#el sujeto en cuestión no lee ni sabe que le escribí tanto
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depoesiaypoetas · 6 years ago
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¿Cómo fue tu amor más fuerte?
Dios. Tengo que proclamar este ask como el más intenso de todos los asks que me han hecho en 4años de tumblr. Y con intenso me refiero a que me encanta el drama y la narración y les contaré una historia de esas de novela distópica romántica o algo como eso. Espero no defraudarlos.
Aún me da dolor de tripa y se me acalambran las manos si recuerdo. Pueden pensar que como fue la última historia que tuve, y está la herida apenas formando costra, por eso creo que es la más fuerte, pero no es así.
Quien me conoce desde inicios en tumblr sabe que la vida de Clara se divide en un período de dolor, cuando inicié aquí, donde superé a alguien que ahora es de mis mejores amigos. Después me enamoré del Señor de las Hojas, aunque salimos un par de ocasiones, nunca me pescaba y siempre quedó en lo platónico.
Y luego viene esa historia de hace un año quizá un poco más. (ya tengo calambres en este momento).
Cuando inicié mi vida hospitalaria como médico interno (5o o 6o año de medicina dependiendo de tu universidad) sentí que ese año sería el bueno. Quería ser muy feliz y encontrar al amor de mi vida, así lo dije textual antes de iniciar. Lo cual fue algo desilusionante porque todos mis compañeritos se veían promedio. Excepto uno que según yo tenía las pestañas más bellas del mundo. El punto es que me gustaba con intensidad y cada que lo veía me daba taquicardia y sudaba frío. Un día incluso sin tener guardia fui a verlo y le llevé un chocolate. Le escribía algunas cosas en tumblr, fueron sólo un par de cosas… Para resumir la historia, yo creí que le gustaba de vuelta porque hablaba de pintura y poesía conmigo. Sentía que éramos almas gemelas. Dios, ahora que lo escribo, me da mucha risa porque no tardé en darme cuenta que lo de la poesía y el arte era estudiado y el sujeto en cuestión así la aplicaba con todo el mundo, y todo el mundo es todo el mundo, porque sólo quería una cosa. Así es. Sexo. En fin, supe a tiempo y aunque me sentí defraudada, dolida y muy tonta, cuando ocurrió mi desilusión fue a tiempo para mi primer periodo vacacional y pude ir a Guanajuato solita, donde me reparé amablemente. En ese tiempo de vacaciones charlaba diariamente con uno de mis compañeros de rotación, mi equipo era de dos mujeres y dos hombres, y a él recién lo conocía. Él fue el que me ayudó a entender que el otro chavo era un intenso y depredador de personas. Charlábamos un montón, nos reíamos de muchas tonterías y éramos increíblemente opuestos. Él era súper desinhibido, bastante visceral y con la adrenalina a tope. Yo en esa época era muy meticulosa, super precavida y todo lo analizaba 10 veces. Comíamos todo el tiempo juntos, cenábamos juntos, nos lavábamos los dientes juntos y compartimos un montón de tiempo. Sólo así conoces a profundidad a las personas. Cuántas veces va al baño, como eructa, sus modales, su higiene, cómo despierta por las mañanas y sus vicios más profundos. Aprendimos un montón el uno del otro, y eso me consta. Me enseñó muchas cosas y me enseñó a mejorar como persona y a dejar el miedo que sólo te sirve para limitarte
Le enseñé de arte genuinamente, sobre Sabines y Pessoa y Mistral y Van Gogh, Lorusso y Pollock, y conoció la ciudad con la mejor guía del mundo. Me enseñó de americano y motos y todas la razas de perro, hábitos chilangos y dejar el miedo. Compartimos tanto y crecimos demasiado. Nunca supe que me gustaba tanto hasta que tuvimos una pelea súper fuerte por algo que no viene al caso y dejé de hablarle por una semana porque me sentí bastante herida. No queria estar lejos y cuando nos ofrecimos disculpas, nos perdonamos ambos y sabía que todo había valido chorizo. Estaba hasta el cuello de cursilerías por él. Pero me guardé todo, pese a que todos se daban cuenta lo que pasaba. Tengo una obvia manera de manifestar que aprecio a alguien. No sé ocultar las cosas. No es que sea empalagosa, es que hasta mi aura cambia. Como sea, estábamos super bien por mucho tiempo. Mi segundo período vacacional fue en abril y era la primera vez que subiría a un avión y, en el peor de los casos, si moría, quise antelarme y le escribí una carta diciéndole lo que le quería. Creo que es de las cosas más bonitas que he escrito en la vida. Se la dejé en su casa en su mesa de la habitación, solía ir a su casa y veíamos pelis o cocinábamos. Cuando aterrizó el avión en mi destino tenía un mensaje de él que decía que había leído la carta 4 veces y que le avisara todo lo que estuviera haciendo en mis vacaciones. No sé cómo definirlo pero fui muy feliz en esas vacaciones y cuando volví al hospital aún más, porque fue un buen tiempo. No decíamos nada y decíamos mucho con eso. Creo que fuimos más que compañeros aunque no teníamos un titulo, nunca pregunté nada y él con menos razón. Éramos súper diferentes. Pero cerca, funcionamos demasiado bien. Mi vida en el hospital se basaba en colapsos donde me agobiaba demasiado por la muerte o la enfermedad y él siempre estuvo ahí para ponerme los pies en la tierra. Yo lo ayudaba a soñar tantito. Compartimos comidas y tiempos y helados y poesía. Fue algo inimaginable. No sé. Luego pasaron cosas, que no viene tampoco al caso recordar porque aún me pican demasiado. Dejamos de hablar, primero por distancia de él, después por decisión tajante de mi parte. Fue asunto de ambos y todo acabó rápido y de manera callada. No hubo pleitos pero sí un silencio enorme y un vacío de los que duelen.
Terminé mi periodo hospitalario y él se fue a otra ciudad, yo me quedé más cerca pero en la vida volvimos a hablar. Terminó bloqueándome de todos lados y borrando mis mensajes, no sé si fotos y no sé si haya roto aquella carta.
Intenso porque fue un periodo de un año en el que la vida de verdad me cambió para bien. Dejé de tener miedo e hice muchas cosas valientes. Escribí y pinté demasiado y lloré demasiado. Pero siempre estuvo ahí para regañarme y decirme que no era para tanto. Le enseñé a soñar, a ser generoso y a valorar los pequeños detalles de la vida. Fue mutuo y recíproco. Fue breve. Fue intenso.
Estoy segura cuando digo que no me recuerda ni tantito, eso de superar se le da bien a él. Una vez me dijo que yo era demasiado sensible y él no se preocupaba tanto por esas cosas. Por eso me creo cuando digo que todo aquello compartido está lejos de su conciencia. Como sea. No es mi alma gemela ni nada cercano. Es un alma revolucionaria infravalorada el cual tiene un buen que aportarle al mundo, es una buena persona y lo he extrañado demasiado, todo este tiempo porque no quiero olvidarme de él, porque yo siento diferente la vida y a las personas. Pero quiero dejar de estar atorada con alguien y seguir la vida como él lo ha hecho. Madurar y crecer y seguir. Es buena persona y es un reverendo idiota que no lee. Es la persona a la que más poesía le he escrito. Con el que más he aprendido en menos tiempo y a quien más quise estando en el hospital. Es un imbécil, claro, como todos, pero él más. Y fue lo más grande que me pasó y vino a reconstruirme las ideas y me hizo otra persona, mucho mejor, porque mientras compartimos tiempo y espacio, aprendí qué y qué no quería ser. Y ya está. En eso queda.
Y no sé. Había pasado mucho tiempo deseando volver a hablarle y verle y desear ser buenos amigos como con mi primer corazón roto. Pero creo que no. Creo que la distancia que tenemos es la adecuada y mi estabilidad emocional merece espacio y oxígeno. Hay personas que, aunque hayan estado tan cerca, lo mejor que nos merecemos es tenerlas bien lejos, por amor propio. Si ya no me recuerda, y no le reclamo, al contrario, envidio esa capacidad de superar tan fácil e indoloro, lo menos que merece es respeto y un vacío en silencio que nos separe…
Esa es la historia, me desaté…
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deseoinframudo · 4 years ago
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¿Cuál fue el amor más fuerte?
Aún me da dolor de tripa y se me acalambran las manos si recuerdo. Pueden pensar que como fue la última historia que tuve, y está la herida apenas formando costra, por eso creo que es la más fuerte, pero no es así.
Quien me conoce desde inicios en tumblr sabe que la vida de Clara se divide en un período de dolor, cuando inicié aquí, donde superé a alguien que ahora es de mis mejores amigos. Después me enamoré del Señor de las Hojas, aunque salimos un par de ocasiones, nunca me pescaba y siempre quedó en lo platónico.
Y luego viene esa historia de hace un año quizá un poco más. (ya tengo calambres en este momento).
Cuando inicié mi vida hospitalaria como médico interno (5o o 6o año de medicina dependiendo de tu universidad) sentí que ese año sería el bueno. Quería ser muy feliz y encontrar al amor de mi vida, así lo dije textual antes de iniciar. Lo cual fue algo desilusionante porque todos mis compañeritos se veían promedio. Excepto uno que según yo tenía las pestañas más bellas del mundo. El punto es que me gustaba con intensidad y cada que lo veía  me daba taquicardia y sudaba frío. Un día incluso sin tener  guardia fui a verlo y le llevé un chocolate. Le escribía algunas cosas en tumblr, fueron sólo un par de cosas… Para resumir la historia, yo creí que le gustaba de vuelta porque hablaba de pintura y poesía conmigo. Sentía que éramos almas gemelas. Dios, ahora que lo escribo, me da mucha risa porque no tardé en darme cuenta que lo de la poesía y el arte era estudiado y el sujeto en cuestión así la aplicaba con todo el mundo, y todo el mundo es todo el mundo, porque sólo quería una cosa. Así es. Sexo. En fin, supe a tiempo y aunque me sentí defraudada, dolida y muy tonta, cuando ocurrió mi desilusión fue a tiempo para mi primer periodo vacacional y  pude ir a Guanajuato solita, donde me reparé amablemente. En ese tiempo de vacaciones charlaba diariamente con uno de mis compañeros de rotación, mi equipo era de dos mujeres y dos hombres, y a él recién lo conocía. Él fue el que me ayudó a entender que el otro chavo era un intenso y depredador de personas. Charlábamos un montón, nos reíamos de muchas tonterías y éramos increíblemente opuestos. Él era súper desinhibido, bastante visceral y con la adrenalina a tope. Yo en esa época era muy meticulosa, super precavida y todo lo analizaba 10 veces. Comíamos todo el tiempo juntos, cenábamos juntos, nos lavábamos los dientes juntos y compartimos un montón de tiempo. Sólo así conoces a profundidad a las personas. Cuántas veces va al baño, como eructa, sus modales, su higiene, cómo despierta por las mañanas y sus vicios más profundos. Aprendimos un montón el uno del otro, y eso me consta. Me enseñó muchas cosas y me enseñó a mejorar como persona y a dejar el miedo que sólo te sirve para limitarte
Le enseñé de arte genuinamente, sobre Sabines y Pessoa y Mistral y Van Gogh, Lorusso y Pollock, y conoció la ciudad con la mejor guía del mundo. Me enseñó de americano y motos y todas la razas de perro, hábitos chilangos y dejar el miedo. Compartimos tanto y crecimos demasiado. Nunca supe que me gustaba tanto hasta que tuvimos una pelea súper fuerte por algo que no viene al caso y dejé de hablarle por una semana porque me sentí bastante herida. No queria estar lejos y cuando nos ofrecimos disculpas, nos perdonamos ambos y sabía que todo había valido chorizo. Estaba hasta el cuello de cursilerías por él. Pero me guardé todo, pese a que todos se daban cuenta lo que pasaba. Tengo una obvia manera de manifestar que aprecio a alguien. No sé ocultar las cosas. No es que sea empalagosa, es que hasta mi aura cambia. Como sea, estábamos super bien por mucho tiempo. Mi segundo período vacacional fue en abril y era la primera vez que subiría a un avión y, en el peor de los casos, si moría, quise antelarme y le escribí una carta diciéndole lo que le quería. Creo que es de las cosas más bonitas que he escrito en la vida. Se la dejé en su casa en su mesa de la habitación, solía ir a su casa y veíamos pelis o cocinábamos. Cuando aterrizó el avión en mi destino tenía un mensaje de él que decía que había leído la carta 4 veces y que le avisara todo lo que estuviera haciendo en mis vacaciones. No sé cómo definirlo pero fui muy feliz en esas vacaciones y cuando volví al hospital aún más, porque fue un buen tiempo. No decíamos nada y decíamos mucho con eso. Creo que fuimos más que compañeros aunque no teníamos un titulo, nunca pregunté nada y él con menos razón. Éramos súper diferentes. Pero cerca, funcionamos demasiado bien. Mi vida en el hospital se basaba en colapsos donde me agobiaba demasiado por la muerte o la enfermedad y él siempre estuvo ahí para ponerme los pies en la tierra. Yo lo ayudaba a soñar tantito. Compartimos comidas y tiempos y helados y poesía. Fue algo inimaginable. No sé. Luego pasaron cosas, que no viene tampoco al caso recordar porque aún me pican demasiado. Dejamos de hablar, primero por distancia de él, después por decisión tajante de mi parte. Fue asunto de ambos y todo acabó rápido y de manera callada. No hubo pleitos pero sí un silencio enorme y un vacío de los que duelen.
Terminé mi periodo hospitalario y él se fue a otra ciudad, yo me quedé más cerca pero en la vida volvimos a hablar. Terminó bloqueándome de todos lados y borrando mis mensajes, no sé si fotos y no sé si haya roto aquella carta.
Intenso porque fue un periodo de un año en el que la vida de verdad me cambió para bien. Dejé de tener miedo e hice muchas cosas valientes. Escribí y pinté demasiado y lloré demasiado. Pero siempre estuvo ahí para regañarme y decirme que no era para tanto. Le enseñé a soñar, a ser generoso y a valorar los pequeños detalles de la vida. Fue mutuo y recíproco. Fue breve. Fue intenso.
Estoy segura cuando digo que no me recuerda ni tantito, eso de superar se le da bien a él. Una vez me dijo que yo era demasiado sensible y él no se preocupaba tanto por esas cosas. Por eso me creo cuando digo que todo aquello compartido está lejos de su conciencia. Como sea. No es mi alma gemela ni nada cercano. Es un alma revolucionaria infravalorada el cual tiene un buen que aportarle al mundo, es una buena persona y lo he extrañado demasiado, todo este tiempo porque no quiero olvidarme de él, porque yo siento diferente la vida y a las personas. Pero quiero dejar de estar atorada con alguien y seguir la vida como él lo ha hecho. Madurar y crecer y seguir. Es buena persona y es un reverendo idiota que no lee. Es la persona a la que más poesía le he escrito. Con el que más he aprendido en menos tiempo y a quien más quise estando en el hospital. Es un imbécil, claro, como todos, pero él más. Y fue lo más grande que me pasó y vino a reconstruirme las ideas y me hizo otra persona, mucho mejor, porque mientras compartimos tiempo y espacio, aprendí qué y qué no quería ser. Y ya está. En eso queda.
Y no sé. Había pasado mucho tiempo deseando volver a hablarle y verle y desear ser buenos amigos como con mi primer corazón roto. Pero creo que no. Creo que la distancia que tenemos es la adecuada y mi estabilidad emocional merece espacio y oxígeno. Hay personas que, aunque hayan estado tan cerca, lo mejor que nos merecemos es tenerlas bien lejos, por amor propio. Si ya no me recuerda, y no le reclamo, al contrario, envidio esa capacidad de superar tan fácil e indoloro, lo menos que merece es respeto y un vacío en silencio que nos separe…
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