas que ninguno lo pudimos terminar. La hora se pasó volando pero como no todo podía ser perfecto, ese Domingo, no era un Domingo más sino que era el Día de la Madre. No había mucho tiempo para quedarse conmigo porque mi mamá llegaba al cabo de un rato y su mamá lo estaba esperando para desayunar .
De repente; suena su celular y era su mamá. Que ya se estaba preocupando por la hora. Eran casi las 10 y para ambos fué como si el mundo se hubiera detenido. Y medio pichado me abraza y se despide. Pero cuando termina de vestirse se tira sobre mi y me tapa.
“Aaaaaaaah no me quiero ir. Sos tan hermosa mi amor” me dice. Risas. Y lo hecho sin querer hecharlo. Me besa y quiere volver a la cama. Pero lo vuelvo a hechar porque a mi también se me estaba haciendo tarde. Me da otro gran beso y me pide que no lo deje así. Casi me convence. Por un minuto nuestras bocas no podían despegarse pero también queríamos hablar.
Lo empujo para su auto hace dos pasos y viene otra vez a darme un beso. Me agarra de la cintura, me sonríe y mirandome canchero me dice:
“Esto no va quedar así señorita”.
Sube al auto. Me tira un beso y se va. Dejandome todo su olor en mi ropa. Mi pieza y por poco en toda mi casa. Ese perfume era riquísimo y enamorable. Hot como el en la cama. Y fuerte como sus manos que hacian magia. Mi perdición desde ese momento en que se fué y nunca más pude sacarlo de mi cabeza.
Fué la noche más hermosa que había tenido desde que perdí mi virginidad. El era hermoso y su forma de hacerme el amor era la de un profesional.
Fín momentáneo de la primer noche con el. Pero no fín de la historia porque falta la parte del segundo pájaro que también murió por esa foto; la vivora.
Ni siquiera es importante pero lo resumo porque forma parte de la historia. La Vívo vió la foto y le hizo la misma escena a Fabi. Sólo que sin derecho porque ella tenía novio y él era sólo su amigo. Logré que me odiara aún más y no pueda decirme absolutamente nada. Me gané su respeto y que se tragase sus palabras. Pero nunca más volví a tener la intención de generar un plan así.
La razón? Mambos se llevó todo de mi. Y si bien era un profesional también fué un profesional para irse de mi vida.
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