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Diario de Campaña: Día 10
Lala ha sido quien ha continuado con el viaje. A pesar de que esta vez tenía pensado sacar a Aika desde hace tres campañas (y varios meses, por las pausas de cumpleaños y los reajustes de fechas...).
Pero en las cartas me salió la cerbatana y la pintura de guerra (cosas que solo el tribal puede usar), así que la ideal para la misión era Lala al final.
Fue la partida de Halloween. Así que enfrentamos vampiros...
Pero vamos a ponernos al corriente con las últimas porque hemos estado faltos de noticias.
Las últimas misiones no le han traído más que tristezas a Lala.
Estando en su aldea, los espíritus se revelaron y tenían que salvarlos. Pero dos de los viajeros más imprudentes con los que ha viajado atrajeron a la amenaza épica antes de lograr sellar de nuevo a los espíritus de sus ancestros, destruyendo la aldea por completo y dejando maldita la tierra que alguna vez le acunó con ternura.
Ella y algunos de la aldea lograron huir, aunque los espíritus de sus ancestros quedaron libres y seguramente terminarían corrompiendose. Pero estaban lejos de estar a salvo ya que los hombres serpiente les amenazaban...
No pudo salvarlos, su fuerza y la de sus compañeros no fue suficiente para derrotar a hordas de serpientes que les rodearon y tuvieron que huir para salvar su vida.
Todo lo que había tenido por suyo fue destruido en un parpadeo.
Por la ira y la tristeza tan grandes simplemente dejó de importarle nada.
Sin un lugar al cual volver, decidió ir al único lugar que sabía le ofrecería un refugio lejos de Jargono.
Busco a Aika, quien seguía escondida en una choza, recuperándose de las heridas de su última campaña. Al no haber podido regresar al castillo de su clan, decidió esconderse en el campo para poder recuperarse de una herida. Sabía que su padre no tomaría bien eso y así Aika se alejó.
Así que Lala llegó, con algunos rasguños, preocupando a Aika por la cara que tenía.
Le ayudo a curar los rasguños, escuchando lo que le pasó en Jargono y después de cinco minutos de amargo llanto la expresión de Lala se congeló, parecía más una escultura que una persona. Agradeció a Aika y salió de la choza.
Regresaba de haber cazado algo para comer, y así en silencio preparó la comida para ambas.
Sin decir nada, se iba de nuevo a la batalla unos días después.
— Estaré aquí todavía, por si necesitas volver...
Aika era muy amable con ella. Con un intento de sonrisa, se despidió en silencio.
Llegaba al pueblo donde los demás estaban ocupados en sus negocios. Ella decidió dormir después de abastecerse.
Una horda de vampiros amenazaba constantemente al pueblo que intentaba reconstruir los daños.
Se prepararon para salir al encuentro del monstruo.
El viaje fue tranquilo y siguieron las pistas para encontrar la guarida del vampiro maestro. Se adentraron en el bosque.
Después de mucho deambular terminaron cayendo en un portal que la llevó de vuelta a Japón.
Mientras se adentraron a la fortaleza prohibida fueron encontrando varios sarcofagos.
Lala luchó con todo lo que tenia contra cada vampiro, quería sacarse del pecho toda la ira acumulada, más al ver que aquella mujer que ayudó a destruir su aldea seguía en su grupo, como si nada...
En un momento de distracción fue mordida.
No había problema, cientos de veces había sido mordida por animales y otras cosas. Pero esta vez fue diferente...
Comenzó a sentirse extraña a medida que pasaba el tiempo. De pronto, sucedió. Mutaba...
Al recomponerse del aturdimiento se sintió diferente...
"Tu también eres un vampiro ahora..."
Le había dicho una de sus compañeras de viaje, quien también era un vampiro.
Sentía que perdería el control en cualquier momento... Debía hacer que ese sentimiento de aniquilacion se dirigiera a sus enemigos y no a sus compañeros...
Al final solo estaban con ella Holy, la médico y Popocatepetl, un guerrero jaguar. Y frente a ellos se encontraban los últimos sarcofagos, en el que estaba finalmente el vampiro maestro que habían llegado a aniquilar.
La batalla fue difícil, estando varias veces al borde de la locura y sustentando numerosas heridas... Pero no importaba, nada dolía, como vampiro estaba golpeando con más fuerza y soportando más los golpes de sus enemigos.
Al final lograron matarlos a todos. Ni la pierna tentáculo qué le salió de pronto ni las graves heridas le habían detenido y lograron deshacerse del monstruo. Sonrió al ver el botin.
Así, sumamente herida como estaba y con esa nueva condición fue a buscar de nuevo a Aika...
Cuando le escuchó llegar, Aika sonrió y pensaba saludarle pero se petrifico al verla...
— Lala! ¿Es... Estás bien? Estás muy mal herida y... ¿Qué fue lo que te pasó?...
— Lala ya no ser humana, Aikasa... Lala es un vampiro ahora... Pero, estar tranquila, Lala ser más fuerte, a Lala no volverle a pasar nada más, nunca.
Dibujo feo del mes :v
Y esa es más o menos una reseña de lo que pasó. No la escribí de inmediato por falta de ganas y por eso faltan detalles. Pero básicamente así se ha escrito la triste historia de Qwon (ese es el verdadero nombre de Lala).
Se lo cambió porque al nacer un chaman dijo que ella traería alegría y desgracia a su aldea... Lo cual se hizo realidad a pesar de todos los intentos.
Esperemos que las cosas mejoren para ella en la siguiente campaña, porque con 26 heridas no creo que pueda salir nadie más en la siguiente aventura XD (Aika solo resiste 16 o algo así XD)
La verdad Lala mejoró mucho sus números y se está poniendo muy maciza. ¡Me gusta! *rueda*.
Esto ha sido todo por hoy...
¡Nos leemos pronto terrícolas! 🚀
Paz 😘
#Diario de Campaña#juegos de rol#rol#oc#Jargono#Forbidden Fortress#Vampiro#blog personal#español#total drama#oc art#Shadows of Brimstone
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Campaña de Estudiantes de La Plata II en 1911
https://doctorcarluccio.blogspot.com/2024/12/campana-de-estudiantes-de-la-plata-ii.html
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#1911#argentina#argentine football association#campañas#copa el diario#estudiantes de la plata#futbol#la plata#provincia de buenos aires#seccion reserva b#tercera division
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Igual yo les voy a ser sincera, que gane Milei (el ejemplo platónico de político con discurso vacío que capta votos llamando a la emocionalidad y al show) es literal consecuencia de AÑOS del mismo fenómeno en todo el espectro político.
Es una autocrítica que tenemos que hacernos los que nos consideramos más a la izquierda de... bueno... *señala todas las boletas del día de hoy*
No veo campañas que apelen a ejemplos materiales e ideas que no apelen a la emocionalidad, irracionalidad o a un ''cuco'' hace un montón. La Argentina en sí tiene una construcción muy católica de la política (la doctrina, el fanatismo y mesianismo) y desde el neoliberalismo noventoso, esta tomo una afinidad por la política como show y espectáculo. Sumale el elemento ''no se habla de política que es peligroso/es de peligrosos'' que heredamos de los 70s y la dictadura y tenés el cóctel perfecto de hoy día: una sociedad cuyos políticos dicen pero no hacen, basada no en movimientos pero en estéticas. Estética de rebelión, estética de antisistema, estética de progresismo, estética de progreso pero terminan, en la práctica, no tomando ninguna medida material acorde.
Y es una crítica a los medios, al partidismo de hoy día y a la forma en que discutimos política a diario. La mitad de mis amigas militan y se tienen que comer banda de sapos y se tienen que fumar la rosca política en nombre de ''bueno, es una decisión de arriba... mejor eso que el cuco del otro lado''. No ¿Por qué tiene que ser así?
#y milei tmb. lo votan porque los boludos que lo votan proyectan en el cuco de LOS ZURDOSSSSSSS todos los problemas que tenemos#pero estamos todos en el espectro politico haciendo lo mismo#nos negamos a ver los grises#y por eso cada vez se mueve todo mas a la derecha#babbling babbling
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﹙ 𝐷𝐼𝐴𝑅𝐼𝑂: 𝑁𝐸𝐹𝐸𝑅𝐴 𝐷𝐸 𝑁𝐼𝐿𝐸 ﹚𝄒ㅤ ㅤⓘㅤ 🪽
Diario de Nefera de Nile [W9115] lanzada en 2012. Hasta abajo podrás encontrar la versión gráfica.
TAGS: Diario, Nefera de Nile, Cleo de Nile, Monster High.
CR: Mattel.
La traducción fue hecha por mí, NO ES OFICIAL. ♱⎯⎯ 𝑀𝐴𝑆𝑇𝐸𝑅𝐼𝐿𝑆𝑇𝑆 𝑀𝐻: 𝐺𝐸𝑁𝐸𝑅𝐴𝐿 | 𝐷𝐼𝐴𝑅𝐼𝑂𝑆 | 𝐶𝑂́𝑀𝐼𝐶𝑆
30 de Julio Mi padre me citó hoy con otra agencia, pero lamentablemente no pude asistir. Anoche debí haber comido algo que no me sentó bien porque esta mañana me sentí mareada y creí detectar el principio de una sombra de imperfección. Inmediatamente hice que los sirvientes prepararan un tratamiento de spa de emergencia y temí moverme para que mi cutis no se alterara por el cambio de humedad que se produciría si salía del penthouse. Todo el incidente fue muy traumático y lo fue aún más tras enterarme de que una monstruo con mucha menos belleza y talento había sido elegida por la agencia para su nueva campaña. Padre me llamó y se enfadó mucho conmigo, incluso después de que le explicara los terribles detalles de mi situación. Me ha amenazado con venir él mismo y escoltarme personalmente a la próxima cita si no, en sus palabras, "Deja de vaciar las arcas reales sin tener que mostrar nada a cambio". Puede que nunca me recupere de semejante golpe a mi delicada psique. El único remedio para esta situación, por supuesto, es hacer una fiesta.
12 de Agosto Todo está listo para la fiesta de mañana por la noche. Todos los agentes y modelos han recibido su invitación y han confirmado su asistencia. El mejor diseñador de interiores de la ciudad está dando los últimos retoques a la decoración, el servicio de catering y el DJ vendrán por la mañana y compré el piso de abajo para evitar posibles problemas con los vecinos. Solamente yo tengo la capacidad de ser la anfitriona más majestuosa y elegante desde... desde siempre. Soy incomparable a cualquiera que haya habido antes de mí y así lo seguiré siendo. Yo soy la reina.
13 de Agosto Debió haber sido mi noche. Recuperé la inversión de mi padre. Se suponía que todo iba a ser sobre mí. ¡MÍ! Todo empezó como debía. La decoración, la comida y la música lo envolvían todo y yo era el centro de todo. Yo brillaba como el Sol y todos los monstruos querían estar en mi órbita. Excepto, excepto un grupo de modelos monstruos que estaban sentadas en mi sofá alrededor de algún tipo de libro. No sé porqué las había invitado a la fiesta y no recordaba que hubieran entrado, pero allí estaban. Las había conocido cuando me mudé por primera vez a la ciudad. Supongo que me fijé en ellas en ese entonces porque actuaban igual que el grupo de perdedoras con las que se arrastra mi hermana en Monster High. Llegaron a Milán por pura casualidad y, a pesar de que les ofrecí venir a vivir conmigo al penthouse, insistieron en compartir un piso que todas pudieran pagar. Entonces decidí ofrecerles el beneficio de mi sabiduría y liderazgo. Pero lo rechazaron. No, querían que simplemente fuera y "pasara el rato" con ellas. Cómo no. Ahora estaban sentadas en mi sofá hojeando... MI FEARBOOK... y se reían... de mí. Debía ser de mí. ¿De qué mas podría ser? Entonces toda la habitación empezó a dar vueltas y parecía que todo el mundo me señalaba y se reía de mí... Supongo que me desmayé porque cuando me desperté todo estaba en silencio y podía oír el sonido de... de alguien limpiando. Salí a tientas de mi habitación y allí estaban esas mismas modelos ayudando a los criados a limpiar después de la fiesta. Todos los demás monstruos habían desaparecido. Todo se había echado a perder por su culpa. Quería gritar, pero eso habría sido muy... corriente. En lugar de eso, les pedí en voz baja que se marcharan y les dije que los criados terminarían el trabajo. No se opusieron, simplemente se fueron, pero antes de que la puerta se cerrara, la última en salir, una licántropa con el pelo demasiado rubio y las puntas abiertas se detuvo y dijo: "Yo también fui capitana de mi equipo de Desanimadoras, a todas nos pareció gracioso que tuviéramos eso en común." ¿Común? Yo nunca he sido común.
25 de Agosto Sigo en Milán, pero ya están listas las maletas y estoy preparada para irme. Tendría que haberme ido ayer, pero los criados que padre envió a hacer el equipaje de mi penthouse eran más perezosos que los que envió a desempaquetarme a mí cuando me mudé. Son sólo 10 habitaciones, por el amor de Ra, y sólo estuve aquí un año. De hecho, intentaron utilizar la excusa de que el ascensor no funcionaba y que cargar con todo por 15 tramos de escaleras ralentizaba el proceso. Uno de ellos incluso tuvo la osadía de levantar los ojos del suelo mientras me hablaba. ¡Qué insolencia! Le habría castigado, pero padre me ha prohibido disciplinar a los criados. Un día, sin embargo, seré reina y yo no olvido.
26 de Agosto Antes de marcharme esta noche hice que mi chófer me llevara por el pequeño y horrible mausoleo donde ese grupo de modelos se agolpaban como zombis hasta que pudieran ser "descubiertas". Tenía algo especial que quería dejarles como regalo de despedida y, aunque normalmente lo habría considerado trabajo de los criados, quería asegurarme de que, en este caso, estuviera bien hecho. Mientras subía las escaleras les oía murmurar, de la forma más mezquina, sobre alguna modelo fracasada que todas conocían. Pensé que sus comentarios eran bastante reveladores, sobre todo porque la probabilidad de que alguna de ellas pisara alguna vez una pasarela era ridícula. Llamé a la puerta y esperé... Oí a una ghoul reírse adentro y decir: "Sí, pero lo que le faltaba de generosidad lo compensa con crueldad". "Y no olvides la inseguridad", añadió otra en zombi. Seguían riendo cuando una gárgola española cuyo nombre había olvidado pero cuya miserable complexión me resultaba completamente familiar abrió por fin la puerta. El mausoleo enmudeció como una tumba y todas se quedaron boquiabiertas. Nunca pasa de moda ver el efecto que causo en los monstruos inferiores. Finalmente, la gárgola recobró sus sentidos lo suficiente como para reconocerme. "Hola Nefera, pensábamos que te habías ido ayer". "La realeza no se rige por los horarios", respondí. "Me voy esta noche, pero antes de irme quería entregarte estas invitaciones. Son para el restaurante que dijeron sería el primer lugar donde les gustaría cenar después de conseguir su primera gran oportunidad. Es de lo más exclusivo, ya lo saben, y hay una mesa con sus nombres reservada para ustedes esta misma noche. Dejé un automóvil a su servicio abajo y el primer plato estará en la mesa dentro de dos horas. Así tendrán tiempo de arreglarse para que se vean presentables". Intentaron darme las gracias, pero su gratitud está tan por debajo de mi conocimiento así como mi belleza está por encima de su vulgaridad. "Todo está arreglado", dije mientras caminaba hacia el vehículo que me esperaba. Más tarde, mientras el avión de mi padre despegaba y las luces de Milán desaparecían bajo las nubes, pensé en el postre y las risas que debían de estar disfrutando y me pregunté en cómo es que aquella patética pandilla de fracasadas iba a conseguir el dinero para pagar la cuenta que iba a llegar a su mesa en tan solo unas horas.
31 de Agosto Tras varias paradas y algunas compras por el camino, por fin volábamos a casa. No había luna y el cielo estaba despejado. El piloto de papá anunció que esta noche iba a haber lluvia de meteoritos. Azula salió de su escondite para posarse en mi mano y mirar por la ventanilla justo a tiempo para ver cómo empezaban a caer las estrellas. Yo estaba bastante aburrida con todo el espectáculo hasta que me fijé en un pequeño grupo que parecía caer justo a la misma velocidad. Hasta que un meteorito mucho más grande y rápido salió de la nada y se estrelló contra el pequeño grupo, lanzándolo en espiral hacia la oscuridad. Ah, sí, estoy de camino a casa, hermanita, y tú y tu pequeña vida feliz ni siquiera me ven llegar.
SOBRE MÍ Nombre: Nefera de Nile Edad: Soy infinita, obviamente... pero para quienes llevan la cuenta de esas cosas, soy tres años mayor que mi hermana pequeña Cleo. Padres Monstruos: La Momia. Estilo matador: Prefiero la moda y los accesorios que acentúan mi belleza eterna, como el azul del Nilo eterno o el oro que no se deslustra con el tiempo. Igual que yo. Monstruosa Imperfección: ¿Imperfección yo? ¿Quién dijo que tengo una imperfección? Quiero nombres y un espejo, ¡rápido! Mascota: Azura es mi escarabajo mascota, Scarabeus Sacer, para ser exactos, es todo un sol. Actividad Favorita: Asegurarme de que mi hermana conoce su lugar en la línea de sucesión real. Atrás de mí. Espantoso Fastidio: Si alguien o algo me molesta, hago algo al respecto. Inmediatamente. Clase favorita: Era Dragonología. Tengo un don con los reptiles. Clase Menos Favorita: Solía ser Lenguas Muertas. ¿Para qué aprender algo que mis criados pueden hacer por mí? Color Favorito: Azul del Nilo. Comida Favorita: Caviar de almas y trufas blancas. Mejores amigos: Reino sola.
ㅤ 𔘓 ﹙ 𝔓HI⎯⎯ 𝐸𝑅𝐴𝐿 ﹚ 🪦 ̸̷ׅ ׄ ㅤ “𝑚𝑒𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑚𝑜𝑟𝑖” 26 de junio de 2024
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Texto hermosooooo
Mujeres imprimanlo y póngalo en la cabecera de su cama, para que cada vez que despierten lo lean.
CABALLEROS y mujeres: FAVOR DE LEER
¡EXCELENTE!
Luis Fernández, actor, y escritor venezolano y esposo de Mimí Lazo,
lanzó la campaña:
“Salvemos a las mujeres”,
mira lo acertado y hermoso que dice:
1. Alimentación correcta:
Nadie vive de la brisa.
Mujer vive de cariño. Dele en abundancia. Besos matinales y un “yo te amo” al desayuno, las mantienen bellas y perfumadas durante todo el día.
Un abrazo diario,
hablar con ellas es como el agua
para los helechos.
No la deje deshidratarse.
Si su hombre no hace eso,
búsquese uno que lo haga.
2. Flores:
También hacen parte del menú.
Mujer que no recibe flores se marchita rápidamente y adquiere rasgos masculinos como la brusquedad
y el trato áspero.
3. Hábitat:
La mujer no puede vivir en cautiverio.
Si está enjaulada, huirá o morirá por dentro.
No hay cadenas que las aten
y las que se someten a la jaula
pierden su ADN.
4. Respete la naturaleza:
¿No soporta la TPM (tensión pre-menstrual)?
Cásese con un hombre.
Las mujeres menstrúan,
lloran por cualquier cosa,
les gusta hablar de cómo les fué
en el día, de discutir sobre la relación.
Si quiere vivir con una mujer,
prepárese para éso.
5. No restrinja su vanidad:
Es propio de la mujer pintarse las uñas, los labios, estar todo un día en el salón de belleza, coleccionar zarcillos, comprarse muchos zapatos y carteras, pasar horas escogiendo ropa en un centro comercial.
Comprenda todo ésto y apóyela.
6. El cerebro femenino no es un mito: Mujer sin cerebro no es mujer,
sino un simple objeto decorativo. Algunas le mostrarán que tienen más materia gris que usted.
7. No haga sombra sobre ella:
Si usted quiere ser un gran hombre
tenga una mujer a su lado, nunca atrás. De esa forma, cuando ella brille,
usted se bronceará.
Sin embargo, si ella está atrás,
usted llevará una patada en el trasero.
8. Acepte:
Las mujeres también tienen luz propia
y no dependen de un hombre para brillar.
Mi amigo, si usted piensa que la mujer
es demasiado costosa,
fastidiosa o complicada
ES UN POBRE HOMBRE!!!
Las Mujeres son una Bendición.
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Estudio financiero: Una guía completa
El estudio financiero es una parte fundamental de cualquier proyecto, ya que permite evaluar la viabilidad económica y la rentabilidad esperada. En esta guía, exploraremos los elementos clave que deben incluirse en un estudio financiero:
1. Costos de Producción
¿Qué son?
Los costos de producción son aquellos gastos directamente asociados con la fabricación de un producto o la prestación de un servicio. Incluyen tanto los costos directos como los indirectos.
Ejemplos:
Materias Primas: Insumos necesarios para la producción.
Mano de Obra Directa: Salarios de los empleados que trabajan directamente en la producción.
Costos Indirectos: Gastos generales como la electricidad, el alquiler de la planta de producción y el mantenimiento de equipos.
Importancia
Comprender los costos de producción es esencial para establecer precios adecuados y asegurar márgenes de ganancia razonables. Una gestión eficiente de estos costos puede mejorar significativamente la rentabilidad del proyecto.
2. Costos de Administración
¿Qué son?
Los costos de administración se refieren a los gastos relacionados con la gestión y el funcionamiento general del negocio, que no están directamente vinculados a la producción.
Ejemplos:
Salarios Administrativos: Sueldos del personal de administración, contabilidad y recursos humanos.
Servicios Profesionales: Honorarios por servicios legales, contables y de consultoría.
Suministros de Oficina: Materiales y equipos de oficina, alquiler de espacios de trabajo.
Importancia
Los costos de administración deben ser controlados para asegurar que la gestión del negocio sea eficiente y no consuma una parte desproporcionada de los recursos.
3. Costos de Venta
¿Qué son?
Los costos de venta son aquellos gastos necesarios para comercializar y distribuir el producto o servicio. Incluyen actividades de marketing, publicidad y distribución.
Ejemplos:
Publicidad y Promoción: Campañas publicitarias, promociones y descuentos.
Comisiones de Ventas: Pagos a vendedores y representantes comerciales.
Distribución: Costos de transporte y logística para entregar productos a los clientes.
Importancia
Invertir en costos de venta es crucial para atraer y retener clientes, pero debe hacerse de manera estratégica para garantizar que el retorno sobre la inversión sea positivo.
4. Costos Financieros
¿Qué son?
Los costos financieros se refieren a los gastos relacionados con la obtención y el manejo de financiamiento para el negocio. Incluyen intereses sobre préstamos y otros gastos financieros.
Ejemplos:
Intereses de Préstamos: Pagos de intereses sobre préstamos bancarios.
Gastos de Emisión: Costos asociados con la emisión de acciones o bonos.
Comisiones Bancarias: Cargos por servicios financieros, como transferencias y mantenimiento de cuentas.
Importancia
Gestionar adecuadamente los costos financieros es esencial para mantener la salud financiera del negocio y evitar el sobreendeudamiento, lo que puede poner en riesgo la viabilidad del proyecto.
5. Inversión Total
¿Qué es?
La inversión total es el monto de dinero necesario para poner en marcha y operar el negocio hasta que se alcance un punto de equilibrio. Incluye tanto inversiones iniciales como gastos operativos durante los primeros meses.
Componentes:
Inversión Inicial: Gastos en infraestructura, equipos y tecnología.
Capital de Trabajo: Fondos necesarios para cubrir los gastos operativos diarios.
Reserva de Contingencia: Fondos destinados a cubrir imprevistos y emergencias.
Importancia
Determinar la inversión total es crucial para asegurar que se tengan los recursos necesarios para iniciar y sostener el negocio hasta que sea autosuficiente. Esto ayuda a planificar y gestionar mejor el flujo de caja.
6. Cronograma de Inversiones
¿Qué es?
El cronograma de inversiones es una planificación detallada de cuándo y cómo se realizarán las inversiones a lo largo del tiempo, alineando los desembolsos con las necesidades del proyecto.
Ejemplos:
Etapa 1: Inversiones en infraestructura y equipamiento.
Etapa 2: Inversiones en marketing y promoción.
Etapa 3: Inversiones en contratación y formación de personal.
Importancia
Un cronograma bien planificado ayuda a gestionar el flujo de caja y asegurar que las inversiones se realicen de manera oportuna para maximizar el impacto positivo en el proyecto.
Conclusión
Un estudio financiero detallado y bien estructurado es esencial para evaluar la viabilidad y rentabilidad de cualquier proyecto. Los elementos clave como los costos de producción, administración, venta, financieros, la inversión total y el cronograma de inversiones proporcionan una visión clara de los recursos necesarios y los potenciales retornos. Al comprender y gestionar estos elementos, los emprendedores y empresarios pueden tomar decisiones informadas y estratégicas que contribuyan al éxito y sostenibilidad de sus proyectos.
Si te gustaria saber mas a fondo para desarrollarlo en tu negocio, puedes leer estos documentos que te ayudara, visita este URL
Esperamos que esta guía te haya proporcionado una visión clara de los elementos clave del estudio financiero. Si tienes alguna pregunta o necesitas más información, no dudes en dejar un comentario. ¡Gracias por leernos y mucho éxito en tu próximo proyecto financiero!
¡Hasta la próxima!
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Greenpeace y su nueva iniciativa para salvar a las ballenas
Greenpeace lanza una nueva iniciativa mundial para sumar esfuerzos y recaudar fondos para salvar a las ballenas. Para 2030 , las organizaciones internacionales en esfuerzo conjunto persiguen el objetivo de duplicar la cantidad de ballenas que pueblan los mares del mundo . Una estrategia que será clave para combatir el cambio climático .
¿Cómo se puede hacer para colaborar con esta nueva campaña de Greenpeace?
El futuro y la calidad de vida de las personas que habitan el planeta está ligado a la salud de los océanos y particularmente, a la vida de algunos mamíferos que cumplen misiones esenciales como es el caso de las ballenas.
Sin embargo, su bienestar depende hoy de nuestro urgente accionar y Greenpeace, se une una vez más al esfuerzo de muchas ONG ‘s alrededor del mundo para duplicar la población de ballenas en los océanos para el año 2030.
Unidos en un mismo espíritu de bien y con el ferviente deseo de cambiar el futuro de las ballenas ,Greenpeace te invita a adoptar una ballena y a sumarte con esta acción, a un compromiso de por vida con la ballena elegida, ya que seguirás recibiendo información de su salud y estado para siempre. Este proyecto es una acción llevada adelante con el Instituto de Conservación de Ballenas que es la institución que está al frente y lidera la lucha por la conservación de las ballenas en el sur de Argentina
Al adoptar una ballena de esta nueva campaña de Greenpeace y el ICB , cada contribuyente hará posible con su ayuda económica el costeo de los estudios que es preciso realizar para cumplir con los programas de monitoreo , identificación y búsqueda de soluciones eficaces para la conservación de las ballenas.
Además, esta nueva iniciativa cooperará con parte de lo recaudado a la creación de nuevos santuarios marinos y zonas protegidas en áreas estratégicas del mar. Al momento de realizar la adopción, cada contribuyente podrá elegir una ballena del catálogo de ejemplares que custodia el ICB y recibirá su certificado de adopción.
Procurar que el mar no sea un medio hostil para las ballenas
Los cetáceos funcionan como indicadores naturales del estado de salud de los medios marinos. Gracias a su estudio , los investigadores del ICB pueden acopiar una valiosa información de las áreas marinas en las que estos desarrollan su vida. Sin embargo, su medio natural , el océano, hoy se ha vuelto muy hostil para el normal desarrollo de la vida de los cetáceos. La degradación a la que está sometida la biodiversidad del mar debido a la contaminación, es cada vez más preocupante. El precario estado de salud en que se encuentran hoy los cetáceos, es producto directo de la degradación de su medio ambiente natural al que la mano del hombre contamina día a día de modo indiscriminado.
En medio de esta situación de alarma , Greenpeace quiere proponer una acción que lleve esperanza al mundo y a las ballenas: todos podemos ayudar mediante un pequeño aporte en su conservación . El objetivo principal además, es procurar una concientización y compromiso por parte de la gente para preservar a las ballenas y mitigar la contaminación de los mares. Poder ayudar a las personas para que modifiquen sus prácticas usuales de consumo, descarte y reciclaje, se hace vital para cuidar los océanos y mitigar los peligros que acarrean los plásticos y tóxicos que van descartados directo al mar.
Luchas y dificultades de una ballena en el océano hoy
Entre las situaciones difíciles que las ballenas enfrentan a diario, está la lucha por encontrar su fuente de alimento. Esto se complejiza dado el calentamiento global que reduce dramáticamente las poblaciones krill y de peces disponibles en las aguas.
Para los cetáceos, recorrer los océanos se ha vuelto una carrera de obstáculos permanente. Lo que una vez fue su ámbito natural y seguro , ha devenido en un entorno muy peligroso : las redes de pesca las atrapan y lastiman cruelmente; son embestidas por barcos; los residuos plásticos y los químicos, las enferman e intoxican.
La realidad ha puesto en evidencia que muchas poblaciones de ballenas, están muy por debajo de los tamaños que urgen para garantizar su supervivencia en los océanos. Por ello, Greenpeace y el ICB convocan a todos a adoptar un fuerte compromiso porque, aunque sea un aporte pequeño, resultará imprescindible para poder salvar la vida de las ballenas y conservarlas en los mares del mundo en el futuro.
Originally published at http://todosobreballenas.com/ on June 01, 2023.
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Día Internacional del Gato: ¿Por qué se celebra hoy, 20 de febrero?
En honor a este día, en el que se busca crear conciencia sobre la tenencia responsable de mascotas, te contaremos por qué se celebra a nuestro pataza los 20 de febrero.
Estos patazas, que son mascotas en varias partes del mundo, se celebran internacionalmente el 20 de febrero en honor al pataza felino más famoso y “poderoso” de los años 90, se llamaba Socks, adoptado por Chelsea, hija de Bill Clinton, ex presidente de Estados Unidos.
Socks era de los pocos seres sobre la Tierra que podía transitar por las amplias instalaciones de la casa y despacho presidenciales, se colaba en los actos públicos del presidente, alcanzando en aquella época gran popularidad tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, ya que aparecía en la sala presidencial durante los actos de prensa.
En poco tiempo se convirtió en una celebridad, tenía su propia página web, un club de fans y recibía una enorme cantidad de cartas desde todas partes del país.
Socks envejeció haciendo varias apariciones y campañas para recaudar fondos con diferentes fines benéficos, pero con los años desarrolló varios problemas de salud, y, finalmente, un cáncer de garganta por el cual decidieron someterle a la eutanasia para evitarle mayores sufrimientos, esto sucedió el 20 de febrero de 2009.
Es por eso que, desde siempre, el objetivo de esta fecha principalmente es crear conciencia a la población sobre una tenencia responsable.
Para más temas diarios y semanales síguenos en Instagram como: @patazasoficial 🐾
#patitascuriosas#socksclinton#socks#billclinton#cat#diadelgato#catday#catsofinstagram#patazas#adopcion#tenenciaresponsable#gatos#gatosdetumblr#beautiful cats
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Decrecionismo y (eco)socialismo. ¿Perspectivas afines o en disputa ante la crisis ecológica?
Por Esteban Mercatante
Fuentes:
La izquierda diario
En este artículo presentamos una mirada sobre los planteos decrecionistas como respuesta a los desastres ambientales producidos por el capitalismo, e interrogamos sus propuestas desde una perspectiva ecosocialista revolucionaria.
Los desastres ambientales en múltiples dimensiones que viene produciendo el capitalismo, cuyos efectos vienen resultando cada vez más devastadores, dieron un –necesario– sentido de urgencia a las discusiones de cómo encararla. La rutina de reuniones internacionales en las que los representantes estatales realizan performances en las que se muestran preocupados, para después realizar compromisos apenas cosméticos respecto del nivel de emergencia –especialmente en materia de emisiones de carbono, pero lo mismo vale para muchos otros planos–; el lavado de cara verde que realizan numerosas firmas con campañas que sirven sobre todo –y a veces únicamente– de marketing para estimular un crecimiento de ventas, y el negacionismo del cambio climático que impera en sectores ligados a la extrema derecha (como el trumpismo en EE. UU. o Javier Milei en la Argentina), actuaron de ariete para la puesta en discusión de alternativas que se proponen ser más disruptivas. Entre ellas se ubica el planteo decrecionista, que plantea que es necesario desescalar de manera urgente y voluntaria la producción y el consumo, a través de cambios profundos en la manera en la que estos procesos se llevan a cabo. Desescalar, básicamente en los países ricos, es la única manera para reducir la emisión de gases, pero también los efectos que tiene sobre los ecosistemas la extracción de recursos que hoy supera holgadamente la capacidad que tiene la naturaleza para reponerlos. La discusión del decrecionismo no es nueva. Sus antecedentes se remontan por lo menos hasta La ley de la entropía y el proceso económico de Nicholas Georgescu-Roegen, de 1970-71. André Gorz en la década de 1980 planteó abiertamente la necesidad de que la economía de los países ricos, imperialistas, decreciera, para recuperar un sendero sostenible. Wolfgang Harich también habló en los ‘70 de una perspectiva de “comunismo sin crecimiento” que asociaba necesariamente a un régimen autoritario, noción esta última con las que polemizó Manuel Sacristán (sin rechazar este último la idea de que un régimen comunista debiera ser decrecionista, pero sin renunciar nunca a la posibilidad de una perspectiva de “democratismo radical directo”) [1].
Pero fue, sobre todo en las últimas dos décadas, gracias a las contribuciones de autores como Serge Latouche y a la luz del recrudecimiento de las señales de emergencia ecológica, que esta perspectiva ganó terreno.
En los países desarrollados, responsables casi exclusivos de los mayores trastornos ambientales, empezando por la emisión de gases acumulada en doscientos años de acumulación capitalista, el decrecionismo se ha vuelto una mirada de gran consenso en sectores activistas y académicos ligados a las problemáticas ecológicas desde perspectivas críticas –es decir, entre quienes no adscriben a la noción de que puede ser viable un “capitalismo verde”, con sus soluciones para los problemas ambientales a la medida del sostenimiento de la ganancia y de la acumulación de capital–.
El crecimiento como ideología
El blanco principal del decrecionismo, como su nombre lo indica, es el crecimiento económico. El PBI como indicador económico cargado de ideología es un punto de partida de casi todos los tratados que se ubican en esta corriente. Encontramos un importante espacio dedicado a revelar la construcción selectiva que produjo este índice, que identifica “la economía” con la producción de mercado y otras esferas como los servicios prestados por sector público, mientras deja afuera otras –como el trabajo doméstico–. Al mismo tiempo, se deconstruye la idea de que el crecimiento económico continuado, medido en términos de un Producto Bruto Interno siempre en aumento está necesariamente asociado a una mejora del bienestar. Por empezar, como nos recuerda Jason Hickel en el libro cuyo libro Menos es más. Cómo el decrecimiento salvará el mundo, recientemente editado en español por Capitán Swing, durante la mayor parte de la historia del capitalismo, “el crecimiento no trajo mejoras en el bienestar en las vidas de la gente común; de hecho, hizo todo lo contrario” [2]. La “acumulación originaria”, que Karl Marx aborda en el Capítulo XXIV de El capital para recordarnos que el capitalismo llegó al mundo “chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies” [3], con su “liberación” del campesinado que dejaba de disponer de medios directos para su reproducción, creó las bases para poder imponer a la fuerza de trabajo, en Inglaterra primero y luego en el resto de Europa, largas jornadas laborales. El hacinamiento en las ciudades y la insalubridad laboral contribuyeron a un aumento de la mortalidad y reducción de la esperanza de vida. Esta misma “acumulación originaria” tuvo como presupuesto el colonialismo, que devastó poblaciones de África, América Latina, y Asia. La “correlación” entre crecimiento y bienestar se puede observar recién desde mediados del siglo XIX en Europa, y más tarde en otras geografías. Pero, incluso entonces, la mejora en muchos indicadores como la reducción de la mortalidad por enfermedades, la mortalidad infantil, y el aumento de la esperanza de vida, se debió menos al crecimiento que la aplicación extendida de medidas sanitarias básicas, como el acceso a agua potable y cloacas [4]. Sin embargo, el principal argumento es que, pasado un determinado umbral de PBI per cápita, este correlato se disocia, e incluso puede haber casos en los que “más es menos”. Hickel argumenta que “la relación entre PBI y bienestar humano se despliega en una curva de saturación, con retornos decrecientes pronunciados: después de un cierto punto, que las naciones de altos ingresos han superado hace rato, más PBI adhiere poco o nada al florecimiento humano” [5].
Algunos autores, como Latouche, refuerzan la crítica a la asociación entre riqueza –en un sentido amplio– con PBI, apelando a la experiencia –truncada por la fuerza por la imposición de políticas procapitalistas– en los países dependientes y semicoloniales (hablando en nuestros términos, no en los del autor que más bien se refiere al mundo “no occidental”): la ideología del crecimiento y del “desarrollo” (entendido siempre bajo los términos capitalistas impuestos por las potencias imperialistas) se usó como vara para tildar de pobres a sociedades en las que la reproducción estaba ampliamente organizada bajo formas de subsistencia no capitalistas, que eran sustentables en su relación con la naturaleza. La “pobreza” en términos de PBI –que quedaba magnificada por el limitado desarrollo de la esfera mercantil que podía medirse con este indicador pero resultaba más discutible con otras medidas más cualitativas de la satisfacción de necesidades– apuntaba a “remediarse” a través del impulso de las medidas “necesarias” para iniciar el camino del “desarrollo” bajo los lineamientos de las agencias internacionales, que no eran otra cosa que políticas de desposesión que abrían el paso a la acumulación capitalista. Acumulación que, bajo las condiciones de dependencia, produjo cualquier cosa menos desarrollo en casi todos los casos y que, al abrirse paso mediante la desarticulación de las formas de reproducción social preexistentes, no capitalistas, produjo un aumento de la pobreza en gran escala en estas sociedades. En el planteo de Latouche puede haber alguna inclinación a romantizar aspectos de las relaciones de producción no capitalistas, pero es indiscutible el resultado de los programas de ajustes y reformas estructurales implementados bajo mandato del FMI y el Banco Mundial en el mundo periférico.
¿Por qué el decrecionismo toma la crítica a la meta del crecimiento perpetuo del PBI como punto de partida? Básicamente porque, afirman varios autores de esta corriente, este objetivo –ligado a otro concepto con connotaciones todavía más positivas, el de “desarrollo”– es el que ordena todas las herramientas de política económica al menos desde las primeras décadas del siglo XX.
El ya mencionado Jason Hickel, es más específico: el problema no es el crecimiento en sí, sino la ideología del crecimiento, “la búsqueda del crecimiento por sí mismo, o por el bien de la acumulación de capital, en lugar de satisfacer necesidades humanas concretas y objetivos sociales” [6]. Esta pulsión está inscripta en la lógica básica de funcionamiento del sistema capitalista, en el que “el dinero se convierte en ganancia que se convierte en más dinero que se convierte en más ganancia […] Para los capitalistas, la ganancia no es solo dinero al final del día, que se utilizará para satisfacer alguna necesidad específica: la ganancia se convierte en capital. Y el punto central del capital es que debe reinvertirse para producir más capital. Este proceso nunca termina” [7]. Este autor se distingue por plantear de manera más clara que otros decrecionistas la necesidad de un horizonte anticapitalista, y considera claramente que el crecimiento es una pulsión inevitable de este sistema, y por ende que para decrecer la economía hay que ir más allá del capitalismo. No obstante, comparte con la corriente poner el foco en atacar la compulsión al crecimiento como cuestión nodal.
Y este objetivo de mantener el crecimiento sin pausa del PBI se está, literalmente, devorando el planeta.
PBI per cápita y huella material
El crecimiento del PBI no ocurre en el vacío; toda producción social es un proceso material. El crecimiento infinito del PBI significa un aumento también sin fin de la utilización de materiales, apropiados de la naturaleza, y de generación de desechos. No faltan entonces motivos para plantear que la hipertrofia de los aparatos de producción capitalista de los países imperialistas, orientados a una perpetua acumulación acrecentada de valor que se consigue a través de procesos de producción material que ocurren en escala necesariamente acrecentada, alcanzó niveles insostenibles en relación con los límites biofísicos del planeta. Una reorganización en gran escala de la producción en estas economías, para reorientarla hacia la satisfacción sostenible de las necesidades sociales de la mano de una reducción de la jornada de trabajo, tendrá que pasar inevitablemente por el desescalamiento de numerosas ramas de la producción –cuestión que con el desarrollo de las cadenas globales de valor implica reorganizaciones que atraviesan fronteras, lo que le otorga otra complejidad–.
Hickel repasa muchos de los indicadores que ilustran los trastornos generados por este crecimiento de los procesos materiales de producción, y la manera drástica en que se aceleraron. Vale la pena detenerse en ellos.
El consumo de materias primas pasó de 7 mil millones toneladas en 1900, a 14 mil millones poco antes de mediados de siglo. Pero desde 1945 hasta hoy creció hasta más de 100 mil millones de toneladas. Al ritmo actual, observa Hickel, vamos encaminados a superar las 200 mil millones de toneladas para 2050, cuando algunos estudios estiman que lo manejable para el planeta –lo que puede extraerse sin dañar de manera irreversible a los ecosistemas– equivale a 50 mil millones de toneladas. Es decir, la mitad de lo que se extrae actualmente. La ONU estima que el 80 % de la pérdida de biodiversidad global se debe a la extracción material [8].
El cambio climático, impulsado por las emisiones de los combustibles fósiles, responde a la misma mecánica. “¿Por qué estamos quemando tanto combustible fósil en primer lugar? Porque el crecimiento económico requiere energía. Durante toda la historia del capitalismo, el crecimiento siempre ha causado un aumento en el uso de energía” [9].
Pero las responsabilidades por este estado de cosas están claramente localizadas geográficamente. El tamaño del PBI per cápita está muy asociado al consumo de materias primas por persona y al impacto ambiental de conjunto. La huella material en los países de bajos ingresos (su consumo de materias primas) es de 2 toneladas por persona por año. Los países de ingresos medianos bajos consumen alrededor de 4 toneladas por persona, y los países de ingresos medianos altos consumen alrededor de 12. Los países desarrollados, de ingresos altos, consumen alrededor de 28 toneladas por persona por año, en promedio. Hickel observa que “un nivel sostenible de huella material, expresado en términos per cápita, es de unas 8 toneladas por persona. Las naciones de altos ingresos superan ese límite casi cuatro veces” [10].
Este exceso tiene consecuencias en variadas dimensiones. “Aumentar la extracción de biomasa significa arrasar bosques y drenar humedales. Significa destruir hábitats y sumideros de carbono. Significa agotamiento del suelo, zonas muertas del océano y sobrepesca. Aumentar la extracción de combustibles fósiles significa más emisiones de carbono, más descomposición del clima y más acidificación de los océanos. Significa más remoción de cimas de montañas, más perforación en alta mar, más fracking y más arenas bituminosas. Aumentar la extracción de minerales y materiales de construcción significa más minería a cielo abierto, con toda la contaminación aguas abajo que conlleva, y más automóviles, barcos y edificios que demandan aún más energía. Y todo esto conlleva más residuos: más vertederos en el campo, más tóxicos en nuestros ríos y más plásticos en el mar” [11].
El problema con el crecimiento económico, afirma Hickel, “no es solo que nos quedemos sin recursos en algún momento”, que era como tendía a presentar la cuestión el informe Los límites del crecimiento presentado por el Club de Roma en 1972. El problema “es que degrada progresivamente la integridad de los ecosistemas” [12]. El autor se apoya en trabajos recientes, como el presentado en 2009 por Johan Rockström, James Hansen y Paul Crutzen que desarrolla el concepto de “límites planetarios”. La biosfera de la Tierra “es un sistema integrado que puede soportar presiones significativas, pero pasado cierto punto comienza a descomponerse” [13]. Basándose en datos de la ciencia de los sistemas terrestres, identificaron nueve procesos potencialmente desestabilizadores que tenemos que mantener bajo control para que el sistema permanezca intacto. Estos son: el cambio climático; la pérdida de biodiversidad; la acidificación de los océanos; los cambios en el uso del suelo; los ciclos del nitrógeno y del fósforo; el consumo de agua dulce; la carga de aerosoles atmosféricos; la contaminación química y la destrucción de la capa de ozono. Los científicos han estimado “límites” para cada uno de estos procesos. Por ejemplo, la concentración de carbono atmosférico no debería sobrepasar las 350 ppm si el clima se mantiene estable (cruzamos ese límite en 1990 y hoy supera los 415 ppm); la tasa de extinción no debe exceder las diez especies por millón por año; la conversión de tierras boscosas no debe exceder el 25 % de la superficie terrestre de la Tierra; etcétera. “Estos límites no son límites ‘duros’, en sentido estricto. Cruzarlos no significa que los sistemas de la Tierra se apagarán de inmediato. Pero sí significa que estamos entrando en una zona de peligro en la que corremos el riesgo de desencadenar puntos de inflexión que eventualmente podrían conducir a un colapso irreversible” [14].
Son muy interesantes y pertinentes las páginas que Hickel dedica a desmontar las nociones de que pueda haber un “capitalismo verde”; o, en otros términos, de que puedan desarrollarse soluciones tecnológicas que puedan eventualmente hacer compatible el crecimiento económico continuado con un metabolismo socionatural equilibrado. Muchas de estas soluciones se centran en el problema de las emisiones de carbono, proponiendo soluciones que puedan absorberlo. De hecho, en la idea de que pueda implementarse en un plazo no muy lejano una tecnología de este tipo, se basan las proyecciones del acuerdo de París de que, con los compromisos de emisiones realizados por los distintos países (que no dan visos de cumplirse) la temperatura aumente “solamente” 1,5 grados a finales del siglo. Sin una tecnología de absorción de carbono, el aumento sería del doble con el nivel de emisiones proyectadas. El problema es que una tecnología de este tipo, aún si fuera realmente viable para absorber todas las emisiones (algo que no está probado ni técnica ni económicamente) requeriría construir decenas de miles de fábricas dedicadas a esto. Un trastorno ecológico formidable.
La energía “verde”, como puede ser una matriz basada en generación solar y eólica, si se pone en función de sostener el crecimiento “verde” también es garantía de desastres. Como observa Hickel, la explotación de litio para producir baterías “apenas está comenzando y ya es una catástrofe [15].
Hickel desmonta de manera implacable muchos de estos mitos, sin renunciar de plano a la idea de que ciertos desarrollos tecnológicos –desembarazados de la lógica capitalista que guía hoy a la innovación– deban ser parte de la respuesta a los desastres ambientales.
¿Más allá del capital?
A remediar los trastornos en las condiciones materiales que ha producido y seguirá profundizando el “crecimiento compuesto” del PBI es que apunta el decrecionismo.
El nombre en el que se embanderan, y las diatribas –bien fundamentadas– contra las ideologías que rodean al PBI como indicador excluyente, podrían llevarnos a concluir que el planteo decrecionista se reduce –nada más ni nada menos– que en una reducción del tamaño de la economía. Si así fuera, todo el planteo se reduciría a poner en el centro un aspecto cuantitativo, o “técnico”, un medio, sin ligazón con aspiraciones claras de una transformación social más amplia. Pero no es este el caso.
Giorgos Kallis especifica que la meta no es simplemente la reducción del PBI, sino que esta sería más bien una consecuencia de las transformaciones buscadas. “El objetivo del decrecimiento no es hacer que el crecimiento del PIB sea negativo. En términos económicos, el decrecimiento se refiere a una trayectoria en la que el “rendimiento” (energía, materiales y flujos de desechos) de una economía disminuye mientras que el bienestar mejora. La hipótesis es que el rendimiento decreciente vendrá con toda probabilidad con el producto decreciente, y que estos solo pueden ser resultados de una transformación social en una dirección igualitaria” [16].
En todos los trabajos encontramos la idea de que son necesarios cambios muy agudos en las formas de producción y consumo. La idea de una nueva sociedad está presente incluso en los autores que son más ambivalentes respecto de la necesidad de terminar con el dominio del capital. Según Latouche
El decrecionismo es fundamentalmente anticapitalista. No tanto porque denuncia las contradicciones y las limitaciones ecológicas y sociales del capitalismo como porque desafía su ’espíritu’, en el sentido que Max Weber ve el “espíritu del capitalismo” como una condición previa para su existencia Si bien es posible, en abstracto, concebir de una economía ecológicamente compatible con la existencia continuada de un capitalismo de lo inmaterial, esa perspectiva es poco realista cuando se trata de lo imaginario fundamentos de una sociedad de mercado, a saber, el exceso y el desenfreno (pseudo-)dominación. Un capitalismo generalizado no puede sino destruir el planeta de la misma manera que está destruyendo la sociedad y cualquier otra cosa que sea colectiva [17].
El problema es que no hay equivalencia entre aquello que se quiere desmantelar, y lo que se propone construir. Se pretende que podrá venir el final de un modo de producción a través de la imposición del decrecionismo. Pero este último, por más que se afirme que es mucho más que una postura negativa respecto del crecimiento económico, no termina de delinear una hoja de ruta coherente para subvertir las bases del capitalismo.
Kallis compara en Degrowth las propuestas realizadas por distintos exponentes del decrecionismo. Algunas de las principales que encontramos son:
– volver a tener una huella ecológica menor recortando consumos intermedios (transporte, energía, envases, publicidad); – aplicar impuestos que graven la contaminación; – poner fin a la obsolescencia programada; – relocalizar actividades priorizando la escala urbana; – revitalizar la agricultura campesina; – transformar ganancias de productividad en reducción de jornada y creación de empleo; – incentivar la “producción” de bienes relacionales, como la amistad y vecindad – limitar el rango de desigualdad en la distribución del ingreso con un ingreso mínimo y un ingreso máximo; – cortar el desperdicio de energía por un factor de 4; – imponer sanciones por gastar en publicidad; – declarar una moratoria en innovación tecnocientífica; – desmercantilizar los bienes públicos y expandir los comunes; – establecer un jubileo de deudas; – aplicar un impuesto global sobre transacciones financieras, ganancias transnacionales, un impuesto global a la riqueza, un impuesto sobre las emisiones de carbono y un impuesto sobre los residuos nucleares altamente activos; – rerregular el comercio internacional con el objetivo de alejarse del libre comercio, y restringir la libre movilidad de capitales; – degradar a la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el FMI [18].
Es indudable que muchos de estos planteos atentan contra la viabilidad del capitalismo. Otros, no incompatibles per se con los imperativos básicos de este modo de producción, apuntan contra algunos de los pilares fundamentales que conquistó la clase dominante durante las décadas de ofensivas bajo la ideología neoliberal. Pero, aunque pueda ser un conjunto de propuestas destinados a generar una movilización en favor del decrecimiento, están esencialmente planteadas –y pensadas– como un programa de reformas a ser implementadas por el Estado capitalista, garante de las relaciones de producción que tienen su fundamento en el sostenimiento del crecimiento de la acumulación de valor (y de producción material).
Esta limitación resulta inevitable, ya que hay una contradicción no resuelta entre las intenciones anticapitalistas y la renuencia a plantear abiertamente una estrategia que ataque el principal centro de gravedad del capitalismo: la propiedad privada de los medios de producción. Latouche es explícito en cuestionar cualquier noción de que los objetivos decrecionistas deban alcanzarse a través de una socialización generalizada de los medios de producción. Por el contrario, sostiene que “eliminar a los capitalistas, proscribir la propiedad privada de los medios de producción y abolir la relación salarial o acabar con el dinero” todo lo que hará es “sumergir a la sociedad en el caos, y no podría hacerse sin usar el terror a gran escala” [19]. Latouche, pero también Kallis, apuntan que el “socialismo realmente existente” fue productivista, y extienden esto a todas las principales corrientes del marxismo, incluyendo al trotskismo. Hay una cierta incongruencia entre el reconocimiento que encontramos en autores decrecionistas de que los países que no pertenecen al selecto club de los ricos tienen derecho a invertir esfuerzos en elevar las condiciones de vida, mientras se achaca sin distinción el mote de “productivismo” a pensadores marxistas que en muchos casos no bregaban por un crecimiento sin fin, sino por superar los problemas del atraso en países que eran a todas luces pobres y con estructuras económico sociales distorsionadas por el lastre imperialista. Dicho esto, es innegable que para la burocracia estalinista en la URSS y en Europa del Este, así como para el maoísmo, el productivismo dominó la planificación económica, y la búsqueda del desarrollo estuvo acompañada de numerosos desastres ambientales que podrían haberse evitado. También podemos observar, aún hoy, la existencia de fuertes impulsos productivistas en corrientes y autores marxistas y socialistas. Pero basarse en esto para dar por cerrada cualquier perspectiva de salida anticapitalista y socialista, es cerrar la única puerta que pude sacarnos de las encerronas del capitalismo y su impulso al crecimiento sin fin con miras a la ganancia.
Se trata de una cuestión de estrategia, pero también de los actores llamados a intervenir para favorecer una perspectiva decrecionista. El “sujeto” es la ciudadanía, ante la cual es necesario librar una batalla por la opinión para movilizarse ante el Estado, para presionar por medidas decrecionistas y para que modifique sus propias conductas de consumo. Entre el gesto anticapitalista y el rechazo de la socialización de los medios de producción, el planteo de autores como Latouche no logra ser más que un compendio de medidas para poner límites al capitalismo, desde el Estado, sin abolirlo. Una contradicción en los términos, si lo que se pregona es el decrecimiento.
El decrecionismo, como ya señalamos, es un conjunto heterogéneo. Como lo pueden sugerir algunas de las propuestas del compendio presentado más arriba, están quienes propugnan una estrategia de crear espacios de autonomía, no regidos por el crecimiento. Esto se vincula al fuerte énfasis en lo regional/local –en oposición a lo nacional o global–, que también está muy presente en Latouche.
Algunos planteos decrecionistas lo señalan como una salida tanto individual y colectiva en clave “anticapitalista”, cuyo sujeto está también en general en la ciudadanía, pero especialmente en las comunidades rurales, campesinas, originarias, etc.. Así, la crítica al hiperconsumismo y las relaciones mercantilizadas de las grandes ciudades desemboca en una idealización de la vida local y rural; y a menudo la crítica de las consecuencias devastadoras de determinadas tecnologías se convierte en una impugnación general al desarrollo industrial y tecnológico (como se expresa en la “moratoria” a la innovación que forma parte del compendio señalado más arriba). Latouche y muchos otros decrecionistas cuestionan la asociación de la corriente con una romantización de formas de vida precapitalistas o como una propuesta de “retorno” al pasado. Pero esta crítica encuentra asidero en algunos de los planteos del decrecionismo.
Una lógica emparentada con la recientemente señalada, es la bregan por establecer espacios de autonomía con respecto al capitalismo en los intersticios de las sociedades dominantes. Esto lo vemos entre quienes se definen como anarquistas, libertarios (no confundir con los libertarianos), autonomistas o incluso algunos ecosocialistas. Para Giorgos Kallis, por ejemplo, la perspectiva decrecionista puede configurarse a través de una articulación “contrahegemónica” de distintas esferas de la producción social y comunidades no regidas por la valorización, que puedan dar lugar a “economías alternativas”.
meros microcosmos o prefiguraciones de un mundo en decrecimiento. Son incubadoras, donde la gente realiza todos los días el mundo alternativo que les gustaría construir, su lógica hecha sentido común. Los bienes comunes alternativos son nuevas instituciones de la sociedad civil que nutren nuevos sentidos comunes. A medida que se expanden, deshacen los sentidos comunes de crecimiento y vuelven hegemónicas a las ideas compatibles con el decrecimiento, creando las condiciones para que una fuerza social y política cambie las instituciones políticas en la misma dirección [20].
Incluso aunque una transición de este tipo –que reproduce a grandes rasgos la que dio lugar al surgimiento del capitalismo de las relaciones feudales– fuera factible en los marcos del capitalismo (cuya reproducción ampliada opera presionando permanentemente por integrar y subsumir todas las esferas donde haya potencial de producción rentable), implica una transición larga, inconsistente con la urgencia de poner el “freno de emergencia” a la crisis ecológica que recorre todos los planteos decrecionistas.
Tenemos otros autores, como el mencionado Hickel, que ponen más énfasis en las propuestas que apuntan a poner palos en la rueda de la valorización del capital. Pero incluso acá, poner en primer plano el decrecionismo y dejar apenas sugerida la perspectiva ecosocialista, le quita una cierta coherencia estratégica al planteo.
Incluso en los autores que, como Hickel, delinean un –difuso– horizonte postcapitalista, no emerge en ningún momento ni una hoja de ruta clara para alcanzarlo ni los actores sociales que puedan motorizar una transformación que vaya en ese sentido. El autor incorpora a una sumatoria de propuestas que incluye algunas de las mencionadas más arriba, la necesidad de un “imaginario” postcapitalista, y la necesidad de organizar la producción y consumo social “asegurándose de devolver como compensación, haciendo lo posible para enriquecer, en vez de degradar, los ecosistemas de los que dependemos” [21]. Son cuestiones muy importantes, pero no definen las alianzas ni estrategias para hacer ese imaginario realidad. El mismo abismo entre horizonte estratégico ambicioso, sujetos sociales indefinidos y propuestas inmediatas de reformas no transicionales, ocurría con el planteo de comunismo decrecionista de Saito, como hemos señalado en otra oportunidad.
Por otra parte, aunque los autores le atribuyan al decrecionismo un carácter anticapitalista y progresivo, sus coordenadas son tan generales que la bandera de decrecer no está exenta de apropiaciones bastardeadas de algunos de su planteos, que en nombre de la sostenibilidad ecológica puedan abrazar un neomalthusianismo e imponer políticas socialmente regresivas, buscando “desescalar” a costa de los ya raleados consumos de la clase trabajadora y el pueblo pobre.
Las coordenadas para el ecosocialismo
El decrecionismo no es sinónimo de socialismo, aunque algunos ecosocialistas decrecionistas busquen minimizar la diferencia de perspectivas debida a la heterogeneidad de visiones entre los proponentes de la primera perspectiva. Vista como alternativa, es apenas una variante de las propuestas de reformas del estado de cosas existente, aunque las más drásticas –sin las cuales no hay una hoja de ruta “sustentable”– resulten incompatibles con el capitalismo, y por tanto resulten inviables sin una estrategia anticapitalista articulada, que solo puede ser socialista.
Por otra parte, la cuestión no es simplemente reducir la escala de los procesos de producción de acuerdo a los límites biofísicos. Es necesario cambiar de conjunto una lógica de producción de acuerdo a la ganancia, que tiene otras implicancias, como la implementación siempre de los procesos productivos más baratos aún cuando pueda haber otros más costosos pero menos dañinos en términos ambientales. Esta última dimensión del metabolismo socionatural no está claramente presupuesta en el término “decrecimiento”. Por eso, para abordar todas las dimensiones de la problemática ecológica, es necesaria una clara perspectiva anticapitalista y socialista.
Dicho esto, la advertencia decrecionista sobre la urgencia de equilibrar el metabolismo socionatural en concordancia con los límites biofísicos del planeta largamente superados por el capitalismo, no debe ser tomada a la ligera. Es necesario llenar el vacío de estrategia y articulación de fuerzas de clase que los decrecionistas dejan sin resolver, pero no dar la espalda a su diagnóstico y lo que esto significa para la transición poscapitalista, y socialista, en la actualidad. Si es el desarrollo de las contradicciones del capitalismo el que crea las precondiciones para que se desarrolle en el seno de esta sociedad una alternativa superadora, estas potencialidades hoy vienen acompañadas de una pesada herencia ecológica de la que habrá que hacerse cargo.
El objetivo fundamental de los planteos decrecionistas, que es alcanzar un metabolismo socionatural equilibrado, que no imponga sobre el planeta una extracción mayor a la que los sistemas vitales son capaces de regenerar y reduzca la huella material drásticamente desde sus niveles actuales, que busque mitigar los efectos de la emisión acumulada de gases de carbono en el menor plazo posible y apunte hacia un ordenamiento económico que no tenga como meta el crecimiento sin fin; este objetivo, es enteramente compatible y solamente alcanzable con una estrategia socialista. Solo si la clase obrera, en alianza con el pueblo pobre, interviene para socializar los medios de producción estratégicos y los reorganiza priorizando la satisfacción plena de las necesidades sociales en los marcos de un metabolismo socionatural equilibrado, se pueden volver realizables los objetivos que propone el decrecionismo. Esto implica también nacionalizar las tierra urbana y rural para rediscutir los usos del suelo y liquidar la especulación inmobiliaria, nacionalizar los bancos, como algunos de los resortes fundamentales para reorientar la producción social. Sobre esta base, en los países ricos imperialistas se podrá discutir el drástico desescalamiento de muchos sectores de la producción e imponer la redistribución de la riqueza por la que brega el decrecionismo, pero que sin esta “redistribución” de la propiedad de los medios de producción resulta una utopía.
¿Deberá abandonar el socialismo cualquier perspectiva de “abundancia material”? No nos parece que esto deba ser así, pero esta abundancia no puede entenderse como un incremento ilimitado de la disponibilidad individual de bienes de consumo, que es la única manera en que nos permite entenderla el capitalismo. Autores como el ya mencionado Sacristán tienen el mérito de haber intuido tempranamente esta cuestión, abordando a la vez los “atisbos político-ecológicos” de Marx (al decir de Sacristán) para repensar el comunismo frente a la crisis ecológica.
Una crítica central de Marx al modo de producción capitalista, se encuentra en el empobrecimiento que impone a la fuerza de trabajo al establecer una relación enajenada con esta, como mercancía y forzarla a ponerse al servicio del capital para sostener la rueda constante de la acumulación. La dinámica de la producción por la producción misma, que apunta hacia la máxima extensión posible o socialmente tolerable del tiempo de trabajo en pos de la valorización, niega todas las posibilidades del desarrollo de la riqueza social en el amplio sentido planteado en la cita que reproducimos más arriba de los Grundrisse. De igual modo, esta dinámica arrasa con la riqueza de la naturaleza. Romper con esa enajenación, socializando los medios de producción, sienta las bases para un desarrollo más pleno de las potencialidades negadas bajo el capitalismo. A esto apunta Marx cuando discute el pasaje del reino de la necesidad al reino de la libertad.
La libertad en este terreno sólo puede consistir en que el hombre socializado, los productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo, en vez de ser dominados por él como por un poder ciego; que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de fuerzas y bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su naturaleza humana. Pero éste siempre sigue siendo un reino de la necesidad. Allende el mismo empieza el desarrollo de las fuerzas humanas, considerado como un fin en sí mismo, el verdadero reino de la libertad, que sin embargo sólo puede florecer sobre aquel reino de la necesidad como su base. La reducción de la jornada laboral es la condición básica [22].
Creemos que John Bellamy Foster está en lo correcto cuando señala que:
la sociedad, particularmente en los países ricos, debe avanzar hacia una economía de estado estacionario o de estado estacionario, lo que requiere un cambio a una economía sin formación neta de capital, que se mantenga dentro del presupuesto solar. El desarrollo, particularmente en las economías ricas, debe asumir una nueva forma: cualitativa, colectiva y cultural, enfatizando el desarrollo humano sostenible en armonía con la visión original del socialismo de Marx. Como argumentó Lewis Mumford, un estado estacionario, que promueve fines ecológicos, requiere para su cumplimiento las condiciones igualitarias del “comunismo básico”, con la producción determinada “según la necesidad, no según la capacidad o la contribución productiva”. Tal alejamiento de la acumulación de capital y hacia un sistema de satisfacción de las necesidades colectivas basado en el principio de lo “suficiente” es obviamente imposible en cualquier sentido significativo bajo el régimen de acumulación de capital. Lo que se requiere, entonces, es una revolución ecológica y social que facilite una sociedad de sostenibilidad ecológica e igualdad sustantiva [23].
Esta perspectiva ecosocialista requiere más que nunca actuar internacionalmente. Ante los desafíos que plantea la crisis ecológica, es hoy más claro que nunca que no hay transformaciones posibles “en un solo país”; atacar las múltiples dimensiones de la crisis ecológica requiere respuestas globales, que deben ser radicalmente distintas a los formalismos habituales de las cumbres de países donde la batuta la tienen las potencias imperialistas y el gran capital. Las transformaciones en los países imperialistas ricos, que hace tiempo han excedido los límites biofísicos, hacia sociedades socialistas “estacionarias” a, decir de Foster y los desafíos de los países oprimidos y semicoloniales, en los cuales la pelea de la clase trabajadora y los sectores populares para cortar los lazos con el imperialismo y sus socios capitalistas locales –socios en el extractivismo– es clave para poder satisfacer demandas sociales fundamentales –sin repetir los patrones ecológicos insostenibles del desarrollo capitalista pero sí concentrando esfuerzos en inversiones impostergables para elevar el nivel de vida– deben estar como nunca entrelazadas. Solo un movimiento revolucionario ecosocialista internacionalista que derrote a la clase capitalista y sus agentes políticos, podrá cambiar los juegos de “suma cero” que hoy dominan la (ausencia de) política ecológica bajo la batuta de las potencias imperialistas, que en los discursos de las cumbres hablan de coordinación y de “responsabilidades” pero evitan cualquier reconocimiento significativo de la “deuda ecológica” –es decir, el saqueo acumulado contra los países oprimidos–. En las luchas de hoy contra grandes grupos trasnacionales imperialistas que generan en todo el planeta numerosos desastres ecológicos aunque sean muchas veces los mismos que apelan al “greenwashing” en vistosas campañas publicitarias, debemos ir forjando la necesaria la unidad internacionalista de las clases trabajadoras y los pueblos oprimidos de todo el planeta.
NOTAS:
[1] Ver por ejemplo Manuel Sacristán Luzón, “Presentación” a Wolfgang Harich, ¿Comunismo sin crecimiento?, Barcelona, Materiales, 1978, p. 27.
[2] Jason Hickel, Less is More. How Degrowth Will Save the World, Londres, William Heinemann, 2020, p. 156. Las citas son traducción directa de la edición original en inglés.
[3] Karl Marx, El capital. Crítica de la economía política, Tomo 1, vol 3, México DF, Siglo XXI Editores, 1976, p. 950.
[4] Jason Hickel, ob. cit., p 157.
[5] Ibídem, p. 159.
[6] Ibídem, p. 95.
[7] Ibídem, p. 83.
[8] International Resource Panel, Global Resources Outlook (UN Environment Programme, 2019).
[9] Jason Hickel, ob. cit., p. 98.
[10] Ibídem, p. 101.
[11] Ibídem, p. 97.
[12] Ibídem, p. 113.
[13] Ibídem, p. 114.
[14] Ídem.
[15] Ibídem, p. 132
[16] Giorgos Kallis, Degrowth, Newcastle, Agenda, 2018, p. 20.
[17] Serge Latouche, Farewell to Growth, Cambridge, Polity, 2009, p. 91.
[18] Giorgos Kallis, ob. cit., p. 128.
[19] Serge Latouche, ob. cit., p. 91.
[20] Giorgos Kallis, ob. cit., p. 138.
[21] Jason Hickel, ob. cit., p. 236
[22] Karl Marx, El capital. Crítica de la economía política. Tomo 3, Vol 8, México D. F., Siglo XXI editores, 1981, p. 1044
[23] John Bellamy Foster, Marxism and Ecology: Common Fonts of a Great Transition, en Great Transition, consultado el 05/07/23. Sin embargo, el propio Foster, después de señalar este horizonte, argumenta que si bien “está clara la necesidad objetiva de tal revolución ecológica, queda pendiente la cuestión más difícil de cómo llevar a cabo las transformaciones sociales necesarias”, y por eso plantea, erróneamente en nuestra opinión, una estrategia en etapas que debería atravesar primero una “fase ecodemocrática”, en la cual “es necesario luchar por una amplia gama de cambios drásticos dentro de un movimiento radical de base amplia”. Mientras que el “objetivo a largo plazo de la transformación sistémica plantea la cuestión de una segunda etapa de la revolución ecológica, o la fase ecosocialista”. Creemos que esta diferenciación etapista es errónea, y pone límites casi insuperables a la posibilidad de construir un horizonte de superación del capitalismo como el que el autor propone.
Esteban Mercatante. Economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Autor de los libros El imperialismo en tiempos de desorden mundial (2021), Salir del Fondo. La economía argentina en estado de emergencia y las alternativas ante la crisis (2019) y La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchnerismo (2015). @EMercatante
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Decrecionismo-y-eco-socialismo-perspectivas-afines-o-en-disputa-ante-la-crisis-ecologica
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Lo comparto porque a muchos se les olvida!!! Tome lo bueno y Deseche lo malo!!! Pero aquí hay mucho que se puede aprender!!! Luis Fernandez, actor, y escritor venezolano y esposo de Mimí Lazo, lanzó la campaña: “Salvemos a las mujeres”, mira lo acertado y hermoso que dice: 1. Alimentación correcta: Nadie vive de la brisa. Mujer vive de cariño. Dele en abundancia. Besos matinales y un “yo te amo” al desayuno las mantienen bellas y perfumadas durante todo el día. Un abrazo diario, hablar con ellas es como el agua para los helechos. No la deje deshidratarse. Si su hombre no hace eso, busquese uno que lo haga. 2. Flores: También hacen parte del menú. Mujer que no recibe flores se marchita rápidamente y adquiere rasgos masculinos como la brusquedad y el trato áspero. 3. Hábitat: La mujer no puede vivir en cautiverio. Si está enjaulada, huirá o morirá por dentro. No hay cadenas que las aten y las que se someten a la jaula pierden su ADN. 4. Respete la naturaleza: ¿No soporta la TPM (tensión pre-menstrual)? Cásese con un hombre. Las mujeres menstrúan, lloran por cualquier cosa, les gusta hablar de cómo les fue en el día, de discutir sobre la relación. Si quiere vivir con una mujer, prepárese para eso. 5. No restrinja su vanidad: Es propio de la mujer pintarse las uñas, los labios, estar todo un día en el salón de belleza, coleccionar zarcillos, comprarse muchos zapatos y carteras, pasar horas escogiendo ropa en un centro comercial. Comprenda todo esto y apóyela. 6. El cerebro femenino no es un mito: Mujer sin cerebro no es mujer, sino un simple objeto decorativo. Algunas le mostrarán que tienen más materia gris que usted. 7. No haga sombra sobre ella: Si usted quiere ser un gran hombre tenga una mujer a su lado, nunca atrás. De esa forma, cuando ella brille, usted se bronceará. Sin embargo, si ella está atrás, usted llevará una patada en el trasero. 8. Acepte: Las mujeres también tienen luz propia y no dependen de un hombre para brillar. Mi amigo, si usted piensa que la mujer es demasiado costosa, fastidiosa o complicada ES UN POBRE HOMBRE!!! Las Mujeres son una Bendición!!! Créditos al autor @luisfernandez14 @mimilazod ❤️ https://www.instagram.com/p/CqQYFKoOvGSxElsSw5L9cYzXsQLY2S1HoeC_2M0/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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Diario de Campaña: Día 8
Esta vez logré llegar a tiempo a la campaña. Por lo que participé en los preparativos.
Empezamos en Jargono, por lo que decidí sacar a Lala de nuevo. Desde antes ya tenía pensado en usarla de nuevo. He tenido partidas interesantes y ha resistido mejor que Aika aunque es de menos nivel y tiene menos puntos de vida que ella. Además pega con más fuerza ya que da críticos con 5 y 6, y en sus mejoras le puedo añadir +1 al daño cuando saca críticos.
El resto llegó más tarde. Logré comprar suministros necesarios, pero tenía 4 puntos de corrupción de la vez pasada. Pude quitarme al menos uno y tomamos una misión para aniquilar unas pilas de cuerpos qué amenazaban a la aldea.
El mismo sujeto salado insistía en acercarse a la amenaza épica, por lo que en medio de una lucha con 7 no muertos y 2 pilas de cuerpos nos alcanzó una amenaza XL
"¡Vade Retro cosa!"
Y pues... Tardamos algo de tiempo en acabar con él, y al final lo rematé, el resto ya le había bajado bastantes puntos. Bueno, esto pasa casi siempre, no siempre le doy en medio de la batalla pero he rematado a varios así 😅.
¿Quieren saber qué tan salado puede ser un tiro?:
Y bueno...
Al final enfrentamos otras dos pilas de cuerpos y dos tuvieron que retirarse pero no pudimos completar la misión por lo que la aldea de Lala se destruyó irremediablemente.
Lala terminó con dos mutaciones: una cola con cara y una pierna tentáculo...
Entre el Loot de la vez pasada y el loot del cumpleaños del máster adquirí varias cosas útiles como un agua mágica que cura cualquier cosa y una armadura de chatarra, que me salvó de varios golpes en esta aventura. A la siguiente usaré el agua para curarme éstos males, ya que he tenido tiradas muy caóticas con los médicos últimamente...
Al final quedé con dos corrupciones, seis golpes de sanidad y un par de heridas...
Oh si, y al fin logré dar un golpe exitoso con el arco y flecha, estrenando la flecha de diente de troll que tenía. Definitivamente Lala es mucho mejor arquera que Aika XD
Fue una buena partida al final.
¡Gracias por leer terrícolas! 🚀 Nos leemos en la siguiente ✨
¡Paz! 😘
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Campaña de Cámara Mercantil II en 1911
https://doctorcarluccio.blogspot.com/2024/10/campana-de-camara-mercantil-ii-en-1911.html
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#1911#argentina#argentine football association#camara mercantil#campañas#copa el diario#futbol#lanus#provincia de buenos aires#subseccion c#tercera division
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DOCILIDAD
https://youtu.be/VLjFBbgU000
Presento el texto base del podcast:
LOS CIUDADANOS “DÓCILES”: ASPIRANTES TAIMADOS A LA DIGNIDAD DE MONSTRUOS
1)
Dado el conflicto, el disturbio, la insurgencia, los historiadores (y el resto de los científicos sociales) inmediatamente se disponen a investigar las “causas”, a polemizar sobre los motivos, a buscar explicaciones, a interpretar lo que se percibe como una alteración en el pulso regular de la Normalidad. Causas de los ‘furores’ campesinos medievales (Mousnier), causas de las ‘revoluciones burguesas’ del siglo XIX (Hobsbawn), causas de las ‘revoluciones de terciopelo’ de 1989 en el Este socialista,... Sin embargo, la ausencia de conflictos en condiciones particularmente lacerantes, que hubieran debido movilizar a la población; los extraños períodos de paz social en medio de la penuria o de la opresión; la misteriosa docilidad de una ciudadanía habitualmente explotada y sojuzgada, etc.; no provocan de igual modo el ‘entusiasmo’ de los analistas, la ‘fiebre’ de los estudios, la proliferación de los debates académicos en torno a sus causas, sus razones...
Se diría que la docilidad de la población en contextos histórico-sociales objetivamente explosivos, bajo parámetros de sufrimiento, injusticia y arbitrariedad a todas luces ‘insoportables’, es un fenómeno recurrente a lo largo de la historia de la humanidad y, en su paradoja, uno de los rasgos más llamativos de las sociedades democráticas contemporáneas. Aparece, a la vez, como un objeto de análisis tercamente excluido por nuestras disciplinas científicas, una empresa de investigación que nuestros doctores parecen tener ‘contraindicada’. ¿Por qué?
2)
Wilhem Reich, en Psicología de masas del fascismo, llamó la atención sobre este hecho: lo extraño, lo misterioso, lo enigmático, no es que los individuos se subleven cuando hay razones para ello (una situación de explotación material que se torna insufrible en la coyuntura de una crisis económica, de la intensificación de la opresión política y de la brutalidad represiva, del germinar de nuevas ideas contestatarias,...), sino que no se rebelen cuando tienen todos los motivos del mundo para hacerlo. Esta era la “pregunta inversa” de Wilhem Reich: ¿Por qué las gentes se hunden en el conformismo, en el asentimiento, en la docilidad, cuando tantos indicadores económicos, sociales, políticos, ideológicos, etc., invitan a la movilización y a la lucha?
Trasplantando su pregunta a nuestro tiempo, grávido de peligros y amenazas de todo tipo (ecológicas, socio-económicas, demográficas, político-militares, etc.), con tantos hombres y mujeres viviendo en situaciones límite -no solo “sin futuro”, sino también “sin presente”- y con un reconocimiento generalizado de la base de injusticia, arbitrariedad, servidumbre y coacción sobre la que descansa nuestra sociedad, podríamos plantearnos lo siguiente: ¿Cómo se nos ha convertido en personas tan increíblemente dóciles? ¿Qué nos ha conducido hasta esta enigmática docilidad, una docilidad casi absoluta, incomprensible, solo comparable -en su iniquidad- a la de algunos animales domésticos y, lo que es peor, a la de los “funcionarios”?
3)
Isaac Babel, corresponsal de guerra soviético, cronista de la campaña polaca desplegada por el Ejército Rojo en torno a 1920, contempla atónito las matanzas gratuitas llevadas a cabo en nombre de la Revolución. Cuarenta soldados polacos han sido detenidos. Los reclutas cosacos preguntan a Apanassenko, su general, qué hacen con los prisioneros, si pueden disparar contra ellos de una vez. Apanassenko, educado en el internacionalismo proletario y en la universalización de la Revolución, responde: “No malgastéis los cartuchos, matad con arma blanca; degollad a la enfermera, degollad a los polacos”. Babel se estremece y mira hacia otro lado. Esa noche escribirá en su diario algo que no será ajeno a su posterior encarcelación y a su fusilamiento acusado de actividades antisoviéticas: “La forma en que llevamos la libertad es horrible”.
Días después se repite la escena, pero ya sin necesidad de que los soldados cosacos pierdan el tiempo preguntando qué deben hacer a su general: degüellan a una veintena de polacos, mujeres y niños entre ellos, y les roban sus escasas pertenencias. A cierta distancia, Apanassenko, que se ha ahorrado la orden, los premia con un gesto de aprobación y de reconocimiento. Babel mira a los cosacos, sonrientes después de la matanza; los mira como se mira algo extraño, indescifrable, algo misterioso en su horror, algo terrible y, sobre todo, enigmático: “¿Qué hay detrás de sus rostros; qué enigma de la banalidad, de la insignificancia, de la docilidad?”, anota, al caer la tarde, en su Diario de 1920.
Yo me pregunto lo mismo, me interrogo por este “enigma de la docilidad” que nos aboca, todos los días, a la infamia de una obediencia insensata y culpable. He mirado a mis ex-compañeros de trabajo, profesores, cosacos de la educación, como se mira algo extraño, indescifrable, algo misterioso en su horror (horror, por ejemplo, de haber suspendido al noventa por ciento de la clase; de haber firmado un acta de evaluación, con todo lo que eso significa: ¿cómo se puede firmar un acta de evaluación, aunque nos lo pida el Apanassenko de turno -“matad con arma blanca”?). Ante las pequeñas ‘unidades’ de profesores, avezadas en ese degüelle simbólico del “examen”, me he preguntado siempre lo mismo: “¿Qué hay detrás de sus rostros; qué enigma de la banalidad, de la insignificancia, de la docilidad?”. Docilidad también del resto de los funcionarios, de tantísimos estudiantes, de los trabajadores, de los pobres...
4)
Recientemente, Daniel J. Goldhagen, en Los verdugos voluntarios de Hitler. Los alemanes corrientes y el Holocausto, ha subrayado, de un modo intempestivo, la culpabilidad de la sociedad alemana en su conjunto ante la persecución y el exterminio de los judíos; ha remarcado la participación de los alemanes ‘corrientes’, afables padres de familia y buenos vecinos por lo demás, gentes completamente normales (como reza el título de un libro de Christopher R. Browning), en todo lo que desbrozó el camino a Auschwitz.
Estos alemanes corrientes, lo mismo que los cosacos de Apanassenko, torturaron y mataron a sangre fría, sin que nadie los obligara a ello, sin necesitar ya el empujoncito de una orden, deliberadamente, en un gesto supremo, y horroroso, de docilidad -seguían, sin más, la moda de los tiempos, se dejaban llevar por las opiniones dominantes, calcaban los comportamientos en boga, se apegaban blandamente a lo establecido... No es ya, como solía decirse para disculpar su aquiescencia, que ‘cerraran los ojos’ o ‘miraran hacia otra parte’ -eso lo hizo, mientras pudo, Babel-: abrían los ojos de par en par, miraban fijamente a los judíos que tenían delante, y los asesinaban. Es un hecho ya demostrado, por Goldhagen, Browning y otros, que estos homicidas no simpatizaban necesariamente con la ideología nazi, no eran siempre funcionarios del Estado (policías, militares,...), no cumplían órdenes, no alegaban ‘obediencia debida’: eran alemanes corrientes, de todos los oficios, todas las edades y todas las categorías sociales, hombres de lo más normal, tan corrientes y normales como nosotros; gentes, eso sí, que tenían un rasgo en común, un rasgo que muchos de nosotros compartimos con ellos, que nos hermana a ellos en el consentimiento del horror e incluso en la cooperación con el horror: eran personas dóciles, misteriosa y espantosamente dóciles. Toda docilidad es potencialmente homicida...
Aquellos jóvenes que, en un movimiento incauto de su obediencia, se dejaron reclutar y no se negaron a realizar el Servicio Militar, cuando la “objeción” estaba a su alcance, sabían, ya que no cabe presuponerles un idiotismo absoluto, que, al dar ese paso, al erigirse en “soldados”, en razón de su docilidad, podían verse en situación de disparar a matar (en cualquier ‘misión de paz’, por ejemplo), podían matar de hecho, convertirse en asesinos, qué importa si con la aprobación y el aplauso de un Estado. La docilidad mata con la conciencia tranquila y el beneplácito de las Instituciones. Goldhagen lo ha atestiguado para el caso del genocidio... En general, puede concluirse, parafraseando a Cioran, que la docilidad hace de los ciudadanos unos “aspirantes taimados a la dignidad de monstruos”.
5)
Sostengo que este enigmático género de docilidad es un atributo muy extendido entre los hombres de las sociedades democráticas contemporáneas -nuestras sociedades. En la forja, y reproducción, de esa docilidad interviene, por supuesto, la Escuela, al lado de las restantes instituciones de la sociedad civil, de todos los aparatos del Estado. Me parece, además, que esa docilidad potencialmente asesina y capaz de convertirnos en monstruos, se ha extendido ya por casi todas las capas sociales, de arriba a abajo, y caracteriza tanto a los opresores como a los oprimidos, tanto a los poseedores como a los desposeídos. No resultando inaudita entre los primeros (empleados del Estado, propietarios, hombres de las empresas,...; gentes -como es sabido- con madera de monstruos), se me antoja inexplicable, sobrecogedora, entre los segundos: docilidad de los trabajadores, docilidad de los estudiantes, docilidad de los pobres,...
Trabajadores, estudiantes y pobres que se identifican, excepciones aparte, con la misma figura, apuntada por Nietzsche: la figura de la víctima culpable. “Víctimas” por la posición subalterna que ocupan en el orden social -posición dominada, a expensas de una u otra modalidad del poder, siempre en la explotación o en la dependencia económica. Pero también “culpables”: culpables por actuar como actúan, justamente en virtud de su docilidad, de su aquiescencia, de su conformidad con lo dado, de su escasa resistencia. Culpables por las consecuencias objetivas de su docilidad...
Docilidad de nuestros trabajadores, encuadrados en sindicatos que reflejan y refuerzan su sometimiento. Desde los extramuros del Empleo, las voces de esos hombres que huyen del salario han expresado, polémicamente, la imposibilidad de simpatizar con el obrero-tipo de nuestro tiempo: “Es más digno ‘pedir’ que ‘trabajar’; pero es más edificante ‘robar’ que ‘pedir’”, anotó un célebre ex-delincuente...
Docilidad de nuestros estudiantes, cada vez más dispuestos a dejarse atrapar en el modelo del “autoprofesor”, del alumno participativo, activo, que lleva las riendas de la clase, que interviene en la confección de los temarios y en la gestión ‘democrática’ de los Centros, que tienta incluso la autocalificación; joven sumiso ante la nueva lógica de la Educación reformada, tendente a arrinconar la figura anacrónica del profesor autoritario clásico y a erigir al alumnado en sujeto-objeto de la práctica pedagógica. Estudiantes capaces de reclamar, como corroboran algunas encuestas, un robustecimiento de la disciplina escolar, una fortificación del Orden en las aulas...
Docilidad de unos pobres que se limitan hoy a solicitar la compasión de los privilegiados como privilegio de la compasión, y en cuyo comportamiento social no habita ya el menor peligro. Indigentes que nos ofrecen el lastimoso espectáculo de una agonía amable, sin cuestionamiento del orden social general; y que se mueren poco a poco -o no tan poco a poco-, delante de nuestros ojos, sin acusarnos ni agredirnos, aferrados a la raquítica esperanza de que alguien les dulcifique sus próximos cuartos de hora...
6)
De todos modos, se diría que no es sangre lo que corre por las venas de la docilidad del hombre contemporáneo. Se trata, en efecto, de una docilidad enclenque, enfermiza, que no supone afirmación de la bondad de lo dado, que no se nutre de un vigoroso convencimiento, de un asentimiento consciente, de una creencia abigarrada en las virtudes del Sistema; una docilidad que no implica defensa decidida del estado de las cosas.
Nos hallamos, más bien, ante una aceptación desapasionada, casi una entrega, una suspensión del juicio, una obediencia mecánica olvidada de las razones para obedecer. El hombre dócil de nuestra época es prácticamente incapaz de “afirmar” o de “negar” (Dante lo ubicaría en la antesala del Infierno, al lado de aquellos que, no pudiendo ser fieles a Dios, tampoco quisieron ser sus enemigos; aquellos que no tuvieron la dicha de ‘creer’ de corazón ni el coraje de ‘descreer’ valerosamente, tan ineptos para la Plegaria como para la Blasfemia); acata la Norma sin hacerse preguntas sobre su origen o finalidad, y ni ensalza ni denigra la Democracia. Es un ser inerte, al que casi no ha sido necesario “adoctrinar” -su sometimiento es de orden animal, sin conciencia, sin ideas, sin militancia en el frente de la Conservación.
Los cosacos dóciles de Babel no ejecutaban a los polacos movidos por una determinación ideológica, una convicción política, un sistema de creencias (jamás hablaban del “comunismo”; era notorio que nunca pensaban en él, que en absoluto influía sobre su comportamiento); sino solo porque en alguna ocasión se lo habían mandado, por un espeluznante instinto de obediencia, por el encasquillamiento de un acto consentido y hasta aplaudido por la Autoridad. Goldhagen ha demostrado que muchos alemanes ‘corrientes’ participaron en el genocidio (destruyeron, torturaron, mataron) sin compartir el credo nacional-socialista, sin creer en las fábulas hitlerianas; simplemente, se sumergían en una línea de conducta lo mismo que nosotros nos sumergimos en la moda...
7)
Ningún colectivo como el de los funcionarios para ejemplificar esta suerte de docilidad sin convencimiento, docilidad exánime, animal, diría que meramente alimenticia: escudándose en su sentido del deber, en la obediencia debida o en la ética profesional, estos hombres, a lo largo de la historia reciente, han mentido, secuestrado, torturado, asesinado,... Se ha hablado, a este respecto, de una funcionarización de la violencia, de una funcionarización de la ignominia...
Significativamente, estos profesionales que no retroceden ante la abyección, capaces de todo crimen, rara vez aparecen como fanáticos de una determinada ideología oficial, creyentes irretractables en la filantropía de su oficio o adoradores encendidos del Estado... Son, solo, hombres que obedecen... Yo he podido comprobarlo en el dominio de la Educación: se siguen las normas “porque sí”; se acepta la Institución sin pensarla (sin leer, valga el ejemplo, las críticas que ha merecido casi desde su nacimiento); se abraza el profesor al “sentido común docente” sin desconfiar de sus apriorismos, de sus callados presupuestos ideológicos; y, en general, se actúa del mismo modo que el resto de los ‘compañeros’, evitando desmarques y desencuentros.
Esta “docilidad de los funcionarios” se asemeja llamativamente a la de nuestros perros: el Estado los mantiene ‘bien’ (comida, bebida, tiempo de suelta,...) y ellos, en pago, obedecen. Igual que nuestro perro condiciona su fidelidad al trato que recibe y probablemente no nos considera el mejor amo del mundo, el funcionario no necesita creer que su Institución, el Estado y el Sistema participan de una incolumidad destellante: mientras se le dé buena vida, obedecerá ladino... Y encontramos, por doquier, funcionarios escépticos, antiautoritarios, críticos del Estado, anticapitalistas, anarquistas,..., obedeciendo todos los días a su Enemigo solo porque este les proporciona rancho y techo, limpia su rincón, los saca a pasear... Me parece que la docilidad de nuestros días, en general, y ya no solo la docilidad funcionaria, acusa esta índole perruna...
8)
Desde el campo de la sicología -sicología social, sicología de la paz, sicología clínica,...- se han aportado algunos conceptos, elusivos y tambaleantes, con la intención de esclarecer este “enigma de la docilidad”, abordado como enigma de la parálisis (no-reacción, ausencia de respuesta, ante el peligro, la amenaza o incluso la agresión).
Partiendo de las tesis de Norbert Elias, que interpreta la civilización de los individuos como formación y desarrollo gradual de un aparato de auto-coerción (un aparato de auto-represión que lleva a los sujetos a no exteriorizar sus emociones, a no desatar sus instintos, a no manifestar su singularidad, a sacrificar su espontaneidad y casi a desistir de expresarse), Hans Peter Dreitzel ha defendido la idea de que “en los países industriales los individuos se encuentran doblemente ‘paralizados’ como consecuencia de la fuerza del aparato de auto-coerción y de la extremada complejidad de las cadenas de acción”. El “hombre civilizado”, vale decir el “hombre de Occidente”, es, desde esta perspectiva, un ser que se auto-reprime incesantemente, de modo que en él, y por ese hábito de la autoconstricción, de la autovigilancia, “la energía para huir o para oponerse está paralizada”(P. Goodman). Esta “parálisis”, esta “falta de energía para huir o para oponerse”, se resuelve al fin en aquella docilidad estulta y casi suicida de los hombres de las sociedades democráticas contemporáneas. En Retrato del hombre civilizado, Emil M. Cioran abundó, por cierto, en esa visión de la Civilización como degeneración, como retroceso, como alejamiento de la base natural, biológica, del ser humano -olvido de nuestra espontaneidad y de nuestra animalidad.
Para Dreitzel, como para Goodman o para Cioran, habría algo terrífico en el “proceso de civilización”; algo siniestro y no-dicho que acudiría justamente por el lado de aquel aparato de autocoerción, por el lado de la parálisis que origina y de la docilidad a que aboca; algo que nos erigiría, como he anotado, en aprendices desapercibidos de monstruos; algo, en fin, que echó a andar en Auschwitz y que aún no se ha detenido -un horror que nos persigue desde el futuro. En palabras de Dreitzel: “Hasta ahora solo se han tomado en consideración las, aún así dudosas, ganancias humanitarias del proceso de civilización; y no sus pavorosos ‘costes humanos’ (...). En este país, Alemania, la cuestión se plantea con toda brutalidad: ¿Es Auschwitz un retroceso momentáneo en el proceso de civilización, o no será más bien la cara oscura del nivel de civilización ya alcanzado? ¿Cuánta coerción internalizada debe haber acumulado un hombre para poder soportar la idea, y no digamos ya la praxis, de Auschwitz?”. La interrogación es perfectamente retórica: Auschwitz solo fue posible -y así lo considera Dreitzel- en el seno de una sociedad altamente civilizada; devino como un fruto necesario de la Civilización Occidental, un hijo predilecto de nuestra Cultura; se desprendió por su propio peso de este árbol de la auto-represión y de la docilidad que llamamos “Capitalismo Liberal”. Auschwitz es la verdad de nuestras democracias, el resumen y el destino de las mismas...
Goldhagen ha hablado de la “responsabilidad individual” de todos y cada uno de los alemanes de ayer en el genocidio (por participación o por pasividad). Karl Otto Apel ha añadido la idea de una “responsabilidad heredada”, como alemán, en todo lo que su pueblo ha podido hacer (“Soy hijo de este pueblo y pertenezco a la tradición socio-cultural e histórica de este pueblo... No puedo negar que soy corresponsable de lo que este pueblo haya podido hacer”). Dando un paso más, y acaso también para no satanizar en exceso a los alemanes (el Diablo no tiene patria: ya se ha globalizado), yo me permito apuntar la corresponsabilidad de todos nosotros, en tanto hombres dóciles, en el Auschwitz que ya conocemos y en los que tendremos ocasión de conocer. En la medida en que consintamos que la docilidad acampe a sus anchas en nuestro corazón y en nuestro cerebro, seremos los padres morales y los artífices difusos de todos los Holocaustos venideros...
9)
Otros psicólogos, como Harry Stuck Sullivan o el americano Ralph K.White, han intentado concretar un poco más los mecanismos psíquicos que acompañan y casi definen la mencionada parálisis del hombre contemporáneo. Y han aludido, por ejemplo, a la autoanestesia psíquica y a la desatención selectiva.
La autoanestesia psíquica permite al ‘hombre civilizado’, que ya ha interiorizado unos umbrales estremecedores de contención, hacerse insensible al dolor derivado de la percepción del peligro, de la constatación de la amenaza -dolor de una comprensión de la iniquidad de lo real-, y al padecimiento complementario de la conciencia de su esclerosis (reconocimiento de aquella “falta de energía” para huir o para oponerse). Autoanestesiado, todo lo acepta: la insidia de lo de ‘afuera’ y la vergüenza de lo de ‘adentro’; las miserias de lo social y su propia miseria de ser casi vegetal, casi mineral, monstruosamente dócil. Todo se admite, a todo se insensibiliza uno, como mucho con una “ligera mezcla de resignación, miedo, impotencia y fastidio” (Lifton).
Por su parte, la desatención selectiva, un mirar a otro lado, desconectar interesada y oportunamente, pretensión de no-ver, no-sentir y no-percibir a pesar de todo lo que se sabe, quisiera “lavar las manos” de la parálisis y de la docilidad cuando el sujeto se enfrenta por fin a las consecuencias de su no-movilización: la atención se concentra en otro objeto, cambiamos de canal perceptivo, hacemos ‘zapping’ con nuestra conciencia. Desatención selectiva por no querer “asumir” a dónde lleva la docilidad... White señala que la desatención selectiva se estabiliza en algunos individuos, ampliando su campo, haciéndose casi general, a través de una sobreatención compensatoria (una atención focalizada obsesivamente sobre un único objeto, o sobre unos pocos objetos), sobreatención de índole histérico-paranoide.
En el caso de los profesores, hombres normalmente dóciles, paralizados, extremadamente civilizados (es decir, auto-reprimidos), cabe observar, en efecto, cómo la desatención selectiva que les lleva a ‘desconectar’, a no querer saber, de su propio oficio (“el tema de la enseñanza no me interesa nada”, me han dicho a menudo), se complementa con una sobreatención histérico-paranoide, un centramiento desaforado y enfermizo, devorador, en algo no-escolar, extraescolar, algo que de ningún modo remite o recuerda a la Escuela: sobreatención a algún ‘hobby’, a algún proyecto (construcción de una casa, preparación de un viaje, estudio de una operación económica,...), a algún interés (afectivo, o sexual, o intelectual, o...), a alguna cuestión de imagen (la línea, el cuerpo, el vestir, los signos de ostentación,...), etc. Como la autoanestesia psíquica no es muy efectiva en el caso de la docencia -el sujeto se expone casi a diario, y durante varias horas, a la fuente de su dolor-, la desatención selectiva (desinterés por la problemática escolar, en sus dimensiones sociológicas, políticas, genealógicas, ideológicas, filosóficas,...) y la sobreatención histérico-paranoide paralela quedan como los únicos recursos para procurar ‘sobrellevar’ la mentira de una tarea envilecedora y la conciencia de que nada se le opone, nada se trama contra ella.
10)
Desde un campo muy distinto, y con unos intereses divergentes, Marcel Gauchet, analista y comentarista de ese otro enigma, ese otro absoluto desconocido (está entre nosotros, pero no sabemos con qué intenciones), que llamamos Democracia Liberal -ya he adelantado que, en mi opinión, los regímenes liberales conducen a una modalidad nueva, inédita, original, de “fascismo”-, ha pretendido asimismo arrojar alguna luz sobre este desasosegante misterio de la docilidad contemporánea.
Gauchet parte precisamente de lo que podemos conceptuar como docilidad de la ciudadanía ante la forma política de la democracia liberal -una docilidad que no significa respaldo firme y convencido, sino mera tolerancia, aceptación desapasionada y descreída. Detecta, incluso, “un movimiento de deserción cívica de la democracia que la abstención electoral y el rechazo hacia el personal político en ejercicio está lejos de medir suficientemente”. En el momento en que el régimen demo-liberal se queda sin antagonistas de peso (por la cancelación del experimento socialista en la Europa del Este), parece también que no convence a la población y que simplemente se ‘soporta’. Gauchet habla de una “formidable pérdida de sustancia de la democracia, entendida como poder de la colectividad sobre sí misma, que explica la atonía, o la depresión, que esta sufre en medio de la victoria”. El aliento que mantiene viva la democracia no es otro que el aliento de la docilidad: como fórmula vigente, consolidada, que de todos modos “está ahí”, se admite por docilidad; pero ya no despierta ilusiones, ya no genera entusiasmo, no suscita verdaderas adhesiones, resueltas militancias. “Si está ahí, y parece que no tiene recambio, que siga estando; pero que no espere mucho de nosotros”: esto le dice el hombre dócil, todos los días, al sistema democrático... Curiosamente, la hegemonía de la cultura democrática se ha acompañado de una despolitización sin precedentes de la población.
Incapaz de amar o de odiar el sistema político imperante, inepta para afirmar o negar una fórmula de la que deserta sin acritud -o que acepta sin convicción-, la ciudadanía de las sociedades democráticas se hunde hoy en una apatía difícil de explicar. Marcel Gauchet busca esa explicación en un terreno equidistante entre lo social y lo psicológico. Consumido en inextinguibles conflictos interiores, corroído por innumerables dilemas íntimos, atravesado por flagrantes contradicciones, el hombre de las democracias -sugiere Gauchet- ya no puede cuestionar nada sin cuestionarse, no puede combatir nada sin combatirse, no puede negar sin negarse. “Lo que combato, yo también lo soy (o lo seré, o lo he sido)”. De mil maneras diversas el hombre contemporáneo se ha involucrado en la reproducción del Sistema; y obstaculizar o torpedear esa reproducción equivale a obstaculizar o torpedear su propia subsistencia. Gauchet menciona el atascamiento, la inmovilización, que se sigue de esos imposibles arbitrajes internos, de esas perplejidades desorientadoras, de esos torturantes dilemas de cada sujeto consigo mismo.
Entre estas contradicciones paralizantes encontramos, por ejemplo, la de aquellos críticos del Estado y del autoritarismo que se ganan la vida como funcionarios o insertos en un aparato o en una institución de estructura autoritaria; la de los enemigos del Mercado y del Consumo que se aficionan a los “mercados alternativos” y a un consumo de élites, de privilegiados (artículos ‘bio’, o ‘eco’, o ‘artesanales’, o de ‘comercio justo’, o...); la de los padres de familia ‘antifamiliaristas’; la de los defensores de la libertad de las mujeres enfermos de celos cuando sus mujeres quieren hacer uso de esa libertad ‘con otros’; la de los antirracistas que no terminan de ‘fiarse’ de los gitanos; etc., etc., etc. La lista es interminable, y ninguno de nosotros deja de aparecer entre los afectados...
Solo se puede luchar de verdad desde una cierta coherencia, desde una relativa pureza; si se consigue que nos instalemos en la inconsecuencia y en la culpabilidad, se nos habrá desarmado como luchadores, se nos habrá desacreditado ante los demás y ante nosotros mismos, se habrá dejado caer sobre nuestra praxis el anatema de la impostura, de la doblez, de la falsía. Por otro lado, “asumidas” dos o tres contradicciones, se pueden asumir todas; cerrados los ojos a dos o tres pequeñas miserias íntimas, se pueden cerrar a la miseria total que nos constituye. La docilidad del hombre contemporáneo se alimenta, sin duda, de este juego paralizador de las contradicciones personales, de este astillamiento del ser a golpes de complicidad y culpabilidad. El individuo que se sabe culpable, cómplice, apoyo y resorte de la iniquidad o de la opresión, dócil por no poder rebelarse contra nada sin rebelarse contra sí mismo, no encuentra para sus conflictos interiores otra salida que la seudo-solución del “cinismo” (percibir la incoherencia y seguir adelante) o la huida hacia ninguna parte de la “negativa a pensar”, del vitalismo ciego, amargo, del sensualismo desesperado... No sé si con estas observaciones de Gauchet, sumadas a las de Dreitzel y otros, el “enigma de la docilidad” se hace un poco menos opaco, un poco menos abstruso. Desde luego, no son suficientes...
11)
Algunos autores asumen esta docilidad de la ciudadanía contemporánea como un hecho incontestable, un factor siempre operante; una realidad casi material que han de incorporar a sus análisis, pero sin ser analizada en sí misma; evidencia que ayuda a explicar muchas cosas, aunque permaneciendo de algún modo inexplicada (¿inexplicable?); cifra de no pocos procesos actuales, que no se sabe muy bien de dónde procede o a qué responde. Calvo Ortega, abordando cuestiones de educación, subraya, en esa línea, el “enorme automatismo del comportamiento social”; y M. Ilardi ha apuntado el “fin de lo social” como cancelación de toda forma de apertura insubordinada al Sistema...
Yo, que tampoco hallo muchas explicaciones a esta faceta dócil del hombre de las democracias, y que me resisto a esquivar el problema mediante la apelación a “conceptos-fetiche” (el concepto de alienación, por ejemplo), quiero remarcar no obstante la responsabilidad de la Escuela en la forja y reproducción de esa rara aquiescencia. Estimo que se está diseñando una “nueva” Escuela para reasegurar la mencionada docilidad, hacerla compatible con un exterminio global de la Diferencia y sentar las bases de una forma política inédita que convertirá a cada hombre en un policía de sí mismo (“neofascismo” o “posdemocracia”). Junto a la docilidad de las gentes, la disolución de la “diferencia” en irrelevante “diversidad” prepara el camino de ese Sistema. Y la Escuela está ya allanando las vías...
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Compuse este texto en 2005, e hizo parte de “El enigma de la docilidad”, obra publicada por Virus en España, Abecedario en Colombia, No ediciones en Chile y Nautilus en Italia, entre otras editoriales.
Tras la pandemia, sometí esas ideas a cierta corrección, señalando el tránsito del Policía de Sí Mismo posdemocrático al Ciudadano Robot contemporáneo, característico del Capitalismo vírico y bélico, necrófilo y necrófago.
El podcast que comparto danza entre esas dos figuras, enlazando las problemáticas abordadas en “El enigma...” con los asuntos de que me ocupé en “La Forja del Ciudadano Robot”, ensayo breve en vías de publicación, en el que se incluye el siguiente fragmento:
Demofascismo optimizado, bajo la rentabilización socio-política de la pandemia
Uno controla a todos (dictadura clásica): desde la cúpula del Gobierno se nos da la orden del confinamiento y la obedecemos.
Todos controlan a uno (vigilancia de la colectividad sobre el individuo): surge la llamada «policía de los balcones» y, de entre los sumisos, muchos denuncian a quienes transgreden la norma.
Uno se controla a sí mismo (auto-coerción, auto-dominación, fin del anhelo de libertad): y cada cual sale de casa sujeto a franjas horarias, a medidas, a plazos, a reglamentos; sale como un robot, algo más que un policía de sí mismo.
Durante mucho tiempo me equivoqué y consideré que estos tres modelos de dominio y opresión eran sucesivos, como por fases, y ahora estábamos en la última, en la del auto-policía.
Hablé del «modelo del autobús» que leí en Calvo Ortega y López Petit: en los autobuses antiguos un empleado picaba el billete de todos los pasajeros (uno los controlaba a todos, dictadura directa); pasó el tiempo y se colocó una máquina para que cada usuario picara el billete por sí mismo, pero bajo la mirada de todos los presentes, por quienes era observado y podía ser denunciado (todos controlaban a uno, coerción comunitaria); por último, se alcanzó el momento en que uno subía a un autobús vacío y, sin presión externa, sin testigos, picaba «libremente» su billete (uno se controla a sí mismo, sujeción demofascista).
Pero hoy se está dando la suma de las tres fases, como si ya no fueran «etapas» sino superposiciones: el Estado que decreta, la ciudadanía que obedece y señala a los disidentes, los individuos que se auto-reprimen y consienten su robotización integral.
Se pudo sacar a los perros; y mucha gente se prodigó en ese paseo fiscalizado, en el que se manifestaba una suerte de ambigüedad civilizatoria: ¿cómo explicar la relación entre un animal doméstico, el ser humano, y otro, el ser canino?, ¿qué puede brotar de la relación entre estas dos servidumbres?
Se pudo sacar a los niños como si fueran perros, y surge una pregunta derivada: ¿qué puede surgir de un paseo conjunto del domesticador y del domesticable?
Ahora, cada persona puede sacarse a pasear a sí misma, en el cumplimiento forzoso de normas, de franjas (¿deberíamos decir «fajas», porque oprimen, molestan y ocultan supuestas fealdades?), de limitaciones sociales y geográficas; y la interrogante es clamorosa: ¿cabe esperar algo de esta suerte de robot, absolutamente programado, aparte de que, ojalá, desaparezca junto al virus del Capital y del Estado?
Durante más de un mes, las gentes de muchas pequeñas localidades se privaron de salir, de pasear, de ir a los campos para recoger sus alimentos (podían, eso sí, ir a la tienda, porque lo primero y lo último sigue siendo el mercado). Y a las autoridades políticas, confiscadoras de libertades, les daba igual que en esas zonas no hubiera contagiados, no hubiera enfermos. A día de hoy, les dicen que ya pueden salir, y entonce salen.
Esto me recuerda una imagen desalentadora, que me asaltó en la ciudad de Alta, en pleno círculo polar noruego… Unas cuantas personas tenían que cruzar una carretera, pero el semáforo para los peatones estaba en rojo. Yo miro a la derecha y a la izquierda, y la vista casi se me desvanece en una llanura tan inmensa: no hay ningún vehículo por ningún lado y es verdad que, en toda la mañana, apenas habían aparecido por allí dos o tres autos. Me dispongo a cruzar, pues, tan tranquilo; y las gentes me chillan, me recriminan, se enfadan conmigo. Regreso entonces al puesto de espera y cruzo con ellas, tras disculparme, cuando el semáforo de los peatones se pone en verde. «Obediencia mecánica olvidada de las razones para obedecer», escribí entonces. Y es lo que está pasando ahora: se nos insta a la obediencia no tanto para superar una crisis sanitaria como para sancionar el auto-aniquilamiento de nuestra autonomía y de nuestra libertad.
Optimización del demofascismo.
Cuando desaparezca el virus, quedará algo peor que toda enfermedad: el Ciudadano Robot.
https://youtu.be/VLjFBbgU000
Pedro García Olivo
www.pedrogarciaolivo.wordpress.com
Alto Juliana de Sesga
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Padres! Por amor a nosotros no tomeis alcoholDécada del 70
Afiche impreso a color, con dibujo de unos niños que sostienen una bandera que dice: "Padres! Por amor a nosotros no tomeis alcohol". "El 29 de abril de 1899 fue creada la Sociedad Luz como parte integrante de una acción comunitaria pedagógica diseñada por el Partido Socialista y que tenía por objeto "la instrucción del pueblo" (Diario La Vanguardia 6-05-1899). (...) La realización de cursos, seminarios, exposiciones; la publicación de libros y el la organización de una biblioteca, fueron sus objetivos. En las primeras décadas del siglo XX, imbuida de la filosofía higienista hegemónica publicaba textos y organizaba campañas a través de conferencias y afiches referidos al tabaquismo, el alcoholismo o las enfermedades venéreas". (En: http://www.buenosaires.gob.ar/areas/cultura/cpphc/sitios/detalle.php?id=36)
Sociedad Luz (Universidad Popular) Ciudad de Buenos Aires Papel 76x51 cm.
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¡ Nuestras campañas no paran ! Nuestra querida @brunedr lidera un ejército de compañeras , y cada vez mas gente conoce lo que hacemos con nuestras campañas de recogida y nos guardan todos los tapones y pequeños plásticos que antes tiraban a diario. Esto es un no parar.♻️🐱 Mil gracias.♻️ “ Se parte de la solución, no del problema.”♻️ #taponessolidarios #recogidassolidarias #tapones #protectoras #taponessolidarios #ayuda #adoptanocompres #peludos #gatos #cats #adoptdontshop #protectoradeanimales #zgz #zaragozaanimal #protectora #animales #sostenibilidad #concienciaambiental #reciclaje #reciclar #labasuraesoro #plásticos #todoesteciclable (en Hospital Universitario Miguel Servet) https://www.instagram.com/p/CpdpN4ZqA8j/?igshid=NGJjMDIxMWI=
#taponessolidarios#recogidassolidarias#tapones#protectoras#ayuda#adoptanocompres#peludos#gatos#cats#adoptdontshop#protectoradeanimales#zgz#zaragozaanimal#protectora#animales#sostenibilidad#concienciaambiental#reciclaje#reciclar#labasuraesoro#plásticos#todoesteciclable
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El algoritmo como relación tóxica
Descubro gracias a Arturo Paniagua (si no le sigues en Instagram, Twitter o TikTok ya estáis tardando), la campaña de Muyaio para presentar su último single: El Algoritmo. Con la excusa de este lanzamiento, Muyaio que ha creado una herramienta para ayudar a descubrir nuevos artistas:
un algoritmo justo, que te hará descubrir música de calidad hecha por artistas emergentes, muchos de ellos difícilmente recomendados en las plataformas de streaming (lo sé de buena tinta, trabajo en una y hasta hice un doctorado sobre ello).
En El Algoritmo, Muyaio compara a la Inteligencia Artificial que nos recomienda música en las plataformas con una relación tóxica. ¿Por qué? Él mismo explica en la web donde está su herramienta app.algoderitmo.com:
Los sistemas de recomendación funcionan de dos maneras, se basan en lo que escuchan en común los usuarios, o en el contenido que se está recomendando, en este caso la música. La gran mayoría de los algoritmos que usamos a diario (para escuchar música, para comprar, para ver series) se basan en la primera manera. El problema es que ésta sólo es capaz de recomendar cosas populares. Por eso mi algoritmo se basa en la segunda forma, analizando el audio de las canciones.
Por ejemplo: seleccionamos dos artistas como Leiva e Izal y, automáticamente, nos crea una playlist con 10 temas de artistas no tan conocidos como Flecha Valona, Anxo Araujo o Alan Pardo:
Una gran idea, ¿no? Pero... ¿por qué un músico canario ha llegado a desarrollar esta tecnología? ¿Cómo lo hace?
Para ello utilizo una gran red neuronal, una especie de GPT de la música, que acabo de publicar en la mayor conferencia mundial de música y tecnología.
Y es que tras el nombre de Muyaio se esconde Sergio Oramas quién, además de músico con una larga trayectoria (Muyaio es solo su último proyecto), es Ingeniero Informático, musicólogo y Doctor en Tecnologías de la Información por la Universidad Pompeu i Fabra de Barcelona, un reconocimiento que obtuvo gracias a su tesis sobre, precisamente, los algoritmos de recomendación musicales: "Knowledge Extraction and Representation Learning for Music Recommendation and Classification". Es más, Sergio trabaja actualmente como Senior Data Scientist en Pandora, la plataforma de streaming que ofrece radios personalizadas a sus usuarios.
Los sistemas de recomendación funcionan de dos maneras, se basan en lo que escuchan en común los usuarios, o en el contenido que se está recomendando, en este caso la música. La gran mayoría de los algoritmos que usamos a diario (para escuchar música, para comprar, para ver series) se basan en la primera manera. El problema es que ésta sólo es capaz de recomendar cosas populares. Por eso mi algoritmo se basa en la segunda forma, analizando el audio de las canciones. Para ello utilizo una gran red neuronal, una especie de GPT de la música, que acabo de publicar en la mayor conferencia mundial de música y tecnología.
Si quieres conocerle más no te pierdas su charla en unas jornadas del Music Technology Group de la UPF en el que hizo su doctorado:
youtube
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