#en cuanto a lo comunista bueno obvio que es comunista
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Melanie es una personaje interesante con respecto a la nostalgia porque ella es una otaku en un mundo donde la influencia cultural de Japón se apagó ya hace mucho, y es una nerd de cosas que ya están en el dominio público hace décadas.
No es de sorprender que Melanie se haya criado con sus abuelos en una tienda de antiguedades.
La tienda "Disco Eterno" ya lleva casi siglo y medio en Buenos Aires. Además de vender antiguedades como figuras de acción, juguetes y consolas antiguas, cumple un papel mucho más importante; restauración de datos. Antes era considerado nada más que algo para hobbistas, emular videojuegos antiguos o coleccionar DVDs. No hacía mucha falta porque, total, estaba todo en el internet, no?
Pero el Ecocidio, como tantas cosas, cambió todo. Antes del uso de armas biológicas, el Ecocidio fue en efecto una guerra mundial. El uso de pulsos electromagnéticos y la guerra satelital devastó el internet y las comunicaciones globales. Cosas que antes estaban disponibles en línea desaparecieron, y la guerra y el uso de armamentos anti-digitales (como por ejemplo, hongos diseñados para destruir circuitos electrónicos) devastaron muchísimas bases de datos. Muy pronto, las colecciones de hobbies se volvieron muy importantes para la supervivencia de la cultura.
Los abuelos de Melanie se dedican a eso, a la restauración y conservación de aquellas cosas. En todos los formatos: desde almacenamiento en ADN hasta DVDs e incluso VHS. Ellos son otakus ya de familia, (sus abuelos miraban Evangelion, y ellos todavía siguen discutiendo sobre el final), incluso si se criaron en la época donde la influencia cultural de Japón estaba en declive por las crisis de mediados de siglo.
(los padres de Melanie fallecieron cuando tenía 3 años, en un ataque a Buenos Aires por fuerzas recalcitrantes que no reconocieron el Tratado de Conakry)
En todo ese ambiente, Melanie se crió, fascinada por como se podían preservar episodios de dibujos animados en el código génetico, y entretenida por los juguetes y las películas que le regalaban sus abuelos. No era la única tampoco; muchísima gente tenía nostalgia por aquellas cosas del pasado. En cierta forma, su fascinación por esas cosas le da un poco de orgullo; es como llevar pedacitos de cosas que le dieron tanta felicidad a muchas personas.
Pero comparada con el resto del mundo, incluso ella misma admite que es medio rara.
En fin. Por eso es que Melanie hace cosplays de Miku.
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PENSAMIENTOS DURANTE LA PLAGA. № 2. EL FIN DE LA GLOBALIZACIÓN
Por Alexander Dugin
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Hola, continuamos nuestras conversaciones en la era de las pandemias, y hoy me gustaría hablar sobre esas consecuencias indiscutibles de la propagación del coronavirus en el mundo, que, según me parece, ya se han hecho evidentes.
Estoy profundamente convencido, y esto es confirmado por la mayoría de los expertos cuerdos, tanto en nuestro país como a escala mundial, que esta epidemia del coronavirus en realidad representa el fin de la globalización. Todas las instituciones, todos los mecanismos que deberían haber evitado la propagación de la pandemia y convertirse en una reacción inmediata para localizar, neutralizar o curarlo de alguna manera; todas estas instituciones en las que la humanidad podría contar y confiar por defecto en las condiciones del mundo unido global con fronteras abiertas, con la ideología de los derechos humanos y con una visión común de la transparencia total de todas las sociedades; todo esto falló de una manera completamente vergonzosa.
La globalización no pudo hacer nada contra el coronavirus. Al principio, se intento dejar todo como está, no cambiar nada y no responder al virus, dio resultados catastróficos, y todas las sociedades, incluidas las más abiertas, las más liberales, las más globalistas: europeas y estadounidenses, finalmente se vieron obligados a cerrar sus fronteras, implementar el control del gobierno, el estado de emergencia y, de hecho, apresurarse a ir lejos, muy lejos de estas instituciones globales que han demostrado su total ineficacia, su incapacidad para responder a cualquier problema y delegar la autoridad a los Estados nacionales. En realidad, esto fue lo que sucedió en Francia con Macron, en Estados Unidos con Trump, en Alemania con Merkel, e incluso con Boris Johnson en el Reino Unido, es un regreso a los Estados nacionales, la imposición del estado de emergencia y, como dijo Karl Schmitt, el estado de emergencia es necesariamente seguido por el establecimiento de una dictadura. Un soberano es el que, para Carl Schmitt, toma decisiones en circunstancias de emergencia: el Ernstfall. El coronavirus nos trajo la necesidad del Ernstfall, es decir, el estado de emergencia y, en este estado de emergencia, la máxima autoridad las toma decisiones, la instancia soberana son los Estados nacionales y sus líderes. ¡Aquí estamos!
En otras palabras, tan pronto como la globalización chocó con algo que representa una amenaza real para la vida humana, todos los hechizos sobre fronteras abiertas, sobre la tecnocracia, sobre Elon Musk, los vuelos a Marte, los autos Tesla sin conductor, Greta Tunberg, todos los proyectos y hechizos globalistas desaparecieron en un momento. De hecho, vemos cómo, por el contrario, China está actuando efectivamente. Porque fue China, que fue la primera víctima de la propagación de la pandemia, aunque, tal vez, la pandemia comenzó en otros países: en Estados Unidos, Europa e Italia existía antes, simplemente no se detectó. China resultó ser el primer país donde fue identificada esta pandemia como una epidemia de coronavirus. Y luego, otros países han descubierto el coronavirus, pero es bastante obvio que la escala y el alcance que la propagación del coronavirus ha adquirido en Europa o EE. UU. Significa que este virus existió allí durante mucho tiempo, simplemente no fue diagnosticado como tal. Entonces, fue en China, que colisionó en toda su extensión, primero, en una escala bastante aterradora, con esta epidemia, China lo superó solo gracias a su cierre total. Debido al hecho de que China mantuvo una estructura política gobernada por el Partido Comunista, porque era y sigue siendo una sociedad disciplinada y disciplinaria que se cerró instantáneamente, implementó instantáneamente el modo de aislamiento, cerró Wuhan, cerró otras provincias, bloqueó a las personas, prohibió el movimiento, impuso estado de emergencia en una parte de sus territorios, y de tal manera localizó el virus y lo suprimió. Esta estricta acción coordinada del modelo chino dio un ejemplo de cómo luchar contra el coronavirus. Y al principio, Inglaterra, Italia, España, Francia, Alemania y Estados Unidos dijeron: bueno, no solo existe la variante china, con lo que intentaron ironizar sobre los chinos, pero tan pronto como los problemas llegaron a Europa, resultó que las medidas aplicadas por los chinos son la única forma efectiva de combatir el coronavirus.
Algunas figuras son muy fanáticos convencidos y globalistas como Giorgio Agamben o Bill Gates todavía intentan decirnos de que la mejor manera de combatir el coronavirus es que todos se infecten rápidamente, dejando las fronteras abiertas, manteniendo completamente todo el sistema del globalismo, bueno, en algunos sentidos se deduce de esto que se trata simplemente de morir más rápido. Boris Johnson intentó durante la semana de propagación del virus en el Reino Unido también moverse en esta dirección liberal-globalista, pero en estas circunstancias de la aterradora escala de la tragedia, rechazó rápidamente esto y se vio obligado a implementar el mismo régimen de aislamiento nacional, cierre de fronteras, aislamiento de personas, cuarentena, e implementar también medidas extraordinarias. Y ahora el mundo de hoy es para aquellos que quisieron cerrar sus sociedades, sus fronteras y su gente, quisieron imponer un estado de emergencia y transferir la autoridad al Estado nacional como la instancia más alta de soberanía o también para los que no lo querían, pero aun así terminaron haciéndolo debido a la situación de necesidad frente a la pandemia, ya que todos los que estaban alrededor actuaron de la misma manera: las fronteras cerradas encerraron a las personas y transfirieron el poder de las autoridades supranacionales a las nacionales. ¿Qué tenemos como resultado? Queremos decir que cuando comenzó la epidemia, antes de la propagación del coronavirus, tratábamos con una sociedad abierta, e incluso si esta sociedad no estaba completamente abierta a escala mundial, todas las élites, todos los líderes de todos los países: Rusia y China, incluso de Irán, en gran medida, aparte de los países occidentales, reconocíamos por defecto que vivimos en una sociedad abierta, que la sociedad abierta es, si no algo logrado, como en Europa o América, era de todos modos un objetivo para esforzarse después, como para otros territorios, y por lo tanto en realidad nadie cuestionó básicamente que, de todos modos, la democracia liberal y la sociedad abierta es el objetivo al que se dirige toda la humanidad. Nadie cuestionó esto. Y luego vino el coronavirus, y resultó que este objetivo, esta orientación es completamente fallido. Esta es una quimera que no puede responder de manera efectiva a ninguno de los desafíos con los que chocó. Y después de eso vemos el colapso total de la sociedad abierta, porque el coronavirus es incompatible con la sociedad abierta, por lo que debemos elegir entre el coronavirus o la sociedad abierta. Y al principio, aquellos que todavía trataban de decir: "Mejor la sociedad abierta y la muerte", han perdido todo apoyo porque todos, absolutamente todos, incluso en las sociedades liberales occidentales en las que esta apertura ya ha penetrado en la profundidad del inconsciente, incluso ellos, tuvieron que romper instantáneamente con estas ideas, gritando: "No, si cerrar es la elección que tenemos que hacer para permanecer con vida, entonces elegimos la sociedad cerrada”.
Esto es lo que sucedió: vemos el cierre de las sociedades abiertas y pasamos de las autoridades transnacionales a los enfoques de los procesos económicos, sociales y políticos a los estándares nacionales. De hecho, ¡bienvenido al mundo multipolar! El coronavirus cerró la sociedad abierta, eliminó por completo el proceso de globalización, se debilitó (bueno, de esto hablaremos en una próxima entrega) la economía globalista y se volvió a los pueblos a las fronteras nacionales. Y muchos me dirán: "Bueno, estas son medidas temporales, ahora todos lo enfrentarán, inventarán una vacuna, y todos se recuperarán" ... Esto es un error. Primero, la epidemia durará bastante tiempo. Incluso los pronósticos más optimistas anuncian un plazo de seis meses o incluso de un año. Muchos dicen que contaminará a toda la humanidad, y hay recaídas de esta enfermedad. Alguien dice que sincrónicamente a este virus (en primer lugar, finalmente no sabemos sobre sus consecuencias, cuán grave y terrible puede ser), puede haber recaídas, puede haber diferentes cepas, pero en principio, tal precedente ya da evidencia del completo fracaso del proyecto globalista.
Es un problema serio que solo puede ser superado efectivamente por la humanidad únicamente en el contexto del cierre, en el contexto de las fronteras nacionales, significa que la globalización ha llegado a su fin y que entramos en el mundo post-global. En consecuencia, desde el punto de vista ideológico, es hoy en día que estamos experimentando una transición de una sociedad abierta a una cerrada, y cuanto más dure esta lucha en condiciones de una sociedad cerrada, y solo en tales condiciones puede llevarse a cabo, cuanto más profundas sean las instituciones de este orden post-global. Entramos en la epidemia del coronavirus como sociedad abierta, como mundo global y saldremos de ella como un mundo multipolar con Estados nacionales como autoridades superiores de soberanía. Eso es lo que ya ha hecho esta pandemia. Y día tras día, la irreversibilidad de este proceso será cada vez más evidente. Quienes creen que todo volverá a ser como antes, están profundamente equivocados: no hay vuelta atrás, hay horizontes totalmente nuevos por delante, el Nuevo Orden Mundial que es diferente al anterior está por delante, naturalmente diferente del orden bipolar que colapsó en los años 90 del siglo pasado, y del orden unipolar. Este mundo multipolar, en el que China, Rusia, Estados cerrados fuertes, incluso los Estados Unidos de América, pueden sobrevivir con un estado de emergencia, con Trump, con la imposición del tiempo de toque de queda con patrullas del ejército en ciudades estadounidenses cerradas, y en realidad con la suspensión (con la "democracia suspendida"), de la democracia y la abrogación temporal de los derechos y libertades civiles o, al menos, con restricciones: este régimen domina en adelante ese orden mundial que se formará más y más rápido día tras día. Entonces, durante el coronavirus estamos cambiando un orden mundial: la sociedad abierta, el sistema global para pasar a otro: una sociedad cerrada, un mundo multipolar con prioridades completamente diferentes, otros sistemas de valores y otras estructuras de gobierno político.
El estado de emergencia, Ernstfall, es muy grave y quien está en el poder en tal situación, no es probable que lo entregue voluntariamente a nadie. Este es, digamos, el lado positivo de la epidemia en la que vivimos. Por supuesto, es importante lidiar con eso, es importante sobrevivir, pero no se puede reducir todo a la solución de problemas puramente técnicos, es esencial pensar en el futuro. Y a la salida de esta pandemia nos encontraremos con una realidad post-global completamente nueva.
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“El Hombre puede”: Análisis letra a letra de lo último de Ases Falsos.
Extraño en un principio, para los fans, para la crítica, para los especialistas y para quienes se acercaban por primera vez a la banda. “El hombre puede” es más que un título, es un concepto, uno artístico en este caso, pero que tiene raíces profundas en el gnosticismo, en ChuangTse, en el mismísimo Borges y que, en su conjunto, construyen las concepciones intelectuales que Cristobal Briceño nos muestra en las letras del álbum.
Esa mezcla se nota desde la primera a la última canción, en una cadena progresiva que nos va ampliando el concepto para que podamos entenderlo en su estado más puro, en su estado primigenio si citamos al Gnosticismo. Es, de la discografía oficial de la banda ya como Ases Falsos, el álbum más amable, más directo y que más luces da para entender cómo funciona el artista en relación a su obra. Con “El hombre puede”, sentimos que hemos llegado a un vínculo con la banda, a conocernos, a conversar de tú a tú, sin adornos, sin miedo, y lo más importante, sin culpas.
1.- Chakras
“Pero tú no tienes fantasía para inventar / el coraje para echar marcha atrás / acéptalo, es normal.”
¿Cuántas veces no hemos escuchado a alguien de nuestro entorno decir “Me alinearon los chakras” o “Necesito abrir mis chakras?” como si eso fuera a funcionar, para bien, sólo por el hecho en sí. Los mismos que hablan de los chakras con tanta soltura y liviandad son los que le pagan a un gurú más de 400 lucas por un “alineamiento” y un par de palabras de buena crianza, son, también, los mismos que trabajan en bancos, en AFP’s, en las grandes industrias y que, por ende, perpetúan este mecanismo enfermo y sádico que está destrozando el coraje humano. Ojalá sólo bastara con que un gurú, por lo general autodenominado, te alineara los chakras y con eso pudieras salir a la calle siendo una mejor persona. Ojalá fuera tan simple.
2.- Gehena
“Si voy a comer mierda que sea a mi manera”.
Gehena es el nombre del infierno Judío… y otras cosas más. Y ese infierno como nos lo han mostrado desde niños es el lugar donde se supone vamos a arder eternamente, donde vamos a sufrir por los pecados cometidos en la tierra y donde seremos un esclavo más de satanás. Bueno, si volvemos un poco al concepto que le da nombre al disco entendemos que el infierno es también un purgatorio, un lugar (o un proceso interno, suena más sensato) de limpieza, donde es posible partir desde cero cada vez que lo necesitemos, donde podemos dejar atrás lo que nos duele, lo que nos molesta y lo que nos maltrata. El Gehena que nos propone Briceño es precisamente eso, el lugar – espacio – tiempo en donde poder desnudarnos por completo y partir como nuevos, sin miedo de ser uno mismo. Al final, se trata de intentar, a través del desprendimiento, ser un poco más feliz, día tras día.
3.- Sal de ahí
“Vives con las patas sucias, metidas en el mismo agua que después ofrecerás”.
¿Qué verán los políticos cuando nos miran a la cara? ¿Qué pensarán cuando están en sus casas, sin nadie más que ellos mismos, en el baño, mirándose al espejo? ¿Creerán sus propias promesas? ¿Evaluarán el impacto de sus palabras? ¿Les importará, en lo más mínimo que allá, a pocos metros de sus fortalezas, afuera de sus condominios o sus edificios protegidos por tres conserjes y dos guardias cada noche, hay gente muriendo, pasando hambre, desesperada por no contar con lo básico? ¿Entenderán la repercusión de sus decisiones? ¿Comprenderán que, en una población en Talagante hace dos noches mataron en un paradero de micros al Jorge, un padre de familia que tuvo la mala idea de echar del pasaje donde vive a dos flaites que estaban fumando pasta a la salida de sus casas, y que nadie puede hacer nada? ¿Habrá algún tipo de conciencia en quienes se dedican a “trabajar en política? Aquí sólo hay preguntas.
4.- Subyugado
“Contento bajo el yugo / enyuntado conmigo mismo / tirado por el hombre que quisiera ser”.
Otra vez la religión. La religión, eso sí, con una vuelta de tuerca. ¿Han leído “La oración de abandono”? ¿No?, les dejo un fragmento.
“Padre mío, me abandono a Ti. Haz de mí lo que quieras. Lo que hagas de mí te lo agradezco, estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal que Tu voluntad se haga en mí…”
El tridente cristiano Briceño lo representa en la voluntad de un solo hombre, y qué importante es que todos pudiéramos confiar un poco más en nuestra fuerza, soportarnos un poco más, también, aprender a vivir con nuestros errores, con nuestros defectos, con nuestras malas decisiones. Cuando logramos quitar toda la cáscara que nos cubre, nos dejamos al descubierto y encontramos lo que queremos entregar al mundo, comenzamos a ser guiados por el hombre que queremos ser y ahí podemos soportar cualquier cosa.
5.- Más se fortalece.
“Es que de verdad quieres poner el hombro / o es que nada más quieres pegarle a alguien / calibra tu corazón / yo ya me tengo que ir”.
No vamos a mencionar la referencia obvia a “los pacos” en la primera estrofa. Para qué. Pero no puedo quedar ajeno a la otra referencia obvia, a cómo nos estamos tratando entre nosotros, los que se supone somos pares, los que deberíamos estar en el mismo bando. “Feminazi”, “Fachopobre” “Progre”, “Abajista”, todas palabras inventadas en las redes sociales para denostar, “Negro”, “Gay”, “Comunista”, “Lesbiana”, todas palabras que en su significado no tienen maldad pero que hoy representan, para algunos, algo de lo que hay que alejarse, algo a combatir. ¿En qué momento dejamos de ver al enemigo común y pasamos a golpearnos entre nosotros? Como siempre pasa, los que ganan la guerra no son quienes la pelean, y ahí están, muy cómodos viendo cómo nos destrozamos defendiendo ideas ajenas, defendiendo posturas que no nos competen, que no nos alcanzan, que no nos tocan. Somos todos, tú, yo, tu novia, tu novio y tu papá, los perros guardianes del que está más arriba, del jefe, del alcalde, del gobernador, del senador y del presidente. ¿No lo ven?
6.- Fría
“En la aridez y en la tempestad / sabes caer y sosegar mi ser”.
¿Cuántas canciones se le han escrito a la cerveza? Seguramente menos de las que se merece. “Fría” es una clásica canción de amor con letra enamorada y con un nombre contrapuesto, pero que cuando se junta con palabras como “amargor”, “lúpulo” y “espuma” cobra un sentido propio y se establece como lo que es, una enorme canción. No es mucho lo que se pueda comentar sobre la cerveza sin la necesidad latente de experimentar la sensación, hablar no basta, ¿o no? Pero sí, cuanto sosiega nuestro ser.
7.- Mucho más mío
“Si la micro no te sirve / bájate…”
¿Parece tan obvio, no? Cuando nos enfrentamos a música que tiene algo que decir (porque sí, digámoslo, hay muchísima que no dice nada) siempre la interpretación personal es la que se antepone a la intención del creador. En este caso la frase se puede tomar de mil formas distintas dependiendo de los procesos internos de quien la escucha, pero hay algo que no cambia y que tiene que ver con el concepto general del disco, ¿Para qué sufrir? Si sufres con tu pareja, bájate, si sufres con tu trabajo, bájate, si la pasas mal con tu grupo de amigos porque ya están desconectados, bájate. La última palabra es nuestra, y culpar al resto por lo malo que se nos atraviesa es siempre la opción más simple, pero si lo pensamos, la culpa y la responsabilidad de lo bueno y lo malo, siempre es de uno mismo.
8.- Antes sí ahora no
“Un pajarito entró a comer / migas debajo de la mesa / me alegra tanto verlo aún cuando sé que / salir le costará un mundo”
El siempre necesario azar, y por paradójico que parezca, la certeza que tenemos de que ciertas situaciones son intrínsecamente azarosas. Por mucho que estemos seguros de nuestras decisiones nunca sabemos con certeza hacia dónde nos van a llevar, a veces creemos haber logrado tanto para solo darnos cuenta que nos metimos en un lío que no esperábamos y para el que estamos preparado. Pero, finalmente, ¿qué podemos hacer? Briceño lanza la respuesta acá mismo, “Qué bueno es no poder hacer más que verlo suceder…” y sí, esa ilusión de control sobre todo lo que nos rodea es necesario que desaparezca a ratos, para entendernos como lo que somos en realidad, como parte de un todo, que falla, que se compone y que no puede sobrevivir trabajando solo en función de si mismo. Tal vez la letra más llena de símbolos “Borgianos” en todo el disco
9.- Creo que no creo:
“Para el viaje que mi corazón anida / he sacado solo pasaje de ida”.
Visualizar el punto, el sino, el sello personal y ponerse a correr detrás de él dejando todo atrás. Arriesgándolo todo. Si las grandes decisiones se toman con miedo y tratando de jugar a la segura, es mejor ni intentarlo. El coraje, hoy cada vez menos necesario y más escaso, es el que en “Creo que no creo” toma protagonismo para no dejarse atormentarse por “el rival” que ronda toda la canción y que no es otro que nosotros mismos. Más del concepto que atraviesa de norte a sur todo el álbum.
10.- Trato hecho:
“Ven aquí / salta a mis brazos / propágate en mi / formemos un lazo”.
Droga: Sustancia que se utiliza con la intención de actuar sobre el sistema nervioso con el fin de potenciar el desarrollo físico o intelectual, de alterar el estado de ánimo o de experimentar nuevas sensaciones… Eso dice Wikipedia sobre la droga, pero ¿qué nos dice la experiencia? Simple, que al final de cuentas, todo lo que nos gusta, lo que nos hace bien, lo que nos transforma y lo que nos propone nuevas vetas de uno mismo, se transforma en una droga, y la abrazamos, porque bueno, así somos los humanos, nos apegamos a lo que nos reconforta y nos hacemos adictos. Pasa con todo lo que estimula nuestros sentidos, el amor de una pareja, de los amigos, de la familia, un trabajo, una meta, un libro, un disco, una banda; lo que sea. Y está bien. Es necesaria esa sensación de protección, de refugio, de lograr un reflejo en algo más, de recibir la respuesta positiva que estamos buscando para movernos. “Trato hecho” es la perfecta forma de culminar un disco que nos regala claros y oscuros, que nos pasea por la cabeza de Briceño como ningún otro en su carrera y que nos invita, a tirones, sin necesidad de ser suaves, a tomar decisiones, a creer en el hombre, en que el hombre puede.
(Publicado originalmente en http://diariodeanafunk.cl/)
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Kurt von Sübermann explica las diferencias entre Imperio e imperialismo
Nimrod de Rosario
El ex-SS residente en Argentina Kurt von Sübermann, personaje ficticio de la novela iniciática histórico-esotérica “El Misterio de Belicena Villca”, narra a su sobrino (el protagonista Arturo Siegnagel) sus aventuras en el Tibet, en busca de la expedición Schäfer de la Ahnenerbe en los años ´30.
En el marco de ese relato, y describiendo la situación política de China en aquel momento, el tío Kurt expone lúcidamente las diferencias entre los conceptos de “Imperio”(integrador, indoario, persa, grecorromano, espiritual…) e “imperialismo” (disgregador, fenicio-cartaginés, judaico, mercantil, angloamericano…) – que respresentan dos cosmovisiones opuestas.
Se verá que el lema “divide y vencerás” aplicado por el imperialismo en todas las épocas, no es pues de autoría romana, sino que se encuentra ya encriptado en el mito bíblico del juicio salomónico.
El siguiente extracto del Capítulo XXXV corresponde a las páginas 626-632 de la edición digital en PDF de “El Misterio de Belicena Villca“, por Luis Felipe Moyano (Nimrod de Rosario).
***
Cap. XXXV
(…)
En vista de nuestra irrevocable decisión, los kâulikas accedieron a apoyar el viaje al Este. Brevemente, nos expusieron la situación. Las dos fuerzas militares más poderosas de China eran los “nacionalistas” de Chiang Kai-Shek y los comunistas de Mao Tse-Tung. Antes de 1937 los dos ejércitos luchaban encarnizadamente, pero ahora enfrentaban juntos al enemigo nipón. Como es natural, para cualquiera que comprenda la estructura política de la Sinarquía, a los comunistas de Mao los abastecía la Unión Soviética y a los “nacionalistas” de Chiang los socorría Inglaterra y Estados Unidos, vale decir, el imperialismo anglosajón. Y fraternalmente unida, como lo estaban en la Sinarquía sus socios extranjeros, la derecha y la izquierda se aliaban contra el “fascismo” japonés: En escala reducida, estaba ocurriendo en la guerra China lo que sucedería cuatro años después en la Segunda Guerra Mundial.
Había una sola diferencia, que para el caso no revestía importancia pues el hombre despierto se guía por hechos y no por nombres: Era el calificativo de “nacionalistas” que adoptaban para definirse a sí mismos los miembros del partido de Chiang Kai-Shek. Curiosamente, aquellos “nacionalistas” no estaban apoyados por nosotros, los nacionalsocialistas, sino por el liberalismo a ultranza de los anglosajones. Y ello se explica fácilmente porque eso es lo que eran Chiang y sus partidarios: exponentes de la más reaccionaria derecha liberal de China, vale decir, la más cipaya. En esto de ser cipayo, partidario de las potencias colonialistas en perjuicio de su propio pueblo, hay que admitir que Chiang Kai-Shek fue casi tan grande como el Mahatma Gandhi, ese agente del Servicio Secreto inglés que entregó la India a la explotación de los amos del Commonwealth impidiendo que allí se concretase una verdadera revolución nacionalista, o sea, nacionalsocialista.
Por eso, llamar “nacionalista” a Chiang sería un chiste, una broma de mal gusto, si no fuese porque el papel que le hicieron representar sus jefes de la Sinarquía causó finalmente la caída de la milenaria cultura china en la mezquina y estrecha doctrina marxista-leninista. No; Chiang no era nacionalista sino lisa y llanamente un cipayo. Y el que dude de ello que observe lo que él hizo con Formosa, la moderna Taiwan, donde no existen las corporaciones populares y los códigos éticos que caracterizan al nacionalismo sino la rapaz acción de las compañías multinacionales y la Banca mundial, y la ilimitada explotación del pueblo chino, completamente marginado de decidir el Destino de su Nación puesto que éste ya ha sido determinado por la Sinarquía.
Si un pueblo desea ser imperialista, la Historia le ofrece dos modelos clásicos, que no por menos comprendidos por los observadores son menos utilizados en todos los tiempos. Uno es el modelo grecorromano, heredado del antiquísimo concepto de Imperio Universal de los indoiranios: este modelo, y Roma nos dio uno de los últimos ejemplos, sólo exige que los restantes pueblos sean sometidos militarmente, no culturalmente; así, los pueblos de distinta idiosincrasia podían integrarse al Imperio romano conservando su Cultura, lengua y costumbres, y, si eran lo suficientemente aguerridos para resistir con orgullo la pax romana , podían obtener concesiones extraordinarias, como la ciudadanía de los galos y españoles, y el control del ejército, y del Imperio todo, lograda por los germanos; ello fue posible porque en ese modelo de Imperio el valor se asentaba paradójicamente en el valor, real, de los pueblos: era más valioso el más valiente; este principio tenía carácter indudable y nadie temía el ascenso imperial de un pueblo valiente pues era obvio que tal pueblo resultaba valioso para el Imperio.
Es decir, en ese primer modelo no sería necesario practicar el adoctrinamiento cultural de los vencidos, emplear el lavado de cerebros,destruirlos moralmente, corromperlos, mantenerlos en la barbarie o regresarlos al salvajismo: eso no le convenía a nadie, iba contra la esencia jurídica del Imperio Universal Ario, vale decir, iba contra el Honor. Y aquí está el meollo de la cuestión: el soporte ético del principio anterior, y de cuantos constituyen el Imperio Universal, es el Principio de los principios, el Principio Supremo que es piedra fundamental de la estructura jurídicosocial del Estado nacional: el Principio del Honor. La justicia con que el Imperio tratará a un pueblo conquistado o aliado, de la que dependerá su existencia y desarrollo, sólo requerirá la garantía del Honor. Por ejemplo, Alejandro, imperialista con Honor, no necesitó desmembrar Egipto, ni imponer la lengua griega a los egipcios, ni aniquilarlos, ni someterlos a esclavitud, ni destruir sus pirámides, para aceptarlos sin prejuicios como federados del Imperio macedónico. Y los romanos, salvando las distancias, cuando al fin someten a los galos, que se habían resistido sangrientamente durante siglos, procedieron de igual forma honorable: y a tal extremo les abrieron las puertas del Imperio que en poco tiempo ya no se habló más de galos sino de galorromanos.
El otro Modelo de Imperio es el cartaginés, típicamente no ario , heredado por los fenicios de sus antepasados semitas de Asiria, Babilonia y Sumer. Conviene comprender este concepto porque al modelo cartaginés han adherido los ingleses y los norteamericanos, pueblos completamente judaizados por la sistemática e incansable labor de la Fraternidad Blanca. De los cartagineses ya habló Belicena Villca en su carta: pueblo de mercaderes carentes de principios éticos; sólo hábiles para el comercio y la piratería, famosos por los sacrificios humanos que ofrecían a su Idolo de Hierro Incandescente. ¡Cartagineses, ingleses, yanquis: como sus predecesores del imperio asirio-babilónico, pensarían que los restantes pueblos de la Tierra son un artículo de consumo para sus apetitos insaciables! He aquí el principio equivalente al del valor de los pueblos en el modelo grecorromano: para los cartagineses, ingleses y yanquis, los pueblos sometidos no tienen el valor en sí mismos sino en la medida en que sean útiles al Imperio. Así, el pueblo conquistado o dominado resulta esclavizado, humillado, deshumanizado, vaciado de su propio valer, transformado en herramienta, en utensilio: vale mientras „sirve“. Principio judaico del valor que no es casual hallar en la cúspide delimperialismo anglosajón. Si un pueblo colonial sirve, entonces debe ser explotado sin límites; si puede servir, entonces debe ser adoctrinado para que brinde utilidad, lo que representa una inversión que habrá que proteger y recobrar con intereses. Si algo se opone a la explotación, debe ser neutralizado: si no se procediese así, se justificarán hipócritamente, no se estaría “ayudando” a ese pueblo a recobrar su valor, es decir, su utilidad. El hombre tiene un precio, como las mercancías: vale por lo que hace, y puede valer más por lo que es capaz de hacer. El Imperio cartaginés-anglosajón se comprometerá a extraer el máximo valor utilitario de los pueblos, concediéndoles la posibilidad de valer mucho produciendo mucho. Lo que se oponga a esta magnánima concesión de los que detentan el Poder del Mundo, será destruido: en bien de los que están sometidos pero pueden demostrar su valor; en defensa de la posibilidad de ser útil a los imperialistas, posibilidad a la que denominan seriamente ��libertad democrática”. ¿Y qué es lo que se opone a que ese pueblo que nada vale, se valorice siendo útil al Imperio, sirviendo, produciendo, permitiendo que el Imperio se apodere de sus riquezas, si las tiene, o guardándose de gastarlas en provecho propio si el Imperio las necesita ahora o mañana?
¿Es su Cultura propia el obstáculo? Pues será reculturalizado por todos los medios posibles ¿Es la conciencia nacional el enemigo? Pues se atacará la esencia del Ser nacional: se comenzará por desprestigiar o negar lo bueno propio y se exaltará lo bueno ajeno; contrariamente, se disminuirá lo malo ajeno y se exaltará hasta la exageración lo malo propio; así entrará en colapso la confianza en el Destino nacional, y el pueblo creerá apabullado que la distancia culturalentre la debilidad nacional propia y la fuerza y grandezas ajenas es insuperable. El segundo paso consistirá en atacar específicamente los soportes del Ser nacional: la territorialidad, los símbolos patrios, las tradiciones, etc. Se desplazarán o amenazarán las fronteras para crear la sensación de que la Nación no está terminada, que es algo a medio construir, que no existe; se calumniarán los prohombres de la Patria, que mal o bien contribuyeron a su existencia, para que el pueblo se avergüence de su pasado; se presentarán a la comparación, en cambio, a los contemporáneos imperialistas de aquéllos, para que el pueblo repudie a sus próceres y admire a los gringos, y se lamente ¿qué hacíamos nosotros, mientras ellos construían sus poderosos Imperios?
¿Es la unidad racial el impedimento? Se bastardizará al pueblo favoreciendo la inmigración de Razas inferiores. ¿Es la unidad nacional? Se la desintegrará sobornando o comprando dirigentes, enfrentando a unos con otros, y creando el caos, la evidencia de que se trata de un pueblo en el que sus miembros no pueden ponerse de acuerdo entre sí.
Como ves, neffe, el modelo cartaginés demuestra todo un modus operandi en la acción de los imperialistas. Mientras que en el modelo grecorromano ―el más valioso era el más valiente, y los pueblos valerosos podían crecer y desarrollarse sin problemas, según sus propias pautas culturales, en el modelo cartaginés-anglosajón hay que aplicar permanentemente el principio “vale mientras sirve”, lo que obliga a someter a los pueblos vencidos, o dominados, mediante las prácticas más viles. Y aquí llegamos también al meollo de la cuestión: el soporte jurídico del principio anterior, y de cuantos constituyen el Imperio cartaginés-anglosajón, es el Principio de los principios sinárquicos, el Principio Supremo que es piedra fundamental de la estructura juridicosocial del Estado sinárquico: el Principio de la División.
¿División de qué? De todo, porque el Principio de la División otorga al Emperador o Rey, cartaginés, inglés o yanqui, el derecho a dividir la estructura de los pueblos. Hay que comparar de inmediato, para que salten las diferencias: el Principio del Honor de los imperialistas grecorromanos era esencialmente ético y creaba la obligación de procurar el bien común, de valorizar el valor del valeroso; por el contrario, el Principio de la División de los imperialistas cartagineses-anglosajones era fundamentalmente jurídico y amoral y generaba el derecho a dividir para asegurar el valor de los que sirven, para proteger la libertad democrática de valer siendo útil, produciendo, sirviendo.
Aquí están las diferencias fundamentales de ambos modelos: lo ético contra lo jurídico y amoral; la obligación moral de procurar el bien común, contra el derecho amoral de dividir el bien común para extraer su valor utilitario. El imperialismo grecorromano producía ciudadanos del Imperio, honroso título que de ningún modo menoscababa su nacionalidad u orgullo racial. El imperialismo cartaginés-anglosajón modela “ciudadanos del Mundo”, ambiguo y deshonroso título que la más de las veces oculta la traición inconfesable.
A los ciudadanos del Imperio ya los conocemos por la Historia. Es de interés, en cambio, saber ¿cómo son los “ciudadanos del Mundo”, título análogo al de “esclavo de la Sinarquía”? Pues, se trata de seres que han sido conformados de acuerdo al modelo cartaginés-anglosajón, vale decir, seres que han padecido todos los modos del Principio de la División. Son habitualmente internacionalistas porque su nacionalidad ha sido dividida y disgregada: creen que lo internacional salva la diferencia entre los pueblos. Son decididos pacifistas porque su estructura psíquica fue dividida froideanamente y su instinto guerrero calificado de “tendencias agresivas primitivas que se originan en el cortex, el cerebro animal, y surgen a través del Inconsciente”: para la Cultura psicoanalítica, el instinto guerrero es un impulso vergonzoso, casi animal, sumamente peligroso ―porque puede encarnarse en el Mito del Héroe y tornarse dominante en la conciencia; quienes están así adoctrinados, identifican guerra con salvajismo, y creen que la paz debe conseguirse a cualquier costo pues enese estado social es posible demostrar la utilidad sirviendo al imperialismo pacifista, Gobierno Mundial, Sinarquía, o como quiera que se llame el sistema que los explote. Estos ejemplares son daltónicos a la nacionalidad y se les ha bloqueado el instinto guerrero; carecen por lo tanto de heroicidad, de capacidad de reacción patriótica, son seres psicológicamente mutilados que creen en la unión de varios conceptos imposibles de unir bajo un imperialismo cartaginés-anglosajón: paz, felicidad, creación, progreso, libertad, civilización del amor, fraternidad universal, etc. Naturalmente, en nuestra Epoca, pueden ser buenos comunistas o buenos liberales, indistintamente.
Pero además de internacionalistas o pacifistas pueden ser colaboradores del sistema imperial cartaginés, trabajando desde adentro de sus Naciones, en las que no creen, para favorecer la contribución de valor utilitario que los imperialistas le han asignado a su pueblo o país; o pueden ser agentes internacionales del imperialismo y consagrarse a ejecutar sus planes. De cualquier modo, su tarea consistirá, desde adentro o desde afuera, en dividir , es decir, en aplicar el Principio de la División allí donde exista algo unido que se oponga al imperialismo cartaginés-anglosajón: la intriga, la corrupción, el maquiavelismo, el soborno, la insidia, la difamación, la publicidad, la desinformación, etc., todos los medios y crímenes serán válidos para dividir los todos y fortalecer las partes que sean útiles y sirvan al imperialismo extranjero. En la formación de lacayos de esta clase, el imperialismo cartaginés-anglosajón siempre ha descollado: el tipo clásico es el “cipayo”. Naturalmente, no me refiero al cipayo hindú, al hombre concreto que muchas veces con increíble valor trató de librarse de los expoliadores ingleses, sino al tipo del cipayo, a la clase de hombre “valioso a su servicio” que los ingleses querían fabricar dividiendo todos sus principios. En Cartago existieron miles de mercenarios de esa clase. En el Asia y en el Africa los ingleses los fabricarían por centenares de miles. Y llegamos así a Chiang Kai-Shek, que era el clásico tipo de cipayo al servicio de la potencia colonial cartaginesa anglosajona, y comprobamos que al definir correctamente los términos un personaje tal nada puede tener de “nacionalista” y sí mucho de agente imperialista. El, como Gandhi en la India, Marcos en Filipinas, F. Duvalier en Haití, Reza Pahlevi en Irán, Tito en Yugoeslavia, Fidel Castro en Cuba, y tantos incontables tiranuelos de Asia, Africa y América Latina, fueron grandes cipayos que sistemáticamente dividieron los verdaderos movimientos nacionalistas de sus países y luego los aplastaron parte por parte; se entiende: el nacionalismo es el peor enemigo del imperialismo cartaginés-anglo-sajón. Ahora bien, neffe: te he demostrado que el Principio Supremo del imperialismo cartaginés-anglosajón es el Principio de la División y lo opuse al Principio del Honor, que fundamenta el Imperio Universal Ario. Pues bien: cabe agregar que tal “Principio de la División” es esencialmente no ario. Pero no se trata sólo de una presunción, del hecho que tanto los cartagineses como los fenicios, egipcios, asirios, babilónicos, etc., lo hayan empleado profundamente, porque en los Reinos arios donde la hipocresía sacerdotal haya predominado durante algún período el Principio de la División también ha sido usado, dado que las castas Sacerdotales y la Sinarquía registran ambas intereses comunes.
La prueba de su origen no ario está, como no podíaser de otro modo, en su procedenciabíblica. Vale decir, el Principio, que da el Derecho a Dividir , aunque antiguo y no ario, halla su formulación jurídica en el pueblo que adora un Dios de Justicia, Uno que pone las Tablas de la Ley; y ese pueblo es Israel, el Pueblo Elegido por Jehová-Satanás.
Para presentar el Principio de la División los Doctores de la Ley lo expresan mediante una metáfora en el Libro I de los Reyes. A partir de esa figura se extraerá el Principio y se lo reglamentará legalmente, se lo convertirá en derecho Divino de Reyes y Emperadores; y, modernamente, en derecho no declarado propio de los jerarcas del imperialismo cartaginés-anglosajón. Lógicamente, por tratarse de un derecho, su sanción debe realizarse en el transcurso de un juicio. Y un juicio en el que el juez resulte inapelable, de manera tal que el derecho ejercido se convierta en Principio Supremo, en Ley Primera.
Un juez así sólo puede ser “el hombre más sabio de la Tierra y de la Historia”; y también debe ser Rey, porque el Principio de la División otorgará el derecho sólo a Soberanos del modelo cartaginés. El hombre que reunía esas condiciones era, por supuesto, el Rey Salomón: “Tu siervo Salomón está en medio del Pueblo Elegido, que es tan numeroso que no se puede contar su muchedumbre. Concede, pues, a tu siervo un corazón prudente, para que sepa juzgar y discernir entre lo bueno y lo malo. Porque ¿quién es capaz de juzgar a este Pueblo tuyo tan considerable?”
“Agradó a Jehová que Salomón hiciera esta petición por lo que dijo: …Voy a concederte lo que pides: Te daré un corazón tan sabio e inteligente, como no ha habido otro antes de ti ni lo habrá después de ti”. (I Reyes 3,7).
Ya está presentado el personaje: es sabio por disposición de Dios, su juicio es inapelable; y es Rey. Debe, a continuación, ejercer el Derecho a Dividir , para que se convierta en Principio Supremo, en Ley Primera. La oportunidad sela brindan dos prostitutas judías que discuten sobre la maternidad de un niño: una de ellas sustituyó su hijo muerto por el niño de la otra.
“Dijo entonces el Rey: ésta dice: Mi hijo es el vivo, y tu hijo es el muerto. Mientras que aquella replica: No es cierto; tu hijo es el muerto y el mío es el vivo. Y añadió el Rey: traedme una Espada y ordenó: Partid en dos al niño vivo y dad una mitad a una y la otra mitad a la otra” (I Reyes 3,23).
Este es el famoso “juicio salomónico”, que legaliza el derecho del Rey a dividir si ello es útil; en este caso la utilidad está en conocer la verdad, que valorizará a la madre con su niño restableciendo el servicio. Hay que advertir que se ha dejado bien claro el carácter Sacerdotal de la Investidura: el Rey no porta la Espada: la solicita; es un Sacerdote. Recordemos que la Biblia es un Libro Sagrado y que en ella hasta el último ápice tiene significado. Escuchamos diariamente a los predicadores evangelistas calificar a la Biblia de “Palabra de Dios”. Pero hay quienes creen ciegamente que ello es cierto: son los Rabinos Cabalistas, los mismos que, justamente, manejan secretamente la Masonería y decenas de Sociedades Secretas de la Sinarquía, organizaciones en las que, casualmente, militan los “hombres de Estado” que dirigen el imperialismo-cartaginés-anglosajón.
Por lo tanto es cosa seria el Principio que se desprende de la metáfora bíblica. ¿Qué significan, en términos rabínicos, aquellas imágenes? Que el Sacerdote-Rey tiene elderecho de solicitar la Espada y dividir: y que ese hecho es justo. No sólo justo, sino la fuente de la Justicia. La Justicia al principio del juicio no está manifestada, no se sabe quién es en verdad la madre: la Justicia se hizo presente a posteriori de que el Sacerdote-Rey ejerció el derecho de dividir .
En resumen: el Sacerdote-Rey toma la Espada, “el Poder del Estado”, y ejerce el derecho de dividir el cuerpo de un niño, “un pueblo pequeño”, y ello es justo, produce la Justicia, el propio fundamento del Sacerdote-Rey; conclusión: el derecho del Rey a dividir sus bases justifica la ruptura y fortalece el Trono. Con su acostumbrado realismo, los Doctores Rabinos han interpretado de este modo el juicio salomónico y lo han sintetizado en el Talmud, de donde seguramente lo aprendió Maquiavelo: “el Rey debe dividir para reinar”.
Este principio no ario, judaico y amoral, se ha constituido en el axioma rector de los imperialistas cartagineses-anglosajones. Ellos todo lo dividen, como demostré antes, y aún en el momento de retirarse, por ejemplo de una colonia, la dejan dividida en todos los órdenes posibles, desde el territorial hasta el político y económico, contando para esa tarea, desde luego, con sus cohortes de cipayos. Recuerda, neffe, que la célebre“Divisón Internacional del Trabajo” es un concepto del liberalismo inglés del siglo XIX. Ahora puedes ver que se inspira en los Principios talmúdicos:“el Rey, si es Sabio, debe dividir a sus bases para reinar” ;
“el Rey es el único todo, al que no pueden alcanzar ninguna de las partes”;
“las partes del Reino, valen mientras sirven”.
Naturalmente, este Reino es Malkhut, el décimo Sephiroth.
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