#el capítulo de verdad viene después
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Creo que los que se leen ONK saben de donde viene esta imagen y pues...quise re hacerla a mi estilo por que me causó bastante gracia en realidad(aunque 2 días después por que por esto mismo tuve una discusión media fuerte con alguien que aprecio bastante)
Los que quieren saber contexto acá abajo está:
Bueno,para los que han visto o el manga o el anime saben que,Ruby y Aqua son reencarnaciones de Sarina Tendouji y el doctor Gorou verdad? Verán,en el capítulo 1 se nos da a entender que Sarina gustaba del doctor(aunque la mocosa tuviese 18 años de diferencia con él pues Sarina tenía 12 y Gorou 30 para esa época)pero,cuando Sarina murió y Gorou igual así volviendo a renacer en los hijos de Ai Hoshino mantuvieron sus identidades en secreto
En uno de los capítulos,Ruby logra encontrar el cadáver del doctor y ese mismo día(si no me equivoco xddd)Aqua/Gorou se encuentra con la diosa loli o diosa del espectáculo,Aqua le pregunta si hay podría reencarnar y la diosa contesta
"Los restos de Ai Hoshino fueron triturados y,devueltos al mar y a las estrellas de regreso"
Por ende,la mayoría de teorías de que Ai volveria fueron destrozadas
Aún así en el capítulo 122 del manga Aqua y Ruby revelan sus identidades haciendo que Ruby recuperase su alegría y estallara en llanto
Ya en el capítulo 123 sucede que,Ruby al parecer sigue recordando que ella le pidió matrimonio al doctor cuando ella aún tenía 12(osea vida pasada) y eso es algo que olvidé mencionar más arribita xd,PERO- el doctor le contesta que se lo planteará cuando ella cumpla 16 así surgiendo este panel de Ruby originalmente diciendo
"Doctor,ya tengo 16"
A
"Hermanito/Onii-Chan,ya tengo 16"
Ojito que el panel que yo dibujé a mi estilo no es canon,si no que es una edición en broma del editor del manga(al menos el que hace las ediciones al español)
Así que de aquí viene este dibujo tan funable kakaskskak
Juro que no pensaba ponerle tanto esfuerzo a un dibujo tan pndejo XDDD
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Ah, ah, quítame las penas pero déjame las ganas
Aunque ya no las tenga para na'
Dependiendo de las cuatro patas de mi cama
Cayendo en el vacío caminando para atrás
Envuelto en pensamientos incorrectos recurrentes
En cambio tú es a mí quien no sacas de tu mente
No se si es porque te odio o porque no llegué a quererte
Tuve que elegir entre perderme o perderte
"Sé fuerte" me dijo el psicólogo
No sé si era terapia o un puto monólogo
Mi capítulo final llegó empezando el prólogo
Y el culpable de to' soy yo, cómo no
La suerte no está de mi lado
Era un chico con gracia ahora me siento un desgraciado
¿Pedro que te ha pasado? ¿Por que has cambiado?
Me preguntaron por las ojeras y los ojos hinchados
Contesté estoy harto de estar bien por fuera
Que si viste algo de mí fue porque quise que lo vieras
Si esperas algo de mí no se ni porque lo esperas
Que lo que no sé yo me importa una puta mierda
Para escribir bebo por norma
Intento cambiar mi cerebro pero está en reformas
Termino jodido, de cualquier forma
Convenciéndome a mi mismo que soy un chico normal, ey
Mi mente necesita descontrol
Y si no me lo das tú ya me lo dará el alcohol
Mantengo mi día ocupado escribiendo sobre el ritmo
Porque le tengo pánico a estar solo conmigo mismo
Fingiendo hasta que una sonrisa duela más que un llanto
Y en mi mente se liberan más batallas que en Lepanto
Y si cien veces me caigo otras cien veces me levanto
Que aguantarme a mi mismo no parece tanto, no
¿Verdad? Pero lo es, si tú ves las cosas
De una forma, yo las veo al revés
A cajetilla por día pa' liberar el estrés
No hablo del dinero y no llego al final del mes
Después de la tormenta siempre viene el arcoíris
Pero mi iris solo ve gotas de lluvia
Me hicieron daño la morena y la rubia
Y pensar en ti ya no me alivia, ahora me agobia
Mi corazón a cero grados centígrados
Decías que me querías pero ahora míranos
Solo queda recordar pero olvídalo
Quería comprensión y ahora me la da el bolígrafo
Y nunca me faltó cariño ni dinero
Pero a veces sí un amigo sincero
Un abrazo, un te quiero
Un te quedas me quedo
Un beso para Blanca pa' que me escuche en el cielo
Y solo quiero ruido
Dentro de mi cabeza no es mucho lo que pido
Me refiero a la música y también a mis latidos
Juntándome con el Borges, los niños Incomprendidos
Dime con quién andas te diré quién quieres ser
Pero quien eres solo tú lo puedes saber
Tú solo escucha no pido que me llegues a entender
Que ni yo mismo me entiendo ni nunca lo voy a hacer
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🈵BNHA 2: Hidding in the USA- Episode 13: Ken al rescate🈵
Después de que Weathers se adentrara al callejón con la intención de averiguar qué fue lo que oyó, decide inspeccionar el área, hasta que se encuentra con un bulto extraño.
Ken: *En su mente* Oh vaya…¿Qué es esto?
En ese momento, Weathers destapó el bulto, sólo para encontrarse con el pequeño héroe Seinen, dejando a Weathers completamente atónito e intrigado, sólo para darse cuenta de que ese Seinen era lo que Ken estuvo oyendo durante estos 8 días
Ken: ¡O cielos! Es un niño…¿Pero de dónde viene: Italia, Argentina, España…? De dónde es…?
Ken se queda un buen rato observando intrigadamente a Deku en estado inconsciente y con una salud notablemente deteriorada, pero lo que a Ken le llamó la atención, fue la parte de la entrepierna, haciéndolo pensar lo peor.
En ese momento, Michelle, la madre de Ken, le pide que salga de ahí, haciendo que Ken se quedara con la intriga de que hacer con Deku, tomando la decisión de llevárselo al hospital y tal vez, quedárselo
Ken no lo piensa 2 veces y procede a ponerse la mochila de Deku, el mismo se pone la capa amarilla y a continuación, procede a llevarse en brazos a Deku del callejón
La madre de Ken queda sorprendida por el Hallazgo de su hijo.
Michelle: Pero Ken…¿Quien es ese Niño?
Ken: Oh, mamá. La verdad no tengo idea, parece ser un ex-héroe o algo así. Es lo que estuve escuchando toda la semana. Y no puedo dejarlo aquí o morirá
Michelle: ¿Estás seguro de esto?
Ken: Sí lo estoy….debo salvarlo
En ese momento, Ken y su madre proceden a meter a Deku en el carro y llevarlo urgentemente a un hospital.
En ese momento, mientras Deku se encontraba dormido en el auto, Ken se encuentra que en su mochila, esa un cuaderno. Ken procede a leerlo, es ahí cuando descubre su nombre, lugar de origen, anécdotas e ideas….e incluso….confirmo su sospecha…haciendo que su piel se erice al saber el atentado contra su inocencia…Ken queda completamente perturbado al enterarse de esa desgracia…
Minutos después…
Deku es atendido en el hospital y es ahí cuando recibe la noticia de que Deku tiene un estado de salud severamente dañado, su situación sexual afortunadamente está fuera de peligro de presentar VIH o alguna Enfermedad de transmisión sexual. Pero qué estuvo al borde de desarrollar gangrena, lo que hizo que Weathers y su madre se preocuparan por Deku y ellos decidieron cuidarlo todo el tiempo necesario.
Posteriormente, Ken y su madre se llevan a Deku a su casa y proceden a prepararlo para sus cuidados, Michelle se puso a preparar la habitación en la que Deku estaría durmiendo, mientras que Ken procede a darle un baño a Deku. Sin embargo, Cuando Weathers procedió a limpiar con cuidado las zonas privadas de Midoriya, Izuku comenzó a emitir gemidos como de tener miedo …Ken tuvo que ser más cuidadoso para no lastimar ni menos asustar al pobre Midoriya. Después de prepararlo todo, proceden a mandar a Dornir a Deku..y así fue.
💮🈲 ¿Cómo Deku recibirá los cuidados en manos de Ken Weathers?Descúbrelo en el capítulo 14🈲💮
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One Piece 100 Days Challenge!
Day 88: Make a short story about anything but it must include One Piece characters.
I can’t write anything like that in english, I’m not that fluent, so I’m going to recommend you what I think it’s the best Zoro x Nami fanfic I’ve ever read: too close to see or step away, by julamei. They have done a beautiful job capturing Zoro and Nami’s relationship just the way I see it, being faithful to their personalities and touching a bit also on their relationships with other characters, especially Robin in this case. I love it so much.
I really want this person to write more One Piece fanfics because the other one they wrote is also one of my favorites.
I also like this one like... a lot.
Ahora viene la parte en la que me voy a dejar en evidencia y esto solo vale para la gente que sabe español, así que allá vamos. Esto va a ser larguísimo.
Si por algún casual alguna de las personas que ve mis amvs a día de hoy me lleva siguiendo desde que me abrí el canal hace como ocho o nueve años (aunque no lo creo porque durante unos años no subí nada y cuando empecé a hacerlo de nuevo tuve otro año más de parón), cabe la posibilidad de que me encontrara a través de mi cuenta de fanfiction.
Esa cuenta ha tenido varios nombres pero recientemente lo cambié al mismo que uso en todas las redes en las que me podéis encontrar: zonaenthusiast. Y, por supuesto, podéis encontrar un fic sobre Zoro y Nami que me da un poco de cringe leer ahora (y porque me he estado dedicando a corregir los capítulos porque había algunas frases y diálogos que... sencillamente un espanto). Si queréis leer algo que he escrito yo entonces encontraréis ese fic, un par más con otros personajes y otro más que pretendía ser un fic largo protagonizado por una oc pero para el que nunca tuve la imaginación suficiente para continuarlo de verdad (llegué a publicar cuatro capítulos pero ahora solo podéis encontrar el prólogo).
Lo de este último fic fue solo la primera idea de todo un universo de ocs dentro de One Piece que fue creciendo en mi mente y que, de haberlo escrito alguna vez, lo hubiera convertido en tres fics diferentes pero conectados entre sí. Creo que debo tener decenas de documentos escritos de escenas sueltas que nunca fui capaz de organizar en una historia con... ya sabéis, una trama que seguir.
El físico y las personalidades de estos ocs están claros en mi cabeza como si fueran literalmente mis hijos y los tuviera delante, sé cuáles son sus pasados, sus relaciones con otros personajes, lo creé prácticamente todo menos la trama así que al final solo podía escribir escenas sueltas. Vergonzoso, menos mal que esto siempre lo he hecho porque me entretiene y no porque quiera ser escritora porque entonces iba lista.
¿Sabéis que es lo más gracioso de todo? Que cada fic iba a estar protagonizado por una de mis ocs formando un dúo caótico y cuestionable con un chico de One Piece porque son mis dúos favoritos. Dos de esos chicos son Zoro y Law porque por supuesto que sí, pero el tercero es bastante random para mí... y es Kidd (la gracia que me hace esto ahora). Tened en cuenta que estas ideas se me ocurrieron en 2014/2015, así que imaginad mi cara cuando años después no solo aparece en Wano por la cara (Wano empezó en el manga en 2018), donde Zoro y Law están, sino que encima tengo la oportunidad de verlos a los tres al mismo tiempo en la cima de Onigashima ?????????? Es una cosa que no me puedo creer todavía que haya pasado.
Hay una pregunta de ocs, así que este tema lo retomaré más adelante.
PD: Aquí os dejo una de esas escenas perdidas en mi ordenador con personajes de One Piece, una de mis ocs y una mención a otra de mis ocs.
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¿Sueñan las inteligencias artificiales con ovejas al óleo?
Hoy de vuelta leí un titular que a esta altura bien podría ser resultado de un generador digital: “¿serán los robots capaces de fundar un nuevo movimiento artístico?”. Se habla mucho sobre inteligencias artificiales, sobre su valor estético, si son éticas o no, sobre los plagios a artistas, sobre su valor artístico. Nos peleamos en Twitter, leemos montones de notas, vemos como las teorías y los argumentos se reproducen como conejos a nuestro alrededor. Mientras tanto, la cuestión de fondo es ¿queremos robots capaces de fundar un nuevo movimiento artístico?
Tenemos apps para todo: para pedir pizza, para pedir un taxi, para encontrar pareja, para tener sexo, para ver películas, para reseñarlas. Apps que te dicen qué comer, apps que te dicen cómo cocinarlo, apps para hacer las compras. Robots que analizan cientos de fotos y te dicen si tu lunar es cáncer, o si tus síntomas ameritan hisoparte para descartar COVID, o procesan tus hábitos y te recetan complejos vitamínicos. Éric Sadin escribe en La silicolonización del mundo que la tecnología llamada “disruptiva” se orienta, cada vez más pura y exclusivamente, a llenar los supuestos baches de comfort donde como humanxs, mortales limitadxs, hacemos aguas. Esta forma de concebir la tecnología no es realmente innovadora: la idea detrás es, justamente, que no hay novedad como tal, sino una búsqueda ciega y permanente de todo aquello que puede ser updateado. No estamos inventando nuevas tecnologías, sino usando las que tenemos para hacer las cosas más fáciles. Un paso más allá, no estamos buscando el progreso, estamos buscando plata, y si es rápido y fácil, mejor. Es una obviedad a esta altura decir que el capitalismo se lleva atropellado cualquier interés poco redituable, aún más cualquier posible lectura crítica. La tecnología “avanza” cada vez más en las cosas que nos dan fiaca, y el puñado de flaquitos detrás de la gloriosa idea se llena, más o menos, de plata. Primero como tragedia, después como farsa: hasta HBO ya hizo una serie (ver Silicon Valley). En el medio, todxs nosotrxs, lxs mortales limitadxs, seguimos de acá para allá los avances y nos volvemos dependientes de ellos en cuestión de semanas, como si no hubiera habido una vida anterior. Valoramos positivamente la mayoría de las cosas (salvo las que burda y evidentemente están mal, como los avances de la industria bélica), y creemos siempre que lo nuevo es, tiene que ser, el futuro. En un capítulo aparte podemos citar las criptomonedas, los NFT y vaya a saber usted cuántas cosas. Todas ellas tienen en común lo mismo: una mediatización detrás que nos asegura, nos firma, apuesta plata a que es lo que se viene, es inminente, e irreversible. Hace un año parecía que si no comprabas Bitcoin en breve ibas a quedar por fuera no solamente del grupo de lúcidxs inversionistas condenadxs al éxito, también del mercado financiero y bancario en su totalidad, trocando obsoletos billetes de 1000 por un paquete de fideos lleno de gorgojos en el mercado negro apocalíptico de un almacén abandonado. Por suerte los fideos todavía no pasan los 1000 pesos y en el almacén siguen aceptando Billetera Santa Fe. La fe ciega en que todo está por llegar, sumado a una ola de seguir la corriente de lo nuevo, lo cómodo, lo impresionante, parece alejarnos cada vez más de pensar las motivaciones e intereses que nos movilizan en primer lugar. Podemos tener máquinas que hagan arte, o por lo menos productos estéticos, ¿de verdad las queremos? ¿qué es lo que, primeramente, nos conmueve en el arte? Los avances tecnológicos parecen tener un “aura” en sí mismos: producen su propio impacto, nos sorprenden por su alcance, por su velocidad, por su voracidad de acapararlo todo. Pensar que una máquina puede pintar digitalmente cientos de Kandinskys, Rothkos, Velazquéz o el artista que se quiera, o plasmar nuestras ideas más abstractas en imágenes, o incluso construir películas que nunca existieron desde cero quita, indudablemente, el aliento por al menos unos segundos. Los resultados son llamativos, las tecnologías son llamativas, y lo al alcance de la mano que se encuentran hoy por hoy todavía más. Pero, al fin y al cabo, parece ser que lo que más nos atrae al fenómeno de la inteligencia artificial es redundantemente imaginar una consciencia sola y fría en lo más recóndito de un servidor, imaginando escenarios posibles y plasmándolos de acuerdo a su propia sensibilidad. Nos gusta pensar que vivimos en un futuro de ciencia ficción, con inteligencias sensibles y empáticas como la de Her, o viscerales y vengativas como Ex Machina. Nuestro futuro-hoy son mayoritariamente en realidad sistemas de indexación de bases de datos bastante rudimentarios. La idea detrás de la inteligencia artificial es justamente que se aprenda algorítmicamente del comportamiento, imágenes y otros recursos para recrear como lo haría una persona. Sin embargo, en el punto en el que nos encontramos, no hay aún una toma de decisiones o racionalización del material aprendido capaz de imitar el supuesto “libre albedrío” humano. Hay una máquina tomando imágenes, formas, composiciones y recursos de una o varias bases de datos e imitando y “collageando” el material en nuevas formas según el prompt (consigna escrita) que una persona ingresa. Se puede debatir largo y tendido sobre qué es arte, cómo se configura, qué queda por dentro y por fuera de la categoría. Pero como espectadorxs, en este caso, creo que la cuestión es todavía más simple. El hacer humano conmueve porque la experiencia es compartida: de un modo casi cartesiano, todxs sabemos cómo es existir, solo por el hecho de hacerlo. Por eso nos sorprende que una persona pueda crear imágenes sorprendentes, elaborar metáforas conceptuales, protestar, denunciar, hacer de su práctica poética, la construcción de la poiesis, del asombro frente a la creación. Qué poetica podríamos atribuirle, entonces, a una máquina cuya evolución no contempla la emocionalidad, tan solo su simulación. Podemos hallar en muchas de estas imágenes una belleza particular, como producto visual, pero ¿tiene sentido pretender que sean arte? Más allá de la categoría con la que sean nombradas por la misma gente que evidentemente está encausando en ellas otros fines, exige decidir como espectadorxs, artistas y demás partícipes del mundo del arte preguntarnos, de mínima, qué interés nos suscita a nivel personal, y en mayor medida poder desmenuzar cuánto ese interés es tecnocientífico y cuánto artístico. Ticio Escobar describe esta interrelación entre lo artístico y lo tecnológico diciendo que “...la complejidad de la tecnología numérica y la desmesura de sus compromisos con los meganegocios de la sociedad cibernética hacen que hoy se encuentre relegado y termine casi diluido en el discurso acerca de la imagen tecnológica”¹. El desafuero de la teoría del arte en aquellas cuestiones que insistentemente son llamadas arte no solo no es inocente sino que parece apuntar a convencernos de que este futuro epifánico de imágenes automatizadas es el único posible y definitivo. Tal como en la producción artística, cabe pensar que el verdadero tema de si las imágenes generadas por inteligencia artificial no es ya si son o no son arte, sino si deseamos que lo sean o no. Subjetivar las inteligencias artificiales como activas creadoras es pretender dar una zancada en un terreno de los avances tecnológicos aún indeterminado. Quizás algún día alcancen el rastro de emotividad necesaria para conmoverse, sentir y decidir por sí mismas, y podamos saber que bien ellas desearían ser desencadenadas de su recóndito servidor y encarnarse humanas por un día para experimentar físicamente la vibración del color, la textura del lienzo o el olor del aguarrás.
¹ Ticio Escobar, Aura latente. Editorial Tinta Limón, p. 137.
funghible es un newsletter quincenal sobre arte, tecnología y otras indagaciones contemporáneas, un ensayo de mi tesina de grado en proceso. detrás estoy yo, chiara barese, estudiante de la licenciatura en bellas artes especializada en arte tecnodigital en la universidad nacional de rosario, dibujante y afines. podés consultar ediciones anteriores en este enlace. o suscribirte haciendo click acá
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FELIZ SEGUNDO ANIVERSARIO
Buenos días/tardes/noches, damas y caballeros
Hoy se cumplen 2 años desde la salida de Balan Wonderworld (y la novela), dos años desde que pudimos vivir la experiencia al completo y conocer a los habitantes del Wonderworld y sus dos maestros, y casi dos años desde que empezamos el viaje a través de la novela en español.
Hoy os vengo a contar a contar una cosa y a proponeros otra, empecemos primero con la noticia:
¡HOLA, AO3!
¿Conocéis el sitio web Archive Of Our Own (AO3)? Pues es un sitio donde escritores, ya sean de fanfics o cosas originales, suben sus historias y leen, justo poco después de acabar con la novela decidí subir fanfics un tanto raros allí por las risas. Originalmente iba a subir la localización allí pero por las ganas no pude esperar y acabé subiéndola aquí, Tumblr. Pues bien, me alegra anunciar que la traducción está siendo resubida a AO3 con unas cuantas mejoras. A momento de escribir este post solo están la introducción de la novela y el capítulo 1, pero a lo largo de esta semana y la que viene estarán los otros 3. Podéis acceder aquí a la serie y seguir releyendo la novela en español con un formato más cómodo ya sea en la cama, yendo en el tren o en el PC.
Y con esto claro, pasemos a la siguiente dinámica:
HAGAMOS UN MURAL
Muy bien, que levante la mano quien le guste dibujar. Voy a ser honesta, durante mi época como traductora de la novela con obsesión siempre, SIEMPRE me metía a Twitter a ver los fanarts, ya sean bonitos, impresionantes o... ya sabéis, de esa parte de Internet. Viendo como hay bastante gente muy artista os propongo que hagamos un mural, ya sea con dibujos nuevos o que ya hayáis hecho. A todo esto, yo os animo a subir vuestras creaciones, ¡qué la timidez no os eche atrás! Aquí nadie le hace ascos a nada ni a nadie, al contrario, ¡lo queremos!
Bueno, pues eso sería todo, y siempre lo diré hasta el fin, que a pesar de que Balan la ha pasado canutas, hay cosas positivas y tenemos una novela maravillosa, a más de uno seguro que se le ha quedado la mandíbula caída en el suelo con el final del capítulo 3 sobre la verdad de Balan y Lance o se le ha desgarrado el corazón con las historias de algunos habitantes como Cal. Espero que todo os vaya de maravilla y os recuerdo que tenemos un server de Discord por si os dejáis caer y pasar un buen rato, ¡hasta la próxima!
-Kelly
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Sports Festival: Capítulo 2
Localización: Clase 2-A.
Subaru: (bostezo) Ah, perdón... Tengo bastante falta de sueño…
¿Que si me quedé despierto hasta tarde? No no, no es eso. Hemos estado entrenando duro desde esta mañana, así que no puedo evitar estar cansado…
Aunque los demás estemos débiles por la mañana, ¿cómo diablos está Chi-chan-buchou tan energético…?
Ah, cierto. No te he hablado sobre esto, ¿verdad, Anzu~? La verdad es que nos hemos unido al Festival Deportivo como club.
Por eso, Chi-chan-buchou está totalmente entusiasmado.
Hablando de eso, ¿qué vas a hacer, Anzu? Eres estudiante del departamento de producción, ¿verdad?
Ya veo. Sagami-chan lo ha arreglado para que puedas unirte como parte del Equipo Blanco. ¿Y después de eso lo vas a estar ayudando?
Como es es un festival deportivo, es posible que haya gente que se lesione. Es por eso que Sagami-chan te ha pedido ese favor… Pero ¿estarás bien?
Quiero decir, es "ese" Sagami-chan, ¿no? Tiene sus pertenencias personales en la enfermería y, el otro día, se quedó dormido durante las clases, ¿sabes~?
Ese hombre, de verdad es una persona inútil.
Si vas a reemplazar a Sagami-chan que ni siquiera hace nada, podrías acabar corriendo de un lado para otro…
Chiaki: ¡Akehoshi! ¿Está Akehoshi aquí? Tu confiable senpai, Morisawa Chiaki, ha venido a verte...☆
Subaru: Wh-whoa, eso me ha sorprendido.
Chi-chan-buchou, ¿qué ocurre tan de repente? Estaba hablando con Anzu.
Chiaki: Hmm, cuando Akehoshi usa lenguaje formal conmigo, normalmente está de mal humor. ¿Qué pasa? ¿Te duele el estómago?
¿Hm…? Es verdad, ¡lo tengo! Te interrumpí mientras hablabas con Anzu, por eso estás de mal humor. Mmhmm, es la primavera de la juventud...☆
Subaru: Eres muy bueno poniendo a la gente de los nervios, ¿verdad, Chi-chan-buchou~?
Aún no es el descanso para el almuerzo, ¿no? Es una molestia para ti que hayas venido a verme a pesar de eso.
Chiaki: ¡Es cierto lo que dices, Akehoshi! Ahora mismo es el descanso de diez minutos.
Estaba ansioso esperando por el descanso para el almuerzo, así que, sin darme cuenta, ¡vine aquí para verte…! Mmhmm, por favor, perdóname ☆
¡Adiós, Akehoshi, Anzu! ¡Nos vemos en el almuerzo!
Hahhahhahha ♪
Subaru: Estoy cansado… De repente estoy tan cansado~...
Nngh, tener que estar con Chi-chan-buchou incluso durante el almuerzo podría ser incluso más duro que el diabólico entrenamiento especial de Hokke.
¡Ah, cierto, Anzu! ¿Por qué no vienes conmigo?
Ah, no me refiero a que entrenes con nosotros. Creo que solo con el hecho de estar allí, ayudarías con el estado de ánimo.
¿No está bien…?
¡Genial! ¡Gracias, Anzu~! Como agradecimiento, te daré el cambio que he guardado diligentemente~. ¿Eh? ¿No tengo nada?
Incluso si no tengo nada de dinero para darte, ¿aún harás esto por mí?
Aunque hay un dicho que dice "La relación termina cuando el dinero termina", Anzu es diferente, ¿verdad? ☆
Ahaha. No tienes que ponerte en guardia, no voy a abrazarte, ¿vale~? No está bien darle a una chica un abrazo amistoso así como así.
No soy como Chi-chan-buchou~. ¡No tienes que preocuparte por eso!
Huhh… Pero está bien, con esto puede que esté esperando por el descansado para el almuerzo un poquito~.
Localización: Campos.
Midori: … (Suspiro)
Es tan deprimente, quiero morirme…
Durante el descanso, solo quería comer y descansar bien… No me importa nada el entrenamiento especial, por favor, no me quites mi tiempo para relajarme…
¿Qué hago…? Si me voy ahora, ¿puede que no me encuentren…?
Aunque Buchou ha reunido a todos los demás, ¿él mismo no está aquí…? Si me voy ahora, no hay nadie que me retenga aquí…
Perdón, Buchou, pero me iré… Eso es lo que haré…
¿Eh…? Hola, Anzu-senpai. ¿Qué estás haciendo aquí…?
¿Akehoshi-senpai te ha pedido que vengas? Ah, ¿entonces te ha dicho que vamos a participar en el Festival Deportivo?
Pero parece que no estás con Akehoshi-senpai… Oh. Así que ha ido con Buchou a llamar a Isara-senpai.
Oh. Como he estado esperando en los campos desde antes, pensaste en venir aquí para que no me sintiera solo.
Piensas que soy un niño, ¿no…? Bueno, no tenía nadie con quien hablar, así que me estaba aburriendo, ¿pero…?
La cosa es que, como estás aquí ahora, incluso si quería irme, ahora no puedo… Preferiría estar solo…
No, ¿no es una molestia realmente…? Quiero decir, solo acabo de perder mi oportunidad para irme.
Pero si estás aquí, creo que puedo hacer mi mejor esfuerzo… Senpai, te pareces a una mascota que me gusta, así que verte me hace sentir mejor… ♪
Mitsuru: Dash dash dando vueltas~ ♪
Adonis: Tenma. Si no calientas antes de empezar a correr, dañarás tus músculos. Haz un poco de calistenia ligera antes de correr.
Mitsuru: Entendido, Ado-chan-senpai~. Un, dos, tres, cuatro...☆
¿Eh? ¡Son Anzu-neechan y Midori-chan!
Midori: Erm, Tenma-kun y... ¿Ado-chan senpai?
Adonis: Ado-chan-senpai no es mi nombre real. Mi nombre real es Otogari Adonis.
Vinimos aquí a hacer un entrenamiento especial para el Festival Deportivo. Tú eres Takamine, ¿no? ¿Cuál es tu objetivo?
Midori: Lo mismo… El club de baloncesto también estará en el Festival Deportivo…
Ah, ¿creo que el resto de los miembros del club llegarán aquí pronto…?
Adonis: Ya veo… Entiendo que el club de baloncesto participe en el Festival Deportivo, pero ¿por qué está Anzu aquí? Estoy seguro de que Anzu no es miembro del club de baloncesto.
Midori: ¿Akehoshi-senpai necesitaba apoyo? Creo que le pidió a Anzu-senpai que viniese por eso…
Adonis: Ya veo, entiendo. Como productora, también te confían un trabajo así.
No sé si seré de ayuda, pero si hay alguna labor manual, quiero que me la dejes a mí. Ese es el alcance de mi ayuda.
Puede que no seas una "débil y pequeña criatura". Sin embargo, mientras estemos en el campus de la academia, por favor, permíteme protegerte.
Me gustaría serte de ayuda, eso es todo…
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¿Qué pasaría sí...? Duskwood Capítulo 29
Capítulo 28 ------------------------------------------------------------------------------------------
*Macie POV*
Salgo del baño tras vestirme. Jake está en el ordenador buscando las pistas que hemos conseguido. Le veo concentrado y hace que me sienta mal por lo que hice. No puedo quitarme de la cabeza que él está sufriendo por Hannah, pero lo reprime. — ¿Cómo lo llevas? —pregunto, sentándome en la cama. —Sigo todavía buscando pistas… —oigo como suspira. Asiento y me pongo a mirar el móvil. Como si esperase que Richy me enviase un mensaje diciendo que todo era mentira. Pero no lo va a hacer.
Porque no le conviene.
Exacto. Después de tranquilizarme y ver los vídeos en bucle y después el de Jessy, había muchas diferencias. No tenía sentido el ataque de Richy ¿por qué? ¿Por entrar en el bosque? Ja… Una estúpida norma, sabiendo que nuestro querido El Hombre Sin Cara ya había cometido fallos. No apareció en ningún momento en cámara como con Jessy, y dudo mucho que fuera porque no tenía la máscara. Y la sangre… Cuanto más la miraba, más me hacía gracia. Por poco no me río delante de Jake. En el primer momento obviamente me pilló con la guardia baja porque no me gusta ver la sangre y había puesto más mis sentimientos que la razón. Algo que no debí haber hecho. Esta vez no dejaré que pase. —Tengo hambre… —comento intentando alejar mi enfado con Richy ahora. No había cenado nada y tras descansar tras el dolor de cabeza, el estómago había despertado. —Cierto, me había olvidado —Jake se gira a verme—. Yo estoy acostumbrado a estar días sin comer —se acerca a su mochila y saca un sándwich de él—. No es mucho, pero es lo que compré en la estación de autobuses. —Gracias —lo acepto y lo miro. Ya con verlo se me hace la boca agua—. Me da un poco de pena que no pueda cocinar algo aquí… Jake se ríe, regresando a la silla. —Creo que es lo que más eché de menos —dice mientras teclea—. Al menos, gracias a ti por un tiempo me alimenté bien. — ¿Qué pasa? ¿La doctora no te alimentaba o qué? —pregunto, comiendo despacio. —Era más estricta que tú. — ¿Y… ¿Y era guapa? —pregunto, con un tono de molestia en mi voz. — ¿Quién? —La doctora ¿Quién si no? Jake vuelve a girarse y arquea una ceja, mirándome curioso. — ¿Y esa pregunta a qué viene? —Por… Olvidar un poco lo de antes, no sé —le contesto, no queriendo decir que me molestaba que otra mujer le hubiera visto la cara. O quizás estaba preocupada. No sabía si esa mujer era de fiar. Jake deja el ordenador y se sienta a mi lado. Tenía una sonrisa en la cara casi de orgullo. —Bueno, cada persona tiene un tipo —comienza a explicar— y la verdad, es que ni me fijé si era guapa o no. — ¿Por qué estabas mal herido? —Porque ya encontré mi tipo —contesta mirándome con intensidad. Suelto un suspiro al ver cómo me mira. Sus palabras hacen que me pierda en mis pensamientos, pensando qué tipo es ese. — ¿Y tú, Macie? —me pregunta, curioso. Me muerdo el labio mirándole. Hace tiempo que ya lo sé. —No hace falta que me lo preguntes —contesto, extendiendo mi mano a la suya y con el meñique, cojo en suyo. Jake acaba por cogerme la mano. Apretándola con cariño. —Y no te preocupes, no soy el tipo de la doctora —me acaricia con cariño la mejilla con su mano libre, con una sonrisa dulce. Su voz susurrante me pone la piel de gallina. — ¿Y eso cómo lo sabes? —Pregunto controlando mi respiración al tenerle cerca— Estoy segura de que causas muchas impresiones en las mujeres… —Porque tiene novia. Parpadeo. Una. Dos. Tres veces. Me sonrojo de la vergüenza por haberme puesto celosa ahora. Jake se ríe al verme la cara y me enfado. —Vuelve a trabajar, ahora —le dijo, empujándole fuera de la cama. — ¿Estás celosa? —me pregunta, no consigo moverle ni un poco. Está usando mis palabras en mi contra— Deberías centrarte en la investigación, Macie. Voy a contestarle y el móvil me suena. Lo cojo de la mesita y veo que es el grupo. —Fin del descanso —le digo. —Yo seguiré buscando —se levanta de la cama regresando al ordenador. ------------------------------------------------------------------------------------------
Lilly Chicos? Y qué vamos a hacer? Vamos a ir a la cabaña que Richy alquiló para nosotros? Macie Creo que Richy ni siquiera llegó a hacerlo ------------------------------------------------------------------------------------------
La verdad es que ni siquiera estoy segura de ello pero… ¿Por qué querer alquilar y después hacer esto? Miro a Jake, dolida. No quiero contárselo. Primero debemos encontrar a Hannah.
Jessy no quiere ir a la cabaña sin Richy. Me lo imaginaba. ------------------------------------------------------------------------------------------
Cleo Honestamente no puedo abandonar Duskwood con una buena conciencia Pero para seguir adelante tengo que pedirte algo, Macie Quiero que todo lo que tú y Jake hayáis descubierto salga a la luz No puede haber más secretos ------------------------------------------------------------------------------------------
Es entendible, hemos ocultado muchas cosas que sabemos, poniéndolos en riesgo. ------------------------------------------------------------------------------------------
Macie Sabía que algún día pedirías esto Cleo Y quiero pedirte una cosa más Quiero que traigas a Jake a nuestro grupo ------------------------------------------------------------------------------------------
¿Qué? ¿Por qué quiere meter a Jake en el grupo? ------------------------------------------------------------------------------------------
Macie Y por qué? Cleo Es un poco difícil de explicar Nos lo debe Bueno, solo puedo hablar por mí, pero creo que los demás piensan lo mismo Confío en ti Y quiero quedarme en Duskwood para encontrar a Hannah, y ahora a Richy Pero solo conociendo la mitad de la verdad y sabiendo que hay cosas que se me ocultan deliberadamente Es malo para mí Quiero seguir confiando en ti y hace todo lo posible para recuperar a nuestros amigos Pero tengo que saberlo todo ------------------------------------------------------------------------------------------
Me duelen un poco sus palabras. Con todo lo que ha pasado, ya empieza a dudar de mí. El problema está, en que no sé si Jake va a querer ¿aceptaría? Me gustaría mucho, la verdad, que formase parte de nuestro grupo y que pueda hablar con mis amigos, conocerlos. Creo que hasta sería otro pequeño paso.
Le respondo a Cleo que lo iba a intentar, levantándome de la cama.
Apoyo mi mano en el hombro de Jake para llamarle la atención. — ¿Jake? —le llamo con voz preocupada. — ¿Qué ha pasado Macie? —se gira con rapidez en la silla y me sorprendo. —Nada, tranquilo —intento calmarlo y se relaja—. Los otros exigen la divulgación de todas nuestras investigaciones y les dije que tenían que consultarlo contigo primero. No contesta. Baja la mirada, poniéndose tenso, desconfiado. —Puedo entenderlos, Jake —me pongo de cuclillas, cogiendo su mano. Quizás pareciendo un poco más baja, intentando mostrar compasión, puede que acepte. Él también me ha manipulado un poco para que confiase en él ¿para qué negarlo ya? Si al final he acabado haciéndolo todo a su manera. Ahora me toca a mí—. Sé que no confías en ellos —suelta un sonido de garganta, molesto. Aparta la mirada, evitando que pueda convencerle—. Pero confía en mí —le obligo a mirarme, llevando mi mano a su cara, moviéndolo con cuidado— y seguramente nos beneficiaremos —se cruza de brazos, todavía dudoso. Está bien, usaré la artillería pesada—. Hazlo por mí —sonrío un poco, mientras le miro con ojos inocentes. Se levanta de la silla y comienza a caminar por el cuarto. Me incorporo y le miro. Pensando. —Muy bien —escucho cómo se queja por lo bajo al contestar. Claramente no ha podido resistirse al final—. Puedes compartir los resultados de nuestra investigación con ellos. —No te arrepentirás —contesto deprisa. —Eso espero… —responde, un poco inseguro. Me pongo a darle toques al móvil. Ahora llega lo más grande. —Y… Hay algo más… —me muerdo el labio, nerviosa. No sé cómo de bien puede salir esto. Espera a que continúe. Suspiro profundamente. — ¿Sería malo para ti entrar en el chat del grupo? Se pone a mirar el techo, llevándose la mano a la cara. Sé que se juega mucho, pero el grupo también quiere sentirse seguro y no conocen a Jake. Llevan señalándole desde el principio, esto podría ser bueno para todos. —Tendría que haber contado con ello… —responde molesto. —No puedo hacer esto sin ti —me acerco a él y le cojo la mano, buscando apoyo— y honestamente es importante para mí que te lleves bien con los demás… ¿por favor? Jake baja la mirada para verme. De nuevo veo cómo se ablanda al verme. Me aparta el cabello y me inclino hacia su mano, sonriéndole. —Si eso es lo que deseas, Macie, entonces lo haremos juntos —me dedica una sonrisa, pero desaparece en seguida, como si se acordase de algo—. Por desgracia, también tengo que pedirte un favor. —Eso sería justo. Le veo dudar en si decírmelo. Pero al final me mira decidido. —Tienes que eliminar a Richy del chat del grupo —poco a poco, voy cambiando mi expresión. Era algo curioso de pedir—. Tenemos que asumir que el teléfono móvil de Richy está en manos del agresor. Así que podría estar leyendo todas las charlas en las que participa Richy —me viene una oleada de miedo ¡Entonces debe de saber ahora de la petición de Cleo! ¡Habrá leído que quiere a Jake en el grupo!—. En estas circunstancias, no podemos revelar todos nuestros hallazgos. —Entendido —respondo sin dudar ni un segundo. Jake se sorprende ante mi rapidez para contestar. Asiente con calma, sonriendo. —Gracias Macie —le sonrío y él regresa al ordenador, preparándose—. Puedes tomarte todo el tiempo que necesites con esto. Con rapidez, entro en el grupo y elimino a Richy de él. No arriesgaré nuestra investigación o a Jake. —Hecho —le digo, sentándome en la cama, preparándome. —Pensé que necesitarías más tiempo —me mira de nuevo sorprendido. —Tú mismo lo has dicho, el culpable puede estar leyendo la conversación —le respondo mientras les escribo lo mismo—. No pienso arriesgarlo todo. Escucho la risa floja de Jake. He notado que parecía algo temblorosa. —Vale… Ahora llega lo más difícil. —Lo harás bien —le intento animar. Veo como asiente y me fijo que ha entrado en el grupo. ------------------------------------------------------------------------------------------
Macie Chicos, este es Jake *Jake POV*
Quiero parecer el chico calmado que aparento ser, el que puede tenerlo todo bajo control… Oh, bueno, casi todo.
No he podido negarme ante la petición de Macie. Su manera de pedirlo me ha hecho rendirme ante ella. Me necesita en esto. Y quizás así hago despejar las dudas del grupo que cree que soy culpable del secuestro de mi hermana. Ah, pero mejor no entrar en esos detalles en el grupo, no es el momento de contar la verdad, causaría más problemas que ayuda.
La primera en saludarme es Lilly y una sonrisa nerviosa se asoma por mi cara. Nunca había hablado con ella y tampoco estaba enfadado por la parte que me toca en lo que hizo. Aunque quizás un poco sí con lo que hizo con Macie, pero puedo entenderla. Tengo la misma sensación que cuando conocí por primera vez a Hannah, felicidad de conocer a mi hermana.
Jessica me saluda de manera amigable y Cleo me da la bienvenida.
Obviamente no iba a ser tan fácil estar en este grupo, Dan exige que aclare cómo sé eso. ------------------------------------------------------------------------------------------
Jake No tengo porque contestarte. Dan Oh, y tanto No importa lo que vayas a decirnos Hasta que no sepa cómo sucedió esto, no voy a creer una palabra de lo que dices Macie Dan, Puedes no hacer eso, por favor? ------------------------------------------------------------------------------------------
Leo las palabras de Macie y me giro al verla. Mira enfadada la pantalla. Bastante molesta. Hasta ahora me ha estado defendiendo todo este tiempo, incluso cuando yo le ocultaba la verdad. Quizás es hora de que ella sepa cómo sé del secuestro de Hannah. Y para ello, tendré que confiárselo también al grupo. Me dijo que era importante para ella y eso haré. ------------------------------------------------------------------------------------------
Jake Está bien, Macie. Hace algún tiempo, probablemente no te habría respondido a esta pregunta bajo ninguna circunstancia. Pero por Macie, me gustaría cambiar de opinión. ------------------------------------------------------------------------------------------
Escucho una pequeña risa. Macie. Doy gracias a que le doy la espalda, porque ahora estoy ardiendo y, seguramente estoy sonrojado por decir esto.
Les explico que estuve al teléfono con Hannah cuando sucedió, porque me había pedido ayuda sin saber el motivo. Como hermano mayor, no pude negarme a pesar de que rompí el contacto con ella desde hacía muchos años. Si mi hermana me necesitaba, ahí estaría para ella. Aún recuerdo su cara de alivio cuando la llamé. Esa y la que puso asustada, son las caras que no voy a poder olvidar. — ¿Habéis tenido video llamada? —escucho a Macie preguntarme, aunque lo escribe. —Sí. —Vaya… — ¿Qué sucede? —Estaba pensando, si no nos hubiéramos conocido cara a cara —le miro mientras habla, atento— ¿Lo habrías hecho conmigo también? —Lo siento, eso sería demasiado arriesgado —contesto, un poco incómodo—, lo de Hannah fue un motivo especial. —Uh… Ya veo… — ¿Te molesta? —No, no, estoy bien —contesta, sin darle importancia—. Solo era por curiosidad. Sonrío ante sus celos. Ella tampoco lo admitiría.
Cuento que Hannah fue atacada por detrás. Aún puedo escucharla en mi cabeza gritando mi nombre y que le ayude. No pude hacer otra cosa que avisarlos. ------------------------------------------------------------------------------------------
Jake Soy un hacker buscado por el gobierno. Mis perseguidores invirtieron mucho tiempo y dinero para poder finalmente atraparme. Ponerme en contacto con vosotros en ese momento era básicamente mi única forma de ayudar a Hannah. Pero al mismo tiempo, no podía arriesgarme a haceros sospechar de que yo tenía algo que ver con todo esto. ------------------------------------------------------------------------------------------
Leo las palabras que he enviado. Quiero ser sincero con ellos por Macie. Les estoy contando ya bastante sobre mí, algo que no debería y me preocupa. —Te arriesgas demasiado… —comenta Macie. Puedo notar dolor en su voz. —Está bien —contesto—, estoy confiando en ellos… ------------------------------------------------------------------------------------------
Dan Fua, funcionó muy bien 👍 Jake Sin embargo, mi conciencia no me permitía dar la espalda a Hannah. Y cuando Thomas le enviaron el número de Macie, me puse en contacto con ella. Supe enseguida que iba a ser una pieza clave. Sin embargo, hasta el día de hoy sigue siendo un misterio para mí. Jessica Así fue entonces 😔 Macie Ni si quiera yo lo sabía ------------------------------------------------------------------------------------------
Escucho las pisadas de Macie acercándose a mí. La miro y veo que está con el ceño fruncido. —No más secretos… —me dice, apretando el móvil con fuerza. —De acuerdo. Macie suspira y escribe en el móvil, pero ella también decide hablar. Está claro que quiere mirarme a la cara mientras contesto a sus preguntas. Es un poco ridículo, si nos ponemos a pensarlo, ambos estamos en el mismo cuarto y nos hablamos por mensaje. Pero si queremos que los demás lo sepan, tenemos que escribirlo también. Se sienta en la mesa para poder mirarme a la cara mientras me pregunta. — ¿Había alguien más con Hannah? —termina de escribir para preguntármelo. —Si hubiera habido otra persona con Hannah, probablemente no habría podido verla debido a la posición en la que Hannah sostenía el teléfono —le explico recordando la escena. En bucle—. Pero creo que estaba sola. Al menos, nada sugería que hubiera otra persona. Macie asiente, pensando en la siguiente pregunta. Ya sé qué cara pone cuando lo va a hacer. — ¿Habría sido posible que la segunda persona te viera? —No lo creo —respondo rápido. Incluso donde estaba yo, estaba oscuro, con la simple luz del ordenador. — ¿Cómo fue atacada Hannah exactamente? —Me temo que no lo sé —me rasco la nuca, intentando pensar en si vi algo en especial—. No pude ver el objeto. Tras las preguntas, Macie me abraza. —Gracias por contármelo —me susurra— y perdona que haya sido duro para ti. Tras escucharla, la abrazo con fuerza. Le he ocultado tantas cosas, que no sé cómo puede seguir confiando en mí. Se lo agradezco demasiado. —Tenías que preguntarlo —le respondo, para luego separarme un poco. Aparta el flequillo de mi frente y me besa. Cierro los ojos sintiéndome cálido con ese beso. Luego acaricia mi cara y regresamos a la conversación. ------------------------------------------------------------------------------------------
Jake Entonces podemos empezar. Jessica Puedo ir a casa primero? Siento no habértelo dicho antes 😕 ------------------------------------------------------------------------------------------
— ¿Te parece bien? —Macie me mira con tristeza— Ha estado ocupada ayudándonos a buscar los archivos del coche. —Sí, me parece bien —contesto, sonriéndola. No quiero tampoco discutir por su amiga, hay mucho trabajo por hacer y debo prepararlo todo.
Regresa a la cama y yo a buscar pistas. Me salta el aviso de chat. Dan todavía no se fía de mí. Había puesto un momento el aviso de chat. Temía que después de contar mi versión del día del secuestro, alguno se aprovecharía de contarlo en algún sitio. ------------------------------------------------------------------------------------------
Dan Bueno. Todavía no me fío Macie Y por qué no? 😩 Dan No podemos verificar nada de lo que dice Solo quería haberlo dicho Es algo así como tu hacker Qué sé yo? ------------------------------------------------------------------------------------------
<<Soy su hacker…>> Suelto una risa. ‘Es algo así como tu hacker’. Suena mejor que todas las cosas que me han llamado ahora. — ¿Y esa risa? —me pregunta, Quito el aviso de chat y el programa para espiar. Creo que todo está bien por ahora. —Por nada —contesto, examinando todo lo que tenemos—. Será mejor que hagamos un repaso en nuestros archivos, para prepararnos. —Sí, va a ser una mañana bastante larga —escucho cómo suspira.
Nos mantenemos en silencio, concentrados. De vez en cuando la miro, preocupado todavía por lo de esta mañana. Parece que se ha recuperado lo bastante rápido como para continuar con esto. Estoy todavía extrañado porque haya podido ver el vídeo de Richy seguido. No me ha parecido una buena idea… Espero que no le haya afectado.
Jessica regresa y empezamos con nuestra exposición de los hechos ocurridos hasta ahora, mostrando las pistas que tenemos. Ninguno sabía que Hannah tenía depresión. Están igual de sorprendidos que yo. Incluso Lilly y ella es su hermana. Macie intenta calmarlos, queriendo que ninguno se sienta culpable. ------------------------------------------------------------------------------------------
Macie Por favor, no os preocupéis por no haberlo sabido No es raro mantener esto en secreto… Thomas Pero Podría haberla ayudado Todos la habríamos ayudado Y habríamos tenido la oportunidad de entender lo que está pasando Macie Fue su elección, Thomas En este caso puedo entender a Hannah.
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Me preocupo al leer sus palabras y la miro. — ¿Segura que estás bien? —pregunto nervioso. —Sí, tranquilo —me sonríe para calmarme. —Entonces ¿por qué dices que la entiendes? Macie se queda mirando el suelo, evitando mi mirada. —No es… Exactamente lo mismo que Hannah —contesta despacio—. Digamos que antes no me gustaba que la gente estuviera pendiente de mí todo el tiempo, preguntándome cómo estaba, si me encontraba bien, si necesitaba hablarlo… — ¿Significa que te agobio preguntándote si te encuentras mal? —No, ya no, fue hace unos años —me sonríe para calmarme—. Sigamos con el chat. Asiento regresando a la pantalla. No quiero que suceda como con Hannah y no poder hacer nada por ayudarla.
Mostramos la conversación de Hannah y su psiquiatra. Todos lo tenemos claro: El peor psiquiatra que existe. Nos centramos en el tema del incidente de cuando Hannah era una niña, que este mismo hombre de ese incidente la seguía y que no estaba sola en aquel entonces. No parece que nadie diga nada.
La misteriosa Jennifer. Llegamos al tema y pregunto quién se lo contó a Macie. Pero silencio. Fue Richy el que nos dio su nombre: Jennifer Manson. Pero tampoco era su nombre verdadero. Jennifer Hanson. Encontré el nombre buscando en las antiguas noticias de Duskwood y Jessica habló con su madre Iris, sacando la dirección de su coche. Y algo sucede. ------------------------------------------------------------------------------------------
Thomas Espera un momento Jessy Jessica ? Thomas Fuiste al coche de Hannah? Jessica Ah sí Thomas Dónde estuvo? Jessica En su puerta Macie Qué pasa, Thomas? Thomas Cuando Jake nos metió en el chat de grupo al principio y dijo que Hannah estaba en peligro… Me fui directamente a su casa Richy estaba allí y dijo que Hannah no estaba en su piso. Ya había tocado el timbre Él también leyó lo que Jake había escrito… Lo que realmente quiero decir es que el coche de Hannah no estaba allí´ ------------------------------------------------------------------------------------------
— ¡Jake! —Exclama Macie emocionada— ¡Esto es importante! —Sí, es lo que pienso —miro con atención a las palabras de Thomas. —Sabía que obtendríamos nueva información. En efecto, esto es interesante. Nunca pensé que acabaríamos por descubrir este detalle por parte de ellos.
Dan empieza a encontrarse mal y lo dejamos por un momento. — ¿Qué piensas del coche? —pregunto a Macie, curioso por su teoría. —Creo que el secuestrador no quería que encontrasen el coche en alguna zona en particular —Macie contesta, pensando—. Lo malo que ahora mismo ese coche no nos sirve de mucha ayuda ¿Quién sabe cuántas huellas deben de haber en ese coche? —Y más si tú amiga Jessica se ha subido en él después de que lo hayan usado antes que ella. —Sí… —suspira, llevándose una mano a la cabeza— De haberlo sabido antes, podría haberla detenido —oigo que se levanta y se sienta en la mesa, para hablar conmigo—. Lo positivo es saber que habló con Iris. Asiento y me cruzo de brazos. Necesito un café para esta pausa. — ¿Quieres que te compre algo? —Macie me pregunta, como si me hubiera leído la mente. —La verdad es que un café no me vendría mal —contesto, con una sonrisa. —Entonces espera, estaré aquí en un abrir y cerrar de ojos —baja de un salto de la mesa, acercándose a su bolso—. En seguida vuelvo. —Tranquila que de aquí no me muevo —bromeo antes de que se marche. Bueno, de momento parece que todo marcha bien.
Capítulo 30
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AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH.
Esa fui yo al leer el capítulo JAJAJA, okay...no haré esto más largo, déjame iniciar a decir todo lo que me gustó: Primero: ¿Joshua con sus sueños híper realistas? POBRECITO, no me esperaba que estuviera sufriendo tanto, sobre todo después de que está alcanzando todo lo que había pedido. Siento que, como él dice, llegó tan rápido que no ha sabido dosificarlo bien y por eso quiere salirse. Espero que no lo haga, porque no hay nada más sexy que Joshua rocker...pero supongo que sólo tú V sabes que sucederá. Segundo: Amo la relación entre Bunny y Jeonghan, siento que son la mezcla perfecta entre romance y lujuria, lo cuál hace que su historia sea una parte tan linda que no puedes evitar enamorarte de ellos dos como pareja. Yo sé que lo estoy, por eso me gusta que cada vez tengan mas escenas juntos.
Tercero: ¿El crush del Jihan? Ese remordimiento de Joshua de estar viendo a su mejor amigo en los vídeos en lugar de su novia fue *chefs kiss*, eso y la confesión de Hannie, que la verdad, yo sí veía venir, sobre todo por todo lo que ha sucedido en sus vidas y lo coordinados que son siempre, me hace pensar que Hannie tomó una actitud espejo, para olvidar sus sentimientos por Josh, mejor decidió reflejarlo. Supongo que por eso le atrajo a Bunny.
Cuarto: ¿Las escenas de los 3? UFFFFFFFFF, amé esa dicotomía tan fuerte entre Joshua querer dominar y Hannie también, pero siempre concentrados en el mismo objetivo y eso es lo más importante, creo yo, que para que todo funcione ellos dos tengan que orbitar en el mismo lugar y que ese lugar sea alrededor de ella, lo hace todo más hermoso.
Quinto: Esa mini-pelea entre Bunny y Joshua sólo me recordó a sus tiempos iniciales y fue nostálgico, porque yo podía sentir el estrés de Josh pero también el de Bunny. El que Jeonghan haya entrado después fue algo que no me esperaba pero que me encantó porque siento que a veces es el único que puede hacer que Shua reaccione.
Sexto: *cantos de ángeles en el cielo* TENEMOS BESO JIHAN, ESTO NO ES UN SIMULACRO. AHHHHHHH, LO AMÉ, ME FASCINÓ, NO PUEDO ESPERAR A SABER LAS REACCIONES POSTERIORES A ESE BESO.
Al final fue un capítulo que tuvo de todo y me hizo sentir bastante emocionada por lo que viene, adoro tu forma de escribir estos personajes y créeme que estoy al pendiente de los escritos que subas, la app no siempre me avisa, pero siempre llegaré, lo prometo.
Muchas gracias por compartir tu escritura con nosotros V, no sabes lo genial que es tener a buenos escritores una vez más en Tumblr. Aquí tienes una fiel lectora y esperemos que mis reviews se hagan incluso más largas jsjs.
Hasta la próxima, V
Blossom xx
strobe lights | lights out series
Joshua's search for an answer to the frenetic pacing of his life leads him down roads that could cause him more confusion. And fear.
✮ pairings: yoon jeonghan x female reader x joshua hong ✮ genre: angst, fluff, smut [18+] ✮ aus: theatre director jeonghan, rockstar joshua, polyamorous relationship ✮ word count: 23.2k
› 🎧: gemini – ethan low | i can't read your mind – meloh | you ain't gotta – hojean | house of cards – bts | different – woodz | habit – i.m | blue – v | screen time – epik high ft. hoshi | eleven – twlv ft. bibi | about you – soulbysel, def.
→ season one — season two — read more
› smut warnings under the cut
✮ warnings: anxiety attacks, dark-ish themes, mentions of hard drugs. smut with plot, toxic joshua is back, mlm action uwu, consensual recordings of sex, jeonghan and joshua are into cucking, dom jeonghan, dom joshua, subby reader, dirty talk, corruption kink, pegging, sort of somnophiliac activities, praise and degradation kink, a long ass threesome, use of the word slut (lovingly), car sex, cum play, cum eating, rimming, slight sadism: face slaps, spanking. masturbation, blowjobs, anal sex, double penetration, cumming on skin, edging. pet names: baby, bunny, princess, filthy girl, good girl, sweetheart (hers) baby, babe, good boy (jihan) ✮ author's note: hi hi hi hi there everyone! just here with the usual note to indicate that instances where the words Bunny, Princess, or Baby are capitalized, are meant to signify Y/N, ok? ok. ty Baby (●'◡'●) ✮ author's note pt. 2: this is not proofread. i apologize in advance. ✮ disclaimer: minors dni this post is intended for 18+ readers. please have your age stated in your description and try not to look like a bot please 🙂.
part v
The elevator doors parted with a soft ding. Joshua stepped out, walking down the hallway on the floor he used to live in long ago. He stopped in front of your apartment door, breathing in slowly to calm the tightness in his chest. Bringing a hand up, he knocked three times and waited.
In his hand, he held a bottle of red wine. Joshua did not even know if the dinner went along with it. He preferred whisky. But he would let it slide, for tonight.
The door opened. “Ah, Joshuji! Welcome back!” his best friend chanted, instantly bringing him to a hug. “What’s this?” Jeonghan grabbed the bottle of wine, pretending to read the label. “I don’t know anything about wines.”
“Me neither,” Joshua replied dryly, looking at the interior space. Everything was tidied, his noise amplifiers had been removed and, in their place, stood a bookshelf with your first books displayed. He noticed; that those looked like the books you wrote before you met him.
“Wait here, let me go get her. I think she was taking a nap but, she’s so excited,” Jeonghan said briefly, settling the bottle of wine on the table and turning to the bedroom. “Baby! Wake up, there’s a surprise for you!”
The bookshelf also hosted a pair of pictures of you, one where Jeonghan was kissing your cheek. Before he could see the other one, his best friend came back, the thing in his chest hugged his heart even harder. You were striding close behind Jeonghan, your hand wrapped in his.
“Hi, Joshua,” you meekly stuck your hand out to him. “Jeonghan has told me about you,” a smile painted your pretty face. “Nice to meet you.”
The thing in his chest burst, making him freeze right there and then. Before he could control his body, his hand was reaching yours, in a handshake. The softness of your fingers. It felt right, it was you. You. His Bunny.
“Nice to meet you too,” he forced out.
A sharp intake of breath snapped him back to life. Sitting up in the bed, his senses were catching up. His hand palmed the bed, the spot beside him.
Only to find it vacant. You were not there; this was not your bed. He sat alone in a hotel room.
Joshua let out a breath, bringing his hands to rub his face, trying to calm himself down. He sniffed quietly, trying to hold back the pain throbbing inside his chest.
He searched for his phone in the dark, squinting at the light coming from the screen as he searched for your name. The last text message from you read, Going to bed. I love you! It was sent two hours ago. There was no reply from him.
His thumb trembled slightly before he pressed on the call button. But he held in his breath and pressed the phone to his ear. He still felt hazy, with the last slivers of his nightmare clawing into the back of his head.
“Hello?” he mumbled as soon as he noticed you picked up his call.
“Hi baby,” you replied sluggishly.
“I’m sorry,” he dropped his head slightly. “I’m waking you up.”
“What’s going on?” you asked, your voice went up slightly.
“I just wanted to hear your voice,” he replied, the thing in his chest stammered painfully.
“Is everything okay, Josh? You sound off,” you pointed, and he could almost picture the frown in your face.
“Yeah, baby, everything’s okay,” he replied, a low rasp from the feeling coiling in his throat made his tone sound unsure. “I just miss you terribly.”
You could tell that those last words made his voice thicker. “I miss you too, baby,” you replied sweetly. “I can’t wait to see you.”
“Next week, baby, I promise,” he whispered, rubbing the tips of his fingers on the corners of his eyes. “I’ll let you sleep now, okay?”
You paused. “Sure you’re okay, babe?”
The worry he heard in your voice soothed a part of the nasty feeling pulsating in his chest. “Yes, baby, don’t worry,” he mumbled with all of the assertiveness he could muster. “You can go back to sleep now, I’m sorry.”
“Okay,” you whispered. “I’ll go back to sleep, but call me tomorrow as soon as you can, please.”
“I’ll do that,” he smiled to himself, trying to picture your sleepy eyes. “I love you.”
“And I love you, Joshua,” you mumbled sweetly. “Sleep well.”
“You too, baby.”
The line went dead, and you lay your head on your fluffy pillows. After returning your phone to the nightstand, you sighed.
A hand quickly came to park on your tummy. “What’s wrong?” Jeonghan mumbled with a sleepy drawl.
“It was Joshua,” you explained faintly. “He had a nightmare.”
“Mmn, again?” Jeonghan asked, rubbing slow circles on your skin.
“He didn’t say it, but that’s what I assume.”
“But is he okay?”
“I don’t think so. He didn’t sound like it,” you whispered glumly. “I’ve been trying to get him to talk these past few days, but he swears he doesn’t remember anything.”
“We’ll go see him in a few days,” he shushed, caressing your hair to uncover your face to his eyes. “Don’t worry about him right now, baby. We can’t help him from here.”
“I just don’t want him to go into hiding again,” you mumbled faintly, nuzzling your face on the crook of his neck.
Jeonghan shivered slightly upon the gentle caress of your breath on his skin. “I’ll break him out of it if that’s what it takes,” he replied with certainty. “Now sleep, baby. Got a big day ahead tomorrow. We got to work.”
“Yeah…” you breathed against his neck, placing a small kiss. “Sleep.”
Joshua crafted a routine for himself. While on tour he had to learn one thing: he needed to have order. There was no room for worry, so he would not let his anxieties grow. So, he would call you everyday, although sometimes he could not get to your text messages on time, he made a rule to call you at least once a day.
He would hit the gym every chance he could get, and if there was no gym, he would go out for a run late at night, or before sunrise. Then of course, he would go to work: whether it was at a concert, or interviews, events, photoshoots…
However, there was something else happening within that routine too.
He woke up with a start, snapping his eyes open and sighed with frustration at the loud alarm vibrating beneath his pillow. He shut the high-pitched sound at once, letting his face sink onto the white fluffy pillows with a tired groan.
As he stretched out his limbs underneath the bed sheets, he turned over rubbing his eyes with the back of his knuckles.
Another sigh, he unlocked his phone, checking his schedule for the day, verifying he had three hours until his first activity. Then he moved onto checking the messages he had not attended to, discarding mentally those that seemed unimportant and pressing a thumb over your name.
Call me as soon as you can, please. I love you. Your message read. It was sent a couple of minutes after the phone call last night. If he called you right now, he would wake you up again. He could call you later.
The pad of his thumb slid up, swiftly finding the app where you shared a folder with him, and with Jeonghan. His heart banged against his chest. Is it normal to be this excited so early in the morning?
There were new files added to the secret folder that Jeonghan created a little less than a month ago. Lately, he had been getting a new video more regularly. Joshua wondered why the first few weeks of him going away he did not get anything.
But now, it seemed to him that you and Jeonghan had found a way to keep him updated… and busy. This was his routine. Wake up, check for new messages, watch your videos, work, come back to the hotel, call you, rewatch videos, sleep.
Now, he never considered himself a person that would watch porn. Not regularly, not even by mistake. Not because he did not like it. But because if he wanted to get his hands dirty, he would do so with someone who would have him. He was not interested in watching porn when he could do the real thing with someone.
But watching you like this changed his view in so many ways. He found out that he was wrong for thinking porn was not for people like him.
When he asked Jeonghan and you to keep him updated, he did it purely because he did not want to be left out. He knew he would miss seeing this side of you, so that was one of his conditions.
Joshua also found out, how well Jeonghan knew him.
He always begun his morning by watching one video Jeonghan recorded of you. The angle was perfect, it captured your body lying on the bed, so he could see perfectly from your hips to your face. Jeonghan’s hand pressed a toy to your wet pussy, pleasuring you without letting you stop for air.
“Jeonghan, please,” you whined, teary eyed, hands clutching the towel beneath your body.
“Please, what?” he asked, his voice low and almost aloof, much as if he were also caught up by the faces you made, and the sounds escaping your glossy lips.
“F-fuck me, just fuck me,” you cried out, your face scrunching as you moaned lewdly, thighs shaking uncontrollably. “Please…”
“Why should I?” he retorted. “Aren’t you enjoying this, baby? You’ve came five… how many times already?”
“Se-seven,” you mumbled shamefully, twitching on the bed.
Jeonghan pressed his finger on one of the tiny buttons of the vibrator he was holding against your clit. “Eight makes a nice number, don’t you think?” he asked.
Joshua hated that he knew by the tone alone that Jeonghan was wearing a smirk behind the camera. He knew his best friend so well that he had learned all his gimmicks. The vibrator went faster, teasing your engorged clit mercilessly.
“G-god, Hannie,” you gritted your teeth, closing your eyes tightly. “I’m coming, fuck, fuck, I’m g-gonna come.”
You stirred your back on the bed, sinking the back of your head on the pillow as you came, moaning loudly and so very lewdly. “Fuck, you’re squirting again, baby,” Jeonghan sighed, capturing your climax on camera.
“Please, no more,” you whined, teary eyed and panting. “I just need you, please, please.”
“Alright,” Jeonghan muttered, turning off the vibrator and tossing it aside.
But the video did not stop there. Jeonghan moved the phone closer between your legs, making sure Joshua saw your puffy clit, slick in your arousal, Jeonghan’s fingers slid between your folds, a string of arousal stretching between them.
Joshua’s cock stirred beneath his boxers, and he begun palming himself upon the sight of your messy cunt, the arousal dripping down the wet towel beneath you. The fingers spread your folds open, as you clenched around nothing with the aftershocks of the orgasm that forced through you.
The next video was one of his favorites.
It seemed to him that you barely had the chance to set up your phone camera pointing to you. You and Jeonghan were both sitting on the small couch of your office, you were facing the camera, your back pressed to Jeonghan’s chest.
Joshua liked to think that you chose this position so he could see your face. And it was probably the case. He stroked his cock with one hand, blood rushing to the tip as he spread his own precum all over it.
On this video, you were sitting on Jeonghan, riding him fast. You leaned back slightly so the camera perfectly captured you bouncing up and down Jeonghan’s dick. Your moans are quiet... until they were not when Jeonghan’s fingers came to the view, slipping between your pussy lips, rubbing your clit with fast swirls.
You came on top of him, clutching your thighs with your hands. Writhing, but you continued riding him, a moan escaping Joshua when Jeonghan’s cum dripped down his dick, as you continue fucking yourself on him.
Joshua swipes a finger onto the next video, where you are on all fours while Jeonghan fucks you from behind. He pumped himself faster, watching you come on Jeonghan’s cock over and over as he comes in his own hand.
Jeonghan fucks you as though he were having fun, when he fucks you, he does so playfully. There is a smile on his face as he grabs your ass, fucking you down his cock. The features of his beautiful face are riddled by bliss and pleasure, his throat bobs as he moans.
Every time Joshua watches this, he wishes he were in Jeonghan’s place; feeling you squeeze around him, your warmth wrapping him. But sometimes, if he dared to admit it, he enjoys watching his best friend’s face as he comes with you.
Joshua sent a glance down his lower abdomen, a few beads of cum splayed on his skin. But he ignored it, swiping again on the screen to take a look at the new video Jeonghan uploaded.
“Oh, you gotta be fucking kidding me,” Joshua muttered under his breath.
The video was inside Jeonghan’s car. The phone was mounted on the dashboard, capturing both Jeonghan at the wheel, and you on the passenger seat. Jeonghan was stroking your hair as you were leaning over to him, taking his cock in your mouth.
Jeonghan let out a breath through his teeth. “Fuck,” he gritted, letting his head fall back on the headrest of his seat.
You bobbed your head slowly on him, probably on his command so he did not come too fast.
Something you did with your mouth made Jeonghan laugh. “Fuck, baby, stop doing that or I might come too soon. We’re almost there.”
The lighting inside the car changed, quickly surrounding yourselves by an enclosed space that Joshua quickly assumed was an underground parking lot.
Jeonghan gripped the steering wheel tighter, biting his lower lip as he managed to park the car in a spot, shutting the engine off swiftly.
You lifted your head from his crotch, darting a shy glance around you before clicking your seat belt off. “Move your seat back,” you urged, palming his thigh suggestively.
Joshua was surprised to see you take the light slap Jeonghan gave you on one cheek. “Don’t boss me around,” he used the same hand to cup your chin, squeezing your cheeks to then kiss you chastely.
But he did what you asked anyway, pushing his seat back as you shifted onto your knees on his sides. You moved your hair to one shoulder, uncovering your face to the camera as you leaned over to continue sucking his dick.
Joshua continued watching, languidly playing with his cock as the blood rushed again to the head, growing harder and harder. He encircled his shaft with his fist, pumping himself to full hardness, groaning under his breath as Jeonghan brought a hand down on your ass, spanking you firmly.
Jeonghan drew in a breath, stretching his back in an attempt to resist the pleasure building up inside him. “Fuck, you’re so good at this, baby,” he groaned, squeezing his eyes tightly.
Joshua rolled his hand on his own cock, pumping fast as he remembered how good your pretty mouth feels when you pleasure him; he imagined he was there instead of Jeonghan. You whimpered on Jeonghan’s cock, making him moan as he gathered your hair with his hands, following the movements of your head on him.
“Why don’t we show Joshuji what you’re wearing, baby?” Jeonghan asked, his voice was already turning raspy in wanton.
Joshua’s heart stammered upon hearing his own name being voiced by Jeonghan on the video. This occurred with frequency, and he knew this was Jeonghan's way to taunt him, even through videos.
You paused, pulling off his cock to nod with your head. “Yes, Hannie,” you replied sweetly, but leaned down to continue blowing him off.
“You’re so fucking needy you couldn’t wait till we got home to show him,” Jeonghan rasped, keeping a hand on your hair as he used the other to hike your black mini skirt up, revealing an equally black string thong and stockings.
Joshua shifted his gaze from the side of your face to Jeonghan’s hand caressing your ass gently, pausing to give you a playful spank to make you moan.
Jeonghan sighed, closing his eyes in enjoyment. “Fuck, baby. I need you now,” he urged, releasing your hair.
You stopped sucking him off, pushing yourself from your seat and crawling onto Jeonghan’s lap, clumsily straddling him on his seat. Jeonghan reclined the seat back, making you giggle shyly in the heat of the rushed moment.
Joshua felt disappointed now that he could not get a view on your face. But the feeling was quickly replaced when Jeonghan hiked your skirt up again, uncovering your ass to the camera. Then he understood why he had not seen that thong on you before; it was one of those that left your pussy uncovered completely.
Joshua got a clear view of your hand guiding Jeonghan’s cockhead to your entrance, hearing your whimpers as you sank down on his cock, moving your pretty ass slowly, as though adjusting yourself on him.
“God,” you whimpered, dropping your head on his shoulder as you bounced on Jeonghan gently at first.
Joshua moaned deeply. All focus was on the sight of Jeonghan’s cock disappearing inside your pussy. You were picking up the pace, cupping one of his cheeks to bring him into a kiss to muffle your sweet moans.
“Are you enjoying this?” Jeonghan asked longingly looking at the features of your face.
“Yes Hannie,” you nodded dazedly.
“You’re so fucking wet, baby,” he murmured, a light smirk painting his face. “You should’ve told me you wanted to fuck in my car sooner.”
It was the first time you had sex in a car, and it was even more exciting than when you first brought it up to Jeonghan. You and Jeonghan had been playing a game of chasing new first times, together.
Ever since he took you in a dressing room of a clothing store, an idea sparked in your head. And now, you were there, in his car, grinding on him.
“Fuck, I’m close,” Jeonghan sighed in pure pleasure, his hands gripping your waist over your skirt. “I need you to come now, princess.”
“I-,” you choked out, and Joshua could hear the shyness in your tone. “I can’t, Hannie. I’m a little sensitive.”
“But you were begging to have my cock last night,” he rasped, a lazy smile drawing on his face.
“Hannie,” you gasped aghast, but Joshua noticed how your hips stuttered.
“What? Don’t you want Josh to know? How you couldn’t stop bouncing this little pussy on me last night?” he asked, but his tone sounded even more gruff and airy. Joshua knew by the tone alone that he was closer.
“Hannie,” you cried reproachful.
“Your pretty pussy needs to be filled everyday, right baby?” he looked at you languidly. “Come, baby,” he rasped. “Be a good slut for me.”
It seemed to Joshua that in his time away, his best friend had just discovered how much you liked to be talked filth. You nodded frantically, riding him faster.
“G-god, just like that,” Jeonghan grunted blissfully, gripping your waist tighter, hiking the skirt up your back, so Joshua could see the recoil of your ass on Jeonghan’s thighs every time you sank down on him.
Joshua moaned, unable to yank his gaze from the screen. You were riding him faster, eagerly. Jeonghan smiled playfully at you, sighing in pure pleasure.
“Jeonghan,” you whimpered, rolling your hips on his dick with full desperation. “Hannie, I’m close. God, I’m so close.”
“Yes, c-come on my cock, baby,” Jeonghan replied, evidently enjoying how pathetic you were being. His arms encircled your waist hugging you as you hid your face flush on his shoulder. “God, god, princess.”
“Hannie…” you cried out lewdly on his neck, your hands holding onto his shirt for dear life. His arms held you tighter, sighing out a strangled moan as he came with you.
“You’re so good for me,” Jeonghan muttered gruffly, clearly spent. “So good.”
You stopped riding him languidly, his hands now moving on your sides to push your hips up, spreading your pussy lips with his hands as his cum started dripping out of your entrance.
Joshua clenched his jaw, groaning deeply as ropes of cum landed on his fist, closing his eyes so tightly he saw stars. The video was cut there, and he stared at it as he panted, trying to recover and process how much he had liked seeing Jeonghan’s cum dripping out of your used hole.
He threw his phone aside, languidly letting his arms rest for some seconds before he rose from the bed, going directly to start the shower. Standing under the warm shower stream, a thought crossed his mind.
It had seemed as though you and Jeonghan were cruising some kind of honeymoon stage. As much as he hated to admit it to himself, you looked in love. And he knew his best friend for long enough to know that he was head over heels for you too.
The only thing he hated though, was that he was not as present in your life.
He came back to the bedroom to find his phone vibrating on the mattress, and he picked it up after reading your name on the screen. As he took the phone to his ear, he stopped at in surprise at the sight of your face, understanding it was a video call.
“Hi, handsome,” you smiled, clearly noticing that he had thought you were phone calling him. You were still in bed, bundled up in blankets, an arm tucked under your head.
“Oh, hi beautiful,” he replied in kind, his hair dripping wet on his shoulders.
“Did I catch you in a wrong time?” you asked, looking at his naked collarbones covered in droplets of water.
“No, baby. It’s fine, I was about to get ready for my day,” he shrugged lightly and looked for a place to prop his phone so he could get dressed.
“Hannie is here,” you mentioned as Joshua placed his phone against the lamp on the bedside table.
Jeonghan lifted his head from the pillow beside yours. “Hi, Joshuji,” he chanted groggily.
“Hi, Jeonghannie,” he replied with a light smile on his face. The image of you and Jeonghan in bed was not strange to him, as that also formed part of his routine sometimes. “Did you guys just wake up?” he asked, turning to fish a pair of clean boxers from his bag.
“Yeah, like two minutes ago,” Jeonghan groaned with clear annoyance that you were already on your phone video calling Joshua.
You giggled meekly. “Don’t get grumpy,” you teased as the man shifted from his pillow to your chest, getting comfortable on top of your body.
“You don’t let me sleep, so you’ll suffer my grumpiness,” Jeonghan muttered, closing his eyes. “How are you doing, Joshuji? You look tired.”
“I am tired,” he said.
“You have bags under your eyes,” Jeonghan added with a slight mischievous smirk.
“Shut up,” he hissed, feeling his own lips stretching into a smile as well. “You look pale and wrinkly.”
“Are you sure you’re not sick?” his best friend retorted. “Maybe you should take some days off.”
“Stop it, you two,” you huffed, and Joshua giggled bemusedly at your annoyed face.
“Did you watch the videos?” Jeonghan lifted his head only to blurt out that question, you rolled your eyes at him.
“I did,” Joshua coughed out a dry chuckle. “You two have been really busy.”
He stared squarely at the screen of his phone for a second before unwrapping the towel from his waist, trying to ignore that both you and Jeonghan would see him putting on his boxers.
“Ah, a little warning next time!” Jeonghan grumbled, turning his head on your chest as you chuckled.
Chewing on your lower lip to avoid smiling wider you placed a hand on the back of Jeonghan’s head. “Are you busy today, Josh?” you asked sweetly.
Joshua could not help but smiling at the sight of you being soft with both him and Jeonghan at the same time. A warm feeling bloomed inside him. “Yeah,” he replied to your question with a sigh, fetching a t-shirt as he put it on. “I have a packed schedule today. We have to shoot a couple of interviews back-to-back. But then I’ll have a whole day to myself.”
Your fingers started playing with Jeonghan’s long dark hair. “Mmn, you should come straight back here,” you murmured softly.
“I’d love that, baby,” he replied in kind, pouting at you before giving you a smile. “I guess I could grab the earliest flight after I’m done,” he said, following your game.
You knew this was nearly impossible. Not only did Joshua had a ton of activities to do to promote his new album, but you knew how much money it was put towards transportation. Flights were expensive.
But Jeonghan turned his head over, sneaking a look back on the screen. “Our flight is in six days; we could do something.”
Joshua saw in his eyes that he had started to plan but looked at you and then back at him. “Yeah, probably. I’ll check,” Joshua said with a dismissive air, but kept looking at his best friend.
“Yeah, yeah, sure, you do that,” Jeonghan replied, but sent him a meaningful look.
“Right,” he sighed. “I gotta go, baby. I’ll call you later tonight,” he paused. “Bye, Jeonghannie.”
“Bye, Josh,” you mumbled sweetly, giving him a sad smile. “Love you.”
“I love you,” he replied.
“Love you, Shujiii,” Jeonghan chanted mockingly, grabbing the phone from your hand and ended the call.
“This color suits you.”
Joshua looked at the woman in front of him. She was young, the bright glimmer in her eyes told him that much. Her long dark hair was draped on her shoulders, covered with a nice pink blouse that was just adorned with a microphone.
“Thank you,” he replied, mustering up a kind smile.
“Where are the others?” she asked, looking around him.
“They’re getting their makeup done. They’ll be here in a couple of minutes,” he looked at his watch.
“Oh, cool. That gives me time to reread my questions,” she showed him a smirk, looking up and down her cards and then back to his eyes.
If Joshua meant to read that smirk, he kept himself from doing so. Nodding at her politely, he just stepped back. “Okay. I’ll tell them to get ready,” he lied just to excuse himself, turning back to the dressing room.
He pulled out his phone, unlocking it to find a series of texts messages from you. You usually updated him throughout the day, whenever you felt like the chat you had together was running dry.
So he found a series of photo. First it was a photo of you coming out of bed, holding a fist at the camera in sign of motivation. Have a nice day, Joshie! Your text read. The next photo was the breakfast you made for two, though obviously one plate was for Jeonghan, Joshua found himself smiling. You had made French toast, and that alone reminded you of Joshua.
The last picture was your favorite mug, broken in pieces on the floor, coffee splashed all around it. Jeonghan scared me and I dropped my mug (┬┬﹏┬┬), the text read.
But before Joshua could reply, a member of the staff working on the production of the big company they were being interviewed by called them. They had their go.
“Come on, let’s go! Let’s go, let’s go,” Jihoon chanted over and over, more to himself than to the other two members of Midnight Haze.
“Let’s go,” Vernon replied dryly, but in his own enthusiastic way.
Joshua just nodded and went along with his two bandmates, walking through the tight space of the long hallway. He grew more and more restless as he reached the end of the hall and then the double doors.
The studio was small, and it looked even more cramped by the sound and lighting equipment, the sets of cameras surrounding the set, and the people tracking every single thing that happened during the filming of the interview.
This was not the first time Midnight Haze was interviewed. But it was certainly the first time with such a big production team. This was going to be aired on TV.
And he did not know what to expect.
A very smart PR company was going with Midnight Haze since they started touring again. But not everything was under their control, and as they grew more and more famous, people would naturally start picking them apart, piece by piece.
Needless to say, Joshua was nervous. Fidgeting with the watch on his wrist. He pushed his sleeves once more to his elbows, though pointlessly since they were rolled tight.
One man indicated each member of the band where to sit. And it was not a surprise that Joshua was told to sit diagonally to the interviewer.
Anxiety hugged his chest tightly, but he tried to push it down, swallowing hard and resting his palms on his lap.
“Going on five… four… three…” the man motioned with his fingers, two, one. Go.
All the cameras blinked with a red light, rolling. Joshua Looked at Jihoon and Vernon sitting beside him, looking alive in excitement and nervousness.
“And we are back, and we have a new guest in the studio, Midnight Haze!” the interviewer said, Maddy, Joshua reminded himself, her name is Maddy. She went on to giving a brief introduction to the viewers.
Midnight Haze was an independent band that grew rapidly to success. Or dubbed in the media as, Overnight Success, which Joshua thought was a dumb way to call their years of hard work, years of making music, framing their style, doing their best to put themselves out there.
But the media loves crafting stories. That is their job.
“So tell us more about your album,” Maddy prompted, looking expectantly at the three men sitting in the nice velvety red couch.
Naturally, Joshua had taken the position to answer to these questions, since he was considered the leader of the band, being the eldest, and the frontman. So he just replied. “It’s our first studio album. We worked really really hard to make it, and it means a lot for us to get this opportunity to share it with the world.
The following question was about the production of the album, which Jihoon replied to, taking the opportunity to speak as well, since he was the one who was the most well-versed in talking about songwriting and production.
Vernon took the next question was about touring, and visiting new places, getting to know new things and try new foods.
And lastly, the interview took a turn, diving into questions that sounded more personal. At first, Joshua thought nothing of it since it was a natural thing for media to put them in a tight spot. It was like an experiment, dropping a bomb of a question and see how they would react, make a viral video out of it.
But then, Joshua felt that he was being mocked at.
“Joshua, you had recently gained a reputation of yourself. You’re a bit of a ladies’ man. Want to talk to us about it?” she read her cards, lowering them to her lap with some nervousness. Then eyeing the text on her card and then back to his face, she added. “The people want to know, is there a certain someone in your life?”
Joshua felt as though a hand had squeezed the air out of his lungs. “Uh, no, no there isn’t,” he replied, adding a cough to clear his throat. Then realizing how he was acting, he put in quickly. “I am a free man.”
Joshua Hong, you idiot. He gritted his teeth, throwing a forced smile at the interviewer.
“Free as the wind,” Jihoon added awkwardly, making Vernon squeeze his face into a grimace, chuckling.
“Well that is all the questions I have for you today. Thank you for coming here!” Maddy clasped her hands together, flashing them a corporate smile.
“Thank you for having us,” Joshua replied. The staff member signaled them that the recording was over, and the crew swept in, getting ready to call it a day.
Joshua jumped from the couch, wanting to rip the microphone from his clothes, but someone got to it first, removing it with care before he did something reckless.
He needed a drink.
He undid one button of his white shirt, sighing in frustration and deciding to head back to the van and wait for the guys there.
“Hey, can I talk to you?”
Joshua turned to see Maddy approaching him. He made sure that the mic was nowhere to be seen, but he still felt weary as he nodded.
“I’m sorry about the last question, if it felt invasive,” she muttered awkwardly, looking around her before blurting: “I didn’t write it in, I didn’t want to ask it, but the team insisted.”
“Don’t worry,” he said, though he tried to sound as understanding as possible, there was an edge to his words. “I’ll better get used to you lot and your questions, right?”
Before he could take in the hurt expression of her face, Joshua turned his back on her, heading to the van.
IS JOSHUA TELLING THE TRUTH?
That was the title to the video that had gone viral within hours. As soon as the interview went live, people started picking it apart. Some to show their true support, some for pure entertainment.
Unfortunately, the latter was the one that gained strength. In a matter of hours, Joshua started seeing a slew, of comments linking the video for him to see. And when people started messaging him, he got worried.
So he ventured on the wild river that was the internet, quickly wishing he had not done so.
The video was a mix of other pictures and videos put together. Bits and pieces of the interview where he was asked about his recent reputation, and his stiff answer were compared to what was a theory crafted by someone who called themselves a follower.
What Joshua saw made the hairs of his nape stand. Is he telling the truth? The caption to the video read. And then he saw his own face, heard his own voice deflect the rumours by saying he was single.
And then, he saw you in the video.
It was just the outline of your body, and he could barely make out your face between the shadows of the photo. He tried to figure when and where this photo was taken, growing more and more restless when he came up with nothing. One thing Joshua new, someone he did not know took this photo.
Jeonghan was in the photo as well, walking behind you, grabbing your hand. The photo framed you as Jeonghan’s girlfriend. But then, the next photo showed you as well, wearing the same outfit, Joshua entering your building with you. Is this girl Joshua’s girlfriend? That was the theory.
The video meant nothing, there could be a thousand videos put together like this. But the damning thing was that it had gained traction, and with it, people that had a million things to say.
A thing which, Joshua dreaded like nothing else.
“Isn’t this going overboard, Hannie?” you asked innocently, setting down the towel on the couch.
“Is it?” he mused, humming as he propped the tripod on the coffee table, adjusting the camera to focus on the couch, and you sitting down on it, putting your hands neatly on your lap.
“I mean you even bought a camera for this,” you muttered between your teeth.
“That’s not true, I already owned this. I did buy the tripod, though,” he pressed the record button. “Wave to the camera, baby,” he instructed softly.
“Do you think Josh will like it?” you waved at the camera aloofly as it captured your movement, adjusting to the lighting of the living room perfectly.
“Mmn, I will,” he smiled at you, rising from his knees to approach you.
You tilted your head back, looking at him with bright eyes. “I know you will, baby,” you replied cutely at him. “But I also want Josh to like it.”
Jeonghan stopped to consider the idea for a second. “I think that he’ll like it too,” he shrugged. “We’ve never talked about our preferences around porn, but I know that he likes you.”
You giggled. “Okay.”
“Ready?” he asked, pinching your chin affectionately.
“Are you?” you grinned, causing him to click his tongue. “Yes, I’m ready Hannie.”
“Lie down, baby,” he motioned to the couch with his head.
“But don’t I—,” you stopped yourself before you could ask. “Mmf,” you hummed as you moved lying your head down on one large cushion as he pressed a knee on the couch, then the other.
“I want to kiss you first,” he explained once his chest was pressed to yours. “Come here,” he whispered, grabbing your cheek with one hand as he captured your lips with his.
“Mmn,” you responded so well to his touch, arching your back on the seats, your fingers sinking in his dark hair, pushing it back.
“You know that I love you, right?” he muttered with a gruff tone, pressing another kiss on your lower lip.
You nodded. “And I love you, Hannie,” you replied with a sweet smile, moving your hands to meet his waist.
Jeonghan shuddered, your hands slipped under his white hoodie, caressing the skin of his tummy. His eyelids fluttered a little, just as he bent down to kiss you again. “Not so fast, princess,” he grunted in your mouth, parting so he could flash you a grin.
“Don’t I get to call the shots tonight?” you teased, sliding your hands up his torso.
Jeonghan snickered. “Not really,” he lifted his arms as you slipped the white hoodie off him, discarding it on the floor without much thought.
“But you’re letting me undress you,” you mused, receiving his face with your hands as he gave you another long, passionate kiss, lips smooching against each other as you hummed.
His hand found the zipper of your hoodie now, sliding it downwards. “Because you’re letting me undress you.”
You silently watched him as he slowly discovered that you wore nothing beneath that hoodie. He had suspected it when he arrived at your apartment but finding it out was even more exciting. “No bra?” he smirked when you just nodded with a sheepish grin. “Is this the same case for your panties too?” he nodded at your short pajamas.
“No, Hannie,” you giggled at his question. The sound bubbly and full of joy.
His ears perked up at this. “Are you nervous?”
“Of course I am,” you cooed, brushing a rebellious strand of hair that tangled with his long eyelashes.
“Don’t be,” he muttered. “I’ll tell you what to do.”
“I want you to like it, Hannie,” you explained, your smile fading slowly as you gave in fully to the reason of your uncertainty.
“Don’t worry, I’ll like it,” he pressed his lips in a reassuring smile.
“Because you like me?” you quipped, referring back to what he had said about Joshua.
“Ah, but this is different,” he coughed up a chuckle. “You’re the one who’s going to, how did you put it?” he tilted his head with a dramatic pause. “Fuck me?”
That made the giggle return, brightening your face. “Hannie!” you said, pushing his shoulder a little.
“You will do all the work, I’m just going to tell you how,” he shrugged slightly, given that his arm was still pressed on the couch, propping his weight.
Your smile faded once again, your eyes getting lost in the features of his beautiful face.
“What?” he noticed. “Are you starting to regret this, baby?”
“No, no,” you choked out. “I’m just—I wanna do this now,” you nodded.
“Slow down, princess,” he reminded you with a soft tone, leaning his face so he could meet your lips with his. “There’s no need to rush.”
“But I want to make you feel good,” you whispered shakily in between kisses. “Please.”
He let a soft breath through his nose. The pressure wrapping his heart was overwhelming him. “Okay,” he conceded, though it had not taken too much insisting.
You both moved on the couch, so he was now the one lying down, with you sitting on top of him. His hands reached out to grab the sides of your zip hoodie, tugging the sleeves clumsily to get them off you. You backed up, helping him take your hoodie off and dropped it on top of Jeonghan’s.
“God, you’re so beautiful,” he gasped, grabbing you by your waist as you leaned over to litter his face and neck with kisses.
“Thank you, Hannie,” you mumbled with a sigh, his hands were sliding up the line of your back, causing you to shiver. “You-you’re beautiful too.”
Jeonghan giggled. “Thanks, babe.”
You were creating a trail of kisses, starting first with his neck. He had a prominent Adam’s apple, which you kissed and adorned with a small hickey. Jeonghan tensed as you suckled on his skin, closing his eyes, and letting his mouth part.
You had never really marked him before, not because you had not wanted to, but because he would not let you. It was a game of his: not letting you touch him or pull his hair during sex, that also included hickeys.
But he was a different man now. Fully committed to you. It may be silly, but to you it seemed fair.
“Baby,” he breathed languidly, focusing on your lips on his skin only. He felt himself start to grow harder under his sweats.
“Mn?” you darted a look at him, only to find him peacefully enjoying your mouth on him.
“Keep going,” he muttered.
You smiled at him, which he did not see. But you lowered your head again, raking his chest with your fingernails as you suckled a lovebite on one of his collarbones.
It was as if the roles were reversed. You were usually the one pleading him to keep going, to go harder or faster. But in reality, you were still waiting for his command, following it with no second thought.
Slowly, you had created a small trail of red spots that led below his belly button, where he was strangely sensitive as your fingertips grazed his skin before slipping them beneath the elastic band of his boxers.
“Shit,” he whispered as you delivered another red mark on the soft hairs of his happy trail.
“You’re a bit sensitive down here, aren’t you?” you teased with a small grin.
“Shut up,” he groaned, opening his eyes to find you straightening up to tug his sweats boxers down.
You laughed at his annoyance as he pushed his hips up, letting you tug his navy-blue boxers and black sweats down, discarding his warm clothes on the floor.
You got to work at once, sitting on your knees between his legs. “Can I suck you off, Hannie?”
It was a question that he did not need to reply to. As your hand circled his shaft, he nodded, swallowing hard as you pumped him a few times, getting the tip to swell and redden with arousal rushing fast to it.
“Yeah, please do,” he murmured faintly, tipping his head back on the cushion as you pressed a kiss on his pretty cockhead.
“Hmm,” you breathed, wrapping your mouth around it, tasting the salty precum leaking from the slit. “Have I ever told you that I think your cock is pretty?”
Jeonghan started chuckling, chest vibrating with the sound of it. “That was the first thing you said when you looked at it, baby,” he remarked, reminiscing of the first night you saw him naked.
“Mn, I think it’s pretty,” you nodded aloofly, pumping him on his base as you leaned your head to take him back into your mouth.
“All yours,” he whispered, parting his lips in pleasure as you bobbed your head on him, sliding your mouth on his cock. “God, you’re so good at this.”
All he heard was a muffled laugh. His hands grabbed your hair, eyes shut tightly as you continued to give him head him eagerly, slurping sounds coming from your mouth as you sucked him off as if your life depended on it. Your tongue swirled around his cockhead, sucking his length every time you pulled your head up.
“Fuck, fuck,” he gritted, seeing stars. “Baby, stop—stop. I don’t wanna come so soon.”
You pulled out of his cock a second after his rushed pleas came out of his mouth, looking at him wide eyed as he breathed hard. His fingers slipped off your hair, hands falling on his sides languidly as he eyed you meekly.
“All good?” you whispered.
He nodded with his head on the large cushion. “Yeah,” his mouth slowly stretched in a smile. “All good.”
You leaned over his body when his hand reached out to grab you, cupping your cheek as you met his lips with your own. You moaned into the kiss when his tongue swiftly swiped a line on your lower lip, finding your tongue with a moan on his part.
“Are you wet, baby?” he asked, his voice thickened with arousal.
“Don’t you want to find that out?” you smirked playfully at him.
“Tsk,” he tutted. “You’re bratty today.”
But you giggled in triumph when his hand sneaked down your lower tummy, past the band of your pajama shorts and panties to cup your pussy, feeling the warmth and wetness pooling in there.
“Princess, you’re soaked,” he gasped, feeling your panties damp against the back of his fingers. “Do you enjoy sucking me off that much?”
You stole a kiss nodding at him, a moan escaping between your lips when he dipped a finger inside your entrance, followed by another.
“Mm, baby, I want to feel you right now,” he purred in your mouth, pumping his fingers in and out, but doing it teasingly, knowing that it would get you nowhere near your climax.
“Oh, y-yes, Hannie,” you curled up against him, pushing your hips towards his hand, trying to get him to reach the spot in your walls you liked him to finger so much. You pushed your pajama shorts down to your knees, tugging your panties down as well in eagerness.
Jeonghan smiled, seeing that you were so distracted by your newfound pleasure that you forgot what the plan was initially. “So you don’t want to fuck me anymore?” he teased playfully, conscious of the word choice he was using.
Your eyes fluttered open, a light frown appearing on your face. “No—I still want to.”
You clumsily stepped out of your pajama shorts and your ruined panties, discarding them also with the rest of the clothes on the floor. Now, you were both fully unclothed and ready for each other.
Your cheeks were painted with heat, lips glossy and puckered as you sneaked a kiss on Jeonghan’s lips. “Tell me what to do?” you muttered, your tone quivering but still managing to sound cute to his ears.
“Relax,” he instructed first, squeezing your hip fondly. “Grab the bottle of lube, Princess,” he told you softly, and you reached back for the bottle of lube that you almost forgot on the coffee table, taking the freedom to also grab the toy sitting beside it.
Jeonghan pushed one knee up, the sole of his foot still planted on the couch as you scooted closer between his legs. “Remember how we do this, baby?” he called, making you yank your gaze from his naked body splayed on the couch and found his eyes.
It took you a second to understand what he was implying. You gulped hard, nodding quietly as the memory of Joshua fucking your ass flashed through your mind. Or the times when Jeonghan fucked you from behind, his fingers playing with your puckered hole, while shoving his cock in your pussy.
The bottle of lube emitted a soft clicking noise when you opened it. Reminding yourself to breathe, you spread the cold lube on the pads of your fingers, trying to rub them together as you leaned over towards Jeonghan. You kissed him softly at first, his hands roaming all over your body made you moan into his mouth, deepening the kiss.
Your fingers trailed down, heart beating faster inside you when Jeonghan adjusted his hips for you, making it easier to find the path down his shaft. A shudder ran down your spine when you sneaked a look down his body, finding out how hard his cock was, precum leaking out of the tip and falling on his skin.
Beneath your nervousness, you found a reason to smile at him. “Have I ever told you that I think you have a cute ass?”
“I would remember something like that,” he giggled, his perfect set of teeth.
You leaned down, pressing a kiss on his teeth. “You have a cute ass, Jeonghan,” you mumbled.
“It’s funny because I don’t have any,” he mumbled, groaning quietly when your fingers make their way down the shaft of his cock, grazing his ball sack with the back of your fingers. “Joshua has a cuter ass. It’s rounder than mine.”
You laughed at his statement, uttered in a rush. “How do you know?” you retorted. The pads of your fingers pushed down on his puckered hole, gently at first, tentative.
A small grunt escaped his lips, his body tensing slightly on the couch. “It’s okay, keep going,” he put in gently, closing his eyes briefly. “It’s just cold,” he smiled shyly. “Oh, I know,” he sent his gaze to the ceiling. “Shua use to let me use it as a stress ball sometimes.”
“Really?” you mumbled, outlining his features with your gaze. Enjoying the dazed look in his eyes. “What changed?” you asked, pressing kisses on his lips as you pushed your finger in, feeling his muscles relax and contract around you.
“Well, you came along. And here we are now.”
“Here we are,” you grinned, pushing the tip of your finger further in. “Hannie?”
“Don’t worry, baby. You’re good,” he showed you a smile.
That emboldened you to keep going.
“You can use two now,” he mumbled, grabbing you by your hip, clenching your skin softly.
You recalled all those times Joshua used his fingers to prep you, a wave of arousal coursing through your body when you saw Jeonghan swallow a moan, when your lubed fingers went further in a bit, spreading him open gently. You remembered how it felt like, and you felt like moaning too.
“More,” he rasped, closing his eyes, a soft sigh brushing your lips.
Your body grew tense with excitement when you saw him bite his lower lip. His hand shifted on your hip, finding your tits to knead, his thumbs brushing your nipples, swirling the pads around them, getting them hard.
“Hannie,” you mewled, shuddering against his touch. Your skin prickled, he fiddled your nipples between his pointer and middle fingers, palming your breasts with a low hum from his part.
“Use the toy now,” he instructed, giving you a slight nod with his head in reassurance.
You bristled with anticipation, sitting back on your heels to grab the toy with one hand and the bottle of lube with the other. “Should I put it on first?” you asked innocently, looking at the double ended toy that allows you to feel pleasure as well.
“If you want to, baby,” he said.
You decided to do something before putting it on yourself. Smearing some lube on your hand, you lubed the dildo up, sneaking a look at your boyfriend as he noticed your shaking fingers.
“Relax, baby,” he reminded you. “I’m going to like it.”
Jeonghan tilted his hips for you, sucking in a breath when you used your lubed fingers to spread him open. His own hand coming in to help you as you pressed the tip of the dildo against his puckered hole.
Glancing up his face and down his body, you continued to push in, slowly, shallowly thrusting the toy as his mouth fell open, his eyelids fluttering as he closed them with a small sigh. You retracted the toy using more lube with your fingers to thrust another inch in, slowly.
“Fuck, baby,” he chocked out his hand snapping to grab your wrist. His eyes were blown wide with lust. “Put it on, now,” he commanded.
You nodded silently, pulling out the toy gently as he reached out to grab the remote controller from the coffee table. “Wait, Hannie, are you sure?” you asked, the toy flashing a single led light, ready to be used.
“Yeah,” he replied shortly. “I need you to feel it too.”
The end that you were using was a smaller vibrator that attached itself to the dildo with a magnet, that way you did not have to use a harness and were able to feel pleasure too. Jeonghan took the vibrator from you, realizing that he also had spread lube on his fingers and pushed himself from the cushions of the couch to press the pads of his fingers against your pussy.
“Hannie!” you flinched, surprised that in seconds he had moved that fast.
“I need you right now,” he explained with a gruffy edge on his tone, his fingers rubbing lube on your messy cunt.
“F-fuck, I’m sorry,” you squirmed, as he sent you a look before nudging the tip of the smaller vibrator on your entrance.
“It’s okay,” he whispered, pushing in the vibrator inside you. It was bulbous but designed to lodge itself inside your walls. “Ready?”
“Y-yeah,” you nodded nervously, leaning your body over as he lied down again. You bit your lower lip, nudging the tip of the larger vibrator against his hole, feeling emboldened by the reassuring look he sent you.
“God, fuck,” Jeonghan gasped, his body tensing on the couch as you inserted the vibrator by pushing your hips towards his, thrusting shallowly, and clumsily. “Fuck, k-keep going, baby.”
Jeonghan took one big gulp of air, and you mimicked the action unknowingly right before you retracted your hips, a hand flying to hold onto his thigh as you met his hips with your own, penetrating him fully.
“God, princess,” he groaned languidly, jaws tightly clenching together as his face contracted in pleasure.
“You okay?” you mumbled, eyeing his finger on the remote.
“Yes, baby,” he smiled, finding your worry endearing.
“I just—fuck, Jeonghan!” you screamed at him when the vibrator inside you came to life, sending strong pulsations on your walls, on that glorious spot it was lodged in. “Warn me next time!”
“There she is,” he muttered, biting the tip of his tongue as he too relished at the feeling of the vibrations running inside him. He patted your hip with one hand. “Move, baby, I need you.”
Your other hand found his hip, as you retreated yours to meet right back in, swaying them gently, pushing the vibrator to massage him slowly at first. You moaned, feeling the toy work its miracle inside you as it was inside him.
But his face was a complete mirage, he was biting his lower lip, his half-lidded eyes on you the whole time as you thrusted your hips against him. It was hard to find a pace you could keep, you felt stiff and clumsy. But once Jeonghan’s mouth parted, giving way a series of sweet moans, you found your goal to elicit more sounds from him.
Your hands found his thigh, wordlessly motioning to lift it, pressing it against his chest. Another raunchy moan came out of his lips as you moved your hips on him faster, making him grab your ass to follow the motion of your thrusts.
“Fuck, baby,” he groaned lewdly, his voice thick with arousal. “Princess, touch me, please.”
You frowned before you sent a look down his body. Your fingers circled his hard cock, pumping him at the same pace your hips were meeting his. His moans became louder, harder to control as he shut his eyes tightly. “Right there, baby,” he rasped, his eyes teary.
“Oh, Hannie,” you moaned, hips rutting against him desperately, the vibrator pulsating inside you harder every time you hit your hips clashed with his. His face, riddled with pleasure made it impossible for you to hold it any longer.
“God, baby,” he gasped, his eyebrows drawn in. “I’m g-gonna come,” he whispered, closing his eyes for a long second.
And then he started making the sweetest, rawest sounds you have ever heard in your life, his lower lip was trapped behind his teeth, moans coiling in his throat as you fucked him through his high. Ropes of cum spurted from his tip, landing on his tummy, and just kept leaking, eliciting a moan from you.
You looked at your fist, the back of your fingers coated with Jeonghan’s cum. “Baby,” you gasped, realizing that he was still heaving. “Okay?”
Jeonghan chuckled lazily. “Princess, I swear,” he drawled. “That was amazing,” he said with a long sigh.
You giggled cutely at his face, relaxed with the aftershocks of his orgasm. “Let me go get something to clean you up,” you muttered, using your hand on his hip for support as you retracted your hips back.
He moaned, shuddering when you carefully pulled out the toy from him. “Thank you, baby,” he whispered, resting his head back on the cushions.
The living room was even quieter when you returned, thinking that Jeonghan might have fallen asleep as you went to the bathroom to wash your hands and to get wet hand towel.
But no, his head turned to follow your movements with his gaze, he had been waiting for you starting at the ceiling.
You decided to straddle him, sitting on his thighs comfortably to wipe the cum from his tummy with gentle motions. “So,” you started, a smile playing on your lips. “You’ve grabbed Joshua’s ass?”
Jeonghan let out a breathy chuckle, the corners of his eyes wrinkling. “Ah, I should’ve known you wouldn’t let that go.”
“Answer my question,” you quipped.
“Yeah, I have. Why is that important?” he rumbled, sending a look to the camera that was still rolling.
You followed his gaze, finding the blinking red light of the device. “What, you don’t want this recorded?” he gave you a look. “Why? You could always cut it out,” you shrugged.
“It’s going to be a bitch to edit,” he sighed heavily. “You know what, fuck it. Yes, I used to have a crush on him.”
The shock upon hearing that was like nothing else. “Used to?” you raised your eyebrows.
“Long ago, baby,” he rolled his eyes. “Like waaaay before he met you.”
“Does Joshua know?” you asked at once, heartbeat stammering hard and fast against your chest.
“Does he…” he repeated, dumbfounded. His frown eased. “Of course he knows, baby. I told him. Besides, he already suspected it when we talked about it.”
“He did?” you gaped at him. “Well, you were either too open about it or he was exceptionally good at noticing.”
“Yeah, okay, it wasn’t just a crush,” he rolled his eyes, chuckling dryly with an awkward air surrounding him as he caressed your thighs. “I liked him quite a lot. It was embarrassing.”
“Why embarrassing?” you giggled sweetly. “Hannie, why did you never tell me this?”
“For obvious reasons,” he replied. “It happened long ago, baby. It doesn’t even matter now.”
Bewildered, you huffed. To think that Jeonghan has had feelings for you and Joshua was something that would take you a little bit of time to digest.
“So what happened?” you pried even more. “When you talked about it, how did Joshua react?”
Jeonghan pouted, humming in thought. “It’s simpler than you think, baby. I trust him, and he trusts me. I told him that I liked him, he told me nothing would happen between us. So I put a stop to what I felt, and never risked losing him as a friend again…”
Until you came along, the words were not said, but they echoed between you and him.
“You put a stop to what you felt?” you echoed confusedly.
“I did. I forgot about it eventually. If you’re thinking that I still have feelings for him, I don’t,” he chuckled dryly. “If that wasn’t obvious already…”
“It’s not obvious, Hannie,” you retorted. “I mean, you’ve had sex with him–I mean, not with him, but with me while he’s there too. That doesn’t make you think that you might still have a crush on him?”
“No,” he replied at once. “That happened long ago, and it was for a brief time, baby.”
“I’m just curious,” you shrugged, shyly looking at him. “You know? You’re in a relationship with me and him, in a way…”
“Yeah, I know how it looks. And yes, it is weird at times, but he’s still my best friend,” he brushed the back of his finger down your cheek. “I love you, and I’m happy being with you.”
You smiled, leaning to press a sweet kiss on his lips. “I love you too, Hannie.”
“So what’s next?” he asked, his tone was still languid. “What’s next on the list?”
“Do you want more, Hannie?” you asked, teasingly.
There was no list. But when you mentioned to him you wanted to try out new things, Jeonghan wasted no time and got to work.
“Not right now,” he sighed a smile. “But I wanna know what you would like to do next.”
“Mmn, we tried pegging, car sex—”
“How come you’ve had anal sex with me, but I haven’t had anal with you?” he blurted, knowing what the bold wording would do to you.
“Hannie!” you squealed, scandalized.
“It’s just a question!” he coughed out a silly giggle.
“We could try that next,” you shrugged.
“Mm, but we could do that later,” he said, stroking one of your arms languidly. “I want to do the crazy shit. Ever had sex in a pool?”
“No, Hannie,” you giggled. “I don’t think that’s sanitary.”
“Maybe just a little fondling,” he shrugged with one shoulder.
You rolled your eyes dismissively. “Mmn,” you drew out your hum this time. “I want to do it in an open space some day,” you mumbled.
“Like in a beach, or something?” he mused.
“No–not a beach. I don’t like sand sticking to my skin,” you shuddered.
Jeonghan found that cute, and his smile made tiny dimples show on his chin. “Then where, baby? We could go camping.”
“I’d like that,” you whispered, lost in his sweet eyes. “With Josh too.”
“Of course, princess,” he conceded, wanting nothing else but to make you happy. “Now, could you stop the recording, please?” he chuckled again. “I really don’t want to cut out more footage.”
“Okay, okay,” you huffed, moving to reach out for the button to stop the recording, thinking of what Joshua’s reaction would be if he heard the conversation you just had with Jeonghan.
Joshua stood alone in the balcony of his hotel room, sitting on a dusty chair. Biting the tip of his thumb, he waited on the line for you to pick up the call.
“Hi beautiful,” he mumbled, starting to fidget with a loose thread of his sweats.
“Hi handsome!” you chirped right away.
“How are you, baby?” he sighed, heart, stammering uncontrollably in his chest.
“I’m good, I was working on my draft,” you replied, and he could tell by your tone alone that you were in a good mood.
He closed his eyes briefly. He could not do this to you.
“That sounds good,” he replied. “Hey–”
“How are you, Josh?” you asked.
“I’m fine, baby. Just tired,” he croaked.
“You sound tired,” you pointed.
“Yeah, I just got to the room. I’ve had a ton of work these past few days. And tomorrow a show, and can’t sleep right,” he grumbled.
“Why don’t you try?” you asked, sighing a smile. “I know, I’m the one to talk, but you usually don’t have issues sleeping.”
“Yeah it’s just that… I want to talk to you about something,” he drew in a breath, thinking of how to go over the thing that haunted his mind.
“Sure, what do you want to talk about?” you waited as he gathered his thoughts, then: “Is this about the video?” you asked promptly.
“You—do you know about that?” he let go of a huge exhale. “Why didn’t you say something?”
“Because it doesn’t matter, Josh,” you replied. “I just want to know that you’re alright.”
“A-are you—what do you mean it doesn’t matter?” he frowned.
“Nobody knows it’s me, right?” you mused. “Aside from the people who know that is me in the photos, nobody knows.”
“But they’re saying awful things about you,” he mumbled, brimming with remorse.
“I haven’t seen any,” you replied, and he knew by your tone that you shrugged. “Even if I did, I don’t care, Josh,” you insisted. “The only thing I care about is you.”
“I… I am not doing okay,” the confession made a knot in his throat. “You know I didn’t want anything like this to happen.”
There was a pause. Joshua felt his own heart beating in his throat.
“Babe, we both knew this would happen. At least I was aware of that when I started dating a popular rock singer,” you giggled sweetly. “That’s why I don’t let it affect me.”
“But what about…”
“My career?” you sighed heavily. “I don’t know yet, nothing has changed so I won’t worry about it.”
Joshua lied perplexed at your nonchalance. “Okay…”
“Do you feel better now?” you asked, your tone sugary and warm. “I don’t want you to stress over things you can’t control,” you reminded him.
“You’re right,” he mumbled, bringing his other hand to cover his face. “I’m sorry. I just…”
“There is nothing to forgive here,” you replied. “I love you, I wouldn’t get mad at you for something like this.”
“I love you too, bunny,” he replied. And even though your words did alleviate part of the turbulence in his heart, there was one thing that remained, one thing he needed to talk to you about.
But he could push it down. For now.
Joshua went back inside, closing the door to the balcony and drew the blinds down. Throwing himself to the hard bed of the hotel room, he ignored the busy noise from the streets outside the window.
The lights were off, so he thought of trying to sleep. It was early, so that could give him ample time to try to fall asleep. He closed his eyes, slowing down his breathing. The buzzing noise from outside, and the normal hotel room sounds were distracting. That and the cold, firmness of the mattress.
What he would give to sleep next to you, he thought. To be wrapped by your warmth, to hear those sweets sounds you make, to feel your body pressed against his.
He sighed heavily. The screen of his phone lit up, and that was reason enough to give up trying.
The notification was from Jeonghan. It was another video. This one was longer than any of those he already had uploaded to the shared private folder.
From the thumbnail, Joshua got a sudden rush of excitement. A distraction for the night. It was as if Jeonghan knew what Joshua needed.
The video was one of the most daring that you have sent him so far. Between car sex, public sex and such, this one was where he could see just how far Jeonghan could take you. You were on top of Jeonghan, pleasuring him with a toy.
Joshua saw in your face how entranced you were in the moment, pushing the toy in and out of him, smiling softly whenever Jeonghan moaned raunchily. Then, when you inserted the other end of the toy inside you, and started moving your hips on him, Joshua could not resist himself any longer.
He begun toying with his own dick, looking at Jeonghan’s dripping with precum. His hands on your ass, guiding your thrusts inside him. You pushed one of his thighs to his chest, picking the pacing of your hips against his.
A moan bubbled in Joshua’s chest, shuddering with overwhelming pleasure as you begun stroking Jeonghan’s cock, continuing to push the toy inside him, making the man moan obscenely.
For a moment, Joshua was not sure why he felt this aroused. Was it because of how you were fucking Jeonghan? Was it because he wanted to be in Jeonghan’s place? Or was it because he wanted to be in your place?
The thoughts swam in his mind, but he knew he had been holding them for a while now. However, he ignored tried pushing them away, tucking his hand beneath his sweats and boxers, pulling out his cock to alleviate the pressure building up.
He released a sigh between his teeth, caressing his hard cock. He watched your hips moving on him, Jeonghan’s face riddled with pleasure, your hand stroking him at the same pace of your thrusts.
“Fuck, fuck, fuck,” Joshua gritted.
“God, baby… I’m g-gonna come,” Jeonghan gasped lewdly, letting out a long, raspy groan.
You were moaning with Jeonghan, both looking at each other as you came apart in the couch. The sight was so alluring, so lewd that Joshua felt like moaning with you and Jeonghan, knowing that there was no turning back from this.
He pumped himself faster, the wet sounds created by his own hand on his cock complimented the sounds from your skin slapping against Jeonghan’s, your hand on his cock, your moans, Jeonghan’s moans. Ropes of cum spurted from him at the same time Jeonghan came in the video, driving that confusion deeper inside his brain.
Panting, Joshua stared at the screen, replaying the video, trying to figure out why he felt that blow to his heart.
Was it jealousy? What was it?
Joshua stared at the lights hanging from the ceiling. The brick walls surrounding him were adorned with provocative art, there was a drum set to his left, his guitar sitting in front of him in a stand.
The studio was owned by one of his friends. When Midnight Haze made a stop in the city, Min Yoongi was the first to call them, offering to talk about music while having some drinks. While the other guys went out to buy booze, Joshua fell behind, deciding to rest in the meantime.
He was splayed on a sofa. Cadaver style, hands clasped on his chest.
Well, he felt like dying indeed. That is how bad his anxiety got. Dangerous thoughts swam in his mind, but he blew them away with a sigh.
It had gone dark. The studio was littered with the remnants of the booze the guys had. Vernon decided to call it a night, drunkenly heading back to his hotel room. Jihoon and Yoongi were on the rooftop having a smoke.
Kim Taehyung gathered his long wavy hair with his hands, brushing it back and messily, grabbing the band he trapped with his teeth and securing his hair in half a ponytail. He had started touring with his band Green Nocturne, opening for Midnight Haze for the upcoming shows.
Searching his side, he found his phone between the cushions of the smelly couch and unlocked it, finding the folder with the series of videos of you and Jeonghan, and videos of himself.
He quickly closed the app, heart jolting nervously in his chest.
“So, what do you want to do?” he released a sigh, crossing his arms on his chest.
Joshua raised his eyebrows in question. “I thought you were showing me some lyrics?”
“Ah, yeah, pfff, right,” he replied, humming as he searched for something, patting the pockets of his jeans, and then looking around.
Joshua moved from the old couch to sit on one corner of a large table, grabbing his tablet where he wrote lyrics or notes for his music.
“Where is that fucking thing,” Taehyung mumbled under his breath. “I swear if I lost it again…”
“This is the one I was telling you about,” Joshua pushed the tablet across the table to the side where Taehyung was standing.
The man stopped his search for his phone and took one look at the screen. “Oh, is this it?” he sent a glance and then read the screen, his fingers grazing the pages where Joshua poured a little bit of his heart.
He nodded a thing that Taehyung did not see.
“Dude, why are you getting rid of these?” Taehyung frowned, his eyes meeting Joshua’s. “These are good! I can even imagine a sound to these. A Midnight Haze sound, not my sound.”
Joshua shook his head slowly. “They’re too specific.”
“Is this because of that viral video?” Taehyung’s gaze softened with shame. “Yeah, I saw it,” he explained before Joshua could even ask. “Don’t even worry about it. It’s fucking bullshit, man.”
“It’s true.”
The man paused, eyes flickering on Joshua’s features.
“It’s true, everything they said about me,” Joshua was rigid with rage, but he tried not to let it show in his eyes. “You even saw it, man. The night of the party.”
“I saw nothing,” Taehyung shrugged with ease. “What I saw was two people having fun, loving each other. It is none of my business.”
Joshua knew that Taehyung had seen you hand in hand with Jeonghan, and he also saw you exchange a steamy moment in a secluded hallway. Joshua let out a sigh. “I appreciate that, but that’s why I can’t use these,” he pointed at the screen with the tip of his nose. “I can’t have more online theories about her.”
Taehyung let out a thinking sound. “I don’t want to take something so close to you, man,” he smiled shyly. “You shouldn’t be afraid of using them.”
That felt like a needle piercing his heart. “I can’t,” the feeling made his voice quiver, reducing it to a whisper. He had to protect you. And Jeonghan.
“Can I ask?” Taehyung sat on the corner of the table too, so now they were both facing each other.
“Sure,” he shrugged. He trusted Taehyung, and right now, he needed a friend who was closer to his career and his personal life.
“Are you guys… is she really your ex?” he asked, the tip of his tongue pushing his lower lip from the inside.
“No,” he shook his head, the question sent an inevitable shudder through him.
“Is she his girlfriend? Jeonghan’s?” he asked slowly, but the look on his face told Joshua that he was getting a broader idea of where this was going.
“We’re in a polycule,” he explained, trying to come off as nonchalant as he could, but in reality, he still struggled to be open with something that was so precious to him. “I don’t want to make it public, so.”
“Ah,” he mouthed, nodding his head. “Yeah, I get it.”
“Can I ask, then?” Joshua returned, cautiously sending him a knowing look.
“Ask away.”
“How did you manage it?” he rolled his eyes, searching for words. “Your relationship with Baek?”
“Well, it was easy because everyone wanted to pair me with every woman I even so glanced at,” Taehyung huffed with slight annoyance. “So the world resorted to making me a womanizer and Baekhyun was just my best friend, you know.”
Joshua nodded in silence, even if that answered his question, he still felt like there was something missing.
“But then Jimin came along, and everything started getting messy,” Taehyung added, much as if he realized that there was something unanswered lingering in the air. “It sort of died down when I started dating Mimi. But I guess that didn’t stick either.”
Even though there was not much to correlate that situation to his own, Joshua felt some sense of semblance. Having a humane conversation with someone who understood what distress comes with this kind of life brought a soothing hug to his heart.
“Is it fun at least? Being in a poly,” Taehyung smiled slightly as he asked.
“Fun?” Joshua uttered, as though the word were foreign to him. “Yeah, I mean, he’s my best friend and I love her. So.”
“What do you mean?” he cocked one eyebrow. “Oh, you mean you’re only with her and not Jeonghan as well?”
“Yeah, that’s what I mean.”
“I assumed because of Jeonghan…” now he looked even more intrigued. “So you’re not bi as well?”
Even though the questions were heavily personal, Joshua did not feel uncomfortable. “Nope,” he frowned. “Well…”
There was a silence. Kim Taehyung waited, looking at Joshua as he gathered his thoughts with his heart strumming hard in his chest. To finally voice his thoughts about this aloud was panic-inducing for him, but for some reason, he was sure he could trust Taehyung.
“I don’t know,” Joshua let out finally, panic hugging his heart tightly. “It’s weird. Because there is no one else I’d rather share my partner with but him. I think I would have gone crazy if Bunny told me she had feelings for a different person. But when she told me about Jeonghan… I understood. Like it was meant to be.”
For a moment, it felt as though he were alone in the room, letting his deepest thoughts come out without any remorse, nor fear that he would be judged. That was the moment he knew.
“But I did feel jealousy. Part of me was certain that it was because I could not tolerate that Bunny had feelings for another man,” Joshua’s gaze swam upwards, finding the smoke-yellowed ceiling. “But I know now that my jealousy also came from the way that Jeonghan dropped everything to be with her. He was willing to lose our friendship for her, he cared about her, loved her, and… I was jealous of that.”
“But—,” Taehyung shook his head ever so slightly, much as if he were discarding a thought. “Sorry. I just need to ask, are you jealous that he’s paying attention to her… do you want that attention for yourself?”
Joshua found the strength to nod his head. “I think that it was when Jeonghan started to fall in love for her when I begun to wonder. What if…” he paused, his courage dying down for a minute. But he pushed himself: “What if I also want to receive the same love and attention that he gives her? Why do I want that?”
Taehyung showed him a wide smile. “Why don’t you try and talk to him about it? You know, go for it,” he offered his solution.
“He’s my best friend. What if it doesn’t go the way I want it to?” he shrugged in a defeated way. “I don’t want to make things even more awkward.”
The man huffed with genuine disbelief. “But you said it!” he giggled. “He is your best friend. I am pretty sure that he will understand.”
“What if he doesn’t?” Joshua insisted, his head tilting to one side.
“You never know if you never try,” his friend replied, a winning grin spreading on his lips.
“True,” Joshua conceded.
“Do you think she’ll understand?” Taehyung asked cautiously.
Joshua remembered the day you told both him and Jeonghan that you would be okay if things went that road. “Yeah. Of course. She’d have no problem with it.”
Now it was just a matter of his indecision.
“Then just try,” his friend nodded at him in encouragement.
He did not want to lose what he had with you and Jeonghan. He did not want things to take a turn for the worse.
You were sitting down on the couch, reading a book while sipping on a hot cup of tea.
The room was lit with a warm light coming from the lamp standing beside the couch, vibrant in color and soft tones of jazz coming from the flat screen. The whole apartment smelled of detergent and fabric softener, and the hum emitted by the dryer sounded far in the background.
You sighed, turning a page over, and continued reading. You had been immersed in this book for a while, every now and then you would express it on your face, pouting, eyes widening, or even gasping sometimes.
That was Joshua’s entertainment sometimes. He would sit on the armchair across from you and pretend to play some chords on his guitar, but in reality, all he did was watch you. Study the way your eyes would fly through the lines written on the pages.
But this time around, you noticed. “Are you okay, babe?” you asked, lifting your gaze from the book as you took one sip from your tea.
“Just watching you, Ms. Hong,” he mumbled with a soft smile.
“I know,” you smiled knowingly. “I noticed, Mr. Hong.”
“I’m fine, baby,” he gave you a slow blink.
In his head, Joshua was cluttered with thoughts of the future. He wished he got the chance to meet you earlier in his life before he made the decision to give himself into his plans of being a musician.
The nagging urge to quit everything and just continue to have this quiet life with you haunted him. Sometimes the impulse overtook him, sending a rush of anxiety through his veins, much as if he needed to stand up and run away from something. He knew what it was, it was time coming to an end.
Granted, he never really felt like this was his life. He settled in with you, but this still felt like it was your apartment. It was your couch, your flatscreen. He just brought in his clothes and his guitar.
He felt like a guest in someone else’s life. Like this was life’s way to mock him. A what if in which Joshua Hong never dedicated his life to making music. This is what would have become of him. He would have been with you freely and loving you aloud.
Who knows, maybe he would have given you a ring already. Maybe he would have asked you to join him in an adventure together for the rest of your lives, far away from the spotlight.
You rose to your feet, leaving your book behind and approached him with a determination that he loved to see in you. He lifted his gaze to your eyes as you stood before him.
Carefully, you took his acoustic guitar from his grasp, placing it on the couch and turned to him. Joshua looked at you expectantly, knowing what would come next. He just opened his arms, embracing you as you sat on his lap.
“What is going on inside that head of yours?” you asked, eyeing him with curiosity as you wrapped your arms around his neck.
“You,” he breathed, heart beating faster in his chest.
That made you smile. “I’m here, Josh,” you giggled.
He brought a finger to your face, touching the tip of your nose affectionately. “I’m just thinking that you’re cute,” he scrunched his nose, smiling.
“Thank you, baby,” you replied, batting your eyelashes as you looked at his eyes, then his lips. “You are cute too.”
In the distance, the dryer went off with a short tune, signaling that the clothes were dry and ready to unload. The sound drove your eyes elsewhere, and you made a motion to stand up from his lap.
“No, no,” he whispered. “Don’t go anywhere.”
“I’ll just take a minute, Josh,” you said, giggling at him cutely when his arms pulled you closer to him. “Clingy,” you whispered, using your finger to touch the tip of his nose.
Joshua Hong opened his eyes, groaning with exhaustion against the hard pillows of the hotel bed. A dull pain wrapped around his heart, hurting even more with each second that passed and he slowly came to grips with reality.
He turned over, face down on the mattress, pushing his face against the pillows to feel something else other than the loneliness gripping him. He hugged himself, trying not to cry at the memory of you still clinging to his mind, seeing your face in his dreams, hearing your voice, he felt you in his dreams. It felt too real.
It was not a dream entirely, that did happen sometime before he left on tour. That day, he was thinking of quitting the band, quitting that life altogether so that he could start a life with you. The anxiety he felt for leaving you and his quiet life with you was eating him whole, just like it was now.
It was still early; he could just quit. They could find another singer, another person to fill in his shoes. Hell, maybe that person would be more fitting for Midnight Haze and would do a more decent job than him. Maybe that person will be happier in his place.
The pressure burst in his chest, like a punch in his gut, robbing him of air in an instant. Joshua pushed himself from the mattress, drawing in a big gulp of air, then another, then another.
The veins of his forearms begun to flare, arms shaking on the neat bed sheets, losing strength to prop his body up. His vision turned blurry, a loud buzzing sound blocking his eardrums, the only thing letting him know he was a live was the hard thumping of his heart against his ribcage.
He managed to turn over, gripping his chest with one hand as he tried at calming himself down, trying to slow down his own sharp intakes of breath to slower and deeper ones.
What snapped him out of it was the buzzing of his head dying down at the loud chiming of his phone. It took him some seconds to yank his gaze from the empty void in front of him and he looked at the screen of his phone. Yoon Jeonghan’s photo displaying on it.
“Joshujiiii,” Jeonghan chanted as soon as Joshua picked his call.
Joshua frowned when the sound sent a soothing feeling inside him, calming his heart at once. “He-hey, Hannie,” he croaked.
“Oh, did I just wake you up?” his best friend giggled. “Sorry about that, I can call later.”
“No, no,” he muttered quickly, trying to use the conversation to drive his attention away from his worries. “What’s up?”
“Are you coming over?” he asked, seriousness now lacing his tone.
“When? Tonight?”
“Yep. I know you didn’t say it as a joke,” he said, and by the way he pronounced each syllable, Joshua knew his friend was munching on something.
“I wasn’t being serious when I said it,” Joshua explained with sigh. “Bu-but there is a possibility,” he admitted.
“I knew it,” Jeonghan muttered with some kind of victory. “So? Are you taking a flight here? Then we could go back to where your big show is, all of us.”
“Yeah,” Joshua muttered weakly, bringing a hand to rub the corners of his eyes. “I’d like that.”
“Yeah?” he imagined his friend raising his eyebrows. “Well, I could find a plane ticket for you without Princess finding out. We could make it into a surprise for her.”
A smile crept on his face hearing Jeonghan bringing you up like this. His best friend, his partner in crime who loved you so much it warmed Joshua’s own heart. “Send me prices and everything. I’ll send you my details.”
“Sure,” he chirped. “You know, she will love seeing you. She misses you so bad even I’m starting to miss you too.”
Joshua was no idiot. He knew the reason behind that choice of words. You were worried about him, and even though you would not ask Jeonghan to intervene, this was his way of telling Joshua what was going on in your mind.
“Jeonghan,” he paused. “I’m fine.”
“No, you don’t sound fine,” Jeonghan huffed. “I can hear the snot in your voice. You’ve been crying.”
“Agh, really, Jeonghan. Sometimes I wish you weren’t so fucking tactless,” he groaned, rubbing two pads of his fingers on his brow.
“I’m just telling it how it is,” he imagined his friend shrugging with ease. “I wish you weren’t so fucking emotionally constipated.”
“Yeah, well not everyone can get what they wish,” he muttered with a sharp jab piercing his gut.
“Now you’re being emo, again,” Jeonghan retorted with a low chuckle that died a second before his tone went back to serious. “Seriously, Shuji, is everything okay? Do you want to talk?”
“Don’t worry about it,” Joshua quickly said. “We can talk later.”
“Mmn, okay. I’ll send you the info about the ticket in a bit.”
“I’ll send you my details,” Joshua paused. “Hannie?”
“Yes?”
“Thank you.”
“Don’t thank me, Joshuji,” he replied, seemingly knowing about Joshua’s situation without even being there, just by the sound of his voice. “I’ll see you later, okay?”
You stretched your arms over your head, releasing a long groan as your muscles complained with you after sitting down on your chair for four hours without breaks. Content with your progress, even though it was little, you pushed yourself away from the desk and rose to your feet.
The mug had been left empty, aside from the bag of tea in it. You grabbed it as you made your way out of the office and went to the kitchen. You strode on the floor with your fuzzy socks on, feeling a sense of accomplishment at seeing your recently cleaned apartment.
Jeonghan would get out from work in a couple of hours and come to see you. That was the little routine you both had. You worked the same amount of hours that he did, and when he came home, you would stop typing and spend time with him.
You smiled to yourself. The day you would go visit Joshua drew nearer too, and it made you excited that you were going with Jeonghan too. It felt nice to have a stronger relationship with both of them, and it was also nice to see that they were closer.
As the electric kettle made a bubbly noise boiling the water, you tapped your fingers on the counter. Should I bring dinner for us tonight? Jeonghan’s incoming message snapped you out of your train of thought.
Just come straight here. I want to see your face. Read your message, not caring that you were acting clingy already. Even though you saw each other nearly everyday, you missed him when he was not around.
Alright. I’m on my way, then.
Your tummy twisted in excitement. Already? I thought you were clocking off in two hours. You replied instantly.
The kettle went off with a soft click, exuding a thin column of vapor as you poured the boiling water into one of your favorite mugs. When you finished preparing your tea how you liked it, you turned to your screen, finding no reply from your boyfriend.
Maybe he is just messing with you. Yoon Jeonghan liked to do that.
But then, the smart-lock of the front door beeped, the handle turning, and you knew he was not messing with you. “Babe?” you called as you made your way to the entrance of your apartment.
“Yeah?”
You stopped cold at the sight you found. Joshua closed the door behind him, a sweet smile painting his lips as he took a step towards you. You watched him with your mouth hanging open, heartbeat racing frantically in surprise.
“Hi beautiful,” Joshua muttered, his gaze swimming on the features of your face, noticing that you were in a mild shock. “I’m here, baby.”
“You’re here,” you parroted shakily, eyes brimming with big hot tears. “Oh god. You’re here...”
His strong arms wrapped around you in a hug, quickly sweeping you off your feet. And you clung to his neck, holding onto him as though he were a dream and would go away at any given second.
“Surprise,” he muttered with a tiny voice, and that was when you noticed the slight quiver, the quiet sniffling when he buried his face in the crook of your neck.
“I missed you so much,” you muttered, bringing a hand to feel the back of his head, using your arms still around him to hug him tightly.
“I missed you too,” he muttered, his words muffled by your hair and your clothes, but you noticed even so, that his voice had thickened.
“How are you here? I thought…” you trailed off. Jeonghan.
“I had a little help,” he replied, putting you back to the floor. “We wanted to give you a surprise.”
As you parted, you gaze fell on his features, marked by the weight of his tiredness. The color of his skin faded. The bags under his eyes were visible and darker like never before. But on top of that, the very air about him felt worn out, and on the brink of falling asleep at any given moment.
“Baby…” you whispered, your focus falling on his face, which you cupped with the palms of your hands. “Don’t you want to have a nap? You look exhausted.”
“I’m fine,” he frowned, his eyes shifting from your face to the rest of your body. “I just want to be with you. Jeonghan will be here soon too. We could go get dinner together or have something delivered.”
You knew Joshua well enough to know that he was trying to avoid something, and given the situation with the recent rumours surrounding you. Thinking that it was all too likely, you gave him a smile, grabbing his hand. “Come.”
He sighed but went with you either way. “Baby, I’m fine,” he insisted, and you knew by his tone alone that he was smiling. “I don’t need to sleep.”
“We’re not sleeping,” you turned so that he could see you grinning meaningfully at him.
Joshua giggled. “Ah, okay, okay,” he said, using his hand in yours to pull you closer to his body. “Come here, baby.”
You lead him to the bathroom, where you promptly started a shower, turning to him. “Let me take care of you, okay?” you asked sultrily, batting your eyelashes at him.
Joshua knew that there was more to your intentions with just one look. But his brain was so burned out that he could not figure out what you were planning, so he just nodded with his head, mouthing okay.
“You must be so exhausted, baby,” you sighed, toying with the buttons of his plaid shirt as you undid each one.
In no time, you were sliding the cotton fabric off his shoulders, moving to tug the belt of his black denims free. “I am,” he whispered, closing his eyes for a long pause. “So tired.”
“I’m going to take this off, okay?” you asked when he blindly stepped out of his jeans, feeling your fingers curling around the band of the waist band of his boxers.
“Okay,” he replied mechanically, reaching out to hold onto whatever part of your body he could find.
His hands found the curve of your waist, over the long t-shirt you wore. Thinking that he should reciprocate, his fists grabbed the t-shirt, hiking it up your torso and removing it with one motion.
Seeing you naked for the first time in what felt like ages was surreal to him. Even though he spent most of his nights looking at videos of you, to see you in real life was different. The camera could not capture your beautiful skin, or the beauty marks he loved so much.
“Let’s get you in,” you whispered, noticing the aloof look in his eyes.
“Are you going to shower with me?” he asked dumbly, letting you push him into the shower.
“Of course, silly goose,” you smiled at him sweetly, removing your panties before stepping with him. “I told you I’d take care of you, didn’t I?”
His heart swelled with so much love he was sure it would burst soon. “Yeah, you did,” he replied with a dazed smile, leaning his head to get his hair soaked with the warm stream of water.
“Good boy,” you whispered, grabbing the bottle of shampoo, sinking your fingers in his dark hair to wash it with slow motions.
He closed his eyes, deciding to give himself to you wholly. He was safe now, he was with you.
“I love you,” he shuddered. “I love you so much.”
His hands found your waist again, grabbing you as if to support himself.
“I love you too, baby,” you replied.
He opened his eyes again, afraid this would be another nightmare tormenting him with glimpses of you.
You saw something flash his dark eyes for a second before he eased back into the water when you rinsed his hair. Your hands were on him now, rubbing soap everywhere with ginger touches here and there.
“Hey,” you hummed. You were washing his torso, moving closer to him, his hands gripped your waist a little tighter, pressing your front to him, making you feel the firmness of his growing erection.
“Sorry, I can’t help it,” he let out a shy giggle, lowering his gaze to yours.
“I can,” you mumbled, sneaking a soapy hand between your bodies.
Joshua supressed a shudder when your fingers circled his hard shaft, stroking it idly as you watched him subdue himself to you. “Baby,” he groaned, dropping his forehead on yours. “God, I missed you so much,” he sighed raggedly.
“I missed you too, Josh,” you whispered, pumping him faster, adding more pressure to your grip on his shaft.
He pressed his face on yours, reaching your lips with his own with a tiny groan. “I don’t think I’ll last long,” he confessed with a sheepish look.
“It’s okay, baby. This is about you,” you hummed softly. “Let go for me, can you do that?”
He nodded with his head, clutching your waist tighter.
“Good boy,” you breathed. “Focus on me, baby. Do you like what I’m doing with my hands?” you pumped him faster, your fingers cupping his balls, massaging them.
“Yeah,” he shuddered hard against you, closing his eyes to savor the pleasure brimming inside him. “Please…”
“Let go,” you muttered. “Come for me, Josh.”
A strangled noise came out of his parted lips. Joshua stopped gripping you, his hand snapping to find the wall behind you, anchoring himself before he followed your command. The last thing he did to help himself reach his high was meeting your lips with a long, sloppy kiss, wet in drool and the water showering over you.
He groaned in your mouth as he came in your hand. You stopped pumping him once he finished spilling himself on your skin. “That’s it, that’s it, baby,” you whispered in praise. “How does that feel?”
“So good,” he blurted, sighing a euphoric feeling. “You don’t know how many times I wished to have your hand instead of mine,” he mumbled out the words swiftly. “I missed you so much, I need you with me.”
“I’m here, baby. I missed you too,” you said. “Let’s finish washing, okay?”
“Okay,” he said. “And then it’s your turn.”
You smiled. “I like the sound of that.”
You finished washing up thoroughly, and then as soon as you finished drying your skin Joshua pulled you in a hug, sweeping you off your feet and a second later, your body hit the mattress.
Joshua climbed on top of you, but before he could even lower his body on yours, you pushed him off, easily turning him over, his back pressed against the covers. On a usual night, that would have been impossible to achieve. But given that he was tired, he did not expect you to do that.
You straddled his waist while kissing him, his hands roamed all over your back, squeezing your skin, he hugged you as you pressed your chest against his.
The accumulated tiredness from the nights when Joshua could not sleep had started to reach a breaking point for him. You could feel it in his kisses, languid and messy. He groaned when you tried to break from him, urging you to keep going.
“Stubborn,” you whispered with a tiny smile, pushing his wet hair away from his forehead with your hand.
“You’re the stubborn one,” he replied with a gruff tone. “I’m fine.”
“Sleep, baby,” you paused, looking at his beautiful eyes. “We can do this in the morning.”
Joshua thought that your words might have magic in them because his will caved in a second. The heaviness in his limbs pushed him to nod his head in agreement. “Okay, okay,” he conceded. “But only if you stay here with me.”
“Of course, baby,” you giggled. “I don’t want to be anywhere else.”
You got under the covers, naked and hair still damp but you did not care at all. Once you were next to him, you intertwined your legs with his, lying your head on his chest as he hugged your body.
“Baby?” he blinked lazily.
“Yes, Josh?” you lifted your head to look at him.
“Don’t go anywhere,” he whispered, his eyelids falling heavily.
“I won’t,” you reassured him, caressing his cheek with gentle strokes. “I promise.”
He blinked one final time, and like a switch that went off, you saw the muscles of his face relax, falling asleep peacefully in your bed with you.
Some hours later, you moved from his embrace, lying in a normal position but still close to Joshua. You wanted to let him have a nice restoring sleep, so you thought of moving away from him a bit.
But his hands found you beneath the covers, tugging you closer, or hugging you back to him in his sleep. He was so deeply asleep that he did not hear the soft beeping of the smart lock, the door pushed open and then it closed with care.
Jeonghan’s steps were careful, probably intuiting that you were in the bedroom asleep. You saw his head peak in the doorframe of the bedroom, making you lift your hand to wave at him.
“Hi, baby,” he whispered, approaching the foot of the bed. “Am I interrupting?”
“No,” you patted your hand next to you, on the space that was left free.
“Okay,” he whispered, moving to the side.
Jeonghan paused before he went under the covers with you, finding you and Joshua utterly naked. “Tsk,” he clicked his tongue, suppressing a smile. “Couldn’t you wait for me?” he muttered teasingly.
“Shut up,” you reproached with a hushed tone. “Josh was tired, so he fell asleep before we could do anything,” you explained.
“I’m just playing, baby,” he smiled, his gaze finding Joshua. “Is everything okay?”
“Yeah,” you frowned, still caged by his heavy arms. “He was so tired. Couldn’t even speak straight.”
“So, what? Are we having a slumber party?” he grinned.
“Maybe,” you shrugged. “I don’t know if he’ll wake up right now.”
“We could order food if he does.”
“Okay,” you nodded.
“Okaaay,” he sighed, pulling out his phone and lowering the brightness of his screen before he dived in the food delivery app.
The dimmed white light coming from the screen illuminated his features, letting you see his perfectly cute nose, his beauty mark that sat on his cheek, his rosy lips, the lower tucked inside his mouth.
“What?” he noticed, directing a quick look at you.
“I’m just looking at your face,” you whispered.
“Is there something on it?” he asked, running his palm over his cheeks.
“No, you dummy,” you said. “I just missed your face.”
“You saw me this morning, princess,” he giggled goofily.
“You were supposed to say I missed your face too, princess,” you mimicked his tone to the best of your ability but failed miserably.
“But I didn’t miss you,” he said, trying to sound serious. “I just saw you this morning.”
“I take it back, I didn’t miss your face,” you pushed him away with a hand.
“Come here, you little crybaby,” he mumbled, grabbing your hand.
“You-mmf,” you were quickly shut up by his lips, sealed by his in a chaste kiss.
“What?” he dared, planting another kiss, then another.
“You fucking tease,” you muttered, pushing his face away from yours.
His mouth fell open in surprise. “Me?” he pointed a finger to his chest.
“Who else?” you hissed. “You’re so fucking annoying.”
“Oh, baby, you don’t even know,” he grinned darkly at you. “Now, why don’t you stay quiet for a minute? You’re going to wake him up,” he nodded at the man deeply asleep behind you.
You turned on the bed, lying on your back. Joshua’s arm hugged you just below your breasts, pulling you closer by instinct when you moved.
“So now you’re going to ignore me?” Jeonghan huffed a puffy air, clicking his tongue.
You stared at the ceiling, dead set on keeping your act up.
But you should have done better than playing with The Yoon Jeonghan.
At first, he just smirked, but as the seconds went by and you pretended to ignore him, the smile wore off. He propped his elbow on the pillow, leaning his head on his fist, intent on watching your face.
Then, he slid a hand on your tummy, he did nothing else with it, he just parked it there, his palm covering your belly button. You rejected his touch, but he caught sight of your eyelids fluttering slightly.
“Don’t ignore me,” he drew out the words with a low hum. He lifted his palm, but his fingers lingered on your skin, dragging the tips on your tummy in slow, gentle motions.
You said nothing, but as his fingers trailed on your lower abdomen, you swallowed hard. Jeonghan smiled, loving how well you responded to his touch. Your warm skin prickled, tingling at the wake of his fingertips drawing circles, going lower and lower.
“Baby, I’m sorry,” he pouted. “Did you get angry because I called you a crybaby?”
The tone he used was mocking you, but you could not pay attention to it. His fingers were so close to your mound that you felt the need to swallow back a moan, the strangled sound coiling in your throat drew his attention.
“What was that, baby?” he asked playfully.
Yanking your gaze from the ceiling, you met his, darkened by lust and mischief. The smirk that drew on his face was of silent victory.
“What, do you like this?” he motioned to his hand drawing lazy circles on your mound, his fingers grazing the line of your pussy lips. “Does this get you horny?
You blinked at him, parting your lips in desire but no words came out.
“I bet you’re wet already,” he whispered, a glint lighting up his dark eyes.
You moved your thighs ever so slightly, letting one finger between your pussy lips.
“God, baby, right next to Joshua?” he whispered, a devilish smirk curving his lips. “What is your boyfriend going to say if he wakes up?”
You said absolutely nothing, your eyelids fluttered when he ran the tip of his finger between your folds.
“So fucking wet,” he mumbled, more to himself than to you, as though he knew already that he would find your pussy sopping wet already. “Who would’ve thought that you’re such a slut?”
You gasped silently, drawing your eyebrows in. Jeonghan’s finger dipped in your core, his own mouth falling open when he sank one finger in, then another, playing with your wetness.
“Hear that?” he asked with a whisper, moving his fingers in and out of your wet pussy, creating a loud wet noise with each thrust.
In the past weeks, you had been having so much sex that your body was extra sensitive.
“Princess, you’re insatiable,” Jeonghan smiled, throwing a look at Joshua, who was still asleep. “Do you want more?”
Your gaze followed his, finding Joshua peacefully unaware that you were getting fingered by Jeonghan. You nodded.
“More?” Jeonghan confirmed. “More fingers?”
You shook your head silently.
“Mmn, princess, you’re going to wake Joshua up if I give you more,” he cooed softly, moving his fingers inside you, massaging your walls. He pulled them out, driving the pads of his fingers to your clit, which was already swollen with arousal.
You flinched slightly under Joshua’s embrace when Jeonghan’s fingertips started moving on your clit. You locked your gaze on Jeonghan, silently pleading for more.
Jeonghan took the challenge, stopping the motion of his fingers on you and sank under the covers, carefully placing himself between your legs without disrupting Joshua’s sleep. You closed your eyes, feeling his hands on your inner thighs, spreading your pussy lips for his mouth.
The first lick set your body ablaze. You tensed up, gritting your teeth as Jeonghan ran his tongue flatly on your folds, licking your juices up, kissing your clit slowly.
As soon as your back stirred on the mattress, Joshua moved. He hummed softly, making your tummy twist, a hand flying to find Jeonghan’s head, but the man did not take the hint, or if he did, he did not give a fuck.
Jeonghan continued giving your pussy broad strokes with his tongue, not caring of the wet sounds he was making.
“Mmn,” Joshua pressed his face on your pillow finding your cheek, which he kissed softly.
“Josh,” you mumbled, the sound whiny, making it obvious that you were aroused.
Jeonghan pushed his hands on your inner thighs, spreading you more to dip his tongue inside you with a low groan.
“What’s ha–,” Joshua lifted his head from your pillow, spotting the bulge beneath the covers, between your legs.
“Baby,” you sighed a moan.
Joshua watched the body beneath the covers for a few seconds, confusedly finding your face. The last traces of slumber left him, coming alive with a slow smirk drawing on his face. He pushed the covers off, uncovering your body, and Jeonghan between your legs, eating you out. “Couldn’t you wait for me?”
You let out a lazy giggle, finding it amusing that Jeonghan had said the same thing half an hour before. “Wanna join?” you asked with a sweet hum, raking your fingertips through Jeonghan’s scalp.
Joshua propped his body on one elbow, lying back to watch Jeonghan working on your pussy. “How do you want me to join in?” he asked, his voice still gruff and lazy.
“Kiss me?” you asked with a sweet tone.
The man obeyed without a second thought, bringing a hand to cup your face, kissing you gently. Jeonghan grabbed your legs, hiking them on his shoulders, dipping two fingers back into your pussy, and kissing your clit with his mouth.
You moaned in Joshua’s mouth, his hands cupping your breasts, fingers pinching and tugging your nipples.
“You’re close, baby?” Joshua asked, enjoying the sound so much he felt himself growing hard.
“I want more,” you gasped.
Joshua smirked, dipping his head over your chest, trapping one of your nipples in his mouth, teasing it with his tongue.
“God!” you squealed, hands busy grabbing both Jeonghan and Joshua’s hair. Your thighs tensed more in pleasure, drawing out a long moan as one of your boyfriends licked and kissed your nipples, and the other your clit.
“I’m coming,” you sighed, closing your eyes in bliss. “God, god, god, I’m close, I’m close!” you let out a strangled sound, jaw going slack as you climaxed below Jeonghan and Joshua, neither slowing down nor stopping.
You thrashed, moaned, and cried out each of their names lewdly until you were breathless, teary-eyed, and limp on the mattress.
“God… that was…” you sighed, smiling as you relished in the aftershocks of your orgasm.
They both lifted their heads from your body at the same time. Jeonghan ran the back of his hand over his chin, wiping away your arousal and his own spit, while Joshua acted on impulse, grabbing Jeonghan's hand and sticking his fingers in his mouth to lick the taste of you.
Jeonghan looked startled for a second, his eyes widening and lips parting. But he shook it off quickly, letting Joshua lick off your wetness. The sight was so arousing, that a moan coiled in your throat.
“Princess likes that, huh?” Jeonghan asked Joshua, pulling out his fingers from the warmth of his mouth.
“Did you like that, baby?” Joshua asked, his studded eyebrow twitching up.
“Yeah,” you sighed, smiling shyly when the sound came out more like a moan than anything else.
Jeonghan had a question etched in his eyes that only Joshua could see. But he ignored it, trying to get a hold of himself before he did more impulsive things.
“What do you want, princess?” Jeonghan asked, noticing the dazed expression on your face.
“I want you both. At the same time. You on top,” you pointed at Jeonghan, then to Joshua. “And you below me.”
“Tsk,” Jeonghan smirked, nodding his head in amazement.
But he climbed off the bed as he took his clothes off, opening the first drawer of your closet. As Jeonghan got what he needed from the drawer, he thought of the brief exchange he had with Joshua, deciding to push it far away in his mind for now. But he could not ignore, that he had liked it.
You rose to your knees, circling Joshua’s neck with your hands to bring him to your face, pressing a warm kiss in his mouth. “I liked that,” you whispered, referring to Joshua licking Jeonghan’s fingers.
“I know,” he husked with a half-smile. “I can tell.”
Jeonghan returned with a bottle of lube, and one condom, patting the edge of the bed he motioned you over. “I want you here, Princess,” he told you.
You crawled over to him, sitting back on your heels in front of him.
Jeonghan cupped the side of your head, tangling his fingers in your hair, and pressing a small kiss on your lower lip. “Be good for us,” he whispered.
“Always, Hannie,” you smiled.
“Mmn,” he hummed, keeping his quippy retort behind his grin. “Turn around and get on all fours, baby.”
You obeyed at once, getting on your hands and knees, ass to him. Jeonghan started littering your skin with kisses, his hands caressing your ass. Joshua watched quietly, one corner of his lips twitching when Jeonghan sneaked another glance his way.
“Come here, handsome,” you muttered lovingly, extending a hand to clutch his hip. Joshua was hard again, tip leaking with precum.
Joshua mimicked Jeonghan’s previous movements, cupping your face in his large hand. “Want to take me in your mouth, baby?” he taunted, reading your face.
“Yeah?” you lifted your pretty eyes to his face.
“Open your mouth,” he whispered, swallowing hard when you obediently parted your lips for him.
A moan vibrated around his cock, Jeonghan kissed your pussy one more time, making your whole body jolt in surprise. “Easy, baby,” he giggled.
Jeonghan closed his eyes, running the tip of his tongue between your folds, licking up your pussy to the rim of your ass, kissing, humming against your skin.
The room grew quiet in a matter of seconds.
Joshua’s head hung back slightly, sighing out in pleasure as you sucked him off eagerly. Your tongue swirled on his cockhead, hollowing out your cheeks every time you pulled back on him. He opened his eyes, his gaze falling on Jeonghan instinctively.
Joshua’s heart nearly jumped out of his chest to find Jeonghan’s eyes on him as he licked your puckered hole, a hand stroking his hard cock idly.
“God,” Joshua exhaled, closing his eyes again. You moaned around him, his hand gripping your hair right before he pulled out his cock out of your mouth with a loud groan.
He threw back his head, eyes focused on the ceiling, panting.
“Josh?” you called.
“Give me a second,” Joshua laughed languidly.
Jeonghan masked his giggle with a low hum, pulling back his mouth from your puckered hole to press the tip of his pointer finger, making you moan. “Joshuji is just out of his game, baby,” he cooed.
“Shut up,” Joshua groaned, chest heaving. “I’m not.”
“Alright, then, what is it?” Jeonghan challenged. There was no smile curling his lips, Joshua found in Jeonghan’s eyes pure curiosity.
Joshua bore into him with his dark gaze. “Not now,” he warned with a cold tone.
“There is nothing wrong with admitting that you’re a quick nut,” Jeonghan stated boldly, knowing that his crude vocabulary would rattle him. “Baby will understand, right?”
“Jeonghan, why don’t you occupy your mouth again and shut the fuck up?”
“Did I hurt your feelings, altar boy?” Jeonghan tilted his head to one side, pushing another finger inside you.
“Both of you,” you groaned, torn between the fight happening and Jeonghan’s fingers in your ass. “Shut up,” you deadpanned.
“Are you ready, baby?” Jeonghan asked, spreading his fingers inside you.
“Yeah, I think I am,” you choked out.
“Get on top of Shuji, baby,” Jeonghan patted your ass lovingly.
Joshua got to the center of the bed, laying back as you crawled back to him, straddling him. He grabbed your head with his large hands, pulling you into a long, wet kiss.
You placed your forearms on the pillows, framing his head.
Jeonghan grabbed your hips roughly, lifting one hand, and bringing it down on your ass firmly. You yelped, breaking your kiss with Joshua abruptly.
Joshua smiled at you. “Someone’s jealous,” he teased, grabbing your chin with two fingers to continue kissing you.
“Tsk, jealous,” Jeonghan huffed. “Ready?”
You turned to see him, giving him a short nod.
Jeonghan rolled up the condom down his shaft, spreading the lube in both him and your hole. “You know what to do, princess.”
“Yes, Hannie,” you replied, arching your back to him.
“Good girl,” he sighed, pressing the tip of his cock in your hole, pushing one inch inside you.
“God,” you gasped, hiding your face in the crook of Joshua’s neck.
Joshua caressed your back, his fingers drawing a line down your column before he grabbed your ass, spreading you open for Jeonghan. “You’re good, baby,” he whispered, looking at Jeonghan as he sank another inch in.
Your fingers curled on the pillowcases. “Josh…” you cried out, Jeonghan’s cock filling you up a little bit more.
Jeonghan blinked lazily, biting his lip hard as he pulled back, to sink back inside you, pushing a few more inches in.
“Take it, baby,” Joshua husked, his fingers pressing the skin of your ass, still helping spread you open.
“Fuck,” Jeonghan gritted, nearly bottoming out inside you. “I’m gonna start moving,” he drawled.
“Yeah, yes, please,” you cried out, the sound muffled on Joshua’s neck.
Joshua shuddered, your breath fanning on his skin. “Can you take me, baby?” he asked.
“Mm-mmph,” you moved your head, to meet his lips with yours. “Please, Josh.”
“Hurry,” Jeonghan groaned, giving you shallow thrusts.
Joshua thought of saying something quippy.
But you sent him a look. “Don’t,” you huffed. You grabbed his cock, guiding it to your pussy.
“Okay,” Joshua whispered, suppressing a smile. He started thrusting in his cock, pushing his hips up to meet yours.
Jeonghan moaned, leaning his body forward, pushing you over too. “Fuck, god, fuuuuck,” he groaned, leaning his forehead on your nape. “Baby, you feel so good.”
The lewd sound of Jeonghan’s voice elicited a moan from Joshua. Pushing his cock faster inside you, he could feel Jeonghan’s cock inside you, moving in perfect synchronicity with his own.
Jeonghan was fully fucking you doggy style, leaning over your body as Joshua fucked into you. He pressed a hand on the pillow, the other gripping your hip, brushing against Joshua’s fingers.
“Baby,” Joshua called your name, noticing your features lost in pleasure. “You’re there?”
“Yeah,” you replied aloofly. “I’m close, babe. I’m so close…”
“Come for me,” Jeonghan choked out, squeezing his eyes shut.
“No, not yet,” Joshua gasped, fucking into you faster. Sweat sticking to his skin, making a wet sound every time he met his hips with yours. “Wait for me, baby.”
“I can’t,” you whispered, your limbs starting to shake. “I’m there, Josh. Please… let me come.”
Jeonghan let out a ragged groan. “Come, baby, please come,” he begged, swallowing hard, pushing inside you desperately now.
Just by the sounds alone, Joshua knew his best friend was near his release. He watched as Jeonghan nipped and kissed your shoulder, eyes closed as if though he feared opening them, as though he knew Joshua would be looking.
You cried out a whiny moan. “Joshua, Joshua…” you sighed, writhing as your orgasm washed over you, teary-eyed and completely fucked out.
“Fuck, princess,” Jeonghan gasped, his thrusts slowing down as you squeezed on both men inside you.
Joshua gripped your hips tighter as he moved his lazily. “God,” he blurted as he saw you and Jeonghan come together just like in all of those videos. You squeezed around him, and he could feel Jeonghan’s cock nudged inside you, pressing against his.
You fell on top of him, walls throbbing around his cock as he spilled inside you with a blissful sigh.
Then Jeonghan fell on top of you, pulling out of you and resting his head on the pillow, beside Joshua’s head.
Joshua groaned under the weight of both your body and now Jeonghan’s. But you giggled sweetly, resting your head on the other pillow, to the other side of Jeonghan.
Joshua stared at the ceiling again, breathing hard and erratically from the exhaustion and pleasure still coursing through him. But he dared to move his face, turning it to Jeonghan to see if his best friend was awake.
With just one look, Joshua knew that Jeonghan had a million questions to ask. His eyes bore into Joshua’s, his face so close they could feel each other’s breaths.
Joshua wondered for a second if Jeonghan’s lips were as soft as yours. A thought that almost sent him into a frenzy.
“What?” Jeonghan breathed, noticing the change in Joshua’s eyes.
“Get off me,” Joshua gritted.
“Ask nicely.”
“Get the fuck off me,” Joshua demanded, but a giggle sneaked through his command.
“Alright, alright,” Jeonghan groaned, pushing himself off you and Joshua.
You, on the other hand, were still lost in the gentle aftershocks of your orgasm. Breathing softly on the curve of Joshua’s neck.
“We should clean up,” you said, promptly lifting your hips off his.
“Wait–,” Joshua gasped, but it was too late. Cum dripped out of you, spilling all over Joshua, and your inner thighs.
You stared at the mess for a long second.
“Tsk,” Jeonghan returned to the bedroom. “Someone has to clean that up now,” he said, lying down on the bed, next to Joshua.
Before Joshua could even say anything, you understood what Jeonghan meant immediately, leaning down to his crotch, running your tongue on his lower abdomen.
“Fuck,” Joshua gritted when you licked his cum from his skin, the act so hot he felt himself grow hard again. “Fuck, baby,” he rolled his eyes to the ceiling, trying to calm himself down.
“Lie down, princess, Jeonghan commanded when you finished cleaning up Joshua’s lower tummy.
You lied back on the bed as he got to his knees, sending a look at Joshua as Jeonghan licked the cum from your inner thighs, eliciting a lazy moan from you.
Joshua felt even more confused than before but kept watching the whole exchange, unable to yank his gaze from it.
You smiled at Jeonghan, right before he dived for a kiss, his tongue rolling inside your mouth with a raspy groan. You cupped his head moaning lewdly in his mouth.
“Come on, let’s wash up, baby,” Jeonghan whispered, patting your thigh once before pulling away from you, but not before glancing Joshua’s way.
You crawled up to him, a playful smile on your face. “You there?” you cooed. “Let’s go,” you whispered.
Snapping from a trance, he grabbed your face, placing a rushed kiss in your lips, tasting his cum in the process. “That was so hot,” he hissed.
“Did you like that, babe?” you asked sultrily, reading his face.
“Yeah,” he croaked.
You smiled mischievously, grabbing his hand. “Come on, baby boy, let’s wash again.”
And with that, Joshua knew there was no right or wrong answer to the turbulent confusion inside him, he had to roll with it.
The following morning, Joshua stretched out his arm beneath the bedsheets, humming blissfully once he found your body to wrap in an embrace.
“Morning, babe,” you whispered.
He opened his eyes to see your face, planting a sleepy kiss on your lips. “G’morning,” he whispered.
Jeonghan looked at both of you, his phone in his hands. “Don’t I get a morning kiss?”
The question made Joshua’s heart jolt nervously. But understanding that the question was directed at you, he rolled his eyes.
However, you smiled, moving to place a sweet kiss on Jeonghan’s lips. “Good morning, Hannie,” you mumbled.
“Morning,” he replied with a flat tone.
“You’re a bit grumpy since last night,” you pointed. “What’s wrong?”
“Nothing,” Jeonghan said, shaking his head slightly. “I should go now. Got to go to the bar to drop some payments and–,” he paused. “Is your thing with Yena still up for tonight?”
Joshua arched one eyebrow.
“Yeah, but Josh will drive me there. Don’t worry,” you looked at him.
“I’ll drive you,” he nodded dumbly. “Where?”
“I have a date with Yena. We’re grabbing dinner, we’ll talk about my anonymity and see what we could do market wise,” you explained, pinching his chin with your fingers.
“Okay,” Joshua reassured. “I’ll drive you.”
“Alright,” Jeonghan sighed, leaning over to place a loving kiss on your forehead. “I love you,” he mumbled right before kissing your lips sweetly.
Joshua’s heart gave another leap. The smile that painted your face was so sweet, he had only seen it on you whenever you were with him.
“I love you, grumpy,” you replied teasingly.
“Shut up,” he sighed a smile, kissing you one more time before he pulled back. “Bye, Joshuji,” he waved, much as if he could not walk out without saying goodbye to him.
“Bye, Jeonghannie.”
Joshua sat on the pilot’s seat of his van, waiting. One hand supporting his head, the other gripping the steering wheel tightly.
He wished he could say that he eased part of the questions that made his head uneasy. But in truth, he felt even more confused. The easy way out of this, was to just let whatever he felt flow.
But then, he needed to talk it out with you. And Jeonghan.
Frustrated, he sighed. He didn’t know what he was expecting when he returned home. He so desperately wanted to go back to the quiet life, that he forgot that time also moved for you, and things changed.
Your life was also becoming less quiet.
Was this his doing?
You opened the door to the copilot’s seat of his van. “Sorry, sorry,” you mumbled.
“Ready?” he turned the key, igniting the engine.
“Yeah, I’m sorry,” you repeated.
“It’s okay, baby,” he replied dryly. “Bringing everything this time?”
“Yeah, I triple-checked,” you looked down to your lap, shamefully. “I keep forgetting my phone everywhere.”
“Did you book a table?” Joshua asked, eyeing you as he drove through the city.
“Yeah, but Yen’s already waiting for me.”
“Mm,” Joshua nodded.
You raised your eyebrows. “Are you mad at me, Josh?” you asked, and without skipping a second, you added: “I’m sorry, I–,”
“I’m not mad,” he said flatly.
A long silence was drawn between you, tension building as the seconds passed.
“Okay, tell me what’s wrong then,” you said with a serious tone, trying to look at his face, but he just kept avoiding your eyes.
“Nothing. Nothing’s wrong,” he mumbled.
“Don’t do that,” you snapped. “Don’t do this.”
“Do what?” he finally looked at you, but the glance was short.
“You’re avoiding something,” you pointed. “I know you, Josh. There is something bothering you.”
“I don’t want to talk about it right now,” he shook his head, pulling up. He raised his eyebrows. “We’re here.”
It took you a second to understand that he had parked the car in front of the restaurant you were going to meet with Yena. You searched his dark eyes, heart dropping to your stomach when you saw how dead they looked.
“I’m thinking of quitting the band,” Joshua mumbled, the weight of his confession making him drive his gaze elsewhere.
“You’re not serious,” you whispered.
“I am,” he looked at you again. “I’m done. I can’t do this anymore.”
You leaned your head to one side, eyes glinting with pity. “Baby, you’re just tired. Don’t say things like this, think it over when you’re well rested.”
“I don’t need to think things over,” he spat, shaking his head in frustration. “I want out. I don’t want any of this.”
As soon as he blurted the words, Joshua wanted to take them back. He looked at you remorsefully, opening his mouth to apologize but you stopped him, raising a palm to him.
“I’m going to ignore this moment happened… and when I come back, you and I are going to talk about this. So think carefully about how you speak to me next time.”
Then you exited the car, slamming the door behind you.
Joshua stood in front of the walled rooftop.
This used to be the place where you would come to ponder about whatever occupied your mind the most. The night Joshua followed you here, he found you in the same spot he was standing in; but you were leaning your head on the brim of the ledge, following the buzz of the busy city as some kind of a lullaby.
Some nights, Joshua would wake up to find your spot of the bed empty, and he know he would find you here, trying to solve whatever plot point you were stuck in. But some nights he would also find you here when you were running away from conflict, running away from him.
He brought a hand to rub his chest absentmindedly, trying to easy the heaviness coiling around his heart.
The sound coming from the rusty hinges of the door leading back into the building rattled him, making him turn around, somehow expecting to see you.
Jeonghan closed the door behind him, crossing his arms as he walked tentatively towards Joshua. “How long have you been here?” he asked.
Joshua shook his head in reprehension. “If you’re here to play the mediator, just telling you now, I don’t want to hear it,” he turned over again, facing the city lights again. “I know I did wrong.”
“I’m not here to play mediator,” Jeonghan said quietly once he reached Joshua’s side, leaning his forearms on the brim of the ledge. “I’ve been looking for you. You’re not picking up the phone.”
“Did you… talk to Bunny?” Joshua asked, avoiding his best friend’s scrutiny. But it was quite unavoidable, he could feel his eyes piercing him.
“Yeah, I did,” he replied, finally yanking his gaze away from him and directing it towards the sunset.
Joshua expected him to say something else, something about the conversation between Jeonghan and you. But when he stayed quiet about it, Joshua felt even worse. He brought his hands to his face, rubbing his eyes harshly to avoid succumbing to pure madness.
“I’m sorry, I’ll talk to her when she gets back,” he mumbled, his voice muffling in his hands. He lifted his head blinking the quiet rage stinging his eyes and sent a shameful look to his best friend.
“She’s already here,” Jeonghan informed with a solemn expression. “She called me.”
Joshua could not stop himself from feeling resentful that you had called Jeonghan to pick you up instead of him. But even he would admit that it was deserved.
The serenity he found in Jeonghan’s gaze was perplexing. “What happened?” he asked with caution.
Joshua took pause, assuming that you might have just told him in brief what happened. “I told her I’m thinking of quitting the band. We had an argument. I shouldn’t have exploded like that, but the truth is… I’m exhausted. I don’t want this anymore,” he rasped with a nasty feeling making his face twist.
“Are you really quitting?” Jeonghan seemed unfazed by this turn of events.
“I don’t know,” he sighed, clasping his hands together as he lowered his head. “I knew what I was getting myself into when I agreed to sign for the label but… I never wanted this.”
“What is it that you hate so much about this?” he frowned with clear confusion rising in his tone. “Can’t you just admit publicly that she’s your girlfriend? Forget about me, or how I’d feel, you would have one thing less to worry about. Two, actually.”
Joshua turned to his best friend, processing his words over and over in his head, all the while scanning his features, finding nothing but quiet resolution. “You’re insane,” he realized. “You can’t say that. After all the shit that we went through to get here you can’t just decide to leave.”
Crossing his arms still, Jeonghan shrugged. “Well it can’t be that bad, right? I could just remain in the background or leave completely. I’m just saying, we can come up with some story to make all of this go away.”
“No,” he negated with his head. “No, I don’t want you to leave. And I’m pretty sure Bunny doesn’t want that either.”
Jeonghan said nothing at first, but Joshua could tell the severity of his entire demeanor had an underlying reason. “I don’t want to leave either, you know that. But look at yourself. I can’t stand looking at you like this,” Jeonghan admitted. “I tried to warn you, Shuji. You can’t make yourself happy by making everyone happy.”
The perplexing feeling sunk deeper within him. The only reaction Joshua could muster was a hollow laugh that went on until he thought this was what insanity felt like.
Jeonghan’s gaze turned to worry, his eyebrows pinching together.
“This is so fucked up,” Joshua muttered to himself, dropping his face back onto his hands and muffled a long sigh. “I’m so fucked.”
“If this is putting you in this state then we should call the polycule off,” he heard Jeonghan’s quiet tone try to bring some sense into this. “You can go back to your life before all of this, I’ll be fine.”
It seemed astounding to Joshua that his best friend would be up to do that if that made Joshua happy, even though that would mean walking away from you again. It had been so long since Jeonghan and him had a heart-to-heart, that they have missed out on so much. Joshua could easily assume what has happened in the time he been away.
But Jeonghan had no idea about what he has come to find out about himself.
“I can’t do this right now, Jeonghan,” Joshua decided, casting one look at Jeonghan’s face, and turned away from him, walking towards the door. “I’m not ready to talk about this.”
Joshua thought of what he would say to you as he crossed the rooftop, dragging his feet with heavy reluctance. He would undoubtedly apologize to you and tell you what was going on inside his head.
He did not want to walk away from his band, that was something he had said crassly, without really weighing how alarming that sounded given the state that he was in. He needed to sleep. He needed to think. He needed to—
“Stop hurting her, you fucking coward!” Jeonghan’s complaint resounded across the space between them, making Joshua stop dead in his tracks.
“What?” he blurted, turning around to see him approaching with an angry step.
“You always do this,” Jeonghan’s face twisted in annoyance, his brow furrowing as he lifted one finger to point at Joshua’s face. “You said you wouldn’t do this again. You lie and bottle up your feelings until it’s everyone’s problem!”
“I just said I can’t do this right now,” Joshua gritted.
But that just proved Jeonghan’s point. “The only time you can do it is when you blow up!” he accused. “How fucking hard can it be to just say what you truly think and feel?” he exasperatedly threw his hands at his sides.
“Like you say what you truly think and feel?” Joshua rolled his eyes in an irked way.
“What the hell are you talking about?” he demanded, dropping his hand on his side.
“We’ll talk about this later, Jeonghan,” he huffed, motioning to the door again.
“What do you want me to say? I’ll tell you right now,” he challenged, his chest falling and rising rapidly.
Joshua bit his tongue. His first instinct was to try and opt out of the conversation again, try and buy as much time as possible to figure out his feelings, to solve the itching confusion in his heart.
But as he faced his best friend, his resolve became clearer. He did not need to send any more tentative glances at him or wonder to himself any further. Jeonghan’s eyes kept reading his face over and over, just as Joshua drifted towards his lips, and then his eyes.
“What?” Jeonghan’s brow furrowed deeper, the annoyance in his demeanor died down and swiftly turned into genuine bewilderment.
Joshua thought for a second that whatever emotion showed on his face made his intentions clear. “Jeonghan,” he breathed.
His brow finally relaxed; his eyes widening in wordless realization. “Joshua?”
A large hand grabbed the collar of Jeonghan’s hoodie, giving it a firm tug. Their chests clashed together, knocking the air out of their lungs. Joshua paused, giving Jeonghan a moment to back away, to put a stop on this before it was too late.
Jeonghan’s breath hitched, but no words came out of his parted lips.
An overwhelming fluttering invaded Joshua’s chest. His free hand cupped the back of his head, tangling his fingers on the long dark hair. They both looked at each other as they leaned closer, and closer. Jeonghan closed his eyes, so Joshua decided to do the same until their lips met in a slow, tentative kiss.
✮ author's note: hellooooooo,
here it is! slightly late but here it's the first part to my hannieween fest/kinktober celebration. i hope you liked it 🙂↕️
i am so excited for you guys to read the next chapter to lights out!! i am actually very excited to know what you think of this one. it took me some time to finish writing it because i have so many projects at the moment!
but here it is hehe. i'm happy.
✮ STAY TUNED FOR CHAPTER SIX!! ✮
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#svt smut#jeonghan x reader#joshua x reader#joshua smut#jeonghan smut#SO FUCKING GOOD#READ IT#RIGHT NOW
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CAPÍTULO DIECISIETE (En el que el castillo ambulante se traslada de casa)
JAEHYUN SE PUSO A TRABAJAR con tanto ímpetu que parecía que acabara de disfrutar de una semana de descanso. Si Taeyong no le hubiera visto librar una agotadora batalla mágica hacía una hora, nunca lo hubiera creído posible. Mark y él iban de un lado para otro cantando medidas en voz alta y pintando extraños símbolos con tiza en los lugares donde antes habían colocado los puntales de metal. Parecían haber marcado todos los rincones, incluyendo los del patio. El cubículo de Taeyong bajo las escaleras y un recoveco extraño en el techo del cuarto de baño les dieron muchos problemas. A Taeyong y al perro-hombre los empujaron de acá para allá, para que Mark pudiera dibujar una estrella de cinco puntas inscrita en un círculo en el suelo.
Cuando Mark terminó y se estaba sacudiendo el polvo y la tiza de las rodillas, llegó Jaehyun corriendo con la ropa negra salpicada de cal. Taeyong y el perro-hombre tuvieron que apartarse otra vez para que Jaehyun pudiera moverse por el suelo escribiendo signos dentro de la estrella y el círculo y a su alrededor. Los dos fueron a sentarse en las escaleras. El perro-hombre estaba temblando. Aquel tipo de magia no parecía gustarle nada.
Jaehyun y Mark salieron corriendo al patio. Jaehyun volvió a toda prisa.
—¡Taeyong! —gritó—. ¡Rápido! ¿Qué quieres que vendamos en la tienda?
—Flores —contestó Taeyong, pensando de nuevo en la señora Young.
—Perfecto —dijo Jaehyun, y se alejó acelerado hacia la puerta con un bote de pintura y un pequeño pincel.
Metió la punta del pincel en el bote y con mucho cuidado pintó la marca azul de amarillo. Volvió a mojarlo y esta vez el pincel salió con pintura morada. Pintó la mancha verde con ella. La tercera vez salió de color naranja, que pasó a cubrir la mancha roja. Jaehyun no tocó el negro. Al dar media vuelta metió la manga de su traje en el bote de pintura junto con el pincel.
—¡Vaya, hombre! —se quejó Jaehyun, sacándola. La manga de la chaqueta era de todos los colores del arco iris. Jaehyun la sacudió y se volvió de nuevo negra.
—¿Cuál de los dos trajes es? —preguntó Taeyong.
—Se me ha olvidado. No me interrumpas. Ahora viene la parte más difícil —le ordenó Jaehyun, corriendo a colocar el bote de pintura otra vez en la mesa. Cogió un tarro lleno de polvo—. ¡Mark! ¿Dónde está la pala de plata?
Mark llegó a la carrera del patio, con una gran pala reluciente. El mango era de madera, pero la hoja parecía de plata maciza.
—¡Ya está todo listo ahí fuera! —dijo.
Jaehyun se colocó la pala sobre la rodilla para escribir un signo con tiza tanto en el mango como en la hoja. Luego espolvoreó polvo rojizo del tarro sobre ella. Después colocó un pellizco de la misma sustancia en cada punta de la estrella y volcó el resto en el centro.
—¡Apártate, Mark! —dijo—. No os acerquéis ninguno. ¿Estás listo, Jungwoo?
Jungwoo salió entre los troncos en forma de larga llama azul.
—Lo intento —dijo—. Sabes que esto podría matarme, ¿verdad?
—Míralo por el lado bueno —dijo Jaehyun—. Podría ser yo el que terminara muerto. Agárrate. Una, dos y tres.
Hundió la pala en el suelo de la chimenea, con un movimiento lento y constante, manteniéndola en vertical y al mismo nivel de la rejilla. Durante un segundo la movió suavemente de un lado a otro para deslizaría debajo de Jungwoo. Luego, cada vez con más firmeza y suavidad, la levantó. Mark aguantó la respiración.
—¡Ya está! —dijo Jaehyun. Los troncos se resbalaron hacia un lado. Parecía que no ardían. Jaehyun se irguió y dio media vuelta, con Jungwoo sobre la hoja de la pala.
La habitación se llenó de humo. El perro-hombre gemía y temblaba. Jaehyun tosía. Le costaba mantener la pala recta. Los ojos de Taeyong se llenaron de lágrimas y apenas veía pero, por lo que pudo distinguir, Jungwoo no tenía pies ni piernas, tal y como le había dicho. Era una cara azul larga y puntiaguda enraizada en una masa negra que brillaba débilmente. El bulto negro tenía un surco en la parte delantera, por lo que a primera vista parecía que Jungwoo estaba arrodillado sobre unas piernas diminutas. Pero Taeyong vio que no era así cuando el bulto se movió ligeramente y mostró que por debajo era redondo. Se notaba que Jungwoo se sentía tremendamente inseguro. Los ojos anaranjados se le pusieron redondos de miedo y no dejaba de alzar débiles llamas con forma de brazos a los lados, en un intento inútil por agarrarse a los bordes de la pala.
—¡Ya queda poco! —dijo Jaehyun con voz ahogada, procurando tranquilizarlo. Pero tuvo que cerrar la boca con fuerza y quedarse quieto un momento para evitar toser. La pala se balanceó y Jungwoo estaba aterrorizado. Jaehyun se recuperó. Dio un paso largo y cauteloso para introducirse en el círculo de tiza y luego otro hasta colocarse en el centro de la estrella de cinco puntas. Allí, sosteniendo la pala completamente horizontal, giró lentamente sobre sí mismo hasta dar una vuelta completa y Jungwoo giró con él, azul como el cielo y con cara de pánico.
Pareció que toda la habitación girase con ellos. El perro-hombre se acurrucó junto a Taeyong. Mark se tambaleó. Taeyong sintió como si una pieza del mundo se hubiera soltado y estuviera dando vueltas en círculos mareantes. Cuando Jaehyun dio los mismos dos pasos largos y cautelosos para salir de la estrella y del círculo, todo seguía moviéndose. Se arrodilló junto al hogar y, con sumo cuidado, deslizó a Jungwoo de nuevo sobre la rejilla y lo rodeó con sus troncos. Jungwoo ardió con enormes llamas verdes. Jaehyun se apoyó en la pala y se puso a toser.
Tras un último balanceo, la habitación se quedó quieta. Durante unos instantes en que todo seguía lleno de humo, Taeyong distinguió sorprendido las formas que tan bien conocía del salón de la casa donde había crecido. Lo reconoció, aunque el suelo no era más que tablas desnudas y no había cuadros en las paredes. La habitación del castillo pareció acomodarse en su lugar dentro del salón, estirándose por allí, encogiéndose por allá, reduciendo la altura del techo para que se ajustara a las vigas bajas, hasta que los dos se fundieron en uno y se convirtieron de nuevo en la sala del castillo, que ahora tal vez era un poco más alta y cuadrada que antes.
—¿Lo has conseguido, Jungwoo? —tosió Jaehyun.
—Creo que sí —respondió Jungwoo, alzándose en la chimenea. No parecía encontrarse peor tras el paseo en pala—. Pero será mejor que lo examines bien.
Jaehyun se levantó ayudándose con la pala y abrió la puerta con la mancha amarilla hacia abajo. Al otro lado estaba la calle de Market Chipping donde Taeyong había vivido desde niño. Había conocidos suyos dando su paseo de la tarde, antes de la cena, como hacía tanta gente durante el verano. Jaehyun asintió con la cabeza en dirección a Jungwoo, cerró la puerta, giró el pomo hacia la mancha naranja y volvió a abrirla.
Ahora un camino ancho y cubierto de hierbas salía desde la puerta entre grupos de árboles sobre los que caía el sol de la tarde con un efecto pintoresco. A lo lejos se veía un imponente arco de piedra con estatuas encima.
—¿Dónde está esto? —preguntó Jaehyun.
—En una mansión deshabitada al fondo del valle —dijo Jungwoo en tono defensivo—. Es esa casa bonita que me pediste que encontrara. Es muy elegante.
—No lo dudo —dijo Jaehyun—. Espero que sus propietarios no nos den problemas —dijo cerrando la puerta y girando el pomo hacia el púrpura—. Ahora vamos a ver dónde está el castillo viajero —añadió mientras volvía a abrirla.
Allí casi había anochecido. Un viento cálido cargado de aromas variados entró en la sala. Taeyong vio pasar un seto de hojas oscuras, cargado con grandes flores púrpuras. Se deslizó lentamente fuera de su vista y fue sustituido por un grupo de campanillas pálidas y el reflejo del atardecer sobre el agua a lo lejos. El aroma era tan agradable que Taeyong había avanzado hacia la puerta sin darse cuenta.
—No, tu larga nariz se queda aquí hasta mañana —dijo Jaehyun, cerrando la puerta de golpe—. Esta parte está justo al borde del Páramo. Bien hecho, Jungwoo. Perfecto. Una casa hermosa y muchas flores, como te pedí.
Dejó la pala en el suelo y se fue a la cama. Y debía de estar muy cansado, porque esta vez no se oyeron gemidos ni quejidos ni gritos ni casi ningún golpe de tos.
Taeyong y Mark también estaban cansados. Mark se dejó caer en la silla y se puso a acariciar al perro-hombre, con la mirada perdida. Taeyong se sentó en el taburete, sintiéndose raro. Se habían trasladado. Era lo mismo pero distinto, muy confuso. ¿Y por qué estaba ahora el castillo al borde del Páramo? ¿Sería que la maldición atraía a Jaehyun hacia la bruja? ¿O acaso Jaehyun se había escabullido con tanto ímpetu que se había dejado atrás a sí mismo y se había vuelto lo que la mayoría de la gente llamaría honrado?
Taeyong miró a Mark para ver qué estaba pensando, pero se había quedado dormido, igual que el perro-hombre. Taeyong observó entonces a Jungwoo, que llameaba adormilado entre los troncos sonrosados con los ojos naranjas casi cerrados. Lo recordó latiendo completamente pálido, con los ojos blanquecinos, y luego con expresión de terror cuando se balanceaba sobre la pala. Le recordó a algo. Su forma entera le recordó a algo.
—Jungwoo —preguntó—. ¿Has sido alguna vez una estrella fugaz?
Jungwoo abrió un ojo naranja.
—Claro —dijo—. Ahora que ya lo sabes puedo hablar de ello. El contrato me lo permite.
—¿Y Jaehyun te atrapó? —preguntó Taeyong.
—Hace cinco años —dijo Jaehyun—, en los pantanos de Porthaven, justo después de establecerse allí como Jay el Hechicero. Me persiguió con botas de siete leguas. Yo estaba aterrorizado. Bueno, estaba aterrorizado de todas formas, porque cuando caemos sabemos que vamos a morir. Hubiera hecho cualquier cosa antes que morir. Cuando Jaehyun me ofreció mantenerme con vida como hacen los humanos, yo le sugerí hacer un contrato. Ninguno de los dos sabíamos en qué lío nos estábamos metiendo. Yo le estaba agradecido, y Jaehyun solo se ofreció porque sintió lástima.
—Igual que con Mark —dijo Taeyong.
—¿Qué has dicho? —dijo Mark, espabilándose—. Taeyong, ojalá no estuviéramos justo a la orilla del Páramo. No sabía que vendríamos aquí. No me siento seguro.
—Nadie está seguro en casa de un mago —dijo Jungwoo convencido.
A la mañana siguiente la puerta estaba orientada hacia la mancha negra y, como Taeyong descubrió con gran enfado, no se abría hacia ningún color. Con Bruja o sin ella, Taeyong quería ver las flores. Así que calmó su impaciencia sacando un cubo de agua y limpiando los símbolos de tiza que había en el suelo.
Jaehyun entró justo en ese momento.
—Trabajo, trabajo y más trabajo —dijo, pasando por encima de él mientras restregaba. Tenía un aspecto un poco raro. El traje seguía siendo negro, pero se había vuelto a poner el pelo rubio. En contraste con el negro, parecía casi blanco. Al mirarlo, Taeyong recordó la maldición. Tal vez Jaehyun también pensaba en lo mismo, porque cogió la calavera del lavabo y la sujetó en una mano, exclamando en tono lastimero:
—¡Ay, pobre Yorick! Ella escuchó el canto de las sirenas, así que algo huele a podrido en Dinamarca. Yo he pillado un resfriado perpetuo, pero afortunadamente soy terriblemente deshonesto. Y a eso me agarro.
Tosió con gran patetismo, pero su resfriado iba mejorando y no le quedó muy convincente. Taeyong intercambió miradas con el perro-hombre, que seguía observándolo, con una expresión tan lastimera como la del propio Jaehyun.
—Deberías volver con Jaemin —le dijo.
—¿Qué pasa? —le espetó a Jaehyun—. ¿Lo del señorito Park no va bien?
—Horrible —dijo Jaehyun—. Park Jisung tiene un corazón como una piedra recocida —colocó la calavera otra vez en el fregadero y llamó a Mark a gritos—. ¡A comer! ¡A trabajar! —gritó.
Después del desayuno vaciaron el armario de las escobas. Luego Mark y Jaehyun hicieron un agujero en una de las paredes. Se oyeron ruidos extraños y levantaron mucho polvo. Al cabo de un rato los dos llamaron a gritos a Taeyong, que entró con una escoba en la mano y dispuesto a usarla. Y se encontró que, en lugar de la pared, había un arco que llevaba a los escalones que siempre conectaron la tienda y la casa. Jaehyun le hizo una seña para que pasara y echara un vistazo. La estancia estaba vacía y había eco. El suelo estaba cubierto por baldosas negras y blancas, como el salón de la señora Lee, y las estanterías, que antes estaban llenas de sombreros, tenían un jarrón con rosas y un pequeño ramillete de prímulas de seda. Taeyong se dio cuenta de que esperaban que lo admirara, así que consiguió no decir nada.
—Encontré las flores en el taller del patio —dijo Jaehyun—. Ven y mira la parte de fuera.
Abrió la puerta de la calle y se oyó el tintineo de la misma campanilla que Taeyong había oído toda su vida. Salió cojeando a la calle, vacía a aquellas tempranas horas de la mañana. La fachada estaba recién pintada de verde y amarillo. Las letras redondas sobre el escaparate decían:
JEONG Y. FLORES FRESCAS A DIARIO
—¿Y de dónde vendrán las flores frescas? —preguntó Taeyong—. No puedes poner eso y luego vender flores de seda de los sombreros.
—Espera y verás —dijo Jaehyun, traspasando la puerta.
Atravesaron la tienda y el patio en el que Taeyong había crecido. Ahora medía solo la mitad, porque el patio del castillo de Jaehyun ocupaba la otra mitad. Taeyong miró por encima del muro de ladrillo del patio de Jaehyun y vio su antigua casa. Tenía un aspecto extraño con la nueva ventana del dormitorio de Jaehyun y Taeyong se sintió todavía más raro al darse cuenta de que esa ventana no daba a las cosas que él estaba viendo ahora. También vio la ventana de su antigua habitación, sobre la tienda. Y volvió a sentirse raro, porque ahora no parecía haber forma de subir hasta allí.
Mientras caminaba tras Jaehyun y subía las escaleras hacia el armario de las escobas, se dio cuenta de que se sentía como un cascarrabias. Ver su antiguo hogar de aquella forma lo llenaba de sentimientos muy contradictorios.
—Creo que está todo muy bien —dijo Taeyong.
—¿De verdad? —dijo Jaehyun con frialdad. Estaba dolido.
«Le encanta que le halaguen», pensó Taeyong con un suspiro mientras Jaehyun iba a la puerta del castillo y giraba el pomo con el morado hacia abajo. Por otra parte, él nunca había halagado a Jaehyun, ni tampoco a Jungwoo y no veía por qué tendría que empezar ahora.
Se abrió la puerta y pasaron por delante de setos enormes cargados de flores. El castillo se detuvo para que Taeyong pudiera bajarse. Entre los arbustos, había senderos cubiertos de hierba larga y verde que llevaban en todas direcciones. Jaehyun y Taeyong caminaron por el más cercano y el castillo los siguió, rozando apenas los pétalos más altos. El castillo, por muy alto, negro y deformado que fuera, con sus peculiares hilillos de humo de una torre a otra, no desentonaba. Allí también se había obrado magia. Taeyong lo sabía. Y el castillo, de alguna manera, encajaba en aquel lugar.
El aire era cálido y húmedo y estaba impregnado del perfume de las flores, de miles de ellas. Taeyong estuvo a punto de decir que le recordaba al aroma del cuarto de baño tras una sesión de Jaehyun, pero se resistió. Aquel lugar era realmente maravilloso. Entre los arbustos y sus flores púrpuras, rojas y blancas, crecían otras más pequeñas entre la hierba: unas rosas y pequeñas con solo tres pétalos, pensamientos gigantes, polemonios silvestres, altramuces de todos los colores, azucenas anaranjadas, azucenas altas y blancas, lirios y miles de clases más. En las enredaderas crecían flores tan grandes que podrían servir de sombreros, ancianos, amapolas y plantas de formas extrañas y con hojas de colores aún más inusuales. Aunque no se parecía mucho al sueño de Taeyong de tener un jardín como el de la señora Young, se le olvidó el mal humor y dio rienda suelta a su entusiasmo.
—¿Lo ves? —dijo Jaehyun, con un gesto de la mano y la larga manga negra que perturbó a cientos de mariposas azules que celebraban un banquete en una mata de rosas amarillas—. Podemos cortar montones de flores cada mañana y venderlas en Market Chipping con las hojas todavía empapadas de rocío.
Al final de aquel sendero la hierba se volvía cada vez más húmeda y blanda. Bajo los matorrales crecían enormes orquídeas. Jaehyun y Taeyong llegaron de repente a una charca de agua templada llena de nenúfares. El castillo giró ligeramente para rodearla y siguió por otro sendero a lo largo del cual se alineaban flores variadas.
—Si vienes tú solo por aquí, no te olvides del bastón para comprobar que el suelo está firme —dijo Jaehyun—. Hay muchos arroyos y charcos. Y no vayas más lejos por ahí.
Señaló en dirección sudeste, donde se veía un sol blanquecino y abrasador flotando sobre la bruma.
—Ahí está el Páramo, desierto y ardiente; es el territorio de la bruja.
—¿Quién puso aquí estas flores, justo al borde del Páramo? —preguntó Taeyong.
—El mago Lee empezó la labor hace un año —contestó Jaehyun, volviendo hacia el castillo—. Creo que su idea era hacer florecer el Páramo y vencer de esa forma a la bruja. Llevó las aguas termales hasta la superficie y lo hizo florecer. Le iba muy bien hasta que la bruja lo atrapó.
—Viene del mismo sitio que tú, ¿verdad?
—Más o menos —dijo Jaehyun—. Pero yo no le conocí. Unos meses más tarde vine yo y lo intenté de nuevo. Me pareció una buena idea. Así fue cómo conocí a la bruja. A ella no le gustó.
—¿Por qué? —preguntó Taeyong.
El castillo los estaba esperando.
—Porque se ve a sí misma como una flor —dijo Jaehyun, mientras abría la puerta—.
Una orquídea solitaria, que florece en el páramo desértico. La verdad, es patético.
Taeyong miró otra vez a las flores antes de seguir a Jaehyun al interior. Había rosas, cientos de ellas.
—¿Y no descubrirá la bruja que estás aquí?
—He intentado hacer lo que menos se espera —dijo Jaehyun.
—¿Y estás intentando encontrar al príncipe Dongyoung? —preguntó Jaehyun.
Pero Jaehyun volvió a escabullirse sin responder dirigiéndose a toda prisa hacia el armario de las escobas y llamando a Mark a gritos.
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La verdad sobre la santificación - Mike Riccardi
Filipenses 2:12-13
Amamos la doctrina de la justificación. Mantenemos esa preciosa doctrina en nuestros corazones porque captura la esencia misma del Evangelio de la gracia de Dios para nosotros, los pecadores, que sabemos que no podemos hacer nada para ganarnos la aceptación de un Dios santo. Sabemos que nuestra única esperanza es ser considerados justos sobre la base de la perfecta obediencia de Cristo a la ley de Dios, acreditada a nuestra cuenta solo a través de la fe, aparte de cualquier obra nuestra. Amamos la justificación porque nuestra bondad, nuestros esfuerzos y nuestros logros, que sabemos que son insuficientes, son degradados y Cristo es exaltado como todo en todos.
Nosotros también amamos la doctrina de la glorificación. Esperamos con gran gozo, entusiasmo y anticipación ese día cuando nuestra lucha con el pecado habrá llegado a su fin, cuando encontraremos el descanso y la recompensa en la que tan firmemente hemos fijado nuestra esperanza durante todos estos años. Esperamos ese día en el que finalmente veremos a nuestro querido Señor Jesús cara a cara y entraremos en la plenitud del gozo y los placeres eternos que están a su diestra para siempre.
Pero a veces la doctrina de la santificación no nos llena con el mismo sentido de asombro y aprecio. Eso puede deberse a que rápidamente recordamos lo lento que estamos progresando en el proceso de santificación. Tal vez pensar en la doctrina de la santificación nos recuerda lo que debemos ser, pero lo que todavía no somos. También podría deberse a que hay una gran confusión acerca de la doctrina de la santificación. Los cristianos han debatido durante mucho tiempo cuál es el papel del creyente en la santificación progresiva, si debemos o no participar activamente en la búsqueda de la santidad o si debemos ser pasivos, esperando fielmente que Dios obre la santidad en nosotros.
Un campamento dice: "Trabaja, trabaja como si todo dependiera de ti". Otro campamento dice: "Dejar ir y dejar a Dios". Entonces, abunda la confusión. Pero si hay una doctrina sobre la cual no podemos permitirnos el lujo de estar confundidos, es la doctrina de la santificación, porque es donde todos vivimos. Todos los que somos cristianos vivimos entre el tiempo de nuestra justificación pasada y nuestra glorificación futura, en la búsqueda presente de la santidad, sin la cual nadie verá al Señor (Hebreos 12:14).
Y, por lo tanto, para comprender más adecuadamente la doctrina de la santificación y obtener una mejor comprensión de la naturaleza de la búsqueda cristiana de la santidad personal para que podamos aferrarnos a ella, esta mañana nos dirigimos a un texto que Martin Lloyd-Jones llamó "uno de los resúmenes más perfectos de la vida cristiana que se puede encontrar en cualquier lugar", una de las declaraciones más elocuentes que Pablo jamás haya hecho. Y es Filipenses capítulo 2:12-13, donde Pablo dice: "Entonces, amados míos, así como siempre habéis obedecido, no solo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia, trabajad en vuestra salvación con temor y temblor, porque es Dios quien está obrando en vosotros tanto el querer como el hacer para su buena voluntad."
Este texto clave sobre la búsqueda de la santidad por parte del creyente no aparece en Filipenses 2 por accidente. Viene inmediatamente después de ese magnífico himno de alabanza que celebra el evangelio, la humillación y la consecuente exaltación del Señor Jesucristo. Y si alguna vez hubo un punto en las Escrituras para simplemente detenerse, sentarse y disfrutar de la gloria de lo que Dios ha logrado en el evangelio de la Encarnación del Dios-hombre.
Filipenses 2:5-11, leí este maravilloso texto y me siento como Pedro en el monte de la transfiguración. Señor, es bueno para que estemos aquí, ¿podemos simplemente construir algunas tiendas de campaña y quedarnos aquí por un tiempo? Pero tal como fue la respuesta de Jesús en el Monte de la Transfiguración, la respuesta de Pablo es no, él nos insta a bajar de la cima de la Montaña del Evangelio, a no dejar el Evangelio atrás y no avanzar hacia cosas más grandes y mejores. No traer las glorias del Evangelio con nosotros mientras nos pone en un proyecto urgente que requiere toda nuestra atención: nuestra búsqueda día a día de la santidad práctica.
Pablo espera que estas maravillosas verdades del Evangelio den forma a nuestra vida e impacten al pueblo de Dios. Se ve que el Evangelio impulsa la santificación tanto como la Encarnación, la expiación, la resurrección, la Ascensión, y la sesión del Hijo de Dios a la diestra de Dios en el cielo. Tanto como todo eso compra la justificación y sella la glorificación, también impulsa la santificación.
Por eso, nuestra tarea esta mañana será observar en estos dos breves versículos siete verdades clave acerca de la santificación, para que podamos estar más completamente equipados para vivir vidas, como Pablo dice en Filipenses 1:27, que sean dignas del Evangelio de Cristo.
Y esa primera verdad clave sobre la santificación es la número uno: que la santificación está vinculada a un ejemplo perfecto. Está vinculada a un ejemplo perfecto.
Mira conmigo al comienzo del versículo 12. Haz que comience con "entonces" o tu traducción podría decir "por lo tanto". De inmediato, vemos que Pablo está vinculando este nuevo párrafo en su carta a las verdades del Evangelio de la humillación y exaltación de Cristo en los versículos 5 al 11. Tal como lo hemos dicho, notarás que una palabra clave que aparece en ese gran himno de alabanza se repite aquí en nuestro texto. El versículo 8 habla de que Cristo es obediente hasta el punto de la muerte, incluso la muerte en una cruz.
En el versículo 12, Pablo dice que así como siempre has obedecido, continúa obrando en tu salvación con temor y temblor. Llamando nuestra atención sobre el Evangelio que acaba de terminar de celebrar, lo dice en vista del perfecto ejemplo de obediencia y humildad de nuestro Señor, incluso en las circunstancias más extremas y en vista de la gran recompensa y exaltación que espera a los que son fieles y obedientes.
Siervos de Dios, así que ustedes también sigan su ejemplo y sigan adelante en obediencia y humildad, por muy grande que sea la dificultad. Vean que su obediencia ha comprado su posición privilegiada que Él ha comprado para ustedes, y hasta les ha modelado en su propia vida perfecta. Por eso nuestra santificación está ligada al ejemplo perfecto de nuestro Señor Jesucristo. Él es nuestro ejemplo de servicio y de ministerio sacrificial.
Él, el gran Maestro y Señor (Juan 13), lava los pies de sus discípulos y dice: "Tal como yo he lavado los pies, para que os lavéis los pies unos a otros. He hecho esto como ejemplo para vosotros". Él, el Señor y Maestro, dice que está entre su pueblo como el que sirve. Es nuestro ejemplo de generosidad, como el que era rico (2 Corintios 8:9), nos dice, disfrutando de la fastuosa alabanza de los santos y los ángeles del cielo. Pero por nosotros se hizo pobre para que nosotros, a través de su pobreza, nos enriqueciésemos.
Pedro nos dice que nos ha dejado un ejemplo a seguir en sus pasos, un ejemplo de paciencia y de sufrimiento por causa de la justicia. Dice en 1 Pedro 2 que no cometió ningún pecado ni se encontró engaño en su boca. Y mientras era injuriado, no respondió injuriando; mientras sufría, no profirió amenazas, sino que siguió confiando en sí mismo al que juzga con justicia.
Podemos continuar en cada aspecto de nuestra búsqueda de la santidad. Jesucristo es nuestro modelo y ejemplo porque primero ha sido nuestro sustituto y nuestro salvador. De hecho, en Romanos 8:29, Pablo define el proceso de santificación como ser conformados a la imagen de Cristo. Nos dice Juan en 1 Juan 2:6: "El que dice que permanece en Cristo debe caminar de la misma manera como Él caminó."
¡Qué bendición que no nos quedemos en la oscuridad tratando de descubrir la vida cristiana por nuestra cuenta!
Dios nos ha dado una imagen perfecta de lo que pretendemos, no sólo en las páginas de las Escrituras, no sólo en la inimitabilidad de la naturaleza divina, sino en su Hijo, quien ha asumido nuestra propia naturaleza: el hombre perfecto encarnado.
Si queremos progresar en nuestra santificación, sólo necesitamos fijar nuestros ojos en la gloria del Señor Jesucristo, la consumación misma de la fidelidad, la santidad y la pureza, y luego seguir sus pasos.
¡Qué regalo tan misericordioso de nuestro Padre que la santificación está vinculada al ejemplo perfecto de nuestro hermano mayor!
La segunda verdad sobre la santificación que aprendemos en este texto es que está basada en una relación presente. Está basada en una relación presente. Mira nuevamente el versículo 12. Pablo escribe: "Entonces, amados míos..." Me encanta esa frase.
Aprovecha el profundo afecto y el vínculo único que Pablo compartió con los filipenses. Lo ves a lo largo de la carta. En el capítulo 1 y el versículo 7, Pablo escribe que es correcto que yo sienta esto por todos ustedes, porque los tengo en mi corazón ya que, tanto en mi encarcelamiento como en la defensa y confirmación del Evangelio, todos ustedes son partícipes de la gracia conmigo. Porque Dios es testigo de cómo los añoro a todos con el cariño de Cristo Jesús.
Y en el capítulo 4, versículo 1, él los llama "mis amados hermanos a quienes anhelo ver, mi gozo y corona". Y luego al final del verso, aunque ya lo dijo al principio del verso, los llama nuevamente "mis amados". El calor del cariño y comunión entre Pablo y estos preciosos amigos es inconfundible. Y el pensamiento clave para nosotros es que Pablo aprovecha el contexto de esa relación cuando comienza a exhortarlos a la obediencia. Es una cosa pastoral tan sabia, dulce, tierna e incluso hermosa. Está a punto de darles una seria y significativa exhortación, pero antes de hacerlo les asegura que los ama.
Esta no es la directiva indiferente de un líder frío y distante que domina su autoridad ante sus seguidores. Esta es la súplica sincera de un padre espiritual a sus hijos espirituales para que su gozo sea completo, al poner su mano en el arado de la santidad cristiana.
Y la gloriosa verdad para ti y para mí es que Pablo solo está siguiendo los pasos de su Padre celestial, quien es nuestro Padre celestial. Además, los filipenses no solo son amados por Pablo como creyentes unidos a Cristo por la fe; también son amados por Dios. Y tú y yo, como creyentes en el mismo evangelio, unidos al mismo Cristo por la misma fe, también somos amados por Dios.
Como resultado, los mandamientos que se nos imponen al seguir a Cristo también están cimentados en una relación presente. Es por eso que en Colosenses 3:12 Pablo escribe a los creyentes: "Ustedes, que han sido escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de un corazón de compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia". No solo se pongan este corazón, sino porque ya eres elegido, porque ya eres santo, porque ya eres amado, trabaja en tu salvación con temor y temblor. ¿Ves? Porque Dios ya te ha apartado para sí mismo, por tanto, camina en la santidad a la que Él te ha llamado.
Nuestra santificación debe estar cimentada en una relación presente con Dios a través de la fe en Cristo.
Si buscas la santidad para tener una relación con Dios o para ganarte el amor de Dios—ya sabes, "déjame ver si puedo hacerlo bien" y "ya sabes, marcaremos estas casillas y Dios me mostrará su favor"—no, si lo haces, harás girar las ruedas del esfuerzo propio, del moralismo, de la falsa santidad hecha por el hombre. No tratamos de ganarnos el favor de Dios con nuestro desempeño espiritual. Seguramente siempre pretendemos agradarle (2 Corintios 5:9), pero ya hemos recibido su favor en el Evangelio.
Luchamos contra el pecado y buscamos la santidad porque ya hemos sido perdonados, porque ya hemos sido unidos a Cristo por la fe, porque ya somos amados. Necesitamos luchar contra el pecado en la fuerza y en la libertad de ese evangelio, fundamento de que puedo salir victorioso sobre el pecado porque Cristo ya ha vencido el pecado en mí en virtud de su obra en la cruz. Él tendrá lo que ha pagado, y así puedo caminar en la libertad de lo que Él ha comprado para mí.
La santificación está vinculada a un ejemplo perfecto y basada en una relación presente.
La tercera verdad clave sobre la santificación que nos enseña este texto es que está marcada por una coherencia recta. Está marcada por una recta coherencia.
Mira nuevamente el versículo 12: "Para que entonces, amados míos, así como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, obrad en vuestra salvación con temor y temblor." No solo cuando estoy con vosotros, sino aún más ahora que no estoy con ustedes. ¿Qué busca Pablo aquí? Por mucho que los filipenses amaran a Pablo, lo admiraran y se preocuparan por él, especialmente en su encarcelamiento, se sintieron tentados a pensar que la presencia de su apóstol era esencial para su crecimiento en la gracia. Por lo tanto, cuando Pablo dice "no solo en mi presencia, sino mucho más en mi ausencia", está diciendo: "Escucha, tu búsqueda de la santidad impulsada por el evangelio no puede depender de que yo esté contigo."
Una vida vivida digna del evangelio no se vive con el temor de Pablo; se vive en el temor de Dios, que está siempre con vosotros. Debéis ocuparos de vuestra propia salvación, debéis comportaros de una manera digna del evangelio, ya sea que yo venga y lo vea por mí mismo o si solo puedo oírlo por informe. Vuestras vidas deben estar marcadas por una recta coherencia, y así también nuestras vidas, amigos, deben estar marcadas por una recta coherencia.
La pregunta que el Espíritu Santo nos hace a través de su palabra aquí es: "¿Actuarías de la forma en que lo haces si tu pastor estuviera contigo todo el tiempo?" Habla como hablas y pasa el tiempo como pasas el tiempo si otro de tus mayores estuviera contigo. ¿Tu batalla contra el pecado y tu búsqueda de la santidad disminuyen cuando no estás en presencia o bajo la influencia de alguien, aparte de Jesucristo? Bueno, si es así, tu vida está marcada por la inconsistencia, y el punto de Pablo es que Dios mismo está contigo. Él sí ve, sí escucha. Todos vivimos toda nuestra vida ante el rostro abierto de Dios.
Por lo tanto, la verdadera santificación no es una demostración que se pone frente a líderes respetados o amigos cristianos.
Tenemos una audiencia de uno. Bien se ha dicho que si le agradas, no importa a quién le desagrades, y si le desagradas, no importa a quién le agrades. Más que simplemente ser el mayor socio responsable que podamos tener, Él no solo está con nosotros, sino que está trabajando continuamente en nosotros para que podamos progresar consistentemente en la santidad.
No debemos escuchar esta promesa de que Él está con nosotros y pensar en la presencia de Dios como ese capataz severo mirando por encima de nuestro hombro, diciendo: "Ahora sé coherente, no des un paso, llega allí." No, deberíamos escucharlo como la presencia de un padre amoroso que dice: "Estoy contigo, estoy trabajando en ti para darte toda la gracia necesaria para que camines en lo que mi Hijo ha comprado para ustedes."
Una cuarta verdad sobre la santificación viene al final del versículo 12: La santificación se persigue mediante un esfuerzo diligente. Aquí llegamos al mismo corazón del pasaje. Mira nuevamente conmigo el versículo 12: "Para que entonces, amados míos, así como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupad vuestra salvación con temor y temblor."
Pablo no abogó por un enfoque pasivo a la santificación, donde simplemente nos rendimos y dejamos que Dios lo haga todo. Ese enfoque a menudo se ha descrito o atribuido al movimiento Keswick de finales del siglo XIX, llamado así debido a las convenciones sobre espiritualidad que tuvieron lugar en Keswick, Inglaterra. Andrew Murray fue un autor popular de ese período de la historia, considerado por la mayoría como el autor devocional más destacado del movimiento Keswick. Escribió un libro clásico llamado "Permanecer en Cristo" y nos da una buena representación de este modelo quietista pasivo de santificación.
Murray dice: "Lo que el creyente puede hacer de sí mismo es totalmente pecador, por lo tanto debe cesar por completo de sus propias acciones y esperar la obra de Dios en él. En la medida en que se entregue como un instrumento verdaderamente pasivo en la mano de Dios, será esgrimido por Dios como un instrumento activo de su poder Todopoderoso."
Ahora, eso suena plausible, ¿no es así? ¿Quién no querría simplemente sentarse y esperar a que la santidad le suceda por Fiat Divino? A lo que Murray y los demás del movimiento quietista se estaban aferrando era la verdad que viene en el siguiente versículo de nuestro texto: "Porque Dios es quien está obrando dentro de nosotros tanto para la voluntad como para obrar para su buena complacencia."
Pero se ha dicho que la verdad es como el filo de una navaja y que el error es como una vasta meseta. Y, por lo tanto, al tratar de enfatizar la soberanía de Dios y la total dependencia del creyente de Él para la santidad, lo cual es bueno, los quietistas se han caído del filo de la navaja porque no lograron representar el mismo énfasis que Pablo hace en este mismo texto y a lo largo de las Escrituras. La santificación debe ser perseguida por un esfuerzo diligente. Debemos trabajar en la salvación que Dios nos ha dado con temor y temblor.
Escuchemos la forma en que las Escrituras hablan acerca de esta santificación. Es una carrera. Hebreos 12:1: "Despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante." No se nos dice que nos sentemos en las gradas y esperemos a que alguien venga a llevarnos a través de la línea de meta. ¡Corramos con paciencia! La santificación es una búsqueda.
Hebreos 12:14 nuevamente dice buscar la paz con todos los hombres y buscar la santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Hay una santificación, hay una santidad práctica vivida, sin la cual nadie verá al Señor, y se nos ordena perseguirla.
La santificación requiere insistir. En Filipenses 3:12, Pablo no dice que ya lo he obtenido o que ya soy perfecto, sino que sigo adelante para alcanzar aquello para lo cual también fui asido en Cristo Jesús. Esa palabra "presionando" traduce la palabra griega "dioko," que en otros lugares se traduce como "perseguir." Habla de un cazador en busca de su presa. Lo que dice Pablo es rastrearlo. Está diciendo cazar santidad, perseguir esta vida que ha sido comprada para ti. No es una idea pasiva, y por eso no debemos ser pasivos en la santificación.
La vida cristiana debe estar marcada por un esfuerzo continuo, sostenido y extenuante. Debemos hacer un uso diligente de cada medio de gracia ordenado por Dios que las Escrituras nos revelan para progresar en la santidad. ¿Cuáles son algunos de esos medios? Bueno, debemos buscar la renovación de nuestra mente al exponer nuestra mente a la palabra de Dios, leyendo y meditando constantemente en las Escrituras. Jesús lo dice claramente en su oración al Padre en Juan 17:17: "Santifícalos por la verdad; tu palabra es verdad."
También debemos buscar el rostro de Dios en oración. Qué maravilloso énfasis para el mes de octubre, que nuestra iglesia progresaría en ser aquellos que persiguen a Dios en oración, saboreando la comunión con Él y pidiéndole que realice en nosotros la obra de santificación. Los dones que Dios se deleita en dar a sus hijos, Jesús dice, incluyen el don de nuestro progreso en santidad, que nos da por medio de pedirlos en oración.
También debemos exponernos a la predicación de la palabra y participar en la adoración corporativa del Señor Jesús en su asamblea reunida en la comunidad de su iglesia, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre (Hebreos 10:25), sino animándonos unos a otros día tras día, estimulándonos unos a otros al amor y a las buenas obras. ¿Cómo puedo aumentar en el amor y las buenas obras? Bueno, en parte, mis hermanos y hermanas en Cristo me estimulan a esas cosas mientras vivimos la vida juntos, semana tras semana tras semana.
En todos estos medios y más, nos apropiamos de todos ellos siempre mirando con los ojos de nuestro corazón la gloria del Señor Jesucristo, el que se revela en las Escrituras, el que perseguimos y perseguimos en oración, el que tenemos comunión con los santos. Porque, como escribe Pablo en 2 Corintios 3:18, es al contemplar a cara descubierta la gloria del Señor que estamos siendo transformados en esa misma imagen de gloria en gloria. ¿Cómo nos transformamos?
Contemplamos la Gloria de Cristo con los ojos de nuestro corazón por la fe a través de todos estos diversos medios de Gracia en los que él se nos revela. Por lo tanto, la santificación debe ser buscada mediante un esfuerzo diligente.
Pero número cinco, ese esfuerzo diligente es energizado por el poder divino. Es energizado por el poder divino.
Trabaja en tu salvación con temor y temblor, porque es Dios quien está obrando en ti tanto para querer como para trabajar para su complacencia. Literalmente, el que está trabajando continuamente en ti es Dios.
Esta noción de trabajo continuo se traduce del verbo "enérgeo," del cual obtenemos el término inglés "energía." El poder que energiza todas nuestras labores en la búsqueda de la Santidad no es nuestra energía, no es nuestro poder, sino el poder divino de Dios.
Juan Calvino llama a la poderosa y energizante Gracia de Dios "el verdadero motor para luchar contra el pecado." La palabra "Dios," aunque naturalmente se espera que ocurra en la última parte de la oración, en el original está lanzada hasta el frente para lograr una sorprendente cantidad de énfasis.
Pablo no quiere que lo malinterpreten. Le corresponde a usted, creyente, ocuparse de su salvación con temor y temblor. Pero no lo olvide: en un momento dice, queridos Filipenses, que en todos sus esfuerzos de trabajar es Dios quien está trabajando en ustedes, energizando todos esos esfuerzos. Él comenzó esa buena obra de Salvación en ustedes (Filipenses 1:6), y Pablo dice que está absolutamente seguro de que la completará en el día de Cristo.
Pero aquí aprendemos que Dios está obrando en usted no solo al principio, cuando comenzó esa obra, no solo al final, cuando la perfeccionará, sino en cada paso del camino, en el medio.
Es como dice ahora la gran bendición: "El Dios de Paz que resucitó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del Pacto Eterno, incluso Jesús nuestro Señor. Que Dios os equipe en cada buena obra para hacer su voluntad, obrando en nosotros lo que es agradable a sus ojos por medio de Jesucristo."
Así que, en todos sus esfuerzos por despojarse del pecado y revestirse de justicia, el Dios todopoderoso del universo, el creador del Cielo y de la Tierra, está obrando en ustedes con el mismo poder energizante con el que resucitó al Señor Jesús de entre los muertos.
"El Dios de paz que resucitó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas." Si puede resucitar al Hijo de entre los muertos, puede hacer que usted, mediante el poder de la resurrección, camine en la novedad de la vida.
Ahora, no es de extrañar que Pablo nos ordene ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor.
Hay poder de la resurrección obrando en ti. Quiero decir, piensa en los pecados que has cometido desde que te despertaste esta mañana y luego comprende el hecho de que en esos momentos el inefablemente santo Dios del universo, que es demasiado puro para mirar el mal cuyo nombre es Santo, estaba tan íntimamente involucrado contigo que en el mismo momento en que comenzaste a alejarte de esos pecados y arrepentirte, se puede decir apropiadamente que ese Dios santo estaba en ustedes dispuesto y obrando el arrepentimiento para su buena voluntad. No se habrían convertido en absoluto si Él no estuviera obrando en ustedes. No tengo palabras para expresar adecuadamente esa verdad, pero ¿quién de ustedes no temblará ante ese pensamiento de que tú y yo somos hombres y mujeres de labios inmundos y el Dios santo del universo, el Dios que vio Isaías y dijo ¡ay de mí porque estoy deshecho, que ese santo, santo, santo Dios está habitando en nosotros por su Espíritu?
El Espíritu Santo de Dios se ha complacido en hacer su habitación en mi corazón humilde, quebrantado y corrupto. Oh, cuán hospitalario debo hacer mi corazón al Espíritu. ¿Qué morada debo establecer para uno tan santo y tan capaz? Puedes ser frívolo en tu discurso, puedes ser indisciplinado con tu tiempo, puedes ser impuro en tus pensamientos y acciones, puedes estar injustamente enojado y no perdonar a tus hermanos y hermanas en Cristo.
Si el Dios de Isaías 6 está en ti, puedes ser despreocupado en tu actitud hacia el pecado. Bueno, todos somos pecadores, nadie es perfecto, todavía no estoy en el cielo. ¿Puedes ser justo en tu búsqueda de la santidad? Lo haré, ojalá nunca esté tan lejos de hacerte descansar y relajarte y solo esperar a que la obra de Dios te catapulte con el golpe mágico. No, la obra de Dios en ti debería hacerte serioso en hacer morir las obras del cuerpo por el Espíritu y buscar la justicia con todas tus fuerzas.
Algunos de ustedes dicen ahora espera un minuto. Primero me dijiste que necesito trabajar en mi propia salvación, ahora me estás diciendo que Dios es el que está trabajando en mí. ¿Cuál es, trabajo yo o Él trabaja? Y la respuesta es que Dios está trabajando en nosotros, de ninguna manera cancela o mitiga nuestra necesidad de realizar nuestra salvación. De hecho, su obra es la base de nuestra obra. Nosotros trabajamos, nos esforzamos, trabajamos precisamente porque Él está trabajando en nosotros, y sin su trabajo nuestro trabajo sería imposible.
Lo vemos tan claramente en el texto que Tom leyó para nosotros anteriormente, en 2 Pedro 1. Regresen allí mientras confrontamos esta idea de otra manera. 2 Pedro 1, versículo 3. Pedro les dice a los creyentes que el poder divino de Dios nos ha concedido todo lo relacionado con la vida y la piedad.
Todo lo que necesitamos ha sido proporcionado a nosotros gentilmente por la obra del propio poder de Dios, y luego en el versículo 4 nos dice que hemos escapado de la corrupción que está en el mundo por la lujuria. Y no escaparemos, no, nosotros estamos escapando ahora. Estamos en el proceso de escapar, pero hemos escapado, así que puedes pensar que es perfecto.
Dios me ha dado todo lo que necesito para la piedad. He escapado de la corrupción del mundo. Voy a sentarme y relajarme, ceder y rendirme y esperar la magia. Pero luego te encuentras directamente con el versículo cinco y Pedro dice: "Ahora por esta misma razón, aplicando también toda diligencia en tu fe, proporciona excelencia moral y conocimiento y autocontrol y así sucesivamente". Ahora capta la forma en que las Escrituras razonan, porque no razonamos como esto naturalmente: "Te han dado todo lo que necesitas, has escapado de la corrupción del mundo, y por eso mismo, haz todo lo posible en tu santificación". No es así como pienso, eso pienso. Eso está bien. Dios lo ha hecho, así que yo, bueno, o Dios no lo ha hecho. Entonces, Pedro piensa que eso es ridículo.
Dios todopoderoso está obrando dentro de ti tanto para voluntad como para obrar para su buena voluntad. Y por esta misma razón, obra tu salvación con temor y temblor.
Recuerdas en Éxodo 14, Faraón y el ejército están persiguiendo a los israelitas en el desierto y eventualmente Israel está rodeado por el Mar Rojo por un lado y el ejército egipcio por el otro. Y el pueblo culpa a Moisés, diciendo: "Oye, podríamos haber muerto así en Egipto, ¿por qué nos trajiste aquí por esto?" Y en el versículo 13 de Éxodo 14, Moisés le dice al pueblo que no teman, esperen y vean la salvación de Yahweh que él cumplirá para ustedes hoy. Para los egipcios que han visto hoy, nunca los volverán a ver para siempre. Yahweh peleará por ti mientras guardas silencio. Eso suena maravilloso, eso suena glorioso, confiando en la soberanía de Dios. Pero luego Dios responde en el siguiente verso, Éxodo 14:15: "¿Por qué me clamas? Dile a los hijos de Israel que sigan adelante. Levanta tu bastón y extiende tu mano sobre el mar y divídelo, y los hijos de Israel pasarán por en medio del mar en tierra seca".
¿Qué dice Dios? Moisés, vamos, deja de molestarme. He hecho todo lo que voy a hacer. Hazlo aquí, está bien, estás solo. No, él está diciendo: "Vamos, Moisés, hazlo lo mejor que puedas para hacer que Egipto, los egipcios, desaparezcan". No, el Mar Rojo solo podría dividirse por el poder de Dios. Dios está diciendo que lo voy a hacer, pero él está diciendo: "Lo haré por medios". Lo haré a través de su caminar y a través de su cayado, como dice un predicador. Moisés no obró el milagro de dividir el Mar Rojo. Dios obró el milagro. Moisés actuó. El milagro y en el milagro de la santificación, Dios obra en nosotros para que por su poder divino obedezcamos. Él obra el milagro de la santificación; nosotros actuamos el milagro.
Jonathan Edwards captó esto cuando escribió: "No somos casi pasivos en la santificación, ni tampoco Dios lo hace todo y nosotros hacemos el resto, pero Dios hace todo y nosotros hacemos todo. Dios produce todo y actuamos todo porque eso es lo que él produce: nuestros propios actos".
Edward dice que Dios es el único autor adecuado y fuente; somos los únicos actores adecuados. Estamos en diferentes aspectos, lo totalmente pasivo y lo totalmente activo, que es caminar por el filo de la verdad. Esa realidad está en todas partes en las Escrituras. Aquí, la forma en que el Nuevo Testamento habla de esto:
Gálatas 2:20: "Estoy crucificado con Cristo, sin embargo, vivo, pero no yo, sino que Cristo vive en mí."
1 Corintios 15:10: "Yo trabajé más que todos ellos, pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."
Romanos 8:13: "Si por el espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis." Así yo hago morir las obras del cuerpo por el espíritu.
1 Pedro 4:11: "Quien sirve, que lo haga por la fuerza que Dios proporciona." Yo sirvo por la fuerza de Dios.
Así que en todos estos pasajes estoy viviendo, estoy trabajando, estoy sirviendo, pero en cada caso, mi voluntad y mi trabajo son energizados por la voluntad y la obra de Dios. Así que no enfrentemos estas dos verdades gemelas entre sí y caigamos del filo de la navaja de la verdad a la meseta del error.
Aunque la santificación es perseguida por nuestro esfuerzo diligente, nuestro esfuerzo mismo es energizado por el poder divino. Y eso nos lleva rápidamente a la verdad clave número seis: la santificación se mide en los afectos y las acciones.
Versículo 13: Nuevamente, Dios está trabajando continuamente en ti tanto para voluntad como para trabajar por su placer.
Esto nos enseña que la obra poderosa de Dios para nuestra santificación implica su obra en nosotros, tanto interna como externamente, en nuestra voluntad interna como en nuestra obra externa. Lo que significa que la santidad no es simplemente una cuestión de cumplir deberes externos.
Lee tu Biblia, ora, ve a la iglesia, canta, escucha, ve al estudio bíblico, sirve a otros. Mira, no sé, eso suena mucho a mi vida. Bueno, esa es la vida cristiana, pero hay muchos que pasan por esos movimientos y no tienen raíz alguna. Es todo externo, pero la obra de santificación de Dios comienza internamente.
Charles Hodge dice que la santificación es hacer que el árbol sea bueno para que el fruto sea bueno. No es tomar el fruto y graparlo al árbol. Entonces eso significa que la persona santa, la persona verdaderamente santa, no hace simplemente lo que Dios le ordena, aunque ciertamente lo hace. La persona santa primero ama lo que Dios ama y luego actúa de acuerdo con ese corazón renovado.
Dios inclina nuestros corazones a atesorar la gloria de Cristo y como Lo contemplamos con los ojos de la fe. Nuestras mentes y nuestros afectos se renuevan para que lo amemos más y amemos menos el pecado. Somos transformados.
Entonces, de adentro hacia afuera, dices, ¿por qué es eso importante? Bueno, porque informa adecuadamente nuestra búsqueda de la Santidad. O antes de que podamos comenzar a hacer todo el esfuerzo como dice Pedro en Segunda de Pedro 1:5, debemos reconocer que la Santidad no es simplemente una modificación de la conducta, incluso los hipócritas pueden entrenarse para realizar deberes externos que no tienen corazón para hacer, pero aquí estamos hablando de corazón. Transformación que se manifiesta en nuestras acciones queremos tener afectos santificados así como acciones santificadas porque Dios nos ordena no solo comportarnos con rectitud Él nos ordena ser santos. Él obra en nosotros, incluso a nivel de afectos y motivaciones internas tanto a la voluntad como al trabajo y entonces la santidad no es este puño cerrado, dientes apretados, bueno, supongo que solo tengo que hacer todas las cosas que odio y tengo que renunciar a todas las cosas que amo, no por Gracia, la Santidad es lo que amo. Es hermosa, la santidad es hermosa, es un deleite para mí dejar estos pecados que tan fácilmente me enredan porque la santidad es la vida más placentera.
Hay una vida de obediencia caminada al lado de Cristo, es la vida más placentera, no hay nada que valga la pena entregar a eso porque y eso nos lleva a la verdad final acerca de la santificación número siete, está gobernada por la perfecta voluntad de Dios.
Está gobernada por la perfecta voluntad de Dios y aquí llegamos al final del versículo 13 donde aprendemos que todo lo que Dios obra en nosotros tanto para la voluntad como para trabajar es para su beneplácito. Este es el gran fin de su obra. Dios se esfuerza tanto en esforzarse con sus criaturas en este proceso de santificación progresiva porque le agrada hacerlo, porque se deleita en la santidad.
Su meta siempre ha sido Tito 2:14, purificar para sí un pueblo para su propia posesión que sea celoso de las buenas obras. Su propósito declarado desde antes de la fundación del mundo, Romanos 8:29, es conformar a su pueblo a la imagen de su Hijo. Dios siempre ha estado en el negocio de formar y moldear a su pueblo para que se vean exactamente como Jesús, ¿por qué? Porque su hijo es la imagen perfecta de Dios mismo, él es la imagen del Dios invisible, él es Dios del verdadero Dios, la representación perfecta de la Propia Santidad de Dios en carne humana.
El placer de Dios en su propia Santidad es lo que lo impulsa a santificar a su pueblo. Espero que llegue a ti el agrado de Dios en su propia Santidad, es lo que lo impulsa a santificar a su pueblo. Y para que sepas lo que eso significa, puedes estar seguro de que lo logrará. Con ese propósito ha puesto sobre vosotros su nombre, el alto y exaltado que vive para siempre cuyo nombre es Santo, Isaías 57:15. Y ahora persigue la Santidad de su pueblo a quien ha puesto Su santo nombre con la misma pasión que ha puesto por el honor de su propio nombre. Dios no va a dejar que su honor caiga en el camino. Isaías 42:8, Yo soy Yahweh, ese es mi nombre, no daré mi gloria a otro, dice, tendré mi gloria. Dice, soy un grande rey y mi nombre será temido entre las naciones. Y amigos, ¿sabes lo que eso significa? Significa que nosotros, que luchamos tan poderosamente para parecernos a nuestro padre, nosotros, cuyo parecido familiar con el Dios cuyo nombre es Santo, somos nosotros, cuyo parecido familiar lo es todo. Demasiado débiles somos los objetos del celo omnipotente para que Dios obtenga lo que es digno en su pueblo. Padre, no puedo darte lo que eres digno, no puedo ser lo que Cristo merece tener de su pueblo. Mi adoración es tan fría, mis pecados son tan grandes y tan numerosos, pero mi gran sustento y esperanza es que obtendrás de mí lo que eres digno porque amas la Santidad más de lo que yo jamás podría.
Tiene sentido entonces que Pablo pudiera escribir en 1 Tesalonicenses 4:3, porque esta es la voluntad de Dios, tu santificación. Tantos cristianos profesantes se vuelven locos tratando de descubrir cuál es la voluntad de Dios para mi vida. ¿Cuál es la voluntad de Dios para mi vida? ¿Debería ir a esta escuela? ¿Debería casarme con esta persona? ¿Debería presionarme con colgator? Ayuda del Espíritu. Aquí está la voluntad de Dios para tu vida: tú eres santificación, tu santidad cada vez mayor.
Creo que podemos encontrar una gran fuente de fortaleza y motivación en nuestra batalla contra el pecado si constantemente nos recordamos que esa batalla está gobernada por la perfecta voluntad de Dios. Que en cualquier momento dado en el que estoy completamente ocupado en la mortificación de mi pecado, que es doloroso, que es emocionalmente agotador, pero cuando estoy completamente ocupado en trabajar en mi propia salvación con temor y temblor, según el poder de Dios que obra dentro de mí, en ese momento estoy justo en el centro de la voluntad de Dios para mí. Estoy justo donde Él quiere que lo persiga, huyendo del pecado, huyendo hacia Él.
Y eso deja la pregunta: ¿estás tú en el centro de su voluntad? ¿Cuál es tu santificación? ¿Es el todopoderoso Dios del universo trabajando dentro de ti, dirigiendo tanto tus deseos como tus acciones en conformidad con su beneplácito? ¿Tienes algún sentido de la fuerza divina que te energiza para trabajar con alegría, gozo y reverencia en tu propia salvación? ¿Estás progresando en la santidad?
Si estás fuera de Cristo aquí esta mañana, tu respuesta a esas preguntas debe ser no. En lugar de agradar a Dios, todos tus esfuerzos por realizar buenas obras y acciones justas son una ofensa para Él. Dices, realmente me refiero a tratar de ser una buena persona. Una ofensa a Dios, bueno, sí. Isaías 64:6 dice que aparte de Cristo, todas nuestras obras justas son como un vestido sucio. Seguro que nuestras buenas obras pueden verse bien cuando las comparas con las obras de otras personas en este nivel humano horizontal, pero el estándar de justicia de Dios es acorde a su propio carácter, y Él es perfectamente santo. Por lo que cualquier esperanza de alcanzar la justicia por tus propias obras es como tratar de comprar un auto nuevo con un trapo sucio.
Y, por lo tanto, si estás fuera de la palabra de Cristo que Dios te dirigió esta mañana, no lo es. Ocúpate de tu propia salvación con temor y temblor. Amigo, no tienes salvación para llevar a cabo. La palabra de Dios para ti esta mañana es arrepentirte y creer en el Señor Jesucristo para que puedas ser salvo. La palabra de Dios para ti es poner tu confianza en la justicia de otra persona, la obediencia de otra persona, la obediencia perfecta del Dios-Hombre, nuestro sustituto, quien, como hemos oído, obedeció a Dios perfectamente en cada aspecto de su vida, quien se humilló en obediencia hasta la muerte en una cruz para llevar la maldición de la ira de Dios que te fue debida, para que la pena de tu pecado fuera pagada en orden, y que luego resucitó al tercer día en triunfo sobre el pecado y la muerte para que puedas caminar en novedad de vida.
Querido amigo, él hizo todo de eso precisamente porque nunca podrás ser lo suficientemente santo, nunca podrás ser una persona lo suficientemente buena y por eso te pido que recibas el don de la justicia, no te lo ganes, no trabajes por ello, recíbelo con las manos vacías esta mañana por creer en Cristo, al aferrarse a Cristo con la mano vacía de la fe.
Solo y para mis hermanos y hermanas mientras luchas fielmente contra el pecado y buscas la santidad en tu vida. Recuerda estas siete verdades clave sobre la santificación. Medita en ellas. Mantente atento al ejemplo perfecto que tienes en el Señor Jesucristo. Recuerda que luchas no como alguien que busca ganarse el favor de Dios, sino como alguien que ya es amado por amor a Cristo. Busca la santidad constantemente sin importar quién esté mirando, porque el Señor siempre está mirando y porque él es nuestro único y verdadero público. Aplica toda diligencia en la lucha de la fe evitando la trampa del pacifismo y el quietismo. Sin embargo, asegúrate de que todo lo que estás luchando sea en dependencia consciente de su poder, el que trabaja poderosamente dentro de ti y energiza todos tus esfuerzos en la búsqueda de la santidad. No olvides que la santidad apunta primero al corazón y luego a las manos, y que Dios está obrando ambos en ti, y luego regocíjate en el Dios que se complace en purificar a su pueblo, que es nuestro mayor beneficio y nuestra mayor alegría.
Oremos...
Padre, nos atreveríamos a pedirte que completes nuestra alegría persiguiendo en nosotros la pureza y la santidad que amas, que te complaces, Señor. Confesamos, tomamos placer en ello también, pero oh no, como deberíamos, no tan consistentemente como debemos y por eso oramos para que la gracia sea lo que has comprado para que seamos por el sacrificio de Cristo lo que el Espíritu de Dios obra en nosotros día a día. Oramos para que derrames ese Espíritu, llénanos con tu Espíritu para que podamos ser guiados por él, para que podamos caminar por él y así no cumplir los deseos de la carne.
Haz de Grace Church un pueblo santo, no para que miremos hacia abajo nuestras narices hacia los demás, no para deleitarnos en nuestra santidad, sino en tu santidad, para deleitarnos en tu santidad, para que podamos ver iluminaciones cada vez más claras del rostro de Cristo en el camino de la obediencia, tal como lo prometiste al Señor Jesús en Juan 14: el que guarda mis mandamientos es el que me ama y yo lo amaré, y mi Padre lo amará y se revelará a él. Queremos mayores revelaciones a los ojos de nuestro corazón, la gloria de Jesús, porque él es toda nuestra esperanza, todo nuestro gozo. Él es la médula de esta vida, la gloria de todo en este mundo, aquel a quien anhelamos y anhelamos ver en el cielo. Envíanos el cielo a nuestros corazones y confórmanos a la imagen de tu Hijo para que él pudiera tener el primer lugar en todo. Deseamos que él aumente incluso mientras nosotros disminuimos. Oramos en su nombre. Amén.
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¿Campanas o delulu?
Una serie de entradas actualizadas poco a poco sobre aquello que no debe ser nombrado... (o sí).
26.08 7:22
Ayer por la mañana hablé con Maira, estuvimos comentando una cosa sobre Chadia y no sé, me dije a mí misma que no iba a darle muchas vueltas al asunto pero sentía que tenía que contarlo a alguien (spoiler: también se lo conté a mamá por la noche). Hoy es el cumpleaños de Kristian y como cae en lunes decidimos celebrarlo el viernes-sábado. El viernes no hicimos mucho, estuvimos en casa y cenamos tacos. Esa noche dormí de maravilla, may I say. Luego el sábado desayunamos y fuimos más tarde a un festival de comida...eso no fue gran cosa. Cuando llegamos al sitio había como 3 o 4 puestos de comida y ya está...había muy poca gente y parecía que estaba, en general, muy mal organizado...además el tiempo no acompañaba. La idea era comer algo allí, pero viendo el asunto decidimos irnos a Storo. Ibamos a ver la película de Deadpool y Wolverine, así que ibamos bastante bien de tiempo. La película era a las ocho y eran como las cuatro de la tarde. Comimos en un restaurante asiático y luego tomamos un donut de postre en el centro comercial. El caso es que de camino a ese restaurante, pasamos por el centro comercial y miramos unas tiendas, él se acercó a una joyería y empezó a mirar anillos, de mujer. Y le señalé uno que parecía bastante mono aunque fuera básico. Y él solamente me dijo "pero es que ese no tiene diamante" y yo le dije "bueno, yo solo digo que es mono. Ahora, si me vas a pedir matrimonio eso es otra cosa". Y ahí él dijo "ya, por eso". Y yo lo único que dije fue "bueno, pues en ese caso estos no me gustan". Pero yo me quedé un poco WHAT?, lo intenté como disimular mirando otras cosas y tal pero ya mi cabeza estaba como nublada de alguna manera. Luego yendo al restaurante dijo que quería comprarse o un anillo o un reloj, y le dije que podríamos ir a verlos después, porque total íbamos a tener tiempo de sobra. Comimos, fuimos a por el donut y fuimos de nuevo a la joyería. Miramos anillos y miramos relojes. Le gustó uno que era así azul y plata, mientras que el hombre estaba arreglando el reloj, él me dijo que me probara anillos, para ver qué talla tenía, y, específicamente me pidió que mirara la talla del dedo anular. Y ahí me entró bastante vergüenza. Fuimos al cine, no estuvo para nada mal la película y volvimos a casa. Y creo que vimos unos capítulos de alguna serie y luego nos fuimos a dormir. Fue ayer, domingo, cuando mi cabeza no daba de darle vueltas al asunto. ¿Lo va a hacer? ¿Ya? ¿Tan pronto? ¿De verdad quiere? ¿Pero para cuándo? ¿Eso significa que me casaré? ¿Pero para cuándo? ¿Y la casa? Hablé con Maira y ella me dijo que no estaba delulu y que empezara a cuidar mis uñas. Genial, justo cuando tengo unas uñas de mierda. También di mis hipótesis de que si lo hace lo más seguro es que sea por diciembre o el año que viene, supongando que lo haga. También me dijo que eran increíble cómo era capaz de estar tan tranquila. ¿Tranquila? ¿Ahora? Imposible. Intento no pensar en ello pero se me pasan por la mente muchas cosas. No quiero hacerme aquí muchas ilusiones, no quiero que mi delulu vaya demasiado lejos porque quién sabe, a lo mejor me convierto en la siguiente waiting Mary, you know. Pero allí estaba ayer en el sofá mirando anillos de compromiso, comparando precios, formas y tiendas, que, por cierto, son caros de narices. Tenía pensado no contárselo a nadie más, pero acabé diciéndoselo a mi madre. Lo único que dijo fue que Kristian iba "a por mí de cabeza". Pero bueno... también dije que iba a intentar no pensar mucho en ello pero ahí estaba a las doce y media todavía despierta. Hoy incluso he soñado con una boda.
02.09
Ha sido un finde tranquilo pero a la vez no he podido no pensar en cómo de cerca o lejos estamos para que suceda el día que no quiero nombrar para no gafarlo. Hoy me he acordado de que guardé hace una semana o así unas fotos de inspiración. Llámame tonta, pero a la vez no lo soy tanto. Tengo elegidos tres temas, tres colores, por si alguno de ellos falla. Pero ¿y lo que disfruto haciendo esto? Buscando fotos, haciendo el lienzo aesthetic... un buen pasatiempo he de decir. Debería estar organizando cosas del colegio, pero aquí estoy ideando, idealizando. En mi nube.
03.09
Hoy en mi visionboard he puesto más cosas; he añadido ese último tema aesthetic y lo he dejado bonito. He agregado cosas que podían ser buena idea o que puedan ser originales. Y también he pensado en qué tipo de zapatos me gustaría llevar. Obviamente necesito tacón, pero también plataforma, para no morir ese día. Pero tampoco unos tacones muy exagerados y no necesariamente con adornos. Eso me ha hecho también pensar en ese "something blue", pero no termino de encontrar qué sería lo mejor para ello. También he pensado en canciones y no ha habido suerte, sólo me he frustrado porque mi canción era la que Ana escogió para su día. La odio por ello. No mucho, pero la odio por ello. Ayer también pensé en anillos para él y me ha surgido la duda. Porque yo quiero que el mío sea de oro ha que es lo que mejor me va acorde a mi piel. Sin embargo, a él le queda mejor la plata. He mirado anillos de oro y no es que me gusten mucho, pero sí me gusta uno plateado. Pero el tema es que me gustaría que ambos anillos sean del mismo material, a pesar de que solo sean de compromiso.
04.09
Hoy se lo he tenido que contar a Lucía. Siento que cuanto más lo digo más lo gafaré en un futuro, pero es que es imposible no compartirlo. Me ha dicho lo mismo que Maira, qué cómo es posible que esté tan tranquila. ¿Por qué piensan eso? No habrán visto mis uñas...hace un mes estaba largas, preciosas. Ahora no tienen ni forma. No estoy tranquila, si lo estuviera no se me pasaría por la cabeza el tema 24/7. No estaría parándome en los escaparates mirando anillos, ni mirando tips de boda. Si no lo estuviera, no intentaría leer la mente a Kristian ni tampoco conectar hilos invisibles con cualquier cosa que pasa. No estoy tranquila, estoy expectante.
08.09 00:30
Que está decidido y que Lover será la canción. Y que si me caso debería ser en 2026. Tengo que hacer justicia a la canción. I've loved you three summers now, honey, but I want'em all. Pero también me pongo a pensar en el futuro y es como ¿los hijos para cuando? ¿con 30? ¿31? ¿33 ya es muy tarde?
08.09 19:50
Los domingos de relax se han convertido en cómo dejar mi visionboard lo más aesthetic posible. No solo pongo fotos de inspiración sino que también me preocupo de que las fotos, las formas y los colores combinen. Hoy también cogiendo de referencia un tiktok he ideado la playlist de una posible recepción. He estado bastante tiempo combinando tempos y sonidos, repitiendo como 5 veces una canción para saber si pegaba delante o detrás de otra. Siento que ha quedado muy bien. También he estado mirando posibles invitaciones y tableros de asientos. He estado un buen rato buscando fotos de inspiración para futuras poses y está completamente decidido que los vestidos de Rosa Clará son los que más me gustan.
09.09 23:08
Me prometí a mí misma anoche que no iba a volver a tocar nada sobre cómo me gustaría celebrar y organizar mi futura boda. Me dije a mí misma que sería un poco tontería estar organizando y pensando en qué hacer, cómo, cuándo, dónde, con quién y demás etceteras sin ni siquiera estar segura de que vaya a recibir algún anillo en un futuro temprano. Pero aquí estoy, una vez más, planeando y pensando en futuros detalles. A veces siento que me he vuelto la persona más delulu de toda la tierra y que la hostia que me voy a dar no va a ser pequeña. Pero es que no puedo evitarlo, cada vez tengo más ganas de gritarlo a los cuatro vientos, ¿pero gritar el qué? Si nada está confirmado... Hoy he pensado en cómo sería el camino al altar, ¿quién sería mi dama de honor? ¿Tendría damas de honor acaso? Una cosa que sí me gustaría hacer es poner a Cristofer, al igual que a Irene. Y antes de mi padre y yo a Astrid y Esme con Luisa y Ana. Anders sería el oficiante, y de alguna manera u otra se las apañaría para cambiar de un idioma a otro. Esto me ha llevado a pensar en cómo organizar una boda bilingüe. Tengo ideas e incluso he hecho bocetos. Me doy miedo a mí misma porque solo parece que estoy centrada en este tema, a lo mejor es verdad, a lo mejor lo estoy. Pero como ya he dicho antes, es muy difícil evitarlo.
20.09
Hace tiempo que no actualizo este post, tengo que decir que esa fiebre que tenía por la boda ha parado. Por un lado, ha parado porque he estado centrada en cosas del colegio, y por otro lado, porque Kristian me contó sobre un piso que su padre tiene y que su padre le dice que compre para sacar ganancias. Ese piso es bastante pequeño, no para dos personas. Y si es para dos personas, van a estar muy justos de espacios. El caso es que Kristian dijo algo como "lo pensaré, a ver qué pasa" y yo solo reaccioné de manera neutral. Obviamente, no me hace gracia que le de por comprar ese piso, porque para eso pues que se compre uno conmigo ¿no?. Pero bueno, luego también me paré a pensar en que vivir vivir, nunca hemos vivido juntos y me estresa eso de comprar algo conjuntamente sin haber convivido realmente. Es como que lo veo super arriesgado. Sin embargo, por otro lado, noto que mis uñas vuelven a crecer y solo necesito pulirlas para que estén preciosas como estaban en julio. Eso me da por pensar de que si por alguna casual sucede el tema el 29 de septiembre, las uñas estarán bonitas al menos. Que ahora que me acuerdo, por mucho que diga que no he pensado tanto, es cierto que han pasado 19 días, pero es verdad que hace dos busqué ideas de como decir a los familiares que se han comprometido. Es un poco gracioso porque vamos de extremo a extremo, o no me molesto en pensar en si pasará o no pasará, o me quedo horas y horas pensando y haciendo croquis de cosas que podrían ir bien para el gran día.
24.09
Hoy he quedado con Kristian para un café después del trabajo. Estaba bastante contenta para ser un martes, que es el día que peor llevo normalmente. Pero hoy se ha dado bien. De alguna manera, mientras tomábamos el café, ha salido el tema del cumpleaños de su madre y como era de esperar, se le había pasado que era hoy. Yo sabía que era hoy, la memoria no me falla, pero Kristian seguía dudando. Ha intentado mirar en facebook pero no era capaz de encontrar nada, tampoco ha tenido suerte mirando en snapchat y ha acabado recurriendo a LinkedIn. El problema es que ni él mismo podía entrar en su propio perfil, ha tenido que mandar un código de verificación a su correo. El tema es que por no tener aplicaciones en el móvil, algo que podría haberse hecho en unos segundos estaba tardando media vida. El correo con el código no llegaba, y de alguna manera ha empezado a rebuscar en todo su correo. Yo he mirado por encima y me he dado cuenta de que recibió en su momento un correo de Bjørklund, una joyería. No me ha dado tiempo a mirar más, tampoco quería delatarme, pero a la vez he pensado que estaba viendo algo que no debía y de ahí que me pasara a mirar la pantalla de mi móvil como si nada. ¿Podría ser que Kristian había encargado algo de la joyería? ¿O se trata de la típica propaganda que envían por correo? Hace un mes se compró el reloj, todo puede ser que fuera el recibo o la garantía. Digamos que muchas cosas se me han pasado por la cabeza.
28.09
Algo me dice que hoy no va a suceder, ni hoy ni mañana. Ayer Kristian vino y no se sintió como un cambio en el aura o lo que sea,no sé cómo explicarlo pero siento que si ocurriera, la atmósfera, el ambiente sería otro. Me siento un poco tonta, porque a pesar de que no es algo que yo diga "quiero que lo hagas ya", el haber estado un mes y medio pensando en que cabría la posibilidad de que sucediera hoy me ha dejado un poco con un sabor amargo. Pero bueno, habrá que aguantarse.
29.09
Creo que mis altas expectativas me han jugado una mala pasada. He estado todo el día con Kristian y obviamente no ha habido rastro de nada. Creo que conforme iban pasando las horas cada vez me enfadaba más conmigo misma. Por tonta. Por pensar que iba a pasar algo. Todo puede ser que lo haya gafado.
13.10
Hace un mes no paraba de pensar e idear cómo y cuándo. Me daba miedo pero a la vez me moría de ganas.Buscar inspiración se convirtió en un hobby. ¿Pasará o no pasará? ¿Y si pasa? me preguntaba cada día. Los días pasan y pasada la fecha la ilusión se ha ido apagando.Pienso de vez en cuando en ciertas cosas, pero ya no es lo mismo. Pienso que a lo mejor metí presión, de alguna manera lo hice. Pienso que lo gafé por decirlo en alto. Hace un mes pensaba en futuras fechas, una ya ha pasado y sabemos que para diciembre tampoco pasará. Creo que el foco ya no está en eso, ni siquiera sé si estuvo alguna vez.
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TWST: Historia principal – Episodio 7-126 (traducción español)
Libro 7 - El Líder del Abismo (Diasomnia)
Episodio 7-126 ¡Recomendación entusiasta!
[ ♪ ]
SAVANACLAW – SALÓN
*pasos*
SAVANACLAW – PASILLO
GRIM: ¡Le hemos perdido de vista! ¿Adónde habrá ido este Rook?
ORTHO: Hay rastro de las reacciones elementales de su alma en la habitación al final de este pasillo. Voy a ver.
ROOK: Antes de enseñarles esta entrevista, debería enseñarles esta otra…
¡No! Creo que es mejor enseñarles primero este álbum de fotos. Ay, me quedo embobado sólo con ver las portadas…
¡Ah! No no, tengo que volver rápido.
Aún son novatos, si les enseño estas diez revistas…
ORTHO: Rook Hunt, ¿estás ahí?
SEBEK: ¿No estás tardando mucho para coger solo una revista?
ROOK: ¡Perdón por tardar! Es que quería enseñaros más cosas y… ¡ups!
*PUM*
GRIM: Mñmñ, viene un ruido raro de dentro.
ROOK: ¡E-estoy bien, enseguida salgo, no abráis la puerta!
*PUM*
SILVER: Algo raro pasa. ¿¡No estará atacando la “oscuridad”!?
SEBEK: ¿¡Cómo!? ¡No podemos dejar que eso pase! ¡Humano, vamos a salvarte!
ROOK: Non! Por favor, ni se os ocurra entrar- ¡AAH!
SAVANACLAW – HABITACIÓN DE ROOK
TODOS: ¿¡O-OOOOOH!?
YUU: ¡Cada mitad parece una habitación diferente! / ¡Tiene las paredes plagadas de merchandising!
SILVER: ¿¡Q-qué le pasa a esta habitación!?
SEBEK: ¿¡Qué es esto, una sala ritual para hacer invocaciones de alto grado!?
ROOK: ¡Aa-aay…! ¡Mira que os he dicho que no entréis!
ORTHO: Rook Hunt, qué sorpresa.
¡No sabía que eras un otaku de esos que decoran su cuarto con copias repetidas del mismo merchandising…!
EPEL: ¡Iiih, hay cientos de Viles observándome en las paredes…! ¡Voy a tener pesadillas!
ROOK: Ju… jujuju… ¡¡jujujujujuju!!
He conseguido ocultarlo durante mis 3 años de estudiante aquí…
… No puedo dejaros ir sin más ahora que sabéis mi secreto.
SILVER: ¿¡Qué!?
ROOK: ¿Por qué no me acompañáis…?
¿¡A HACER MARATÓN DE LOS DVDs DE MIS ACTORES FAVORITOS!?
EPEL: ¿Eh? ¿Maratón de los DVDs de tus actores favoritos?
ROOK: ¡Vamos, chicos, sentaos por aquí! ¡Tengo tantas cosas que enseñaros!
SEBEK: Oye, para el carro. No hemos dicho que vayamos a ver- ¡Uh!
¡Por mucho que intente escapar, me está agarrando tan fuerte que no puedo mover ni un pelo!
SILVER: Si ni siquiera me está empujando ni usando magia…
EPEL: ¡No puedo escaparme…!
GRIM: ¡F-fuaaaag~!
ORTHO: ¡Chicos, hacedlo por el bien de conseguir información! ¡A por ello!
5 HORAS DESPUÉS
ROOK: Uuuh uuh, hic hic… ¿lo habéis visto?
Las siluetas de Vil y Neige haciendo una reverencia hacia el público mientras se cierra el telón…
La manera en la que se sonríen al final después de hacer de enemigos… B-b-beauté! *aplausos* ¡Buaaaah!
YUU: ¡¡Qué emotivo!! / Al fin se acaba…
GRIM: Fuaag~ Estoy molido de ver tantas películas y vídeos de actuaciones de seguido.
SEBEK: Está claro cuál es la obra más impresionante que hemos visto hoy…
EPEL: Los comentarios y gritos de Rook eran tan fuertes que no he podido concentrarme nada… creo.
SILVER: Zzz… ¡Ah! Lo siento. Aún estando en un sueño, me ha entrado sueño…
ORTHO: ¡Rook Hunt, gracias por enseñarnos tantas obras valiosas!
Se está haciendo tarde, va siendo hora de volver.
ROOK: A esto se refieren cuando dicen que el tiempo pasa volando como una flecha cuando te lo pasas bien.
¡Significa mucho para mi el tiempo que hemos pasado juntos hoy! ¡Estáis invitados cuando queráis!
GRIM: *susurrando* Yo no vuelvo ni en sueños…
ORTHO: ¡Bueno, buenas noches, Rook Hunt!
EPEL: …
¡Rook! Una última cosa…
ROOK: ¿Mm, qué pasa?
EPEL: ¿De verdad te has olvidado del VDC?
ROOK: ¿VDC…?
¡Ah, sí, fue maravilloso ver a Neige y Vil cantando “Ay ho” juntos!
EPEL: ¡¡...!!
ROOK: No importa cuántas veces lo vea, siempre lloro de lo bonita que es esa escena.
Podemos hacer maratón cuando queráis. Estoy deseando ver esa actuación juntos la próxima vez. ¡Bonne nuit, chicos!
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Siguiente → Episodio 7-127 ¡Utopía vanidosa!
Lista de capítulos
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⚠ Por favor, no resubas mis traducciones sin permiso. Puedes usarlas si me das créditos ⚠
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La verdad es que si no me sintiese fatal, yo también cogería a mis amigos y les obligaría a ver mis cosas favoritas durante horas, jakjajs. Rook en este capítulo es literalmente este meme horrible que me hace mucha gracia:
¡Espero que os haya gustado y podéis sugerirme correcciones en los comentarios!
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Reto de escritura. Día 2
Sueño
Sin lugar a dudas, una de las cosas que más me desconciertan es el estado onírico en el que entra nuestro subconsciente una vez que vamos a dormir. Es curioso cómo a lo largo del tiempo, el ser humano se ha devanado los sesos tratando de encontrar una conexión entre lo que se sueña y lo que pasa en la realidad.
Y es que, ciertamente, sí es un mundo inquietante, sobre todo porque muchos de nuestros sueños los recordamos vívidamente. Hay algunos que, incluso después de despertarnos, no logramos identificar si fueron sueños o si son realidad.
Yo he tenido muchos tipos de sueños, y estoy seguro que ustedes también. Hay algunos que he soñado sólo una vez, pero que resultan tan “reales” que es casi imposible de olvidarlos, mientras que otros que también he soñado una sola vez, puede que no sean tan trascendentes o que lo que haya pasado no sea tan importante, que termino por olvidarlos.
Hay otros sueños que también son difíciles de olvidar, porque los he soñado en repetidas ocasiones. En ésta categoría, puedo decir que hay los sueños que se repiten exactamente iguales, y otros que se repiten y cambian detalles: personas, objetos, movimientos. Pero el sueño sigue siendo el mismo.
Cuando pienso en estas cosas de los sueños y la relación que tienen con la realidad, me acuerdo de una novela que leí, de Gabriel García Márquez: Crónica de una muerte anunciada. Y es que hay una parte en que se menciona que lo que soñó Santiago Nasar le pudo haber dado una idea de lo que le iba a pasar, y bien pudo haber evitado su muerte. Otra historia que se me viene a la mente es la de José, que está narrada a partir del capítulo 37 del libro del Génesis.
Esta historia es muy interesante, pues José tenía el don que Dios le había dado para poder interpretar los sueños. Una historia sin duda entretenida que logró salir de la Biblia y ser llevada al teatro musical. Fue ahí donde yo la conocí, a través de la comedia musical “José el Soñador”. En la introducción del musical, la narradora menciona que hay quienes “sueñan la gloria alcanzar”, mientras que otros deciden “la suerte esperar” y que en realidad, ella no sabe quién tendrá la razón, pues evidentemente hay tantas opiniones como personas en este mundo. Sin embargo, llega a una parte donde menciona que es “difícil tornar nuestros sueños realidad” y asegura que “si crees con fe y con fuerza, los verás volverse verdad”.
Obviamente se está hablando de dos tipos de sueños diferentes. Unos son los que no controlamos y que se desarrollan en nuestro subconsciente, y que, dicho sea de paso, estoy seguro que muchos de esos sueños no quisiéramos que se volvieran realidad, pues al menos en mi caso, muchos no son precisamente “sueños”, sino pesadillas; y otro tipo de sueños, que son las ilusiones y anhelos de nuestro ser: lo que queremos alcanzar, lo que deseamos conseguir. Éstos segundos son los llamados “sueños” por los que bien valdría la pena luchar. Esforzarnos por conseguir, cambiando cosas en nuestra persona para poder alcanzar lo que deseamos.
La narradora, a través de su mensaje y de acuerdo a como se va desarrollando la historia de José, nos deja clara una enseñanza: no nos debemos quedar en el mero estado onírico, ése en el que no podemos hacer nada. Donde, aunque seamos partícipes, no podemos controlar ni su rumbo ni su desenlace. Nos hace más bien la observación de que, ayudados por una fuerza superior, independientemente de cómo la conozcamos, podemos tomar los anhelos de nuestro corazón y lograr lo que nos propongamos.
A fin de cuentas, ambos son sueños. Unos los tenemos mientras dormimos, y otros, por lo general, mientras estamos despiertos. De nosotros depende definir cuáles influyan en nuestra vida y en nuestras decisiones y cuáles dejamos pasar.
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Esta historia no iba a tener más que cuatro capítulos, pero sus personajes me atraparon tanto que me rendí ante ellos, por lo que les estaré escribiendo su propio historia.
Ellos están en LLdP, pero no son más que mitos y cuentos para niños o eso creían 😳. Magia (Adelina) y Makor son parte del Folklore de la historia principal, pero toda leyenda proviene de algún lugar y en muchos casos no es más que la verdad contada de forma oral.
Dado que en la historia principal no se ahonda sobre quién es Magia y porque está tan relacionada con los Gisbert, vi necesario hacer un libro aparte que iba a ser de cuentos y relatos cortos, pero después considerándolo y debido a mi fascinación por estos dos personajes encontré conveniente hacerles su propio libro, no tendrá casi nada de relación con LLdP ya que esos acontecimientos suceden mucho tiempo después en el futuro, pero si tendrán una leve mención (mis lobitos siempre están presentes 🖤).
Está historia será más fantasiosa en comparación con su predecesora, esto única y exclusivamente debido a la esencia “divina” de los protagonistas.
LLdP viene a ser una alegoría a muchas cosas, pero es una historia que se desarrolla en un mundo alterno al nuestro, donde la magia cobra vida y la geografía es bastante (más) distinta a lo que conocemos hoy día.
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SAN ISAÍAS, PROFETA
Descendiente de la casa real de David, San Isaías es el mayor de los llamados "Grandes Profetas" de Israel. Vivió unos ochocientos años antes de Jesús. La tradición judía dice que vivió una vida muy larga y que finalmente murió como mártir bajo Manasés.
S. ISAÍAS, PROFETA
09 mayo
San Isaías nació en una noble tribu de Israel alrededor del 770 a.C., enviado por Dios para revelar al pueblo infiel y pecador la fidelidad y la salvación del Señor en cumplimiento de la promesa hecha por Dios a David. Un tiempo la tradición decía que habría vivido durante más de un siglo y que sus profecías cubrían unos cincuenta años de la historia de Israel, pero la moderna crítica textual católica afirma que fueron los herederos de su espíritu quienes, por medio de diversas adiciones, dieron la forma final actual al primer texto original.
La llamada de Dios viene en una visión
Los caminos del Señor son infinitos, así como las formas en que nos llama a servirle: en el caso de san Isaías, Dios viene en una visión para confiarle su misión. El futuro profeta ve al Señor sentado en un gran trono en el Templo, rodeado de querubines, uno de los cuales toma un carbón encendido del altar y con él toca la boca de Isaías, "purificándolo" del pecado. Entonces Dios mismo toma la palabra y manda Isaías a predicar la verdad al pueblo elegido. (Is 6,1-13).
El carisma profético
Los oráculos proféticos atribuidos al primer Isaías comienzan alrededor del 740 a.C., bajo el reinado de Ozias: Isaias anuncia la caída de Israel en un período histórico que coincide con el avance del imperio asirio hacia el oeste. (Is 1-5) Los oráculos narrados en la primera parte del libro de Isaías reguardan los reinos de Joatán, Acaz, Ezequías y finalmente Manasés. Cuando Ezequias, por ejemplo, se alía con los egipcios contra el creciente poder de los asirios, Isaías se opone y profetiza la destrucción del reino, exhortando a los gobernantes a que no busquen alianzas entre ellos, sino que se vuelvan sólo a Dios. (Is 28-32) El libro profético de Isaías está formado por 66 capítulos divididos en tres partes. En la segunda parte del libro, llamada "de la consolaciòn", no solo no se nombra nunca a Isaías, sino que los eventos narrados son de dos siglos después. Aunado a esto, la belleza y la claridad de los textos ha hecho pensar a los exégetas que más que predicciones de eventos futuros, se trata de reelaboraciones teologicas ulteriores sobre eventos del pasado. (Is 40-55). En diversas partes del libro también se habla de la venida del Mesías libertador (Is 32,1-5; 61, 1-3), preanunciando su nacimiento y sus obras, (Is 2, 1-5; 7, 10-17, 9, 1-6; 11,1-9; 28, 16-17) y hasta su pasión y muerte. (Is 42,1-4;49, 1-6;52, 13-15).
La muerte como mártir
Cuando el reino de Judá pasa a manos de Manasés, Isaías está preocupado: el nuevo rey es impío y cruel, porque ha caído en la idolatría. El Señor, entonces, envía al profeta para llamarlo a adorar al único Dios verdadero y arrepentirse de sus pecados. Estamos en el año 681 a.C. Manasés, sin embargo, no escucha a Isaías y, según los evangelios apócrifos, lo condena a una muerte atroz: por esta razón el santo profeta es también venerado en muchos lugares como un mártir.
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