#el Legado: Cultura y Costumbres · Arquitectura y Arte
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Los andalusíes que vivieron durante casi 8 siglos han dejado una profunda huella en los usos y costumbres de los actuales habitantes de España y Portugal.La Alhambra de Granada o la Mezquita de Córdoba atestiguan la grandeza de la arquitectura en Al-Ándalus. 💾 Documentales sonoros
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AL ANDALUS-ARTE-PINTURA-TOLEDO-REYES-HISTORIA-ESPAÑA-CULTURA-HERENCIA-ARQUITECTURA-MUSULMANES-ARTISTA-PINTOR-ERNEST DESCALS por Ernest Descals Por Flickr: AL ANDALUS-ARTE-PINTURA-TOLEDO-REYES-HISTORIA-ESPAÑA-CULTURA-HERENCIA-ARQUITECTURA-MUSULMANES-ARTISTA-PINTOR-ERNEST DESCALS- Breve colección de arte dedicada a los Reyes de AL ANDALUS, sus reyes, la cultura y la arquitectura en España, con casi 800 años de permanencia y gran influencia dejaron su legado, su cultura y costumbres, su genética y su carácter con agrado de los españoles de la época. Son factores de mucho peso que condicionan a la población con poderosos efectos aún presentes. Pintura del artista pintor Ernest Descals sobre papel de 50 x 70 centímetros. El Rey musulmán en Toledo donde establecieron su primera capital en territorio hispano, al fondo uno de sus magníficos portales que permanecen en la actualidad.
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La cortesía, un legado cristiano y una virtud olvidada
Javier Navascués,
César Félix Sánchez Martínez es profesor de filosofía del Seminario Arquidiocesano de Arequipa (Perú), del que fue director académico entre 2015 y 2017. En esta ocasión nos habla de la cortesía, una virtud que desgraciadamente cada vez es menos frecuente.
¿Cómo podemos definir la cortesía?
Creo que la mejor definición de cortesía cristiana es la del padre Roger Dupuis S. J en su famoso libro La cortesía de Cristo: «La cortesía es a la caridad lo que la liturgia es a la oración: el rito que la expresa, la acción que la encarna, la pedagogía que la suscita. La cortesía es la liturgia de la caridad fraterna». La caridad fraterna por el prójimo expresa una reverencia, tanto a su dignidad ontológica –nacida de nuestra imagen y semejanza divina– como a su dignidad moral o jerárquica, de ahí que, por ejemplo, deba prestarse una deferencia especial a los padres y a los ancianos.
¿Pero cuál sería entonces lo propiamente cristiano en la cortesía cristiana que usted menciona?
Muy buena pregunta. Todas las culturas tradicionales han desarrollado una cortesía propia. Variará –y varía– de acuerdo a la experiencia histórica y temperamento de los pueblos, pero siempre tendrá un fondo común de piedad natural: honrar a los padres y a los superiores. Este fondo común ya de por sí es muy loable; solo el Occidente decadente de nuestros días hace de la impiedad un signo de liberación.
Pero yendo a la materia de la pregunta, la diferencia entre la cortesía natural de esas sociedades y la cortesía que se desarrolló en la Cristiandad bajo el impulso de la gracia reside en un factor bastante significativo: la deferencia especial hacia los pobres, los débiles y los que sufren. No por nada uno de los sinónimos de la cortesía lleva la huella de la institución quintaesencial de la Cristiandad medieval: caballerosidad.
Recordemos que el caballero cristiano era una figura militar, pero cuyas armas estaban consagradas a defender a los más débiles y cuya militancia se encontraba bajo el patrocinio especialísimo de Nuestra Señora, esa madre y reina de todos los caballeros, por ser, entre las criaturas, el modelo más perfecto de abnegación (que es el constitutivo formal del caballero) y cortesía (como se ve en las bodas de Caná, por ejemplo). ¿De dónde surgía esta caballerosidad y por qué apareció en esta época? Nacía simplemente de la misma fuente de donde nacieron el arte gótico, la escolástica tomista y bonaventuriana, el canto gregoriano y la poesía de Dante: de la sacralización de todo obrar humano en las realidades temporales.
Sacralización palpable a través de la belleza, pero no de una belleza sometida al capricho de la mera «experiencia artística», sino que es reflejo y participación de la Luz Increada, lo que, incluso socialmente, la hacía muy fecunda. Daba un cierto tono de encanto a todas las costumbres populares, a la interacción humana, a la arquitectura e incluso a los juegos y a la gastronomía que ayudaba de manera significativa a alcanzar el bien común, que, según santo Tomás, «es la felicidad contemplativa, a la que toda la vida política parece estar ordenada» (Comentario de la Ética a Nicómaco, X, XI, 2101). Podríamos decir que eran la aplicación social de la cuarta vía tomasiana.
No es casual, entonces, que en la tierra baldía del Occidenteactual, en la que lo público se vuelve cada vez más el espacio de expresión de las patologías subjetivas más escandalosas moralmente y más sensiblemente feas, pero que son impuestas por los poderes políticos, la mera convivencia amenaza con desaparecer.
¿En qué medida va unida a buena la educación?
La educación es el medio por excelencia en el proceso de perfección natural del hombre, que, como sabemos, es «el bien propio del hombre», que consiste en «la actividad del alma dirigida por la virtud; y si hay muchas virtudes, dirigida por la más alta y la más perfecta de todas» (Aristóteles, Moral a Nicómaco, I, IV).
Así, la educación exige una formación en la cortesía. En los «viejos tiempos» previos al terremoto eclesiástico, sexual y político que comienza en los años 60, la educación básica enfatizaba mucho las «costumbres intermedias», como por ejemplo, el uso de un uniforme pintoresco –que no era señal de masificación totalitaria proletarizante o militarista sino una suerte de hermoso símbolo de una identidad tradicional compartida–, la práctica de las buenas maneras en la mesa, la importancia casi religiosa en el saludar y el agradecer y muchas otras costumbres intermedias, ahora olvidadas cuando no combatidas.
Estos énfasis tenían un carácter formativo bastante sugerente: eran una forma nada arbitraria y muy respetuosa de hacerles conocer a los estudiantes sus propios límites, de frenar el hybris mediante hábitos, primero centrados en actos extrínsecos, pero que luego iban sedimentando la pietas en el alma.
Ahora, en cambio, oleadas sucesivas de «pedagogías liberadoras» así como la desconfianza hacia la dimensión ritual y las costumbres intermedias por parte de la sociedad de masas y del Estado han desterrado estos elementos formativos fundamentales y, paradójicamente, no han liberado a nadie: los jóvenes ahora se encuentran librados a sí mismos, a sus tendencias más bajas, lo que es antipedagógico y peligrosísimo para la sociedad. Recordemos que para Platón (República, VIII) el más infeliz de los hombres era el hombre tiránico, que es esclavo de sí mismo, pues sus tendencias superiores están subordinadas a sus pasiones más bajas.
La educación actual forma, en gran medida, esclavos y de la peor especie: esclavos de sí mismos. Quizá haya algunos poderes a quienes esto les convenga, pero es una gran afrenta a la dignidad humana de los estudiantes.
Muy interesante. Pero quizá alguien pueda aducir que hubo épocas donde se rendía gran culto a las costumbres intermedias y a las formas sociales (como, por citar un ejemplo, el siglo XVIII o la misma década de los 50), pero que estaban vacías espiritualmente o eran incluso profundamente corruptas… ¿Hasta qué punto el amor a la cortesía no puede degenerar en un fariseísmo o una hipocresía? ¿Cómo podemos distinguirlos?
La conciencia farisaica se esmera en juzgar con rigor meramente determinados actos externos, mientras que yerra sin vacilación en materias de gravedad. En nuestros días vivimos lamentablemente la apoteosis del fariseísmo en muchos ámbitos, incluso eclesiásticos. Así, por ejemplo, tenemos a algunos que sostienen que materias opinables de política ambiental pueden convertirse en gravísimos pecados, mientras, por ejemplo, la fornicación o la homosexualidad son relativizadas. Ese es un fariseísmo de izquierdas, podríamos decir.
También es muy cierto que jamás las costumbres intermedias cristianas podrán reemplazar a la fe, a la esperanza y a la caridad, pero son, en cierto modo, su reflejo. Pretender vivir determinados actos externos de aparente cortesía odiando y dañando al prójimo sería un acto de fariseísmo e hipocresía.
Precisamente fue un moralista francés del siglo XVII, un poco antes del diluvio iluminista, La Rochefoucauld, quien diera la mejor definición de hipocresía: es el homenaje del vicio a la virtud. Aguda definición, pues precisamente la hipocresía es el más «cortés» de todos los vicios y por eso es muy común que se le confunda con cortesía.
Sin embargo, en realidad no cuesta mucho esfuerzo distinguir la verdadera cortesía de la falsa cortesía, que no es más que una cáscara vacía, con fines usualmente adulatorios y manipuladores. La prueba de fuego se da observando el trato a los subordinados y a los superiores. Cuando el falso cortés se muestra atrabiliario y violento con los débiles o con los que le sirven, pero a la vez obsequioso y adulón con los superiores jerárquicos o con quienes quiere propiciar y/o seducir es ahí donde podemos ver cómo sus «cortesías» y «buena educación» no son más que mecanismos de manipulación. El afeminamiento y la afectación excesiva en los varones también pueden ser indicadores de que quizá estemos no ante una persona cortés sino ante alguien que padece un desequilibrio y del que más vale huir.
También la práctica de juegos y deportes nos sirve para conocer hasta qué punto los hábitos corteses y, en general, la virtud, están arraigados en un sujeto. «En la mesa se conoce al caballero», decía un viejo dicho, y no se refería a la mesa del comer, sino al tapete verde del jugar. Allí podemos conocer en qué grado hemos internalizado la paciencia, la justicia y, por supuesto, la cortesía. Si al momento de perder no podemos contener la immutatio corporalis y empezamos a insultar o a gritar es señal de que aún nos queda mucho por trabajar…
En este punto quisiera recordar un fenómeno que a veces pasa desapercibido: la normalización de las groserías. Hoy en día mucha gente emplea palabras soeces, antaño propias de los bajos fondos.
Lamentablemente este fenómeno es una parte de la revolución contracultural que incluso parece haber arraigado en los ámbitos católicos.
Conviene recordar –para señalar la maldad y peligrosidad de esas malas costumbres en el lenguaje– algunos de los episodios más tristes de la historia de la Iglesia en los últimos años: los escándalos sexuales vinculados a fundadores y líderes de nuevos movimientos y congregaciones religiosas.
Una de las cosas que distinguía a la mayoría de estos fundadores escandalosos –al margen de que sus variadísimos temperamentos y tendencias sean «rigoristas» o «laxistas», «conservadores» o «progresistas»– era la extrema libertad que tenían al hablar, haciendo uso no solo de cataratas de palabras soeces sino de continuas referencias y «bromas» sexuales. Usualmente estaban destinadas a ir desensibilizando a sus seguidores, al demostrarles tanto el poder desinhibido del líder como la normalización de algunas prácticas secretas que podían terminar en abusos graves.
Por eso hay que tener mucho cuidado cuando un «hombre de Dios» o cualquier católico usa ese tipo de lenguaje y hace ese tipo de referencias. En el mejor de los casos pueden ser señales de descontrol psíquico y, en el peor, un intento de reconocer una potencial «alma afín» o cómplice en el interlocutor.
Un gran ejemplo de desafuero grosero y soez es el del Lutero exclaustrado, alma sumida en la manía y la desesperación.
Cabe señalar, por si algún «liberado» postfreudiano nos replica que estas palabras son «normales», que el lenguaje soez es precisamente soez no solo en la medida en que rompe con «tabús» lingüísticos convencionales de una sociedad –lo que ya sería suficientemente malo– sino por sus referencias escatológicas y sexuales. Y que unos labios que comulgan a Nuestro Señor Jesucristo o, peor aún, que consagran, sean los mismos que pronuncien habitualmente esas palabras, que relativizan o incluso «celebran» en cierta manera algunos pecados gravísimos o realidades nauseabundas, es muy triste.
¿Se puede decir, entonces, que hoy quedan pocos caballeros y pocas damas? ¿Qué características les definen?
Pregunta interesantísima. ¿Qué define a un caballero y a una dama? Hace ya varios años que vengo meditando en eso y he llegado a una conclusión: lo que define a ambos es una manera peculiar de vivir las virtudes de la fortaleza y de la templanza.
Empezaré con una pregunta que aparentemente no tiene conexión con el tema. ¿Cuál es el equivalente masculino de la madre? No el padre, porque el padre cumple una función distinta en el hogar. Si no hubiera distinción entre ambos, no habría complementariedad. El equivalente masculino de la madre es el caballero, porque en ambos el constitutivo formal, lo que los define, es la abnegación, es decir, el darse, el sacrificarse usque ad effusionem sanguinis, por uno más débil: en el caso de la madre, los hijos, en el caso de los caballeros, los pobres y desvalidos, que representan a Cristo y a la patria en peligro. Por su alta vocación maternal, la mujer tiene, por lo general, una mayor predisposición, incluso biológica, a cultivar la abnegación (Simon Baron-Cohen incluso demostró la base fisiológica del care en la biología femenina, que hace que, en labores como la enfermería y el cuidado, sean mujeres las que alcancen mayores cotas de perfección). Por el contrario, en el caso del hombre, el cultivo de la abnegación requiere un proceso de formación muy riguroso, de crear una segunda naturaleza, que implica una preparación y discipulado guerrero, incluso sacral (la vela de armas, por ejemplo, y la ordenación).
Al final, sin embargo, tanto el caballero como la madre cultivan la abnegación, aunque de diversa forma según sus temperamentos y funciones diversas y complementarias.
¿Y la dama?
¿Cuál sería el equivalente femenino del padre? La dama, pues en ambos, rige el señorío. El padre ejerce una función de señorío en el hogar. La dama, por su parte, se caracteriza por ejercer un señorío especial sobre sí misma y sobre las circunstancias, especialmente si son problemáticas o confusas. Generalmente en los hombres, también por cierta predisposición biológica, la menor profundidad de las reacciones pasionales hacía que cultivar el señorío fuera más fácil. En cambio en la dama, al igual que el caballero, se requiere un proceso de aprendizaje especial mediato, para ir moldeando una vida afectiva muy rica para ponerla más eficazmente al servicio de las facultades superiores del alma.
Es en esta maravillosa complejidad e interrelación entre hábitos más espontáneos y otros que requieren de una mayor formación que se revela la naturaleza de instancia de intercambio de bienes morales y espirituales de la familia cristiana. La distinción y complementariedad del padre y de la madre generarán en sus hijos un florecimiento de potencias muy significativo.
Nada hay más balsámico y hermoso en la vida social que la amistad cristiana entre un caballero y una dama. Porque no solo involucra un intercambio de bienes y alegrías legítimas sensibles, sino también tiene un correlato suprasensible y metafísico. Es por eso que dos santos representantes de estos tipos humanos nacidos de la Cristiandad, el beato Carlos de Habsburgo y la sierva de Dios Zita de Borbón Parma, se dijeron en el día de su matrimonio que «ahora tenían que ayudarse mutuamente a ir al cielo».
La mayor de las tragedias es que la apostasía de Occidente y la revolución sexual hayan minado las relaciones entre hombres y mujeres en muchos lugares, animalizándolas, primero en el libertinaje y luego en los diversos tipos de violencia física y psicológica que vemos a diario en las noticias.
¿Cómo podemos recuperar las buenas costumbres en la sociedad y la elevación del espíritu frente a la vulgaridad?
Sugiero una terapia de choque inicial. La sabiduría de la Iglesia estableció ciertos días consagrados al ayuno, a la abstinencia y recomendó determinadas prácticas de mortificación. En nuestros días, estas austeridades pueden ser no solo muy gratas a Dios, sino formas de desintoxicarnos del ruido del mundo y de hacernos conscientes de nuestros propios límites.
Luego de esta terapia de choque, lo ideal será irnos empapando de las costumbres intermedias y cortesías particulares tradicionales de nuestros distintos pueblos cristianos, que existieron y fueron fecundas, pero que la masificación ha cubierto de olvido. Y procurar no obsesionarnos en detalles minúsculos que luego se irán perfeccionando, sino centrarnos en vivir una vida en gracia, y, en nuestras costumbres, en manifestar reverencia al prójimo, abnegación y señorío.
Finalmente, dice la Escritura: «huye del hombre necio» (Prov. 14:7). Huyamos no solo de los hombres necios, sino de los ambientes necios, que nos rebajan con su vulgaridad o estulticia y que muchas veces son ocasión de pecado, sean virtuales o reales.
Por Javier Navascués
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Roma: El Imperio de una cultura
Roma Antigua fue una de las civilizaciones que más han marcado la historia de la humanidad, no solo por sus conocimientos y sus aportes hasta la actualidad sino también por sus obras arquitectónicas monumentales (También por que eran en serio conflictivos, ya se darán cuenta)
Origen de Roma
Según la tradición romana el origen propiamente de Roma, se remonta a la historia de los hermanos Rómulo y Remo, que de bebés fueron amamantados por la loba Capitolina, posteriormente Rómulo asesina a Remo y funda Roma en el monte Palatino, siendo así el primer Rey de Roma. Sitúan este acontecimiento en 21 de abril del año 753 a.C.
(Con este origen, era normal que tuvieran tantas guerras, well).
Sin embargo, los historiadores sitúan el nacimiento de Roma alrededor de 800 a.C cuando un pueblo llamado etruscos, llega al norte de Italia, quienes en el año 600 a.C. son derrotados por los latinos (se asentaron en la región central de Italia, en el Latium) y sabinos
Períodos de la Civilización Romana
La historia de Roma se divide en tres etapas
1. Monarquía (730 a.C) Desde la Fundación hasta la etapa final de los reyes, finalizado por un senado que abolió la Monarquía convirtiéndola en una República.
2. República (590 a.C) Suceden las guerras púnicas, contra Cartago, que llevaron a Roma a adquirir nuevas tierras. El Senado y el pueblo Romano se convierten en el símbolo de Roma. En este periodo surgen los revelamientos de Julio César contra el senado, quienes lo asesinaron para que este no se impusiera sobre ellos, para restablecer la República, suceso que duró muy poco, ya que Octavio, sucesor de César, se convertiría en el primer emperador romano, vengando a su padre y derrotando a su antiguo aliado, Marco Antonio (¿Recuerdan los blog pasados, la derrota de Egipto? Sí, fue el quien derrotó a Marco Antonio y Cleopatra VII, ¿lo ven? conflictivos)
3. Imperio (27 a.C - 476 d.C) Al regreso de Octavio a Roma, su poder fue enorme. En el año 27 a.C se establece una normalidad política de Roma, otorgando a Augusto el título de Emperador, convirtiéndolo en comandante de las legiones de Roma. En este periodo hubieron muchos emperadores que formaron dinastías(Julio - Claudia, Flavias, Antoninos) llenas de guerras, asesinatos, decapitaciones y más guerras. Durante la dinastía de los Antoninos, a lo largo del siglo II, inicia la época dorada de Roma, alcanzando su máximo esplendor. Luego llega la crisis del Siglo III, política, económica y social. Luego de las persecuciones cristianas, Constantino el grande legaliza la religión cristiana.
Sociedad Romana
Tras la expulsión de los reyes y la instauración de la República, en el año 509 a.C., el poder en Roma recayó sobre los patricios, jefes de las principales familias, que formaban el Senado y que eran elegidos por los ciudadanos para los distintos cargos públicos. A los plebeyos, que pagaban sus impuestos y acudían al ejército cuando se les convocaba, tan sólo les correspondía reunirse cada año para elegir a los magistrados entre los candidatos que presentaban los patricios.
Influencia de Grecia sobre Roma
Cuando entraron victoriosos en Atenas, los romanos quedaron fascinados por la belleza de su arte, el refinamiento de su filosofía, y la dulce musicalidad de un idioma. Los nobles romanos comenzaron a copiar las esculturas griegas, enviar a sus hijos a aprender su idioma, asistir a sus representaciones teatrales y deleitarse con la música y la poesía llegadas de Oriente. Tras asimilar la cultura griega, Roma, que ya dominaba el Mediterráneo, comenzó a hacerlo también por la potencia de su civilización, que extendió por todos los rincones del mundo conocido. (En resumen se copiaron de ellos y luego se apropiaron de sus costumbres, las modificaron y las expandieron)
Arquitectura Romana
Roma dejó un gran legado arquitectónico, además de conocimientos que sentaron las bases de la ingeniería actual. Eran un pueblo muy social y atraído por el arte, ya que este servía de distractor para el pueblo, de las constantes luchas y guerras. Entre sus más destacadas obras tenían:
1. Anfiteatros. Destinados al entretenimiento
2. Circos. Donde se realizaban carreras
3. Termas, Acueductos, Calzadas.
4. Basílicas. Como centros de gobierno y justicia.
Mobiliario Romano
El registro arqueológico que se tiene acerca del mobiliario romano es escaso, aunque se cuenta con diferentes ejemplos de mobiliarios aparecidos en algunas casas de Herculano. También se ve complementado este registro por gran cantidad de fuentes que recrean escenas de la vida cotidiana donde aparece el mobiliario de las diferentes estancias de la domus, las pinturas murales que aportan valiosa información de las maderas utilizadas, las texturas de los cojines o la combinación de la madera con otros materiales como metales o decoración más suntuosa.
Características del mueble Romano
En las domus romanas, el mobiliario y la vajilla se vinculan de forma muy estrecha con cada una de las estancias que la componen.
Los romanos por lo general usaban pocos muebles en sus casas. Se daba importancia a los ambientes diáfanos aunque esto no quiera decir que no existiera una gran variedad de muebles.
Los muebles primitivos fueron muy rígidos y en su estructura se adivina primero la influencia oriental y siempre la influencia griega. Las armaduras de los muebles evolucionaron hacia unas líneas curvadas más naturales y apropiadas para su uso.
Los muebles de bronce son muy importantes de este material se hacen casi todos los de lujo.
Materiales
La piedra y el mármol se utilizaba en mobiliario de vida pública como ser el coliseo, foros, etc. Los muebles de bronce son muy importantes de este material se hacen casi todos los de lujo.
Las maderas más usadas eran las mediterráneas como: el pino, el ciprés, olivo, fresno, abeto, encina, nogal, haya, frutales y la madera estrella el cedro. La madera más valorada venía del árbol de citrus (Callitris quadrivalvis), que crecía en el norte de la costa africana y que, debido a su escasez por el uso excesivo, en la época de Plinio los árboles de mejor calidad quedaron confinados a la Mauritania.
Mesas
Los romanos utilizaban hasta cinco tipos de mesas diferentes todas de origen griego y de diferentes formas geométricas rectangulares, cuadradas o redondas, también se diferenciaba por el numero de patas que variaba de tres a cuatro. Las de comer eran redondas y las cuadradas o rectangulares se utilizaban para los campamentos.
El comedor romano era denominado Triclinio y Al igual que en Grecia, este mobiliario se utilizaba para dormir y comer. Estaban ubicados en tormo a una mesa central y usualmente se encontraban tres lechos en un espacio. El lecho romano estaba constituido por dos cabeceras levantadas (flucra), altas patas torneadas y un colchón restituido. Se usaba un escabel o reposapiés realizado de los mismos materiales y decoración del lecho
El cartibulum era una mesa que los romanos utilizaban para poner la vajilla más lujosa de la casa . Se situaba en el atrio frente a la puerta, ante el impluvium. Era la mesa característica con soporte de mármol, generalmente dos patas simulando dos leones con terminación con garras y entrelazados con hojas y volutas.
Estas mesas podían ser de varias formas cuadradas u ovaladas con una pata o varias con representación de leones, de mármol o de piedra si eran fijas, pero también podían ser portátiles, estas características variaban según la moda o estatus social de la familia
Silla
Había sillas de piedra con respaldo cóncavo, decoradas con relieves o inscripciones. Los sillones de piedra o mármol, ricamente ornamentados y tallados en sus laterales con motivos alados o con representaciones de animales, pero el asiento más característico de la época fue el curul reservado para personajes públicos, algunas tienen las patas de doble curvatura con anillas para ser transportadas y ricamente decoradas.
La silla (sella) se apoya en cuatro patas rectas, sin respaldo y con brazos opcionales. Es ligera y fácil de transportar, se fabricaban de madera y bronce.
La cathedra es una silla con respaldo largo y arqueado que se hacía casi únicamente de madera. Las patas suelen estar algo arqueadas hacia afuera, sin apoyo para los brazos.
El solium o trono era una cathedra lujosa, más alto que aquella, por eso solía acompañarse de un escabel para apoyar los pies. Era el asiento propio de los dioses, reyes, príncipes. Pasaba de generación en generación.
El tabuerete (scamnum, subsellium), banquillo de madera sostenido por dos o más patas destinadas a siervos y niños o a los parásitos en los banquetes (sub, indica subordinación y sella, mando).
Bisellium asiento de lujo para personas importantes, era un banco donde cabían dos personas y se decoraban con tapices y telas (se cree eran para magistrados) cuando este banco se le incorpora respaldo y brazos recibe el nombre de solium y dependiendo del personaje se enriquecía con metales preciosos.
Armarios y cofres
Era el lugar donde se guardaban las armas. En lugar de cajones tenían tablas corridas a lo ancho que distribuían su interior según lo que guardase: en las tiendas, según las mercancías; en los talleres, según los productos; en las bibliotecas, según los libros que contuviesen. Todos podían cerrarse con llave.
Los cofres o arcas eran de variadas formas según su fin: grandes de madera para la ropa (arca vestuaria), las de guardar el dinero o los objetos de valor, protegidas con bronce u otros metales ricamente claveteadas (arcae ferratae o aerata), de las que sí se conservan diversos ejemplares en Pompeya; la pequeña arca (loculus, cista o scrinium) para las joyas y productos femeninos o para guardar las provisiones y objetos de uso cotidiano (arculae, cistae, capsae).
Sin duda alguna los romanos y su historia llena de tragedias y conflictos armados, llevaban un estilo de vida muy característico, social y público. Sus costumbres y creencias se ven recreadas en distintas películas como:
Narra la historia de la vida de un gladiador que se enfrenta a la tiranía de el Emperador Cómodo, tirano y asesino de su padre, el emperador Marco Aurelio.
(Debes verla porque Joaquin Phoenix sale en esta película y acaba de ganar un Óscar así que: calidaaaad)
Ben Hur es vuelto prisionero luego de poseer un alto cargo social, se ve obligado a realizar actividades de esclavo y busca a Jesús para que éste cure a su familia enferma de lepra. Es muy recomendada, tiene mucha relación entre la historia del Imperio Romano y hechos bíblicos.
Para saber más de su historia y cultura puedes ver estos videos:
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Lima. Museo Nacional de Arqueología, Antropología e historia del perú.
..../..
Defendí la simplicidad del sincretismo andino, mostrando la primitiva similitud espiritual y simbólica que compartían las dos culturas. Pachacámac (Dios de los temblores, entre otros títulos) se convirtió en el señor Moreno o de los Milagros de Lima y el señor de los temblores en Cuzco. Las procesiones incas de las momias paseadas sobre “andas” hoy se alzan sobre en ellas cristos y santos. Sus Apus o cerros tutelares a los se le adjudicaba un Dios o semidiós, hoy son las Vírgenes quienes ocupan sus puestos. El día de todos los Santos las familias lo festejan con sus muertos (algunos dicen mantener largas conversaciones). Las criptas se convirtieron en tumbas y con ello en huacas, presididas por la Virgen (Pachamama) y en honor al hijo (Pachacámac) del padre creador (Inti). Luna y Sol. Está claro que ha sido una impuesta remodelación del edificio, especialmente de la fachada, pero su “pagano” interior, al estar oculto en el intento de sobrevivir no pudo evolucionar pero aún forma parte de su orgullo e identidad.
Juan Gabriel, se mostró en desacuerdo expresándose tolerante con la fe de cada uno, pero no admitía que los que se dicen ser católicos puedan utilizar la institución como les venga en gana. Más tarde sabría que el problema es muy variado y que cada uno hablaba desde experiencias muy diferentes, nada que ver el proceso en los pueblos indígenas, algunos aislados históricamente con los que presentan comunidades insertadas en núcleos grandes de población mestiza y criolla, realidades que me habían sido ajenas durante todo el viaje por Perú, ni en la prensa vi señal del aparente problema; pero es que en el Perú, tal me dijo un cuzqueño, el indio solo se reivindica en los comicios con promesas que nunca se cumplen, el resto del tiempo no existen.
Le recordé que los mayas en Guatemala y México, varias comunidades en Bolivia o incluso en el norte Chileno (al menos las que yo he podido conocer directamente), practican su particular sincretismo las iglesias y no parece haber problemas. Enumerando posibles culpables, el chileno apostilló que parte de la culpa la tenía el turismo, que buscando experiencias exóticas participan en sus ritos, incluso con la presunción de medicinales, utilizan drogas y fomentan absurdas supersticiones.
Admitiendo tener tan solo la intuición de una turista (en principio hizo enrojecer a Juan Gabriel y más tarde, durante la comida, sabríamos que habían pasado casi una semana conviviendo con una de estas comunidades al sureste de Cuzco), Patricia aseveró que posiblemente su politeísmo arcaico está evolucionando en el reencuentro de su, también arcaico, panteísmo; en el que Dios está en todas las cosas (Heráclito, estará contento, pensé), por lo que los libres de la carnal existencia son los mediadores en las súplicas de los vivos hacia Dios, al ser ahora parte de él; de esta forma se comunican con espíritus de los ancestros, santos, vírgenes o Cristos (hijos De Dios tal Pachacámac), igual que lo hacen con los animales, las plantas, los ríos o las piedras.
Quizás no es más que realismo mágico, infantil y primitivo, pero en todo caso estábamos de acuerdo los tres que no eran mucho más que las populares prácticas católicas.
Estas comunidades intentan recuperar su identidad y orgullo, para lo que necesitan dejar de sentir el desprecio por su pobreza y la falta de unos estudios del que el estado los ha mantenido distantes. Reivindican el poder ejercer su derecho de libertad de culto, y para ello necesitan deshacerse del Papa y reescribir, en base de la arrebatada identidad milenaria (inevitablemente distorsionada en el tiempo) un futuro comunal, para lo que tendrán que descolonizar su pasado.
Con la rotunda afirmación de Sandrine que no aplaudí por vergüenza, aunque tengo que reconocer que por desgracia no es tan simple la solución, llegamos al Museo Nacional de Arqueología, Antropológico e Historia de Lima. La entrada costaba 10 soles (3 euros), en mi caso fueron cinco soles por ser profesor.
Es el museo más antiguo del Perú (1822). Se dice que contiene más de 300.000 piezas, convirtiéndolo también en el museo más importante del país. Presenta la obra en una completa secuencia cronológica, desde sus primeros pobladores con 10 milenios de historía hasta el siglo XX. La documentación es mucha, expuesta de forma didáctica y utilizando paisajes y ambientes que nos acercan al momento histórico. Se produjo una gran renovación y ampliación del Museo entrando en este siglo, se inauguraron nuevas salas y se mejoraron las existentes. La última sala fue la de la Amazonía (2010), a mi parecer es de las salas más pobres, un espacio tan grande de vida, aún le falta mucho por mostrar.
Después de pasar por la prehistoria volvía a encontrarme con las primeras civilizaciones peruanas. La cultura de Caral, situada en el 2900 a.c. al 1800 a.c. es la cultura más antigua de toda América encontrada hasta ahora (recuerdo que algunos afirman que Tiahuanaco dobla su antigüedad), coetánea con la cultura mesopotámica, India, China y egipcia... La longevidad de esta cultura hace que cada dos por tres se encuentren nuevos testimonios de su existencia bajo la arena. Curiosamente tuvieron la costumbre (según parece extendida a lo largo de la historia por las culturas costeras) de enterrar (incluso destruir previamente) sus edificaciones bajo la arena al ser abandonadas (recordé Nasca).
Disfruté reflexionando sobre las “manos cruzadas” de Kotosh, la Estela Raimondi de Chavín, el Obelisco deTello... Me impresionó la cultura Chavín ( s. XII a. C. II a.C.), a la queTello apadrinó equivocado madre de las culturas andinas. Pero es innegable que fue la primera en crear un estilo propio, su influencia se extendería por el norte y por el sur costero, su legado cultural y simbólico aún era visible a la llegada de los españoles.
El gran desarrollo de la cultura Chavín se expresó en la arquitectura, agricultura, ganadería, comercio, cerámica, textil, metalurgia... todo ello impulsado por un estado teocrático de pequeños reinos, concentrando la clase sacerdotal el conocimiento agrícola, medio ambiental, ingeniería, astronomía y las artes, ostentando el poder absoluto sobre las otras dos clases: la nobleza guerrera y el pueblo.
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La antigua Grecia
La ideología, tradiciones y costumbres de esta civilización sin duda alguna sentaron las bases de la cultura occidental actual. Sus aportaciones abarcan desde los ámbitos de la vida cotidiana hasta los más grandes descubrimientos en los aspectos científicos. Su empeño por conocer la procedencia de la especie humana nos regaló la filosofía, que a su vez ésta desemboco otras disciplinas como las matemáticas, la política, la física, la didáctica, la biología, la lingüística que son ciencias indispensables en nuestros días. Los griegos también son precursores del arte y la religión, sus mitos y leyendas nos han dejado grandes legados como lo son los géneros lírico y dramático dentro de la literatura, sin olvidarnos que también eran amantes de la música. Todo esto debido a que fueron una sociedad muy bien estructurada, tanto así, que no dejaban que otras culturas se entrometieran con su ideología política y religiosa tan fácilmente, echaban mano de ejércitos preparados con largas horas de entrenamiento físico y psicológico para defender a capa y espada todo lo que ya habían logrado, como se pudo ver en la batalla de las Termópilas cuando Esparta y Atenas se unieron para detener la invasión del imperio Persa. ¿Cómo era el día a día en la Grecia Antigua? Para empezar, el poder recaía total y absolutamente en el género masculino, ellos eran los encargados de la educación, de la política y del deporte, tenían una vida social muy activa, celebraban en grandes eventos y eran participes en todo tipo de comercio. Las mujeres, en cambio, no podían si quiera ser vistas en la calle, dentro de su propia casa también estaban escondidas en una habitación apartada llamada gineceo porque solo podían convivir con sus familiares directos. Su única ocupación era casarse y tener hijos, el matrimonio era un contrato social entre dos familias en el cual ellas no tenían ni voz, ni voto. A lo único que podían aspirar era a aprender a tejer.
Las casas en las que vivían tenían grandes habitaciones con arquitectura irregular pero con espacios para poder ofrecer recepciones; los griegos poseían esclavos y criadas que les hacían mucho más fácil la vida. La educación en la antigua Grecia empezaba oficialmente en los varones de siete años guiados por los pedagogos, aunque los padres de familia tenían toda la libertad de enseñarle ellos mismos a sus hijos. Antes de esa edad los niños eran ilustrados por las madres o nodrizas con leyendas y la mitología. El currículo en las escuelas se centraba mayor mente en la literatura y el deporte, aprendían a leer poco a poco primero conociendo el alfabeto hasta que eran capaces de recitar de memoria alguno de los imponentes versos de Homero, también eran motivados a ser grandes atletas capaces de competir dignamente. Como conclusión me es preciso mencionar que somos reflejo de esta cultura y es necesario reconocer nuestras raíces para poder valorar y entender todo lo que nos rodea actualmente.
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AMOR A PRIMER BOCADO: RUTA POR LAS PRINCIPALES MECAS GASTRONÓMICAS DEL SUDESTE ASIÁTICO.
La comida se ha convertido en una de las mejores excusas para viajar por el mundo. A través de ella podemos conocer la cultura y el modo de vida de una ciudad.
Penang, Hoi An y Bangkok son tres ciudades del Sudeste Asiático que se destacan principalmente no sólo por su geografía o arquitectura, sino por su alabada gastronomía, que las dota de un encanto tan único como imperdible.
Penang: la joya malaya de la gastronomía, diversidad cultural y arte callejero
En el séptimo mes de mi viaje alrededor del mundo, llegando a Malasia, no tenía mucho conocimiento sobre Penang.
Según lo que había leído, George Town -distrito colonial y ciudad más importante de la isla, colonizada por los Británicos en el siglo XIX y refugio de Indios, Chinos y Malayos durante la Segunda Guerra Mundial- había sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2008 ¡y no en vano!
Lo primero que me impactó fue cómo el arte callejero se apodera de las calles de la ciudad, creando una atmósfera tan mágica como fascinante. La originalidad radica en la mezcla de pinturas con elementos reales, como bicicletas o motos.
No pude evitar detenerme frente a todos y cada uno de los murales y pasar un largo rato admirándolos, sonriendo y hasta posando para alguna foto.
Pero lo que además hace tan atractiva a la isla, es la diversidad de culturas que cohabitan en ella: malayos, indios y chinos, quienes poseen sus propios barrios y respetan sus códigos, usos y costumbres.
Este mestizaje de culturas es principal responsable de que la gastronomía de Penang sea reconocida y valorada mundialmente.
El plato vedette por excelencia es el Asaam Laksa, una sopa a base de pescado, fideos gruesos de arroz, chiles rojos y lechuga, con cebolla, pepino, jengibre, tamarindo y escamas de pescado.
Por su parte, una de las creaciones indias más populares en la isla es el Tandoori Chicken, consistente en pollo marinado en tandoori masala, yogurt, cilantro, chile y cúrcuma.
El inconfundible aroma de esta delicia, y el encanto de Subhash (un Punjab de sesenta y nueve años que hace treinta vive en Malasia) me invitó varias tardes a disfrutarlo, en su puesto, mi favorito. ¿Cómo resistirme al sonido de su voz finita y dulce preguntándome "one more"?
Asimismo, en Little India se pueden saborear otras especialidades, como Roti Canai (clásico pan plano en forma de panqueque, que puede comerse solo o junto con cualquier tipo de curry), o Nasi Kandar, consistente en arroz cocido servido con una variedad de carnes y verduras cocinadas en una base de curry.
Hoi An: entre sastres, lámparas de seda y delicias culinarias
La ciudad de pescadores más famosa del centro del país, que alguna vez fuera puerto clave del Sudeste Asiático, robó mi corazón hace algunos años en aquella primera visita.
No, no fue un amor de verano, de esos que cuando empieza el año se van esfumando y quedan plasmados en nuestro diario de viaje tan sólo como un dulce recuerdo.
No hubo momento en el que cuando alguien me contaba que visitaría el país en forma de "S" no le recomendara (o casi rogara) que vaya a Hoi An.
Las lámparas de papel de seda que iluminan de noche las callecitas de la ciudad vieja; el icónico puente cubierto japonés; los templos y pagodas con detalles brillantes; las descoloridas fachadas semi cubiertas de plantas trepadoras; las casas de té; los cientos de tiendas donde talentosos sastres nos hacen ropa a medida; y las construcciones de indudable legado francés, me sumergieron en un mundo de cuentos y fantasías del que no quería salir. Y por supuesto que la comida hizo también su trabajo.
La gastronomía de la provincia de Quang Nam es, indudablemente, la más completa y sabrosa del país, ya que combina a la perfección el uso de hierbas frescas obtenidas de los jardines orgánicos cercanos, con la influencia china, japonesa y europea.
En el centro de la ciudad vieja me encontré cara a cara con la joya de Hoi An, su "Cho" (mercado central). Allí encontré frutas, verduras y legumbres con formas y sabores tan exóticos que mi mente jamás podría haber imaginado que existiera algo así.
Un ritual bien marcado delineaba mis días en aquella ciudad. Pasado el mediodía, pedaleaba en mi bicicleta de alquiler desde Cua Dai Beach hasta el mercado, donde los mismos rostros de ojos rasgados, bocas sonrientes y sombreros en forma cónica alimentaron no sólo mi estómago con delicias locales, sino también mi corazón.
No sólo fue la experiencia de comer diversos platos deliciosos, sino el ver cómo fueron preparados. Como cortaban, picaban, salteaban y servían a los clientes.
Algunos imperdibles con los que pude deleitarme allí dentro son: Cao Lau (plato regional a base de noodels y láminas de cerdo, servido con cilantro, albahaca y lemongrass, entre otras hierbas), White Rose, que como su nombre indica, consiste en flores de harina de arroz rellenas con camarones y Won Ton, una pasta de arroz rellena de carne con verduras, servida cocida o frita.
El mercado asimismo, alberga a muchas escuelas de cocina que ofrecen cursos de distinta duración, los que van desde cuatro horas a un día entero.
La aventura comienza eligiendo los ingredientes -tanto los vegetales, como los pescados y las carnes- con una adecuada explicación de todos ellos. Luego las pacientes cocineras explican, tanto a curiosos novatos como a ávidos cocineros, el paso a paso de cada receta para finalizar degustándolas.
Si de comida vietnamita callejera se trata, el primer lugar del podio es ocupado por el Banh Mih, un tradicional sándwich hecho con un pan blanco crocante y ligero, de indudable herencia francesa, relleno de carne de vaca, de cerdo o paté y acompañado de queso, pepinillos, cilantro, y demás hierbas.
Hay tantos puestos como podamos imaginarnos, y lo mejor es que algunos de ellos permanecen abiertos toda la noche.
Bangkok, capital mundial del street food
El turismo resulta muy variado en la capital tailandesa.
La ciudad de palacios, enormes templos budistas, pagodas, mercados callejeros y flotantes, y lujosos centros comerciales es visitada tanto por mochileros como por turistas en busca de experiencias de lujo.
Si nos aventuramos a recorrer los cuatrocientos metros que ocupa Khaosan Road, la calle más famosa y vibrante de la ciudad, podemos advertir por qué se ha convertido en el nirvana mochilero.
La invitación a relajarse tras un largo día de caminatas, representada por cántico que reza: “massage, massage”, se mezcla con el hit de la temporada que suena a todo volumen en alguno de los tantos bares; souvenirs; réplicas de todo lo que se nos ocurra; restaurantes; hoteles y hosteles conviven juntos en una extraña armonía.
Lo cierto es que, más allá de toda estridencia, allí también podemos encontrar un mercado callejero que diariamente ofrece auténticos platos a precios casi irrisorios.
La vibrante atmósfera culinaria que envuelve a la capital Tailandesa, paraíso para los gastrónomos y los enamorados de la comida callejera, es otra de las razones para que miles de viajeros la visiten año tras año.
Los mercados dispersos por toda la ciudad, son lugares ideales para pasear y para encontrar todas las especialidades culinarias locales, ademas de comidas preparadas in situ. Materias primas de primera calidad, distintos métodos de cocción a los que solemos experimentar, olores que llaman a nuestro apetito y una fiesta de sabores aguardan allí por nosotros.
Como me gusta mucho comer, armé una ruta por los principales mercados de la ciudad. Cada día de mi estancia visité uno distinto: el mercado nocturno de Patpong, el flotante Damnoen Saduak y el de las flores (Pak Khlong Talat).
Lo primero que probé fue el mundialmente replicado Pad Thai, consistente en fideos de arroz con salsa de pescado, jugo de lima, tofu y espolvoreado con maní, entre otros ingredientes.
Y si estamos en Asia, ¿cómo no vamos a comer arroz?, el más famoso representante local es el Khao Pad, arroz frito con pollo o verduras.
Como buena amante de la comida agridulce, no me perdí el clásico pollo con piña en salsa agridulce acompañado de arroz hervido. Saboree también el hao magal (pollo frito en salsa de coco) y la sopa Tom Ka, hecha también a base de leche de coco, con pollo, hongos, galangal, hojas de lima kafir, lemongrass y cilantro.
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Manila, la ciudad de los mil contrastes
Fuente original: Manila, la ciudad de los mil contrastes Puedes ver más visitando Teleindiscreta - Las mejores noticias de actualidad, famosos, salud, belleza, cocina, motor, música y mucho más.
Moderna y tradicional, exótica y occidental, caótica y, a la vez, tranquila, riqueza y pobreza extremas… Con una población cercana a los 20 millones, Manila es, sobre todo, una ciudad de grandes contrastes.
La capital de Filipinas, situada en la isla de Luzón, en el mar de China del Sur, tiene algunas particularidades que la diferencian del resto de capitales o enclaves del sudeste asiático, como Bangkok, Saigón, Hong Kong o Singapur; la principal es que las islas Filipinas fueron colonia española durante más de 300 años (1565-1898). Y ese pasado está muy presente en Manila, pese a que Filipinas es una de las antiguas colonias menos conocidas por los españoles.
Cuando nos adentramos en Intramuros (dentro de los muros), como se conoce a la antigua ciudad fortificada, aparece otro mundo: aquí el ritmo y el paisaje son otros, la huella colonial es más que patente. Atrás quedan los modernos rascacielos de Makati, el dinámico distrito de negocios de Manila, con una magnífica oferta gastronómica y hotelera, y donde hoy se desarrolla buena parte de la actividad socioeconómica de esta megaurbe, que fue prácticamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial.
Para el viajero español es sorprendente oír palabras tan familiares como mesa, vaso, conductor, merienda…, y así hasta casi 4.000 vocablos que tienen su origen en el castellano, en una lengua tan diferente y lejana como es el tagalo o tagálog, la que se habla en Manila y la más extendida en el país.
Y es que la cultura española impregnó la vida de los filipinos durante más de tres siglos, de tal manera que su carácter abierto se parece hoy mucho más al latino que al asiático, su gastronomía recoge esa herencia de forma magistral y el sello español está presente en sus nombres y apellidos, también en sus calles. Es el país más latino de Asia, a pesar de los intentos de Estados Unidos, la potencia emergente que sustituyó a España en el archipiélago en 1898, por eliminar ese legado.
En Intramuros nos topamos en cada esquina con ese pasado. La catedral, el templo más importante de Filipinas, el único país católico de Asia, levantada por primera vez en 1581, ha sido siete veces reconstruida tras incendios, innumerables terremotos y, sobre todo, después del bombardeo de Manila durante la Segunda Guerra Mundial en 1945: fue la segunda ciudad que sufrió la mayor destrucción en la contienda, después de Varsovia.
El fuerte Santiago, una ciudadela construida por el conquistador español Miguel López de Legazpi, fundador de Manila, forma parte de la estructura de la ciudad amurallada. La fortaleza es uno de los sitios históricos más importantes de la capital filipina. Además de su significado como fortín defensivo, el recinto es hoy un homenaje al héroe nacional, José Rizal, fusilado por los españoles en 1898.
Un museo de interés donde se representa el estilo de vida durante la colonización es Casa Manila. Construido a principios de los años ochenta del siglo XX por Imelda Marcos, es un edificio de dos plantas donde es fácil imaginar el nivel de vida que mantenían los españoles.
También en Manila se encuentra la Universidad de Santo Tomás, la más antigua de Asia, fundada en 1611 por los dominicos. Y de la capital del archipiélago partió el galeón de Manila (o de Acapulco), inaugurando así la ruta marítima que más tiempo ha durado en la historia: el primero salió en 1565 y el último llegó a Acapulco en 1815. El conocido como tornaviaje, la vuelta a América por el océano Pacífico, unió tres continentes de forma continua durante 250 años.
La primera red global de intercambio comercial, cultural y político produjo una interacción en la arquitectura, el arte, la religión, las costumbres y la gastronomía evidente hoy en todo el país.
Fuente: Cinco días
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Yucatán Tierra de Maravillas.
Yucatán es un estado de la República Mexicana con atracciones muy interesantes para los viajeros, entre ellas podemos sorprendernos con sus sitios arqueológicos como Uxmal, Chichén Itzá y Dzibilchaltún, a parte de las ciudades coloniales con historia como Mérida e Izamal.
Dentro de Yucatán existen diferentes reservas ecológicas, las más conocidas son Celestún y Río Lagartos, en donde se reúnen más de 400 especies de aves y además hay establecimientos gastronómicos de lujo y spas de alto nivel.
Puede decirse que Yucatán es la cuna de la cultura maya con un legado histórico muy rico y variado. Es interesante conocer los diferentes centros ceremoniales y los edificios de piedra labrada y una arquitectura realizada a la perfección.
Algunas de las zonas que nos muestran la herencia que han dejado las civilizaciones antiguas son: Chichén Itzá, Uxmal, Ek Balam, Dzibilchaltún. En estos lugares se pueden ver edificaciones antiguas, caminos y maravillas.
El Castillo De Chichén Itzá
El Castillo se construyó en honor a Kukulcán, sin embargo algunos expertos en monumentos mayas piensan que es posible que se haya edificado con el fin de adorar al Sol, puesto que cada una de las escaleras contiene 91 escalones, que da un total de 364, porque hay cuatro escalinatas, más otro escalón que tienen la plataforma superior, suman 365, que equivale al número de días que contiene un año solar.Cada uno de los lados de la pirámide consta de 52 tableros, exactamente el mismo número de años que comprende el ciclo tolteca. Los nueves muros escalonados, que integran los cuatro frentes del monumento, están divididos por escalinatas, que integran los cuatro frentes del monumento, están divididos por escalinatas, que da un total de 18 secciones, que corresponde a 18 meses del calendario maya.
El equinoccio de la víbora de cascabel
Después de varios años de investigaciones, se ha llegado a la conclusión de que la pirámide de Kukulcán estaba estrechamente relacionada con los equinoccios, ya que como los mayas eran expertos astrólogos y matemáticos, es muy posible que hayan edificado la pirámide con fines astronómicos.
Al observar los efectos que producen los rayos solares sobre la pirámide, se puede corroborar que durante el equinoccio de primavera ( 21 de marzo) y el de otoño (22 de septiembre), hacia las 3 de la tarde, la luz solar se proyecta sobre la balaustrada principal. Esto produce como efecto que se formen siete triángulos isósceles, configurando el cuerpo ondulante de una serpiente de 34 metros de largo, la cual desciende hasta unirse con la enorme cabeza de piedra en forma de serpiente, ubicada al pie de la escalera.
Como resultado, cuando se mete el Sol se proyectan las sombras de los muros escalonados, simulando que es el reptil que se está moviendo. Este fenómeno dura aproximadamente diez minutos, y como es un gran espectáculo, muchas personas visitan Chichén Itzá, año tras año, para tener la oportunidad de poder verlo.
Además es considerada como una de las nuevas 7 maravillas del mundo moderno.
En Yucatán hay 1600 zonas arqueológicas pero sólo algunas están abiertas al público.
Pirámide del Adivino (Uxmal)
Un claro ejemplo de la cultura viva se refleja en sus artesanías, gastronomía, música, ropa, folclore lleno de color, sonidos, texturas.
Costumbres Yucatecas
La Vaquería
En las tradicionales fiestas que realizaban los ganaderos, se ignora hace cuanto tiempo, en remembranzas de las clásicas verbenas españolas tuvieron lugar nuestras vaquerías en ocasión de la hiera de las reses y su acostumbrado recuento anual. Allí se bailaban las jaranas, una de las primeras variantes fue “El Torito.” Es la vaquería yucateca en sí misma, bullanguera y excitante. Ellas deslumbrando con los destellos relampagueantes de sus circulares y policromos bordados en punto de cruz, por la cabeza la cinta de color que ajusta las negras trenzas cortadas o no por rectas crenchas, la altivez y donosura del breve sombrero vaquero y el rítmico cimbrear del taconeo de las zapatillas de raso bordado y ellos con el golpeteo chillante, persistente y varonil de las alpargatas de los morenos guachapeadores.
Las bombas
Luego de un rato de baile, alguien grita “Bomba”. Se detiene la orquesta, el baile se interrumpe para que alguno de los actuantes exprese los agudos decires de las “bombas”, cuartetas que pueden llegar a ser madrigalescas, descriptivas, satíricas, pero frecuentemente picarescas, donde aflora el innato sentido del humor del yucateco.
Algunas “bombas”
BOMBAS MADRIGALESCAS
BOMBAS QUE DESCRIBEN CIRCUNSTANCIAS EXTERNAS O IMPRESIONES SUBJETIVAS
En la puerta de tu choza hay sembrado un tamarindo; pero tú eres más hermosa y tu semblante más lindo. Cuando tú estás zapateando con ritmo tan lindo y tierno parece que estás bordando con los pies tu lindo terno. Con tu lindo zapateo que te envidia el mismo suelo, te juro mestiza hermosa, que aplaude Dios desde el cielo. Tú eres manteca yo soy arroz ¡Qué buena sopa haríamos los dos!
Hanal Pixán
En Yucatán, entre los indios mayas, se observa una costumbre original que viene desde sus ancestros: costumbre netamente maya mezclada, después de la conquista, a prácticas piadosas conforme al ritual católico. Obra es ásta, de los franciscanos; quienes, no pudiendo desarraigar de golpe, en la raza conquistada, sus antiguos ritos idolátricos, toleraron ciertas prácticas que no se oponían al dogma: como honrar a sus muertos, ofrecer presentes, encender velas y quemar resinas aromáticas. Existe, pues, hasta la fecha entre los indígenas mayas, una práctica piadosa que tiene por origen la sagrada veneración que el indio tiene por sus deudos muertos, a quienes sepultan en el interior de sus hogares.
El entierro de sus deudos lo hacía cada habitante a espaldas de su casa, en un recinto o patio libre de malezas y bien barrido, donde era abierta una fosa y en la misma tierra, sin ataúd, colocaban el cadáver introduciéndole en la boca cierta cantidad de masa de maíz bien cocida, llamada “keyem” para que pudiera alimentarse mientras reposaba…. Hecho el entierro, colocaban una señal para identificar la tumba. Generalmente consistía ésta en un corralejo de dos metros en cuadro, hecho de varillas o palos: “coloc-ché‚”. Y en tiempos de la colonia marcaban aquellos sitios con una tosca Cruz de madera que colocaban dentro del cuadro.
Debido a esta práctica indígena de sepultar los muertos en casa para tenerlos cerca, a fin de poderles ofrendar presentes que consistían en alimentos, frutas y ceras, nació la costumbre de hacer en los días de difuntos los “pibil-uahes” o “mucbilpollos: vianda en forma de tamales envueltos en hojas de plátano con que obsequian, en esos luctuosos días, a las almas de sus parientes muertos. De ahí el “Hanal-Pixan”, que quiere decir: “banquete de las ánimas”.
La Cocina Yucateca
La cocina yucateca tan gustada y admirada por propios y extraños, es el resultante de dos culturas: la maya y la hispana.
Se puede afirmar que durante varias centurias, despues de la Conquista subsisten, dos corrientes gastronómicas en las mesas peninsulares: la cocina española modificada por el medio, los ingredientes y los sustitutos que fue mucho tiempo el yantar de los criollos y descendientes de los blancos y sus servidores, siendo la otra maya tradicional, también influida por los frailes, excelentes gastrónomos, y su consecuencia mestiza que iba surgiendo.
Cuando en Europa se ingerían vituallas un tanto primitivamente, atendiendo más a la cantidad (bueyes, cerdos, ovejas, aves, todos enteros), en Yucatán los mayas ya salseaban sus viandas. Y es sabido que el aderezo es la máxima expresión del arte culinario.
Los mayas sazonaban sus comidas por medio de la trituración a la piedra de moler, de las semillas de calabaza, mezclada con su aceite y posteriormente con el tomate que trajeron del altiplano los grupos toltecas, teotihuacanos y putunes. Además de especiar con agua el chile quemado y molido, el chilmol. Usaban también muchas plantas de alegre sabor y delicioso condimento, como el achiote, chaya, epazote, diversas variedades de ají picante y sustancias derivadas del maíz.
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Papadzules
Panuchos
Tacos de Cochinita Pibil
Fuente
Productos Yucatecos
La Hamaca
La hamaca, cuyo nombre en haitiano, hamac, significa árbol, fue bautizada por los conquistadores con ese nombre por haber encontrado en las Antillas las primeras hamacas tejidas con filamentos de corteza de árbol. Después fue empleada para su confección la fibra de varios agaves. La hamaca consistía en una red formada de hilos gruesos y anchos claros, pendiente en el aire entre dos troncos de árboles a modo de bolsa colgante, para recostarse a descansar y para mecerse en vaivén entre sus mallas.
No pudiendo los residentes hispanos soportar el intenso calor de Yucatán, sobre todo en verano, idearon convertir en cama esa suave hamaca de Santo Domingo. Y de aquí que se extendió tan rápidamente su uso, que a los pocos años de gobierno colonial, hasta los indios más pobres y miserables abandonaron sus camas de palos, sus esteras de esparto y sus tramas de sogas, para descansar entre la mullida y fresca red de cómodas hamacas.
Y entonces comenzó a perfeccionarse el procedimiento en su confección. Las primeras hamacas eran casi semejantes a una red de pescar y sus aberturas eran muy anchas entre nudo y nudo. No fue sino en Yucatán cuando, urgido el colono por la necesidad de perfeccionamiento, comenzó a inventar nuevos tejidos o mallas hasta hallar el que perdura a la fecha y que consiste en hilos entrecruzados que se distienden o aprietan a voluntad.
Elaboración de la hamaca
Se urde la hamaca en un bastidor que consta de dos largos palos de madera, cilíndricos y perpendiculares, como de cinco centímetros de grueso por cerca de dos metros de largo, colocados paralelamente uno enfrente del otro, a una distancia de metro y medio o dos metros, según el tamaño que se quiera dar a la hamaca. Estos palos se encajan sobre bases de madera fuerte y están unidos entre sí por dos largueros horizontales que penetran en sendas hendeduras hechas en los mástiles, asegurándose con cuñas; y acercándolos o retirándolos, se gradúa el tamaño de la hamaca.
Se empieza la labor por rodear en forma de madeja los dos palos verticales del bastidor con el hilo que se va a utilizar para el tejido. Ya que hay bastante hilo enmadejado, se toma una aguja o lanzadera labrada en madera fuerte o en hueso, en forma de barquichuelo, calada en el centro y en la que se ha devanado previamente el hilo y comienza la tejedora a entrecruzar éste con los hilos de la urdimbre y poco a poco se va formando la trama de malla característica. Antes de comenzar a tejerse la trama, se teje un borde en forma original que es lo que constituye la orilla de la hamaca.
Una vez terminada de tejer la hamaca con todo y sus bordes, se le ponen los brazos, que consisten en una serie de hilos enganchados en la extremidad de la banda tejida, siendo de metro y cuarto de largo cada uno; y que se anudan en los extremos haciéndose con el mismo hilo una especie de argolla en forma de pera, por donde pasan los lazos que son dos sogas bien corchadas con nudillos o borlas en sus extremidades, que se emplean para amarrar y tender las hamacas ya entre dos troncos de árboles, entre dos palmeras en los puertos de mar, o en los ganchos o hamaqueros (en maya pol-kan, cabeza de serpiente).
Se elaboran hamacas de mecate o hilo, de hilo fino de henequén, de cáñamo, de lienzo, de lona y de hilera, que es la hamaca más fina que se teje en Yucatán. Se urde con un hilo finamente corchado de algodón o de lino, es de varios colores que se combinan arbitrariamente en bandas con el blanco, dando preciosos ejemplares matizados al capricho.
La hamaca no es sólo un objeto de descanso, típico del trópico mexicano. Para quienes la elaboran y la utilizan dentro de su cultura cotidiana tiene muchos más usos y significados. :)
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La guayabera
La guayabera es una prenda diseñada para climas tropicales por la tela con que se confecciona, es muy fresca, su accidentado origen tiene lugar en los cubanos. Se dice que a Yucatán llegó a principios del siglo XX y a pesar de no haber surgido en este estado es hoy en día símbolo de elegancia entre los habitantes de la región.
Se dice por parte de los historiadores que un hombre cubano pidió a su mujer costurera le confeccionara una camisa con los compartimientos adecuados para llevar en ellos “la fuma y otras cosillas”. Así, ella elaboró una camisa de tela fresca con dos bolsas a los costados, al verla los otros hombres quedaron sorprendidos, por el tamaño de dichas bolsas, que también solicitaron camisas similares.
Primeramente a esta vestimenta se le conocía como “yayabera” debido a que se utilizaba en la zona del río Yayabo, no obstante al notar que los hombres campesinos solían almacenar guayabas en las grandes bolsas, se le renombró como Guayabera.
Gracias a la calidad de tela con que se elabora (lino o algodón), la delicadeza de sus costuras y el aspecto tan fino que refleja, se ha convertido poco a poco en el predilecto para los climas calurosos que además de brindar frescura refleja indudablemente la elegancia de quien la porta.
Desde entonces y hasta nuestros días la guayabera es utilizada por presidentes, gobernantes, entre otros célebres personajes en eventos de suma importancia, algunas personas visten de este traje para dar solemnidad a eventos sociales como bautizos, bodas, entre otros. Algo curioso es que en la actualidad ha cobrado gran demanda ya no solo con los hombres ilustres sino también por jóvenes, niños e incluso mujeres.
Con el paso del tiempo esta peculiar camisa ha ido cobrando cada vez más importancia, prueba de ello es que en el año 1880 el ayuntamiento de Sancti Spíritus otorgó la autorización oficial de usarla en eventos en los que únicamente se admitía el acceso a quienes portaran traje y corbata, dando así un punto más en elegancia y glamour a esta prenda. Poco después en ese mismo lugar otro alcalde en turno proclamó el 25 de julio como el Día de la Guayabera.
A mitad del siglo XX algunos candidatos a la presidencia de Cuba comenzaron a hacer uso de este traje al momento de recorrer las calles durante sus campañas, acto con que le dieron mayor difusión e importancia.
En algún momento se le logró combinar con una corbata de lazo para así poder hacer presencia en los actos más importantes del gobierno y ser portada en los salones gubernamentales. Se le llevó al nivel de traje de corte al momento en que Ramón Grau asume el poder magistrado. Todas estas características han contribuido en su momento a la suma de características que dan a la Guayabera un lugar entre lo más selecto de la etiqueta en la sociedad, incluso grandes artistas cubanos y yucatecos han lucido este atuendo por todo el mundo dándola así a conocer en las regiones donde no se le tiene.
Las guayaberas cubren la parte superior del cuerpo, ya sea con mangas cortas o largas, adornadas con costuras verticales, y, a veces, con bordados, y que llevan bolsillos en la pechera y en los faldones. Se fabrican en tejidos de algodón, lino, seda o en telas sintéticas. Constituyen hoy en día una vestimenta de etiqueta en los países tropicales.
El Hipil
Respecto a la vestimenta, el arqueólogo Sylvanus Morley , en su libro “La civilización Maya” , nos da una descripción del traje yucateco, basándose en fuentes históricas y menciona que aparentemente el vestido de la mujer maya no ha variado mucho desde la época prehispánica, y se lo conocía con el nombre de “kub” , palabra que en la actualidad se ha perdido ya que ahora se llama huipil , que es una palabra náhuatl .
La aseveración del arqueólogo se ajusta a la realidad, pues hoy el traje típico de la mestiza yucateca consiste precisamente en un huipil de batista de lino, de fino algodón de seda, siguiendo en todo el modelo aborigen maya: el jubón sobrepuesto que cae volante, con dos aberturas laterales que simulan unas mangas cortas, quedando los brazos desnudos; un amplio escote cuadrado descubre parte del pecho, dejando desnudo el cuello. Este escote, en sus orillas, lo mismo que los bordes de la camisa, va orlado de cenefas bordadas de vivos colores.
El huipil propiamente tal o vestido blanco llega hasta media pierna y su borde inferior cae con gracia. El fustán , que se ciñe al talle y que sobresale bajo el huipil, tiene los mismos adornos y cenefas que éste y con él hacen juego, mostrándose ambos adornos uno debajo del otro.
Un terno femenino
Fustán, huipil y jubón conforman el típico traje regional yucateco conocido como terno , por las tres piezas que lo componen.
El terno , atuendo de fiesta de la población del campo, es uno de los símbolos que caracterizan a la cultura Yucateca.
El huipil o hipil , como ya dijimos, es un vestido blanco, suelto, del mismo ancho desde arriba hasta media pierna, cosido lateralmente, con dos aberturas para los brazos y otra de forma cuadrada para la cabeza, las cuales, junto con la parte inferior del vestido están decoradas con vistosos motivos bordados, de igual forma que el jubón .
El jubón es un cuello cuadrado con un ancho de unos treinta centímetros sobrepuesto al huipil. El jubón es una pieza bellamente decorada con motivos bordados, su encanto radica en el escote cuadrado que deja libre parte del pecho y la espalda, con delicada audacia.
Debajo del hipil se usa una enagua larga y amplia llamada fustán ( “pic” en maya), que en ocasiones tiene bordada la parte inferior. S e ajusta a la cintura con una pretina de la misma tela, debajo del huipil, y llega a cuatro dedos de los tobillos, y está decorado con encaje y bordados.
En los pueblos yucatecos aún se puede observar la veterana, clásica estampa de una mestiza sentada en un banquillo, en el patio o a la puerta de la casa de paja, bordando pedazos de raso, chermés, dacrón o seda que más tarde engalanarán algún terno.
Un elegante terno de mestiza de buena casta se complementa con un fino rebozo de santa María y con el rosario de filigrana , que el orfebre yucateco realiza, tejiendo el oro con la magia de sus manos, convirtiéndolo en largas cadenas de tres y cuatro vueltas para adornar el cuello de la mestiza elegante, y a cuyo final pende la venerada cruz del Salvador .
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¿Conoces Yucatán? Yucatán Tierra de Maravillas. Yucatán es un estado de la República Mexicana con atracciones muy interesantes para los viajeros…
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