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gran-canaria-forestal · 6 days ago
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Opinión: Reforestación vs. Conservación: El Dilema Verde en las Islas Canarias
En la actualidad, la lucha contra la crisis climática y la pérdida de biodiversidad ha puesto a los bosques en el centro de las soluciones ambientales. Sin embargo, ¿es la reforestación siempre la mejor respuesta? Desde mi perspectiva, y con el trasfondo único que ofrecen las Islas Canarias, creo que es urgente analizar cómo los esfuerzos por plantar árboles pueden, paradójicamente, entrar en conflicto con la conservación de nuestros ecosistemas forestales nativos.
Las Islas Canarias: un santuario amenazado
Las Islas Canarias no son un lugar cualquiera. Este archipiélago volcánico alberga un tesoro biológico único: la laurisilva, un vestigio de los bosques subtropicales que cubrieron el Mediterráneo hace millones de años, y los pinares canarios, adaptados al fuego y esenciales para la recarga de los acuíferos. Con más de 1,600 especies endémicas, las Canarias son un hotspot de biodiversidad global.
Pero esta riqueza está en peligro. Las amenazas van desde incendios forestales cada vez más frecuentes y devastadores hasta la expansión urbanística, el turismo masivo y el cambio climático, que agrava la desertificación. Este frágil equilibrio natural convierte a las Islas en un lugar donde las decisiones ambientales deben ser especialmente cuidadosas y adaptadas a sus singularidades.
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¿Reforestar para salvar o para destruir?
En los últimos años, se han impulsado en Canarias una infinidad de proyectos de reforestación, algunos con intenciones loables, pero otros plagados de errores y riesgos. Por ejemplo, la plantación en su día de especies no autóctonas, como eucaliptos o pinos foráneos, con fines paisajísticos, ha demostrado ser perjudicial para los ecosistemas locales. Estas plantaciones homogéneas pueden reducir la biodiversidad, alterar los ciclos hídricos y aumentar el riesgo de incendios.
Por otro lado, el llamado greenwashing o ecolavado ha encontrado en la reforestación una excusa perfecta. Empresas y administraciones plantan árboles como parte de sus campañas de sostenibilidad, pero ¿cuántos sobreviven a largo plazo? ¿Cuántos realmente benefician a la biodiversidad local? Sin un monitoreo riguroso, muchas de estas iniciativas terminan siendo más propaganda que solución.
"Plantar "sin tino" no es la solución, como no lo es tampoco convertirlo en una moda que no va mas allá de un puñado de "likes" en las RRSS."
Conservación forestal: La prioridad real
Si de algo estoy convencido, es de que la conservación debe ser la base de cualquier estrategia ambiental en Canarias. Restaurar los ecosistemas degradados, como el sotobosque de laurisilva, es mucho más beneficioso que simplemente plantar árboles. Preservar los relictos de bosque existentes, que albergan especies únicas y cumplen funciones ecosistémicas clave, debe ser prioritario frente a cualquier proyecto de reforestación masiva.
Los planes de gestión sostenible también juegan un papel crucial. Iniciativas que integren a las comunidades locales, reduzcan la presión del turismo masivo y fomenten prácticas agrícolas tradicionales son esenciales para mantener un equilibrio entre desarrollo y conservación.
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Cuando las políticas fallan
Aquí es donde se encuentra el mayor reto: la coherencia de las políticas públicas. Por un lado, las directrices internacionales como las metas de carbono cero presionan a los gobiernos a plantar árboles para capturar CO₂. Por otro lado, las políticas locales permiten la expansión de infraestructuras turísticas y urbanísticas, que destruyen los hábitats que se pretende recuperar. Este doble discurso no solo es contraproducente, sino también insostenible.
Un ejemplo reciente es el caso de los incendios forestales en Tenerife, exacerbados por décadas de abandono rural y gestión forestal deficiente. A pesar de ello, las inversiones en prevención y restauración han sido insuficientes, mientras que los recursos se destinan a iniciativas de reforestación sin un análisis adecuado de su impacto.
Propuestas para un equilibrio sostenible
Creo firmemente que la convivencia entre reforestación y conservación es posible, pero requiere un cambio profundo en la forma de planificar y ejecutar los proyectos forestales. Algunas propuestas incluyen:
Proyectos basados en la ciencia: Priorizar especies autóctonas y plantaciones que respeten la estructura natural de los ecosistemas.
Monitoreo y evaluación: Crear sistemas de seguimiento para medir el impacto real de las iniciativas y asegurar su sostenibilidad.
Participación comunitaria: Involucrar a las comunidades locales en la toma de decisiones y ejecución de los proyectos, fomentando su arraigo social.
Transparencia y regulación: Evitar el ecolavado exigiendo certificaciones estrictas y rendición de cuentas por parte de empresas y gobiernos.
Un reto que exige compromiso
La convivencia entre reforestación y conservación no es solo un desafío técnico; es un problema ético y social. En Canarias, donde la biodiversidad es tan valiosa como frágil, no podemos permitirnos decisiones mal fundamentadas o políticas incoherentes.
La verdadera sostenibilidad no se trata de plantar árboles para cumplir metas, sino de preservar y restaurar los ecosistemas que nos conectan con nuestro pasado y garantizan nuestro futuro. Si queremos que las Islas Canarias sigan siendo un santuario biológico, debemos apostar por políticas basadas en ciencia, responsabilidad y compromiso a largo plazo.
"La naturaleza no necesita promesas vacías; necesita acciones conscientes".
Autor: Ángel Tavío García (TSGF) 2024
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gran-canaria-forestal · 2 months ago
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OPINIÓN
Gran Canaria: La falacia de una gestión medioambiental y forestal eficiente.
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La gestión medioambiental y forestal en Gran Canaria ha sido presentada durante años como un modelo ejemplar, basado en las particularidades de la isla y con la promesa de integrar a todos los agentes involucrados en un esfuerzo conjunto por la sostenibilidad. Sin embargo, tras analizar con detenimiento las acciones y políticas aplicadas, no puedo evitar expresar una profunda crítica hacia lo que considero una gestión fallida, plagada de promesas vacías y de acciones que, más allá de ser ineficaces, resultan perjudiciales a largo plazo.
Gestión basada en las singularidades de la isla: Una idea sin ejecución real
Gran Canaria tiene una geografía y biodiversidad únicas, lo cual exigiría un plan de gestión forestal que esté completamente adaptado a estas condiciones. Sin embargo, lo que vemos es una política que carece de medidas específicas y, en su lugar, aplica modelos generales que no toman en cuenta las particularidades de la isla. Se habla mucho de la "singularidad" del entorno canario, pero las acciones que se implementan son tan genéricas que bien podrían aplicarse en cualquier otro lugar del mundo sin diferenciarse en absoluto.
La introducción de especies no autóctonas como parte de ciertos programas de reforestación no solo es un error técnico, sino que pone en peligro los ecosistemas locales. ¿Cómo es posible que se ignore la riqueza botánica de la isla y, en lugar de promover su conservación, se esté comprometiendo su equilibrio natural?
Implicación de todos los agentes: El mito de la colaboración
Otro de los pilares de la gestión forestal en Gran Canaria se supone que es la implicación de todos los actores involucrados: empresas, administraciones públicas, asociaciones medioambientales y otros. En teoría, esto suena fantástico, pero en la práctica la colaboración es un espejismo. Las empresas, sobre todo las que operan en sectores más lucrativos como la construcción y el turismo, tienen sus propios intereses, que rara vez coinciden con la sostenibilidad medioambiental.
Por otro lado, las administraciones públicas, que deberían actuar como garantes del cumplimiento de las normas, parecen más interesadas en no incomodar a estos sectores que en imponer medidas serias de control y supervisión. Los medios locales han informado en varias ocasiones sobre la falta de coordinación y fiscalización de las actividades empresariales, lo cual ha llevado a la proliferación de proyectos mal gestionados y dañinos para el medioambiente. En 2023, varios medios canarios denunciaron la falta de sanciones a empresas que no cumplieron con los estándares medioambientales en sus proyectos de reforestación.
Creación de empleo estable: Un discurso hueco
A menudo escuchamos que la gestión forestal de Gran Canaria ha generado empleo estable para trabajadores cualificados en el sector. Me pregunto de dónde sacan estas cifras, porque en el terreno, la realidad es bien distinta. El empleo que se genera es, en su mayoría, temporal y mal remunerado. Los trabajadores se ven forzados a desempeñar tareas sin la formación adecuada, en condiciones de precariedad y sin garantías de continuidad laboral.
Este es un tema crítico. En un sector tan especializado como el medioambiental y forestal, la creación de empleo estable no debería ser una opción, sino una obligación. Sin embargo, lo que se observa es una desvalorización de los profesionales que, con formación avanzada, ven cómo sus competencias se desperdician en contratos efímeros y mal pagados. La administración sigue promoviendo la narrativa del empleo sostenible, cuando la realidad es que las oportunidades son más bien una promesa vacía que no se materializa en condiciones laborales dignas.
Formación en la lucha contra incendios: Un área desatendida
Uno de los aspectos que más me preocupa es la formación en la lucha contra incendios. Gran Canaria, como todas las islas, está especialmente expuesta a incendios forestales debido a su clima y geografía. Aun así, las exigencias de formación para operarios y capataces son mínimas. Esto no es solo negligente, sino peligroso. La administración pública se limita a imponer formaciones básicas sin garantizar que estas sean realmente efectivas.
El problema no es solo la falta de formación, sino la calidad de la misma. En muchas ocasiones, las empresas subcontratadas para estas labores apenas cumplen con los requisitos mínimos. La supervisión por parte de las AAPP es insuficiente y, como resultado, se expone a los trabajadores y al medio ambiente a riesgos inaceptables.
Supervisión de la formación: Un sistema roto
Hablando de supervisión, este es otro de los grandes fallos. Las administraciones públicas han delegado en empresas subcontratadas la ejecución de labores críticas, sin asegurarse de que estas empresas cumplen con los requisitos establecidos en los pliegos de condiciones técnicas. La falta de inspección rigurosa provoca que muchas empresas actúen sin la preparación ni los medios necesarios, poniendo en peligro tanto la conservación forestal como la seguridad de los operarios.
Ecolavado y reforestación indiscriminada: El falso compromiso verde
El ecolavado es una amenaza silenciosa, pero devastadora, que afecta directamente a la gestión forestal en Gran Canaria. Muchas empresas y asociaciones sin ánimo de lucro se presentan como ambientalmente responsables mientras implementan programas de reforestación sin planificación adecuada, sin consultar con expertos y sin evaluar el impacto a largo plazo. Esto resulta en una reforestación indiscriminada, donde las especies introducidas no son adecuadas para el ecosistema insular, provocando daños irreversibles.
En lugar de aplicar soluciones científicamente respaldadas, estas organizaciones se aferran a proyectos de reforestación masiva que parecen más orientados a mejorar su imagen pública que a generar un verdadero impacto positivo en el medioambiente. Este tipo de prácticas solo agrava los problemas que, en teoría, intentan resolver.
Ejemplos internacionales de gestión forestal eficiente
Si comparamos la gestión forestal de Gran Canaria con ejemplos internacionales, el contraste es evidente. Países como Finlandia o Suecia han implementado modelos de manejo forestal sostenible que respetan tanto el entorno natural como las necesidades económicas de la población. Estos países han logrado equilibrar la conservación de sus bosques con la producción de recursos, manteniendo siempre un enfoque a largo plazo.
Otro caso es Costa Rica, donde se han desarrollado programas de pago por servicios ambientales que incentivan a los propietarios de tierras a conservar sus bosques, logrando una reducción considerable en las tasas de deforestación. Este tipo de modelos son ejemplos claros de cómo una gestión adecuada puede generar beneficios tanto económicos como medioambientales, sin caer en las trampas del ecolavado o la falta de planificación.
Conclusión
Es evidente que la gestión medioambiental y forestal en Gran Canaria está lejos de ser el ejemplo de eficiencia y singularidad que se quiere vender. Desde la falta de implicación real de los actores involucrados, hasta la precaria creación de empleo y la amenaza del ecolavado, la situación es preocupante. Las administraciones deben asumir su responsabilidad, dejar de lado los discursos vacíos y empezar a actuar con seriedad y rigor, si realmente quieren proteger el patrimonio natural de la isla.
Los medios locales ya han empezado a destapar estos problemas, y es cuestión de tiempo que la opinión pública exija una respuesta contundente. La única manera de avanzar hacia una gestión forestal eficiente y sostenible es a través de la transparencia, la planificación científica y la implicación genuina de todos los agentes. No podemos permitir que las políticas actuales continúen arruinando el futuro medioambiental de Gran Canaria.
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gran-canaria-forestal · 8 months ago
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gran-canaria-forestal · 9 months ago
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