#conflicto en Europa Oriental
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telerealrd · 1 year ago
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Cuba Desmantela una Red de Tráfico Humano que Enviaba Ciudadanos a Luchar en Ucrania para Rusia
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba ha revelado la existencia de una red de tráfico humano que obligaba a sus ciudadanos a luchar en la guerra en Ucrania en nombre de Rusia. Según la declaración del ministerio, las autoridades cubanas están trabajando arduamente para “neutralizar y desmantelar” esta red, que operaba tanto dentro de la isla caribeña como en territorio ruso, a miles de…
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jgmail · 1 month ago
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Rusia y su doble
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Por Gérard Conio
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Escribí este libro para dar de Rusia una imagen diferente de la que propaga una rusofobia delirante basada en la ignorancia y la denigración sistemática.
En primer lugar, he querido mostrar el estado paralizante de Rusia que observé en 1996, para poder compararlo con el auge que experimenta hoy gracias al giro logrado por Vladimir Putin desde su acceso a la presidencia.
Lo que he observado subjetivamente lo confirman las estadísticas objetivas de economistas y politólogos independientes que se han negado a plegarse a la doxa oficial.
El conflicto entre Rusia y Occidente es ante todo un choque de civilizaciones, un choque de visiones del mundo, y es comprensible que los adoradores de la democracia lamenten una evolución que aleja a Rusia de la sacrosanta libertad individual en nombre de la cual fue atraída a un paraíso que resultó ser un infierno para ella.
Los debates basados en axiomas y peticiones de principio conducen a negar las realidades vividas por el pueblo ruso en su adhesión a una autoridad que le devolvió su soberanía e independencia, proporcionándole una seguridad y estabilidad renovadas y mejorando sus condiciones de vida, que se habían deteriorado como consecuencia del dominio de unos pocos depredadores sobre la sociedad rusa.
La narrativa occidental sobre la «operación especial» se equivoca al centrarse en un momento aislado de su contexto, sin tener en cuenta todos los factores que pesaron en una ruptura cuyas consecuencias no se previeron seriamente ni en una decisión que el Presidente ruso consideró inevitable ni en las «sanciones» que provocó y que se volvieron contra sus autores.
Una «agresión» con objetivos limitados provocó el «vuelco del mundo», porque tenía orígenes muy antiguos. Este momento no se produjo «por casualidad»; formaba parte de un proceso histórico. Por eso me pareció oportuno relatar mi experiencia de las sucesivas etapas de una evolución de la que fui testigo. Pero para iluminar a una opinión que se ha dejado engañar por palabras falsas, ante todo es importante volver a situar a Rusia en su lugar en el mapa mundial.
La historia de Rusia está determinada por el «hecho geográfico» que la abre a Occidente y a Oriente, a Europa y a Asia. Sin fronteras naturales, ha tenido que defenderse de las invasiones que durante siglos se han estrellado contra el Heartland, el corazón del mundo, así bautizado por Mackinder, el fundador de la geopolítica en el siglo XIX, que dedujo el resultado de sus observaciones en una fórmula que ha permanecido célebre: «Quien controla Europa Oriental, controla el Heartland; quien gobierna el Heartland, gobierna el mundo». Mackinder se refería así al Imperio Ruso que abarcaba «la llanura que se extiende desde Europa Central hasta Siberia Occidental y se irradia hacia el Mar Mediterráneo, Oriente Medio, Asia Meridional y China».
Un geopolítico estadounidense, Nicolas Spykman, aplicó esta teoría a la Segunda Guerra Mundial. Añadió al Heartland la franja costera que denominó Rimland y criticó a Mackinder, parodiando su fórmula: «Quien controla el Rimland controla Eurasia, quien gobierna Eurasia controla el destino del mundo». Quería que los estadounidenses controlasen la costa europea para contener la expansión del Heartland.
La visión de Spykman sustentaba la «política de contención» formulada por el diplomático George Kennan en su artículo Las fuentes de la conducta soviética (julio de 1947) y aplicada por Estados Unidos durante la Guerra Fría.
La idea era «contener» el Heartland controlando la zona tampón del Rimland, a la que pertenecían los satélites de la Rusia soviética, de los que Ucrania era el eslabón fundamental.
Este diagrama contiene todos los parámetros del desarrollo que llevó a Rusia desde la caída de la URSS bajo Gorbachov hasta su colapso bajo Boris Yeltsin, y luego a su recuperación bajo Vladimir Putin.  La cronología de esta evolución se sitúa entre dos catástrofes: el final de la URSS y la guerra de Ucrania. Pero subyace a esta evolución una continuidad en el pensamiento geopolítico occidental manifestada por Mackinder, Spykman, Kennan y más tarde Brzezinski.
Mackinder estaba convencido de la supremacía de los anglosajones, que les daba derecho a dominar el mundo y, por lo tanto, a apoderarse del Heartland. Enfrentaba a las potencias de la tierra con las del mar y temía la aparición de una Alemania fuerte que pudiera aliarse con el Imperio ruso.
Pero esta obsesión era compartida por los dirigentes estadounidenses, que hicieron todo lo posible por impedir una alianza tan favorable al desarrollo de la economía europea como perjudicial para sus intereses. La minaron definitivamente destruyendo Nordstream 2 y privando a Alemania de una fuente de energía esencial para su industria. Hoy, las empresas alemanas se ven obligadas a trasladarse a Estados Unidos para sobrevivir.
Spykman, al dar primacía al Rimland sobre el Hearland, ya estaba planteando la cuestión del equilibrio de poder entre Rusia y la Unión Europea. Al centrarse en las opciones de Ucrania, este antagonismo está en el origen de un conflicto localizado que, al agravarse, pone ahora al mundo al borde de una escalada nuclear.
Los estrategas norteamericanos se equivocaron al apostar por la superioridad del Rimland y restar importancia al poder del Heartland ruso. En lugar de debilitar a Rusia utilizando a Ucrania como instrumento, Occidente ha demostrado su propia debilidad, de la que claramente no era consciente, infligiéndose fracasos atribuibles a sus errores de cálculo.
Mi relato de una Rusia que se hundía en la anarquía y el caos en la década de 1990 se ve paradójicamente iluminado por El gran tablero del mundo de Brzezinski, publicado en 1997, en vísperas del colapso financiero del Estado ruso bajo el gobierno de Boris Yeltsin.
Ese mismo año, 1998, cuando Rusia estaba a punto de desaparecer, Solzhenitsyn escribió Rusia bajo la avalancha, donde relata la desesperación de una población diezmada por las privatizaciones y por las garras de los oligarcas que habían tomado el poder, estos oligarcas no eran más que los nominados de los «bandidos dentro de la ley» que ya campaban a sus anchas en la época soviética.
A pesar de esta situación desesperada, que parecía eliminar cualquier atisbo de intención imperialista, Brzezinski retomó las ideas de Mackinder y Spykman y las actualizó. Consideró que, a pesar de la desaparición de su poder, Rusia, con su posición dominante en el Heartland, seguía siendo una amenaza para el orden mundial establecido por Estados Unidos. Llegó a la conclusión de que había que separar a Ucrania de Rusia para privar a esta última de cualquier posibilidad de volver a convertirse en una gran potencia.
Si aceptamos que los análisis de Mackinder y Spykman se basaban en un imperio que poseía el Heartland, que abarcaba media Europa, resulta más difícil comprender los motivos de Brzezinski cuando quería destruir una Rusia que ya se había destruido a sí misma. Y conviene recordar que Kennan, pese a ser partidario de la política de «contención» contra la URSS, se mostró muy circunspecto ante las «guerras humanitarias» emprendidas por políticos incompetentes y aventureros que confundían sus deseos con realidades. Incluso hoy se le pone como ejemplo en Rusia, en contraste con la miopía de los dirigentes que le sucedieron. Kennan esaprobó enérgicamente la ampliación de la OTAN, que fue el punto de partida de una escalada que preveía peligrosa para la paz mundial. Es imposible entender el proceso que llevó del final de la URSS a la guerra de Ucrania sin mencionar el «síndrome occidental» que siempre ha pesado en la mentalidad y la política rusas.
El apasionado deseo de Rusia de ser reconocida por Occidente como un socio de pleno derecho la ha enfrentado constantemente a su doble. Y el propio Vladimir Putin no se dio cuenta hasta que fue muy tarde de que estaba poniendo en peligro la seguridad de Rusia al depositar su confianza en interlocutores que, tras la reunificación de Alemania, se negaron a aceptar la mano tendida por los rusos con la esperanza de una cooperación económica que, a sus ojos, debía sustituir al conflicto entre las dos ideologías enfrentadas en la Guerra Fría.
Al sacrificar su imperio, sin contrapartida alguna, Rusia había dado una muestra de su deseo de convertirse en una democracia que fuera miembro de pleno derecho de la comunidad europea. Y esta cooperación se basaba en intereses mutuos que habrían garantizado la consolidación de la paz y una mayor prosperidad en el continente europeo.
Pero las pasiones ideológicas primaron sobre los intereses económicos y esta esperanza se vio truncada en tres ocasiones, cuando la OTAN incumplió su promesa de no expandirse hacia el Este, cuando los acuerdos de Maidan, avalados por la firma de tres ministros europeos, fueron violados sin más, y, por último, cuando los acuerdos de Minsk, destinados a reintegrar las repúblicas separatistas en Ucrania, se firmaron sin voluntad de aplicarlos para rearmar al gobierno de Kiev, fruto de un putsch, y continuar la guerra inaugurada por la «operación antiterrorista» lanzada en 2014 por el gobierno de Kiev contra las poblaciones civiles.
Aunque las profecías de Fukuyama sobre el fin de la historia y las afirmaciones de Brzezinski en 1997 sobre la necesidad de acabar con el peligro potencial que representaba Rusia se consideren ahora obsoletas, lo cierto es que esas convicciones triunfalistas estaban en consonancia con la doctrina Wolfowitz que, ya en 1992, anunciaba la invasión de Irak para perpetuar la dominación estadounidense del mundo. Si bien el belicismo de los neoconservadores puede explicarse desde el punto de vista de Estados Unidos, en su momento pareció contrario a los intereses de Europa, razón por la cual Francia y Alemania, de acuerdo con Rusia y China, denunciaron una violación del derecho internacional que sólo podía conducir a una catástrofe humanitaria.
Pero tenemos derecho a preguntarnos por qué los europeos arruinan su economía participando en la guerra de Ucrania con su propio dinero, sometiéndose, en contra de sus propios intereses, al dictado de Estados Unidos y adoptando los argumentos de los antiguos satélites de la URSS que blanden el espectro de una amenaza rusa. A sus ojos, la agresión en Ucrania confirma esta amenaza, que parece tanto más irreal cuanto que, a pesar de la superioridad militar adquirida por Vladimir Putin, Rusia no dispondría de los medios para llevarla a cabo, habida cuenta de su demografía y de la relación de fuerzas con la coalición de la OTAN.
Y para comprender mejor los entresijos de la ruptura que tuvo lugar el 24 de febrero de 2022, conviene recordar las razones que llevaron a Wolfowitz, en 1992, y a Brzezinski, en 1997, a embarcarse en un enfrentamiento que ahora está llevando al mundo al borde del colapso. Asistimos a una huida hacia delante de los neoconservadores que, a pesar de sus sucesivos fracasos, se niegan a afrontar las consecuencias mundiales de su aventurerismo. Como resultado de sus intentos poco meditados y mal concebidos, tres cuartas partes del mundo desconfían cada vez más de Estados Unidos, que ya no es capaz de imponer su hegemonía en el mundo mediante la supremacía del dólar.
El despertar de Rusia ha sido el principal factor de este derrocamiento del mundo unipolar al que Occidente sigue atado como un ahorcado a su soga. El Occidente democrático sufre ahora la misma psicosis que condujo a la desaparición de la Unión Soviética.
Asistimos a una inversión de papeles y debemos considerar que, para volver a ser una potencia «normal», preocupada únicamente por su independencia y su soberanía, sin ceder a la megalomanía mesiánica, Rusia tuvo que someterse a la cura de una democratización fallida que sigue alimentando los sueños de su minoría liberal. Tras evocar este doloroso pasado con fines pedagógicos en esta primera parte, he recurrido a algunos de mis propios trabajos para mostrar la contribución de Rusia al patrimonio cultural, artístico y científico de la humanidad.
En «La visión rusa del cosmos», señalé las fuentes espirituales del cosmismo ruso fundado por el filósofo Nicolas Fiodorov, mentor de Tsiolkovsky, cuyos trabajos sobre cohetes condujeron al vuelo de Gagarin.
En un momento en que se habla del renacimiento de la religión para compensar el vacío ideológico, en «El Imperio ruso y la Tercera Roma moscovita» tracé la ambivalente relación entre ortodoxia y autocracia.
En «La dialéctica del doble de Dostoievski» analicé el tema del doble como parodia novelística de la dialéctica de Hegel en una estética de la creación verbal que encontraría su plenitud en los futuristas.
En «El último diálogo de Bajtín» extraje la quintaesencia de las memorias habladas del gran filósofo ruso en sus entrevistas con Duvakin, el maestro de Siniavsky y Daniel, cuya defensa asumió en su juicio.
A continuación, analicé detenidamente el tema de la MLB («zambullida en el vientre materno») en Iván el Terrible de Eisenstein y en su producción de la Valquiria en el Bolshói en 1940.
Debido al controvertido papel de Polonia en el conflicto ucraniano, he querido rendir homenaje a Wat y Mlosz, dos autores polacos a los que traduje y comenté para destacar su rusofilia, que a sus ojos no era incompatible con su crítica al comunismo totalitario. La amplitud de miras de estos «disidentes» antisoviéticos contrasta con la amalgama racista e imbecilidad cultural y política en relación con la Rusia actual.
Por último, cité mis contribuciones a un simposio sobre «La URSS, un paraíso perdido». Y concluí con una reflexión sobre las dos Rusias enfrentadas ahora por la guerra de Ucrania. Cada libro es una botella en el mar y espero que éste encuentre los lectores adecuados que sepan extraerle la sustancia.
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sefaradweb · 3 months ago
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Aniversario del 7 de octubre: 12 meses de antisemitismo
🇪🇸 Este 7 de octubre de 2024 se conmemora el primer aniversario de la masacre perpetrada por Hamas, un evento que ha acentuado el clima de antisemitismo en Europa, marcando un aumento en el odio hacia los judíos que ha sorprendido incluso a los más escépticos. A lo largo de estos doce meses, el conflicto entre el modelo democrático y sus adversarios, manifestado en distintos frentes como Ucrania, Oriente Medio y Venezuela, ha revelado la complejidad de la realidad actual. En este contexto, la narrativa en torno a Israel ha sido distorsionada, presentando a la nación como el agresor, mientras que se ignoran las agresiones sistemáticas de grupos terroristas como Hezbolá y Hamas. En una atmósfera marcada por la amnesia y la negación de los derechos de los pueblos oprimidos por regímenes autoritarios, la percepción sobre el conflicto se ha visto influenciada por voces progresistas que, al condenar a Israel, parecen olvidar las amenazas existenciales que enfrenta, como los bombardeos constantes de Hezbolá desde el 7 de octubre de 2023. Este aniversario pone de relieve no solo la necesidad de una reflexión crítica sobre las realidades del conflicto, sino también la importancia de reconocer y legitimar el derecho de Israel a defenderse, en lugar de perpetuar una narrativa que favorezca a sus opresores.
🇺🇸 This October 7, 2024, marks the first anniversary of the massacre perpetrated by Hamas, an event that has intensified the climate of antisemitism in Europe, highlighting an increase in hatred towards Jews that has surprised even the most skeptical. Over these twelve months, the conflict between the democratic model and its adversaries, manifested on various fronts like Ukraine, the Middle East, and Venezuela, has revealed the complexity of the current reality. In this context, the narrative surrounding Israel has been distorted, portraying the nation as the aggressor while systematically ignoring the ongoing aggressions from terrorist groups like Hezbollah and Hamas. In an atmosphere marked by amnesia and the denial of rights for peoples oppressed by authoritarian regimes, the perception of the conflict has been influenced by progressive voices that, while condemning Israel, seem to forget the existential threats it faces, such as the constant bombings from Hezbollah since October 7, 2023. This anniversary underscores the need for critical reflection on the realities of the conflict and the importance of recognizing and legitimizing Israel's right to defend itself, rather than perpetuating a narrative that favors its oppressors.
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diario-vespertino · 1 year ago
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Israel y las reconfiguraciones en Oriente Medio
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La reciente ofensiva de Hamas contra Israel, bautizada Tormenta Al-Aqsa, puede leerse a la luz de una serie de cambios en la región y en la propia política interna israelí. Entrevista al periodista e investigador  Ezequiel Kopel.   Oriente Medio es, todavía hoy, una de las regiones más convulsionadas del mundo. La situación entre Israel y Palestina ha vuelto súbitamente a las primeras planas, tras deteriorarse con el ascenso de derechas cada vez más radicales al frente de Israel y la propia radicalización del lado palestino. En Irán, se ha incrementado la represión, tal como se demostró con el asesinato de Mahsa Amini, que puso nuevamente de relieve las políticas derivadas del proceso iniciado con la Revolución Iraní de 1979. Ahora, en Oriente Medio, ya no actúan solo las viejas potencias coloniales y Estados Unidos, que durante décadas fue el actor imperial clave en la región. Rusia y China se han sumado al concierto de países que tienen intereses en la región y que actúan, por ejemplo, en países como Siria. Para comprender el pasado y el presente de esta región, hemos entrevistado al periodista e investigador Ezequiel Kopel, quien analiza la situación de Oriente Medio desde hace muchos años. Kopel, que vivió más de una década en Israel, Cisjordania y Egipto, es autor de los libros Medio Oriente: lugar común (Capital Intelectual, 2021) y La disputa por el control de Medio Oriente (Capital Intelectual, 2022). En esta entrevista, explica la historia de la región, indaga sobre el conflicto israelí-palestino, analiza las derivas del panarabismo, revisita el proceso de la Primavera Árabe y reflexiona sobre los nuevos actores extranjeros en Oriente Medio. Un aspecto destacado de su trabajo es el que aborda el conflicto entre Israel y Palestina. Lejos de analizar la cuestión solamente desde el presente, se sumerge  en las raíces ideológicas con las que se pretendió forjar el Estado de Israel. En ese marco, la presencia de Theodor Herzl, el padre ideológico del sionismo moderno, es indudable. Usted coloca, sin embargo, a Ben-Gurion, el fundador concreto del Estado, como una figura más práctica que la del teórico Herzl. ¿Cuáles eran las diferencias entre ambos y por qué la teoría herzliana, forjada en Viena, era de difícil aplicación a la hora de desarrollar el Estado? En primer lugar, es importante considerar quién era Herzl. Herzl vivía en Viena y era, en efecto, un judío asimilado en Europa. Estaba muy lejos de profesar una religiosidad ortodoxa, a punto tal que ni siquiera circuncidó a sus hijos. En términos generales, considero que Herzl tuvo una mirada algo inocente sobre la región, o sobre la posibilidad de una autodeterminación judía en la tierra de sus antepasados. No debemos olvidar que, en el momento en que Herzl desarrolla su teoría de un Estado judío, los judíos constituían menos de 10% de la población en esa tierra. A Herzl se le presentó entonces un dilema ético y práctico. Práctico, porque no es muy sencillo sostener un plan de construcción estatal y de autodeterminación en un espacio geográfico donde los judíos constituían un porcentaje tan bajo de la población –nadie compraría una casa habitada en un 90% por enemigos–. Y ético porque, de desarrollar ese plan, sería necesario ocupar el territorio. Si bien el sionismo no expulsó violentamente a los árabes hasta 1948, sí compró grandes extensiones de tierra. Y, al menos desde la década de 1920, los árabes que vivían en el territorio del Protectorado de Palestina percibieron muy rápidamente que algo estaba sucediendo allí, en tanto se habían establecido pedidos de migración judía. Herzl, sin embargo, no vio esta problemática ni percibió el estado de alerta de la población árabe de la región. Tanto es así que en sus escritos no se refería a los árabes, como si estuviera omitiendo al elefante en el ropero. Lo cierto es que Herzl parecía realmente un soñador que creía que la autodeterminación judía en esa tierra iba a ser posible sin conflictos. Pero claro, el elefante en la habitación estaba ahí. Y era, por supuesto, el hecho de que la porción mayoritaria de la población de esa zona era árabe islámica. Pero si Herzl, como teórico principal del sionismo, se negó a abordar ese problema, David Ben-Gurion, como ejecutor práctico del sionismo, se vio obligado a hacerlo. A diferencia de Herzl, Ben-Gurion era una persona práctica, con un programa y un objetivo claros. Y ese objetivo era, como lo dice correctamente el título de la biografía escrita por Tom Segev, A State at Any Cost. The Life of David Ben-Gurion, el de construir y edificar un «Estado a cualquier precio». Mucho antes de la creación del Estado, Ben-Gurion afirmaba que el problema para construir el Estado de Israel no era religioso, sino político. Y tomó decisiones en esa dirección. Ben-Gurion, en tal sentido, se constituyó como el ejecutor práctico de la construcción estatal «a cualquier precio». En función de sus planteos, uno podría inferir que en el plan original de Herzl había un enfoque de tipo ético: el de dar refugio a los judíos en un Estado nacional propio, ante las constantes persecuciones que existían en Europa y que acabarían con la Shoah. En tal sentido, el desarrollo del sionismo podía tener un sentido diferente al que vemos hoy…  Efectivamente, yo considero que resulta imposible pensar el sionismo en su primera etapa sin considerar la persecución a los judíos en Europa. Y creo que quien no lo considere no podrá comprender la dinámica real que se produjo a partir de la emergencia del movimiento sionista. No podrá comprender ni sus motivaciones ni sus acciones. Debemos tener en cuenta que, para desarrollar su proyecto, Herzl se reunió con líderes muy diversos. Tan diversos que incluyeron desde el káiser alemán hasta el sultán otomano. Herzl escuchó todas las ofertas, incluyendo algunas que hoy parecen extrañas, como la posibilidad de construir el Estado judío en Uganda. Ciertamente, todas esas ofertas fracasaron y el Estado se construyó, bajo parámetros sionistas, en las tierras de la antigua Palestina. Ahora bien, si no se puede pensar el sionismo original sin tener en cuenta la persecución de los judíos en Europa, tampoco puede pensarse el sionismo actual sin considerar el desarrollo de las colonias, de la ocupación militar, de la colonización de un territorio ajeno por parte de una población que constituía, al momento de la expansión, 10% de la que habitaba en esa tierra. En definitiva, considero que hay que complejizar la ecuación y recordar, por ejemplo, que no solo el Estado de Israel fue respaldado por una resolución de la Organización de las Naciones Unidas, sino que recibió un importante apoyo por parte de hombres y mujeres de izquierda que consideraban que, tras la Shoah, el pueblo judío, perseguido históricamente, estaba volviendo a su patria histórica. Esa posición contrasta fuertemente con la de quienes creen, desde una perspectiva religiosa, que el Estado de Israel se apoya en una justificación bíblica fundamentada en el hecho de que hace 2000 años hubo en esa tierra un Estado judío. Para mucha gente de izquierda, la creación del Estado de Israel estaba justificada, no sobre esa base, sino por la necesidad de dar refugio a un pueblo perseguido y de integrarlo en el concierto de las naciones. De hecho, en términos estrictamente políticos, la creación del Estado de Israel contó con el beneplácito de la Unión Soviética, que votó a favor de crear un Estado judío junto a un Estado árabe. Pero podemos preguntarnos, ¿cuándo entró en crisis el sionismo? Cuando no logró cumplir su objetivo, que no era el de una suplantación, sino el de una convivencia de dos Estados. Darle la espalda al otro pueblo constituyó, en ese sentido, una cierta desviación del planteo original. Tiendo a considerar que el objetivo inicial era correcto. Es cierto que hubo injusticias, que hubo expulsiones como las de 1948, pero aun así podía desarrollarse el objetivo de convivencia de dos Estados. La ocupación cada vez más asentada fue alejando al sionismo de sus proyectos originales y minó sus bases de apoyo. Si al principio existía un fuerte componente de izquierda y progresista entre quienes se consideraban a sí mismos como sionistas, progresivamente se fue allanando el camino para que el sionismo asumiera un rostro cada vez más de derecha. Al momento de la creación del Estado se definieron fronteras precisas. ¿Cuáles fueron los motivos por los que se produjo un expansionismo israelí en la zona? El expansionismo es producto o parte de una disputa dentro de la comunidad. Y cuando me refiero a la comunidad, no me refiero a la comunidad judía, sino a la israelí, en tanto comunidad nacional-estatal. Muchos israelíes no estaban dispuestos a aceptar las fronteras que habían sido demarcadas. Al día de hoy, una gran porción de los israelíes no está dispuestos a abandonar Cisjordania, ya que consideran que la frontera del Estado de Israel es el límite con Jordania. ¿Y esas razones son religiosas? No solamente, aunque inciden. Diría, en principio, que lo que se verifica es una alianza entre diversos nacionalistas –que no siempre son extremadamente religiosos– que ponen el eje en la cuestión de la seguridad. A ellos se suman, efectivamente, los religiosos, que pretenden reconstruir el Israel bíblico, la antigua tierra de Israel. ¿Y dónde está esa tierra? No en Haifa, no en Tel Aviv, sino en los territorios palestinos: en Nablus, en Hebrón, en Belén. Estos factores han provocado una escalada permanente de Israel hacia Palestina. El problema es que esto está lejos de garantizar la seguridad. Israel es un Estado que tiene fortaleza política y militar para afrontar enemigos estatales –y esto se verifica en sus diversos triunfos militares durante el siglo XX–, pero no para mantener una guerra permanente contra guerrillas y fuerzas irregulares. Usted afirma que Israel ha constituido un sistema político doble: democracia para unos, apartheid para otros. ¿Esto ha sido así siempre? ¿Cuáles son los casos que ejemplifican esta situación? Efectivamente, mi consideración es que Israel constituye una democracia para sus ciudadanos y una dictadura para aquellos a los que no considera como tales. Y, en ese marco, algunos ciudadanos, como los árabes, son considerados «de segunda categoría» y, por lo tanto, tienen derechos más limitados. Por ejemplo, si un árabe israelí pretende mudarse a una colonia judía en Cisjordania, puede tener serias complicaciones. En el caso de la población palestina de los territorios ocupados, la situación es mucho peor, ya que se encuentra, en muchos casos, bajo la tutela de tribunales militares. El ejemplo más claro de esta situación podemos verlo en Hebrón, una ciudad ocupada. Si en el medio de Hebrón un joven palestino le tira una piedra a un colono judío, es juzgado por un tribunal militar. Pero si un niño israelí le tira una piedra a un palestino, es juzgado por un tribunal civil israelí. A esto se suma el hecho de que existen caminos y rutas por las que los palestinos no pueden transitar. En definitiva, tienen derecho limitado de movimiento. Tengamos en cuenta que, en este mismo momento, Israel mantiene 120 permisos de movimiento diferentes para los palestinos. Esto sucede en un Estado con 75 años de antigüedad y en el que esta situación se reproduce desde hace más de 50. 8% de la población israelí fue movilizada para administrar territorios ocupados y hoy hay 700.000 israelíes que viven en territorio ocupado palestino. Esto, por supuesto, viola claramente la Convención de Ginebra. Entiendo que este proceso no solo afecta al pueblo palestino, que lógicamente es el principal perjudicado por la ocupación, sino la propia fisonomía de la democracia israelí… Por supuesto. Este proceso afecta fuertemente la democracia en Israel, en tanto hoy es, en toda regla, una democracia de ocupación. Claramente, no se puede sostener durante medio siglo una ocupación militar y considerar que eso, finalmente, no afectará el carácter democrático del propio Estado. Ahora se habla mucho de «iliberalismo», como si se tratase de algo nuevo. Pero Israel aplica un régimen iliberal para parte de la ciudadanía desde hace mucho tiempo. No es casual, en este sentido, que las fuerzas que más apoyan al primer ministro Benjamin Netanyahu sean, justamente, las del movimiento colono religioso. Esto ha llegado a tal grado de desarrollo que hoy, en Israel, el poder político se ha puesto por encima del Poder Judicial. Tal como se venían desarrollando las cosas, parecía lógico que sucediera esto. No se pueden mantener dos sistemas diferenciados –uno democrático para ciudadanos y uno no democrático para no ciudadanos– creyendo que eso no afectará el estado de la democracia en el país. En definitiva, lo que está sucediendo es que el régimen de la democracia de ocupación (que podemos ejemplificar con la situación de Cisjordania) se está extendiendo a todo Israel. Hoy la disyuntiva es clara: o hay democracia o hay ocupación. Pero esto es algo de lo que muy pocos quieren hablar. ¿Sería posible el fin de la ocupación hoy?  Considero que, al día de hoy, la solución de los dos Estados resulta muy difícil, aunque al mismo tiempo percibo que es la única forma de acabar con este conflicto. Cuando Yitzhak Rabin y Shimon Peres comenzaron a dialogar con los palestinos, se discutía un acuerdo final de cara a cinco años. Eso fue lo que debatieron con Yasser Arafat, el líder de la Organización para la Liberación Palestina , en Oslo, en 1993. Pero ¿qué pasó cinco años después? No solo no hubo ningún acuerdo definitivo, sino que se verificó una expansión de los colonos israelíes en territorios palestinos. La progresión ha sido extrema. Si hacia 1999 uno podía constatar la presencia de 130.000 colonos en el territorio palestino, hoy podemos verificar la presencia de 700.000. Esto hace muy difícil una solución, en tanto resulta muy compleja la evacuación de esa cantidad de personas. Conviene recordar que cuando Israel evacuó a 6.000 colonos de Gaza, eso produjo un problema de enormes dimensiones. Al mismo tiempo, considero que la división es tan profunda que lo ideal sería una solución de dos Estados. Algunos plantean lo contrario: que la única solución es la de un Estado para todos. Mi respuesta a ello es: ¿y cuáles son las garantías de derechos? ¿Un Estado para todos con primacía israelí no extendería aún más el conflicto?  La mayor parte de los israelíes no quieren ser palestinos, no quieren un Estado para todos. Y la mayor parte de los palestinos no quieren ser israelíes. A uno le gustaría que todo sea una unidad y que ninguno domine al otro, pero ¿cuáles son las posibilidades reales de una solución de ese tipo? En definitiva, la solución de un Estado para todos me parece una buena solución en el papel, pero la considero el producto de observadores extranjeros, más que de las personas que habitan el territorio. Por eso, aun cuando la solución de dos Estados parezca hoy imposible, sigo creyendo que es la única que permitiría otro tipo de convivencia. Durante décadas, las negociaciones tuvieron, del lado palestino, un actor fundamental. Me refiero a la OLP, dirigida en su día por Yasser Arafat. Sin embargo, en las últimas décadas se ha producido un relativo repliegue de esa organización y un aumento de la fuerza y del poderío de organizaciones más radicales como Hamas. ¿Por qué se ha producido esta situación? La OLP entró en una crisis profunda por una razón sencilla de entender: porque su proyecto fracasó, ya que su plan de negociación con Israel no llegó a buen puerto. En tal sentido, la promesa que le había hecho a su propio pueblo nunca vio la luz. Esa promesa consistía, fundamentalmente, en dialogar con Israel para obtener una autonomía limitada –que se consiguió– para, luego, desarrollar un acuerdo definitivo que diera lugar al Estado Palestino. En la medida en que ese acuerdo definitivo nunca existió, el pueblo palestino sintió que el camino de la OLP era un error y que, con Israel, no se podía negociar. No debemos olvidar que, durante los propios Acuerdos de Oslo, Palestina reconoció al Estado de Israel, pero Israel no hizo lo propio con Palestina. Ahora bien, yo me permito poner en duda la idea de que la crisis de la OLP signifique su final, porque se trata de una organización que fue dada por muerta una gran cantidad de veces y que siempre consiguió recuperar fuerzas. Habrá que ver si logra hacerlo ahora. Pero también, para comprender la crisis de la OLP debemos mirar las mutaciones en el propio Israel. Se trata de un Estado que ha cambiado radicalmente y que, en ese cambio, ha beneficiado y potenciado a las facciones más extremistas del pueblo palestino, como la representada por Hamas. La deriva cada vez más iliberal de Israel también ha fomentado un extremismo de la otra parte. Hablamos de un país, Israel, en el cual los propios diputados de derecha solían levantarse cuando hablaban los representantes de la extrema derecha religiosa. Hoy pasa todo lo contrario: esa extrema derecha está aliada a la derecha tradicional, la izquierda está en crisis y la posibilidad de diálogo parece cada vez más ilusoria. En definitiva, los palestinos ven también una radicalidad en la propia derecha israelí y reaccionan con la propia… Por supuesto. Pensemos simplemente en esto. El Likud, que está muy lejos de ser el partido más radical de la derecha israelí, tiene en su carta política la colonización de Cisjordania. Es muy difícil decirle a un palestino que esa declaración no es radical cuando, además, va acompañada de asentamientos y de ocupaciones. Los asentamientos, para los palestinos, constituyen en sí mismos un hecho radical. En este sentido, el crecimiento de las derechas –mesiánicas, extremistas, religiosas y conservadoras– y de las alternativas radicales se vinculan con el fracaso de crear fronteras nacionales para los dos pueblos. Querría introducir otro tema de su libro y que, creo, ha cobrado una fuerte actualidad. Me refiero a la situación en Irán, que desde el año pasado ha atraído mucha atención por el asesinato de Mahsa Amini, a quien le dieron muerte por no tener bien colocado el velo. En su libro, usted trabaja sobre la Revolución Iraní y plantea que, en sus orígenes, ese proceso fue apoyado por la izquierda secular y por movimientos estudiantiles no fundamentalistas frente al régimen del sha. ¿Por qué concitó esa base de apoyos? ¿Hubo un cambio en el proceso desarrollado por el ayatolá Ruhollah Jomeini, o hubo ingenuidad de parte de esos sectores? Jomeini, como es obvio, no es un personaje al que le tenga particular simpatía. Pero bajo ningún punto de vista podría subestimarlo como líder político. Y en tal sentido, debo decir que su proyecto ha sido extremadamente exitoso. Se trata de una persona que ideó un plan, lo escribió y lo publicó, y luego lo llevó a cabo. Ese proyecto era el de un gobierno islámico y el de una revolución dentro del propio islam chiíta. Y supo cuándo aplicarlo aprovechando un año clave como el de 1979. Jomeini leyó bien la coyuntura, entendió la crisis del régimen del sha Mohammad Reza Pahleví y vio que aquel era su momento de actuar. Por supuesto, para ponerlo en marcha contó con ayudas extranjeras, pero se asentó, sobre todo, en dinámicas regionales. Read the full article
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arianacruzrivas · 1 month ago
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El Palacio de Carlos V
 El Palacio de Carlos V, ubicado en la Alhambra de Granada, es una obra arquitectónica que ha generado tanto admiración como controversia a lo largo del tiempo. Encargado por el emperador Carlos V en el siglo XVI y diseñado por el arquitecto Pedro Machuca, este palacio destaca por la fusión de estilos renacentista y plateresco en un contexto islámico, lo que ha dado lugar a un intenso debate sobre su integración en el conjunto arquitectónico de la Alhambra. El Palacio es una creación de las mejores ideas y tecinas disponibles en su tiempo.
    El Palacio de Carlos V, es una obra que refleja la compleja transición histórica tras la invasión católica y la culminación de la Reconquista en 1492. Con la toma de Granada por los Reyes Católicos, se cerró un capítulo de convivencia multicultural en la península ibérica, dando paso a una unificación bajo el cristianismo. En este contexto, la construcción del palacio encargado por Carlos V, con su fusión de estilos renacentistas y platerescos en un entorno islámico, puede interpretarse como una manifestación de esta transición entre dos mundos culturales. Los defensores de la obra consideran que esta integración de estilos no solo refleja la capacidad de la arquitectura para adaptarse a los tiempos, sino que también simboliza un diálogo entre tradiciones. La mezcla de elementos renacentistas con los vestigios islámicos de la Alhambra podría verse como un testimonio de la riqueza cultural de una época marcada por el crisol de influencias, donde el conocimiento y las artes provenientes de la Ruta de la Seda entre Oriente y Occidente seguían influyendo en la creación artística y científica. A través de esta ruta, los saberes musulmanes, transmitidos a Europa a lo largo de siglos, llegaron a moldear el pensamiento renacentista, enriqueciendo aún más la interacción entre las culturas cristiana y musulmana.
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    Sin embargo, los críticos del Palacio de Carlos V argumentan que la incorporación de un estilo tan ajeno a la Alhambra rompe la armonía y el carácter de la arquitectura islámica que define el lugar. Para ellos, esta fusión de estilos representa una imposición cultural que refleja la supremacía cristiana tras la conquista, desplazando una rica tradición arquitectónica musulmana. En lugar de enriquecer el entorno, consideran que la integración de elementos renacentistas en un espacio islámico altera su identidad original, simbolizando el poder católico sobre un patrimonio que anteriormente había sido un símbolo de convivencia. Esta tensión entre innovación y conservación refleja las dificultades de integración de diferentes tradiciones dentro de un mismo legado cultural, especialmente cuando estas tradiciones han sido históricamente confrontadas, como ocurrió durante la Reconquista. A pesar de estas críticas, el Palacio sigue siendo un ejemplo tangible de cómo los estilos arquitectónicos pueden fusionarse y, al mismo tiempo, entrar en conflicto, invitando a reflexionar sobre la complejidad de la historia cultural y el impacto de la invasión católica en la región.
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    En conclusión, el Palacio de Carlos V sigue siendo una obra que divide opiniones y despierta pasiones. Su diseño, que integra elementos renacentistas en un espacio islámico, desafía las convenciones arquitectónicas tradicionales, abriendo un debate sobre la convivencia de diferentes estilos dentro de un mismo patrimonio. Esta joya arquitectónica, más que un simple edificio, se mantiene como un símbolo de la complejidad histórica y la evolución de la arquitectura, invitando a reflexionar sobre la relación entre la innovación y la preservación en el contexto de un legado cultural compartido.
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ujcdecuba · 2 months ago
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Negacionismo, derrota y nuevo orden global
El desenlace de la guerra en Europa Oriental tiene implicancias geopolíticas decisivas en los aspectos geopolíticos, estratégicos y económicos. Gran parte del nuevo orden global que se está conformando tiene su origen en el conflicto bélico que se inició mil días atrás, un 24 de febrero de 2022. En aquella oportunidad, la Federación Rusa decidió frenar la provocación de la OTAN, iniciada a…
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ferrolano-blog · 2 months ago
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Yeltsin en Washington... Como Boris Yeltsin en la Rusia de los noventa, Donald Trump es un líder con gran instinto e intuición. No ganó las elecciones en su país por casualidad. Supo aunar el interés de los mega millonarios atraídos por las bajadas de impuestos, con el descontento popular por el deterioro del nivel de vida, y el hartazgo hacia la pijería de Biden... El olfato y el instinto le han venido bien a Trump para ganar, pero, como Yeltsin, es un perfecto inútil para gobernar... y puede crear un gran desastre en el país como el que Yeltsin creó en Rusia en los años noventa... puede que el Yeltsin de Washington dispuesto a arreglarlo todo en 48 horas acabe de romper los frágiles equilibrios que nos separan de una sucesión encadenada de desastres en Europa, Oriente Medio y Asia, contra Rusia, Irán y China. A los adversarios de Estados Unidos les basta con ser fuertes en uno solo de esos escenarios de conflicto para ganar, mientras que Washington tiene que imponerse en los tres simultáneamente... si le sumamos los efectos de la “guerra comercial contra todos” anunciada por Trump, la crisis financiera resultante podría abrir un boquete fatal en la línea de flotación del “Hacer de nuevo grande a América” (MAGA). Mientras en Moscú, Teherán y Pekín tenemos en el puente de mando a gente que parece saber jugar al ajedrez, en Washington está un Yeltsin americano. Un elefante en la cacharrería (Rafael Poch)
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arqukiki · 2 months ago
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Las Ciudades Amuralladas
La arquitectura de las ciudades amuralladas y las fortificaciones medievales ha sido, a lo largo de la historia, un elemento esencial para la defensa y la organización de los territorios. Desde el siglo V hasta el siglo XV, las ciudades y castillos amurallados no solo se construyeron como una protección militar, sino también como una manifestación de poder y dominio. Estas estructuras, presentes en distintos países del mundo, reflejan las particularidades culturales y los avances tecnológicos de cada región.
En Europa, las ciudades amuralladas fueron un elemento común desde la época del Imperio Romano hasta el fin de la Edad Media. La fortificación de ciudades como Ávila en España, Carcassonne en Francia y York en Inglaterra, muestra la gran importancia que tuvo la protección en un contexto de constantes conflictos territoriales y amenazas externas. Las murallas, usualmente construidas en piedra, rodeaban las ciudades, incluyendo torres de vigilancia y fosos, lo cual dificultaba el acceso de enemigos. En estos casos, las ciudades no solo se protegían con murallas sino también con castillos, que eran residencias nobles y puntos de defensa estratégica.
En Asia, especialmente en China y Japón, las fortificaciones también jugaron un papel crucial. La Gran Muralla China es el ejemplo más icónico y extenso de arquitectura defensiva; construida para proteger al imperio de los ataques de pueblos nómadas, esta estructura evidencia el poder y la capacidad de organización del gobierno chino. En Japón, los castillos como el de Himeji fueron diseñados no solo para la defensa, sino también para mostrar la riqueza y el estatus de los daimyo, o señores feudales. Los castillos japoneses, además, incorporan características arquitectónicas únicas, como las murallas escalonadas y los techos en varios niveles, lo cual refleja la integración del diseño estético en la arquitectura militar.
En el Medio Oriente, las fortificaciones también fueron fundamentales debido a su ubicación estratégica y a los conflictos religiosos y comerciales de la región. Las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén son un ejemplo de la complejidad y el simbolismo de estas estructuras. Construidas y reconstruidas en varias épocas por diferentes civilizaciones, estas murallas reflejan la historia multicultural y la importancia religiosa de la ciudad. En las zonas desérticas, las fortalezas incluían características como torres de vigilancia elevadas y reservas de agua para resistir los largos asedios.
Escritor: Joed Montalvo
Colaboradores: Kamila Meléndez, Kyani Rodríguez y Juleisy Berrios
@kamilamelendezarqu
@joedmontalvoarqu
preparchi | Architecture
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La segunda guerra mundial
La Segunda Guerra Mundial ha sido, hasta el momento, el conflicto armado más grande y sangriento de la historia universal en el que se enfrentaron las Potencias Aliadas y las Potencias del Eje, entre 1939 y 1945.
Comenzó tras la invasión alemana de Polonia el 1 de septiembre de 1939 y terminó con la rendición de Alemania en mayo de 1945 y la rendición de Japón el 2 de septiembre de 1945
Más de setenta países participaron en esta guerra, pero principalmente en Europa, el norte de África , Asia oriental y el Pacífico. Se enfrentaron de manera aérea, naval y terrestres.
Es considerada la guerra más devastadora de la historia contemporánea, acabando con alrededor del 2% de la población mundial, unas 60 millones de personas de las cuales la mayoría eran civiles.
Las potencias del Eje: conducidas por la Alemania nazi, la Italia fascista y el Japón imperial, junto a sus socios y Estados títeres como Bulgaria, Hungría, Rumania, Finlandia, Tailandia, Eslovaquia, Serbia, Croacia, Irak y Albania. Los Aliados. Encabezados por Francia, el Reino Unido, Estados Unidos, la Unión Soviética y China, junto a otros países y gobiernos como Polonia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos, Grecia, Yugoslavia, Canadá, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Australia, el Raj británico y algunos países de participación minoritaria o apoyo diplomático.
Video de apoyo sobre el tema:https:
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3:32
Jose Angel Florez Osorio-10A
Laguerraenlahistoriadelmundo
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joedmontalvoarqu · 2 months ago
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Las ciudades amuralladas
La arquitectura de las ciudades amuralladas y las fortificaciones medievales ha sido, a lo largo de la historia, un elemento esencial para la defensa y la organización de los territorios Desde el siglo V hasta el siglo XV, las ciudades y castillos amurallados no solo se construyeron como una protección militar, sino también como una manifestación de poder y dominio. Estas estructuras, presentes en distintos países del mundo, reflejan las particularidades culturales y los avances tecnológicos de cada región.
En Europa, las ciudades amuralladas fueron un elemento común desde la época del Imperio Romano hasta el fin de la Edad Media. La fortificación de ciudades como Ávila en España, Carcassonne en Francia y York en Inglaterra, muestra la gran importancia que tuvo la protección en un contexto de constantes conflictos territoriales y amenazas externas. Las murallas, usualmente construidas en piedra, rodeaban las ciudades, incluyendo torres de vigilancia y fosos, lo cual dificultaba el acceso de enemigos. En estos casos, las ciudades no solo se protegían con murallas sino también con castillos, que eran residencias nobles y puntos de defensa estratégica.
En Asia, especialmente en China y Japón, las fortificaciones también jugaron un papel crucial. La Gran Muralla China es el ejemplo más icónico y extenso de arquitectura defensiva; construida para proteger al imperio de los ataques de pueblos nómadas, esta estructura evidencia el poder y la capacidad de organización del gobierno chino. En Japón, los castillos como el de Himeji fueron diseñados no solo para la defensa, sino también para mostrar la riqueza y el estatus de los daimyo, o señores feudales. Los castillos japoneses, además, incorporan características arquitectónicas únicas, como las murallas escalonadas y los techos en varios niveles, lo cual refleja la integración del diseño estético en la arquitectura militar.
En el Medio Oriente, las fortificaciones también fueron fundamentales debido a su ubicación estratégica y a los conflictos religiosos y comerciales de la región. Las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén son un ejemplo de la complejidad y el simbolismo de estas estructuras. Construidas y reconstruidas en varias épocas por diferentes civilizaciones, estas murallas reflejan la historia multicultural y la importancia religiosa de la ciudad. En las zonas desérticas, las fortalezas incluían características como torres de vigilancia elevadas y reservas de agua para resistir los largos asedios.
América, aunque no tenía grandes ciudades amuralladas como en Europa o Asia debido a diferencias culturales y de desarrollo histórico, también cuenta con ejemplos de arquitectura defensiva, sobre todo durante el periodo colonial. Las murallas de Cartagena en Colombia y San Juan en Puerto Rico fueron levantadas por los colonizadores españoles para proteger los puertos de ataques de piratas y enemigos europeos, adaptándose a las necesidades y características del territorio americano.
En conclusión, la arquitectura de las ciudades amuralladas y las fortificaciones medievales es un testimonio de la adaptación humana a un contexto de constante amenaza y conflicto. La diversidad de estilos y técnicas arquitectónicas en cada región no solo responde a las necesidades de defensa, sino que también refleja los valores culturales y el desarrollo técnico de cada civilización. Hoy, estas estructuras no solo representan una herencia histórica y arquitectónica invaluable, sino que también son recordatorios de una época en la que la protección del territorio y la exhibición del poder eran cruciales para la supervivencia de las ciudades y sus habitantes.
Escrito por: Joed Montalvo, en colaboración con Kyani Rodriguez, Juleisy Berrios, y Kamila Mendez
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formerleopard · 3 months ago
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Cómo se Desarrollan las Naciones, Noam Chomsky. 1a parte
 CÓMO SE DESARROLLAN LAS NACIONES
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El registro histórico ofrece lecciones adicionales. En el siglo XIX, las diferencias entre el primer y el tercer mundo eran mucho menos evidentes que en la actualidad. Surgen dos interrogantes obvias:
¿Cuáles países se desarrollaron y cuáles no?
¿Podemos identificar algunos factores operativos?
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La respuesta a la primera pregunta resulta sencilla. Fuera de Europa Occidental, se desarrollaron dos regiones importantes: Estados Unidos y Japón — es decir, las dos regiones que fueron capaces de escapar a la colonización europea. Las colonias de Japón son otro caso; aunque Japón fue una potencial colonial brutal, no despojó a sus colonias, sino por el contrario, las desarrolló a un ritmo similar al suyo.
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¿Qué se puede decir de Europa Oriental? En el siglo XV, Europa comenzó a dividirse, Occidente se desarrollaba mientras Oriente se convertía en su área de servicio, el tercer mundo original. Las divisiones se profundizaron a principios del siglo XX, cuando Rusia se separó del sistema. A pesar de las atrocidades cometidas por Stalin y la terrible destrucción de las guerras, el sistema soviético consiguió una industrialización significativa. Es el “segundo mundo”, no es parte del tercer mundo — o lo fue, hasta 1989.
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Por los registros internos que llegan a la década de los años 1960, sabemos que los líderes occidentales temían que el crecimiento económico de Rusia pudiera inspirar “nacionalismo radical” en otras latitudes, donde podría extenderse la enfermedad que infectó a Rusia en 1917 cuando se mostró reacia a “complementar las economías industriales de Occidente”, como un prestigioso grupo de estudio describió el problema del comunismo en 1955. La invasión occidental de 1918 fue en consecuencia una acción defensiva para proteger “el bienestar del sistema capitalista mundial”, amenazado por cambios sociales dentro de las áreas de servicio. Y así ha sido descrito en respetados círculos académicos.
La lógica de la guerra fría recuerda el caso de Granada, o el de Guatemala, aunque la escala fue tan diferente que los conflictos tomaron una vida propia. No sorprende que, con la victoria del antagonista más poderoso, los patrones tradicionales estén siendo restaurados. Tampoco debe sorprender que el presupuesto del Pentágono permanezca en los niveles de la época de la guerra fría y ahora se esté incrementando, mientras las políticas internacionales de Washington apenas han cambiado, hechos que nos ayudan a lograr una comprensión de las realidades del orden global.
Volviendo a la interrogante sobre cuáles países se desarrollaron, al menos una conclusión parece razonablemente clara: el desarrollo ha sido contingente con librarse de “experimentos” basados en “malas ideas” que fueron muy buenas ideas para los diseñadores y sus colaboradores. No hay garantía de éxito, pero parece ser un prerrequisito para eso.
Pasemos a la segunda pregunta: ¿Cómo Europa y los que escaparon a su control fueron capaces de desarrollarse? Parte de la respuesta a resulta clara una vez más: mediante la violación radical de la doctrina aprobada de libre mercado. La conclusión es válida de Inglaterra al área de crecimiento del este asiático, que con seguridad incluye a los Estados Unidos, el líder en proteccionismo desde sus orígenes.
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jgmail · 1 year ago
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El futuro escenario escatológico del Oriente Medio
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Por Alexander Dugin
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Intentaremos describir en las próximas líneas uno de los posibles escenarios que se darán debido a la escalada del conflicto en Oriente Medio: primero, comienza un levantamiento palestino en Cisjordania y Jerusalén Oriental, donde Fatah es incapaz de controlar la situación debido al genocidio desatado por Israel en la Franja de Gaza. Los palestinos inician un levantamiento masivo mientras que las Fuerzas Armadas de Israel lideran una matanza indiscriminada. Todo lo anterior provoca protestas por todo el mundo en contra de las élites liberales occidentales y proestadounidenses que están a favor de Israel. Hezbolah entra en el conflicto y miles de árabes procedentes de Jordania cruzan las fronteras. Estados Unidos lanza ataques preventivos en contra de Irán y se enreda cada vez más y más en el conflicto del Medio Oriente. Siria entra en la guerra y ataca los Altos del Golán, produciéndose una movilización gigantesca en todo el mundo árabe.
Los Estados árabes pro-estadounidenses, como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, etc., se ven obligados a ponerse del lado de los palestinos. Lo mismo sucede con Pakistán, Turquía e Indonesia. Se vuelve realidad el envío de tropas por parte de los talibanes al Asia Occidental y las banderas negras de Jorasán comienzan a agitarse por todo el mundo. La lucha entre salafistas y tradicionalistas, incluidos los chíitas, pasa a un segundo plano ante el inicio de una gran yihad lanzada por todo el mundo islámico en contra de Occidente e Israel. Rusia adopta una postura neutral, pero decide no apoyar directamente a Israel debido a que lucha en contra del Occidente colectivo en Ucrania e Israel, en cambio, recibe el apoyo de Occidente.
Los palestinos, que se han levantado en Jerusalén Oriental, hacen un llamado a crear un cordón de protección alrededor de la mezquita de Al-Aqsa con tal de evitar que las Fuerzas Armadas de Israel la bombardeen. Israel, mientras combate a las milicias palestinas y al resto del mundo árabe en sus fronteras, lanza un ataque contra la mezquita volándola por los aires y despejando el camino para reconstruir el Tercer Templo. Esto desata la ira de mil millones de musulmanes, de los cuales 50 millones (al menos oficialmente) viven en Europa, que deciden tomar las armas en contra de Occidente y estalla una guerra civil continental. La sociedad europea se divide en quienes se ponen del lado de los LGTBI, Soros y las élites atlantistas y quienes apoyan a los musulmanes (siguiendo el modelo propuesto por Alain Soral) a favor de una revolución antiliberal.
Estados Unidos decide usar armas nucleares en contra de Irán, por lo que Rusia hace lo mismo y realiza ataques nucleares en Ucrania. Occidente quiere mantener su supremacía a toda costa y radicaliza su discurso en contra de Moscú. Estalla la Tercera Guerra Mundial y el uso de armas nucleares tácticas se convierte en la norma. Rusia toma partido por los musulmanes. Ahora que Estados Unidos y la OTAN están distraídas, China invade Taiwán. La India se niega a apoyar a los Estados Unidos. La historia entra en su fase final cuando las feministas, activistas homosexuales y ecologistas hacen un llamado para ponerle fin a todo esto, pero nadie los escucha. Occidente deja de tener un objetivo claro y es incapaz de articular un discurso, poniendo de lado, ante la dura realidad que se avecina, los derechos humanos, la sociedad civil y demás tonterías. Elon Musk declara que ya no entiende que esta sucediendo e Israel, atacado por todos lados, comienza la construcción del Tercer Templo. Solo el Masiaj puede ponerle fin a esta situación.
De este modo terminan nuestras predicciones (profecía).
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diariodigitalcolombiano · 4 months ago
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Estamos entrando en una tercera guerra mundial ?
Expertos en relaciones internacional piensan que es una posibilidad El conflicto en Oriente Medio y la guerra entre Rusia  Ucrania, hacen pensar a los expertos en Relaciones Internacionales y líderes mundiales, que estamos a las puertas de un nuevo conflicto bélico a escala global siendo una tercera guerra mundial muy posible, como lo afirmó el Presidente del consejo de Europa en la ONU, al igual…
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rubenlorenzoaraujo · 4 months ago
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Aunque la foto debería corresponder a Evenepoel : 2 oros olímpicos (ruta y crono), 3º en el Tour, y ahora campeón del mundo.
Pero para una reflexión como la de hoy, 22 de Septiembre, mejor recordar un dato clave para entender quién es quién en anotación en la NBA : datos sorprenddentes que Lillard supere a James, Iverson o Curry; pero es que quizás es más anotador.
También coloca a cada uno en su lugar: Harden ya es por méritos propios uno de los grandes de la historia.
Confirma que Jordan y Bryant podrían competir en anotación; en otras cosas seguro que no : GOAT siempre ganaría.
Reflexión de este Domingo :
" con los 2 conflictos bélicos hiper tecnoloficados : drones, wifis, bluetooth , ..... (ya me contaréis como sino se pueden controlar buscas y walkie talkies) parece que la tecnología se ha trasladado al mundo BRICS : oriente medio y Rusia.
Mientras los antaño dominantes USA , Alemania, Japón tienen eventos más costumbristas : debates para cambio de presidente (USA), elecciones regionales con ascensos de la extrema derecha (Brandemburgo, Alemania), etc .....
¿SErá un mundo bipolar? De países estables y que mantienen su posición ante un mundo colonizado : Europa, USA, ..... versus el nuevo mundo BRICS : TAiwan, China (conflicto perpetuo); y los ya reseñados donde aparecen Rusia, Irán, y otros .
Donde las distancias parecen no tener color : Brasil está más noticiado por su participación en la guerra de Rusia que por su interacción con USA, Venezuela mantiene la dictadura bolivariana con el visto bueno de Europa y USA (todo son mensajes diplomáticos), etc ....
Entonces el mundo cambiará : tras el COVID (quizás quién provoque esto) será un mundo menos viajante ; pues habrá muchas zonas del planeta en conflicto y para viajar a culturas similares a la tuya, mejor quedarnos en casa.
Entonces un mundo más ahorrador ? Por lo que quizás disminuyan las diferencias con el tercer mundo lo cual sería bueno.
Pero para la gente sensible como yo resulta difícil dar la espalda a conflictos tan cercanos; sin contar riesgos colaterales claros como accidentes nucleares y otros.
Veremos pero eso es un real aviso a navegantes. "
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laus-deo · 4 months ago
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¡Vayan por todo el mundo!
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¡Vayan por todo el mundo!
He seguido en “La Prensa” la gira de doce días del Papa Francisco por Asia y Oceanía. Es admirable que, con casi 88 años, el Pontífice se lance a semejante exigencia. Es verdad que parecía que el Vaticano mismo se moviera en cantidad de médicos, enfermeros y otros empleados, que asistían a la menor necesidad de Francisco; servidores abundantes se turnaban en conducir la silla de ruedas. No quiero pensar en el costo fenomenal de ese tour (¿pagará Soros?).
Espontáneamente surgió en mi conciencia el contraste con el envío de los apóstoles por Jesús: “Vayan por todo el mundo” (Mc 16, 15). En el original griego de las palabras de envío, el acento recae no tanto en el ir (poreuthentes eis ton kosmon apanta) –habría que traducir: “yendo por todo el mundo”-, sino en la acción a desarrollar: ¿para qué nos manda? Para enseñar y bautizar (matheteusate panta ta ethne, baptizontes), y finalmente la intención insiste en la acción de bautizar, o sea, hacer nuevos cristianos, repoblar el mundo de discípulos de Jesús. La Historia de la Iglesia ha mostrado cómo, en cada época, se ha cumplido el mandato: desde los momentos iniciales hasta aquel cumplimiento plenario de un Imperio cristiano, que sucedió al Imperio romano. Y luego, en un nuevo mundo, en América, aquí también se ejerció el mandato de ir, enseñar y bautizar. Una pléyade de santos doctores ha ilustrado qué es el ser cristiano, el fruto del mandato, superando errores y herejías, las deformaciones accidentales que no han podido oscurecer la realidad.
La gira de Francisco comenzó en Indonesia, donde exhortó al diálogo con el islam, y empeñó su preocupación por el cambio climático. Elogió “el respeto mutuo de las particularidades culturales, étnicas, lingüísticas y religiosas”; recomendó a los jóvenes que discutan entre ellos, porque es algo que “hace crecer”. La contradicción con el auténtico mensaje cristiano se dio especialmente en la exhortación a contrastar el extremismo y la intolerancia, y le pidió al clero local “que no contrapongan la propia fe a la de los demás”. En medio de semejante horror, un acierto: denunció las “leyes de muerte”, que limitan los nacimientos y cuestionó que haya familias que prefieran “tener un gato o un perrito, antes que un hijo”. Marcando las diferencias con esta nación asiática que alberga matrimonios que “en cambio tienen cuatro o cinco hijos, lo cual está bien; adelante, así”. Una parte considerable de la humanidad carece de los medios para tener una vida digna y hacer frente a graves y crecientes desequilibrios sociales, que desencadenan agudos conflictos: “esto no puede solucionarse con una ley que restrinja la natalidad”, ya baja en numerosos países, varios de ellos en Europa.
Siempre en Indonesia, participó en un encuentro con el movimiento llamado Scholas occurrentes, que sumó a 1.500 personas. Declaró que desea implementar el diálogo interreligioso y asistió a un encuentro ecuménico en una mezquita, porque “si todas las cosas fueran iguales sería un aburrimiento” (comento: ¡qué frivolidad!).
En Timor Oriental, según señala “La Prensa”, el Papa recibe una entusiasta bienvenida. Allí elogió la recuperación del país e hizo una velada alusión a un escándalo de abusos.
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Al llegar a Papúa Nueva Guinea exclamó: “Es increíble que esté aquí”. Es este un país pobre y con escasa infraestructura donde viven más de mil tribus en zonas selváticas. Allí fue guiado por misioneros argentinos pertenecientes al Instituto del Verbo Encarnado (IVE); que no son bien vistos por muchos en una Argentina progresista, y sin embargo son solicitados por varios episcopados, ya que trabajan muy bien en la evangelización; como así también las religiosas de la rama femenina, Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará. En aquel destino recóndito está el padre Tomás Ravaioli, un porteño de 42 años, hijo de mi querido y siempre recordado amigo Luis Aldo Ravaioli, padre de una fecunda familia y entusiasta líder provida. Quienes critican al IVE y lo menoscaban en su opinión, deberían reconocer su talante misionero y su servicio a la renovación de la Iglesia.
La extensa gira del Papa, predicador del ecumenismo y activista ecológico, se cerró en Singapur, donde presidió un jubiloso acto con jóvenes, a quienes instó a “hacer lío”, y también una Misa en un estadio para 55.000 personas. Es digno de notarse que en este país los cristianos apenan llegan al tres por ciento de la población; el Papa no se animó a presentar a Jesucristo como Salvador universal, a Quien hay que adherir mediante la Fe.
Intencionalmente he presentado el periplo del Pontífice como una gira, y no como un viaje misionero. Resulta escandaloso ese despliegue de fuerzas y dinero para promover el “diálogo interreligioso, y el cuidado de la Tierra ante el cambio climático”, cuando los pueblos necesitarían objetivamente que se les hable de la Historia Sagrada, centrada en la manifestación de Dios a Israel y se les exhorte a reconocer al Señor como verdadero Dios y verdadero hombre; como el Salvador que otorga sentido al quehacer en el mundo al abrir las puertas de la eternidad.
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La gira pontificia es una caricatura heterodoxa del viaje apostólico de los Doce; el rostro de la Iglesia es así alterado, y ni siquiera se obtiene la admiración del mundo político. Toda la Historia eclesial protesta contra estas ilusiones vaticanas, que dan razón a Lutero. Sería más barato y más saludable quedarse en casa, y enseñar el Catecismo. La recorrida contrasta, asimismo, con los viajes apostólicos de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, que eran verdaderamente apostólicos, y no giras.
+ Héctor Aguer
Arzobispo Emérito de La Plata.
Buenos Aires, jueves 19 de septiembre de 2024.
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avecespienso · 5 months ago
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EL NACIMIENTO DEL ESTADO DE ISRAEL Y EL CONFLICTO ÁRABE-ISRAELÍ
A continuación, la introducción a un breve recorrido histórico por el surgimiento del Estado de Israel y el conflicto árabe-israelí que continúa hasta nuestros días.
"El 7 de octubre del 2023 inició la denominada guerra de Gaza tras el ataque de un grupo armado de militantes palestinos. Este conflicto armado ha puesto la mirada internacional sobre la ocupación israelí y el genocidio perpetrado contra el pueblo palestino que, contrario a lo expuesto en los medios masivos de comunicación, inició a principios del siglo pasado e incluso ahora continúa sin que se pueda divisar un fin claro.
Para poder entender el contexto actual del conflicto árabe-israelí y el estado de la política occidental, es necesario retroceder al surgimiento del sionismo como movimiento de masas y a la fundación del Estado de Israel a mitad del siglo XX.
Al analizar este momento histórico, es importante destacar que el conflicto en la actualidad no se trata —ni se trató nunca— sobre límites territoriales. Es una disputa por la mera existencia. Sus orígenes se encuentran en los eventos posteriores a la Primera Guerra Mundial, pero los detalles se hayan envueltos en mitos, desinformación y una representación profundamente estilizada que retrata, de forma consistente, a Israel como la víctima (Isacoff, 2005, p. 74). Muchos autores marcan el inicio de la contienda con la Guerra de los Seis Días en 1967 y la conquista de Israel sobre la franja de Gaza, la Ribera Occidental, el este de Jerusalem y los Altos de Golan (Rashid, 2014). Esa guerra, la cual inició de forma preventiva por parte de Israel, fue parte de un conflicto bélico que comenzó más de medio siglo antes y cuyas raíces sobre las reclamaciones históricas del territorio datan hace miles de años.
Las raíces judías en el territorio comienzan en algún momento entre 1800 y 1500 a.C., cuando la comunidad hebrea, un grupo semita, migró hacia Canaan (lo que hoy conocemos como Israel/Palestina). Alrededor del año 1000 a.C. sus descendientes establecieron el reino de Israel con Jerusalén como su capital. El reino se encontraba bajo control extranjero, el más conocido siendo el Imperio Romano, aunque constantemente organizaban revueltas, lo que llevó a su expulsión en 135 a.C. Entonces, la población judía se esparció a través de Europa y el Medio Oriente durante los siguientes 1800 años. Los romanos nombraron al territorio Palaestina, mismo que estuvo bajo control de los árabes a partir del siglo VII, introduciendo un nuevo lenguaje y religión: el árabe y el Islam. Con la presencia de una minoría judía en el área desde el siglo VII hasta el siglo XX, la mayoría de sus habitantes eran palestinos. Es importante reconocer que aunque la mayoría de palestinos son musulmanes, también existen palestinos cristianos, judíos y católicos que vivieron juntos de forma relativamente pacífica durante los siglos en los que Palestina formó parte del Imperio Otomano (1517-1918). Sin embargo, la emergencia del nacionalismo moderno que arrasó con Europa llevó a una alza en la discriminación y hostilidad hacia los judíos, periodo al que suele referirse como el movimiento antisemita en Europa, por lo que los judíos respondieron creando su propia forma de nacionalismo, el movimiento sionista, que emergió en Europa durante el siglo XIX.
Formalmente, se declaró la intención de fundar un Estado por y para los judíos durante el Primer Congreso Sionista en 1887, presidido por Theodor Herzl, el fundador del sionismo político moderno. Seis años antes, el Dr. Yehuda Leib Pinsker había publicado un panfleto titulado Auto-Emancipación, un análisis profundo del antisemitismo que surgió como respuesta a la persecución que enfrentó la comunidad judía al sur de Rusia. Pinsker llamaba al establecimiento de una nación judía donde pudieran vivir no como invitados, sino como dueños (Longfellow et al., 2012, pp. 3).
En su momento el panfleto dio origen a un largo y contencioso debate en el que, por un lado, algunos académicos judíos argumentaban que la fundación de un Estado propio era la única forma de garantizar la seguridad de las distintas comunidades judías que hasta ese entonces se encontraban esparcidas por toda Europa y, por el otro, quienes argumentaban que el establecimiento de una entidad judía independiente o autónoma podía llevar siglos, por lo que sería más razonable que dedicaran sus esfuerzos en establecer una Europa más liberal e ilustrada que pudiera aceptar a los judíos como miembros con los mismos derechos (ibídem, p. 4-7). Inspirados por el sionismo político, pequeños grupos de judíos dejaron Europa y establecieron asentamientos agrícolas en Palestina, que en ese entonces pertenecía al Imperio Otomano. Al principio estos asentamientos eran pequeños y los recién llegados se enfrentaron a poca oposición por parte de la población ya establecida. Sin embargo, las tensiones entre ambos grupos creció durante y después de la Primera Guerra Mundial, cuando las políticas británicas producto de la guerra jugaron un rol importante en crear un conflicto entre judíos y árabes en el Medio oriente (Herzog, 1982). El Imperio Británico, que estaba particularmente en contra del Imperio Otomano, entró en negociaciones con un líder rebelde árabe, prometiendo la independencia de los árabes del imperio en 1915, pero después retrocedieron en su acuerdo de dividir el territorio bajo sus mandatos. Los británicos también cortejaron el apoyo judío internacional emitiendo la Declaración Balfour en 1917, que apoyaba el concepto de un hogar nacional judío en Palestina.
Dicho escenario aumentó drásticamente la inmigración judía y se aceleró por la persecución judía de Adolf Hitler en Alemania, lo que alteró el equilibrio de la población, desplazó a muchas personas de sus tierras y amenazó su objetivo de establecer un estado árabe independiente en la región. Pronto estalló la violencia entre los grupos. El aumento del conflicto hizo que Gran Bretaña declarara que su mandato sobre Palestina era intratable, transfiriendo así su mandato a las Naciones Unidas. La resolución 181 de las Naciones Unidas dividió Palestina en dos: dando el 55% de la tierra a los judíos y el 45% a los palestinos, mientras ponía la ciudad de Jerusalén bajo una autoridad internacional separada. Los judíos aceptaron la propuesta y proclamaron la creación del Estado de Israel en mayo de 1948; los palestinos rechazaron la pérdida de su territorio. Estalló una lucha en la que los países árabes vecinos apoyaron a los palestinos. Los palestinos se refieren a la guerra como An-Nakba o la catástrofe, mientras las victoriosas fuerzas israelíes la denominan la Guerra de Independencia. Durante la guerra, aproximadamente 700,000 palestinos fueron desplazados de sus hogares y territorios que, de acuerdo con varios autores (Zerriffi, 2001), dio inicio a la crisis de refugiados que persiste hasta la actualidad, con implicaciones políticas tanto para palestina como para los países vecinos. Junto con la desterritorialización del pueblo palestino, el territorio se fragmentó tras la guerra, lo cual complicó significativamente las aspiraciones palestinas de establecer un estado independiente y unificado.
Es especialmente importante destacar que la An-Nakba se convirtió en un elemento central de la identidad nacional palestina, influyendo en la narrativa política y en las demandas de autodeterminación, se convirtió en un catalizador para el movimiento de resistencia palestino, dando pie al surgimiento de organizaciones como la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que posteriormente moldearían el panorama político palestino e internacional.
Como se ha mencionado, tras la guerra de independencia o la catástrofe, las Naciones Unidas finalizaron la guerra entre Israel y los países árabes, dejando a Palestina con una crisis de refugiados y condiciones políticas y económicas deplorables. Esto provocó que la mayoría de palestinos se unieran a grupos rebeldes que posteriormente se transformaron en la OLP en 1964, establecida con apoyo de la Liga Árabe. La organización pronto se encontró bajo el mando de Yasser Arafat y para 1967 daría inicio la Guerra de los Seis días, que se volvió especialmente significativa pues, como se ha expuesto anteriormente, Israel ocupó la península de Sinaí, los Altos de Golan, Gaza, la Ribera Occidental y el este de Jerusalén (Khalidi, 2021). De acuerdo con la ley internacional la ocupación, que continúa hasta la actualidad, no es permanente. En ese contexto, Israel no sólo era varias veces más grande que en 1948, además un millón de palestinos se encontraban bajo el mando israelí. Asimismo, más de 200,000 palestinos más se convirtieron en refugiados (Forsythe, 1972).
A principios de 1977, el entonces primer ministro de Israel, Menachem Begin, inició una campaña para establecer asentamientos judíos en los territorios ocupados. A pesar de que la política de ocupación es controversial incluso entre los propios israelíes y de que es considerada ilegal dentro de la ley internacional, cientos de miles de ocupantes judíos se asentaron y continúan llegando al este de Jerusalén, la Ribera Occidental y la franja de Gaza. Como resultado de estos asentamientos, los palestinos perdieron la mayor parte de su territorio. Además, los asentamientos han causado conflictos y fuertes tensiones al mandar ocupantes armados y tropas israelíes a dichos territorios, así como al limitar drásticamente la libertad de tránsito de los palestinos. Los civiles palestinos son víctimas frecuentes de violencia por parte de los ocupantes, y múltiples guerrillas han atacado como respuesta a los civiles dentro de Israel. El conflicto se expandió al país vecino de Líbano, donde la OLP, tras ser expulsada de Jordania en 1970-71 en un evento conocido como Septiembre Negro, la OLP estableció su base en la región. Desde allí, continuó sus operaciones contra Israel hasta la invasión israelí del Líbano en 1982 (Khalidi, 2006). Estos factores, aunados a la desestabilidad política presente en el país antes de 1970, contribuyeron al estallido de la Guerra Civil del Líbano, convirtiendo a la nación en un campo de batalla para conflictos regionales más amplios, incluyendo el conflicto árabe-israelí y la rivalidad entre Siria e Israel.
Un circulo vicioso se estableció a continuación: los israelís, apelando a sus preocupaciones por la seguridad de sus habitantes y el derecho a la defensa, han limitado las capacidades políticas, económicas y de tránsito de los palestinos, mientras los palestinos, frustrados por el trato que reciben a manos de los israelís, aumentan sus actos de resistencia."
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