#cubo blanco
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Reseña de la exposición General Rincón Gallardo 14
Por Nancy Soriano Arce, estudiante de la Especialización en Historia del Arte
Una obra gris es un espacio que promete una transformación que sugiere un futuro con bases sólidas a pesar de los pisos irregulares, las paredes sin acabados y el polvo por todos lados. Un edificio inacabado no parece ser el espacio ideal para una exposición de arte, sin embargo sucede a pesar de las bajas probabilidades de serlo.
General Rincón Gallardo 14 es una exhibición colectiva de arte contemporáneo presentada por Andarín, un proyecto de investigación, reflexión y estudio del hábitat. La inauguración tuvo lugar la noche del pasado viernes 22 de septiembre en un espacio en construcción ubicado en la calle homónima, en la colonia Ampliación Daniel Garza en la Ciudad de México. La exposición está compuesta por pinturas, fotografías, audiovisuales y esculturas de 21 artistas: Antonia Alarcón, Andrea Bores, Patricia Carrington, Miguel Casco, Alonso Cedillo, Dani Escamilla, Alfredo Esparza Cárdenas, Ángela Ferrari, Anahí H. Galaviz, Manuel G. Romo, Eugenia Jico, Darinka Lamas, Andrea Martínez, Cecilia Miranda Gómez, Rubén Ojeda Guzmán, Alejandro Palomino, Emmanuel Rodríguez-Mazón, Fernanda Suárez, Edgar Solórzano, Omar Torres y la La Pinche Adultez.
En una suerte de literalidad, al llegar a la calle General Rincón Gallardo y buscar el número 14, imaginé, basándome en mi experiencia con galerías de arte contemporáneo típicas, que sería otro cubo blanco pero intencionalmente incompleto o con muros sin aplanar pero se trataba de un espacio crudo, realmente en obra gris.
Una tabla con una cubeta como peso para mantenerla abierta que hacía las veces de puerta, dejaba ver un resplandor rojizo que invitaba a curiosear. En la entrada había un anuncio de neón con las letras ‘General Rincón Gallardo 14’ y una pieza colgante con una luz amarilla debajo que disiparon por completo la duda sobre si era el lugar correcto. La experiencia había comenzado.
A lo largo de los tres niveles del espacio de exposición, la muestra exhibía piezas como la fotografía de gran formato de Omar Torres, las pinturas naturalistas de Antonia Alarcón y Ángela Ferrari, la instalación de paneles móviles de Eugenia Jico, las pinturas de desnudos pixelados de Miguel Casco, las fotografías de Andrea Martínez o los textiles de La Pinche Adultez, entre otras, mostrando un diálogo de similitud y adaptación a los espacios, dejando a los espectadores la posibilidad de relacionarlas por su formato y tema.
En los niveles superiores el espacio permitió la presentación de la pintura e instalación de Alonso Cedillo en dos instancias: en un espacio reducido y de difícil acceso se encontraba una pintura de un teléfono móvil sobre un inflable en una piscina. Luego, al continuar el recorrido, se descubría una pequeña sala donde se proyectaba un audiovisual sobre el mismo tema de la pintura. Daba la sensación de ser un mismo momento pero visto y experimentado por dos personas distintas.
En una las últimas salas al aire libre, se activó una obra con pirotecnia que reveló la frase ‘Aquí no pinto nada’ del artista Rubén Ojeda Guzmán, al tiempo que ofrecía un cierre a la inauguración completando la obra gris para transformarla en un lugar perfecto para la experimentación, centrándose en la experiencia del visitante. Sin ofrecer un contexto extenso, se buscó crear un diálogo entre las obras desafiando lo habitual al seleccionar cuidadosamente solo algunos aspectos del arte contemporáneo, aquellos que logran capturar la atención.
#Andarín#arte contemporáneo#ciudad de méxico#obra gris#reseña#historia del arte#art#contemporary art#white cube#cubo blanco
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aegon targaryen x sultan! ocfem
ADVERTENCIA: mención de AS, perversión de lactancia, secues/tro, venta de escla/vos
Aegon ya había creído perder la cabeza por completo durante los días que había pasado en el inmundo barco de esclavos que lo había tomado en Essos; no estaba seguro de si lo reconocieron como príncipe, pero creía que solo bastaron sus rasgos valyrios para hacerlo una mercancía valiosa.
"Ese no, él irá a un lugar más especial" había oído decir a uno de los hombres a cargo cuando intentaron bajarlo para agruparlo con los que serían vendidos en Astarpor, momentos como ese le hacían desear haber escuchado al cretino de Aemond, aunque, ¿él no podía haber dejado de buscarlo verdad? Seguro su madre había puesto aquellos ojos de ciervo lastimado que siempre usaba para manipularlo y que él continuara su búsqueda. Sí, Aemond lo encontraría tarde o temprano.
Ahora, mientras se recuesta en la amplia bañera de mármol, Aegon suelta una pequeña risita irónica sin poder evitarlo. Recuerda los temores que había pasado allí, los golpes que recibió por alegar ser un principe y negarse a comer la basura de sopa que servían y el pan agrio y duro con el que se acompañaba; pero ahora cerca de él tenía las frutas más dulces, el vino más dulce y los quesos más cremosos. Sus moretones se habían curado, su cabello lleno de mugre y grasa ahora estaba nuevamente blanco y su piel enferma había recuperado su color pálido natural, manteniéndola perfumada y suave con mezclas de flores y haciendo que los sirvientes agreguen un cubo de leche de burra a su bañera.
—Mi dulce favorito debe estar pensando algo muy bueno para no notar mi presencia—escucha su voz detrás de él, haciendo sus mejillas sonrojar y su cuerpo estremecer.
Oh, su Esmeray, su tan amada emperatriz a la cual Aegon le daría todo de si mismo si ella lo pidiera; verla allí fue casi como un sueño; su figura comenzaba a redondearse con la crecida del bebé en su vientre, sus pechos llenos, sus caderas anchas, su vientre hinchado, todo parecía ser la mezcla perfecta para hacer que Aegon se hincara ante ella. Y lo había hecho más de una noche, adorandola de pies a cabeza, cubriéndola de besos y murmurando súplicas y palabras azucaradas, pidiéndole que lo tomara, que lo usara para su placer.
Aún puede recordar la noche en la que ella lo había elegido a él como su favorito luego de que la encargada del harén lo separara junto con otros tres hombres; la recuerda colocando en su mano un suave pañuelo morado, rozando sutilmente su piel con la yema de sus dedos mientras tenía una ligera sonrisa sobre sus labios. Aegon sabía que si ella hubiera pedido en ese momento que lo siguiera de rodillas por el inmenso palacio, él lo habría hecho.
—No escuché que los aghas la anunciaran, ¿nuestro bebé está bien, mi señora?—cuestionó con una pequeña sonrisa mientras le brindaba toda su atención, acercando su frente a su vientre tan pronto ella se acercó lo suficientemente.
—Sí, no es el bebé quien arde por el deseo de verte—bromea la mujer, acariciando su cabello platino con cuidado, bajando su caricia por sus mejillas—mi dulce amor—murmuró, soltando un pequeño gemido en cuanto él introdujo suavemente su pulgar en su boca, presionando la lengua contra la yema—la comadrona está segura de que le diste otra niña al imperio, bien echo, ojitos de lirio—sonrie mientras le da un estimado del sexo del nuevo bebé.
Esmeray amaba comparar cualquier característica física suya con alguna flor, Aegon juraba sonrojarse como una mojigata cada que encontraba en sus aposentos algún nuevo poema, sintiendo los latidos retumbar en su pecho y el hormigueo de sus dedos, deseosos de acariciar cada palabra en el papel.
Él jamás le contaría de sus visitas a burdeles y su accionar con algunas mujeres de menor clase, esta es su nueva vida ahora, él es suyo; jamás pertenecerá a alguien más salvo a su dulce señora y sus bebés solo crecerán en su vientre. Comprendía el sistema matriarcal por el que se regía la tierra que gobernada su amada señora, adaptándose rápidamente a ella cuando todo lo que se le dio fueron lujos por haber logrado poner una niña en el vientre de la emperatriz.
"El único favorito de su majestad" lo llamaron luego del primer parto de Esmeray, mientras se les repartían dulces, jugos y oro a los hombres del harén, quienes a Aegon no les daba mucho importancia; él era el único favorito de su Esmeray, él mismo la había oído decirlo mientras su lengua se adentraba en su calor y sentía sus carnosos muslos presionarle la cabeza mientras la hacía acabar.
—¿Qué ronda tu mente, dulce dragón?—cuestionó, retirando sus prendas para introducirse en la bañera, colocándose en su regazo, acariciando su cabello tan pronto como lo sintió esconderse en sus tetas.
—Digame que me ama, su majestad, se lo imploro—murmuró en un tono bajo mientras su rostro frotaba con la carne suave de su pecho antes de tomar uno de sus pezones en su boca, acariciandolo con su lengua antes de empezar a succionar.
—Mi pobre florecita, tan necesitado de cariño—respondió, dejandolo hacer lo que necesitara mientras dejaba suaves caricias por su piel y le permitía darse gusto con la dulzura de su leche—Mi corazón nunca anhelo a alguien o a algo como lo hace contigo—le susurró en el oído antes de reposar su mentón sobre su cabeza.
Esmeray no podía imaginar la vida que él llevaba antes de llegar a sus tierras, pero nunca hacía preguntas, creyendo que era difícil para él hablar sobre ello; imaginaba a su pobre amor siendo maltratado o agredido de alguna forma, descuidado y despreciado, por lo que estaba más que feliz de proporcionarle cada lujo que estuviera a su alcance. Las ropas más finas, las joyas más caras, todo lo que él deseara.
Y Aegon amaba esa nueva realidad, disfrutando de comodidades y lujos junto con el amor de una mujer hermosa.
#aegon ii targaryen#house of the dragon#hotd one shot#aegon targaryen#aegon ii#aegon targaryen smut#aegon targaryen imagine#aegon x oc#aegon targaryen x oc
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Todos ustedes en @ nomasacosadores-en-tumbler podrían tomar el camino fácil y simplemente usar insultos, pero en mi opinión, es demasiado fácil y barato para ustedes y eso en su blog de mierda realmente no requiere ninguna habilidad.
Verás, hablar mierda es una forma de arte sólo si lo sabes. No llamar a alguien simplemente con un insulto o una mala palabra es el equivalente a la mierda moderna. Es una tontería y no requiere habilidad en lo que me hiciste. Además, aunque inventar insultos contra mí y contra otras personas está bien siempre y cuando se utilicen correctamente, no lo hagas constantemente y no repitas un puñado de buenos insultos que se te ocurran. Pierden efectividad. Tienes que rotarlos. El objetivo al insultar a alguien inteligente como yo es humillarse cada vez que lo hace. La mejor manera es ser creativo. A veces no funciona pero hay que seguir intentándolo.
Pregúntense cuál de las siguientes es una forma más efectiva de llamar estúpido a alguien, como lo es cualquiera de ustedes:
a) Eres un idiota.
O
b) Fue un día triste cuando saliste del cubo del aborto.
o
c) ¿Cómo manejaste los millones de otras opciones en una carrera esa noche que tu mamá consiguió un pastel de crema?
Pregúntense cuál es la mejor manera de llamar inútil a alguien como cualquiera de ustedes:
a) No vales una mierda
o
b) Ni siquiera llegas a ser uno de los pelos de mi trasero blanco y pálido.
o
c) Vales menos que el condón que debería estar en la polla de tu papá 9 meses antes de que nacieras.
Pregúntense cuál es la mejor manera de llamar imbécil a cualquiera de ustedes:
a) Eres un verdadero idiota
o
b) Ni siquiera me mearía encima para apagarte si estuvieras en llamas.
Johnny Gonzalez
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Creo pesar al menos 3 o 4 kilos más de todo el abrigo que llevo puesto. Hace mucho frío; hace tiempo que no caía tal helada en la ciudad. El pasto por la mañana blanco y brilloso. La gente en el micro va emponchada. Estuve varias horas sentada y se me congelaron los pies; sentía que eran dos cubos de hielo alargados rectangulados, inmóviles. Llego a casa, la calefacción es mala y puedo hacer humo de aire por el ambiente, mientras me dirijo a mi habitación, a mi nueva habitación. Si bien en los últimos 4 años me mudé un montón, nunca fue con mis cosas, mis muebles. Entonces, siento este espacio extraño y familiar al mismo tiempo. Prendo la estufa eléctrica, me cambio de abrigo y aterrizo. Ya despejé el escritorio, apilé las cajas que lo opacaban a un costado y desplegué mis artilugios: compu, cuadernos y cartuchera. También puse unos bongós que me compré hace años y nunca usé mucho, pero no tengo otro lado donde ponerlos (la semana que viene llega el placard). En mis cajas apiladas guardo además de fotocopias de la carrera, un montón de recuerdos, estampitas y chucherías, cada vez que las vuelvo a ver me recuerdan quien soy; un escarpín souvenir de mi bautismo, cuadernos de primer grado, fotos con mis amigas de la secundaria, dibujos, cartas, y siento que brota así dentro de mí el fuego del cariño.
Julio del 2024 // mudanza, inicio de vacaciones de invierno.
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Jean Vincenti (activo en París hacia 1824 -1870) Reloj francés de sobremesa segunda mitad del siglo XIX mármol negro y bronce pavonado 50 x 35 x 18 cm Nº inv. 2625 Colección BBVA España
En este reloj estilo imperio, la base de la caja donde se aloja la maquinaria, de líneas rectas y severas con base octogonal, es de mármol negro belga. Sobre la misma descansa una escultura en bronce pavonado que representa a Baco niño con pámpanos y uvas, jugando con la cabra Maltea, motivo de inspiración clásica bastante frecuente. Realizada a la cera perdida, está patinada en dos tonalidades. Este tipo de relojes, los que la maquinaria se incrustaba en la peana de una escultura, alcanza su mayor desarrollo a lo largo del siglo XIX.
La máquina es de tipo París, con dos trenes, el de la sonería (de horas y medias al paso sobre una campana y rueda contadora) y el del movimiento (con escape de áncora, suspensión metálica y péndola). La pletina trasera tiene grabados los números 5-2 480 y el punzón del relojero “Vincenti & Cie. Medaille d’argent”. La esfera de esmalte blanco, con numeración romana en color negro y con trazos finos y puntos para los minutos, es una innovación que aparece en los relojes franceses frente a la tradición inglesa. Los dos ejes de cubo están situados a la altura del 4 y del 8 y entre ellos aparece la firma “Pedro Kramer Madrid”, refiriéndose al establecimiento de venta, costumbre habitual en la época. Sobre las XII sobresale un eje con cuadradillo final que permite corregir las variaciones horarias. Inicialmente se le conocía como Jean Vincenti pero, tras ganar la medalla de plata en la Exposición Universal de París de 1855, aparece como Vicenti & Cie. Por tanto, este reloj se puede fechar entre 1855 y 1870, momento en el que cesa su producción.
Información e imágenes de la web de la Colección BBVA.
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𝑪 𝑨 𝑴 𝑷 𝑨 𝑵 𝑰 𝑳 𝑳 𝑨.
Punto de vista de Lorena.
⠀❝ ⠀𝐶𝑎𝑑𝑎 𝑣𝑒𝑧 𝑞𝑢𝑒 𝑢𝑛 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑜 𝑑𝑖𝑐𝑒 "𝒏𝒐 𝒄𝒓𝒆𝒐 𝒆𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒉𝒂𝒅𝒂𝒔" ⠀⠀⠀⠀⠀ℎ𝑎𝑦 𝑢𝑛 ℎ𝑎𝑑𝑎 𝑒𝑛 𝑎𝑙𝑔𝑢́𝑛 𝑙𝑎𝑑𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝒄𝒂𝒆 𝒎����𝒆𝒓𝒕𝒂. ⠀❞
Victor fue el primero en verla. Estaba sentada en un escalón de piedra, completamente inmóvil, con las manos posadas en el regazo. Miraba al frente con expresión vacía, sin ver nada, y a su alrededor, a un lado y otro de la callejuela, la gente iba y venía corriendo con cubos de agua que arrojaba por las ventanas al interior de la cafetería incendiada. Todo aquello en medio de los gritos, las llamas, los cubos de agua y la polvareda. La chiquilla que aún seguía sentada en silencio en aquella piedra, mirando fijamente hacia adelante, seguía sin moverse. Le caía sangre por el lado izquierdo de su cara.
– La de cosas que se hacen hoy en día para no ir a trabajar. — el humor de Victor era peor que el de Daniel Saavedra, aún así la gente en la oficina acababa riéndose. Seguramente por su falta de gracia. Lorena decidió ignorar sus palabras, aún estaba tratando de asimilar lo que acababa de suceder.
Le vio sentarse a su lado, sacó del bolsillo del pantalón un pañuelo blanco y, con cuidado, fue retirando la sangre que comenzaba a alcanzar la zona de la mejilla.
– ¿Estás bien? ¿Qué ha ocurrido?. – su voz denotaba preocupación. Estaba a expensas de saber una respuesta que no se dio cuenta que alcanzó la pequeña brecha en la frente de Lorena. Ella sintió que le abrasaba. – ¡Aaaaauch! - puso énfasis en cada vocal. Lorena miró los ojos almendrados de Víctor en un intento de asesinato imaginario, más que nada porque su cuerpo parecía no reaccionar de la misma manera…todavía. – Vaya, pero si sabes hablar. – ¿Te puedes creer que aún haya sitios en los que no se puede pagar con tarjeta? Bueno… había.
Victor miró la cafetería durante unos segundos, el fuego gracias al esfuerzo de las personas vecinas, había aminorado. ¿Dónde estaban los bomberos cuando más lo necesitaban? Ni siquiera podían escuchar las sirenas avecinarse a lo lejos.
– Por eso siempre llevo suelto encima. – dijo tocándose la billetera por encima de la tela de los pantalones. – No lo hagas, eso podría salvarte la vida aunque parezca irónico. –ya estaba empezando a sentir el dolor por las magulladuras en el cuerpo. – ¿A qué te refieres? – María. — ¿Qué pasa con María ? – Víctor hizo un barrido con la mirada a su alrededor. – Estábamos aquí desayunando, me estaba contando más detalles del extraño sueño que había tenido ayer por la noche. Aún sigo sin entenderlo muy bien. Justo íbamos a pagar la cuenta pero… – Lorena se quedó callada.
Víctor empezó a ponerse nervioso, la pierna derecha se le movía de arriba abajo como si estuviera a punto de echar a volar. Su cabeza estaba imaginando lo peor.
– ¿Dónde… está María? – se atrevió a decir. – Fue a buscar un cajero porque ninguna de las dos teníamos suelto. – el suspiro de Victor fue tan profundo que parecía haberse quitado años de vida. – La he dejado de ver al cruzar la esquina y ahí ha sido cuando todo ha empezado a dar vueltas. Algo ha explotado en la cocina y de la propia explosión ha acabado propagándose por las cortinas del salón. La gente se asustó muchísimo, aunque me parece normal. Lo único que han salido corriendo y han formado una avalancha. He visto a gente ser pisoteada.
–¿Por qué no has ido dónde están las ambulancias? – Yo estoy bien, hay quienes están peor, mucho peor. Algunos les ha alcanzado alguna llama… no puedo permitir que me estén curando a mí cuando otros lo necesitan. – Entonces estás tardando en ir a trabajar. – Víctor miró el reloj bañado en plata de la muñeca izquierda, ya eran las nueve y media.
Lorena, incrédula, rodó los ojos. Cada minuto que pasaba le dolía aún más el cuerpo ¿Y Víctor quería que fuera a trabajar después de todo?
– ¿Puedes levantarte, 𝐶𝑎𝑚𝑝𝑎𝑛𝑖𝑙𝑙𝑎? – Si crees que aún voy a ir a trabajar, vas listo. Espera, ¿Cómo que 𝐶𝑎𝑚𝑝𝑎𝑛𝑖𝑙𝑙𝑎? – Te pareces a ella. – Víctor se echó a reír mientras se incorporaba. Una muy buena idea para evitar que le diera Lorena un puñetazo. – Déjame llevarte al hospital, por mucho que digas que estás bien, se nota que no lo estás.
La joven aceptó la propuesta con resignación. Desde el principio, habría preferido que fuera Daniel quien la viera de esa manera, pero Víctor no le había dado la espalda. Unos gritos angustiados se abrían paso entre la multitud. A pesar de su estatura de apenas un metro sesenta, María sorteaba a la gente con determinación, sosteniendo la billetera en la mano que no le había dado tiempo a guardar. Se había enterado de lo ocurrido por una pareja que iba en dirección contraria y por instinto había echado a correr en busca de Lorena. Víctor tomó la voz cantante para apaciguar a la joven que parecía estar a punto de llorar, le explicó la situación y ordenó que fuera directamente al trabajo. Él se encargaría de llevar a Lorena cargándola tras su espalda.
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Sé que no estás de acuerdo, Cubo, pero mi opinión personal es que un buen usuario es el que es capaz de postear on rol y de relacionarse off rol también. Si solo cumple una de esas dos cosas, no es un buen usuario. Creo firmemente que esta reivindicación de que hay que rolear sin conocernos ni intentar ser amigos viene de que como comunidad hemos envejecido y nos hemos vuelto cínicos y amargados. Cuando éramos adolescentes posteábamos mucho y hablábamos mucho, ahora intentamos evitar a la gente.
Y en ningún momento he dicho que no sea bueno relacionarse con los demás, al contrario. Lo que no estoy a favor es de hablar en un grupo de desconocidos de cosas personales fuera del rol. Yo mismo me aseguro de comunicarme por MP con todo aquel con quién roleo para que la escena fluya. De haber offtopic también participo en hilos añejos como el de temas musicales o el de memes que me hagan gracia.
Pero no hay que confundir el relacionarse con el exponerte como persona delante de un desconocido. Sólo cuando el tiempo pasa y se crea esa complicidad entre los usuarios, es el momento de dar el paso y empezar a hablar de cosas fuera de rol. No soy ningún huraño ni me escondo en una cueva. Eso sí, mis medios de comunicación fuera de rol sólo los paso a quienes han demostrado que, como yo, comprenden que lo primero es rolear y luego, si surge la amistad, eso que nos llevamos. Me parece que forzar las cosas para crear una falsa comunidad donde todos tenemos que llevarnos bien es lo que de verdad lleva a que el rol se pierda.
Yo hablo exactamente igual que en mis tiempos mozos. Es decir, por MP y nada más. Claro que he estado en grupos de Discord, he pisado la Chatbox y he tenido hasta grupos de WhatsApp, pero por eso mismo y por mi experiencia, creo que lo mejor es que las cosas salgan de manera natural y con quien de verdad tienes algo en común más allá de que a ambos nos guste rolear.
Como dato personal, porque yo también me pongo tierno y soy sensible, hace ya más de un año que llegó un Mirlo Blanco a mi foro y con quien, tras varios meses de MPs, surgió una amistad que mantengo. De hecho, es la única persona que ha sido capaz de descubrirme como el poliedro oscuro que protege el rol.
En fin... Que no soy ningún sieso anon, por mucho que a veces parezca todo un viejo que mira y critica la obra xD Aunque a lo mejor para ti sí.
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Multilingual Lists
Colors in Spanish, Italian, and Portuguese
Rojo, rosso, vermelho
Naranja, arancione, laranja
Amarillo, giallo, amarelo
Verde, verde, verde
Azul, azzurro, azul
Morado, viola, roxo
Rosa, rosa, rosa
Marrón, marrone, marrom
Negro, nero, preto
Blanco, bianco, branco
Gris, grigio, cinza
Shapes in Spanish, Italian, and Portuguese
El cuadrado, il quadrato, o quadrado
El circulo, il cerchio, o círculo
El triángulo, il triangolo, o triângulo
El rectágulo, il rettangolo, o retângulo
El óvalo, l’ovale, o óvalo
La caja, la scatola, a caixa
La esfera, la sfera, a esfera
El cubo, il cubo, o cubo
La pirámide, la piramide, a pirâmide
El cono, il cono, o cone
El corazón, il cuore, o coração
El cilindro, il cilindro, o cilindro
La estrella, la stella, a estrela
El diamante, la diamante, o diamante
#languages#language learning#Romance languages#Spanish#Italian#portuguese#español#italiano#português#vocab#vocabulary#vocab list#multilingual list#langblr#studyblr#lifelong learning#self study
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Soft Girl Aesthetic
ya que hoy todos asteticamos ¿Qué es aesthetic? Pues es como la percepción de lo bonito, el estilo y la armonía, en las artes, la arquitectura, la música y demás. ¡Y últimamente se usa en el mundo digital y las redes sociales para describir cómo se cura el contenido y se hace el diseño!
Soft aesthetic es una tendencia que se caracteriza por ser minimalista y relajada, con tonos suaves y pastel, elementos naturales como flores y plantas. Se asocia con sentimientos de paz y tranquilidad.
Se usa para crear un ambiente cálido y acogedor. Una Soft Girl es "amable con todos" y "accesible" con una afinidad por la ropa y los accesorios dulces como caramelos.
Chaquetas de punto recortadas, vestidos lencero, faldas plisadas y sombreros de cubo adornados con encantadores corazones, nubes o motivos florales son los elementos básicos en este estilo.
La sub división de este aesthetic son; Classy, Peachy, Pearly, Ocean, Minimalist, Indie/Pale, Soft White, Soft Grunge, Hypebeast.
Vestidos: femeninos y juguetones, vestidos suaves y vaporosos. En días cálidos de verano, estampados de dulces, frutas y guindas, volantes lindos, u otros más minimalistas y ceñidos a la figura.
Faldas: Ningún armario estaría completo sin faldas de tenis. cuadros en colores pastel o estilos blancos simples que se pueden combinar con casi todo.
Cárdigans: Desde estilos monocromáticos en colores pastel hasta tejidos modernos y bloques de color.
Tops: Crop tops en colores pastel. Combina tus polos favoritos con chalecos cortos, un jersey de cuello alto en colores pastel.
Joyas: hiperfemeninas y nostálgicas, collares de cerezas, pulseras de cuentas con caras sonrientes, anillos grandes y aretes de arcilla artesanales muy lindos.
Sombreros: Las reglas son bastante simples, cuanto más lindo, mejor. Tonos pastel, pero también puedes jugar con las telas. Texturas afelpadas para el otoño e invierno, tejidos clásicos para climas cálidos. Si consigues uno con patrones lindos tienes puntos extras para hufflepuff.
Bolsas: Bolsos de hombro tipo baguette. Los estilos OG de Fendi, Louis Vuitton y Prada están regresando al mercado de artículos usados. Hazlo como las Bratz con bandoleras en colores pastel, o una versión sutil y clásica en blanco o negro para combinar con todos tus looks.
Zapatos: Zapatillas de deporte y las sandalias en colores pastel son lo último. La mayoría de los aficionados optan por agregar calcetines altos.
Maquillaje: Predominan los colores pasteles igual, mucho color durazno, delineados suaves y rubor para dar un look mas suave
En ultima instancia todo esto se trata de expresarte, ser linda y juguetona a través de tu ropa y maquillaje. Puede ser antídoto para los días malos, un lindo outfit que te levante el ánimo y te haga sentir linda, la final todo se trata de exteriorizar como nos guste eso que tenemos dentro o como nos sentimos o queremos sentirnos, divierte con esta aesthetic
Con amors Rose...
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IMPRESIONES EN UNA HABITACIÓN
¡Hola! Hice esta composición 😊. Aun no puedo estar seguro de que suene perfectamente bien en cualquier sistema de reproducción (ya he de aprender 😎); sé que la sonoridad es buena con audífonos.
Bueno...
En esta pequeña habitación, de repente, me detuve por completo, y tuve una sensación... multiforme, confusa, que en el fondo me hablaba del tiempo transcurrido aquí, en la “diminuta prisión”.
Años intentando aprender de música; años intentando crearla. Y entretanto, uno que otro dibujo, uno que otro libro leído; algunos conmoviéndome profundamente con su arte, algotros removiendo sorpresivamente el suelo de mis creencias.
Y corazones...
Personas que han entrado a este pequeño cubo blanco, que han pasado por esta casa, a veces llevándose una parcela enorme de mi cariño. En ocasiones, con algo de suerte, aun nos decimos “¡Hola!”.
Y guerras. Esas ínfimas escaramuzas que en su momento parecieran de vida o muerte; algunas que siguen proclamándose valiosas... y todas doliendo a su ritmo.
Y la sensación de tiempo transcurrido.
Tuve un destello de solemnidad y reverencia por los minutos concedidos para vivir, intentar, hacer.
Vino la gratitud, en una ola enorme... seguida del miedo, en una ola equiparable. Miedo de no poder salir de aquí. De que las alegrías se me líen, se me pierdan y ya no sepa dónde las puse, cómo desenredarlas o dónde encontrar otras. De no ser más grande que algunos dolores que se apoltronan sin señales de querer marcharse.
Vino la paz de la idea de los días de energía que queden para seguir intentando seguir.
Intenté quedarme con esa paz... por eso la composición tiene cuerdas.
No pude evitar quedarme con cierta melancolía... por eso la melodía principal es como es.
Me sentí desarticulado respecto de mí mismo, del mundo... por eso el piano haciendo un rubato y apareciendo un tanto desencajado. Creo que todo el tiempo tengo miedo. Y todo el tiempo esperanza... Y todo el tiempo tengo música. ❤️
#música#instrumental#orquestal#composiciones#recuerdos#miedo#esperanza#habitaciones#vida#intentar#seguir#historias cortas#paz#melancolía
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El Cubo. Cuando la idea rebasa al producto final
Para poder entender a lo que me refiero con el título de mi escrito primero hagamos un pequeño resumen de la película a la que hago referencia. El Cubo película catalogada de culto, de producción canadiense del año 1997, dirigida por Vicenzo Natali, ganadora de varios premios por mejor película y mejor guión, además de ser una de las tantas películas con las cuales crecí y que generaron en mi muchas interrogantes, especialmente con su final de túnel blanco a lo desconocido. El argumento gira alrededor de un grupo de personas con diferentes roles, trabajos, educación y edad, sin nada que los ate al uno del otro, colocados cual ratón de laboratorio en un espacio cúbico sin salida aparente, ya que existen compuertas que llevan a otros cubos, algunos con trampas y otros no, y que la finalidad última de todo esto es sobrevivir a ellos mismos y al continuo cambio de los cubos a medida que avanzan al borde del laberinto donde se encuentra la salida. Suena sencillo el argumento, pero la idea es más compleja de lo que se ve, y todo yace en la razón por la cual colocan a este grupo de personas sin nada en común, en un ambiente controlado por un personaje desconocido el cual posee una agenda de mayor magnitud que ellos mismos, dejando interrogantes a lo largo de esos 90mins, que hacen que no te quieras mover solo para lograr descubrir los porqués de todo lo que allí ocurría. Mientras avanzan los personajes revelan su verdadera naturaleza ante diversas amenazas, algunos positivamente y otros no tanto, logrando sobrevivir, de ese grupo inicial, aquel personaje por el cual nadie apostaba, y quien al final de la trama es colocado fuera del cubo con un camino hacia lo desconocido, sin darnos un cierre en esta primera entrega. Cuando comienzo a analizar ¿Quienes? ¿Como? ¿Porqué? de tanto ir y venir, y de observar la psique de cada personaje al borde de la locura y que, algunos de ellos, no encuentran contención y desatan más problemas de los que caben dentro de un cubo, me animé a continuar viéndola con la esperanza de un final que me respondiera todas las interrogantes generadas, pero en cambio solo obtuve un espacio en blanco sin forma. El final de esta película dejo cosas inconclusas para una secuela que, de igual forma, género aún más controversia, dándole al espectador la libertar de crear su propia opinión de todo lo que, en ambas películas, ocurría. Debo confesar que pude sentir que la idea fue más grande que la producción, ya que la omisión de las respuestas primordiales en las subsecuentes películas fueron obviadas con intencionalidad o simplemente no encontraron la manera de mantener la estructura de su "Cubo". Debo recalcar que es solo mi punto de vista, basado en mi percepción y de las emociones que me generan cada obra cinematográfica con la cual me topo. Sigue siendo una buena obra de culto de la cual echar mano cuando te encuentras en modo conductista- Pavloviano.
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CAPÍTULO CINCO (Demasiado que limpiar)
DECIDIÓ que lo único que podía hacer era demostrarle a Jaehyun que era un excelente limpiador, un auténtico tesoro. Se ató un trapo viejo sobre el pelo blanco, se remangó las mangas de la camisa sobre los brazos arrugados y delgaduchos y se colocó un mantel que sacó del armario de las escobas como si fuera un delantal. Era un alivio que solo hubiera cuatro habitaciones que limpiar en lugar de un castillo entero. Agarró un cubo y una escoba y se puso manos a la obra.
—¿Qué haces? —gritaron a coro Mark y Jungwoo horrorizados. —Limpiar —replicó Taeyong con firmeza—. Esta casa es un desastre. Jungwoo dijo:
—No hace falta.
Y Mark murmuró:
—¡Jaehyun te va a echar!
Pero Taeyong los ignoró a los dos y empezó a levantar nubes de polvo. En medio de todo esto, se oyeron nuevos golpes en la puerta.
Jungwoo ardió con fuerza:
—¡Puerta de Porthaven! —con un gran estornudo llameante que lanzó chispas púrpuras a través de la polvareda.
Mark dejó la mesa y fue hasta la puerta. Taeyong espió a través del polvo que estaba levantando y vio que esta vez Mark giraba el pomo cuadrado de madera de forma que el lado con la mancha azul apuntara hacia abajo. Cuando abrió la puerta, la calle era la misma que se veía por la ventana y se encontró con una niña pequeña.
—Por favor, señor Lee —dijo—. He venido por ese conjuro para mi madre.
—Un conjuro de seguridad para el barco de tu padre, ¿no? —dijo Mark—. Un momentito —volvió a la mesa, cogió una jarra de las estanterías y de un frasco vertió una cantidad del polvo en un trozo de papel. Mientras tanto, la niña observaba a Taeyong con tanta curiosidad como Taeyong a ella. Mark retorció el papel con el polvo dentro y regresó dando instrucciones—: Dile que lo espolvoree por todo el barco. Durará para la ida y la vuelta, incluso si hay tormenta.
La niña tomó el papel y le entregó una moneda.
—¿El hechicero ahora tiene también otro mago trabajando para él? —preguntó. —No —respondió Mark.
—¿Te refieres a mí? —preguntó Taeyong—. Ah, sí, hijita. Soy el mago mejor y más limpio de todo Ingary.
Mark cerró la puerta, con expresión exasperada.
—Ahora se enterarán en todo Porthaven. Puede que a Jaehyun no le agrade —volvió a girar el pomo con el verde hacia abajo.
Taeyong se rió un poco para sus adentros, sin arrepentirse lo más mínimo. Probablemente había permitido que la escoba que estaba utilizando le diera ideas. Pero también podría convencer a Jaehyun para que lo dejara quedarse si todo el mundo pensaba que trabajaba para él. Su comportamiento le parecía muy raro. Cuando era joven, Taeyong se habría muerto de vergüenza al ver cómo estaba actuando, pero ahora, al ser un anciano, no le importaba nada de lo que hacía o decía. Sintió un gran alivio.
Cuando vio a Mark levantar una piedra del hogar y esconder la moneda de la niña debajo, se acercó con curiosidad.
—¿Qué estás haciendo?
—Jungwoo y yo intentamos guardar un poco de dinero —dijo Mark en tono culpable—. Si no, Jaehyun se gasta todo lo que tenemos.
—¡Es un manirroto irresponsable! —crepitó Jungwoo—. Se gastará el dinero del Rey en menos tiempo de lo que tardo yo en quemar este tronco. No tiene cabeza.
Taeyong esparció agua del lavadero para que el polvo se asentara, lo que hizo que Jungwoo se encogiera en la chimenea. Luego volvió a barrer el suelo. Fue avanzando en dirección a la puerta, para ver mejor el pomo cuadrado del dintel. El cuarto lado, el que todavía no había visto usar, tenía una mancha de pintura negra. Preguntándose adonde conduciría, Taeyong se puso a retirar con energía las telarañas de las vigas. Mark se quejó y Jungwoo volvió a estornudar.
Justo en ese momento, Jaehyun salió del baño envuelto en un vaho perfumado, con una elegancia extraordinaria. Hasta los bordados de plata del traje parecían más brillantes. Echó un vistazo y volvió rápidamente al cuarto de baño protegiéndose la cabeza con una manga azul y plateada.
—¡Párate quieto, hombre! —dijo—. ¡Deja en paz a esas pobres arañas!
—¡Estas telarañas son una vergüenza! —declaró Taeyong, mientras las desgarraba todas a la vez.
—Pues quítalas, pero deja las arañas —ordenó Jaehyun.
A Taeyong le pareció que sentía una simpatía malvada por las arañas. —Pero entonces tejerán más telas —replicó.
—Y matan a las moscas, lo cual es muy útil —dijo Jaehyun—. Deja de mover la escoba mientras cruzo mi propio salón, por favor.
Taeyong se apoyó en la escoba y observó cómo Jaehyun cruzaba la habitación y cogía la guitarra. Cuando puso la mano en el picaporte, le dijo:
—Si la mancha roja conduce a Kingsbury y la azul va a Porthaven, ¿adonde lleva la mancha negra?
—¡Qué hombre más fisgón! —dijo Jaehyun—. Esa conduce a mi escondite particular y no te voy a decir dónde está.
Abrió la puerta hacia las colinas que se deslizaban en perpetuo movimiento.
—¿Jaehyun, cuándo volverás? —preguntó Mark en un tono un poco desesperado. Jaehyun fingió no haberle oído y se dirigió a Taeyong.
—Prohibido matar a una sola araña mientras estoy fuera.
La puerta se cerró a sus espaldas. Mark le lanzó a Jungwoo una mirada cargada de significado y suspiró. Jungwoo crepitó con una risa maliciosa. Como nadie le explicó adonde había ido Jaehyun, Taeyong concluyó que habría salido a cazar jovencitos de nuevo y se puso a trabajar con más vigor que nunca. No se atrevió a hacer daño a ninguna araña después de lo que le había dicho Jaehyun, pero golpeó las vigas con la escoba, gritando:
—¡Largo, arañas! ¡Fuera de mi camino! —las arañas salieron corriendo en todas direcciones mientras las telarañas caían a montones. Entonces tuvo que volver a barrer el suelo, claro. Cuando terminó, se puso de rodillas y lo fregó.
—¡Ojalá te estuvieras quieto! —dijo Mark, sentado en las escaleras para apartarse de él.
Jungwoo, escondido en el fondo del hogar, murmuró:
—¡Ojalá no hubiera hecho ese trato contigo!
Taeyong siguió frotando con energía.
—Estaréis mucho más contentos cuando quede limpio y bonito —dijo. —Pero ahora estoy fastidiado —protestó Mark.
Jaehyun no regresó hasta tarde aquella noche. Para entonces Taeyong había barrido y fregado tanto que apenas se podía mover. Estaba sentado hecho un ovillo en la silla, con dolores por todo el cuerpo. Mark agarró a Jaehyun por una manga y se lo llevó al cuarto de baño, donde Taeyong lo oyó quejarse con murmullos indignados. Frases como «Un viejo terrible» y «¡No hace ni caso!» eran fáciles de distinguir, incluso con los gritos de Jungwoo, que aullaba:
—¡Jaehyun, detenlo! ¡Nos va a matar a los dos!
Pero lo único que dijo Jaehyun, cuando Mark le soltó, fue:
—¿Has matado alguna araña?
—¡Claro que no! —saltó Taeyong. Sus achaques lo habían vuelto irritable—. Con solo mirarme salen corriendo. ¿Qué son? ¿Los chicos a las que les has comido el corazón?
Jaehyun se echó a reír.
—No, son arañas normales y corrientes —contestó, y subió con expresión soñadora al piso de arriba.
Mark suspiró. Fue al armario de las escobas y rebuscó hasta sacar un viejo camastro, un colchón de paja y unas mantas, que colocó en el espacio bajo las escaleras.
—Será mejor que duermas aquí esta noche —le dijo a Taeyong.
—¿Significa eso que Jaehyun va a dejar que me quede? —preguntó Taeyong.
—¡No lo sé! —exclamó Mark irritado—. Jaehyun nunca se compromete a nada. Yo pasé aquí seis meses hasta que pareció darse cuenta de que vivía aquí y me hizo su aprendiz. Pero he pensado que una cama sería mejor que la silla.
—Entonces, muchas gracias —dijo Taeyong agradecido.
La cama resultó mucho más cómoda que la silla y cuando Jungwoo se quejó de tener hambre a mitad de la noche, Taeyong no tuvo problema para salir de ella con mucho crujir de huesos y darle otro tronco.
Durante los días siguientes, Taeyong siguió limpiando sin piedad por todo el castillo. Disfrutaba. Diciéndose que estaba buscando pistas, lavó las ventanas, limpió el lavadero y obligó a Mark a quitar todas las cosas de la mesa y los estantes para restregarlos bien. Sacó todas las cosas de los armarios y las que estaban sobre las vigas del techo y también las limpió. Le pareció que la calavera humana empezaba a tener la misma cara de sufrimiento que Mark, de tantas veces como la había movido. Luego colgó una sábana vieja de las vigas más cercanas a la chimenea y le obligó a Jungwoo a inclinar la cabeza para limpiar la chimenea. A Jungwoo no le gustó nada. Crepitó con una risa malvada cuando Taeyong descubrió que el hollín se había extendido por toda la habitación y tuvo que limpiarla de nuevo. Su problema era justamente ese: era implacable con la suciedad, pero le faltaba método. Aunque su tenacidad también tenía cierto método; había calculado que si lo limpiaba todo bien, antes o después terminaría por encontrar el tesoro de Jaehyun, las almas de los jovencitos, o sus corazones mordisqueados, o algo que explicara el contrato de Jungwoo. Le pareció que la chimenea, protegida por Jungwoo, era un buen escondite. Pero allí no había nada más que montones de hollín, que Taeyong guardó en bolsas en el patio trasero. El patio estaba también en su lista de posibles escondrijos.
Cada vez que entraba Jaehyun, Mark y Jungwoo se quejaban en voz alta sobre Taeyong. Pero Jaehyun no parecía hacerles caso. Ni tampoco parecía notar la limpieza. Y tampoco que el armario de la comida estaba cada vez mejor surtido de pasteles, mermelada y alguna lechuga de vez en cuando.
Porque, como Mark había profetizado, se había extendido el rumor en Porthaven y la gente llamaba a la puerta para ver a Taeyong. En Porthaven lo llamaban señor Mago y Sir Hechicero en Kingsbury. El rumor había llegado también a la capital. Aunque los que se acercaban en Kingsbury iban mejor vestidos que los de Porthaven, nadie en ninguno de los dos sitios se atrevía a llamar a la puerta de una persona tan poderosa sin una excusa. Así que Taeyong tenía que hacer constantemente pausas en su trabajo para asentir, sonreír y aceptar un regalo, o hacer que Mark preparara rápidamente un conjuro para alguien. Algunos de los regalos eran muy bonitos: cuadros, collares de conchas y delantales. Taeyong usaba los delantales a diario y colgó las conchas y los cuadros en las paredes de su cubículo bajo las escaleras, que pronto empezó a parecerle realmente acogedor.
Taeyong sabía que lo echaría de menos cuando Jaehyun lo despidiera. Cada vez tenía más miedo de que lo hiciese. Sabía que no podría seguir ignorándolo para siempre. Lo siguiente que limpió fue el cuarto de baño. Tardó varios días porque Jaehyun pasaba muchísimo tiempo dentro todas las mañanas antes de salir. En cuanto se marchaba él, dejándolo lleno de vaho y conjuros perfumados, entraba Taeyong.
—¡Ahora veremos qué hay de ese contrato! —murmuró en el baño, pero su objetivo fundamental era, naturalmente, el estante de paquetes, tarros y tubos. Los cogió uno por uno, con el pretexto de limpiar la estantería, y pasó casi todo el día examinándolos cuidadosamente para ver si los que tenían el letrero PIEL, OJOS y PELO eran en realidad pedazos de los desventurados jovencitos. Pero por lo que vio, no eran más que cremas, polvos y pintura. Si en otros tiempos fueron niños, Jaehyun habría usado el tubo PARA EL DETERIORO y los habría deteriorado de tal forma que era imposible reconocerlos. Taeyong confiaba en que los paquetes solo contuvieran cosméticos.
Colocó las cosas de nuevo en la estantería y siguió limpiando. Aquella noche, cuando se acomodó en la silla con dolores por todo el cuerpo, Jungwoo se quejó de que por su culpa había secado uno de los manantiales de aguas termales.
—¿Dónde están esas termas? —preguntó Taeyong. En aquellos días sentía curiosidad por todo.
—Bajo los pantanos de Porthaven —dijo Jungwoo—, pero como sigas así, tendré que traer agua caliente del Páramo. ¿Cuándo vas a dejar de limpiar y a averiguar lo de mi contrato?
—Todo a su tiempo —dijo Taeyong—. ¿Cómo voy a sacarle a Jaehyun lo del contrato si no para en casa? ¿Siempre sale tanto?
—Solo cuando anda cortejando a algún caballero —dijo Jungwoo.
Cuando el baño quedó limpio y reluciente, Taeyong fregó las escaleras y el rellano. Luego entró en el pequeño cuarto de Mark. El muchacho, que para entonces parecía haber aceptado resignadamente a Taeyong como una especie de desastre natural, lanzó un grito de desesperación y subió corriendo las escaleras para rescatar sus posesiones más preciadas. Estaban en una caja vieja bajo su pequeño camastro taladrado por la carcoma. Cuando se llevaba la caja con actitud protectora, Taeyong vislumbró un lazo azul con una rosa de azúcar, sobre lo que parecían ser cartas de caligrafía masculina.
—¡Así que Mark tiene un enamorado! —se dijo mientras abría la ventana, que también daba a una calle en Porthaven, y sacaba el colchón sobre el alféizar para que se aireara. Teniendo en cuenta lo curioso que se había vuelto, Taeyong se sorprendió a sí mismo al no preguntarle quién era aquel chico y cómo lo mantenía a salvo de Jaehyun.
Barrió tal cantidad de polvo y basura de la habitación de Mark que estuvo a punto de ahogar a Jungwoo intentando quemarlo todo.
—¡Me vas a matar! ¡Eres tan despiadado como Jaehyun! —tosió Jungwoo. Solo se le vía el pelo verde y un pedazo azul de su frente alargada.
Mark metió su preciada caja en el cajón de la mesa de trabajo y lo cerró con llave.
—¡Ojalá Jaehyun nos hiciera caso! —dijo—. ¿Por qué tardará tanto con este chico?
Al día siguiente Taeyong intentó empezar con el patio, pero en Porthaven estaba lloviendo. La lluvia azotaba la ventana y repiqueteaba contra la chimenea, provocando el siseo irritado de Jungwoo. El patio también formaba parte de la casa de Porthaven, así que estaba diluviando cuando Taeyong abrió la puerta. Se cubrió la cabeza con el delantal y trasteó un poco, y antes de mojarse demasiado, encontró un cubo con cal y un pincel largo. Se los llevó dentro y se puso a trabajar en las paredes. Encontró una vieja escalera en el armario y encaló el techo entre las vigas. Siguió lloviendo durante dos días en Porthaven, aunque cuando Jaehyun abrió la puerta con la mancha verde hacia abajo y salió a la colina hacía sol, y las sombras de las nubes corrían sobre el brezo a más velocidad de la que el castillo podía permitirse. Taeyong encaló también su cubículo, las escaleras, el rellano y la habitación de Mark.
—¿Qué ha pasado aquí? —preguntó Jaehyun al entrar el tercer día—. Parece que hay mucha más luz.
—Taeyong —dijo Mark, con la voz de un condenado.
—Debería haberlo imaginado —comentó Jaehyun mientras desaparecía en el baño. —¡Se ha dado cuenta! —susurró Mark a Jungwoo—. ¡El chico debe estar rindiéndose al fin!
Al día siguiente todavía seguía lloviendo en Porthaven.
Taeyong se ató el pañuelo sobre la cabeza, se remangó y se puso el delantal. Cogió la escoba, el cubo y el jabón y, en cuanto Jaehyun salió por la puerta, se dirigió como un anciano ángel vengador a limpiar el cuarto de Jaehyun.
Lo había dejado para el final por temor a lo que pudiera encontrar allí. Ni siquiera se había atrevido a echarle una mirada. Lo cual era una tontería, pensó mientras subía las escaleras con dificultad. Para entonces ya tenía claro que Jungwoo se encargaba de hacer toda la magia difícil del castillo y Mark todo el trabajo duro, mientras que Jaehyun salía por ahí a divertirse persiguiendo a los chicos y explotando a los otros dos, igual que Taeyeon le había explotado a él. Jaehyun nunca le había parecido particularmente terrorífico. Y ahora no sentía más que desprecio hacia él.
Llegó al rellano y se encontró con Jaehyun en el umbral de su cuarto. Estaba apoyado indolentemente sobre una mano y le bloqueaba totalmente el paso.
—Ni se te ocurra —le dijo en tono agradable—. Me gusta sucio, gracias.
Taeyong lo miró con la boca abierta.
—¿De dónde has salido? Te he visto marcharte.
—Eso ha sido para despistar —dijo Jaehyun—. Ya has sido bastante malo con Jungwoo y Mark. Era lógico que hoy me tocara el turno a mí. Y a pesar de lo que te haya dicho Jungwoo, soy mago. ¿O es que creías que no podía hacer magia?
Aquello echaba por tierra todas las teorías de Taeyong, pero se habría muerto antes que admitirlo.
—Todo el mundo sabe que eres mago, jovencito —declaró con severidad—. Pero eso no cambia el hecho de que tu castillo sea el lugar más mugriento que he visto en mi vida.
Miró a la habitación más allá de la manga azul y plateada. La alfombra estaba tan sucia como el nido de un pájaro. La pintura se desprendía a tiras de las paredes y había una estantería llena de libros, algunos con aspecto extraño. No había ni rastro de los corazones mordisqueados, pero esos probablemente los guardaba debajo o detrás de la cama con dosel.
La tela que colgaba de ella, de un blanco grisáceo, le impidió ver hacia dónde daba la ventana.
Jaehyun le pasó la manga por delante de la cara.
—Eh, eh. No seas curioso.
—¡No soy curioso! —dijo Taeyong—. ¡Esa habitación...!
—Sí, sí que eres curioso —dijo Jaehyun—. Eres un anciano horriblemente curioso, terriblemente mandón y espantosamente limpio. Contrólate. Nos estás amargando la vida a todos.
—Pero esto es una pocilga —se quejó Taeyong—. ¡No puedo evitar ser así!
—Sí, sí que puedes —dijo Jaehyun—. Y me gusta mi cuarto tal y como está. Tienes que admitir que tengo derecho a vivir en una pocilga si me apetece. Y ahora vete abajo y piensa en alguna otra cosa que hacer. Por favor. Odio discutir con la gente.
Taeyong no tuvo más remedio que alejarse con el cubo golpeándole contra la pierna. Estaba un poco impresionado y muy sorprendido de que Jaehyun no lo hubiera echado todavía del castillo. Pero como no lo había hecho, se puso a pensar en su próxima tarea. Abrió la puerta junto a las escaleras, vio que ya casi no llovía y avanzó hacia el patio, donde comenzó con energía a ordenar las pilas de trastos mojados.
Se oyó un ruido metálico y Jaehyun volvió a aparecer, tambaleándose ligeramente, en medio de la gran lámina de hierro herrumbroso que Taeyong pensaba mover a continuación.
—Y aquí tampoco —dijo—. Eres un peligro, ¿verdad? Deja tranquilo el patio. Sé exactamente dónde está cada cosa y si lo ordenas nunca encontraré los ingredientes que necesito para mis conjuros de transporte.
Taeyong pensó que probablemente habría un montón de almas en alguna parte, o una caja llena de corazones. Se sintió frustrado.
—¡Pero estoy aquí precisamente para poner orden! —le gritó a Jaehyun.
—Pues entonces búscale un nuevo significado a tu vida —replicó Jaehyun. Por un momento pareció que él también iba a perder los nervios. Sus ojos
extraños y pálidos la miraron con intensidad. Pero se controló y añadió:
—Vuelve dentro, vieja hiperactiva, y búscate otra cosa con que jugar antes de que me enfade. Odio enfadarme.
Taeyong cruzó los brazos delgaduchos. No le gustaba que le lanzaran miradas asesinas con ojos que parecían canicas de cristal.
—¡Claro que odias enfadarte! —replicó—. No te gustan las cosas desagradables, ¿verdad? ¡Eres escurridizo como una anguila, eso es lo que eres! ¡Te escabulles de todo lo que no te gusta!
Jaehyun esbozó una sonrisa forzada.
—Estupendo —dijo—. Ya conocemos cada uno los defectos del otro. Ahora vuelve adentro. Vamos. Media vuelta —avanzó hacia Taeyong indicándole la puerta con la mano. La manga se le enganchó en el extremo del metal herrumbroso, dio un tirón y se le desgarró—. ¡Maldición! —exclamó Jaehyun, sujetando los extremos de la manga—. ¡Mira lo que has hecho!
—Puedo cosértelo —dijo Taeyong.
Jaehyun le lanzó otra mirada vidriosa.
—Ya estás otra vez. ¡Cómo te gusta la servidumbre!
Cogió la manga con dos dedos de la mano derecha y los deslizó por el desgarrón. Tras pasar entre los dedos, la tela azul y plateada parecía como nueva.
—Ya está —dijo—. ¿Entendido?
Taeyong volvió adentro escarmentada. Era evidente que los magos no necesitaban trabajar como el resto de la gente. Y Jaehyun le había demostrado que era un mago de cuidado.
—¿Por qué no me echa? —se preguntó, a medias para sí misma y a medias para Mark.
—Yo tampoco lo entiendo —dijo Mark—. Pero creo que se fía de Jungwoo. Casi todos los que entran en casa o bien no lo ven o bien les da un miedo terrible.
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A Kardo Kosta y su sueño del pibe. A los legados que se aferran al tiempo. A les artistas mendocines de la diáspora y a las memorias viajeras.
Metamorfosis nefelibata
Situada en la pequeña localidad suiza de Evilard, dos pares de paredes blancas delimitan el cubo blanco de la Kleine Galerie. Inserta en un edificio de cuatro plantas, que alberga el atelier “El sueño del pibe”, la galería de Kardo Kosta se presta como un caparazón cambiante para diferentes propuestas reflexivas de artistas e investigadores del arte.
Los registros de Kosta revelan la transformación constante —aunque sutil— del atelier, que él mismo transfigura como un alquimista. Las residencias, en las que variopintos seres son convocados por Kardo a habitar y generar propuestas en la galería, modifican este espacio de forma más explícita y deliberada. Parte de ello fue “Kardografía Kosta”, un proyecto de residencia que Kardo y yo fuimos ideando durante años[1], orientado a revisar y documentar su abundante trayectoria y que finalizó con una exposición en la Kleine Galerie.
Desde el primer borrador, Kardo me incitó a apropiarme de la galería y sumergirme en su atelier, a pensar en la performatividad del espacio y en la confrontación del mundo abstracto de las ideas cuando entran en contacto con la materia circundante. Me instó a imaginar un nombre para esta acción, y pensé que la mejor manera de encontrarlo era intentar entrar en este sueño —su sueño—, y vivirlo. Bauticé metamorfosis nefelibata[2] a este viaje entre memorias, relatos y espacios en constante ebullición.
Metamorfosis
La residencia y su resultado no puede separarse del espacio que habité transitoriamente durante casi tres semanas. En medio de la galería, un colchón de 2 m x 2m fue mi única ancla. Allí dormía, pero nunca descansaba del todo. En sueños viajaba entre las obras, los ecos de conversaciones, y los documentos de Kardo, un artista en cuya vida y legado se entrelazan su archivo, su producción y sus escritos.
En mi mente se va configurando otro mapa con huellas, conceptos, memorias ajenas y recuerdos que apropio como espectadora vicaria. Con el paso de los días, el caos ordenado se va volviendo familiar y se convierte en mi brújula, en un tejido que me arrulla y me ofrece mil abordajes posibles. En esta maraña llena de lógica, cada pieza se encastra en un mosaico de relatos que me atraviesan: los de la vida de Kardo, la elocuente presencia de cada obra, el entretejido de las historias e idiosincrasias de las geografías que vivió, y mis pensamientos, que fantasean con la vida en Suiza y flotan a la deriva entre todas las anteriores. Guiada por estos fragmentos voy montando y desmontando un paisaje en los muros del cuadrilátero que habito:
Pared Oeste. Una puerta en el centro conecta el atelier con el cubo blanco de la galería. Las paredes laterales se interrumpen, a la derecha por un pequeño aparador, discretamente cubierto con un paño blanco, a la izquierda por un radiador, semiescondido con un gran grabado de dos piernas abiertas que dan la bienvenida. Constituyen el principio y el final del recorrido. El inicio —en mi lectura— está marcado por una serie de grabados de Mendoza de la casa de la escalera y un autorretrato punk y deconstruido de Kardo. El cierre se manifiesta a través de la noción de legado: una serie de libros, catálogos, y preguntas para pensar en la historia de los Kosta y del Sueño del Pibe.
Pared Norte. Cubierta por obras vinculadas a las artes gráficas, tradicionales y experimentales, sobre papel, lienzo y madera, presentan el recorrido transversal del artista grabador. Del copyart y el fax-art a la impresión laser, a las matrices presentadas como objeto, y obras en clave de cómic o arte textil. Ningún camino queda inexplorado en esta trayectoria que se desarrolla a lo largo y ancho del camino, atravesando ciudades como Mendoza, Santiago de Chile, Grenchen o Evilard.
Pared Este. Destinada al arte sintonía con la naturaleza, donde objetos nacidos de materiales orgánicos se entremezclan con grabados y fotografías de acciones efímeras. Un gran cartel, “Land-art Biel-Bienne”, evoca los diez años en los que Kardo y Marisa Kosta dieron vida a este evento en Suiza, conectando y entrelazando a personas de aquí y de allá, creando un puente entre geografías.
Pared Sur. Su rasgo más característico es una gran ventana de madera, con una hermosa vista a las casas y el paisaje de Evilard. Es un guiño a la búsqueda de integración local de la iniciativa colaborativa, asociativa y creativa de “El Sueño del Pibe”. Al costado, un tótem escultórico símbolo del sur —un cuerpo de la cintura para abajo— “el culo del mundo”, y otros objetos de identidad híbrida que conectan las dos orillas, la del sur y la del norte.
Nefelibata
En este entorno despierto cada día para entrar en ritos que no son míos, ruidos extranjeros que se van haciendo cotidianos. Meto la nariz en la vida de otros, en lo que no me pertenece, y esa intromisión me desprograma, me arrastra hacia una rutina ajena que borra los límites de lo que soy. Me pierdo, pero encuentro también la esencia de una identidad afín, un eco compartido en cada documento, en cada trazo marcado por la obra de Kardo.
Atelier y galería son espacios vivos, en perpetua metamorfosis, que respiran con cada nuevo habitante. Al final, El sueño del pibe no es un destino fijo, sino una travesía en ebullición constante, donde las memorias se entrelazan con las huellas de los que pasamos, donde cada rincón susurra la promesa de una nueva forma por descubrir. Mientras abandono este caparazón, me pregunto: ¿quién soñará a través de estos muros la próxima metamorfosis? ¿Cuántas metamorfosis caben en un sueño?
[1] También forma parte del proyecto “No quiero que mi obra termine en un Container” de Kardo Kosta, que plantea un plan de acción, puesta en valor y legado de su valiosa obra, y que cuenta con el inestimable apoyo logístico y creativo de Marisa Kosta, [2] Neologismo griego formado por “nefele”: νεφελε (nube) y “vaíno” “βαίνω” (ir). Nefelibata: aquella que camina por las nubes, quien vive en un mundo de sueños, entre lo que fue, lo que es y lo que será.
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El oro de los sueños, la muestra de Andrés Paredes en la Torre Macro
Llega al edificio corporativo de Banco Macro la obra de este artista misionero. La exhibición se da en el marco del Capítulo 1: Misiones, de Macro Federal. Un recorrido antológico enlazado con la naturaleza y la transformación como eje.
Andrés Paredes nació en Apóstoles, Misiones, la capital nacional de la yerba mate. Rodeado de un paisaje exuberante, de tierra colorada, ríos y selva. Pero, algo lo hizo recalar por unos años en Buenos Aires. En 2018, fue convocado por Banco Macro para que interviniera las instalaciones de lo que tiempo después se convertiría en los espacios de trabajo de los empleados de la entidad. Esos sitios: oficinas, pasillos, comedor, están ubicados nada menos en el edificio diseñado por el reconocido arquitecto tucumano César Pelli. La Torre Macro levanta sus 30 pisos vidriados en Catalinas Norte, imponente, moderna y muy luminosa.
Este desafío le llevó varios años de trabajo, motivo por el que se quedó repartiendo sus días entre Buenos Aires, desde su taller en el barrio de la Boca, y su tierra natal. Cada uno de los pisos cuenta con paneles –algunos calados en madera, otros impresos sobre vidrio– repartidos en pasillos, oficinas. En el comedor hay una obra imponente de dos cubos calados en tonos cálidos. Paredes construyó pequeñas selvas que conviven entre computadoras, impresoras y las personas que transitan por esos sitios del edificio corporativo. Cada uno de esos paneles fue pensado en concordancia con el color de las alfombras de cada piso. Claro, que este gran trabajo quedaba solo a la vista de las personas que trabajaban o pasaban por esos pisos. Hasta hoy.
Porque con el objetivo de difundir el arte y la cultura a nivel federal, se inicia el capítulo 1, de Macro Federal, y está dedicado a Misiones. Así llega a Torre Macro, la obra de este artista que lleva el estandarte de su provincia por Argentina y el mundo. “El oro de los sueños” es el nombre de esta muestra antológica de Andrés Paredes que puede verse de forma gratuita en la planta baja y primer piso de este edificio. La curaduría está a cargo de Patricia Rizzo.
Como parte de la muestra, además de un recorrido por diferentes técnicas, materiales y composiciones de Paredes, también se pueden ver en dos paneles sus intervenciones artísticas en el interior de la Torre Macro. Sumados a un video, donde el propio Paredes cuenta la experiencia que fue realizar este trabajo, se exponen los originales que dieron origen a tan bellas instalaciones. “Esta muestra es una especie de antología donde seleccionaron algunas obras para dialogar, justamente con este archivo que tiene el banco, con los originales que inspiraron a las obras y hacer ese mix entre lo externo al banco y lo interno del edificio”, señala Paredes.
Desde la selva a la puna andina
Una gran mariposa negra calada recibe a los visitantes del edificio. Se ve imponente entre las columnas de cemento blanco. Recorrer la planta baja es como hacer un raconto por obras que marcan el trabajo de Paredes, siempre vinculado a la naturaleza, no solo con el paisaje sino también con la cultura propia de los habitantes de la tierra de la triple frontera. Pero no para copiarla, sino para nutrirse de ella, para reinterpretarla. Y también para tomar de ella materiales como investigación y uso posterior en sus obras. Yerba mate que se convierte en pigmento; agua de géiseres para pintar en un residencia creativa en la puna de Atacama; arcilla como acuarela y hasta la tierra colorada de los tacurúes está presente en este recorrido. Los tacurúes son esos hormigueros de las hormigas tacurú, enormes construcciones y de gran resistencia. Son esos verdaderos “edificios” rústicos que suelen verse a los lados de la RN 14 por tierras misioneras.
Paneles móviles que forman una especie de cueva, del lado de adentro de colores tierra y, por fuera, blanco intervenido con dibujos realizados con la mano izquierda, como un boceto de algo que va a realizarse. Esta obra representa la dualidad del día y la noche. Y el 21 de agosto, se realizará con ellos una performance con bailarinas.
El “oro” del título de la muestra está en una obra calada en papel que compone un exquisito encaje. Y sobrevolando todo las mariposas, como eje central de la idea de la transformación y el cambio. También las libélulas y cigarras. “En esta muestra se puede ver bastante de esta trayectoria que tiene que ver con los calados y tiene que ver con la transformación y con la idea de esa redefinición constante que nos proponemos nosotros mismos. Esa idea de poder cambiar que son las mariposas, hay de diferentes épocas y de diferentes momentos, pero nos interpelan desde ese lugar desde poder transformarnos y si queremos transformarnos”, dice Andrés.
Los ejemplares que aparecen en sus obras, son mariposas que obtiene de un mariposario en Misiones, una vez que ellas han acabado su ciclo de vida. Y a través de diferentes técnicas logra la conservación que se ven en las obras. En esta oportunidad varias mariposas sobrevuelan a los visitantes, en pasillo blanco, con un juego de luz y sombras creados en conjunto con un artista .
Los sueños como las frutas maduran a su tiempo, a Paredes le llevó años construir este asombroso conjunto de obras, tanto en los pisos, como en el lobby de la Torre Macro, un sueño que el tiempo, el trabajo, y los deseos convirtió en oro.
Se puede visitar hasta el viernes 27 de septiembre en Torre Macro, Av. Eduardo Madero 1172 - CABA, de lunes a viernes de 10 a 18. Con entrada libre y gratuita.
Para solicitar visitas guiadas grupales para escuelas y otras instituciones, hay que enviar un correo electrónico a [email protected].
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«Pintar es un acto voraz en el cual se engulle lo que se observa con una obsesiva determinación, asimilando lo visto para posteriormente hacer comparaciones»
Cecilia Barreto en Cubo Blanco
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Cocina “Fondue suizo”
¿Qué platos te gustaría cocinar? Receta de Fondue de queso suizo clásicoIngredientes: 400 g de queso Gruyère rallado 400 g de queso Emmental rallado 300 ml de vino blanco seco 1 diente de ajo 1 cucharadita de maicena 1 cucharada de jugo de limón Nuez moscada molida al gusto Pimienta negra molida al gusto Kirsh (opcional) Pan en cubos para mojarPreparación: Frotar el interior de un…
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